AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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La resurrección de los caídos (Los eternos C, de Le due maschere della notte)
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La resurrección de los caídos (Los eternos C, de Le due maschere della notte)
Recuerdo del primer mensaje :
Cuanto era el tiempo que había tardado en volver a tan siquiera pasear de manera tranquila e imperturbable por las prinicipales calles de París, la lejanía quisiera aceptarlo o no había logrado las más profundas maravillas y de aquel fatídico evento no había quedado nada, ni del miedo de las terribles pesadillas que por las noches durante casi un año en Londres,
de improviso me despertaban a altas horas de la madrugada horriblemente fría, sudando, temblando, jadeando y el corazón bombeando toda la sangre disponible aun fuera de toda capacidad como un órgano lastimado que no dejaba de llorar las dos perdidas más importantes en mi vida, mi madre, esa dulce mujer que podía tenerla en la forma mas puramente física pero de una extraña mente de la cual ya jamás pudo regresar y ella... Montserrat, que sin importar su naturaleza era más humana que cualquiera que haya tenido el placer de conocer.
También pensaba en mis amigos, en mis compañeros, Gideon, Frank, Solomon... nunca dejaba de sonreír en mis momentos de paz durante mi descanso en las duras jornadas de ser un Teniente detective, siempre les recordaba de alguna manera pasiva, graciosa, en los momentos en que solo entrenábamos para ayudar a V, de ese cazador del que jamás volví a saber, ni por boca propia de Sir Sherlock Holmes y John Watson con quienes tuve el privilegio de trabajar... y fue justo en aquel trabajo donde retornaría a las fauces del miedo mismo.
Habiamos atendido entonces el caso de varias víctimas con el mismo modus en todo París, mujeres y niños eran los que principalmente terminaba cruelmente destrozados e irreconocible por un asesino que no utilizaba armas para matar en un principio, que no bebía sangre de la mayoría, numerosos casos reportados eran cometidos en la profundidad de los bosques para después desplegarse toda una ola en las principales zonas vulnerables de todo el país, entonces por bien de todos Sir Sherlock, Sir Watson y yo decidimos separarnos, ya que yo no creía tenerle miedo a nada, después de lo acontecido en el circo opte por los bosques, ojalá jamás hubiera ido, al fondo, entre la frondosa y basta vegetación el rugido de un animal se percibía a lo largo y ancho, espanto a las aves nocturnas de tan estrepitoso que se escuchaba el amargo sonido y como único modo de defensa preparé el arma que Solomon me obsequio para protección con otras criaturas, moje mis labios entonces y la angustia se dibujo de apoco en mi ceño, caminaba con cautela por en medio de la hojarasca y las diminutas ramas caídas más cuando encontré el sitio solo halle los restos humanos de un cuerpo destazado de una joven mujer, lamente haber llegado tarde, baje el arma y cerré mis ojos, no quería ver más escenas así, en el fondo me dolían y generaban las más crueles de todas las impotencias -No puedo salvar a todo el mundo, convéncete de una vez Reid- me reprochaba y daba una extraña clase consuelo, enfunde el arma y al levantar la vista, encontré el fatídico aviso escrito con sanee fresca:
Retrocedi, la piel volvia a hacerse fria, observaba mis manos temblorosas, apenas si las piernas podían sostenerme y la respiración apenas si me dejaba sentir el aire corriendo por la nariz oxigenando mis pulmones, me tome el pecho con las manos, aun cuando el arma estuviera ente ellas -No de nuevo, no de nuevo- susurraba agitado, negando la realidad, moviendo la rubia melena que había dejado crecer, observando atónito el macabro anuncio que se iba alejando de mi cada vez más en medio de un frio circulo de luz que apocaba más mi visión hasta volverse oscura e inconsciente.
En cuanto desperte, no hice más que contarles a ambos detectives ingleses lo que ellos ya conocían de viva voz, prometieron ayudarme y se fueron sin dejar rastro o aviso de la dirección de su guarida, pero yo no podía esperar a que su misterio se develara en solo la tierra sabe cuanto tiempo y él anuncio era claro, iría por nosotros, por aliados de V, no había más minutos de ventaja ya un cuando había tantas cosas que aclara en el misterio me di a la tarea de indagar a detalle más sobre The Phantom, del que muy poco en realidad se sabía... pero si no era él ¿Entonces quién?, lo averiguaría en el camino, mientras escribía cartas a todos los caídos de quienes encontré su localización de formas complicadas, los cite el cinco de Mayo afuera de los calabozos pasada la media noche, comprendí que solo juntos seria más complicado ser blanco fácil.
Esa noche llego tan pronto y como buen caballero inglés, llegue puntualmente a la cita -¿Hay alguien por aquí?- pregunte cauteloso, mojándome los labios, esperando las respuestas que jamás llegaron a mi -¿Ho... ho... hola?- volví a cuestionar, en cuanto escuche ruido a mis espaldas -¿Ho... Hola?- llame con voz quebradiza, desenfundando el arma, quitando el seguro pero aún a la altura de la cadera -¿Qui...quien esta allí? ¿Solomon?- trague saliva y espere entonces con pavor hasta en mis extremidades la criatura de los rugidos, la causante de la resurrección de mi miedo y también de los caídos.
Cuanto era el tiempo que había tardado en volver a tan siquiera pasear de manera tranquila e imperturbable por las prinicipales calles de París, la lejanía quisiera aceptarlo o no había logrado las más profundas maravillas y de aquel fatídico evento no había quedado nada, ni del miedo de las terribles pesadillas que por las noches durante casi un año en Londres,
de improviso me despertaban a altas horas de la madrugada horriblemente fría, sudando, temblando, jadeando y el corazón bombeando toda la sangre disponible aun fuera de toda capacidad como un órgano lastimado que no dejaba de llorar las dos perdidas más importantes en mi vida, mi madre, esa dulce mujer que podía tenerla en la forma mas puramente física pero de una extraña mente de la cual ya jamás pudo regresar y ella... Montserrat, que sin importar su naturaleza era más humana que cualquiera que haya tenido el placer de conocer.
También pensaba en mis amigos, en mis compañeros, Gideon, Frank, Solomon... nunca dejaba de sonreír en mis momentos de paz durante mi descanso en las duras jornadas de ser un Teniente detective, siempre les recordaba de alguna manera pasiva, graciosa, en los momentos en que solo entrenábamos para ayudar a V, de ese cazador del que jamás volví a saber, ni por boca propia de Sir Sherlock Holmes y John Watson con quienes tuve el privilegio de trabajar... y fue justo en aquel trabajo donde retornaría a las fauces del miedo mismo.
Habiamos atendido entonces el caso de varias víctimas con el mismo modus en todo París, mujeres y niños eran los que principalmente terminaba cruelmente destrozados e irreconocible por un asesino que no utilizaba armas para matar en un principio, que no bebía sangre de la mayoría, numerosos casos reportados eran cometidos en la profundidad de los bosques para después desplegarse toda una ola en las principales zonas vulnerables de todo el país, entonces por bien de todos Sir Sherlock, Sir Watson y yo decidimos separarnos, ya que yo no creía tenerle miedo a nada, después de lo acontecido en el circo opte por los bosques, ojalá jamás hubiera ido, al fondo, entre la frondosa y basta vegetación el rugido de un animal se percibía a lo largo y ancho, espanto a las aves nocturnas de tan estrepitoso que se escuchaba el amargo sonido y como único modo de defensa preparé el arma que Solomon me obsequio para protección con otras criaturas, moje mis labios entonces y la angustia se dibujo de apoco en mi ceño, caminaba con cautela por en medio de la hojarasca y las diminutas ramas caídas más cuando encontré el sitio solo halle los restos humanos de un cuerpo destazado de una joven mujer, lamente haber llegado tarde, baje el arma y cerré mis ojos, no quería ver más escenas así, en el fondo me dolían y generaban las más crueles de todas las impotencias -No puedo salvar a todo el mundo, convéncete de una vez Reid- me reprochaba y daba una extraña clase consuelo, enfunde el arma y al levantar la vista, encontré el fatídico aviso escrito con sanee fresca:
"Ya he cazado y bebido lo suficiente, son los caídos de V los siguientes"
Retrocedi, la piel volvia a hacerse fria, observaba mis manos temblorosas, apenas si las piernas podían sostenerme y la respiración apenas si me dejaba sentir el aire corriendo por la nariz oxigenando mis pulmones, me tome el pecho con las manos, aun cuando el arma estuviera ente ellas -No de nuevo, no de nuevo- susurraba agitado, negando la realidad, moviendo la rubia melena que había dejado crecer, observando atónito el macabro anuncio que se iba alejando de mi cada vez más en medio de un frio circulo de luz que apocaba más mi visión hasta volverse oscura e inconsciente.
En cuanto desperte, no hice más que contarles a ambos detectives ingleses lo que ellos ya conocían de viva voz, prometieron ayudarme y se fueron sin dejar rastro o aviso de la dirección de su guarida, pero yo no podía esperar a que su misterio se develara en solo la tierra sabe cuanto tiempo y él anuncio era claro, iría por nosotros, por aliados de V, no había más minutos de ventaja ya un cuando había tantas cosas que aclara en el misterio me di a la tarea de indagar a detalle más sobre The Phantom, del que muy poco en realidad se sabía... pero si no era él ¿Entonces quién?, lo averiguaría en el camino, mientras escribía cartas a todos los caídos de quienes encontré su localización de formas complicadas, los cite el cinco de Mayo afuera de los calabozos pasada la media noche, comprendí que solo juntos seria más complicado ser blanco fácil.
Esa noche llego tan pronto y como buen caballero inglés, llegue puntualmente a la cita -¿Hay alguien por aquí?- pregunte cauteloso, mojándome los labios, esperando las respuestas que jamás llegaron a mi -¿Ho... ho... hola?- volví a cuestionar, en cuanto escuche ruido a mis espaldas -¿Ho... Hola?- llame con voz quebradiza, desenfundando el arma, quitando el seguro pero aún a la altura de la cadera -¿Qui...quien esta allí? ¿Solomon?- trague saliva y espere entonces con pavor hasta en mis extremidades la criatura de los rugidos, la causante de la resurrección de mi miedo y también de los caídos.
Última edición por Spencer Reid el Dom Jul 12, 2015 9:57 pm, editado 1 vez
Spencer Reid- Humano Clase Media
- Mensajes : 106
Fecha de inscripción : 03/03/2012
DATOS DEL PERSONAJE
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Re: La resurrección de los caídos (Los eternos C, de Le due maschere della notte)
El inquisidor siguió las escenas en silencio, solo meditaba y negaba con la cabeza repetidamente, podía haber intervenido en su momento sobre el discurso de ese hombre misterioso y de mirada poco amigable, pero al final que podía refutar si estaba de acuerdo con todo, ¿Por qué defender al enmascarado que no hizo nada por ellos en su momento? Si había contratado a un demente para atormentarlos, para hacerlos "recapacitar", si al final de la guerra no conforme con dejarlos a merced de las abrazadoras llamas del incendio en su mansión se había hecho pasar por muerto. Pero allí en medio de ese meditación, de esa pose adoptada con la espalda recargada en un polvoriento muro y los brazos cruzados resultaba ser que algo detectaba en Leviathán que al parecer solo el recién llegado logro recalcarle y que V contesto solo a medias –Hasta la transformación a inmortal parecía estar planeada en sustitución de la victoria que el buscaba, su odio hacia ellos y hacia Montserrat no solo es por la culpa que cada uno carga de acuerdo a la perspectiva del ex cazador, ellos iban a ser los primeros en morir... suspiró ante la sospecha-Algo esta rotundamente mal en todo esto- se dijo el inquisidor sin levantar la mayor sospecha que sus acusaciones eran directas a él, al de la faz de porcelana, la idea le asalto de pronto -¿Por qué tengo la sensación de que hay otro móvil aquí?- el entrecejo frunció y continuó - ¿Y si?- volvió la vista discretamente hacia el neófito –¿Y si solo esta preparando el terreno para un futuro no muy lejano? ¿Qué tal si esta planeando algo más?- se interrogo -The Phantom pasó dos siglos para perfeccionar su forma de matar, de retomar la venganza contra quienes le destruyeron toda su vida y esos seres eran mortales y si Leviathán busca lo mismo significa que tomó como vía la inmortalidad para poder asesinar a los de nuestra estirpe- hizo para el la señal de la cruz -Llegó nuestro verdugo- susurró -Esta jugando con nosotros, esta empleando juegos que son tan elaborados como el diseño de la catedral, tan elaborado, tan demencial y tan mortal para con los inmortales, The Phantom acaba de nacer en nuestro infierno-.
Luego prestó atención a lo que Spencer decía, quiso hacer caso omiso de lo dicho por el payaso ahora y de pronto el tuvo sus sospechas y sino era The Phantom el que había escrito semejante mensaje, al igual que el detective lo creía incapaz de abandonar París, ¿Y si Leviathán era...?. No, no era correcto levantar acusaciones premeditadas, abrió aun más los ojos y sus orbitas dirigidas a Spencer en ese entonces le buscaron pidiendo respuestas -¿Y como sabes que se trata de nosotros?- agrego con tono frío -Tu mismo lo has dicho, The Phantom no dejaría París ni por todo el oro del mundo... ¿Por qué no consideramos a otros sospechosos, alguien que sea más fiable el hecho de que viajará hasta Londres en caso de que se trate de nosotros?- cuestionó el inquisidor entonces, señalando a Leviathán con la mirada, sin saber con exactitud si todos habían entendido su indirecta -Podría ser que el homicida al que estaban averiguando sea el responsable de haber escrito en los muros y tu te hayas dejado llevar solo por leer "caídos"- señalo con ojos cerrados nuevamente, refugiándose en la sombra de su lugar de ubicación.
Luego prestó atención a lo que Spencer decía, quiso hacer caso omiso de lo dicho por el payaso ahora y de pronto el tuvo sus sospechas y sino era The Phantom el que había escrito semejante mensaje, al igual que el detective lo creía incapaz de abandonar París, ¿Y si Leviathán era...?. No, no era correcto levantar acusaciones premeditadas, abrió aun más los ojos y sus orbitas dirigidas a Spencer en ese entonces le buscaron pidiendo respuestas -¿Y como sabes que se trata de nosotros?- agrego con tono frío -Tu mismo lo has dicho, The Phantom no dejaría París ni por todo el oro del mundo... ¿Por qué no consideramos a otros sospechosos, alguien que sea más fiable el hecho de que viajará hasta Londres en caso de que se trate de nosotros?- cuestionó el inquisidor entonces, señalando a Leviathán con la mirada, sin saber con exactitud si todos habían entendido su indirecta -Podría ser que el homicida al que estaban averiguando sea el responsable de haber escrito en los muros y tu te hayas dejado llevar solo por leer "caídos"- señalo con ojos cerrados nuevamente, refugiándose en la sombra de su lugar de ubicación.
Gideon Stark- Condenado/Vampiro/Clase Alta
- Mensajes : 91
Fecha de inscripción : 05/05/2012
Re: La resurrección de los caídos (Los eternos C, de Le due maschere della notte)
-¿Ahora lo excusas? ¿Perdonas a The Phantom?- dijo el brujo visiblemente molesto, con los brazos cruzados y la voz temblorosa -¿La piedad y la caridad te han dejado sin razón, sin cerebro?- frunció el entrecejo en medio de una risa burlona que se asomaba de lado a lado entre sus labios delgados castigados severamente sin el puro -¿Eres piadoso o ahora exorcizas también?, por favor Gideon.... The Phantom es un demonio, un hombre astuto y engañoso que tiene a todo el maldito infierno o lo que sea a su servicio- bramó de pronto, borrándose toda expresión de su rostro encendido de un leve tono rojizo, señal de que el brujo trataba de mantener el control sobre sus emociones, necesitaba hacerlo si no quería que toda energía saliera de su alcance y control –Sean sensatos, piensen, recuerden por un momento- insistió -Todos vimos como abría las puertas por si solas, como se mueve entre las sombras, como las ceras y las estatuas parecen seguirle impávidas a su paso, como si estuviesen dispuestos a moverse en el momento en que el maldito chasqueara los dedos- puntualizo, mostrando uno de sus dedos en el aire –Eso... eso que hace, no es propio del poder que puede poseer un vampiro por muy antiguo que sea ¡Y se de lo que hablo!- protesto volviendo la mirada hacia el inquisidor que parecía querer refutar -Sé de lo que estoy hablando, yo soy el de la magia aquí, no ustedes... esos poderes solo pueden ser manejados por quien haya practicado las artes oscuras durante mucho tiempo señores- se detuvo entonces, observando a cada uno de los que estaban allí de pie haciendo sus propias conjeturas –Eso yo lo sé.... todos aquí lo sabemos, los inmortales o son monstruos en su completa naturaleza o no son nada, ninguno puede manejar la magia, igual que cualquier mortal no pueden servir a dos amos de esa manera- se llevó la mano a la barbilla, como pensando, atando cabos.
El silencio se hizo hostigante, los animalillos nocturnos cantaban por allí, los ladridos de los perros eran molestos, la respiración amarga de todos y la energía negativa que de ellos parecía provenir, no le causaba nada en gracia al hechicero de expresión marcada y altanera. Su humildad era enterrada por su ego aún cuando solo pensaba en una forma de dar explicación a semejante poder. Entre ellas encontró una probable, pero muy remota. Recordó haberla leído en uno de sus libros de exorcismos y demonios, Constantine era un maestro en ese arte de predominar a las energías emanadas de algo más que el imaginativo colectivo.
Deslizó sus manos, pronunciando una vieja frase en un idioma incomprensible y entre dientes. Al instante apareció frente suyo un libro grande y antiguo que se abrió de par en par para dar cabida a la mirada ávida de Constantine que buscaba con desesperación la parte que había leído sin tomar gran importancia de la mirada atónita y en otros severa de lo que hacia –Aquí esta- dijo a continuación -Según este libro, existe ciertas costumbres en la cultura gitana pagana, donde se puede hacer un trato con el demonio en cierta época del año, no importa la naturaleza que tengas- resopló aliviado aún con el ejemplar suspendido en el aire -¿Y si The Phantom lo sabía? ¿Si ofreció todo por algo y ahora vuelve hacer la oferta para acabarnos?- suspiro –Suena lógico pensarlo ¿no creen?. Manda a sus demonios, ellos nos reúnen, él nos mata... así de sencillo- se encogió de hombros, chasqueando los dedos de su mano izquierda para desaparecer el texto.
El silencio se hizo hostigante, los animalillos nocturnos cantaban por allí, los ladridos de los perros eran molestos, la respiración amarga de todos y la energía negativa que de ellos parecía provenir, no le causaba nada en gracia al hechicero de expresión marcada y altanera. Su humildad era enterrada por su ego aún cuando solo pensaba en una forma de dar explicación a semejante poder. Entre ellas encontró una probable, pero muy remota. Recordó haberla leído en uno de sus libros de exorcismos y demonios, Constantine era un maestro en ese arte de predominar a las energías emanadas de algo más que el imaginativo colectivo.
Deslizó sus manos, pronunciando una vieja frase en un idioma incomprensible y entre dientes. Al instante apareció frente suyo un libro grande y antiguo que se abrió de par en par para dar cabida a la mirada ávida de Constantine que buscaba con desesperación la parte que había leído sin tomar gran importancia de la mirada atónita y en otros severa de lo que hacia –Aquí esta- dijo a continuación -Según este libro, existe ciertas costumbres en la cultura gitana pagana, donde se puede hacer un trato con el demonio en cierta época del año, no importa la naturaleza que tengas- resopló aliviado aún con el ejemplar suspendido en el aire -¿Y si The Phantom lo sabía? ¿Si ofreció todo por algo y ahora vuelve hacer la oferta para acabarnos?- suspiro –Suena lógico pensarlo ¿no creen?. Manda a sus demonios, ellos nos reúnen, él nos mata... así de sencillo- se encogió de hombros, chasqueando los dedos de su mano izquierda para desaparecer el texto.
Neil Constantine- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 39
Fecha de inscripción : 02/08/2014
Re: La resurrección de los caídos (Los eternos C, de Le due maschere della notte)
-No estoy tan convencido- murmuró el viejo cazador que hasta ese momento había guardado silencio, escuchando atento y vigilando del hombre a quién su hija se aferraba -¿Qué nos garantiza que The Phantom supiera sobre esa hechicería? ¿Quién nos asegura que fue un gitano en su momento?- reparó con calma externando lo que pensaba en voz alta –Nadie sabe nada de ese sujeto y lo poco, estoy convencido de que no es real o al menos una parte... ama el misterio y adora su reserva ante lo que pudo acontecer en tiempos pasados... solo sabemos que es el administrado secreto del teatro, sabemos que es un asesino y también sabemos que compone música y obras que obliga a montar bajo el falso nombre de Erik Destler, nada más.... no hay registro, no hay nada, absolutamente nada- comento con resignación -Sin embargo- agregó al ver el desanimo de la mayoría de los que lo rodeaban –Puede haber alguien tan sanguinario como él, que busque nuestra destrucción por algo muy en particular.... alguien enfadado por romper sin ningún tipo de vergüenza las reglas que el mismo estipulo- asintió y un hilo oscuro ensombreció su voz trémula de siempre.
Regresó al pasado y lo recordó todo como si hubiese sido el día de ayer... era él... su pelo, su voz, su risa exagerada y su sangre fría. El culpable de miles de muertes de las cuales Solomon Vasari jamás pudo redimir su culpa, era tanta como la que sentía con su difunta esposa y su hija falta de vista. Todo lo apuntaba, él método, el acoso... la situación pero a la vez era imposible poder aceptarlo, de eso habían transcurrido más de veinticinco años y de su peor enemigo nada volvió a saberse, a tal grado que llegó a suponerse que otros cazadores finalmente habían logrado darle muerte y vencer a sus legiones.
Solomon empezó a sudar frío y sin embargo procuro mantener todo a completa discreción -Hay..- hablo dubitativo aún -Hay una posibilidad de que no sea The Phantom, que por el contrario busque asesinarlo a él y a nosotros también- prosiguió con la vista clavada en la nada –No llegue a pensar que ellos... que él siguiese con vida- confesó despertando de su trance -Él es capaz de eso y más. No se complicaría mucho la existencia para localizarnos, tiene contactos, ojos y oídos por todos los sitios- al ver la expresión atónita de todos prefirió explicarles –Cuando yo era joven un grupo de hombres estábamos detrás de ciertos vampiros- prosiguió el cazador con su relato –Si no recuerdo mal aquel aquelarre que buscábamos insistentemente mataba vampiros y otras criaturas incluyendo a los humanos si estos se llegaban a enterar del secreto de su existencia... fueron incontables las bajas que tuvimos a lo ancho de todo el paìs y también dentro de nuestras filas que se dedicaban única y exclusivamente a seguirles la pista, es deber de todo cazador o inquisidor conocer sobre ellos- culminó Vasari intentando atar lo último que quedaba suelto dentro de tantas persecusiones descritas y la confusión provocada entre los integrantes del antiguo ejercito de Leviathán Shadow -¿Por qué no reparé en eso antes de continuar con esta maldita lucha?- se reprochó a si mismo, negando uniformemente con su cabeza, perdiendo de vista a todos a su alrededor. Su mirada cansada aún permanecía clavada en el piso cuando una mano le sujeto por el hombro.
Regresó al pasado y lo recordó todo como si hubiese sido el día de ayer... era él... su pelo, su voz, su risa exagerada y su sangre fría. El culpable de miles de muertes de las cuales Solomon Vasari jamás pudo redimir su culpa, era tanta como la que sentía con su difunta esposa y su hija falta de vista. Todo lo apuntaba, él método, el acoso... la situación pero a la vez era imposible poder aceptarlo, de eso habían transcurrido más de veinticinco años y de su peor enemigo nada volvió a saberse, a tal grado que llegó a suponerse que otros cazadores finalmente habían logrado darle muerte y vencer a sus legiones.
Solomon empezó a sudar frío y sin embargo procuro mantener todo a completa discreción -Hay..- hablo dubitativo aún -Hay una posibilidad de que no sea The Phantom, que por el contrario busque asesinarlo a él y a nosotros también- prosiguió con la vista clavada en la nada –No llegue a pensar que ellos... que él siguiese con vida- confesó despertando de su trance -Él es capaz de eso y más. No se complicaría mucho la existencia para localizarnos, tiene contactos, ojos y oídos por todos los sitios- al ver la expresión atónita de todos prefirió explicarles –Cuando yo era joven un grupo de hombres estábamos detrás de ciertos vampiros- prosiguió el cazador con su relato –Si no recuerdo mal aquel aquelarre que buscábamos insistentemente mataba vampiros y otras criaturas incluyendo a los humanos si estos se llegaban a enterar del secreto de su existencia... fueron incontables las bajas que tuvimos a lo ancho de todo el paìs y también dentro de nuestras filas que se dedicaban única y exclusivamente a seguirles la pista, es deber de todo cazador o inquisidor conocer sobre ellos- culminó Vasari intentando atar lo último que quedaba suelto dentro de tantas persecusiones descritas y la confusión provocada entre los integrantes del antiguo ejercito de Leviathán Shadow -¿Por qué no reparé en eso antes de continuar con esta maldita lucha?- se reprochó a si mismo, negando uniformemente con su cabeza, perdiendo de vista a todos a su alrededor. Su mirada cansada aún permanecía clavada en el piso cuando una mano le sujeto por el hombro.
Solomon Vasari- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 65
Fecha de inscripción : 11/05/2012
Re: La resurrección de los caídos (Los eternos C, de Le due maschere della notte)
-Sabes bien que ningún inquisidor, cazador u otra organización estaba seguro de su existencia- repuso Gideon en un intento por contener el repudio que debía tener Vasari sobre si mismo –Ellos eran solo una simple leyenda urbana de la que cualquier otro se podóa aprovechar tal y como The Phantom lo hiciera con Erik Destler- decía el inquisidor tratando de sonar lo más convincente y seguro de sus palabras, con una voz más suave y reconfortante que hubiese usado minutos atrás, a la vez observaba a todos con recelo, sobre todo a Leviathán, el vampiro insistía en que ese neofito tenía algo que ver con todos esos extraños acontecimientos. Su pensamiento tenía la lógica suficiente, le sirvieron en un momento como carne de cañón pero ahora que la misión había fracasado y si tenía un rencor enfundado contra de la vampiresa ¿porque no habría de tenerlo con ellos? ¿Por qué no destruir a los que eran el recordatorio de su vergüenza?
Nadie sabía hasta ese entonces lo Gideon Stark hacía en sus tiempos pasados y actuales, nadie excepto Frank Slade que se había vuelto su compañero de aventuras y probablemente Leviathán Shadow, si es que en verdad había averiguado todo sobre cada uno antes de embarcarlos al infierno mismo durante la guerra entre las dos máscaras de la noche. Ser inquisidor le quedaba claro a la mayoría de los que lo rodeaban pero nadie sabía que el trabajaba para una Corte que se hacia llamar "La orden de la rosa escarlata" cuyo cabecilla además de cazar a los típicos vampiros de siempre estaba obsesionado a tal punto con la leyenda que se contaba sobre Cetanu Vasili, un inmortal de la época del imperio Romano y que con suerte sacada quién sabe de donde había logrado progresar y escalar hasta proclamarse el único con la autoridad capaz de castigar con la muerte a aquellos vampiros que rompieran el anonimato con los humanos o aquellos mortales que por distintos motivos supieran sobre la existencia de otros seres. Pero para Gideon todo eso era una leyenda y nada, los milenios que llevaba entre los hombres y el paso de las épocas jamás los había visto frente a sus ojos pese a las miles de notas de advertencia que habían llegado a la Santa Sede una vez que se pusiera en marcha la ley de los inquisidores de manera permanente en contra de los de su estirpe, hasta ese momento álgido ellos, " Los Eternos" habían sido una fantasía del imaginativo de Severian D´Angelo y compañía.
-Si son ellos se deberá buscarlos como antes y exterminarlos de una buena vez- protestó el vampiro llevado el puño cerrado a su otra mano libre golpeándola con fuerza –Me temo que esta vez Cetanu se metió con las personas equivocadas, tenemos experiencia y somos vampiros, humanos y hechiceros involucrados en esto... No les será tan fácil si su objetivo es castigarnos, con la ayuda de Dios los venceremos- los ojos negros de Stark brillaron de una forma incandescente, sería una de sus primeros aciertos si llegaban a atrapar a los eternos en caso de ser ellos, seria una manera de probarse a si mismo de lo que era capaz de hacer sin que apareciera ese demonio sin control cuando un estado onírico llegaba a invadirlo, necesitaba vengar de alguna manera a Mordred y Alex aunque los que estuviesen detrás de ellos no fuesen los verdaderos responsables y por sobre todo necesitaba proteger a los que le quedaban con vida de aquella catástrofe del cinco de noviembre aunque odiara a algunos más que a otros entre los caídos. [/font]
Nadie sabía hasta ese entonces lo Gideon Stark hacía en sus tiempos pasados y actuales, nadie excepto Frank Slade que se había vuelto su compañero de aventuras y probablemente Leviathán Shadow, si es que en verdad había averiguado todo sobre cada uno antes de embarcarlos al infierno mismo durante la guerra entre las dos máscaras de la noche. Ser inquisidor le quedaba claro a la mayoría de los que lo rodeaban pero nadie sabía que el trabajaba para una Corte que se hacia llamar "La orden de la rosa escarlata" cuyo cabecilla además de cazar a los típicos vampiros de siempre estaba obsesionado a tal punto con la leyenda que se contaba sobre Cetanu Vasili, un inmortal de la época del imperio Romano y que con suerte sacada quién sabe de donde había logrado progresar y escalar hasta proclamarse el único con la autoridad capaz de castigar con la muerte a aquellos vampiros que rompieran el anonimato con los humanos o aquellos mortales que por distintos motivos supieran sobre la existencia de otros seres. Pero para Gideon todo eso era una leyenda y nada, los milenios que llevaba entre los hombres y el paso de las épocas jamás los había visto frente a sus ojos pese a las miles de notas de advertencia que habían llegado a la Santa Sede una vez que se pusiera en marcha la ley de los inquisidores de manera permanente en contra de los de su estirpe, hasta ese momento álgido ellos, " Los Eternos" habían sido una fantasía del imaginativo de Severian D´Angelo y compañía.
-Si son ellos se deberá buscarlos como antes y exterminarlos de una buena vez- protestó el vampiro llevado el puño cerrado a su otra mano libre golpeándola con fuerza –Me temo que esta vez Cetanu se metió con las personas equivocadas, tenemos experiencia y somos vampiros, humanos y hechiceros involucrados en esto... No les será tan fácil si su objetivo es castigarnos, con la ayuda de Dios los venceremos- los ojos negros de Stark brillaron de una forma incandescente, sería una de sus primeros aciertos si llegaban a atrapar a los eternos en caso de ser ellos, seria una manera de probarse a si mismo de lo que era capaz de hacer sin que apareciera ese demonio sin control cuando un estado onírico llegaba a invadirlo, necesitaba vengar de alguna manera a Mordred y Alex aunque los que estuviesen detrás de ellos no fuesen los verdaderos responsables y por sobre todo necesitaba proteger a los que le quedaban con vida de aquella catástrofe del cinco de noviembre aunque odiara a algunos más que a otros entre los caídos. [/font]
Gideon Stark- Condenado/Vampiro/Clase Alta
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Fecha de inscripción : 05/05/2012
Re: La resurrección de los caídos (Los eternos C, de Le due maschere della notte)
-No es tan fácil- terció Severaux aún desde atrás de ellos procurando de Montserrat que permanecía aferrada a su brazo con fuerza –Yo también he escuchado sobre esos... esos seres- trastabillo al recordar que él debía permanecer en el anonimato de su pertenencia al aquelarre de que se estaba haciendo mención, aún no podía confesar su más grande pecado cometido contra la persona que más amaba en su presente, todavía no había maquilado la manera de enmendar su error y mucho menos se había preparado para soportar el dolor que implicaría confesar la verdad, lo que significará el abandono de ella si lo llegaba a considerar necesario –He vivido más que todos vosotros- decidió mentir por entonces –Se ha hablado de ellos durante siglos pero nadie los ha visto. Yo he sido mudo testigo de lo que ellos se han adjudicado y lo que la gente les ha culpado, al menos de lo que los inmortales les hemos atribuido- inspiró profundo. Actuaba con cuidado y dubitativo, en el fondo solo estaba tratando de ganar tiempo para idear algo más inteligente que decir a su favor y lograr persuadir a todos que no se metieran aún en la boca del lobo. Sabía bien que el inquisidor ya era un ser de siglos según lo que Montserrat le había contado, sin embargo fueron dos perdidas los que en ocasiones le hacia tomar decisiones por impulso, de eso no era necesario que se lo dijera alguien entre ellos, las imágenes desprendidas de su cabeza a la suya deliberada e inconscientemente decía mucho más sobre él que todo lo que pudiese resoplar de sus labios a su favor en caso de que se atreviera a refutar –Hay que pensar con la cabeza fría Monsieur Stark- asintió con la cabeza cortésmente-Si ellos existen, no serán dos o tres contra todos vosotros, se dice que es un grupo numeroso que no va a esperar hasta ver igualdad del otro bando, atacarán mientras tengan la oportunidad... hacer asesinatos en masa es su oficio o al menos uno de sus tantos oficios según relatan algunas lenguas. En todo caso, habrá que investigar que tan cierto puede ser aquello, hay que saber la veracidad sobre ellos y sino es alguien que impulsado por las ideas de este...- vio al enmascarado con aire despectivo –Ilustre caballero alguien más intenta destruiros a todos, después de todo no es tan difícil alzaros en armas ¿O sí?- su lengua filosa volvía para hacer protagonismo y a la vez el agarre de la dama para impedir que avanzará en la dirección en la que disponía a seguir, ella lo conocía y no se equivocaba, no había más deseo del milenario por arrancarle la cabeza al miserable que reía eternamente –O que alguien haya contratado a un lunático al que solo le hace falta la suficiente información para poder atacar... eso me recuerda a... Nigma Riddler ¿No? y la manera en como vos lo contrato para tortúralos a todos en un circo abandonado- dedico una profunda y aniquiladora mirada -¿Vos seríais capaz de aceros de nuevo?- reto Severaux. Inteligente como siempre tomo unos cuantos minutos sino es que instantes en observar que todas las sospechas negativas en vez de ir dirigidas al recién llegado como era de esperarse fueran cayendo de una en una con un peso atroz contra el que alguna vez los lidero, él solo estaba jugando con ello, eso lo daba el tiempo que estaba necesitando con desesperación.
Darkness Severaux- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 72
Fecha de inscripción : 23/04/2015
Re: La resurrección de los caídos (Los eternos C, de Le due maschere della notte)
No tuve más respuesta que reír ante lo que él se le ocurría sugerir -Vaya, vaya, vaya- con aire irónico comencé decir –Ahora tenemos por resultante que yo quiero ver a todos estos morir, ¿Tan malas quejas Montserrat se atrevió a decir de mí?- pregunte sin evitar detrás de la máscara sonreír en una mueca que muy poco aire podía tener de feliz -¿Porque me hechas la culpa a mí?... porque no a cualquiera de los que están aquí- mire al cielo buscando las ideas para proseguir –No soy el único " Lunático" como tu me has llamado en querer hacer una revolución de entre todos los condenados, no soy él único oculto entre todos los monstruos reunidos que intentan desaparecer al verdadero y real enemigo- observe al vampiro que parecía tener intenciones de contradecirme en lo dicho pero por mi propia palabra torva y por mi tono agresivo el se vio interrumpido –Bien es cierto que yo mismo me he buscado lo que me han dicho... yo mismo he hecho que más de una alguna vez en su vida me haya maldecido, la cierto es que aunque sea de los pocos en tener el valor suficiente para crearme enemigos hay muchos más que solo son guiados por fanatismo... ¿Por qué no pensar en que alguien más leyó la novela que ordena a Archibaldo narrar y se puso a atar cabos sueltos con tal de evadir la realidad, dándose cuenta que nosotros no éramos ficción sino una verdad? ¿Por qué no pensar que por ese mismo fanatismo nos piensa matar?- entonces a todos de uno en uno me puse a observar -¿Por qué no sospechar de alguien que a este grupo acaba de llegar, alguien que ni siquiera tiene derecho a hablar entre nosotros que somos los sobrevivientes de aquella antigua maldad? ¿Por qué no sospechar de aquel que siendo de afuera sabe de más, cosas que en los tomos se han decidido ocultar?- por un momento guarde silencio y hacia el volví mi mascará con el más absoluto de los desprecios –¿Por qué no sospechar del tipo que esta con la más vulnerable de los nuestros? De la que necesita algo más que un vampiro viejo... que necesita de lo que sea para poder sobrevivir en este tiempo y el venidero- camine hacia ellos -Dime, ni siquiera en la lectura se te hizo complicado reconocer al personaje más débil de entre ellos- y entonces el frunció más el ceño -Porque piénsenlo bien caballeros- comente con vivo acento -¿No es casualidad que este al lado de ella y no de cualquiera? De Gideon, de Spencer pero no del lado de la vampiresa?- asentí marcadamente con la cabeza -¿No te ha hartado todavía su frágil naturaleza?- ante su silencio y rabia contenido me di por satisfecho en mi capricho de verle desprevenido e intentar volcar las ideas que contra mí había conferido –Maldito- pensé sin dejar de verle.
-Además- conteste bruscamente -¿Por qué he de contratar a un asesino?- suspire divertido –Cierto que lo hice y no supe el error que había cometido, sin embargo he de recordarte que en ese entonces era un simple humano que poco podía hacer por deshacer y volver a renacer a alguien entre mis manos... pero eso ahora ha cambiado cuando se tienen estos poderes desdichados, no existe ni bien ni mal solo el poder... el suficiente que ahora puedo poseer para destruirlos a o todos ellos a placer- mencione –No necesito gastar fortuna en un demente cuando ahora tengo la fuerza suficiente para hacerlo yo mismo- declare con triunfante egoísmo, una vez que deje callado a aquel vampiro –En cuanto a los "Eternos", dudo mucho que existan vampiros como esos- negué con la mano en ademan desinteresado –Piensen en algo con más lógica- decía al cazador y al condenado.
-Además- conteste bruscamente -¿Por qué he de contratar a un asesino?- suspire divertido –Cierto que lo hice y no supe el error que había cometido, sin embargo he de recordarte que en ese entonces era un simple humano que poco podía hacer por deshacer y volver a renacer a alguien entre mis manos... pero eso ahora ha cambiado cuando se tienen estos poderes desdichados, no existe ni bien ni mal solo el poder... el suficiente que ahora puedo poseer para destruirlos a o todos ellos a placer- mencione –No necesito gastar fortuna en un demente cuando ahora tengo la fuerza suficiente para hacerlo yo mismo- declare con triunfante egoísmo, una vez que deje callado a aquel vampiro –En cuanto a los "Eternos", dudo mucho que existan vampiros como esos- negué con la mano en ademan desinteresado –Piensen en algo con más lógica- decía al cazador y al condenado.
Leviathán Shadow- Condenado/Vampiro/Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/10/2012
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