Coincidencias (Alice Castiel)

Quien iba a pensar que la noche anterior empezaría como cada noche con un paseo solitario y terminaría encontrándome a Alice, si no hubiera encontrado ese boleto de tren en el abrigo de aquel asesino, del cual había bebido su sangre, no hubiera vuelto a Francia y seguiría solo en casa. Solo uno de mis sirvientes se había quedado conmigo hasta su repentina muerte por una enfermedad y desde ahí me quedé solo, sentado en el porche de la casa con una botella de vino tratando de embriagarme olvidando poco a poco quien fui, asustando a los ladrones y caminando por los callejones como un fantasma añorando tener una vida, o cazando hombres lobo solo para sentir la adrenalina fluir y olvidar las cosas... todo eso cambió en una noche gracias a un boleto de tren de una víctima, no dudé en utilizarlo y abordé a aquel tren sintiendo que era lo que debía hacer, la misma sensación que tuve cuando caminaba por las calles de París y que debía entrar al bosque, y la misma que me dijo que no huyera de aquella joven que danzaba sola en la lluvia en medio del bosque... tal vez, solo tal vez, todo esto ya estaba escrito en algún lado y debía suceder a partir del boleto de tren... pero eso es algo muy tonto y preferiría llamarlo una simple serie de coincidencias.

La fría y oscura noche estaba llegando a su fin, unos rayos del sol se asomaban a penas por el horizonte y en la ciudad la gente madrugadora empezaba a despertar, el cielo se estaba volviendo anaranjado con algunas nubes y se escuchaba el trino de algunas aves.
Acompañé a Alice a su casa, la seguí desde el bosque en donde nos encontramos hasta la ciudad que parecía fantasma porque era temprano, solo algunas personas estaban afuera pero no les presté atención y esperaba que ellos tampoco me prestaran atención, miré a Alice, sonreí y seguí caminando pero con una pregunta en la mente ¿que pasará en cuanto lleguemos a su casa? seguimos caminando hasta llegar al final del camino, la casa de Alice, miré la puerta de madera con detalles y suspiré  - entonces... aquí estamos - sonreí y tomé su mano - espero poder verte en otra ocasión - besé su mano y cuando abrió la puerta me iba a retirar pero sentí el apretón de su mano que no soltaba la mía, voltee a verla y me invitó a pasar - no quisiera incomodarte - dije un poco apenado por la invitación pero accedí tanto por que no era cosa mía hacer que una mujer pidiera mas de una vez a un hombre, como por el sol que salía peligrosamente y la posada en la que me iba a quedar estaba un poco lejos, y asentí con la cabeza - tal vez un recorrido por tu casa sería buena idea - sonreí y entré después de ella.

Cuando entramos a la casa y me dijo que me presentaría a sus empleados me dio algo de nervios, aún cuando dijo que estaban enterados de lo que acechaba afuera en las noches, la seguí aguantando las ganas de esconderme de ellos pues prefería que ella me presentara a que me descubrieran de pronto. Me llevó por una habitación y la sala donde había muchas fotografías familiares, me acerqué y miré algunas, pero me llamó mas la atención una donde estaba Alice en su ciudad natal, me recordó algunas escenas del pasado que el alcohol y las peleas me habían hecho olvidar y sonreí, miré de nuevo las distintas fotos sin decir una palabra pero las guardaba para mas tarde. Luego de ver las fotografías en la sala me llevó a la cocina donde había varios de sus sirvientes, me saludaron cordialmente y les respondí de la misma manera, no me sentía tan incómodo como pensé que sería y aunque tal vez ya me conocían me presenté como era debido.

Me gustaba el entusiasmo que Alice tenía al enseñarme su casa, pasamos por distintas habitaciones abajo y arriba, noté los diferentes cuadros que adornaban las paredes y llegamos a su habitación, sus diferentes colores y adornos hacían notorio su estilo único que tenía desde siempre y sonreí, casi podía adivinar donde estaban algunas cosas pues había aprendido de nuestra vida pasada, al salir ella regresó por algo que no alcancé a ver, pero no hice mucho esfuerzo por hacerlo ya que respetaba su privacidad aunque pude escuchar un objeto pequeño y metálico no le presté mucha atención tratando de entrometerme y la seguí de nuevo por la casa.

Al estar por finalizar el recorrido pude notar su nerviosismo y me entró la curiosidad, ¿pasaba algo malo?, regresamos al primer piso y me guió por un pasillo algo oscuro pues tomó una antorcha antes de entrar y la seguí hasta una puerta "Te tengo una sorpresa" me dijo cuando volteó a verme y la miré curioso mientras se alejaba un poco para abrir la puerta, pero su nerviosismo entonces era aún mayor que antes y me puse un poco inquieto, "hay que bajar" dijo aún nerviosa y ambos bajamos unas escaleras pero puse todos mis sentidos en buscar alguna pista de que se encontraba abajo, no escuchaba latidos de corazones dentro, así que no sería algún ser vivo y el aire olía normal, cuando iba a utilizar la vista nocturna ya habíamos llegado abajo y encendió luces y antorchas iluminando toda la habitación, no entendí de momento el propósito hasta que lo explicó.

- tu lo hiciste por mi? - respondí rompiendo el silencio y mire de nuevo la habitación pero con detalle, los adornos, la gran cama, los cuadros de la pared, etc, y aunque tenía mis dudas me parecía un gran detalle, de nuevo se podía notar su estilo único de Alice pero también tenía un toque familiar, algo... mío, si, podía notarlo y sonreí - es perfecto, te lo pagaré cuando recoja mis cosas de donde las dejé - me gustaba la habitación pero de pronto pensé que era demasiado para unos días pues no quería aprovecharme de su hospitalidad y cabía la posibilidad de que tuviese que irme por precaución a los inquisidores y cazadores, aunque nunca había dejado rastros sobre mi paradero se debía en parte a que nunca me asentaba en un solo lugar por mucho tiempo y no quería meter a Alice en problemas por haber ocultado a un vampiro en su casa, nunca me habían descubierto en mi casa en Londres pero no quería que en un mal movimiento me descubrieran aquí y suspiré - sabes que no puedo quedarme por siempre, no quiero ponerte en riesgo con la inquisición, jamás podría perdonarme si te perdiera de nuevo - dije un poco preocupado, tal vez no era el lugar ni el momento adecuado para esta conversación, pero no pude evitar mencionarlo, fue como si las palabras hubieran salido solas de mi boca y luego me tapé con la mano la boca "tonto" pensé al mismo tiempo y me senté en la cama pensando rápido en como evadir el tema que sin querer había sacado