Una tranquila cena (Clara)

por **Mirko Lautrec** Vie Oct 23, 2015 7:10 am

Pasaban las 6 de la tarde cuando en el restaurante se empezó a llenar de gente, esa era la hora en la que la mayoría salía de trabajar y buscaban una buena cena caliente. Mirko tenía más trabajo que nunca, los pedidos llegaban uno tras otro y los meseros no paraban de correr atendiendo mesas. El restaurante no era muy grande y lucía un poco rústico, la decoración en madera ayudaba a eso, el dueño era un hombre viejo con un gusto terrible para el arte y había decorado las paredes con cuadros que a Mirko le parecían simplemente horrendos (y eso que poco sabía de arte), los manteles eran de cuadros azules claro y blanco, con cenicero y un par de saleros adornado cada mesa. Las cortinas eran de un color verde claro y al fondo había una gran chimenea que mantenía el sitio acogedoramente tibio.

Mirko contaba con una ayudante de cocina, pero él era el único cocinero, llevaba varios años trabajando en ese lugar y había aprendido innumerables recetas en la práctica, no era ningún chef reconocido y el restaurante tampoco era famoso, pero la gente que comía una vez allí siempre volvía por más, Mirko tenía una buena sazón, especialmente al preparar pescados y pastas.

Al cabo de una hora, los pedidos se agotaron y sólo quedaron clientes disfrutando de sus cenas, por lo que decidieron cerrar la cocina y dar por terminado el día. Mirko se quitó el delantal y lo colgó en la cocina en un gancho, se llevó el dorso de la mano para limpiar el sudor, pues a pesar de estar en medio del invierno, las calderas eran bastante calientes y toda la cocina se mantenía a unos 35 centígrados.

Salió de la cocina con intención de sentarse a comer en una de las mesas, con todo el jaleo no había tenido tiempo de cenar, entonces vio a una mujer que se encontraba cenando y tenía varios libros sobre la mesa. A Mirko le dio curiosidad por saber que estaba leyendo y se acercó a la mesa con disimulo.

- Perdón Madame... ¿Que libro lee? - Le preguntó directamente.

por **Clara Oswald** Vie Oct 23, 2015 7:52 am

Esa noche no había tenido ganas de preparase ella misma la cena, y ahora que su salario lo permitía podía concederse una cena tranquila en un lugar tranquilo. Siempre llevaba algo que leer en su bolsa y como no había quedado para cenar con nadie no tuvo reparo en sacarlo mientras comía. El plato ya terminado a un lado, con la mano izquierda removía el té en la taza, aunque todavía no había probado un sorbo, el libro que sujetada firmemente con la mano derecha la tenía distraída, por lo que el té empezaba a enfriarse.

Clara solía cubrir las tapas y el lomo del libro con un pañuelo cuando no le interesaba que las personas de su alrededor supieran en qué tenía metida la nariz. Y así lo había hecho esa noche. Aunque sabía que en Francia, y sobre todo viviendo en la capital, aquél tipo de literatura estaba más permitida, seguía con aquella costumbre debido a que en su país de origen, Inglaterra, ese tipo de libros llevaban consigo más de una habladuría. El resto de libros que había sacado de la bolsa y dejado sobre la mesa eran los que usaba para la enseñanza de sus alumnos, ahí estaban uno de latín y el otro de gramática inglesa, que esa misma tarde había usado.
Cuando escucho que hablaba junto a ella cerró el libro de sopetón al ver que el hombre estaba observándola.

- Literatura francesa -. Se apresuró a responder. Apenas conocía a nadie en la ciudad y eran todos aristócratas por el momento. No sabía qué más contestar ni cómo reaccionaría el caballero al oír el título-. Es... Interesante -. Por decirlo de alguna manera, aunque abrumador era una palabra más concreta para describirlo.

"Bravo, Clara. A ver cómo sales de esta". Apoyó el libro en su regazo y tomó un sorbo de té, que sí, evidentemente ya estaba frío, por lo que le hizo esbozar una mueca de disgusto. El hombre era joven, tal vez de su edad, bien parecido. Tenía aspecto de cansado, así que ella supuso que debía trabajar allí y no lo habría visto antes por el bullicio de gente que se había formado a la hora de la cena.
Dejó la taza con cuidado, algo alejada de los libros, lo último que quería verter el té sobre ellos por si tenía que apresurarse en salir. No es que el libro fuera algo malévolo, y ella no se avergonzaba de su posición ante su contenido, pero trabajando para quien trabajaba era mejor seguir siendo la institutriz correcta y decente.

por **Mirko Lautrec** Vie Oct 23, 2015 9:47 pm

La cubierta del libro estaba protegida por un pañuelo por lo que le era imposible saber el título, la dama estaba muy bien vestida pero no eras de clase alta o no estaría en ese preciso restaurante. Semanas atrás Mirko no habría ni tan siquiera contemplado la idea de acercarse a una desconocida para hablarle, él era lo que se podía definir como hombre introvertido y tímido. Sin embargo había conocido a otra mujer que le había estado enseñando a soltar un poco esa rígida personalidad para poder expresarse con las damas.

- Literatura Francesa es un amplio rango que incluye muchas obras - Comentó ante la vaga respuesta, luego se le ocurrió que quizás aquella mujer no deseaba que nade supiera que leía, de lo contrario no habría cubierto el libro con el pañuelo ¿Estaba siendo entrometido? Pensó unos instantes, decidió entonces cambiar un poco el rumbo de la conversación.

- ¿Que tal ha estado la comida? - Le preguntó al ver que los platos estaban vacíos, la ruidosa clientela de horas antes se había estado yendo lentamente y el restaurante quedaba cada vez más tranquilo - Soy el Chef, espero mi sazón haya sido de su gusto - Admitió con expresión orgullosa, no podía evitar alardear un poco de sus habilidades culinarias, la mayoría del tiempo estaba recibiendo comentarios positivos sobre su comida, además él era una persona extremadamente perfeccionista, cuando cocinaba se preocupaba hasta por el más minúsculo detalle - ¿Desea tomar algo más? ¿Quizás un jugo de frutas o un vino? -

por **Clara Oswald** Sáb Oct 24, 2015 6:49 am

Se aclaró la garganta a modo de hacerlo callar de una manera sutil.

- Si va a seguir preguntando será mejor que espere a que responda a su primera pregunta -. Le daba la sensación de que el hombre tenía mucha prisa por entablar conversación. A Clara no le disgustaba, pero le prefería las preguntas de una en una, poco a poco pero con buena letra, que dicen. Miró a ambos lados disimuladamente para asegurarse de que no había nadie cerca- Cuando una dama oculta lo que lee es porque cree que tal vez a la gente presente en el lugar en el que está le daría algo al corazón si lo viera. Por otra parte, la cena estaba deliciosa y es usted un gran cocinero. Y sí, por favor, tomaré un vaso de vino.

Por las horas que eran si tomaba otro té se desvelaría y debía ir a trabajar a la mañana siguiente. En cambio el vino siempre la dejaba algo adormecida.

- Y cuando lo traiga, si todavía quiere saberlo, puede sentarse para que hablemos del libro -. No quería sonar desagradable, no había hecho ningún amigo en los dos meses que llevaba trabajando y viviendo en París.- Sé que el trabajo de chef puede ser muy duro, aproveche ahora que no quedan comensales -. Finalizó guiñándole un ojo con complicidad.

Por lo general Clara era bastante extrovertida, pero era como si la ciudad le quedase grande. Aquél hombre había entablado conversación igual que solía hacerlo ella en Blackpool, metiendo la nariz en asuntos ajenos, y no le costaba admitir que le había divertido.
La animaba tener una conversación fuera del ámbito del trabajo por fin. Hasta ahora todo habían sido matemáticas, latín e inglés y empezaba a estar un poco cansada. No le desagradaba para nada su trabajo, al contrario, se sentía realizada, pero deseaba tener una conversación con un adulto y él parecía el adecuado.

por **Mirko Lautrec** Sáb Oct 24, 2015 11:44 pm

Cuando le dijo que esperara a que respondiera la primera pregunta, Mirko sintió que la sangre se le subía a la cara y que sus mejillas se tornaban carmesí ¿Estaba siendo demasiado insistente y molesto? Se cuestionó, no era que tuviera mucha experiencia socializando y menos con mujeres.

- En seguida Madame - Hizo una pequeña inclinación cuando ella le pidió el vino e iba a retirarse cuando ella le invitó a sentarse a charlar, Mirko suspiró aliviado, no parecía molesta por su intromisión, si le invitaba a acompañarla era porque no estaba tan mal haberla abordado de esa manera.

Se retiró estropeando con otra mesa en su intento de llegar a la cocina rápidamente, era labor de los meseros entregar los pedidos a la mesa pero el se había ofrecido así que tomó una de las botellas que guardaban en la cocina en las cajas de madera y sirvió una copa de vino rojo sin fijarse que tipo de vino era, iba a regresar a la mesa y recordó que no había cenado, el estómago le dolía pidiéndole a gritos algo de comer ¿Le importaría a ella?, se preguntó y decidió tomar suerte.

Cuando regresó donde ella traía no sólo el vino, sino una bandeja con un plato con sopa de pescado y patatas y unos panes con mantequilla y ajo. Colocó la bandeja en la mesa y le ofreció el vino a ella, luego se sentó frente a ella.

- Espero no le moleste que cene, siempre soy el último en comer - Le explicó tomando los cubiertos - También me gusta leer, por eso me ha dado curiosidad saber el título de su libro, no es común encontrar mujeres leyendo libros en el restaurante - Agregó con una sonrisa tímida, aquello le había llamado la atención.

por **Clara Oswald** Vie Oct 30, 2015 3:34 pm

Sonrió complacida cuando el joven se sonrojó. Solía causar esa sensación en las personas, no a causa de ser bonita o cosas así, sino porque Clara, a menudo, intimidaba al hablar. No siendo directa, los intimidaba a base de preguntas y de ese tono de voz un poquito mandón.
Esperó a que Mirko regresara pacientemente, y entre tanto guardó el resto de los libros en la bolsa, colocada a bajo sus pies. Toda precaución era poca, no conocía París y ya la habían atracado nada más llegar.

- En absoluto -. Hizo un gesto con la mano para indicarle que era totalmente libre de sentarse. Al final no iba a ser una noche tan monótona como el resto.- Y dígame ¿A qué se refiere con "no es común encontrar a mujeres leyendo libros en el restaurante"? -Allá iba otra vez, Clara embistiendo verbalmente una vez más.

No lo hacía a propósito ~~tal vez un poco sí~~, es sólo que ella era así, fisgona. Y aprovechaba cualquier situación para mantener una conversación fluida e intensa.
Tomó un bueeeen sorbo de vino que le pareció algo fuerte para su gusto. Hablando de alcohol, Clara era bastante floja. La primera vez que probó el vino tenía 14 años, sus amigos del barrio había robado una jarra del rectorado de su iglesia sin que el pobre pastor se enterase. Y esa primera vez le supo horrible y lo escupió.

por **Mirko Lautrec** Dom Nov 01, 2015 8:45 pm

Se acomodó frente a ella notando lo hambriento que estaba, estar metido en la cocina todo el día parecía tarea fácil, pero demandaba bastante movimiento físico ¡Y eso que tenía a una ayudante!, el restaurante, aunque no era famoso ni costoso, tenía una concurrida clientela y a pesar del incidente en el cual se había visto envuelto con ese irrespetuoso marinero que había intentado pasarse de listo con su amiga, la clientela había vuelto a coger fuerza. Mirko temió que debido a su pelea, los marineros amigos del mencionado dejaran de ir a desayunar como acostumbraban, pero pasada una semana, las cosas habían vuelto a la normalidad.

-Es que en este sitio casi siempre vienen sólo hombres – Le comentó mientras bebía la sopa ávidamente a cucharadas – Marineros que tocan puerto en su mayoría, así como trabajadores de todo tipo, me parece que muchas mujeres prefieren otro tipo de restaurante... más elegante, ya sabe, con un mejor ambiente – Le indicó y no era que el restaurante donde trabajara Mirko estuviera sucio o oliera mal, pero realmente el dueño tenía un terrible gusto con respecto a la decoración y el arte.

- Eh escuchado que las mujeres prefieren visitar los cafés y los restaurantes más finos en esa calle – Continuó mordiendo un pedazo de pan – Pero dudo que la comida sepa igual de bien – Comentó con una media sonrisa pícara, Mirko no era una persona arrogante, pero se sentía muy orgulloso de lo que cocinaba, él era un perfecionista al extremo, siempre se preocupaba de que sus recetas quedaran lo más perfectas posibles.

por **Clara Oswald** Mar Nov 03, 2015 5:35 am

- A lo mejor es que yo estoy buscando un hombre -. Respondió esbozando una sonrisa sardónica. No lo decía en serio, lo único que Clara quería era una cena tranquila, resguardada de nadie a quien pudiera conocer por trabajo. El restaurante no estaba muy lejos de su piso, así se aseguraba de volver pronto a casa y que el camino no fuera muy largo, tenía que volver sola por las misteriosas ~~y un tanto peligrosas~~ calles de París.

Apoyó el codo del brazo izquierdo en la mesa y la barbilla sobre la mano. Con la derecha tomó su copa de nuevo y bebió el vino que él le había servido sin quitarle el ojo de encima al hombre. Sabía que probablemente lo intimidaría de nuevo, porque ella se sentía intimidada con tanta pregunta y su defensa más eficaz era contraatacar.

Era cierto que en el restaurante no abundaban las mujeres y que en su mayoría eran todos marineros, algunos de ellos con unos modales más que deplorables que estaban contándose batallitas marítimas unos a otros. Fanfarrones, en opinión de Clara. Pero mientras no la molestaran todo iría bien en el mundo. En Blackpool siempre decían que allá donde hubiera marineros no ocurría nada bueno, siempre había escuchado eso de niña, pero no le interesaba comprobar a qué se referían con el dicho.

por **Mirko Lautrec** Miér Nov 04, 2015 7:35 pm

Otra persona habría malinterpretado las palabras de aquella mujer, cualquier otro hombre habría intentado conquistarla y decir cosas como “Aquí está tu hombre querida” o algo por el estilo, pero ese no era Mirko, él era bastante ingenuo por naturaleza, le costaba comprender el doble sentido de las palabras y solía tomar las cosas de manera más bien literal.

-¿Para que necesita un hombre? - Preguntó con voz inocente sin levantar su vista del plato, había terminado casi ya toda la sopa de pescado – Si le puedo ser útil sólo dígame... eso si, no soy bueno con las labores físicas, como la carpintería... en ese caso tendríamos que buscar a alguien más – continuó comiendo hasta que hubo terminado toda la sopa, el pescado estaba en su punto, aunque era un poco incómodo sacar las espinas, valía la pena por el sabor.

Tomó el pedazo de pan que le quedaba, afuera el cielo se había oscurecido por completo y a lo lejos se veían pequeñas luces titilantes de los candelabros, la ciudad parecía bastante tranquila cuando caía la noche, pero Mirko sabía que la actividad nocturna estaba lejos de ser tranquila, París era bastante activa hasta entrada la madrugada.

por **Clara Oswald** Jue Nov 05, 2015 4:03 pm

- Estaba bromeando, ¿señor...? -. En lo que llevaban hablando él se había sentado para charlar sobre literatura, pero no se había dignado a presentarse. Claro que ella tampoco lo había hecho.

Cuando quiso darse cuenta ya había terminado su copa. La puso a un lado y apoyó ambos codos sobre la mesa y el mentón entre las manos, observándolo. Pensaba en si él se habría percatado ya de su acento al hablar francés. Tal vez se habría hecho a la idea de que así actuaban las extranjeras, yendo a restaurantes poco frecuentados por mujeres. Oh, no ¿qué habría pensado de ella?
Bueno, seguramente sería parecido a lo que su padre pensaba, "¡Siempre actuando como un muchacho!". Bobadas, Clara era una dama, una señorita. Un tanto liberal, sí, pero dama con modales al fin y al cabo, aunque estuviera en un restaurante de marineros, hablando con un completo desconocido y apoyando los codos sobre la mesa.

Sí que era cierto que cuando era jovencita, allá por sus 20 años, solía ir más con los chicos. Érase que se era una vez que sus amigos la llevaron a un lugar muuuuy frecuentado por hombres, pero donde sólo trabajaban mujeres. Mujeres que bailaban con muy poca ropa. No se separó de sus amigos en toda la noche. Vio prácticamente de todo ¡incluso a dos mujeres besándose! Esa noche Clara no pudo dormir de lo sorprendida que estaba. Válgame Dios, lo que hubiera pasado si su padre llegaba a enterarse. Directa al convento.

por **Mirko Lautrec** Vie Nov 06, 2015 6:29 am

- ¡Oh! pensé que hablaba en serio - Se apresuró a decir - Mirko Lautrec, gusto en conocerla - Se presentó rápidamente atragantándose un poco con el pan que acababa de morder. Mirko no era bueno entendiendo las bromas o los sarcasmos de otras personas, él solía tomarse las cosas de forma bastante literal, por eso era quizás que seguía soltero, seguro que la mayoría de chicas pensaban que él era aburrido por eso.

- ¿A que se dedica Mademoiselle? - Preguntó terminado el pan - Quizás me equivoque pero su acento me suena algo Británico ¿No es Francesa verdad? - No conocía a muchas mujeres y mucho menos a extranjerías, sería interesante saber un poco más de la procedencia de ella.

- Yo soy Francés, aunque no Parisino, llevo ya varios años estudiando y viviendo en la capital, es una buena ciudad para vivir, aunque un poco peligrosa en las noches - Comentó terminando lo que le quedaba en el plato.

por **Clara Oswald** Sáb Nov 07, 2015 8:29 am

- ¿Cómo puede preguntarme tantas cosas sobre mí cuando no me ha preguntado lo primordial? Mi nombre. Que, por cierto, es Clara. Y no, no soy francesa. Mi madre lo era. Yo soy inglesa -. Toda aquella dualidad desconcertaba un poco a la institutriz, Mirko parecía un buen hombre, un hombre con modales, sin embargo le había preguntado de todo, excepto el nombre, lo cual Clara encontraba absolutamente descortés-. ¿No le han dicho nunca que es de mala educación preguntarle a una dama a qué se dedica?

¡Como si fuera ella a contarle toda su vida de sopetón! Acababan de conocerse, ella era nueva en la ciudad y no sabía si Mirko era sólo el chef del lugar o también se dedicaba a otras cosas. Era un completo extraño. De todas formas Clara no tuvo muy en cuenta todo eso. Siempre había sido una persona muy abierta, una joven muy despierta que había llegado a decir su nombre incluso cuando no le había preguntado por él. Pero en cuanto a modales y maneras estaba bien entrenada. Muy bien entrenada, sabía que sin ellos no llegaría a ninguna parte.

Y hablando de modales, se moría por lanzar un par de libros a unos hombres que se encontraban sentados a la mesa en el centro del restaurante. No dejaban de gritar y levantar la voz.

por **Mirko Lautrec** Dom Nov 08, 2015 1:14 am

- Perdón, Mademoiselle Clara - Exclamó inmediatamente luego de que ella le hizo saber que hacía demasiadas preguntas, parecía molesta y su tono le intimidó bastante. Se quedó callado unos momentos escuchándole decir que era de mala educación preguntar por su oficio. Él había crecido en una familia adinerada y su madre lo había criado con muy buenos modales, sin embargo nunca le habían dicho que no le preguntara a una dama por su profesión.

Golnar le había dicho cuando recién la conocía que se dedicaba a la prostitución, bueno claro, siendo ella una cortesana sus modales no serían los más exquisitos. A lo mejor en Inglaterra las reglas protocolarias fueran distintas a Francia.

- Simplemente intento hacer conversación, eso es todo - Se defendió terminando por fin de cenar, sentía el estomago algo revuelto por los nervios, bebió agua del vaso con avidez - Discúlpeme por incomodarla, Mademoiselle Clara - Se levantó tomando los platos y colocándoos en la bandeja, ya había pasado la hora de la cena, la gente que quedaba en el restaurante solo charlaba, pero la cocina por supuesto se había cerrado. - ¿Piensa quedarse un rato más aquí? El dueño cierra después de las 7 - Le explicó tomando la bandeja con intención de llevar los platos sucios a la cocina.

por **Clara Oswald** Dom Nov 08, 2015 9:00 am

- ¿Ya se marcha? -. Una vez más su carácter había echado para atrás a otra persona- ¿No quería hablar de los libros? - preguntó ignorando las demás preguntas. Se aclaró la garganta y recuperó la compostura del principio, con las palmas de las manos sobre la mesa- Soy institutriz, discúlpeme si he sonado dura.

Solía pasar, que de tanto trabajar con niños y mantener la fachada de institutriz más recta que el palo de una escoba, a veces perdía la noción del tiempo y se comportaba igual frente a los adultos que no formaban parte de su entorno de trabajo.

- Tal vez tome otra copa e vino.

Salva la situación, Oswald.

No quería marcharse todavía, tenía tiempo suficiente para conversar con él y regresar después sana y salva a su casa. Las calles de París no eran muy seguras a según qué horas, pero ella creía que podía defenderse... O salir corriendo. Además, el gendarme patrullaba todas las noches y, por miedo a que le pasara algo, hasta se sabía sus horarios.
También hay que decir que hasta ahora no había tenido la oportunidad de hablar con alguien adulto que no fuera uno de los padres de sus alumnos, así que salir de su rutina estaba bien, muy bien.

por **Mirko Lautrec** Dom Nov 08, 2015 10:59 pm

-La verdad creí que le incomodaba si le preguntaba más por ellos ya que me ha dicho que los cubre con un pañuelo para que nadie vea el título – Comentó aún de pie con las bandejas, Clara le dijo que era profesora, Mirko abrió los ojos sin ocultar su sorpresa, la verdad no se había esperado que se dedicara a la docencia ¿Tan mala imagen tenía el restaurante que sólo iban marineros y obreros? Pensó por unos segundos, aquello al menos explicaba el porqué de los libros.

Con gusto, espera un momento – Le respondió cuando le pidió otra copa de vino, luego se retiró hacía la cocina a dejar los platos sucios, la asistente de cocina aún estaba trabajando, la pobre apenas si terminaba de lavar los últimos platos. Mirko dejó los platos sucios en el fregadero y buscó la botella de la cual le había servido previamente, decidió que sería buena idea llevar la botella y servirle a gusto a la dama.

Volvió a la mesa minutos después con la botella y le llenó la copa hasta la mitad, luego colocó la botella en la mesa y se sentó.

- Valla ¿Enseñas niños pequeños o adultos? - Le preguntó con genuina curiosidad – Yo soy chef como habrás notado, pero es sólo una forma de ganarme la vida, mi verdadera pasión es la ciencia, con lo que gano aquí puedo pagar mis estudios en la Universidad – Le explicó con una sonrisa cordial.

por **Clara Oswald** Lun Nov 16, 2015 4:06 pm

Procesó toda la información con toda rapidez.
Al final resultaba que Mirko no era sólo un cocinero de un restaurante un tanto deprimente, estaba trabajando para labrarse un futuro mejor.
- Enseño a niños, pero también a adolescentes -. La curiosidad la empujaba a abalanzarse sobre el hombre con un montón de preguntas sobre a lo que se dedicaba en la academia, pero una vez más recurrió a sus modales- También puedo dar clases a adultos, si así ellos lo desean.

Tomó del vino que le sirvió, éste empezaba a subírsele a la cabeza y sentía calor a pesar de ser una noche bastante fría de otoño. ¿Qué haría como científico? Su educación religiosa chocaba a menudo con la forma de ser de Clara, una jovencita bastante ~~libertina~~ curiosa.

- Estaba leyendo "Las amistades peligrosas", por si le sigue interesando. No sé si sabrá usted de qué libro se trata -. El vino iba a conseguir que Clara contestara a todo aquello que antes le había negado respuesta.

por **Mirko Lautrec** Lun Nov 16, 2015 8:30 pm

Mientras Clara le explicaba que enseñaba a niños y a adolescentes, Mirko recordó su infancia y la institutriz que su madre había contratado para enseñarle Aritmética. La pobre señora rondaba los 50 años y a pesar de la paciencia que decía tener, el pequeño Mirko había terminado por sacarla de sus casillas con preguntas a las cuales ella no tenía respuesta. Mirko había sido ese tipo de niño 'sabelotodo' que siempre cuestiona lo que dicen los maestros hasta hacerles enojar.

-Yo tuve una institutriz cuando era niño – Comentó con una media sonrisa – Me enseñaba aritmética, pero yo le hacía preguntas sobre ciencia y religión constantemente, por lo que renunció al trabajo al cabo de unos meses – Meneó la cabeza - ¿Tiene usted estudiantes así? -

Finalmente le había revelado el título dels libro, Mirko se quedó con una expresión neutral sin saber que decir, pues no solía leer novelas y no conocía el autor o su temática.

- Lo siento, no se de que trata – Confesó alzándose de hombros – Suelo leer libros relacionados con mis investigaciones, no he leído muchas novelas ¿De que trata? - Le preguntó con expresión inocente.

por **Clara Oswald** Vie Nov 20, 2015 6:26 am

- Tengo una estudiante parecida -. Respondió sonriente recordando la conversación con Dominique-. Es una jovencita muy despierta -. Y ahora al tema que más le gustaba, la literatura-. Verá, el libro lo escribió Pierre Choderlos de Laclos, autor local, como verá.

Está escrito en forma de epístolas entre varios personajes, todos ellos miembros de la nobleza francesa. Es un libro libertino. Los personajes se escriben entre ellos, están la Marquesa de Merteuil y el Vizconde de Valmont, que son los principales. Ellos mantienen una relación amorosa, ella está casada. Los personajes se dividen en dos grupos: los libertinos y sus víctimas, aunque algunos podrían ser clasificados en ambos. Los libertinos tienen como objetivo seducir las mujeres que encuentran para alcanzar sus objetivos, es decir, coleccionar conquistas. En general trata de cómo el hombre, noble y libertino, siempre se sale con la suya. Debería usted leerlo.

A Clara ya no le quedaba ni una pizca de vergüenza a hablar sobre el tema, efectos del vino.
Le gustaba hablar con Mirko, había resultado ser un hombre muy despierto y no parecía convencional.

por **Mirko Lautrec** Dom Nov 22, 2015 8:00 pm

Clara se extendió en palabras sobre la novela que leía, parecía ser que las novelas eran su pasatiempo favorito pues había cierta pasión en su voz mientras hablaba, o al menos eso le pareció a Mirko. La novela parecía bastante mundana, tonterías y chismes amorosos entre hombres y mujeres de la realeza, Mirko no podía estar menos interesado en la vida de todos esos payasos que se decían venir de cuna de oro.

Todo un circo en el cual sus actores sólo intentaban mostrar su poder y riqueza para mantener su posición, cuando lo que en realidad necesitaban era un cambio de cerebro.

- Parece un libro... entretenido – Comentó procurando ser cuidadoso en su respuesta, a él no le interesaban esos temas en lo absoluto, pero no quería ofender a Clara quien parecía claramente entusiasmada con la lectura - ¿Pero porqué oculta su portada? ¿Está ese libro mal visto para que una dama lo lea? - Preguntó con genuina curiosidad, Mirko estaba bastante desinformado en ese tipo de temáticas, poco sabía de protocolos, de como una mujer debía comportarse en sociedad, llevaba demasiado tiempo enfocado exclusivamente en sus estudios que se había olvidado del mundo a su alrededor.

por **Clara Oswald** Dom Dic 06, 2015 10:57 am

- Hay libros que la sociedad-. O más bien los hombres, pensó la muchacha-. cree que nosotras, las mujeres, no deberíamos leer porque echan a volar nuestra imaginación y creen que harán que nos convirtamos en libertinas, dejando atrás la cocina -. Hizo una pausa y carraspeó-. ¿Entiende lo que le quiero decir?

La voz de la institutriz denotaba rencor, su padre siempre había querido eso para ella, casarla y que le diera nietos a los que pudiera seguir subyugando a placer. Pero no, ella no, ni siquiera su hermano iba a darle aquél placer a Dave Oswald. Por supuesto que Clara quería una familia, pero no a costa de sus sueños ni cerca de su padre.

No es que el libro por fuera tuviera nada en especial, pero se podía leer el título perfectamente.

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