El silencio es el único amigo que jamás traiciona

por **Tatiana/Vera Belova** Mar Sep 01, 2015 12:02 am

Rusa	17 años
Empleada	Diario

Tatiana

Paris. Año 1800.

Siento una culpa demasiado honda. Estoy tan cansada de Vera, de su odio, de su envidia. Me agota, me colma la paciencia. A veces, quisiera que de una vez desapareciese, que me dejase en paz, pues su constante presencia no hace más que alterarme y enojarme, y son dos emociones en las cuales no me encuentro. Pero también sé que soy su última conexión con la vida, soy lo único que le queda para sentir que no ha muerto, y no tengo corazón para decirle: ¡ESTÁS MUERTA, VERA! Es mi hermana y la amo, sufrió demasiado en manos de esos maleantes, pero debe perdonar y debe partir de una vez, debe descansar en paz. Detesto pensar así, me siento egoísta, y a pesar de que intento ponerme en su lugar, últimamente no lo consigo. ¿Por qué me responsabiliza a mí de sus desgracias? Yo no la maté, todo lo contrario. Le advertí que no fuera con aquel muchacho, se lo rogué, pero siempre fue demasiado terca para prestarle atención a mis consejos, me subestima y cree que todo lo que digo o hago, está mal. Y quizá la mayoría de las veces sea así, sé que soy inmadura y que me falta mucho por aprender, pero eso no quiere decir que sea estúpida, como a ella le encanta decirme. ¿Qué me gustaría contestarle?: ¿Estúpida yo? ¡Eres tú la que se fue con aquel chico! ¡Eres tú la imprudente que mataron! Pero, tampoco puedo hacerlo, porque sé que sabe que es así, y creo que tiene demasiado consigo misma para soportar la verdad de labios ajenos. Tengo la esperanza de que, en algún momento, mi querida Vera encuentra el camino al Cielo y logre despojarse del odio, del resentimiento y perdone, no sólo a los que le hicieron daño, sino a su propia persona. Intuyo que intenta ver en mí el foco de sus problemas, porque aún no está preparada para asumir la responsabilidad de sus actos. Tiene suficiente con eso para sumarle mi palabra, y es por eso que soporto estoicamente sus embates repletos de desprecio, es por eso que llevo mi paciencia hacia límites insospechados, y termino sorprendiéndome a mí misma del infinito amor que siento por ella.

Tatiana

Ω