Recuerdos del Huargo, por el Cuervo ~Diario de Jacob Camus~

Lo que algunos seres llaman “amor”, es simplemente el gusto de ser feliz con otro ser, simplemente te amas a ti siendo feliz, como sea, la perdida de la felicidad, provocara una nostalgia en tu interior. Es tan viable como improbable que este fuera mi caso.
En un trabajo de rutina, mi objetivo era vampiro llamado “Abel”, al parecer estuvo algo bullicioso durante las últimas noches y causó estragos en un distrito, así que un anónimo me contacto para que pusiera fin a su vida… si es que puede llamársele vivo a esa bestia con complejo de murciélago.
Simple labor, al parecer era un chupa sangre inexperto, un novato, sin ninguna clase para atiborrase, (no es que yo la tenga, solo en comparación a otros vampiros).
Se encontraba a mitad de la calle, cubierto de la sangre de una pobre pequeña. Al sentir la presencia del licántropo que le apuntaba con una ballesta, fugazmente se abalanzo contra mí, pero como mencione antes “un chupa sangre inexperto”
Su lento brinco, o tal vez mis rápido reflejos de lobo me dio el tiempo suficiente para sacar el arma que pondría fin a la vid… dejémoslo en existencia… del engendro ese.
Al parecer no estaba solo, ya que a los segundos más tarde el aroma de otra bestia con complejo de murciélago, paso por mis fosas nasales, ese inconfundible olor a muerte que esparcen por la tierra. La divise enseguida en un callejón cercano, sin embargo se veía diferente, algo más sofisticada que su ya desaparecido compañero, una mirada más bien amistosa que de una asesina, aun así no dejaba de ser una vampiro.
Hecho a correr apenas noto que la miraba a los ojos. Mi contrato estaba terminado, pero era una buena oportunidad para eliminar a otro chupa sangre de la faz de este decadente mundo, así que decidí seguirla.
Saltando por los tejados de parís, bajo el manto nocturno estrellado y con luna nueva, si no hubiera sido una persecución para asesinar habría sido muy hermoso.
“No la dejes ir” grito el cuervo para mis adentros, hasta que logre embestirla, y caímos por una ventana de traga luz, sobre un confortable sofá, que evito que ella se hiciera daño, sin embargo no fue igual para mí.
El hueso de mi brazo cedió, causándome una dislocación de hombro bastante severa, la aflicción impidió que diera fin a un vampiro más esa noche.
Es increíble que clase de pensamiento se oculta tras cada ser de este mundo, mis heridas superficiales y lesión fueron tratadas por la misma vampira que iba a ser asesinada hace unos instantes por mi mano, ella me hiso prometer que no acabaría con ella después de sanado… me pareció bastante obvio en realidad.
Una mente tan empática o tal vez más que la mía, sin embargo más abierta, ella era capaz de relacionarse con un lycan. Y yo ni en mis más extravagantes sueños o pesadillas entablaría siquiera una conversación con una chupa sangre… hasta ese momento.
Pequeñas cosas pueden cambiar tu juicio y tu razón, o tal vez grandes personas… o diferentes seres con complejo de murciélago, con mente más humana que algunas personas.
Fue esa la primera vez que vi y conocí a quien más se ha acercado al frio corazón de lobo que poseo. Quien despertó la única limerencia real hasta el momento.
Camille, es el nombre de esa vampiresa.

~La luna se había posado ya sobre su lecho, a pesar de que era muy difícil divisarla, por causa del fuerte e incesante ulular del viento, acompañado de una sonora y rítmica lluvia, tan densa y tupida que no dejaba ver con claridad a más de dos metros de lejanía. Con su negro y brillante pelaje, empapado, volvió el lobo a su madriguera, esperando lograr concretar el sueño que tanto necesitaba y según este tenía merecido. Aunque alguien al parecer no estaba tan desacuerdo con permitir el sosiego de la cansada criatura. Un graznido rompe el ya monótono sonido del viento y la lluvia, y despierta de su letargo al pobre canino, era ese maldito cuervo, si bien muy sabio además de una buena compañía y ayuda en diferentes situaciones, este tenía la mala costumbre de molestar al lobo a altas horas de la noche, o cuando este estaba a punto de conciliar el sueño. Siempre poniendo temas de conversación, dándole interrogantes, o bien solo recordándole cosas. No es ninguna molestia para el cansado lobo que todo esto lo realizara a lo largo del aburrido, y abrumador día, sin embargo el ave de plumaje negro elegía los peores momentos para su epifanía. No hay otra opción que escuchar al carroñero, sin este simplemente el pobre lobo no podría vivir, a pesar de que haga que su sueño sea tan efímero. El cuervo siempre habla de manera inefable, y logra captar la total atención del lobo huargo, quien simplemente escucha y discute contra el cuervo, mientras desde fuera centellean relámpagos tiñendo de un color irreal la caverna, pasan la horas hasta que en el cielo se marca el arrebol del nuevo día. Solo le queda una cosa que decir al cansado huargo… “ya debes dormir cuervo” solo entonces ambos logran entrar al mundo de sueños, donde el cuervo es quien manda......~
"hora de dormir cuervo"

 

Tenía tan solo 17 años cuando ocurrió. La luz de la luna entro por la ventana, directo a nuestros ojos, mi en ese entonces pareja se volvió un monstruo asesino, descontrolada, y obviamente sin posibilidad de reconocer quien era yo, no dudo en dar un gran mordisco a mi cuello. Patee su pecho para alejar a la bestia de mi persona, y solo reaccione a tomar un abrigo de paso, y salir fugazmente de la casa donde viví esos años.
La noche siguiente, la herida había ya cicatrizado, increíblemente rápido sucedió, y para mi suerte me topé con quien sería mi futuro guía en el tema.
Parecía tener unos 20 años, era muy hermosa, cabellos de fuego, y ojos heterocromaticos, delgada y bien formada, y lo más importante, la sangre de lobo corría por sus venas.
Todo lo que necesite saber sobre esta maldición lo supe gracias a ella, pero, ¿qué seria yo?
En mi ignorancia entendí que sería como los míticos hombres lobo. Pero no lograba dilucidar en realidad que significaría.
Para mi mentora, era una bendición, una conexión con tu alma y animal interno, sin embargo, para mi aún es todo lo contrario…
En ese estado, sale lo peor de cada ser que lo padece, la furia, el descontrol, agresividad, odio y más…
No recuerdo cuanto tiempo paso, pero llego el momento, la primera luna llena luego de ser maldecido.
Un silencio sepulcral, un miedo inconmensurable ante el próximo cambio, un odio hacia mi persona por lo que me había convertido. Busque la salida, cerré los ojos lo más fuerte que pude, di la espalda a la posición de la luna, hice lo que tenía dentro de mis posibilidades, con ese aquelarre de sentimientos dentro de mi cuerpo, para mantenerme concentrado en quien soy… pero la sangre de lobo es más fuerte en algunos, en este caso, yo sería un huargo.