Perdóneme, monsieur || Mirko Lautrec

por **Golnar Richelieu** Lun Sep 14, 2015 6:52 am

Las calles de París eran una auténtica delicia. De noche hasta el más mínimo rincón estaba lleno de vicios y de pecados pero durante el día era la más bonita que sus ojos habían visto. Era increíble que alguna vez ella había caminado por allí de la manera en la que todos esos burgueses lo hacían: la cabeza alta y sin mirar a nadie a los ojos, sumidos en su propia y miserable vida.

Así era, ella estaba segura de que todos eran infelices. ¿Por qué si no buscaban placer en el lecho ajeno? ¿Por qué si no se entregaban a los vicios, al juego, a la lujuria? Si era tan ilegal, ¿por qué seguían haciéndolo? Por eso, Golnar era consciente de que estaba por encima de esos ricos. Aunque los tratase como iguales, sabía que ellos jamás llegarían a encontrar la felicidad que ella había encontrado. Era cierto que trabajar en el negocio del placer era duro y podría acarrear la muerte pero todo con tal de vivir el momento que se le presentaba delante. De nada servía rezar por un mañana mejor. Dios no haría nada para ayudarles, si es que existía.

La cuestión era que aunque ella trabajaba en algo tan ilegal, por el día se daba el lujo de pasear por allí. Quizás ir a la biblioteca, comprar algo para madre o buscar alguna diversión. Uno de sus muchos placeres era inventarse vidas para toda clase de personas. Ese de ahí tenía cuatro amantes y dos bebés ilegítimos. Esa tenía inclinaciones sexuales mal vistas por la sociedad. Ese... ese estaba metido de lleno en su mundo. No sabía por qué había puesto los ojos sobre él. Quizá porque encontró algo diferente en sus gestos, algo que lo separaba del resto. Sería gracioso descubrir más cosas de él. Así que, sin pensarlo más, se acercó hasta él y fingió que se tropezaba y que no había sabido por donde miraba. Se tiró al suelo y pretendió ser una damisela de esas que necesitan a un príncipe que lo rescatase. Inventarse su propia vida también era divertido.

─ ¡Oh!─ dijo de manera aflijida─ Perdóneme, monsieur, no miraba hacia dónde iba. Ya ve, una va pensando en sus cosas y tiene la cabeza en otra parte─ levantó la mano esperando a que él la ayudase a levantarse. Vería qué clase de hombre se trataba solo con un gesto suyo.

por **Mirko Lautrec** Lun Sep 14, 2015 7:20 am

Había tenido una mañana ajetreada en el restaurante, los obreros y los marineros solían ir temprano a desayunar antes de comenzar sus jornadas, Mirko había perdido la cuenta de cuantos huevos había cocinado y cuantos panes había tostado en sólo un par de horas. Ya había pasado el almuerzo pero él no había tenido tiempo de comer, el chef siempre era el que comía de último ¿verdad? Se recordaba así mismo cuando lo golpeaba el hambre hacía las 2 de la tarde. Él dueño del restaurante le había dado una hora de permiso para comer algo y descansar, pues luego debía regresar para iniciar los preparativos de la cena.

Mirko decidió empacar su almuerzo en una canasta pequeña y buscar un lugar tranquilo donde pudiera almorzar y reposar antes de volver al trabajo, no le gustaba comer en el restaurante pues el bullicio y el movimiento no le permitían relajarse por lo que caminó por las calles Parisinas a paso rápido buscando llegar a la plaza más cercana pues el estomago le rugía por el hambre. Ensimismado como iba, pensando en lo que haría esa noche en su improvisado laboratorio, chocó contra una mujer que cayó al suelo de forma melodramática.

Mirko sintió sus mejillas arder, pues la gente a su alrededor se quedó mirando por unos momentos y comenzaron a reír y a cuchichear al respecto. La mujer estiró la mano esperando a que la ayudara y él con algo de torpeza se pasó la canasta a l brazo derecho y con la izquierda agarró la mano de la dama y la impulsó para que se levantara.

- Disculpe usted Madame – Comentó con voz cortés aunque su semblante seguía serio – Él hambre no me deja pensar con claridad – Agregó dándole una palmadita a su canasta - ¿Se encuentra bien? No se ha hecho daño ¿Verdad? - Le preguntó y se fijo en si le había ensuciado el vestido, él odiaría que alguien causase que le ensuciaran la ropa. Mirko iba vestido aún con la ropa que usaba para cocinar, aunque no llevaba el delantal blanco ni el gorro de Chef, tenía un abrigo gris oscuro que le caía casi hasta las rodillas y unos pantalones negros a juego.

por **Golnar Richelieu** Lun Sep 14, 2015 7:42 am

La mujer sonrió al ver que él le agarraba la mano y la ayudaba a levantarse. Se sacudió un poco el vestido y se reajustó la capa. Sabía que la gente se había parado a mirarles pero no le importaba, aunque no sabía si podía decirse lo mismo de él. Aunque todos lo negasen, la gente era muy cotilla y cualquier oportunidad la aprovechaban para burlarse y criticar a los demás sin siquiera acercarse a conocerlo. A ella le daba igual que la mirasen. Seguro que los hombres lo hacían con deseo y las mujeres con envidia.

─Estoy perfectamente ahora que me he topado con alguien a quien no le importa lo que ocurre a su alrededor─ alzó la voz en las últimas palabras para que los que le rodeaban se sintieran aludidos y continuasen con sus quehaceres diarios─. Permítame que me presente, Golnar Richelieu a su servicio─ hizo una reverencia típica de una damisela. Nunca olvidaría sus modales, por muchos años que pasaran o por muchos insultos que tuviera que soltar por la noche. Los modales eran los modales─. ¿Se dirigía usted a comer? ¿En medio de la calle? Eso no se ve todos los días

No era asombro lo que se reflejaba en su voz, simplemente era curiosidad. Más de una vez ella había comido en medio de la plaza pero creía que solo un par de personas se atreverían a hacer algo semejante.

─¿Podría acompañarle? La comida acompañada de una buena conversación resulta más deliciosa─ le sonrió intentando agradar al joven─Claro que puede declinar mi oferta, al fin y al cabo solo soy una desconocida con la que ha tenido un encuentro fortuito─ dejó de hablar y miró al hombre─ ¡Oh! Perdóneme. Suelo hablar demasiado cuando tengo la oportunidad.

por **Mirko Lautrec** Lun Sep 14, 2015 8:10 am

La mujer se organizó el vestido y una vez las cosas volvieron a la normalidad, los curiosos dejaron de mirarles y continuaron su camino por la calle. A ella le parecía que era extraño que el fuera por la calle con la intención de comer, lo cual era de entenderse, la gente normal solía comer en los restaurantes no en la plaza, si alguien le viera pensarían que se trataba de un mendigo sin hogar.

-Mirko Lautrec, encantado – Respondió de manera robótica e imitó la venia cortés, Mirko había crecido en una cuna adinerada, estaba al tanto de los protocolos que se debían mostrar con un desconocido y le salían de manera inconsciente haciendo que sonara casi como un robot.

-Si no tiene nada más interesante que hacer que ver a un desconocido comer... - Comentó con una sonrisa que lucía pícara, en realidad Mirko era una persona bastante tímida y no se atrevía a coquetear con las mujeres mucho menos con desconocidas, sin embargo su sonrisa siempre daba esa impresión. - Me dirijo a la plaza, comer de pie no es muy agradable que digamos – Agregó alzándose de hombros - ¿Ha usted almorzado? - Le preguntó, esperando que la respuesta fuera afirmativa, estaba muy hambriento y no le apetecía compartir su canasta con comida.

- No tengo mucho tiempo – Le informó pues le parecía que era mejor advertirle a la dama por si no quería perder su tiempo con él – Tengo que volver a mi trabajo en una hora – Le explicó, de repente se dio cuenta que sonaba demasiado franco, otro hombre estaría aprovechando el interés de la mujer para sacarle más provecho a ella, pero Mirko nunca notaba el doble sentido a las cosas ni mucho menos tenía ideas perversas.

por **Golnar Richelieu** Lun Sep 14, 2015 10:11 am

Le sonrió al escuchar su nombre. Parecía un poco estirado pero no se atrevería a decirlo en voz alta. Aún no lo conocía lo suficiente como para juzgarle. De todas formas, era normal que se comportase así ante el abordaje de una desconocida.

Por fin pudo ver una sonrisa en el rostro de Mirko. Cualquiera diría que intentaría algo con ella. "Hombres" pensó mientras intentaba evitar la tentación de poner los ojos en blanco. Aún así se rió de su comentario. Lo cierto era que no tenía cosas mejores en mente para pasar el día. Quizá la biblioteca pero no le apetecía descubrir mundo. Ese día había optado por conocer a gente.

─No se preocupe, no le robaré su almuerzo─ dijo moviendo su mano para tranquilizarlo. Ella no pedía comida a nadie, se ganaba su propio pan cada noche y con eso era más que suficiente. Y parte del dinero que ganaba lo iba ahorrando para comprarse esos caros vestidos y parecer algo que en realidad no era.

Comenzó a andar hacia la plaza, si se quedaban mucho rato parados las miradas y los cotilleos volverían a las andadas. Le sonrió al escucharle.

─¿En qué trabaja, señor Lautrec?─ le preguntó, asombrada ante esa nueva revelación─.Claro que si no quiere decirlo no tiene por qué hacerlo. Pero por su atuendo, y no se enfade por lo que digo, no parece alguien que trabaje con la realeza.

por **Mirko Lautrec** Lun Sep 14, 2015 8:53 pm

Golnar le había dicho que no le quitaría el almuerzo y aunque ella lo dijo en broma, Mirko se sintió avergonzado, solía tomar siempre las cosas de forma literal y la situación le pareció un tanto incómoda por lo que optó por caminar hacía la plaza, ella le siguió. Mirko comenzó a dudar de las intenciones de ella ¿Y si era una ladrona?

No Mirko, si fuera una ladrona ya te hubiera quitado la canasta con comida.

¿Entonces porqué se mostraba interesada en él? Las mujeres nunca se sentían atraídas por él, reflexionaba mientras buscaba un banco donde sentarse, las mujeres usualmente le evitaban pues él tenía siempre ese aire taciturno que hacía que las mujeres pensaran que era un hombre extraño, de esos que se la pasaban encerrados en casa haciendo quien sabe que cosas.

-Aún cuando tuviera la oportunidad de trabajar con la realeza, creo que rechazaría el trabajo – Comentó abriendo la canasta, revelando un gran manjar allí dentro. Había un recipiente de madera rectangular que contenía un Risotto con vegetales y salsa Carbonara, otro recipiente traía una sopa humeante de calabacín de un intenso color anaranjado con unas ojitas de orégano y cilantro esparcidas uniformemente sobre la superficie. En otro recipiente más pequeño había un trozo de pan tostado con mantequilla y ajo. El olor de la comida era intenso y agradable y Mirko dedicó unos segundos a aspirar la fragancia antes de continuar – Soy cocinero, como puede ver – Dijo haciendo alusión a la canasta – Trabajo en un restaurante a un par de cuadras de aquí, este fue el almuerzo del día, como tengo que atender a los clientes primero, siempre soy el último en almorzar, pero prefiero hacerlo fuera del restaurante -Le explicó tomando el tenedor y hundiéndolo en el cremoso Risotto – No se si a usted le pase, pero a veces es bueno cambiar de aires durante la jornada laboral, ayuda a despejar la mente -

Tómo el cuenco con la sopa y sopló suavemente la superficie, luego sin usar la cuchara simplemente bebió algo de sopa desde el borde del plato, sabía que no eran buenos modales, pero no estaba en un restaurante después de todo.

- ¿Que hay de usted Madame Golnar? Se ve que tiene mucho tiempo libre, es su esposo un hombre responsable que se ocupa de todo en la casa? -

por **Golnar Richelieu** Mar Sep 15, 2015 4:38 am

La mujer no sabía qué estaba pasando por la cabeza de aquel hombre en ese preciso instante. Eso era lo que más le intrigaba. Muchos hombres eran totalmente transparentes con ella. Sabía todas sus intenciones y no se sorprendía cuando había acertado. Sin embargo, el hombre que tenía delante no parecía si quiera inmutarse con su presencia. Como si ella no fuese una mujer, como si ella solo fuera un pequeño animalito que le perseguía por la plaza. No mostraba ningún tipo de interés. ¿Por qué? Normalmente, los hombres corrientes sí que lo hacían. Pero a ella nunca le habían interesado las personas corrientes, todo era mucho más divertido con una persona a los que los demás tachaban de "poco normal".

Al ver la cantidad de comida que llevaba Mirko, se sorprendió. No necesitaba que le dijera de qué trabajaba. Solo había dos opciones: o lo había cocinado su madre- o una muy buena sirvienta- o lo había hecho él mismo. No se podía evitar sentir cierto apetito al oler ese aroma que desprendía. Pero ella era una mujer de palabra y no pensaba quitarle ni un solo bocado, por mucha hambre que tuviera- que no era el caso- o por muchas ganas que sintiese de probarlo.
─
─Debe ser un restaurante muy bueno─ dijo admirando un poco mejor la comida, casi era una obra de arte. Pensó en lo último que le dijo, ella no podía cambiar de aires, solía pasarse la jornada laboral en la calle. Siempre se encontraba en un lugar diferente, pero eso él no tenía por qué saberlo a no ser que requiriese sus servicios y dudaba mucho que Mirko quisiera algo así de ella─. Sí, sería incómodo comer allí, seguro que hay mucho ruido.

Vio cómo bebía de la sopa, así tal cual. Golnar alzó una de sus cejas y sonrió. Era un hombre que podía saltarse los modales y ni siquiera sentirse culpable por ello. Para ella no era un inconveniente, las normas existían para saltárselas de vez en cuando.

Se rió al escuchar su pregunta. Si él supiera, jamás hubiera hecho semejante pregunta. Aunque lo cierto era que no sabía qué podía responderle. Se lo tendría que inventar sobre la marcha o contarle una verdad a medias.

─Dios me libre de tener un marido en casa─ dijo alzando la mano como si de verdad hablase con alguien en el cielo─ . A veces es mejor estar sola que con un mal hombre, señor. Siempre tengo un rato libre a estas horas y me gusta pasear por aquí─ dijo con una sonrisa, le había salido bien su verdad a medias─.Pero si hay alguien a su lado seguro que debe estar encantada con su comida, seguro que así es la mejor manera de conquistar a una mujer.

por **Mirko Lautrec** Mar Sep 15, 2015 7:09 am

Mirko apuró la sopa de calabaza que era su favorita después de la crema de Champiñones, cuando bajó el cuenco le quedó un bigote color naranja en el labio superior y sin darse cuenta comentó - En realidad es un sitio muy ruidoso, porqué no es un restaurante 5 estrellas, verá, nuestros comensales suelen ser hombres trabajadores, no burgueses estirados - Le explicó y sintió necesidad de agregar - Él ambiente podrá no ser elegante, pero seguro que la comida es la mejor -

Si Mirko estaba orgulloso de algo, era de su sazón, él era un perfecionista que no podía evitar hacer todo con excelencia y si se dedicaba a cocinar para ganarse la vida, lo haría a la perfección. Continuó comiendo el arroz mientras escuchaba a Golnar, era extraño escuchar a una mujer expresar que no deseaba tener un marido en casa, siempre creyó que era lo único que ambicionaban las mujeres.

- Pues en eso tiene razón - Aceptó mordiéndo un pedazo de pan, masticó y tragó antes de continuar - La mala compañía es peor que la soledad - Concluyó, él era todo un experto en soledad, pues era su mejor amiga y compañera. Con lo siguiente, dejó escapar una risita y negó con la cabeza - No hay tal mujer en mi vida, no tengo tiempo para una relación - Comentó alzándose de hombros y luego agregó - ¿Usted cree que a una mujer le pueda parecer atractivo un hombre que cocina? - La sóla idea le hizo gracia - Seguro que pensará que es más atractivo un hombre varonil que sepa como empuñar una espada o cargar una escopeta -

por **Golnar Richelieu** Miér Sep 16, 2015 3:52 am

Realmente mostró interés al oírle hablar de aquel restaurante. Parecía orgulloso de su trabajo y eso era algo digno de admirar. Encontrar a alguien así era bastante extraño.

─Tendré que ir algún día a su restaurante, sin duda─ comentó y lo apuntó en su mente como algo pendiente que hacer. Disfrutaba de la comida, ¿quién no lo hacía? Era un capricho que no muchos se podían permitir, por desgracia. Ya no recordaba la última vez que disfrutó de un buen banquete y lo cierto era que se lo merecía.

No sabía por qué pero ver cómo alguien disfrutaba más de la soledad la entristecía. La soledad era buena pero no siempre, a veces se necesitaba a personas a su alrededor para sentirse totalmente completo. Soltó una risita al oír su comentario final.

─Empuñar una espada es demasiado sencillo. Estoy segura de que he visto más hombres con armas que con un plato en sus manos. Lo inusual es más atractivo. Yo misma podría ser capaz de empuñar una espada pero es mucho más difícil ponerse un delantar y cocinar─ no lo decía para alabarle o para complacerle, lo decía en serio. Los hombres ordinarios eran demasiados, debía haber una gran variedad para poder elegir y no solo caballeros normales─.Y si a las demás no les parece atractivo es que son ciegas, o simplemente siguen a lo que brilla─ se rió de aquel comentario. No le faltaba razón, la que un día fue su madre se guiaba totalmente por la cantidad de dinero de un hombre. Por eso tuvo que fugarse, cuando la obligaban a hacer algo que no deseaba, tenía que evitarlo.

por **Mirko Lautrec** Jue Sep 17, 2015 12:08 am

Ella se mostró interesada en el restaurante por lo que Mirko se apresuró a darle la dirección, más clientes significaba una mejor paga para él, el jefe estaría contento de que su comida atrajera comensales y unos francos de más le caerían como perlas con tantos gastos que tenía al mes. Escuchó lo que ella decía sobre empuñar una espada ¿Ella misma podría? No conocía ninguna mujer capaz de usar armas, eso le sorprendió, la mujer generalmente tomaba un rol tradicional en el matrimonio como ama de casa y madre de los hijos.

-Pues yo no se empuñar espadas o cargar escopetas correctamente – Aceptó, ese tipo de cosas ya no le avergonzaban, hacía mucho tiempo se había dado cuenta de que no había nacido para la labor física – De hecho estudié en una escuela militar cuando era joven, mi padre trabaja en la fuerza naval ¿sabe? Pero nunca fui bueno con las armas, eso si, le aseguro, se como preparar una buena pólvora desde cero – Y es que la química era más acorde a su intelecto, y todo lo que pudiese efectuarse en un laboratorio.

- ¿Y que hay de usted? ¿A que se dedica entonces? Ya que es soltera, presumo que debe ganarse la vida de algún modo - Le preguntó, ya había terminado la sopa y ahora iba por la mitad del risotto, descubrió que almorzar en compañía de alguien no resultaba tan malo, generalmente el comía en silencio sólo concentrado en la comida.

por **Golnar Richelieu** Jue Sep 17, 2015 11:43 am

Trató de recordar la dirección del restaurante. De seguro que pronto aparecería por allí. Estaría bien saber cuándo trabajaba para encontrárselo o simplemente para probar su comida, seguro que era deliciosa.

Rió al escuchar que él no sabía. Ella tampoco pero había supuesto que no debería ser demasiado difícil. Si lo hombres podían hacerlo, ¿por qué ella iba a tardar más en aprender? Estaba convencida que era más fácil que cocinar un plato en condiciones. Le sorprendió que supiera preparar pólvora. Eso sí que debía ser complicado.

─Vaya, veo que le gusta lo difícil─ dijo acompañado de una sonrisa─. La pólvora debe ser complicado. Aunque seguro que para usted no.

Aquella pregunta era una de las que menos le gustaba. ¿Qué mas daba? Seguro que se enteraba tarde o temprano. Además, así sabría si era una de esas personas que juzgaban a otras por el trabajo. Esperaba que no fuese así. Suspiró antes de comenzar a hablar. Debía prepararse para toda clase de reacciones.

─Me dedico a complacer a los hombres. Sea mal pensado y acertará─ calló por unos segundos mientras se mordía el labio inferior. Era injusto que ahora él empezase a insultarla pero si así ocurría, lo soportaría─. Muchos puede que no lo vean bien pero hasta el más noble de los hombres habrá pecado con una mujer como yo.

Esperó a su respuesta. No diría nada más en su defensa. Si era de aquellos que se indignaban, no entendería a razones ni escucharía una palabra suya. Si era de los que los entendían, podía entenderlo o era hasta posible que requiriese de sus servicios. Pero dudaba que el hombre fuese de esos últimos.

por **Mirko Lautrec** Jue Sep 17, 2015 8:56 pm

Si que era difícil, una mal preparación y el producto podría salir defectuoso, podría estallar dentro del arma y herir a quien a quien la manejaba o simplemente no estallar del todo haciendo el arma inservible. A Mirko le gustaban los retos, él era el tipo de hombre que le gustaba cuidar de los detalles minuciosamente por ende que se dedicaba a estudiar los secretos de la alquimia y la química.

Cuando ella le reveló a lo que se dedicaba, se atragantó con el pan, como ya se había tomado la sopa buscó torpemente el cuenco que contenía agua y lo bebió rápidamente. La cara se le había puesto toda roja en una mezcla de sorpresa, vergüenza y el pan atrancado en la garganta. Cuando por fin pudo tragar, tocio brevemente dándose un par de golpesitos en el pecho.

-¿Es usted una cortesana? - Preguntó como si la respuesta no fuera obvia, aquella era la primera vez que conocía a una mujer que trabajaba en ese tipo de negocio y le sorprendió que a simple vista ella no luciera como el estereotipo de prostituta que el tenía en su cabeza, ciertamente ella lucía como cualquier otra mujer que transitaba las calles a esa hora del día.

- Valla... no me lo esperaba – Comentó tomando otro sorbo de agua – ¿Porqué trabaja en ese negocio? - Preguntó más lleno de curiosidad que de malicia sin darse cuenta de que la pregunta podría ser muy personal – La verdad es que es la primera mujer que conozco en ese medio – No le avergonzaba confesar que nunca había dormido con una prostituta, de hecho con ninguna mujer ¿Quien tiene tiempo para las básicas necesidades de la carne cuando se tiene un mundo de misterios en el universo por descubrir? - ¿La tratan bien sus clientes por lo menos? - Finalizó, si ella disfrutaba de su trabajo, al menos esperaba que no fuera maltratada.

por **Golnar Richelieu** Vie Sep 18, 2015 9:15 am

Sonrió al ver la reacción del hombre. La verdad que esa parte sí que se la había esperado. Era normal, ella lo había dicho de una manera tan tranquila que parecía que estaba diciendo que trabajaba como panadera.

Asintió ante su pregunta tan obvia. Sabía que le tomaría algunos segundos procesar aquella información pero tenía todo el tiempo del mundo. Por lo menos podía descartar el hecho de que pudiera insultarla. Justo como había pensado, no juzgaba a las personas al saber a qué se dedicaba.

─Dinero fácil─ se encogió de hombros─Lo cierto es que nunca he trabajado en mi vida hasta que tuve que ganarme el pan de cada día por mi propia cuenta─ no sabía por qué se lo estaba contando pero había depositado cierta confianza en aquel hombre─Algunos me tratan mejores que otros. Todo depende del grado de egocentrismo que tengan. Muchos me ven como un simple objeto barato y otros como un bonito jarrón que no deben romper.

Permaneció unos segundos en silencio, mirando el bonito suelo de la plaza. Había una pregunta que quería hacerle pero no sabía si era apropiada. El pobre hombre estaba comiendo, ya se había atragantado una vez, no quería que le volviese a pasar. Aún así se dispuso a hacerla.

─¿Nunca ha tratado con una mujer que trabaje en lo que yo? Debe ser bueno en el arte de seducir

por **Mirko Lautrec** Vie Sep 18, 2015 9:55 pm

La primera razón le sorprendió ¿Dinero fácil? a Mirko le parecía todo menos fácil dedicarse a la prostitución ¿Cómo podía ser fácil tener que pasar por todo ese contacto físico para ganarse unos francos? Interactuar con la gente era mucho más complicado que seguir una receta en la cocina, al menos los ingredientes en la receta se mantenían igual sin importar que, con la gente uno nunca sabía cuando era correcto decir o hacer ciertas cosas, no podía imaginarse como dedicarse a un oficio en el que tenía que tratar con hombres diferentes cada noche podía ser considerado fácil.

- ¿Y usted se siente cómoda con eso? - Preguntó mirándola con intensidad, sus ojos oscuros perdiéndose en los de ella - Es decir, que la traten como un objeto, no como un ser humano con pensamientos y opiniones propias - Se sentía cada vez más intrigado por conocer las motivaciones que habían llevado a esta mujer a trabajar en ese medio, él había sido criado con la idea de que una mujer valoraba su castidad y pureza como un tesoro.

- ¿Yo?¿Seductor? - Exclamó parpadeando rápidamente y dejó escapar una risa explosiva, aquella era una buena broma - No entiendo que tiene que ver una cosa con la otra - Agregó, pero entonces se quedó unos momentos pensativo mirando su risotto que ya estaba por terminar - ¡Ah! quiere decir que si soy bueno seduciendo, significa que no necesito pagar por los servicios de una cortesana - Concluyó pensativo, no lo había pesado así, la verdad era que el nunca pensaba en esas cosas.

- No... no soy un buen seductor - Aceptó y comenzó a sentirse avergonzado con el asunto de repente - Nunca he estado en una relación amorosa con una mujer... - Carraspeó y se llevó una cucharada de vegetales y masticó pensativo - No tengo tiempo para el amor y sus complicaciones -

por **Golnar Richelieu** Sáb Sep 19, 2015 4:38 am

Le extrañó con la intensidad que la miraba, casi sentía la necesidad de apartar la vista pero no lo hizo. Sentía sus mejillas arder al escuchar su pregunta. ¿Qué le pasaba? Ningún hombre la había mirado de la manera en la que Mirko lo hacía. Quizá por eso se sentía tan cohibida.

─Es cierto que al principio todo era demasiado extraño, pero te acabas acostumbrando─ dijo apartando por fin la mirada, un segundo más y no habría podido terminar su oración─A nadie le gusta ser tratado como un objeto pero la necesidad es más fuerte que cualquier otra cosa.

Sonrió al escuchar su pregunta, al parecer no lo había entendido. Iba a explicárselo cuando pareció darse cuenta a lo que se refería. Le sorprendió escuchar que jamás había estado en una relación amorosa, eso indicaba que tampoco había probado el sabor de la carne de una mujer. Aunque aquello no descartaba a los hombres.

─No sabe si es un buen seductor si no lo ha intentado. El amor es diferente al sexo. Lo segundo solo es puro instinto, casi una necesidad─ permaneció unos segundos en silencio antes de continuar hablando─. Si se mira bien, es como un misterio. Todo eso de los sentimientos y el instinto, es algo que nunca entenderé.─ dijo sonriéndole.

por **Mirko Lautrec** Dom Sep 20, 2015 9:14 pm

Golnar parecía algo cohibida mientras hablaba de su profesión, Mirko había crecido en una buena familia, su madre siempre había sido el tipo de mujer que todo hombre decente desearía tener por esposa, siempre educada y decorosa en todo momento, siempre siguiendo la etiqueta y vistiéndose correctamente sin mostrar mucha piel. Su hermana menor probablemente estaba en proceso de convertirse en ese tipo de dama.

Comprendo eso muy bien – Dijo en respuesta al asunto de la necesidad – Yo mismo tengo que trabajar en el restaurante por la necesidad, no es un mundo fácil en el que vivimos, si no trabajara no podría pagar mis estudios o investigaciones – Le explicó y se terminó lo último que le quedaba del Risotto, se sentía bastante lleno y tuvo la impresión de que se le saltaría un botón del chaleco – A veces uno no puede contar con la familia y tiene que hacer lo que sea por conseguir lo que uno necesita -

Bebió el agua que quedaba en el cuenco mientras la escuchaba hablar del amor y del sexo, temas en los que Mirko no tenía mucha experiencia.

- Me gustan las cosas que se pueden medir de forma tangible – Comentó dejando el cuenco al lado – Los sentimientos no se pueden probar con formulas matemáticas, son impredecibles y peligrosos – Concluyó recordando a su hermana menor, ella era el mejor ejemplo de lo temperamental que una mujer podía llegar a ser – Es complicado y siento que no tengo espacio en mi vida para algo que no me va a llevar a ninguna parte – Concluyó dejando el cuenco al lado. - ¿Que hay de usted? ¿Ha estado enamorada? -

por **Golnar Richelieu** Lun Sep 21, 2015 5:53 am

Acababa de descubrir algo más de aquel hombre. Parecía que su pasión estaba en investigar y estudiar. Un hombre culto que podría encerrarse en su estudio y olvidarse de la sociedad y de la necesidad de mantener contacto con otras personas. Asintió a su última oración, la familia nunca la elegías y siempre acababan por defraudarte.

─Muchas veces la familia te da la espalda. Aunque está claro que no siempre puedes depender de ellos. Hay que ganarse el pan de cada día con tu propio sudor─ dijo reforzando el argumento del joven.

Ahora solo estaba reafirmando que le encantaba investigar y descubrir los misterios de las cosas que le rodeaban. Era un auténtico investigados con un trabajo en un restaurante que desecharía si no tuviese que vivir con lo que ganaba.

─Creo que sí le llevarán a alguna parte─ dijo antes de responder a la pregunta que le había hecho─Opino, y puedo estar equivocada, que como no lo puede medir, siente miedo a los sentimientos y por eso cree que son casi inútiles y que es mejor no sentirlo─ llegó a aquella conclusión ella sola. Nunca lo había pensado de esa manera y le angustiaba solo pensar que le tenía miedo a algo que quería sentir con todas sus fuerzas.

por **Mirko Lautrec** Lun Sep 21, 2015 8:18 am

Mirko la escuchó hablar de la familia y se preguntó si la familia de Golnar estaría de acuerdo con que ella se dedicara a la prostitución ¿Qué pensaría su madre de ello? ¿No se sentiría avergonzada de su hija?, sin embargo no se atrevía a hacer una pregunta tan personal pues le parecía que era entrometerse demasiado en su vida y apenas si llevaban una hora de conocerse. Quizás en alguna otra ocasión si es que continuaban viéndose más adelante.

-Ese es un buen punto – Aceptó tomando el último pedazo de pan que quedaba, en ese momento un perro callejero se acercó con las orejas y la cola baja, no era muy grande y estaba casi en los huesos, Mirko le tiró el pedazo de pan sin dudarlo y el animal saltó en el aire para comerlo casi entero, luego movió la cola deseando más - ¿Porqué no viniste más temprano amigo, me lo he acabado todo – Le habló al perro y estiró el brazo para acariciarlo, el perro no se fió al comienzo y sólo olisqueó los dedos con curiosidad sin dejarse tocar la cabeza – Volviendo al tema de los sentimientos... pues la verdad es que mi experiencia es nula al respecto, pero he visto a muchas personas a mi alrededor, todos caen presa de esos sentimientos y al final desperdician un montón de tiempo intentando comprender algo que simplemente no puede ser medido -

Para Mirko era como una causa perdida, por eso a él le interesaba la ciencia, pues era algo más tangible que si podía llevarle a resultados concretos.

-Sobre el instinto, bueno en eso no le puedo contradecir – Comentó alzándose de hombros, el perro finalmente permitió que le tocara la cabeza y Mirko le acarició por detrás de las orejas, el animalito comenzó a batir la cola entusiasmado con la muestra de afecto – Es una necesidad bastante incómoda, que no daría yo por poderla suprimir de algún modo, me quitaría un gran problema de encima – Agregó, aquello le causaba gracia y frustración al mismo tiempo. El perro latió un par de veces y se acercó a Golnar buscando atención o probablemente más comida. Estaba bastante sucio pero no olía tan mal como se esperaba, el pelaje que debió ser blanco ahora lucía grisáceo.

por **Golnar Richelieu** Lun Sep 21, 2015 12:32 pm

Golnar observó cómo el hombre le daba el último trozo de pan a un perro que lo aceptó de buen grado. Le empezó a hablar como si fuera a responderle y la mujer no pudo evitar soltar una risita. No sabía por qué siempre se le hablaba a los animales como si fuesen personas y respondiesen a nuestros comentarios. Algunos hasta lo hacían en un tono casi infantil. Eran animales, no tontos.

─¿Y por qué no simplemente sentirlo? Sin buscar explicaciones algunas, simplemente lo vives.─ le comentó mientras no perdía ninguno de los movimientos que hacía el perro.

Sonrió al escucharle al hablar del instinto. Se preguntaba si aquel hombre había llegado a tener pensamientos impuros al ver a una persona que le atrajese físicamente. No le preguntaría, no debía hacerlo. Sería de mal gusto.

El perro se acercó a ella y la miró, ladeando su cabeza esperando a algo. Ella alargó la mano y le acarició un poco.

─Yo no tengo nada más para ofrecerte. Solo mi cariño, si te sirve...─ el perro ladró como si la hubiese entendido y se tumbó en el suelo, esperando a que le dieran más mimons. Ella se puso de cuclillas y comenzó a acariciarle en el lomo─Los perros no son como las personas, ellos se acercan a ti sin importarle cómo eres y sin pedir nada a cambio─ lo había dicho más para ella pero era consciente que él lo había oído.

por **Mirko Lautrec** Lun Sep 21, 2015 9:41 pm

Abrió la boca para responder la pregunta de ella y la volvió a cerrar sin decir nada ¿De verdad Mirko por que no lo vives simplemente sin explicaciones? Se cuestionó desviando la mirada al perro, observando como Golnar se acomodaba mejor para acariciarlo y el animal encantado batía la cola con energía, pobre perro pensó Mirko por unos momentos observándole tendido en el polvoriento suelo y no pudo evitar pensar en su gato, le había recogido cuando era muy pequeño de las calles sucias y había creído que lo perdería de lo enfermo y desnutrido que estaba, ahora estaba bastante gordo y fornido.

-Pobre perro – Dijo al fin – Mendigando no sólo comida sino también afecto – El animalito parecía como si nunca alguien le hubiese acariciado o como si llevara mucho tiempo caminando solitario por las calles sin que nadie le diera algo de amor – Quizás las personas sean como el perro – Dijo volviéndose hacía ella – Definitivamente mendigando cariño de otros –

Lo que dijo ella tenía mucho sentido y asintió, los animales eran puros de corazón no como las personas que eran capaces de hacer cosas perversas. Especialmente los perros, tenían esa capacidad de mirarte a los ojos y acercarse a ti con honestidad - Ahh... pero este chico estaba buscando pan – Bromeó aunque por supuesto estaba de acuerdo con lo que ella había dicho.

- Sobre los sentimientos... Quizás me permita experimentarlos, pero dudo que una mujer se interese en mi así no más – A lo lejos se escucharon las campanas de la iglesia anunciando que eran las 3 de la tarde – No tengo idea de como cortejar a una mujer o que cosas decir para hacer una conversación interesante – Entonces se le ocurrió una idea – Quizás usted pueda ayudarme en ese aspecto ya que tiene más experiencia – Preguntó con aire inocente – Pero por ahora lamento tener que cortar la conversación pero debo volver a mi trabajo o el jefe querrá ahorcarme con mi delantal, hay que preparar los calderos para la cena – Le explicó y luego estiró la mano hacía ella – Ha sido un placer conocerla si no es muy arriesgado preguntar... ¿Nos veremos en otra ocasión? -

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Perdóneme, monsieur || Mirko Lautrec

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