AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
Había emprendido una carrera que a mis años parecia interminable... el espanto y el llanto hacían que mis piernas se movieran con mayor rápidez para alejarme de ese lugar, donde por mi, el amigo que adore como a un hermano y que cuide como un niño se había ido... había muerto...habia muerto por mi culpa -Mi culpa- pensé mientras daba un respiro en lugar incierto y desconocido, escondido tras un muro contemple como las comunidades gitanas y los más humildes se debatían a muerte con el frio de aquella miserable noche, muchos señalaban hacia el cielo donde una enorme y colosal humareda se elevaba al cielo -Allí va Jhofiel- susurre apenas audible para mi y para un perro que estaba al lado mío, con sus ojos tristes, su figura tan delgada que podían verse hasta las marcas de los huesos duros de sus costillas, el pelaje negro era lo único que brillaba en ese pobre -Será mejor que te vayas, antes que mi presencia te traiga la mala fortuna de tu muerte- adverti al animal que solo ladeaba la cabeza y alzaba las orejas al escucharme hablar -Lo sé, tu tampoco me entiendes, solo Jhofiel... pero el esta muerto ¿Sabes?, allí en medio de esa humareda navegan sus cenizas que se dirigen hacia otra costa, por mi culpa...- me puse a reflexionar, ¿Podía ser que mi extraña maldición hubiese regresado?, así como las otras mujeres de años atrás Jhofiel había muerto a causa de imaginarme en mi departamento lo peor que podría ocurrir y no solo ocurrió sino que se cumplio ¿Volvia a ser el asesino desconocido? -Allí vas amigo mío y lo peor es que ni siquiera te toque... pero te mate, viajas ante mis ojos como ejemplo de vida y sueños incompletos que yo te arranque- contemple los alrededores y me puse un momento en lugar de los otros desdichados que se peleaban por migajas robadas, por un pedazo de tela, por un rincón en la fogata, por un juguete mal hecho en el caso de los niños -Sería demasiado para ellos si me quedaba donde él me dijo... la Corte de los Milagros no es el mejor sitio para refugiarme del peligro- así que pensando en las penurías de la pobreza y el hambre, decidi marchar hacia un lugar mejor o por lo menos donde nadie tuviera que estar cerca de mi mala suerte, excepto el perro que por más que intente sacarlo del camino perdiendome entre senderos solos y unos más ocupados por las damas que le llamaba "De la vida galante".... -Bueno al menos si te mueres gracias a mí dejarás de sufrir por el hambre- continue mis pasos hasta que en los horizontes se dibujo una carpa, sin vida... empolvada, deshabitada, ubicada en las tierras del olvido -¿Que crees que sea esto mi pequeño y peludo amigo?-, mis pasos iban siendo marcados por la arena y en suciados por la escencia de los colchones de las patas del canino, a mi mente venía Jhofiel, recordaba que algunas vez fuimos a una especie de circo, la primera y la última que fui con ese gitano aniñado, loco y soñador -Como desearía que estuviera perdido conmigo- declare en medio de un suspiro -No, este no es el momento de quebrantarse, por más que la tristeza viniese a mí tocando la melodía más deprimente que viniera hasta mi mente.
Preferí caminar... seguir el largo sendero olvidado, suplicando inutilmente que alguién lo tomará como albergue y cobijar un momento de la vida, unas sonrisas y se fuera en los recuerdos de otros, la brisa se llevaba los restos de carteles borrados por el tiempo, la gran carpa era de colores apenas predecibles.. amarillo y azul fueron sus vestimentas, los grillos cantaban en un esfuerzo por dar vida a este lugar, Jhofiel quién vivió a la interperie durante la mayor parte de su juventud, solía decir que donde hubiera el cantar de los insectillos nocturnos, había con certeza vida -¿Vida?, pero... ¿A que clase de loco se atrevería a vivir aquí?- me encogí en hombros y continue mi caminata hacia las partes donde los cantantes nocturnos no daban serenata, el perro continuaba a mi lado, con testa y cola seguía allí detrás mio -Por lo menos estoy con alguién- me cobije de consuelo y decidi entrar a la única carpa separada del resto de la arena del circo, en su interior todo estaba oscuro, era demasiado incierto pero no encendería fuego si es que allí lo había allí, no queria saber de ese elemento natural, no ahora, simplemente sacudi lo poco que quedaba del saco y los pantalones del traje -Vamonos, tenemos que encontrar un escodite con luz- el pequeño animal seguia mirandome -¿Que? ¡Soy exigente hasta en las peores circunstancias ¿Y?!- le dije a mi conocido amigo de cuatro patas, entonces una luz fue encendida iluminando todo el lugar, estaba construido por suelo de arena, tela arremendada y descoclorida del mismo azul y amarillo que vi afuera, quizás eso no fue lo sorprendente sino al dar la vuelta... cientos de ratas estaban muetas alrededor de una mesita vencida y si arreglar... todos tenían dos agujeros en el cuello, estaban vacías... el perro comenzó a gruñir y a ladrar desesperadamente -Una trampa- dije en voz alta... ¿Como supo el enemigo del que tanto hablaba Jhofiel que yo estaba aquí, si desaparecio de la nada -¿Quién eres?- pregunte valiente aunque por dentro el miedo a lo incierto como toda naturaleza humana me estuviese estremeciendo del interior al exterior, de pies a cabeza -¿Quién eres?- no había respuesta, entonces como todo instinto primitivo del hombre buscaba en esa carpa algo con que pudiera defenderme, para mi desgracia no había nada -Y si Jhofiel era un traidor?- me vino el pensamiento y tenía lógica, ese gitano con la mujer se quedo allí sin ver que realmente humbiera muerto o sacrificado su vida por mi o los demás -¿Mi amigo informo alguién y estuvo en el bando de los malos desde siempre, mandando alguién a espiarme y a seguirme para aniquilarme?- pase saliva rápidamente y la respiración se volvio agitada a raíz de que escuche pasos lentos y sigilosos acercandose a mí partiendo de la sombra que quedaba al frente mío -¿Quién eres?- regunte de nuevo si obtener respuesta, solo una mirada melancolica coloreada de verde aceituna se asomo calladamente.
Preferí caminar... seguir el largo sendero olvidado, suplicando inutilmente que alguién lo tomará como albergue y cobijar un momento de la vida, unas sonrisas y se fuera en los recuerdos de otros, la brisa se llevaba los restos de carteles borrados por el tiempo, la gran carpa era de colores apenas predecibles.. amarillo y azul fueron sus vestimentas, los grillos cantaban en un esfuerzo por dar vida a este lugar, Jhofiel quién vivió a la interperie durante la mayor parte de su juventud, solía decir que donde hubiera el cantar de los insectillos nocturnos, había con certeza vida -¿Vida?, pero... ¿A que clase de loco se atrevería a vivir aquí?- me encogí en hombros y continue mi caminata hacia las partes donde los cantantes nocturnos no daban serenata, el perro continuaba a mi lado, con testa y cola seguía allí detrás mio -Por lo menos estoy con alguién- me cobije de consuelo y decidi entrar a la única carpa separada del resto de la arena del circo, en su interior todo estaba oscuro, era demasiado incierto pero no encendería fuego si es que allí lo había allí, no queria saber de ese elemento natural, no ahora, simplemente sacudi lo poco que quedaba del saco y los pantalones del traje -Vamonos, tenemos que encontrar un escodite con luz- el pequeño animal seguia mirandome -¿Que? ¡Soy exigente hasta en las peores circunstancias ¿Y?!- le dije a mi conocido amigo de cuatro patas, entonces una luz fue encendida iluminando todo el lugar, estaba construido por suelo de arena, tela arremendada y descoclorida del mismo azul y amarillo que vi afuera, quizás eso no fue lo sorprendente sino al dar la vuelta... cientos de ratas estaban muetas alrededor de una mesita vencida y si arreglar... todos tenían dos agujeros en el cuello, estaban vacías... el perro comenzó a gruñir y a ladrar desesperadamente -Una trampa- dije en voz alta... ¿Como supo el enemigo del que tanto hablaba Jhofiel que yo estaba aquí, si desaparecio de la nada -¿Quién eres?- pregunte valiente aunque por dentro el miedo a lo incierto como toda naturaleza humana me estuviese estremeciendo del interior al exterior, de pies a cabeza -¿Quién eres?- no había respuesta, entonces como todo instinto primitivo del hombre buscaba en esa carpa algo con que pudiera defenderme, para mi desgracia no había nada -Y si Jhofiel era un traidor?- me vino el pensamiento y tenía lógica, ese gitano con la mujer se quedo allí sin ver que realmente humbiera muerto o sacrificado su vida por mi o los demás -¿Mi amigo informo alguién y estuvo en el bando de los malos desde siempre, mandando alguién a espiarme y a seguirme para aniquilarme?- pase saliva rápidamente y la respiración se volvio agitada a raíz de que escuche pasos lentos y sigilosos acercandose a mí partiendo de la sombra que quedaba al frente mío -¿Quién eres?- regunte de nuevo si obtener respuesta, solo una mirada melancolica coloreada de verde aceituna se asomo calladamente.
Archibaldo de la Cruz- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 28/10/2011
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Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
El vampiro aún estaba contrariado por todo lo sucedido, con tanto dolor caminaba por las calles de Paris que estaban desoladas gracias al incendio que se levantaba por allá a lo lejos.
Tená que buscar un lugar en donde refugiar a quienes seguían su paso sin decir palabra alguna, simplemente sollozaban o se culpaban en silencio, nunca Gideon había renegado de la presencia del silencio como ahora, con cuanto fervor deseaba que alguno de los dos hombres hablaran, para ve si de casualidad la imagen de Dominé desvanecia de su cabeza, para que el miedo dejara de poseer cada minusculo rincón de su blanqusino y esqueletico cuerpo funebre y muerto.
Caminaron horas, los otros no le reprochaban nada quizás se habían dado cuenta o quizás no de que su guia sl estaba dando vueltas en circulos, llegando al mismo callejón profundo y oscuro, el joven y eterno inquisidor jamás se percato de los horizontes puesto que su mirada clara se mantenía fija en piso empedrado y de vez en cuando a la punta de sus zapatos.
Finalmente y después de un breve suspiro levanto la cabeza observando ese melancolico paisaje con el que se sentía por dentro completamente identificado, tan solo... tan silencioso, tan lleno de miseria y tristeza pese a los muros de ladrillo que conformaban el pasillo del callejón -¿Donde los voy a esconder?- se pregunto finalmente, despreocupandose un poco de los búhos que revoloteaban en su cabeza recordandole que seguramente su corte ya estaba en su busqueda -¿Donde me escondo?- se pregunto mirando al cielo -Padre mío, señor que estas en los cielos ayudame a encontrar un refugio para estos ciervos tuyos- rogo aunque con vanas esperanzas de que ese Dios le escuchara debido a su condición, según su pensamiento decia que cuando un ser celestial como Dios y su trinidad iba a escuchar a un demonio como él -Vaya idea descabellada- concluyo encogiendose de hombros -El jamás me escuchará- continuo su camino, por las vestimentas se le había ocurrido llevarlos a la corte de los milagros, las pintas de las ropas quemadas y deshiladas probablemente les podía hacer pasar por mendigos, sus pasos se dirijieron hacia allá, en medio del viento, de las hojas caidas y de la ceniza que se desprendia se sus ropajes... sus acompañantes seguían sin decir palabra, eso le estaba matando.
Su pasos lentos se detuvieron a la entrada de ese gran castillo hecho de materiales miseros y escasos para los más marginados, para los mafiosos y los infelices que nacieron por que Dios asi lo quizo en esa miseria, vio dos niños cobijados en un rincón calentandose con las sobras de una vela que el viento se encargo de apagar, ambos eran hermanos sin ser quizás de la misma madre, eran gitanos y por ser iguales, pertenecientes a la raza, se consideraban familia, los dos en posición fetal, simplemente Gideon no pudo poner un pie a la entrada de ese camino cubierto de basura y olores fetidos.
Fue cuando las dudas le volvieron a la cabeza -¿Y si el famoso V no era de fiar? ¿Si era aliado del fantasma y todo era una farsa?- se decia pues ahora que recordaba y podía quitarse la venda de los ojos se percato que ese hombre huyo antes de tiempo dejando la guerra entre bandos en sus hombros -¿Si ayudaba a V esos niños tendrán un futuro mejor?... ¿Por lo menos sin la amenaza del fantasma y sin que la corte se aporveche de la ignorancia? ¿De verdad todas esas vidas como la del coronel que se perdio entre los ciados valio la pena?- probablemente sus dudas eran demasiado tempranas para ser rspondidas.
Como sea, ahora aquel vampiro no podía exponer aún más al peligro a los que con trabajo arduo vivia y sobrevivia allí, su mirada despierta y abierta como rara vez se percibe capto cuando un hombre salía por otro de los atajos rumbo a un camino desconocido -Quizás si le sigo encontrare un lugar en su camino- con seña muda y un suspiro sigui los pasos de la silueta de un hombre maduro que llevaba kilometros de distancia, pasaron de nuevo por las callejones, la brisa ncturna les volvia a saludar y desear las buenas noches como los elegantes caballeros que se tomaban a veces la molestia en sus paseos, pero ningún lugar a lo largo del recorrido pudo encontrar, llegando al mismo punto donde ese hombre se había adentrado.
Frente a ellos una gran carpa empolvada y olvidada abría sus brazos viejos y oxidados para proporcionarles refugio -No se a donde más llevarlos- se disculpo en voz alta el vampiro que por dentro no hacia mas que agradecer al Dios de su cielo, con su rosario en la mano, ahora tocando cada decena para que por poder divino alguno de sus compañeros hablara.
Tená que buscar un lugar en donde refugiar a quienes seguían su paso sin decir palabra alguna, simplemente sollozaban o se culpaban en silencio, nunca Gideon había renegado de la presencia del silencio como ahora, con cuanto fervor deseaba que alguno de los dos hombres hablaran, para ve si de casualidad la imagen de Dominé desvanecia de su cabeza, para que el miedo dejara de poseer cada minusculo rincón de su blanqusino y esqueletico cuerpo funebre y muerto.
Caminaron horas, los otros no le reprochaban nada quizás se habían dado cuenta o quizás no de que su guia sl estaba dando vueltas en circulos, llegando al mismo callejón profundo y oscuro, el joven y eterno inquisidor jamás se percato de los horizontes puesto que su mirada clara se mantenía fija en piso empedrado y de vez en cuando a la punta de sus zapatos.
Finalmente y después de un breve suspiro levanto la cabeza observando ese melancolico paisaje con el que se sentía por dentro completamente identificado, tan solo... tan silencioso, tan lleno de miseria y tristeza pese a los muros de ladrillo que conformaban el pasillo del callejón -¿Donde los voy a esconder?- se pregunto finalmente, despreocupandose un poco de los búhos que revoloteaban en su cabeza recordandole que seguramente su corte ya estaba en su busqueda -¿Donde me escondo?- se pregunto mirando al cielo -Padre mío, señor que estas en los cielos ayudame a encontrar un refugio para estos ciervos tuyos- rogo aunque con vanas esperanzas de que ese Dios le escuchara debido a su condición, según su pensamiento decia que cuando un ser celestial como Dios y su trinidad iba a escuchar a un demonio como él -Vaya idea descabellada- concluyo encogiendose de hombros -El jamás me escuchará- continuo su camino, por las vestimentas se le había ocurrido llevarlos a la corte de los milagros, las pintas de las ropas quemadas y deshiladas probablemente les podía hacer pasar por mendigos, sus pasos se dirijieron hacia allá, en medio del viento, de las hojas caidas y de la ceniza que se desprendia se sus ropajes... sus acompañantes seguían sin decir palabra, eso le estaba matando.
Su pasos lentos se detuvieron a la entrada de ese gran castillo hecho de materiales miseros y escasos para los más marginados, para los mafiosos y los infelices que nacieron por que Dios asi lo quizo en esa miseria, vio dos niños cobijados en un rincón calentandose con las sobras de una vela que el viento se encargo de apagar, ambos eran hermanos sin ser quizás de la misma madre, eran gitanos y por ser iguales, pertenecientes a la raza, se consideraban familia, los dos en posición fetal, simplemente Gideon no pudo poner un pie a la entrada de ese camino cubierto de basura y olores fetidos.
Fue cuando las dudas le volvieron a la cabeza -¿Y si el famoso V no era de fiar? ¿Si era aliado del fantasma y todo era una farsa?- se decia pues ahora que recordaba y podía quitarse la venda de los ojos se percato que ese hombre huyo antes de tiempo dejando la guerra entre bandos en sus hombros -¿Si ayudaba a V esos niños tendrán un futuro mejor?... ¿Por lo menos sin la amenaza del fantasma y sin que la corte se aporveche de la ignorancia? ¿De verdad todas esas vidas como la del coronel que se perdio entre los ciados valio la pena?- probablemente sus dudas eran demasiado tempranas para ser rspondidas.
Como sea, ahora aquel vampiro no podía exponer aún más al peligro a los que con trabajo arduo vivia y sobrevivia allí, su mirada despierta y abierta como rara vez se percibe capto cuando un hombre salía por otro de los atajos rumbo a un camino desconocido -Quizás si le sigo encontrare un lugar en su camino- con seña muda y un suspiro sigui los pasos de la silueta de un hombre maduro que llevaba kilometros de distancia, pasaron de nuevo por las callejones, la brisa ncturna les volvia a saludar y desear las buenas noches como los elegantes caballeros que se tomaban a veces la molestia en sus paseos, pero ningún lugar a lo largo del recorrido pudo encontrar, llegando al mismo punto donde ese hombre se había adentrado.
Frente a ellos una gran carpa empolvada y olvidada abría sus brazos viejos y oxidados para proporcionarles refugio -No se a donde más llevarlos- se disculpo en voz alta el vampiro que por dentro no hacia mas que agradecer al Dios de su cielo, con su rosario en la mano, ahora tocando cada decena para que por poder divino alguno de sus compañeros hablara.
Gideon Stark- Condenado/Vampiro/Clase Alta
- Mensajes : 91
Fecha de inscripción : 05/05/2012
Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
-¿Que había pasado con todos ellos?- cada vez que podía veía hacia atrás con la esperanza que el coronel apareciera con la imprudencia de siempre o que Montserrat saliera en medio de esa ocuridad nocturna como el día en que la conoci en la biblioteca -Ninguno vendrá- me decía la voz interna que hablaba por el dolor que por más que intentaba ignorar, regresaba para calcinarme por dentro.
Tenía mucho frío, tanto que ya ni las piernas podía sentir... el miedo era terrible y el recuerdo era mucho peor, yo vi como murieron tantas personas en pocos instantes y tuve que dejar otros atrás para poder salvarme a mi mismo ¿Pero en verdad mi vida era tan valiosa para haberlos abandonado?, hasta donde yo recuerdo tenía tantos problemas, tantos traumas de los que quería librarme no me explicaba porque me negue a dar la vida por ellos... podría ser que tanto Gideon como el nuevo integrante a nuestro grupo me hayan llevado a la fuerza, sin embargo ¡Era un policia!, podía haber amenzado con la pistola, mostrar la placa o quedarme allí hasta el final -Usar un arma Spencer, claro ¿Acaso no te acuerdas lo que hiciste?- me comenzaba a lastimar, la culpa era otro de los tantos sentimientos encontrados y reprimidos a la vez que la tragedia había despertado -¡Heriste a un hombre, gracias a tus temores lo mataste! ¡Lo mataste!- ¿Matar? ¿Yo había matado a Alex de verdad?, parecia ser que sí, recorde como ante la presión y la sombra de Tobías como consejeros tire del gatillo sin fijarme a donde se dirigia la bala.
La angustia empezaba a sentirla reflejada en mi ceño, la saliba pasaba como de costumbre rápidamente por mi garganta seca, las palpitaciones estaban en el pecho casi forzando al corazón a salirse de su sitio, el ecalofrío regreso y al ver las plamas de mis manos estas estaban temblado.
Las crisis de de aungustia acompañada de su pánico habían regresado, recorde esas madrugadas en las que despertaba desconcertado, temoroso de algo que ni yo mismo sabía, sudando frio y con el miedo terrible a volverme loco, esos periodos eran infernales e intimos por producirse solo en mi alcoba, ahora que el recuerdo se hayaba distante, la angustia en el presente, en esos mometos había perdido el pudor y en público estaba haciendo sus fechorias -Guarda la calma, por favor- me suplique a mi mismo -¡Para Spencer, para!- grito mi voz interior, era desesperante el sentir la impotecia de no poderse calmar a propia voluntad << Solo tú puedes y decides cuando cerrar la llave de tus miedos, de tu pasado >> escuche la voz del coronel y el sabio consejo que me había dado la noche anterior, respire profundo dejando que poco a poco el aire entrara por mi nariz, sentir su calidez, dejando que inundara de paz mi intranquila alma, cerre mis ojos que de algún modo abiertos nunca vieron nada, solo escuchaba los pasos de nostros y de alguién que iba más allá, fuera de nuestro ritmo.
Cuando la tranquilidad regreso, como si hubiera quedado resagada allá en el teatro y nos alcanzara cuando nos detuvimos, provoco que abriera de nuevo los parapados para ver lo que tenía al frente y sentir la realidad de la ropa calcinada, de los hoyuelos que está tenía por donde el frio nocturno acariciaba mi poca piel desnuda y del cansancio provocado por las horas de recorrido que para mí fueron segundos.
Una gran carpa se alzaba al frente mío, sus colores tan palidos me hacían recordar mi infancia cuando mi madre aún no formaba parte del mundo de la demencia -¿Do... do.... donde estamos Gideon?- pregunte sin pensar, si ver que el también estaba sumido en sus propios pensamientos y sensaciones -¿Alguién sabe donde venimos a parar?- era claro que el vampiro llego guiado por los pasos de la silueta que se nos adelantaba y se desvaneció en medio de la neblina, del lugar abandonado al que habíamos parado -¿En serio, alguién sabe donde estamos?... ¿No pensarán entrar ahí?- la saliva volvio a pasar rápidamente como hace unos instantes, en algo parecido me había llevado Tobías cuando intento matarme -¿Saben?... te...te...tengo muchas razones que no deseo explicar para no entrar allí- me resistí dando unos pasos atrás mientras Gideon me convencia a pasar.
Tenía mucho frío, tanto que ya ni las piernas podía sentir... el miedo era terrible y el recuerdo era mucho peor, yo vi como murieron tantas personas en pocos instantes y tuve que dejar otros atrás para poder salvarme a mi mismo ¿Pero en verdad mi vida era tan valiosa para haberlos abandonado?, hasta donde yo recuerdo tenía tantos problemas, tantos traumas de los que quería librarme no me explicaba porque me negue a dar la vida por ellos... podría ser que tanto Gideon como el nuevo integrante a nuestro grupo me hayan llevado a la fuerza, sin embargo ¡Era un policia!, podía haber amenzado con la pistola, mostrar la placa o quedarme allí hasta el final -Usar un arma Spencer, claro ¿Acaso no te acuerdas lo que hiciste?- me comenzaba a lastimar, la culpa era otro de los tantos sentimientos encontrados y reprimidos a la vez que la tragedia había despertado -¡Heriste a un hombre, gracias a tus temores lo mataste! ¡Lo mataste!- ¿Matar? ¿Yo había matado a Alex de verdad?, parecia ser que sí, recorde como ante la presión y la sombra de Tobías como consejeros tire del gatillo sin fijarme a donde se dirigia la bala.
La angustia empezaba a sentirla reflejada en mi ceño, la saliba pasaba como de costumbre rápidamente por mi garganta seca, las palpitaciones estaban en el pecho casi forzando al corazón a salirse de su sitio, el ecalofrío regreso y al ver las plamas de mis manos estas estaban temblado.
Las crisis de de aungustia acompañada de su pánico habían regresado, recorde esas madrugadas en las que despertaba desconcertado, temoroso de algo que ni yo mismo sabía, sudando frio y con el miedo terrible a volverme loco, esos periodos eran infernales e intimos por producirse solo en mi alcoba, ahora que el recuerdo se hayaba distante, la angustia en el presente, en esos mometos había perdido el pudor y en público estaba haciendo sus fechorias -Guarda la calma, por favor- me suplique a mi mismo -¡Para Spencer, para!- grito mi voz interior, era desesperante el sentir la impotecia de no poderse calmar a propia voluntad << Solo tú puedes y decides cuando cerrar la llave de tus miedos, de tu pasado >> escuche la voz del coronel y el sabio consejo que me había dado la noche anterior, respire profundo dejando que poco a poco el aire entrara por mi nariz, sentir su calidez, dejando que inundara de paz mi intranquila alma, cerre mis ojos que de algún modo abiertos nunca vieron nada, solo escuchaba los pasos de nostros y de alguién que iba más allá, fuera de nuestro ritmo.
Cuando la tranquilidad regreso, como si hubiera quedado resagada allá en el teatro y nos alcanzara cuando nos detuvimos, provoco que abriera de nuevo los parapados para ver lo que tenía al frente y sentir la realidad de la ropa calcinada, de los hoyuelos que está tenía por donde el frio nocturno acariciaba mi poca piel desnuda y del cansancio provocado por las horas de recorrido que para mí fueron segundos.
Una gran carpa se alzaba al frente mío, sus colores tan palidos me hacían recordar mi infancia cuando mi madre aún no formaba parte del mundo de la demencia -¿Do... do.... donde estamos Gideon?- pregunte sin pensar, si ver que el también estaba sumido en sus propios pensamientos y sensaciones -¿Alguién sabe donde venimos a parar?- era claro que el vampiro llego guiado por los pasos de la silueta que se nos adelantaba y se desvaneció en medio de la neblina, del lugar abandonado al que habíamos parado -¿En serio, alguién sabe donde estamos?... ¿No pensarán entrar ahí?- la saliva volvio a pasar rápidamente como hace unos instantes, en algo parecido me había llevado Tobías cuando intento matarme -¿Saben?... te...te...tengo muchas razones que no deseo explicar para no entrar allí- me resistí dando unos pasos atrás mientras Gideon me convencia a pasar.
Spencer Reid- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 03/03/2012
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Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
Una enorme carpa despintada lucía frente a los ojos azules de Mordred, quién aún asimilaba las cosas que habían sucedido en el teatro, ese lugar que todo el mundo había nombrado como el "teatro de la tragedia", el vampiro aún seguía con cuentos de interrogaciones dentro de su cabeza que parecían no tener respuesta -¿Como he llegado a estar en este lío?- se pregutaba, y para la cuestión si había una respuesta pero a veces era más fácil decir o evitar como el lo hacía, dentro, quizás muy dentro de sí sabía que se había involucrado no tanto porque se hubiera enterado en una taberna sino porque era su hermana a la que quería salvar del vacío emocional, mental y material al que había caido, al odio tan engendrado que le llevo a asesinar a su madre a sangre fría, pero la verdad dolía y prefería callar, prefería cargar la responsabilidad de la desgracia a la que había llegado a ser participe a un simple mal día.
De vez en cuando las pupílas de se iban hacia el rabillo del ojo, observando a Spencer tan sumido en su mundo como el vampiro con su rosario con sus rezos adelante de los dos, ambos habían seguido sus pasos sin preguntar, sin cuestionar si quiera porque habían dado algunas vueltas en circulos y luego se habían ido sin más de la corte de los milagros.
Cuando la muerte acecha las palabras enmudecen, y ellos eran los ejemplos perfectos que traducían esa frase, solo contemplaban el lugar completamente desolado, polvoriento y abandonado al que habían parado, un lugar donde solo las ratas, las cucarachas y otros animalejos se atreverían a vivir en ausencia de las personas y los artistas que seguramente alguna vez visitaron ese lugar, ese circo en busca de Diversión, o quizás se la piel muerta que dejo a su paso el gran circo de París o el circo gitano antes de convertirse en los gigantes que ahora son para el entretanimiento de la gente pobre y popular.
Suspiro profundamente antes de hablar, no tenía caso de seguir respetando tan solemne silencio cuando el joven inglés ya lo había roto unos instantes antes -Caballeros, tenemos que hacerlo- decía en forma convincente aunque no con la mirada valiente y segura de hacerlo -Pienselo... la policía, la inquisición y el fantasma ese seguramente nos andarán buscando, todos en conjunto- aunque el discurso era de forma plural, iba dirigido al detective que se mostraba temeroso de entrar -Por el momento tenderemos que escondernos y aquí no se atreverán a buscar, no por ahora- la voz empezo a quebrantarse y las manos omenzaron a jugar entre si, se estujaban y se masajeaban para suprimir la sensación que la fuerza sobrenatural dejaba sobre las muñecas -¿Ya no puede pasar algo peor o sí?- vio al joven con el miedo a flor de piel -Escucha estas entre dos vampiros y.. si la inquisición ons encuentra con estos arapos rotos y quemados, sabrán que somos los que buscan, nos eliminaran casi al instante y contigo se divertiran y te torturaran creyendo que sabes donde hay más de nosotros o donde estan los autores de lo que acabamos de dejar atrás- dijo desesperado -¡No lo entiendes!- exclamo guardando minutos de reflexión hilando todo lo que con la expresión de Spencer se podría pensar -Ellos ya no vendrán- le miro a los ojos que expresaban como todo humano un dolor que poco a poco se convertía en reproches y culpa, que se rehusaban a transformarse en odio -murieron Spencer, ambos, el cambiaformas y el moribundo se han ido- camino hacia los adentros del lugar, con el arrastre de las suelas por la tierra -Y...-se escucho el tono de resignación en su voz -Por el bien tuyo y nuestro es mejor que no salgamos hacía las calles parisinas hasta que esta revuelta termine, tenemos los periódicos y las noticias buenas o malas vuelan hasta los lugares donde nunca hay vida, todo terminara, nos enteraremos desde aquí y entonces saldremos a buscar liberarnos de la sombra que todo esto nos dejo- el habla era acelerado, algo seguía impidiendo que los sentimientos inquietantes llegaran y terminaran por desbordarse visiblemente ante los hombres que ya no le miraban y que permanecían con la cabeza baja -Y creo que... fue mala idea apoyar a un hombre que ni siquiera conocemos, hombre que ni siquiera nos ayudo a salir, nos dejo a nuestra suerte, sufrimos bajas y ni siquiera se ha preocupado ver quienes estan con vida, si estan bien.. los dejo allí y se escapo- siguio con sus pasos y de repente giro violentamente -¡Que ese hombre se olvide de nosotros, ni la confianza le tenemos para seguir con el en su movimiento!- grito como si ubiese todo un motin alrededor de él -A partir de hoy esta solo- susurró retomando su camino, con la certeza de que Gideon apoyaba a Spencer, ambos no dijeron nada, solo ante el final de su discurso asintieron con la cabeza.
Así empezaron a caminar por la gran carpa, carteles y papeles de colores eran empujados por el aire, paseandose por sus pies, la frescura de la madrugada se hacía presente acariciando la piel del vampiro neofito, despeinando su cabello negro y brillante gracias a los destellos de la luna y las estrellas.
No muy a lo lejos encontraron una carpa que emtía una voz, sonaba espantada y sorprendida, por debajo una tenúe luz de vela podía contemparse, sin pensar en los riesgos o si dejaba solos a sus compañeros, Mordred se adentro a esa pequeña carpa, sentía una energía diferente, pensó se trataba del mismo The Phantom, pero no encontró a nadie, solo un hombre viendo horrorizado viendo el pequeño escenario cubierto de cadáveres de ratas muertas con unos hoyuelos muy finos en la yugular -¡¿Quién eres tú?!- exclamo también al ver con ojos abiertos y atentos los animales con lujo de detalle -¿Porque lo hiciste?- bajo la voz, al darse cuenta que la vestimenta de ese hombre estaba en el mismo deplorable estado que las de él -¿Vienes del teatro?- dejo escapar su voz casí apenado, por el parecido tan atrayente del tipo pensó que era un vampiro, volteo a ver a sus mudos compañeros, quienes sin palabras señalaban una sombra alta, delgada y con ojos claros que desde el frente y entre penumbras les veía melancólicamente, ahora ¿Quién se les atravesaba en el camino? ¿Enemigo, aliado o espectador?
De vez en cuando las pupílas de se iban hacia el rabillo del ojo, observando a Spencer tan sumido en su mundo como el vampiro con su rosario con sus rezos adelante de los dos, ambos habían seguido sus pasos sin preguntar, sin cuestionar si quiera porque habían dado algunas vueltas en circulos y luego se habían ido sin más de la corte de los milagros.
Cuando la muerte acecha las palabras enmudecen, y ellos eran los ejemplos perfectos que traducían esa frase, solo contemplaban el lugar completamente desolado, polvoriento y abandonado al que habían parado, un lugar donde solo las ratas, las cucarachas y otros animalejos se atreverían a vivir en ausencia de las personas y los artistas que seguramente alguna vez visitaron ese lugar, ese circo en busca de Diversión, o quizás se la piel muerta que dejo a su paso el gran circo de París o el circo gitano antes de convertirse en los gigantes que ahora son para el entretanimiento de la gente pobre y popular.
Suspiro profundamente antes de hablar, no tenía caso de seguir respetando tan solemne silencio cuando el joven inglés ya lo había roto unos instantes antes -Caballeros, tenemos que hacerlo- decía en forma convincente aunque no con la mirada valiente y segura de hacerlo -Pienselo... la policía, la inquisición y el fantasma ese seguramente nos andarán buscando, todos en conjunto- aunque el discurso era de forma plural, iba dirigido al detective que se mostraba temeroso de entrar -Por el momento tenderemos que escondernos y aquí no se atreverán a buscar, no por ahora- la voz empezo a quebrantarse y las manos omenzaron a jugar entre si, se estujaban y se masajeaban para suprimir la sensación que la fuerza sobrenatural dejaba sobre las muñecas -¿Ya no puede pasar algo peor o sí?- vio al joven con el miedo a flor de piel -Escucha estas entre dos vampiros y.. si la inquisición ons encuentra con estos arapos rotos y quemados, sabrán que somos los que buscan, nos eliminaran casi al instante y contigo se divertiran y te torturaran creyendo que sabes donde hay más de nosotros o donde estan los autores de lo que acabamos de dejar atrás- dijo desesperado -¡No lo entiendes!- exclamo guardando minutos de reflexión hilando todo lo que con la expresión de Spencer se podría pensar -Ellos ya no vendrán- le miro a los ojos que expresaban como todo humano un dolor que poco a poco se convertía en reproches y culpa, que se rehusaban a transformarse en odio -murieron Spencer, ambos, el cambiaformas y el moribundo se han ido- camino hacia los adentros del lugar, con el arrastre de las suelas por la tierra -Y...-se escucho el tono de resignación en su voz -Por el bien tuyo y nuestro es mejor que no salgamos hacía las calles parisinas hasta que esta revuelta termine, tenemos los periódicos y las noticias buenas o malas vuelan hasta los lugares donde nunca hay vida, todo terminara, nos enteraremos desde aquí y entonces saldremos a buscar liberarnos de la sombra que todo esto nos dejo- el habla era acelerado, algo seguía impidiendo que los sentimientos inquietantes llegaran y terminaran por desbordarse visiblemente ante los hombres que ya no le miraban y que permanecían con la cabeza baja -Y creo que... fue mala idea apoyar a un hombre que ni siquiera conocemos, hombre que ni siquiera nos ayudo a salir, nos dejo a nuestra suerte, sufrimos bajas y ni siquiera se ha preocupado ver quienes estan con vida, si estan bien.. los dejo allí y se escapo- siguio con sus pasos y de repente giro violentamente -¡Que ese hombre se olvide de nosotros, ni la confianza le tenemos para seguir con el en su movimiento!- grito como si ubiese todo un motin alrededor de él -A partir de hoy esta solo- susurró retomando su camino, con la certeza de que Gideon apoyaba a Spencer, ambos no dijeron nada, solo ante el final de su discurso asintieron con la cabeza.
Así empezaron a caminar por la gran carpa, carteles y papeles de colores eran empujados por el aire, paseandose por sus pies, la frescura de la madrugada se hacía presente acariciando la piel del vampiro neofito, despeinando su cabello negro y brillante gracias a los destellos de la luna y las estrellas.
No muy a lo lejos encontraron una carpa que emtía una voz, sonaba espantada y sorprendida, por debajo una tenúe luz de vela podía contemparse, sin pensar en los riesgos o si dejaba solos a sus compañeros, Mordred se adentro a esa pequeña carpa, sentía una energía diferente, pensó se trataba del mismo The Phantom, pero no encontró a nadie, solo un hombre viendo horrorizado viendo el pequeño escenario cubierto de cadáveres de ratas muertas con unos hoyuelos muy finos en la yugular -¡¿Quién eres tú?!- exclamo también al ver con ojos abiertos y atentos los animales con lujo de detalle -¿Porque lo hiciste?- bajo la voz, al darse cuenta que la vestimenta de ese hombre estaba en el mismo deplorable estado que las de él -¿Vienes del teatro?- dejo escapar su voz casí apenado, por el parecido tan atrayente del tipo pensó que era un vampiro, volteo a ver a sus mudos compañeros, quienes sin palabras señalaban una sombra alta, delgada y con ojos claros que desde el frente y entre penumbras les veía melancólicamente, ahora ¿Quién se les atravesaba en el camino? ¿Enemigo, aliado o espectador?
Mordred Le fay- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 28/11/2012
Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
Habían vampiros terribles, vampiros sangrientos pero ninguno como el que de las ratas estaba comiendo... repudiaba tener que matar al indefenso con tal de seguir existiendo, prefería ocupar el consejo que hace tiempo le dio su creador y maestro, los animales eran los únicos que podía matar y desangrar para que su maldita existencia pudiera sobrellevar.
Él era el hombre más deprimido de la humanidad, llevaba una depresión cuando había ocurrido su transformación... y por eso mismo solo su fragilodad humana se perdío pero no los sentimientos que alberga el corazón, era todo un torrente que le llevaba a caminar todas las noches para que su mente no le hiciera más reproches.
En ese anochecer, un espectacúlo y una tragedia acababa de suceder, un lugar humeante sus ojos alcanzaban a ver -Pobre gente- de las victimas el se ocupaba por compadecer, siguío su camino y allí encontro un lugar aparentemente abandonado y tranquilo, avanzó por ese sucio camino y encontro en esa carpa abandonada y completamente empolvada un pequeño espacio que de ratas estaba infestada y allí dio abasto a sed desdichada, hasta para quitarle la vida esas criaturas no podía dejar de sentir culpa.
Era como sentir unas cadenas que le ataban a la ensangrentada tierra, desde un rincón oscuro contemplaba su ropa empapada, cubrierta de malva y al frente las ratas sin vida.
Sus sentidos le advirtieron que alguién venía a toda prisa -Puede ser algún forastero- se decía y así se tomo la libertad de poner su mano en una descuidada mesilla y una figura contemplo desde esa orilla y después otras más que entraron en seguida... dos humanos y dos vampiros, todos con la ropa rota, quemada y descocida.
Su mirada melancolica y descolorida contemplo a los extraños en la oscuridad descolorida, las manos pálidas y la figura escualida encendio la vela y la luz se hizo presente en esa escena -No culpes del primero que sospechas- hablo Louis desde las tinieblas -Fui yo el culpable de las ratas muertas- camino hacía las personas boquiabiertas -No se asusten no pretendo que se perturben- su mirada de verde aceituna se quedo contemplando con sorpresa sus quemaduras -¿Ustedes vienen del siniestro de hace unas horas?- se sorprendió del grado en el que habían llegado las cosas.
Él era el hombre más deprimido de la humanidad, llevaba una depresión cuando había ocurrido su transformación... y por eso mismo solo su fragilodad humana se perdío pero no los sentimientos que alberga el corazón, era todo un torrente que le llevaba a caminar todas las noches para que su mente no le hiciera más reproches.
En ese anochecer, un espectacúlo y una tragedia acababa de suceder, un lugar humeante sus ojos alcanzaban a ver -Pobre gente- de las victimas el se ocupaba por compadecer, siguío su camino y allí encontro un lugar aparentemente abandonado y tranquilo, avanzó por ese sucio camino y encontro en esa carpa abandonada y completamente empolvada un pequeño espacio que de ratas estaba infestada y allí dio abasto a sed desdichada, hasta para quitarle la vida esas criaturas no podía dejar de sentir culpa.
Era como sentir unas cadenas que le ataban a la ensangrentada tierra, desde un rincón oscuro contemplaba su ropa empapada, cubrierta de malva y al frente las ratas sin vida.
Sus sentidos le advirtieron que alguién venía a toda prisa -Puede ser algún forastero- se decía y así se tomo la libertad de poner su mano en una descuidada mesilla y una figura contemplo desde esa orilla y después otras más que entraron en seguida... dos humanos y dos vampiros, todos con la ropa rota, quemada y descocida.
Su mirada melancolica y descolorida contemplo a los extraños en la oscuridad descolorida, las manos pálidas y la figura escualida encendio la vela y la luz se hizo presente en esa escena -No culpes del primero que sospechas- hablo Louis desde las tinieblas -Fui yo el culpable de las ratas muertas- camino hacía las personas boquiabiertas -No se asusten no pretendo que se perturben- su mirada de verde aceituna se quedo contemplando con sorpresa sus quemaduras -¿Ustedes vienen del siniestro de hace unas horas?- se sorprendió del grado en el que habían llegado las cosas.
Louis De Pointe Du Lac1- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/07/2013
Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
Mi peludo amigo veía con recelo aquel fondo oscuro que quedaba frente a los dos, no podía negar qué sentía un miedo irracional que podría haber hacho que hasta a esa pequeña vida podía sentirlo y podía interpretar esa sensación como una amenaza para su compañero en esta fría noche en que la muerte se puede respirar en el aire, por un momento pienso con lógica en la situación que estoy enfrentando, veo las decenas de cuerpos desangrados de las ratas y la inminente oscuridad qué hay en todos los lados… en aquel lugar olvidado y entonces pienso que mi final está cerca y que es el pago por tantas vidas que simplemente he impregnado con mi mala suerte y por consiguiente he arrebatado, empezando por las almas del teatro, por aquellas que deje al huir de España y por la de mi amigo el gitano, la pregunta me toma por sorpresa -¿Y si bajo es oscuridad estará esa dama tan fina tan elegante y silenciosa que nos acompaña desde el primer día que llegamos a este mundo, esa mujer que pareció haberme proporcionado un poco de su don, llevando a considerar poco a poco mi existencia como una maldición, misma, que me alejado de los míos y de toda la sociedad?- paso saliva -tengo miedo- le advierto a ese pequeño animal -deberías irte, de verdad no quiero que los últimos instantes de mi vida me llevé tu existencia conmigo- pero la realidad era qué importaba si hace unos instantes había pensado que si alguna tragedia le llegara a pasar a esa criatura quizá sería una bendición, ahora que lo pensaba detenidamente y asimilando la inocencia del ser y recordado la pobre de mi amigo pensaba que debía ser horrible y entonces comencé a hacer hasta lo inimaginable para correrlo de mi presencia pero él continuaba allí moviendo la cola cada vez más rápido, lanzando ladridos y aullidos dándome a notar su confusión, no solamente percibía lo que fuera que se estuviera acercándose a nosotros, sino que algo más había haya fuera en ese camino viejo, olvidado y abandonado, entonces el miedo me tomo preso, mis manos empezaban a temblar y sudaba fríamente, la respiración se hacía cada vez más rápida, la saliva trataba de de suplantar el agua que necesitaba cuando sentía mis labios secos, entonces me remonté al tiempo, a esa horrible pesadilla en la que mi viejo mi amigo gitano perdió la vida, recuerdo cómo afrontó lo que parecía su inevitable final, un final que nadie se imagina y que nadie planea… recuerdo cómo limpiaba su traje de gala, su vestimenta y luego como enderezaba poco a poco su postura bella, con esos ojos tan claros, los pasos de la muerte se escuchaban llegar hasta el, recuerdo que tomó saliva y se mojó los labios, me dijo unas escasas palabras sin sentido, abrió la puerta y después se entregó aún desenlace que en todo caso yo merecía -vaya ejemplo- pensé negando con la cabeza y entonces decidí encarar mi destino, teniendo como escudo a quién se convirtió en mi gran ídolo, qué lástima que nunca pude confesar cuánta admiración sentía por él y por su vida, decidí seguir su huella, esa gran enseñanza que en pocos minutos me dio, claro que no limpie mis ropajes, en realidad ya no había mucho que rescatar de aquel esmoquin pero si enderece mi postura aunque cerrando mis ojos para evitar ver al frente, aclare mi voz y cómo es mi costumbre antes y aún en las peores emergencias la lógica y los pensamientos llegan hasta mí, fruncí el ceño inesperadamente cuando la duda me atacó -¿y si yo era el elegido y no Jhofiel?- hasta cierto punto mi lógica tenía sentido pues remontándome al día en que nos vimos en aquel café solamente me dejó leer la mitad de la carta que alguien le había hecho llegar, recuerdo que él mencionó que las demás instrucciones no las pensaba revelar hasta que fuera el momento, recuerdo que su frase de despedida antes de que sucediera la tragedia, algo de que yo sería la voz del enmascarado, la voz de los que se esconden por temor en las sombras, la famosa voz de la verdad que repitió esos últimos días, ahora me percataba que aquello me dejó intrigado y que entonces aquella sombra o lo que fuera que estuviera escondida entre las penumbras, que estaba al frente mío y de mi nuevo amigo era el famoso fantasma qué el gitano tantas veces me repitió en esa sola tarde, los pasos no serían parte de sus trucos si es que era una persona etérea, además era sencillo dar conmigo, no había tenido precauciones, nunca tuve la decencia, el valor de mirar atrás y ver si no había ojos ajenos vigilando desde lo más recóndito de la noche, al final de cuentas yo no era nada de las criaturas que suponía y que ahora sé que eran verdad, yo no era un inmortal ni era tampoco una persona que podía cambiar forma a su voluntad era simplemente un humano que alguna vez estuvo interesado de los misterios que se ocultaban más allá de nuestros ojos y de los cuales yo fui víctima si estaba metido en todo esta red no era única y exclusivamente por qué quería ayudar a un amigo, sino quería comprobar que mis hipótesis tenían fundamento y verdad, que no eran producto de mi aparente poder para la imaginación y el talento increíble que tenía para las novelas de misterio o de género policiaco.
Finalmente mi pensamiento se siente interrumpido cuando los pasos que mi perro había percibido se detuvieron a la entrada de la carpa y sin más entraron culpándome inmediatamente del espectáculo macabro que se veía a primera instancia, mi perro lanzó ladridos sobre todo a dos de los hombres que parecían perfectos, pero demasiado pálidos
-tranquilo amigo- le dije a mi compañero que para mi sorpresa mostraba más valor que yo - me juzguen ustedes mal, yo probablemente este igual que ustedes, vine para ocultarme de todo el desastre que se está esparciendo por el resto de las calles parisinas aledañas al teatro- me permití juzgar por las aparentes daños de sus ropajes -vamos, no me miren así- señalé al ver las miradas incrédulas y sorprendidas de los tres hombres que estaban detrás de mí, bueno ahora delante mía -sobrevivieron a la catástrofe ¿no? supongo entonces salieron por la puerta que estaba abierta, yo...- interrumpir mis palabras al recordar de nueva cuenta a ese joven que tenía tantas metas y tantas expectativas como cualquier otro que está en la flor de la juventud -yo junto con otra persona logramos abrir la puerta, desgraciadamente aquel que solamente en mí quedará su recuerdo dio su vida por ello y sólo en mí quedará la hazaña y la enseñanza qué debería trascender como un ejemplo para todos los demás incluso para aquellos dos que están armando semejante alboroto, donde París y nosotros corremos un peligro que nos correspondía- tome una pausa –Aunque probablemente si lo pienso en lo más profundo de nuestras culpas tengamos más qué justo la furia que se ha escondido durante tanto tiempo en el teatro y que todos consideramos como un fantasma intocable- les mire directo a los ojos, había retomado mi valor y mis palabras, hablando con mucha seguridad aunque en el fondo,… en realidad mi alma se estuviera desmoronando poco a poco y entonces recordé que el perro había dejado de ladrar y cuando volteé a verle estaba casi cariñoso con uno de los tres, un joven delgado, alto, de cabellos rubios y ojos aceitunados pareció el más asustado, pareciera que quería olvidar todo aún más que nosotros tres que nos veíamos incrédulamente sin una pizca de confianza y quizás era comprensible, de repente los pocos sobrevivientes de la masacre estábamos reunidos en un lugar abandonado, oscuro, frente un escenario que mostraba más muertes aunque fuera de una forma minúscula, pero alguien en la oscuridad estaba al acecho, pretendía disculparme con todos ellos pero alguien más adelanto a mis pensamientos y en el fondo de la carpa, de esa pequeña carpa salió un hombre de cabellos largos rojizos con una mirada tan melancólica, mucho más melancólica que nosotros que acabamos de salir de una tragedia masiva, el explicó con palabras en tintes tristes y secos, sin emociones qué había sido el culpable de lo que estábamos viendo a nuestros pies, no se veía como otro más de los sobrevivientes, sino como alguien que se estaba escondiendo de algo por otra persona y entonces lógicamente mi sospecha recayeron en ese desconocido que en los otros tres que acababan de culparme por algo que yo no había hecho, no sé si fue porque yo me sentía compatible con ellos, no sé seria por el susto o por el miedo a las dudas o los pensamientos pero de inmediato mi dedo acusador cuál juez señaló al hombre que salía entre las penumbras y que era casi igual que perfecto que las otras dos personas que habían llegado con el joven qué había hecho amistad con mi pequeño y peludo amigo -¿quién eres?- pregunté casi ofensivamente, entonces el hombre se acercó y mientras otro de los que tenía mis espaldas, uno de los que me había llamado más la atención, puesto que traía un rosario en la mano se puso delante mío y a la defensiva percatándome que su mirada cambiaba, algo extraño se sentía, parecía ser algo más que furia y cuando giró la cabeza hacia nosotros me pude percatar que unos colmillos habían nacido de sus mandíbulas -Un..un vampiro- murmuré en mi pensamiento y quedé atónito al ver como el momento se tensionaba y al mismo tiempo una paciencia placentera en mi alma albergo por un instante, finalmente supe que no estaba loco, siempre hay algo ignoramos y se encuentra caminando entre nosotros...
Finalmente mi pensamiento se siente interrumpido cuando los pasos que mi perro había percibido se detuvieron a la entrada de la carpa y sin más entraron culpándome inmediatamente del espectáculo macabro que se veía a primera instancia, mi perro lanzó ladridos sobre todo a dos de los hombres que parecían perfectos, pero demasiado pálidos
-tranquilo amigo- le dije a mi compañero que para mi sorpresa mostraba más valor que yo - me juzguen ustedes mal, yo probablemente este igual que ustedes, vine para ocultarme de todo el desastre que se está esparciendo por el resto de las calles parisinas aledañas al teatro- me permití juzgar por las aparentes daños de sus ropajes -vamos, no me miren así- señalé al ver las miradas incrédulas y sorprendidas de los tres hombres que estaban detrás de mí, bueno ahora delante mía -sobrevivieron a la catástrofe ¿no? supongo entonces salieron por la puerta que estaba abierta, yo...- interrumpir mis palabras al recordar de nueva cuenta a ese joven que tenía tantas metas y tantas expectativas como cualquier otro que está en la flor de la juventud -yo junto con otra persona logramos abrir la puerta, desgraciadamente aquel que solamente en mí quedará su recuerdo dio su vida por ello y sólo en mí quedará la hazaña y la enseñanza qué debería trascender como un ejemplo para todos los demás incluso para aquellos dos que están armando semejante alboroto, donde París y nosotros corremos un peligro que nos correspondía- tome una pausa –Aunque probablemente si lo pienso en lo más profundo de nuestras culpas tengamos más qué justo la furia que se ha escondido durante tanto tiempo en el teatro y que todos consideramos como un fantasma intocable- les mire directo a los ojos, había retomado mi valor y mis palabras, hablando con mucha seguridad aunque en el fondo,… en realidad mi alma se estuviera desmoronando poco a poco y entonces recordé que el perro había dejado de ladrar y cuando volteé a verle estaba casi cariñoso con uno de los tres, un joven delgado, alto, de cabellos rubios y ojos aceitunados pareció el más asustado, pareciera que quería olvidar todo aún más que nosotros tres que nos veíamos incrédulamente sin una pizca de confianza y quizás era comprensible, de repente los pocos sobrevivientes de la masacre estábamos reunidos en un lugar abandonado, oscuro, frente un escenario que mostraba más muertes aunque fuera de una forma minúscula, pero alguien en la oscuridad estaba al acecho, pretendía disculparme con todos ellos pero alguien más adelanto a mis pensamientos y en el fondo de la carpa, de esa pequeña carpa salió un hombre de cabellos largos rojizos con una mirada tan melancólica, mucho más melancólica que nosotros que acabamos de salir de una tragedia masiva, el explicó con palabras en tintes tristes y secos, sin emociones qué había sido el culpable de lo que estábamos viendo a nuestros pies, no se veía como otro más de los sobrevivientes, sino como alguien que se estaba escondiendo de algo por otra persona y entonces lógicamente mi sospecha recayeron en ese desconocido que en los otros tres que acababan de culparme por algo que yo no había hecho, no sé si fue porque yo me sentía compatible con ellos, no sé seria por el susto o por el miedo a las dudas o los pensamientos pero de inmediato mi dedo acusador cuál juez señaló al hombre que salía entre las penumbras y que era casi igual que perfecto que las otras dos personas que habían llegado con el joven qué había hecho amistad con mi pequeño y peludo amigo -¿quién eres?- pregunté casi ofensivamente, entonces el hombre se acercó y mientras otro de los que tenía mis espaldas, uno de los que me había llamado más la atención, puesto que traía un rosario en la mano se puso delante mío y a la defensiva percatándome que su mirada cambiaba, algo extraño se sentía, parecía ser algo más que furia y cuando giró la cabeza hacia nosotros me pude percatar que unos colmillos habían nacido de sus mandíbulas -Un..un vampiro- murmuré en mi pensamiento y quedé atónito al ver como el momento se tensionaba y al mismo tiempo una paciencia placentera en mi alma albergo por un instante, finalmente supe que no estaba loco, siempre hay algo ignoramos y se encuentra caminando entre nosotros...
Archibaldo de la Cruz- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 28/10/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
-¡Estoy harto de tanto misterio!- respondió con enfado aquel vampiro que después de tanto, sus nervios se habían convertido en estropajos -¡Al diablo con todo!- tiro su fiel rosario al piso y se puso justo delante de aquel humano que unos momentos atrás había señalado como el responsable de la muerte de esos animales y para su sorpresa fue uno de los hombres con quien estaría agradecido por el resto de su eterna existencia -¿Y usted quien es?- pregunto alteradamente al hombre que acaba de salir del misterioso escondite de las sombras - ¡cómo es que se atreve a matar tan criatura de nuestro Señor... Mas en esta noche que los seres han visto en un escenario de teatro su inocencia interrumpida!- el silencio se apodero del lugar y hasta cierto punto era comprensible pues quizás para esos tres seres que le acompañaban habían visto un Gideon completamente sereno, guiándose cual santo por las manos divinas de Dios y para el hombre, ese que junto con el joven lleno de inseguridades y temores conformaban el minúsculo circulo de mortales presente en todo aquel enredo representaba la sorpresa al verle los colmillos que de ese vampiro habían emanado de la nada -En cuanto a usted- intento acercarse al que tenía pinta de escultor de letras -¿quién es y como llego aquí antes de que...?- pretendió acercarse más con aires amenazantes pero el pequeño y pulguiento perro que a simple vista se podía saber que era recogido de las calles parisinas salió en defensa de quien había adoptado como su amo, el vampiro no pudo contenerse ni un momento más, la santidad se había ido, al parecer con las cenizas de los caídos que impregnaban un aroma extraño en el ambiente. Los puños de helada temperatura comenzaron cerrarse llenándose de coraje e impotencia contenida, abalanzándose con impulso amenazante contra el perro que no dejaba de ladrar y emitir uno que otro gruñido en su defensa, mientras Gideon ya no pensaba ni un minuto en lo que estaba haciendo y fue justo a punto de llegar hacia el pobre animal que unas manos lo sostuvieron posándose en su pecho, empujándole hacia atrás, cayendo sobre la mesa fulminantemente y en medio del frenesí propio de su raza y tantas veces, años y siglos contenido y reprimido por su religioso amor, a punto estaba de ponerse en pie cuando otras manos le detuvieron obligándole a mantenerlo recostado en lo largo de la mesa, la vela se había caído y con ella la pequeña flama se había extinguido, todo quedo en penumbras quedando solo los ojos luminosos y cristalinos de los tres vampiros. Gideon se llevo las manos a los ojos, parecía volver a entrar en razón - que estoy haciendo Señor mío- clamo a su Dios en un suspiro, su mirada se centro en todos los presentes pese a la falta de luz - Es en momentos como estos en los que la mentira que intento dibujar ante mis ojos no es más que eso, una mentira... La máscara y el ropaje de buen samaritano se desvanece y deja al descubierto al monstruo de mis adentros- pensó en medio de las miradas de desconcierto, asombro y furia desmedida de ese joven de apellido Le Fay, azoto su cabeza contra la madera vieja de la mesa, la saliva pasaba de manera constante a modo de que las lagrimas no pudieran salir, se había defraudado a sí mismo o mejor dicho se había engañado a si mismo que el ya no era del todo un animal, que podía matar si se le provocaba, únicamente por que el instinto se lo dictaba -Soy un monstruo, un vil monstruo y ya no hay marcha atrás, ni con todo el evangelio, los padres nuestros rezados en momentos desconsoladores o las mil indulgencias ganadas por este miserable espíritu maldito podre quitarme de encima las cadenas que me atan a la tentación de la sangre y al más cruel de los pecados... Matar a tu prójimo- hablaba con la voz entre cortada y temblorosa, externando sus pensamientos para todos los presentes -Me pregunto qué mal hemos desatado sobre nosotros esta noche- se pregunto el vampiro, no solo por la amenaza inminente de un ser furioso que reinaba el teatro sino por esas pequeñas cosas que ahora les mantenían presos, como la furia, las dudas, la desconfianza y otros fantasmas del pasado que habían llegado para atormentar a los sobrevivientes del teatro de la tragedia.
Gideon Stark- Condenado/Vampiro/Clase Alta
- Mensajes : 91
Fecha de inscripción : 05/05/2012
Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
Cuando entramos en aquella carpa sólo encontramos más muerte como la que habíamos dejado Kilómetros atrás, cientos de cadáveres de unos animales tan indefensos como las ratas estaban decorando aquel piso lleno de tierra, todas tenían la vista perdida y de desconcertante como aquellos caídos que habíamos dejado en el teatro de la tragedia y supongo que nunca se me olvidarán esos rostros qué bien pude contemplar en el momento mismo en qué habíamos salido por la puerta que el hombre, que en un principio señalamos como culpable había abierto en aras de que hubiera más sobrevivientes de aquél terrorífico desastre, ahora me daba cuenta de que las apariencias engañan, que aquel hombre estaba tan destrozado como nosotros, no sólo por lo que llevaba puesto para cubrir, sino por aquel joven o viejo que sacrificó su vida por nosotros… cómo quería pedirle disculpas y entonces saciar mi curiosidad con aquel ser que había salido de la sombra, ese quien se adjudicó la masacre de las ratas pero Gideon probablemente víctima del desconcierto, la desolación y el miedo atacó sin preámbulos, sin siquiera detenerse a pensar un momento en su sagrada ley del cielo y de la biblia, podía decirse qué ese joven que ya llevaba dudas, angustia y miedo quería huir de su presencia en esos momentos, vaya de sí mismo y yo apenas aprendiendo hacer un adulto que de inmóvil, como el niño que estuve acostumbrado a ser -Debo detenerlos- me decía -¿pero cómo?- y entonces pensé en las típicas medidas drásticas que tomaría un pequeño, dándome cuenta que no daría resultado si intentaba algunas de ellas, así que igual que aquel vampiro me dejé llevar por el instinto y utilizando toda mi fuerza logré hacer a un lado a mi alterado compañero, azotándolo de inmediato contra la mesa vieja y descuidada que sostenía la poca cera qué quedaba de la vela y y que pronto dejo de emitir luz al caerse en el polvo -¡Estás loco!- exclamé - ¡todos estamos igual que tú en estos momentos, quizás yo más ustedes! … pero no es el momento de decirles mi razones y tampoco quiero hacerlo, pero tengo claro que desquitándonos con los otros no vamos a llegar a nada, ni el fantasma va dejar de seguirnos, ¿entendido?- también yo comencé a calmar mis nervios, no quería que la tragedia se hiciera mayor y terminamos destrozando a esos dos humanos como destrozamos a miles como ellos allá atrás aunque no fuese exactamente con nuestras propias manos.
Gideon empezó a calmarse, dejó de respirar rápido y sus latidos disminuyen, sólo escuchó y percibo el miedo de el joven que sostenía al perro, ese pobre animal que había corrido preso de pánico por lo sucedido y el asombro de aquel hombre que habíamos encontrado momentos atrás, mientras que el verdadero culpable con un semblante de eterna melancolía nos observaba desconcertado, pero no sabía si confesarle o no lo que habíamos pasado, aunque muy probablemente por el aroma en el aire y las cenizas que lo impregnaban podía imaginarse cuál era nuestra procedencia - lamentó el espectáculo estamos muy nerviosos por lo que acaba de suceder...- me detuve, era demasiado mi desconfianza puesto que si algo debo señalar es que confié en un completo desconocido y esto nos llevó al desastre, el famoso V ni siquiera se tomó la molestia de sacarnos a como diera lugar de allí, y siendo eso, entonces… ¿ qué podía esperar de un asesino de ratas? No, no podía arriesgarme, esta vez tomaría mis precauciones y si ese hombre nos estaba esperando, siendo aliado del cazador dejaría que Gideon o yo mismo acabará con él, todo con tal de no volver a saber nada que tuviera que ver con alguno de los dos enmascarados dueños de la noche -no pretendo que lo tomes como ofensa pero eres un desconocido y no puedo darte explicaciones, la última vez que confié en alguien que apenas acababa de conocer terminé completamente manchado de sangre… lo lamento- dije sin esperar que me entendiera o no, en realidad, poco importaba, lo único que quería era no saber más de problemas, encerrarme en un lugar donde la única compañía que tuviera fuera la de mi hermana y entonces enfrente de ella pedirle perdón y suplicarle que tuviera piedad con mi madre pues ella también cometió errores, como cualquier otro… desgraciadamente ya era tarde para las dos y para mí también -maldita credulidad mía, como pude haber confiado en un completo desconocido, como pude hacerlo- me reproche y guarde silencio, fue cuando entonces sentí como una mano tomo mi hombro en señal de entendimiento y aún con la voz temblorosa y algo quebrada se atrevió a tomar la palabra, algo que sin duda nos sorprendió pues si algo había de reconocer en ese hombre es que lo suponía el más débil y frágil de todos nosotros.
Gideon empezó a calmarse, dejó de respirar rápido y sus latidos disminuyen, sólo escuchó y percibo el miedo de el joven que sostenía al perro, ese pobre animal que había corrido preso de pánico por lo sucedido y el asombro de aquel hombre que habíamos encontrado momentos atrás, mientras que el verdadero culpable con un semblante de eterna melancolía nos observaba desconcertado, pero no sabía si confesarle o no lo que habíamos pasado, aunque muy probablemente por el aroma en el aire y las cenizas que lo impregnaban podía imaginarse cuál era nuestra procedencia - lamentó el espectáculo estamos muy nerviosos por lo que acaba de suceder...- me detuve, era demasiado mi desconfianza puesto que si algo debo señalar es que confié en un completo desconocido y esto nos llevó al desastre, el famoso V ni siquiera se tomó la molestia de sacarnos a como diera lugar de allí, y siendo eso, entonces… ¿ qué podía esperar de un asesino de ratas? No, no podía arriesgarme, esta vez tomaría mis precauciones y si ese hombre nos estaba esperando, siendo aliado del cazador dejaría que Gideon o yo mismo acabará con él, todo con tal de no volver a saber nada que tuviera que ver con alguno de los dos enmascarados dueños de la noche -no pretendo que lo tomes como ofensa pero eres un desconocido y no puedo darte explicaciones, la última vez que confié en alguien que apenas acababa de conocer terminé completamente manchado de sangre… lo lamento- dije sin esperar que me entendiera o no, en realidad, poco importaba, lo único que quería era no saber más de problemas, encerrarme en un lugar donde la única compañía que tuviera fuera la de mi hermana y entonces enfrente de ella pedirle perdón y suplicarle que tuviera piedad con mi madre pues ella también cometió errores, como cualquier otro… desgraciadamente ya era tarde para las dos y para mí también -maldita credulidad mía, como pude haber confiado en un completo desconocido, como pude hacerlo- me reproche y guarde silencio, fue cuando entonces sentí como una mano tomo mi hombro en señal de entendimiento y aún con la voz temblorosa y algo quebrada se atrevió a tomar la palabra, algo que sin duda nos sorprendió pues si algo había de reconocer en ese hombre es que lo suponía el más débil y frágil de todos nosotros.
Mordred Le fay- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 28/11/2012
Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
Los fantasmas eran espantosos, en ningún momento dejaban de atormentarme, aparecerse de la nada en mis pensamientos, en mis recuerdos, volviendo hacia aquel paisaje abandonado en el cementerio de mí tormento, ¿cómo estaría Montserrat? ¿Cómo habrán muerto el coronel y el lobo? ¿Cuánto tiempo habrá tardado su agonía?, como me hubiera gustado estar en su lugar y poder descifrar mucho antes esta tragedia… por lo que aquella chica estaba pasando, pero es que las apariencias engañan y ese día en la biblioteca había visto a una mujer quizás enojada, pero en el fondo una buena persona, nunca me imaginé que pudiese estar asociada con un monstro o con un desconocido qué tuviese el descaro de atentar contra inocentes que nada debían mucho menos temían. Caminando por ese sendero abandonado una sensación asalto la poca tranquilidad que me sobraba, ¿era posible que yo sintiera odio por la mujer de la biblioteca?, porque cada vez que me acordaba de ella después de lo que pasó en el teatro, un coraje terrible se apoderaba de mi... quizás era la histeria de los otros dos vampiros la que me contagiaba tal sobresalto, si, ahora sí sabía con certeza qué esos dos hombres eran lo que las leyendas antiguas llaman inmortales, no había duda eran exactamente como lo describe los libros o los relatos que la gente cuenta en la calle para atemorizar a otros, ¿pero cómo era posible que aquellas criaturas siendo máquinas perfectas de sangre pudiesen ser tan bellos, tan sofisticados, tan elegantes, refinados, educados y sobre todo parecer como cualquier ser humano con sus respectivos sentimientos?, probablemente sea como el pelaje del oso que es muy bello pero qué debajo esconde un monstruo qué sigue sus impulsos y más para vivir, quizás incluso con ella, con la mujer de la biblioteca me dejé llevar por ese sutil engaño, ¿cómo fui tan tonto? empiezo suponer que mis amigos en Londres tenían razón y yo ya no era el mismo de antes, ya no tenía la misma percepción, pude haberla tenido, muy probablemente podría haber adivinado quién se escondía debajo de esos ojos de profundidad infinita, de color turquesa, de voz aniñada y de facciones perfectas qué hipnotizan a cualquiera y que en conjunto con su personalidad culta, refinada me hicieron caer en él encanto de aquella jovencita -supongo que él hubiera no sirve de nada, las cosas han pasado ya y no hay forma de borrarlo- pensaba mientras seguía caminando con la cabeza baja, viendo el piso como si me avergonzara o me escondiera de los demás para que nadie viera lo que por dentro me estaba torturando. Llegamos aunque con paso lento a la carpa que celosa guardaba su secreto, entonces como si fuese acto de magia mi cuerpo comenzó a recordarme el miedo inmenso que me poseía, las piernas continuaban tambaleándose luchando para que el resto de mi cuerpo permanecería en pie, volvía a transpirar fríamente, mi cuerpo, mis manos ya no emitían calor, pasaba saliva rápidamente y tosía en búsqueda de la voz que había perdido puesto que las palabras que estaban atoradas en mi garganta, se encontraban completamente quebradas y con un tono demasiado agudo para ser mío - pi...pi... Piensen bien en lo que van a hacer- dije sintiendo la angustia a flor de piel -Acabamos de sobrevivir y si allí está el asesino del teatro saben que es un vampiro…¿ lo saben no?- jugueteaba con mi ropa o por lo menos con lo que quedaba de ella, trataba de buscar desesperadamente la mirada comprensiva de alguno de los dos sin embargo Gideon qué pasó de largo y el otro sólo tocó mi hombro y le siguió, quedando yo sólo a la entrada de la carpa, apoderado por el miedo no hice otra cosa más que ver de un lado a otro y podría jurar que vi a una sombra delgada pasar esconder esos ojos extrañamente verdes perdidos en la carpa grande -¡esperen!- exclamé -estoy seguro de que vi algo en este lugar-pero ellos no escucharon estaban tan atónitos como yo por lo que habíamos visto frente a nuestros ojos y como mudo testigo de todo cuanto sucedió, el hombre extraño salió de las penumbras y como era de esperarse alguno de nosotros presas del miedo ataco a ese ser, comprendía que no hizo más que lo que su instinto le dictaba y aunque en el momento no quería saber nada de vampiros y sus sanguinarias costumbres, sentía que hacia bien en buscar otra estrategia para poder sobrevivir, el perro del hombre de estampa melancólica por la pérdida de su ser querido se había refugiado conmigo, tanto bullicio y las palabras de Mordred me estaban inquietando más de la cuenta -¡ ya basta!- grite desesperadamente -¡alguien nos sigue y ustedes lo están alertando de que estamos aquí!- me levante limpiando el polvo de las rodillas y me acerque hasta ellos -Acabo de ver a alguien- deje mi aire arisco y volví al temor de costumbre, con solo recordar la misterioso silueta -Créanme, se los dije... Pe... Per..Pero ninguno de ustedes dos quisieron escuchar- el pequeño animalito comenzó a ladrar de nueva cuenta y salió en dirección desconocida - ¡El perro!- Exclame - Si el fantasma esta aquí , no puedo permitir que se pierda otra vida, es un animal indefenso- me dije pero después otra pregunta asalto mi mente ¿no quería que ese pobre perro pagara las consecuencias o quería poner a prueba el valor que hace mucho era opacado por mi propio dolor y decepción?
Entre a una de las carpas al perder la pista del pequeño canino, no sabía con exactitud si los otros habían seguido mi paso pero me percaté que la carpa se cerro y ya no pude abrirla, tal parecía que las telas se habían pegado o alguien había hecho algo para atarlas, ya no había señal alguna del pequeño perro, teniendo la certeza que había caído en una trampa, el corazón se acelera y tengo la sensación que saldrá pronto de mi pecho, los ojos se vuelve llorosos, me mareo y ni siquiera puedo gritar o pedir auxilio… me resigne a la merced de lo que deparara mi destino, en medio de intimidante oscuridad.
Entre a una de las carpas al perder la pista del pequeño canino, no sabía con exactitud si los otros habían seguido mi paso pero me percaté que la carpa se cerro y ya no pude abrirla, tal parecía que las telas se habían pegado o alguien había hecho algo para atarlas, ya no había señal alguna del pequeño perro, teniendo la certeza que había caído en una trampa, el corazón se acelera y tengo la sensación que saldrá pronto de mi pecho, los ojos se vuelve llorosos, me mareo y ni siquiera puedo gritar o pedir auxilio… me resigne a la merced de lo que deparara mi destino, en medio de intimidante oscuridad.
Spencer Reid- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 03/03/2012
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Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
-¡Spencer!- exclamo en cuanto el joven salió detrás del perro desesperadamente si escuchar advertencias o razones -¡Estamos hundidos en esto y él se preocupa por un animal!- buscaba en la mirada de los otros alguna especie de aceptación a sus palabras, Mordred por su parte se había descuidado y se llevaba las manos al rostro para cubrírselo mientras agitaba su cabeza de un lado a otro y el humano le miraba penetrantemente y perplejo, mientras que el vampiro de la mirada melancólica solo paseaba la vista en todas direcciones posándose en la entrada de la carpa.
El silencio se hizo denso, todos atormentados y pensando, ninguno corría tras el joven Spencer, quizás el miedo les tenia presos, salir allá afuera era sinónimo de encontrarse con la muerte misma disfrazada de fantasma teatral, entonces Gideon pensó con la cabeza fría después de que minutos antes pensase con el instinto característico de su raza -No podemos dejarlo solo allá afuera- el sonido de su voz era increíblemente débil y desconsolador -Se que cometió un error, pero todos en gran medida tambien lo hemos hecho al meternos donde no nos correspondía- todo lo soltó en medio de un largo suspiro, sus piernas se movieron y se recargaron en el suelo -Por Dios.... Por dios- llamaba en medio de susurros a su entidad sagrada -El fantasma puede estar esperando allá afuera por nosotros y Spencer es el primero- recogió su rosario, acaricio tierna y lentamente la cruz que pendía al final de este, se levanto y al incorporarse giro hacia atrás - A partir de ahora, inclusive antes, cuando nuestras vidas estaban expuestas a la ira del demonio debemos estar unidos.... Y si vamos a morir en este cementerio de olvido, moriremos todos- dijo melancólicamente dirigiendo sus pasos a la entrada de tela, que tras la brusquedad con la que Spencer le había hecho a un lado dejaba ver un pedazo de la oscuridad y la incertidumbre que les esperaba en los horizontes - Nos guste o no los caídos tenemos que levantarnos para vivir o perecer, no hay mas opción- les dijo sin retornar a ver a nadie y con los puños cerrados y a paso firme retiro la tela allí vio en todas direcciones sin tener una visión o sonido que les llevara a Spencer o al pequeño animal -No me voy a ir sin ti- frunció el ceno y se coloco el rosario en su blanquecino cuello, sus huellas quedaban marcadas en la tierra y pronto hallábase mas lejos del grupo, era un lugar frio y oscuro, se escuchaban otros pasos a lo lejos, el vampiro detuvo los suyos para poder percibir mejor los sonidos... De pronto alguien susurro su nombre -Gideon- pronunciaba aquella susurrante voz que le daba escalofríos - Gideon- pronunciaba casi cantando, el vampiro trata de contener su curiosidad y no ir directo a hacia esa voz que se oculta detrás de una amplia carpa, una de las mas largas, se detiene a asimilar un momento las circunstancias, ignorando el misterioso llamado, recordó las frases dichas a sus compañeros camino atrás, pensó en Spencer y sin mas aunque el corazón tambaleara de miedo muy adentro se dirigió hasta la gran carpa -Spencer- pronuncio titubeante al entre abrir la tela -¡Spencer!- exclamo mas fuerte sin obtener contestación, finalmente su zapato fue introducido en ese piso de madera, allí se topo directamente con una vela acompañada de una nota que decía "Enciéndeme y llévame", Gideon contemplo extrañado, sin embargo hizo tal cual lo que la nota decía, encendió un cerillo que se hallaba junto a la cera, en un pequeño banco, la luz se esparció, permitiendo ver lo profundo del sitio, se sentía la corriente.... -Iré por ti, resiste Reid- pensó, tomo la vela entre sus manos entregándose por completo a la inmensidad del sendero, poco a poco la luz fue desvaneciéndose con la silueta de Gideon haciéndole compañía, mientras este solo en pensamientos se encomendaba a los cielos, igual que al resto de sus compañeros que los había dejado atrás, ignorando su destino y el de el pese a que lo tenía enfrente y soplaba ligero invitándolo a seguir, a seguir sin detenerse al lo sería un punto sin retorno a la vida o a la muerte eterna, que esta vez no sería tan benevolente para dejarle respirar aunque fuese acosta de la sangre de otros y fue allí cuando el religioso vampiro se cuestiono - ¿ Si de verdad deseo la muerte, entonces por que ahora le tengo tanto miedo?-
El silencio se hizo denso, todos atormentados y pensando, ninguno corría tras el joven Spencer, quizás el miedo les tenia presos, salir allá afuera era sinónimo de encontrarse con la muerte misma disfrazada de fantasma teatral, entonces Gideon pensó con la cabeza fría después de que minutos antes pensase con el instinto característico de su raza -No podemos dejarlo solo allá afuera- el sonido de su voz era increíblemente débil y desconsolador -Se que cometió un error, pero todos en gran medida tambien lo hemos hecho al meternos donde no nos correspondía- todo lo soltó en medio de un largo suspiro, sus piernas se movieron y se recargaron en el suelo -Por Dios.... Por dios- llamaba en medio de susurros a su entidad sagrada -El fantasma puede estar esperando allá afuera por nosotros y Spencer es el primero- recogió su rosario, acaricio tierna y lentamente la cruz que pendía al final de este, se levanto y al incorporarse giro hacia atrás - A partir de ahora, inclusive antes, cuando nuestras vidas estaban expuestas a la ira del demonio debemos estar unidos.... Y si vamos a morir en este cementerio de olvido, moriremos todos- dijo melancólicamente dirigiendo sus pasos a la entrada de tela, que tras la brusquedad con la que Spencer le había hecho a un lado dejaba ver un pedazo de la oscuridad y la incertidumbre que les esperaba en los horizontes - Nos guste o no los caídos tenemos que levantarnos para vivir o perecer, no hay mas opción- les dijo sin retornar a ver a nadie y con los puños cerrados y a paso firme retiro la tela allí vio en todas direcciones sin tener una visión o sonido que les llevara a Spencer o al pequeño animal -No me voy a ir sin ti- frunció el ceno y se coloco el rosario en su blanquecino cuello, sus huellas quedaban marcadas en la tierra y pronto hallábase mas lejos del grupo, era un lugar frio y oscuro, se escuchaban otros pasos a lo lejos, el vampiro detuvo los suyos para poder percibir mejor los sonidos... De pronto alguien susurro su nombre -Gideon- pronunciaba aquella susurrante voz que le daba escalofríos - Gideon- pronunciaba casi cantando, el vampiro trata de contener su curiosidad y no ir directo a hacia esa voz que se oculta detrás de una amplia carpa, una de las mas largas, se detiene a asimilar un momento las circunstancias, ignorando el misterioso llamado, recordó las frases dichas a sus compañeros camino atrás, pensó en Spencer y sin mas aunque el corazón tambaleara de miedo muy adentro se dirigió hasta la gran carpa -Spencer- pronuncio titubeante al entre abrir la tela -¡Spencer!- exclamo mas fuerte sin obtener contestación, finalmente su zapato fue introducido en ese piso de madera, allí se topo directamente con una vela acompañada de una nota que decía "Enciéndeme y llévame", Gideon contemplo extrañado, sin embargo hizo tal cual lo que la nota decía, encendió un cerillo que se hallaba junto a la cera, en un pequeño banco, la luz se esparció, permitiendo ver lo profundo del sitio, se sentía la corriente.... -Iré por ti, resiste Reid- pensó, tomo la vela entre sus manos entregándose por completo a la inmensidad del sendero, poco a poco la luz fue desvaneciéndose con la silueta de Gideon haciéndole compañía, mientras este solo en pensamientos se encomendaba a los cielos, igual que al resto de sus compañeros que los había dejado atrás, ignorando su destino y el de el pese a que lo tenía enfrente y soplaba ligero invitándolo a seguir, a seguir sin detenerse al lo sería un punto sin retorno a la vida o a la muerte eterna, que esta vez no sería tan benevolente para dejarle respirar aunque fuese acosta de la sangre de otros y fue allí cuando el religioso vampiro se cuestiono - ¿ Si de verdad deseo la muerte, entonces por que ahora le tengo tanto miedo?-
Gideon Stark- Condenado/Vampiro/Clase Alta
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Fecha de inscripción : 05/05/2012
Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
Muy tarde reflexione en lo que Gideon había pronunciado, todo estaba pasando, finalmente después de mi transformación en hombre y vampiro los minutos corrían cual granos en un reloj de arena que es manipulado por manos humanas como si se jugueteara con él, ignorando la reacción de los demás fui en búsqueda de Gideon, pero tan pronto mis pasos rápidos se detuvieron en el desierto circo, pude contemplar que nadie habitaba allí -¡Que hice!- las manos se fueron al cabello haciéndole hacia atrás y alisándolo con desesperación -¿Donde se ha metido este hombre?- pensaba mientras mis ojos iban y venían en las multiples opciones empolvadas que se desglosaban ante mí, no se me ocurría nada inteligente, era un niño empezando a ser un hombre, prácticamente ni aun en mis días como trabajador en la fábrica de armas podía hacer algo solo, estaba más que claro que necesitaba guía alguien más que me dijera lo que debía hacer pero... Ahora... ¿Que hacia ahora?, supuse que era tiempo de valerme por mi mismo y decir mi destino, decidí pues caminar hacia la carpa que tenía una luz que se asomaba por debajo, opte por ella ya que no debía caminar demasiado y si algo pasaba mis gritos alcanzarían a escucharlos los que se quedaron en la carpa.
Asentí con fuerza y me acerque hasta allí, por más que lo intente no tenía el valor por entrar y cualquiera que me contemplara desde otro punto me declararía loco, hablaba conmigo mismo, me negaba y al mismo tiempo me daba permiso, era como si dos personas estuvieran adentro de mi, a veces sentía que suplantaba el lugar de mi madre y en otras era yo mismo.
En medio de esa discusión fui interrumpido por pequeños ruidos que intentaban llamar mi atención -Ven- susurro la voz -Ven- pronunciaba cantando, dudoso contemple la carpa, escuche golpeteos en una especie de mesa en su interior, se intensificaban y luego disminuían, finalmente estos se detuvieron cuando la cortina fue entreabierta por mis manos sin plena seguridad de entrar allí -¿Gideon?- me atreví a cuestionar -¿ Spencer?- pronuncie una vez que estaba dentro de una carpa donde había solo una mesa cubierta con telas entre rojos, morados y negros, sobre ella un enorme bola de cristal reposaba y cartas del tarot estaban regadas por doquier, no sé porque en algún momento el escenario me recordó a mi madre, quizás por la magia que insinuaba la escena o porque seguían presentes los estragos del hechizo que mi madre había arrojado sobre mí para mantenerme como infante eterno o porque la culpa por la muerte de Devora, mi hermana seguía acosándome, pese a esto no halle rastro de mis compañeros y me sentí mas culpable aun, los sonidos de aquel lugar sonaban como a las ventiscas de invierno, parecía que hasta el mismo viento tenía miedo -Tengo que buscarlos- me propuse. gire hacia la puerta y entonces otra clase de golpeteos se escucharon afuera eran pasos, estos se escuchaban en torno de la carpa, deteniéndose justo detrás de ella - No te preocupes, ellos volverán contigo- decía la voz -¡Quien eres!- exclame en respuesta y a punto de salir -No- dijo la voz autoritariamente -Si sales, tus amigos morirán- advirtió, ante tal amenaza retrocedí y tome asiento frente a los instrumentos mágicos -Eso es, buen chico- dijo complacido -Ahora se paciente y espera allí que el pronto vendrá por ti- parecía una voz femenina, pero... Con nosotros nunca hubo una mujer -¿Quien eres?- pregunte de nueva cuenta y la voz alejándose del lugar se limito a exclamar -Solo soy un as bajo la manga- no puede contener un profundo suspiro era inevitable al no entender nada de lo que pasaba y como era que había terminado en esa carpa y en semejante lio, el misterio me estaba estrangulando, impedía el paso de aire, pero debía sr fuerte por todos los caidos,si yo me mantenía fuerte, quizás tenía la posibilidad de despertar y salvar a los caídos.
Asentí con fuerza y me acerque hasta allí, por más que lo intente no tenía el valor por entrar y cualquiera que me contemplara desde otro punto me declararía loco, hablaba conmigo mismo, me negaba y al mismo tiempo me daba permiso, era como si dos personas estuvieran adentro de mi, a veces sentía que suplantaba el lugar de mi madre y en otras era yo mismo.
En medio de esa discusión fui interrumpido por pequeños ruidos que intentaban llamar mi atención -Ven- susurro la voz -Ven- pronunciaba cantando, dudoso contemple la carpa, escuche golpeteos en una especie de mesa en su interior, se intensificaban y luego disminuían, finalmente estos se detuvieron cuando la cortina fue entreabierta por mis manos sin plena seguridad de entrar allí -¿Gideon?- me atreví a cuestionar -¿ Spencer?- pronuncie una vez que estaba dentro de una carpa donde había solo una mesa cubierta con telas entre rojos, morados y negros, sobre ella un enorme bola de cristal reposaba y cartas del tarot estaban regadas por doquier, no sé porque en algún momento el escenario me recordó a mi madre, quizás por la magia que insinuaba la escena o porque seguían presentes los estragos del hechizo que mi madre había arrojado sobre mí para mantenerme como infante eterno o porque la culpa por la muerte de Devora, mi hermana seguía acosándome, pese a esto no halle rastro de mis compañeros y me sentí mas culpable aun, los sonidos de aquel lugar sonaban como a las ventiscas de invierno, parecía que hasta el mismo viento tenía miedo -Tengo que buscarlos- me propuse. gire hacia la puerta y entonces otra clase de golpeteos se escucharon afuera eran pasos, estos se escuchaban en torno de la carpa, deteniéndose justo detrás de ella - No te preocupes, ellos volverán contigo- decía la voz -¡Quien eres!- exclame en respuesta y a punto de salir -No- dijo la voz autoritariamente -Si sales, tus amigos morirán- advirtió, ante tal amenaza retrocedí y tome asiento frente a los instrumentos mágicos -Eso es, buen chico- dijo complacido -Ahora se paciente y espera allí que el pronto vendrá por ti- parecía una voz femenina, pero... Con nosotros nunca hubo una mujer -¿Quien eres?- pregunte de nueva cuenta y la voz alejándose del lugar se limito a exclamar -Solo soy un as bajo la manga- no puede contener un profundo suspiro era inevitable al no entender nada de lo que pasaba y como era que había terminado en esa carpa y en semejante lio, el misterio me estaba estrangulando, impedía el paso de aire, pero debía sr fuerte por todos los caidos,si yo me mantenía fuerte, quizás tenía la posibilidad de despertar y salvar a los caídos.
Mordred Le fay- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 28/11/2012
Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
-Tu no iras con ellos- dijo Louis serio, mientras al escritor le estaba deteniendo -No sabes cuánto lamento tener que hacer esto- expreso con sentimiento - Tu misión es diferente en todo este enredo, y aunque no me debería meter en esto, conozco a alguien y este favor le debo- su mano pálida indico un asiento, en aquella vieja mesa, sin hacer mas gestos -Por favor, te lo ruego- invito al escritor cuyo semblante mostraba lo mas desesperante, era como si se encontrara amenazado y por ello sr apartara del vampiro que le estaba hablando -No me tengas miedo tu tambien, yo tambien conocía a tu amigo Jhofiel, en algún momento estuve viajando con él y me encargo que de tu misión te hiciera comprender, el sabia que un viaje eterno iba emprender y que tras su partida debías atender tu deber, el era un gran gitano, un gran ser- .
La perplejidad reinaba en el lugar, el vampiro se limitaba a admirar la conducta del humano al hablar, su mirar del hombre se llenaba de culpas y de reproches, a leguas podía notarse con cuanta ansia quería que se acabara esa noche -No es mi intención que llores, si te recordé al gitano es para que en mi confíes y no dudes de mi tendida de mano- Louis jamás ha sido de los hombres que soporten ver el dolor humano y en fondo el silencio del escritor le estaba destrozando - Yo vine en busca de paz, intentaba huir junto con alguien más de un... De un vampiro mas, recuerdas que Jhofiel viajaba de aquí a allá, y en unos de sus tantas caminatas por casualidad me pudo encontrar, una noche las cartas se puso a lanzar y el destino de todos pudo adivinar, como le venia acompañando el me conto sobre ti y lo que habías pasado, me suplico que cuando ese futuro llegara tarde o temprano te guiara por el camino adecuado y heme aquí cumpliendo un mandato- guardo silencio de inmediato, en su espalda entrelazo las manos y camino hacia aquel humano que ya las primeras lagrimas había derramado, Louis había sido instruido por el gitano para estar preparado en aquel momento complicado, tal y como se lo habían indicando, se aparto de las sombras y se detuvo al lado -El me dijo que tienes que aclarar tu pasado y que quizás en ello te pudiese dar una mano, coloquialmente hablando... El confiaba en ti y se fue creyéndolo asi- poso su mano en el hombro descubierto debido a que el fuego las telas le había quemado -Monseuir Archibaldo, hágalo por el que ahora a algún lugar incierto se ha marchado, haga que la muerte de nuestro amigo no sea en vano- separo su mano del frágil humano y se retiro a la mesa en un intento por calmarlo -Se que está muerto, se despidió de mi antes de marcharse al teatro, por favor hágame caso, el sabia que no iría al lugar que le había indicado, como le dije el ya más o menos en las cartas lo había interpretado y yo debo prepáralo para ser lo que llamo " La voz"- después de eso Louis se mantuvo callado, esperando la reacción del extraño escritor
La perplejidad reinaba en el lugar, el vampiro se limitaba a admirar la conducta del humano al hablar, su mirar del hombre se llenaba de culpas y de reproches, a leguas podía notarse con cuanta ansia quería que se acabara esa noche -No es mi intención que llores, si te recordé al gitano es para que en mi confíes y no dudes de mi tendida de mano- Louis jamás ha sido de los hombres que soporten ver el dolor humano y en fondo el silencio del escritor le estaba destrozando - Yo vine en busca de paz, intentaba huir junto con alguien más de un... De un vampiro mas, recuerdas que Jhofiel viajaba de aquí a allá, y en unos de sus tantas caminatas por casualidad me pudo encontrar, una noche las cartas se puso a lanzar y el destino de todos pudo adivinar, como le venia acompañando el me conto sobre ti y lo que habías pasado, me suplico que cuando ese futuro llegara tarde o temprano te guiara por el camino adecuado y heme aquí cumpliendo un mandato- guardo silencio de inmediato, en su espalda entrelazo las manos y camino hacia aquel humano que ya las primeras lagrimas había derramado, Louis había sido instruido por el gitano para estar preparado en aquel momento complicado, tal y como se lo habían indicando, se aparto de las sombras y se detuvo al lado -El me dijo que tienes que aclarar tu pasado y que quizás en ello te pudiese dar una mano, coloquialmente hablando... El confiaba en ti y se fue creyéndolo asi- poso su mano en el hombro descubierto debido a que el fuego las telas le había quemado -Monseuir Archibaldo, hágalo por el que ahora a algún lugar incierto se ha marchado, haga que la muerte de nuestro amigo no sea en vano- separo su mano del frágil humano y se retiro a la mesa en un intento por calmarlo -Se que está muerto, se despidió de mi antes de marcharse al teatro, por favor hágame caso, el sabia que no iría al lugar que le había indicado, como le dije el ya más o menos en las cartas lo había interpretado y yo debo prepáralo para ser lo que llamo " La voz"- después de eso Louis se mantuvo callado, esperando la reacción del extraño escritor
Louis De Pointe Du Lac1- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/07/2013
Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
Muchas veces la idea de descubrir que había mas allá que lo que nuestros ojos pueden contemplar a simple vista me entusiasmaba en mayor medida, era como un pequeño que su único sueno era conocer y explorar mas allá de lo que le rodea, pensaba que el encuentro cara a cara con lo sobrenatural seria de un modo diferente, claro estaba que tenia presentes los riesgos pero nunca llegue a suponer que entablaría comunicación con un vampiro de esta manera y menos que los riesgo o el mismo pago fuese tan alto. No sé como describir la sensación que me embargaba en aquellos momentos, sentía que aquella extraña maldición había regresado para nunca marcharse, de nueva cuenta todos inclusive a los que apenas conocía seguramente encontrarían la muerte, ¿Que otro destino podría esperarse en un paraje como estos y con un asesino tras tuyo?, la sola idea me desconcertaba y miles de malestares físicos comenzaban a debilitarme, desatendiendo lo hicieran o dejaran de hacer los desconocidos, pues apenas reaccionando me percate que solo quedaba un hombre, los otros tres y mi instantáneo y peludo amigo se habían marchado.
El ensueño termino cuando esa mirada iluminada de verde claro a pesar de la tristeza que presumía, se mantenía firme, era como si intentará decirme algo , sin usar palabras.... Quede a la expectativa de saber lo que yo no podía adivinar, porque ni siquiera tenía la mentalidad de costumbre para resolver los problemas, la mirada al no poder tolerar la suya se digno a mirar hacia las telas viejas y descoloridas que formaban los muros y el techo de la carpa -Descuide que no pensaba seguirlos- apenas si se escucha el sonido de mi voz, decido entonces cortar la comunicación y tomarme mis reservas por medio de la indiferencia y el silencio, mismo que ya en un momento tan denso se rompe cuando la aligerada voz pronuncia su nombre, el nombre del gitano, siento que el alma se va lejos y mientas se desprende termina quebrándose, quedo sorprendido al saber que le conocía e inevitablemente recordé su voz que venía fugazmente y me decía que "El mundo más que ser un pañuelo es redondo" y mi admiración acrecienta cuando me entero que el ya iba a enfrentar su destino y valientemente su muerte. Quedando ido pensando en todo aquello, perdí la pista de mi compañero peludo y más que tener dudas y desconfianza del hombre poseedor de la mirada triste eran las dudas sobre mí mismo, ¿Que tanta capacidad tenia para asumir ese rol y que peso tendría la voz para que Jhofiel haya pensando en encomendarme para arreglar una historia antigua? -Yo le conocía bien, se que a pesar de sus viajes nunca estaba solo, ese gitano tenía un corazón de oro- asentí después de que se aparto de mi lado, mis ojos coloreados de marrón y humedecidos ante el fallido intento de un escape fugaz por mis mejillas -A mi tambien me conoció en un viaje, en uno de sus tantos peregrinajes que lo llevo hasta España, mi ciudad natal.... En ese entonces igual que ahora estaba interesado en el mundo de lo sobrenatural, estaba convencido que había mas que lo un hombre puede ver a simple vista- suspire mientras recordaba, vaya dolor que resquebrajaba el alma -Nunca me confirmo si criaturas como ustedes existían, pero siempre con sus leyendas me hizo mantener la esperanza de que algo había de ello aquí, irónicamente siempre insistió que lo que yo buscaba y la liberación de mi alma se encontraba aquí en Paris... Según el lo había leído en las cartas - quede inmóvil -En las cartas- susurre y de a poco las piernas comenzaba a flaquear, levante la vista perdida y la pose directamente en el asiento viejo y polvoriento al que el vampiro me invitaba, no tuve más que aceptar o en cualquier momento desvanecería -¿Y si el gitano solo se volvió en mi amigo para tener la supuesta " voz" asegurada?- interrogue al aire, me desplome en el asiento, recargue los brazos en la mesa y deje caer la cabeza, ocultando mi rostro, si yo era el poseedor de una maldición ahora quería que fuese a mí al que terminara por cumplirla conmigo, solo quería silencio, oscuridad y paz, pero con este hombre a cuestas cumpliendo su palabra por Jhofiel, creo que jamás llegaría.... -¿Que es lo que desean ambos de mí?- pregunte con tono débil -¿Mi voz?- le vi directamente a los ojos, una extraña conexión empezo a ejercer poder entre las miradas, sib obtener respuestas para el imumerable cumulo de dudas que me poseían, la mirada del vampiro inevitablmente traia a mi mente la imgen delgada y pacifica del joven aventurero Jhofiel.
El ensueño termino cuando esa mirada iluminada de verde claro a pesar de la tristeza que presumía, se mantenía firme, era como si intentará decirme algo , sin usar palabras.... Quede a la expectativa de saber lo que yo no podía adivinar, porque ni siquiera tenía la mentalidad de costumbre para resolver los problemas, la mirada al no poder tolerar la suya se digno a mirar hacia las telas viejas y descoloridas que formaban los muros y el techo de la carpa -Descuide que no pensaba seguirlos- apenas si se escucha el sonido de mi voz, decido entonces cortar la comunicación y tomarme mis reservas por medio de la indiferencia y el silencio, mismo que ya en un momento tan denso se rompe cuando la aligerada voz pronuncia su nombre, el nombre del gitano, siento que el alma se va lejos y mientas se desprende termina quebrándose, quedo sorprendido al saber que le conocía e inevitablemente recordé su voz que venía fugazmente y me decía que "El mundo más que ser un pañuelo es redondo" y mi admiración acrecienta cuando me entero que el ya iba a enfrentar su destino y valientemente su muerte. Quedando ido pensando en todo aquello, perdí la pista de mi compañero peludo y más que tener dudas y desconfianza del hombre poseedor de la mirada triste eran las dudas sobre mí mismo, ¿Que tanta capacidad tenia para asumir ese rol y que peso tendría la voz para que Jhofiel haya pensando en encomendarme para arreglar una historia antigua? -Yo le conocía bien, se que a pesar de sus viajes nunca estaba solo, ese gitano tenía un corazón de oro- asentí después de que se aparto de mi lado, mis ojos coloreados de marrón y humedecidos ante el fallido intento de un escape fugaz por mis mejillas -A mi tambien me conoció en un viaje, en uno de sus tantos peregrinajes que lo llevo hasta España, mi ciudad natal.... En ese entonces igual que ahora estaba interesado en el mundo de lo sobrenatural, estaba convencido que había mas que lo un hombre puede ver a simple vista- suspire mientras recordaba, vaya dolor que resquebrajaba el alma -Nunca me confirmo si criaturas como ustedes existían, pero siempre con sus leyendas me hizo mantener la esperanza de que algo había de ello aquí, irónicamente siempre insistió que lo que yo buscaba y la liberación de mi alma se encontraba aquí en Paris... Según el lo había leído en las cartas - quede inmóvil -En las cartas- susurre y de a poco las piernas comenzaba a flaquear, levante la vista perdida y la pose directamente en el asiento viejo y polvoriento al que el vampiro me invitaba, no tuve más que aceptar o en cualquier momento desvanecería -¿Y si el gitano solo se volvió en mi amigo para tener la supuesta " voz" asegurada?- interrogue al aire, me desplome en el asiento, recargue los brazos en la mesa y deje caer la cabeza, ocultando mi rostro, si yo era el poseedor de una maldición ahora quería que fuese a mí al que terminara por cumplirla conmigo, solo quería silencio, oscuridad y paz, pero con este hombre a cuestas cumpliendo su palabra por Jhofiel, creo que jamás llegaría.... -¿Que es lo que desean ambos de mí?- pregunte con tono débil -¿Mi voz?- le vi directamente a los ojos, una extraña conexión empezo a ejercer poder entre las miradas, sib obtener respuestas para el imumerable cumulo de dudas que me poseían, la mirada del vampiro inevitablmente traia a mi mente la imgen delgada y pacifica del joven aventurero Jhofiel.
Archibaldo de la Cruz- Humano Clase Alta
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Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
Corazones y mentes...
El pánico me había hecho preso desde el momento en el que supe que ya no había salida, intentaba decir palabras y con ellas formar pronto una oración que pidiera auxilio, pero era como si en mi garganta hubiese más que un nudo, era como una mano invisible que ahogaba todo sonido y en su lugar solo se emitan pequeños sollozos apenas audibles.
La oscuridad era inmensa, yo no era ningún ser inmortal que tuviese los ojos de la noche y por ello ni siquiera percibía donde estaba o por lo menos el suelo que estaba pisando, los escalofríos se apoderaban de mí, es que simplemente... la historia se estaba repitiendo, de nueva cuenta un cuarto oscuro y el sonido del los susurros de viento, esos gritos que solo podían percibirse en un lugar alejado, mis manos sudaban en frío y no tenía más cabida en mi cabeza para pensar en el, en Tobías, la última persona con la que todo cuanto era se fue con él a la tumba, el lugar, los son sonidos, el frío... la escena no era tan diferente excepto que aquella noche no había estado en ningún teatro sufriendo por el que pasara después y sin haberle arrebatado la vida a un hombre como lo hice con Alex.
Se oían ladridos de perros a lo lejos y creí escuchar mi nombre -Imaginaciones mías- decidí negar que alguien había ido en mi búsqueda, todos estaban demasiado abrumados y con la sombra del fantasma a cuestas, era claro que nadie saldría con esa pesadilla amenazándonos aunque físicamente no estuviera aquí -Tengo que hallar una manera de salir de aquí- susurre jadeantemente, pronto y un sin ver nada me dirigía a donde supuestamente debía haber tela en vez de muros, cuando sentí su frialdad, intente con las palmas de mis manos guiarme hasta su final, donde se supone habría algún clase de tornillo o gancho sujetándola pero todo esfuerzo fue inútil, no había poder humano que las despegar del suelo -No funciona, no funciona...- susurraba, mientras el corazón se me detenía para hacerse cada vez más pequeño y aumentar cuando precia haber esperanza -¡No funciona!- exclame desesperadamente, las manos se fueron a mi cabeza y allí se paseaban por todo mi cabello, alborotándolo hasta quedar completamente despeinado, di un par de vueltas en mi lugar y por más ideas que venían a mi cabeza el miedo venía para impedirme hacer el intento, creí que las dudas sobre mis propios actos habían desaparecido y sin embargo allí estaban como otro grupo de fantasmas a agregar a la lista -¿Porque a mí?- finalmente pequeñas lágrimas comenzaron a derramarse, ya nada mas podía contener, por el contrario cada vez que miraba a donde se supone habría techo, las traviesas escapaban por montones -Mamá- susurre -Solo quiero regresar a casa...- me desplome en el piso, podía sentir tierra debajo de mi -Solo quiero ser libre y tener la confianza que perdí- me puse en la posición de un feto y cual interno de manicomnio empecé a mecerme mientras lloraba desconsoladamente, el miedo y la incertidumbre habían acabado por desmoronarme y mientras las caras de todos los que había conocido desde la noche de la biblioteca, junto a Montserrat buscaba mojarme los labios que pedían un sorbo de agua -Ya no hay nada más que hacer- me dije resignado y la respiración iba bajando de intensidad, entonces un sonido llamo mi atención, separe el rostro de mis rodillas esperando atento a algo o alguien que ni siquiera tenía una certeza de quién fuera -¿Quién es?- pregunte al aire desconcertado y completamente asustado -Tu corazón y tu mente- contesto alguien por detrás, sentí que un cacho de metal había tenido contacto con mi cabeza, después de aquello, todo se volvió oscuro y silencioso... quede a merced de la voz y de su dueño.
Spencer Reid- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 03/03/2012
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Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
El tiempo parecía marchar más rápido que todos los malditos años de mi existencia, se adelantaba y se plantaba frente a mi rostro, se mofaba de mí, se atrevía a restregarme en la cara su triunfo sobre mí, esa desgraciada victoria que me mantenía respirando cada vez más profundo, de manera más reflexiva, intentando reiterarme en repetidas ocasiones que si estaba en este mundo del cual aborrecía todo era por la razón más poderosa que mi lógica pudo hallar, el enmascarado estaba solo... abandonado por las dudas mal dirigidas de sus soldados y ahora en mi probablemente recaí la responsabilidad de llevar nuevos guerreros al campo de batalla.
No, en definitiva no era un salvador o un elegido, tampoco me iba a comportar como un mártir, por mucho que las heridas que se cicatrizaban lentamente me recordaban lo sucedido, por mucho que la mente dibujara los rostros afligidos de extraños y conocidos que solo Dios sabe cuál fue su destino... yo solo era otro más de los caídos que en esta etapa de crisis que emprendíamos, me buscaba así mismo y tenía que enfrentar con la cabeza en alto todo el pasado que con cadenas escandalosas nos había hecho perder la fe en nosotros, logrando en nosotros los miedos más profundos y el odio bien cimentado en la humanidad y en los nuestros... en nuestra propia existencia.
Allí en medio de todos estos pensamientos caminaba por las calles de París custodiado al parecer por Epoch ese extraño cambiaformas y sus amigos, esos a los que después de tanto pensar los odiaba porque ellos al parecer si habían conseguido amar su naturaleza con sus beneficios y sus defectos ninguno decía nada, seguían presos por el silencio que nos había sorprendido desde que dejamos el teatro atrás, muy probablemente querían saber que misterios traía guardados, que significaba toda esa ceniza navegando por los aires y el aroma impregnando cada esquina de París, pero aún no era el momento, hasta no llegar donde ellos me querían instalar no hablaría sobre el asunto y debía hacerlo con tacto, dejar de lado mi aire arisco, debía considerar que ellos eran los únicos que podían ayudarme.
Desconocía las calles por las que caminaba, cumplía bien con mi papel de un miserable perro, les seguía fielmente, aunque adolorido y con esfuerzos físicos y espirituales, deseaba tener en ese momento mi violín y tocar hasta morir, hasta desconocerme a mí mismo y disipar el dolor interior.
Pensar con la dulce sonata que salieran de las cuerdas acariciadas por el arco que la vida es frágil, sin embargo en el afán del humano por sentirse invencible y poderoso, no valoramos el verdadero sentido de la vida, ni de lo que esta significa, creemos que aquí estaremos al día siguiente dejando todo para el mañana y sin embargo ignoramos si dentro de minutos por un motivo cualquiera ese mañana nunca llegará o si algún desdichado te dará una eternidad que no necesitas y cuyo costo es quizás demasiado alto, algo que ni siquiera estabas dispuesto a pagar.
Pero en el aire varios aromas se cruzaron por los bruscos aires frios de las desoladas aceras, por un momento creí suponer era una jugarreta más de mi mente, creí que era uno más de sus intentos desesperados por apartarme de la realidad, seguía pensando, continuaba caminando... era como un invidente tratando de palpar el camino, mis pensamientos se volvieron un cumúlo de tela que albergaba los más dolorosos y mortales recuerdos.
De pronto el frio dejo de sentirse, estábamos en lugar más cálido ¿En qué momento me quede soñando con los ojos abiertos?, estába frente a un circo completamente abandonado, un lugar como muchos otros, que con el paso del tiempo, los cambios drasticos de las epócas y los paises se pierden y poco a poco envejencen sin decir nada, agonizan y finalmente se transforman en polvo en silencio, mis pasos de forma desconocida llegaron a aquella zona que nunca frecuentaba.
Estaba solo, ¿Donde habían quedado Epoch y compañia?, desesperado vi mis ropajes, todo estaba en orden, descartando la idea de que pude haberme transformado y matarlos inconscientemente, sin embargo le di poca importancia, seguramente ellos habían ido en busca del resto de la manada y en medio del desierto cubierto de colores viejos silencio por todo lugar en que la vista se atreviera a reposar.
Después de poner en tela de juicio si debía irrumpir en aquel sitio, una extraña figura capto mi atención, se paseaba por las carpas con actitud curiosa y consoladora -¡Hey tú!- grite sin el más minimo pudor -¿Quién eres? ¿A quién escondes?- la silueta detuvo su andar bruscamente, sus ojos claros chocaron con los míos y entonces su dueño se alejo de allí, tratando de huir -¡Maldición, tenía que correr!- considere mis heridas, gracias a mi condenada condición estaban casi restauradas y yo sin pensar en que podía ser una trampa en aquel momento, fui tras el que se dio a la fuga -¡Te he dicho vengas acá!- ordene estrictamente y con voz jadeante producto del esfuerzo que comence a realizar para alcanzarle -¡Ven acá!- insiste reiteradamente, sin lograr frenar su paso veloz y forzado, pero entonces ¿Quién es o que es ese ente?
No, en definitiva no era un salvador o un elegido, tampoco me iba a comportar como un mártir, por mucho que las heridas que se cicatrizaban lentamente me recordaban lo sucedido, por mucho que la mente dibujara los rostros afligidos de extraños y conocidos que solo Dios sabe cuál fue su destino... yo solo era otro más de los caídos que en esta etapa de crisis que emprendíamos, me buscaba así mismo y tenía que enfrentar con la cabeza en alto todo el pasado que con cadenas escandalosas nos había hecho perder la fe en nosotros, logrando en nosotros los miedos más profundos y el odio bien cimentado en la humanidad y en los nuestros... en nuestra propia existencia.
Allí en medio de todos estos pensamientos caminaba por las calles de París custodiado al parecer por Epoch ese extraño cambiaformas y sus amigos, esos a los que después de tanto pensar los odiaba porque ellos al parecer si habían conseguido amar su naturaleza con sus beneficios y sus defectos ninguno decía nada, seguían presos por el silencio que nos había sorprendido desde que dejamos el teatro atrás, muy probablemente querían saber que misterios traía guardados, que significaba toda esa ceniza navegando por los aires y el aroma impregnando cada esquina de París, pero aún no era el momento, hasta no llegar donde ellos me querían instalar no hablaría sobre el asunto y debía hacerlo con tacto, dejar de lado mi aire arisco, debía considerar que ellos eran los únicos que podían ayudarme.
Desconocía las calles por las que caminaba, cumplía bien con mi papel de un miserable perro, les seguía fielmente, aunque adolorido y con esfuerzos físicos y espirituales, deseaba tener en ese momento mi violín y tocar hasta morir, hasta desconocerme a mí mismo y disipar el dolor interior.
Pensar con la dulce sonata que salieran de las cuerdas acariciadas por el arco que la vida es frágil, sin embargo en el afán del humano por sentirse invencible y poderoso, no valoramos el verdadero sentido de la vida, ni de lo que esta significa, creemos que aquí estaremos al día siguiente dejando todo para el mañana y sin embargo ignoramos si dentro de minutos por un motivo cualquiera ese mañana nunca llegará o si algún desdichado te dará una eternidad que no necesitas y cuyo costo es quizás demasiado alto, algo que ni siquiera estabas dispuesto a pagar.
Pero en el aire varios aromas se cruzaron por los bruscos aires frios de las desoladas aceras, por un momento creí suponer era una jugarreta más de mi mente, creí que era uno más de sus intentos desesperados por apartarme de la realidad, seguía pensando, continuaba caminando... era como un invidente tratando de palpar el camino, mis pensamientos se volvieron un cumúlo de tela que albergaba los más dolorosos y mortales recuerdos.
De pronto el frio dejo de sentirse, estábamos en lugar más cálido ¿En qué momento me quede soñando con los ojos abiertos?, estába frente a un circo completamente abandonado, un lugar como muchos otros, que con el paso del tiempo, los cambios drasticos de las epócas y los paises se pierden y poco a poco envejencen sin decir nada, agonizan y finalmente se transforman en polvo en silencio, mis pasos de forma desconocida llegaron a aquella zona que nunca frecuentaba.
Estaba solo, ¿Donde habían quedado Epoch y compañia?, desesperado vi mis ropajes, todo estaba en orden, descartando la idea de que pude haberme transformado y matarlos inconscientemente, sin embargo le di poca importancia, seguramente ellos habían ido en busca del resto de la manada y en medio del desierto cubierto de colores viejos silencio por todo lugar en que la vista se atreviera a reposar.
Después de poner en tela de juicio si debía irrumpir en aquel sitio, una extraña figura capto mi atención, se paseaba por las carpas con actitud curiosa y consoladora -¡Hey tú!- grite sin el más minimo pudor -¿Quién eres? ¿A quién escondes?- la silueta detuvo su andar bruscamente, sus ojos claros chocaron con los míos y entonces su dueño se alejo de allí, tratando de huir -¡Maldición, tenía que correr!- considere mis heridas, gracias a mi condenada condición estaban casi restauradas y yo sin pensar en que podía ser una trampa en aquel momento, fui tras el que se dio a la fuga -¡Te he dicho vengas acá!- ordene estrictamente y con voz jadeante producto del esfuerzo que comence a realizar para alcanzarle -¡Ven acá!- insiste reiteradamente, sin lograr frenar su paso veloz y forzado, pero entonces ¿Quién es o que es ese ente?
Alex Bongartz- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 22/04/2012
Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
Corazones y mentes...
Partió hacia la carpa donde dejo al joven detective en completo estado inconsciente, el frio acariciaba sus mejillas artificiosamente rosadas, recordemos que el ego y la vanidad del vampiro estaban rotas, debajo de aquel color marfil se hallaban quemaduras, un Nigma irreconocible para quién llego a ver su primera faceta, un Nigma diferente llego hasta la carpa, un hombre que no se tentaría el corazón con Spencer Reid.
Aclaro su garganta y enderezaba su postura -¿Como eran los diálogos?- su mente comenzó a trabajar y en ella detallo su actuación planeada durante la estancia en la mansión del cazador.
-¡Despierta!- grito mientras se adentraba a la primera carpa -¡He dicho que despiertes!- insistió, finalmente el joven inglés abrió sus ojos lentamente, quizás con el temor de encontrarse a la vista con alguien o algo que le desagradaría, pero Nigma había cuidado hasta el más mínimo detalle, no había luces en el interior del lugar, solo la silueta dibujada por la luz de la luna que se escabullía por la minúscula abertura que el vampiro dejo al entrar -Buenas noches Monseuir Reid- saludo cortésmente, mientras la presa se movía presa de la desesperación al notar que estaba atado a una silla, con la voz silenciada por un pañuelo que Nigma se había asegurado de colocar a modo de mordaza -¿Sucede algo Monseuir Reid?- comento sarcástico desde el rincón donde se postraba para hablarle, por dentro Nigma estaba gozando del sufrimiento y aunque le gustaría comportarse como él mismo, la circunstancia y su estrategia se lo impedían -¿Acaso le recuerda algo pasado en su corta vida estar en esas circunstancias?- seguían las cuestiones, para el vampiro esto no era más que una pequeña introducción, un minuto de preparación antes de proceder con su actuación.
El joven inmediatamente comenzó a llorar, era inevitable escuchar sus sollozos aunque ahogados provocados por el miedo y los recuerdos que seguramente comenzaban a deambular en la inmensa oscuridad -¡Oh por favor!, llantos no por el amor de lo que tú quieras, detesto eso, yo soy amante de... las bromas-finalmente decidió cambiar de posición, ponerse detrás de él, cogerlo por el cuello y ahogarlo hasta que parara de sollozar hubiera sido lo que provocaría placer inmenso al hombre que estaba listo para comenzar -Por favor, no arruines mi noche especial, no sabes cuánto detesto las situaciones desagradables ¡Spencer!- exclamó debido al esfuerzo que realizo para darle una bofetada, que provoco de inmediato el enrojecimiento en la cara del otro -Esto es lo más aburrido que hecho con alguien- pensó y continuó.
-¡Eres un imbécil, patético y perdedor!... no sé cómo diablos pierdo el tiempo contigo- lo tomo por el cuello y lo azoto al respaldo de la silla -¡Agradece al señor que mis leyes me ordenan juzgarte primero!- su tono subía cada vez de nivel, pronto en vez de hablar gritaba y el hombre temblaba desmedidamente -Me recuerdas al idiota de mi hijo- le susurro al odio en voz grave -Y solo por eso y porque solo Dios sabe como llegaste a mi guarida, debería matarte y despellejarte como la gallina que eres- se separo de la silla y soltó un golpe de nuevo a la barbilla, llevando a Spencer con todo y ataduras al suelo de tierra suelta -Debería...-exclamo y otra voz proveniente del mismo Nigma imploro en forma compasiva -¡No!, no le mates por piedad, el debe ser juzgado- dijo la voz de un Nigma distinto, un hombre menos agresivo y aparentemente dulce -Discúlpalo por favor- imploro la voz -Mi padre es así, pero pronto te pondrá en libertad... espero- dijo dudoso -Es que él es muy religioso y se cree juez y verdugo, no le hagas caso- le levanto del piso y acomodo la silla, aunque por él hubiera preferido dejarlo en el piso y patearlo hasta que su mente le dijera que era suficiente -Se que tú te llamas Spencer, pero tú no sabes cómo me llamo... mi nombre es Tobías- antes de que el secuestrado pudiese decir algo Nigma tomo la delantera y añadió -Veré si mi padre se ha ido, aguarda- con paso firme e ignorando los gritos desconsolados y contenidos por la tela que pendía de Reid, el vampiro salió de la carpa, cerrándole de par en par, sin permitir a la luz curiosa de la luna ver al interior y consolar al joven que continuaba sollozando -Bueno, creo que este será el más difícil de todos, debía haber cobrado- pensó mientras veía las otras carpas -Ahora vamos contra el estúpido hijito de mamá de Le Fay- se alejo de la carpa -Me queda perfecto el papel de buen samaritano ¡JA JA JA JA JA!- se fue riendo a carcajadas, y entre ellas iba agradeciendo a su amada Domine las confesiones que le hizo una noche antes de su deceso, sabía todo de cada uno gracias a ella y esa era la base de su broma asesina, por eso la primera parte de su plan con Spencer era hacer una réplica exacta de su secuestro hace tiempo en Inglaterra, pero si con él es semejante atrocidad, ¿Que será de los otros dos?
"Mira dentro de sus ojos y di a ti mismo que él sólo es un hombre...
Di a ti mismo que no puede saber las cosas que él dice saber, que él no puede conocer tus miedos, aunque te tenga preso, tenga a tus amigos y tenga los ojos que desnudaron tu pasado..."
-A veces la pesadilla nunca termina-musitó frente a un espejo que además de viejo estaba completamente quebrado, el vampiro se daba sus últimos toques antes de comenzar la función privada que daría aquella noche, alboroto sus cabellos, dio retoques a su blanco maquillaje, a los labios carmín y protegió sus manos en la lujosa y cómoda tela satín de sus guantes -Soy todo un Casanova- decía mientras sonreía para sí mismo -Si no fuera narcisista me casaría conmigo mismo ¡JA JA JA JA JA!- extasiado por la risa tomo su bastón, que de no ser por su buen estado de conservación cualquiera pensaría que es parte de los vestigios que llenaba el antiguo camerino de lo que parecía alguna vez perteneció a los payasos -Que comience la diversión para chicos y grandes- declaro convincentemente y en medio de un suspiro retiro las telas y frente a él volvieron a resurgir las carpas donde el mismo se había encargado de encerrar a las futuras víctimas de lo que le llamo en su perversión como "la broma asesina" -¿Con quién comenzaré?- se preguntaba mientras llevaba su mano a la barbilla -Spencer, el chico miedoso primero- sonrió placenteramente mientras recordaba lo que tenía destinado para cada uno de los caídos y luego volver a imaginar tales juegos que haría se encogía de hombros y cuestiono para sí mismo -¿Porque no todos a la vez?-.Di a ti mismo que no puede saber las cosas que él dice saber, que él no puede conocer tus miedos, aunque te tenga preso, tenga a tus amigos y tenga los ojos que desnudaron tu pasado..."
Partió hacia la carpa donde dejo al joven detective en completo estado inconsciente, el frio acariciaba sus mejillas artificiosamente rosadas, recordemos que el ego y la vanidad del vampiro estaban rotas, debajo de aquel color marfil se hallaban quemaduras, un Nigma irreconocible para quién llego a ver su primera faceta, un Nigma diferente llego hasta la carpa, un hombre que no se tentaría el corazón con Spencer Reid.
Aclaro su garganta y enderezaba su postura -¿Como eran los diálogos?- su mente comenzó a trabajar y en ella detallo su actuación planeada durante la estancia en la mansión del cazador.
-¡Despierta!- grito mientras se adentraba a la primera carpa -¡He dicho que despiertes!- insistió, finalmente el joven inglés abrió sus ojos lentamente, quizás con el temor de encontrarse a la vista con alguien o algo que le desagradaría, pero Nigma había cuidado hasta el más mínimo detalle, no había luces en el interior del lugar, solo la silueta dibujada por la luz de la luna que se escabullía por la minúscula abertura que el vampiro dejo al entrar -Buenas noches Monseuir Reid- saludo cortésmente, mientras la presa se movía presa de la desesperación al notar que estaba atado a una silla, con la voz silenciada por un pañuelo que Nigma se había asegurado de colocar a modo de mordaza -¿Sucede algo Monseuir Reid?- comento sarcástico desde el rincón donde se postraba para hablarle, por dentro Nigma estaba gozando del sufrimiento y aunque le gustaría comportarse como él mismo, la circunstancia y su estrategia se lo impedían -¿Acaso le recuerda algo pasado en su corta vida estar en esas circunstancias?- seguían las cuestiones, para el vampiro esto no era más que una pequeña introducción, un minuto de preparación antes de proceder con su actuación.
El joven inmediatamente comenzó a llorar, era inevitable escuchar sus sollozos aunque ahogados provocados por el miedo y los recuerdos que seguramente comenzaban a deambular en la inmensa oscuridad -¡Oh por favor!, llantos no por el amor de lo que tú quieras, detesto eso, yo soy amante de... las bromas-finalmente decidió cambiar de posición, ponerse detrás de él, cogerlo por el cuello y ahogarlo hasta que parara de sollozar hubiera sido lo que provocaría placer inmenso al hombre que estaba listo para comenzar -Por favor, no arruines mi noche especial, no sabes cuánto detesto las situaciones desagradables ¡Spencer!- exclamó debido al esfuerzo que realizo para darle una bofetada, que provoco de inmediato el enrojecimiento en la cara del otro -Esto es lo más aburrido que hecho con alguien- pensó y continuó.
-¡Eres un imbécil, patético y perdedor!... no sé cómo diablos pierdo el tiempo contigo- lo tomo por el cuello y lo azoto al respaldo de la silla -¡Agradece al señor que mis leyes me ordenan juzgarte primero!- su tono subía cada vez de nivel, pronto en vez de hablar gritaba y el hombre temblaba desmedidamente -Me recuerdas al idiota de mi hijo- le susurro al odio en voz grave -Y solo por eso y porque solo Dios sabe como llegaste a mi guarida, debería matarte y despellejarte como la gallina que eres- se separo de la silla y soltó un golpe de nuevo a la barbilla, llevando a Spencer con todo y ataduras al suelo de tierra suelta -Debería...-exclamo y otra voz proveniente del mismo Nigma imploro en forma compasiva -¡No!, no le mates por piedad, el debe ser juzgado- dijo la voz de un Nigma distinto, un hombre menos agresivo y aparentemente dulce -Discúlpalo por favor- imploro la voz -Mi padre es así, pero pronto te pondrá en libertad... espero- dijo dudoso -Es que él es muy religioso y se cree juez y verdugo, no le hagas caso- le levanto del piso y acomodo la silla, aunque por él hubiera preferido dejarlo en el piso y patearlo hasta que su mente le dijera que era suficiente -Se que tú te llamas Spencer, pero tú no sabes cómo me llamo... mi nombre es Tobías- antes de que el secuestrado pudiese decir algo Nigma tomo la delantera y añadió -Veré si mi padre se ha ido, aguarda- con paso firme e ignorando los gritos desconsolados y contenidos por la tela que pendía de Reid, el vampiro salió de la carpa, cerrándole de par en par, sin permitir a la luz curiosa de la luna ver al interior y consolar al joven que continuaba sollozando -Bueno, creo que este será el más difícil de todos, debía haber cobrado- pensó mientras veía las otras carpas -Ahora vamos contra el estúpido hijito de mamá de Le Fay- se alejo de la carpa -Me queda perfecto el papel de buen samaritano ¡JA JA JA JA JA!- se fue riendo a carcajadas, y entre ellas iba agradeciendo a su amada Domine las confesiones que le hizo una noche antes de su deceso, sabía todo de cada uno gracias a ella y esa era la base de su broma asesina, por eso la primera parte de su plan con Spencer era hacer una réplica exacta de su secuestro hace tiempo en Inglaterra, pero si con él es semejante atrocidad, ¿Que será de los otros dos?
Nigma Riddler- Vampiro Clase Alta
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Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
Metamorfosis
La horas, los minutos y los segundos marchaban a paso lento, parecía que todos ellos habían conspirado en mi contra para lograr hacerme sufrir más de lo que podía soportar, cada respiro se hacía denso y me ahogaba de a poco ayudado con la presión que los recurdos podía ejercer sobre mi alma, la desesperación se estaba adueñando de mi sin duda alguna.
Pero lo que lograba mantenerme despierto era la voz femenina que se escucho fuera de la carpa ¿Quién es? ¿Que quería? ¿Como conoce las consecuencias de lo que puede pasar en caso de salir del nuevo infierno en el que nos habíamos metido? ¿Sería ella la que este detrás de todo esto?, demasiadas preguntas y ninguna respuesta que las resolviera y ante cada solución lógica, algo inesperado surgía -¡Necesito respuestas y las necesito ahora!- exclame sin esperar que nadie estuviese escuchando.
Pronto mis oidos puedieron percibir los pasos que veloces se acercaban hasta la carpa, risas y más risas venían acompañandolos -¿Que demonios esta sucediendo?-susurre mientras cada musculo de mi cuerpo comenzaba a tensarse, era inevitable evadir tal sensación cuando aquellos sonidos de una felicidad desmedida y casi demente parecían venir de una completa pesadilla -No, no puede ser él- pense inmediatamente en The Phantom, que solo con aparecer en mi mente brevemente logro que la respiración empezara a acelerarse, que un dolor en el pecho me obligara a retorcerme y finalemente que mis pasos retrocedieran al fondo de la diminuta carpa -No... no...no- decia con dificultad, la fuerza propuesta minutos antes se había fugado por una salida que yo nunca encontre.
Los ojos aumentaron su tamaño al ver dibujada la esqueta silueta de un hombre que terminabs de reirse, para dar paso a una voz más lugubre, no supe como demonios había hecho para abrir la entrada que jamás pude romper, solo sabía que el ya estaba alli conmigo adentro.
No recordaba haberlo visto, esa mirada de tinte amenazante, la sonrisa con el aire más macabro nunca visto, los cabellos verdes y una piel maquillada de un blanco tan palido que cubria debajo las pequeñas inperfeccines de ¿Cortadas?, por un momento me observo detenidamente, intente en vano sostener su mirada, parecía que el disfrutaba de mis miedos debido a que su sonrisa se dibujaba más definidamente cuando conseguía que ni siquiera pudiera pronunciar palabras -¿Quién... quién eres tú?- la voz se entrecortaba y los puños se aferraban a la tela -Responde- trate de suplicar sin exito, apenas si podía articular las palabras, unir las ideas, expresar otro sentimiento que o fuese angustía, el hombre no camino, siguio en silencio, el mismo que le acmpaño en todo momento desde su llegada, solo se que se limito a asentir con la cabeza, entrelazar sus manos detrás en la espalda y caminar hacia la mesa central de la carpa, allí donde reposa esa bola de cristal, con un sutil movimiento me invito a tomar asiento frente a el, negue con la cabeza presipitadamente -Quiero irme a casa- susurre -Necesito a mi familia de vuelta- al parecer el extraño sujeto había escuchado todo, era entendible, aunque sea muy distante podía persivir que era un inmortal más -¿Que quieres? ¿Matarme?, ¿Vienes por parte del fantasma?- le vi reirse a carcajadas -¡No te rías insolente!- ordene como siglos atrás no lo hacía, de nuevo me sentía como el niño que deje de ser no hace mucho, con el mism complejo que mi madre, con el capricho impreso en la piel de un linaje real que jamás existió -¡Donde estan los demás, donde tienes a Spencer, Gideon y los otros dos! ¡Donde esta tu complice!- exclame sin contener por un momento más el miedo que empezaba a reconocer me esta carcomiendo lo poco que me quedaba de alma.
La horas, los minutos y los segundos marchaban a paso lento, parecía que todos ellos habían conspirado en mi contra para lograr hacerme sufrir más de lo que podía soportar, cada respiro se hacía denso y me ahogaba de a poco ayudado con la presión que los recurdos podía ejercer sobre mi alma, la desesperación se estaba adueñando de mi sin duda alguna.
Pero lo que lograba mantenerme despierto era la voz femenina que se escucho fuera de la carpa ¿Quién es? ¿Que quería? ¿Como conoce las consecuencias de lo que puede pasar en caso de salir del nuevo infierno en el que nos habíamos metido? ¿Sería ella la que este detrás de todo esto?, demasiadas preguntas y ninguna respuesta que las resolviera y ante cada solución lógica, algo inesperado surgía -¡Necesito respuestas y las necesito ahora!- exclame sin esperar que nadie estuviese escuchando.
Pronto mis oidos puedieron percibir los pasos que veloces se acercaban hasta la carpa, risas y más risas venían acompañandolos -¿Que demonios esta sucediendo?-susurre mientras cada musculo de mi cuerpo comenzaba a tensarse, era inevitable evadir tal sensación cuando aquellos sonidos de una felicidad desmedida y casi demente parecían venir de una completa pesadilla -No, no puede ser él- pense inmediatamente en The Phantom, que solo con aparecer en mi mente brevemente logro que la respiración empezara a acelerarse, que un dolor en el pecho me obligara a retorcerme y finalemente que mis pasos retrocedieran al fondo de la diminuta carpa -No... no...no- decia con dificultad, la fuerza propuesta minutos antes se había fugado por una salida que yo nunca encontre.
Los ojos aumentaron su tamaño al ver dibujada la esqueta silueta de un hombre que terminabs de reirse, para dar paso a una voz más lugubre, no supe como demonios había hecho para abrir la entrada que jamás pude romper, solo sabía que el ya estaba alli conmigo adentro.
No recordaba haberlo visto, esa mirada de tinte amenazante, la sonrisa con el aire más macabro nunca visto, los cabellos verdes y una piel maquillada de un blanco tan palido que cubria debajo las pequeñas inperfeccines de ¿Cortadas?, por un momento me observo detenidamente, intente en vano sostener su mirada, parecía que el disfrutaba de mis miedos debido a que su sonrisa se dibujaba más definidamente cuando conseguía que ni siquiera pudiera pronunciar palabras -¿Quién... quién eres tú?- la voz se entrecortaba y los puños se aferraban a la tela -Responde- trate de suplicar sin exito, apenas si podía articular las palabras, unir las ideas, expresar otro sentimiento que o fuese angustía, el hombre no camino, siguio en silencio, el mismo que le acmpaño en todo momento desde su llegada, solo se que se limito a asentir con la cabeza, entrelazar sus manos detrás en la espalda y caminar hacia la mesa central de la carpa, allí donde reposa esa bola de cristal, con un sutil movimiento me invito a tomar asiento frente a el, negue con la cabeza presipitadamente -Quiero irme a casa- susurre -Necesito a mi familia de vuelta- al parecer el extraño sujeto había escuchado todo, era entendible, aunque sea muy distante podía persivir que era un inmortal más -¿Que quieres? ¿Matarme?, ¿Vienes por parte del fantasma?- le vi reirse a carcajadas -¡No te rías insolente!- ordene como siglos atrás no lo hacía, de nuevo me sentía como el niño que deje de ser no hace mucho, con el mism complejo que mi madre, con el capricho impreso en la piel de un linaje real que jamás existió -¡Donde estan los demás, donde tienes a Spencer, Gideon y los otros dos! ¡Donde esta tu complice!- exclame sin contener por un momento más el miedo que empezaba a reconocer me esta carcomiendo lo poco que me quedaba de alma.
Mordred Le fay- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 19
Fecha de inscripción : 28/11/2012
Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
Metamorfosis
Mientras se tratará de torturar Nigma podía ser la persona más rápida en todo París, aunque el método que utilizaba no tenía absolutamente nada que ver con sus costumbres más atroces, en su retorcidamente pensaba y repasaba con detenimiento que era lo que seguía con las otras dos víctimas que tenía en su poder, aún cuando todo lo había planeado en casa de Leviathán, Nigma seguía improvisando con toda aquella información que su pequeño Domino pudo contarle la noche antes de su deceso.
El hombre no podía evitar sonreír más de lo que ya se notaba a simple vista aún cuando no fuese su voluntad, los vidrios le habían cortado la comisura de los labios y la regeneración propia de su naturaleza no había hecho el mínimo esfuerzo por reponer el daño, la felicidad venía en puñados pequeños, recordaba la noche anterior, recordaba los tibios labios de la inquisidora rozando su piel, el cabello de la dama en su rostro, su aroma, el transpirar de su piel y los pequeños gemidos de placer que nacieron de su boca mientras debajo de las sabanas se hicieron uno, de acto que para ambos no fue simple placer carnal.
Finalmente tuvo que dejar marchar tan bellas imágenes, estaba frente a la siguiente carpa y el espectáculo debía comenzar de nuevo, pero esta vez sería con el hijo de una leyenda, el primogénito de Morgana Le Fay y hermano de Devora, esa mujer que siempre amo en secreto, pero que al final descubrió que era solo capricho u obsesión.
Se acomodo la corbata, tiro más del moño para dejarle el doble de ajustado, se acomodo el saco, jugueteo con el bastón y después de un breve suspiro abrió de forma rápida y desconocida la carpa que minutos antes cerro de la misma misteriosa forma.
Cuando entro contemplo su obra de arte, todo un escenario esotérico rodeaba a ambos vampiros, eso bastaría para que Mordred quedará desarmado, recordar la familia que perdió en tan poco tiempo y la niñez y adultez que le fueron robadas gracias a ese tipo de artes ocultas lo dejaría a merced del que por su apariencia podría ser un payaso, mismo que en vez de hacer reír al otro lo intimidaba, lo dejaba sin aliento, al borde de un colapso y si fuera un humano seguramente el susto y el suspenso que dictaba esa profunda y maquiavélica mirada hubiera detenido su corazón con facilidad, el que se reía a carcajadas del público era él, el placer que sentía desbordar cada vez que el joven intentaba sostener su mirada en vano, el miedo que percibía y a aferración a las telas provocaban en sus adentros un incomparable placer, sin embargo no era clase de diversión que buscaba y aunque era fascinante ver la incertidumbre del otro carcomiéndole el alma, se aburrió y prefirió caminar con el bastón y las manos detrás hasta la mesa donde esperaban quietas cartas de Tarot y una bola de cristal -je, je, je, ¡JA, JA, JA, JA, JA, JA!- finalmente sus labios dejaron salir sus acostumbradas y escandalosas risas que intimidaron al joven, que dejo su aire arisco para dar paso al miedo mismo -Eres de las personas que me han hecho reír sin necesidad de esfuerzo y empujones- dijo mientras intentaba contener la risa que en más de una ocasión intentaba brotar y arma un nuevo escándalo -Eres divertido- concluyo más tranquilo -Eres un niño haciendo el trabajo de un hombre- señalo con dedo firme y acusador -Ah la infancia- suspiro profundamente, mientras sus manos en guante blanco se entrelazaban una vez que la otra dejo el bastón pendiendo de la mesa -Ese divino acto de nacer, dime... ¿no te parece extraño que no recordemos nada al respecto?- la mirada seguía firme, observando, alerta a cualquier gesto que pudiese provenir de Mordred -¡Es tan triste que nos rompan el cascaron desde tan pequeños, desde que todos somos unos indefensos mirlos!- aclaro la voz -Sin embargo tu dejaste de ser un hermosa cría de pajarito desde hace siglos y te sigues comportando como uno- sonrió con los labios ligeramente torcidos -Y si vas a empezar con tus amenazas créeme pierdes tu tiempo, la vida no es de los colores del arcoíris y en este mundo injusto y cruel hay hombres realmente malos que no se detendrán solo porque eres un mocoso- sutilmente se llevo la mano al pecho haciendo galantería de su porte y presencia -Por ejemplo yo-.
De nueva cuenta insistió con un gesto cortes invitar al joven vampiro que permanecía perplejo, estático, sin emitir palabra alguna -¿Sabes una cosa?, me encanta de los pequeños mirlos ese discreto pero repetido agudo que alcanzan cuando gritan, tus amenazas y todo cuanto maldigas solo serán música para mis oídos- decía cada vez en tono más serio, dejando de lado su risa macabra por instantes -¿Ahora después de que esto está completamente aclarado que más deberé hacer para que tomes asiento y conversemos?- quedo pensativo -¡Ya sé!- chasqueo los dedos y exclamo sorpresivamente, en sus manos tomo la bola de cristal, la observo, la analizo y sus manos comenzaron a acariciarle como si se tratara de una mascota cualquiera -Desapareceré esta bola de cristal ante tus ojos- comenzó a balancear la esfera de un lado a otro, pronuncio frases que alguien dudaría que realmente existieran en cualquier idioma existente, después su mirada se centro en el hombre que miraba atento y al mismo tiempo angustiado y siguiendo preso del miedo -Ahora después de estas palabras la esfera se esfumará- una sonrisa se dibujo y tomando fuerza con sus brazos arrojo el mágico artefacto justo en la cara de Mordred, derribándolo al suelo, mientras el cristal se fragmentaba al tocar el suelo -¡Ta, Ta, ta!- entono -Ahora la bola... ya no está y... desapareció exactamente frente a tus ojos ¡JA JA JA JA!- se levanto de su asiento, contemplo al joven caído, lo tomo por los pies y le lleno arrastrándolo hasta el segundo asiento que permaneció vacío por más que Nigma insistió en que fuese ocupado -Ahora- dijo en medio del esfuerzo para cargarlo y acomodarlo allí en la silla -Tu y yo tendremos una conversación bastante profunda, con ayuda del tarot... el nos revelara tu pasado, tu presente y tu fatídico y aburrido futuro- finalmente acomodo el cuerpo del vampiro que se encontraba contrariado y desubicado por el golpe inesperado que acaba de recibir -Si te mueves o haces algo en contra mía tus amigos serán la cena de una hienas hambrientas- mintió -Tu decides pequeño mirlo se mueren en cachitos o estarás abierto a dos o tres epifanías de tu horrenda vida- suspiro y apoyando sus manos en la mesa se levanto de su lugar -Te doy unos minutos para reflexionar, si te escapas ya sabes el destino de todos los demás y digo... creo que no querrás tener más cargos en tu consciencia ¿o sí?- levanto ligeramente el ceño y salió hacia la carpa donde otro vampiro más aguardaba la vida o su deseo secreto de su muerte.
".... Ojos del pasado, esas pupilas que no son iguales a las de cualquiera, esas que se contraen o expanden dependiendo cada emoción, aquellas que con la felicidad, afecto o riendo las pupilas se contraen, o como el joven que ahora tiene frente a él, las pupilas se cierran gracias al miedo, la angustia y el odio...
Pero las del acertijo hecho hombre se mantienen fijas, pequeños puntos de oscuridad, te observan los ojos de alguien que odia todo, que odia a todos..."
Pero las del acertijo hecho hombre se mantienen fijas, pequeños puntos de oscuridad, te observan los ojos de alguien que odia todo, que odia a todos..."
Mientras se tratará de torturar Nigma podía ser la persona más rápida en todo París, aunque el método que utilizaba no tenía absolutamente nada que ver con sus costumbres más atroces, en su retorcidamente pensaba y repasaba con detenimiento que era lo que seguía con las otras dos víctimas que tenía en su poder, aún cuando todo lo había planeado en casa de Leviathán, Nigma seguía improvisando con toda aquella información que su pequeño Domino pudo contarle la noche antes de su deceso.
El hombre no podía evitar sonreír más de lo que ya se notaba a simple vista aún cuando no fuese su voluntad, los vidrios le habían cortado la comisura de los labios y la regeneración propia de su naturaleza no había hecho el mínimo esfuerzo por reponer el daño, la felicidad venía en puñados pequeños, recordaba la noche anterior, recordaba los tibios labios de la inquisidora rozando su piel, el cabello de la dama en su rostro, su aroma, el transpirar de su piel y los pequeños gemidos de placer que nacieron de su boca mientras debajo de las sabanas se hicieron uno, de acto que para ambos no fue simple placer carnal.
Finalmente tuvo que dejar marchar tan bellas imágenes, estaba frente a la siguiente carpa y el espectáculo debía comenzar de nuevo, pero esta vez sería con el hijo de una leyenda, el primogénito de Morgana Le Fay y hermano de Devora, esa mujer que siempre amo en secreto, pero que al final descubrió que era solo capricho u obsesión.
Se acomodo la corbata, tiro más del moño para dejarle el doble de ajustado, se acomodo el saco, jugueteo con el bastón y después de un breve suspiro abrió de forma rápida y desconocida la carpa que minutos antes cerro de la misma misteriosa forma.
Cuando entro contemplo su obra de arte, todo un escenario esotérico rodeaba a ambos vampiros, eso bastaría para que Mordred quedará desarmado, recordar la familia que perdió en tan poco tiempo y la niñez y adultez que le fueron robadas gracias a ese tipo de artes ocultas lo dejaría a merced del que por su apariencia podría ser un payaso, mismo que en vez de hacer reír al otro lo intimidaba, lo dejaba sin aliento, al borde de un colapso y si fuera un humano seguramente el susto y el suspenso que dictaba esa profunda y maquiavélica mirada hubiera detenido su corazón con facilidad, el que se reía a carcajadas del público era él, el placer que sentía desbordar cada vez que el joven intentaba sostener su mirada en vano, el miedo que percibía y a aferración a las telas provocaban en sus adentros un incomparable placer, sin embargo no era clase de diversión que buscaba y aunque era fascinante ver la incertidumbre del otro carcomiéndole el alma, se aburrió y prefirió caminar con el bastón y las manos detrás hasta la mesa donde esperaban quietas cartas de Tarot y una bola de cristal -je, je, je, ¡JA, JA, JA, JA, JA, JA!- finalmente sus labios dejaron salir sus acostumbradas y escandalosas risas que intimidaron al joven, que dejo su aire arisco para dar paso al miedo mismo -Eres de las personas que me han hecho reír sin necesidad de esfuerzo y empujones- dijo mientras intentaba contener la risa que en más de una ocasión intentaba brotar y arma un nuevo escándalo -Eres divertido- concluyo más tranquilo -Eres un niño haciendo el trabajo de un hombre- señalo con dedo firme y acusador -Ah la infancia- suspiro profundamente, mientras sus manos en guante blanco se entrelazaban una vez que la otra dejo el bastón pendiendo de la mesa -Ese divino acto de nacer, dime... ¿no te parece extraño que no recordemos nada al respecto?- la mirada seguía firme, observando, alerta a cualquier gesto que pudiese provenir de Mordred -¡Es tan triste que nos rompan el cascaron desde tan pequeños, desde que todos somos unos indefensos mirlos!- aclaro la voz -Sin embargo tu dejaste de ser un hermosa cría de pajarito desde hace siglos y te sigues comportando como uno- sonrió con los labios ligeramente torcidos -Y si vas a empezar con tus amenazas créeme pierdes tu tiempo, la vida no es de los colores del arcoíris y en este mundo injusto y cruel hay hombres realmente malos que no se detendrán solo porque eres un mocoso- sutilmente se llevo la mano al pecho haciendo galantería de su porte y presencia -Por ejemplo yo-.
De nueva cuenta insistió con un gesto cortes invitar al joven vampiro que permanecía perplejo, estático, sin emitir palabra alguna -¿Sabes una cosa?, me encanta de los pequeños mirlos ese discreto pero repetido agudo que alcanzan cuando gritan, tus amenazas y todo cuanto maldigas solo serán música para mis oídos- decía cada vez en tono más serio, dejando de lado su risa macabra por instantes -¿Ahora después de que esto está completamente aclarado que más deberé hacer para que tomes asiento y conversemos?- quedo pensativo -¡Ya sé!- chasqueo los dedos y exclamo sorpresivamente, en sus manos tomo la bola de cristal, la observo, la analizo y sus manos comenzaron a acariciarle como si se tratara de una mascota cualquiera -Desapareceré esta bola de cristal ante tus ojos- comenzó a balancear la esfera de un lado a otro, pronuncio frases que alguien dudaría que realmente existieran en cualquier idioma existente, después su mirada se centro en el hombre que miraba atento y al mismo tiempo angustiado y siguiendo preso del miedo -Ahora después de estas palabras la esfera se esfumará- una sonrisa se dibujo y tomando fuerza con sus brazos arrojo el mágico artefacto justo en la cara de Mordred, derribándolo al suelo, mientras el cristal se fragmentaba al tocar el suelo -¡Ta, Ta, ta!- entono -Ahora la bola... ya no está y... desapareció exactamente frente a tus ojos ¡JA JA JA JA!- se levanto de su asiento, contemplo al joven caído, lo tomo por los pies y le lleno arrastrándolo hasta el segundo asiento que permaneció vacío por más que Nigma insistió en que fuese ocupado -Ahora- dijo en medio del esfuerzo para cargarlo y acomodarlo allí en la silla -Tu y yo tendremos una conversación bastante profunda, con ayuda del tarot... el nos revelara tu pasado, tu presente y tu fatídico y aburrido futuro- finalmente acomodo el cuerpo del vampiro que se encontraba contrariado y desubicado por el golpe inesperado que acaba de recibir -Si te mueves o haces algo en contra mía tus amigos serán la cena de una hienas hambrientas- mintió -Tu decides pequeño mirlo se mueren en cachitos o estarás abierto a dos o tres epifanías de tu horrenda vida- suspiro y apoyando sus manos en la mesa se levanto de su lugar -Te doy unos minutos para reflexionar, si te escapas ya sabes el destino de todos los demás y digo... creo que no querrás tener más cargos en tu consciencia ¿o sí?- levanto ligeramente el ceño y salió hacia la carpa donde otro vampiro más aguardaba la vida o su deseo secreto de su muerte.
Nigma Riddler- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 74
Fecha de inscripción : 27/04/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
Simetría aterradora
El tiempo corría, el miedo navegaba por la venas del vampiro que antes estuvo deseoso de que la muerte y un final digno de contarse llegara hasta sus brazos, Gideon, el soldado condenado de Dios ahora solo pedía una segunda oportunidad de pronto quería encontrar confort en la vida que tanto desprecio.
La vela bailaba entre sus manos temblorosas, la llama en más de una ocasión intento apagarse dejándolo solo en la travesía desconocida a la que se había aventurado, el viento tenía miedo, aquel vampiro podía percibirlo, fluía despavorido en la dirección contraria y aunque este le aconsejaba que regresase, aquel condenado tuvo que soportar su miedo y continuar, el tenía la fe puesta en su Señor y por primera vez pensaba positivamente, se convenció a si mismo que quizás sus plegarias habían sido escuchadas y le darían su añorado final, pensó que si Jesús tuvo que sufrir mientras moría lentamente en la cruz para alcanzar la gloriosa vida eterna, él debía soportar un cáliz similar.
De pronto la cera se mantuvo firme, la mano que quedaba en libertad se cerraba mientras subía poco a poco por hasta llegar a su blanquecino y delgado cuello del que pendía la cruz de su rosario, la cual llevo a sus labios beso fervientemente -¡Spencer!- pronuncio esperando encontrarlo, después de que hubiese recorrido un gran tramo de aquel sendero silencioso y largo -¡Spencer!- exclamo más fuerte, pero todo esfuerzo fue en vano, nadie estaba allí y era momento de que Gideon aceptará que había caído en una trampa -¡Dios mío a donde me ha guiado tu sabia y sacro santa mano!- detuvo sus pasos -¿Señor porque me has abandonado?- rezo entre susurros y desconcierto.
Decidió avanzar durativamente, pero quedarse en ese punto tampoco era una opción, esa carpa era larga, extensa y de gran tamaño, la única dentro de aquel terreno baldío, supuso que con esas características, alguna salida debía haber antes de llegar al centro del camino.
Su mano libre palpaban con desesperación la tela que en ningún momento le dio la esperanza de hallar lo que tanto buscaba, sin embargo el vampiro no se deba por vencido, tanto fue su empeño que sin darse cuenta había recorrido lo poco que faltaba para llegar al punto clave del recinto donde alguna vez hubo alguna atracción extraña que llamará la atención de chicos y grandes.
Gideon también pudo sentirlo, sus melancólica mirada se poso en el costado que fue iluminado por la luz de la vela, quién había abusado de la cera que quedo vulnerable ante el fuego que la había consumido a un poco más de la mitad -¿Que es esto?- preguntó el vampiro que quedo perplejo al ver con detenimiento los espejos que se hallaban justo frente, imponentes y fríos le esperaban con ansias, querían reflejar más que simples rastros del tiempo y olvido... querían y estaban regocijantes de posesionarse de su figura para descomponer la simetría de su escueta silueta -Pero que...- ni siquiera era lo suficientemente capaz para articular las palabras que le venían a la cabeza, esta vez Dios no figuraba en ellas, el vampiro odiaba con toda su fuerza aquellos lugares donde podía reflejarse, fuera levemente o marcadamente, era según su idea ver como el demonio se había aprovechado de las circunstancias, era recordar su pasado, era todo el cumulo de tragedias que le dieron forma al Stark que es hoy en día.
-No, no, no- dijo ahogadamente y respirando con dificultad, intento retroceder pero solo se topo con un espejo más grande -¡No!- exclamo mientras veía el reflejo con los ojos llenos de lágrimas que poco a poco se escapaban y resbalaban por las mejillas de intensa temperatura como el invierno -¡No, sáquenme de aquí, por favor, sáquenme de aquí!- cerro los puños, la fuerza que le sobraba se había refugiado en estos, dejando desequilibradas a sus rodillas que cayeron instantáneamente al piso -¡Por favor sáquenme de aquí, Spencer, Mordred... alguien!- toda cordura volvió a fugarse entre los huecos de cada espejo, Gideon se había vuelto demente, aunque no en el sentido que le hubiera dado la llave hacia su libertad -Yo... yo- su voz debilitada intentaba gritar, el vampiro ya no podía era la sensación de ahogarse sin que el agua estuviera presente -Yo... no puedo verme en los... en los espejos- sus sollozos comenzaron a formar parte del lugar, era extraño después de que por aquellos lares seguramente hubo risas, al menos así lo pensaba Gideon, quién llorar se había quedado como la sensación tan distante y cercana a la vez, lejana porque siempre trato de cubrirlo con su fe hacia Dios y cercana porque él sabía muy en el fondo que ella venía para atormentarle, para dictar su deseo de muerte.
Estaba tan centrado en aquellos pensamientos, en las reflexiones que nunca pudo hacer en algún instante de su soledad, hasta que escucho como unos pasos se acercaban, instintivamente el vampiro alzo la mirada pese a lo que esto significaba -¿Spencer?- pregunto con la esperanza que alguien lo hubiese escuchado y solo entonces podía reivindicar su fe en el Dios que por el momento no estaba presente como en cualquier momento de su condenada existencia.
El tiempo corría, el miedo navegaba por la venas del vampiro que antes estuvo deseoso de que la muerte y un final digno de contarse llegara hasta sus brazos, Gideon, el soldado condenado de Dios ahora solo pedía una segunda oportunidad de pronto quería encontrar confort en la vida que tanto desprecio.
La vela bailaba entre sus manos temblorosas, la llama en más de una ocasión intento apagarse dejándolo solo en la travesía desconocida a la que se había aventurado, el viento tenía miedo, aquel vampiro podía percibirlo, fluía despavorido en la dirección contraria y aunque este le aconsejaba que regresase, aquel condenado tuvo que soportar su miedo y continuar, el tenía la fe puesta en su Señor y por primera vez pensaba positivamente, se convenció a si mismo que quizás sus plegarias habían sido escuchadas y le darían su añorado final, pensó que si Jesús tuvo que sufrir mientras moría lentamente en la cruz para alcanzar la gloriosa vida eterna, él debía soportar un cáliz similar.
De pronto la cera se mantuvo firme, la mano que quedaba en libertad se cerraba mientras subía poco a poco por hasta llegar a su blanquecino y delgado cuello del que pendía la cruz de su rosario, la cual llevo a sus labios beso fervientemente -¡Spencer!- pronuncio esperando encontrarlo, después de que hubiese recorrido un gran tramo de aquel sendero silencioso y largo -¡Spencer!- exclamo más fuerte, pero todo esfuerzo fue en vano, nadie estaba allí y era momento de que Gideon aceptará que había caído en una trampa -¡Dios mío a donde me ha guiado tu sabia y sacro santa mano!- detuvo sus pasos -¿Señor porque me has abandonado?- rezo entre susurros y desconcierto.
Decidió avanzar durativamente, pero quedarse en ese punto tampoco era una opción, esa carpa era larga, extensa y de gran tamaño, la única dentro de aquel terreno baldío, supuso que con esas características, alguna salida debía haber antes de llegar al centro del camino.
Su mano libre palpaban con desesperación la tela que en ningún momento le dio la esperanza de hallar lo que tanto buscaba, sin embargo el vampiro no se deba por vencido, tanto fue su empeño que sin darse cuenta había recorrido lo poco que faltaba para llegar al punto clave del recinto donde alguna vez hubo alguna atracción extraña que llamará la atención de chicos y grandes.
Gideon también pudo sentirlo, sus melancólica mirada se poso en el costado que fue iluminado por la luz de la vela, quién había abusado de la cera que quedo vulnerable ante el fuego que la había consumido a un poco más de la mitad -¿Que es esto?- preguntó el vampiro que quedo perplejo al ver con detenimiento los espejos que se hallaban justo frente, imponentes y fríos le esperaban con ansias, querían reflejar más que simples rastros del tiempo y olvido... querían y estaban regocijantes de posesionarse de su figura para descomponer la simetría de su escueta silueta -Pero que...- ni siquiera era lo suficientemente capaz para articular las palabras que le venían a la cabeza, esta vez Dios no figuraba en ellas, el vampiro odiaba con toda su fuerza aquellos lugares donde podía reflejarse, fuera levemente o marcadamente, era según su idea ver como el demonio se había aprovechado de las circunstancias, era recordar su pasado, era todo el cumulo de tragedias que le dieron forma al Stark que es hoy en día.
-No, no, no- dijo ahogadamente y respirando con dificultad, intento retroceder pero solo se topo con un espejo más grande -¡No!- exclamo mientras veía el reflejo con los ojos llenos de lágrimas que poco a poco se escapaban y resbalaban por las mejillas de intensa temperatura como el invierno -¡No, sáquenme de aquí, por favor, sáquenme de aquí!- cerro los puños, la fuerza que le sobraba se había refugiado en estos, dejando desequilibradas a sus rodillas que cayeron instantáneamente al piso -¡Por favor sáquenme de aquí, Spencer, Mordred... alguien!- toda cordura volvió a fugarse entre los huecos de cada espejo, Gideon se había vuelto demente, aunque no en el sentido que le hubiera dado la llave hacia su libertad -Yo... yo- su voz debilitada intentaba gritar, el vampiro ya no podía era la sensación de ahogarse sin que el agua estuviera presente -Yo... no puedo verme en los... en los espejos- sus sollozos comenzaron a formar parte del lugar, era extraño después de que por aquellos lares seguramente hubo risas, al menos así lo pensaba Gideon, quién llorar se había quedado como la sensación tan distante y cercana a la vez, lejana porque siempre trato de cubrirlo con su fe hacia Dios y cercana porque él sabía muy en el fondo que ella venía para atormentarle, para dictar su deseo de muerte.
Estaba tan centrado en aquellos pensamientos, en las reflexiones que nunca pudo hacer en algún instante de su soledad, hasta que escucho como unos pasos se acercaban, instintivamente el vampiro alzo la mirada pese a lo que esto significaba -¿Spencer?- pregunto con la esperanza que alguien lo hubiese escuchado y solo entonces podía reivindicar su fe en el Dios que por el momento no estaba presente como en cualquier momento de su condenada existencia.
Gideon Stark- Condenado/Vampiro/Clase Alta
- Mensajes : 91
Fecha de inscripción : 05/05/2012
Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
Metamorfosis
El último destino se hallaba frente a los ojos del payaso, esta vez no se tomaría la molestia por mostrar su rostro, hablaría justo detrás de los enormes espejos que se hallaban dentro de la más extensa de las carpas, Nigma lo hizo adrede, sabía que la última víctima odiaba los espejos, odiaba su propia imagen, se odiaba así mismo.
Ese era el gran misterio del hombre que vestía ropajes coloridos, saber con exactitud en qué trampa caería cada persona... ¿Inteligente ó vidente?... en realidad solo usaba lo que él llamaba la ciencia de la probabilidad, un poder del que no se necesita ser un inmortal para desarrollarlo.
El lugar lo conocía bastante bien, el accidente en su rostro, en la comisura de sus labios, su propia locura y el asesinato de su familia, no era la única tragedia que rodeaba el pasado del científico excéntrico que alguna vez fue, allí en ese lugar aconteció algo más pero solo él, Nigma Riddler lo sabe.
Con placer observo al vampiro asustado, una vez que se adentro y se oculto detrás de cada espejo, cambiaba de uno a otro con pasos sigilosos, sabía hacerlo bien, Gideon Stark no la había percibido hasta que por accidente piso parte de esos metales que mantenían en pie cada espejo que en sus adentros tenía una forma distinta de ver el mundo.
Escucho por última vez la voz del vampiro pronunciando el nombre de aquel que visito primero y le tenía secuestrado -No- finalmente respondió -Yo soy... el amo de todos estos ojos que te observan- se movía de un lado a otro, dando vueltas al lugar donde todo era un circulo de cristal - ¿Sabes?, tenía la certeza de que vendrías a este lugar a visitarme, si hacía demasiado bien el proselitismo- su voz poseía cierto tinte oscuro, discreto, serio, demasiado amenazante para decir que vendría de un ser normal, cualquiera juraría que es el rugido de una bestia a punto de morder y matar -Tus amigos han desaparecido ¿No es así?, sinceramente opino que las desapariciones son un truco de magia- suspiro -Para mí eso pinta bastante especial esta velada ¿No lo crees Gideon?-.
Detrás del espejo una sonrisa parecía dibujarse cada vez con más rigor, la mirada macabra se perdía analizando el movimiento de su victima... los ojos verdes de Nigma emitían un brillo especial cada vez que el terror era percibido por su olfato y por el sonido de la voz, de la respiración del que se hallaba de rodillas en el piso - ¿Te sientes perdido?- observo el reflejo de la figura del vampiro en sus diferentes formas -Ah... ¿Los espejos te molestan?.... ¿Tienes el complejo de Dracula? je, je, je, je ¡JA, JA, JA, JA!- la risa estridente provoco que los cristales vibraran levemente, Gideon retrocedió con semejante efecto inexplicable -Te ves un poco débil, como un bebé que ansia su osito de felpa, como un perro abandonado, como pedazo de nada que no para de llorar- dijo falsamente compasivo -¿Y en donde está tu salvador ahora? ¿Porque no baja de los cielos a rescatarte?- nuevamente sus pasos comenzaron la marcha, para que de esa manera fuera imposible ubicarle, deseaba atormentarlo, y de cierta manera era el único con el que realmente Nigma se estaba riendo por dentro.
-Piensa Gideon ¿ya te has sentido así antes?.... ¿en qué espejo ubicas esa carencia de espiritú?... porque es por eso que les odias, porque está dentro de tu piel, ellos pueden ver que debajo de tu máscara de fe se esconde un hombre débil, esperando a un Dios que lo salve... porque el verdadero Gideon no tiene la fuerza de voluntad para salvarse a sí mismo- entre risas que de poco se alejaba para dejar razonar al vampiro derrotado ante las palabras que habían herido más que los golpes o que cualquier arma fabricada para su destrucción -¡Yo arrancare tu máscara y la de todos!, con estos ojos de cristal, con los que son físicamente míos, los desnudaré al grado que todos sus secretos serán revelados, pero al final me lo agradecerán y yo podré demostrar lo que por el ego nato del humano, del vampiro, del licántropo, de cualquier criatura no puede ni se atreve a ver- con risas la voz se fue apagando y las carcajadas se fueron alejando hasta que solo quedo el condenado acompañado de la vela y la vista fija en uno de los reflejos que al parecer algo tenía que ver con lo que el payaso menciono.
"... Esa penetrante mirada ha estudiado el ojo humano, el ojo ajeno, lo conoce y sabe de qué manera en él se manifiestan los miedos de su amo...
El ha planeado con esto, seis movimientos que revelaran los motivos de su complejo proceder, sin embargo hay quince variantes de cada uno, ¿buena o mala será la suerte de cada víctima?... eso solo los ojos del que lleva por delante la partida lo saben..."
El ha planeado con esto, seis movimientos que revelaran los motivos de su complejo proceder, sin embargo hay quince variantes de cada uno, ¿buena o mala será la suerte de cada víctima?... eso solo los ojos del que lleva por delante la partida lo saben..."
El último destino se hallaba frente a los ojos del payaso, esta vez no se tomaría la molestia por mostrar su rostro, hablaría justo detrás de los enormes espejos que se hallaban dentro de la más extensa de las carpas, Nigma lo hizo adrede, sabía que la última víctima odiaba los espejos, odiaba su propia imagen, se odiaba así mismo.
Ese era el gran misterio del hombre que vestía ropajes coloridos, saber con exactitud en qué trampa caería cada persona... ¿Inteligente ó vidente?... en realidad solo usaba lo que él llamaba la ciencia de la probabilidad, un poder del que no se necesita ser un inmortal para desarrollarlo.
El lugar lo conocía bastante bien, el accidente en su rostro, en la comisura de sus labios, su propia locura y el asesinato de su familia, no era la única tragedia que rodeaba el pasado del científico excéntrico que alguna vez fue, allí en ese lugar aconteció algo más pero solo él, Nigma Riddler lo sabe.
Con placer observo al vampiro asustado, una vez que se adentro y se oculto detrás de cada espejo, cambiaba de uno a otro con pasos sigilosos, sabía hacerlo bien, Gideon Stark no la había percibido hasta que por accidente piso parte de esos metales que mantenían en pie cada espejo que en sus adentros tenía una forma distinta de ver el mundo.
Escucho por última vez la voz del vampiro pronunciando el nombre de aquel que visito primero y le tenía secuestrado -No- finalmente respondió -Yo soy... el amo de todos estos ojos que te observan- se movía de un lado a otro, dando vueltas al lugar donde todo era un circulo de cristal - ¿Sabes?, tenía la certeza de que vendrías a este lugar a visitarme, si hacía demasiado bien el proselitismo- su voz poseía cierto tinte oscuro, discreto, serio, demasiado amenazante para decir que vendría de un ser normal, cualquiera juraría que es el rugido de una bestia a punto de morder y matar -Tus amigos han desaparecido ¿No es así?, sinceramente opino que las desapariciones son un truco de magia- suspiro -Para mí eso pinta bastante especial esta velada ¿No lo crees Gideon?-.
Detrás del espejo una sonrisa parecía dibujarse cada vez con más rigor, la mirada macabra se perdía analizando el movimiento de su victima... los ojos verdes de Nigma emitían un brillo especial cada vez que el terror era percibido por su olfato y por el sonido de la voz, de la respiración del que se hallaba de rodillas en el piso - ¿Te sientes perdido?- observo el reflejo de la figura del vampiro en sus diferentes formas -Ah... ¿Los espejos te molestan?.... ¿Tienes el complejo de Dracula? je, je, je, je ¡JA, JA, JA, JA!- la risa estridente provoco que los cristales vibraran levemente, Gideon retrocedió con semejante efecto inexplicable -Te ves un poco débil, como un bebé que ansia su osito de felpa, como un perro abandonado, como pedazo de nada que no para de llorar- dijo falsamente compasivo -¿Y en donde está tu salvador ahora? ¿Porque no baja de los cielos a rescatarte?- nuevamente sus pasos comenzaron la marcha, para que de esa manera fuera imposible ubicarle, deseaba atormentarlo, y de cierta manera era el único con el que realmente Nigma se estaba riendo por dentro.
-Piensa Gideon ¿ya te has sentido así antes?.... ¿en qué espejo ubicas esa carencia de espiritú?... porque es por eso que les odias, porque está dentro de tu piel, ellos pueden ver que debajo de tu máscara de fe se esconde un hombre débil, esperando a un Dios que lo salve... porque el verdadero Gideon no tiene la fuerza de voluntad para salvarse a sí mismo- entre risas que de poco se alejaba para dejar razonar al vampiro derrotado ante las palabras que habían herido más que los golpes o que cualquier arma fabricada para su destrucción -¡Yo arrancare tu máscara y la de todos!, con estos ojos de cristal, con los que son físicamente míos, los desnudaré al grado que todos sus secretos serán revelados, pero al final me lo agradecerán y yo podré demostrar lo que por el ego nato del humano, del vampiro, del licántropo, de cualquier criatura no puede ni se atreve a ver- con risas la voz se fue apagando y las carcajadas se fueron alejando hasta que solo quedo el condenado acompañado de la vela y la vista fija en uno de los reflejos que al parecer algo tenía que ver con lo que el payaso menciono.
Nigma Riddler- Vampiro Clase Alta
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