Así comienzan las aventuras || Privado

por **Kiara Zając** Vie Oct 23, 2015 11:48 pm

Dulce nota que embriaga
Notas coloridas que se marchan
Ausencias extrañas llena la nostalgia
Lágrimas de dolor que son el placer de la flor

Melódica nota en cita que se había pactado, augurios de aventuras que llegan a albergar esperanzas de encontrar aquello que ansiaba, al menos por una noche. Sonrisa efímera que sobre los salinos muelles de la ciudad parisina se deja entrever, con aquella azabache melena volando al viento, la fatídica caída de la flor que ahora con delicados pasos se entrevé a la subida, una subida a un viaje sin retorno, un vieja que solo le durará unas horas. El juego ha sido abierto por los dos participantes, más como era de esperarse, de ambos contendientes, cada uno guardaba la llave de sus secretos oscuros algo que quedaría sellado al tocar el nuevo puerto.

Viaje que se ha dado a la brevedad posible, llega a su corazón una latido de excitación, su sonrisa nuevamente vaga por el albores de las brisas, extiende sus alas la pequeña ave durante el trayecto de la embarcación, sabe que no pueden verla en la densa oscuridad y por ello se arriesga. La mujer queda rezagada en la mañana, más la noche es su libertad la que la llama y va en busca con presteza. a intriga, es el momento perfecto para moverse entre los pocos que habitan en la noche. Luego de varios días de navegación su destino parece más cerca, ahí está frente a ella la gran ciudad Londinense, el puente que se eleva y los aromas de la agitada urbe que le recuerdan a la muerte misma. La figura femenina desciende de entre las demás, siempre con aquel traje entallado y bien justo dejando ver la silueta a la prefección, marcando donde se debe hacer, sus pies dan los pasos más delicados como si de una bailarina experta se tratase, como si realmente estuviera midiendo el terreno, el nuevo y desconocido espacio que le espera.

Una sonrisa, cuando su rostro se eleva hacia el radiante sol para tomar energía de este, una sonrisa es lo que devela cuando ha llegado a tierra extraña, una sonrisa es lo que sus finos pero carnosos labios esbozan cuando espera que todo aquello haya valido la pena

por **Mark Bass** Miér Nov 04, 2015 5:18 pm

Varios días habían pasado ya. El semblante del ser oscuro no podía ser menos amable pues con sus manos bien empuñadas sobre el escritorio de su camarote no puede evitar decirse a sí mismo “idiota” cuando recuerda como por vez primera cayó ante el encanto femenino y al ofrecer una aventura… Simplemente le dejó esperando en el puerto. Sin bufanda, sin compañera, sin pizca de humanidad.

Tocando la puerta, el capitán le informa que han arribado por fin a Inglaterra, por lo que de forma seca el cazador responde –Prepara todo para desembarcar, entonces… No pierdas tiempo- colocándose de pie para mostrar así un traje grisáceo fino con una camisa albina y una corbata azul marino ajustada a su cuello. Alrededor de su nuca yace otra bufanda de matiz negro que se acompaña perfectamente de aquel sujetador donde yace la fina arma del maléfico.

Con prontitud se dispone a ir a cubierta, apreciando el clima frio de su tierra natal y donde la fotografía del famoso puente junto a la magnificencia del reloj Big Ben le dan la bienvenida a aquel suelo que hace tanto tiempo no veía.

-Lleven todo al hotel, yo tomare el carruaje hacia otro lado… Más vale que este todo en orden, no me gustan los errores…- ordena a su sirviente quien temeroso asiente la cabeza para así dejar escuchar el soplido de aquel barco anunciando su llegada.

Las escaleras se abren, Mefistófeles empieza a descender de aquel barco aun con la sensación de haber sido timado, traicionado, objeto de burla por esa hermosa mujer… Y así, ignorante de todo pues él pensó que llegaría la fémina para zarpar con él, decide poner el primer pie en el puerto, caminando lentamente sin saber que quizás… El destino le daría no una sorpresa, sino un regalo.

por **Kiara Zając** Lun Nov 23, 2015 10:56 pm

Suaves brisas que evocan diversas emociones en los pocos y a la vez atareados transeúntes de aquella ciudad; una que es ajena de la que se ha radicado pero que ha decidido visitar por una promesa, por una que la ha llevado más lejos de lo que pensaba. Su cabeza se ladea de lado a lado cuando visita tienda por tienda como una dama de tantas que está de visita por la ciudad por la temporada, pocos son los detalles que brinda de su persona y de quien busca más le resulta provechoso los días que ha pasado en aquellos afanes femeninos.

Leve tintineo de una bolsa que se agita con una mano suave, cuyo contenido se debe a una tela de bufanda en tono carmesí, un tono tan oscuro como la sangre. Camina sin prestar atención del lugar solo por el simple hecho de disfrutar la frisa que golpea a su rostro junto a las telas de aquel traje que lleva, un vestido en tono celeste pastel con vuelos blancos y arandelas del mismo tono, cintas que atan su cintura ciñendo el vestido a aquel cuerpo delgado. Con suaves pasos se mueve por el lugar con una melodía muerta que tararea para sí misma abstrayéndose a tal punto que ha olvidado visualizar la calle en ambos lados.

Estridente sonido de las poleas arraigadas con fuerza y el grito de asombro junto a los cascos de los animales deteniéndose, el relinche de uno que se alza imprudente provocando que la pelinegra cayera, más su sonrisa no se borra cuando se recompone, a la par que le cochero baja para ayudar a la joven dama — No se preocupe la culpa ha sido toda mía, he pasado distraída sin ver bien la calzada— la dulce sonrisa que dirige al caballero que amablemente recoge la bolsa que llevaba —Hablaré con su señor si él lo regaña por detener el carruaje — reverencia al hombre que niega con excusas, más la mano delicada de la joven se posa sobre el hombro del hombre para tranquilizarlo con una melodía en su voz.

Más el cruel destino le depara una sorpresa, aun cuando en su mente ya no estaba la posibilidad de ello.

por **Mark Bass** Miér Nov 25, 2015 3:06 pm

El tiempo no había pasado en vano pues el Inglés decidió coger un puro y colocarlo entre sus labios, encendiéndolo con el movimiento de un cerillo y consecuente su caminata lo llevó hacia el carruaje que esperaba a por él –Al centro, rápido- ordenó cuando con toda calma se dispuso a subir al transporte exhalando aquel humo sobre el ambiente.

Tomo asiento, ajustó las cortinas para que nada entrara o saliera a la vista por las ventanillas del carruaje y así se dispuso a escuchar como el caballo relinchaba comenzando el viaje que había ordenado. Sobre su mente la imagen de aquella mujer no se podía borrar, inclusive sus manos se empuñaban con el solo hecho de recordar cómo le había mentido. Fue un débil, un imbécil.

El tiempo y su paciencia premiaron cuando de forma abrupta su carruaje se detuvo. Con gran enfado golpeó la pared y ordenó que siguieran el camino; sin embargo el destino le tenía preparada una sorpresa que ni él se imaginaba.

-Qué demonios sucede? Regresa al camino ya mismo si no quieres que te decapite... AHORA!- y así, su voz gruesa y rasposa queda en un mudo total una vez que abre la puerta, encontrando sus ojos negros siendo vistos por unos orbes ajenos y familiares, unos que rompieron con su postura y le trazaron una mueca sorprendida, incrédula y sobre todo rara en él.

-Kiara-

por **Kiara Zając** Miér Dic 23, 2015 11:49 pm

El cruel destino que juega despiadadamente con aquellas aves las cuales intentan desesperadamente seguir un vuelo a la vez, es el que se atreve a jugar con las personas llevándolas a situaciones impávidas, cortándoles las respiración, dejándoles estupefactos por las sorpresas, agradables sorpresas que se develan como le manto de una viuda que cae en la fría noche.

Dulce sonrisa en aquellos labios finos ante el inesperado rencuentro de dos seres que se habían cruzado por casualidades de la vida y donde había quedado una promesa. Su cabeza se ladea y es la educación lo primero que deja entrever tras los ojos claros y los carnosos labios. Su voz melódica se deja escuchar en el preciso momento en que una reverencia en saludo se hace presente entre aquel caballero de oscura alma y el ave de oscuro deseos — Mi señor Mefistofeles— repasa su labio con la punta de su lengua intentando sonar lo más sincera posible — Ha sido culpa mía que vuestro cochero abruptamente haya interrumpido su viaje, no lo culpe ni castigue porque la que debería ser castigada sería yo por no haber prestado atención—

Claros ojos que se elevan para mirar en un ligero desafío a aquel hombre que sonríe, ella lo imita pero es una sonrisa tímida que junto a sus manos que acarician a los equinos se queda perdida y distante en el tiempo y espacio. — Creo que podríamos realizar un cambio, si mi señor lo permite— una sonrisa nueva y oculta entre aquellos labios rosáceos se deja entrever. Como si una nueva partida cruel estuviera por dar comienzo.

por **Mark Bass** Jue Ene 28, 2016 11:05 pm

La sorpresa, la impresión y hasta el terror de un escalofrío que por primera vez en tanto tiempo se deslizaba por toda la columna vertebral de aquel inglés. Sus ojos negros abiertos de par en par no pueden creer lo que ven. Su cuerpo pareciese estático y en su respiración una agitación no tarda en aparecer. Luego de esto escucha esa voz que cómo hielo rompe todo su ser y le desemboca una estúpida reacción que se limita a exclamar solamente un: -Sube-

Así pues, el señor oscuro toma la mano de la chica indicándole el asiento que le corresponde, cerrando la puerta después y con una voz muchísimo más tranquila, inclusive más que en cualquier otro día, simplemente comenta –Olvida a donde íbamos, regresa al hotel... Rápido- aun con un rostro totalmente impresionado, luego de que una sonrisa se apoderara de él, emite: -¿Crees que puedes hacerme eso? Ir, venir.. Irte.. Regresar.. Eres singular, Kiara, muy singular...- destapando una botella de whisky mientras sirve dos copas y así se dispone a disfrutar no solo del viaje y de la compañía sino de las palabras de la musa.

-Ahora dime que ha pasado contigo... Y cómo planeas que te castigue-

por **Kiara Zając** Mar Feb 23, 2016 11:25 pm

Clara y concisa fue la orden emitida por aquel caballero de lustre presencia a la cual aquella mirada cristalina blandía las largas pestañas con la sonrisa en su rostro, una sonrisa cálida, como la niña a la que encuentran en medio de una travesura, sus dedos recorren el cuerpo de aquel semental hasta llegar en el viaje al destino, la puerta del carruaje, se adentra sin mirar al hombre más no borra la sonrisa, sus ojos se clavan en el suelo y cuando pasa junto a él a tomar asiento clava la azul mirada sobre la de él.

Aroma fuerte que marea pero no aleja de sus sentidos, el líquido ámbar moja aquellos labios como una caricia suave y tersa, la mirada cándida se eleva en el más abosoluto silencio que se rompe cuando aquella lengua vuelve a tocarse los labios — Mi señor Mefistófeles ¿Cómo podría yo planear que me castigue? Sería algo sacrílego de mi parte imponer algo a usted Mi señor, además mi señor, ¿acaso no es de un caballero el entregar a la dama aquello que busca sin que esta emita palabra alguna?— sonrisa oculta con sus dedos que acarician aquel líquido pasándolo por sus labios donde la lengua recibe en pequeñas gotas aquel sabor — Soy como un ave, Mi Señor, ir y venir es lo que hace las pequeñas aves, vuelan tan alto que casi desaparecen, lo que ha pasado conmigo es que volé, volé embarcándome en un viaje por una invitación a conocer el patio de juegos de cierto caballero, ahora me pregunto ¿que habrá pasado con aquel caballero de oscura armadura?— una risilla suelta con la mirada clavada en la bebida.

Largas pestañas negras que se blanden nuevamente ante la pesada mirada y aquella sonrisa del caballero de traje — La singularidad es lo que hace a las personas, Mi señor Mefistófeles, pero tengo una duda— aquella celestial voz desciende unos decibles cual susurro de ángel — Ser Singular es bueno o malo— muerde parte de su labio inferior sin dejar de ver al hombre frente a ella.

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