AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Luna de sangre || Catalina ||
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Luna de sangre || Catalina ||
La noche se había cernido sobre las pobres casas del los barrios marginales. La luna brillaba de una marea curiosa en lo alto del cielo. Roja, una enorme luna que vertía una luz rojiza por la calles. Parecía que La luna avecinaba una gran masacre o una muerte próxima. O quizás,bueno... Eso ya hubiese sucedido. Pero no me encontraba en la calle para matar o ver quien moría esa noche,si no. Más bien por que la gente desconocía las maravillosas tiendas que ahí se encontraban.
En ellas se podían encontrar cualquier cosa que se desease. Y hoy venía a por algo de mucho valor. Sabía que más de una persona la buscaba. La gente avariciosa o que sabía del tema querrían tal piedra en sus manos. Más pura que los diamantes,mas bonita que el rubí. La piedra de fuego. Estas piedras eran típicas por que solían salir del fuego,después de haberse consumido al cien por cien cien. Y servían para varias cosas. Entre ellas para utilizarla con magia.
Y mi última nueva amistad había sido un brujo con un fuerte poder. O eso era lo que el predicaba. Si era cierto eso,que tenía un fuerte poder. Con eso y con esta piedra podría llevar a cabo mis planes cuando yo quisiera. Me coloqué el abrigo bien,era invierno y se suponía que hacía frío. Iba caminando tranquilamente cuando note que de frente venía alguien. Y bueno eso no era nada extraño,es lo normal cuando vas comando por la calle. Pero a estas horas y con esa luna no. La mayoría de la gente al ver tal echo se habían encerrado en sus casas,por miedo a que algo malo fuese a pasar.
Iba caminando,viendo como la sombra que tenía frente a mi se iba haciendo cada vez más y más grande. Y antes de poder reconocer o ver una cara conocida. Gire bruscamente por la bocacalle que había a mi izquierda seguí caminando, agudizando mis sentidos todo lo que puede. Hasta que escuche a lo lejos como esa persona se alejaba. Y me relaje,seguí caminando pero esta vez con más prisa y sin parar a mirar nada. No quería toparme con alguien que me retrasase en mi objetivo.
Finalmente volví a salir a la calle principal,antes de entrar en la tienda me encontré con una señora,la miré, incline la cabeza y sin más entre en la tienda. El lugar parecía estar desolado,libros se apilaban por las esquinas y por los primeros peldaños de las escaleras. Me quite un guante y toque la portada de uno de esos libros, la cual estaba recubierta de polvo. Me limpie la mano y cuando mire al mostrador un hombre viejo y medio encorvado estaba mirándome con unos ojos verdes. Me hacer que a el — Vengó a por la piedra de fuego —.
OF:Esperó quebte guste y perdón por que no sea muy largo
En ellas se podían encontrar cualquier cosa que se desease. Y hoy venía a por algo de mucho valor. Sabía que más de una persona la buscaba. La gente avariciosa o que sabía del tema querrían tal piedra en sus manos. Más pura que los diamantes,mas bonita que el rubí. La piedra de fuego. Estas piedras eran típicas por que solían salir del fuego,después de haberse consumido al cien por cien cien. Y servían para varias cosas. Entre ellas para utilizarla con magia.
Y mi última nueva amistad había sido un brujo con un fuerte poder. O eso era lo que el predicaba. Si era cierto eso,que tenía un fuerte poder. Con eso y con esta piedra podría llevar a cabo mis planes cuando yo quisiera. Me coloqué el abrigo bien,era invierno y se suponía que hacía frío. Iba caminando tranquilamente cuando note que de frente venía alguien. Y bueno eso no era nada extraño,es lo normal cuando vas comando por la calle. Pero a estas horas y con esa luna no. La mayoría de la gente al ver tal echo se habían encerrado en sus casas,por miedo a que algo malo fuese a pasar.
Iba caminando,viendo como la sombra que tenía frente a mi se iba haciendo cada vez más y más grande. Y antes de poder reconocer o ver una cara conocida. Gire bruscamente por la bocacalle que había a mi izquierda seguí caminando, agudizando mis sentidos todo lo que puede. Hasta que escuche a lo lejos como esa persona se alejaba. Y me relaje,seguí caminando pero esta vez con más prisa y sin parar a mirar nada. No quería toparme con alguien que me retrasase en mi objetivo.
Finalmente volví a salir a la calle principal,antes de entrar en la tienda me encontré con una señora,la miré, incline la cabeza y sin más entre en la tienda. El lugar parecía estar desolado,libros se apilaban por las esquinas y por los primeros peldaños de las escaleras. Me quite un guante y toque la portada de uno de esos libros, la cual estaba recubierta de polvo. Me limpie la mano y cuando mire al mostrador un hombre viejo y medio encorvado estaba mirándome con unos ojos verdes. Me hacer que a el — Vengó a por la piedra de fuego —.
OF:Esperó quebte guste y perdón por que no sea muy largo
Cristina Blair- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 45
Fecha de inscripción : 17/09/2015
Edad : 28
Re: Luna de sangre || Catalina ||
Era de noche como de costumbre. El cielo estaba despejado y la Luna dominaba el cielo. Pero no iluminaba, esta noche no. Su fulgor rojo hacía de ella algo tétrico, un preludio de oscuridad, de una oscuridad que emergía de los callejones, de los sótanos, de las cuevas. Una oscuridad que albergaba muchas criaturas que sólo se escuchaban en las historias que se contaban a los niños cuando se los quería asustar.
Había salido como de costumbre, sólo que esta vez había cambiado de ruta y me había ido a lugares poco frecuentados pero con maravillas escondidas a los ojos. Tiendas de extrañezas, antigüedades. Reliquias que un día fueron importantes para los que vivían en esa época.
Había entrado ya en un par y descubrí que la mayoría sólo vendía aire. Falsificaciones baratas de lo que un día fue. Podría decir que era algo para engañar a los menos cultivados pero, la verdad es que dudaba que las personas que no fueran de la ciudad, pasarán por aquellos lugares.
Antes de dejar definitivamente aquel barrio, me decidí a entrar en una más. A probar suerte una última vez. Estaba en mitad de la oscuridad, ajeno a las miradas poco centradas, ajeno a todo aquel que no buscará encontrar algo de manera activa. ¿Estaba buscando algo? Dudaba que eso fuera cierto. Pero, a veces, no sabes que estás buscando algo hasta que lo encuentras.
La puerta sonó cuando entré, tenían una de esas campañas que son empujadas al entrar en la tienda y avisan de la llegada de algún cliente.
Fue poner un pie dentro y el olor a incienso hizo que arrugara la nariz: parecía como si llevaran quemándolo años. Un hombre mayor, desde detrás del mostrador, levantó la cabeza y miró por encima de unas gafas minúsculas que usaba parableer un libro que tenía delante.
- ¿Puedo ayudarla Madame? - preguntó con una voz marcada por muchos años a las espaldas.
- No busco nada en concreto. Sólo mirar - le respondí.
El arrugó el gesto y se colocó las gafas. Luego siguió hablando.
- No nos gusta tratar con gente como usted - confesó - Miré lo que quiera y márchese rápido.
¿A que se refería a gente como yo? A ser vampiro, a ser mujer, a mi estatus social... Sólo asentí y me interné.
Todo estaba lleno de botes y frascos de cristal con diferentes tipos de ingredientes dentro. Seguramente fuera un lugar frecuentado por brujos y cosas asi.
En esas me encontraba cuando escuché la petición de la piedra de fuego. Me sorprendió que fuera algo tan directo y con un nombre tan peculiar. Además, cuando miré a la mujer que hacia la petición comprobé que también era vampiro y decidí acercarme más a observar.
La mala suerte hizo que tocara un frasco y resbalara de una estantería precipitándose al suelo. Por suerte, pude cogerlo a tiempo. Pero ha había llamado bastante la atención.
- Disculpen. No quería interrumpir - me disculpé.
Había salido como de costumbre, sólo que esta vez había cambiado de ruta y me había ido a lugares poco frecuentados pero con maravillas escondidas a los ojos. Tiendas de extrañezas, antigüedades. Reliquias que un día fueron importantes para los que vivían en esa época.
Había entrado ya en un par y descubrí que la mayoría sólo vendía aire. Falsificaciones baratas de lo que un día fue. Podría decir que era algo para engañar a los menos cultivados pero, la verdad es que dudaba que las personas que no fueran de la ciudad, pasarán por aquellos lugares.
Antes de dejar definitivamente aquel barrio, me decidí a entrar en una más. A probar suerte una última vez. Estaba en mitad de la oscuridad, ajeno a las miradas poco centradas, ajeno a todo aquel que no buscará encontrar algo de manera activa. ¿Estaba buscando algo? Dudaba que eso fuera cierto. Pero, a veces, no sabes que estás buscando algo hasta que lo encuentras.
La puerta sonó cuando entré, tenían una de esas campañas que son empujadas al entrar en la tienda y avisan de la llegada de algún cliente.
Fue poner un pie dentro y el olor a incienso hizo que arrugara la nariz: parecía como si llevaran quemándolo años. Un hombre mayor, desde detrás del mostrador, levantó la cabeza y miró por encima de unas gafas minúsculas que usaba parableer un libro que tenía delante.
- ¿Puedo ayudarla Madame? - preguntó con una voz marcada por muchos años a las espaldas.
- No busco nada en concreto. Sólo mirar - le respondí.
El arrugó el gesto y se colocó las gafas. Luego siguió hablando.
- No nos gusta tratar con gente como usted - confesó - Miré lo que quiera y márchese rápido.
¿A que se refería a gente como yo? A ser vampiro, a ser mujer, a mi estatus social... Sólo asentí y me interné.
Todo estaba lleno de botes y frascos de cristal con diferentes tipos de ingredientes dentro. Seguramente fuera un lugar frecuentado por brujos y cosas asi.
En esas me encontraba cuando escuché la petición de la piedra de fuego. Me sorprendió que fuera algo tan directo y con un nombre tan peculiar. Además, cuando miré a la mujer que hacia la petición comprobé que también era vampiro y decidí acercarme más a observar.
La mala suerte hizo que tocara un frasco y resbalara de una estantería precipitándose al suelo. Por suerte, pude cogerlo a tiempo. Pero ha había llamado bastante la atención.
- Disculpen. No quería interrumpir - me disculpé.
Catalina De Aragón- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 01/08/2015
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Re: Luna de sangre || Catalina ||
Realmente admiraba esos lugares, aún que estuviera repleto de polvo. Me fascinaban los cachivaches que había ahí. Este lugar tenía que ser una auténtica mina de oro para los brujos. Millones de tarros y tarritos descansaban en las estanterías y en los estantes de la tienda. Había incluso en el escaparate de la tienda...aún que bueno con esa inexistente iluminación la gente pasaba de largo o tan solo entraba dentro de la tienda. El hombre me miró y arrugo la nariz...humanos y sus asquerosos prejuicios.
Había escuchado cada palabra que había tenido la señora con el viejo del mostrador —Buenos reflejos — Dije sin dejar de mirar al frente. El hombre asintió y se metió por unas telas que tenía detrás. Sin querer le dio al pájaro que estaba durmiendo plácidamente en su palo,lo que le hizo al pobre fue saltarse y casi caer de su sitio. Entonces me gire y la mire — Encantada señorita — Dije hacer con me a ella y quitándole el frasco y dejándolo encima de su correspondiente estantería. Viendo como lo que había dentro se meneaba,perecían ojos de algún animalucho.
— Que es lo que buscas por estas tiendas. Por estos barrios no viene nadie. Es raro que alguien como tu venga por aquí — La mire y sonreí,dejando ver las puntas de mis colmillos, pero no deje ver más allí de ahí. Me puse a mirar de nuevo cosas cuando,mire al pajarraco ese que se había quedado de nuevo dormido. Mene la cabeza y la mire —Vienes a por algo en especial o sólo vienés a mirar. Por que bueno...he escuchado la conversación que ha tenido el viejales contigo y bueno... No es que te quieras por aquí.
Me quite los guantes y los guarde doblados en el bolsillo del abrigo dejando ver el anillo que me dio mi marido en el la boda.
Había escuchado cada palabra que había tenido la señora con el viejo del mostrador —Buenos reflejos — Dije sin dejar de mirar al frente. El hombre asintió y se metió por unas telas que tenía detrás. Sin querer le dio al pájaro que estaba durmiendo plácidamente en su palo,lo que le hizo al pobre fue saltarse y casi caer de su sitio. Entonces me gire y la mire — Encantada señorita — Dije hacer con me a ella y quitándole el frasco y dejándolo encima de su correspondiente estantería. Viendo como lo que había dentro se meneaba,perecían ojos de algún animalucho.
— Que es lo que buscas por estas tiendas. Por estos barrios no viene nadie. Es raro que alguien como tu venga por aquí — La mire y sonreí,dejando ver las puntas de mis colmillos, pero no deje ver más allí de ahí. Me puse a mirar de nuevo cosas cuando,mire al pajarraco ese que se había quedado de nuevo dormido. Mene la cabeza y la mire —Vienes a por algo en especial o sólo vienés a mirar. Por que bueno...he escuchado la conversación que ha tenido el viejales contigo y bueno... No es que te quieras por aquí.
Me quite los guantes y los guarde doblados en el bolsillo del abrigo dejando ver el anillo que me dio mi marido en el la boda.
Cristina Blair- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 17/09/2015
Edad : 28
Re: Luna de sangre || Catalina ||
Era imposible pasar desapercibida con semejante estruendo. No es que haya destacado alguna vez por ser sutil, pero es que esta vez me había llevado el premio.
Pude notar sus miradas inquisitorias y ligeramente molestas ante una interrupción tan evidente. El anciano sabía que estaba allí de antes y quizás ella también. Tampoco es que hubiera intentado pasar desapercibida, más que nada después de que se hubiera evidenciado que no era humana. Seguramente aquel anciano también guardara algún as en la manga.
El hombre se metió en la trastienda seguramente buscando aquello que había solicitado la dama: la piedra de fuego. La verdad es que me llamaba la atención todo aquello: el ocultismo, la magia, el poder de modificar cosas a tu antojo. ¿Sería tan poderosa la magia como decían? Nunca había tenido la suerte o la desgracia de enfrentarme a uno de ellos, tampoco es que quisiese. En el tiempo que llevaba residiendo en París, había sufrido más ataques y enfrentamientos que en un siglo en mi tierra natal. Quizás es que aquella ciudad era más peligrosa o simplemente que yo me había buscado más problemas.
La dama se acerca y me muestra los colmillos ¿Acaso era una amenaza? La muerte se olía desde la puerta, lo inundaba todo. ¡No necesitaba ver que podía morder! No le seguí el juego, no necesita mostrar los míos, no era necesario.
- Creo que el anciano tiene algún tipo de fobia para con lo diferente - le expliqué mi punto de vista - Es verdad que alguno... muerde - haciendo alusión al método de enseñar los colmillos a modo de presentación.
Me pregunta por mi motivo para estar allí, y la verdad es que ni yo misma lo se. Simplemente pasaba por allí.
- Llevó poco tiempo en la ciudad y hoy me he encontrado caminando por aquí - le expliqué - No tengo ningún motivo concreto por el que estar aqui. Me ha llamado la atención las características de la tienda y me he decidido a entrar - seguí diciendo - Obviamente no esperaba este recibimiento y, mucho menos, interrumpirles en sus transacciones - después de las presentaciones, necesitaba saciar mi curiosidad - ¿Qué es la piedra de fuego? - pregunté abiertamente y sin ningún tipo de miramiento.
Vi si gesto y el anillo que portaba en el dedo anular: estaba casada. Era muy extraño estar casada con la vida que llevamos. ¿Cuál será la historia de esta dama?
Pude notar sus miradas inquisitorias y ligeramente molestas ante una interrupción tan evidente. El anciano sabía que estaba allí de antes y quizás ella también. Tampoco es que hubiera intentado pasar desapercibida, más que nada después de que se hubiera evidenciado que no era humana. Seguramente aquel anciano también guardara algún as en la manga.
El hombre se metió en la trastienda seguramente buscando aquello que había solicitado la dama: la piedra de fuego. La verdad es que me llamaba la atención todo aquello: el ocultismo, la magia, el poder de modificar cosas a tu antojo. ¿Sería tan poderosa la magia como decían? Nunca había tenido la suerte o la desgracia de enfrentarme a uno de ellos, tampoco es que quisiese. En el tiempo que llevaba residiendo en París, había sufrido más ataques y enfrentamientos que en un siglo en mi tierra natal. Quizás es que aquella ciudad era más peligrosa o simplemente que yo me había buscado más problemas.
La dama se acerca y me muestra los colmillos ¿Acaso era una amenaza? La muerte se olía desde la puerta, lo inundaba todo. ¡No necesitaba ver que podía morder! No le seguí el juego, no necesita mostrar los míos, no era necesario.
- Creo que el anciano tiene algún tipo de fobia para con lo diferente - le expliqué mi punto de vista - Es verdad que alguno... muerde - haciendo alusión al método de enseñar los colmillos a modo de presentación.
Me pregunta por mi motivo para estar allí, y la verdad es que ni yo misma lo se. Simplemente pasaba por allí.
- Llevó poco tiempo en la ciudad y hoy me he encontrado caminando por aquí - le expliqué - No tengo ningún motivo concreto por el que estar aqui. Me ha llamado la atención las características de la tienda y me he decidido a entrar - seguí diciendo - Obviamente no esperaba este recibimiento y, mucho menos, interrumpirles en sus transacciones - después de las presentaciones, necesitaba saciar mi curiosidad - ¿Qué es la piedra de fuego? - pregunté abiertamente y sin ningún tipo de miramiento.
Vi si gesto y el anillo que portaba en el dedo anular: estaba casada. Era muy extraño estar casada con la vida que llevamos. ¿Cuál será la historia de esta dama?
Catalina De Aragón- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 01/08/2015
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Re: Luna de sangre || Catalina ||
Oh si,ella sabía lo que yo era,yo no subestimaba a alguien de mi misma raza. Éramos lo suficientemente astutos como para saber quien era una cosa y quien otra. Los años hacían que nuestra persona se volviera sabía. Sabíamos mucho y habíamos pasado por muchas cosas que habían echo que nuestro ser aprendiera. Quizás a base de palos,pero no los palos que quizás piensas. No los daños físicos,si no los psicológicos,esos palos que te da la vida.
Cuando resulta que piensas que todo va bien,que no estas haciendo nada malo,ahí esta la vida,para recordarte que ella es tu compañera de camino y como tal manda más que tu. Quizás nuestra raza y al igual que muchas otras no hemos visto amasados a palos durante los años duraderos y largos de vida que llevábamos viviendo. Aún que claro,no todas las personas habrían sufrido eso...quizás personas con más suerte nacían siendo normales,teniendo una vida de ensueño sin que nada los afectará...en fin...creó que mi mente ya empezaba a divagar pensando cosas que no eran.
Justo al lado del mostrador se encontraban dos taburetes de madera raídos por los años. Le pase uno a ella y me senté siendo cuidadosa con mis ropas. Aquel trozo de madera crujió,pero puedo soportar mi peso. Nada del otro mundo. Teníamos para largo y tendido rato. Así que deje que mis manos reposaran en la falda de mi vestido. Te mire y reí — Simplemente no culpó a ese pobre hombre por como te ha tratado,con cuantos de nosotros o quizás de otro tipo de personas se ha topado en su vida. No todas suelen ser agradables como nosotras. —Hice una pausa — Quiero decir,que nadie entra de buenas en esta tienda después de lo que te dijo,aún sabiendo lo que eres. A más de uno le habría gustado matarlo aquí mismo ¿no crees?
Entrelacen mis dedos y la mire. Muchos humanos,no muchos sabían de la existencia de algunas razas y eso se debía a que los habían visto o pillado haciendo cosas en momentos que no debían. Pero claro,quien es su sano juicio se iba a crees eso. Si no eran más que palabras que no tenían ninguna forma de sostenerse en una sociedad donde lo que no se respaldaba con pruebas no valía ni una miseria. Una sociedad donde las criaturas como nosotros formábamos parte de cuentos o leyendas. Algunos inventados y otras quizás tenían algo de verdad en sus palabras pero como la gente no creía algo que no podían ver con sus ojos lo dejaban en simples leyendas o anécdotas contadas por personas demasiado imaginativas... Eso quizás nos brindaba algo de anonimato... Pero no todo era calma en el jardín del paraíso.
También teníamos a personas que cazaban a cada una de las razas para defender a personas que vivían al margen de una realidad que no serían capaces de afrontar, tan difíciles les sería vivir con alguien que debería estar muerta desde hace siglos... Los humanos eran muy fáciles de corromper, eran personas sumamente frágiles. No podían aguantar una carga sumente grande sin acabar locos. O tirándose de los pelos. Suspire — Toma asiento,ese hombre tardará en salir,tiene la fe de que quizás si tarda nos cansemos y abandonemos su tienda,pero yo no me voy sin lo que he venido a buscar — Elevando la voz apenas un poco,intentando hacer que el hombre la escuchara. Después de eso,escuche detenidamente tus palabras. Eras nueva,eso era normal,el estar por estos lares. Aún que a mi me atraían demasiado,quizás era por ese tono lúgubre, esa oscuridad de la que tanto disfrutaba, esa sensación de constante tensión. Allí se llevaban a cabo los peores crímenes y ahí me podía alimentar sin levantar sospechas. —Entoces si,es normal. Estas tiendas suelen guardar grandes cosas. Pero tienes que dar con la indicada y no creer en lo que te digan los vendedores, por que si de ellos se tratase te venderían un jarrón diciendo que es cualquier tipo de instrumento mágico o una obra de arte. Ya sabes.
Te mire — Bueno, la piedra de fuego es eso,una piedra que suele nacer de las cenizas que deja un fuego o una hoguera tras haber calcinado su última rama o tronco que la avivaba. Suele utilizarse para rituales de magia negra o depende del hechicero para hacer cosas buenas. Casi todas suelen ser de un color anaranjados,con algún que otro tono amarillo. Las que salen rojas son aquellas que previamente el fuego ha sido utilizado para otro conjuro para cualquier otra cosa que hubiera tenido relación con la magia. Ya sabes el fuego es un elemento muy potente.
Cuando resulta que piensas que todo va bien,que no estas haciendo nada malo,ahí esta la vida,para recordarte que ella es tu compañera de camino y como tal manda más que tu. Quizás nuestra raza y al igual que muchas otras no hemos visto amasados a palos durante los años duraderos y largos de vida que llevábamos viviendo. Aún que claro,no todas las personas habrían sufrido eso...quizás personas con más suerte nacían siendo normales,teniendo una vida de ensueño sin que nada los afectará...en fin...creó que mi mente ya empezaba a divagar pensando cosas que no eran.
Justo al lado del mostrador se encontraban dos taburetes de madera raídos por los años. Le pase uno a ella y me senté siendo cuidadosa con mis ropas. Aquel trozo de madera crujió,pero puedo soportar mi peso. Nada del otro mundo. Teníamos para largo y tendido rato. Así que deje que mis manos reposaran en la falda de mi vestido. Te mire y reí — Simplemente no culpó a ese pobre hombre por como te ha tratado,con cuantos de nosotros o quizás de otro tipo de personas se ha topado en su vida. No todas suelen ser agradables como nosotras. —Hice una pausa — Quiero decir,que nadie entra de buenas en esta tienda después de lo que te dijo,aún sabiendo lo que eres. A más de uno le habría gustado matarlo aquí mismo ¿no crees?
Entrelacen mis dedos y la mire. Muchos humanos,no muchos sabían de la existencia de algunas razas y eso se debía a que los habían visto o pillado haciendo cosas en momentos que no debían. Pero claro,quien es su sano juicio se iba a crees eso. Si no eran más que palabras que no tenían ninguna forma de sostenerse en una sociedad donde lo que no se respaldaba con pruebas no valía ni una miseria. Una sociedad donde las criaturas como nosotros formábamos parte de cuentos o leyendas. Algunos inventados y otras quizás tenían algo de verdad en sus palabras pero como la gente no creía algo que no podían ver con sus ojos lo dejaban en simples leyendas o anécdotas contadas por personas demasiado imaginativas... Eso quizás nos brindaba algo de anonimato... Pero no todo era calma en el jardín del paraíso.
También teníamos a personas que cazaban a cada una de las razas para defender a personas que vivían al margen de una realidad que no serían capaces de afrontar, tan difíciles les sería vivir con alguien que debería estar muerta desde hace siglos... Los humanos eran muy fáciles de corromper, eran personas sumamente frágiles. No podían aguantar una carga sumente grande sin acabar locos. O tirándose de los pelos. Suspire — Toma asiento,ese hombre tardará en salir,tiene la fe de que quizás si tarda nos cansemos y abandonemos su tienda,pero yo no me voy sin lo que he venido a buscar — Elevando la voz apenas un poco,intentando hacer que el hombre la escuchara. Después de eso,escuche detenidamente tus palabras. Eras nueva,eso era normal,el estar por estos lares. Aún que a mi me atraían demasiado,quizás era por ese tono lúgubre, esa oscuridad de la que tanto disfrutaba, esa sensación de constante tensión. Allí se llevaban a cabo los peores crímenes y ahí me podía alimentar sin levantar sospechas. —Entoces si,es normal. Estas tiendas suelen guardar grandes cosas. Pero tienes que dar con la indicada y no creer en lo que te digan los vendedores, por que si de ellos se tratase te venderían un jarrón diciendo que es cualquier tipo de instrumento mágico o una obra de arte. Ya sabes.
Te mire — Bueno, la piedra de fuego es eso,una piedra que suele nacer de las cenizas que deja un fuego o una hoguera tras haber calcinado su última rama o tronco que la avivaba. Suele utilizarse para rituales de magia negra o depende del hechicero para hacer cosas buenas. Casi todas suelen ser de un color anaranjados,con algún que otro tono amarillo. Las que salen rojas son aquellas que previamente el fuego ha sido utilizado para otro conjuro para cualquier otra cosa que hubiera tenido relación con la magia. Ya sabes el fuego es un elemento muy potente.
Cristina Blair- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 17/09/2015
Edad : 28
Re: Luna de sangre || Catalina ||
Parecía sorprendida de que la hubiera identificado como una de los mios. Quizás era aún demasiado joven para saber lo que se conseguía ver a través de las auras. Diferenciar los colores, al principio parecía difícil. pero, después de algún tiempo. Era como mirar por la ventana: podías reconocer a cualquiera y saber en que estado se encontraba simplemente mirando un poco más allá.
El hombre que había dejado la escena, parecía que no fuera a volver en mucho tiempo por lo que me fijé en como, la mujer que acababa de conocer, buscaba un asiento y se sentaba para esperar pacientemente a su regreso.
Su explicación acerca de la actitud del mismo me hace reír. No muy sonoramente pero si lo suficiente para mostrar los colmillos sin prestar demasiada atención al gesto en si.
- No la negaré que la idea se me ha pasado por la cabeza durante un instante - admití - No obstante, a veces resulta tan sencillo que es casi aburrido - añadí en un tono ligeramente cómico - Además ¿Quién me dice a mi que este hombre no es un poderosisimo hechicero y que, con sólo mover la mano, me termina convirtiendo en rana? - puse la guinda en el pastel con esa frase.
- No le culpo yo tampoco. Incluso, si me hubiera cogido en otro momento, en otro lugar y con algo más de hambre... - dejé las palabras en el aire - No se que abría pasado.
Me invitó a sentarme a su lado y lo hice: no tenía nada que perder y, sin embargo, podía ganar algún contacto más en la ciudad, uno más de los mios. Miré su gesto pausado mientras entrelazaba los dedos y dediqué unos segundos a contemplar su cabello, rojo como el fuego, moviendose ligeramente.
Me llamaba la atención ese tipo de pelo. Era muy poco común. Solía ir acompañando a unas pecas y una piel pálida. Claro está: ningún pálido superaba al de la propia muerte.
Miré hacia la trastienda y no se veía ni oía nada. Quizás aquel hombre tardaría en volver o quizás sólo había ido a buscar refuerzos con los que intentar echarnos. Aunque parecía que la dama era bastante ferrea en sus principios y lo que la había traído allí, tenía bastante importancia para ella.
Habló de las tiendas y la picaresca. Miré a mi alrededor y contemple la cantidad de artículos que allí se vendían. También la fina capa de polvo que cubría el suelo y que sólo se rompía allí por donde nosotras habíamos pasado. Al parecer, como bien decía mi acompañante, no era un lugar demasiado frecuentado.
- No pretendía comprar nada. De todos modos no sabría como utilizarlo - me excusé - Pasé, lo ví y entre. ¿Quién me iba a decir a mi que ibais a entrar vos a continuación? - parecían hechos preparados - Quizás sea cosa del destino aunque lo dudo mucho.
Escuché atentamente su explicación acerca de la "piedra de fuego" que había solicitado al tendero nada más entrar y que, al parecer, era un objeto de gran poder para los que se hacían llamar hechiceros. Seguramente, de encontrármela tirada en la calle, para mi no sería más que una roca más en mitad del camino.
- Si parece importante por lo que dice y quizás ese sea el motivo que hace que este hombre tarde tanto en volver como parece que está haciendo - era una pregunta que obviamente suscitaba otra a continuación - Si no es mucha indiscrección ¿Para que la quiere?
El hombre que había dejado la escena, parecía que no fuera a volver en mucho tiempo por lo que me fijé en como, la mujer que acababa de conocer, buscaba un asiento y se sentaba para esperar pacientemente a su regreso.
Su explicación acerca de la actitud del mismo me hace reír. No muy sonoramente pero si lo suficiente para mostrar los colmillos sin prestar demasiada atención al gesto en si.
- No la negaré que la idea se me ha pasado por la cabeza durante un instante - admití - No obstante, a veces resulta tan sencillo que es casi aburrido - añadí en un tono ligeramente cómico - Además ¿Quién me dice a mi que este hombre no es un poderosisimo hechicero y que, con sólo mover la mano, me termina convirtiendo en rana? - puse la guinda en el pastel con esa frase.
- No le culpo yo tampoco. Incluso, si me hubiera cogido en otro momento, en otro lugar y con algo más de hambre... - dejé las palabras en el aire - No se que abría pasado.
Me invitó a sentarme a su lado y lo hice: no tenía nada que perder y, sin embargo, podía ganar algún contacto más en la ciudad, uno más de los mios. Miré su gesto pausado mientras entrelazaba los dedos y dediqué unos segundos a contemplar su cabello, rojo como el fuego, moviendose ligeramente.
Me llamaba la atención ese tipo de pelo. Era muy poco común. Solía ir acompañando a unas pecas y una piel pálida. Claro está: ningún pálido superaba al de la propia muerte.
Miré hacia la trastienda y no se veía ni oía nada. Quizás aquel hombre tardaría en volver o quizás sólo había ido a buscar refuerzos con los que intentar echarnos. Aunque parecía que la dama era bastante ferrea en sus principios y lo que la había traído allí, tenía bastante importancia para ella.
Habló de las tiendas y la picaresca. Miré a mi alrededor y contemple la cantidad de artículos que allí se vendían. También la fina capa de polvo que cubría el suelo y que sólo se rompía allí por donde nosotras habíamos pasado. Al parecer, como bien decía mi acompañante, no era un lugar demasiado frecuentado.
- No pretendía comprar nada. De todos modos no sabría como utilizarlo - me excusé - Pasé, lo ví y entre. ¿Quién me iba a decir a mi que ibais a entrar vos a continuación? - parecían hechos preparados - Quizás sea cosa del destino aunque lo dudo mucho.
Escuché atentamente su explicación acerca de la "piedra de fuego" que había solicitado al tendero nada más entrar y que, al parecer, era un objeto de gran poder para los que se hacían llamar hechiceros. Seguramente, de encontrármela tirada en la calle, para mi no sería más que una roca más en mitad del camino.
- Si parece importante por lo que dice y quizás ese sea el motivo que hace que este hombre tarde tanto en volver como parece que está haciendo - era una pregunta que obviamente suscitaba otra a continuación - Si no es mucha indiscrección ¿Para que la quiere?
Catalina De Aragón- Vampiro Clase Media
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Re: Luna de sangre || Catalina ||
¿Por que los de nuestras especie siempre teníamos que intentar reír de una forma disimulada? Sólo cuando estavamos en compañía de los nuestros podíamos reír abiertamente mostrando nuestros colmillos. Parecían detalles tontos,pero los humanos y los que nos querían dar caza,siempre observaban esos pequeños e inútiles detalles. No mes cabía en la cabeza...que quizás una persona tuviera un poco más desarrollado sus caninos.
Pero claro eso no podría ser. Si tenías unos caninos más largo de lo normal ya eras vampiro. Pero bueno,después de las cosas que pasaban en la ciudad por las noches era normal que la gente estuviera alerta y con esos los cazadores. Pero bueno,no podíamos evitar salir a la calle. Al fin de cuentas pasar tanto tiempo dentro de tu cada varios días seguidos te empezaba afectar. De igual forma que a cualquier otra persona.
Asentí,y es que era la razón,llegaba un punto en que matar por matar aburría de tal forma que ya lo hacías por monotonía y no porque realmente lo necesitases. Incluso que llegabas ha hacerlo y dejabas a la persona medio inconsciente y viva,corriendo el riesgo de que te delataran — Tienes toda la razón,más de uno le habría dicho algo,he inclusive se lo hubiera atacado. Pero bueno. No sabemos que se esconde tras esa cara de anciano. Las apariencias suelen engañar y muchas veces nos pueden pillar por sorpresa — Admití, pues más de una vez ya me había pasado algo por el estilo y a decir verdad me sorprendió y no fue de una manera muy grata,pues jamás me imagine que fue a ser tal cosa.
Suspire pensando si el vejestorio se había perdido por alguna parte de su tienda. Esa minúscula parte donde solía guardar las cosas que no estaban cara al público,cosas que los visitantes no conocían y que sólo venían a buscar esos objetos el reducido número de personas que conocían de ellos. Yo era una de esas personas. Sabía que una de las piedras estaba en esta tienda. Y no pensaba irme de aquí sin ella. Ya se podía poner como el quisiera,que si me tocaba las narices entraría yo misma dentro y no pararía hasta encontrarla — Pues cuando tenga tiempo,compre, estas cosas la pueden sacar de un aprieto más de una vez. Y no se piense que yo soy una adicta a comparas cachibaches como estos — Sonreí.
Siempre hay que creer el destino. Siempre. Al fin y al cabo como meras piezas colocadas en un tablero,esperando a ser movidas. Por lo tanto tampoco sabemos como vamos a terminar — la mire y ladeé mi cabeza. Agudizando el oído y confirmando que el viejo estaba rebuscando por sus cajas y cajones. Te devolví la mirada de nuevo — Yo no pensé que entrase nadie. Estas tiendas como ves no suele estar nadie — hice referencia a la fina capa de polvo que lo cubría todo — Así que ni tu ni yo esperábamos coincidir la una con la otra. — Admití — Normal,no espera que alguien como yo venga a por esto,suelen ser los echizeros los que se pasean por aquí,en busca de sus ingredientes,para hacer sus cosas. Seguramente esperaba a uno de estos,pues como es mucho más lógico vendérsela a ellos que a otras personas. ¿No crees?
Oh si claro,puedo decirle para que sirve — asentí, pues explicar para que serve es muy sencillo,no es ningún misterio — Al fin al cabo es una piedra, por si sola no puede hacer nada. Pero aún siendo una piedra tiene detalles que la diferencian de cualquier otra. Es cálida al tacato y aún sin ser sometida a ningún tipo de conjuro o brujería. Cuando eso sucede imagínate lo que puede llegar a ser dicha piedra. — hice una pausa.
Cuando la piedra esta cargada y con el echizo puede ser mortal, puedes matar a cualquier personas. Da igual la raza que sea o su edad. Mientras el mantenga la piedra entre sus manos,todos sus poderes quedaran derribados y tu,a suerte tendrás la posibilidad de acabar con el o ella. — Dije finalmente.
Pero claro eso no podría ser. Si tenías unos caninos más largo de lo normal ya eras vampiro. Pero bueno,después de las cosas que pasaban en la ciudad por las noches era normal que la gente estuviera alerta y con esos los cazadores. Pero bueno,no podíamos evitar salir a la calle. Al fin de cuentas pasar tanto tiempo dentro de tu cada varios días seguidos te empezaba afectar. De igual forma que a cualquier otra persona.
Asentí,y es que era la razón,llegaba un punto en que matar por matar aburría de tal forma que ya lo hacías por monotonía y no porque realmente lo necesitases. Incluso que llegabas ha hacerlo y dejabas a la persona medio inconsciente y viva,corriendo el riesgo de que te delataran — Tienes toda la razón,más de uno le habría dicho algo,he inclusive se lo hubiera atacado. Pero bueno. No sabemos que se esconde tras esa cara de anciano. Las apariencias suelen engañar y muchas veces nos pueden pillar por sorpresa — Admití, pues más de una vez ya me había pasado algo por el estilo y a decir verdad me sorprendió y no fue de una manera muy grata,pues jamás me imagine que fue a ser tal cosa.
Suspire pensando si el vejestorio se había perdido por alguna parte de su tienda. Esa minúscula parte donde solía guardar las cosas que no estaban cara al público,cosas que los visitantes no conocían y que sólo venían a buscar esos objetos el reducido número de personas que conocían de ellos. Yo era una de esas personas. Sabía que una de las piedras estaba en esta tienda. Y no pensaba irme de aquí sin ella. Ya se podía poner como el quisiera,que si me tocaba las narices entraría yo misma dentro y no pararía hasta encontrarla — Pues cuando tenga tiempo,compre, estas cosas la pueden sacar de un aprieto más de una vez. Y no se piense que yo soy una adicta a comparas cachibaches como estos — Sonreí.
Siempre hay que creer el destino. Siempre. Al fin y al cabo como meras piezas colocadas en un tablero,esperando a ser movidas. Por lo tanto tampoco sabemos como vamos a terminar — la mire y ladeé mi cabeza. Agudizando el oído y confirmando que el viejo estaba rebuscando por sus cajas y cajones. Te devolví la mirada de nuevo — Yo no pensé que entrase nadie. Estas tiendas como ves no suele estar nadie — hice referencia a la fina capa de polvo que lo cubría todo — Así que ni tu ni yo esperábamos coincidir la una con la otra. — Admití — Normal,no espera que alguien como yo venga a por esto,suelen ser los echizeros los que se pasean por aquí,en busca de sus ingredientes,para hacer sus cosas. Seguramente esperaba a uno de estos,pues como es mucho más lógico vendérsela a ellos que a otras personas. ¿No crees?
Oh si claro,puedo decirle para que sirve — asentí, pues explicar para que serve es muy sencillo,no es ningún misterio — Al fin al cabo es una piedra, por si sola no puede hacer nada. Pero aún siendo una piedra tiene detalles que la diferencian de cualquier otra. Es cálida al tacato y aún sin ser sometida a ningún tipo de conjuro o brujería. Cuando eso sucede imagínate lo que puede llegar a ser dicha piedra. — hice una pausa.
Cuando la piedra esta cargada y con el echizo puede ser mortal, puedes matar a cualquier personas. Da igual la raza que sea o su edad. Mientras el mantenga la piedra entre sus manos,todos sus poderes quedaran derribados y tu,a suerte tendrás la posibilidad de acabar con el o ella. — Dije finalmente.
Cristina Blair- Vampiro Clase Alta
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Re: Luna de sangre || Catalina ||
Siempre resultaba agradable y entretenido hablar con alguno que compartía tus "aficiones e inquietudes", lamentablemente, era algo que sólo se podía encontrar en vampiros, ya que, con afición a la sangre, creo no conocer a ninguno más.
- Dado por donde se encuentra y la apariencia altiva que demuestra... - comencé a decir - No me extrañaría que fuera un hechicero de eso que se dedican a hacer cosas sólo con sus manos - admití pues mis sospechas habían estado ahí desde que entré por la puerta y ese hombre me reconoció - No soy demasiado conocedora de la magnitud que pueden llegar a tener sus poderes, pero espero no comprobarlo esta noche - reí ante el comentario que acababa de hacer.
Me invita a que pruebe aquellos instrumentos mágicos, que me apoye en ellos cuando llegue la ocasión de necesitarlos. No soy demasiado partidaria de ello, además de que aquello me parecía más un museo de horrores que una tienda en si.
- No sabría que comprar aunque quisiera - le dije con toda la sinceridad del mundo - Además de que soy participe de creer que nada es gratis y, usar ese tipo de objetos, tarde o temprano acabará pasando factura - el modo en el que se cogía algo simple y se mutaba para conseguir que fuera un objeto de poder me fascinaba. Pero seguramente, tarde o temprano, algo vendría a pedir su tributo por la ayuda.
- Si cree en el destino, entonces creerá que este encuentro tiene algún fin aparte del de simplemente conocernos ¿Cuál podría ser?¿Hay algo que necesite que yo le pueda conseguir? - dije un poco lanzándome a la piscina con la afirmación que acababa de hacer ella - Es un lugar que como bien dice, rara vez será frecuentada por gente como nosotros que, aún de algún modo mágicos, no somos magos - había quedado un poco redundante pero creo que decía aquello que quería explicar - Además de que ellos sabrán mejor que nosotros, la extensión del poder que manejan en sus manos.
- ¿Una simple piedra es capaz de hacer todo eso? - dije en cierto modo sorprendida por lo que acababa de escuchar - Entiendo entonces el recelo del dependiente a vendérsela. Semejante poder tiene que ser un peligro en malas manos - añadí - Y está claro que ese hombre no nos tiene en amplia estima - luego apunté al finalizar - Eso quiere decir... ¿Desea matar a alguien en particular?
- Dado por donde se encuentra y la apariencia altiva que demuestra... - comencé a decir - No me extrañaría que fuera un hechicero de eso que se dedican a hacer cosas sólo con sus manos - admití pues mis sospechas habían estado ahí desde que entré por la puerta y ese hombre me reconoció - No soy demasiado conocedora de la magnitud que pueden llegar a tener sus poderes, pero espero no comprobarlo esta noche - reí ante el comentario que acababa de hacer.
Me invita a que pruebe aquellos instrumentos mágicos, que me apoye en ellos cuando llegue la ocasión de necesitarlos. No soy demasiado partidaria de ello, además de que aquello me parecía más un museo de horrores que una tienda en si.
- No sabría que comprar aunque quisiera - le dije con toda la sinceridad del mundo - Además de que soy participe de creer que nada es gratis y, usar ese tipo de objetos, tarde o temprano acabará pasando factura - el modo en el que se cogía algo simple y se mutaba para conseguir que fuera un objeto de poder me fascinaba. Pero seguramente, tarde o temprano, algo vendría a pedir su tributo por la ayuda.
- Si cree en el destino, entonces creerá que este encuentro tiene algún fin aparte del de simplemente conocernos ¿Cuál podría ser?¿Hay algo que necesite que yo le pueda conseguir? - dije un poco lanzándome a la piscina con la afirmación que acababa de hacer ella - Es un lugar que como bien dice, rara vez será frecuentada por gente como nosotros que, aún de algún modo mágicos, no somos magos - había quedado un poco redundante pero creo que decía aquello que quería explicar - Además de que ellos sabrán mejor que nosotros, la extensión del poder que manejan en sus manos.
- ¿Una simple piedra es capaz de hacer todo eso? - dije en cierto modo sorprendida por lo que acababa de escuchar - Entiendo entonces el recelo del dependiente a vendérsela. Semejante poder tiene que ser un peligro en malas manos - añadí - Y está claro que ese hombre no nos tiene en amplia estima - luego apunté al finalizar - Eso quiere decir... ¿Desea matar a alguien en particular?
Catalina De Aragón- Vampiro Clase Media
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Re: Luna de sangre || Catalina ||
Quizás lo sea, pero creo que para eso ya nos habríamos dado cuanta. Nos habría echado nada más entrar. ¿Crees que le gustaría tener a dos personas de nuestras raza metidas en su tienda cunado esta sólo?. El será un brujo. Pero nosotros somos diferente. Si yo hubiera sido el ni me lo habría pensado. Las habría echo salir cuando hubiéramos puesto un pie en la tienda.— Te mire — Tampoco nos habría dado la oportunidad de hablar. Y no tan siquiera me vendería la piedra. Los brujos no son tontos. No le venderían la piedra de fuego a un vampiro. Son lo suficientemente listos para saber que un hijo de la noche no hará cosas buenas con ellas. Y mira — dije sonriendo — Tienen razón.
Me levante de la silla y camine por la estancia rompiendo la fina capa de polvo dejando las huellas de mis pies. Había una estantería tapada por una sabana roída por los años,el color blanco había desaparecido dándolo paso al color gris y llena de polvo. Me puse los guantes de nuevo y sin pensarlo dos veces tire de ella. Dejando ver tarros con animales, muertos. Esqueletos y cosas metidas en un líquido cristalino. Arrugué ni nariz,esas cosas no olían nada bien. Habían bichos que ni tan siquiera sabía que existían. Pero los últimos tarros eran denigrantes. Extremidades humanas. Husos de personas. Esa tienda tenía utensilios para hacer ritos satánicos. Parpadee. Yo era un monstruo pero una vez fui humana y no me gustaría acabar en un tarro.
Me aparte de eso con la nariz arrugada. No me gustaba ese olor. Me quite los guantes y los deje sobre el pequeño taburete en el que estaba sentada. Me puse a observar a través del cristal. La luna ya había perdido ese tono rojizo y parecía que estaba volviendo a la normalidad. Suspire y el cristal no se empañó. —Y nada es gratis,pensamos que gozamos de una vida eterna y mira. Estamos condenadas a vagar por este mundo. Viendo morir a mucha gente que se hace vieja. Y nosotras no gozáremos de eso. Son demasiados los años que una lleva vagando por aquí. Y como todo, me repito nada es gratis. La magia negra por lo tanto nones una excepción peo eso — Señale a la estantería — sobrepasa a mucho a la magia negra. — En si,esta también era mala...pero los ritos sobrepasaban cualquier cosa posible. Me cruce de brazos y no por estar enfadada ni nada por el estilo. Sonreí,eche mi cabello hacia un lado y me apoye en este.
Pues puede ser que si, que sea así. Y quien sabe alomejor puede ofrecerme algo. ¿Quizas sea yo la que pueda conseguir algo para ti? ¿No crees?. — Pregunte. — Claro,ellos siempre van dos pasos por delante de nosotros siempre. — Afirme, pues era la verdad. Siempre eran los que iban por delante de nosotros.
Asentí —Si eso puede hacer esa piedra. Para lo pequeña que es tiene un poder mucho más grande que su tamaño. Y mira quizás esa sea tu suerte. Pues esta piedra se pude utilizar dos veces. Y yo solo necesito y preciso de su poder una vez.— Sonreí, ese viejo le tendría recelo a cualquier cosa que yo quisiera. Por el simple echo de ser un vampiro — Oh claro por eso y por que es la única que le queda lo más segura. Suele ser reacios a perder la última casa que les queda. — reí — Pues si estas en lo cierto quiero deshacerme de alguien. En especial de mi padrastro. Que no es más que un estrobo en mi camino. Y si no lo hago yo lo hará mi esposo. Aunque necesito de la piedra pues me saca un par de años y tiene más fuerza que yo.
Me levante de la silla y camine por la estancia rompiendo la fina capa de polvo dejando las huellas de mis pies. Había una estantería tapada por una sabana roída por los años,el color blanco había desaparecido dándolo paso al color gris y llena de polvo. Me puse los guantes de nuevo y sin pensarlo dos veces tire de ella. Dejando ver tarros con animales, muertos. Esqueletos y cosas metidas en un líquido cristalino. Arrugué ni nariz,esas cosas no olían nada bien. Habían bichos que ni tan siquiera sabía que existían. Pero los últimos tarros eran denigrantes. Extremidades humanas. Husos de personas. Esa tienda tenía utensilios para hacer ritos satánicos. Parpadee. Yo era un monstruo pero una vez fui humana y no me gustaría acabar en un tarro.
Me aparte de eso con la nariz arrugada. No me gustaba ese olor. Me quite los guantes y los deje sobre el pequeño taburete en el que estaba sentada. Me puse a observar a través del cristal. La luna ya había perdido ese tono rojizo y parecía que estaba volviendo a la normalidad. Suspire y el cristal no se empañó. —Y nada es gratis,pensamos que gozamos de una vida eterna y mira. Estamos condenadas a vagar por este mundo. Viendo morir a mucha gente que se hace vieja. Y nosotras no gozáremos de eso. Son demasiados los años que una lleva vagando por aquí. Y como todo, me repito nada es gratis. La magia negra por lo tanto nones una excepción peo eso — Señale a la estantería — sobrepasa a mucho a la magia negra. — En si,esta también era mala...pero los ritos sobrepasaban cualquier cosa posible. Me cruce de brazos y no por estar enfadada ni nada por el estilo. Sonreí,eche mi cabello hacia un lado y me apoye en este.
Pues puede ser que si, que sea así. Y quien sabe alomejor puede ofrecerme algo. ¿Quizas sea yo la que pueda conseguir algo para ti? ¿No crees?. — Pregunte. — Claro,ellos siempre van dos pasos por delante de nosotros siempre. — Afirme, pues era la verdad. Siempre eran los que iban por delante de nosotros.
Asentí —Si eso puede hacer esa piedra. Para lo pequeña que es tiene un poder mucho más grande que su tamaño. Y mira quizás esa sea tu suerte. Pues esta piedra se pude utilizar dos veces. Y yo solo necesito y preciso de su poder una vez.— Sonreí, ese viejo le tendría recelo a cualquier cosa que yo quisiera. Por el simple echo de ser un vampiro — Oh claro por eso y por que es la única que le queda lo más segura. Suele ser reacios a perder la última casa que les queda. — reí — Pues si estas en lo cierto quiero deshacerme de alguien. En especial de mi padrastro. Que no es más que un estrobo en mi camino. Y si no lo hago yo lo hará mi esposo. Aunque necesito de la piedra pues me saca un par de años y tiene más fuerza que yo.
Cristina Blair- Vampiro Clase Alta
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Re: Luna de sangre || Catalina ||
Su visión de las cosas parecía demasiado obvia para alguien inmortal. Se centraba en lo aparente, en lo simple, en aquello que hasta un niño podía descubrir. Pero siempre había algo más detrás, algo escondido que sólo se puede encontrar después de indagar e indagar durante mucho rato. Algo que yo no estaba intentando hacer así que respondí con otra obviedad.
- O quizás, más allá de lo que seamos o debemos de ser. Y más allá de lo que él pueda ser. Quizás tengo una visión de negocios más fuerte que el odio que parece profesarnos - reí ante el recuerdo de ver como la gente se come su orgullo y principios sólo por un poco de dinero.
Observé sus movimientos, su paseo por la tienda y como descubría algunas vitrinas que estaban cubiertas por mantas roídas que amenazaban con hacerse cachos en caso de ser tratado con violencia.
Desde donde me encontraba, no alcanzaba a ver lo que contenían. Aunque, por el rostro de la dama que me acompañaba, nada agradable. Pero ¿Qué se podía esperar? Los magos, hechiceros, brujos... como demonios quieran llamarlos, encuentran el poder en todo tipo de objetos grotescos. Y luego dicen que nosotros somos los monstruos...
Habla del peso del "don" que nos ha sido entregado. De como se sufre cuando todo avanza a tu alrededor mientras tu permaneces estático en mitad de toda esa vorágine. Pero si algo había descubierto en todo ese tiempo es que: la inmortalidad no era para débiles.
- Creó que no he vivido ese problema que comentáis Mademoiselle. Pues desde que inicié mi camino por estos senderos tortuosos, ha sido más bien solitario, sin ataduras - desvié la mirada de ella para volverla a la mesa - He visto morir a muchas personas si, pero no lo suficientemente cercanas para que me afectará - hice una pausa - ¿Triste? Quizás. Pero creo que es más fácil de llevar así. Tampoco es que haya conocido otra cosa.
Habla de que quizás ella pueda ofrecerme algo que yo necesito y sonrío. Para poder darme algo que yo necesito primero debería necesitar algo o, en caso de necesitarlo, ser consciente de ello.
- No creó necesitar nada. Ya con la compañía me es suficiente - hago una pausa. Todo el mundo quiere algo, obviamente. Pero ni era el momento, ni el lugar - Tampoco es que me agrade jugar con fuerzas que escapan a mi compresión. Más aún sin saber cuales pueden ser las consecuencias - añadí. Y, en referencia a la nueva información de la piedra, no me quedó otra cosa que decir - No, de momento no deseo la muerte de alguien en concreto. Mis enemigos son varios y, acabar con uno sólo, haría que el resto atacara con más fuerza.
Me habla de cual es su objetivo y me sorprende que sea un familiar. Ya de hecho, el tema de estar casada, me resultaba sorpresivo. Más aún si añadimos un "padre" de por medio. ¿Sería su padrastro de verdad o, al igual que yo se refería a su creador con ese pseudonimo? Sea cual fuera su situación... ¿Porqué esa necesidad?
- ¿Qué afrenta os ha hecho para que queráis acabar con su vida?
- O quizás, más allá de lo que seamos o debemos de ser. Y más allá de lo que él pueda ser. Quizás tengo una visión de negocios más fuerte que el odio que parece profesarnos - reí ante el recuerdo de ver como la gente se come su orgullo y principios sólo por un poco de dinero.
Observé sus movimientos, su paseo por la tienda y como descubría algunas vitrinas que estaban cubiertas por mantas roídas que amenazaban con hacerse cachos en caso de ser tratado con violencia.
Desde donde me encontraba, no alcanzaba a ver lo que contenían. Aunque, por el rostro de la dama que me acompañaba, nada agradable. Pero ¿Qué se podía esperar? Los magos, hechiceros, brujos... como demonios quieran llamarlos, encuentran el poder en todo tipo de objetos grotescos. Y luego dicen que nosotros somos los monstruos...
Habla del peso del "don" que nos ha sido entregado. De como se sufre cuando todo avanza a tu alrededor mientras tu permaneces estático en mitad de toda esa vorágine. Pero si algo había descubierto en todo ese tiempo es que: la inmortalidad no era para débiles.
- Creó que no he vivido ese problema que comentáis Mademoiselle. Pues desde que inicié mi camino por estos senderos tortuosos, ha sido más bien solitario, sin ataduras - desvié la mirada de ella para volverla a la mesa - He visto morir a muchas personas si, pero no lo suficientemente cercanas para que me afectará - hice una pausa - ¿Triste? Quizás. Pero creo que es más fácil de llevar así. Tampoco es que haya conocido otra cosa.
Habla de que quizás ella pueda ofrecerme algo que yo necesito y sonrío. Para poder darme algo que yo necesito primero debería necesitar algo o, en caso de necesitarlo, ser consciente de ello.
- No creó necesitar nada. Ya con la compañía me es suficiente - hago una pausa. Todo el mundo quiere algo, obviamente. Pero ni era el momento, ni el lugar - Tampoco es que me agrade jugar con fuerzas que escapan a mi compresión. Más aún sin saber cuales pueden ser las consecuencias - añadí. Y, en referencia a la nueva información de la piedra, no me quedó otra cosa que decir - No, de momento no deseo la muerte de alguien en concreto. Mis enemigos son varios y, acabar con uno sólo, haría que el resto atacara con más fuerza.
Me habla de cual es su objetivo y me sorprende que sea un familiar. Ya de hecho, el tema de estar casada, me resultaba sorpresivo. Más aún si añadimos un "padre" de por medio. ¿Sería su padrastro de verdad o, al igual que yo se refería a su creador con ese pseudonimo? Sea cual fuera su situación... ¿Porqué esa necesidad?
- ¿Qué afrenta os ha hecho para que queráis acabar con su vida?
Catalina De Aragón- Vampiro Clase Media
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Re: Luna de sangre || Catalina ||
Aquel lugar ya empezaba a incomodarme. El vendedor empezaba a impacientarme,no dudaría en entras si al final no salía por la puerta. Yo ni tenia vergüenza y un brujo como el no me daba miedo. Quizás fuese una loca,pero alguien tan mayor como el nunca me daría miedo. Puede ser que cuanto más viejos,más fuertes. Pero este hombre ya no era lo que fue en un tiempo, lo vi en sus ojos. Había perdido todo su poder.
Ahí el echo de que tuviera gran cantidad de cosas a la venta,quizás estuviera a punto de morir. O tan solo recaía sobre el una maldición que no le daba mucho margen vida. Quizás su vida se evaporaba como el agua al sol. Me senté de nuevo en la silla. Mirando hacia las cortinas por las que se había colado. Empecé a mover mi pie.— Yo creo que los negocios, profesan odio de igual forma. Cuándo no e dan lo que quieres o cuando no consigues lo que buscas — El dinero era el hermano gemelo del odio. Si no tenias uno,tenias otro.
El camino de la inmortalidad no era el mejor de todos,pues en realidad no era como todo el mundo piensa,yo también vi morir a mucha gente. Conocida y no conocida. Mi visa había sido un sin parar. Veías como la gente se iba,como nacían o llegaban nuevos. Y quizás lo mejor de todo. Ver como este mundo cambiaba a pasos agigantados. — Jamás je estado sola. Entonces en ese punto,creo que envidio a aquellas personas que disfrutan de la soledad.—Dije colocandome los guantes.— Tienes suerte de no haber visto morir a ningún familiar...O quizás no. Perder una parte importante de tu vida cuando eres demasiado joven...eso no se lo merece nadie.
Yo vi morir a mi madre cuando aun era una niña,ni tan siquiera era aún un vampiro, no había recibido el don. Quizás fue eso lo que me marco tanto. Metaron mis sentimientos,de la misma forma que se mata a un insecto. Pero aun así...sigo sintiendo esa añoranza. De lo que estaba y ya no.—Nada escapa de tu comprensión. Solo tienes que poner tus sentidos y llevarás como todo sale — Alcé los hombros.—Si esa es tu decisión.— Me puse en pie y apoyé mis codos en la mesa que había frente a las cortinas.—A parte de intentar matarme,casarme con alguien en que un principio no quería. Pero a día de hoy es la persona que me da todo lo que necesito. Y lo que no le perdono es que me arrebatará a mi madre.
Dicho esto me mientras las cortinas.
Ahí el echo de que tuviera gran cantidad de cosas a la venta,quizás estuviera a punto de morir. O tan solo recaía sobre el una maldición que no le daba mucho margen vida. Quizás su vida se evaporaba como el agua al sol. Me senté de nuevo en la silla. Mirando hacia las cortinas por las que se había colado. Empecé a mover mi pie.— Yo creo que los negocios, profesan odio de igual forma. Cuándo no e dan lo que quieres o cuando no consigues lo que buscas — El dinero era el hermano gemelo del odio. Si no tenias uno,tenias otro.
El camino de la inmortalidad no era el mejor de todos,pues en realidad no era como todo el mundo piensa,yo también vi morir a mucha gente. Conocida y no conocida. Mi visa había sido un sin parar. Veías como la gente se iba,como nacían o llegaban nuevos. Y quizás lo mejor de todo. Ver como este mundo cambiaba a pasos agigantados. — Jamás je estado sola. Entonces en ese punto,creo que envidio a aquellas personas que disfrutan de la soledad.—Dije colocandome los guantes.— Tienes suerte de no haber visto morir a ningún familiar...O quizás no. Perder una parte importante de tu vida cuando eres demasiado joven...eso no se lo merece nadie.
Yo vi morir a mi madre cuando aun era una niña,ni tan siquiera era aún un vampiro, no había recibido el don. Quizás fue eso lo que me marco tanto. Metaron mis sentimientos,de la misma forma que se mata a un insecto. Pero aun así...sigo sintiendo esa añoranza. De lo que estaba y ya no.—Nada escapa de tu comprensión. Solo tienes que poner tus sentidos y llevarás como todo sale — Alcé los hombros.—Si esa es tu decisión.— Me puse en pie y apoyé mis codos en la mesa que había frente a las cortinas.—A parte de intentar matarme,casarme con alguien en que un principio no quería. Pero a día de hoy es la persona que me da todo lo que necesito. Y lo que no le perdono es que me arrebatará a mi madre.
Dicho esto me mientras las cortinas.
Cristina Blair- Vampiro Clase Alta
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Re: Luna de sangre || Catalina ||
Miraba con curiosidad los movimientos de la chica, las miradas que se dirigían una y otra vez hacia aquella trastienda donde hacía un tiempo el anciano se había perdido. Un lugar que al parecer escondía aún más secretos donde no se podía ver, más cosas ocultas a los ojos de alguien que desconocía aquel mundo completamente, alguien como yo.
- Tenemos la suerte de no ser un bien demasiado necesario para nosotros - me refería al dinero claramente - No puedo imaginar como debe ser un vampiro codicioso más allá de la muerte, durante toda la eternidad - hice una pausa - Habrá momentos en los que la muerte sea una salida más fácil que la vida.
Hablar de la soledad no hacía otra cosa que revivirla en mi. No la veía como una enemiga. Pero, si no sabías tratar con ella, finalmente acabaría venciendo y eso, nunca hacía nada bien. El saber y ser consciente de lo solo que se puede llegar a estar, hace enturbiar la mente y ello lleva a que te conviertas en una persona que se sale de lo normal. No era que fuera muy normal: era vampiro. Tampoco el hecho de pintar cuadros con sangre hacía que me ciñera un poco más a la norma. Pero me valía con pensar que todos los míos tenían sus rareza y que yo, sólo había encontrado las mías.
- Disfrute de lo que posee: Para estar solo siempre hay tiempo. Y las compañías, sobre todo gratas, son más difíciles de encontrar - era un consejo que le daba de todo corazón pues ya sabía lo que había más allá de la compañía y lo que se ocultaba en las sombras de la soledad. La mente siempre puede ser tu aliada en esos casos, tu propia imaginación. Aunque ciertamente, siempre suele arrojar una verdad a medias o tergiversada - En cuanto a la muerte: sólo es un paso más. Uno que también nos llegará a nosotros que hemos puesto todo de nuestra parte para saltárnola. Pero la muerte nunca nos abandona, sólo se aparte y nos deja seguir esperando a que llegue su momento.
Habló de la comprensión, de los sentidos y de la magia. Pero por mucho que yo pusiera de mi parte, al desconocer la totalidad de lo que hacían, como lo hacían y incluso como combatirlo, me sentía más perdida que el día que pisé la corte por primera vez y vi que no era nada entre todo aquel gentío pudiente y, claramente en un estatus social mucho más alto que el mío.
- Intentaré seguir su consejo y comprender aquello que no veo, aquello que escapa a mi realidad de pensamiento, aquello que escapa a mi compresión - hablaba obviamente de la magia - Pero tampoco puedo decir que siempre haya sido buena asimilando cosas nuevas. Los vampiros somos tan... estáticos.
La explicación de la dama no hace otra cosa que suscitar nuevas preguntas en mi. Era gracioso como, cada vida, podía dar de si mucho más si se profundizaba en ellas. En este caso, las relaciones de la mujer parecían muy cercanas, muy dominantes en su vida. No tenía muy claro como, después de tantos años, y deseando la muerte de ese hombre, todavía no lo había llevado a buen puerto. Pero la resolución estaba al acabar la frase.
- Entiendo lo que dice y los motivos que le mueven a ello - comencé a decir en respuesta y consciente de que quizás me estuviera metiendo donde no debía - Pero, su propia experiencia le indica que las cosas pueden cambiar con tiempo y intenciones en pro de ello. ¿No hay ninguna posibilidad de mejora? - añadí.
La puerta sonó de nuevo y se abrió. De ella entró una niña pequeña, de pelos rubios casi por la cintura y la mirada azul celeste. Caminaba despacio, sin mirar a ningún lado, sin percatarse de nuestra presencia.
- Tenemos la suerte de no ser un bien demasiado necesario para nosotros - me refería al dinero claramente - No puedo imaginar como debe ser un vampiro codicioso más allá de la muerte, durante toda la eternidad - hice una pausa - Habrá momentos en los que la muerte sea una salida más fácil que la vida.
Hablar de la soledad no hacía otra cosa que revivirla en mi. No la veía como una enemiga. Pero, si no sabías tratar con ella, finalmente acabaría venciendo y eso, nunca hacía nada bien. El saber y ser consciente de lo solo que se puede llegar a estar, hace enturbiar la mente y ello lleva a que te conviertas en una persona que se sale de lo normal. No era que fuera muy normal: era vampiro. Tampoco el hecho de pintar cuadros con sangre hacía que me ciñera un poco más a la norma. Pero me valía con pensar que todos los míos tenían sus rareza y que yo, sólo había encontrado las mías.
- Disfrute de lo que posee: Para estar solo siempre hay tiempo. Y las compañías, sobre todo gratas, son más difíciles de encontrar - era un consejo que le daba de todo corazón pues ya sabía lo que había más allá de la compañía y lo que se ocultaba en las sombras de la soledad. La mente siempre puede ser tu aliada en esos casos, tu propia imaginación. Aunque ciertamente, siempre suele arrojar una verdad a medias o tergiversada - En cuanto a la muerte: sólo es un paso más. Uno que también nos llegará a nosotros que hemos puesto todo de nuestra parte para saltárnola. Pero la muerte nunca nos abandona, sólo se aparte y nos deja seguir esperando a que llegue su momento.
Habló de la comprensión, de los sentidos y de la magia. Pero por mucho que yo pusiera de mi parte, al desconocer la totalidad de lo que hacían, como lo hacían y incluso como combatirlo, me sentía más perdida que el día que pisé la corte por primera vez y vi que no era nada entre todo aquel gentío pudiente y, claramente en un estatus social mucho más alto que el mío.
- Intentaré seguir su consejo y comprender aquello que no veo, aquello que escapa a mi realidad de pensamiento, aquello que escapa a mi compresión - hablaba obviamente de la magia - Pero tampoco puedo decir que siempre haya sido buena asimilando cosas nuevas. Los vampiros somos tan... estáticos.
La explicación de la dama no hace otra cosa que suscitar nuevas preguntas en mi. Era gracioso como, cada vida, podía dar de si mucho más si se profundizaba en ellas. En este caso, las relaciones de la mujer parecían muy cercanas, muy dominantes en su vida. No tenía muy claro como, después de tantos años, y deseando la muerte de ese hombre, todavía no lo había llevado a buen puerto. Pero la resolución estaba al acabar la frase.
- Entiendo lo que dice y los motivos que le mueven a ello - comencé a decir en respuesta y consciente de que quizás me estuviera metiendo donde no debía - Pero, su propia experiencia le indica que las cosas pueden cambiar con tiempo y intenciones en pro de ello. ¿No hay ninguna posibilidad de mejora? - añadí.
La puerta sonó de nuevo y se abrió. De ella entró una niña pequeña, de pelos rubios casi por la cintura y la mirada azul celeste. Caminaba despacio, sin mirar a ningún lado, sin percatarse de nuestra presencia.
Catalina De Aragón- Vampiro Clase Media
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Re: Luna de sangre || Catalina ||
Aquel lugar estaba a oscuras y vacío el hombre mentiroso se había dado a la fuga. Pero nadie detenía a un Blair. Me costó muy poco adaptarme a aquella habitación y en un par de minutos Había encontrado lo que había ido a buscar. No me había tomado mas de dos horas en llegar ahí para tener que volver con las manos vacías a mi casa.
Tome la piedra entre las manos y la envolví en un pedazo de tela y me la guarde en el bolso pequeño que había llevado. Y salí de nuevo fuera.—El hombre se ha ido. Pero a suerte me he quedado con la piedra...—Había salido sin mirar y no me había percatado de la presencia de la niña.
No me gustaban las niñas solas,en medio de la noche y menos aún en una tienda donde el dependiente era un brujo. Y en ella había cosas que se podrían utilizar en nuestra contra. Mire a la niña y luego a mi acompañante.—Que hace una niña como tu por estos lugares.—Mire a la joven.—¿Tu la conoces?
No me senté,más bien me quede en pié,observando los movimientos de ambas. No sabía si se conocían de algo. Tampoco me iba a arriesgar a ser la próxima víctima de nadie. Esas personas que andaban por ahí solas. Y más los niñas como aquellas. Me recordaban a las hijas de reyes. Pero esta niña no me guastaba. Es como si los echizeros hubieran practicado la necromancia en ella. O como se conoce la magia negra.
Off:Siento oa brevedad. Pero estoy enferma
Tome la piedra entre las manos y la envolví en un pedazo de tela y me la guarde en el bolso pequeño que había llevado. Y salí de nuevo fuera.—El hombre se ha ido. Pero a suerte me he quedado con la piedra...—Había salido sin mirar y no me había percatado de la presencia de la niña.
No me gustaban las niñas solas,en medio de la noche y menos aún en una tienda donde el dependiente era un brujo. Y en ella había cosas que se podrían utilizar en nuestra contra. Mire a la niña y luego a mi acompañante.—Que hace una niña como tu por estos lugares.—Mire a la joven.—¿Tu la conoces?
No me senté,más bien me quede en pié,observando los movimientos de ambas. No sabía si se conocían de algo. Tampoco me iba a arriesgar a ser la próxima víctima de nadie. Esas personas que andaban por ahí solas. Y más los niñas como aquellas. Me recordaban a las hijas de reyes. Pero esta niña no me guastaba. Es como si los echizeros hubieran practicado la necromancia en ella. O como se conoce la magia negra.
Off:Siento oa brevedad. Pero estoy enferma
Cristina Blair- Vampiro Clase Alta
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Re: Luna de sangre || Catalina ||
Mi recién adquirida amistad se pierde en la trastienda en busca de aquello que la había llevado hasta allí. El brujo parecía no querer regresar y quizás había tomado la mejor opción: Tomar cartas en el asunto.
Permanecí allí donde estaba, contemplando de nuevo el lugar donde me encontraba, siendo consciente de que, todo aquello que me rodeaba, tenia una utilidad mágica. Quizás incluso una letal.
Plantearse de donde provenía la magia en los humanos o cual era el camino a seguir para llegar a despertarla, era como preguntar como un vampiro podía seguir caminando si estaba muerto. Era una realidad y punto.
Escuché movimiento lejano y supuse finalmente que había dado con ello. Pero la puerta de la tienda al abrirse, desvío mi atención.
La niña entró, caminaba de manera errática, con la mirada puesta en el frente pero pérdida en la lejanía, como si pudiera ver el infinito a través de las paredes del lugar. Como si nada pudiera frenar su mirada.
- ¿Qué... ? - pregunté sorprendida ante la intromisión que había perpetrado la pequeña rubia.
Escuché el jubiló de la otra vampiro al haber conseguido aquello que buscaba, pero no respondí. Había algo en aquella niña que no me gustaba lo más mínimo.
La preguntó el motivo de que estuviera ahí pero la pequeña no contestó, ni siquiera se inmutó. Luego me preguntó a mi si la conocía, a lo que negué con la cabeza.
- No, nunca antes la había visto. Pero no me da buena... - la frase se quedó en el aire.
La niña abrió la boca y gritó. Pro no era un grito normal, era un grito agudo y de un tono alto, demasiado alto... Noté como los tímpanos se me hacían añicos y el sonido se me clavaba directamente en el cerebro, anulándome y haciendo que me retorciera de dolor.
El silencio llegó y con el un jadeo de alivio, también unos pasos que entraban por la puerta.
- Hay gente que no capta las indirectas. ¿Verdad Martha? - era la voz de un hombre que revolvía el pelo de la niña.
Permanecí allí donde estaba, contemplando de nuevo el lugar donde me encontraba, siendo consciente de que, todo aquello que me rodeaba, tenia una utilidad mágica. Quizás incluso una letal.
Plantearse de donde provenía la magia en los humanos o cual era el camino a seguir para llegar a despertarla, era como preguntar como un vampiro podía seguir caminando si estaba muerto. Era una realidad y punto.
Escuché movimiento lejano y supuse finalmente que había dado con ello. Pero la puerta de la tienda al abrirse, desvío mi atención.
La niña entró, caminaba de manera errática, con la mirada puesta en el frente pero pérdida en la lejanía, como si pudiera ver el infinito a través de las paredes del lugar. Como si nada pudiera frenar su mirada.
- ¿Qué... ? - pregunté sorprendida ante la intromisión que había perpetrado la pequeña rubia.
Escuché el jubiló de la otra vampiro al haber conseguido aquello que buscaba, pero no respondí. Había algo en aquella niña que no me gustaba lo más mínimo.
La preguntó el motivo de que estuviera ahí pero la pequeña no contestó, ni siquiera se inmutó. Luego me preguntó a mi si la conocía, a lo que negué con la cabeza.
- No, nunca antes la había visto. Pero no me da buena... - la frase se quedó en el aire.
La niña abrió la boca y gritó. Pro no era un grito normal, era un grito agudo y de un tono alto, demasiado alto... Noté como los tímpanos se me hacían añicos y el sonido se me clavaba directamente en el cerebro, anulándome y haciendo que me retorciera de dolor.
El silencio llegó y con el un jadeo de alivio, también unos pasos que entraban por la puerta.
- Hay gente que no capta las indirectas. ¿Verdad Martha? - era la voz de un hombre que revolvía el pelo de la niña.
Catalina De Aragón- Vampiro Clase Media
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Re: Luna de sangre || Catalina ||
Por eso odia y repelía a los brujos a las buenas era buenos,pero cuando se le cruzaba el clave no había quien los detuviera . Pero esta vez no iba a ser menos. Tenía la piedra en mi poder. Y nos iba a ser de gran ayuda. El día de hoy. No me importaba si la gastaba. Ya que era salvar la vida de mi compañera y yo. Antes que una piedra que podía encontrar en otro lugar.
Mi compañera parecía igual de sorprendida que yo,y no era para menos,como podía hacer una intromisión de ese tamaño. Si el era el dueño de la tienda me parecía una forma horrenda de tratar a sus cliente. Y la piedra desde luego me la llevaría sin darle ninguna moneda. Después de eso,se había esfumado la poca confianza que me quedaba de este lugar.
Luego estaba el tema de la niña. Que de verdad me daba muy mal rollo. Aquellas niñas solían portar al mismísimo diablo dentro de ellas. Pero esta no tenia luz en los ojos,parecía una muñeca. Un recipiente... Un títere. Una muñeca atada a un ser que la dominaba por completo. A mis oídos habían llegado cosas horrendas de los hechiceros ...pero jamas en toda mi vida me habría imaginado algo como esto.
Fui a contestar a la dama que se encontraba ahí al lado cuando la niña dichosa,abrió la boca y de esta salion un horrible ruido que se instaló en mi cabeza. Me desmorone,me agarre a la silla cerré los ojos. Que diantres era ese bicho. Un dolor agudo se instaló en mi ser,iba a terminar con mis oídos. Nadie en su sano juicio soportaría eso. Y menos nosotros que tenemos los sentidos más desarrollados .
Cuando cesó,la paz llego de golpe al lugar. Y con un leve jadeo me puse en pie. Que ser sobre natural podría hacer tal cosa. Suspire aliviada y me fui levantando lentamente. Hubo pasos entraron pos de aquel grito infernal. Le revolvió los cabellos dorados a la pequeña y hablo. Me costó oírle después de las agujadas clavadas que provocó aquel doloros ruido.
Note un calor ascendente en el bolsillo. Se decía que dichas piedras reaccionaban al peligro. Pues bien,teoría confirmada. Esta,lo estaba haciendo.
Mi compañera parecía igual de sorprendida que yo,y no era para menos,como podía hacer una intromisión de ese tamaño. Si el era el dueño de la tienda me parecía una forma horrenda de tratar a sus cliente. Y la piedra desde luego me la llevaría sin darle ninguna moneda. Después de eso,se había esfumado la poca confianza que me quedaba de este lugar.
Luego estaba el tema de la niña. Que de verdad me daba muy mal rollo. Aquellas niñas solían portar al mismísimo diablo dentro de ellas. Pero esta no tenia luz en los ojos,parecía una muñeca. Un recipiente... Un títere. Una muñeca atada a un ser que la dominaba por completo. A mis oídos habían llegado cosas horrendas de los hechiceros ...pero jamas en toda mi vida me habría imaginado algo como esto.
Fui a contestar a la dama que se encontraba ahí al lado cuando la niña dichosa,abrió la boca y de esta salion un horrible ruido que se instaló en mi cabeza. Me desmorone,me agarre a la silla cerré los ojos. Que diantres era ese bicho. Un dolor agudo se instaló en mi ser,iba a terminar con mis oídos. Nadie en su sano juicio soportaría eso. Y menos nosotros que tenemos los sentidos más desarrollados .
Cuando cesó,la paz llego de golpe al lugar. Y con un leve jadeo me puse en pie. Que ser sobre natural podría hacer tal cosa. Suspire aliviada y me fui levantando lentamente. Hubo pasos entraron pos de aquel grito infernal. Le revolvió los cabellos dorados a la pequeña y hablo. Me costó oírle después de las agujadas clavadas que provocó aquel doloros ruido.
Note un calor ascendente en el bolsillo. Se decía que dichas piedras reaccionaban al peligro. Pues bien,teoría confirmada. Esta,lo estaba haciendo.
Cristina Blair- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 45
Fecha de inscripción : 17/09/2015
Edad : 28
Re: Luna de sangre || Catalina ||
La niña ni se inmutó cuando el hombre le tocó el pelo, simplemente se mantuvo en su posición, con la mirada puesta en el frente, sin ni siquiera pestañear por un segundo. En mi posición, no tenía muy claro que era lo que la podían haber hecho pero estaba claro que normal no era.
Se que dijo algo, pero lo dijo en un tono tan tenue que apenas lo llegué a escuchar. Me dolían los oídos y sentía como si la sangre hubiera comenzado a emerger de ellos a causa del ruido ensordecedor. Me llevé la mano a uno de ellos y efectivamente, el líquido carmesí tintó mis dedos mostrandome la evidencia del daño causado.
- ¿Porqué? - fue lo que me salió en ese momento como protesta a una actitud tan agresiva por parte del hombre.
Este, movió la cabeza hacia mi posición y sonrió de medio lado, prepotente y egocéntrico.
- Es simple como os ha dicho el hombre que regenta esta tienda: no nos gusta que merodeeis por aquí. Este lugar está destinado a gente como yo, a gente que aún respira y come cosas normales... - su rostro mostraba un desprecio más allá de lo que puede llamarse asco - Sois todo aquello que aborrecemos y castigamos.
Parecía como si, aquel hombre, hubiera tenido un encuentro previo con gente de nuestra especie que no le hubiera gustado demasiado. Al menos así lo evidenciaba de un modo obvio y desmensurado.
- Pero no hemos sido ni irrespetuosas ni violentas con el gerente de la tienda - intenté justificarnos para calmar sus ánimos - Mi amiga sólo ha venido a comprar, nada más.
- Y es por eso que es posible que salgais con vida de esta - rió sonoramente al escucharse a si mismo hablar de "vida" acompañando a la palabra vampiro - Bueno, perdonar. Quería decir que quizás salgais de aquí - hizo una pausa - Pero quiero dejaros clara una cosa: La magia es cosa de mi gente, no quiero ver a ningún asqueroso chupasangres merodeando por aquí ¿Entendeis? - abrió los ojos mirándonos a ambas - Decirselo a vuestros amigos y conocidos... si es que los teneis.
Luego reparó en los movimientos de Cristina y frunció ligeramente el ceño algo desilusionado. Levantó la mano y hizo un gesto acompañado de algún tipo de oración en algún idioma que no entendía. Cuando hubo terminado, sonrió y volvió al pelo de la niña.
- No te aconsejo que pienses en usar la piedra que llevas encima contra mi - comenzó a decir - Lo primero que aprendemos es a protegernos de la magia y su poder. Lo segundo, a controlarla de tal modo que ella sea la ejecutora de nuestra voluntad - continuó diciendo - Tengo el suficiente poder para que esa piedra arda sobre ti y te convierta en un buen asado. Es mejor que separes tus pensamientos de todo aquello que tenga que ver con ella.
Se que dijo algo, pero lo dijo en un tono tan tenue que apenas lo llegué a escuchar. Me dolían los oídos y sentía como si la sangre hubiera comenzado a emerger de ellos a causa del ruido ensordecedor. Me llevé la mano a uno de ellos y efectivamente, el líquido carmesí tintó mis dedos mostrandome la evidencia del daño causado.
- ¿Porqué? - fue lo que me salió en ese momento como protesta a una actitud tan agresiva por parte del hombre.
Este, movió la cabeza hacia mi posición y sonrió de medio lado, prepotente y egocéntrico.
- Es simple como os ha dicho el hombre que regenta esta tienda: no nos gusta que merodeeis por aquí. Este lugar está destinado a gente como yo, a gente que aún respira y come cosas normales... - su rostro mostraba un desprecio más allá de lo que puede llamarse asco - Sois todo aquello que aborrecemos y castigamos.
Parecía como si, aquel hombre, hubiera tenido un encuentro previo con gente de nuestra especie que no le hubiera gustado demasiado. Al menos así lo evidenciaba de un modo obvio y desmensurado.
- Pero no hemos sido ni irrespetuosas ni violentas con el gerente de la tienda - intenté justificarnos para calmar sus ánimos - Mi amiga sólo ha venido a comprar, nada más.
- Y es por eso que es posible que salgais con vida de esta - rió sonoramente al escucharse a si mismo hablar de "vida" acompañando a la palabra vampiro - Bueno, perdonar. Quería decir que quizás salgais de aquí - hizo una pausa - Pero quiero dejaros clara una cosa: La magia es cosa de mi gente, no quiero ver a ningún asqueroso chupasangres merodeando por aquí ¿Entendeis? - abrió los ojos mirándonos a ambas - Decirselo a vuestros amigos y conocidos... si es que los teneis.
Luego reparó en los movimientos de Cristina y frunció ligeramente el ceño algo desilusionado. Levantó la mano y hizo un gesto acompañado de algún tipo de oración en algún idioma que no entendía. Cuando hubo terminado, sonrió y volvió al pelo de la niña.
- No te aconsejo que pienses en usar la piedra que llevas encima contra mi - comenzó a decir - Lo primero que aprendemos es a protegernos de la magia y su poder. Lo segundo, a controlarla de tal modo que ella sea la ejecutora de nuestra voluntad - continuó diciendo - Tengo el suficiente poder para que esa piedra arda sobre ti y te convierta en un buen asado. Es mejor que separes tus pensamientos de todo aquello que tenga que ver con ella.
Catalina De Aragón- Vampiro Clase Media
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