Mi nombre es Amadis

por **Amadis de Gaula** Vie Sep 24, 2010 1:15 am

Eran las once de la noche, las once y media quizá. El reloj de pared estaba detenido a las ocho y veinte de un ayer o un hoy idénticos entre sí, vanos e igualmente impresisos, por lo que podrían ser tambien las ocho y veinte o las once de la noche de mañana. No resultaba fácil determinarlo. El tiempo habia perdido realidad y significado desde tres días antes, cuando Amadis llegó a la administración del hotel y pidió una habitación en el noveno piso, que diera al mar. "Espero a alguien que llegará de un momento a otro" dijo con un aire de arrogancia, pero agregó con humildad, con una voz muy tenue y de una manera furtiva, confidencial, perezosa, que no queria que nadie la molestara, que deseaba descansar.

Su cuerpo sin embargo, mas que fatiga expresaba abandono, falta de convicción, indiferencia total hacia la vida. Llevaba puesto un vestido azul claro de vuelo amplio y sin mangas, que mostraba las huellas de un viaje de varias horas; la blancura opaca y sin matices de su piel daba la impresión de ignorar por completo la existencia del sol, y sus ojos mansos, abstraídos - ojos que no tienen ya ninguna esperanza de sobornar - parecían extraviarse mas allá de las personas o de los objetos en que se posaban. Los empleados del hotel no le prestaron mucha atención: la soledad, el misterio, el hastío de las mujeres solas suelen ser cosa común y corriente; además, una parte del trabajo y la costumbre era no asombrarse por nada. Llave en mano, un muchacho formal y obsequiso la condujo a la habitación; Amadis, no sin apatía, no sin fastidio, le alcanzó unas monedas. Su único equipaje era una pequeña maleta amarilla robada al azar, junto con los zapatos y el bolso de mano. En ningún momento bajó al comedo, y escasamente había probado la comida que alguno de los mozos le llevaba al anochecer. Dormía a ratos durante la mañana y la tarde sin quitarse la ropa, con la cara perdida en la almohada, el sueño apasible, desfondado de imágenes, de impresiones, de sobresaltos.

Las ncohes las pasaba en vela, sentada a la orilla de la cama, deslizando sus dedos una y otra vez sobre las piernas, o mirándose al espejo, o caminando a pasos muy breves por el cuarto, acariciándose las puntas del cabello sin despegar la vista de la alfombra gris donde se hundían sus pies desnudos y distantes, ajenos a ella como el resto de su cuerpo; o salía a la terraza, al balcón y contemplaba atónita, escrupulosa, infinitamente el hueco negro de donde provenían las voces del mar.

Amadis, me llamo Amadis decía entonces para si, y lo repetía como si el nombre fuera suceptible de caer y diluirse en la profundidad de uno de los pozos de la memoria

por **Anuar Dutuescu** Vie Sep 24, 2010 9:12 am

Que bella prosa! Bienvenida doamna Amadis espero que le sea agradable su estancia en el foro y nos deleite con más de ese personaje, Anuar Dutuescu a sus servicios!

por **Amadis de Gaula** Lun Sep 27, 2010 4:02 am

Gracias Misster...

Si quiere leer la continuación: <pulse aquí>

por **Erkki Aliranta** Lun Oct 04, 2010 3:46 pm

Bienvenida madame! valla que encantadora su presentación!
espero disfrute del foro y sus gentes!
Paris es un lugar interesante para vivir ya verá!

El Doctor Aliranta a su servicio!

por Contenido patrocinado

Mi nombre es Amadis

Mi nombre es Amadis

Re: Mi nombre es Amadis

Re: Mi nombre es Amadis

Re: Mi nombre es Amadis

Re: Mi nombre es Amadis