AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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El asesinato del alma +Severian+ ("Los Eternos" C. de Le due maschere della notte)
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El asesinato del alma +Severian+ ("Los Eternos" C. de Le due maschere della notte)
Que otra cosa podía haber venido a este horrible lugar más que arreglar viejas cuentas de Cetanu de forma muy poco amable, a veces sus socios y los negocios en los que se movía además de ser tan sucios como él, representaban una gran molestia para mi que no hacia más que patear sin parar a aquellos que incumplan en sus pagos monetarios o de otra índole dependiendo estrictamente la raza a la que pertenecían. A pesar de todo me gustaban esos ambientes, era mucho ver y tanto por lo cual no juzgar, me divertía tanto adivinar lo que le pasaba al otro (Ya sé algo de mala educación) pero no podía dejar de hacerlo, era como esos hábitos que todos tenemos en un recóndito lugar de que ni el mismo Dios quizás sabía que los teníamos.
De cualquier forma me encamine a la barra y tome asiento entre los hombres (Algo muy poco femenino debo admitir), una señora de buen ver para sus años se acerco a preguntar si deseaba algo de beber, asentí con media sonrisa y le ordene cualquier cosa que de algún modo no pensaba tomarla, no podía ni imaginarme cual podía ser su procedencia.
Me quede allí pensativa y a la vez deseosa de poder realizar lo mismo que imaginaba hacian las parejas recién conocidas en ese bar, iban a la intimidad de una habitación y se tardaban los milenios en regresar, hace mucho que no estaba con nadie y aunque me duela admitirlo yo soy una de esas personas que sin algo de afecto no puedo vivir. Era complicado explicar aquello, porque no solo me resultaba sin atributos o atractivo algún hombre que incluso se me acercara con educación y galantería sino que ni al pasar por las calles me fijara en alguno, creí que tenía problemas con eso cuando entendí que mi problema era que solo quería estar con un solo hombre (Y no era por capricho).
Pocas veces lo he vuelto a ver por estos lares y a pesar de que cientos de veces he deseado buscarle puesto que conozco información de que se encuentra residiendo en el Vaticano, solo pienso con que cara le he de saludar, con que cinismo me atrevo si quiera a verle a esos ojos azules celeste de los que todo quería para mi. Suspiraba y el entrecejo dibuja una mueca de displacer y de dolores tan significativos que nadie pudo obviarlo, ni siquiera la que me servia otra copa para según ella mitigar las penas. Agradecí con desanimo su gesto y cogí la copa, observe su contenido deslizarse por las paredes de vidrio y entonces recordé que dentro de unos meses quizás, estaría en el campo de batalla asesinando junto a Cetanu más inocentes. Eran lo que ellos, “Los Eternos llamaban “Los caídos del teatro de París”, esos solo rompieron la regla más sagrada sobre un secretismo alrededor de nuestra existencia ante los mortales, quizás si Archibaldo de la Cruz no hubiese publicado nada, absolutamente nadie estaría en la mira.
Se me revolvía el estomago solo de pensar en la atrocidad que tendría que cometer otra vez, ¿Como demonios me iba a limpiar la sangre el resto de mis días cuando Cetanu conociera la derrota?, no lo sabía y eso me llenaba de pavor, no había purificación ni un antídoto para salvar mi alma maldita. Deprimente mi vida y deprimente el panorama ¿No creen?, yo tome mi copa cuando se oyeron las puertas del establecimiento abrirse de par en par, la mesera a su vez solo un respingo de admiración que decidí omitir.
<< Le sirvo algo señor >> le escuche decir a la voz aguda de la mujer madura que de pronto tenia en los ojos un brillo especialmente notable que no pude ni siquiera dimitir << Lo mismo que la dama por favor >> inquirió la segunda voz de un hombre a mis espaldas.
Mi respiración se agito de pronto al oírlo, mi interior se estremeció al punto que tuve que contener las ganas de volver y confirmar mis sospechas por lo que solo mencione casi en un susurro entrecortado y nervioso -¿Severian?-
De cualquier forma me encamine a la barra y tome asiento entre los hombres (Algo muy poco femenino debo admitir), una señora de buen ver para sus años se acerco a preguntar si deseaba algo de beber, asentí con media sonrisa y le ordene cualquier cosa que de algún modo no pensaba tomarla, no podía ni imaginarme cual podía ser su procedencia.
Me quede allí pensativa y a la vez deseosa de poder realizar lo mismo que imaginaba hacian las parejas recién conocidas en ese bar, iban a la intimidad de una habitación y se tardaban los milenios en regresar, hace mucho que no estaba con nadie y aunque me duela admitirlo yo soy una de esas personas que sin algo de afecto no puedo vivir. Era complicado explicar aquello, porque no solo me resultaba sin atributos o atractivo algún hombre que incluso se me acercara con educación y galantería sino que ni al pasar por las calles me fijara en alguno, creí que tenía problemas con eso cuando entendí que mi problema era que solo quería estar con un solo hombre (Y no era por capricho).
Pocas veces lo he vuelto a ver por estos lares y a pesar de que cientos de veces he deseado buscarle puesto que conozco información de que se encuentra residiendo en el Vaticano, solo pienso con que cara le he de saludar, con que cinismo me atrevo si quiera a verle a esos ojos azules celeste de los que todo quería para mi. Suspiraba y el entrecejo dibuja una mueca de displacer y de dolores tan significativos que nadie pudo obviarlo, ni siquiera la que me servia otra copa para según ella mitigar las penas. Agradecí con desanimo su gesto y cogí la copa, observe su contenido deslizarse por las paredes de vidrio y entonces recordé que dentro de unos meses quizás, estaría en el campo de batalla asesinando junto a Cetanu más inocentes. Eran lo que ellos, “Los Eternos llamaban “Los caídos del teatro de París”, esos solo rompieron la regla más sagrada sobre un secretismo alrededor de nuestra existencia ante los mortales, quizás si Archibaldo de la Cruz no hubiese publicado nada, absolutamente nadie estaría en la mira.
Se me revolvía el estomago solo de pensar en la atrocidad que tendría que cometer otra vez, ¿Como demonios me iba a limpiar la sangre el resto de mis días cuando Cetanu conociera la derrota?, no lo sabía y eso me llenaba de pavor, no había purificación ni un antídoto para salvar mi alma maldita. Deprimente mi vida y deprimente el panorama ¿No creen?, yo tome mi copa cuando se oyeron las puertas del establecimiento abrirse de par en par, la mesera a su vez solo un respingo de admiración que decidí omitir.
<< Le sirvo algo señor >> le escuche decir a la voz aguda de la mujer madura que de pronto tenia en los ojos un brillo especialmente notable que no pude ni siquiera dimitir << Lo mismo que la dama por favor >> inquirió la segunda voz de un hombre a mis espaldas.
Mi respiración se agito de pronto al oírlo, mi interior se estremeció al punto que tuve que contener las ganas de volver y confirmar mis sospechas por lo que solo mencione casi en un susurro entrecortado y nervioso -¿Severian?-
Última edición por Kida Sarene el Miér Dic 16, 2015 9:21 pm, editado 1 vez
Kida Sarene- Licántropo Clase Media
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Fecha de inscripción : 18/11/2015
Re: El asesinato del alma +Severian+ ("Los Eternos" C. de Le due maschere della notte)
-¿Sabes, me llego a preguntar cuantos Severian conoces en realidad?- comentó sarcástico el inquisidor mientras cogía un asiento al lado de la dama -Es en serio, ¿Cuantos crees que tienen un nombre tan raro como el mío?- seguía la mofa contra aquella dama que no dejaba de verle de extraña manera, la cual conocía a la perfección. Hubo una historia entre los dos y eso no era secreto para ninguno de los miembros en los bandos a los que pertenecían, por ello al menos la Orden de la Rosa Escarlata había pensando en aquello como una ventaja para poder alcanzar el objetivo que pretendían. Un informante llamado Darkness Severaux había retornado a ellos apenas unas cuantas semanas atrás, él que en ese entonces alegaba la defensa de un amor, entrego por propia voluntad la mayoría de las identidades de los miembros, era claro que todo debían hacerlo por debajo del agua para poder, en cierta manera defender la integridad de su informante y para ello aprovecharían todos los recursos incluyendo viejos sentimientos y que mejor cuando un viejo lío de faldas se hallaba entre la lista.
Era jugar sucio y él lo sabía, pero tenía una misión de por medio y solo la estaba cumpliendo, en esa nueva guerra sin cuartel todos eran piezas de ajedrez, marionetas que eran controladas por las manos monstruosas del destino que se negaba a ser compasivo con alguno de ellos. Las marionetas no tienen sentimientos, las marionetas no sienten amor, él no estaba enamorado de aquella joven y de eso él se creía seguro.
La bebida le fue traída hasta su mesa, Severian agradeció con apremio y alzo el recipiente -Pues- retomo la palabra tras minutos de incomodo silencio -Salud por nuestro reencuentro- media sonrisa se dibujo en su rostro pálido y un cuanto marcado por el paso del tiempo, los años no perdonaron las facciones y los atributos que se le conocían, pero su juventud interior estaba reacia a desaparecer, seguía teniendo amoríos y de vez en cuando deslices en la cama, si era necesario aquella noche no sería la excepción -¿Sabes?, yo pensaba que algún día esto tenia que suceder- volvió el rostro a la dama que lo miraba con desconcierto y añadió como si interpretara su desconcierto -Vamos Kida, ambos sabíamos que residíamos aquí- asintió con apremio -Cierto que no es tan pequeño pero si añadimos a eso los asuntos a los que nos dedicamos cada uno era solo cuestión de tiempo- inspiro -Lo que quizás no supuse es que seria en un lugar como este, ya sabes… es decir tu eres dama o eso creo… y verte aquí, bueno es que un hombre no se lo espera viniendo de una mujer- la vio de soslayo una vez que regreso su atención a la copa que todavía rebosaba de licor -No querrás llevarte todo el crédito por atraparlos ¿O sí?- subrayo su interrogante con sospecha e intriga -Ya sabes o me supongo debes saberlo por tu Orden. En París se armo una revuelta con la aparición en publico de un vampiro y un cazador que después fueron publicados en una novela escrita por un español. Algunos de sus miembros contactaron con diferentes círculos, atribuyendo que cosas raras les estaban pasando, que tenían incluso la sospecha de que querían asesinarlos, pero ¡Bah!- disimulo desentenderse -¿Quien irá con Cetanu Vasili del que solo se cuentan leyendas? o…. ¿Quién en su sano juicio le diría algo al que se cree amo y dueño del universo, el patrullero de lo secreto?-.
Era jugar sucio y él lo sabía, pero tenía una misión de por medio y solo la estaba cumpliendo, en esa nueva guerra sin cuartel todos eran piezas de ajedrez, marionetas que eran controladas por las manos monstruosas del destino que se negaba a ser compasivo con alguno de ellos. Las marionetas no tienen sentimientos, las marionetas no sienten amor, él no estaba enamorado de aquella joven y de eso él se creía seguro.
La bebida le fue traída hasta su mesa, Severian agradeció con apremio y alzo el recipiente -Pues- retomo la palabra tras minutos de incomodo silencio -Salud por nuestro reencuentro- media sonrisa se dibujo en su rostro pálido y un cuanto marcado por el paso del tiempo, los años no perdonaron las facciones y los atributos que se le conocían, pero su juventud interior estaba reacia a desaparecer, seguía teniendo amoríos y de vez en cuando deslices en la cama, si era necesario aquella noche no sería la excepción -¿Sabes?, yo pensaba que algún día esto tenia que suceder- volvió el rostro a la dama que lo miraba con desconcierto y añadió como si interpretara su desconcierto -Vamos Kida, ambos sabíamos que residíamos aquí- asintió con apremio -Cierto que no es tan pequeño pero si añadimos a eso los asuntos a los que nos dedicamos cada uno era solo cuestión de tiempo- inspiro -Lo que quizás no supuse es que seria en un lugar como este, ya sabes… es decir tu eres dama o eso creo… y verte aquí, bueno es que un hombre no se lo espera viniendo de una mujer- la vio de soslayo una vez que regreso su atención a la copa que todavía rebosaba de licor -No querrás llevarte todo el crédito por atraparlos ¿O sí?- subrayo su interrogante con sospecha e intriga -Ya sabes o me supongo debes saberlo por tu Orden. En París se armo una revuelta con la aparición en publico de un vampiro y un cazador que después fueron publicados en una novela escrita por un español. Algunos de sus miembros contactaron con diferentes círculos, atribuyendo que cosas raras les estaban pasando, que tenían incluso la sospecha de que querían asesinarlos, pero ¡Bah!- disimulo desentenderse -¿Quien irá con Cetanu Vasili del que solo se cuentan leyendas? o…. ¿Quién en su sano juicio le diría algo al que se cree amo y dueño del universo, el patrullero de lo secreto?-.
Severian D´Angelo- Inquisidor Clase Alta
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Fecha de inscripción : 22/09/2015
Re: El asesinato del alma +Severian+ ("Los Eternos" C. de Le due maschere della notte)
-¿Para que demonios me lo estas contando?- interrumpí de pronto ofendida -Es claro que sabía una parte, la novela se ha vuelto una completa innovación en la literatura y que decir de las habladurías del vulgo, siempre peleándose por si el hecho sucedió o no, si los vampiros existen o no o si el teatro preparo todo tan bien para hacerse crear publicidad aunque se les saliera de las manos después- mi mirada se torno violenta entonces, todo desconcierto se eclipso y deje al descubierto algunos destellos brillosos de furia desmedida en mis orbes claras, nada ajeno a mi carácter cambiante, herencia de familia, herencia de las guerras interminables, secuelas de las matanzas cometidas injustamente en nombre de Cetanu.
-Para tu información- repuse después de un gran esfuerzo por contener toda la desilusión que representaba sus sospechas -Cetanu sabe menos que todo sobre ese asunto- mentí esperando que mis expresiones fueran lo suficientemente creíbles, con otros no me costaba ninguna trabajo sin embargo con él, además de ser un hombre sagaz me había llegado a conocer bastante bien, me atrevería a decir mejor que a mi misma -Vasili ha estado alejado desde hace siglos de todo contacto humano, simplemente parece estar en uno de esos retiros fastidiosos que los antiguos se toman tan a pecho llegado el momento, presta su nombre para obras y ganar dinero pero nada más, tiene años que dejo de codearse con humanos ¿Me entiendes?- espeto y espero que mi argumento haya sido lo suficientemente creíble, por otro lado empiezo a atar cabos lentamente, tratando de interpretar su mirada enigmática de la que tiene tanto apremio por hacer de ella una arma para perforar pieles, husos y más allá, todo con tal de llegar al alma, todo con tal de desnudarme… hacerlo en carne y hacerlo en el interior era nuestro mejor oficio cuando estábamos juntos en un pasado que hoy preferiría haber dejado por allí o que jamás hubiera permitido que pasará.
Él estaba en una misión… estaba tras de nosotros ¿Porque otra maldita razón había venido a estos lugares que poco frecuentaba si no había pechos descubiertos y otras excentricidades más? -Ve a follarte a alguna de esas y déjame en paz- reclame al poco tiempo -Y deja de verme así que yo, aunque quieras y el cielo bajes junto con todos sus santos soy la que menos te puede informa sobre ellos me atrevo a decir- azoté la copa y su liquido se derramo y el cristal se cuarteo -Me fastidias el poco rato de paz ¿Ves lo que haces?- trate de reñir, mientras que él solo reía, se mofaba de mi molestia, como siempre a mi no me tomaba en serio.
-Para tu información- repuse después de un gran esfuerzo por contener toda la desilusión que representaba sus sospechas -Cetanu sabe menos que todo sobre ese asunto- mentí esperando que mis expresiones fueran lo suficientemente creíbles, con otros no me costaba ninguna trabajo sin embargo con él, además de ser un hombre sagaz me había llegado a conocer bastante bien, me atrevería a decir mejor que a mi misma -Vasili ha estado alejado desde hace siglos de todo contacto humano, simplemente parece estar en uno de esos retiros fastidiosos que los antiguos se toman tan a pecho llegado el momento, presta su nombre para obras y ganar dinero pero nada más, tiene años que dejo de codearse con humanos ¿Me entiendes?- espeto y espero que mi argumento haya sido lo suficientemente creíble, por otro lado empiezo a atar cabos lentamente, tratando de interpretar su mirada enigmática de la que tiene tanto apremio por hacer de ella una arma para perforar pieles, husos y más allá, todo con tal de llegar al alma, todo con tal de desnudarme… hacerlo en carne y hacerlo en el interior era nuestro mejor oficio cuando estábamos juntos en un pasado que hoy preferiría haber dejado por allí o que jamás hubiera permitido que pasará.
Él estaba en una misión… estaba tras de nosotros ¿Porque otra maldita razón había venido a estos lugares que poco frecuentaba si no había pechos descubiertos y otras excentricidades más? -Ve a follarte a alguna de esas y déjame en paz- reclame al poco tiempo -Y deja de verme así que yo, aunque quieras y el cielo bajes junto con todos sus santos soy la que menos te puede informa sobre ellos me atrevo a decir- azoté la copa y su liquido se derramo y el cristal se cuarteo -Me fastidias el poco rato de paz ¿Ves lo que haces?- trate de reñir, mientras que él solo reía, se mofaba de mi molestia, como siempre a mi no me tomaba en serio.
Kida Sarene- Licántropo Clase Media
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Fecha de inscripción : 18/11/2015
Re: El asesinato del alma +Severian+ ("Los Eternos" C. de Le due maschere della notte)
-No te enojes- dijo entre risas aquel viejo inquisidor que tenia sangre jovial aún corriendo por sus venas -Eso a la larga te hará daño- chasqueo con la lengua y continuo hablando despreocupadamente -A los canes también les pueden dar infartos ¿Sabes?, no son vampiros, ni son fantasmas, son perros gigantes que a larga también morirán de alguna extraña manera como solo la vida puede deparar, ya sabes que ella tiene tanto sentido del humor… retorcido pero lo tiene- puntualizó tomando un sorbo de aquel licor barato.
-¿Sabes?, siempre te considere una mujer bastante hábil, astuta y sagaz pero nunca te imagine que crecerías a esos altos niveles de agilidad mental rápida, ¿Me pregunto si los Eternos podrán prestarme a uno de sus expertos en espionaje, ahhh no espera- reparo con aire burlesco -Ya lo tengo… y si me dijo mucho sobre ti- continuo embozalado con aquella bebida sin dejar de ver de soslayo a la chica que de pronto sus grandes ojos azules se habrían dejándolos casi fuera de sus cuencas si eso en alguna ocasión fuese posible -Si, un delator…- siseo con aire triunfal, al fin tenía completamente su atención, era momento de un pequeño juego de tortura mental -Es evidente que de no existir su información me hubiese costado creer que me mentías, me hubiera tragado ese cuento sobre Cetanu al instante sin excusa pero… no eres la única que parece estar en secreto contra de su propio Amo, alguien, por supuesto más valiente que tu me ha dicho que planean una revuelta contra los rebeldes del teatro, que ellos han estado jugando a las escondidas con las víctimas y aterrorizándoles mucho antes que sea día de brujas- aclaro su garganta intentando de algún modo casi inútil contener la risita traviesa que le provocaba su expresión contrariada y boquiabierta que no permitía más que un silencio profundo entre sus delicados y sonrosados labios abiertos -Por lo tanto me deja dos variables a seguir mi pequeña granuja- una sonrisa malévolamente torcida se dibujo en su perfil haciendo aún su aspecto más triunfal e intimidante a la vez -O Cetanu esta recluido en un sopor prolongado que tu mantienes leyéndole “Las dos máscaras de la noche” para que tenga dulces y sanguinarios sueños o de verdad está lo suficientemente despierto para ser la pesadilla de otros, de la cual me inclinaría más porque hasta donde yo recuerdo mi fuente ha tenido recientemente contacto con él-. se detuvo entonces, le divertía de ella sus ojos chispeantes y repletos de furia contenida, mientras que su boca, que para esos momentos ya se había sellado no dejaba de completar un cuadro de desorientación infinita y completo desconcierto.
-Bue… no te angusties cariño, no haré nada contra ellos… aún- suspiro alegremente con la misma sonrisa que había perdurado largo tiempo, extraño ya que cuando trataba con el enemigo lo que menos que hacia era brindar un poco de su felicidad al contrincante -Es que- trato de explicarse-Se me hace algo idiota lo que hace Cetanu esta vez. ¿Como es posible que sabiendo que tiene a este viejo fanático obsesionado suyo por su cabeza colgada en la pared como trofeo, se atreva a salir para matar a los culpables de una riña de párvulos sin cerebro?- se encogió de hombros sin dar más crédito a la cara fastidiada y llena de rencor por parte de su antigua amante de la cual como con todas o al menos eso era lo que el inquisidor quería pasar existía aún una pizca de amor y ternura -No te enojes, aunque así te ves hermosa… sabes tengo ganas de “follar” como tu amablemente me los has dicho pero no con ellas…- le brindo un guiño volviendo al asunto particular con la copa y el liquido derramado en la barra.
-¿Sabes?, siempre te considere una mujer bastante hábil, astuta y sagaz pero nunca te imagine que crecerías a esos altos niveles de agilidad mental rápida, ¿Me pregunto si los Eternos podrán prestarme a uno de sus expertos en espionaje, ahhh no espera- reparo con aire burlesco -Ya lo tengo… y si me dijo mucho sobre ti- continuo embozalado con aquella bebida sin dejar de ver de soslayo a la chica que de pronto sus grandes ojos azules se habrían dejándolos casi fuera de sus cuencas si eso en alguna ocasión fuese posible -Si, un delator…- siseo con aire triunfal, al fin tenía completamente su atención, era momento de un pequeño juego de tortura mental -Es evidente que de no existir su información me hubiese costado creer que me mentías, me hubiera tragado ese cuento sobre Cetanu al instante sin excusa pero… no eres la única que parece estar en secreto contra de su propio Amo, alguien, por supuesto más valiente que tu me ha dicho que planean una revuelta contra los rebeldes del teatro, que ellos han estado jugando a las escondidas con las víctimas y aterrorizándoles mucho antes que sea día de brujas- aclaro su garganta intentando de algún modo casi inútil contener la risita traviesa que le provocaba su expresión contrariada y boquiabierta que no permitía más que un silencio profundo entre sus delicados y sonrosados labios abiertos -Por lo tanto me deja dos variables a seguir mi pequeña granuja- una sonrisa malévolamente torcida se dibujo en su perfil haciendo aún su aspecto más triunfal e intimidante a la vez -O Cetanu esta recluido en un sopor prolongado que tu mantienes leyéndole “Las dos máscaras de la noche” para que tenga dulces y sanguinarios sueños o de verdad está lo suficientemente despierto para ser la pesadilla de otros, de la cual me inclinaría más porque hasta donde yo recuerdo mi fuente ha tenido recientemente contacto con él-. se detuvo entonces, le divertía de ella sus ojos chispeantes y repletos de furia contenida, mientras que su boca, que para esos momentos ya se había sellado no dejaba de completar un cuadro de desorientación infinita y completo desconcierto.
-Bue… no te angusties cariño, no haré nada contra ellos… aún- suspiro alegremente con la misma sonrisa que había perdurado largo tiempo, extraño ya que cuando trataba con el enemigo lo que menos que hacia era brindar un poco de su felicidad al contrincante -Es que- trato de explicarse-Se me hace algo idiota lo que hace Cetanu esta vez. ¿Como es posible que sabiendo que tiene a este viejo fanático obsesionado suyo por su cabeza colgada en la pared como trofeo, se atreva a salir para matar a los culpables de una riña de párvulos sin cerebro?- se encogió de hombros sin dar más crédito a la cara fastidiada y llena de rencor por parte de su antigua amante de la cual como con todas o al menos eso era lo que el inquisidor quería pasar existía aún una pizca de amor y ternura -No te enojes, aunque así te ves hermosa… sabes tengo ganas de “follar” como tu amablemente me los has dicho pero no con ellas…- le brindo un guiño volviendo al asunto particular con la copa y el liquido derramado en la barra.
Severian D´Angelo- Inquisidor Clase Alta
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Re: El asesinato del alma +Severian+ ("Los Eternos" C. de Le due maschere della notte)
Mis nervios saltaron al mismo tiempo que mi conciencia, mi mente iba de un lado a otro ubicando caras, tratando, inútilmente de saber quien era el famoso delator, luego me detuve, de que servia saberlo si en el fondo estaba feliz por que alguien finalmente rompiera los pactos de sangre que se celebraban durante el ritual de iniciación en la Orden para ir a delatar a Cetanu y sus ideas fuera de contexto del 1800 o quizás era que en el fondo aquello representaba la posibilidad de ser libre de alguna forma, dejar de incomodarme de manera marcada ante la presencia de Cetanu y sus comentarios despectivos sobre el resto de la humanidad, liberarme de su veneno… de sus prejuicios, de sus ideas retorcidas de sangre e inocencias interrumpidas, de muerte y horror.
-Yo no tengo nada en contra de Cetanu- me cruce de brazos, poco me importo que la humedad empezará a manchar el abrigo de color vino que aquella noche cubría mi cuerpo lo suficiente para evadir miradas poco educadas, trataba de mostrarme indignada -Son otros, los que no comparten sus ideales los que quieren derrocarlo, yo no lo odio… ¿Porque tendría?, además mi lealtad esta demostrada al tratar de cubrirlo ¿No?- sentía que poco faltaba en realidad para arrancarle la cabeza o convertirme en una bestia allí mismo y enseñarle a dejar en paz a un lobo en la tranquilidad de su espacio -Pues ya que lo sabes no tengo más que decirte que sí, que él esta atrás de esos inadaptados y que él hará lo que sea para que la ley se cumpla como debe ser, será y el lo considera así, como un buen escarmiento para otro que intente hacer la misma osadía-.
Mis ojos mientras tanto no podían dejar de verle de arriba a abajo y por encima de hombro con indignación y repudio que yo misma no podía creer que pudiese lanzar hacia alguien que ame con todo lo que significo mi ser en aquel entonces -En cuanto a ti y los tuyos, poco miedo les tiene en realidad, ¿Cuantas veces que ambas Ordenes se han confrontado, tu, obtienes la victoria con exactitud?- agregue para mi propio placer de ver comer de su veneno el que riña me había dado desde que se sentó a mi lado -Hasta donde yo recuerdo la rosa Escarlata ha perdido más miembros que todo el teatro de París el día del ataque, con seres tan débiles ¿Porque Cetanu debería esconderse entonces?- su silencio me deleito, eso fue gratificante,tanto que no pude evitar juguetear con mi lengua entre mis colmillos -Si pides mi opinión, tarde o temprano dará con el delator, él es, por si algún día lo quieres contratar el que se encarga del entrenamiento del espionaje querido, lo matará y luego seguiremos con ustedes… él no se ensucia las manos en barro como que el que proviene de su sangre- inspire tan profundo como me fue posible fingirlo -Y estaré completamente complacida en ser yo quien te rompa cada uno de tus huesos hasta los del cuello… Cetanu no tardará en atacar- respondí con aparente tranquilidad, tanta como él tenía en otros momentos, mientras, como siempre se burlaba de mi y de mis promesas.
Me levanté del asiento, dejando para quien me atendió un par de francos,lo mire por el rabillo del ojo y cuando me disponía a irme, regrese mi vista a él, caminando seductora, solo para fastidiarlo un poco -Si tu intención era invitarme cordialmente a revolcarme contigo entre las sábanas, estas muy equivocado… lo nuestro ya pasó Severian y además porque habría de ensuciarme aún más teniendo sobre mi las manos de un hombre que tiene la fama de ser mujeriego y con un hermano que caza a los míos y otro convicto… ¿Que ganaría acostándome con el enemigo?- mi voz además de divertida y triunfal sonó ronca en algún momento. Después simplemente me di la vuelta dirigiéndome a la salida con premura, lo que quería era desaparecer de su vista.
-Yo no tengo nada en contra de Cetanu- me cruce de brazos, poco me importo que la humedad empezará a manchar el abrigo de color vino que aquella noche cubría mi cuerpo lo suficiente para evadir miradas poco educadas, trataba de mostrarme indignada -Son otros, los que no comparten sus ideales los que quieren derrocarlo, yo no lo odio… ¿Porque tendría?, además mi lealtad esta demostrada al tratar de cubrirlo ¿No?- sentía que poco faltaba en realidad para arrancarle la cabeza o convertirme en una bestia allí mismo y enseñarle a dejar en paz a un lobo en la tranquilidad de su espacio -Pues ya que lo sabes no tengo más que decirte que sí, que él esta atrás de esos inadaptados y que él hará lo que sea para que la ley se cumpla como debe ser, será y el lo considera así, como un buen escarmiento para otro que intente hacer la misma osadía-.
Mis ojos mientras tanto no podían dejar de verle de arriba a abajo y por encima de hombro con indignación y repudio que yo misma no podía creer que pudiese lanzar hacia alguien que ame con todo lo que significo mi ser en aquel entonces -En cuanto a ti y los tuyos, poco miedo les tiene en realidad, ¿Cuantas veces que ambas Ordenes se han confrontado, tu, obtienes la victoria con exactitud?- agregue para mi propio placer de ver comer de su veneno el que riña me había dado desde que se sentó a mi lado -Hasta donde yo recuerdo la rosa Escarlata ha perdido más miembros que todo el teatro de París el día del ataque, con seres tan débiles ¿Porque Cetanu debería esconderse entonces?- su silencio me deleito, eso fue gratificante,tanto que no pude evitar juguetear con mi lengua entre mis colmillos -Si pides mi opinión, tarde o temprano dará con el delator, él es, por si algún día lo quieres contratar el que se encarga del entrenamiento del espionaje querido, lo matará y luego seguiremos con ustedes… él no se ensucia las manos en barro como que el que proviene de su sangre- inspire tan profundo como me fue posible fingirlo -Y estaré completamente complacida en ser yo quien te rompa cada uno de tus huesos hasta los del cuello… Cetanu no tardará en atacar- respondí con aparente tranquilidad, tanta como él tenía en otros momentos, mientras, como siempre se burlaba de mi y de mis promesas.
Me levanté del asiento, dejando para quien me atendió un par de francos,lo mire por el rabillo del ojo y cuando me disponía a irme, regrese mi vista a él, caminando seductora, solo para fastidiarlo un poco -Si tu intención era invitarme cordialmente a revolcarme contigo entre las sábanas, estas muy equivocado… lo nuestro ya pasó Severian y además porque habría de ensuciarme aún más teniendo sobre mi las manos de un hombre que tiene la fama de ser mujeriego y con un hermano que caza a los míos y otro convicto… ¿Que ganaría acostándome con el enemigo?- mi voz además de divertida y triunfal sonó ronca en algún momento. Después simplemente me di la vuelta dirigiéndome a la salida con premura, lo que quería era desaparecer de su vista.
Kida Sarene- Licántropo Clase Media
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Re: El asesinato del alma +Severian+ ("Los Eternos" C. de Le due maschere della notte)
Severian sintió como si un balde de agua fría le cayera sobre la espalda descubierta, toda su sonrisa y aire triunfal se habían ido de pronto dejando solo una amarga mueca que provocó una enorme herida en el pecho del que no había sido consciente hasta ese momento. Palabra por palabra fueron hiriendo su cabeza y los recuerdos salían de las recientes aberturas, podría haber tenido quizás mujeres de las que recordará aunque sea un tercio del tiempo compartido con ellas adentro y fuera de las sábanas pero… con Kida todo era completamente distinto, más su orgullo daba poco crédito a reconocerlo.
Severian provenía de una familia donde el orgullo era un valor importante entre los varones, de sus otros dos hermanos, él fue único en poseer ese virtud que de vez en vez le arruinaba la vida al dar por sentado a su sentimiento como la única verdad absoluta del cuál podía valerse. A menudo se había burlado de Solomon y Lot Vasari por ser los más sensibles de su pequeño núcleo familiar, pero ellos pese a todo lograron ser buenos en lo que se propusieron, Solomon, el mayor de los Vasari, era un cazador excelente, que pese a sus errores de juventud logró procrear dos hijas de las cuales hoy le sobrevive una y que cuida como si no fuera un mañana, Lot, el menor, fue un hechicero brillante que destacaba por sus habilidades mágicas, aún cuando fue seducido por la magia oculta, la magia negra, era de los mejores. Conocía tantas maldiciones y robó varios artefactos que en manos equivocados hubiesen ocasionado un verdadero desastre, si… era un hechicero que pertenecía a los inquisidores no reconocidos por la iglesia ya que trabajaba por su propia cuenta sin titulo ni bendición y pese a todo era bueno, al menos tenían en común de que jamás tuvieron familia pero no fue como Severian, con líos de faldas hasta el nuevo continente, él no dejó el clero, él no estaba solo al final del día, él no cayó en la vergüenza ni tampoco sufrió por admitir que amaba a una mujer, por el contrario a Severian que estaba allí, reflexionando todo aquello sin atrever a mover un solo músculo para detenerla.
-De quien quieres romper el cuello es de Cetanu- agregó tratando de aparentar poco apuro por su huída -Tu quisieras atacarlo a él y no a nosotros- entonces ella pareció detenerse de golpe -Sé algo más sobre ti, mi amada Kida, sé que pasó en realidad contigo, sé que tu condición es por la mano sucia del infeliz de Cetanu- jugó la última carta a su favor -Te mandó cazar como un insignificante animal y luego con algunos otros de sus tropas ordenó transformarte en ese perro rabioso que de vez en cuando se le ve desolado a las afueras del Vaticano- soltó una carcajada seca -Vaya forma de retener a una mujer ¿no?- pero ella ni siquiera se atrevió a darle la cara, seguía allí dandole la espalda.
Severian se puso en pie, alcanzando con su mano temblorosa el hombro de aquella dama inmóvil y sin habla -Yo no quiero que te acuestes conmigo solo para sacarte de balance, no te rebajes tu sola al nivel de otra cualquiera… mis intenciones son otras contigo- terció con toda calma -Nuestros amoríos quedan fuera de esto Kida- advirtió -Es… por tu libertad que quiero que luches ¿Lo entiendes?- suspiro amargamente -Te conocí de una manera Kida, te ame como lo que eras y sé que lo que tu eras, hubiese luchado por su libertad y todo aquello que le fue arrebatado, no se hubiera sometido al mandato de ningún patán como lo hizo conmigo, no hubiera accedido a venir a estos sitios de mala muerte a cobrar cuentas de formas que antes aborrecía esa mujer con la que tuve todo y después por idiota lo perdí-. Lo había hecho, todo de una manera o tal vez a su estilo había externado cuanto deseaba, la mente se le quedó en blanco después. En ese lapso intentó convencerse así mismo que solo lo había dicho para el cumplimiento de una misión, sin embargo su interior dolía, sangraba y le hacia temblar discretamente -Kida- insistió una vez más -Déjame devolverte un poco de felicidad, por una vez en la vida permíteme hacer las cosas como deben ser-. y su entrecejo mostró aflicción sincera.
Severian provenía de una familia donde el orgullo era un valor importante entre los varones, de sus otros dos hermanos, él fue único en poseer ese virtud que de vez en vez le arruinaba la vida al dar por sentado a su sentimiento como la única verdad absoluta del cuál podía valerse. A menudo se había burlado de Solomon y Lot Vasari por ser los más sensibles de su pequeño núcleo familiar, pero ellos pese a todo lograron ser buenos en lo que se propusieron, Solomon, el mayor de los Vasari, era un cazador excelente, que pese a sus errores de juventud logró procrear dos hijas de las cuales hoy le sobrevive una y que cuida como si no fuera un mañana, Lot, el menor, fue un hechicero brillante que destacaba por sus habilidades mágicas, aún cuando fue seducido por la magia oculta, la magia negra, era de los mejores. Conocía tantas maldiciones y robó varios artefactos que en manos equivocados hubiesen ocasionado un verdadero desastre, si… era un hechicero que pertenecía a los inquisidores no reconocidos por la iglesia ya que trabajaba por su propia cuenta sin titulo ni bendición y pese a todo era bueno, al menos tenían en común de que jamás tuvieron familia pero no fue como Severian, con líos de faldas hasta el nuevo continente, él no dejó el clero, él no estaba solo al final del día, él no cayó en la vergüenza ni tampoco sufrió por admitir que amaba a una mujer, por el contrario a Severian que estaba allí, reflexionando todo aquello sin atrever a mover un solo músculo para detenerla.
-De quien quieres romper el cuello es de Cetanu- agregó tratando de aparentar poco apuro por su huída -Tu quisieras atacarlo a él y no a nosotros- entonces ella pareció detenerse de golpe -Sé algo más sobre ti, mi amada Kida, sé que pasó en realidad contigo, sé que tu condición es por la mano sucia del infeliz de Cetanu- jugó la última carta a su favor -Te mandó cazar como un insignificante animal y luego con algunos otros de sus tropas ordenó transformarte en ese perro rabioso que de vez en cuando se le ve desolado a las afueras del Vaticano- soltó una carcajada seca -Vaya forma de retener a una mujer ¿no?- pero ella ni siquiera se atrevió a darle la cara, seguía allí dandole la espalda.
Severian se puso en pie, alcanzando con su mano temblorosa el hombro de aquella dama inmóvil y sin habla -Yo no quiero que te acuestes conmigo solo para sacarte de balance, no te rebajes tu sola al nivel de otra cualquiera… mis intenciones son otras contigo- terció con toda calma -Nuestros amoríos quedan fuera de esto Kida- advirtió -Es… por tu libertad que quiero que luches ¿Lo entiendes?- suspiro amargamente -Te conocí de una manera Kida, te ame como lo que eras y sé que lo que tu eras, hubiese luchado por su libertad y todo aquello que le fue arrebatado, no se hubiera sometido al mandato de ningún patán como lo hizo conmigo, no hubiera accedido a venir a estos sitios de mala muerte a cobrar cuentas de formas que antes aborrecía esa mujer con la que tuve todo y después por idiota lo perdí-. Lo había hecho, todo de una manera o tal vez a su estilo había externado cuanto deseaba, la mente se le quedó en blanco después. En ese lapso intentó convencerse así mismo que solo lo había dicho para el cumplimiento de una misión, sin embargo su interior dolía, sangraba y le hacia temblar discretamente -Kida- insistió una vez más -Déjame devolverte un poco de felicidad, por una vez en la vida permíteme hacer las cosas como deben ser-. y su entrecejo mostró aflicción sincera.
Severian D´Angelo- Inquisidor Clase Alta
- Mensajes : 19
Fecha de inscripción : 22/09/2015
Re: El asesinato del alma +Severian+ ("Los Eternos" C. de Le due maschere della notte)
Lo que se hace en el pasado, jamás se olvida, tampoco se borra y mucho menos se limpia. Historia escrita con sangre nunca ha de dejar en alguien aunque no sea el culpable algo de tormento. Yo creía no tener la nada que ver con aquello que me ocurrió hace no mucho tiempo, pero después empezaba a repasar y lo único que veía hacia atrás era la sombra de una mujer ambiciosa, movida bajo el interés de sobrevivir en un mundo donde dominaban los hombres por completo, una familia que siempre enaltecía a los varones y las mujeres las hacían menos. Yo sé, que es lo que se acostumbra en estos días pero a mí siempre me fue difícil aceptar cada regla impuesta porque para mi mala fortuna nací de personalidad, fuerte, independiente y aguerrida una libertad que casi ninguna mujer ha logrado obtener de la sociedad opresora.
No sabía si Cetanu de alguna forma lo entendía o solo fue en el afán de conseguir a un perro de compañía. En otros tiempos aquello fue liberador, podía ir y venir, podía vestir de otra manera distinta a lo que dictaba la época pero después todo comenzó a tornarse todo demasiado gris y malva. Torturas, secuestros asesinatos, toda una conspiración contra los nuestros y lo peor es que yo forme parte en este lío y esa era mi furia contra mi, haberme vencido ante las adversidades como la otra que fui no hubiese accedido. Quizás fue también el hecho de saber que para mi familia estaba muerta y la que intentaban dar caza era a su propia sangre, me dolía que no reconocieran en esa bestia lo que soy y lo que puedo dar si alguien me ayudara, me dolió Severian y su indiferencia, la forma en como me echó de su vida, la forma en como me hizo enamorarme de él de tal modo que a la fecha anhelaba tenerlo de mi lado.
-¿Tu informante también te lo dijo?- susurré apenas audible para los dos, no podía ni queria tampoco verlo a los ojos. Mi cara seguía apuntando a la puerta y la vista al piso seco y liso de madera -¿O todavía recuerdas como soy?- voltee a todos lados entonces, varios de los nuestros estaban aguardando en los extremos tratando de vigilar o escuchar, no estaba muy segura.
Como pude y a base de señas y jaloneos lo metí dentro de una habitación vacía, a nuestro lado solo existía una cama con dos simples frazadas y del otro una mesita vieja con una vela encendida que para ese momento ya iba por la mitad -Lo siento- me disculpe lo más sincera que pude una vez que cerré la puerta tras de mí -Hay oídos de más allá afuera, como sabrás seguramente Cetanu no deja salir a nadie solo cuando se trata de sus asuntos- ¿Que significaba eso que lo estaba apoyando?, estaba sorprendida de mi misma -Yo no quiero matar a Cetanu, de acuerdo, solo quiero que esto cese… nadie puede detener mi situación lo sé, estoy condenada y podrida hasta los huesos, me puedo ir a diablo mañana mismo- sentencie con aflicción y amargura -Pero los humanos, los de nuestra condición, los propios “Caídos”, tantos que han muerto bajo su yugo, bajo mis ordenes y mis garras… solo quiero que esto se detenga, no podemos vivir bajo la violencia de Cetanu por más tiempo, no más siglos- y entonces en medio de mis exclamaciones entendí mis intenciones, yo quería ayudar a Severian porque estaba cansada de servir como arma de primer recurso en luna llena -Ya no quiero seguir matando sin estar plenamente consciente de eso- di la espalda con brusquedad -Cetanu me utiliza en la luna llena para ser yo un verdugo de sus condenados, me encierra en una habitación donde la luz de la luna pueda llegar a influenciarme. Yo…- me cruce de brazos como si de repente hubiese un frío insoportable en aquella pocilga -Yo, despierto a la mañana siguiente completamente desnuda y ensangrentada con los cadáveres a mi alrededor… es horrible pensar que yo… yo Kida, la que se negaba a matar sea la causante de todo ese…- entonces fui interrumpida por su brusquedad al girarme y mirar sus ojos. Por sus dedos encima de mis labios.
No sabía si Cetanu de alguna forma lo entendía o solo fue en el afán de conseguir a un perro de compañía. En otros tiempos aquello fue liberador, podía ir y venir, podía vestir de otra manera distinta a lo que dictaba la época pero después todo comenzó a tornarse todo demasiado gris y malva. Torturas, secuestros asesinatos, toda una conspiración contra los nuestros y lo peor es que yo forme parte en este lío y esa era mi furia contra mi, haberme vencido ante las adversidades como la otra que fui no hubiese accedido. Quizás fue también el hecho de saber que para mi familia estaba muerta y la que intentaban dar caza era a su propia sangre, me dolía que no reconocieran en esa bestia lo que soy y lo que puedo dar si alguien me ayudara, me dolió Severian y su indiferencia, la forma en como me echó de su vida, la forma en como me hizo enamorarme de él de tal modo que a la fecha anhelaba tenerlo de mi lado.
-¿Tu informante también te lo dijo?- susurré apenas audible para los dos, no podía ni queria tampoco verlo a los ojos. Mi cara seguía apuntando a la puerta y la vista al piso seco y liso de madera -¿O todavía recuerdas como soy?- voltee a todos lados entonces, varios de los nuestros estaban aguardando en los extremos tratando de vigilar o escuchar, no estaba muy segura.
Como pude y a base de señas y jaloneos lo metí dentro de una habitación vacía, a nuestro lado solo existía una cama con dos simples frazadas y del otro una mesita vieja con una vela encendida que para ese momento ya iba por la mitad -Lo siento- me disculpe lo más sincera que pude una vez que cerré la puerta tras de mí -Hay oídos de más allá afuera, como sabrás seguramente Cetanu no deja salir a nadie solo cuando se trata de sus asuntos- ¿Que significaba eso que lo estaba apoyando?, estaba sorprendida de mi misma -Yo no quiero matar a Cetanu, de acuerdo, solo quiero que esto cese… nadie puede detener mi situación lo sé, estoy condenada y podrida hasta los huesos, me puedo ir a diablo mañana mismo- sentencie con aflicción y amargura -Pero los humanos, los de nuestra condición, los propios “Caídos”, tantos que han muerto bajo su yugo, bajo mis ordenes y mis garras… solo quiero que esto se detenga, no podemos vivir bajo la violencia de Cetanu por más tiempo, no más siglos- y entonces en medio de mis exclamaciones entendí mis intenciones, yo quería ayudar a Severian porque estaba cansada de servir como arma de primer recurso en luna llena -Ya no quiero seguir matando sin estar plenamente consciente de eso- di la espalda con brusquedad -Cetanu me utiliza en la luna llena para ser yo un verdugo de sus condenados, me encierra en una habitación donde la luz de la luna pueda llegar a influenciarme. Yo…- me cruce de brazos como si de repente hubiese un frío insoportable en aquella pocilga -Yo, despierto a la mañana siguiente completamente desnuda y ensangrentada con los cadáveres a mi alrededor… es horrible pensar que yo… yo Kida, la que se negaba a matar sea la causante de todo ese…- entonces fui interrumpida por su brusquedad al girarme y mirar sus ojos. Por sus dedos encima de mis labios.
Kida Sarene- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 18/11/2015
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