AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Misunderstanding (Emmanuel)
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Misunderstanding (Emmanuel)
Gracias al invierno el sol se ocultaba más temprano, permitiendo a seres como él despertar mucho más temprano. A Soren le encantaba el invierno, era su estación favorita del año, la gélida caricia del viento le recordaba su tierra natal, en donde la mayoría del año el clima era bastante frío. La cabaña abandonada donde se estaba hospedando no estaba en buenas condiciones, el agujero en el techo de la sala era tan grande que un gato podría caber por ahí sin problemas y la nieve se había estado filtrando mojando la madera desvencijada del suelo. Afortunadamente estaba muerto y no necesitaba mantener el cuerpo caliente, de lo contrario le sería imposible sobrevivir el invierno en esas condiciones.
Debía recuperar su casa si quería volver a tener la vida que llevaba antes de su entierro voluntario, pero para eso debería conseguir primero un trabajo estable. Había estado visitando la universidad en busca de una entrevista con el director, pero al parecer su antiguo trabajo como Profesor de Historia del Arte había sido tomado por otra persona, tendría que pensar como ganarse la vida en otra profesión, pero literalmente, no sabía hacer nada más que enseñar. Sus manos era inútiles en cuanto a labores físicas y sin credenciales o experiencia no podría conseguir un trabajo que le pagara lo suficiente como para rentar una casa.
Decidió visitar la corte de los milagros con el fin de buscar trabajo, sabía que allí se reunían constantemente personas de todo tipo, especialmente esas consideradas como basura por las altas clases, su tipo de gente, pensaba con cierta inocencia, a lo mejor alguien podía darle un trabajo que aunque pagara poco, le serviría de algo para comenzar.
Una vez allí descubrió que estaba menos concurrido que de costumbre, quizás por el frío reflexionó mientras caminaba por las mustias calles hasta que se encontró con un aviso en papel pegado a la pared de una taberna. Con letra bastante grande rezaba “RECOMPENSA” y debajo traía una ilustración de un joven bastante apuesto, bajo el dibujo explicaba que el susodicho era buscado por el señor Lanington (Distinguido hombre de la alta sociedad) y que ofrecía 3000 francos por su cabeza. Soren se preguntaba que podría haber hecho ese hombre para que su cabeza tuviera un precio tan alto y deseo fervientemente no estar en sus zapatos.
Entonces fue cuando sintió un cosquilleo en base de la nuca. ¿Alguien le estaba vigilando? Pensó y con disimulo se giró para encontrar la calle vacía excepto por un par de borrachos que entonaban una canción alegremente sosteniendo una botella de lo que parecía ser ron.
Debo estar imaginando cosas. Se dijo así mismo ¿Quien quería vigilarme a mi? ¡Si no tengo ni un franco en el bolsillo!
Debía recuperar su casa si quería volver a tener la vida que llevaba antes de su entierro voluntario, pero para eso debería conseguir primero un trabajo estable. Había estado visitando la universidad en busca de una entrevista con el director, pero al parecer su antiguo trabajo como Profesor de Historia del Arte había sido tomado por otra persona, tendría que pensar como ganarse la vida en otra profesión, pero literalmente, no sabía hacer nada más que enseñar. Sus manos era inútiles en cuanto a labores físicas y sin credenciales o experiencia no podría conseguir un trabajo que le pagara lo suficiente como para rentar una casa.
Decidió visitar la corte de los milagros con el fin de buscar trabajo, sabía que allí se reunían constantemente personas de todo tipo, especialmente esas consideradas como basura por las altas clases, su tipo de gente, pensaba con cierta inocencia, a lo mejor alguien podía darle un trabajo que aunque pagara poco, le serviría de algo para comenzar.
Una vez allí descubrió que estaba menos concurrido que de costumbre, quizás por el frío reflexionó mientras caminaba por las mustias calles hasta que se encontró con un aviso en papel pegado a la pared de una taberna. Con letra bastante grande rezaba “RECOMPENSA” y debajo traía una ilustración de un joven bastante apuesto, bajo el dibujo explicaba que el susodicho era buscado por el señor Lanington (Distinguido hombre de la alta sociedad) y que ofrecía 3000 francos por su cabeza. Soren se preguntaba que podría haber hecho ese hombre para que su cabeza tuviera un precio tan alto y deseo fervientemente no estar en sus zapatos.
Entonces fue cuando sintió un cosquilleo en base de la nuca. ¿Alguien le estaba vigilando? Pensó y con disimulo se giró para encontrar la calle vacía excepto por un par de borrachos que entonaban una canción alegremente sosteniendo una botella de lo que parecía ser ron.
Debo estar imaginando cosas. Se dijo así mismo ¿Quien quería vigilarme a mi? ¡Si no tengo ni un franco en el bolsillo!
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Misunderstanding (Emmanuel)
Emma pertenece a la noche tanto como la oscuridad lo hace. Y por ser parte de ella, sabe como moverse a través de las tinieblas, sabe cómo formar parte del paisaje que brinda París bajo la luz de la luna.
Confundiéndose entre las sombras avanzaba sigilosamente, hasta esconderse en cuclillas detrás de un gran contenedor de basura. Del otro lado se encontraban las presas; un grupo de seis personas. Cada uno cargaba con antecedentes suficientes como para ser asesinados por separado, pero ya que se habían juntado, no habría otra opción que terminar con el paquete entero de una sola vez. La locación no podía ser más favorable para cualquier tipo de atrocidades, que estos sujetos quisiesen hacer.
Una enorme estructura de chapa, que hacía de galpón abandonado en los suburbios de la ciudad donde los menos favorecidos se reunían para conseguir "trabajo". En la parte trasera contaba con un patio. Una base de cemento con columnas de cuarenta centímetros sin terminar, de las que sobresalían barras de metal de hasta un metro de altura, que podrían haber sido una futura ampliación nunca terminada del galpón. Alrededor de ésta había dos medianeras, una de cada lado y campo cubierto de maleza que parecía no pertenecer a nadie, donde se ubicaba los barriles de basura, detrás del cual la cazadora esperaba el momento justo para atacar. Sabía la perfecta ubicación de cada sujeto, sus debilidades, nombres, hogares y medio de transporte, que habían utilizado para llegar a dicho punto de encuentro.
Ubicados en un círculo, el que estaba de espaldas, sería el primero. Un buen corte en el cuello sería suficiente, pudiendo usar el cuerpo de escudo. El que seguía -el de en frente- vampiro, para el cual había manofacturado una especie de pistola con pequeños dardos que contenían sangre de muerto, listos para inyectarse en el sistema del chupasangre. Luego correría en dirección del vampiro con el cuchillo en la mano, sólo para asegurarse. Una vez descartado, girando el tronco levemente hacia la derecha, tiraría nuevamente un dardo más. Un vampiro menos. Quedarían tres más, los que no estaban armados. Sería cuestión de pelear un rato, pero no era tarea difícil, si todo salía como lo planeaba.
Emma se encontraba repasando su plan, mientras espiaba por el costado del contenedor; de repente, una segunda sombra pasó justo a un costado, tras ella. No volteó, simplemente le miró por el rabillo del ojo. Cuando lo tuvo a tiro se percató de que era un hombre bastante desparpajado, que caminó delante del grupo al cuál quería darle muerte, sin mayor preocupación. Negó con la cabeza. Otro chupasangre más para la cuál no estaba preparada, sin embargo, algo en él se le hizo bastante peculiar y conocido.
De la bolsa de su chaqueta, sacó un papel arrugado. Era un afiche con el dibujo de un bandido por el cuál pagaban bastante dinero, que no le vendría mal. Emma frunció el ceño. Al parecer tendría que dejar ir al grupo que no representaba más que sangre e ir por el platillo fuerte. No iba a despegarle la vista de encima, lo estudiaría y después atacaría directo a la yugular.
Confundiéndose entre las sombras avanzaba sigilosamente, hasta esconderse en cuclillas detrás de un gran contenedor de basura. Del otro lado se encontraban las presas; un grupo de seis personas. Cada uno cargaba con antecedentes suficientes como para ser asesinados por separado, pero ya que se habían juntado, no habría otra opción que terminar con el paquete entero de una sola vez. La locación no podía ser más favorable para cualquier tipo de atrocidades, que estos sujetos quisiesen hacer.
Una enorme estructura de chapa, que hacía de galpón abandonado en los suburbios de la ciudad donde los menos favorecidos se reunían para conseguir "trabajo". En la parte trasera contaba con un patio. Una base de cemento con columnas de cuarenta centímetros sin terminar, de las que sobresalían barras de metal de hasta un metro de altura, que podrían haber sido una futura ampliación nunca terminada del galpón. Alrededor de ésta había dos medianeras, una de cada lado y campo cubierto de maleza que parecía no pertenecer a nadie, donde se ubicaba los barriles de basura, detrás del cual la cazadora esperaba el momento justo para atacar. Sabía la perfecta ubicación de cada sujeto, sus debilidades, nombres, hogares y medio de transporte, que habían utilizado para llegar a dicho punto de encuentro.
Ubicados en un círculo, el que estaba de espaldas, sería el primero. Un buen corte en el cuello sería suficiente, pudiendo usar el cuerpo de escudo. El que seguía -el de en frente- vampiro, para el cual había manofacturado una especie de pistola con pequeños dardos que contenían sangre de muerto, listos para inyectarse en el sistema del chupasangre. Luego correría en dirección del vampiro con el cuchillo en la mano, sólo para asegurarse. Una vez descartado, girando el tronco levemente hacia la derecha, tiraría nuevamente un dardo más. Un vampiro menos. Quedarían tres más, los que no estaban armados. Sería cuestión de pelear un rato, pero no era tarea difícil, si todo salía como lo planeaba.
Emma se encontraba repasando su plan, mientras espiaba por el costado del contenedor; de repente, una segunda sombra pasó justo a un costado, tras ella. No volteó, simplemente le miró por el rabillo del ojo. Cuando lo tuvo a tiro se percató de que era un hombre bastante desparpajado, que caminó delante del grupo al cuál quería darle muerte, sin mayor preocupación. Negó con la cabeza. Otro chupasangre más para la cuál no estaba preparada, sin embargo, algo en él se le hizo bastante peculiar y conocido.
De la bolsa de su chaqueta, sacó un papel arrugado. Era un afiche con el dibujo de un bandido por el cuál pagaban bastante dinero, que no le vendría mal. Emma frunció el ceño. Al parecer tendría que dejar ir al grupo que no representaba más que sangre e ir por el platillo fuerte. No iba a despegarle la vista de encima, lo estudiaría y después atacaría directo a la yugular.
Emmanuel H. Ashkenazi- Cazador Clase Baja
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Fecha de inscripción : 28/11/2013
Localización : Alrededores del bosque
Re: Misunderstanding (Emmanuel)
Había olvidado que tan atento tenía que estar cuando recorría esas sucias calles de la Corte de los Milagros, gracias a haber pasado tanto tiempo en las profundidades de la tierra. Él no le debía nada a nadie ni buscaba problemas, por lo que no se imaginaba que alguien pudiera tener la mediana intención de hacerle daño. Caminó muy tranquilo y confiado por el sitio, ignorando al grupo de personas que para alguien más cauteloso habrían parecido sospechosas y peligrosas y se rascó la nuca con expresión de genuina inocencia mientras observaba la calle y buscaba algún establecimiento abierto en el cual pudiera comenzar su búsqueda.
-¡Ajá! - Exclamó más para si mismo que para nadie en particular pues había divisado las ventanas encendidas con la tenue luz de los candelabros de un cochambroso bar al final de la calle. Aquel era el punto de encuentro de muchos tipos de personas, esperaba que entre ellos estuviera alguien que pudiera darle algún trabajo, quizás en el puerto cargando bultos de pescado o en algún jardín arrancando maleza.
Caminó con tranquilidad por la calle desolada en dirección al establecimiento y una gélida brisa invernal le revolcó el cabello y jugó con las puntas de su abrigo, la brisa además de frío, le trajo el olor de la carne humana a su nariz, había otra persona en esa calle aparentemente sola, se detuvo unos segundos pero no vio nada. ¿Le estaba engañando su sentido del olfato desarrollado? Se preguntó sintiendo un hormigueo recorrerle la nuca. Cerró los ojos y se concentró por unos instantes y luego giro su rostro en dirección a un callejón oscuro justo detrás del bar al que pretendía entrar.
Algo se movió en las sombras, estaba seguro de que se trataba de un humano aunque no le había visto la cara aún. Se tranquilizó, finalmente el era el predador no la presa.
- Si piensas robarme, ten por seguro que no traigo ni un franco conmigo – Comentó meneando la cabeza, esperando que la persona revelara su identidad – Y mi abrigo... nada más mira lo viejo, no te darían ni las gracias si lo intentas vender – Agregó esto ya medio en broma.
-¡Ajá! - Exclamó más para si mismo que para nadie en particular pues había divisado las ventanas encendidas con la tenue luz de los candelabros de un cochambroso bar al final de la calle. Aquel era el punto de encuentro de muchos tipos de personas, esperaba que entre ellos estuviera alguien que pudiera darle algún trabajo, quizás en el puerto cargando bultos de pescado o en algún jardín arrancando maleza.
Caminó con tranquilidad por la calle desolada en dirección al establecimiento y una gélida brisa invernal le revolcó el cabello y jugó con las puntas de su abrigo, la brisa además de frío, le trajo el olor de la carne humana a su nariz, había otra persona en esa calle aparentemente sola, se detuvo unos segundos pero no vio nada. ¿Le estaba engañando su sentido del olfato desarrollado? Se preguntó sintiendo un hormigueo recorrerle la nuca. Cerró los ojos y se concentró por unos instantes y luego giro su rostro en dirección a un callejón oscuro justo detrás del bar al que pretendía entrar.
Algo se movió en las sombras, estaba seguro de que se trataba de un humano aunque no le había visto la cara aún. Se tranquilizó, finalmente el era el predador no la presa.
- Si piensas robarme, ten por seguro que no traigo ni un franco conmigo – Comentó meneando la cabeza, esperando que la persona revelara su identidad – Y mi abrigo... nada más mira lo viejo, no te darían ni las gracias si lo intentas vender – Agregó esto ya medio en broma.
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Misunderstanding (Emmanuel)
Emma no estaba interesada en el abrigo. A ella lo que le interesaba otra clase de piel. Para ser más precisos su piel. Y la piel de los otros vampiros también. Si por un momento pensó dejarlos libres, desechó la idea. No iba a desperdiciar horas de estudio por ir hacia la recompensa. ¿Por qué no tener todo el botín? se sentía lo suficientemente capaz para matar a los seis, y al agregado peligroso por el cuál ofrecían una buena cantinas de francos. A pesar de que el platillo era sumamente apetitoso, estaba algo mal humorada; la presencia del joven chupasangre la incomodaba ya que significaba un enemigo más de quien cuidarse. Alistó sus armas. Tomó aire, lo dejó escapar por su nariz, y comenzó la masacre .
Los primero tres fueron pan comido, las criaturas se movieron de la forma en que se esperaba, todo se asemejaba a un danza de muerte, que caminaba a la perfección de la coreografía preparada en la mente de la cazadora. Finalmente quedaron los otros tres, los desarmados. Para ella eran como peones de ajedrez, sólo estaban ahí para llenar el casillero, carecían de habilidad combativa, por lo que la joven tuvo que provocarlos un poco para que la acción de pelea no se volviera monótona. Esto era lo que ella hacía y adoraba, no perdería la oportunidad de divertirse, sólo porque sus contrincantes fueran unos completos inútiles.
Cuando se aburrió del juego, terminó el asunto. Los dos primeros fueron decapitados con un pequeño puñal de mano que Emma escondía dentro de una de las botas. Lo más difícil de la acción fue alcanzar el pequeño cuchillo dentro de, pero gracias a la poca velocidad de sus contrincantes, ésta tarea fue sencilla. Finalmente colocó de adorno el último de los vampiros, encastrándolo del estómago en uno de los hierros de construcción que guiaban las columnas rotas. Una vez terminada la pelea, montó una pequeña escena con los cuerpos y su entorno. Había sangre en el piso, en su cara, en su ropa, ¡por todas partes!
-Ahora es tu turno... ¿Corre? -Apuntó directo a la cabeza de ese singular vampiro, que parecía haberse quedado parado en su lugar viendo el circo maroma y teatro que había acontecido hacía unos instantes. Pero estaba más que claro que ella sólo quería seguir jugando con el vampiro cuatro ojos. Sonrió con malignidad, y sin miramientos le disparó por debajo de la rodilla de la pierna izquierda.
Los primero tres fueron pan comido, las criaturas se movieron de la forma en que se esperaba, todo se asemejaba a un danza de muerte, que caminaba a la perfección de la coreografía preparada en la mente de la cazadora. Finalmente quedaron los otros tres, los desarmados. Para ella eran como peones de ajedrez, sólo estaban ahí para llenar el casillero, carecían de habilidad combativa, por lo que la joven tuvo que provocarlos un poco para que la acción de pelea no se volviera monótona. Esto era lo que ella hacía y adoraba, no perdería la oportunidad de divertirse, sólo porque sus contrincantes fueran unos completos inútiles.
Cuando se aburrió del juego, terminó el asunto. Los dos primeros fueron decapitados con un pequeño puñal de mano que Emma escondía dentro de una de las botas. Lo más difícil de la acción fue alcanzar el pequeño cuchillo dentro de, pero gracias a la poca velocidad de sus contrincantes, ésta tarea fue sencilla. Finalmente colocó de adorno el último de los vampiros, encastrándolo del estómago en uno de los hierros de construcción que guiaban las columnas rotas. Una vez terminada la pelea, montó una pequeña escena con los cuerpos y su entorno. Había sangre en el piso, en su cara, en su ropa, ¡por todas partes!
-Ahora es tu turno... ¿Corre? -Apuntó directo a la cabeza de ese singular vampiro, que parecía haberse quedado parado en su lugar viendo el circo maroma y teatro que había acontecido hacía unos instantes. Pero estaba más que claro que ella sólo quería seguir jugando con el vampiro cuatro ojos. Sonrió con malignidad, y sin miramientos le disparó por debajo de la rodilla de la pierna izquierda.
Emmanuel H. Ashkenazi- Cazador Clase Baja
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Fecha de inscripción : 28/11/2013
Localización : Alrededores del bosque
Re: Misunderstanding (Emmanuel)
Todo pasó muy rápido para el ojo de algún transeunte común pero no para el ojo de un ser como él, de las sombras había salido un chico delgado y ágil, había saltado sobre los borrachos que había visto de camino al bar y que resultaron ser vampiros como él, la velocidad del chico era considerable teniendo en cuenta de que se trataba de un humano y los vampiros a quienes dio caza con aterradora fácilidad bastante lentos por lo que Soren concluyó que se trataba de neonatos. Vampiros convertidos reciéntemente que aún no sabían como manejar bien sus poderes naturales.
Un vampiro como él con casi 300 años de vida no se dejaría tomar por sorpresa de esa forma. Soren había enfrentado hombres lobo convertidos en el pasado y había sobrevivido a la experiencia, si un vampiro sabía moverse y utilizar sus talentos en el momento adecuado, era posible hacerle frente inclusive a criaturas mucho más poderosas, inclusive a un hombre lobo en plena luna llena.
Las muertes fueron relativamente silenciosas, por lo que a pesar de la masacre, nadie se asomó por las ventanas de las maltrechas calles aldeanas ¿Era común ver ese tipo de 'accidentes' para un habitante regular de la corte de los milagros? se preguntó mientras el chico se acercaba a él. Esbelto y de aspecto frágil, a Soren le recordó una gacela, sin embargo por lo que había presenciado, era tan peligroso como una pantera. Cuando habló algo hizo click en su mente... ¿Era una chica?.
- ¿Correr? ¿Yo? - Exclamó con expresión sorprendida y las cejas arqueadas como si no comprendiera que aquello fuera una amenaza, ¿Estaba frente a una dama muy masculina o frente a un chico afeminado? no sabía como tratar a ese sujero, de repente se encontraba en una situación muy extraña - Si voy a morir... ¿Puedo por lo menos saber el motivo? - Preguntó con genuina curiosidad, no había miedo en su voz, quizás estaba subestimando a su contrincante, pero realmente quería saber los motivos por los cuales pretendía atacarle cuando nunca lo había visto antes en su vida.
Un vampiro como él con casi 300 años de vida no se dejaría tomar por sorpresa de esa forma. Soren había enfrentado hombres lobo convertidos en el pasado y había sobrevivido a la experiencia, si un vampiro sabía moverse y utilizar sus talentos en el momento adecuado, era posible hacerle frente inclusive a criaturas mucho más poderosas, inclusive a un hombre lobo en plena luna llena.
Las muertes fueron relativamente silenciosas, por lo que a pesar de la masacre, nadie se asomó por las ventanas de las maltrechas calles aldeanas ¿Era común ver ese tipo de 'accidentes' para un habitante regular de la corte de los milagros? se preguntó mientras el chico se acercaba a él. Esbelto y de aspecto frágil, a Soren le recordó una gacela, sin embargo por lo que había presenciado, era tan peligroso como una pantera. Cuando habló algo hizo click en su mente... ¿Era una chica?.
- ¿Correr? ¿Yo? - Exclamó con expresión sorprendida y las cejas arqueadas como si no comprendiera que aquello fuera una amenaza, ¿Estaba frente a una dama muy masculina o frente a un chico afeminado? no sabía como tratar a ese sujero, de repente se encontraba en una situación muy extraña - Si voy a morir... ¿Puedo por lo menos saber el motivo? - Preguntó con genuina curiosidad, no había miedo en su voz, quizás estaba subestimando a su contrincante, pero realmente quería saber los motivos por los cuales pretendía atacarle cuando nunca lo había visto antes en su vida.
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Misunderstanding (Emmanuel)
Había errado el tiro por un centímetro. Fue una lástima que mi futura recompensa no estuviese gimiendo por el dolor. Ya casi podía escuchar el tintineo de las monedas caer una a una a un saco de piel. Aún así le seguí apuntando con el arma, sin parpadear, porque en cualquier descuido el vampiro usaría su velocidad y de ser cazador, pasaría a ser presa.
No respondí su pregunta, simplemente y con cuidado, saqué el afiche arrugado de adentro de las bolsa de mi ropa y se lo mostré:
-Tu cabeza vale lo que pesa en francos. No es nada personal, pero me vienen muy bien esas monedas. Así que hagamos esto más fácil. Porque de lo contrario vamos a perder mucho tiempo y dentro de pocas horas saldrá el sol. Así que elige: Morir decapitado, desangrado o calcinado por el sol.
Volví a amenazarle con el arma, pero ésta vez directamente hacia su cabeza. El corazón me latía con rapidez. Mi mente solo pensaba en la forma adecuada de transportar su cuerpo una vez estuviese inerte, sin lastimar demasiado su rostro y que fuese reconocible para las autoridades. Una bolsa negra quizás... Robar una carreta y meterle dentro para no levantar sospechas. El cuerpo, aún valía dinero y si acaso me pillaran con las manos en la masa, podría correr el riesgo de sufrir un asalto y olvidarme de mi preciada recompensa.
No respondí su pregunta, simplemente y con cuidado, saqué el afiche arrugado de adentro de las bolsa de mi ropa y se lo mostré:
-Tu cabeza vale lo que pesa en francos. No es nada personal, pero me vienen muy bien esas monedas. Así que hagamos esto más fácil. Porque de lo contrario vamos a perder mucho tiempo y dentro de pocas horas saldrá el sol. Así que elige: Morir decapitado, desangrado o calcinado por el sol.
Volví a amenazarle con el arma, pero ésta vez directamente hacia su cabeza. El corazón me latía con rapidez. Mi mente solo pensaba en la forma adecuada de transportar su cuerpo una vez estuviese inerte, sin lastimar demasiado su rostro y que fuese reconocible para las autoridades. Una bolsa negra quizás... Robar una carreta y meterle dentro para no levantar sospechas. El cuerpo, aún valía dinero y si acaso me pillaran con las manos en la masa, podría correr el riesgo de sufrir un asalto y olvidarme de mi preciada recompensa.
Emmanuel H. Ashkenazi- Cazador Clase Baja
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Re: Misunderstanding (Emmanuel)
Cuando el sujeto sacó el afiche Soren comprendió que se trataba de un cazador, los inquisidores no mataban por dinero (o al menos eso le hacían creer al publico) sino por ideales más sagrados. Ese chico tenía que ser un cazador callejero, de esos que sólo piensan en dinero exponiéndose a los más insospechados peligros con tal de cobrar una recomienza.
-¿Pero quien quería poner precio a mi cabeza? - Fue la pregunta que salió de sus labios, seguía perplejo, su cerebro no parecía discernir el verdadero peligro en el que se encontraba, le había tomado por sorpresa que alguien quisiera matarlo pues su trabajo como profesor estaba lejos de causarle enemigos a muerte o algo por el estilo. Además llevaba poco tiempo luego de haberse desenterrado, no recordaba haber ofendido a nadie en ese par de meses que llevaba deambulando por París.
-Estoy seguro que más de uno en mi situación habrá dicho lo mismo... pero realmente creo que hay un mal entendido – Comentó con voz nerviosa levantando las manos suavemente como para demostrar que no llevaba ninguna arma – De hecho creo que el sujeto del dibujo es mucho más guapo que yo... ¡nada más mira esa nariz! Recta y perfecta como una escultura de Michelangelo – Intentaba ganar tiempo con sus palabras, el miedo le había golpeado finalmente, estaba frente a un Cazador, la probabilidad de morir era tangible.
Recordó el cazador que le había capturado en Rumania 5 años atrás cuando había viajado a visitar la patria de su amante. Había pasado meses encadenado en un mugriento sótano enloqueciendo de sed, había creído que moriría en su agonía pero había logrado escapar, ¡No estaba dispuesto a repetir esa experiencia por nada del mundo!, por lo que el Vampiro se concentró observando fijamente los ojos azules del humano, ojos que se convirtieron en túneles y posteriormente le engulleron como un remolino en alta mar que te arrastra hasta las profundidades del océano.
Todo a su alrededor oscureció y le pareció sentir que caía por un agujero sin que pudiese ver el fondo. Momentos después la oscuridad fue desapareciendo para dejar entrever una suave luz blanquecina, había una niña pequeña, delgada y de expresión perdida de pie mirando a través de él. Escuchó las dulces notas de una cajita musical que llegaron desde algún punto en la oscuridad y luego el sonido de una cesta de mimbre al mecerse con el llanto de un bebe.
Entrar en la mente de un humano era una experiencia insólita cada vez, la psiquis era un mundo complejo en donde cualquier cosa podía suceder y Soren siempre experimentaba esa extraña compasión que le sobrecogía cada que irrumpía en los pensamientos de alguien. Era una falta de respeto sumergirse así en los recuerdos de un desconocido sin pedir persmi, pero situaciones desesperadas requerían acciones desesperadas y Soren deseaba descubrir algo que pudiese salvarle el pescuezo en el mundo real.
- ¿Porqué estás tan sola? - Le preguntó a la niña quien seguía de pie - ¿Donde está tu madre? -
-¿Pero quien quería poner precio a mi cabeza? - Fue la pregunta que salió de sus labios, seguía perplejo, su cerebro no parecía discernir el verdadero peligro en el que se encontraba, le había tomado por sorpresa que alguien quisiera matarlo pues su trabajo como profesor estaba lejos de causarle enemigos a muerte o algo por el estilo. Además llevaba poco tiempo luego de haberse desenterrado, no recordaba haber ofendido a nadie en ese par de meses que llevaba deambulando por París.
-Estoy seguro que más de uno en mi situación habrá dicho lo mismo... pero realmente creo que hay un mal entendido – Comentó con voz nerviosa levantando las manos suavemente como para demostrar que no llevaba ninguna arma – De hecho creo que el sujeto del dibujo es mucho más guapo que yo... ¡nada más mira esa nariz! Recta y perfecta como una escultura de Michelangelo – Intentaba ganar tiempo con sus palabras, el miedo le había golpeado finalmente, estaba frente a un Cazador, la probabilidad de morir era tangible.
Recordó el cazador que le había capturado en Rumania 5 años atrás cuando había viajado a visitar la patria de su amante. Había pasado meses encadenado en un mugriento sótano enloqueciendo de sed, había creído que moriría en su agonía pero había logrado escapar, ¡No estaba dispuesto a repetir esa experiencia por nada del mundo!, por lo que el Vampiro se concentró observando fijamente los ojos azules del humano, ojos que se convirtieron en túneles y posteriormente le engulleron como un remolino en alta mar que te arrastra hasta las profundidades del océano.
Todo a su alrededor oscureció y le pareció sentir que caía por un agujero sin que pudiese ver el fondo. Momentos después la oscuridad fue desapareciendo para dejar entrever una suave luz blanquecina, había una niña pequeña, delgada y de expresión perdida de pie mirando a través de él. Escuchó las dulces notas de una cajita musical que llegaron desde algún punto en la oscuridad y luego el sonido de una cesta de mimbre al mecerse con el llanto de un bebe.
Entrar en la mente de un humano era una experiencia insólita cada vez, la psiquis era un mundo complejo en donde cualquier cosa podía suceder y Soren siempre experimentaba esa extraña compasión que le sobrecogía cada que irrumpía en los pensamientos de alguien. Era una falta de respeto sumergirse así en los recuerdos de un desconocido sin pedir persmi, pero situaciones desesperadas requerían acciones desesperadas y Soren deseaba descubrir algo que pudiese salvarle el pescuezo en el mundo real.
- ¿Porqué estás tan sola? - Le preguntó a la niña quien seguía de pie - ¿Donde está tu madre? -
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Misunderstanding (Emmanuel)
-Ningún malentendido, este eres tú, no quieras confundirme. Sé perfectamente que eres buscado por las autoridades y ofrecen una muy buena recompensa por tu captura. Y yo quiero ser esa persona que gane esas monedas gracias a ti. Es tu rostro el que está impreso aquí. - le arrojo el afiche a sus pies para que se cerciorase por sí mismo.
Emma seguía apuntándole con la pistola. Atenta a sus movimientos; porque los vampiros poseían cualidades extraordinarias y una velocidad impresionante, que en cualquier parpadeo te cambiaban el juego y ella no estaba ahí para jugar, sino para ganar. Con cada segundo que pasaba, crecía el nerviosismo.
-Hazte un favor y entrégate. Sé inteligente. Bien puedes librarte de la policía con tus fantásticas habilidades y yo puedo embolsarme los francos. - sonrió de medio lado. No acostumbraba hacer tratos con sus presas, mucho menos hacerles partícipe de sus planes, pero éste vampiro cuatro ojos, parecía no entender el claro mensaje.
Entonces la situación cambió. Por distracción, por pensar en el dinero, Emma había dejado al descubierto su mente y el vampiro había aprovechado la ocasión para poder hurgar entre sus más recónditos y oscuro secretos. Bufó. Gruñó y se enfureció a tal grado, que se creyó desnuda ante sus ojos. Nuevamente el género masculino haciendo alarde de su poder. ¡Por eso los odiaba como a nadie en el mundo! Había dado justo en el punto clave de todos y cada uno de sus traumas existenciales. ¡Ah¡ claro que el vampiro sabía pelear y descargar golpes certeros sin despeinarse siquiera. Su madre, su talón de Aquiles. Cómo se atrevía...
-¡Eres un bastardo, un maldito enfermo! - el arma comenzó a temblar y su dedo pulgar yendo directo hacia el gatillo, para descargar todas las balas de plata sobre la masa viviente que tenía en frente. - Ya no me interesa el estúpido dinero, me interesa que te mueras y vayas directo al infierno. - comenzó a acortar las distancias sin importar el peligro. Ahora era él o ella.
Emma seguía apuntándole con la pistola. Atenta a sus movimientos; porque los vampiros poseían cualidades extraordinarias y una velocidad impresionante, que en cualquier parpadeo te cambiaban el juego y ella no estaba ahí para jugar, sino para ganar. Con cada segundo que pasaba, crecía el nerviosismo.
-Hazte un favor y entrégate. Sé inteligente. Bien puedes librarte de la policía con tus fantásticas habilidades y yo puedo embolsarme los francos. - sonrió de medio lado. No acostumbraba hacer tratos con sus presas, mucho menos hacerles partícipe de sus planes, pero éste vampiro cuatro ojos, parecía no entender el claro mensaje.
Entonces la situación cambió. Por distracción, por pensar en el dinero, Emma había dejado al descubierto su mente y el vampiro había aprovechado la ocasión para poder hurgar entre sus más recónditos y oscuro secretos. Bufó. Gruñó y se enfureció a tal grado, que se creyó desnuda ante sus ojos. Nuevamente el género masculino haciendo alarde de su poder. ¡Por eso los odiaba como a nadie en el mundo! Había dado justo en el punto clave de todos y cada uno de sus traumas existenciales. ¡Ah¡ claro que el vampiro sabía pelear y descargar golpes certeros sin despeinarse siquiera. Su madre, su talón de Aquiles. Cómo se atrevía...
-¡Eres un bastardo, un maldito enfermo! - el arma comenzó a temblar y su dedo pulgar yendo directo hacia el gatillo, para descargar todas las balas de plata sobre la masa viviente que tenía en frente. - Ya no me interesa el estúpido dinero, me interesa que te mueras y vayas directo al infierno. - comenzó a acortar las distancias sin importar el peligro. Ahora era él o ella.
Emmanuel H. Ashkenazi- Cazador Clase Baja
- Mensajes : 43
Fecha de inscripción : 28/11/2013
Localización : Alrededores del bosque
Re: Misunderstanding (Emmanuel)
Salió de la mente de la humana y ella lo notó. Habían personas que no notaban cuando él entraba en sus mentes, había echo aquello muchas veces, inclusive había evitado que unos asaltantes mataran a una rehén usando sus poderes mentales para confundirlos, pero esa noche no se estaba dando alardes de héroe, esa noche estaba luchando por su propio pescuezo y había cometido el error de entrar en la mente de un cazador que claramente sabía lidiar con los de su clase. ¡No esperaba que se diera cuenta de que había visto cosas privadas en su cabeza!.
-No...no espera... ¡en serio estás equivocado! - Exclamó, esta vez el pánico se había apoderado de él, la posibilidad de morir era tangible y descubrió que pocas veces había sentido ese subidón de adrenalina como el que sentía mientras ella le apuntaba, su dedo pulgar en el gatillo. En otras ocasiones había recibido heridas de bala, las había sobrevivido todas, inclusive había salido vivo de un enfrentamiento contra un hombre lobo transformado, pero sabía que si el cazador era astuto tendría un As bajo la manga, probablemente las balas eran de plata y eso evitaría que pudiera regenerarse a tiempo.
- Siento haberme metido en tu cabeza...pero... simplemente no quiero morir, sólo quería confundirte y escapar... juro que no me interesa saber más sobre tu... vida privada – Cerró los ojos como esperando el golpe de los proyectiles, aún tenía las manos levantadas y se las llevó a la cabeza como en un acto reflejo de protegerse, ante los ojos de algún otro Vampiro debía parecer patético por estar indefenso frente a un chico que apenas si le llegaba por encima de los hombros.
- No puedo morir todavía...- Murmuró aún con los ojos cerrados – Tengo que seguir dándole clases de historia a Joseph...¿Cómo le voy a avisar que no llegaré a la lección? ¿Cómo voy a restaurar los cuadros de Madame Valkiria? Oh... el pobre Alem y sus lecciones de lectura... no tiene a nadie más a quien le enseñe ¡Porqué es un pobre esclavo! - Estaba balbuceando, no era consciente de lo que estaba diciendo, pero era cierto eso que dicen que, cuando uno está al borde de la muerte la mente empieza a divagar.
-No...no espera... ¡en serio estás equivocado! - Exclamó, esta vez el pánico se había apoderado de él, la posibilidad de morir era tangible y descubrió que pocas veces había sentido ese subidón de adrenalina como el que sentía mientras ella le apuntaba, su dedo pulgar en el gatillo. En otras ocasiones había recibido heridas de bala, las había sobrevivido todas, inclusive había salido vivo de un enfrentamiento contra un hombre lobo transformado, pero sabía que si el cazador era astuto tendría un As bajo la manga, probablemente las balas eran de plata y eso evitaría que pudiera regenerarse a tiempo.
- Siento haberme metido en tu cabeza...pero... simplemente no quiero morir, sólo quería confundirte y escapar... juro que no me interesa saber más sobre tu... vida privada – Cerró los ojos como esperando el golpe de los proyectiles, aún tenía las manos levantadas y se las llevó a la cabeza como en un acto reflejo de protegerse, ante los ojos de algún otro Vampiro debía parecer patético por estar indefenso frente a un chico que apenas si le llegaba por encima de los hombros.
- No puedo morir todavía...- Murmuró aún con los ojos cerrados – Tengo que seguir dándole clases de historia a Joseph...¿Cómo le voy a avisar que no llegaré a la lección? ¿Cómo voy a restaurar los cuadros de Madame Valkiria? Oh... el pobre Alem y sus lecciones de lectura... no tiene a nadie más a quien le enseñe ¡Porqué es un pobre esclavo! - Estaba balbuceando, no era consciente de lo que estaba diciendo, pero era cierto eso que dicen que, cuando uno está al borde de la muerte la mente empieza a divagar.
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Misunderstanding (Emmanuel)
Emma se acercó lo más que pudo a él, quien parecía un manojo de nervios. Incluso se atrevió a colocar la punta fría del revolver sobre su frente. Hablaba incoherencias, o algo que ella no podía decifrar: Cuadros, clases, Joseph, ¿pero es que acaso los vampiros tenían una vida normal? Todos y cada uno de ellos, eran una amenaza potencial a la vida en la tierra. Eran malhechores, asesinos, violadores ¡una plaga que se debía de radicar lo más pronto posible! preferentemente antes de que acabasen con toda la vida en los alrededores.
Probablemente sus ruegos, eran una de sus muchas mentiras, tretas obvias que utilizaban para tratar de ganar tiempo y huir cobardemente. ¡Tenía tantas ganas de apretar el gatillo. Pero aún quedaba la duda en el aire: Dinero. ¡Lo necesitaba con urgencia! ¡Maldición! Iba a llevarle contra todos los pronósticos. A como diera lugar.
Otra opción viable, fué sacar rápidamente un par de cadenas de plata -muy delgadas- escondidas dentro de los múltiples bolsillos de su ropa, para pasárselo por el cuello. La plata y los vampiros no se llevaban para nada bien, por el contrario eran como ácido en su piel. Lentamente comenzaría a quemar su piel putrefacta, si corría con suerte, su cabeza se mantendría en su lugar.
-Escúchame bien sanguijuela. Tú y yo vamos a dar un paseo. Si te portas bien, puede que te perdone la vida, pero ésto- apretó con fuerza sobre su cuello - -Es por haberte metido en mi mente y hurgar donde mo te llamaban.
Emma estaba furiosa. Más que nada porque no podía matarlo, como era su deseo. Necesitaba llevarlo vivo, y ésto implicaba grandes sacrificios, a costa de sus deseos.
Probablemente sus ruegos, eran una de sus muchas mentiras, tretas obvias que utilizaban para tratar de ganar tiempo y huir cobardemente. ¡Tenía tantas ganas de apretar el gatillo. Pero aún quedaba la duda en el aire: Dinero. ¡Lo necesitaba con urgencia! ¡Maldición! Iba a llevarle contra todos los pronósticos. A como diera lugar.
Otra opción viable, fué sacar rápidamente un par de cadenas de plata -muy delgadas- escondidas dentro de los múltiples bolsillos de su ropa, para pasárselo por el cuello. La plata y los vampiros no se llevaban para nada bien, por el contrario eran como ácido en su piel. Lentamente comenzaría a quemar su piel putrefacta, si corría con suerte, su cabeza se mantendría en su lugar.
-Escúchame bien sanguijuela. Tú y yo vamos a dar un paseo. Si te portas bien, puede que te perdone la vida, pero ésto- apretó con fuerza sobre su cuello - -Es por haberte metido en mi mente y hurgar donde mo te llamaban.
Emma estaba furiosa. Más que nada porque no podía matarlo, como era su deseo. Necesitaba llevarlo vivo, y ésto implicaba grandes sacrificios, a costa de sus deseos.
Emmanuel H. Ashkenazi- Cazador Clase Baja
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Fecha de inscripción : 28/11/2013
Localización : Alrededores del bosque
Re: Misunderstanding (Emmanuel)
Pasaron los segundos y cuando estuvo a punto de creer que aquella sería su última noche sobre la tierra, se encontró con que la chica había sacado una cadena de plata de sus bolsillos y sin dejar de amenazarlo con la pistola comenzaba a colocar la cadena por su cuello, en cuanto el metal hizo contacto con su piel, Soren dejó escapar un grito adolorido pues esta ardió y se quemó tan fácilmente como si hubiese sido expuesta al fuego.
No era la primera vez que un cazador le atrapaba, un par de años atrás había pasado por una situación similar y había terminado pasando casi un año de su vida atrapado en un sótano maloliente atado con cadenas del mismo material. No era una sensación agradable, de hecho el dolor era agudo y con cada pequeño movimiento, por más mínimo que fuera, el roce de la piel contra el metal le hacía gemir en agonía. De repente dejaba de ser el ser poderoso e inmortal que podía recorrer las calles de París en las noches sin ser detectado por el ojo humano, el ser que podía cazar a una victima en absoluto silencio y para luego desaparecer en las sombras.
Comenzó a caminar con lentitud, con cada paso el dolor se acrecentaba, pero sabía que no moriría sólo por las quemaduras de la plata, aquella era una simple tortura diseñada para tenerlo bajo control. Lamentó no haber sido más cuidadoso cuando fue interceptado por el cazador, se confió en sus habilidades y no escapó cuando pudo, ahora estaba completamente a la merced de ella. Había descubierto al entrar en su mente que se trataba de una mujer y no de un hombre como había creído inicialmente por su apariencia. Le pareció increíble que una chica tan delgada y joven pudiese dar tanto miedo, de haberla conocido bajo otras circunstancias, estaría admirando su coraje y determinación.
Era la primera vez que conocía a una mujer que no vestía corsé y largos vestidos, de hecho era la primera vez que veía a una mujer usando pantalón, algo bastante inusual para la época. Se encontró indagando sobre que tipo de situaciones la habrían llevado a convertirse en cazadora y en que momento había dejado atrás su rol como mujer en la sociedad para adoptar una apariencia más masculina.
- ¿A donde... vamos? - Murmuró con gran esfuerzo mientras la seguía por las calles.
No era la primera vez que un cazador le atrapaba, un par de años atrás había pasado por una situación similar y había terminado pasando casi un año de su vida atrapado en un sótano maloliente atado con cadenas del mismo material. No era una sensación agradable, de hecho el dolor era agudo y con cada pequeño movimiento, por más mínimo que fuera, el roce de la piel contra el metal le hacía gemir en agonía. De repente dejaba de ser el ser poderoso e inmortal que podía recorrer las calles de París en las noches sin ser detectado por el ojo humano, el ser que podía cazar a una victima en absoluto silencio y para luego desaparecer en las sombras.
Comenzó a caminar con lentitud, con cada paso el dolor se acrecentaba, pero sabía que no moriría sólo por las quemaduras de la plata, aquella era una simple tortura diseñada para tenerlo bajo control. Lamentó no haber sido más cuidadoso cuando fue interceptado por el cazador, se confió en sus habilidades y no escapó cuando pudo, ahora estaba completamente a la merced de ella. Había descubierto al entrar en su mente que se trataba de una mujer y no de un hombre como había creído inicialmente por su apariencia. Le pareció increíble que una chica tan delgada y joven pudiese dar tanto miedo, de haberla conocido bajo otras circunstancias, estaría admirando su coraje y determinación.
Era la primera vez que conocía a una mujer que no vestía corsé y largos vestidos, de hecho era la primera vez que veía a una mujer usando pantalón, algo bastante inusual para la época. Se encontró indagando sobre que tipo de situaciones la habrían llevado a convertirse en cazadora y en que momento había dejado atrás su rol como mujer en la sociedad para adoptar una apariencia más masculina.
- ¿A donde... vamos? - Murmuró con gran esfuerzo mientras la seguía por las calles.
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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