AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
Recuerdo del primer mensaje :
Había emprendido una carrera que a mis años parecia interminable... el espanto y el llanto hacían que mis piernas se movieran con mayor rápidez para alejarme de ese lugar, donde por mi, el amigo que adore como a un hermano y que cuide como un niño se había ido... había muerto...habia muerto por mi culpa -Mi culpa- pensé mientras daba un respiro en lugar incierto y desconocido, escondido tras un muro contemple como las comunidades gitanas y los más humildes se debatían a muerte con el frio de aquella miserable noche, muchos señalaban hacia el cielo donde una enorme y colosal humareda se elevaba al cielo -Allí va Jhofiel- susurre apenas audible para mi y para un perro que estaba al lado mío, con sus ojos tristes, su figura tan delgada que podían verse hasta las marcas de los huesos duros de sus costillas, el pelaje negro era lo único que brillaba en ese pobre -Será mejor que te vayas, antes que mi presencia te traiga la mala fortuna de tu muerte- adverti al animal que solo ladeaba la cabeza y alzaba las orejas al escucharme hablar -Lo sé, tu tampoco me entiendes, solo Jhofiel... pero el esta muerto ¿Sabes?, allí en medio de esa humareda navegan sus cenizas que se dirigen hacia otra costa, por mi culpa...- me puse a reflexionar, ¿Podía ser que mi extraña maldición hubiese regresado?, así como las otras mujeres de años atrás Jhofiel había muerto a causa de imaginarme en mi departamento lo peor que podría ocurrir y no solo ocurrió sino que se cumplio ¿Volvia a ser el asesino desconocido? -Allí vas amigo mío y lo peor es que ni siquiera te toque... pero te mate, viajas ante mis ojos como ejemplo de vida y sueños incompletos que yo te arranque- contemple los alrededores y me puse un momento en lugar de los otros desdichados que se peleaban por migajas robadas, por un pedazo de tela, por un rincón en la fogata, por un juguete mal hecho en el caso de los niños -Sería demasiado para ellos si me quedaba donde él me dijo... la Corte de los Milagros no es el mejor sitio para refugiarme del peligro- así que pensando en las penurías de la pobreza y el hambre, decidi marchar hacia un lugar mejor o por lo menos donde nadie tuviera que estar cerca de mi mala suerte, excepto el perro que por más que intente sacarlo del camino perdiendome entre senderos solos y unos más ocupados por las damas que le llamaba "De la vida galante".... -Bueno al menos si te mueres gracias a mí dejarás de sufrir por el hambre- continue mis pasos hasta que en los horizontes se dibujo una carpa, sin vida... empolvada, deshabitada, ubicada en las tierras del olvido -¿Que crees que sea esto mi pequeño y peludo amigo?-, mis pasos iban siendo marcados por la arena y en suciados por la escencia de los colchones de las patas del canino, a mi mente venía Jhofiel, recordaba que algunas vez fuimos a una especie de circo, la primera y la última que fui con ese gitano aniñado, loco y soñador -Como desearía que estuviera perdido conmigo- declare en medio de un suspiro -No, este no es el momento de quebrantarse, por más que la tristeza viniese a mí tocando la melodía más deprimente que viniera hasta mi mente.
Preferí caminar... seguir el largo sendero olvidado, suplicando inutilmente que alguién lo tomará como albergue y cobijar un momento de la vida, unas sonrisas y se fuera en los recuerdos de otros, la brisa se llevaba los restos de carteles borrados por el tiempo, la gran carpa era de colores apenas predecibles.. amarillo y azul fueron sus vestimentas, los grillos cantaban en un esfuerzo por dar vida a este lugar, Jhofiel quién vivió a la interperie durante la mayor parte de su juventud, solía decir que donde hubiera el cantar de los insectillos nocturnos, había con certeza vida -¿Vida?, pero... ¿A que clase de loco se atrevería a vivir aquí?- me encogí en hombros y continue mi caminata hacia las partes donde los cantantes nocturnos no daban serenata, el perro continuaba a mi lado, con testa y cola seguía allí detrás mio -Por lo menos estoy con alguién- me cobije de consuelo y decidi entrar a la única carpa separada del resto de la arena del circo, en su interior todo estaba oscuro, era demasiado incierto pero no encendería fuego si es que allí lo había allí, no queria saber de ese elemento natural, no ahora, simplemente sacudi lo poco que quedaba del saco y los pantalones del traje -Vamonos, tenemos que encontrar un escodite con luz- el pequeño animal seguia mirandome -¿Que? ¡Soy exigente hasta en las peores circunstancias ¿Y?!- le dije a mi conocido amigo de cuatro patas, entonces una luz fue encendida iluminando todo el lugar, estaba construido por suelo de arena, tela arremendada y descoclorida del mismo azul y amarillo que vi afuera, quizás eso no fue lo sorprendente sino al dar la vuelta... cientos de ratas estaban muetas alrededor de una mesita vencida y si arreglar... todos tenían dos agujeros en el cuello, estaban vacías... el perro comenzó a gruñir y a ladrar desesperadamente -Una trampa- dije en voz alta... ¿Como supo el enemigo del que tanto hablaba Jhofiel que yo estaba aquí, si desaparecio de la nada -¿Quién eres?- pregunte valiente aunque por dentro el miedo a lo incierto como toda naturaleza humana me estuviese estremeciendo del interior al exterior, de pies a cabeza -¿Quién eres?- no había respuesta, entonces como todo instinto primitivo del hombre buscaba en esa carpa algo con que pudiera defenderme, para mi desgracia no había nada -Y si Jhofiel era un traidor?- me vino el pensamiento y tenía lógica, ese gitano con la mujer se quedo allí sin ver que realmente humbiera muerto o sacrificado su vida por mi o los demás -¿Mi amigo informo alguién y estuvo en el bando de los malos desde siempre, mandando alguién a espiarme y a seguirme para aniquilarme?- pase saliva rápidamente y la respiración se volvio agitada a raíz de que escuche pasos lentos y sigilosos acercandose a mí partiendo de la sombra que quedaba al frente mío -¿Quién eres?- regunte de nuevo si obtener respuesta, solo una mirada melancolica coloreada de verde aceituna se asomo calladamente.
Había emprendido una carrera que a mis años parecia interminable... el espanto y el llanto hacían que mis piernas se movieran con mayor rápidez para alejarme de ese lugar, donde por mi, el amigo que adore como a un hermano y que cuide como un niño se había ido... había muerto...habia muerto por mi culpa -Mi culpa- pensé mientras daba un respiro en lugar incierto y desconocido, escondido tras un muro contemple como las comunidades gitanas y los más humildes se debatían a muerte con el frio de aquella miserable noche, muchos señalaban hacia el cielo donde una enorme y colosal humareda se elevaba al cielo -Allí va Jhofiel- susurre apenas audible para mi y para un perro que estaba al lado mío, con sus ojos tristes, su figura tan delgada que podían verse hasta las marcas de los huesos duros de sus costillas, el pelaje negro era lo único que brillaba en ese pobre -Será mejor que te vayas, antes que mi presencia te traiga la mala fortuna de tu muerte- adverti al animal que solo ladeaba la cabeza y alzaba las orejas al escucharme hablar -Lo sé, tu tampoco me entiendes, solo Jhofiel... pero el esta muerto ¿Sabes?, allí en medio de esa humareda navegan sus cenizas que se dirigen hacia otra costa, por mi culpa...- me puse a reflexionar, ¿Podía ser que mi extraña maldición hubiese regresado?, así como las otras mujeres de años atrás Jhofiel había muerto a causa de imaginarme en mi departamento lo peor que podría ocurrir y no solo ocurrió sino que se cumplio ¿Volvia a ser el asesino desconocido? -Allí vas amigo mío y lo peor es que ni siquiera te toque... pero te mate, viajas ante mis ojos como ejemplo de vida y sueños incompletos que yo te arranque- contemple los alrededores y me puse un momento en lugar de los otros desdichados que se peleaban por migajas robadas, por un pedazo de tela, por un rincón en la fogata, por un juguete mal hecho en el caso de los niños -Sería demasiado para ellos si me quedaba donde él me dijo... la Corte de los Milagros no es el mejor sitio para refugiarme del peligro- así que pensando en las penurías de la pobreza y el hambre, decidi marchar hacia un lugar mejor o por lo menos donde nadie tuviera que estar cerca de mi mala suerte, excepto el perro que por más que intente sacarlo del camino perdiendome entre senderos solos y unos más ocupados por las damas que le llamaba "De la vida galante".... -Bueno al menos si te mueres gracias a mí dejarás de sufrir por el hambre- continue mis pasos hasta que en los horizontes se dibujo una carpa, sin vida... empolvada, deshabitada, ubicada en las tierras del olvido -¿Que crees que sea esto mi pequeño y peludo amigo?-, mis pasos iban siendo marcados por la arena y en suciados por la escencia de los colchones de las patas del canino, a mi mente venía Jhofiel, recordaba que algunas vez fuimos a una especie de circo, la primera y la última que fui con ese gitano aniñado, loco y soñador -Como desearía que estuviera perdido conmigo- declare en medio de un suspiro -No, este no es el momento de quebrantarse, por más que la tristeza viniese a mí tocando la melodía más deprimente que viniera hasta mi mente.
Preferí caminar... seguir el largo sendero olvidado, suplicando inutilmente que alguién lo tomará como albergue y cobijar un momento de la vida, unas sonrisas y se fuera en los recuerdos de otros, la brisa se llevaba los restos de carteles borrados por el tiempo, la gran carpa era de colores apenas predecibles.. amarillo y azul fueron sus vestimentas, los grillos cantaban en un esfuerzo por dar vida a este lugar, Jhofiel quién vivió a la interperie durante la mayor parte de su juventud, solía decir que donde hubiera el cantar de los insectillos nocturnos, había con certeza vida -¿Vida?, pero... ¿A que clase de loco se atrevería a vivir aquí?- me encogí en hombros y continue mi caminata hacia las partes donde los cantantes nocturnos no daban serenata, el perro continuaba a mi lado, con testa y cola seguía allí detrás mio -Por lo menos estoy con alguién- me cobije de consuelo y decidi entrar a la única carpa separada del resto de la arena del circo, en su interior todo estaba oscuro, era demasiado incierto pero no encendería fuego si es que allí lo había allí, no queria saber de ese elemento natural, no ahora, simplemente sacudi lo poco que quedaba del saco y los pantalones del traje -Vamonos, tenemos que encontrar un escodite con luz- el pequeño animal seguia mirandome -¿Que? ¡Soy exigente hasta en las peores circunstancias ¿Y?!- le dije a mi conocido amigo de cuatro patas, entonces una luz fue encendida iluminando todo el lugar, estaba construido por suelo de arena, tela arremendada y descoclorida del mismo azul y amarillo que vi afuera, quizás eso no fue lo sorprendente sino al dar la vuelta... cientos de ratas estaban muetas alrededor de una mesita vencida y si arreglar... todos tenían dos agujeros en el cuello, estaban vacías... el perro comenzó a gruñir y a ladrar desesperadamente -Una trampa- dije en voz alta... ¿Como supo el enemigo del que tanto hablaba Jhofiel que yo estaba aquí, si desaparecio de la nada -¿Quién eres?- pregunte valiente aunque por dentro el miedo a lo incierto como toda naturaleza humana me estuviese estremeciendo del interior al exterior, de pies a cabeza -¿Quién eres?- no había respuesta, entonces como todo instinto primitivo del hombre buscaba en esa carpa algo con que pudiera defenderme, para mi desgracia no había nada -Y si Jhofiel era un traidor?- me vino el pensamiento y tenía lógica, ese gitano con la mujer se quedo allí sin ver que realmente humbiera muerto o sacrificado su vida por mi o los demás -¿Mi amigo informo alguién y estuvo en el bando de los malos desde siempre, mandando alguién a espiarme y a seguirme para aniquilarme?- pase saliva rápidamente y la respiración se volvio agitada a raíz de que escuche pasos lentos y sigilosos acercandose a mí partiendo de la sombra que quedaba al frente mío -¿Quién eres?- regunte de nuevo si obtener respuesta, solo una mirada melancolica coloreada de verde aceituna se asomo calladamente.
Archibaldo de la Cruz- Humano Clase Alta
- Mensajes : 50
Fecha de inscripción : 28/10/2011
DATOS DEL PERSONAJE
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Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
Mordred permanecía pendiendo de la cuerda a la que le había condenado su captor, enfurecido, pensaba en todas aquellas cosas que el hombre le decía -¿Y si todo era verdad?- se preguntaba -¿Si realmente era un niño haciendo el trabajo de hombres?- al final de cuentas la idea no sonaba tan descabellada, siendo hijo de la legendaria Morgana y teniendo gracias a ella una infancia eterna poco sabia de la vida y ahora de buenas a primeras él se ponía la máscara de un adulto centrado y reconozco que detrás solo ocultaba tristeza y culpa por las muertes de su madre y hermana, que si importar cuanto daño le pudo haber hecho mientras vivieron juntos la quiso demasiado.
-Una máscara- susurro mientras a su cabeza volvían las palabras de su extraño secuestrador, empezó a atar cabos para mantener la mente alejada de su propia desgracia, todo tenía sentido, esa sensación de la máscara no era algo que pronto empezó a estremecerle gracias a la situación, todo eso era producto de las palabras dichas por aquel que preserva una imagen de payaso -A eso quiere llegar- susurro en tono astuto -mascaras- quedó viendo fijamente la nada, dándose cuenta del punto clave, cuando llegaron juntos a aquel sitio, los caídos habían asegurado que no ayudarían mas al enmascarado y el fe de los primeros en jurarlo pero...¿porque?, Mordred asentía, todos juzgaban todos renegaban, era como aquel pasaje bíblico donde un apóstol renegaba de Jesús tres veces por miedo, ¿A qué?, a ser juzgado, atrapado y crucificado por que en el fondo sabia que él era igual a su maestro, quizá no en santidad pero si en cientos de rasgos que le identificaban con él, al grado de ser nombrado como guardián de las puertas del cielo, se había puesto una máscara para no ser reconocido... Ellos tambien, Spencer, Gideon y el, los aliados de aquel valiente e intrépido desconocido se habían puesto una máscara desde mucho antes de ser contratados para esta misión... Si renego del cazador es porque en el fondo sabían que tenían algo en común con el... Todos tenían una máscara, la única diferencia radicaba en que aquel desconocido supo llevarla para un sabio propósito de valor... En cambio ellos la utilizaron para martirizarse más y hundirse en su propia autocompasión.
Todo ese pensaba, mientras las ganas de llorar eran reprimidas, simplemente los ojos lograban verse cristalinos, hasta que algo le hizo volver a su realidad, sonidos extraños parecidos a los que se desprenden de una riña callejera podían escucharse no muy lejos de su carpa, mas lejos y entre la confusión pareció escuchar los gritos por primera vez deciros de Spencer. Una inquietud le lleno por completo la mente distrayéndose de su reflexivo pensamiento.... Debía desatarse y ayudar a su amigo, o sus amigos si es que Gideon aun estaba con vida, por vez primera utilizaría ambas mascaras, la del hombre para soltarse de sus ataduras y la de un niño para utilizar su suspicacia... Necesita con ansias saber que sucedía afuera, donde solo se oían las risas desenfrenadas de su captor, donde demostraría de aquello en lo que acababa de caer en la cuenta, si habría de mostrarse con una máscara, seria con aquella que confinara lo que era sin ocultar nada...
-Una máscara- susurro mientras a su cabeza volvían las palabras de su extraño secuestrador, empezó a atar cabos para mantener la mente alejada de su propia desgracia, todo tenía sentido, esa sensación de la máscara no era algo que pronto empezó a estremecerle gracias a la situación, todo eso era producto de las palabras dichas por aquel que preserva una imagen de payaso -A eso quiere llegar- susurro en tono astuto -mascaras- quedó viendo fijamente la nada, dándose cuenta del punto clave, cuando llegaron juntos a aquel sitio, los caídos habían asegurado que no ayudarían mas al enmascarado y el fe de los primeros en jurarlo pero...¿porque?, Mordred asentía, todos juzgaban todos renegaban, era como aquel pasaje bíblico donde un apóstol renegaba de Jesús tres veces por miedo, ¿A qué?, a ser juzgado, atrapado y crucificado por que en el fondo sabia que él era igual a su maestro, quizá no en santidad pero si en cientos de rasgos que le identificaban con él, al grado de ser nombrado como guardián de las puertas del cielo, se había puesto una máscara para no ser reconocido... Ellos tambien, Spencer, Gideon y el, los aliados de aquel valiente e intrépido desconocido se habían puesto una máscara desde mucho antes de ser contratados para esta misión... Si renego del cazador es porque en el fondo sabían que tenían algo en común con el... Todos tenían una máscara, la única diferencia radicaba en que aquel desconocido supo llevarla para un sabio propósito de valor... En cambio ellos la utilizaron para martirizarse más y hundirse en su propia autocompasión.
Todo ese pensaba, mientras las ganas de llorar eran reprimidas, simplemente los ojos lograban verse cristalinos, hasta que algo le hizo volver a su realidad, sonidos extraños parecidos a los que se desprenden de una riña callejera podían escucharse no muy lejos de su carpa, mas lejos y entre la confusión pareció escuchar los gritos por primera vez deciros de Spencer. Una inquietud le lleno por completo la mente distrayéndose de su reflexivo pensamiento.... Debía desatarse y ayudar a su amigo, o sus amigos si es que Gideon aun estaba con vida, por vez primera utilizaría ambas mascaras, la del hombre para soltarse de sus ataduras y la de un niño para utilizar su suspicacia... Necesita con ansias saber que sucedía afuera, donde solo se oían las risas desenfrenadas de su captor, donde demostraría de aquello en lo que acababa de caer en la cuenta, si habría de mostrarse con una máscara, seria con aquella que confinara lo que era sin ocultar nada...
Mordred Le fay- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 19
Fecha de inscripción : 28/11/2012
Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
La simetría era aterradora en aquellos espejos, que sin más reflejaban de manera cruda, cruel y hostil la silueta de un hombre derrotado, de un simple hombre que de pronto toda fe y devoción estaba en tela de juicio.
Tal parecía que de su rostro le habían arrancado una máscara que todo ese tiempo, tantos siglos estuvo cargando a diestra y siniestra con tal de cubrir el monstruo que siempre fue en realidad.
El mundo se le venía encima, robándole el aire, las fuerzas para seguir soportando las amarguras de toda una existencia maldita, el cielo se caía a pedazos, todo era como pequeños cristales que iban aterrizando poco a poco en su corazón hasta dejarlo escasamente sin latidos... solo una cosa seguía teniendo la esencia de la vida, su alma... que en el fondo estaba perdida, rota ante las palabras de la misteriosa voz de los espejos, sangraba, lagrimas parecidas al cristal rozaban sus pálidas mejillas... el hombre, si es que eso era la voz tenía toda la razón, solo que no quería verlo y allí justo en sus ojos, justo en su rostro coloco una faz distinta y pura que ahora consideraba incapaz de merecerla... tenía dos nombres Dios y Fe.
Su mano recorría cada pedazo de aquel rosario extraño, intentaba rezar pero eran más los recuerdos y las palabras, la incomodidad de su reflejo que terminaba por rendirse.
Parecía un niño reconociéndose por primera vez frente al artefacto de cristal metálico, unos ojos tristes, una escuálida sombra pintada de blanco marfilado, perfecto, un completo adonis para muchas... menos para él, finalmente después de quitarse las vendas imaginarias y antiguas que cubría su rostro, pudo contemplar la piel de un asesino.
Lleno de furia se puso en pie y de uno en uno fue rompiendo los espejos con sus propias manos -¡Muéstrate!- exigía -¡Muéstrate seas quien seas cobarde!- bramaba -¡Ya no tienes donde esconderte miserable!- detuvo todo movimiento entre jadeos y gritos, que no eran otra cosa que producto de una furia contenida, de un instinto reprimido -¡Ya debes de estar contento ¿no?!- seguían sus maldiciones al aire -¡Estoy desenmascarado! ¡Me arrebataste la única máscara con la que cubría a mi ser montaraz!-finalmente cayó de rodillas, los sollozos eran tales, que si la voz hubiese regresado a contestarle muy difícilmente la hubiera escuchado.
Allí echado en el piso no hacia más que mecerse, tirando de sus cabellos como un loco más, como una persona que prefiere perder contacto con la realidad para dejar de sufrir, de llorar como lo hacía en aquellos instantes -Una máscara- pensó en voz alta y susurro entre dientes.
Para su sorpresa la voz nunca regreso en cambio sonidos extraños parecían venir de afuera justo a un lado de su carpa, parecía una guerra más sin cuartel -¡Dios mío pero que sucede!- exclamo y rasgando inútilmente las telas buscando con desesperación una salida, escucho los gritos de un Spencer diferente, esto alerto a Gideon que regreso por uno de los cristales rotos y rasgo la tela de par en par... sus ojos no podían creer lo que veían -No quiero más muertes y si la hay que sea la mía- susurro enojado y con el pedazo de espejo corrió a la bélica escena.
Tal parecía que de su rostro le habían arrancado una máscara que todo ese tiempo, tantos siglos estuvo cargando a diestra y siniestra con tal de cubrir el monstruo que siempre fue en realidad.
El mundo se le venía encima, robándole el aire, las fuerzas para seguir soportando las amarguras de toda una existencia maldita, el cielo se caía a pedazos, todo era como pequeños cristales que iban aterrizando poco a poco en su corazón hasta dejarlo escasamente sin latidos... solo una cosa seguía teniendo la esencia de la vida, su alma... que en el fondo estaba perdida, rota ante las palabras de la misteriosa voz de los espejos, sangraba, lagrimas parecidas al cristal rozaban sus pálidas mejillas... el hombre, si es que eso era la voz tenía toda la razón, solo que no quería verlo y allí justo en sus ojos, justo en su rostro coloco una faz distinta y pura que ahora consideraba incapaz de merecerla... tenía dos nombres Dios y Fe.
Su mano recorría cada pedazo de aquel rosario extraño, intentaba rezar pero eran más los recuerdos y las palabras, la incomodidad de su reflejo que terminaba por rendirse.
Parecía un niño reconociéndose por primera vez frente al artefacto de cristal metálico, unos ojos tristes, una escuálida sombra pintada de blanco marfilado, perfecto, un completo adonis para muchas... menos para él, finalmente después de quitarse las vendas imaginarias y antiguas que cubría su rostro, pudo contemplar la piel de un asesino.
Lleno de furia se puso en pie y de uno en uno fue rompiendo los espejos con sus propias manos -¡Muéstrate!- exigía -¡Muéstrate seas quien seas cobarde!- bramaba -¡Ya no tienes donde esconderte miserable!- detuvo todo movimiento entre jadeos y gritos, que no eran otra cosa que producto de una furia contenida, de un instinto reprimido -¡Ya debes de estar contento ¿no?!- seguían sus maldiciones al aire -¡Estoy desenmascarado! ¡Me arrebataste la única máscara con la que cubría a mi ser montaraz!-finalmente cayó de rodillas, los sollozos eran tales, que si la voz hubiese regresado a contestarle muy difícilmente la hubiera escuchado.
Allí echado en el piso no hacia más que mecerse, tirando de sus cabellos como un loco más, como una persona que prefiere perder contacto con la realidad para dejar de sufrir, de llorar como lo hacía en aquellos instantes -Una máscara- pensó en voz alta y susurro entre dientes.
Para su sorpresa la voz nunca regreso en cambio sonidos extraños parecían venir de afuera justo a un lado de su carpa, parecía una guerra más sin cuartel -¡Dios mío pero que sucede!- exclamo y rasgando inútilmente las telas buscando con desesperación una salida, escucho los gritos de un Spencer diferente, esto alerto a Gideon que regreso por uno de los cristales rotos y rasgo la tela de par en par... sus ojos no podían creer lo que veían -No quiero más muertes y si la hay que sea la mía- susurro enojado y con el pedazo de espejo corrió a la bélica escena.
Gideon Stark- Condenado/Vampiro/Clase Alta
- Mensajes : 91
Fecha de inscripción : 05/05/2012
Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
Tan renuente fue el comportamiento del coronel que dudaba en que hiciera algo por mí, como siempre sabía quién terminaría defendiéndome sería Turandot.
Pero mi sorpresa fue hasta los límites más inhóspitos cuando vi aunque sea una leve y fina silueta de Frank al frente mío, inspire profundamente, mi cuerpo se relajaba y cada musculo comenzaba a destensarse -Gracias, amigo- dije en un susurro estaba convencida de que Turandot haría el resto del trabajo para darle los ánimos que seguía necesitando tanto.
Al devolver mi vista al frente encontré al licántropo tendido en el suelo y preguntándose a si mismo que era lo que había ocurrido, cuantas ganas no tuve de decirle que era más que obvio, pero comprendía que la situación no era adecuada para pensar las cosas con lógica.
Dudando si acercarme o no, finalmente mis pasos por si solos me guiaron has aquel hombre, tome en mis manos unos de sus hombros y allí justo de rodillas tras su espalada solo pude decirle -Quisiera explicarte que es lo que sucedió con exactitud- tras esto el joven alzo la vista hasta intercalarla con la mía, sus ojos que servían de custodios a sus lágrimas las dejaron en completa libertad -Lo siento, solo puedo decirte que el Coronel Slade sobrevivió al siniestro aunque no en forma etérea, el me encontró a mí y a Turandot, un fantasma también, nosotros vimos todo, buscábamos a...- un nudo se apodero de mi garganta, pero sabía que mis emociones debían mantenerse en calma al menos por ahora -A Jhofiel, tenía algo muy importante que decirle ¿sabes?, el murió en el incidente pero... no pasará de esta noche que pueda decirle lo que hubiese deseado en vida-El lobo me miro extrañado, Turandot solo soltó un sollozo -Moriré esta noche y otros más de los caídos-realice una pausa -Mi misión final consistía en ser la guía de alguien que sería participe en algo grande, las cartas ya lo habían anunciado años atrás, solo que no sabía cuando sucedería con certeza- no era todo, había algo más en aquella predicción que había omitido, pero supongo que no era lo correcto, no ahora -Supongo que tú eras esa persona, pero anticipándome a los hechos, quise ayudar, un hombre esta torturando a tus compañeros, es un demente... no sé si pueda llegar a matarlos, tienes que ayudarlos, tenemos que hacerlo, si el ejercito del bien cae, París caerá también- después de eso unos sonidos extraños provinieron justo cerca de nosotros, Turandot murmuro que alguien está luchando por zafarse de sus ataduras, confiaba en mi fantasma y dejando la alerta detrás ayude al hombre extendiéndole la mano que tomo de inmediato <> murmuro otra voz a nuestras espaldas, voz que no pertenecía a ninguno de nosotros cuatro –Fue un placer haberte conocido brevemente Bongartz- un dolor en el pecho era la señal de un mal presentimiento, mi final estaba cerca –Turandot, Frank, lo mismo es para ustedes y… Turandot Cuando me muera no quiero llanto ni luto, junto a mi cruz solo quiero paz, una lágrima llora por última vez, en silencio reza una plegaria y por Dios, olvídame después- cerré los ojos lentamente, observe las estrellas mientras decía –Mi sufrimiento ha culminado- Alex, Frank y Turandot, atacaron al dueño de esa voz, nunca se dieron cuenta de que una flecha había atravesado mi cuerpo, intente avisar pero era tarde, llego mi último suspiro y con él la oscuridad de los parpados cerrados.
Pero mi sorpresa fue hasta los límites más inhóspitos cuando vi aunque sea una leve y fina silueta de Frank al frente mío, inspire profundamente, mi cuerpo se relajaba y cada musculo comenzaba a destensarse -Gracias, amigo- dije en un susurro estaba convencida de que Turandot haría el resto del trabajo para darle los ánimos que seguía necesitando tanto.
Al devolver mi vista al frente encontré al licántropo tendido en el suelo y preguntándose a si mismo que era lo que había ocurrido, cuantas ganas no tuve de decirle que era más que obvio, pero comprendía que la situación no era adecuada para pensar las cosas con lógica.
Dudando si acercarme o no, finalmente mis pasos por si solos me guiaron has aquel hombre, tome en mis manos unos de sus hombros y allí justo de rodillas tras su espalada solo pude decirle -Quisiera explicarte que es lo que sucedió con exactitud- tras esto el joven alzo la vista hasta intercalarla con la mía, sus ojos que servían de custodios a sus lágrimas las dejaron en completa libertad -Lo siento, solo puedo decirte que el Coronel Slade sobrevivió al siniestro aunque no en forma etérea, el me encontró a mí y a Turandot, un fantasma también, nosotros vimos todo, buscábamos a...- un nudo se apodero de mi garganta, pero sabía que mis emociones debían mantenerse en calma al menos por ahora -A Jhofiel, tenía algo muy importante que decirle ¿sabes?, el murió en el incidente pero... no pasará de esta noche que pueda decirle lo que hubiese deseado en vida-El lobo me miro extrañado, Turandot solo soltó un sollozo -Moriré esta noche y otros más de los caídos-realice una pausa -Mi misión final consistía en ser la guía de alguien que sería participe en algo grande, las cartas ya lo habían anunciado años atrás, solo que no sabía cuando sucedería con certeza- no era todo, había algo más en aquella predicción que había omitido, pero supongo que no era lo correcto, no ahora -Supongo que tú eras esa persona, pero anticipándome a los hechos, quise ayudar, un hombre esta torturando a tus compañeros, es un demente... no sé si pueda llegar a matarlos, tienes que ayudarlos, tenemos que hacerlo, si el ejercito del bien cae, París caerá también- después de eso unos sonidos extraños provinieron justo cerca de nosotros, Turandot murmuro que alguien está luchando por zafarse de sus ataduras, confiaba en mi fantasma y dejando la alerta detrás ayude al hombre extendiéndole la mano que tomo de inmediato <
Sarah Downey- Gitano
- Mensajes : 7
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
La calidez con la que Sarah le había agradecido aquel acto en su defensa, provoco en el interior de Frank una paz interior que nunca, ni siquiera en su vida terrenal había conocido -De nada- dijo amable, desapareciendo de en medio de las miradas de Alex y Sarah.
Sabía perfectamente que su lugar era justo detrás de la gitana y junto a Turandot que no dejaba de aplaudir la hazaña hecha prematuramente por Frank -No hice gran cosa cabo- sonrió, era la primera sonrisa después de su muerte -Un soldado siempre tiene que hacer lo que sea necesario por los suyos- propino unas cuantas palmadas a la espalda de su compañero fantasma, sonreía, sentía alivio por haber encontrado a Alex en el camino, quedo firme y recto como todo buen militar, escuchaba atento, todo lo que confesaba la joven gitana -Creo que ya no será necesaria mi intervención- pensó y lo siguiente en el discurso de la gitana, le estremeció hasta tal punto que algo igual que Turandot un suspiro advertía de que la tristeza se hizo presente -¿Lo sabías Turandot?- pregunto con un contrate de molestia y tristeza -¡Respóndeme cabo!-.
Con la voz quebrada Turandot contó algo de aquella terrible historia, cada vez el corazón del coronel se encogía más ante la pena y al imaginarse cómo sería la existencia de una persona que sabía estaba condenada a morir más pronto que cualquier mortal en la tierra.
Una confesión que quizás la gitana nunca escucho, hizo inspirar a aquel hombre de cabellos castaños, ¿Que decir en aquellos casos?, era imposible, si Frank tuvo un defecto en vida fue que jamás sociabilizaba más de la cuenta, solo hablaba lo necesario, no era de las personas que se interesara en los sentimientos de los otros, quizás esa era la razón por la que no tenía amigos, ni alguien a quién dedicarle el resto de su vida, de su alma y de su corazón.
Las ideas se formulaban y las ideas fluían en su cabeza -Yo...- finalmente una idea titubeante encontraba escape en sus labios, pero se vio interrumpida por los ruidos extraños que había a los alrededores.
Turandot dio una explicación lógica para todos menos para él, un hombre que si bien nunca estuvo en un campo de batalla, siempre estuvo en el campo de la vida, en el que debía conocer cada ruido para su propia supervivencia -Me parece que tu deducción es errónea cabo- tan pronto como dijo eso, el atacante desconocido para los caballeros hizo acto de aparición, Frank se sentía impotente, hasta que Turandot le guió con la mano hasta una carpa donde como sus poderes fantasmales les daban a basto intentaban desesperadamente sacar de la tierra un poste de madera que servía como eje de equilibrio de una carpa vacía, al ver que era por demás inútil, Frank utilizo los ruidos del enfrentamiento desatado por Alex y su atacante, tomo velocidad y sin más tomo el cuerpo de del lobo, mientras le poseía, utilizaba todas las artimañas militares que conocía del combate de cuerpo a cuerpo, sin embargo no pensó que a pesar de tener ojos nuevos, seguiría con aquella ceguera, dando en su pequeña riña la desventaja.
Sabía perfectamente que su lugar era justo detrás de la gitana y junto a Turandot que no dejaba de aplaudir la hazaña hecha prematuramente por Frank -No hice gran cosa cabo- sonrió, era la primera sonrisa después de su muerte -Un soldado siempre tiene que hacer lo que sea necesario por los suyos- propino unas cuantas palmadas a la espalda de su compañero fantasma, sonreía, sentía alivio por haber encontrado a Alex en el camino, quedo firme y recto como todo buen militar, escuchaba atento, todo lo que confesaba la joven gitana -Creo que ya no será necesaria mi intervención- pensó y lo siguiente en el discurso de la gitana, le estremeció hasta tal punto que algo igual que Turandot un suspiro advertía de que la tristeza se hizo presente -¿Lo sabías Turandot?- pregunto con un contrate de molestia y tristeza -¡Respóndeme cabo!-.
Con la voz quebrada Turandot contó algo de aquella terrible historia, cada vez el corazón del coronel se encogía más ante la pena y al imaginarse cómo sería la existencia de una persona que sabía estaba condenada a morir más pronto que cualquier mortal en la tierra.
Una confesión que quizás la gitana nunca escucho, hizo inspirar a aquel hombre de cabellos castaños, ¿Que decir en aquellos casos?, era imposible, si Frank tuvo un defecto en vida fue que jamás sociabilizaba más de la cuenta, solo hablaba lo necesario, no era de las personas que se interesara en los sentimientos de los otros, quizás esa era la razón por la que no tenía amigos, ni alguien a quién dedicarle el resto de su vida, de su alma y de su corazón.
Las ideas se formulaban y las ideas fluían en su cabeza -Yo...- finalmente una idea titubeante encontraba escape en sus labios, pero se vio interrumpida por los ruidos extraños que había a los alrededores.
Turandot dio una explicación lógica para todos menos para él, un hombre que si bien nunca estuvo en un campo de batalla, siempre estuvo en el campo de la vida, en el que debía conocer cada ruido para su propia supervivencia -Me parece que tu deducción es errónea cabo- tan pronto como dijo eso, el atacante desconocido para los caballeros hizo acto de aparición, Frank se sentía impotente, hasta que Turandot le guió con la mano hasta una carpa donde como sus poderes fantasmales les daban a basto intentaban desesperadamente sacar de la tierra un poste de madera que servía como eje de equilibrio de una carpa vacía, al ver que era por demás inútil, Frank utilizo los ruidos del enfrentamiento desatado por Alex y su atacante, tomo velocidad y sin más tomo el cuerpo de del lobo, mientras le poseía, utilizaba todas las artimañas militares que conocía del combate de cuerpo a cuerpo, sin embargo no pensó que a pesar de tener ojos nuevos, seguiría con aquella ceguera, dando en su pequeña riña la desventaja.
Frank Slade- Fantasma
- Mensajes : 34
Fecha de inscripción : 26/08/2012
Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
Ya sabía perfectamente a lo que me atenía, ya sabía lo que esta noche pasaría, como siempre, como todos aquellos siglos que he pasado vagando por el mundo, la muerte volvía a arruinarme la vida, todo en mi era tristeza, pero si algo aprendes es que debes sonreír a pesar de que el mundo parezca volcarse encima de ti, es duro decirlo pero al final de cuentas ¿De qué sirve llorar?
Trataba de simular a toda costa cualquier a quebrantamiento del alma, Sarah ya me había advertido una noche antes que la predicción hecha por si misma muchos años atrás se cumpliría esta noche, por un momento y ante el siniestro del teatro pensé que allí la perdería, más no fue así, como estaba estipulado debía ser la salvación de muchos y la guía de alguien... aunque jamás me fue revelado el final de aquella profecía.
Escuchaba en silencio y sin saberlo la calidez y la amistosa manera en que el coronel parecía dirigirse esta vez me daba los ánimos que por dentro me faltaban más a mí que a él, aunque debía alabar su hazaña, no solo porque lo necesitará sino porque en verdad yo no me hubiera atrevido en mi primera noche de muerto andar apareciéndome de forma etérea en publico... seguramente sería bochornoso...
Ya sabía lo que pasaría y sin embargo escucharlo de nueva cuenta de la boca propia de Sarah, provocaba un dolor tan profundo que no pude esconder mis sollozos -No me preguntes por favor amigo- intente evadirlo, intente no responder a la pregunta del coronel y centrarme lo más que pudiera en las confesiones que la gitana, en el fondo lo hacía sin deber, pero era tan inteligente que para convencer a Licántropo rompería sus costumbres reservadas de siempre.
Como todo buen militar, Slade no dejo de insistir -¡Si lo sabía! ¿Estas contento ya?- deje la sonrisa de lado y el ceño fruncido tomo el papel protagónico de mi rostro -¡Sé que voy a perder a la mujer que amo! ¡Si ya sé que soy un fantasma y ¿qué?! ¡Siempre fui un hombre de gustos raros! ¡Cuando estaba vivo me gustaban mujeres mucho más jóvenes que yo, casi podía duplicarles la edad! ¡Ahora siendo fantasma que me gusten las mortales no es nada raro! ¡Y qué!- respondí con un poco de la furia que la crítica de la sociedad me dejo muchos años atrás -Lo siento- me disculpe, sabía que mi reacción no había sido la esperada por el coronel, ni la más factible para la situación.
De pronto el silencio se hizo de los dos y de todo el lugar pero aumento cuando ruidos ajenos a nosotros llenaron los alrededores de incertidumbre, en ese momento supuse con toda lógica, que se trataba de los intentos fallidos de los caídos por escaparse de sus ataduras.
Pero las palabras, las últimas en apariencia de Sarah me hicieron sospechar que toda deducción era errónea, el miedo me invadió cuando nuestro agresor estuvo justo al frente, en ese momento no fui dueño de mi y conduje a Frank hacia el poste que servía como sostén de una de las carpas deshabitadas. todos los intentos en los dos eran inútiles, hasta que Frank se arrojo contra el cuerpo del licántropo, tomándole en posesión, mientras tanto yo buscaba a Sarah con la mirada y allí estaba la pequeña, indefensa... y dormida para siempre, el llanto se apodero de mí y me convirtió en un espectador, no podía hacer nada, mis manos, mi cuerpo, todo mi ser quedo enraizado en las tierras y más cuando le vi a él... era hombre o quizás mujer, estaba ataviado con un hábito que le cubría de pies a cabeza, no pude ver su rostro pero si un arco en sus manos, el arco que mató a mi pobre Sarah.
En un impulso trate de avisarle a Slade que no estábamos solos, señale el lugar donde lo había visto pero era tarde ya no había nadie, el coronel se distrajo y aquel infame le tiro al piso y después le sostuvo del cuello, la sofocación fue tal... que pronto Frank salió expulsado....Alex era su víctima ahora.
Trataba de simular a toda costa cualquier a quebrantamiento del alma, Sarah ya me había advertido una noche antes que la predicción hecha por si misma muchos años atrás se cumpliría esta noche, por un momento y ante el siniestro del teatro pensé que allí la perdería, más no fue así, como estaba estipulado debía ser la salvación de muchos y la guía de alguien... aunque jamás me fue revelado el final de aquella profecía.
Escuchaba en silencio y sin saberlo la calidez y la amistosa manera en que el coronel parecía dirigirse esta vez me daba los ánimos que por dentro me faltaban más a mí que a él, aunque debía alabar su hazaña, no solo porque lo necesitará sino porque en verdad yo no me hubiera atrevido en mi primera noche de muerto andar apareciéndome de forma etérea en publico... seguramente sería bochornoso...
Ya sabía lo que pasaría y sin embargo escucharlo de nueva cuenta de la boca propia de Sarah, provocaba un dolor tan profundo que no pude esconder mis sollozos -No me preguntes por favor amigo- intente evadirlo, intente no responder a la pregunta del coronel y centrarme lo más que pudiera en las confesiones que la gitana, en el fondo lo hacía sin deber, pero era tan inteligente que para convencer a Licántropo rompería sus costumbres reservadas de siempre.
Como todo buen militar, Slade no dejo de insistir -¡Si lo sabía! ¿Estas contento ya?- deje la sonrisa de lado y el ceño fruncido tomo el papel protagónico de mi rostro -¡Sé que voy a perder a la mujer que amo! ¡Si ya sé que soy un fantasma y ¿qué?! ¡Siempre fui un hombre de gustos raros! ¡Cuando estaba vivo me gustaban mujeres mucho más jóvenes que yo, casi podía duplicarles la edad! ¡Ahora siendo fantasma que me gusten las mortales no es nada raro! ¡Y qué!- respondí con un poco de la furia que la crítica de la sociedad me dejo muchos años atrás -Lo siento- me disculpe, sabía que mi reacción no había sido la esperada por el coronel, ni la más factible para la situación.
De pronto el silencio se hizo de los dos y de todo el lugar pero aumento cuando ruidos ajenos a nosotros llenaron los alrededores de incertidumbre, en ese momento supuse con toda lógica, que se trataba de los intentos fallidos de los caídos por escaparse de sus ataduras.
Pero las palabras, las últimas en apariencia de Sarah me hicieron sospechar que toda deducción era errónea, el miedo me invadió cuando nuestro agresor estuvo justo al frente, en ese momento no fui dueño de mi y conduje a Frank hacia el poste que servía como sostén de una de las carpas deshabitadas. todos los intentos en los dos eran inútiles, hasta que Frank se arrojo contra el cuerpo del licántropo, tomándole en posesión, mientras tanto yo buscaba a Sarah con la mirada y allí estaba la pequeña, indefensa... y dormida para siempre, el llanto se apodero de mí y me convirtió en un espectador, no podía hacer nada, mis manos, mi cuerpo, todo mi ser quedo enraizado en las tierras y más cuando le vi a él... era hombre o quizás mujer, estaba ataviado con un hábito que le cubría de pies a cabeza, no pude ver su rostro pero si un arco en sus manos, el arco que mató a mi pobre Sarah.
En un impulso trate de avisarle a Slade que no estábamos solos, señale el lugar donde lo había visto pero era tarde ya no había nadie, el coronel se distrajo y aquel infame le tiro al piso y después le sostuvo del cuello, la sofocación fue tal... que pronto Frank salió expulsado....Alex era su víctima ahora.
Turandot- Fantasma
- Mensajes : 14
Fecha de inscripción : 18/11/2013
Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
Todo había ocurrido tan rápido y las palabras sustanciosas de la dama, contrariaron mis sentidos cada vez más... no era fácil suponer que lo procesaría tan fácil, que creería todo cuanto la chica dijera, mi defecto es que a pesar de tener esta condición era demasiado incrédulo, y ello me había llevado a pagar muy caro el costo de mi escepticismo.
Y estar allí tendido en el piso era, uno de esos pagos, quizás si hago un recorrido rápido por los eventos pasados el no creer en la causa y mis dudas que no externaba en lo más mínimo aquella noche en la catedral me habían llevado a este lugar, a ese infierno de muerte, mal llamado teatro de París... quizás ni siquiera seria esta... esta basura.
-Quisiera creerte, pero me es imposible- dije mientras llevaba mis manos a las mejillas tratando de secar mis lagrimas con los retazos de la ropa hecha casi cenizas -Bueno- rectifique- No que me sea imposible pero si me cuesta lo que no tienes idea- negué con la cabeza en cuanto escuche el discurso de la gitana, era casi como una despedida, una pena que una mujer tan joven y bella termine de la manera tan fatal y que sobre todo tuviera que saberlo y sentirlo, supongo que esa agonía era la peor de todas.
Mi agresividad cada vez fue disminuyendo, hubiera querido ver a Frank otra vez pero el ya no hizo acto de presencia, pero si la gitana todavía estaba allí, él y su compañero lo estaban también -Lamento que supieras lo que te pasará, ojalá yo lo hubiera sabido, me hubiera servido tanto a la idea de terminar siendo un monstruo que seguramente no me dolería al verme al espejo... al sentir la soledad- suspire tan hondo que un silencio invadió aquel terreno arenoso, las carpas parecían quietas, pero como la gitana lo indicaba, solo en apariencia, en sus adentros se lideraba una batalla entre un loco que bien puede ser el cómplice del maldecido Fantasma.
De pronto los ruidos de unos pasos no alertaron, Sarah le hablaba a la nada, siempre tras su espalda, esta vez la despedida se reiteraba y se hacía especial -No diga eso, usted vivirá- le interrumpí mientras cerraba los puños fuertemente, el amenazante ser esta frente a nosotros, tan tranquilo, tan plácido, pero su voz tenebrosa, con tintes oscuros y raposos hacían denotar una cosa distinta en él.
Recordando las palabras de la dama, una a una, me fueron armando de valor y aún cuando las cortadas y el resto del cuerpo me dolía en exceso, decidí atacar sin mucho éxito, el hombre era listo y sabía defenderse, pero en la batalla el parecía divertirse, le causaba tanta gracia mis golpes fallidos y otro que lograba conectar con cualquier parte de su cuerpo, aún así se que no podría con tener mucho tiempo... me hecho algo a los ojos, me ardían y de a poco perdía los estribos de la cordura humana, quede fuera de balance y caí al piso, el golpe se sentía en las rodillas cuando hicieron contacto con el suelo, volvía ponerme en pie y logre patearlo, darle puñetazos en la cara pero mientras más subía la violencia, más parecía divertirse, eso logro que me descontrolara, mi agresor volvía a tomar el timón en la batalla, con artimañas y demás que aunados a la visión borrosa volvieron a sacarme de mi equilibrio, no podía transformarme independientemente que rechazara la idea y la posibilidad no estaba en condiciones.
De pronto no supe de mí, fue como si alguien tomara el control de mi sacándome de la escena, cuando desperté de ese extraño sueño, los puños y la punta de los pies me dolían en demasía, pero eso no fue lo sorprendente, sino que en aquel desconcierto perdí la batalla y el rival me tenía ya sujeto del cuello.
Y estar allí tendido en el piso era, uno de esos pagos, quizás si hago un recorrido rápido por los eventos pasados el no creer en la causa y mis dudas que no externaba en lo más mínimo aquella noche en la catedral me habían llevado a este lugar, a ese infierno de muerte, mal llamado teatro de París... quizás ni siquiera seria esta... esta basura.
-Quisiera creerte, pero me es imposible- dije mientras llevaba mis manos a las mejillas tratando de secar mis lagrimas con los retazos de la ropa hecha casi cenizas -Bueno- rectifique- No que me sea imposible pero si me cuesta lo que no tienes idea- negué con la cabeza en cuanto escuche el discurso de la gitana, era casi como una despedida, una pena que una mujer tan joven y bella termine de la manera tan fatal y que sobre todo tuviera que saberlo y sentirlo, supongo que esa agonía era la peor de todas.
Mi agresividad cada vez fue disminuyendo, hubiera querido ver a Frank otra vez pero el ya no hizo acto de presencia, pero si la gitana todavía estaba allí, él y su compañero lo estaban también -Lamento que supieras lo que te pasará, ojalá yo lo hubiera sabido, me hubiera servido tanto a la idea de terminar siendo un monstruo que seguramente no me dolería al verme al espejo... al sentir la soledad- suspire tan hondo que un silencio invadió aquel terreno arenoso, las carpas parecían quietas, pero como la gitana lo indicaba, solo en apariencia, en sus adentros se lideraba una batalla entre un loco que bien puede ser el cómplice del maldecido Fantasma.
De pronto los ruidos de unos pasos no alertaron, Sarah le hablaba a la nada, siempre tras su espalda, esta vez la despedida se reiteraba y se hacía especial -No diga eso, usted vivirá- le interrumpí mientras cerraba los puños fuertemente, el amenazante ser esta frente a nosotros, tan tranquilo, tan plácido, pero su voz tenebrosa, con tintes oscuros y raposos hacían denotar una cosa distinta en él.
Recordando las palabras de la dama, una a una, me fueron armando de valor y aún cuando las cortadas y el resto del cuerpo me dolía en exceso, decidí atacar sin mucho éxito, el hombre era listo y sabía defenderse, pero en la batalla el parecía divertirse, le causaba tanta gracia mis golpes fallidos y otro que lograba conectar con cualquier parte de su cuerpo, aún así se que no podría con tener mucho tiempo... me hecho algo a los ojos, me ardían y de a poco perdía los estribos de la cordura humana, quede fuera de balance y caí al piso, el golpe se sentía en las rodillas cuando hicieron contacto con el suelo, volvía ponerme en pie y logre patearlo, darle puñetazos en la cara pero mientras más subía la violencia, más parecía divertirse, eso logro que me descontrolara, mi agresor volvía a tomar el timón en la batalla, con artimañas y demás que aunados a la visión borrosa volvieron a sacarme de mi equilibrio, no podía transformarme independientemente que rechazara la idea y la posibilidad no estaba en condiciones.
De pronto no supe de mí, fue como si alguien tomara el control de mi sacándome de la escena, cuando desperté de ese extraño sueño, los puños y la punta de los pies me dolían en demasía, pero eso no fue lo sorprendente, sino que en aquel desconcierto perdí la batalla y el rival me tenía ya sujeto del cuello.
Alex Bongartz- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 30
Fecha de inscripción : 22/04/2012
Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
Nigma no recordaba cómo era que había llegado allí, tampoco sabía que había dicho o que sonidos había generado para que los intrusos escucharan su acechador andar -¿Que te sucede perro, ningún comentario ingenioso, ningún golpe astuto?- decía secamente, como si los intentos y los golpes que llegaban a rozarle la piel no fuesen de importancia, al contrario en su retorcida mente, solo provocaba placer y diversión gratuita -¿Alguna amenaza amarga o sarcástica, al estilo lobo feroz?-su risa era emitida con poca fuerza, apenas unas cuantas carcajadas eran libres a través de sus labios y sus ojos se centraban en los del licántropo que cada vez se hacía más torpe, era lo más natural, aun sus heridas estaban abiertas... -Creo que solo me falta desenmascarar al último de los caídos, ¿Quién es Alex Bongartz en realidad?... el es un hombre que se cree avergonzado de su condición, cree odiar al mundo porque nadie le advirtió del peligro...pero... ¿En verdad nadie lo hizo?- mientras interrogaba el vampiro demente detenía una a una las agresiones respondiendo con otras dejando al licántropo aun mas desvalido y por los suelos completamente débil -¿Estas seguro que nadie te aviso de los peligros que abundan por las noches?, aprende esto todo actuamos de manera inconsciente y tú no eres la perfección andando, al final tú te entregaste a los licántropos, al final... todo fue responsabilidad tuya, únicamente porque estabas arto de la cotidianidad de tu patética vida y que la trasformación a lobo nunca mejoró, en realidad solo por eso la maldices... solo por eso, pero utilizas la máscara de victima para engañarte a ti y a los demás-Riddler recordaba la manera en cómo había profundizado en la historia de cada caído y sonrió al recordar que nunca pensó que esa información le resultaría de utilidad para vengar la muerte de Dominé, con la que además de las confesiones, hubo un amor que en resumidas cuentas pudo llegar a más, sino hubiese sido por el Fantasma -La mujer que yo ame aunque fuese solo una noche compartió secretos conmigo producto de su actividad como espía, secretos que solo yo conozco, así es Alex yo lo sé todo... solo perfeccione los detalles, se que hacen por las mañanas, por las tardes, por las noches, conozco la frecuencia de sus latidos... se cada cuando parpadean, se cada cuando respiran, suspiran y por quién lo hacen... yo lo sé todo... porque siempre estoy allí, porque siempre estaré a sus espaldas, en su mente... soy el depredador perfecto- apenas su voz podía escucharse -Yo se que usan máscaras y lo que hay detrás de ellas... je je je JA JA JA JA- la risa descontrolada broto de sus labios igual que las patadas y los golpes, si algo le encantaba al científico era sentir el completo dominio de la situación -Patético ¿No?- quedo pensativo y las olas de golpes detuvieron su marcha por momentos -Pero qué diablos... ¡Me reiré de todas formas! je je je JA JA JA ¡Patético, son tan patéticos! JA JA JA JA ¡Juzgando a un tipo con máscara y ustedes tambien tienen una! ¡Eso si es para morirse de risa! je je je JA JA JA JA- entonces sus risas callaron, Alex pareció sacar fuerzas y llevarse con ello la ventaja, Nigma ya no hallaba que utilizar en su defensa, realmente era bueno en el combate, destrozo cosas a su paso, carpas, tablas, vigas...la fuerza de los licántropos era única cuando se enfurecían y Nigma lo estaba comprobando, salía arrojado por los aires y se limitaba a sonreír, el era por excelencia un masoquista nato.
Una vez más el licántropo lo tomo por el cuello con tanta fuerza que le comenzaba a faltar el aire, Nigma reía con la poca energía que le quedaba -¡Vamos Alex!- exclamo ahogadamente -¡Si fueras capaz de matarme ya lo habrías hecho y te hubieras ahorrado tantos golpes mal dados!- algo distrajo al joven, así que mientras el desviaba la mirada Nigma sacaba una navaja de plata del interior de su saco -Alex, tú no eres asi pero yo...- encajo el arma con fuerza en la pierna izquierda del lobo, llevándolo al suelo y respirando entrecortadamente, despacio y con aire de victoria cogió entre sus manos las prendas del hombre, aprovechando que estaban destrozadas, las uso de tal manera que fueran cuerdas para ahorcarle lentamente -Admítanlo de una vez... son iguales que V- miro su rostro detenidamente -No sé porque siento que te hace falta algo- susurro, con rapidez y sin delicadeza, saco el arma del muslo del joven derrotado -Sonríe...- dijo siniestramente -Yo he ganado la partida- comenzó con un pequeño corte en la mejilla de su víctima, de la herida salió sangre a brotones y un alarido de dolor, para Nigma fue música que deleitaban sus sentidos, estaba a punto de proceder con la otra mejilla con alguien le tomo por sorpresa y lo tiro al suelo -Eso no tiene gracia... nada de gracia-dijo mientras se preparaba contraatacar, pese a que el había hecho una promesa de no lastimar a nadie de los caídos, Alex ya había sido el primero... Nigma no era un loco de fiar.
Una vez más el licántropo lo tomo por el cuello con tanta fuerza que le comenzaba a faltar el aire, Nigma reía con la poca energía que le quedaba -¡Vamos Alex!- exclamo ahogadamente -¡Si fueras capaz de matarme ya lo habrías hecho y te hubieras ahorrado tantos golpes mal dados!- algo distrajo al joven, así que mientras el desviaba la mirada Nigma sacaba una navaja de plata del interior de su saco -Alex, tú no eres asi pero yo...- encajo el arma con fuerza en la pierna izquierda del lobo, llevándolo al suelo y respirando entrecortadamente, despacio y con aire de victoria cogió entre sus manos las prendas del hombre, aprovechando que estaban destrozadas, las uso de tal manera que fueran cuerdas para ahorcarle lentamente -Admítanlo de una vez... son iguales que V- miro su rostro detenidamente -No sé porque siento que te hace falta algo- susurro, con rapidez y sin delicadeza, saco el arma del muslo del joven derrotado -Sonríe...- dijo siniestramente -Yo he ganado la partida- comenzó con un pequeño corte en la mejilla de su víctima, de la herida salió sangre a brotones y un alarido de dolor, para Nigma fue música que deleitaban sus sentidos, estaba a punto de proceder con la otra mejilla con alguien le tomo por sorpresa y lo tiro al suelo -Eso no tiene gracia... nada de gracia-dijo mientras se preparaba contraatacar, pese a que el había hecho una promesa de no lastimar a nadie de los caídos, Alex ya había sido el primero... Nigma no era un loco de fiar.
Nigma Riddler- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 74
Fecha de inscripción : 27/04/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
Gideon corrió presurosamente a la escena, toda su mente estaba invadida de preguntas sin respuesta, no pudo negar que ver a licántropo vivo y peleando le daba una suma satisfacción y por ello no dejaría que el miserable que cortaba su piel terminara matándolo.
Con el pedazo del viejo espejo que rompió en la carpa donde estaba cautivo, se abalanzo sin pensar en las consecuencias de sus actos, ni siquiera en los peligros a los que pudiera estar expuesto frente su adversario, Gideon ya no era el mismo, su máscara había caído al piso y al igual que el espejo quedo hecha en mil añicos durante el trayecto.
El inquisidor estaba furioso, cada punción de coraje reprimido durante siglos salía por cada poro de su blanquecina y mortecina piel, por esos ojos que sin más se convirtieron en la mirada de una bestia que deseaba arrancar cabezas.
Sabía que ese ser era un vampiro aunque trajera una vestimenta extraña y un color de piel diferente, en ese hombre todo era verde, todo era locura... Todo era un retorcido mundo donde la única ley que prevalecía era reír y matar... un verdadero psicópata potencial.
-¡Eres un maldito desequilibrado!- exclamo el vampiro en cuanto pudo recordar donde escucho aquella oscura y ronca voz que se le hacía familiar -¡Bastardo demente y enfermo!- gritaba cada vez con más fuerza intentando clavar el filoso pedazo de vidrio en donde fuera sin obtener éxito -¡No me importa mancharme las manos de sangre con alguien como tú! ¡Destruiste lo único pulcro en lo que creía!... espejos, tu horrorosa voz y tu risa macabra terminaron por destruirme y sin una máscara en el rostro... ¡Ya no tengo ningún límite!- con impulso y un pequeño temblor en el puño que tomaba con fuerza aquel pedazo de cristal se disponía a clavarlo cuando un disparo se escucho abrirse paso en el aire.
Gideon entro en razón tirando el espejo lejos de los dos, se percato que estaba encima de ese extraño hombre que no dejaba de reír, lo mantenía sujeto con una mano y la otra sangraba debido a la fuerza con la que tomo el arma minutos antes, su respiración era entrecortada y una sensación de angustia y culpa comenzó a consumirle por dentro, finalmente el ceño fruncido se relajo a tal punto que su mirada compasiva había regresado mágicamente… al desviar la mirada el espejo reflejaba uno de sus ojos que estaban llenos de agua cautiva –No seré como tú- dijo al final apartándose de él -Sí quizás tengas razón, en el fondo somos iguales que el cazador, una máscara nos detiene, la máscara que nos hace intermedios entre ángeles y demonios- dijo en voz baja, sin siquiera desviar la mirada de sus ojos verdes, simplemente se limito a ponerse de pie y ponerse a un lado para no ser obstáculo entre él y la pistola que le apuntaba decididamente.
Con el pedazo del viejo espejo que rompió en la carpa donde estaba cautivo, se abalanzo sin pensar en las consecuencias de sus actos, ni siquiera en los peligros a los que pudiera estar expuesto frente su adversario, Gideon ya no era el mismo, su máscara había caído al piso y al igual que el espejo quedo hecha en mil añicos durante el trayecto.
El inquisidor estaba furioso, cada punción de coraje reprimido durante siglos salía por cada poro de su blanquecina y mortecina piel, por esos ojos que sin más se convirtieron en la mirada de una bestia que deseaba arrancar cabezas.
Sabía que ese ser era un vampiro aunque trajera una vestimenta extraña y un color de piel diferente, en ese hombre todo era verde, todo era locura... Todo era un retorcido mundo donde la única ley que prevalecía era reír y matar... un verdadero psicópata potencial.
-¡Eres un maldito desequilibrado!- exclamo el vampiro en cuanto pudo recordar donde escucho aquella oscura y ronca voz que se le hacía familiar -¡Bastardo demente y enfermo!- gritaba cada vez con más fuerza intentando clavar el filoso pedazo de vidrio en donde fuera sin obtener éxito -¡No me importa mancharme las manos de sangre con alguien como tú! ¡Destruiste lo único pulcro en lo que creía!... espejos, tu horrorosa voz y tu risa macabra terminaron por destruirme y sin una máscara en el rostro... ¡Ya no tengo ningún límite!- con impulso y un pequeño temblor en el puño que tomaba con fuerza aquel pedazo de cristal se disponía a clavarlo cuando un disparo se escucho abrirse paso en el aire.
Gideon entro en razón tirando el espejo lejos de los dos, se percato que estaba encima de ese extraño hombre que no dejaba de reír, lo mantenía sujeto con una mano y la otra sangraba debido a la fuerza con la que tomo el arma minutos antes, su respiración era entrecortada y una sensación de angustia y culpa comenzó a consumirle por dentro, finalmente el ceño fruncido se relajo a tal punto que su mirada compasiva había regresado mágicamente… al desviar la mirada el espejo reflejaba uno de sus ojos que estaban llenos de agua cautiva –No seré como tú- dijo al final apartándose de él -Sí quizás tengas razón, en el fondo somos iguales que el cazador, una máscara nos detiene, la máscara que nos hace intermedios entre ángeles y demonios- dijo en voz baja, sin siquiera desviar la mirada de sus ojos verdes, simplemente se limito a ponerse de pie y ponerse a un lado para no ser obstáculo entre él y la pistola que le apuntaba decididamente.
Gideon Stark- Condenado/Vampiro/Clase Alta
- Mensajes : 91
Fecha de inscripción : 05/05/2012
Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
No supe si quiera como fue que logre zafarme de todas aquellas cuerdas, estaba tan nervioso y contrariado que no sabía que actos estaba ejecutando... solo sentía el escalofrió recorrer mi cuerpo mientras recordaba de uno en uno aquellos episodios de mi vida que creía había dejado cerrados, en ese momento supe que toda mi vida me puse un antifaz, una máscara, como siempre es más fácil para mi negar que aceptar que sucedió, el problema radica cuando llevas tanto silencio por dentro que te persigue y no te deja conseguir paz.
La nostalgia me invadía, mi madre en el psiquiátrico, viendo el ventanal de ese enorme hospicio, mi trabajo en Londres, la pesadilla con aquel enfermo de Tobías, el encuentro con la joven de la biblioteca... mis noches en vela, ahora todas esas piezas debían ser ajustadas a la nueva máscara que portaría, aunque jamás eso rompería con mi inocencia o al menos la poca que me quedaba... ahora sabía que debía regresar a Londres pero no sin antes terminar con todo aquello, si era necesario iría tras el enmascarado que nos reunió en la torre para ofrecerle por última vez mis servicios y mi buena voluntad.
Mis muñecas dolían y ardían en aquellas pequeñas marcas rojas donde reposaron las cuerdas, el cuerpo que fue golpeado con fuerza me pasaba la factura y con los pies entumecidos salí por debajo de la carpa.
La histeria me había abandonado, supongo que con el objetivo de que pudiese sobrevivir, aquellos golpes y ruidos que me alteraron se escuchaban lejos y sus ecos resonaban en las otras carpas -¿Donde está el escritor?- busque carpa tras carpa y no lo encontré, ni él ni al vampiro que le acompañaba -¿Entonces ellos eran parte de la trampa?- me pregunte mientras el sudor frio volvía a apoderarse de mí y mis latidos parecían estar a mil revoluciones, el escalofrío parecía regresar -¡Todo fue una treta!- exclame furioso.
Intentaba calmarme y pasaba saliva con dificultad cada vez más evidente -¿Y ahora qué hago?- veía al cielo en busca de respuestas que jamás llegarían -Debo ir allá... si...- asentí -¿Un momento y si el escritor y el vampiro están matando a los otros?- me detuve en seco mientras mi mente jugaba conmigo -¡No, que tontos fuimos, tengo que advertí que...!- al correr no me percate de lo que estaba atravesándose en mi camino y caí bruscamente al suelo.
Levantándome lo más rápido que pude y verificar con que me había topado caí en la cuenta que un cuerpo fue el culpable -¿Mordred?- susurre al ver su mirada fija en la nada y el cuerpo boca abajo -¡¿Mordred?!- exclame más fuerte sin obtener su respuesta, quede inmóvil y frio, un rio de sangre le rodeaba, no me había percatado si quiera que al arme quede sucio con ella -Mordred... ¿Que te paso amigo?- un nudo en la garganta ya no dejo salir más, mis lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas -Quien... quien... ¿Quien te hizo esto?- interrogue y hundí mi cabeza entre mis rodillas.
Así permanecí hasta que algo toco mi mano, al levantar la vista el pequeño perro que había seguido aguardaba con una pistola en el hocico y ladraba insistentemente hacia un punto fijo, entonces sus ladridos cesaron cuando su vista quedo prendada del cuerpo, lo olfateo un poco y comenzó a aullar.
-No te preocupes Mordred- dije entre sollozos -Si fue el escritor y el vampiro los que terminaron con tu vida yo los entregare para que rindan cuentas ante las autoridades de París... debo hacer mi trabajo de nuevo- tomando el arma corrí justo detrás del perro, él parecía conocer todo el camino, antes de llegar una mujer permanecía muerta en el piso, atravesada por una flecha de lado a lado -Algo aquí no está bien- murmure y entonces ante mi aparecieron en escena Gideon y un hombre extraño… al fin a la luz de la luna había vislumbrado a mi captor… todo tenía sentido, fue una trampa ¿Para desenmascarar los demonios internos?
Gideon estaba a punto de matar al hombre, no se me ocurrió otra cosa para detenerlo que lanzar un tiro al aire, sabía que era la única manera de hacerlo entrar en razón pero al parecer conmigo nadie lo haría, estaba hirviendo en coraje al recordar que Mordred estaba muerto y la joven también, lo que me hizo pasaba a segundo termino... -¡Ahora mismo me vas a decir quiénes son tus cómplices!- exclame mientras mi mano estrujaba con fuerza el mango de la pistola -¿El fantasma te mando hacernos esto y matar a Mordred?- cuestione esperando de ese hombre una respuesta, verídica y sensata, esta vez la pistola estaba fija y lista para tirar al objetivo perverso que estaba al frente mío.
La nostalgia me invadía, mi madre en el psiquiátrico, viendo el ventanal de ese enorme hospicio, mi trabajo en Londres, la pesadilla con aquel enfermo de Tobías, el encuentro con la joven de la biblioteca... mis noches en vela, ahora todas esas piezas debían ser ajustadas a la nueva máscara que portaría, aunque jamás eso rompería con mi inocencia o al menos la poca que me quedaba... ahora sabía que debía regresar a Londres pero no sin antes terminar con todo aquello, si era necesario iría tras el enmascarado que nos reunió en la torre para ofrecerle por última vez mis servicios y mi buena voluntad.
Mis muñecas dolían y ardían en aquellas pequeñas marcas rojas donde reposaron las cuerdas, el cuerpo que fue golpeado con fuerza me pasaba la factura y con los pies entumecidos salí por debajo de la carpa.
La histeria me había abandonado, supongo que con el objetivo de que pudiese sobrevivir, aquellos golpes y ruidos que me alteraron se escuchaban lejos y sus ecos resonaban en las otras carpas -¿Donde está el escritor?- busque carpa tras carpa y no lo encontré, ni él ni al vampiro que le acompañaba -¿Entonces ellos eran parte de la trampa?- me pregunte mientras el sudor frio volvía a apoderarse de mí y mis latidos parecían estar a mil revoluciones, el escalofrío parecía regresar -¡Todo fue una treta!- exclame furioso.
Intentaba calmarme y pasaba saliva con dificultad cada vez más evidente -¿Y ahora qué hago?- veía al cielo en busca de respuestas que jamás llegarían -Debo ir allá... si...- asentí -¿Un momento y si el escritor y el vampiro están matando a los otros?- me detuve en seco mientras mi mente jugaba conmigo -¡No, que tontos fuimos, tengo que advertí que...!- al correr no me percate de lo que estaba atravesándose en mi camino y caí bruscamente al suelo.
Levantándome lo más rápido que pude y verificar con que me había topado caí en la cuenta que un cuerpo fue el culpable -¿Mordred?- susurre al ver su mirada fija en la nada y el cuerpo boca abajo -¡¿Mordred?!- exclame más fuerte sin obtener su respuesta, quede inmóvil y frio, un rio de sangre le rodeaba, no me había percatado si quiera que al arme quede sucio con ella -Mordred... ¿Que te paso amigo?- un nudo en la garganta ya no dejo salir más, mis lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas -Quien... quien... ¿Quien te hizo esto?- interrogue y hundí mi cabeza entre mis rodillas.
Así permanecí hasta que algo toco mi mano, al levantar la vista el pequeño perro que había seguido aguardaba con una pistola en el hocico y ladraba insistentemente hacia un punto fijo, entonces sus ladridos cesaron cuando su vista quedo prendada del cuerpo, lo olfateo un poco y comenzó a aullar.
-No te preocupes Mordred- dije entre sollozos -Si fue el escritor y el vampiro los que terminaron con tu vida yo los entregare para que rindan cuentas ante las autoridades de París... debo hacer mi trabajo de nuevo- tomando el arma corrí justo detrás del perro, él parecía conocer todo el camino, antes de llegar una mujer permanecía muerta en el piso, atravesada por una flecha de lado a lado -Algo aquí no está bien- murmure y entonces ante mi aparecieron en escena Gideon y un hombre extraño… al fin a la luz de la luna había vislumbrado a mi captor… todo tenía sentido, fue una trampa ¿Para desenmascarar los demonios internos?
Gideon estaba a punto de matar al hombre, no se me ocurrió otra cosa para detenerlo que lanzar un tiro al aire, sabía que era la única manera de hacerlo entrar en razón pero al parecer conmigo nadie lo haría, estaba hirviendo en coraje al recordar que Mordred estaba muerto y la joven también, lo que me hizo pasaba a segundo termino... -¡Ahora mismo me vas a decir quiénes son tus cómplices!- exclame mientras mi mano estrujaba con fuerza el mango de la pistola -¿El fantasma te mando hacernos esto y matar a Mordred?- cuestione esperando de ese hombre una respuesta, verídica y sensata, esta vez la pistola estaba fija y lista para tirar al objetivo perverso que estaba al frente mío.
Spencer Reid- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 03/03/2012
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Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
Sumido en un sueño profundo, donde el mundo tenía color y forma una voz le llamaba desesperadamente << Frank >> era lo que escuchaba repetir de aquel eco lejano que comenzó a irrumpir la paz que solo en ese delirio podía obtener.
Ahora recordaba gran parte de lo que había sucedido, de la manera tan brusca en que tomo el cuerpo del licántropo sin previo aviso, el cómo se había transformado en perro para atraer la atención de Spencer, su consentido aunque él lo negara, la culpa de haberlo llevado a las manos de ese demente caballero de cabellos verdes y la forma tan espantosa en que había acontecido su muerte.
Frank siempre anhelo su deceso, creyó que si perecía dejaría de sufrir las penurias que solo un ciego vive en esos tiempos, que la soledad se iría y que la sensación de un corazón roto y un alma enferma desaparecerían de manera definitiva, pero ese escalofrío y angustia que agitaba sus adentros le decía a pulso cuanto se había equivocado en tan solo pensar eso en vida.
La prueba era que él seguía allí, preso del miedo, sumido en una tristeza profunda, con la misma soledad de siempre y caminando en el mundo a tientas, el infierno del hombre ciego seguía latente.
Volvió a escuchar su nombre y siguiéndolo pronto regreso entre los vivos -Turandot- balbuceo -¿Que sucedió?- pregunto desorientado, tratando de ponerse en pie más no pudo por su cuenta, necesito de su compañero para lograrlo. Después el enigmático fantasma comenzó a platicarle con lujo de detalle todo cuanto acontecía, Slade no veía pero su imaginación recreaba la escena, se imaginaba a Gideon, ese hombre de instintos reprimidos atacando al hombre de la risa oscura, al tan descrito hombre de cabellos verdes -Ese cabo es peligroso- murmuro -No dejaré que se ensucie las manos ¡Es parte de mi batallón!- exclamo enérgico y con aquel entrecejo fruncido y la mirada cristalina imposibilitada a ver los paisajes pictóricos de la vida, su rebuscada mente militar debía hallar una solución -Vamos Frank, esta es tu oportunidad de consagrarte como un buen militar, estas en una guerra- pensaba dándose aliento así mismo.
Los sentidos le indicaron que alguien estaba cerca, el aroma era familiar -¡Spencer viene acá! o eso espero...- repaso la estrategia y después añadió -Turandot necesito que me sigas y me digas las coordenadas, me transformare otra vez en el mismo perro que hace unos instantes- poniendo todas sus energías en ello, logro disminuir su tamaño y cambiar el traje por un pelaje canino, aunque ya no era cambiaformas aún tenía la mínima capacidad de hacerlo y hacerse visible aunque por un tiempo muy limitado, fue esa razón por la cual se vio obligado a salir de la carpa antes de tiempo cuando toda la reunión en el circo dio comienzo.
Corriendo con sus cuatro patas lo más rápido posible y dirigido por el único que toleraba su mal genio encontró al joven Spencer no muy lejos del centro del desastre.
Las orejas puntiagudas de Slade escucharon todo y un aroma impregno su nariz húmeda, era la esencia de la muerte << Si, alguien ha muerto >> le confirmo Turandot y tras todas las características supo que era el descendiente de los Le Fay, sin soltar la pistola que le robo a Gideon de su ahora hocico, el coronel olfateo el cuerpo y aulló porque transformado como era lógico no podía llorar -No es malo soltar una lágrima de vez en cuando- se consoló así mismo en su pensamiento y dejo a los pies de Reid la pistola.
Sintiendo la tierra suelta en sus patas y corriendo el camino de vuelta, que no parecía tener fin regresaron al lugar donde sorprendentemente Spencer tomo el arma y disparo al aire, fue en ese momento en que la capacidad de Slade desapareció volviéndose humano nuevamente, un hombre muerto y fantasmagórico.
Turandot estaba aterrado y casi reclama al coronel la magnífica idea de otorgarle al joven un arma de fuego cuando le interrumpió -La ventaja que tiene un ciego es que nosotros vemos mas allá de las montañas- asintió y al percibir el silencio de su compañero añadió -Es decir nosotros no podemos ver el mundo físico pero si la forma que está compuesto, podemos ver la naturaleza del alma, el contrate y la complejidad humana, por ese se los colores de los ojos de quien tengo alrededor, como es su complexión, como es su idea interior, todos los caídos tenemos algo que ocultar, todos portando máscaras de ángeles para ocultar nuestros propios demonios-inspiro -Por eso le di el arma a Spencer, porque a pesar de todo sus demonios son más humanos que los propios humanos, Gideon puede ser peligroso si se le provoca, será el joven inglés que salve la situación, estoy seguro que el liderara a los sobrevivientes de la guerra entre las dos máscaras de la noche-.
Un silencio invadió el lugar y tras la brusquedad de los diálogos de Spencer, unos sollozos se escucharon al lado de él Turandot estaba llorando.
P.D: Publiqué esto antes de lo esperado porque esta semana tengo examenes cuatrimestrales de la universidad y estaré ausente, por si alguien gusta postear no se detenga, creo que es Turandot el que sigue.
Saludos afectuosos.
Ahora recordaba gran parte de lo que había sucedido, de la manera tan brusca en que tomo el cuerpo del licántropo sin previo aviso, el cómo se había transformado en perro para atraer la atención de Spencer, su consentido aunque él lo negara, la culpa de haberlo llevado a las manos de ese demente caballero de cabellos verdes y la forma tan espantosa en que había acontecido su muerte.
Frank siempre anhelo su deceso, creyó que si perecía dejaría de sufrir las penurias que solo un ciego vive en esos tiempos, que la soledad se iría y que la sensación de un corazón roto y un alma enferma desaparecerían de manera definitiva, pero ese escalofrío y angustia que agitaba sus adentros le decía a pulso cuanto se había equivocado en tan solo pensar eso en vida.
La prueba era que él seguía allí, preso del miedo, sumido en una tristeza profunda, con la misma soledad de siempre y caminando en el mundo a tientas, el infierno del hombre ciego seguía latente.
Volvió a escuchar su nombre y siguiéndolo pronto regreso entre los vivos -Turandot- balbuceo -¿Que sucedió?- pregunto desorientado, tratando de ponerse en pie más no pudo por su cuenta, necesito de su compañero para lograrlo. Después el enigmático fantasma comenzó a platicarle con lujo de detalle todo cuanto acontecía, Slade no veía pero su imaginación recreaba la escena, se imaginaba a Gideon, ese hombre de instintos reprimidos atacando al hombre de la risa oscura, al tan descrito hombre de cabellos verdes -Ese cabo es peligroso- murmuro -No dejaré que se ensucie las manos ¡Es parte de mi batallón!- exclamo enérgico y con aquel entrecejo fruncido y la mirada cristalina imposibilitada a ver los paisajes pictóricos de la vida, su rebuscada mente militar debía hallar una solución -Vamos Frank, esta es tu oportunidad de consagrarte como un buen militar, estas en una guerra- pensaba dándose aliento así mismo.
Los sentidos le indicaron que alguien estaba cerca, el aroma era familiar -¡Spencer viene acá! o eso espero...- repaso la estrategia y después añadió -Turandot necesito que me sigas y me digas las coordenadas, me transformare otra vez en el mismo perro que hace unos instantes- poniendo todas sus energías en ello, logro disminuir su tamaño y cambiar el traje por un pelaje canino, aunque ya no era cambiaformas aún tenía la mínima capacidad de hacerlo y hacerse visible aunque por un tiempo muy limitado, fue esa razón por la cual se vio obligado a salir de la carpa antes de tiempo cuando toda la reunión en el circo dio comienzo.
Corriendo con sus cuatro patas lo más rápido posible y dirigido por el único que toleraba su mal genio encontró al joven Spencer no muy lejos del centro del desastre.
Las orejas puntiagudas de Slade escucharon todo y un aroma impregno su nariz húmeda, era la esencia de la muerte << Si, alguien ha muerto >> le confirmo Turandot y tras todas las características supo que era el descendiente de los Le Fay, sin soltar la pistola que le robo a Gideon de su ahora hocico, el coronel olfateo el cuerpo y aulló porque transformado como era lógico no podía llorar -No es malo soltar una lágrima de vez en cuando- se consoló así mismo en su pensamiento y dejo a los pies de Reid la pistola.
Sintiendo la tierra suelta en sus patas y corriendo el camino de vuelta, que no parecía tener fin regresaron al lugar donde sorprendentemente Spencer tomo el arma y disparo al aire, fue en ese momento en que la capacidad de Slade desapareció volviéndose humano nuevamente, un hombre muerto y fantasmagórico.
Turandot estaba aterrado y casi reclama al coronel la magnífica idea de otorgarle al joven un arma de fuego cuando le interrumpió -La ventaja que tiene un ciego es que nosotros vemos mas allá de las montañas- asintió y al percibir el silencio de su compañero añadió -Es decir nosotros no podemos ver el mundo físico pero si la forma que está compuesto, podemos ver la naturaleza del alma, el contrate y la complejidad humana, por ese se los colores de los ojos de quien tengo alrededor, como es su complexión, como es su idea interior, todos los caídos tenemos algo que ocultar, todos portando máscaras de ángeles para ocultar nuestros propios demonios-inspiro -Por eso le di el arma a Spencer, porque a pesar de todo sus demonios son más humanos que los propios humanos, Gideon puede ser peligroso si se le provoca, será el joven inglés que salve la situación, estoy seguro que el liderara a los sobrevivientes de la guerra entre las dos máscaras de la noche-.
Un silencio invadió el lugar y tras la brusquedad de los diálogos de Spencer, unos sollozos se escucharon al lado de él Turandot estaba llorando.
P.D: Publiqué esto antes de lo esperado porque esta semana tengo examenes cuatrimestrales de la universidad y estaré ausente, por si alguien gusta postear no se detenga, creo que es Turandot el que sigue.
Saludos afectuosos.
Frank Slade- Fantasma
- Mensajes : 34
Fecha de inscripción : 26/08/2012
Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
-¿De verdad dejaré que Spencer le asesine?- la idea me paso por un momento, la escena se vino a mi mente y no pude pensar en más que como se sentiría después aquel pobre humano si llega a cometer semejante tontería, de por si el peso de culpas pasadas no le dejaba en paz, no le dejaba vivir ni respirar, por donde quiera destilaba dolor y esa simpleza humana que nosotros jamás volveremos a poseer.
Mis ojos estaba abiertos, atentos a cualquier cosa que sucediese o se atreviera a salir de aquella boquilla, cuyo interior era claramente incierto iluminado de un negro tan profundo como la inmensidad del cielo que nos vigilaba expectante, ese mismo cielo que nos vio la noche en el coronel, aquel joven y yo fuimos como si de viejos amigos se tratará, una noche antes de la terrible tragedia, ese día recuerdo como cual confesionario católico y apostólico los tres nos habíamos confesado de una manera que se percibía en nuestros silencios y nuestras lágrimas reprimidas el dolor de las almas que no han sido curadas, sin importar cuantos años o cuantos siglos hubieran pasado.
Un sorbo de saliva atravesó mi garganta, lentamente y de manera forzada quería limpiar ese nudo que me asfixiaba cada vez más, que me obligaba como si fuera un verdugo a rogar un poco de aire que por la tensión entre todos, era técnicamente imposible obtenerlo, mis manos guiadas por mi instinto tomaron el extraño crucifijo de mi cuello, me aferraba a él como si fuera el propio Dios, Jesús o el espiritú santo, rogaba que las tres deidades bajaran y que con poderosa mano detuvieran tanto dolor, a la muerte misma que parecía tenernos presos en una especie de pesadilla donde nadie podía despertar, la salida esta obstruida por una retorcida sonrisa, por unos cabellos y ojos verdes, era el guardián… ese misterioso vampiro.
Aún con todo aquello rondando por mi mente, tome solo un minuto más antes de intentar convencer a Spencer que matar de manera vil a ese hombre era despiadado y no propio de su naturaleza, el no era un monstruo como cualquiera de nosotros, él era el único humano en aquel desbaratado ejercito y quizás sea por ello, el elemento más importante, el único que no debe ensuciarse las manos -Spencer- le llame apenas en un susurro –No lo hagas, no eres así- sus ojos entonces perdieron de vista su objetivo, estaban fijos, sin expresión alguna en su rostro –Yo si puedo matarlo, soy un monstruo, un alma que cayó de la gracia de Dios siglos atrás, he matado tanto… mis manos están bañadas en sangre inocente, suciedad que ni siquiera el agua bendita de Notre Dame podrá quitar… si muero me iré al infierno y sé que lo tendré bien merecido, tu no… tu eres bueno, tus manchas no son de sangre, no son de vidas arrebatadas, solo son culpa, pasado que debes aprender a dejar atrás- suspire profundo, mis parpados cubriendo mis pupilas, tratando de dominar mis propias acciones, cuantas ganas tenía de matar a ese infeliz que reía pese a todo lo que decía –Spencer- volví a llamarle, tratar de regresar a ese hombre en sí, su rabia contenida parecía que pronto explotaría tras un disparo, en una bala, en un error del que se arrepentiría toda su vida –No escarbes en el pasado Spencer, enfocate en afrontar solo el presente- me atreví a caminar en su dirección, mis sentidos debían estar más alertas, ese loco podía levantarse y terminar lo que no pudo hacer en las carpas, la sangre ya estaba en el piso, Alex estaba al parecer inconsciente, recostado bocabajo, el se desgrava donde el filo había cortado la piel de su mejilla –Dámela Spencer- despejando la vista del ambos hombres en el piso, le tendí la mano, pidiéndole la pistola –Si lo quieres muerto, lo estará, pero tu…. Tu no serás el que te ensucies para que con desesperación busques después una forma de quitarte la sangre de las manos y déjame decirte algo, ese tipo de agua no existe- la desesperación me tomo preso, me sometió por fuera y me estremeció por dentro, miles de sensaciones recorrieron distintas partes de mi pálida carcasa -¡Solo dame el arma Spencer yo lo haré, no lo entiendes, no voy a permitir que hagas algo de lo que te arrepentirás después, lo que te hará como nosotros, sin ser mordido o atacado, que te conviertas en todo menos en lo que eres un humano!- entonces mi discurso y mi furia se vio interrumpida tan pronto como el hombre se empezó a reír.
Mis ojos estaba abiertos, atentos a cualquier cosa que sucediese o se atreviera a salir de aquella boquilla, cuyo interior era claramente incierto iluminado de un negro tan profundo como la inmensidad del cielo que nos vigilaba expectante, ese mismo cielo que nos vio la noche en el coronel, aquel joven y yo fuimos como si de viejos amigos se tratará, una noche antes de la terrible tragedia, ese día recuerdo como cual confesionario católico y apostólico los tres nos habíamos confesado de una manera que se percibía en nuestros silencios y nuestras lágrimas reprimidas el dolor de las almas que no han sido curadas, sin importar cuantos años o cuantos siglos hubieran pasado.
Un sorbo de saliva atravesó mi garganta, lentamente y de manera forzada quería limpiar ese nudo que me asfixiaba cada vez más, que me obligaba como si fuera un verdugo a rogar un poco de aire que por la tensión entre todos, era técnicamente imposible obtenerlo, mis manos guiadas por mi instinto tomaron el extraño crucifijo de mi cuello, me aferraba a él como si fuera el propio Dios, Jesús o el espiritú santo, rogaba que las tres deidades bajaran y que con poderosa mano detuvieran tanto dolor, a la muerte misma que parecía tenernos presos en una especie de pesadilla donde nadie podía despertar, la salida esta obstruida por una retorcida sonrisa, por unos cabellos y ojos verdes, era el guardián… ese misterioso vampiro.
Aún con todo aquello rondando por mi mente, tome solo un minuto más antes de intentar convencer a Spencer que matar de manera vil a ese hombre era despiadado y no propio de su naturaleza, el no era un monstruo como cualquiera de nosotros, él era el único humano en aquel desbaratado ejercito y quizás sea por ello, el elemento más importante, el único que no debe ensuciarse las manos -Spencer- le llame apenas en un susurro –No lo hagas, no eres así- sus ojos entonces perdieron de vista su objetivo, estaban fijos, sin expresión alguna en su rostro –Yo si puedo matarlo, soy un monstruo, un alma que cayó de la gracia de Dios siglos atrás, he matado tanto… mis manos están bañadas en sangre inocente, suciedad que ni siquiera el agua bendita de Notre Dame podrá quitar… si muero me iré al infierno y sé que lo tendré bien merecido, tu no… tu eres bueno, tus manchas no son de sangre, no son de vidas arrebatadas, solo son culpa, pasado que debes aprender a dejar atrás- suspire profundo, mis parpados cubriendo mis pupilas, tratando de dominar mis propias acciones, cuantas ganas tenía de matar a ese infeliz que reía pese a todo lo que decía –Spencer- volví a llamarle, tratar de regresar a ese hombre en sí, su rabia contenida parecía que pronto explotaría tras un disparo, en una bala, en un error del que se arrepentiría toda su vida –No escarbes en el pasado Spencer, enfocate en afrontar solo el presente- me atreví a caminar en su dirección, mis sentidos debían estar más alertas, ese loco podía levantarse y terminar lo que no pudo hacer en las carpas, la sangre ya estaba en el piso, Alex estaba al parecer inconsciente, recostado bocabajo, el se desgrava donde el filo había cortado la piel de su mejilla –Dámela Spencer- despejando la vista del ambos hombres en el piso, le tendí la mano, pidiéndole la pistola –Si lo quieres muerto, lo estará, pero tu…. Tu no serás el que te ensucies para que con desesperación busques después una forma de quitarte la sangre de las manos y déjame decirte algo, ese tipo de agua no existe- la desesperación me tomo preso, me sometió por fuera y me estremeció por dentro, miles de sensaciones recorrieron distintas partes de mi pálida carcasa -¡Solo dame el arma Spencer yo lo haré, no lo entiendes, no voy a permitir que hagas algo de lo que te arrepentirás después, lo que te hará como nosotros, sin ser mordido o atacado, que te conviertas en todo menos en lo que eres un humano!- entonces mi discurso y mi furia se vio interrumpida tan pronto como el hombre se empezó a reír.
Gideon Stark- Condenado/Vampiro/Clase Alta
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Fecha de inscripción : 05/05/2012
Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
El arma yacía en mis manos, estaba firme y recta amenazando cautelosamente el objetivo, que mientras se reía soltando carcajadas sin sentido, yo le veía furioso, retante, haciéndole frente a mi agresor, al asesino de Mordred, el quita máscaras, el destruye mentiras que nos ayudaban a mantenernos con vida, ubicados en la “realidad”, que aunque fatídica era nuestro único hogar, el único camino.
El corazón se aceleraba y mi respiración se entrecortaba, pronto tuve que hacer uso de mi boca, mis labios entreabiertos robaban el poco aire que podía percibirse en aquel recóndito lugar, olvidado y destinado a morir lentamente, envuelto entre polvo y recuerdos, como yo… era casi imposible no recordar todo lo que había vivido con mi madre, el miedo atroz a la locura o lo que cada compañero en el colegio lograba hacerme únicamente por ser un poco más inteligente, pero lo más terrible era él… ¿Por qué simplemente no dejaba de ver su perturbante mirada, es instinto que se asomaba por las pupilas de sus ojos anunciando que mi muerte se aproximaba? ¿Por qué simplemente no podía olvidar y empezar de cero? ¿Por qué siempre caía en el error de recaer en la irrealidad?, unos buenos libros y la biblioteca desierta me eran suficientes para distraer la mente.
-Ahora es mi oportunidad- me decía a mí mismo, mientras finalmente sentía mi cuerpo, cada parte de él y helarse con el fresco de la noche, podía escuchar a los animales nocturnos, a los veladores y la gente corriendo a sus casas, cobijándose del peligro que se había anunciado en el teatro de París, el teatro, la gente muerta injustamente y yo siendo policía no pude hacer absolutamente nada, el fracaso a cuestas siempre me imposibilita, me ata de ambas manos… me tortura haciéndome ver que tengo una máscara del miedo mismo que yo tengo hacia el futuro, el mirar hacia atrás.
Entonces una voz extraña me hizo regresar a mi lugar, en el momento en que estaba dispuesto a todo, le escuche y aunque no pareciera sabía que era Gideon, tratando de persuadirme para que no lo hiciera…. Culpas o pecados, lo que fuese pero algo me vaciaba el alma y me hacia tanto mal, asi que si Tobías no pagaba… yo iba a hacer algo al respecto con mi propio agresor.
Cada palabra pronunciada por el inquisidor, incrementaba mi nerviosismo que empezó de repente, mi angustia, mi ansiedad y la sugestión de una enfermedad mental que solo el cielo sabía si en un futuro las sufriría.
Negaba con la cabeza y todo lo que decía el vampiro entraba por un oido y me salía por el otro, mi paciencia, mis propios pensamientos y mis ideales me impidieron ver más allá de los recuerdos y mi dolor por ellos – ¡Basta Gideon!- seguí con el movimiento de mi cabeza -¡Será ahora o nunca!- apuntando bien para no fallar a mi objetivo cargue el arma y con la culpa quede meditabundo pero sin quitar el arma del reglón de muerte.
El corazón se aceleraba y mi respiración se entrecortaba, pronto tuve que hacer uso de mi boca, mis labios entreabiertos robaban el poco aire que podía percibirse en aquel recóndito lugar, olvidado y destinado a morir lentamente, envuelto entre polvo y recuerdos, como yo… era casi imposible no recordar todo lo que había vivido con mi madre, el miedo atroz a la locura o lo que cada compañero en el colegio lograba hacerme únicamente por ser un poco más inteligente, pero lo más terrible era él… ¿Por qué simplemente no dejaba de ver su perturbante mirada, es instinto que se asomaba por las pupilas de sus ojos anunciando que mi muerte se aproximaba? ¿Por qué simplemente no podía olvidar y empezar de cero? ¿Por qué siempre caía en el error de recaer en la irrealidad?, unos buenos libros y la biblioteca desierta me eran suficientes para distraer la mente.
-Ahora es mi oportunidad- me decía a mí mismo, mientras finalmente sentía mi cuerpo, cada parte de él y helarse con el fresco de la noche, podía escuchar a los animales nocturnos, a los veladores y la gente corriendo a sus casas, cobijándose del peligro que se había anunciado en el teatro de París, el teatro, la gente muerta injustamente y yo siendo policía no pude hacer absolutamente nada, el fracaso a cuestas siempre me imposibilita, me ata de ambas manos… me tortura haciéndome ver que tengo una máscara del miedo mismo que yo tengo hacia el futuro, el mirar hacia atrás.
Entonces una voz extraña me hizo regresar a mi lugar, en el momento en que estaba dispuesto a todo, le escuche y aunque no pareciera sabía que era Gideon, tratando de persuadirme para que no lo hiciera…. Culpas o pecados, lo que fuese pero algo me vaciaba el alma y me hacia tanto mal, asi que si Tobías no pagaba… yo iba a hacer algo al respecto con mi propio agresor.
Cada palabra pronunciada por el inquisidor, incrementaba mi nerviosismo que empezó de repente, mi angustia, mi ansiedad y la sugestión de una enfermedad mental que solo el cielo sabía si en un futuro las sufriría.
Negaba con la cabeza y todo lo que decía el vampiro entraba por un oido y me salía por el otro, mi paciencia, mis propios pensamientos y mis ideales me impidieron ver más allá de los recuerdos y mi dolor por ellos – ¡Basta Gideon!- seguí con el movimiento de mi cabeza -¡Será ahora o nunca!- apuntando bien para no fallar a mi objetivo cargue el arma y con la culpa quede meditabundo pero sin quitar el arma del reglón de muerte.
Spencer Reid- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 03/03/2012
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Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
Nigma observa divertido toda la escena, ni siquiera aparentemente vencido, en el suelo y con una pistola frente a él parecía inmutarlo, el lo sabía su posición estaba literalmente en desventaja -Vaya pero que tiernos se ven- dijo entre fuertes carcajadas -¿Acaso ustedes son pareja?- inspiro profundamente, tratando de forma inútil tranquilizarse -Déjenme darles un consejo, los mirlos con los mirlos no hacen bonita pareja- el inquisidor parecía prestarle atención pero, el, Spencer seguía con la expresión insípida de hace unos instantes, la mandíbula tensa y el ceño fruncido, la mirada fija y los ojos sin parpadear, Nigma podía sentir su respiración, podía escuchar el latir agitado de su corazón, pero el miedo, ese miedo que caracterizaba al joven se había marchado sin aviso previo, pero ¿A dónde?, el payaso lo sabía, el viejo Spencer se había ido igual que el por la puerta falsa, al limbo del pasado y al infierno de los recuerdos.
Una débiles señales de una sonrisa más amplia se estaban dibujando alrededor de las mejillas blancas de Riddler, la mirada retante se hacía cada vez más notoria, la rebuscada mente del loco solo maquilaba ideas atroces pero la promesa de vengar la muerte de su Domine y sus cicatrices del rostro le detenían de forma mágica, parecía como si una jaula estuviese separando la insignificante distancia entre ellos y él –Saben, debería asesinarlos en este instante y dejar de escuchar tonterías, ¡son unos completos amargados sin sentido del humor! je je je JA JA JA- las carcajadas discordantes fueron silenciadas por su propio dueño -¡Esto fue una estúpida broma para que se dieran cuenta de lo que no deben de ser!, para ver qué es lo que hay detrás de ustedes pero que ninguno quiere admitir… que sin máscara son monstruos, locos sin remedio, almas atormentadas esperando un milagro, un Dios, un V o un The Phantom y con la faz cubierta no son más que interferencia estática, ¡Ruido blanco que todo lo desconcentra, lo desequilibra!- exclamo con ceño fruncido, sin hacer intento alguno por levantarse del piso arenoso -¿No lo ven? Son su propio yugo y tarde o temprano, quizás en este momento en el que todos desean la muerte, es cuando están cansados de sostener su miserable farsa ante sus ojos… solo véanse y traten de imaginarse que harían de tener a un niño de diez años hecho a su imagen y semejanza, un mocoso que les mordisquea sus talones, rogando su salvación, mientras ustedes hacen el mi trabajo… el acto de un caballero retorcido y oscuro, estoy seguro que querrían darse la vuelta y huir… matarlo y dejar el cuerpo a su suerte porque un montón de gusanos vengan a devorarse lo que queda del infeliz infante, pero están parados frente a él y no lo matan, porque saben de lo que son capaces, lo dejan vivir, con la penitencia de tener que cárgalo en brazos eternamente, imposibilitándolos a realizar unas mejores maniobras y todo ¿Por qué? ¡Por su maldito sentido de responsabilidad que se entromete entre ustedes y el camino que los llevará a ser lo mejor que pueden ser!... véanme, recuerden lo que les hice, yo ya he cruzado ese camino- poco a poco su delgado y huesudo cuerpo comenzó a incorporarse lentamente, hasta alcanzar la postura recta y firme de un contrincante, de una persona que no acepta una caída, una derrota –Ustedes no dejan de empujar sus cabezas, ir a su cuello y tomar más de lo que realmente merecen, hasta que un día queden vacios, ¿No se han puesto a pensar que ese día ha llegado?, toda la sangre ya ha sido desalojada de su propia alma, sus ojos llenos de miedo, las lagrimas resbalando por sus mejillas, las quejas y los sollozos es la prueba que están muertos por dentro y vivos por fuera- sacudía con ambas manos su fino traje purpura que contrataba con el resto del lugar, la voz rasposa y varonil de Nigma pareció guardar silencio, en su lugar un profundo silencio invadió cada carpa, cada estrellas y la propia luna que se levantaba sobre sus cabezas.
Cogió el bastón con cabecilla de arlequín, por un instante o quizás por su propia demencia se le olvido completamente que permanecía amenazado por un arma frente a unos hombres heridos y completamente adoloridos –Yo no hice nada- dijo después de unos minutos –Nada que no estuviera en mi contrato, no dañe a ninguno de ustedes… bueno quizás un poco- dibujo una mueca retorcida, centrando su mirada color esmeralda en la cristalina y apenas expresiva del joven inglés –Mi misión aquí era eliminar esa estúpida responsabilidad- rápido se movió de un lugar a otro –Pero que mal anfitrión soy… deben de tener ¡Mucha hambre! o quizás ellos si-, una cuerda que pendía muy cerca de la carpa aledaña fue tirada por su mano, las telas cayeron y de inmediato un sinfín de insectos se dejaron venir –Cuando V me envió a buscarlos, sabía perfectamente que ustedes considerarían este lugar como el más apropiado, lamentablemente ya era mío desde hace casi un siglo…- agrego falsamente agobiado –Lo sé, está muy descuidado, pero hablando de máscaras, este es un gran camuflaje para un laboratorio secreto… donde las atrocidades más inimaginables en nombre de la ciencia son cometidas ¡Por mí!-comenzó a reír y a bailar alrededor, pues la suciedad y los insectos eran demasiados que nublaban la visión –Tengan cuidado- advirtió desde afuera –Estos gusanos les gusta la comida con un poco de condimento humano… la carne fresca les agrada ¡No son adorables!, fueron resultado de un accidente experimental... yo los cree- de pronto su rostro se torno serio y agrego con ojos penetrantes –Ustedes querían más suciedad sobre sus cuerpos… yo solo cumplo sus deseos je je je JA JA JA JA uju JA JA JA JA, cuando se cansen de sentir el lodo y los pequeños insectos retorciéndose sobre ustedes entenderán el objetivo de mi broma asesina-
Una débiles señales de una sonrisa más amplia se estaban dibujando alrededor de las mejillas blancas de Riddler, la mirada retante se hacía cada vez más notoria, la rebuscada mente del loco solo maquilaba ideas atroces pero la promesa de vengar la muerte de su Domine y sus cicatrices del rostro le detenían de forma mágica, parecía como si una jaula estuviese separando la insignificante distancia entre ellos y él –Saben, debería asesinarlos en este instante y dejar de escuchar tonterías, ¡son unos completos amargados sin sentido del humor! je je je JA JA JA- las carcajadas discordantes fueron silenciadas por su propio dueño -¡Esto fue una estúpida broma para que se dieran cuenta de lo que no deben de ser!, para ver qué es lo que hay detrás de ustedes pero que ninguno quiere admitir… que sin máscara son monstruos, locos sin remedio, almas atormentadas esperando un milagro, un Dios, un V o un The Phantom y con la faz cubierta no son más que interferencia estática, ¡Ruido blanco que todo lo desconcentra, lo desequilibra!- exclamo con ceño fruncido, sin hacer intento alguno por levantarse del piso arenoso -¿No lo ven? Son su propio yugo y tarde o temprano, quizás en este momento en el que todos desean la muerte, es cuando están cansados de sostener su miserable farsa ante sus ojos… solo véanse y traten de imaginarse que harían de tener a un niño de diez años hecho a su imagen y semejanza, un mocoso que les mordisquea sus talones, rogando su salvación, mientras ustedes hacen el mi trabajo… el acto de un caballero retorcido y oscuro, estoy seguro que querrían darse la vuelta y huir… matarlo y dejar el cuerpo a su suerte porque un montón de gusanos vengan a devorarse lo que queda del infeliz infante, pero están parados frente a él y no lo matan, porque saben de lo que son capaces, lo dejan vivir, con la penitencia de tener que cárgalo en brazos eternamente, imposibilitándolos a realizar unas mejores maniobras y todo ¿Por qué? ¡Por su maldito sentido de responsabilidad que se entromete entre ustedes y el camino que los llevará a ser lo mejor que pueden ser!... véanme, recuerden lo que les hice, yo ya he cruzado ese camino- poco a poco su delgado y huesudo cuerpo comenzó a incorporarse lentamente, hasta alcanzar la postura recta y firme de un contrincante, de una persona que no acepta una caída, una derrota –Ustedes no dejan de empujar sus cabezas, ir a su cuello y tomar más de lo que realmente merecen, hasta que un día queden vacios, ¿No se han puesto a pensar que ese día ha llegado?, toda la sangre ya ha sido desalojada de su propia alma, sus ojos llenos de miedo, las lagrimas resbalando por sus mejillas, las quejas y los sollozos es la prueba que están muertos por dentro y vivos por fuera- sacudía con ambas manos su fino traje purpura que contrataba con el resto del lugar, la voz rasposa y varonil de Nigma pareció guardar silencio, en su lugar un profundo silencio invadió cada carpa, cada estrellas y la propia luna que se levantaba sobre sus cabezas.
Cogió el bastón con cabecilla de arlequín, por un instante o quizás por su propia demencia se le olvido completamente que permanecía amenazado por un arma frente a unos hombres heridos y completamente adoloridos –Yo no hice nada- dijo después de unos minutos –Nada que no estuviera en mi contrato, no dañe a ninguno de ustedes… bueno quizás un poco- dibujo una mueca retorcida, centrando su mirada color esmeralda en la cristalina y apenas expresiva del joven inglés –Mi misión aquí era eliminar esa estúpida responsabilidad- rápido se movió de un lugar a otro –Pero que mal anfitrión soy… deben de tener ¡Mucha hambre! o quizás ellos si-, una cuerda que pendía muy cerca de la carpa aledaña fue tirada por su mano, las telas cayeron y de inmediato un sinfín de insectos se dejaron venir –Cuando V me envió a buscarlos, sabía perfectamente que ustedes considerarían este lugar como el más apropiado, lamentablemente ya era mío desde hace casi un siglo…- agrego falsamente agobiado –Lo sé, está muy descuidado, pero hablando de máscaras, este es un gran camuflaje para un laboratorio secreto… donde las atrocidades más inimaginables en nombre de la ciencia son cometidas ¡Por mí!-comenzó a reír y a bailar alrededor, pues la suciedad y los insectos eran demasiados que nublaban la visión –Tengan cuidado- advirtió desde afuera –Estos gusanos les gusta la comida con un poco de condimento humano… la carne fresca les agrada ¡No son adorables!, fueron resultado de un accidente experimental... yo los cree- de pronto su rostro se torno serio y agrego con ojos penetrantes –Ustedes querían más suciedad sobre sus cuerpos… yo solo cumplo sus deseos je je je JA JA JA JA uju JA JA JA JA, cuando se cansen de sentir el lodo y los pequeños insectos retorciéndose sobre ustedes entenderán el objetivo de mi broma asesina-
Nigma Riddler- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/04/2012
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Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
Mi alma llora una vez más, me he quedado solo de nuevo -¿Soledad será que algún día entre tú y yo habrá una gran amistad?- pregunto en voz alta y es el viento el que contesta, no entiendo su idioma pero si comprendo el humilde gesto de unirse a mi dolor, el cabello rojizo de Sarah es acariciado por esa mano invisible, esa bella extremidad de la naturaleza.
El nudo en mi garganta se agranda, los ojos me arden y sin más fuerzas dejaron salir las lagrimas que caían como inmensas gotas de lluvia, solo Dios sabe lo que yo sentía por esa mujer, imploro al cielo y me hinco, tratando de llamar la atención del altísimo, en silencio y con las manos juntas oraba temblorosamente, rezaba por que le regresara la vida, con toda la fe imploraba que ella volviera abrir sus hermosos ojo celestes.
-No entiendo que es la fe- dejo fluir las palabras casi en un susurro, niego con la cabeza y espero, espero un milagro, una señal de que mi plegaria ha sido escuchada pero nada llego hasta mi y sin más como las almas en penas que cuentan las leyendas empecé a sollozar, el mundo desapareció para mí y pronto ignore todo lo que acontecía, no sabía que era del coronel y en este momento era lo que menos importaba, supongo que alguien en mi lugar se enojaría por haber traído hasta las manos de la muerte a mi hermosa Sarah, pero lo cierto es que ella sabía que este era su destino final, me lo había advertido y sin embargo no estuve preparado por más esfuerzos e intentos que hice por darle entendimiento al espiritú pero este jamás lo comprendió.
Las palabras no tenían significado, no podía comprender nada de lo que Slade se refería con Spencer y todo su discurso, yo solo quería soledad, tiempo, quería verla por última vez, pero quizás y conociéndola ya había corrido a la tierra prometida en buscada de su amado Jhofiel, seguro ya era feliz y si realmente lo era yo debía serlo y continuar un tiempo más, si algo comprendí tras mi muerte es que cada día que pasa tiene un propósito en el destino, si aún no me he ido es por algo pero que y entonces exclamo -¿¡Para qué y porque!?- nadie contesta y quedo frente al cuerpo, rendido y con las rodillas hundidas en la tierra y el polvo, una mano se posa en el hombro, pero no me entusiasmo, se, por alguna extraña razón que no es ella…
P.D: Disculpen que sea demasiado corto, no estoy pasando por el mejor momento y la inspiración tarda demasiado en llegar... saludos
El nudo en mi garganta se agranda, los ojos me arden y sin más fuerzas dejaron salir las lagrimas que caían como inmensas gotas de lluvia, solo Dios sabe lo que yo sentía por esa mujer, imploro al cielo y me hinco, tratando de llamar la atención del altísimo, en silencio y con las manos juntas oraba temblorosamente, rezaba por que le regresara la vida, con toda la fe imploraba que ella volviera abrir sus hermosos ojo celestes.
-No entiendo que es la fe- dejo fluir las palabras casi en un susurro, niego con la cabeza y espero, espero un milagro, una señal de que mi plegaria ha sido escuchada pero nada llego hasta mi y sin más como las almas en penas que cuentan las leyendas empecé a sollozar, el mundo desapareció para mí y pronto ignore todo lo que acontecía, no sabía que era del coronel y en este momento era lo que menos importaba, supongo que alguien en mi lugar se enojaría por haber traído hasta las manos de la muerte a mi hermosa Sarah, pero lo cierto es que ella sabía que este era su destino final, me lo había advertido y sin embargo no estuve preparado por más esfuerzos e intentos que hice por darle entendimiento al espiritú pero este jamás lo comprendió.
Las palabras no tenían significado, no podía comprender nada de lo que Slade se refería con Spencer y todo su discurso, yo solo quería soledad, tiempo, quería verla por última vez, pero quizás y conociéndola ya había corrido a la tierra prometida en buscada de su amado Jhofiel, seguro ya era feliz y si realmente lo era yo debía serlo y continuar un tiempo más, si algo comprendí tras mi muerte es que cada día que pasa tiene un propósito en el destino, si aún no me he ido es por algo pero que y entonces exclamo -¿¡Para qué y porque!?- nadie contesta y quedo frente al cuerpo, rendido y con las rodillas hundidas en la tierra y el polvo, una mano se posa en el hombro, pero no me entusiasmo, se, por alguna extraña razón que no es ella…
P.D: Disculpen que sea demasiado corto, no estoy pasando por el mejor momento y la inspiración tarda demasiado en llegar... saludos
Turandot- Fantasma
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Fecha de inscripción : 18/11/2013
Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
Después de los reclamos hechos por su fantasmal amigo, el coronel se centro en lo que sucedía, las imágenes nítidas venían a poblar su cabeza, podía ver a Spencer, a Gideon y al infame loco que hablaba cosas, que aunque ciertas a Frank le provocaban el peor de los malestares, sentía que criticaban a su ejército, que criticaban su trabajo, pero al final no eran más que observaciones que detrás, más allá de hacer maldad, implicaban decir la verdad que ninguno de los presentes se atrevía a asumir.
Los ojos castaños de Slade venían de un lado a otro, sin tener un punto fijo o un alto permanente, simplemente la oscuridad se veía en todas partes, pero trataba de parecer lo más normal posible ante los ojos de Turandot, más de pronto logro percatarse que él había desaparecido, no más frases impertinentes, no más bromas ni chistes parecían decírsele para provocarlo adrede, el aroma a muerte le daba la pista para encontrar al hombre que yacía al lado del cuerpo sin vida de la gitana y aunque era un hombre de guerra, el coronel aunque escondido tenía su corazón y sabía que Spencer y Gideon podían a bien arreglárselas solos unos instantes, el estaba seguro de la bondad que habitaba en Reid y apostaba por ella con un augurio de que nada malo pasaría, ahora debía ir al lado del otro soldado, el caído Turandot.
Utilizando lo poco que quedaba de sus instintos de cambiaformas, pudo localizar al desolado fantasma, sus oídos habían capto los alaridos de un ser herido y con la sonrisa quebrantada por la mitad, entonces el corazón de Slade parece estrujarse, sintiendo por primera vez la culpa que no tenía la certeza si en realidad había sido suya, despacio y con pasos sigilosos se aproximo a donde Sarah fue hallada sin vida, allí en silencio se unía a la pena de Turandot y casi con profundo pesar escucho palabra a palabra lo que tanto clamaba a Dios, también escuchaba caer las lágrimas de una en una, eran gotas gruesas que parecían caer del cielo en forma de granizo, de nieve, por primera vez el coronel parecía identificado con algo, sin embargo y aunque no lograra notárselo del todo, quizás por su sentido de reserva para sí o su aparente firmeza militar, el era un hombre de sabiduría tal que solo podía provenir de un alma golpeada y azotada por la vida más de una vez, pero recompensada después de tanto dolor y demasiada preocupación.
Pudo sentir a Turandot de rodillas y allí cuidadosamente poso su mano en el hombro del fantasma, inspiro profundo y con su mirada al frente dijo –Lamento que los haya arrastrado hasta aquí, no era mi intención que ella pereciera aquí y tú te hubieses quedado solo- negó con la cabeza y la mirada permanecía al frente, sin hacer movimientos bruscos, solo parpadeos rápidos intentando limpiar la densa oscuridad de sus horizontes –La fe es algo muy complejo de explicar- continuo –Pero debes de tenerla, porque a veces por muy malo que sea el castigo o la tragedia un objetivo tiene, Dios no mueve las piezas al azar aunque lo parezca, algunos necesitamos sufrir primero para poder ayudar a los demás, otros necesitan desviarse del camino para sentir lo que es el arrepentimiento y extrañar el redil, otros nacemos sin vista o sin oídos para demostrarles a los otros que lo tienen todo que no pueden rendirse por cualquier pequeñez, los que están más fuera que dentro de esta tirana realidad es para enseñarnos que la salida falsa por mucho que se vea hermosa y fácil nos logra perder y desaprovechar de la magna bendición de la vida y los que mueren tan pronto como Sarah, para darnos muestra que nadie es para siempre y que por nuestros ideales debes en cuando debes dar hasta la vida, renunciar a lo más valioso para cumplir tu misión asignada, asi mismo los que despiertan de la locura y vuelven a ser como tú y como yo, cuerdos, es para enseñar a otros el camino que ello no pueden ver tal y como los otros lo hicieron…. Todas las respuestas, todas las señales vienen del cielo y se manifiestan en tu cabeza y en tu alma, eso es la fe…. ¿Complejo no crees?-suspira –Si aun vives, estas en el limbo entre el cielo y el infierno, quizás sea para que me ayudes…. Después de todo yo también siempre he estado solo-, extiende la mano que le queda libre, esperando que el fantasma sonría y la tome con la fe, que tanto implora y que quizás también necesite el espectral coronel.
Los ojos castaños de Slade venían de un lado a otro, sin tener un punto fijo o un alto permanente, simplemente la oscuridad se veía en todas partes, pero trataba de parecer lo más normal posible ante los ojos de Turandot, más de pronto logro percatarse que él había desaparecido, no más frases impertinentes, no más bromas ni chistes parecían decírsele para provocarlo adrede, el aroma a muerte le daba la pista para encontrar al hombre que yacía al lado del cuerpo sin vida de la gitana y aunque era un hombre de guerra, el coronel aunque escondido tenía su corazón y sabía que Spencer y Gideon podían a bien arreglárselas solos unos instantes, el estaba seguro de la bondad que habitaba en Reid y apostaba por ella con un augurio de que nada malo pasaría, ahora debía ir al lado del otro soldado, el caído Turandot.
Utilizando lo poco que quedaba de sus instintos de cambiaformas, pudo localizar al desolado fantasma, sus oídos habían capto los alaridos de un ser herido y con la sonrisa quebrantada por la mitad, entonces el corazón de Slade parece estrujarse, sintiendo por primera vez la culpa que no tenía la certeza si en realidad había sido suya, despacio y con pasos sigilosos se aproximo a donde Sarah fue hallada sin vida, allí en silencio se unía a la pena de Turandot y casi con profundo pesar escucho palabra a palabra lo que tanto clamaba a Dios, también escuchaba caer las lágrimas de una en una, eran gotas gruesas que parecían caer del cielo en forma de granizo, de nieve, por primera vez el coronel parecía identificado con algo, sin embargo y aunque no lograra notárselo del todo, quizás por su sentido de reserva para sí o su aparente firmeza militar, el era un hombre de sabiduría tal que solo podía provenir de un alma golpeada y azotada por la vida más de una vez, pero recompensada después de tanto dolor y demasiada preocupación.
Pudo sentir a Turandot de rodillas y allí cuidadosamente poso su mano en el hombro del fantasma, inspiro profundo y con su mirada al frente dijo –Lamento que los haya arrastrado hasta aquí, no era mi intención que ella pereciera aquí y tú te hubieses quedado solo- negó con la cabeza y la mirada permanecía al frente, sin hacer movimientos bruscos, solo parpadeos rápidos intentando limpiar la densa oscuridad de sus horizontes –La fe es algo muy complejo de explicar- continuo –Pero debes de tenerla, porque a veces por muy malo que sea el castigo o la tragedia un objetivo tiene, Dios no mueve las piezas al azar aunque lo parezca, algunos necesitamos sufrir primero para poder ayudar a los demás, otros necesitan desviarse del camino para sentir lo que es el arrepentimiento y extrañar el redil, otros nacemos sin vista o sin oídos para demostrarles a los otros que lo tienen todo que no pueden rendirse por cualquier pequeñez, los que están más fuera que dentro de esta tirana realidad es para enseñarnos que la salida falsa por mucho que se vea hermosa y fácil nos logra perder y desaprovechar de la magna bendición de la vida y los que mueren tan pronto como Sarah, para darnos muestra que nadie es para siempre y que por nuestros ideales debes en cuando debes dar hasta la vida, renunciar a lo más valioso para cumplir tu misión asignada, asi mismo los que despiertan de la locura y vuelven a ser como tú y como yo, cuerdos, es para enseñar a otros el camino que ello no pueden ver tal y como los otros lo hicieron…. Todas las respuestas, todas las señales vienen del cielo y se manifiestan en tu cabeza y en tu alma, eso es la fe…. ¿Complejo no crees?-suspira –Si aun vives, estas en el limbo entre el cielo y el infierno, quizás sea para que me ayudes…. Después de todo yo también siempre he estado solo-, extiende la mano que le queda libre, esperando que el fantasma sonría y la tome con la fe, que tanto implora y que quizás también necesite el espectral coronel.
Frank Slade- Fantasma
- Mensajes : 34
Fecha de inscripción : 26/08/2012
Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
Y de pronto todo me daba vueltas, una ansiedad inexplicable se volcaba sobre mi y mientras los gusanos caían, asi como del cielo que se estruja cuando los relámpagos gritan y las nubes lloran, yo recordaba en pequeñas ráfagas todos y cada uno de mis miedos… pero ese monstruo el más grande, al que cualquier ser humano puede sucumbir, el miedo a la locura se hacía presente, mi madre allí perdida en sus fantasías, mi padre huyendo de ella, abandonando su hijo a la suerte buena o mala, según Dios se condoliera… Tobías el siguiente demente en mi lista, mi amigo que tambien decidió inhibir su tormento real en el mundo imaginario que unas voces lograron crear para el… ese era todo… miedo, en mi caso el miedo a la locura misma, a ver en mi mente la historia más trágica, ya me veía, amarrado, excluido donde la vida socialmente aceptable acababa para empezar otra, un sueño para algunos, la pesadilla de todos, terminar con Van Gogh… como muchos genios y es que es tan lógico ese miedo, puede que sea egocentrismo…. O puede que no, pero la capacidad mental aquella que a veces es causa de envidias puede llevarme a ese infierno y no lo quiero, por eso me rehusó, por eso me protejo tras el engañoso miedo, al que por mi bien debo dejar… mi mente y la vida de los que aun estamos vivos ante la tempestad de esta tortuosa situación depende del valor, ese sentimiento que todos aunque en diversas presentaciones hemos perdido, más ahora sé que no para siempre.
En medio de la lluvia de los insectos, viscosos y fríos observo alrededor, con tristeza sé que Alex ha muerto, sus ojos están aún abiertos pero ya no parpadean ni siquiera se mueven al compas del dolor que consumía su alma y su cuerpo, entonces Mordred parece rogarme que no me olvide de él… imprime su recuerdo, el más trágico al encontrarle inerte y sin aliento, con los ojos abiertos y fríos que al igual que los de Alex contemplan el estrellado cielo en el que reposan sus cuerpos, un lecho indigno que se recompensa con ese universo plagado de estrellas.
Una última lluvia termina por empapar mi rostro y por un momento me siento como el niño rechazado que fui por los compañeros de su escuela, por aquella diferencia que tanto pregonaban, y entonces algo estremeció cada parte de mi cuerpo, la comprensión había caído de pronto, ya no era ese niño, hace mucho tiempo que deje de serlo al igual que la víctima del secuestro o el hijo del una mujer enferma, el amigo de una persona que está más lejos que dentro de este mundo, era otro, siempre lo fui pero tenía miedo, como cualquier persona cuya sensibilidad sea demasiado aguda, debía encontrar equilibrio entre lo que fui y lo que soy, quizás esta sea la oportunidad y sentirme en paz en el momento justo en que haga justicia por Alex, por Mordred y todos los que hayan o vayan a caer y no sé porque tengo esa sensación tan placida, ese sentimiento en que sabes que todo ha cambiado, en el momento en que sientes libertad de ti mismo, siento que no estoy solo y pienso en él, el Coronel Slade –Ayúdeme- imploro y quiebro mi ateísmo, en esta ocasión y tras todo lo que he visto pongo en tela de juicio la existencia de un cielo y de un infierno… por primera vez creo en el -¡Entendi la lección!- exclame lo más fuerte que pude –¡Y juro que ahora tomaré cartas en el asunto y cuando te atrape aclararemos todo este disparate!- suspire profundo y entonces sin reflexionar si quiera pregone –¡Ya no tengo miedo, la máscara ha caído!-
En medio de la lluvia de los insectos, viscosos y fríos observo alrededor, con tristeza sé que Alex ha muerto, sus ojos están aún abiertos pero ya no parpadean ni siquiera se mueven al compas del dolor que consumía su alma y su cuerpo, entonces Mordred parece rogarme que no me olvide de él… imprime su recuerdo, el más trágico al encontrarle inerte y sin aliento, con los ojos abiertos y fríos que al igual que los de Alex contemplan el estrellado cielo en el que reposan sus cuerpos, un lecho indigno que se recompensa con ese universo plagado de estrellas.
Una última lluvia termina por empapar mi rostro y por un momento me siento como el niño rechazado que fui por los compañeros de su escuela, por aquella diferencia que tanto pregonaban, y entonces algo estremeció cada parte de mi cuerpo, la comprensión había caído de pronto, ya no era ese niño, hace mucho tiempo que deje de serlo al igual que la víctima del secuestro o el hijo del una mujer enferma, el amigo de una persona que está más lejos que dentro de este mundo, era otro, siempre lo fui pero tenía miedo, como cualquier persona cuya sensibilidad sea demasiado aguda, debía encontrar equilibrio entre lo que fui y lo que soy, quizás esta sea la oportunidad y sentirme en paz en el momento justo en que haga justicia por Alex, por Mordred y todos los que hayan o vayan a caer y no sé porque tengo esa sensación tan placida, ese sentimiento en que sabes que todo ha cambiado, en el momento en que sientes libertad de ti mismo, siento que no estoy solo y pienso en él, el Coronel Slade –Ayúdeme- imploro y quiebro mi ateísmo, en esta ocasión y tras todo lo que he visto pongo en tela de juicio la existencia de un cielo y de un infierno… por primera vez creo en el -¡Entendi la lección!- exclame lo más fuerte que pude –¡Y juro que ahora tomaré cartas en el asunto y cuando te atrape aclararemos todo este disparate!- suspire profundo y entonces sin reflexionar si quiera pregone –¡Ya no tengo miedo, la máscara ha caído!-
Spencer Reid- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 03/03/2012
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Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
Gideon sintió morirse en el momento mismo en que los gusanos le caían en la cabeza, sentía como esos minúsculos cuerpos viscosos y fríos se retorcían entre la mata de cabellos alborotados y sucios, con sus manos los quitaba, mas todo era inútil por cada uno que despojaba de su territorio mil más ocupaban cada uno de sus cabellos, en su mente solo podía verse la imagen de la muerte misma, pudo contemplarse en un ataúd, lejos de ser un ente del infierno, teniendo una muerte como todo el que cruzaba por la tierra, por la creación del Señor, pensé que ese infinito de animalejos devoraban su carne descompuesta y de olor fétido…. Solo así era que podía estar tranquilo e inconsciente mientras todos los demás hacia alboroto, donde sus ojos no verían más que a Dios, al espíritu Santo y al maestro de maestros y Dios Hijo, Jesús.
Su vida vio pasar, el amor que sus padres le enseñaron a tener por la cruz, las fantasías que como todo niño tenía al pronunciar la oración de su santo ángel protector, la vida de un niño enamorado de sus libros, de su soledad, de la pasividad del bien, de ser el menos notable en un mundo notable, donde él sabía podía destacar, pero amaba ser anónimo, amaba ser uno más entre muchos, pero que aún asi soñaba con alcanzar la gracia entre los hombres y entre Dios.
Tal y como los espejos de la carpa, aquella imagen y otras tantas se quebraron dando los por menores de vidrios que, cuyo filo ya habían matado a Gideon de nuevo, habían roto de un tajo cual tijeras los recuerdos de una infancia abruptamente interrumpida por la maldad encarnada en un cuerpo como el suyo, recordó que después de la trágica noche y deambulando sin rumbo fijo por la noche y sin saber en qué se había convertido, mato a su primera víctima…. No quería ni siquiera recordar a la inocente mujer que mato, la que emano una de las tantas gotas de sangre que mancharían su alma pura, alma que aún después de siglos sigue ahogándose en medio del mar carmesí contenido en un cuerpo delgado, frio y sin rastro de felicidad, Gideon era infeliz y sufría horrores cada noche en silencio, solo Dios sabe cuánto es lo que ha llorado.
Y ahora se preguntaba ¿cual era la verdadera utilidad que le daba al crucifijo de extraña estampa que pendía de su cuello, cual era en realidad el verdadero motivo por el que aún servía a la inquisición, realmente era por amor a Dios o solo era una máscara para renegar de su oscuro origen, ese eterno verdugo? Entonces abrió los ojos y todos los sentidos, el melancólico vampiro había regresado del limbo entre el pasado y su presente, se percato de los sonidos de Spencer y de las risas macabras de Riddler, reflexiono y volvió a suspenderse en el tiempo ¿Cuál era el objetivo de toda aquella montada trampa? -¿Dónde está el chiste de esta famosa broma?- se pregunto –En las máscaras, si queremos cerrar este baile de otra manera debemos presentarnos con una máscara nueva- cayó en la cuenta de aquello-Solo con la máscara correcta caerá el ballet de un fantasma, del Fantasma de la ópera de París- inspiro profundo y dejo que se bañara entre el mar de bichos raros que solo Dios sabe como aparecieron allí, Gideon se sentía otro y entendió que quizás su fe lo había llevado hasta ahí para que pudiera redimir todo el pecado cometido, eliminando o ayudando a derrocar un reinado oscuro comandado por un ser marcado por el mal.
En su mente solo se escuchaba la oración a su ángel guardián que quizás aun estaba de su lado y que estuvo todos esos siglos en realidad, el vampiro rezaba así << Ángel de mi guarda semejanza del Señor que para mi fuiste creado como amparo y guardador, yo te pido ángel bendito por el Señor que te creó que me cuides y me defiendas de los lazos del maldito cuando me quiera atrapar. Amén >> Teniendo aquella humilde oración incompleta, tomo una bocanada de aire y el valor suficiente para abalanzarse sobre el vampiro de cabellos verdes -¡Basta!- exclamó y sin más lo tomo con ambas manos y lo arrojo lejos de la cuerda de la que tiraba para que los gusanos se esparcieran, la lluvia había acabado pero en el interior de Gideon y al sentir el olor de la muerte, supo que Alex y Mordred habían perecido, solo era intuición hasta que vio a Alex en el piso, completamente desangrado y con los ojos avellana clavados fijamente en el firmamento de aquella noche trágica, la furia de Gideon apenas se había desatado.
Su vida vio pasar, el amor que sus padres le enseñaron a tener por la cruz, las fantasías que como todo niño tenía al pronunciar la oración de su santo ángel protector, la vida de un niño enamorado de sus libros, de su soledad, de la pasividad del bien, de ser el menos notable en un mundo notable, donde él sabía podía destacar, pero amaba ser anónimo, amaba ser uno más entre muchos, pero que aún asi soñaba con alcanzar la gracia entre los hombres y entre Dios.
Tal y como los espejos de la carpa, aquella imagen y otras tantas se quebraron dando los por menores de vidrios que, cuyo filo ya habían matado a Gideon de nuevo, habían roto de un tajo cual tijeras los recuerdos de una infancia abruptamente interrumpida por la maldad encarnada en un cuerpo como el suyo, recordó que después de la trágica noche y deambulando sin rumbo fijo por la noche y sin saber en qué se había convertido, mato a su primera víctima…. No quería ni siquiera recordar a la inocente mujer que mato, la que emano una de las tantas gotas de sangre que mancharían su alma pura, alma que aún después de siglos sigue ahogándose en medio del mar carmesí contenido en un cuerpo delgado, frio y sin rastro de felicidad, Gideon era infeliz y sufría horrores cada noche en silencio, solo Dios sabe cuánto es lo que ha llorado.
Y ahora se preguntaba ¿cual era la verdadera utilidad que le daba al crucifijo de extraña estampa que pendía de su cuello, cual era en realidad el verdadero motivo por el que aún servía a la inquisición, realmente era por amor a Dios o solo era una máscara para renegar de su oscuro origen, ese eterno verdugo? Entonces abrió los ojos y todos los sentidos, el melancólico vampiro había regresado del limbo entre el pasado y su presente, se percato de los sonidos de Spencer y de las risas macabras de Riddler, reflexiono y volvió a suspenderse en el tiempo ¿Cuál era el objetivo de toda aquella montada trampa? -¿Dónde está el chiste de esta famosa broma?- se pregunto –En las máscaras, si queremos cerrar este baile de otra manera debemos presentarnos con una máscara nueva- cayó en la cuenta de aquello-Solo con la máscara correcta caerá el ballet de un fantasma, del Fantasma de la ópera de París- inspiro profundo y dejo que se bañara entre el mar de bichos raros que solo Dios sabe como aparecieron allí, Gideon se sentía otro y entendió que quizás su fe lo había llevado hasta ahí para que pudiera redimir todo el pecado cometido, eliminando o ayudando a derrocar un reinado oscuro comandado por un ser marcado por el mal.
En su mente solo se escuchaba la oración a su ángel guardián que quizás aun estaba de su lado y que estuvo todos esos siglos en realidad, el vampiro rezaba así << Ángel de mi guarda semejanza del Señor que para mi fuiste creado como amparo y guardador, yo te pido ángel bendito por el Señor que te creó que me cuides y me defiendas de los lazos del maldito cuando me quiera atrapar. Amén >> Teniendo aquella humilde oración incompleta, tomo una bocanada de aire y el valor suficiente para abalanzarse sobre el vampiro de cabellos verdes -¡Basta!- exclamó y sin más lo tomo con ambas manos y lo arrojo lejos de la cuerda de la que tiraba para que los gusanos se esparcieran, la lluvia había acabado pero en el interior de Gideon y al sentir el olor de la muerte, supo que Alex y Mordred habían perecido, solo era intuición hasta que vio a Alex en el piso, completamente desangrado y con los ojos avellana clavados fijamente en el firmamento de aquella noche trágica, la furia de Gideon apenas se había desatado.
Gideon Stark- Condenado/Vampiro/Clase Alta
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Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
Al ver al licántropo en el piso, pensó que él había sido el culpable, sin embargo cual su naturaleza, Nigma no sentía remordimiento, ni miedo, solo la sonrisa permanecía frente a la muerte y estudiaba cautelosamente la agonía y el culpable de esta, entonces lo supo, el debía apresurarse, alguien más les estaba haciendo compañía.
Allí recargado en su bastón, observaba con placer como la angustia y la desesperación de sus víctimas aumentaba a medida que los gusanos caían a sus cabezas –Suciedad… suciedad, eso es lo que representan estas hermosas criaturas, la suciedad de sus almas, de sus mentes, el punto de este experimento es saber hasta qué punto podrán seguir soportando tanta oscuridad, hasta donde pueden seguir cargando esas pesadas máscaras, mal hechas…- explico con frialdad y expresión alegre –Aunque también- prosiguió –Es para mí diversión… son tan divertidos con esas expresiones JA JA JA JA JA ¡Teatro , arriba el teatro!- exclamo alegremente y continuo tirando de la cuerda.
Esa felicidad, ese éxtasis creció cuando escucho exclamar a Spencer –Vaya, vaya, vaya- dijo con tono más siniestro -¡Ahhhh aquí están de vuelta! O al menos lo estas Spencer… Mi Dios, tienes todos mis respetos, nadie o casi nadie regresa cuerdo de ese viaje fantasmal al que fuiste y menos quién es propenso a la locura como yo- cogió su bastón con la mano que le sobraba, jugueteaba con él como si fuese una simple pluma, algo sin la menor importancia, pero a medida que su vista se veía más inmersa en la nada los movimientos parecían hacer más bruscos, mostrando quizás el reflejo de aquellos perversos deseos que albergaba en su mente –Spencer- regreso de un solo golpe al momento –Tanto grito te va a dejar afónico, y estoy loco no sordo… o al menos dicen que estoy loco, el punto es que todo eso que sientes, la manera tan derrotada en como los dos vienen, en como ustedes salieron del teatro, corriendo, llenos de miedo solo es consecuencia de lo que una dosis de realidad puede hacer, su porción de realidad a un no estaba completa, yo termine lo que el fantasma empezó- su expresión era rígida, con su eterna sonrisa que cambio al tiempo que mostraba falsa aflicción –Créanme, yo no soy mensajero del Fantasma sino de alguien que se intereso en ustedes, un hombre que confía en que podrán terminar por forjar algo diferente en la historia sobrenatural de París, mi brutalidad es mía y no del que me manda, pero es que han de saber que tengo la costumbre de que un material vivo sin objetivo de matarlo no suelo tocarlo por mí mismo, razones de seguridad… supongo- pronto cayó en cuenta que Spencer ni Gideon le respondían, observo a Alex, el había muerto ya –Dos muertos- susurro, para él era más sencillo distinguir el olor de descomposición, siempre deambulaba entre cadáveres en su laboratorio y debes en cuando danzaba con ellos, su objetivo era ver la muerte de una manera más alegre y feliz –Empiezan a aburrirme ¿Saben?, sin gritos, sin rostros afligidos…. Debería llevarlos a las carpas de nuevo, probablemente asi sea la única manera en que se pongan animosos, estoy seguro de que allí pensaran su situación sobre el reflejo sobre la vida y que todo es injusticia al azar- comenzó a reír a carcajadas sin percatarse que era lo que sucedía alrededor, todo fue tan rápido pero en cuanto cobro el conocimiento estaba en suelo con Gideon encima suyo, amenazante y tembloroso, lleno de rabia contenida, sus ojos se conectaban con aquel verde que plagaba las orbes de Nigma, ese hombre que seguía riendo a más no poder -¡Esa es la clase de diversión que quería, de eso hablaba!- sujeto e inmovilizado del cuello gracias a los puños que tiraban de su traje Nigma tenía pocas probabilidades de moverse hasta que en su mente solo vino la idea de echar tierra suelta en sus ojos, si, era nada comparado a lo que podía matar a un vampiro, pero al menos le ayudaba a ganar tiempo para pensar en otra cosa, al quitárselo de encima ahora era él quién lo tenía por el cuello y con toda brutalidad, sin compasión buscaba una oportunidad de golpearle, el bastón solo duro unos minutos entero, la fuerza era demasiada contra el inquisidor y le rompió a la mitad, continuo con su violenta acción en la cual el llevaba todo a su favor, algo pareció salir de sus guantes, algo que brillaba con la luz opaca de la luna –No me obligues a usarlo- dijo agitado mostrando la navaja que aún tenía de reserva, al observar alrededor vio que Spencer venía a contra ataque, tomo a Gideon y lo arrojo por los aires cayendo sobre el policía.
Con el cabello desgreñado y alborotado, su sonrisa volvió a surgir den entre sus labios, aun conservaba el cuchillo, tomo el bastón y golpeo con frialdad el brazo del detective rubio, sabía que como reflejo del cuerpo humano en la soltaría al contacto –Lo siento, tenía que hacerlo….pero en fin ya vieron, esto es lo que precisamente quería que saliera, lo que hay debajo de sus máscaras, hombres y no niños… contaré el chiste final de mi obra maestra- sin perder de vista al vampiro y el humano que permanecían en el piso adoloridos se acerco hasta el cadáver de Alex que aún con todo y la pelea no consiguieron alejarse mucho de él -¡Caballeros hay innumerables leyendas sobre ellos! Pero ahora tiemblen al ver un ejemplar desgraciadamente muerto de una aberración en la naturaleza ¡El hombre que se esconde bajo una máscara, el es el hombre promedio!, Físicamente normal pero con un deformado conjunto de valores impuestos por una sociedad que no comprende la igualdad de los seres de su misma especie, de una sociedad que es indiferente a aquellos que tienen características poco comunes a los de su especie, valores que le impiden aceptarse tal y como es, un animal frustrado es el hombre promedio, siempre sacrificándose a sí mismo, siempre reprimiéndose en la búsqueda de una aceptación, esta especie no acepta su condición por miedo a los prejuicios y no se atreve a ir más allá de lo establecido… Noten el odiosamente sentido de la importancia humana, la consciencia social y la marchita negación de sí mismo en este ejemplar- Sonrió de manera perversa y con sus guantes sucios y cubiertos de polvo cerro sus ojos-¿Y cómo viven? Los escucho preguntar- Nigma se puso de pie, con seriedad en su rostro y formalidad en su manera de caminar –La verdadera respuesta es- tomo la mitad de su bastón y lo coloco justo en la espalda de Gideon que aún permanecía sobre Spencer, cuyos ojos estaban ya cristalinos –Que no muy bien y ellos se dan cuenta pero no hacen nada para cambiar su condición, el sufrimiento es su protección- inspiro profundamente –Esto no es apto para los más sensibles y es sin duda lo más desconsolador de todo… a veces se les pone peso de más, algunos más débiles que otros caen al no poder soportarlo y se quiebran, las cuarteaduras son tan inmensas en sus cuerpos que tienen que recurrir finalmente a máscaras de hombres melancólicos, demasiado religiosos, inseguros, de apariencia dura como él, de locos controlados, de todo con tal de permanecer dentro de ese estricto orden y normalidad entre los hombres y mujeres de una sociedad ¡A la que ya no pertenecen!... a la que quizás jamás pertenecieron debido a su marcada diferencia… - negó con la cabeza cabizbajo- Desde siempre el hombre promedio y aún con la máscara puesta se enfrenta al inaudible hecho de que la simple existencia humana ya es una locura y que los que son inmortales, los que viven siglos, los que están más fuera que dentro de este mundo son en realidad los cuerdos, sin embargo quieren pertenecer a esa locura que todos le dicen “normalidad”, se anulan asi mismos…. Pierden valor y ganan miedo, muchos de ellos colapsan y rematadamente se refugian en alguna máscara, el problema radica en cómo la utilicemos… el fantasma la utilizo para hacerse fuerte, mentirse a sí mismo que lo es, cuando en realidad es uno más de los nuestros, de los que quedamos fuera del promedio, y por otro lado quién utiliza la misma máscara que nosotros el famoso “V” la ocupa pero con el fin de liberar, de hacer justicia, de hacernos notar en un mundo de locura y ambición, de derrocar al que nos deja a todos nosotros en plano de monstruos… y aquí el final de la broma asesina, el desenlace del chiste ¿Ustedes como usaran su máscara?-
Allí recargado en su bastón, observaba con placer como la angustia y la desesperación de sus víctimas aumentaba a medida que los gusanos caían a sus cabezas –Suciedad… suciedad, eso es lo que representan estas hermosas criaturas, la suciedad de sus almas, de sus mentes, el punto de este experimento es saber hasta qué punto podrán seguir soportando tanta oscuridad, hasta donde pueden seguir cargando esas pesadas máscaras, mal hechas…- explico con frialdad y expresión alegre –Aunque también- prosiguió –Es para mí diversión… son tan divertidos con esas expresiones JA JA JA JA JA ¡Teatro , arriba el teatro!- exclamo alegremente y continuo tirando de la cuerda.
Esa felicidad, ese éxtasis creció cuando escucho exclamar a Spencer –Vaya, vaya, vaya- dijo con tono más siniestro -¡Ahhhh aquí están de vuelta! O al menos lo estas Spencer… Mi Dios, tienes todos mis respetos, nadie o casi nadie regresa cuerdo de ese viaje fantasmal al que fuiste y menos quién es propenso a la locura como yo- cogió su bastón con la mano que le sobraba, jugueteaba con él como si fuese una simple pluma, algo sin la menor importancia, pero a medida que su vista se veía más inmersa en la nada los movimientos parecían hacer más bruscos, mostrando quizás el reflejo de aquellos perversos deseos que albergaba en su mente –Spencer- regreso de un solo golpe al momento –Tanto grito te va a dejar afónico, y estoy loco no sordo… o al menos dicen que estoy loco, el punto es que todo eso que sientes, la manera tan derrotada en como los dos vienen, en como ustedes salieron del teatro, corriendo, llenos de miedo solo es consecuencia de lo que una dosis de realidad puede hacer, su porción de realidad a un no estaba completa, yo termine lo que el fantasma empezó- su expresión era rígida, con su eterna sonrisa que cambio al tiempo que mostraba falsa aflicción –Créanme, yo no soy mensajero del Fantasma sino de alguien que se intereso en ustedes, un hombre que confía en que podrán terminar por forjar algo diferente en la historia sobrenatural de París, mi brutalidad es mía y no del que me manda, pero es que han de saber que tengo la costumbre de que un material vivo sin objetivo de matarlo no suelo tocarlo por mí mismo, razones de seguridad… supongo- pronto cayó en cuenta que Spencer ni Gideon le respondían, observo a Alex, el había muerto ya –Dos muertos- susurro, para él era más sencillo distinguir el olor de descomposición, siempre deambulaba entre cadáveres en su laboratorio y debes en cuando danzaba con ellos, su objetivo era ver la muerte de una manera más alegre y feliz –Empiezan a aburrirme ¿Saben?, sin gritos, sin rostros afligidos…. Debería llevarlos a las carpas de nuevo, probablemente asi sea la única manera en que se pongan animosos, estoy seguro de que allí pensaran su situación sobre el reflejo sobre la vida y que todo es injusticia al azar- comenzó a reír a carcajadas sin percatarse que era lo que sucedía alrededor, todo fue tan rápido pero en cuanto cobro el conocimiento estaba en suelo con Gideon encima suyo, amenazante y tembloroso, lleno de rabia contenida, sus ojos se conectaban con aquel verde que plagaba las orbes de Nigma, ese hombre que seguía riendo a más no poder -¡Esa es la clase de diversión que quería, de eso hablaba!- sujeto e inmovilizado del cuello gracias a los puños que tiraban de su traje Nigma tenía pocas probabilidades de moverse hasta que en su mente solo vino la idea de echar tierra suelta en sus ojos, si, era nada comparado a lo que podía matar a un vampiro, pero al menos le ayudaba a ganar tiempo para pensar en otra cosa, al quitárselo de encima ahora era él quién lo tenía por el cuello y con toda brutalidad, sin compasión buscaba una oportunidad de golpearle, el bastón solo duro unos minutos entero, la fuerza era demasiada contra el inquisidor y le rompió a la mitad, continuo con su violenta acción en la cual el llevaba todo a su favor, algo pareció salir de sus guantes, algo que brillaba con la luz opaca de la luna –No me obligues a usarlo- dijo agitado mostrando la navaja que aún tenía de reserva, al observar alrededor vio que Spencer venía a contra ataque, tomo a Gideon y lo arrojo por los aires cayendo sobre el policía.
Con el cabello desgreñado y alborotado, su sonrisa volvió a surgir den entre sus labios, aun conservaba el cuchillo, tomo el bastón y golpeo con frialdad el brazo del detective rubio, sabía que como reflejo del cuerpo humano en la soltaría al contacto –Lo siento, tenía que hacerlo….pero en fin ya vieron, esto es lo que precisamente quería que saliera, lo que hay debajo de sus máscaras, hombres y no niños… contaré el chiste final de mi obra maestra- sin perder de vista al vampiro y el humano que permanecían en el piso adoloridos se acerco hasta el cadáver de Alex que aún con todo y la pelea no consiguieron alejarse mucho de él -¡Caballeros hay innumerables leyendas sobre ellos! Pero ahora tiemblen al ver un ejemplar desgraciadamente muerto de una aberración en la naturaleza ¡El hombre que se esconde bajo una máscara, el es el hombre promedio!, Físicamente normal pero con un deformado conjunto de valores impuestos por una sociedad que no comprende la igualdad de los seres de su misma especie, de una sociedad que es indiferente a aquellos que tienen características poco comunes a los de su especie, valores que le impiden aceptarse tal y como es, un animal frustrado es el hombre promedio, siempre sacrificándose a sí mismo, siempre reprimiéndose en la búsqueda de una aceptación, esta especie no acepta su condición por miedo a los prejuicios y no se atreve a ir más allá de lo establecido… Noten el odiosamente sentido de la importancia humana, la consciencia social y la marchita negación de sí mismo en este ejemplar- Sonrió de manera perversa y con sus guantes sucios y cubiertos de polvo cerro sus ojos-¿Y cómo viven? Los escucho preguntar- Nigma se puso de pie, con seriedad en su rostro y formalidad en su manera de caminar –La verdadera respuesta es- tomo la mitad de su bastón y lo coloco justo en la espalda de Gideon que aún permanecía sobre Spencer, cuyos ojos estaban ya cristalinos –Que no muy bien y ellos se dan cuenta pero no hacen nada para cambiar su condición, el sufrimiento es su protección- inspiro profundamente –Esto no es apto para los más sensibles y es sin duda lo más desconsolador de todo… a veces se les pone peso de más, algunos más débiles que otros caen al no poder soportarlo y se quiebran, las cuarteaduras son tan inmensas en sus cuerpos que tienen que recurrir finalmente a máscaras de hombres melancólicos, demasiado religiosos, inseguros, de apariencia dura como él, de locos controlados, de todo con tal de permanecer dentro de ese estricto orden y normalidad entre los hombres y mujeres de una sociedad ¡A la que ya no pertenecen!... a la que quizás jamás pertenecieron debido a su marcada diferencia… - negó con la cabeza cabizbajo- Desde siempre el hombre promedio y aún con la máscara puesta se enfrenta al inaudible hecho de que la simple existencia humana ya es una locura y que los que son inmortales, los que viven siglos, los que están más fuera que dentro de este mundo son en realidad los cuerdos, sin embargo quieren pertenecer a esa locura que todos le dicen “normalidad”, se anulan asi mismos…. Pierden valor y ganan miedo, muchos de ellos colapsan y rematadamente se refugian en alguna máscara, el problema radica en cómo la utilicemos… el fantasma la utilizo para hacerse fuerte, mentirse a sí mismo que lo es, cuando en realidad es uno más de los nuestros, de los que quedamos fuera del promedio, y por otro lado quién utiliza la misma máscara que nosotros el famoso “V” la ocupa pero con el fin de liberar, de hacer justicia, de hacernos notar en un mundo de locura y ambición, de derrocar al que nos deja a todos nosotros en plano de monstruos… y aquí el final de la broma asesina, el desenlace del chiste ¿Ustedes como usaran su máscara?-
Nigma Riddler- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/04/2012
DATOS DEL PERSONAJE
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Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
-Lo sé- dije sujetando la mano que reposaba en mi hombro -El día en que el hombre pierda la fe, ese día el mundo se colapsará por si mismo- respondí en medio de sollozos -Pero la soledad es tan dura... y ella... ella era mi única compañía, después de siglos, de años vagando por allí, había encontrado a alguien que me soportara la mitad del tiempo- intente acariciar su cabello pero nada surtió efecto, era solo un sombra insípida sin oportunidad a aspirar a un cuerpo humano, a un toque físico forrado de carne y huesos, era uno de los olvidados -¿Ahora quién me va a prender una veladora todos los domingos en la catedral de Notre Dame?- el recuerdo vino a mi cabeza sin que yo lo hubiese pedido haciendo derramar todo el dolor contenido, toda la furia y la impotencia.
Un mar de confusión, un sin fin de palabras, una mezcla de voces pasadas, Sarah y Frank me hablaban a la vez, recordaba todo el discurso del coronel, me enorgullecía saber que no estaba del todo equivocado, que detrás de esa carcaza vieja y de esa apariencia amargada había un hombre, sensato, sabio y de buen corazón.
-Tu no has tenido la culpa de nada- le excuse -Sarah y yo sabíamos perfectamente que esta noche ella moriría, pero nunca se esta preparado para perecer ¿Sabes?- mire al cielo, observe las estrechas y respire de la humedad de la madrugada -Y menos cuando amas... cuando quieres a la persona, es más difícil que tu propia muerte, yo... entiendo que la fe viene en distintas formas y que las situaciones mas adversas cambian las cosas pero creo que eso solo aplica a los vivos... llevo años aquí y aun no veo nada claro hasta hoy- mi atención se desvió, mirando sorpresivamente a los costados, alguien estaba con nosotros pero no parecía tener aura vampirica o fantasmal, era solo una sombra.
Me levante rápidamente y vi por ultima vez a Sarah para estrechar poco después la mano del coronel -Si usted es el motivo por el continuo aquí, bienvenido sea, quizá así no estemos solos o aún muertos tengamos que aprender algo del otro-, mi mano estrecho la suya y mi mirada quedo en la suya, esa mirada melancólica y cristalina de color verde claro, no dijimos nada, el silencio sellaba nuestro pacto como caballeros de compañía hasta que los ruidos entre las carpas viejas volvieron a escucharse y toda sonrisa se borro del rostro de ambos, el coronel trataba de identificar de donde venían aquellos sonidos sin éxito -Si me lo permites seré tu cadete y tus ojos también... alguien mas nos ha estado haciendo compañía y no es el chiflado ese que esta con tu pupilo, es un sombra pero no distingo mas que su silueta y...- la luz de luna me dio una señala de lo que portaba en las manos -¡Es un cazador!- exclame -Seguramente viene a matarlos ¡¿Que hacemos Frank?! ¿¡Que hacemos sin no nos ven?!- una vez que termine de dar rienda suelta a mi neurosis, observe detenidamente el entorno, lo había perdido y entonces algo me sacudió por dentro, Sarah no fue asesinada por el vampiro ni el licántropo había sido rematado por el o el otro vampiro que se hallaba a lo lejos había muerto de causas naturales, alguien había venido dispuesto a liquidamos pero... ¿Porque?
Un mar de confusión, un sin fin de palabras, una mezcla de voces pasadas, Sarah y Frank me hablaban a la vez, recordaba todo el discurso del coronel, me enorgullecía saber que no estaba del todo equivocado, que detrás de esa carcaza vieja y de esa apariencia amargada había un hombre, sensato, sabio y de buen corazón.
-Tu no has tenido la culpa de nada- le excuse -Sarah y yo sabíamos perfectamente que esta noche ella moriría, pero nunca se esta preparado para perecer ¿Sabes?- mire al cielo, observe las estrechas y respire de la humedad de la madrugada -Y menos cuando amas... cuando quieres a la persona, es más difícil que tu propia muerte, yo... entiendo que la fe viene en distintas formas y que las situaciones mas adversas cambian las cosas pero creo que eso solo aplica a los vivos... llevo años aquí y aun no veo nada claro hasta hoy- mi atención se desvió, mirando sorpresivamente a los costados, alguien estaba con nosotros pero no parecía tener aura vampirica o fantasmal, era solo una sombra.
Me levante rápidamente y vi por ultima vez a Sarah para estrechar poco después la mano del coronel -Si usted es el motivo por el continuo aquí, bienvenido sea, quizá así no estemos solos o aún muertos tengamos que aprender algo del otro-, mi mano estrecho la suya y mi mirada quedo en la suya, esa mirada melancólica y cristalina de color verde claro, no dijimos nada, el silencio sellaba nuestro pacto como caballeros de compañía hasta que los ruidos entre las carpas viejas volvieron a escucharse y toda sonrisa se borro del rostro de ambos, el coronel trataba de identificar de donde venían aquellos sonidos sin éxito -Si me lo permites seré tu cadete y tus ojos también... alguien mas nos ha estado haciendo compañía y no es el chiflado ese que esta con tu pupilo, es un sombra pero no distingo mas que su silueta y...- la luz de luna me dio una señala de lo que portaba en las manos -¡Es un cazador!- exclame -Seguramente viene a matarlos ¡¿Que hacemos Frank?! ¿¡Que hacemos sin no nos ven?!- una vez que termine de dar rienda suelta a mi neurosis, observe detenidamente el entorno, lo había perdido y entonces algo me sacudió por dentro, Sarah no fue asesinada por el vampiro ni el licántropo había sido rematado por el o el otro vampiro que se hallaba a lo lejos había muerto de causas naturales, alguien había venido dispuesto a liquidamos pero... ¿Porque?
Turandot- Fantasma
- Mensajes : 14
Fecha de inscripción : 18/11/2013
Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
Las palabras de Turandot dejaron pensativo al coronel y a la vez con una profunda sensación victoriosa, el poder intuitivo de ser un cambiaformas en vida aún seguía en activo, el sabia perfectamente que aquel fantasma estaba más que enamorado de la joven pelirroja que yacía muerta justo a sus pies, con la mirada fija en el cielo estrellado, el mismo que veja su amado.
Por un momento Frank se había olvidado de la revuelta que se estaba disipando frente a él -Mujeres- pensó -Supongo que tenemos otra cosa en común- dijo y el coronel dejo de abundar en el tema como todo buen militar, el era reservado y todo sentimentalismo quedaba reprimido, toda historia, todo trauma queda silenciado dando la fachada de hombre fuerte que era pero no en su totalidad.
Cada recuerdo iba y venia, le causaban ansiedad, le generaba alegría, rabia, tristeza, dolor y vacío... y era en ese hoyo negro que los sentidos del antiguo cambiaformas, del extraño y peculiar espectro ciego se apagaban, iban en picada, en caída libre envueltos y borrados por la oscuridad de aquel abismo.
El contacto insipido de la mano estrechando la suya le hizo volver en si, de ahí solo podía escuchar las estridentes carcajadas del vampiro, sonrío invitando a Turandot a ayudarle pero algo comenzó a perturbar sus sentidas, la mirada fija, perdida y carente de parpadeo apuntaba a todas direcciones en un esfuerzo por ubicar el extraño sonido, coincidió con su nuevo cadete en que el aura no pertenecía a un vampiro u otra criatura nocturna e inmortal.
-Calma cadete- respondi autoritario ante las exclamaciones de Turandot, pero los ojos aumentaron en una proporción considerable al escuchar la presencia de alguien armado, en su cabeza hipótesis y acusaciones hacia terceros, incluso pensó en la traición del que se hacia llamar V pero lo descarto de inmediato, para el coronel el justo siempre es justo -Llama al refuerzo, no debe de estar lejos, mientras yo...- suspiro profundamente -Tomaré en mi posesión a alguien para sacarlos de aquí o mínimamente dar aviso, alertarlos del algún modo- el coronel suspiro profundamente y tomando valor, simplemente siguió el eco ahogado de las voces que aún se afligían ante la tortura del hombre disfrazado de arlequín, sintió las vibraciones en el piso y se introdujo en el cuerpo de Gideon y de inmediato se incorporo,extrañamente seguía sin poder ver algo en concreto pero los sentidos aumentados del vampiro le eran de suficiente ayuda -Basta de tortura demente, alguien más amenazante que usted esta aquí y ha matado a los que ve en el piso, no se crea que la victoria es toda de usted, alguien le esta robando el número y esta compartiendo los créditos de su infame chiste que poco tiene de gracia ante cada caído- dijo severamente, sin perder de vista el frente extendió la mano para ayudar a Spencer a levantarse -La broma ha terminado- más algo extraño noto en el joven londinense, la sensación era parecida al reconocimiento.
Por un momento Frank se había olvidado de la revuelta que se estaba disipando frente a él -Mujeres- pensó -Supongo que tenemos otra cosa en común- dijo y el coronel dejo de abundar en el tema como todo buen militar, el era reservado y todo sentimentalismo quedaba reprimido, toda historia, todo trauma queda silenciado dando la fachada de hombre fuerte que era pero no en su totalidad.
Cada recuerdo iba y venia, le causaban ansiedad, le generaba alegría, rabia, tristeza, dolor y vacío... y era en ese hoyo negro que los sentidos del antiguo cambiaformas, del extraño y peculiar espectro ciego se apagaban, iban en picada, en caída libre envueltos y borrados por la oscuridad de aquel abismo.
El contacto insipido de la mano estrechando la suya le hizo volver en si, de ahí solo podía escuchar las estridentes carcajadas del vampiro, sonrío invitando a Turandot a ayudarle pero algo comenzó a perturbar sus sentidas, la mirada fija, perdida y carente de parpadeo apuntaba a todas direcciones en un esfuerzo por ubicar el extraño sonido, coincidió con su nuevo cadete en que el aura no pertenecía a un vampiro u otra criatura nocturna e inmortal.
-Calma cadete- respondi autoritario ante las exclamaciones de Turandot, pero los ojos aumentaron en una proporción considerable al escuchar la presencia de alguien armado, en su cabeza hipótesis y acusaciones hacia terceros, incluso pensó en la traición del que se hacia llamar V pero lo descarto de inmediato, para el coronel el justo siempre es justo -Llama al refuerzo, no debe de estar lejos, mientras yo...- suspiro profundamente -Tomaré en mi posesión a alguien para sacarlos de aquí o mínimamente dar aviso, alertarlos del algún modo- el coronel suspiro profundamente y tomando valor, simplemente siguió el eco ahogado de las voces que aún se afligían ante la tortura del hombre disfrazado de arlequín, sintió las vibraciones en el piso y se introdujo en el cuerpo de Gideon y de inmediato se incorporo,extrañamente seguía sin poder ver algo en concreto pero los sentidos aumentados del vampiro le eran de suficiente ayuda -Basta de tortura demente, alguien más amenazante que usted esta aquí y ha matado a los que ve en el piso, no se crea que la victoria es toda de usted, alguien le esta robando el número y esta compartiendo los créditos de su infame chiste que poco tiene de gracia ante cada caído- dijo severamente, sin perder de vista el frente extendió la mano para ayudar a Spencer a levantarse -La broma ha terminado- más algo extraño noto en el joven londinense, la sensación era parecida al reconocimiento.
Frank Slade- Fantasma
- Mensajes : 34
Fecha de inscripción : 26/08/2012
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