AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
Recuerdo del primer mensaje :
Había emprendido una carrera que a mis años parecia interminable... el espanto y el llanto hacían que mis piernas se movieran con mayor rápidez para alejarme de ese lugar, donde por mi, el amigo que adore como a un hermano y que cuide como un niño se había ido... había muerto...habia muerto por mi culpa -Mi culpa- pensé mientras daba un respiro en lugar incierto y desconocido, escondido tras un muro contemple como las comunidades gitanas y los más humildes se debatían a muerte con el frio de aquella miserable noche, muchos señalaban hacia el cielo donde una enorme y colosal humareda se elevaba al cielo -Allí va Jhofiel- susurre apenas audible para mi y para un perro que estaba al lado mío, con sus ojos tristes, su figura tan delgada que podían verse hasta las marcas de los huesos duros de sus costillas, el pelaje negro era lo único que brillaba en ese pobre -Será mejor que te vayas, antes que mi presencia te traiga la mala fortuna de tu muerte- adverti al animal que solo ladeaba la cabeza y alzaba las orejas al escucharme hablar -Lo sé, tu tampoco me entiendes, solo Jhofiel... pero el esta muerto ¿Sabes?, allí en medio de esa humareda navegan sus cenizas que se dirigen hacia otra costa, por mi culpa...- me puse a reflexionar, ¿Podía ser que mi extraña maldición hubiese regresado?, así como las otras mujeres de años atrás Jhofiel había muerto a causa de imaginarme en mi departamento lo peor que podría ocurrir y no solo ocurrió sino que se cumplio ¿Volvia a ser el asesino desconocido? -Allí vas amigo mío y lo peor es que ni siquiera te toque... pero te mate, viajas ante mis ojos como ejemplo de vida y sueños incompletos que yo te arranque- contemple los alrededores y me puse un momento en lugar de los otros desdichados que se peleaban por migajas robadas, por un pedazo de tela, por un rincón en la fogata, por un juguete mal hecho en el caso de los niños -Sería demasiado para ellos si me quedaba donde él me dijo... la Corte de los Milagros no es el mejor sitio para refugiarme del peligro- así que pensando en las penurías de la pobreza y el hambre, decidi marchar hacia un lugar mejor o por lo menos donde nadie tuviera que estar cerca de mi mala suerte, excepto el perro que por más que intente sacarlo del camino perdiendome entre senderos solos y unos más ocupados por las damas que le llamaba "De la vida galante".... -Bueno al menos si te mueres gracias a mí dejarás de sufrir por el hambre- continue mis pasos hasta que en los horizontes se dibujo una carpa, sin vida... empolvada, deshabitada, ubicada en las tierras del olvido -¿Que crees que sea esto mi pequeño y peludo amigo?-, mis pasos iban siendo marcados por la arena y en suciados por la escencia de los colchones de las patas del canino, a mi mente venía Jhofiel, recordaba que algunas vez fuimos a una especie de circo, la primera y la última que fui con ese gitano aniñado, loco y soñador -Como desearía que estuviera perdido conmigo- declare en medio de un suspiro -No, este no es el momento de quebrantarse, por más que la tristeza viniese a mí tocando la melodía más deprimente que viniera hasta mi mente.
Preferí caminar... seguir el largo sendero olvidado, suplicando inutilmente que alguién lo tomará como albergue y cobijar un momento de la vida, unas sonrisas y se fuera en los recuerdos de otros, la brisa se llevaba los restos de carteles borrados por el tiempo, la gran carpa era de colores apenas predecibles.. amarillo y azul fueron sus vestimentas, los grillos cantaban en un esfuerzo por dar vida a este lugar, Jhofiel quién vivió a la interperie durante la mayor parte de su juventud, solía decir que donde hubiera el cantar de los insectillos nocturnos, había con certeza vida -¿Vida?, pero... ¿A que clase de loco se atrevería a vivir aquí?- me encogí en hombros y continue mi caminata hacia las partes donde los cantantes nocturnos no daban serenata, el perro continuaba a mi lado, con testa y cola seguía allí detrás mio -Por lo menos estoy con alguién- me cobije de consuelo y decidi entrar a la única carpa separada del resto de la arena del circo, en su interior todo estaba oscuro, era demasiado incierto pero no encendería fuego si es que allí lo había allí, no queria saber de ese elemento natural, no ahora, simplemente sacudi lo poco que quedaba del saco y los pantalones del traje -Vamonos, tenemos que encontrar un escodite con luz- el pequeño animal seguia mirandome -¿Que? ¡Soy exigente hasta en las peores circunstancias ¿Y?!- le dije a mi conocido amigo de cuatro patas, entonces una luz fue encendida iluminando todo el lugar, estaba construido por suelo de arena, tela arremendada y descoclorida del mismo azul y amarillo que vi afuera, quizás eso no fue lo sorprendente sino al dar la vuelta... cientos de ratas estaban muetas alrededor de una mesita vencida y si arreglar... todos tenían dos agujeros en el cuello, estaban vacías... el perro comenzó a gruñir y a ladrar desesperadamente -Una trampa- dije en voz alta... ¿Como supo el enemigo del que tanto hablaba Jhofiel que yo estaba aquí, si desaparecio de la nada -¿Quién eres?- pregunte valiente aunque por dentro el miedo a lo incierto como toda naturaleza humana me estuviese estremeciendo del interior al exterior, de pies a cabeza -¿Quién eres?- no había respuesta, entonces como todo instinto primitivo del hombre buscaba en esa carpa algo con que pudiera defenderme, para mi desgracia no había nada -Y si Jhofiel era un traidor?- me vino el pensamiento y tenía lógica, ese gitano con la mujer se quedo allí sin ver que realmente humbiera muerto o sacrificado su vida por mi o los demás -¿Mi amigo informo alguién y estuvo en el bando de los malos desde siempre, mandando alguién a espiarme y a seguirme para aniquilarme?- pase saliva rápidamente y la respiración se volvio agitada a raíz de que escuche pasos lentos y sigilosos acercandose a mí partiendo de la sombra que quedaba al frente mío -¿Quién eres?- regunte de nuevo si obtener respuesta, solo una mirada melancolica coloreada de verde aceituna se asomo calladamente.
Había emprendido una carrera que a mis años parecia interminable... el espanto y el llanto hacían que mis piernas se movieran con mayor rápidez para alejarme de ese lugar, donde por mi, el amigo que adore como a un hermano y que cuide como un niño se había ido... había muerto...habia muerto por mi culpa -Mi culpa- pensé mientras daba un respiro en lugar incierto y desconocido, escondido tras un muro contemple como las comunidades gitanas y los más humildes se debatían a muerte con el frio de aquella miserable noche, muchos señalaban hacia el cielo donde una enorme y colosal humareda se elevaba al cielo -Allí va Jhofiel- susurre apenas audible para mi y para un perro que estaba al lado mío, con sus ojos tristes, su figura tan delgada que podían verse hasta las marcas de los huesos duros de sus costillas, el pelaje negro era lo único que brillaba en ese pobre -Será mejor que te vayas, antes que mi presencia te traiga la mala fortuna de tu muerte- adverti al animal que solo ladeaba la cabeza y alzaba las orejas al escucharme hablar -Lo sé, tu tampoco me entiendes, solo Jhofiel... pero el esta muerto ¿Sabes?, allí en medio de esa humareda navegan sus cenizas que se dirigen hacia otra costa, por mi culpa...- me puse a reflexionar, ¿Podía ser que mi extraña maldición hubiese regresado?, así como las otras mujeres de años atrás Jhofiel había muerto a causa de imaginarme en mi departamento lo peor que podría ocurrir y no solo ocurrió sino que se cumplio ¿Volvia a ser el asesino desconocido? -Allí vas amigo mío y lo peor es que ni siquiera te toque... pero te mate, viajas ante mis ojos como ejemplo de vida y sueños incompletos que yo te arranque- contemple los alrededores y me puse un momento en lugar de los otros desdichados que se peleaban por migajas robadas, por un pedazo de tela, por un rincón en la fogata, por un juguete mal hecho en el caso de los niños -Sería demasiado para ellos si me quedaba donde él me dijo... la Corte de los Milagros no es el mejor sitio para refugiarme del peligro- así que pensando en las penurías de la pobreza y el hambre, decidi marchar hacia un lugar mejor o por lo menos donde nadie tuviera que estar cerca de mi mala suerte, excepto el perro que por más que intente sacarlo del camino perdiendome entre senderos solos y unos más ocupados por las damas que le llamaba "De la vida galante".... -Bueno al menos si te mueres gracias a mí dejarás de sufrir por el hambre- continue mis pasos hasta que en los horizontes se dibujo una carpa, sin vida... empolvada, deshabitada, ubicada en las tierras del olvido -¿Que crees que sea esto mi pequeño y peludo amigo?-, mis pasos iban siendo marcados por la arena y en suciados por la escencia de los colchones de las patas del canino, a mi mente venía Jhofiel, recordaba que algunas vez fuimos a una especie de circo, la primera y la última que fui con ese gitano aniñado, loco y soñador -Como desearía que estuviera perdido conmigo- declare en medio de un suspiro -No, este no es el momento de quebrantarse, por más que la tristeza viniese a mí tocando la melodía más deprimente que viniera hasta mi mente.
Preferí caminar... seguir el largo sendero olvidado, suplicando inutilmente que alguién lo tomará como albergue y cobijar un momento de la vida, unas sonrisas y se fuera en los recuerdos de otros, la brisa se llevaba los restos de carteles borrados por el tiempo, la gran carpa era de colores apenas predecibles.. amarillo y azul fueron sus vestimentas, los grillos cantaban en un esfuerzo por dar vida a este lugar, Jhofiel quién vivió a la interperie durante la mayor parte de su juventud, solía decir que donde hubiera el cantar de los insectillos nocturnos, había con certeza vida -¿Vida?, pero... ¿A que clase de loco se atrevería a vivir aquí?- me encogí en hombros y continue mi caminata hacia las partes donde los cantantes nocturnos no daban serenata, el perro continuaba a mi lado, con testa y cola seguía allí detrás mio -Por lo menos estoy con alguién- me cobije de consuelo y decidi entrar a la única carpa separada del resto de la arena del circo, en su interior todo estaba oscuro, era demasiado incierto pero no encendería fuego si es que allí lo había allí, no queria saber de ese elemento natural, no ahora, simplemente sacudi lo poco que quedaba del saco y los pantalones del traje -Vamonos, tenemos que encontrar un escodite con luz- el pequeño animal seguia mirandome -¿Que? ¡Soy exigente hasta en las peores circunstancias ¿Y?!- le dije a mi conocido amigo de cuatro patas, entonces una luz fue encendida iluminando todo el lugar, estaba construido por suelo de arena, tela arremendada y descoclorida del mismo azul y amarillo que vi afuera, quizás eso no fue lo sorprendente sino al dar la vuelta... cientos de ratas estaban muetas alrededor de una mesita vencida y si arreglar... todos tenían dos agujeros en el cuello, estaban vacías... el perro comenzó a gruñir y a ladrar desesperadamente -Una trampa- dije en voz alta... ¿Como supo el enemigo del que tanto hablaba Jhofiel que yo estaba aquí, si desaparecio de la nada -¿Quién eres?- pregunte valiente aunque por dentro el miedo a lo incierto como toda naturaleza humana me estuviese estremeciendo del interior al exterior, de pies a cabeza -¿Quién eres?- no había respuesta, entonces como todo instinto primitivo del hombre buscaba en esa carpa algo con que pudiera defenderme, para mi desgracia no había nada -Y si Jhofiel era un traidor?- me vino el pensamiento y tenía lógica, ese gitano con la mujer se quedo allí sin ver que realmente humbiera muerto o sacrificado su vida por mi o los demás -¿Mi amigo informo alguién y estuvo en el bando de los malos desde siempre, mandando alguién a espiarme y a seguirme para aniquilarme?- pase saliva rápidamente y la respiración se volvio agitada a raíz de que escuche pasos lentos y sigilosos acercandose a mí partiendo de la sombra que quedaba al frente mío -¿Quién eres?- regunte de nuevo si obtener respuesta, solo una mirada melancolica coloreada de verde aceituna se asomo calladamente.
Archibaldo de la Cruz- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 28/10/2011
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Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
Todo había ocurrido tan rápido y a pesar de que había huido de aquellas carpas aún continuaba cautivo en la prisión invisible de mi mente, tantos recuerdos, todos con los sisadores propios del dolor y detrás había una máscara que se había roto en fragmentos sumamente pequeños, lo suficiente para tomar el coraje que en otros tiempos aquel asesino se llevo a la tumba.
Más Gideon me sorprendía, el parecía otro, no era aquel hombre cargado de religiosidad que esperaba con resignación la salvación de su Dios, su mirada se mantenía perdida, era como ver a un depredador rondar a su presa, como ver frente a frente a un león hambriento, el inquisidor se había ido y en medio de esa imagen tan perturbadora, la pregunta surgió en mi cabeza ¿Seria por aquella violencia, por aquella malicia... por aquellos instintos que prefería mantenerlos reprimíos bajo la excusa de la cruz? y yo... ¿Estaria haciendo lo mismo, reprimiendo mis instintos bajo la excusa del miedo a locura o es que en ese miedo algo más se ocultaba?, por primera vez parecía darle la razón al agresor al que dirigí un mirada rápida.
Los vampiros eran rápidos y eso debía aprender, en lo que yo pensaba toda esa sarta de ideas, ellos se agredían, el bastón estaba roto, partido en dos y Gideon tenia pocas ventajas contra alguien como aquel hombre.
Moje mis labios como si de ello dependiera mi valentía, no sabia como detener la masacre pero lo intentaría, por primera vez actuaría sin el miedo por delante de mis torpes pasos, pero aquel que con risas aun seguía atormentando mi interior todo lo tenía calculado, parecía conocer a la perfección el movimiento de los otros y entonces me preguntaba ¿como lo lograba?
Gideon me fue arrojado con la fuerza brutal de un mamífero de enorme tamaño sin importar la especie, caímos al suelo y podía sentir el ardor de mi piel, cuando derrape en la tierra y el brazo sangrando cuando el demente logro abrirme una herida profunda con la parte astillosa del viejo bastón.
El discurso fue conciso y directo, a diferencia de lo que esperaba que hiciera con nosotros, entre lineas aún así podía leer su placer atroz cada vez que se aproximaba a nosotros, cada vez que nuestros rostros mostraban aflicción, cada vez que Gideon golpeaba el piso al contemplar impasible el cuerpo sin vida de Alex, la forma en como era utilizado para plasmar el ejemplo de nosotros mismos, la "broma" comenzaba a cobrar sentido, todo esto fue montado para darnos cuenta de los errores que seguíamos cometiendo, de olvidar todo por miedo al miedo... por egoístas.
Me daba lastima pensar en como Alex era descrito pero otra vez y aun cuando era el enemigo, el hombre vestido de arlequín tenia razón.... nosotros éramos el hombre promedio o aún mas bajo que eso -¿Como lo haces?- pregunte entre quejidos, mientras la sangre seguía brotando del brazo -¿Como puedes ver eso si tu...? ¿Como?- mi mano que blanca fue y llena de tierra se había cubierto ahora se sentía húmeda, estaba sangrando de más y las punzadas iban de menos a más.
Crei a que Gideon no se levantaría jamás, que seguiria descargando su coraje contra el suelo pero su reacción repentina nos tomo por sorpresa, desde su mirada hasta su posición al incorporarse habían cambiado, su lenguaje medianamente intimidan y tranquilo a la vez era dificil de creer... los recuerdos salieron del baúl de mi memoria y a la cabeza me vino el coronel Frank Slade, por el que sentía culpa de no haber podido salvar esta noche, con el que me encariñe tan prontamente la noche anterior, era una locura pensarlo, pero ahora con todo lo visto y vivido la teoría de su fantasma poseyendo al inquisidor no sonaba tan descabellada.
Me ofreció su mano a la que tome casi de inmediato, sorprendido por su actitud y consternado a punto del colapso cuando el alerto la presencia de un intruso "No solo es tuya la victoria" resonó en mi cabeza, Mordred y Alex no murieron por nuestro secuestrador, alguien más estaba aquí... ¿Pero quién más además del fantasma nos tenia tanto coraje como para eliminarnos?
La mirada perdida de Gideon que solo yo podía notar hizo brotar de mi interior una esperanza cegadora -¿Es usted coronel?- susurre a sus espaldas mientras seguía en la posición retadora de unos instantes atrás, el solo volteo y sin centrar bien la mirada, solo con el dedo en sus labios podio que sellara los míos "Siempre tan listo hijo" asintió "terminemos con esto, la ayuda viene en camino", suspire en alivio, el coronel aún estaba entre los vivos y su mente estratega podía darme una salida a esta pesadilla de recuerdos pasados que al fin parecía concluida.
Más Gideon me sorprendía, el parecía otro, no era aquel hombre cargado de religiosidad que esperaba con resignación la salvación de su Dios, su mirada se mantenía perdida, era como ver a un depredador rondar a su presa, como ver frente a frente a un león hambriento, el inquisidor se había ido y en medio de esa imagen tan perturbadora, la pregunta surgió en mi cabeza ¿Seria por aquella violencia, por aquella malicia... por aquellos instintos que prefería mantenerlos reprimíos bajo la excusa de la cruz? y yo... ¿Estaria haciendo lo mismo, reprimiendo mis instintos bajo la excusa del miedo a locura o es que en ese miedo algo más se ocultaba?, por primera vez parecía darle la razón al agresor al que dirigí un mirada rápida.
Los vampiros eran rápidos y eso debía aprender, en lo que yo pensaba toda esa sarta de ideas, ellos se agredían, el bastón estaba roto, partido en dos y Gideon tenia pocas ventajas contra alguien como aquel hombre.
Moje mis labios como si de ello dependiera mi valentía, no sabia como detener la masacre pero lo intentaría, por primera vez actuaría sin el miedo por delante de mis torpes pasos, pero aquel que con risas aun seguía atormentando mi interior todo lo tenía calculado, parecía conocer a la perfección el movimiento de los otros y entonces me preguntaba ¿como lo lograba?
Gideon me fue arrojado con la fuerza brutal de un mamífero de enorme tamaño sin importar la especie, caímos al suelo y podía sentir el ardor de mi piel, cuando derrape en la tierra y el brazo sangrando cuando el demente logro abrirme una herida profunda con la parte astillosa del viejo bastón.
El discurso fue conciso y directo, a diferencia de lo que esperaba que hiciera con nosotros, entre lineas aún así podía leer su placer atroz cada vez que se aproximaba a nosotros, cada vez que nuestros rostros mostraban aflicción, cada vez que Gideon golpeaba el piso al contemplar impasible el cuerpo sin vida de Alex, la forma en como era utilizado para plasmar el ejemplo de nosotros mismos, la "broma" comenzaba a cobrar sentido, todo esto fue montado para darnos cuenta de los errores que seguíamos cometiendo, de olvidar todo por miedo al miedo... por egoístas.
Me daba lastima pensar en como Alex era descrito pero otra vez y aun cuando era el enemigo, el hombre vestido de arlequín tenia razón.... nosotros éramos el hombre promedio o aún mas bajo que eso -¿Como lo haces?- pregunte entre quejidos, mientras la sangre seguía brotando del brazo -¿Como puedes ver eso si tu...? ¿Como?- mi mano que blanca fue y llena de tierra se había cubierto ahora se sentía húmeda, estaba sangrando de más y las punzadas iban de menos a más.
Crei a que Gideon no se levantaría jamás, que seguiria descargando su coraje contra el suelo pero su reacción repentina nos tomo por sorpresa, desde su mirada hasta su posición al incorporarse habían cambiado, su lenguaje medianamente intimidan y tranquilo a la vez era dificil de creer... los recuerdos salieron del baúl de mi memoria y a la cabeza me vino el coronel Frank Slade, por el que sentía culpa de no haber podido salvar esta noche, con el que me encariñe tan prontamente la noche anterior, era una locura pensarlo, pero ahora con todo lo visto y vivido la teoría de su fantasma poseyendo al inquisidor no sonaba tan descabellada.
Me ofreció su mano a la que tome casi de inmediato, sorprendido por su actitud y consternado a punto del colapso cuando el alerto la presencia de un intruso "No solo es tuya la victoria" resonó en mi cabeza, Mordred y Alex no murieron por nuestro secuestrador, alguien más estaba aquí... ¿Pero quién más además del fantasma nos tenia tanto coraje como para eliminarnos?
La mirada perdida de Gideon que solo yo podía notar hizo brotar de mi interior una esperanza cegadora -¿Es usted coronel?- susurre a sus espaldas mientras seguía en la posición retadora de unos instantes atrás, el solo volteo y sin centrar bien la mirada, solo con el dedo en sus labios podio que sellara los míos "Siempre tan listo hijo" asintió "terminemos con esto, la ayuda viene en camino", suspire en alivio, el coronel aún estaba entre los vivos y su mente estratega podía darme una salida a esta pesadilla de recuerdos pasados que al fin parecía concluida.
Spencer Reid- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 03/03/2012
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Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
-Un fantasma dentro del vampiro, vaya cosas que tiene el destino- pensó mientras en su rostro una mueca retorcida parecía dibujarse -Así que veo... que a pesar de la muerte recibiste tu invitación ¿Coronel?- dijo siniestro, con una mirada retadora, mezcla de tintes divertidos y amenazantes -Me alegro tanto de que hayas venido... pero llegaste tarde a la fiesta, esto va acabar en unos segundos más- camino despacio entre el sigilo y la despreocupación -Eso del intruso no... no es un buen chiste- humedeció con saliva sus labios secos por la adrenalina, por la falta de sangre y de muerte -No, no, no lo es, sé ingenioso la próxima vez, si es que no te llevan al purgatorio primero- soltó una carcajada carente de la diversión de costumbre -Yo soy Nigma Riddler y jamás comparto los créditos de mis atrocidades- negó rápidamente y camino lejos del cuerpo del licántropo, se alejo de la esencia putrefacta de la muerte -Bueno- dijo en voz baja -Si Leviathán me tejió una trampa no sabe con quién se metió... mandar un intruso- su mirada se petrifico, se limitaba a ver el contraste del polvo y la tierra, de su consistencia y sus colores -Ni modo- encogió los hombros -No importa si me atrapa, ¡Estos estuvieron a punto de perder a cabeza, tuvieron que tirar la máscara!- hablaba para si de manera acelerada -Debían hacerlo o de lo contrario terminarían locos y con eso probé mi punto y le hice a el cazador un favor que nunca me agradecerá con la debida decencia que exijo, nadie confía en los locos- su voz cabizbaja daba paso al silencio, se mostraba distraído y expuesto a toda clase de ataques por parte del enemigo, pero ellos, el inquisidor poseído y el humano permanecían en la posición defensiva, en la mente de Nigma la duda saltaba ¿Que estaban pensando?.
-¡He probado mi punto!- exclamo inesperadamente -¡He demostrado que no hay diferencia entre alguien normal y yo, todo lo que toma es un mal día para que el hombre vivo o muerto y en apariencia más cuerdo se reduzca a la locura o sus diferentes facetas... unas más leves otras...otras más fuertes y todas cubiertas por una máscara que nos devuelva a la realidad aceptada por la mayoría!.... ustedes, yo, V y el fantasma hemos tenido malos días alguna vez... sino ¿Porque hemos de convertirnos en hombres disfrazados, enmascarados, cargando una personalidad que no corresponde a la que alguna vez idealizamos? ¿Porque otra razón debíamos sucumbir al disfraz del miedo, la obsesión, la ansiedad, la angustía, la depresión, la represión, la frialdad o la locura misma?- interrogo a sus interlocutores -Tuvimos un mal día como todos los hombres promedio... pero nosotros somos más sensibles que el resto, nunca nos enseñaron a ser fuertes y la mente tomo en sus manos la situación mediante sus propios mecanismos, mediante sus propios medios.... con algunos fue benevolente y no pasa de un problema emocional pero otros... y la única solución es admitirlo... solo hay dos opciones con máscara o sin ella.... ¡Y ustedes no lo admiten, no admiten que han pasado por allí y que pueden mejorar no importa cuantas cosas malas les haya o ustedes hayan hecho!- fijo su mirada en ellos, enfurecido -¡Por Dios me harán vomitar!- arrojo el bastón a la tierra -¿Que les sucedió a ustedes que no terminaron como yo? ¿Que les sucedió que solo se han desequilibrado en emociones?... yo no lo recuerdo bien ahora, a veces recuerdo ese mal día de una forma y a veces de otra, mi historia tiene finales alternativos, nada lindos, pero los tiene- trato de reirse a carcajadas, pero el momento lucido había regresado, aunque sol fuera una parte -El punto es que... mi punto es que me volví loco, cuando vi lo negra y horrible que era la broma del mundo... me volvi loco como un bobo.... pero no eres tonto, solo vez la realidad de la situación desde otro punto, eso debe responder a tu pregunta Spencer ¿Como lo hago, como veo las cosas a pesar de cargar con eso?- Suspiro profundamente -A veces la locura no es otra cosa que la razón presentada de diferente forma- volvió a sonreír de nuevo -¡Todo es una broma!... todos los que están involucrados en esta guerra fueron escogidos porque han lidiado con si mismos, han intentado desprenderse de las máscaras, ese es el chiste de mi broma... ustedes están a tiempo dede elegir una opción distinta que no los conduzca hasta donde yo estoy, que hayamos hecho cosas similares, que hayamos pensado atrocidades alguna vez no significa que tienen que terminar como yo... como sus familiares, ustedes tienen dos opciones ha su disposición... luchar por el cambio o ir de a poco a este mundo tan temido por los cuerdos, esta en ejecutar o eliminar sus pensamientos más oscuros, nadie lastima a otro sin pensarlo, nadie pierde el control de la nada... lo que se nos viene a la cabeza son solo pensamientos que se hacen realidad únicamente cuando has caído a donde yo estoy sin oír advertencias, sin ver las salidas- carcajadas brotaron de sus labios -¡Así que vean de sus desgracias el lado cómico! ¿Porque no se están riendo?-.
-¡He probado mi punto!- exclamo inesperadamente -¡He demostrado que no hay diferencia entre alguien normal y yo, todo lo que toma es un mal día para que el hombre vivo o muerto y en apariencia más cuerdo se reduzca a la locura o sus diferentes facetas... unas más leves otras...otras más fuertes y todas cubiertas por una máscara que nos devuelva a la realidad aceptada por la mayoría!.... ustedes, yo, V y el fantasma hemos tenido malos días alguna vez... sino ¿Porque hemos de convertirnos en hombres disfrazados, enmascarados, cargando una personalidad que no corresponde a la que alguna vez idealizamos? ¿Porque otra razón debíamos sucumbir al disfraz del miedo, la obsesión, la ansiedad, la angustía, la depresión, la represión, la frialdad o la locura misma?- interrogo a sus interlocutores -Tuvimos un mal día como todos los hombres promedio... pero nosotros somos más sensibles que el resto, nunca nos enseñaron a ser fuertes y la mente tomo en sus manos la situación mediante sus propios mecanismos, mediante sus propios medios.... con algunos fue benevolente y no pasa de un problema emocional pero otros... y la única solución es admitirlo... solo hay dos opciones con máscara o sin ella.... ¡Y ustedes no lo admiten, no admiten que han pasado por allí y que pueden mejorar no importa cuantas cosas malas les haya o ustedes hayan hecho!- fijo su mirada en ellos, enfurecido -¡Por Dios me harán vomitar!- arrojo el bastón a la tierra -¿Que les sucedió a ustedes que no terminaron como yo? ¿Que les sucedió que solo se han desequilibrado en emociones?... yo no lo recuerdo bien ahora, a veces recuerdo ese mal día de una forma y a veces de otra, mi historia tiene finales alternativos, nada lindos, pero los tiene- trato de reirse a carcajadas, pero el momento lucido había regresado, aunque sol fuera una parte -El punto es que... mi punto es que me volví loco, cuando vi lo negra y horrible que era la broma del mundo... me volvi loco como un bobo.... pero no eres tonto, solo vez la realidad de la situación desde otro punto, eso debe responder a tu pregunta Spencer ¿Como lo hago, como veo las cosas a pesar de cargar con eso?- Suspiro profundamente -A veces la locura no es otra cosa que la razón presentada de diferente forma- volvió a sonreír de nuevo -¡Todo es una broma!... todos los que están involucrados en esta guerra fueron escogidos porque han lidiado con si mismos, han intentado desprenderse de las máscaras, ese es el chiste de mi broma... ustedes están a tiempo dede elegir una opción distinta que no los conduzca hasta donde yo estoy, que hayamos hecho cosas similares, que hayamos pensado atrocidades alguna vez no significa que tienen que terminar como yo... como sus familiares, ustedes tienen dos opciones ha su disposición... luchar por el cambio o ir de a poco a este mundo tan temido por los cuerdos, esta en ejecutar o eliminar sus pensamientos más oscuros, nadie lastima a otro sin pensarlo, nadie pierde el control de la nada... lo que se nos viene a la cabeza son solo pensamientos que se hacen realidad únicamente cuando has caído a donde yo estoy sin oír advertencias, sin ver las salidas- carcajadas brotaron de sus labios -¡Así que vean de sus desgracias el lado cómico! ¿Porque no se están riendo?-.
Nigma Riddler- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 74
Fecha de inscripción : 27/04/2012
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Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
Las palabras del hombre dejaron frío al que ahora ocupaban el cuerpo de Gideon, un Coronel de mediana edad muerto en el combate de esta noche había anulado la consciencia de quien también además del detective inglés le habían acompañando en la noche anterior.
Para el coronel dentro del cuerpo del inquisidor la sensación de la fría piel le estremecía tanto que quería escapar de allí, entonces por primera vez alguien ademas del propio Gideon comprendió lo que es estar en sus zapatos, sentir el vacío, la melancolía y la rabia que acrecentaba cada vez que el hombre hablaba de forma directa, su corazón se hacia pequeño del dolor, de recuerdo que dejo para siempre el sufrimiento, el estigma de un hombre irresponsable, las granadas, esas armas de guerra explotando frente a sus ojos... reprimió el dolor y se olvido por un momento de lo extraño que resulto que el vampiro lo reconociese, que Spencer supiera quien estaba bajo la piel del vampiro.
-Tanto el villano como el atormentado deberían saber distinguir que el juego termino ¿No es así?- pronuncio en voz de Gideon -Después de la pelea y seguido de la emocionante persecución para culminar rápidamente con el decidido clímax, no hay diferencia entre los dos salvo un mal día, al final del acto de igual manera, bueno, malo e intermedio harán una salida dramática, los tres lo harán reflexionando en los errores de sus acciones, en el miedo que les provoca equivocarse, rayar en lo prohibido, dañar a los seres amados y aunque son solo pensamientos, los vemos como la profecía auntocumplida que jamás se realiza, solo es un pensamiento que le falta un componente para que realmente se ejecute: la voluntad de hacerlo y la falta de sentimientos, de remordimientos- por un momento su mente se aparto del momento, de la advertencia, del plan porque había pedido callar a Spencer -Por que nosotros somos nuestros más grandes enemigos, luchando a muerte por permanecer el anonimato de la máscara que nos cubra de los miedos y el que desea salir y ser lo que puede ser, el héroe de nuestras vidas- todo se torno en un profundo silencio, del cual se escucharon pasos venir, pisadas que venían rápidamente en su dirección < ¿Porque no ríes? > pregunto el hasta entonces conocido Nigma Riddler, por primera vez el coronel quedo sin argumento con el cual responder y abandono el cuerpo del vampiro al ver la proximidad de ala ayuda.
Gideon regreso en medio del desconcierto, lo único que sabia es que alguien apuntaba por la espalda y directamente el cuello del torturador, del hombre de cabellos verdes.
Para el coronel dentro del cuerpo del inquisidor la sensación de la fría piel le estremecía tanto que quería escapar de allí, entonces por primera vez alguien ademas del propio Gideon comprendió lo que es estar en sus zapatos, sentir el vacío, la melancolía y la rabia que acrecentaba cada vez que el hombre hablaba de forma directa, su corazón se hacia pequeño del dolor, de recuerdo que dejo para siempre el sufrimiento, el estigma de un hombre irresponsable, las granadas, esas armas de guerra explotando frente a sus ojos... reprimió el dolor y se olvido por un momento de lo extraño que resulto que el vampiro lo reconociese, que Spencer supiera quien estaba bajo la piel del vampiro.
-Tanto el villano como el atormentado deberían saber distinguir que el juego termino ¿No es así?- pronuncio en voz de Gideon -Después de la pelea y seguido de la emocionante persecución para culminar rápidamente con el decidido clímax, no hay diferencia entre los dos salvo un mal día, al final del acto de igual manera, bueno, malo e intermedio harán una salida dramática, los tres lo harán reflexionando en los errores de sus acciones, en el miedo que les provoca equivocarse, rayar en lo prohibido, dañar a los seres amados y aunque son solo pensamientos, los vemos como la profecía auntocumplida que jamás se realiza, solo es un pensamiento que le falta un componente para que realmente se ejecute: la voluntad de hacerlo y la falta de sentimientos, de remordimientos- por un momento su mente se aparto del momento, de la advertencia, del plan porque había pedido callar a Spencer -Por que nosotros somos nuestros más grandes enemigos, luchando a muerte por permanecer el anonimato de la máscara que nos cubra de los miedos y el que desea salir y ser lo que puede ser, el héroe de nuestras vidas- todo se torno en un profundo silencio, del cual se escucharon pasos venir, pisadas que venían rápidamente en su dirección < ¿Porque no ríes? > pregunto el hasta entonces conocido Nigma Riddler, por primera vez el coronel quedo sin argumento con el cual responder y abandono el cuerpo del vampiro al ver la proximidad de ala ayuda.
Gideon regreso en medio del desconcierto, lo único que sabia es que alguien apuntaba por la espalda y directamente el cuello del torturador, del hombre de cabellos verdes.
Gideon Stark- Condenado/Vampiro/Clase Alta
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Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
-Nadie se rie de eso porque ya lo hemos escuchado antes- aquel hombre de cabellos rubios y con un puro entre los labios estruja el arma que porta siempre consigo, apunta a la nuca sin temor alguno, en su rostro solo se ve reflejado el enfado y la rabia, tal parecía que a Constantine tampoco le había agradado el chiste contado por aquel miserable que levantaba las manos y permanecía inmóvil con una sonrisa de lado a lado -Y a nadie le resultó gracioso la primera vez, payaso de quinta- un tono oscuro predominaba en su voz, no era su tono original, el suyo era más rasposo y varonil, mas hipócrita y cínico, pero aquel era un tono que solo ocupaba cuando alguien más le resultaba intolerable, para asustar, para tratar de doblegar al enemigo inmutable -¿Sabes?, le intentaré quitar lo cómico a tu chiste de mal gusto, ¿quieres?- tomo otro pequeño inhalo de su puro y con altivez lo aparto de su boca con la mano que le quedaba libre, perdió de vista a su objetivo y ser tomo la molestia de observa a su alrededor, noto como todos le veía mudos e impasibles, noto en ellos la confusión y la desconfianza y con dll la sombra detrás del contraataque, era claro que eso pasaría después de todo habían pasado por mucho para sobrevivir en manos del extraño de cabellos verdes, luego su mirada se desvío al cielo de aquella noche, las estrellas, las cenizas navegando entre ellas, escucho el silencio y percibió el aroma de la sangre, de la muerte y de su puro a medio encender -Observa a todos los que están a tu alrededor- perpetro el silencio finalmente, mientras se acerco al oído de su víctima, sin separar el arma de su cuello -Ellos están bien, tan bien que han optado por enfrentarte si es necesario hasta la muerte- mojándose los labios prosiguió -¿Y sabes que demuestra eso ah?... que tu bromita de mal gusto no funciono, a pesar de tus dementes jueguitos, ¡tan solo miralos!, ellos siguen cuerdos como siempre lo han sido, así que... quizás la gente promedio no siempre colapsa- suspiro y bajo el arma, poniendose al frente, mirando por encima del hombro cual su costumbre, tiro el puro y lo aplasto con la suela de su bota -Quizás no hay ninguna necesidad de arrastrarse bajo una máscara de tu tipo con todas las repulsivas cosas pasadas cuando los problemas aparecen- guardo el arma que mantuvo fuera de la cintura todo el tiempo, frotandose con ella el cabello y la mejilla, dejo que fuera el fresco de la noche el que terminara tocándole hasta el momento en que su ceño se frunce, la ira se le sube a la cabeza, haciendo estirar las manos para tomarlo por el cuello de los ropajes con mano llena de rabia, olvidando que el no es ni siquiera cazador, olvidando que se arriesgo si el vampiro hubiese reaccionado, olvidando que el era brujo -¿Porque no reaccionas maldita sea?- pregunto desesperado, no entendía por que aun en su rostro estaba dibujada una amplia sonrisa, ¿Que le era tan gracioso? -Sabes quizás al final, esta máscara la has portado todo el tiempo, antes y después de lo que te haya ocurrido- Constantine fue sacado de balance, el hombre empezó a reír desproporcionadamente, sus ojos que le veían fijos de pronto estaba cerrados y llorosos por tanta risa que dejaba expulsar de sus labios -¡¿De que te ríes?!- pregunto agitándole sin soltarlo -¡¿De que ríes imbécil?!-.
Neil Constantine- Hechicero Clase Media
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Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
-Je, je, je JA JA JA JA- así eran las carcajadas fuera de control de Nigma, aquel que no se estaba inmutando con el arma en su nuca, aquel que no temblaban las piernas con el simple hecho de escuchar el tronido del arma mientras era sostenida por el nuevo visitante, aquel que permanecía con la amplia sonrisa que le caracterizaba radiantemente bien colocada, con su mirada siniestra observando directamente a cada uno de los que permanecía expectantes y confusos, quizás no sabían de que bando era el nuevo integrante y al decir verdad, Nigma también lo ignoraba, pero en en su cabeza planes siniestros y carentes de toda empatía se maquilaban en contra de Leviathán Shadow, el traidor que el aseguraba había mandado al matón rubio que le sostenía por el cuello del saco y buscando de él palabras o emociones... emociones.
Su estomago parecía estar cansado de tanta contracción provocada por su risa desenfrenada, finalmente tuvo que tomar aliento y fue allí cuando las palabras salieron de su garganta irritada -¿Apenas me conoces y ya te llevas de esa forma conmigo? ¿Tu madre no te enseño modales?, je je, je, je, JA JA JA JA- Negaba con su cabeza forzadamente y proseguía -¿De que me rió?... ¡De que más ha de ser hombre, de tu incapacidad de entender las bromas de humor negro! JA JA JA JA JA JA... Porque de eso trata mi broma, de humor negro y tu... tu tendrás que practicar más si no quieres morir de hambre, eres... eres... ¡Un pésimo comediante! JA JA JA JA JA JA- su rostro en un abrir y cerrar de ojos era distinto, motoso, fuera de toda lucidez ¿Enfadado?, quizás...
-Pero para que veas que yo no soy taaaaaan malo como piensas, te voy a enseñar el humor que más me da el placer que necesito... el dolor- sonrío y se aprovecho de la posición en la que estaba siendo sometido, solo le basto doblar su rodilla y golpear con fuerza en la parte intima de su agresor, quién se doblego al instante -Yo no sé por que siendo vampiro y teniendo habilidades siempre derribo a los demás como un vulgar mortal, ¿en que mundo vivimos hoy en día?- dijo con falso lamento y tomo fuerza de nuevo pateando severamente el rostro del rubio -Por suerte- inhalaba con esfuerzo y dificultad -Siempre tengo un as bajo la manga para estos casos- de su antebrazo logro sacar una navaja de diminuto tamaño pero de filo capaz de cortar la seda o cualquier tela con un solo roce -Veamos si esta pequeña es de tu tamaño- sonrió y volvió abalanzarse contra el hombre, sin prestar atención alrededor, por el momento solo le interesaba el intruso que echo su broma por la borda y eso ningún comediante de su categoría podía dejarlo pasar por alto, de cualquier forma Nigma lo disfrutaba ahora, sus ojos brillaban y su macabra sonrisa, las oscuridad de sus carcajadas seguían en su punto más álgido.
Su estomago parecía estar cansado de tanta contracción provocada por su risa desenfrenada, finalmente tuvo que tomar aliento y fue allí cuando las palabras salieron de su garganta irritada -¿Apenas me conoces y ya te llevas de esa forma conmigo? ¿Tu madre no te enseño modales?, je je, je, je, JA JA JA JA- Negaba con su cabeza forzadamente y proseguía -¿De que me rió?... ¡De que más ha de ser hombre, de tu incapacidad de entender las bromas de humor negro! JA JA JA JA JA JA... Porque de eso trata mi broma, de humor negro y tu... tu tendrás que practicar más si no quieres morir de hambre, eres... eres... ¡Un pésimo comediante! JA JA JA JA JA JA- su rostro en un abrir y cerrar de ojos era distinto, motoso, fuera de toda lucidez ¿Enfadado?, quizás...
-Pero para que veas que yo no soy taaaaaan malo como piensas, te voy a enseñar el humor que más me da el placer que necesito... el dolor- sonrío y se aprovecho de la posición en la que estaba siendo sometido, solo le basto doblar su rodilla y golpear con fuerza en la parte intima de su agresor, quién se doblego al instante -Yo no sé por que siendo vampiro y teniendo habilidades siempre derribo a los demás como un vulgar mortal, ¿en que mundo vivimos hoy en día?- dijo con falso lamento y tomo fuerza de nuevo pateando severamente el rostro del rubio -Por suerte- inhalaba con esfuerzo y dificultad -Siempre tengo un as bajo la manga para estos casos- de su antebrazo logro sacar una navaja de diminuto tamaño pero de filo capaz de cortar la seda o cualquier tela con un solo roce -Veamos si esta pequeña es de tu tamaño- sonrió y volvió abalanzarse contra el hombre, sin prestar atención alrededor, por el momento solo le interesaba el intruso que echo su broma por la borda y eso ningún comediante de su categoría podía dejarlo pasar por alto, de cualquier forma Nigma lo disfrutaba ahora, sus ojos brillaban y su macabra sonrisa, las oscuridad de sus carcajadas seguían en su punto más álgido.
Nigma Riddler- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/04/2012
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Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
-¡Se acabaron las bromas payaso!- exclamó abalanzándose contra el hombre de la navaja y aunque no conocía al nuevo intruso en aquella encrucijada trataría de detenerle de alguna forma, sin embargo mas allá de que ese sacrificio fuera para salvar algún alma humana, lo hacia para salvarse a el mismo o para tratar de enmendar lo que en algún pasado remoto no pudo afrontar, no pudo detener como el tanto hubiese querido.
Aún sin saber con exactitud lo que había sucedido, recordó aquel remoto pasado que el desatino escribió y que el mismo Gideon se había encharcado enterrar en los recovecos más profundos de su inmortal memoria, hincado y con las rodillas enterradas en el piso pudo recordar la noche en que mantenía la misma posición frente a los fríos cadáveres que permanecían en las puertas de sus goznes, sus padres que yacían con la mirada fija observaban inermes como su hijo fue transformado por vampiros en contra de su voluntad, como el cuerpo de Gideon pasó de mantenerse de rodillas a desplomarse sosteniendo aún con fe ciega aquel extraño crucifijo con el que su madre honraba y oraba a Dios Nuestro Señor todos los días.
Recordo el inmenso odio y la repulsión que le provocaron los vampiros desde aquel viejo momento, recordó cuanto era lo que se repugnaba a si mismo, cuanto se odiaba y cuanto era ya su pesar ante las culpas que cargaba encima, cuanto era la angustia y el remordimiento que causaba el simple hecho de recordar cuantas vidas había arrebatado para continuar existiendo, las veces que se había intentado quitar la vida pero que sin más no pudo, el no tenia el valor y sobre todo el jamás tuvo el corazón para las atrocidades que estaba obligado más no deseoso de hacer.
Pero sus puños se contrajeron y la furia contenida después de quinientos años era demasiada, en el hombre de cabellos verdes proyectaba a los que se atrevieron a perpetrar su hogar, era el único con el que podía desquitar todo lo que llevaba almacenado y aunque sabia que no era lo correcto pero ya no podía más.
-Si, conseguiste quitarnos las máscaras- decía con furia mientras con fuerza lo mantenía atado con su antebrazo por el cuello -Si lograste tu objetivo, entendí cuantas veces pude perder la cabeza por seres como ¡Tú!... miserables que repugno tanto como a mi mismo, que odio con todo lo que sobre de alma.... eso que a ti te falta ¡Porque tu nunca has llorado!... jamás entenderás nada de nosotros- reclamaba con lágrimas en los ojos -¡Porque jamás has visto a tus padres morir frente a ti!... pero y te voy a enseñar lo empatico que se puede ser... ¡Yo romperé mi juramento, yo voy a acabar contigo!, al fin y al cabo tu eres igual de despreciable e inhumano com los que me cubrieron el rostro con la ¡Máscara que tu acabas de romper!-.
Nigma no se movia bajo el yugo de Gideon Stark, el vampiro inquisidor observo las estrellas, que eran similares a las que iluminaban la tragedia que destruyo su vida muchos años atrás, recordó su nombre verdadero y volvió a almacenarlo como si su mente fuese un pedazo de papel que había sido utilizado para escribir todas las verdades que había recordado en una tinta incapaz de ser borrada, las lagrimas recorrieron sus pálidas mejillas rápidamente, la fuerza se fue de su regazo y en medio de recuerdos fugaces se percato de cuanto amaba la vida hasta de sus propios asesinos... -No puedo- dijo con voz débil -Otra vez el campaneo de la iglesia- susurro al escuchar las campanadas de Notre Dame -No soy un monstruo como tú- dijo y de a poco lo soltó, cayendo al suelo la víctima que trataba de retomar su aliento -Todo este tiempo lo que tu ve fue miedo... mato por instinto pero no... no por deseo, esa es la gran diferencia que yo no... veía...Dios Mío- entonces un vértigo pareció tomarlo preso y para el todo se tornó oscuro como la noche en que todo parecía terminar en eclipse de completa oscuridad... solo e igual que ahora parecía ver aunque muy a lo lejos la luz del Dios verdadero al final de aquel siniestro eclipse.
Aún sin saber con exactitud lo que había sucedido, recordó aquel remoto pasado que el desatino escribió y que el mismo Gideon se había encharcado enterrar en los recovecos más profundos de su inmortal memoria, hincado y con las rodillas enterradas en el piso pudo recordar la noche en que mantenía la misma posición frente a los fríos cadáveres que permanecían en las puertas de sus goznes, sus padres que yacían con la mirada fija observaban inermes como su hijo fue transformado por vampiros en contra de su voluntad, como el cuerpo de Gideon pasó de mantenerse de rodillas a desplomarse sosteniendo aún con fe ciega aquel extraño crucifijo con el que su madre honraba y oraba a Dios Nuestro Señor todos los días.
Recordo el inmenso odio y la repulsión que le provocaron los vampiros desde aquel viejo momento, recordó cuanto era lo que se repugnaba a si mismo, cuanto se odiaba y cuanto era ya su pesar ante las culpas que cargaba encima, cuanto era la angustia y el remordimiento que causaba el simple hecho de recordar cuantas vidas había arrebatado para continuar existiendo, las veces que se había intentado quitar la vida pero que sin más no pudo, el no tenia el valor y sobre todo el jamás tuvo el corazón para las atrocidades que estaba obligado más no deseoso de hacer.
Pero sus puños se contrajeron y la furia contenida después de quinientos años era demasiada, en el hombre de cabellos verdes proyectaba a los que se atrevieron a perpetrar su hogar, era el único con el que podía desquitar todo lo que llevaba almacenado y aunque sabia que no era lo correcto pero ya no podía más.
-Si, conseguiste quitarnos las máscaras- decía con furia mientras con fuerza lo mantenía atado con su antebrazo por el cuello -Si lograste tu objetivo, entendí cuantas veces pude perder la cabeza por seres como ¡Tú!... miserables que repugno tanto como a mi mismo, que odio con todo lo que sobre de alma.... eso que a ti te falta ¡Porque tu nunca has llorado!... jamás entenderás nada de nosotros- reclamaba con lágrimas en los ojos -¡Porque jamás has visto a tus padres morir frente a ti!... pero y te voy a enseñar lo empatico que se puede ser... ¡Yo romperé mi juramento, yo voy a acabar contigo!, al fin y al cabo tu eres igual de despreciable e inhumano com los que me cubrieron el rostro con la ¡Máscara que tu acabas de romper!-.
Nigma no se movia bajo el yugo de Gideon Stark, el vampiro inquisidor observo las estrellas, que eran similares a las que iluminaban la tragedia que destruyo su vida muchos años atrás, recordó su nombre verdadero y volvió a almacenarlo como si su mente fuese un pedazo de papel que había sido utilizado para escribir todas las verdades que había recordado en una tinta incapaz de ser borrada, las lagrimas recorrieron sus pálidas mejillas rápidamente, la fuerza se fue de su regazo y en medio de recuerdos fugaces se percato de cuanto amaba la vida hasta de sus propios asesinos... -No puedo- dijo con voz débil -Otra vez el campaneo de la iglesia- susurro al escuchar las campanadas de Notre Dame -No soy un monstruo como tú- dijo y de a poco lo soltó, cayendo al suelo la víctima que trataba de retomar su aliento -Todo este tiempo lo que tu ve fue miedo... mato por instinto pero no... no por deseo, esa es la gran diferencia que yo no... veía...Dios Mío- entonces un vértigo pareció tomarlo preso y para el todo se tornó oscuro como la noche en que todo parecía terminar en eclipse de completa oscuridad... solo e igual que ahora parecía ver aunque muy a lo lejos la luz del Dios verdadero al final de aquel siniestro eclipse.
Gideon Stark- Condenado/Vampiro/Clase Alta
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Fecha de inscripción : 05/05/2012
Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
Cerrando mis ojos e ignorando todo a mi alrededor lo único que pude hacer es elevar el arma y disparar dos tiros libres con la esperanza de no herir a nadie, las manos aún me temblaban puesto que en cada disparo estaba el recuerdo vivo de la pero y más cruel de las pesadillas, allí estaba, era Tobías , saludando como todas las noches, la atrocidad del crimen y la fatídica manera en como termino... no podía con el nudo que cada vez me robaba más oxigeno, pero no era este el momento más propicio para prever, sino para ayudar y tratar de explicar como es que en Gideon había logrado ver al Coronel... debía estar delirando.
Con el cabello desarreglado , mechones cubriendo mi sudorosa frente y los ojos impasibles, observe a un Gideon que parecía desvanecerse, un intruso que al enemigo bajo lo que parecía ser un encaramiento y yo con la pistola apunando todavía a tierra.
Me moje los labios y sin abandonar mi defensiva pose dije con voz quebrantada -No sé, ni quiero saber quién fue el que te envió, si fue el Fantasma parece que por primera vez ha fallado como el asesino que se cuenta que es y si es "V["/i] el que te ha mandado con la firme idea de que volveremos a su lado para concluir lo que no se pudo en el teatro, esta muy equivocado y escogió la peor manera de convencimiento, la más vil- entrecerré los ojos -Intimidación- baje el arma, observando a la luz media de la luna cada detalle, ahora trataba de recordar de donde la había tomado... -No voy a volver- afirme sin despegar la vista del arma -Fue... fue... demasiado en menos de un año y de cualquier forma ese hombre del teatro, la batalla queda fuera de nuestra capacidad... somos humanos, el fantasma y compañía son vampiros ¿Que oportunidad tenemos?- me encogí de hombros y levante la vista -Además, las bajas fueron demasiadas ya- declare cabizbajo -Alex, Mordred... el coronel.... Montserrat, la mitad con los que yo empece combatiendo en esta cruzada sin sentido ya no están- Los recuerdos con cada uno los vi pasar de forma instantánea y rápida y ellos... parecían tan tangibles pero inalcanzables que el sueño termino demasiado pronto.
Cuando desperté seguía allí, plantado en el polvo del piso, con el arma apunto de caerse de mi mano, Gideon expectante, aquel extraño de cabellos rubios, indiferente y nuestro torturador sonriente -Lo único que me llevo es...el rostro que ocultaba la máscara del miedo- les mire por ultima vez, sonreí discretamente, desganado y arroje el arma al piso -Yo si quiero olvidar... lo siento, pero esto es un asunto complejo, fuera de toda mi lógica... esto es desquisiado- me di media vuelta y empece a caminar con rumbo desconocido, quizás con la certeza de que el mismo hombre que asesino a sangre fría a mis compañeros en aquel circo abandonado vendría por mi y sino las puertas para el fantasma estaban abiertas.
Con el cabello desarreglado , mechones cubriendo mi sudorosa frente y los ojos impasibles, observe a un Gideon que parecía desvanecerse, un intruso que al enemigo bajo lo que parecía ser un encaramiento y yo con la pistola apunando todavía a tierra.
Me moje los labios y sin abandonar mi defensiva pose dije con voz quebrantada -No sé, ni quiero saber quién fue el que te envió, si fue el Fantasma parece que por primera vez ha fallado como el asesino que se cuenta que es y si es "V["/i] el que te ha mandado con la firme idea de que volveremos a su lado para concluir lo que no se pudo en el teatro, esta muy equivocado y escogió la peor manera de convencimiento, la más vil- entrecerré los ojos -Intimidación- baje el arma, observando a la luz media de la luna cada detalle, ahora trataba de recordar de donde la había tomado... -No voy a volver- afirme sin despegar la vista del arma -Fue... fue... demasiado en menos de un año y de cualquier forma ese hombre del teatro, la batalla queda fuera de nuestra capacidad... somos humanos, el fantasma y compañía son vampiros ¿Que oportunidad tenemos?- me encogí de hombros y levante la vista -Además, las bajas fueron demasiadas ya- declare cabizbajo -Alex, Mordred... el coronel.... Montserrat, la mitad con los que yo empece combatiendo en esta cruzada sin sentido ya no están- Los recuerdos con cada uno los vi pasar de forma instantánea y rápida y ellos... parecían tan tangibles pero inalcanzables que el sueño termino demasiado pronto.
Cuando desperté seguía allí, plantado en el polvo del piso, con el arma apunto de caerse de mi mano, Gideon expectante, aquel extraño de cabellos rubios, indiferente y nuestro torturador sonriente -Lo único que me llevo es...el rostro que ocultaba la máscara del miedo- les mire por ultima vez, sonreí discretamente, desganado y arroje el arma al piso -Yo si quiero olvidar... lo siento, pero esto es un asunto complejo, fuera de toda mi lógica... esto es desquisiado- me di media vuelta y empece a caminar con rumbo desconocido, quizás con la certeza de que el mismo hombre que asesino a sangre fría a mis compañeros en aquel circo abandonado vendría por mi y sino las puertas para el fantasma estaban abiertas.
Spencer Reid- Humano Clase Media
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Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
-¡Desquiciado!- exclamo Slade haciendose visible para todo el que estaba en ese horrendo y oscuro lugar, sin embargo el coronel lo hacía para detener a Spencer y solo a él, ese muchacho que pareció haberse ganado un poco del afecto que aún poseía el viejo Frank, ese sentimentalismo que estaba cubierto por capas de amargura y frío orgullo de todo buen militar -¡Yo te enseñaría que es eso! ¡No tienes la más remota idea de lo que es eso, lo has visto pero solo lo imaginas como ha de sentirse, solo le temes Spencer pero no le conoces en realidad! ¡Te lo enseñaría Spencer pero estoy demasiado viejo, demasiado cansado, muerto y desgraciadamente ciego!- su ceño se frunce, algo arde en su interior, es un coraje profundo, una decepción de aquel que creía un buen cadete.
La mirada del coronel se mantiene al frente, fija y sin parpadeo, no ve absolutamente nada con ella pero si con la mente, con los sentidos, los mismos que le dictan que Reid se ha detenido, incrédulo y confuso a lo que ve, con el miedo natural de todo hombre a lo desconocido, sabe que dio media vuelta desde que le escucho gritar, sabe que esta petrificado, el coronel guarda silencio, sintiendo en su hombro la mano de Turandot, intentando inútilmente de serenar aquella respiración rápida y entrecortada, pero el coronel no ha terminado con su discurso, solo esta calculando, pensando fríamente en sus siguientes palabras -¡Si fuera el hombre que fui en vida, el hombre que fui antes de perder la vista, ya hubiera usado un cañón y toda la artillería contra este lugar, contra, el teatro, contra ti y contra todos ustedes, bola de cobardes!- negó con la cabeza -Desquiciado- murmuro -¡¿Con quien rayos crees que estas hablando?! ¡¿Contra quien rayos crees que te estas enfrentando?!- seguía con la mirada fija, sumergida en la nada, en la densa oscuridad a la que estaba condenado, a donde la imaginación seguía dictando que Spencer estaba de pie, temblando pavorosamente -He vivido mucho ¿Sabes?... hubo un tiempo en el que podía ver ¡Vaya que he visto! ¡He visto a chicos como ustedes, más jóvenes que ustedes con los brazos amputados, con las piernas arrancadas, con compañeros de guerra asesinados frente a ellos y ninguno de ellos se rindió únicamente por que veían desventajas, porque creían ser menos que el enemigo y con posibilidades escasas de conseguir la victoria, porque les tiraron la máscara a base de torturas y remembranzas al pasado! ¡Nadie Spencer se rindió por eso o porque les faltara un maldita parte del cuerpo!-
Por un momento el coronel cerro sus ojos, trato de contar internamente mientras el abismo del silencio en aquel lugar iba tomando proporciones más grandes -Yo llegue a muchas encrucijadas en mi vida Spencer- retomo la palabra, mientras lentamente sus párpados dejaban ver sus pupilas fijas y cristalinas -¡Y siempre!... siempre supe cual era el camino correcto pero nunca lo tome... ¿Sabes porque? porque era increíblemente duro y si tu que has llegado a la encrucijada escoges el camino más simple, por miedo... déjame decirte que estas más ciego que yo- guardo silencio -¡Si te vas amputaras tu propia alma! ... y para eso Spencer ya no hay remedio... ¡Largate como el maldito cobarde que eres pero yo así como ves, viejo, ciego y muerto voy a seguir en pie de batalla porque yo no morí en vano! ¡Porque si por lo menos no ganamos contra The Phantom, nuestro movimiento será una advertencia de que París no se rendirá solo porque el tiene trucos, solo porque es un inmortal, un oscuro y peligroso vampiro! ¡Sabrá que todo tiene un fin y que no siempre la suerte estará de su lado!- su postura se ergio y sus labios diminutos tras su coraje, dictaron una ultima frase -Largate de una buena vez que yo me quedare al frente de todo esto... ¡Porque yo no permitiré más ejecuciones de almas!- Dio media vuelta y con una expresión dolorosa le dio la espalda a su oyente, de a poco su silueta fue desapareciendo hasta quedar invisible de nueva cuenta para los ojos de propios y extraños.
La mirada del coronel se mantiene al frente, fija y sin parpadeo, no ve absolutamente nada con ella pero si con la mente, con los sentidos, los mismos que le dictan que Reid se ha detenido, incrédulo y confuso a lo que ve, con el miedo natural de todo hombre a lo desconocido, sabe que dio media vuelta desde que le escucho gritar, sabe que esta petrificado, el coronel guarda silencio, sintiendo en su hombro la mano de Turandot, intentando inútilmente de serenar aquella respiración rápida y entrecortada, pero el coronel no ha terminado con su discurso, solo esta calculando, pensando fríamente en sus siguientes palabras -¡Si fuera el hombre que fui en vida, el hombre que fui antes de perder la vista, ya hubiera usado un cañón y toda la artillería contra este lugar, contra, el teatro, contra ti y contra todos ustedes, bola de cobardes!- negó con la cabeza -Desquiciado- murmuro -¡¿Con quien rayos crees que estas hablando?! ¡¿Contra quien rayos crees que te estas enfrentando?!- seguía con la mirada fija, sumergida en la nada, en la densa oscuridad a la que estaba condenado, a donde la imaginación seguía dictando que Spencer estaba de pie, temblando pavorosamente -He vivido mucho ¿Sabes?... hubo un tiempo en el que podía ver ¡Vaya que he visto! ¡He visto a chicos como ustedes, más jóvenes que ustedes con los brazos amputados, con las piernas arrancadas, con compañeros de guerra asesinados frente a ellos y ninguno de ellos se rindió únicamente por que veían desventajas, porque creían ser menos que el enemigo y con posibilidades escasas de conseguir la victoria, porque les tiraron la máscara a base de torturas y remembranzas al pasado! ¡Nadie Spencer se rindió por eso o porque les faltara un maldita parte del cuerpo!-
Por un momento el coronel cerro sus ojos, trato de contar internamente mientras el abismo del silencio en aquel lugar iba tomando proporciones más grandes -Yo llegue a muchas encrucijadas en mi vida Spencer- retomo la palabra, mientras lentamente sus párpados dejaban ver sus pupilas fijas y cristalinas -¡Y siempre!... siempre supe cual era el camino correcto pero nunca lo tome... ¿Sabes porque? porque era increíblemente duro y si tu que has llegado a la encrucijada escoges el camino más simple, por miedo... déjame decirte que estas más ciego que yo- guardo silencio -¡Si te vas amputaras tu propia alma! ... y para eso Spencer ya no hay remedio... ¡Largate como el maldito cobarde que eres pero yo así como ves, viejo, ciego y muerto voy a seguir en pie de batalla porque yo no morí en vano! ¡Porque si por lo menos no ganamos contra The Phantom, nuestro movimiento será una advertencia de que París no se rendirá solo porque el tiene trucos, solo porque es un inmortal, un oscuro y peligroso vampiro! ¡Sabrá que todo tiene un fin y que no siempre la suerte estará de su lado!- su postura se ergio y sus labios diminutos tras su coraje, dictaron una ultima frase -Largate de una buena vez que yo me quedare al frente de todo esto... ¡Porque yo no permitiré más ejecuciones de almas!- Dio media vuelta y con una expresión dolorosa le dio la espalda a su oyente, de a poco su silueta fue desapareciendo hasta quedar invisible de nueva cuenta para los ojos de propios y extraños.
Frank Slade- Fantasma
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Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
Turandot se sorprendió de la dureza y la firmeza de aquellas palabras, jamás habia visto a un hombre que dentro de tanta amargura poseía un verdadero arsenal de buena sabiduría, quedo boquiabierto y al mismo tiempo su corazón si es que aún tenía y su alma se partían en dos al ver como el Coronel Slade reflejaba su realidad, como la admitía y como al aceptar su crudeza esta le hería y casi le atravesaba del lado a lado como una lanza que le estaba matando o que ya le había matado en vida.
El fantasma allí contemplando con sus ojos tristes y llorosos supo entonces que probablemente nadie se había dado cuenta de todo lo que aquel hombre padecía, que nadie le tendió la mano o puso tan siquiera un poco de fuerza para sacar lo que llevaba incrustado en el cuerpo espiritual, un nudo en la garganta parecía formarse y tenia ganas de hacer mil cosas en ese momento, de gritar, de alabar, de abrazarlo y aplaudirle su gran hazaña, pero no podía, porque el Coronel era duro hasta donde el conocía, le reprocharía y quizás lo dejaría por ser tan blando y eso Turandot ya no lo podría resistir, ya no quería estar más siglos solo en espera de alguien que le escuchara o que no saliera huyendo con tan solo verle y no tocarle, así que guardo silencio… además al ver toda la escena y recordar a Sarah muerta supo que no era el momento de celebraciones, el momento de actuar junto a su único amigo y su aparente hijo adoptivo.
Pero más sorprendente le resultaba a Turandot la adaptación de Slade a su estado fantasmal, le sorprendí o enormemente las hazañas que había logrado ya, había poseído un cuerpo y se había aparecido así de la nada enfrente de todos sus conocidos incluido de aquel chico rubio que permanecía de rodillas impactado al verle, aquel que corrió a abrazarle pero no pudo por Slade ya no era algo solido, solo etéreo.
La situación le conmovió pero no se atrevió a aparecer entre todos, el era un vagabundo tímido, de buen y gran corazón, sensible hasta el muro de enfrente que no dañaría ni a una flor, el no era como el coronel, a él le apenaba su estado, sus ropajes viejos y rotos que le acompañaron desde el mismo día en que comenzó su carrera como alma en pena y testigo mudo del pasar de los años y los siglos, incluso odiaba su propia voz, no le gustaba su sonido, así que ni siquiera hizo el esfuerzo por emitir algo con lo que el juzgaba un graznido de pato o de ganso.
Observo el bastón, le dio más de dos vueltas y después vio la tierra y a su mente vino una idea que quizás asustaría a todos menos al brujo que parecía estar inmutable ante el discurso pero que Turandot creía seria su aportación a lo que vendría seguramente después de esto, así la tierra comenzó a levantarse con ayuda del viento el bastón, allí en cuclillas el fantasma escribía sin dar cuenta del estado emocional de los que ahí se encontraban:
“En la vida no hay errores, solo lecciones….
Quisiera ayudar a todos de ser posible, es momento en que todos enmendemos errores y enfrentemos los miedos, nuestros conocimientos sobre quienes creímos que éramos nos hicieron cínicos y nuestra aparente inteligencia duros y desconsiderados con nosotros mismos, vean las ventajas de que su máscara ha caído ahora, no maldigan, no huyan, no hay nada malo en ustedes, pues la desgracia que nos aqueja es la muerte del falso, hay algo mejor que ha salido, algo que puede ser pulido y que quizás no gane esta batalla pero dejará en los anales de la historia parisina el intento de la liberación de todo un pueblo representado por valientes escogidos por otro valiente que se enfrentan con el dictador que ha de quedar marcado con este asunto en su memoria, ¡No se sometan, no sean la carne de cañón! ¡Sean Heroes de ustedes, de París!, Hemos pensado y hablado demasiado y hemos sentido muy poco… es la hora ¡De pelear por un mundo nuevo, un París decente!
Y… yo, amigo del coronel, aunque no me deje ver como él… esteré con ustedes en pie de lucha.
Turandot”
El fantasma allí contemplando con sus ojos tristes y llorosos supo entonces que probablemente nadie se había dado cuenta de todo lo que aquel hombre padecía, que nadie le tendió la mano o puso tan siquiera un poco de fuerza para sacar lo que llevaba incrustado en el cuerpo espiritual, un nudo en la garganta parecía formarse y tenia ganas de hacer mil cosas en ese momento, de gritar, de alabar, de abrazarlo y aplaudirle su gran hazaña, pero no podía, porque el Coronel era duro hasta donde el conocía, le reprocharía y quizás lo dejaría por ser tan blando y eso Turandot ya no lo podría resistir, ya no quería estar más siglos solo en espera de alguien que le escuchara o que no saliera huyendo con tan solo verle y no tocarle, así que guardo silencio… además al ver toda la escena y recordar a Sarah muerta supo que no era el momento de celebraciones, el momento de actuar junto a su único amigo y su aparente hijo adoptivo.
Pero más sorprendente le resultaba a Turandot la adaptación de Slade a su estado fantasmal, le sorprendí o enormemente las hazañas que había logrado ya, había poseído un cuerpo y se había aparecido así de la nada enfrente de todos sus conocidos incluido de aquel chico rubio que permanecía de rodillas impactado al verle, aquel que corrió a abrazarle pero no pudo por Slade ya no era algo solido, solo etéreo.
La situación le conmovió pero no se atrevió a aparecer entre todos, el era un vagabundo tímido, de buen y gran corazón, sensible hasta el muro de enfrente que no dañaría ni a una flor, el no era como el coronel, a él le apenaba su estado, sus ropajes viejos y rotos que le acompañaron desde el mismo día en que comenzó su carrera como alma en pena y testigo mudo del pasar de los años y los siglos, incluso odiaba su propia voz, no le gustaba su sonido, así que ni siquiera hizo el esfuerzo por emitir algo con lo que el juzgaba un graznido de pato o de ganso.
Observo el bastón, le dio más de dos vueltas y después vio la tierra y a su mente vino una idea que quizás asustaría a todos menos al brujo que parecía estar inmutable ante el discurso pero que Turandot creía seria su aportación a lo que vendría seguramente después de esto, así la tierra comenzó a levantarse con ayuda del viento el bastón, allí en cuclillas el fantasma escribía sin dar cuenta del estado emocional de los que ahí se encontraban:
“En la vida no hay errores, solo lecciones….
Quisiera ayudar a todos de ser posible, es momento en que todos enmendemos errores y enfrentemos los miedos, nuestros conocimientos sobre quienes creímos que éramos nos hicieron cínicos y nuestra aparente inteligencia duros y desconsiderados con nosotros mismos, vean las ventajas de que su máscara ha caído ahora, no maldigan, no huyan, no hay nada malo en ustedes, pues la desgracia que nos aqueja es la muerte del falso, hay algo mejor que ha salido, algo que puede ser pulido y que quizás no gane esta batalla pero dejará en los anales de la historia parisina el intento de la liberación de todo un pueblo representado por valientes escogidos por otro valiente que se enfrentan con el dictador que ha de quedar marcado con este asunto en su memoria, ¡No se sometan, no sean la carne de cañón! ¡Sean Heroes de ustedes, de París!, Hemos pensado y hablado demasiado y hemos sentido muy poco… es la hora ¡De pelear por un mundo nuevo, un París decente!
Y… yo, amigo del coronel, aunque no me deje ver como él… esteré con ustedes en pie de lucha.
Turandot”
Turandot- Fantasma
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Fecha de inscripción : 18/11/2013
Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
Constantine, ese hombre de cabellos lacios y rubios no era el más afanado de los sentimentalismos, el era algo más inclino hacia la acción como lo había hecho momentos atrás, lanzando hechizos, peleándose contra el mundo, viviendo solo, completamente solo, se podía decir que el tenia el corazón de hielo, podía sonreírte únicamente por hipocresía o llorar aunque no siéntese nada si es que la situación le convenía.
El a partir de la captura del agresor había permanecido inmóvil, en medio de la conclusión de tan interesante conflicto y había sido testigo de las presencias fantasmales que eran dos integrantes más del grupo que se había defendido aferradamente del hombre extraño, ante los discursos no había sentido más que un enorme aburrimiento, necesitaba aire, necesitaba tener lo que ambicionaba en las manos y continuar su camino como trotamundos, sin rumbo fijo y en busca de más objetos esotéricos y de valor considerable, más por el momento al menos de que permaneciera en medio del conflicto podía tener en sus manos la preciada joya que había venido a buscar a París.
Si bien no sentía nada el discurso del coronel lo dejo sin palabras, su rudeza y su firmeza habían impactado enormemente a quien levantaba su puro del suelo después de de la pelea, se figuro que en vida aquel hombre debió ser severo pero también muy amargado y severo como lo era él -Nunca pensé que tendría el honor de ver una dramática obra parisina sin pagar boleto- dijo secamente sin sacarse el puro de la boca -Todo ese dramatismo esta excelente si solo se tratará de un concurso de artes escénicas pero les refrescaré la memoria caballeros, por sino lo recuerdan estamos en medio de una guerra, entre dos enmascarados y París no puede esperar tres mil siglos más hasta que descubran el verdadero significado de su existencia fuera de toda máscara falsa- suspirando y con una mueca rebelde en el rostro aquel hombre arrastro su casi metro noventa hasta donde Spencer se encontraba de rodillas llorando de felicidad, Constatine lo tomo por el cuello de su camisa rota y quemada y lo puso de pie en un santiamén -Ahora… se preguntaran ¿Quien rayos soy yo?, buenomi nombre es Constantine y solo eso, soy un hechicero y caza fantasmas profesional, trotamundos y vengo a París porque aquí hay algo me interesa, un objeto esotérico de gran valor que necesito alejar del conocimiento de los hombres y…. lamentablemente lo tiene el del bando contrario, he estado al tanto del que aquí conocen como The Phantom y a hecho alianzas con un hombre que se hace llamar Rorschach, lo que busco lo tiene el entre sus tropas que puso a disposición del enmascarado, la corte de los búhos eran una mafia de demonios de la que había de cuidarse, el fantasma tiene magia a su favor, yo los encontré y no necesariamente por casualidad, sucede que yo también tengo ciertas maneras de saber el futuro o de rastrear lo que es de mi interés, soy un buen detective, quizás sucesor de Sherlock Holmes- dijo con altivez y observando a todos por encima del hombro -Ya que los salve de este maniaco- se aproximo al hombre que permanecía atado por las manos del otro vampiro inquisidor -Quiero que me lleven con su líder, le diga esta información y me facilite el acceso en el encuentro final- sonrío con frialdad mientras tomaba de nuevo el arma apuntando al cráneo del hombre de cabellos verdes -Solo tengo una duda ¿Que planean hacer con este payaso?-
El a partir de la captura del agresor había permanecido inmóvil, en medio de la conclusión de tan interesante conflicto y había sido testigo de las presencias fantasmales que eran dos integrantes más del grupo que se había defendido aferradamente del hombre extraño, ante los discursos no había sentido más que un enorme aburrimiento, necesitaba aire, necesitaba tener lo que ambicionaba en las manos y continuar su camino como trotamundos, sin rumbo fijo y en busca de más objetos esotéricos y de valor considerable, más por el momento al menos de que permaneciera en medio del conflicto podía tener en sus manos la preciada joya que había venido a buscar a París.
Si bien no sentía nada el discurso del coronel lo dejo sin palabras, su rudeza y su firmeza habían impactado enormemente a quien levantaba su puro del suelo después de de la pelea, se figuro que en vida aquel hombre debió ser severo pero también muy amargado y severo como lo era él -Nunca pensé que tendría el honor de ver una dramática obra parisina sin pagar boleto- dijo secamente sin sacarse el puro de la boca -Todo ese dramatismo esta excelente si solo se tratará de un concurso de artes escénicas pero les refrescaré la memoria caballeros, por sino lo recuerdan estamos en medio de una guerra, entre dos enmascarados y París no puede esperar tres mil siglos más hasta que descubran el verdadero significado de su existencia fuera de toda máscara falsa- suspirando y con una mueca rebelde en el rostro aquel hombre arrastro su casi metro noventa hasta donde Spencer se encontraba de rodillas llorando de felicidad, Constatine lo tomo por el cuello de su camisa rota y quemada y lo puso de pie en un santiamén -Ahora… se preguntaran ¿Quien rayos soy yo?, buenomi nombre es Constantine y solo eso, soy un hechicero y caza fantasmas profesional, trotamundos y vengo a París porque aquí hay algo me interesa, un objeto esotérico de gran valor que necesito alejar del conocimiento de los hombres y…. lamentablemente lo tiene el del bando contrario, he estado al tanto del que aquí conocen como The Phantom y a hecho alianzas con un hombre que se hace llamar Rorschach, lo que busco lo tiene el entre sus tropas que puso a disposición del enmascarado, la corte de los búhos eran una mafia de demonios de la que había de cuidarse, el fantasma tiene magia a su favor, yo los encontré y no necesariamente por casualidad, sucede que yo también tengo ciertas maneras de saber el futuro o de rastrear lo que es de mi interés, soy un buen detective, quizás sucesor de Sherlock Holmes- dijo con altivez y observando a todos por encima del hombro -Ya que los salve de este maniaco- se aproximo al hombre que permanecía atado por las manos del otro vampiro inquisidor -Quiero que me lleven con su líder, le diga esta información y me facilite el acceso en el encuentro final- sonrío con frialdad mientras tomaba de nuevo el arma apuntando al cráneo del hombre de cabellos verdes -Solo tengo una duda ¿Que planean hacer con este payaso?-
Neil Constantine- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 39
Fecha de inscripción : 02/08/2014
Re: El despertar de los caídos (Le due maschere della notte part.III)
Atrapado por sus propias víctimas, atado con hechizos que nadie más podría romper, una escena melancólica y la promesa de la reivindicación y el final de una guerra entre dos máscaras que no estaban precisamente en el mismo nivel de combate, allí el brillo de los dientes apocaba toda estrella y toda luna, allí una sonrisa resplandecía más que la confusión, la muerte y las lágrimas, allí derrotado y de rodillas Nigma no dejaba de sonreír, con tan solo verlos, escucharlos y sentir su coraje simpatizante con la causa del cazador sabía que su trabajo estaba hecho, ellos regresarían a terminar lo que empezó y por fin vengaría la muerte de su amada dominé- domino y eso le hacia más que feliz, ahora era a ese hombre disfrazado de payaso al que tocaba dar cierre a lo que el mismo empezó.
-Bueno- interrumpió al brujo -¿Que están esperando?- interrogo -Les agredí física y mentalmente, casi los mato y… ¿No piensan darme una paliza ahora que se han renovado?- sonrío y negó sutilmente con la cabeza mientras el mechón del flequillo verde cubría su siniestra mirada -No son tan idiotas después de todo, ustedes saben que yo soy su salida para reencontrarse con V ¿cierto?… eso… eso… solo significa una cosa…. ¡Que hice un estupendo trabajo! ja ja ja ja ja ja- paro de reír y su sonrisa se convirtió en una delgada linea sobre su rostro, linea que combinaba perfectamente con su mirada rendida y tranquila -Dentro de todo saben que yo les di las armas para lo que puede ser su ultima oportunidad de remediar todo su reverendo desastre- la sobriedad de sus palabras termino rota cuando sus brazos sujetos por manos heladas y muertas y un par de poderes mágicos se movían al ritmo de pequeñas risas reprimidas, una lluvia comenzaba a poblar París, allí se dio cuenta de su tiempo, la tortura había tardado días y noches pero él no supo distinguir su sueño del tiempo despierto, sin embargo el sabía que allí todo cuanto había hecho si sucedió pero no en la hora y la madrugada exacta, quizás fueron más de cinco días, al horizonte no se veía ningún teatro en llamas, no se veía que la lluvia causará efecto en el calor… solo escuchaba a Domine, solo escuchaba su canto, sus risas desenfrenadas, sus torturas y su derrota que también estaba planeada aunque no de aquella forma, entonces el supo que ya era el momento de regresar, en su mente, ahora cuerda contó los días, solo quedaba una semana para que llegará el día cinco de Noviembre, en el que V le aviso de su plan final.
-Lo siento, lo siento- trato de disculparse en vano, las risas cada vez retomaban su poderío -Es que recordé un chiste, ¡Bah! todo esto es un monstruoso y demente chiste je je je je …. ¿Saben porque me río? je je je je- después su silencio y una voz oscura y torva se apodero de aquel hombre que no veía a nadie, más que a la nada, esa nada que a veces se tornaba deliciosamente divertida y eterna -Yo… yo… Yo río para no llorar, río para gritar, río para morir, riendo… y mi risa siempre ha sido y será mi llanto je je je je ¡JA JA JA JA JA JA JA!-.
Y así levantado con dificultad entre propios y extraños, entre sus propias víctimas se fueron del circo abandonado, dejando atrás los muertos, la decepción y las máscaras rotas, pedazos de porcelana que explotaron bajo aquella risa siniestra y potente, aquella risa fuera de toda realidad que se volvía la única luz a la salida del laberinto,esa luz que les llevaba a don de el cazador se escondía, a donde ya estaba escrito su destino final, vivos o muertos, eso solo sabrían hasta el día que llegara el 5 de noviembre y de la broma asesina solo haya quedado los cadáveres de los caídos que iban ahora como soldados de batalla, armados con sus miedos afilados como espadas… la broma asesina, mato al espíritu derrotado de ese puñado de hombres, con esas risas dispares al final del chiste, habían provocado el despertar de los caídos.
Finalmente las dos canicas verdes se centran en ti fijamente, suspiran y se rien, se revelan ante ti en la media luz que les ilumina mientras te observa y camina, forzado por la violencia del enemigo -Piénsalo- te susurra -Si todos nos mostráramos tal y como somos ¿Cuantos desquiciados no habría en este mundo?- toma aliento -Y tu ¿Cuando piensas quitarte la máscara o prefieres que yo lo haga?...- poco a poco se pierde entre la oscuridad de tu entorno -¿Te asuste?- pregunta -Dime ¿Ese no fue un buen chiste?- e inmediatamente la risa brota de sus labios hasta perderse por el camino a la Galería de las sombras...
-Bueno- interrumpió al brujo -¿Que están esperando?- interrogo -Les agredí física y mentalmente, casi los mato y… ¿No piensan darme una paliza ahora que se han renovado?- sonrío y negó sutilmente con la cabeza mientras el mechón del flequillo verde cubría su siniestra mirada -No son tan idiotas después de todo, ustedes saben que yo soy su salida para reencontrarse con V ¿cierto?… eso… eso… solo significa una cosa…. ¡Que hice un estupendo trabajo! ja ja ja ja ja ja- paro de reír y su sonrisa se convirtió en una delgada linea sobre su rostro, linea que combinaba perfectamente con su mirada rendida y tranquila -Dentro de todo saben que yo les di las armas para lo que puede ser su ultima oportunidad de remediar todo su reverendo desastre- la sobriedad de sus palabras termino rota cuando sus brazos sujetos por manos heladas y muertas y un par de poderes mágicos se movían al ritmo de pequeñas risas reprimidas, una lluvia comenzaba a poblar París, allí se dio cuenta de su tiempo, la tortura había tardado días y noches pero él no supo distinguir su sueño del tiempo despierto, sin embargo el sabía que allí todo cuanto había hecho si sucedió pero no en la hora y la madrugada exacta, quizás fueron más de cinco días, al horizonte no se veía ningún teatro en llamas, no se veía que la lluvia causará efecto en el calor… solo escuchaba a Domine, solo escuchaba su canto, sus risas desenfrenadas, sus torturas y su derrota que también estaba planeada aunque no de aquella forma, entonces el supo que ya era el momento de regresar, en su mente, ahora cuerda contó los días, solo quedaba una semana para que llegará el día cinco de Noviembre, en el que V le aviso de su plan final.
-Lo siento, lo siento- trato de disculparse en vano, las risas cada vez retomaban su poderío -Es que recordé un chiste, ¡Bah! todo esto es un monstruoso y demente chiste je je je je …. ¿Saben porque me río? je je je je- después su silencio y una voz oscura y torva se apodero de aquel hombre que no veía a nadie, más que a la nada, esa nada que a veces se tornaba deliciosamente divertida y eterna -Yo… yo… Yo río para no llorar, río para gritar, río para morir, riendo… y mi risa siempre ha sido y será mi llanto je je je je ¡JA JA JA JA JA JA JA!-.
Y así levantado con dificultad entre propios y extraños, entre sus propias víctimas se fueron del circo abandonado, dejando atrás los muertos, la decepción y las máscaras rotas, pedazos de porcelana que explotaron bajo aquella risa siniestra y potente, aquella risa fuera de toda realidad que se volvía la única luz a la salida del laberinto,esa luz que les llevaba a don de el cazador se escondía, a donde ya estaba escrito su destino final, vivos o muertos, eso solo sabrían hasta el día que llegara el 5 de noviembre y de la broma asesina solo haya quedado los cadáveres de los caídos que iban ahora como soldados de batalla, armados con sus miedos afilados como espadas… la broma asesina, mato al espíritu derrotado de ese puñado de hombres, con esas risas dispares al final del chiste, habían provocado el despertar de los caídos.
Finalmente las dos canicas verdes se centran en ti fijamente, suspiran y se rien, se revelan ante ti en la media luz que les ilumina mientras te observa y camina, forzado por la violencia del enemigo -Piénsalo- te susurra -Si todos nos mostráramos tal y como somos ¿Cuantos desquiciados no habría en este mundo?- toma aliento -Y tu ¿Cuando piensas quitarte la máscara o prefieres que yo lo haga?...- poco a poco se pierde entre la oscuridad de tu entorno -¿Te asuste?- pregunta -Dime ¿Ese no fue un buen chiste?- e inmediatamente la risa brota de sus labios hasta perderse por el camino a la Galería de las sombras...
Nigma Riddler- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/04/2012
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