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La resurrección de los caídos (Los eternos C, de Le due maschere della notte) 2WJvCGs


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PARÍS, FRANCIA
AÑO 1842

Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.

Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.

¿Estás dispuesto a regresar más doscientos años atrás?



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Mensaje por Spencer Reid Lun Mayo 11, 2015 3:02 am

Cuanto era el tiempo que había tardado en volver a tan siquiera pasear de manera tranquila e imperturbable por las prinicipales calles de París, la lejanía quisiera aceptarlo o no había logrado las más profundas maravillas y de aquel fatídico evento no había quedado nada, ni del miedo de las terribles pesadillas que por las noches durante casi un año en Londres,
de improviso me despertaban a altas horas de la madrugada horriblemente fría, sudando, temblando, jadeando y el corazón bombeando toda la sangre disponible aun fuera de toda capacidad como un órgano lastimado que no dejaba de llorar las dos perdidas más importantes en mi vida, mi madre, esa dulce mujer que podía tenerla en la forma mas puramente física pero de una extraña mente de la cual ya jamás pudo regresar y ella... Montserrat, que sin importar su naturaleza era más humana que cualquiera que haya tenido el placer de conocer.
También pensaba en mis amigos, en mis compañeros, Gideon, Frank, Solomon... nunca dejaba de sonreír en mis momentos de paz durante mi descanso en las duras jornadas de ser un Teniente detective, siempre les recordaba de alguna manera pasiva, graciosa, en los momentos en que solo entrenábamos para ayudar a V, de ese cazador del que jamás volví a saber, ni por boca propia de Sir Sherlock Holmes y John Watson con quienes tuve el privilegio de trabajar... y fue justo en aquel trabajo donde retornaría a las fauces del miedo mismo.
Habiamos atendido entonces el caso de varias víctimas con el mismo modus en todo París, mujeres y niños eran los que principalmente terminaba cruelmente destrozados e irreconocible por un asesino que no utilizaba armas para matar en un principio, que no bebía sangre de la mayoría, numerosos casos reportados eran cometidos en la profundidad de los bosques para después desplegarse toda una ola en las principales zonas vulnerables de todo el país, entonces por bien de todos Sir Sherlock, Sir Watson y yo decidimos separarnos, ya que yo no creía tenerle miedo a nada, después de lo acontecido en el circo opte por los bosques, ojalá jamás hubiera ido, al fondo, entre la frondosa y basta vegetación el rugido de un animal se percibía a lo largo y ancho, espanto a las aves nocturnas de tan estrepitoso que se escuchaba el amargo sonido y como único modo de defensa preparé el arma que Solomon me obsequio para protección con otras criaturas, moje mis labios entonces y la angustia se dibujo de apoco en mi ceño, caminaba con cautela por en medio de la hojarasca y las diminutas ramas caídas más cuando encontré el sitio solo halle los restos humanos de un cuerpo destazado de una joven mujer, lamente haber llegado tarde, baje el arma y cerré mis ojos, no quería ver más escenas así, en el fondo me dolían y generaban las más crueles de todas las impotencias -No puedo salvar a  todo el mundo, convéncete de una vez Reid- me reprochaba y daba una extraña clase consuelo, enfunde el arma y al levantar la vista, encontré el fatídico aviso escrito con sanee fresca:


"Ya he cazado y bebido lo suficiente, son los caídos de V los siguientes"


Retrocedi, la piel volvia a hacerse fria, observaba mis manos temblorosas, apenas si las piernas podían sostenerme y la respiración apenas si me dejaba sentir el aire corriendo por la nariz oxigenando mis pulmones, me tome el pecho con las manos, aun cuando el arma estuviera ente ellas -No de nuevo, no de nuevo- susurraba agitado, negando la realidad, moviendo la rubia melena que había dejado crecer, observando atónito el macabro anuncio que se iba alejando de mi cada vez más en medio de un frio circulo de luz que apocaba más mi visión hasta volverse oscura e inconsciente.
En cuanto desperte, no hice más que contarles a ambos detectives ingleses lo que ellos ya conocían de viva voz, prometieron ayudarme y se fueron sin dejar rastro o aviso de la dirección de su guarida, pero yo no podía esperar a que su misterio se develara en solo la tierra sabe cuanto tiempo y él anuncio era claro, iría por nosotros, por aliados de V,  no había más minutos de ventaja ya un cuando había tantas cosas que aclara en el misterio me di a la tarea de indagar a detalle más sobre The Phantom, del que muy poco en realidad se sabía... pero si no era él ¿Entonces quién?, lo averiguaría en el camino, mientras escribía cartas a todos los caídos de quienes encontré su localización de formas complicadas, los cite el cinco de Mayo afuera de los calabozos pasada la media noche, comprendí que solo juntos seria más complicado ser blanco fácil.
Esa noche llego tan pronto y como buen caballero inglés, llegue puntualmente a la cita -¿Hay alguien por aquí?- pregunte cauteloso, mojándome los labios, esperando las respuestas que jamás llegaron a mi -¿Ho... ho... hola?- volví a cuestionar, en cuanto escuche ruido a mis espaldas -¿Ho... Hola?- llame con voz quebradiza, desenfundando el arma, quitando el seguro pero aún a la altura de la cadera -¿Qui...quien esta allí? ¿Solomon?- trague saliva y espere entonces con pavor hasta en mis extremidades la criatura de los rugidos, la causante de la resurrección de mi miedo y también de los caídos.



Última edición por Spencer Reid el Dom Jul 12, 2015 9:57 pm, editado 1 vez
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Mensaje por Frank Slade Lun Mayo 18, 2015 10:10 pm

A tientas caminaba el viejo coronel, quien haya escrito la carta para él debió de haber sido alguien muy listo, parecía entender la escritura ilegible de los ciegos para quien tuviese los sentidos completos, Slade parecía entender lo que conllevaba seguir al pie de la letra las instrucciones de esa carta y aunque no le gustase era más su curiosidad que la razón misma, que el instinto que dictaba ferozmente que no fuera a ninguna parte, que guardará la calma y el reposo en el campanario de Notre Damme, junto con Gideon, con ese melancólico vampiro que parecía tener más misterios que la misma caja de Pandora, al pobre inquisidor le había engañado de garrafales formas que esperaba no le descubriera puesto que la pelea entre los dos podía delatar su presencia en aquel sacro santo lugar donde ni siquiera las velas ni los ruegos de los feligreses podían devolverle la vista, a veces tenia que ser de ese modo con el longevo vampiro, parecía no aceptar o quedarle lo suficientemente claro que él ya estaba muerto, que su carácter nunca cambiaría y que a raíz de que quedo ciego la fe en el Dios que el proclamaba como verdadero había quedado obsoleta y más ahora que después de la muerte fue Turandot el único que vio luz en el horizonte… el único que supo si hay o no un ciego y un infierno después de la muerte.
Su lógica militar seguía predominando cada rincón de si mismo y aun cuando convivió y lucho contra vampiros, convivió con cazadores y lobos y él fue un cambiante le resultaba ilógico pensar en algo más sagradamente o diabólicamente existente.
El fantasma había recorrido gran parte del camino señalado, sus manos invisibles iban acariciando el terreno cubierto de distintas texturas, ladrillos, piedras, polvo, madera y otros materiales eran los que conformaban los lujosos y viejos ornamentos de Paris centro pero de otros de menor calidad en las zonas bajas donde la noche no parecía existir para las prostitutas y los hombres infieles, a su olfato llegaron aromas que de pronto se mezclaron, mestizas fragancias quedaron impregnadas en sus sentidos yacimos muertos, el coronel se detuvo un momento, su mirada cristalina imposibilitada de ver todo aquel carnaval de deseos y pasiones bajas se centro en algún punto que jamás lograría distinguir, su figura imperceptible para los presentes se detuvo de un muro, inspiraba y se encorvaba como si se le estuviera pegando fuertemente en el abdomen, se retorcía y el puño se contraía al ritmo de su fatigada postura -Cuanto daría por estar vivo de nuevo- se dijo -Ahora puedo comprender aquello que se jactaba mi familia en pronunciar “Nadie sabe lo que tiene hasta que esta perdido”- el fantasma creía haberlo perdido todo o al menos las cosas más importantes que cualquier ser humano en sus cabales y como hombre de bien estaría enorgullecido de tener, de pronto el destino le quito todo, una mujer, un hijo, una familia, una madre, la vista y la propia vida -¿Que es lo que hice?- se pronunciaba antes de proseguir, un lamento pareció escucharse tan tenue que dos amantes en el rincón frenaron su pasión, observaron a donde Frank contrariados y asustados al ver que no había nadie allí -Nadie- susurro y prosiguió su camino.
Volvió su figura firme, erguida, su mirada dura y sus perplejos que jamás pestañeaban continuaban puestos en el frente del que nada tenia color ni formas, sus manos seguían los senderos hasta que finalmente sintió las huellas del olvido y el abandono del hombre en las tierras periféricas del país, el hedor a humedad era penetrable a un sentido tan desarrollado como el suyo y el silencio tan profano que si fuese carne viva sus pasos se escucharían sin dificultad por entre el polvo que el viento de vez en cuando parecía alzar con súbita fuerza para después desaparecer entre los muros donde su soplido se convertían en ecos tan fantasmagóricos y aterradores como su voz en el callejón cerca de los burdeles.
Pronto su oído capto el sonido de unos pasos, lentos que después se volvieron tímidos junto con la voz que comenzó a preguntar histéricamente, el sonido le resultaba familiar -¿Spencer?- se detuvo, intento prestar toda atención posible al ambiente, escucho ahora el sonido de un arma al desprender el seguro de su sito -No puede ser Spencer- se dijo, pero las hipótesis en su mente con los datos que sus sentidos arrojaban no podían mentirle ¿Puede ser que el incidente de los dos máscaras de la noche hayan provocado tal cambio e inhibición a las armas? ¿Pudo Solomon, V y él enseñarle a enfrentar sus miedos?, en parte parecía ser algo cierto pero, por otro lado, resultaba ser su actitud tal cual como antes de que la tragedia se suscitará -¡Buha!- exclamo -¿Así es como recibes a tu viejo y fantasmagórico amigo?- se delato en voz alta tras unas ramas secas y viejas, al final de cuentas que podía perder ¿La vida? -Así es como te instruí a recibir invitados hijo- soltó una carcajada -Deja de jugar a Sherlock Holmes y salúdame ¿quieres?- exigió con ironía en la voz -¿Tu me citaste o los dos debemos esperar alguna emboscada por parte del vampiro del teatro?- se encogió de hombros y suspiro -¿Porque si sabes que volvió el miserable no? ¡Ja!, solo a restregarnos en la cara que perdimos en la noche más oscura de noviembre?- cuestiono y entonces escucho otros pasos aproximarse, sintió la fragancia, era él, Gideon le había seguido -¿Y tu que pedazo de escoria inmortal no tienes que entablar tu comunicación divina? ¡¿Que haces aquí?!, ¡Cuando vas a entender que estoy muerto! ¡¿Porque me sigues!? - cuestiono molesto.
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Mensaje por Gideon Stark Mar Mayo 19, 2015 1:11 am

Una noche más escondido entre las paredes sagradas donde el diablo no se atrevía a tentarlo más, intentaba con pequeños destellos de escenas pasadas, la fatídica noche en que todo sucedió, donde para derrotar, para vencer debió dejar rosario, oraciones y Biblias por colmillos, ojos del mal, cuerpo de monstruo, fue como la serpiente, reptil que para ser el letal animal que es debe cambiar de piel porque así su mortífera naturaleza se mantendrá intacta, más el inquisidor se consideraba un mal ejemplar de su especie, para salvar a todo el que estuviese a su alrededor los fuertes colmillos terminaron clavándose fuertemente en la piel, destilando el veneno que para otros iba destinado en su propia alma.
Un año había pasado desde aquello y todavía el veneno continuaba haciendo efecto, era imposible que a menudo el mundo le diera vueltas y el campanario se moviera sin que realmente esto ocurriese, que por más bálsamos siguiera con los dolores de las heridas abiertas, que por más agua que  vertiera en su cuerpo las manchas no desaparecían, y con ello él se sentía sucio, pecador imperdonable, si todavía fuese grato a Dios la flagelación con gusto lo haría, pero el párroco de Notre Damme y el mismo Coronel Slade le habían hecho desistir,además como vampiro o algo más que eso, que podían hacerle unos cuantos golpes que al abrir la piel casi inmediatamente se vuelve a cerrar.
Una noche en que esas ideas atormentaban su cabeza, con el rosario en una mano y con la otra en la posición con la que se reza el Padre Nuestro, el vampiro clamaba piedad al crucifijo que se le había otorgado para que fuese bendecido por tan noble acción voluntaria de ofrecerse como el campanero ahora que sus misiones en el Santo Oficio parecían haber cesado, de rodillas  rogaba al Padre celestial le perdonase su falta y pedía la muerte como una salida del purgatorio en el que se sumergió después de aquello… el padre toco el piso de madera y a un lado dejo además de frutas y vino, un papel sellado, un sobre que solo contenía el nombre del inquisidor con letra diminuta, aquel amarillento papel le distrajo de las alabanzas -Gloria al padre, al hijo y al espíritu Santo- clamo con fe mientras su mano dibujaba la señal de la cruz en su frente, pecho y labios, se puso en pie, caminando a la extraña nota y la bandeja de la nunca comía, todo se lo daba a ese pequeño niño que a menudo le visitaba -¿Que nueva desgracia o presagio será Dios mío?- pregunto con su mirada dirigida al empedrado cielo que protegía las capabas de Notre Damme -Espero en ti no sea otra terrible barbaridad- sin antes ver que su compañero fantasma no se hallaba a la vista y cuando no sintió brisa alguna que era símbolo de su presencia, el vampiro abrió el sobre con mucho cuidado, lego una y otra vez el asunto, inspiro, negó con la cabeza y volvió a releer con calma letra por letra lo que allí alguien había plasmado con letra legible, manuscrita pero algo pequeña a la vista del común de los mortales, pensó en todas las posibilidades y su mente dentro de toda esa maraña de pensamientos que recriminaban culpa solo encontrado un responsable, rápido corrió a los pilares entre las gárgolas, su pelo oscuro se ondulaba con el fresco de la noche y vio la figura de Apolo tocando su lira de oro, impresionante estructura donde su rival más temido había retornado, solo para hacerles saber a ellos y al resto del mundo que no pudieron derrotarle, se sabía que era vengativo, un hombre de armas tomar, por lo que las precauciones y la cautela no serían suficientes, él regresaría por ellos, por cada uno de los que intento junto con V exterminarlos y las carta donde mencionaba el lugar y la hora de las fichas parecían confirmar sus sospechas, todo era un emboscada.
Poco después se percato que otra nota iba dirigido para Slade, en un idioma que solo el conocía con tan solo pasar los dedos por el relieve que marcaba la tinta, supuso que era para el mismo asunto y el día que el coronel se hizo invisible e imperceptible a sus sentidos, en ese momento se entero que el se había marchado, por mucho que su razón le dijera que no, porque Slade estaba muerto, se negaba justificando que había modos para exterminar fantasmas, como no pudo verlo desaparecer, se guío por su propia nota y llego allí donde ruidos y voces provenían de un sendero desolado frente a los calabozos, escucho a Reid, no pudo creer que había vuelto  y con un arma cargada, al escuchar los reclamos del Coronel decidió mostrarse justamente a la espalda de los dos, su mirada como siempre profunda y pesada logro detener toda escena -No le seguí, juro que no le hecho semejante cosa, solo que recibí una nota con leyenda de urgente, ¿Spencer tu enviaste esto?- cuestiono -¡Madre dulcísima contesta por piedad!- rogó con desesperación -Esta pesadilla ya debió de haber terminado- clamo con dolo -No quiero volverme monstruo otra vez, ya no más- observe el arma de Reid afuera, trató de evitarlo, pero lo cierto es que tenia miedo por la expresión que Reid  tenia plasmada en el rostro -¿Termino verdad?- contemplo a los dos, sin darle respuestas -Dime que termino y que esto- mostró el papel con violencia en las manos - Es una broma de mal gusto-.
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Mensaje por Neil Constantine Lun Jun 01, 2015 8:57 pm

-¿Ya vamos a empezar los dramas tan temprano caballeros?- las hierbas que ahora eran secas y sin color dejaron ver a los otros la imagen de su cabello rubio alborotado por la brisa nocturna que le acompaño de forma silenciosa todo el trayecto, tan amargamente silenciosa que le dejo escuchar sin compasión alguna todo bullicio pecaminoso que trae consigo noches como aquellas.
Pero eso a el no le importo, camino por callejas solas o plagadas de mucha gente durante horas, paso por la catedral, observo sus feligreses, escucho sus cánticos, todos alabando la miseria en que el señor los mantenía, según pensamientos del propio hechicero.
Alli se quedo horas enteras contemplando como un lunático la arquitectura lujosa y oscura de Notre Damme, contemplo sus numerosos vitrales, sus campanas, sus torres y su cabeza sigue moviéndose al compás de la negación, si había un infierno, todos ellos deberían regocijarse por las grandes cantidades que el hombre derrocha por complacer a un Dios que entre sus preceptos están todos menos el materialismo -Idiotas- musito y continuo su extenso caminar hasta que esa imagen volvió a aparecer, la nota, la cita, las letras...¿Una trampa o un informante?, era difícil precisarlo, no conocía la letra del remitente y apenas si podía leer entre lineas quien era, pero algo era seguro Klarion Blake no había sido su autor, el joven era un estúpido como para ponerse a escribir semejantes palabras con sutil delicadeza y aunque le interesaba sin duda encontrárselo para recuperar a Pandora, por el momento solo quiso averiguar la procedencia.
Y fue allí como llego a ese lugar, donde ellos se estaban debatiéndose entre las amargas caretas de la angustia y sus ceños fruncidos -Así que ustedes me habían escrito esta nota- dijo pretencioso -Vaya, vaya ahora que necesitan los caídos ¿un hechizo para sonreír eternamente?- sonrío y hecho su puro hacia un lado -¿O es la reunión anual para contar nuestra historia de supervivencia?- sus dientes a la luz mortecina lucían aún más blancos y burlones que minutos atrás -¿O para aplaudirle a Spencer su acenso y el manejo de armas?- puso los ojos en blanco y una mueca de fastidio opaco su rostro de blanca tez -Perdí mi tiempo y aun hablando con ustedes lo pierdo- refunfuño -Me largo, como siempre los mudos de la familia- recalco y señalo a todos los presentes sin decir más, inspiro implorando paciencia y dio media vuelta -Hasta pronto jóvenes- aludió desinteresadamente, tomando otro cigarrillo de la solapa de su gabardina color crema.
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Mensaje por Gideon Stark Dom Jul 12, 2015 10:21 pm

-Nosotros seremos mudos pero no es por miedo nuestro silencio- bramo -Con tu repentina huida  tu pareces ser el cobarde en esta familia- su melancólico tono de voz resoplo por entre el silencio de los otros, con la cabeza baja y la mirada escocida tras su cabello largo e intensamente oscuro -¿Te asusto acaso lo sucedido en la mansión de V?- reclamo con un volumen de voz más elevado, su mano sostenía su crucifijo extraño, su cuerpo yacía recargado en un muro de ladrillos viejos y descuidados -Me sorprende, tu que eres demonio debías estar más que entusiasmado con la idea de estar en tu hogar- aguardo entonces a que alguien aportará algo más, pero todos le observaban estupefactos, Spencer incluso estaba boquiabierto, para Gideon todas eran siluetas divididas por las hebras de su flequillo desde donde veía todo, con suma pulcritud y calma parecida a la de un santo, su pacifismo físico no correspondía sin embargo a lo expulsado por sus labios.
El vampiro inspiro profundamente -¿O será acaso?- pronuncio seguro de haber encontrado la razón por la que el brujo huía -¿Porque esto yo aquí? ¿Porque odias a la Santa Madre Iglesia y sus sagradas leyes y decretos? - levanto la acusación delante de los otros -Yo te recuerdo lo que tanto odias, lo que detestas por simple soberbia y egocentrismo… no eres capaz de aceptar que hay un Dios y un Satán, que todo se rige por suerte y que yo soy un maldito lunático aficionado a la cruz como tantos otros, de todos a mi me has considerado siempre como el más débil por mi devoción no es cierto, crees que los que los que tenemos fe en la cruz somos unos idiotas, unos borregos, unos acarreados… dilo abiertamente ellos no son el problema- espeto furioso, los párpados recubiertos del blanco lechoso propio de los demonios de sangre se abrieron para dar paso al brillo destellante de sus orbes coloreadas de negro, dos carbones que ardían en las brazas de una cólera reprimida de la que ni el mismo se podía soportar.
Se separo de sus sombras, aparto los brazos entrelazados de su pecho y camino en su dirección -Te oí decírselo a V, al contrario de la vampiresa por quien dabas elogios y muestras de admiración, esa neófita a quien el mismo cazador tuvo como amante, esa que era la única traidora en ese asunto y defendida por Vasari como si fuere la princesa de la torre en aquella historia, por la que Spencer pagó el dolor por el jamás debió de haber pasado… ¿Porque lo hacías?, ¿Por su belleza? ¿Porque te hiciera caso y cometieran aun más pecados y ofensas contra el Reino de los Cielos?… hiciste bien en alejarte de ella, esa mujer no es más que la tentación viva, haciendo uso de su poder de encandilar por donde quiera que va como la serpiente destila veneno en tierras de los hombres- con brusquedad alzo sus manos tratando de asir de él, quería que diese media vuelta y le viera a los ojos, dos pequeñas ventanas enmarcadas por el entrecejo junto, con el rostro recubierto del fastidio, del odio y la molestia, las lineas de expresión se hicieron más notorias, su amada quietud se había ido por medio de ellas -Otra posibilidad es el huir del pasado… pero te voy a decir una sola cosa, desde que decidimos ayudar a la causa era un contrato sin fin, The Phantom no se puede derrotar con nada, V esta muerto y a nosotros por el simple hecho de sobrevivir le debemos el oxigeno y la ofensa a ese monstruo, debiste pensar en eso primero, debiste reflexionar la ultima noche que nos vimos que esto no había terminado y que si no era al día siguiente o en los próximos seis meses de todos modos íbamos a retornar al campo de batallas, es muy optimista de tu parte pensar que solo por la nostalgia nos reuniríamos aquí, ¡alguna vez dejarás de ser tan arrogante!- los puños del vampiro se contrajeron, su cara quedo a centímetros de la otra, sus ojos se entrecerraron y se clavaron el los suyos, los delgados labios parecían contraerse, su marfiladas facciones se hicieron duras, era un reto a palabras mudas.
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Mensaje por Neil Constantine Dom Jul 12, 2015 11:29 pm

El brujo se detuvo en seco, por dentro las emociones más perversas estaban tomándolo preso, sensaciones que se mezclaban y jugaban con el tinte de la mesura, todos habían cambiado en aquel pequeño circulo y eso lo tenia claro mucho antes de tal altercado, pero si se iba era por otras razones menos especificas que por el simple odio a una criatura, lo único en el discurso que si era aceptado por el brujo, siempre le había caído en la punta del pie, con sus rezos durante la noche, esperando a que un Dios o Santo benevolente lo ayude para siempre y liberarse de ese tormento que le aqueja el mal, no era el más débil, puesto que el inquisidor podía trasformarse en un verdadero monstruo si se le daba la oportunidad de ser vampiro completamente y no pasar por las inclemencias de la represión donde Gideon era el único verdugo para si mismo, odiaba su autocompasión, de hecho detestaba a todo aquel que fuera así no importando ni la raza ni el color.
Su mano humana paso por entre la gabardina gris opaco que le cubría el resto del cuerpo, saco de allí uno de los tres puros que siempre llevaba consigo, la lumbre pudo conseguirla de un hechizo donde solo bastaba con chasquear los dedos para que de ellos saliera un flama recién nacida, pequeña pero con aspecto brillante, se llevo el puro a la boca, dio la primera bocanada y la soltó al aire con profunda despreocupación y placer por intenso olor y sabor de ese bendito gusto adictivo -Quizás esto seria más al estilo de Nigma…- respondió con suma calma -¿Pero acaso se te subieron los murciélagos en la cabeza?- pregunto con sarcasmo y media sonrisa en sus labios -¿Te volviste loco o paranoico? ¿Donde crees que yo le tenga miedo a tu iglesia, a ti por ser su representante entre sus filas de asesinos comprados como el resto del pueblo? eso jamás- inspiro y continuo, sosteniendo la mirada de forma severa y sin querer dar tregua al reto silencioso al que se le había invitado con tanto ahínco -Yo nunca dije odiar a Dios o no profesar por él ni un ligero ápice de fe- señalo con agresividad -Fue del fantasma Slade que en sus estúpidos debrayes en el que intenta encontrar una respuesta a la incógnita de porque no ha subido al cielo, dijo abiertamente que no existía ningún Dios- se encogió de hombros -Como todo buen militar, como todo humano imbécil de instintos inservibles donde se le dicta al humano que hasta no ver nada místico puede ser real-, apoyo una mano en el pecho de su interlocutor, le empujo con poca fuerza, solo buscaba que retrocediera unos pasos, distancias tan cortas en cualquier caso o con cualquier criatura le resultaba sumamente incomoda.
-Yo no odio a Dios, ni pregono algo en contra de su doctrina- prosiguió con aires despreocupado, aspirando bocanadas, liberadoras mientras el hablaba -Odio a su Iglesia que no es lo mismo… dime tu tonto clérigo que la Biblia debes saberte mejor que nadie, ¿En que pagina dice que la casa de Dios debe beneficiarse con el diezmo para obtener sus tan preciados lujos con los que recubre sus palacios? ¿Donde dice que los sacerdotes deben de vivir entre sedas y comidas exuberantes mientras el resto se muere de hambre? ¿Ah?-  enarco la ceja, se desvaneció la sonrisa -¿Donde esta escrito que la Iglesia puede invadir pueblos, intervenir en la política de todo el mundo? ¿Que puede llegar a “civilizar” tierras desconocidas y destruir culturas como es el caso de la Nueva España? ¿Donde queda justificado que la Iglesia puedo torturar y aniquilar a cuantos se les plazca así sean dos mil personas solo por caer en sospechas de herejía?- asintió con su rubia y corta melena -Dime inquisidor ¿Donde esta estipulado todo aquello? Si en la Ley de Moises dice claramente que amarás a tu prójimo como a ti mismo, que no matarás… ¿La iglesia de este siglo lo hace? ¿Obedece esos preceptos?.. de decirme que si, entonces ¿Porque los intelectuales están planeando una revuelta que dicen llamar ilustración? ¿Porque han vuelto a publicar todos los libros quemados por el Santo Oficio? ¿¡Donde demonios dice que deben tener a la gente ignorante para seguir beneficiándose?!- exclamo con furia, azoto el puro al piso y después puso su zapato encima de él -¿Porque, si hasta el mismo Jesucristo proclamaba el amor entre sus fieles?… ves el punto al que me dirijo, No odio a Dios, creo que existe algo tan fuerte aunque tampoco estoy convencido que sea a nuestra imagen y semejanza, ese también es solo egocentrismo humano…lo que odio es su Iglesia, su institución y cada miembro de ella y tu… al ser inquisidor, formas parte de mi  resentimiento, por eso tu eres mi problema, porque un híbrido entre vampiro y otra criatura demoniaca es tan peligrosa como el infierno mismo- volvió a empujarlo hacia atrás con más fuerza -La vampiresa… esa también es una idiota, víctima de su propia estupidez de juventud, ignora todo, no sabe ni siquiera lo que era ser un vampiro como tu si lo has de saber con perfección, de todos era la más vulnerable por mostrar más humanidad que otros, no encandila o quizás si, pero no por su iniciativa… me gustaba si, pero ahora ya esta muerta, hecha polvo y arena junto con V y de estar vivia tampoco la hubiese admitido en mi vida por la misma razón que tengo para dejarlos a ustedes, trabajo mejor solo que con inútiles que necesitaron ser entrenados por un cazador que no tenia ninguna obligación con ustedes, de los que tuvieron que pasar por muerte, tortura y dolor para cambiar al nivel en que se encuentran ahora, me largo porque son patéticos- el brujo quería decir algo más pero una voz interrumpió su celestial debate sobre Dios y la Iglesia.
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La resurrección de los caídos (Los eternos C, de Le due maschere della notte) Empty Re: La resurrección de los caídos (Los eternos C, de Le due maschere della notte)

Mensaje por Solomon Vasari Sáb Jul 18, 2015 10:22 pm

-Suficiente- dijo el cazador entre los muros de piedra y la sombra de estos, tono autoritario y la vez con la serenidad que se requería para calmar los ánimos dentro de ese furor que emergía siempre al encuentro del hechicero y del condenado -Creo que esta reunión ha sido convocada para todo menos para verlos pelear por cosas que solo les conciernen a ustedes dos- la espada desenvaino y con paso lento se acerco, había dejado el bastón en el caballo que aguardaba en el desemboque del camino por donde había arribado, su cojera era evidente, más no por eso había dejado de tener el valor para mantener la jerarquía que tras esos conflictos se había perdido entre los presentes -Créanme que de seguir así a los dos les cortaré la lengua- sentencio molesto apuntando con el arma firme, Solomon no era capaz de aquella cosa aberrante, pero ellos se lo creían puesto que hace un año la artimaña nuncio a la entera perfección, era poco lo que esos hombres lo conocían, al fin y al cabo solo habían sido una clase de alumnos a  corto plazo y no amistades consolidases de toda una vida.
Los ojos de Vasari quedaron presos de los cambios notados en cada uno de los caídos y aunque su orgullo le impedía abiertamente dar la razón al hechicero arrogante, era verdad que todos habían sufrido de significativas transformaciones de poses y actitudes,  inclusive en su forma de vestir, sus miradas se habían tornado a otras luces y los matices melancólicos se habían escondido en nuevas máscaras, era como ver la mitad de lo que eran y la otra parte de lo que en realidad son, el cazador inspiro entonces y se pregunto si él también había cambiado de forma tan radical como ellos, es decir si mas allá de las capas oscuras con bordados en blanco en vez de azules y orillas rojas, había más en su rostro que hubiese dejado rastro como sobreviviente de la catástrofe en la Galería de las Sombras.
Siguió avanzado interponiéndose entre ambos hombres, el rubio fue despojado de su abano tan pronto como Solomon levanto la mano para arrojarlo al suelo con violencia -Deja de fumar, mientras estemos aquí es lo que menos debes hacer y cuidado con hacerlo de nueva cuenta- amenazó, creía que solo con Nigma habría que utilizar mano férrea, pero al parecer se había equivocado -Solo voy a decirte dos cosas- respondió al escuchar al rubio refunfuñar por lo bajo en algo inteligible para él -Quizás ya no estaré al mando de esto, ni de ustedes tampoco pero en cuestión de edades y no me refiero a inmortales, él mayor soy yo- sentencio con dedo acusador -Y segundo porque tu amado vicio podía delatar nuestra posición, porque por si no lo has notado estamos reuniéndonos de forma clandestina, si algo nos sigue y sabemos que puede o quien puede ser, ¡Felicitaciones! será por ti el ser descubiertos- pudo notar el silencio entre los otros, nadie se atrevió a contradecirlo ni tampoco cuestionarlo, el hechicero tampoco se molesto en refutar con lengua venenosa, ojos azules contra ojos azules colacionaron por un momento y fue Vasari el vencedor de aquel reto mudo.
Guardó la espada y siguió con su andar, quizás todos le miraban, quizás todos se preguntaban que era lo que había sido de su pierna, pero nadie se atrevió a objetar nada, comprendió entonces que entre aquellos el seguía siendo la figura de alto mando aunque ya no tuviera que hacer algo más con ellos que poner las cosas en su sitio -Montserrat no esta muerta- advirtió -Ella también sobrevivió a todo lo que aconteció el cinco de Noviembre- imposible, escucho decir por ahí pero no estaba seguro -Es posible- asintió y prosiguió -Ella vive, yo mismo la he visto, yo mismo he entablado una amena charla con ella no hace poco tiempo cerca de las ruinas de la Galería, donde ella se encuentra refugiada- comento con calma sin prestar atención en las expresiones del resto que le oía sin refutar nada -Ella esta bien y V… bueno él, cambió…- titubeantes fueron sus palabras, dudaba en proseguir o no, después de todo ni siquiera Vasari lo había visto, fue su pequeña sol y aristas la que había confesado todo esa tibia noche en que se dio cuenta que ella nunca más vería con nítida claridad el rostro de su padre ahora que ya le había encontrado.
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Mensaje por Spencer Reid Dom Jul 19, 2015 11:33 pm

Estaba atento a lo que sucedía y pese a que la reunión yo la había convocado no podía hacer nada para controlar a esos dos, Gideon tenía sus razones para aferrarse a la iglesia, era un vampiro que no deseaba la maldición que llevaba a cuestas y Constantine del que casi nada conocíamos tenía sus razones para no creer en nada a la manera estipulada por la sociedad entera, estaba consciente que de entrar al debate incluso podía empeorarlo y provocar la ausencia y la molestia del inquisidor, hasta cierto punto estaba a favor del hechicero y nada podía hacer por cambiar mi creencias, las cosas en las vida jamás me habían salido bien, desde las burlas, el rechazo, la desgracia atrapando la prodigiosamente de mi madre y que decir de las muertes recientes de Alex, Mordred y Montserrat, la posibilidad de la existencia de un Dios quedaba tan remota como el mismo cielo azul oscuro que cernía sobre nosotros en los parajes más descuidados de la ciudad.
Quizás por eso no hablaba, tenía miedo aun de perderlos a todos en un abrir y cerrar de ojos, más cuando había visto aquello plasmado en las callejuelas de Londres, al principio creí que se trataba de otros seres tan desafortunados como nosotros, que las advertencias de cuerpos irreconocibles o destazados por dentro era en realidad un mensaje entre criminales o entre algún asesino serial del que ahora era demasiado sonado en los titulares de todos los diarios en mi tierra, un destripador, pero esta alimaña no era ese desconocido, era una bestia, era alguien que empeñado a encontrarnos por separado para aniquilarnos dejo su mensaje quizás con el miembro equivocado.
No podía dejar de pasar saliva, de sentir el latido de un corazón desbocado dentro de mi pecho, el sabor amargo en mi boca y de acariciar cada vez con manía más enfermiza y sin sentido lógico, sudaba en frío y mi cabeza me dictaba ideas sin parar pero ninguna ocurrencia que me permitiría acercarme y decir la verdad, ese miedo que no había sentido en casi un año hoy regresaba con fuerza, pero tenía que permanecer firme y no salir corriendo como siempre lo hice.
Mi cerebro mismo estaba confundido entre esos contrastes, el gris del miedo y el rojo radiante de la valentía, donde la imagen de el arma en ese desastre salvo la vida a otra persona, Vasari que en algún lugar ahora debería seguir con vida, el único del que no recibió respuesta y que hubiese deseado recibirla para sentirse bien con el hecho de haber usado un arma y roto su promesa.
Las imágenes se centraron en ese hombre del que todo tenía que agradecerle, admiraba de él su valentía y su empeño por preservar la vida de Montserrat y V hasta el final, adoraba su fidelidad, su liderazgo y su ingenio estratega del cual se valieron para salir casi ilesos, parecía que el recuerdo de él había tomado vida propia, parecía escuchar su voz en la realidad de sus ojos cerrados, cuando se inmiscuyo entre ambos hombres embravecidos –Solomon- musite entonces con expectación, en aquel rincón lo vi con la espada fuera de su funda, con un traje diferente al que recordaba, aunque morí de felicidad y quería fervientemente estrecharlo,  guarde mi distancia y me limite a escuchar, un alivio inundo mi alma, él había llegado y el orden consigo.
Sentí algo más vibrando cuando develo la verdad, entendí que quizás era por eso que no había respondido a mis notas, seguía siendo custodio de ellos dos, algo con lo que estaba agradecido, puesto que no era capaz de odiar, entendía que él estaba en una misión y que si Leviathán se había ocultado era por obvias razones, las mismas que todos nosotros teníamos en mente: The Phantom vivo.
Lo que no podía comprender y ocasionaba remolinos estridentes en mi cabeza era la idea de concebir a Leviathán como un inmortal, un vampiro, la especie que más odiaba según la confesión que alguna vez me hizo mientras esperábamos el cinco de noviembre -¿Ellos están bien Solomon?- pregunte nervioso, jugueteando con mis manos frías y húmedas –Montse… Montserrat ¿Esta bien?- camine hacia el, expectante y temeroso de que me fuera a decir una mala nueva, quizás alguna secuela tras el incendio, una marca o una secuela como la cojera de mi cazador << Tengo miedo >> me oí decir entre pensamientos internos y el entrecejo fruncido a modo de angustia.
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Mensaje por Nigma Riddler Miér Sep 02, 2015 2:05 pm

Una sonrisa destacaba en el espesor de la oscuridad de la noche, desde allí su dueño observaba divertido la escena que se estaba desarrollando al frente suyo como si en realidad lo que estuviese viendo fuera una obra de teatro, aplaudía los diálogos y aplaudía las discusiones, golpes sordos entre las palmas enguantadas del vampiro que había arribado apenas dos noches atrás a París.. o creía que así era. En la locura no hay espacio ni tiempo, los segundos se pueden escurrir como la arena entre las manos o bien pueden transcurrir tan lentos como las construcciones en todas las partes del mundo que había visitado y quizás después de todo habría que analizar si eso en realidad sucedió o fue, como en otras ocasiones el producto de una alucinación tan bien creada por el cerebro enfermo que poseía.


Hoy era una esas noches en que estaba en el límite entre ambos mundos, podía estar viendo a Dominé y escuchar su voz junto con otras en lo más recóndito de su cabeza y al mismo tiempo estar tan lucido como para entender que era lo estaba aconteciendo, incluso sus voces opinaban y le pedían a gritos que prestará atención al hombre de la máscara, ese que alguna vez ayudó, quizás no de la manera adecuada pero la demencia es la demencia.


Notó de ese hombre el aire arisco de un depredador silencioso, a todos los escrutaba detenidamente y solo se salvaba de aquello Spencer Reid y Solomon Vasari, ¡Menuda era la coincidencia que solo a los humanos respetará su espacio personal!, los demás estaban siendo amenazados sin ser plenamente conscientes de ello, luego allí como mudo testigo los vio muertos y con los ríos de sangre cubriendo la tierra suelta del lugar, él... el cazador reía con malicia y Nigma se contagió y empezó a reír desenfrenadamente hasta que Leviathán se percato de su presencia, sus voces le ordenaban correr y el payaso eterno quedo allí estático esperando su final, -Det sidste ord*- pronunció en Danés, un lenguaje que últimamente usaba con bastante frecuencia y del que recordaba muy poco de donde lo había aprendido, solo sombras hablaban en ese idioma... encapuchados que le mostraban el lenguaje y otros tantos... pero era claro el mensaje << Spion, Spion* >> susurraban lo ecos, lo intensificaban sus voces y en ese confuso torrente de ruidos, escucho la orden << Giv dem* >> abrió los ojos, solo para sentir el cuello roto, partido por la mitad. Vió al asesino a los ojos cubiertos por la red que los pintaba de negro tras la ranura de la máscara, cayendo al siguiente instante muerto.


Una nueva vista se vislumbro frente a él cuando los ojos poco a poco fueron dando paso al momento, contempló el panorama, nada había cambiado, estaba con los mocasines envueltos en el polvo, enterrados como si fuese una planta malsana, Vasari advertía, indicaba y se afligía... ni Montserrat había aparecido aún, Leviathán tan poco, alucinó como siempre y sin embargo además de lo real que lo sintió sentía una punzada en el pecho que quizás no todo fue un simple delirio, la locura es la verdad disfrazada, un hecho verídico, un augurio que le recordaba lo que había venido a cumplir, voces que adquirieron sentido, lucidez que recobro cuando comprendió que la vida sería de hoy en adelante más que un sueño y como tal aun no era momento de fungir como actor principal.

* La última risa
* Espía
* Dámelos
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Mensaje por Montserrat Vasari Jue Sep 03, 2015 11:27 pm

Durante todo el trayecto tal parecía que no había suelo, ni muros, gente, vampiros o nada de lo que acostumbraba apreciar en el París nocturno, solo pensaba en como confrontar lo que me esperaba en los calabozos, ¿Cómo explicar nuestra desaparición durante el año? ¿Cómo explicar que ahora estaba ciega? ¿Qué Leviathán era vampiro?

Negaba con la cabeza, mis cabellos castaños iban de un lado a otro y en aquel borroso paraje donde la densa neblina provocada por el sol dentro de mis ojos, solo escuchaba el golpeteo de los casquetes de los caballos, los látigos tirando de ellos, sus relinchos rebeldes y estridentes que daban lugar dentro de los ecos de las calles vacías, intentaba precisar porque era que me sentía así, como si nuevamente todo lo vivido en la batalla de los caídos se estuviera repitiendo y esta reunión convocada por Spencer solo fuese una augurio de lo que se vendría como una avalancha de nieve sobre nuestras pobres almas, ¿Acaso no se habían cerrado todos los círculos con la derrota de Leviathán?

De ese hombre solo veía la palidez de su máscara resaltando entre las sombras que también viajaban con nosotros en el carruaje, podía contemplar el sonrojo falso de sus mejillas y la que se supone era la sonrisa teatral permanente, aquella que recordaba como si fuese ayer la primera noche de haberle visto, su sombrero negro se confundía entre toda esa brumas de colores borrosos que trazaban mis orbes, no hablaba como se había vuelto su costumbre y su respiración era la única que me daba seña de que él estaba allí, era una incomodidad verdaderamente aberrante, la energía del despecho y el rechazo azotaba con fuerza el resto de mi mente problemática y confundida, hería aunque no quisiera la pequeña parte especial que tenía en mi corazón para él, ese órgano se hacía pequeño y la culpa cada vez más grande.

Desee en ese momento haberme ido con Solomon que iba delante de nosotros en su caballo blanco que me había ofrecido, pero también con el tenia culpas, vergüenza y pena, la única persona que tenía en el mundo era lo que más odiaba, estaba ciega y además de todo aquello me había enrolado en el pasado con un perfecto asesino porque buscaba ser igual que él sin  ápice de cambio –Pobre Solomon- me dije mientras inspiraba y las sensaciones se afirmaban con más fuerza, el entrecejo empezaba a reflejar amarga tristeza, la misma que me ha acompañado desde que tengo uso de razón en este mundo de tinieblas, pero a mi viene el sonido de su voz, las vagas facciones que mi memoria almacenaba de él, su discurso antiguo, sus palabras cortantes, su presencia fría pero tan necesaria para mí a últimas fechas, Monsieur Sevearaux, mi maestro, mi única guía copiadosa que me tendió la mano sin siquiera extenderla, gracias a él ahora sabia más sobre nosotros, intente mostrárselo a Leviathán también pero el rechazo la oferta de mis últimas enseñanzas junto al vampiro –Como desearía que estuvieses aquí, ahora…- resoplaba entre pensares, que bien podía sonar como a un ruego, como una oración, como un mensaje a distancia, quizás enviado con la idea de recibir su presencia, la sombra que me hacía sentir segura y que me impulsaría seguramente a hablar con la confianza plena para confrontar el destino que ya se sentía próximo.

El coche se agitaba, estábamos ya en lugares turbios, en lo más profundo y abandonado de la metrópoli de Paris, donde solo se puede tener lo indeseable, donde solamente unos fugitivos como nosotros podríamos dar cabida a un  reencuentro, oí a Solomon descender primero y ordenarle al cochero que se detuviera y se marchará, que se llevará el caballo a su residencia y solo dejará el transporte, abrió la puerta para mí y destilo una mirada de odio hacia Leviathán, los dos  le seguíamos en silencio absoluto, Solomon delante de mi tomando mi mano, Leviathán atrás sin decir más nada, escuchamos voces conocidas, el inquisidor y el hechicero supuse yo, por el sacro contenido de la discusión, el cazador humano aparto su mano tibia de la mía y fue a fungir su mismo papel de siempre, él era mediador y también él tenía una palabra fuerte de poder que todos sin necesidad de V le habíamos conferido, inclusive aquel que se valía de la magia parecía guardarle respeto y distancia, era al único que obedecía aparentemente.

-Estoy en perfectas condiciones mi querido Spence- dije tras la última intervención de Solomon, intentando explicar nuestras condiciones y paradero –Estoy muy bien, no temas- asentí con una sonrisa amplia,  su pensamiento fue enviado a mi sin querer y yo lo había leído por accidente, apenas empezaba a desarrollar la habilidad de ignorar pensamientos y admitir solo los que me convenían, camine saliendo de aquella calle angosta donde algunos árboles casi sacos nos ocultaban a V y a mí, no podía saber si me había seguido, todos los sentidos estaban centrados en mantener oculta mi condición actual, el teatro había empezado –Leviathán también se encuentra bien… o al menos eso pienso- levante la vista, había un fondo negro, colores cobalto en lo que parecían muros, el rostro borroso de Solomon al frente y el cabello llamativo de Constantine cerca de él y el blanco lechoso de la piel del inquisidor, Spencer parecía aproximarse con desconcierto, no decía nada, solo avanzaba y mientras más lo hacía podía apreciar que su pelo había crecido, cuando lo tuve justo a centímetros, mis manos se levantaron para palpar sus mejillas, una muestra de cariño que disfrazaba la verdadera intención de reconocerlo, después me eche en sus brazos y lo estreche con fuerza –También a mí me da mucho gusto volver a verte-  susurre a su oído, se sonrío aunque no estaba segura -¿Qué es tan importante para reunirnos a todos Spence?- interrogue con cierta inquietud, el solo presentimiento de que algo terrible se avecinaba me estaba carcomiendo la consciencia, me separe de él, pero no dijo nada, su mirada parecía estar fija, volvía hacia los demás todos estaban atónitos con lo que había en ese punto… todos observaban estupefactos a V, el cazador… a Leviathán Shadow, el nuevo vampiro.
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La resurrección de los caídos (Los eternos C, de Le due maschere della notte) Empty Re: La resurrección de los caídos (Los eternos C, de Le due maschere della notte)

Mensaje por Frank Slade Sáb Oct 24, 2015 12:14 am

-Esto es genial- protesto el fantasma desde el interior de la pared sin querer hacerse visible, su mirada dura y su expresión de repudio se acentuó y hubiese sido notoria de estar vivo, no podía ver pero sabía que la voz femenina era de esa vampiresa, no es que el coronel tuviese algo contra de ella pero para él, la mujer representaba el recordatorio de una batalla de perdida, de una sobreviviente que debió morir ante su incompetencia para sobrellevar las vicisitudes de la vida.

Sabía también que el primero y único que iría a estrecharla fuertemente sería nada más y nada menos que ese rubio inglés, ese detective que había puesto los ojos en quien no le correspondería jamás porque sus intereses estaban puestos en otra clase de compañeros, lo intuía por experiencia propia, la ceguera con la que cargaba siempre fue el bendito problema que le impedía ser completamente feliz al lado de una mujer o por lo menos conseguir alguien que no fuera una prostituta para satisfacer sus necesidades y su deseo de carne… tenía que reconocer que probablemente el detective no tuviera intensiones sumamente bochornosas con ella, que el era un hombre que amaba limpiamente y deseaba expresar todo el cúmulo de emociones almacenas durante un año en que le creyeron muerta.

Se deslizo por entre los muros, palpando la nada, su mano bien podía atravesar esos insipientes y antiguos ladirllos que se caian a pedazos con solo rozarlos -¿Se abrazan cierto?- le pregunto al inquisidor que solo asintió con un gruñido, parecía que después de todo el fantasma no estaba solo en ese sentimentalismo de regocijo y odio a la vez, sin poderlo evitar entono en voz alta -¿Por qué demonios nos ocultaron que estaban vivos?- reclamó conteniendo la furia desbordante que todo buen militar traía por herencia -¿Qué caso tenía hacerlo? ¿Acaso creyeron que iríamos corriendo con The Phantom para parlotearle su paradero?- espeto sin hacer visible aún -¿Acaso nos creen tan cobardes como ustedes para hacerlo?- negó con la desesperación a cuestas de su mundo en penumbras -¡Ustedes fueron unos gallinas!- exclamó para que todos pudieran escuchar el punto vacío donde ocupaba un lugar su cuerpo etéreo -¡Se fueron quien sabe por donde y nos dejaron a merced del fuego y los malditos locos que entre comillas se puede decir ayudaron al maldito bastardo inmortal! ¿Acaso alguna vez se preocuparon sobre lo que había sido de nosotros? ¿Si compartían ya mi mundo Spencer y compañía?- finalmente su cuerpo se formando en el aire, con una luz a su alrededor del color marrón de la arena acumulada de los desiertos, sus ropajes ya no poseían las tonalidades originales con las que había perecido en el momento, algo había pasado y el estaba consciente… Gideon se lo señalo en su momento y él sentía sobre si como un cumulo de polvo añejado durante largo tiempo –Spencer ¡Deja de premiarle con una abrazo como si huebiese hecho alguna gracia!- ordeno, con la vista puesta en un sitio donde nadie existía ni siquiera el sonido del silencio -¡Como militar que soy exijo una maldita explicación!- sentencio firmemente, con la postura y el rostro tenso.
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Mensaje por Leviathán Shadow Dom Oct 25, 2015 10:00 pm

-Ella no necesita dar ninguna explicación a nadie- reclame en breves instantes y mi voz resulto ser amenazante tras la máscara de un blanco brillante que con la luna adquiría una apariencia completamente intimidante, nadie más se atrevió a reclamarme y tampoco el fantasma se atrevió la voz levantarme, todo lo ocurrido entre las sombras logre contemplarle, sus palabras y demandas me pareció escucharles, creo que el momento idóneo para una explicación darles y si era preciso mostrar lo que sucedió con mi carne, sin revelarle a nadie que yo fui el único culpable.

-Bien no me atreví a buscarles porque dudo mucho que alguien de ustedes quisiera escucharme, creo que en esta batalla perdieron bastante- mis pasos se abrieron paso entre ellos –No era en el afán de escondernos o de ocultar más secretos Slade, por el momento lo que menos quería eran buscapleitos en donde tu eres maestro… pero tampoco vengo para reclamarte aquello, solo intervine en esto porque la vampiresa no es la persona correcta para reclamar y pedir respuestas, como ustedes ella también fue victima de las circunstancias que hoy tanto reniegan- adevvertí con menos violencia, buscando paciencia entre el silencio de aquellas viejas tierras, cubiertas de abandono y aceras desiertas, aquí donde residía la vergüenza que la humanidad cargaba a cuestas, donde locos, leprosos y otros tantos dormían en calabozos, donde solo la muerte parecía ser a la larga su único consuelo y lejano gozo.

-The Phantom llevaba la ventaja en la batalla y no me refiero a los aliados con los que ustedes tuvieron que meterse en líos, sino porque el as bajo la manga ya lo tenía decidido, como ustedes deberán de saber yo deje de ser un mortal y me convertí en vampiro, un neófito que no sobreviviría  a las calamidades que esa vida, el pensó que mi cuerpo en las llamas me consumiría y así parecía que sus predicciones serian cumplidas, sino hubiese sido por la vampiresa que tanto recelo miran- señale bruscamente el acto que les domina –Esa misma chica que junto con mi mayordomo los buscaron insistentemente hasta asegurarse que todos estaban con vida e iniciando su existencia en la lejanía…- calmado a ellos me dirigía y entre las sombras me escurría, observándolos a todos con mis orbitas frías -¿Dime Frank para que me querías? ¿Para arrancarme la vida? ¿Me matarías por tu caída? ¿Sinceramente te condenarías?- le cuestioné a espalda suyas, sobresaltando a los demás por haberme perdido de vista -¿Tu crees que los demás se mancharían las manos y el alma con arma? ¿Tu crees que de verme tendrían el valor de enfrentarse con esta máscara?- le susurré a esa enfurecida alma -¿Tenia algún caso enfrentar a la creación del fantasma, a su némesis del que su sangre emana?- guardo silencio -¿No me respondes nada?- pregunte con la voz entrecortada, por la rabia destilada -¿¡Ahora nadie se atreve a decirme nada!?- respondió mi impotencia amarga –Eso me temía- con la cabeza asentía –Siguen tomando al débil solo porque de cualquier forma me buscan destruir- sentencie y mis labios se atrevieron a sonreir
–Pero sepan que ella ya no es parte de mí… que ella al igual que ciertos inmortales representan mis nuevos ideales a seguir, si gustan pueden comenzarla a destruir, nada cambiará mi renovado sentir-
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Mensaje por Darkness Severaux Miér Nov 18, 2015 12:36 pm

En algún lugar de París un agitado inmortal iba y venía en uno de los pisos más alejados del suelo y más cercanos al cielo en la zona residencial, aquella noche no la vería… y eso le quitaba incluso hasta las ganas infinitas de beber sangre, ahora su vida ya estaba hecha con ella, sus costumbres se habían modificado solo para darle paso a la mujer que parecía no temerle y por el contrario quererle pese a todas las calamidades y sufrimientos por los que la había hecho pasar. Aún y cuando lograba permanecer sentado como siempre en ese antiguo sillón desgastado frente a la chimenea, el antiguo no llegaba a comprender porque ella no lo había abandonado a su suerte.

Esa noche parecía ser la predicción cumplida de sus más terribles miedos, a pesar de que le había avisado con anticipación que esa noche no vendría a él, la duda con ventaja y cizaña no dejaba de morar en su cabeza -¿Y si ella ya no regresa? ¿Y si le sucede algo en el camino? ¿Y si esos bastardos le hacen daño?- se preguntaba y su imaginación no perdía tiempo en jugar con él de forma terrible, eran cada vez más la imágenes galopadas en sus adentros sobre una muerte inminente y salvaje, Cetanu podría atacarlos allí si se dignaba, si se había cansado de esperar o sus métodos sobre una agonía lenta habían cambiado o simplemente le causaban aburrimiento, su corazón se detuvo y algo por dentro comenzó a generarle cada vez más molestias de las que pronto se hizo incomodo, necesitaba saber que ella estaba a salvo, necesitaba estar a su lado por si alguien debía protegerla de lo que fuera incluyendo de esos malditos a los que ella les llamaba “Caídos”.

Sin pensarlo por un momento más y antes de que el miedo por primera vez en siglos le tomara prisionero, alcanzo su capa oscura y larga saliendo de aquella zona silenciosa donde los mortales a su alrededor ya dormían en los fuertes brazos de Morfeo, ensilló su caballo blanco que fiel, siempre le esperaba en la caballeriza vacía de su residencia y salió a todo galope hacia donde sentía la presencia de su protegida, durante su peregrinar por entre la oscuridad de la atmósfera nocturna parisina,  discretamente  fue cambiando los sentidos en las callejuelas por las que el animal transitaba, trataba de disfrazar su destino por si Cetanu había tenido la firme intención de mandarle espiar con los más fieles de sus seguidores.

Ellos se habían citado en las partes más alejadas de la “ciudad Luz”,  deduciendo que lo debían tratar debía ser algo demasiado delicado para ser escuchado por los oídos equivocados y sin saberlo estaban en lo correcto había más de uno que ya estaban detrás de ellos aunque lo suficientemente lejanos para seguir inadvertidos hasta que se girará otra orden, pensó que quizás había sido maniobra de los “Eternos” reunirlos todos en París de nueva cuenta, pero Montserrat tampoco le dio grandes detalles al respecto, ignoraba en gran medida quién y para que habían sido convocados después de un año.
A las cercanías de los suburbios y las zonas de muerte se encontró con el carruaje que siempre permanecía postrado frente a la mansión del infeliz de Shadow, a su lado otro caballo también aguardaba atados, a lo que alguna vez debió ser una especie de tranca para los propietarios de ciertas residencias abandonadas, un poco más a la distancia escuchó la voz de varios antes que la vacía y aniñada melodía de la que buscaba con tanto desespero, como lo fuera en sus tiempos estando bajo el régimen del vampiro romano, Darkness se acercó lentamente, se deslizó entre las sombras para observar la escena, un joven y Montserrat se abrazaban hasta que la imperiosa tonada de las palabras de alguien invisible en lo más profundo de los muros consiguió interrumpirlos.

Luego escuchó la voz de aquel hombre, una voz opaca, oscura y venenosa… un voz que guardaba dentro de si el suficiente odio para fulminar a todos con su siseó, aunque su discurso fue breve basto para callarlos a todos e irritar Darkness lo suficiente como para poner entre dicho su promesa de mantenerse a raya y no salir a respaldar a Montserrat, pero haberla insultado fue la gota que derramó el vaso, saltando de su escondite –Os prohíbo terminantemente que le llaméis así- sentencio el vampiro, siguiendo el instinto  que le dictaba protegerla de la calumnia que el enmascarado se atrevía a levantar en su contra –Me parece prudente recalcar que aquí el único cobarde sos vos- señalo con dedo inquisidor, interponiéndose entre el ex cazador y Montserrat –Decidme si me equivocó.. ¿No es de un débil bastardo involucrar a estos en el enfrentamiento contra El fantasma de la ópera de París?- señalo despectivo a sus costados -¿No es de débiles sabandijas haberles llevado a su desgracia o la muerte por ello?- y su mirada marrón era intensa, sus orbitas desprendían un brillo mortífero en contra de él, si las miradas tuvieran el poder suficiente para desangrar a otro, su rival ya hubiese caído a sus pies sin un último aliento, su máscara pálida, sus facciones exageradas sobre el rostro de Guy Fackes no causaban en él, mayor efecto que en cualquier otro que ya estuviese acostumbrado a verlo a diario, deseaba cogerlo por el traje y separar sus pies del piso, pero se contuvo solo porque sabía perfectamente que esa actitud no era propia delante de los ojos de quienes le habían visto por primera vez y de los mismos que no se atrevieron a contradecirlo, miradas curiosas que se preguntaban quién era él y testigos oculares de la tensión creciente entre el antiguo y el neófito -¿No decís nada?- interrogo con arrogancia -¿Debo suponer entonces que logré cambiar vuestro sentimentalismo?-.
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La resurrección de los caídos (Los eternos C, de Le due maschere della notte) Empty Re: La resurrección de los caídos (Los eternos C, de Le due maschere della notte)

Mensaje por Solomon Vasari Mar Nov 24, 2015 1:20 am

Para el viejo cazador era conmovedor que Spencer Reid y Montserrat se abrazarán mutuamente, él creía que la reacción del joven sería tan negativa como la de los otros que al verla solo lograron tensar sus cuerpos debido a la rabia que contenían a manos llenas, era, sino es que la mayoría la que destilaba veneno y maldiciones… nadie se esperaba que esos dos estuviesen con vida, nadie imagino que después de un año de silencio y sin saber de ellos realmente estuviesen ahora presentes en una reunión convocada por el detective inglés.

Y eso mismo fue lo que llevó a Vasari a dudar que tan buena idea había sido llevarlos hasta allí, que tan factible era develarles que también Leviathán estaba con vida y no logró temer por la reacción de los demás cuando este hiciera aparición, por alguna razón y secundado a Montserrat se dio cuenta de que el cazador había cambiado sin saber si era en beneficio de todos o en maleficio de vampiros y uno que otro humano que se le cruzará en el camino, basto tratarlo unos minutos aquella noche cuando se ofreció guiarlos hasta el lugar para darse cuenta por el mismo lo que Montserrat tantas veces le decía pero que creyó como una reverenda falsedad o exageración de la propia vampiresa gracias a sus limitados sentidos de visión.

Frank abrió la boca y Solomon más de una vez quiso intervenir para que guardara silencio, lo cierto era que estaba de acuerdo con sus preguntas y sus exigencias, sin embargo lo que no compartía era a quién se lo preguntaba, como todos los ahí presentes Montserrat había sido víctima de las circunstancias y nada tenía que ver lo que alguna vez existió entre ella y su antiguo colega con lo que podía conocer o no sobre su amante… Leviathán seguía siendo un enigma sin importar la nueva condición adoptada, de lo cual Vasari temía en gran medida… tenía sospechas graves al respecto pero por el momento se las reservaría hasta llegado el momento de las confesiones a solas.

El susodicho hizo acto de aparición entre todos, salió desde algún punto intermedio entre la luz y la sombra, tal como lo haría su creador, pero con la diferencia de que el caminaba altivo y amargo en medio del circulo que todos habían montado desde un principio a distintas distancias, rodeó a Spencer y Montserrat, dirigiendo a esta última su máscara de forma intimidante la mayor parte del discurso hasta que a espaldas de cada uno, susurraba el discurso nacido de su propio enfado y rencor contra el mundo entero –Infeliz- pensó mientras le seguía el paso con cautela, Solomon se había movido con cautela por si pensaba atacar a alguno de forma desprevenida, por primera vez su defecto en la pierna no le había estorbado, Leviathán seguía moviéndose al ritmo de un hombre ordinario, logró fastidiarlo como a los otros logró intimidarlos, nadie le espeto ni tampoco objeto, ni el grillo por los suelos se atrevió a emitir su canto en presencia del enmascarado que destilaba una brisa helada por donde pisaba, hasta detenerse cerca de Gideon.

El cazador no bajo la retaguardia pese a todo lo que el maldito decía sobre su hija, cuantas ganas profesó en ese momento por volver a ser joven y atacarle en el instante, pero se contuvo, la experiencia emanaba por él y sabía que de atacar estaría en desventaja, armas no tenía más que la espada que sujetaba por la base y que por aliados podían ser todos, más por el momento lo probable es que terminarían matándose unos entre otros… su mejor arma por el momento: la prudencia, ya habría tiempo de sobra para refutar con la mano por debajo tan injusta ofensa.

Él pensó así hasta el momento que un ajeno intervino en la escena, no sabía que su hija tenía de su lado un protector, ella no le había confesado nada, quizás aún le costaba trabajo romper todas las barreras de su silencio y su reserva o por que el hombre tenía un porte intimidante y asesino, un hombre que a simple vista se podría catalogar por un vampiro fuera del común que aunado a su estatura realmente causaba pavor. Se preguntó si Montserrat le había hecho mención de todo lo que había acontecido en aquel grupo selecto de la desgracia para poder discutir con lengua afilada y seguridad arrolladora, al parecer ese inmortal desde el punto de vista donde se hallase escondido fue el único en percatarse que su hija estuvo a unos cuantos pasos de abalanzarse contra Leviathán y el único capaz de contenerla interponiéndose en el camino de los dos.

Terminado el discurso y observando la tensión que crecía entre los dos vampiros, la postura que reataba el neófito al vampiro con siglos de antigüedad por su porte y gestos, Solomon desenvaino la espada, aproximándose al recién llegado -¿Quién eres tú?- pregunto con la espada apuntándole al pecho -¿Cómo has llegado aquí?- exigió saber -¿Quién te envió? ¿Y cómo sabes tanto sobre…?- se detuvo, no quería nombrar al otro enmascarado que para la desgracia de todos estaba completo y con suficiente energía para derramar suficiente sangre como para inundar París –Responde- clamó autoritario, la diferencia de tamaños era considerable pero eso no detuvo al cazador, mostraba la valentía de siempre, con la espada desenvainada, colocada ahora en otro lado de su cuerpo, ansiosa por cortar su cuello por la mitad… si Montserrat no lo defendía, entonces él era un intruso enviado por el fantasma que según el detective inglés desea la revancha.
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Mensaje por Montserrat Vasari Lun Nov 30, 2015 10:57 pm

No sabía hasta qué punto las cosas se complicarían y tomarían un nuevo giro, entendí tras los reclamos del fantasma del Coronel que no era bienvenida por todos y estaban en su justo derecho de pensarlo, como también estaban autorizados para odiarme u odiarnos de aquella forma, no hacía falta que me dijeran abiertamente que no era bienvenida, lo podía sentir en aire, todas las manchas borrosas a mi alrededor estaban con la mirada puesta en mí, no las veía pero sí sentía su amarga sentencia.

Intente decir algo sensato pero si habría la boca saldrían incoherencias de mi boca, me mordí el labio y espere a que terminarán de lanzar prejuicios contra mí, esta vez no había nostalgia ni culpa, no tenía porque, después de todo fui tan víctima de las circunstancias como todos en ese fétido y lúgubre lugar alejada de con quién quería estar en aquellos momentos, ese hombre que me enseñó la importancia de hablar y pelear de forma prudente cuando fuese estrictamente necesario, era el momento de poner ciertas lecciones en manifiesto sobre la mesa invisible donde los caídos celebramos tan tensa reunión, pero él… Leviathán, el vampiro no me dejo continuar.

A pesar de que vivíamos en la misma mansión y los dos habíamos venido en el carruaje acompañados por Teobaldo, era la primera vez en muchos meses que nos veíamos cara a máscara o al menos yo lo observa en el sentido figurado, desde que escuche su voz vacía, fría y sin sentimiento alguno dentro del hueco de la máscara no desee más que se marchará de allí y pensé que alguien de los presentes le refutaría pero todos hasta el Coronel guardaron silencio, ni siquiera mi querido padre se había atrevido a intervenir, no sabía si realmente su breve discurso o su cercanía a cada uno de ellos les había intimidado o solo logró que lo odiarán tanto como yo.

Si…. Yo lo odiaba, lo detestaba y no por mi incidente, de eso solamente yo tenía la culpa, pero… su ideología, nadie conocía que tan letal era lo pensaba en contra de todos nosotros, lo que había manifestado solo era la punta del iceberg que estaba surgiendo de las profundidades más tenebrosas de su lado oscuro, quizás ellos al igual que yo se percataron que el fantasma que alguna vez conocimos había muerto un año atrás y apenas estaba resucitando, al menos públicamente, mis sospechas tenía ya sobre de él, había noches en las que él no aparecía hasta dos o tres semanas después, nada de lo que hacía incluyendo aquello me daba buena espina.

Mi paciencia llegó a su límite en algún punto álgido de su discurso, su voz me guiaba a su lugar y mi mirada le veía con absoluto desprecio, no había lágrimas solo una rabia contenida en los puños cerrados, me sentía con la fuerza suficiente para tomarlo por el frente y mostrarle con hechos que tan débil podía ser, si quería pelea… eso y más iba obtener de mí, pero al paso una voz me detuvo, yo la reconocía perfectamente y mi corazón envenenado por la cólera pareció regocijarse de alegría, Darkness estaba aquí… mi amado Darkness, lo vi por delante de mí, cubriéndome con su cuerpo de la vista detrás de la máscara, su acción fue en mi defensa pero también fue por contenerme, ese vampiro me conocía mejor que yo misma.

Su tono lúgubre y seco, carente de emoción le decía a Leviathán lo que yo pensaba hacérselo entender a golpes, creo que me faltaba aprender a controlar mis emociones y el arranque que tengo a la menor provocación, los dos actuábamos a la defensiva pero Severaux sabía cuándo llegar al ataque y cuando refutar con palabras como ahora, era quizás la experiencia que le otorgaban los siglos en este mundo.

Escuche el silencio de los dos, escuche la agitada respiración de Darkness y los gruñidos que dejaba escapar de su garganta, también percibí la espada desenvainada de Solomon y sus exigencias para obtener su confesión, me acerque a ellos, a esas manchas borrosas, a esa mata de cabellos que conocía bastante bien, alcé mi mano tomando con timidez a mi compañero del antebrazo –Está bien, él es Monsieur Darkness Severaux- respondí suavemente –Él no es un enemigo…. Él… él viene conmigo Solomon, es mi compañero, mi maestro…- asentí, alcanzando con la otra mano la borrosa espada plateada que brillaba con la luz pálida de la luna, derribándola sin forcejear –Siempre está cerca mío- sonreí para el cazador –Yo tengo la culpa que sepa tanto Solomon, le he contado todo, de verdad- asegure casi en suplica –No hará daño alguno, solo intentó… solo se asegura de que este bien- Solomon pareció creerme por el momento, se retiró del frente nuestro y nosotros al lado de Spencer también hicimos lo propio, orillándonos a otro extremo lejos de Leviathán -¿Estás enojado conmigo?- pregunte por lo bajo al hombre que me sostenía por el antebrazo con fuerza –No me dejes por esto, te lo suplico- me aferre a él en un intento desesperado por que no se marchara en uno de esos arrebatos producidos para su mal humor, lo necesitaba... pero se supone que debía confiarle todo y eso lo hería, en el fondo quizás le lastimo haber guardado el secreto de aquella reunión, de excluirlo de mi vida al menos en esa mísera parte.
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Mensaje por Darkness Severaux Dom Dic 13, 2015 6:49 pm

-Debería- respondió cortante -¿Por qué no me habéis dicho nada al respecto ah?- bramo entre dientes, su labios estaban tensos y daban la impresión de que eran diminutos -¿Qué demonios hacéis aquí sin mi de respaldo? ¿Acaso no sentís que este hombre no es de fiar, que puede lastimaros, sin importar quien este enfrente?- pero más que una interrogación esto último pareció un instinto de alarma que se había activado desde que el choque de miradas entre él y el enmascarado se había suscitado de manera moderada, al menos por el momento –Sin embargo debo señalaros que nunca te dejaré- respondió firmemente sin quitarle la vista de encima en cuanto llegaron a un lugar seguro, admiraba sus detalles, las facciones de su rostro, la inocencia con la que sus ojos desprovistos de toda visión apuntaban al vacío -Estaré a vuestro lado sin importar nada, por eso me tenéis aquí... para recordaros que no estáis sola- susurro al oído de la joven con la voz mas pausible y suave con la que contaba, reprimió las ganas que surgieron en ese momento de los más profundo de su ser  por besarla, tenía claro que no era el momento ni tampoco era el lugar para semejante acto, más eso no evito que la tomará por la cintura y la cubriera con su larga capa negra, el enmascarado los estaba viendo, lo sabía de una forma o de otra, detrás de aquellas rejillas oscuras que ocultaban el verdadero color de sus orbes el hombre estaba atento –Te amo, con eso debe bastaros como garantía de que entendáis que nunca voy a dejaros- y las miradas se hicieron más profundas entre los dos caballeros, él no era de los que cedía ante la amenaza de cualquier igual, menos a la de un neófito que no representaba nada más que un insecto que podía aplastar con facilidad si le seguía provocando en silencio –Párvulos- masculló sin darse a entender con la joven que tenia a su lado y el joven del que por cierto el antiguo parecía encelarse, no toleraba que nadie se le acercará a lo que era suyo, porque eso era la vampiresa, era la mujer únicamente suya y de nadie más, Darkness podía ser en extremo posesivo si se lo proponía.

Empezaba a cansarse, el silencio era hostigante para todos, bien o mal los otros parecían percibir lo que sucedía en silencio, otros sus mentes abiertas le sugerían al hombre de cabellos negros como la noche que las palabras con las que refuto en defensa de Montserrat estaba retumbando, giraban, eran descompuestas para encontrarles una negativa, lo cierto es que creían suficientemente cierto la cobardía y la mala trastada del ex cazador, media sonrisa se dibujo entonces en su rostro plagado de seriedad,  el aire de triunfo, la altivez del milenario era imposible de disimular, era por ende algo natural con lo que sus gestos siempre contaron hasta el final de sus días como mortal, la razón por la cual su padre le pegaba sin piedad, pero que después de tener poder eso ya no le intereso. Pasó a segundo termino.

-Si habéis de decir algo quizás sea este el momento- indicó con la voz plana de la que siempre empleaba para comunicarse en su noche a noche –No sigáis hundiéndote en la máscara de cobardía con la que vuestros caídos te observan, vuestro silencio os condena, vuestra mirada retadora no me inmuta, ¿Con quien demonios creéis que estas hablando?- siseo con orgullo mientras Montserrat trataba de intervenir presionando su brazo, Darkness calló, meditó y su mano metálica se posó en la ajena, a veces le resultaba increíble el lenguaje silencioso con el que se comunicaban sin error a mal entenderse, ella quería que parará y él contestó con gesto mudo que nada pasaría, ella pareció entender dejando de presionarle –¿Celoso por que el agua es más fuerte que la roca?- interrogó  desdeñando la rabia contenida por aquel desagradable ser.
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La resurrección de los caídos (Los eternos C, de Le due maschere della notte) Empty Re: La resurrección de los caídos (Los eternos C, de Le due maschere della notte)

Mensaje por Leviathán Shadow Dom Dic 27, 2015 2:30 am

Sonreí más que divertido, Montserrat tenia un nuevo amigo escondido y a nadie ni siquiera al cazador le había dicho y podía entender porque ocultárnoslo había decidido, ¡Vaya pinta que tenia el vampiro!, serio y frío, tenia por ojos dos afilados cuchillos y su presencia era demasiado impotente para darles a todos su merecido, menos a mí, él no conseguía que dejará de mirarle así, por debajo de la máscara no dejaba de insistir, quería dejarle en claro que nadie podía contra mi, sus palabras no eran nada más que un intento de invisible espada, un arma tan poco afilada –No mi querida sombra inanimada, no podemos empezar con semejante entrada- respondí a su pregunta con veneno lanzada –Creo que mi persona debe ser presentada de la manera más adecuada- respondí de manera educada –Soy un hombre muy poderoso, soy un demonio y he venido a hacer la labor del demonio- conteste, reverenciándolo de forma cortes –Y aunque pasé por el valle de las sombras de la muerte, del mal no temeré- la biblia parafrasee, era clara la referencia a él, un antiguo no me intimidaba, a cientos como él cuando era humano me enfrentaba y esta naturaleza desdichada no hacia más que aumentar mi coraje arraigado en mi alma, si ese con solo verme se alteraba, yo no me quedaba atrás, mi cuerpo se tensaba y con mi discurso continuaba –Parece que la cobardía puede verse desde distintas perspectivas- señale de forma altiva –Yo solo a este caso buscaba almas caritativas que a la causa ayudarían, que a las razas unificarían en pos de una libertad hasta ese entonces no concedida-proseguí en forma continua -El móvil fue la venganza, al menos fue para mí, la esperanza, yo no sé que esperaba, yo no sé como a mi osadía atreve a llamarla como cobardía, cuando en este país ha estado a mercedad de un alma maldita- respondí a sus cuestionamientos con aire malicioso –Castigar al verdugo, ese era el plan más ingenioso, pero quizás me equivoque al escoger a los soldados para este asunto belicoso-  regresaba a mi la amenaza que permanecía en reposo, aclare la voz y al igual que el antiguo empezaba a ser venenoso –Fue el ejercicio de una elaborada y espeluznante venganza que había llegado al triunfo sino hubiesen ciertos seres interfiriendo en esta mascarada- volví mi mirada a Brightman, que aunque yo la había involucrado, me había enamorado, fue un error grave haberme con ella enredado, ese no era mi plan pasado, muchas cosas a modificar me vi forzado, era una condena vivir con el rostro destrozado, por eso la odiaba tanto, solo por ese insignificante desencanto, ahora las consecuencias estaba pagando y ella también conmigo la estaba arrastrando, ese hombre solo estaba estorbando, ¿Quién era ese bastardo? -En fin si Montserrat dice todo haberle contado este tipo de explicaciones salen sobrando, lo único que apelo es ¿Por qué ustedes están protestando? ¿Se sienten imbéciles por no haber actuado antes que un infeliz humano? ¿Ese es mi pecado por el que mi acto cobardía es llamado? ¿Dónde demonios estaban ustedes para poder frenarlo? ¿¡De que les sirven sus malditas leyes si ellas no se estaban apegando!?- comente alterado -¿Acaso ustedes no castigan al bastardo que mate al humano si motivo aparte de seguir esta existencia soportando? ¿Dime si estoy equivocado?... son todos unos cobardes bastardos, competitivos, posesivos... alguien hace su labor como una especie de labor y ustedes me juzgan de traidor... claro como no, era su lío matar a ese diabólico crio, que en su mundo jamás debió de haber nacido, si ustedes no hicieron nada en el momento debido, yo si tenia motivos para proteger al humano desprotegido ¿Quiénes son los cobardes vampiro?- señale divertido al cuerpo de la otra mujer vampiro –Y tu pequeña sinvergüenza recurriste al amante más cobarde con el que pudiste toparte- mientras hablaba mis pasos me llevaban a ellos, me detuve observándolos con ojos perversos, con peligrosos silencios.
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Mensaje por Darkness Severaux Dom Ene 03, 2016 1:21 am

¿Que podía responder Darkness?, el no sabia hasta que grado habían sido los alcances de su hijo de sangre hasta que Cetanu le hizo esa visita en el viejo Londres, el era un ermitaño por naturaleza que aunque sabía de la existencia de un supuesto fantasma aterrorizando París prefería hacer caso omiso y seguir siendo ajeno al cambio de los tiempos, antes de que sus minutos y sus segundos terminarán consumiendo su razón, para él era casi insoportable ver como el mundo supersticioso y por el que tantos desprecios había sufrido estaba desapareciendo dando paso a un época sin Dios o si lo había resultaba ser más sanguinario que los más antiguos que alguna vez reinaron en las creencias de las culturas más imponentes. Finalmente se vio forzado ha salir de su pequeña cápsula del tiempo y vivir en el mundo real, donde todo era diferente a como lo recordaba.

Podía sentir de nuevo el escozor en su brazo, Montserrat parecía conocerlo y sabia perfectamente que los comentarios del cazador no le estaban cayendo nada en gracia, tenía razón poco a poco la paciencia con la que se había hecho instantes antes se disolvía entre las líneas dichas por el que estuviese detrás de la pálida faz de un guerrillero y alborotador inglés -Sos un infeliz párvulo- gruño a su oyente que estaba suficientemente cerca de ambos, con paso firme, con la mirada puesta por encima del hombro –Creéis que vuestra  nueva naturaleza os da la fuerza para poder criticar con placer a los más antiguos de vuestra estirpe, pero los jóvenes en su mayoría, mortales o no siempre habrán de juzgar y cuestionar las decisiones de vuestros padres creyendo que sus decisiones y su diferentes perspectivas... son siempre las correctas, pero os he de deciros, que enfrentarnos no es lo mismo que estar dentro, que enfrentar a un igual, podría haceros trizas si así me lo dispongo, no importa cuantas sean vuestras armas- hizo una larga pausa –Y solo para vuestra información, no tenia conocimiento alguno de ese monstruo del que tanto os empeñáis en asesinar- prosiguió sin dejar de verle de una forma casi fulminante –Hay algunos que preferimos el anonimato antes que la locura traída por los cambios de los siglos y además en todo caso- añadió con importante señalización -Cierto es que hay un código entre vosotros pero yo no soy miembro de tan importante ministerio..- sonrió de nuevo con media mueca de ironía -Pero si tanto te empeñáis en verlos, en entablar una conversación de reclamos con ellos, os reto a que vayáis, que tentéis tu suerte, porque vos también habéis violado reglas desde que fuisteis transformado ¿O me equivoco yo también?- soltó una carcajada sea y fingida –¿Yo traidor? decidme vos... ¿que hay de los miles que has asesinado? todos ellos vampiros... ese acto es alta traición- el silencio se hizo de todos -Pero..- se detuvo, soltó a su compañera, fijando la mirada en él -Eso ya estaba en vuestros planes ¿no es así?, a ellos los desprecias por no haber asesinado a The Phantom, ambicioso sos en verdad, queríais todo el crédito por la siguiente ola de asesinatos que se avecinarían entre vampiros, hasta vuestra caída fue planeada meticulosamente... ¿Tan impotente os sentíais para trazar un segundo plan? Permitidme reír de eso... patético- juzgo por entonces con la voz lúgubre y grave que poseía –Y de ella lo único que odiáis es que te haya confinado a vivir tras una máscara horrorosa como la vuestra por los siglos- lo asió por el cuello con fuerza, los de su alrededor parecieron moverse pero no intervinieron -Debéis tener mucho cuidado con lo que decís sobre tus soldados, sobre los antiguos de tu estirpe, porque el perro puede volverse contra el amo y los cuervos pueden sacar los ojos- lo levanto un poco del piso, hasta que al menos sus pies quedaron despegados de la tierra –Debéis aprender a mantener la mente cerrada...- recomendó, volviéndolo a su lugar, soltándolo con brusquedad –Tal parece que traer por tanto tiempo una máscara puede provocar el olvido de quien sos por debajo... un neófito, solo eso- se giro dándole la espalda –Y otra cosa nada más- se volvió para verlo desde donde se había plantado-No creo necesario  explicar porque ella me escogió como su amante que a un hombre que en vez de corazón tiene un carozo de manzana podrida en el pecho-. estrecho a la vampiresa cubriéndola de nuevo con su capa, no le dijo nada, solo al sentirlo volvió a pender de su brazo fuertemente.
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La resurrección de los caídos (Los eternos C, de Le due maschere della notte) Empty Re: La resurrección de los caídos (Los eternos C, de Le due maschere della notte)

Mensaje por Nigma Riddler Dom Ene 03, 2016 10:21 pm

-¡Pero que teatralidad!- sonrió  y avanzo a paso presuroso, sus palmas se juntaban y aplaudían con entusiasmo mientras sus pupilas verdes observaban divertidos a cada elemento de aquel grupo tan único -Esto es mejor que ver una obra Shakesperiana- sonrío, suspirando y deteniéndose en un rincón -Ustedes de verdad son muy simpáticos, primero tenían exceso de miedo y ahora tienen exceso de valor, ¿Quién lo hubiera creído?- soltó una leve carcajada que hacia de su piel blanca algo a resaltar, esa boca enmarcada por las marcas de la piel que su transformación no había logrado desaparecer –Bien, algo debió haber estado mal en mi momento de fama en tu batalla Levi- señalo con dedo acusador y luego volvió su mirada y tuvo la visión nítida del recién llegado, su mirada quedo fija en la suya –¡Vaya uno nuevo!- exclamó con un optimismo que solo podía venir de un lunático como a él a semejantes alturas del asunto, donde la reunión más que una amena charla entre sobrevivientes se había vuelto turbia y tensa, se acerco al hombre con facciones pronunciadas, un humano aparentemente con la piel pálida, un vampiro que se asemeja a un mortal más que uno de su estirpe, Nigma se vio sorprendido –¡Que buen ejemplar para mis experimentos!- pensó para si antes de que sus pasos se detuvieran justo al frente del imponente inmortal y de su protegida, el bufón inmortal río irónicamente -Así que los vampiros antiguos ahora defienden a los neófitos... ¿En serio? Teniendo tanto poder otorgado por el tiempo y lo desperdicias con ella... ¡bah!, los vampiros también estamos cayendo en decadencia- lamentación fingida de su parte que no se inhibió ante la mirada del ser, por el contrario, tales gestos solo le provocaban un placer indescriptible, molestar era una vocación innata que se perfecciono con la aparente locura de la que a menudo solo tenía un residuo muy pequeño -Si... ¡Porque ella esta ciega!... pero que mala suerte tienes siempre, eso es lo que pasa cuando los padres no quieren a sus hijos, la confusión de la juventud temprana mi pequeña, la confusión- trato de acariciar su rostro pero el otro se lo impidió rotundamente, ocultando su rostro contra su cuerpo –Entiendo- prosiguió con desanimo –Es tuya y lo que te pertenece no se toca... al menos no por ahora- insinuó, caminando a otro extremo cerca de la sombra de un muro a punto de caerse -Lo siento, es que escuche todo antes de intervenir, quería ver que terrenos era los que iba a pisar no como nuestro querido Detective inglés que los cito sin considerar que tan mal habrían quedado las cosas sobre nosotros, mala decisión Inspector Reid, si así lo hizo aquí no quiero saber como es que resuelve sus casos- se encogió de hombros –Pero dejando por el momento el protagonismo de todos nosotros porque no dejamos hablar al inspector en jefe, por algo nos cito y el pobrecito no ha dicho más que tres líneas- saludo como a un militar a un comandante se tratase –Adelante mi Coronel segundo, por que el teniente fantasmal cascarrabias se siente indispuesto-.
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La resurrección de los caídos (Los eternos C, de Le due maschere della notte) Empty Re: La resurrección de los caídos (Los eternos C, de Le due maschere della notte)

Mensaje por Spencer Reid Lun Ene 04, 2016 7:54 pm

Eran pareja y me alegaba por Montse, en parte porque había algo que no alcanzaba a comprender por más líos que me inventara en la cabeza tratando de encontrar una solución, el tipo parecía tener ojos de asesino y presencia demasiada intimidante, además era tan distinto a Alessandro, él hombre a su lado parecía más un humano que un inmortal, sus facciones duras y su severidad con la que parecía darse a denotar entre nosotros bastaba para que ella hubiese salido corriendo de allí sin dudarlo dos veces, ¿Qué había pasado entonces?, ella estaba aferrada a él de una manera discreta y susurraba lo más cerca que su estatura le permitía al oído masculino cosas que yo no lograba descifrar, mantenían comunicación y un lazo muy fuerte que hasta un ciego podía tocar con las manos...

Quizás fue la fiereza con la que defendía y refutaba, no era necesarios los golpes o los ataques venenosos de unos a otros, su lengua afilada había dicho lo que ninguno de nosotros se atrevió a decir en cuanto vio resurgir a Leviathán de entre las sombras de aquel arruinado lugar envuelto de hedores distintos que hacían poco amena las estancia, pero no había lugar más seguro, solo aquí podríamos hablar sin que los muros oyeran lo que venía a informarles con urgencias, no me atreví a intervenir por prudencia, no deseaba tener problemas con ese hombre ni tampoco con la amiga que acababa de recuperar, pero Leviathán no se quedo atrás, intento refutar pero el otro, aquel acompañante de Montserrat resultaba ser más inteligente que cualquiera allí, lo dejo callado y aunque Nigma no hubiese intervenido el enmascarado se quedaría callado.

Ese loco, ese ser que miraba con recelo y también con temor, no se me olvida lo que me obligo a padecer, el horrible circo con el que todavía tenia pesadillas en las noches, lo odiaba, pasaba saliva al verlo tan cerca de nuevo, al escuchar su espantosa voz, el estomago lo sentía pequeño y las manos se humedecieron junto al compas de que se enfriaron como el resto de mi cuerpo, sentía la aflicción en el ceño y percibía que me faltaba el aire.

Finalmente toco mi turno de retomar la palabras y pese a que quería acercarme y preguntarle a Montserrat que de cierto había en su ceguera, ella se limito a ver hacia otro extremo, si es que observaba... no quería hablar sobre eso, conocía su lenguaje silencioso, baje la mirada con aflicción y profunda tristeza por mi amiga.. la única que tenía.

Todo cuanto había repasado sobre lo que iba a decir a los otros lo olvide por completo ¿Cómo les explicaba lo que había visto en Londres? ¿Cómo les decía que volvíamos estar en riesgo? ¿Cómo les decía que él...?, me perdí en la profundidad de pensamientos, sentí que el mundo daba vueltas sin que en realidad estuviese ocurriendo un terremoto, el pánico mágicamente había regresado.

Petrificado y sin saber bien como iba empezar saque del bolsillo una pequeña hoja, las letras plasmadas en tinta estaban entrecortadas por la forma en que las había anotado, el mensaje fue abrumador y aunque en mi todavía quedaba la duda si The Phantom era capaz de abandonar París y porque a mi exactamente tuvo que ocurrirme, era el único que con seguridad quería vernos muertos -Díganme algo...- hable dubitativo –¿En estas noches no han sentido la presencia de algo? ¿La mirada penetrante de alguien?- todos se voltearon a ver confundidos -Yo si y realmente eso me preocupa mucho chicos, creo que él quiere la revancha, nos quiere en sus garras- la garganta me dolió de tanto forzarla a tragar la saliva que se galopaba en medio de ella, un nudo, un muro, algo le impedía seguir adelante –Tengo aun mis dudas, no sé si él sería capaz de abandonar París, ni porque he sido yo el elegido para traer el mensaje. En Londres, estaba tras la pista de un caso importante, pero algo saco de balance mi investigación decidiéndome regresar, en una de las paredes de la escena del crimen decía lo siguiente "Caídos prepárense para ver el infierno arder de la forma verdadera, deben demasiadas, el costo por su insolencia es muy elevado, que más valioso pueden tener ustedes que su vida para saldar las deudas, cuiden sus pasos y sus cabezas, porque separados no son nadie"- la voz se entrecortaba, las manos temblaron y la boca se volcó amarga.
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