AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Blackjack [privado]
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Blackjack [privado]
Llevaba Selina aún escaso tiempo en la capital francesa y este ya lo había ocupado bastante llevando a cabo sus pesquizas con respecto a los últimos días de la vida de su hermana Devina, aunque por el momento había alcanzado un punto ciego en medio de ellas. Se había topado con varias lagunas relacionadas con los que habían sido sus últimos días por lo que no dejaban de surgir algunas interrogantes. Interrogantes que estaba determinada a seguir investigando, aún si se le fuera la vida en ello, nada tenía mayor importancia que lo acontecido a su gemela, por lo que en su mente ni siquiera contemplaba aún la posibilidad de regresar pronto a Inglaterra.
Fue alrededor de esos días cuando recibió una carta de su padre en la cual este le solicitaba que reiniciase tratos con el duque de los Países Bajos. Le informaba que se encontraba igualmente en suelo francés, y ya que ambos coincidían en un mismo lugar y debido a la estrecha amistad que existía entre él y el anterior duque... llegada a esa línea Selina había hecho una pausa en su lectura ¿el anterior duque? En su memoria se abrió paso el recuerdo de dicho personaje de la realeza. Lo había conocido de niña, durante algunas visitas recíprocas entre ambos lords en los dos países, y era precisamente ese distinguido caballero el que acudía a su memoria como portador del título. Tuvo que escarbar un poco en ella para recordar a su hijo y, a medida que el recuerdo fue resurgiendo en la superficie, un ligero fruncimiento se dibujó en sus labios.
Acababa de recordar al hijo del anterior duque. En aquel tiempo en el que había sido una niña y él un adolescente unos años mayor que ella, había acontecido un ligero altercado entre ambos. Había utilizado el joven un adjetivo nada agradable refiriéndose a las gemelas y a la corta estatura de ambas en aquel entonces, por lo que Selina le había respondido con una mordida. Así es, la actual baronesa de Inglaterra había mordido al actual duque de los Países Bajos, asunto que en realidad podría perdonarse, teniendo en cuenta su escasa edad y su juvenil desconocimiento de un mejor control que debía dominar las interacciones entre personajes de la nobleza. Asunto que ahora dominaba mejor, o al menos en la mayoría de los casos, ya que su temperamento no era precisamente dócil... Aunque según lo veía, era bastante posible que el duque no recordase el pasado acontecimiento, muchos años habían transcurrido ya. Su padre, sin embargo, le recalcaba bastante el deseo de mantener estrechos los lazos entre ambas casas, por lo que no le quedaría más remedio que presentarse frente al holandés, aunque hasta el momento había postergado el hacerlo.
Muy posiblemente hubiese seguido postergándolo de no ser porque al encontrarse actualmente en una reunión organizada por el embajador Inglés en el palacio royal, escuchó que anunciaban la llegada del duque de los Países Bajos. El anuncio vino a interrumpir una velada un tanto aburrida. Aún no se acostumbraba del todo a las reuniones diplomáticas y el hecho de que aún algunas personas se acercasen a darle el pésame por el fallecimiento de su hermana no ayudaba a aligerar el momento. Quizás hubiese valorado más las palabras que le dirigían de no ser porque estas parecían nacer de meros formulismos arcaicos en lugar de un sincero interés.
Como fuera, el brazo de la joven se estiró para tomar una copa de champagne de una bandeja que cargaba uno de los uniformados meseros, apuró todo el contenido en un solo trago, y dirigió sus pasos hacia el recién llegado. Le había rodeado un grupo de personas de la aristocracia y las altas esferas que ni cortas ni perezosas se habían apresurado a reclamar su atención. Ignorando el hecho, se abrió paso en medio del grupo antes de detenerse frente a él. -Su excelencia.- Hizo una reverencia a manera de saludo antes de extender su mano hacia él.
-Soy Selina Greystoke. Mi padre, Alastair Greystoke, barón Willoughby de Eresby de Inglaterra, a quien quizás recuerde usted como amigo de su padre, me indicó que se encontraba en Paris. Es un gusto corroborar que es así y tener la oportunidad de saludarle.- Le dirigió una sonrisa conservando el aplomo, aunque repentinamente volvió a su memoria aquel pasado incidente. Subconscientemente enderezó aún más su espalda demostrando el hecho de que, en definitiva, ahora era más alta. El problema radicaba en que, a pesar de haber heredado el título de baronesa, Selina se sentía mil veces más a gusto cazando sobrenaturales que siguiendo el protocolo de la etiqueta en este tipo de reuniones.
Fue alrededor de esos días cuando recibió una carta de su padre en la cual este le solicitaba que reiniciase tratos con el duque de los Países Bajos. Le informaba que se encontraba igualmente en suelo francés, y ya que ambos coincidían en un mismo lugar y debido a la estrecha amistad que existía entre él y el anterior duque... llegada a esa línea Selina había hecho una pausa en su lectura ¿el anterior duque? En su memoria se abrió paso el recuerdo de dicho personaje de la realeza. Lo había conocido de niña, durante algunas visitas recíprocas entre ambos lords en los dos países, y era precisamente ese distinguido caballero el que acudía a su memoria como portador del título. Tuvo que escarbar un poco en ella para recordar a su hijo y, a medida que el recuerdo fue resurgiendo en la superficie, un ligero fruncimiento se dibujó en sus labios.
Acababa de recordar al hijo del anterior duque. En aquel tiempo en el que había sido una niña y él un adolescente unos años mayor que ella, había acontecido un ligero altercado entre ambos. Había utilizado el joven un adjetivo nada agradable refiriéndose a las gemelas y a la corta estatura de ambas en aquel entonces, por lo que Selina le había respondido con una mordida. Así es, la actual baronesa de Inglaterra había mordido al actual duque de los Países Bajos, asunto que en realidad podría perdonarse, teniendo en cuenta su escasa edad y su juvenil desconocimiento de un mejor control que debía dominar las interacciones entre personajes de la nobleza. Asunto que ahora dominaba mejor, o al menos en la mayoría de los casos, ya que su temperamento no era precisamente dócil... Aunque según lo veía, era bastante posible que el duque no recordase el pasado acontecimiento, muchos años habían transcurrido ya. Su padre, sin embargo, le recalcaba bastante el deseo de mantener estrechos los lazos entre ambas casas, por lo que no le quedaría más remedio que presentarse frente al holandés, aunque hasta el momento había postergado el hacerlo.
Muy posiblemente hubiese seguido postergándolo de no ser porque al encontrarse actualmente en una reunión organizada por el embajador Inglés en el palacio royal, escuchó que anunciaban la llegada del duque de los Países Bajos. El anuncio vino a interrumpir una velada un tanto aburrida. Aún no se acostumbraba del todo a las reuniones diplomáticas y el hecho de que aún algunas personas se acercasen a darle el pésame por el fallecimiento de su hermana no ayudaba a aligerar el momento. Quizás hubiese valorado más las palabras que le dirigían de no ser porque estas parecían nacer de meros formulismos arcaicos en lugar de un sincero interés.
Como fuera, el brazo de la joven se estiró para tomar una copa de champagne de una bandeja que cargaba uno de los uniformados meseros, apuró todo el contenido en un solo trago, y dirigió sus pasos hacia el recién llegado. Le había rodeado un grupo de personas de la aristocracia y las altas esferas que ni cortas ni perezosas se habían apresurado a reclamar su atención. Ignorando el hecho, se abrió paso en medio del grupo antes de detenerse frente a él. -Su excelencia.- Hizo una reverencia a manera de saludo antes de extender su mano hacia él.
-Soy Selina Greystoke. Mi padre, Alastair Greystoke, barón Willoughby de Eresby de Inglaterra, a quien quizás recuerde usted como amigo de su padre, me indicó que se encontraba en Paris. Es un gusto corroborar que es así y tener la oportunidad de saludarle.- Le dirigió una sonrisa conservando el aplomo, aunque repentinamente volvió a su memoria aquel pasado incidente. Subconscientemente enderezó aún más su espalda demostrando el hecho de que, en definitiva, ahora era más alta. El problema radicaba en que, a pesar de haber heredado el título de baronesa, Selina se sentía mil veces más a gusto cazando sobrenaturales que siguiendo el protocolo de la etiqueta en este tipo de reuniones.
Selina Greystoke- Cazador/Realeza
- Mensajes : 120
Fecha de inscripción : 19/09/2015
Re: Blackjack [privado]
Los deberes de los miembros de la realeza jamás se detenían y era precisamente por eso que Brent iba camino al palacio Royal a una presentación de alguien de la nobleza inglesa, en resumen, alguien que al holandés no le importaba en lo más mínimo, aun así como “buen” Duque debía asistir al evento pese al fastidio que eso significara para el Lewis. Una mueca apareció en su rostro justo cuando su vista distinguió el Palacio Royal pero al momento de bajar del carruaje, su expresión era una completamente diferente. Fingir que le agradaban al menos un poco esas reuniones era parte de lo que su padre le había pedido así que en ese aspecto, Brent trataba de cumplir con la promesa hecha al antiguo Duque, además, seguramente podría pasar desapercibido por la mayoría ya que esperaba que estuviesen distraídos atosigando al recién llegado ingles.
Con plena confianza en que nadie le asaltaría llegando entró en el palacio, todo para escuchar como su entrada era anunciada y un grupo de conocidos se acercaban rápidamente hasta donde él se hallaba. Una sonrisa carente de sinceridad apareció en sus labios antes de que palabras amables salieran de sus labios para todos aquellos imprudentes que se acercaban a quien únicamente deseaba pasar una velada tranquila y sin los chismorreos típicos de la realeza. Así pues no llevaba mucho tiempo cerca del grupo cuando una joven de cabellos rubios irrumpió de manera abrupta y sin importarle nada, se presento ante Brent. De manera automática el duque le tomo la mano mientras que su mente volvía al pasado, trayendo hasta ese presente el recuerdo de Alastair y una Selina mucho más joven. El ahora Duque recordaba a la perfección a Alastair, siempre fiel amigo de su padre y un buen hombre, así pues, también recordaba a Devina la hermana más tranquila y menos agresiva de las Greystoke pero sobre todo, recordaba a Selina, su mal genio y claro… su mordida. En sus años de juventud, Brent había comentado de manera inocente algo respecto a la estatura de las enanas Greystoke y a cambio, Selina casi le había arrancado un pedazo de carne del brazo y si bien obligaron a ambos a disculparse, Brent no había olvidado aquello a pesar de los años.
– Selina Greystoke, tanto tiempo sin verte – la Greystoke enderezó su cuerpo, algo que hizo al Duque reír de manera divertida antes de aprovechar la presencia de la joven. Brent la sujeto del brazo, se excusó con las demás personas y comenzó a andar por el salón con ella – Sigues igual de enana que siempre aunque espero que lo mordelona se te haya quitado ya – comentó conforme avanzaban, todo para hacerle notar que el incidente de años atrás no era un asunto olvidado.
Con plena confianza en que nadie le asaltaría llegando entró en el palacio, todo para escuchar como su entrada era anunciada y un grupo de conocidos se acercaban rápidamente hasta donde él se hallaba. Una sonrisa carente de sinceridad apareció en sus labios antes de que palabras amables salieran de sus labios para todos aquellos imprudentes que se acercaban a quien únicamente deseaba pasar una velada tranquila y sin los chismorreos típicos de la realeza. Así pues no llevaba mucho tiempo cerca del grupo cuando una joven de cabellos rubios irrumpió de manera abrupta y sin importarle nada, se presento ante Brent. De manera automática el duque le tomo la mano mientras que su mente volvía al pasado, trayendo hasta ese presente el recuerdo de Alastair y una Selina mucho más joven. El ahora Duque recordaba a la perfección a Alastair, siempre fiel amigo de su padre y un buen hombre, así pues, también recordaba a Devina la hermana más tranquila y menos agresiva de las Greystoke pero sobre todo, recordaba a Selina, su mal genio y claro… su mordida. En sus años de juventud, Brent había comentado de manera inocente algo respecto a la estatura de las enanas Greystoke y a cambio, Selina casi le había arrancado un pedazo de carne del brazo y si bien obligaron a ambos a disculparse, Brent no había olvidado aquello a pesar de los años.
– Selina Greystoke, tanto tiempo sin verte – la Greystoke enderezó su cuerpo, algo que hizo al Duque reír de manera divertida antes de aprovechar la presencia de la joven. Brent la sujeto del brazo, se excusó con las demás personas y comenzó a andar por el salón con ella – Sigues igual de enana que siempre aunque espero que lo mordelona se te haya quitado ya – comentó conforme avanzaban, todo para hacerle notar que el incidente de años atrás no era un asunto olvidado.
Brent Lewis- Realeza Neerlandesa
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Fecha de inscripción : 06/12/2014
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Re: Blackjack [privado]
De haberse tratado de alguien más y no de Brent Lewis, el hecho de que riese alegremente tras su introducción hubiese aligerado bastante el momento, pero en este caso, tratándose de quien se trataba el mero sonido despertó la intuición de Selina respecto a lo que vendría incluso antes de que él hubiese añadido algo. No lo había olvidado a pesar de los años transcurridos al igual que ella no lo había olvidado. Al parecer el único que lo había olvidado era Alastair Greystoke quien confiado y hasta animoso, enviaba a su hija a las fauces del lobo.
Bueno, quizás le otorgaba demasiada valía al Lewis, depués de todo considerarlo un lobo era algo desmedido ya que había sido bastante fácil morderlo en aquel entonces. Si se esforzaba en rememorar el momento, recordaba que el adolescente ni siquiera había hecho intento de accionar su brazo lo suficiente para apartarlo del camino de sus juveniles dientes. ¿Por otro lado qué había exactamente escuchado entre la comunidad sobre el nuevo duque? Pensó un poco en ello pero lo desechó, con los años había aprendido a formarse sus propias impresiones sobre los demás.
-No tanto tiempo como ambos hubiesemos esperado según me atrevo a hacer relucir.- respondió ante su primera observación, a la vez que notaba el agarre de su garfio sobre su brazo, del cual no había aún pensado en zafarse cuando escuchó sus siguientes palabras. En su frente se dibujó una delgada línea como único indicio de su reacción, gracias a que en el presente se controlase bastante en público ante ciertos estímulos, o palabras, para ser más exactos. -Oh ese incidente... ¿Aún lo recuerdas? Ëramos tan solo unos niños.- dijo inyectando un tono ligero a su comentario antes de reir un poco. -Ah si, recuerdo bien que me prendí bastante de tu brazo.-
Caminó por el salón mientras dejaban atrás al grupo que miraba algo sorprendido como el duque los abandonaba sin mayor preámbulo para caminar al lado de la joven baronesa inglesa. -Dime una cosa, tengo curiosidad, ¿te quedó alguna cicatriz en el debido a mi indiscreción? Sería lamentable haberte dejado un recordatorio perenne de mis dientes, y del hecho de que no me gusta ser llamada enana.- Enfatizó lo último mirándole brevemente antes de hacer una seña a un mesero cercano para que se acercara con una bandeja.
Bueno, quizás le otorgaba demasiada valía al Lewis, depués de todo considerarlo un lobo era algo desmedido ya que había sido bastante fácil morderlo en aquel entonces. Si se esforzaba en rememorar el momento, recordaba que el adolescente ni siquiera había hecho intento de accionar su brazo lo suficiente para apartarlo del camino de sus juveniles dientes. ¿Por otro lado qué había exactamente escuchado entre la comunidad sobre el nuevo duque? Pensó un poco en ello pero lo desechó, con los años había aprendido a formarse sus propias impresiones sobre los demás.
-No tanto tiempo como ambos hubiesemos esperado según me atrevo a hacer relucir.- respondió ante su primera observación, a la vez que notaba el agarre de su garfio sobre su brazo, del cual no había aún pensado en zafarse cuando escuchó sus siguientes palabras. En su frente se dibujó una delgada línea como único indicio de su reacción, gracias a que en el presente se controlase bastante en público ante ciertos estímulos, o palabras, para ser más exactos. -Oh ese incidente... ¿Aún lo recuerdas? Ëramos tan solo unos niños.- dijo inyectando un tono ligero a su comentario antes de reir un poco. -Ah si, recuerdo bien que me prendí bastante de tu brazo.-
Caminó por el salón mientras dejaban atrás al grupo que miraba algo sorprendido como el duque los abandonaba sin mayor preámbulo para caminar al lado de la joven baronesa inglesa. -Dime una cosa, tengo curiosidad, ¿te quedó alguna cicatriz en el debido a mi indiscreción? Sería lamentable haberte dejado un recordatorio perenne de mis dientes, y del hecho de que no me gusta ser llamada enana.- Enfatizó lo último mirándole brevemente antes de hacer una seña a un mesero cercano para que se acercara con una bandeja.
Selina Greystoke- Cazador/Realeza
- Mensajes : 120
Fecha de inscripción : 19/09/2015
Re: Blackjack [privado]
En París se estaba encontrando con muchos más conocidos de los que alguna vez pensó y hasta aquel momento cada uno de los encuentros era una grata sorpresa, menos el ocurrido con Selina Greystoke. Pese a las malas experiencias sufridas con ella, Brent le tomó el brazo de forma despreocupada y después de despedirse amablemente de todos la llevó a caminar a su lado. El Duque estaba pues usando a Selina como un método de escape de todo aquel molesto circulo, además de que tenía pensado burlarse un poco de ella, después de todo, ya no podía morderlo ¿o si?.
Con pasos calmos y la mirada fija en todos los demás asistentes, Brent avanzaba por el salón llevando del brazo a la joven Greystoke, siendo el momento en que estaban en soledad el que aprovecho para continuar respondiendo a las palabras salidas de los labios femeninos.
– Bueno es imposible esperar no toparnos, después de todo, existen muchas reuniones de este estilo en las que para nuestra mala fortuna vamos a encontrarnos – sonrió a un grupo de mujeres que les observaban, todo para después observar en dirección a su acompañante – Es complicado no recordar la manera en que un animal salvaje y pequelo se te prende del brazo, tratando de arrancarte un pedazo de carne, así que si, aún no lo recuerdo – dejó de mirarla – y excusar tu manera de actuar en ese entonces con “éramos tan solo unos niños” es una tontería – sonrió burlón – ya eras bastante grandecita en edad… aunque de tamaño no puedo decir lo mismo.
La manera tan despreocupada en que Lewis andaba por el salón era notoria. Al Duque no le interesaban las habladurías que pudieran estarse ya generando en base a alejarse de todos para mantener una conversación privada con una dama y mucho menos le importo atraer la atención de muchos de los presentes al soltar una carcajada ante la duda de Selina y detenerse junto a ella a esperar a un mesero.
– Para mi fortuna y tu desgracia, no quedó en mi piel ningún recordatorio del terrible incidente que debo aclarar no fue mi culpa – tomó una de las copas que el mesero llevaba, mientras que sus ojos fueron a posarse sobre la figura ajena – la sinceridad no es un pecado pero es poco aceptada por aquellos que como tu, odian escuchar las verdades. En aquel entonces eras una enana, algo que al parecer no ha cambiado mucho – la miro de arriba abajo – ni eso ni el que no te guste que te recuerden tu carencia de estatura – y dicho eso, dio un sorbo a la copa que sujetaba.
Con pasos calmos y la mirada fija en todos los demás asistentes, Brent avanzaba por el salón llevando del brazo a la joven Greystoke, siendo el momento en que estaban en soledad el que aprovecho para continuar respondiendo a las palabras salidas de los labios femeninos.
– Bueno es imposible esperar no toparnos, después de todo, existen muchas reuniones de este estilo en las que para nuestra mala fortuna vamos a encontrarnos – sonrió a un grupo de mujeres que les observaban, todo para después observar en dirección a su acompañante – Es complicado no recordar la manera en que un animal salvaje y pequelo se te prende del brazo, tratando de arrancarte un pedazo de carne, así que si, aún no lo recuerdo – dejó de mirarla – y excusar tu manera de actuar en ese entonces con “éramos tan solo unos niños” es una tontería – sonrió burlón – ya eras bastante grandecita en edad… aunque de tamaño no puedo decir lo mismo.
La manera tan despreocupada en que Lewis andaba por el salón era notoria. Al Duque no le interesaban las habladurías que pudieran estarse ya generando en base a alejarse de todos para mantener una conversación privada con una dama y mucho menos le importo atraer la atención de muchos de los presentes al soltar una carcajada ante la duda de Selina y detenerse junto a ella a esperar a un mesero.
– Para mi fortuna y tu desgracia, no quedó en mi piel ningún recordatorio del terrible incidente que debo aclarar no fue mi culpa – tomó una de las copas que el mesero llevaba, mientras que sus ojos fueron a posarse sobre la figura ajena – la sinceridad no es un pecado pero es poco aceptada por aquellos que como tu, odian escuchar las verdades. En aquel entonces eras una enana, algo que al parecer no ha cambiado mucho – la miro de arriba abajo – ni eso ni el que no te guste que te recuerden tu carencia de estatura – y dicho eso, dio un sorbo a la copa que sujetaba.
Brent Lewis- Realeza Neerlandesa
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Re: Blackjack [privado]
El garfio continuaba prendido de su brazo y tironeaba de ella de un lado a otro. No es que no pudiera desprenderse del garfio, de hecho podía, a pesar de que Lewis hubiera decidido subestimarla; pero le detenía el hecho de que su padre contaba con ella y realmente deseaba mantener los lazos amistosos con esa familia. No deseaba contrariarle ni tenía deseos de armar una escena en pleno palacio real. Tenía un apellido que cuidar a pesar de lo inoportuno que resultaba en ese momento, pero ya tenía la práctica adquirida como para saber como contenerse cuando alguien hablaba bobadas.
¿Y es que de qué otra manera le iba a llamar a sus deseos de provocarla? En cuestión de segundos se percató de que él seguía siendo exactamente el mismo que era hace ya tantos años. Estiró la mano y alcanzó una copa que contenía un líquido burbujeante. Champán. Se suponía que era la bebida apropiada para las celebraciones. En este caso, la idea estaba cargada de oscuro cinismo.
Tomó un largo trago, después de lo cual chasqueó su lengua contra el interior de su mejilla. ¿Y si lo noqueaba? Un puñetazo directo hacia él, en el momento en que menos lo esperaba. ¿Caería muy fuerte sobre el piso o se aflojaría como un muñeco de trapo? Ladeó el rostro, pensando en ello, se sentía enormemente tentada a descubrir la respuesta. -Sé que estás al tanto de la amistad entre nuestras familias, y si, para mi desgracia, tener que toparnos en reuniones de este tipo será algo inevitable por lo que podríamos simplemente poner los puntos sobre las íes en este momento, acordar enviar reportes de absoluta cordialidad a nuestros padres, y ahorrarnos el teatro de tener que intercambiar palabras a menudo y poner buena cara. Bueno eso en mi caso, porque en el tuyo, no creo que te importen las nociones que tenga la gente de ti.-
Rodó los ojos mentalmente ante sus siguientes comentarios. -La mordida la merecías por sacar a relucir mi estatura y la de mi hermana en un tono tan similar al que estás usando ahora, y de hecho, si tuviera esa edad otra vez y estuviéramos reviviendo ese momento volvería a hacerlo. Por otro lado, tus comentarios me afectarían más si no tuviera la suficiente confianza en mi misma como para saber que he aumentado en estatura desde la última vez que te vi, tanto como tú has aumentado en ego. Aunque mi estatura la considero normal para alguien de mi edad, lo cual no se puede decir en tu caso, tu ego ha crecido desproporcionadamente para la tuya.- Volvió a tomar otro trago de champán antes de hacer algunas señas con la mano en dirección a un grupo de jovencitas, las cuales al verse aludidas acudieron presurosas adonde ellos se encontraban.
Las jóvenes eran bulliciosas y algo fastidiosas, pero para el caso, a Selina le daba igual. No le estaba agradando el hecho de que él quisiera apartarlos del resto de los asistentes, podía prestarse a habladurías. Aunque para ser honesta lo que le motivó a querer atraer a las féminas hacia ellos fue el deseo de fastidiarlo. Así que mientras las mujeres corrieron en su dirección y comenzaron a acosar a Lewis con sus parloteos, tratando de superarse las unas a las otras para ser quien más llamase su atención, los labios de la baronesa sonrieron alegremente por encima del cristal de su copa, observando divertida la escena.
¿Y es que de qué otra manera le iba a llamar a sus deseos de provocarla? En cuestión de segundos se percató de que él seguía siendo exactamente el mismo que era hace ya tantos años. Estiró la mano y alcanzó una copa que contenía un líquido burbujeante. Champán. Se suponía que era la bebida apropiada para las celebraciones. En este caso, la idea estaba cargada de oscuro cinismo.
Tomó un largo trago, después de lo cual chasqueó su lengua contra el interior de su mejilla. ¿Y si lo noqueaba? Un puñetazo directo hacia él, en el momento en que menos lo esperaba. ¿Caería muy fuerte sobre el piso o se aflojaría como un muñeco de trapo? Ladeó el rostro, pensando en ello, se sentía enormemente tentada a descubrir la respuesta. -Sé que estás al tanto de la amistad entre nuestras familias, y si, para mi desgracia, tener que toparnos en reuniones de este tipo será algo inevitable por lo que podríamos simplemente poner los puntos sobre las íes en este momento, acordar enviar reportes de absoluta cordialidad a nuestros padres, y ahorrarnos el teatro de tener que intercambiar palabras a menudo y poner buena cara. Bueno eso en mi caso, porque en el tuyo, no creo que te importen las nociones que tenga la gente de ti.-
Rodó los ojos mentalmente ante sus siguientes comentarios. -La mordida la merecías por sacar a relucir mi estatura y la de mi hermana en un tono tan similar al que estás usando ahora, y de hecho, si tuviera esa edad otra vez y estuviéramos reviviendo ese momento volvería a hacerlo. Por otro lado, tus comentarios me afectarían más si no tuviera la suficiente confianza en mi misma como para saber que he aumentado en estatura desde la última vez que te vi, tanto como tú has aumentado en ego. Aunque mi estatura la considero normal para alguien de mi edad, lo cual no se puede decir en tu caso, tu ego ha crecido desproporcionadamente para la tuya.- Volvió a tomar otro trago de champán antes de hacer algunas señas con la mano en dirección a un grupo de jovencitas, las cuales al verse aludidas acudieron presurosas adonde ellos se encontraban.
Las jóvenes eran bulliciosas y algo fastidiosas, pero para el caso, a Selina le daba igual. No le estaba agradando el hecho de que él quisiera apartarlos del resto de los asistentes, podía prestarse a habladurías. Aunque para ser honesta lo que le motivó a querer atraer a las féminas hacia ellos fue el deseo de fastidiarlo. Así que mientras las mujeres corrieron en su dirección y comenzaron a acosar a Lewis con sus parloteos, tratando de superarse las unas a las otras para ser quien más llamase su atención, los labios de la baronesa sonrieron alegremente por encima del cristal de su copa, observando divertida la escena.
Selina Greystoke- Cazador/Realeza
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Fecha de inscripción : 19/09/2015
Re: Blackjack [privado]
La presencia de la enana Greystoke había resultado más que perfecta para Brent, quien no dudo ni un segundo en tomarla como escudo contra todas esas personas indeseadas que pensaran acercarse a él, en especial a las mujeres. El Duque ya tenía demasiados problemas con su prometida fugitiva como para estarse liando de más con otras mujeres que seguramente, buscarían la manera de hacer que él rompiera el compromiso acordado desde hacía años para formar algo nuevo, hecho que a él no le llamaba la atención en lo más mínimo. Brent no deseaba casarse, así que el escape de su prometida fue desde el principio algo sencillamente perfecto para los planes que el Duque poseía.
Con una enorme sonrisa en los labios y andando por el salón como si Selina y él fueran grandes amigos, ambos charlaban, aunque claro que la conversación distaba bastante de ser una amistosa. Aun a pesar de los años, los roces de la infancia de ambos seguían presentes, creando una atmosfera no del todo apropiada pero para el Duque, bastante divertida. La Greystoke no se notaba muy contenta de andar al lado de Brent y eso, lo llenaba a él de un gozo como el que hacía mucho no experimentaba. Le encantaba saber que era quien generaba parte del descontento en acompañante.
– Selina Greystoke – su voz sonó sorprendida y en su rostro apareció una mueca de falsa sorpresa ante las palabras que la muchacha aquella pronunciaba. La realidad era que verdaderamente a Brent no le importaba mucho lo que los demás pensaran de él, sin embargo, al viajar a París prometió a su padre ser un ejemplo de buena conducta o al menos mejorarla; además de que fingir que el otro no existía era completamente imposible, sin mencionar que el Duque no iba a privarse del placer de molestar a Selina – No puedo creer que verdaderamente estés sugiriendo hacer algo así y espero que mi respuesta no vaya a hacerte mal – sonrió – pero sabes tan bien como yo que la amistad entre nuestras familias es grande y van a enterarse tarde o temprano de que estamos mintiendo respecto a la relación que llevemos. Prefiero decirle a mi padre que tenemos un trato lo más cordial posible en estos eventos aunque verdaderamente no nos soportamos – admitió – así que lo lamento – mintió de manera descarada – pero tendrás que soportarme.
La épica mordida de Selina. Esa que nunca iba a borrarse de la memoria de ninguno y que ella afirmaba, él se merecía – Eras una salvaje en ese entonces y tus palabras solo me hacen comprobar que sigues siendo la misma enana salvaje de siempre – puntualizo, llevándose después la mano derecha hasta el pecho – Eso es lo más hermoso que me has dicho – su tono de voz se volvió completamente irónico, al igual que su sonrisa. Quizás su ego era grande pero le gustaba de esa manera – Y aunque digas que tu estatura es normal – suspiro y negó – la verdad es que no lo es – y mientras respondía eso, la muchacha aquella se atrevía a llamar a un grupo de jovencitas que presurosas rodearon al Lewis.
La jóvenes que lo rodearon comenzaron a hablar apenas se situaron cerca de él. Ninguna se callaba y ese hecho, hizo que a Brent le doliera la cabeza. Entre todos aquellos acosadores rostros, el Duque pudo observar el de burla de Selina y más allá de ella, la pista de baile. Una sonrisa maliciosa fue dirigida a la Greystoke antes de que Brent se dirigiera a las muchachas.
– Me encantaría charlar con ustedes, pero la señorita me espera para un baile – y sin aguardar respuesta ni de ellas, ni de Selina. Tomo a la mordelona del brazo y la arrastró hasta la pista de baile. Él iba a hacerle la vida miserable, no ella a él.
Con una enorme sonrisa en los labios y andando por el salón como si Selina y él fueran grandes amigos, ambos charlaban, aunque claro que la conversación distaba bastante de ser una amistosa. Aun a pesar de los años, los roces de la infancia de ambos seguían presentes, creando una atmosfera no del todo apropiada pero para el Duque, bastante divertida. La Greystoke no se notaba muy contenta de andar al lado de Brent y eso, lo llenaba a él de un gozo como el que hacía mucho no experimentaba. Le encantaba saber que era quien generaba parte del descontento en acompañante.
– Selina Greystoke – su voz sonó sorprendida y en su rostro apareció una mueca de falsa sorpresa ante las palabras que la muchacha aquella pronunciaba. La realidad era que verdaderamente a Brent no le importaba mucho lo que los demás pensaran de él, sin embargo, al viajar a París prometió a su padre ser un ejemplo de buena conducta o al menos mejorarla; además de que fingir que el otro no existía era completamente imposible, sin mencionar que el Duque no iba a privarse del placer de molestar a Selina – No puedo creer que verdaderamente estés sugiriendo hacer algo así y espero que mi respuesta no vaya a hacerte mal – sonrió – pero sabes tan bien como yo que la amistad entre nuestras familias es grande y van a enterarse tarde o temprano de que estamos mintiendo respecto a la relación que llevemos. Prefiero decirle a mi padre que tenemos un trato lo más cordial posible en estos eventos aunque verdaderamente no nos soportamos – admitió – así que lo lamento – mintió de manera descarada – pero tendrás que soportarme.
La épica mordida de Selina. Esa que nunca iba a borrarse de la memoria de ninguno y que ella afirmaba, él se merecía – Eras una salvaje en ese entonces y tus palabras solo me hacen comprobar que sigues siendo la misma enana salvaje de siempre – puntualizo, llevándose después la mano derecha hasta el pecho – Eso es lo más hermoso que me has dicho – su tono de voz se volvió completamente irónico, al igual que su sonrisa. Quizás su ego era grande pero le gustaba de esa manera – Y aunque digas que tu estatura es normal – suspiro y negó – la verdad es que no lo es – y mientras respondía eso, la muchacha aquella se atrevía a llamar a un grupo de jovencitas que presurosas rodearon al Lewis.
La jóvenes que lo rodearon comenzaron a hablar apenas se situaron cerca de él. Ninguna se callaba y ese hecho, hizo que a Brent le doliera la cabeza. Entre todos aquellos acosadores rostros, el Duque pudo observar el de burla de Selina y más allá de ella, la pista de baile. Una sonrisa maliciosa fue dirigida a la Greystoke antes de que Brent se dirigiera a las muchachas.
– Me encantaría charlar con ustedes, pero la señorita me espera para un baile – y sin aguardar respuesta ni de ellas, ni de Selina. Tomo a la mordelona del brazo y la arrastró hasta la pista de baile. Él iba a hacerle la vida miserable, no ella a él.
Brent Lewis- Realeza Neerlandesa
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Fecha de inscripción : 06/12/2014
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Re: Blackjack [privado]
¿Qué diablos? Apenas había gozado de la escena unos minutos en los cuales había visto sudar al ególatra de Brent Lewis cuando este sin el mayor asomo de la más básica educación y un mínimo de buenos modales dejó plantadas a todas las mujeres en medio del salón para encaminarse hacia ella. Ah, no, no. NO. Sus cejas se arquearon. ¡NO! El ofensor de la etiqueta (y no es que creyese mucho en ella pero el desparpajo del duque era demasiado) se acercó a ella después de lanzarle al grupo de fanáticas un -la señorita me espera para un baile- que escuchó con claridad y del cual no se pudo zafar de inmediato, porque él lo había lanzado con voz clara y fuerte y, nuevamente, ambos estaban en la mira pública.
-Dime, que parte de, finjamos que nos llevamos bien y mantengamos toda la distancia posible, no entendiste?- siseó, fingiendo una sonrisa al colocar una mano sobre su hombro y comenzar a moverse al ritmo del baile, como si estuviera fascinada por la deferencia con la que él la obsequiaba. Si hubiese sido otro, y no Brent, el que le hubiese invitado a bailar posiblemente hubiese disfrutado más el hecho de que estaba en medio de una celebración. Al fin y al cabo era joven, la música que provenía de la banda era entusiasta y la reunión estaba en todo su apogeo pero la verdad era que dada la compañía pasó todo eso por alto.
-Tengo que advertirte que no sé bailar.- Mintió, puesto que lo había hecho desde niña. Tanto ella como su hermana habían contado con los mejores profesores de baile y aunque no solía hacerlo mucho lo bien aprendido nunca se olvida. -Pero ya que pasas eso por alto y me obsequias con tu compañía qué se le va a hacer.- Añadió propinándole un pisotón fuerte y certero adonde sabía perfectamente que le dolería ya que por algo era una cazadora y había lidiado con sobrenaturales al lado de los cuales Brent era apenas un neófito en cuanto a volverse molesto.
Así continuaron moviéndose en la pista de baile y así le pisó varias veces más. La música cesó y cuando un camarero pasaba a un lado suyo la mano femenina tomó una copa de vino tinto y mantuvo la mirada fija en él. -Lamento que este reporte le llegará a vuestro padre a quien tengo en alta estima pero...- Su mano se alzó y le propinó una bofetada.
-¡Duque!- Exclamó lo suficientemente fuerte como para que le escuchasen los que estaban a su alrededor. -Se olvida de que está usted comprometido. ¿Qué pensará su bella novia si se entera de que intenta seducirme? ¿Vale la pena que la mortifique así y a su honorable padre cuando ellos esperan todo lo mejor de usted? Me veo en la necesidad de ponerlo en su lugar.- dicho eso, le lanzó el contenido de la copa en la camisa, con toda la teatralidad de la que fue capaz y dio la media vuelta para mezclarse con el gentío, entre los cuales el escándalo de la escena provoco una oleada de murmullos que dejaban muy mal parado al joven Lewis y con lo cual esperaba que finalmente se mantuviese a distancia.
Sin aguardar un segundo continuó avanzando sobre sus pies, dejándole con los murmullos atrás y aceleró su marcha para escabullirse por una puerta lateral hacia la libertad.
-Dime, que parte de, finjamos que nos llevamos bien y mantengamos toda la distancia posible, no entendiste?- siseó, fingiendo una sonrisa al colocar una mano sobre su hombro y comenzar a moverse al ritmo del baile, como si estuviera fascinada por la deferencia con la que él la obsequiaba. Si hubiese sido otro, y no Brent, el que le hubiese invitado a bailar posiblemente hubiese disfrutado más el hecho de que estaba en medio de una celebración. Al fin y al cabo era joven, la música que provenía de la banda era entusiasta y la reunión estaba en todo su apogeo pero la verdad era que dada la compañía pasó todo eso por alto.
-Tengo que advertirte que no sé bailar.- Mintió, puesto que lo había hecho desde niña. Tanto ella como su hermana habían contado con los mejores profesores de baile y aunque no solía hacerlo mucho lo bien aprendido nunca se olvida. -Pero ya que pasas eso por alto y me obsequias con tu compañía qué se le va a hacer.- Añadió propinándole un pisotón fuerte y certero adonde sabía perfectamente que le dolería ya que por algo era una cazadora y había lidiado con sobrenaturales al lado de los cuales Brent era apenas un neófito en cuanto a volverse molesto.
Así continuaron moviéndose en la pista de baile y así le pisó varias veces más. La música cesó y cuando un camarero pasaba a un lado suyo la mano femenina tomó una copa de vino tinto y mantuvo la mirada fija en él. -Lamento que este reporte le llegará a vuestro padre a quien tengo en alta estima pero...- Su mano se alzó y le propinó una bofetada.
-¡Duque!- Exclamó lo suficientemente fuerte como para que le escuchasen los que estaban a su alrededor. -Se olvida de que está usted comprometido. ¿Qué pensará su bella novia si se entera de que intenta seducirme? ¿Vale la pena que la mortifique así y a su honorable padre cuando ellos esperan todo lo mejor de usted? Me veo en la necesidad de ponerlo en su lugar.- dicho eso, le lanzó el contenido de la copa en la camisa, con toda la teatralidad de la que fue capaz y dio la media vuelta para mezclarse con el gentío, entre los cuales el escándalo de la escena provoco una oleada de murmullos que dejaban muy mal parado al joven Lewis y con lo cual esperaba que finalmente se mantuviese a distancia.
Sin aguardar un segundo continuó avanzando sobre sus pies, dejándole con los murmullos atrás y aceleró su marcha para escabullirse por una puerta lateral hacia la libertad.
Selina Greystoke- Cazador/Realeza
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Fecha de inscripción : 19/09/2015
Re: Blackjack [privado]
Amaba la incomodidad en la cara de Selina casi tanto como el desconcierto con que lo miraba. La mordelona trató de jugar con él, de lanzarlo a las arpías de las cuales estaba escapando y eso el Duque no podía permitirlo. Por eso fue que su voz resonó fuerte, asegurando que la Greystoke le esperaba para un baile. Aquello lo hizo con tres propósitos principales. El primero, hacer quedar a Selina como una mujer de malas intenciones que invitaba al resto a acercarse con un hombre que ya tenía compromiso con ella. El segundo, hacer que todos los presentes se dieran cuenta de la “buena” y “amistosa” relación que llevaban influyendo eso de manera inevitable a que nadie más se atreviera a molestarles en lo que restaba de la noche. Y en el tercer lugar y lo más importante, volvía a usarla a ella solo para molestarla.
Apartándose de las mujeres que le rodeaban, Brent se acercó hasta Selina y la tomó del brazo, arrastrándola prácticamente hasta la pista de baile.
– Si vamos a fingir que nos llevamos bien, no podemos mantener distancia – sonrió de manera burlesca, acercando el cuerpo de la Greystoke al suyo para comenzar con el baile – Si queremos que crean que de verdad nos toleramos, tenemos que hacer esta clase de sacrificios – observo el rostro femenino – Y trata de sonreír con menor esfuerzo, parece que tienes la cara hecha de piedra – bromeo mientras que iban de un lado a otro, dejándose ambos llevar por la música.
Los ojos de los que se hallaban fuera de la pista de baile se centraban en ellos, motivo principal que llevó al Duque Lewis a fingir que todo estaba bien, incluso después de que la enana aquella lo pisara con demasiada fuerza.
– Vaya que eres torpe – la miró fijamente antes de hacerla chocar con una pareja que pasaba cerca de ellos – ¡Lo lamento! Mi compañera se pone nerviosa cuando baila conmigo – dijo al pobre incauto a quien acababa de lanzarle a Selina, todo para después mirarla nuevamente a ella – Perdón, también soy algo torpe cuando se trata de baile.
Durante varios segundos continuaron con la danza, esa que ya parecía más una parodia que otra cosa. Las personas que les miraban parecían comenzar a comprender que aquel peculiar par estaba jugando, y los murmullos sobre lo bien que lucían pasaron a ser criticas sobre lo mal que hacían al jugar de aquella manera. Para Brent aquello le tenía sin importancia, después de todo ya le creían un inútil así que no podía hacerse más daño a su reputación, o eso pensó hasta que unas palabras incomprensibles salieron de los labios de la Greystoke y después la mano de la muchacha fue a plantarse en su cara. La verdad es que Lewis no comprendió del todo que era lo que estaba pasando. Solo hasta el momento en que se vio a si mojado con el vino tinto y observando la figura de Selina alejarse fue que entendió que entre ellos nunca existiría relación alguna. Algo que al final era lo mejor para la reputación de ambas familias, que con aquel incidente ya quedaban marcadas como indeseadas la una de la otra.
FINALIZADO
Apartándose de las mujeres que le rodeaban, Brent se acercó hasta Selina y la tomó del brazo, arrastrándola prácticamente hasta la pista de baile.
– Si vamos a fingir que nos llevamos bien, no podemos mantener distancia – sonrió de manera burlesca, acercando el cuerpo de la Greystoke al suyo para comenzar con el baile – Si queremos que crean que de verdad nos toleramos, tenemos que hacer esta clase de sacrificios – observo el rostro femenino – Y trata de sonreír con menor esfuerzo, parece que tienes la cara hecha de piedra – bromeo mientras que iban de un lado a otro, dejándose ambos llevar por la música.
Los ojos de los que se hallaban fuera de la pista de baile se centraban en ellos, motivo principal que llevó al Duque Lewis a fingir que todo estaba bien, incluso después de que la enana aquella lo pisara con demasiada fuerza.
– Vaya que eres torpe – la miró fijamente antes de hacerla chocar con una pareja que pasaba cerca de ellos – ¡Lo lamento! Mi compañera se pone nerviosa cuando baila conmigo – dijo al pobre incauto a quien acababa de lanzarle a Selina, todo para después mirarla nuevamente a ella – Perdón, también soy algo torpe cuando se trata de baile.
Durante varios segundos continuaron con la danza, esa que ya parecía más una parodia que otra cosa. Las personas que les miraban parecían comenzar a comprender que aquel peculiar par estaba jugando, y los murmullos sobre lo bien que lucían pasaron a ser criticas sobre lo mal que hacían al jugar de aquella manera. Para Brent aquello le tenía sin importancia, después de todo ya le creían un inútil así que no podía hacerse más daño a su reputación, o eso pensó hasta que unas palabras incomprensibles salieron de los labios de la Greystoke y después la mano de la muchacha fue a plantarse en su cara. La verdad es que Lewis no comprendió del todo que era lo que estaba pasando. Solo hasta el momento en que se vio a si mojado con el vino tinto y observando la figura de Selina alejarse fue que entendió que entre ellos nunca existiría relación alguna. Algo que al final era lo mejor para la reputación de ambas familias, que con aquel incidente ya quedaban marcadas como indeseadas la una de la otra.
FINALIZADO
Brent Lewis- Realeza Neerlandesa
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