AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Royal Pleasures ▬ Baile de Navidad y Año Nuevo
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Royal Pleasures
Baile de Navidad y Año Nuevo
Del 21 de diciembre al 31 de enero
—¿Ésta es la noche? ¿Lo revelarás ante todos los invitados? —preguntó Claire desde el otro extremo de la habitación, mientras observaba a su esposo ajustar los últimos detalles de su atuendo de esa noche—. ¿Y si es un error?
Nigel, que se encontraba frente al espejo, contemplando con desmedida vanidad el reflejo que éste le devolvía, dejó lo que estaba haciendo y lentamente giró su rostro para mirarla. Él sabía a qué se refería, lo ansiosa que la ponía aquella determinación que hacía poco había tomado, la de revelarse no solo ante todo Francia, sino ante el mundo, como lo que era, una criatura de la noche, un muerto que caminaba entre los vivos, un vampiro. Nigel, por su parte, era tan soberbio que le parecía incluso ingenuo que ella pensara que algo malo podía ocurrirles, que las cosas podían resultar mal. Haciendo alarde de su poder, le dedicó una efímera sonrisa llena de presunción.
—Claire, cariño —pronunció con sorna—, todavía no has aprendido nada, ¿cierto? No hay errores cuando eres rey, ya deberías saberlo —su vista regresó al espejo. Acomodó el nudo de su corbata restando importancia a las inquietudes de su esposa—. ¿Qué es lo que te preocupa? ¿Que no lo acepten? ¿Que no estén de acuerdo con lo que soy? Créeme, lo estarán. Realmente no tienen opción. Yo soy el rey. Deberías estar feliz, ¿o es que acaso no te ha gustado el vestido que ordené hacer exclusivamente para ti? —tomándola de la mano, la acercó a él para que ambas figuras se reflejaran en el gran espejo: una pareja joven, perfecta y ambiciosa—. Solo míranos. Somos todo lo que otros pueden desear. Esta noche seremos amados y envidiados por igual. ¿Eso no te complace?
Llegada la hora, el rey y la reina consorte fueron conducidos a través del palacio con gran pompa. Una gran escolta los acompañaba. Ethan, consejero real, también estaba ahí. El hombre pálido de cabellera negra, de vez en cuando se acercaba para hablarle al oído al monarca y éste asentía de manera cómplice. En el salón principal, el baile ya había iniciado. Magníficas melodías barrocas a cargo de la orquesta se colaban por la puerta y acariciaban los pasillos de la gran mansión. Se abrió la puerta y apenas los reyes hubieron asomado las narices, siendo debidamente anunciados, la música se detuvo abruptamente y un silencio absoluto se perpetuó. Los presentes despejaron el centro y, formando dos hileras, mostraron sus respetos. Los reyes avanzaron y les abrieron paso como en su momento hiciese el Mar Rojo ante Moisés. Una oleada de suspiros y exclamaciones se dejó escuchar. El rey, sin dignarse siquiera a mirar realmente a sus invitados, avanzó por el pasillo llevando a su esposa del brazo. Vista al frente, barbilla en lo alto, hombros erguidos y pecho ensanchado. Su vestimenta era impecable. Cuando juntos llegaron al sitio que por ley correspondía al Delfín y la Delfina de Francia, Nigel mostró una glacial seguridad que a más de uno logró dejar sin aliento. Tomaron asiento y el monarca ordenó que el baile continuara. La música se volvió a escuchar.
Baile de Navidad y Año Nuevo
Del 21 de diciembre al 31 de enero
9:15 P.M. ♦ PALACIO REAL
—¿Ésta es la noche? ¿Lo revelarás ante todos los invitados? —preguntó Claire desde el otro extremo de la habitación, mientras observaba a su esposo ajustar los últimos detalles de su atuendo de esa noche—. ¿Y si es un error?
Nigel, que se encontraba frente al espejo, contemplando con desmedida vanidad el reflejo que éste le devolvía, dejó lo que estaba haciendo y lentamente giró su rostro para mirarla. Él sabía a qué se refería, lo ansiosa que la ponía aquella determinación que hacía poco había tomado, la de revelarse no solo ante todo Francia, sino ante el mundo, como lo que era, una criatura de la noche, un muerto que caminaba entre los vivos, un vampiro. Nigel, por su parte, era tan soberbio que le parecía incluso ingenuo que ella pensara que algo malo podía ocurrirles, que las cosas podían resultar mal. Haciendo alarde de su poder, le dedicó una efímera sonrisa llena de presunción.
—Claire, cariño —pronunció con sorna—, todavía no has aprendido nada, ¿cierto? No hay errores cuando eres rey, ya deberías saberlo —su vista regresó al espejo. Acomodó el nudo de su corbata restando importancia a las inquietudes de su esposa—. ¿Qué es lo que te preocupa? ¿Que no lo acepten? ¿Que no estén de acuerdo con lo que soy? Créeme, lo estarán. Realmente no tienen opción. Yo soy el rey. Deberías estar feliz, ¿o es que acaso no te ha gustado el vestido que ordené hacer exclusivamente para ti? —tomándola de la mano, la acercó a él para que ambas figuras se reflejaran en el gran espejo: una pareja joven, perfecta y ambiciosa—. Solo míranos. Somos todo lo que otros pueden desear. Esta noche seremos amados y envidiados por igual. ¿Eso no te complace?
***
Llegada la hora, el rey y la reina consorte fueron conducidos a través del palacio con gran pompa. Una gran escolta los acompañaba. Ethan, consejero real, también estaba ahí. El hombre pálido de cabellera negra, de vez en cuando se acercaba para hablarle al oído al monarca y éste asentía de manera cómplice. En el salón principal, el baile ya había iniciado. Magníficas melodías barrocas a cargo de la orquesta se colaban por la puerta y acariciaban los pasillos de la gran mansión. Se abrió la puerta y apenas los reyes hubieron asomado las narices, siendo debidamente anunciados, la música se detuvo abruptamente y un silencio absoluto se perpetuó. Los presentes despejaron el centro y, formando dos hileras, mostraron sus respetos. Los reyes avanzaron y les abrieron paso como en su momento hiciese el Mar Rojo ante Moisés. Una oleada de suspiros y exclamaciones se dejó escuchar. El rey, sin dignarse siquiera a mirar realmente a sus invitados, avanzó por el pasillo llevando a su esposa del brazo. Vista al frente, barbilla en lo alto, hombros erguidos y pecho ensanchado. Su vestimenta era impecable. Cuando juntos llegaron al sitio que por ley correspondía al Delfín y la Delfina de Francia, Nigel mostró una glacial seguridad que a más de uno logró dejar sin aliento. Tomaron asiento y el monarca ordenó que el baile continuara. La música se volvió a escuchar.
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Nigel Quartermane- Vampiro/Realeza [Admin]
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Fecha de inscripción : 11/01/2010
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Re: Royal Pleasures ▬ Baile de Navidad y Año Nuevo
Los reyes habían pasado a su lado y aún permanecía inclinada, al paso del Rey, cuando el cuerpo le tembló, su mirada buscó el rostro del monarca y pudo distinguir su aura, diferente a la de su esposa, la que era totalmente corriente como la de los simples mortales. Su ceño se frunció, pensar en la fragilidad de esa bella mujer al lado de un demonio.
Se colocó en una zona del salón que le permitía observar con facilidad y sin ser vista, en especial por el monarca, - ¿la convertirá en su esclava de sangre? - caviló, cerrando los puños, como le gustaría ser un soldado y no una simple espía. Su tarea era solo registrar, tomar datos de los presente, cada ser sobrenatural que luego sería seguido y destruido por los verdugos de la orden. Mas pensaba en la reina consorte, - ¿sabrá el peligro al que se expone? - sus pensamientos se debatían entre seguir con su misión, o auto proclamarse custodia de la joven reina. Mas simplemente suspiró, nada podía hacer esa noche, tal vez mas adelante, le pediría a su superior le permita seguir buscando información en el palacio y así lograr conocer mas a esa mujer que había despertado en ella un cierto sentimiento de fraternidad.
Decidió calmarse, recorriendo el salón y tomando notas mentales de los seres que allí se encontraban. En esa tarea ella era muy buena, luego haría una lista, la que dejaría en la mañana sobre el escritorio del Cardenal de París. Observó la colorida mezcla de auras y pensó que era verdad, aquello que años atrás, un grupos de trasnochados, pensaron que se podía vivir en paz, sobrenaturales y humanos. Esa reunión, ese baile, así lo indicaba. En aquel lugar habitaban vampiros, hechiceros, cambiantes, humanos comunes, esclavos de sangre, los que hasta bailaban entre ellos, - Licantropos no veo, mmm... mejor, suelen ser mucho mas impulsivos y no creo que el monarca siendo un vampiro, tolere un chucho en sus salones - sonrió ante sus cavilaciones.
Se colocó en una zona del salón que le permitía observar con facilidad y sin ser vista, en especial por el monarca, - ¿la convertirá en su esclava de sangre? - caviló, cerrando los puños, como le gustaría ser un soldado y no una simple espía. Su tarea era solo registrar, tomar datos de los presente, cada ser sobrenatural que luego sería seguido y destruido por los verdugos de la orden. Mas pensaba en la reina consorte, - ¿sabrá el peligro al que se expone? - sus pensamientos se debatían entre seguir con su misión, o auto proclamarse custodia de la joven reina. Mas simplemente suspiró, nada podía hacer esa noche, tal vez mas adelante, le pediría a su superior le permita seguir buscando información en el palacio y así lograr conocer mas a esa mujer que había despertado en ella un cierto sentimiento de fraternidad.
Decidió calmarse, recorriendo el salón y tomando notas mentales de los seres que allí se encontraban. En esa tarea ella era muy buena, luego haría una lista, la que dejaría en la mañana sobre el escritorio del Cardenal de París. Observó la colorida mezcla de auras y pensó que era verdad, aquello que años atrás, un grupos de trasnochados, pensaron que se podía vivir en paz, sobrenaturales y humanos. Esa reunión, ese baile, así lo indicaba. En aquel lugar habitaban vampiros, hechiceros, cambiantes, humanos comunes, esclavos de sangre, los que hasta bailaban entre ellos, - Licantropos no veo, mmm... mejor, suelen ser mucho mas impulsivos y no creo que el monarca siendo un vampiro, tolere un chucho en sus salones - sonrió ante sus cavilaciones.
Seelei Loganach- Inquisidor Clase Alta
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Fecha de inscripción : 29/03/2015
Re: Royal Pleasures ▬ Baile de Navidad y Año Nuevo
Aquella mujer parecía muy nerviosa con mi presencia. Parecía no estar muy a gusto rodeada de seres sobrenaturales.
-Buenas noches- la saludé con educación.
Por su contestación, no parecía de esas personas que se les diera bien esta clase de reuniones sociales. Puede que ese fuera el motivo por el que estaba tan nerviosa, no lo sabía, pero me empezaba a dar curiosidad.
-Bueno… es más o menos, entretenida- le contesté con sinceridad.
Notaba un aura curiosa en aquella persona. No era una persona normal. Su aura es diferente. Una bruja, quizás. No había conocido muchas a lo largo de mi vida, pero era un aura que me resultaba algo familiar.
Si era bruja, no debería extrañarle la presencia de un vampiro, o podía ser eso mismo lo que la mantenía en tensión.
-No se preocupe, sería muy peligroso que alguien como yo comiera en estas circunstancias- le dije con una sonrisa, intentando tranquilizarla.
-Buenas noches- la saludé con educación.
Por su contestación, no parecía de esas personas que se les diera bien esta clase de reuniones sociales. Puede que ese fuera el motivo por el que estaba tan nerviosa, no lo sabía, pero me empezaba a dar curiosidad.
-Bueno… es más o menos, entretenida- le contesté con sinceridad.
Notaba un aura curiosa en aquella persona. No era una persona normal. Su aura es diferente. Una bruja, quizás. No había conocido muchas a lo largo de mi vida, pero era un aura que me resultaba algo familiar.
Si era bruja, no debería extrañarle la presencia de un vampiro, o podía ser eso mismo lo que la mantenía en tensión.
-No se preocupe, sería muy peligroso que alguien como yo comiera en estas circunstancias- le dije con una sonrisa, intentando tranquilizarla.
Contessa Luciano- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 04/08/2015
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Re: Royal Pleasures ▬ Baile de Navidad y Año Nuevo
—Tal vez estoy concentrándome demasiado en lo probable; me sujeto a todo lo malo y nada más… Ésta es la primera vez en muchos años que asisto a un evento de esta clase, y finalmente estoy conversando con alguien sin que Adelina me fuerce a ello— pensaba Kharyn. Buscando ignorar lo que le hace mal, decidió responder a la vampiresa que había confiado en ella, a pesar de no conocerla, admitiendo su naturaleza. —Oh, no querida, no es por tí. Si fueras tu quien me pone los nervios de punta, ni siquiera te hubiera permitido verme— admitió la hechicera, con tono amable. Kharyn volteó hacia ella, y repentinamente recordó algo. —¡Ah! ¡Pero qué rudeza de mi parte! Mi nombre es Kharyn D’ Alis; soy la curandera que vive en la mansión cerca del bosque— se presentó. —Ya no conservo el apellido de mi esposo pero si el oficio; y esa es la razón por la que ya casi nadie me reconoce— explicó luego.
Respirando con más tranquilidad, inhalando y exhalando el fresco y perfumado aire de aquella noche francesa, Kharyn se descubrió a sí misma finalmente relajada. Ella está hecha, sin duda alguna, para el mundo de la magia. Cuando está rodeada de criaturas mágicas se siente bien, se siente libre, puede respirar y moverse a gusto con todo. Su mejor amiga es una cambiante, su otra amiga una vampira -igual que aquella con la que ahora habla-, y todos aquellos con los que convive están de alguna manera relacionados con el mismo mundo místico al que Kharyn pertenece.
En cambio, los humanos sin magia solo la ahogan, entre cazadores e inquisidores la obligan a mantenerse oculta y eso la oprime, sin mencionar que también le recuerdan al más fatídico día de su vida: el día que vió morir a su marido. Una sombra repentinamente obscureció el rostro de Kharyn.
—¿Qué hago aquí?— se preguntó. —¿Qué hago aquí sin él?
Respirando con más tranquilidad, inhalando y exhalando el fresco y perfumado aire de aquella noche francesa, Kharyn se descubrió a sí misma finalmente relajada. Ella está hecha, sin duda alguna, para el mundo de la magia. Cuando está rodeada de criaturas mágicas se siente bien, se siente libre, puede respirar y moverse a gusto con todo. Su mejor amiga es una cambiante, su otra amiga una vampira -igual que aquella con la que ahora habla-, y todos aquellos con los que convive están de alguna manera relacionados con el mismo mundo místico al que Kharyn pertenece.
En cambio, los humanos sin magia solo la ahogan, entre cazadores e inquisidores la obligan a mantenerse oculta y eso la oprime, sin mencionar que también le recuerdan al más fatídico día de su vida: el día que vió morir a su marido. Una sombra repentinamente obscureció el rostro de Kharyn.
—¿Qué hago aquí?— se preguntó. —¿Qué hago aquí sin él?
Kharyn D' Alis- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 01/09/2015
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Re: Royal Pleasures ▬ Baile de Navidad y Año Nuevo
La invitación al Baile de Navidad, había llegado una semana antes del evento. Lissandër, la ocultó en su despacho, sabiendo que la joven rusa, no metería su pequeña nariz en ese lugar. Así la semana transcurrió casi con normalidad, cuatro días antes de la Noche de Gala, Luba, escuchó a unas compañeras del teatro hablar del tan esperado evento, - todos han sido invitados, claro, si tienes contactos con la realeza – dijo una de ellas mirando con desprecio a la bailarina. Dirigió su mirada a la mujer, – que, ¿no te ha dicho?... Oh! No me digas… mmm… será que piensa llevar a otra en tu lugar – fue el comentario de la corista, espía de la inquisición, y posiblemente ex amante del inquisidor. Luba no pudo esconder la expresión de tristeza y angustia que la embargaba, a lo que su enemiga continuó, - vaya, así que él está perdiendo el apetito… yo que tú, buscaría otros rumbos… lejos de él – la carcajada de satisfacción, fue como un puñal clavado en su pecho.
- ¿Así que planeas ir con otra? – dijo al aire mientras era conducida a toda velocidad por el cochero de la familia. – Pues ni te pienses que lo lograras – se enfureció, mientras comenzaba a golpear con el filo del abanico el marco de la portezuela. El cochero disminuyó la velocidad, deteniéndose a un costado de la avenida principal, - ¿me hablaba, mi señora? – dijo el hombre al colgarse desde el asiento del conductor, hasta llevar su rostro a la ventanilla del vehículo. Luba se sonrojó, le estaba por contestar que no pasaba nada, que solo deseaba ir a la mansión. Una idea cruzó por su cabeza, - compraré el vestido – pensó muy segura de su decisión, pero ésta seguridad solo le duró unos segundos, - no… seguro que los espías le irán con el cuento – su rostro mostró tristeza, hasta que otra idea volvió a iluminarlo, recordó como una de sus doncellas había elogiado el trabajo de una joven que confeccionaba vestidos, aunque no era conocida, ni poseía taller de alta confección - tanto mejor – pensó la bailarina.
Poco menos de media hora le costó encontrar la casona en donde la joven modista vivía. Luego de presentarse, le explicó a la muchacha, llamada Mieri, la importancia de mantener el trabajo en estricto secreto. Las horas que pasó en compañía de la costurera fueron amenas y hasta sintió que podrían llegar a ser buenas amigas. Al llegar a la mansión, corrió al despacho, del que no salió, hasta que por fin encontró la invitación. Una sonrisa de satisfacción y enamoramiento se formó en sus labios, cuando observó el nombre de ambos en la costosa tarjeta, - pues muere de envidia zorra – pensó recordando a la cupletista, una cambiante canina, espía e inquisidora.
El día del baile se vistió con el elegante traje de color azul obscuro, y bordados en hilos de plata, un diseño digno de la zarina, - Lisandër no podrá con sus celos – su suave risa, inundó la recamara, cuando la doncella ajustaba el corsé y le ayudaba a prender el complicado vestuario. Cuando por fin estuvo lista, se sentó a esperar que llegara su amo, sus nervios estaban más alterados que una tormenta eléctrica. Cuando el inquisidor apareció, apenas le dio un beso en los labios, para luego sentenciar, - te espero en el coche, tienes dos minutos, si no te apuras, me iré sola al baile, y jamás volveré – clavó sus ojos en los ajenos, para dar media vuelta y partir hacia el vehículo. Casi veinte minutos después, se encontraban llegando al Palacio Royal, Luba se sintió feliz de disfrutar de una velada, tan parecida a las que viviera en Moscú. Su amado, entregó la tarjeta al encargado, y ella cual niña pequeña, tironeó de él. Habían llegado tarde, el Rey y la Reina ya estaban sentados en sus tronos, pero a Luba eso no le importaba, solo disfrutar de la noche y bailar con su amado.
- Vestido de Luba:
Laura Tejada Luna- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 22/11/2014
Re: Royal Pleasures ▬ Baile de Navidad y Año Nuevo
Por lo menos me había confirmado que su incomodidad no era por mi culpa. Bien, eso haría la conversación más amena para ambas.
Se presentó muy educadamente ante mí, por lo que no quise quedarme atrás.
-Es un placer madame D’ Alis. Mi nombre es Contessa Luciano, aristócrata sin empleo fijo. Ya sabe cómo es esta vida.
En un principio dude si decirle mi verdadero nombre o no. Pero total, no creo mucho que una curandera conozca mi verdadero nombre. Además, todos los contactos son buenos.
Mi vista se giró hacia el gran salón en el que seguía transcurriendo el baile. Mi mente voló por mis recuerdos, por todos aquellos bailes a los que había asistido. Mi actitud ahora era tan diferente. Antes habría abordado a cualquiera que me hubiese pasado por el lado, habría entablado una calurosa amistad con caras que no volvería a ver nunca.
Ahora prefería quedarme en la distancia, observando a los demás. ¿Será que he madurado después de tantos siglos?
Se presentó muy educadamente ante mí, por lo que no quise quedarme atrás.
-Es un placer madame D’ Alis. Mi nombre es Contessa Luciano, aristócrata sin empleo fijo. Ya sabe cómo es esta vida.
En un principio dude si decirle mi verdadero nombre o no. Pero total, no creo mucho que una curandera conozca mi verdadero nombre. Además, todos los contactos son buenos.
Mi vista se giró hacia el gran salón en el que seguía transcurriendo el baile. Mi mente voló por mis recuerdos, por todos aquellos bailes a los que había asistido. Mi actitud ahora era tan diferente. Antes habría abordado a cualquiera que me hubiese pasado por el lado, habría entablado una calurosa amistad con caras que no volvería a ver nunca.
Ahora prefería quedarme en la distancia, observando a los demás. ¿Será que he madurado después de tantos siglos?
Contessa Luciano- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 04/08/2015
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Re: Royal Pleasures ▬ Baile de Navidad y Año Nuevo
Kharyn rió levemente, y llevó una de sus manos a la boca. —Todo un gusto, Contessa— dijo con una inclinación leve. —Imagine, si el empleo es escaso para gente de nuestra posición, cuan difícil ha de ser para las clases inferiores...— contó. La hechicera se apoyó en el borde del balcón, con la vista hacia el interior del salón, y continuó —Tengo muchos criados en mi casa, pero no como esclavos; solo les proporciono techo y alimento, trabajar para mí es su forma de pagarme.
Mirándo de reojo, la bruja notó el semblante de la vampiresa, que súbitamente se había vuelto serio, y cuya mirada se perdía en el baivén de aquellos que van al ritmo de la música bajo las lúces.
Kharyn vió alguien aproximarse a aquella salida, alguien que la vampira aún no había visto; hizo unas señas sutiles a Adelina, y así evitó que saliera y quizás tentara de más a Contessa. —Un corazón bombeando sangre caliente a su lado ya es bastante— pensó la hechicera.
Adelina se detuvo en seco, y lentamente retrocedió hasta darse vuelta e irse, antes de ser vista por la reflexiva criatura de la noche; la cambiante no estaba segura de quién era Contessa, pero finalmente se cumplía su deseo de que Kharyn socializara, no era momento para interrumpir.
Mirándo de reojo, la bruja notó el semblante de la vampiresa, que súbitamente se había vuelto serio, y cuya mirada se perdía en el baivén de aquellos que van al ritmo de la música bajo las lúces.
Kharyn vió alguien aproximarse a aquella salida, alguien que la vampira aún no había visto; hizo unas señas sutiles a Adelina, y así evitó que saliera y quizás tentara de más a Contessa. —Un corazón bombeando sangre caliente a su lado ya es bastante— pensó la hechicera.
Adelina se detuvo en seco, y lentamente retrocedió hasta darse vuelta e irse, antes de ser vista por la reflexiva criatura de la noche; la cambiante no estaba segura de quién era Contessa, pero finalmente se cumplía su deseo de que Kharyn socializara, no era momento para interrumpir.
Kharyn D' Alis- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 01/09/2015
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Re: Royal Pleasures ▬ Baile de Navidad y Año Nuevo
Habían llegado tarde al baile de navidad, claro que no tan tarde como Lisandër espero que pasará, de hecho, el inquisidor se había esforzado en vano por mantener la invitación oculta de Luba y no era que no quisiera ir a presumir a su amada esclava, sino que el problema radicaba en que ella desearía bailar y el vampiro simplemente detestaba hacerlo. Con el pasar de los días Lisandër creyó que había conseguido mantener el baile oculto de su esclava pero fue justo el día de la celebración, al volver de sus actividades en los cuarteles de la inquisición cuando la encontró enfundada en un vestido que atraería la atención de cualquiera. El beso depositado en los labios del vampiro fue suficiente para hacerlo admitir su derrota y en los dos minutos exigidos por ella, ambos estaban ya en el carruaje que les llevó hasta el palacio.
Durante el trayecto la notó seria pero no cuestiono nada, no quería discutir con ella ahora que finalmente su esclava había logrado hacerlo salir con ella a un lugar tan público. Una vez que llegaron a su destino dio indicaciones rápidas al cochero sobre la hora en que debía volver por ellos, una vez que lo hizo, caminó al lado de Luba hasta el interior.
- Espero que estes feliz de lograr traerme - susurro a Luba mientras que deslizaba su mano por la cintura femenina. Lisandër disfrutaba de saber lo bella que era Luba y de la capacidad que poseía de atraer hombres, pero al mismo tiempo le torturaba pensar que podía perderla contra alguno de aquellos que pusiera sus ojos sobre ella. Los ojos del inmortal recorrieron el salón; había auras tan coloridas e interesantes en aquel lugar y aun asi, nada ni nadie le atraía tanto como la mujer a su lado - ¿Qué hacemos aquí y desde cuando sabes que tengo la invitación? - preguntó, observándola con suma atención. El baile había comenzado pero él no estaba ahí para bailar.
Durante el trayecto la notó seria pero no cuestiono nada, no quería discutir con ella ahora que finalmente su esclava había logrado hacerlo salir con ella a un lugar tan público. Una vez que llegaron a su destino dio indicaciones rápidas al cochero sobre la hora en que debía volver por ellos, una vez que lo hizo, caminó al lado de Luba hasta el interior.
- Espero que estes feliz de lograr traerme - susurro a Luba mientras que deslizaba su mano por la cintura femenina. Lisandër disfrutaba de saber lo bella que era Luba y de la capacidad que poseía de atraer hombres, pero al mismo tiempo le torturaba pensar que podía perderla contra alguno de aquellos que pusiera sus ojos sobre ella. Los ojos del inmortal recorrieron el salón; había auras tan coloridas e interesantes en aquel lugar y aun asi, nada ni nadie le atraía tanto como la mujer a su lado - ¿Qué hacemos aquí y desde cuando sabes que tengo la invitación? - preguntó, observándola con suma atención. El baile había comenzado pero él no estaba ahí para bailar.
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Lisandër d' Istria- Condenado/Vampiro/Clase Alta
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Fecha de inscripción : 30/01/2015
Re: Royal Pleasures ▬ Baile de Navidad y Año Nuevo
El hombre al que Dianthe había obser wdk y pensado tener como acompañante esa noche, le devolvió la sonrisa. “Asi se hace chica” pensó para sí al observar como se acercaba el desconocido a ella, solo que al escucharlo hablar la sonrisa en sus labios se desvaneció y terminó por cruzar los brazos frente a su pecho y suspirar.
- Claro, una enorme casualidad - el individuo a quien ella tomó en un principio por desconocido era en realidad un conocido de la familia, si no tenía tan mala memoria como creía su nombre era Vicenzo y estuvo presente el día que sepultaron a la madre de Dianthe, el día que comenzaron sus desgracias.
Los ojos de la joven pasaron entonces de aquel prometedor hombre a buscar nuevos horizontes. Dianthe de hecho esperaba que su cara de pocos amigos alejara a Vicenzo de ella, sin embargo pareció ser todo lo contrario y de hecho, aquel hombre hasta se atrevió según ella, a burlarse de la reciente perdida de su madre.
- Si bueno… el que no muestre mi luto como se debe se lo debemos agradecer a mi padre - le sonrió con la molestia escrita en el rostro; su padre no le había obligado a ello pero si a casarse, lo que igual para ella significaba no poder mantener su luto como lo deseaba - y si me permites, estoy buscando a alguien y tu presencia me distrae de mi labor- puntualizó, aguardando porque aquel engreído hombre se alejara de una buena vez y dejara de decirle cosas que le parecían tan desagradables.
- Claro, una enorme casualidad - el individuo a quien ella tomó en un principio por desconocido era en realidad un conocido de la familia, si no tenía tan mala memoria como creía su nombre era Vicenzo y estuvo presente el día que sepultaron a la madre de Dianthe, el día que comenzaron sus desgracias.
Los ojos de la joven pasaron entonces de aquel prometedor hombre a buscar nuevos horizontes. Dianthe de hecho esperaba que su cara de pocos amigos alejara a Vicenzo de ella, sin embargo pareció ser todo lo contrario y de hecho, aquel hombre hasta se atrevió según ella, a burlarse de la reciente perdida de su madre.
- Si bueno… el que no muestre mi luto como se debe se lo debemos agradecer a mi padre - le sonrió con la molestia escrita en el rostro; su padre no le había obligado a ello pero si a casarse, lo que igual para ella significaba no poder mantener su luto como lo deseaba - y si me permites, estoy buscando a alguien y tu presencia me distrae de mi labor- puntualizó, aguardando porque aquel engreído hombre se alejara de una buena vez y dejara de decirle cosas que le parecían tan desagradables.
Última edición por Dianthe Marchessault el Vie Feb 05, 2016 6:20 pm, editado 1 vez
Akseli Nygard- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 44
Fecha de inscripción : 09/04/2014
Re: Royal Pleasures ▬ Baile de Navidad y Año Nuevo
Los días se habían pasado volando desde el día que tuve esa invitación en mis manos, ¿Qué si asistiría? Ni me lo había preguntado, mis pensamientos pasaron de largo y caí en cuenta de lo mucho que había cambiado mi realidad en solamente un par de años.
Sentada contemplaba a unos metros el vestido que usaría, el color de la tela con la tenue luz del atardecer que se asomaba por la ventana, después de un relajante baño empecé a arreglarme, debo confesar que por primera vez desde que había recibido aquella invitación, los nervios se apoderaban de mi cuerpo pero no había manera de que desista. Dejé que me ayudaran con el peinado, pues no era ocasión para salir con el cabello desarreglado, como normalmente solía hacerlo, algunos sutiles detalles de oro decoraban mi peinado, dejando caer estratégicamente algunos rizos sobre mi rostro; la blonda del vestido rodeando mis hombros, el corsé con un ajuste perfecto, un par de aretes de oro con rubí, le daban el toque final de elegancia sutil que buscaba para esa noche, contemplé por última vez mi reflejo en el espejo antes de salir, aún con más nervios y ansias subí al carruaje el cual me había estado esperando, entre tantos pensamientos, no me había percatado de la hora, el baile ya había dado inicio, ¡Oh, vaya que primera impresión! Pensaba sentada sobre el asiento de terciopelo dentro del carruaje, el camino me había parecido tan corto pues en un abrir y cerrar de ojos ya estábamos allí. Me encaminé hacia la entrada, levanté con ambas manos mi vestido subiendo los pocos peldaños que había en la entrada y seguidamente entregué la invitación, al ingresar pude observar los hermosos trajes que llevaban los invitados, exquisitas telas, hermosos acabados en ellas, resplandecientes joyas que brillaban con la iluminación del salón, definitivamente, la elegancia desbordaba aquella noche.
Un suspiro escapó de mis labios, aquella noche que tanto esperaba ya había llegado, ya estaba ahí, mi primera vez en un baile real. La música inundaba mis oídos, avancé entre la gente, sonreí sutil y educadamente a algunos conocidos, con quienes cruzaba miradas a lo lejos. Observé a los reyes lamentando tremendamente mi demora, desvié mi mirada y caminé asomándome lentamente a uno de los ventanales observando desde allí la luna que engalanaba aquella preciosa noche, bajé la mirada y sonreí solo para mi entrelazando mis manos, pensando en mi dulce hermana, de quien deseaba tanto su compañía en todas y cada una de los bailes y fiestas a las que asistía.
Basta de sentimentalismos y tristes recuerdos, esta noche debe ser inolvidable, me dije a mí misma, volteando mi torso con dirección al centro del salón, a lo lejos mi mirada se fijó en un hombre en particular quien llevaba un copa de vino entre sus dedos, no lo conocía ni tampoco lo había visto anteriormente, pero vaya que si deseaba conocerlo, su presencia en particular llamaba mi atención a diferencia de otros asistentes, sonreí sutilmente sin la más mínima intención de que alguien notase mi sonrisa, mientras permanecía aun observándolo, una voz llego a mis oídos ofreciéndome una copa de vino, –Muchas gracias– respondí amablemente tomando la copa delicadamente en una de mis manos, la acerqué a mis labios y bebí un pequeño sorbo de vino, mientras permanecía de pie oyendo la hermosa música.
Sentada contemplaba a unos metros el vestido que usaría, el color de la tela con la tenue luz del atardecer que se asomaba por la ventana, después de un relajante baño empecé a arreglarme, debo confesar que por primera vez desde que había recibido aquella invitación, los nervios se apoderaban de mi cuerpo pero no había manera de que desista. Dejé que me ayudaran con el peinado, pues no era ocasión para salir con el cabello desarreglado, como normalmente solía hacerlo, algunos sutiles detalles de oro decoraban mi peinado, dejando caer estratégicamente algunos rizos sobre mi rostro; la blonda del vestido rodeando mis hombros, el corsé con un ajuste perfecto, un par de aretes de oro con rubí, le daban el toque final de elegancia sutil que buscaba para esa noche, contemplé por última vez mi reflejo en el espejo antes de salir, aún con más nervios y ansias subí al carruaje el cual me había estado esperando, entre tantos pensamientos, no me había percatado de la hora, el baile ya había dado inicio, ¡Oh, vaya que primera impresión! Pensaba sentada sobre el asiento de terciopelo dentro del carruaje, el camino me había parecido tan corto pues en un abrir y cerrar de ojos ya estábamos allí. Me encaminé hacia la entrada, levanté con ambas manos mi vestido subiendo los pocos peldaños que había en la entrada y seguidamente entregué la invitación, al ingresar pude observar los hermosos trajes que llevaban los invitados, exquisitas telas, hermosos acabados en ellas, resplandecientes joyas que brillaban con la iluminación del salón, definitivamente, la elegancia desbordaba aquella noche.
Un suspiro escapó de mis labios, aquella noche que tanto esperaba ya había llegado, ya estaba ahí, mi primera vez en un baile real. La música inundaba mis oídos, avancé entre la gente, sonreí sutil y educadamente a algunos conocidos, con quienes cruzaba miradas a lo lejos. Observé a los reyes lamentando tremendamente mi demora, desvié mi mirada y caminé asomándome lentamente a uno de los ventanales observando desde allí la luna que engalanaba aquella preciosa noche, bajé la mirada y sonreí solo para mi entrelazando mis manos, pensando en mi dulce hermana, de quien deseaba tanto su compañía en todas y cada una de los bailes y fiestas a las que asistía.
Basta de sentimentalismos y tristes recuerdos, esta noche debe ser inolvidable, me dije a mí misma, volteando mi torso con dirección al centro del salón, a lo lejos mi mirada se fijó en un hombre en particular quien llevaba un copa de vino entre sus dedos, no lo conocía ni tampoco lo había visto anteriormente, pero vaya que si deseaba conocerlo, su presencia en particular llamaba mi atención a diferencia de otros asistentes, sonreí sutilmente sin la más mínima intención de que alguien notase mi sonrisa, mientras permanecía aun observándolo, una voz llego a mis oídos ofreciéndome una copa de vino, –Muchas gracias– respondí amablemente tomando la copa delicadamente en una de mis manos, la acerqué a mis labios y bebí un pequeño sorbo de vino, mientras permanecía de pie oyendo la hermosa música.
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Rosette Lefebvre- Esclavo de Sangre/Clase Alta
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Re: Royal Pleasures ▬ Baile de Navidad y Año Nuevo
Vincenzo había creído erróneamente el haber sonado amable, pues -al parecer- sus palabras sonaron hirientes a oídos de aquella muchacha la cual a ojo suyo no hacía más que interesarle. Siempre se trataba de la misma historia: "Chico conoce a chica", pero tratándose de vincenzo aquello no era más que una pieza en el camino, un simple acto por parte de alguien que destacaba sobre la normalidad del resto, lo cual llamaba profundamente su atención. Lo siento, chica, no hay vuelta atrás.
- Dudo mucho de que en realidad esté esperando a nadie, pues la música hace rato que comenzó a sonar y no hay ningún hombre rondándola más que yo. - Vincenzo, pese a sus palabras, que no pretendían más que alargar aquella extraña conversación, prosiguió. - No se equivoque conmigo, su madre fué una persona importante en mi vida y jamáshablaría mal de ella. - Vincenzo avanzó unos pasos, para situarse a la espalda de la muchacha, cuyo nombre paladeaba en silencio, para luego hablar de forma cálida (y sin afán de hacerla enloquecer de rabia) a su oído. - Seguro que prefiere pasar inadvertida, que ser el centro de atención. - Se tomó unos segundos para proseguir. - una pequeña conversación con un desconocido, una simple travesura infantil, que el acalorado gentío que debe aguantar el resto de la noche, por más que éstos se dignen a adorar su presencia en el baile. Usted decide. - Tras aquello último, Vincenzo se apartó de su oído y siguió el camino que estipuló hacia dónde se suponía estaban las cocinas, no sin antes sisar una copa de Chàrdonay, quizás para él o quizás para compartir. Vincenzo podría ser considerado de cientos de formas, a cada cual menos digna que la anterior, pero se debía de reconocer, que cuando algo llamaba verdaderamente su atención, sabía cómo dar con el tono adecuado para orquestar a la perfección aquel teatrillo que pretendía el día antes de su boda. Claro que prefería cien mil veces el mar a aquella absurda muestra de vanidad, pues hacía ya muchos años que había decidido que aquel no era su lugar, ni mucho menos sería el de sus hijos. Debía de reconocer, que había algo de divertido en asistir a ese tipo de espectáculos, pues era de los que pensaban que hacer cosas inapropiadas al momento eran algo divertido a fin de cuentas, tal y como lo era la vez que de niño dejó escapar a los pájaros que tenían enjaulados en una casa, para que pudieran revolotear fácilmente alrededor de los que en ese momento festejaban el cumpleaños del embajador. Memorable. Tan sólo, sabía sacar el lado bueno o mejor dicho, divertido a su favor, en cualquier situación aburrida y solemne.
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Última edición por Vincenzo Domani el Jue Feb 04, 2016 3:20 pm, editado 1 vez
Vincenzo Danislăv- Hechicero/Realeza
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Re: Royal Pleasures ▬ Baile de Navidad y Año Nuevo
Debía sacar información, a éso había ido al baile, así se pasó las horas que duró el baile, recolectando los datos que se necesitaba, sacando conjeturas y en especial siguiendo con la mirada al Rey, ese era su objetivo mas importante, pues se suponía que si había hecho un baile de tal magnitud, con la participación de la crema y nata de la sociedad y la nobleza, no se trataba de un simple baile de Navidad, como tampoco era común, que la gran mayoría de asistentes fueran sobrenaturales y humanos con poderes.
Suspiró pensando en como moría de ganas de deshacerse de su vestido, djar que su cuerpo se transformase en la elástica forma de los felinos. Había intentado en varias ocasiones, escurrirse a las otras habitaciones, pero los guardias habían estado muy atentos y para nada dispuestos a la seducción. Lo que llevó a pensar a la astuta inquisidora, que si algo estaba tan bien protegido y prohibido, solo podía deberse al ocultamiento de un hecho importante, que traspasaba la verdad de la condición del rey como un no muerto.
Volvió a recorrer el salón, escuchando algunas conversaciones ajenas, bastante aburridas, rostros compungidos, otros demasiados alegres, hasta llegar a un sitio donde terminó por sentarse y con una copa en mano, se dispuso a observar como los bailarines se desplazaban por el amplio salón de baile. Intentó disimular un bostezo, - Dios, que aburrido, en verdad, desearía que comenzaran a molerse a golpes o que una loca se desvistiera de una vez... - miró al rey y sonrió maliciosa - o mejor aun... que el Rey se pararse y decidiera cenar a algunos de sus comensales - Sus ojos chispearan de solo pensar en el escándalo, y con la gracia de una mujer que toda la vida fue noble, ocultó su sonrisa, tras un coqueto abanico.
Suspiró pensando en como moría de ganas de deshacerse de su vestido, djar que su cuerpo se transformase en la elástica forma de los felinos. Había intentado en varias ocasiones, escurrirse a las otras habitaciones, pero los guardias habían estado muy atentos y para nada dispuestos a la seducción. Lo que llevó a pensar a la astuta inquisidora, que si algo estaba tan bien protegido y prohibido, solo podía deberse al ocultamiento de un hecho importante, que traspasaba la verdad de la condición del rey como un no muerto.
Volvió a recorrer el salón, escuchando algunas conversaciones ajenas, bastante aburridas, rostros compungidos, otros demasiados alegres, hasta llegar a un sitio donde terminó por sentarse y con una copa en mano, se dispuso a observar como los bailarines se desplazaban por el amplio salón de baile. Intentó disimular un bostezo, - Dios, que aburrido, en verdad, desearía que comenzaran a molerse a golpes o que una loca se desvistiera de una vez... - miró al rey y sonrió maliciosa - o mejor aun... que el Rey se pararse y decidiera cenar a algunos de sus comensales - Sus ojos chispearan de solo pensar en el escándalo, y con la gracia de una mujer que toda la vida fue noble, ocultó su sonrisa, tras un coqueto abanico.
Seelei Loganach- Inquisidor Clase Alta
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Re: Royal Pleasures ▬ Baile de Navidad y Año Nuevo
Había llegado el momento del baile, una alegre banda se dispuso en el espacio reservado para la función y Sweet con sus copas en la bandeja continuó con sus idas y venidas. Las órdenes eran que el servicio aprovechara el momento del baile para levantar todo rastro de tentempiés y copas de las mesas que circulaban alrededor del salón. La prostituta no dejaba de soñar con los largos vestidos de faldones que observaba mientras se paseaba por el lugar. Los aires eran extraños para entonces, pero lo atribuía a las diferencias y choques de poderes de la gente con dinero. Había muchos que estaban ya bastante pasados de copas también.
Los sonidos llenaban el ambiente retumbando por cada espacio del lugar. El único reparo de quien no deseaba bailar estaba en el balcón central donde varios se juntaban a despuntar vicios y alejarse de los fanáticos de la seducción.
En este momento fue que Sweet perdida entre tantas telas y queriendo asemejar sus labores con los de los demás camareros tomó la fatídica decisión de cargar con copas y vajillas de porcelana la bandeja con la que se desplazaba. Las parejas bailaban en círculos, lo que hacía que las faldas se extendieran formando platos. La blonda dio con uno de esos momentos, trastabilló y en medio de la fiesta se escuchó el sonido de la bandeja caer, las dos mujeres en el piso y en medio de ellas un sinfín de pedazos de porcelana y cristal.
En ese momento solo quiso que la tierra se la tragara. Y reparó que la mujer se sostenía el brazo, haciendo presión. Su pareja fue a ayudarla de inmediato y fue cuando descorrió la mano de ella que notó como un fino hilo de sangre se abría paso a través de espacio donde hacia el doblez del codo. Se levantó y fue rápidamente en busca de algo para parar la hemorragia sin dejar de disculparse y procurando no llamar demasiado la atencion con el acontecimiento, podia ser fatal.
Los sonidos llenaban el ambiente retumbando por cada espacio del lugar. El único reparo de quien no deseaba bailar estaba en el balcón central donde varios se juntaban a despuntar vicios y alejarse de los fanáticos de la seducción.
En este momento fue que Sweet perdida entre tantas telas y queriendo asemejar sus labores con los de los demás camareros tomó la fatídica decisión de cargar con copas y vajillas de porcelana la bandeja con la que se desplazaba. Las parejas bailaban en círculos, lo que hacía que las faldas se extendieran formando platos. La blonda dio con uno de esos momentos, trastabilló y en medio de la fiesta se escuchó el sonido de la bandeja caer, las dos mujeres en el piso y en medio de ellas un sinfín de pedazos de porcelana y cristal.
En ese momento solo quiso que la tierra se la tragara. Y reparó que la mujer se sostenía el brazo, haciendo presión. Su pareja fue a ayudarla de inmediato y fue cuando descorrió la mano de ella que notó como un fino hilo de sangre se abría paso a través de espacio donde hacia el doblez del codo. Se levantó y fue rápidamente en busca de algo para parar la hemorragia sin dejar de disculparse y procurando no llamar demasiado la atencion con el acontecimiento, podia ser fatal.
Sweet Von Teese- Prostituta Clase Baja
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Re: Royal Pleasures ▬ Baile de Navidad y Año Nuevo
La pieza que escuchaba era antigua, con unos matices que relucían con las cuerdas de los violines, como si recordaran una época antigua, más antigua que en la época en la que fue creada. Formaba unos matices que sonaron en mi cabeza y se suavizaron en pensamientos sin forma, como el roce de los dedos contra los pétalos de las magnolias. Cuando el ritmo cambió, apenas lo noté. No me molestó ese cambio o el ritmo diferente de los pasos en la pista de baile. En mis dedos aún bailaba el líquido rojizo dentro de la copa de cristal, se movía de un lado a otro con el movimiento de mis manos en un ritmo casi mecánico al que no ponía atención. Esperaba un momento para retirarme, como solía hacer en noches como estas. Y fue en ese momento de poca lucidez, cuando me descubrí observado por alguien.
Una dama. Una humana. No estaba lo suficientemente lejos como para no captar mi atención. Era hermosa, como lo eran las humanas cuando se arreglaban para eventos así, aunque ella tenía un matiz peculiar que no podía discernir. Pero era un baile, y yo podía entender cuando alguien deseaba tu compañía, sobre todo en un baile. Dejé la copa por allí, con un movimiento sutil que se perdió entre las conversaciones y los paseantes de la fiesta y avancé hacía ella. Había venido sin un acompañante, lo que era una jugada atrevida, así que esperaba que mi imprudencia fuera soportable para su carácter.
—Madame… —La llamé, dirigiéndome a ella en un tono de confidencia. Sin duda era hermosa. Su cabello bien peinado se rizaba allí por donde podía escapar a las manos que lo habían aplacado y el oro que la adornaba brillaba con las lámparas que adornaban el salón. —¿Me permite este baile? —Pedí, ofreciendo mi mano antes que el brazo. Ella podía rechazar el baile y si no me deseaba cerca, me iría, probablemente. Las opciones para estar aquí eran cada vez menos y no tendría otra oportunidad de encontrarme con una doncella como ella. Aunque ahora que estaba cerca, la sensación que creí, era una ilusión, se intensificó suave, pero constantemente.
Una dama. Una humana. No estaba lo suficientemente lejos como para no captar mi atención. Era hermosa, como lo eran las humanas cuando se arreglaban para eventos así, aunque ella tenía un matiz peculiar que no podía discernir. Pero era un baile, y yo podía entender cuando alguien deseaba tu compañía, sobre todo en un baile. Dejé la copa por allí, con un movimiento sutil que se perdió entre las conversaciones y los paseantes de la fiesta y avancé hacía ella. Había venido sin un acompañante, lo que era una jugada atrevida, así que esperaba que mi imprudencia fuera soportable para su carácter.
—Madame… —La llamé, dirigiéndome a ella en un tono de confidencia. Sin duda era hermosa. Su cabello bien peinado se rizaba allí por donde podía escapar a las manos que lo habían aplacado y el oro que la adornaba brillaba con las lámparas que adornaban el salón. —¿Me permite este baile? —Pedí, ofreciendo mi mano antes que el brazo. Ella podía rechazar el baile y si no me deseaba cerca, me iría, probablemente. Las opciones para estar aquí eran cada vez menos y no tendría otra oportunidad de encontrarme con una doncella como ella. Aunque ahora que estaba cerca, la sensación que creí, era una ilusión, se intensificó suave, pero constantemente.
Louis De Pointe Du Lac- Vampiro Clase Alta
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Re: Royal Pleasures ▬ Baile de Navidad y Año Nuevo
Hacía varias horas que Roux había desaparecido de su vista, y en esos momentos era posible que se encontrase entreteniendo a alguna joven que estuviese buscando algo de emoción.
Y mientras Roux se entretenía, la Inquisidora se paseaba por allí, cotilleando e intercambiando secretos con los miembros de la corte. Un marques que estaba engañando a su esposa con el cochero, que si el hijo de un la condesa de no sequé era en realidad un bastardo…. Todo ello cosas sin demasiada importancia. Ese era el tipo de fiestas que le agradaban, completamente frívolas y carentes de problemas sobrenaturales, momentos en los que no era un miembro de la inquisición, si no que otro miembro aburrido de la clase alta cuyas mayores preocupaciones eran las modas que estaban por venir.
Por eso mismo, en el momento en el cual vislumbro el choque de una criada con una de las asistentes a la fiesta no pudo más que poner los ojos en blanco, sobre todo al acercarse un poco y ver que dicha dama estaba sangrando.
Simplemente perfecto.
Sangre en un lugar lleno de vampiros. De verdad esperaba que Su Majestad pudiese mantener a los vampiros controlados, pues si algo ocurría, no deseaba el tener que involucrarse demasiado. Esa era su noche de relax.
Y al mismo tiempo…
Sonrió al comerciante de especias con el que estaba hablando y escruto la sala hasta encontrar a otro miembro de la inquisición a la cual solo conocía de vista y a paso ligero se coloco junto a ella, cogiendo una copa de uno de los camareros y sentándose a su lado, como si se tratasen de amigas de toda la vida.
Y mientras Roux se entretenía, la Inquisidora se paseaba por allí, cotilleando e intercambiando secretos con los miembros de la corte. Un marques que estaba engañando a su esposa con el cochero, que si el hijo de un la condesa de no sequé era en realidad un bastardo…. Todo ello cosas sin demasiada importancia. Ese era el tipo de fiestas que le agradaban, completamente frívolas y carentes de problemas sobrenaturales, momentos en los que no era un miembro de la inquisición, si no que otro miembro aburrido de la clase alta cuyas mayores preocupaciones eran las modas que estaban por venir.
Por eso mismo, en el momento en el cual vislumbro el choque de una criada con una de las asistentes a la fiesta no pudo más que poner los ojos en blanco, sobre todo al acercarse un poco y ver que dicha dama estaba sangrando.
Simplemente perfecto.
Sangre en un lugar lleno de vampiros. De verdad esperaba que Su Majestad pudiese mantener a los vampiros controlados, pues si algo ocurría, no deseaba el tener que involucrarse demasiado. Esa era su noche de relax.
Y al mismo tiempo…
Sonrió al comerciante de especias con el que estaba hablando y escruto la sala hasta encontrar a otro miembro de la inquisición a la cual solo conocía de vista y a paso ligero se coloco junto a ella, cogiendo una copa de uno de los camareros y sentándose a su lado, como si se tratasen de amigas de toda la vida.
-Querida –dijo, mientras bebida con delicadeza- No quisiera alarmarte, pero es posible que tengamos algo de trabajo… creo que sería mejor mantener los ojos abiertos.
Carmina Moran- Inquisidor Clase Alta
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Re: Royal Pleasures ▬ Baile de Navidad y Año Nuevo
Respondí elegantemente a la reverencia con la que me saludó aquella mujer.
-Tiene usted toda la razón, podemos considerarnos privilegiados por tener una fuente de ingresos para poder sobrevivir.
Aunque las dos estábamos teniendo una conversación bastante tranquila, las dos estábamos sumidas en nuestros propios pensamientos observando el coreografiado baile de aquellos que se movían al son de la música dentro del salón de bailes.
-Eso es admirable. Ojalá todo el mundo siguiera su ejemplo a la hora de tratar a los menos desfavorecidos.
Mientras conversábamos, noté una presencia que se acercaba a nosotras, pero que se marchó antes de que pudiera ver quien era. Vi como Kharyn hacía algunas señas, quizás a aquella persona que se quedó en el anonimato para mí. Intuí que no quería que me resultara incómoda la presencia de tantas almas vivas.
Inconscientemente esbocé una cálida sonrisa por el detalle que había tenido conmigo aquella dama que acababa de conocer.
La noche estaba siendo muy tranquila hasta que un olor demasiado conocido invadió mis fosas nasales. El inigualable y exquisito olor de la sangre.
-“No, Contessa. Tranquilízate, para esto has comido antes de venir”- intenté convencerme a mí misma mientras intentaba volver a relajar mi cuerpo.
Solo esperaba que fuera una falsa alarma y que fuera un olor traicionero que me trajo el viento.
-Tiene usted toda la razón, podemos considerarnos privilegiados por tener una fuente de ingresos para poder sobrevivir.
Aunque las dos estábamos teniendo una conversación bastante tranquila, las dos estábamos sumidas en nuestros propios pensamientos observando el coreografiado baile de aquellos que se movían al son de la música dentro del salón de bailes.
-Eso es admirable. Ojalá todo el mundo siguiera su ejemplo a la hora de tratar a los menos desfavorecidos.
Mientras conversábamos, noté una presencia que se acercaba a nosotras, pero que se marchó antes de que pudiera ver quien era. Vi como Kharyn hacía algunas señas, quizás a aquella persona que se quedó en el anonimato para mí. Intuí que no quería que me resultara incómoda la presencia de tantas almas vivas.
Inconscientemente esbocé una cálida sonrisa por el detalle que había tenido conmigo aquella dama que acababa de conocer.
La noche estaba siendo muy tranquila hasta que un olor demasiado conocido invadió mis fosas nasales. El inigualable y exquisito olor de la sangre.
-“No, Contessa. Tranquilízate, para esto has comido antes de venir”- intenté convencerme a mí misma mientras intentaba volver a relajar mi cuerpo.
Solo esperaba que fuera una falsa alarma y que fuera un olor traicionero que me trajo el viento.
Contessa Luciano- Vampiro Clase Alta
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Re: Royal Pleasures ▬ Baile de Navidad y Año Nuevo
Aquella bella noche de baile se estaba transformando lentamente en una pesadilla. ¿No había sufrido lo suficiente ya? Al parecer no porque la presencia de Vicenzo estaba molestandole demasiado, convirtiendo lo que Dianthe esperaba fuera su maravillosa última noche de soltería en una más de esas fiestas donde debía aguantar gente molesta.
La expresión de pocos amigos de la joven no desaparecia y no lo haría a menos que su poco agradable compañero lo hiciera antes. Una sonrisa burlona apareció en sus labios y miró altanera a Vicenzo.
- Lo que pasa es que usted impide que a quien sea que estoy esperando y qjs no es de su incumbencia, se acerque a mi - mintió - así que le agradeceré que se aleje de una buena vez, para poder ir a hacer mis cosas - increible le resultaba que un hombre como aquel continuará cerca de ella a pesar de que le expresaba sus deseos de estar a solas, bueno no precisamente a solas pero al menos no con él. Cuando su madre volvió a salir en la conversación, Dianthe optó por ignorarlo aunque las nuevas palabras del hombre fueron algo que no podía ignorar - Pues la próxima vez deberá expresarse mejor si no quiere ser mal interpretado y creo que es suficiente de hablar de mi madre - dijo dando por cerrado ese tema de conversación.
Una vez que Vicenzo salió de su vista suspiro, creyendo que todo había llegado a su fin siendo el susurro en su oído algo que no se esperaba y que provocó un escalofrío en su espalda. Las palabras del hombre eran ciertas, Dianthe prefería pasar inadvertida, divertirse de otra manera y sobre todo, atesorar esa noche por el resto de lo que pintaba a ser, una vida miserable. Así que cuando giró sobre sus pies, pudo observar la espalda masculina de Vicenzo alejarse entre la multitud y un suspiro salió de los labios de la aún soltera joven.
- ¿Qué puedo perder?- se dijo a sí misma, antes de seguir los pasos de aquel hombre. Pasos que pasaron de la fiesta llena de gente a pasillos más solitarios. Cualquier muchacha precavida hubiera regresado de inmediato a donde había gente, pero no Dianthe, quien planeaba vivir aquella noche como si fuese la última.
En el momento en que entraron a la enorme cocina de aquel lugar, los pasos de Vicenzo se detuvieron y los de Dianthe también, quien observó todo a su alrededor antes de posar su mirada en la espalda masculina una vez más.
- ¿Ahora qué? - cuestionó, manteniéndose completamente inmóvil en su sitio.
La expresión de pocos amigos de la joven no desaparecia y no lo haría a menos que su poco agradable compañero lo hiciera antes. Una sonrisa burlona apareció en sus labios y miró altanera a Vicenzo.
- Lo que pasa es que usted impide que a quien sea que estoy esperando y qjs no es de su incumbencia, se acerque a mi - mintió - así que le agradeceré que se aleje de una buena vez, para poder ir a hacer mis cosas - increible le resultaba que un hombre como aquel continuará cerca de ella a pesar de que le expresaba sus deseos de estar a solas, bueno no precisamente a solas pero al menos no con él. Cuando su madre volvió a salir en la conversación, Dianthe optó por ignorarlo aunque las nuevas palabras del hombre fueron algo que no podía ignorar - Pues la próxima vez deberá expresarse mejor si no quiere ser mal interpretado y creo que es suficiente de hablar de mi madre - dijo dando por cerrado ese tema de conversación.
Una vez que Vicenzo salió de su vista suspiro, creyendo que todo había llegado a su fin siendo el susurro en su oído algo que no se esperaba y que provocó un escalofrío en su espalda. Las palabras del hombre eran ciertas, Dianthe prefería pasar inadvertida, divertirse de otra manera y sobre todo, atesorar esa noche por el resto de lo que pintaba a ser, una vida miserable. Así que cuando giró sobre sus pies, pudo observar la espalda masculina de Vicenzo alejarse entre la multitud y un suspiro salió de los labios de la aún soltera joven.
- ¿Qué puedo perder?- se dijo a sí misma, antes de seguir los pasos de aquel hombre. Pasos que pasaron de la fiesta llena de gente a pasillos más solitarios. Cualquier muchacha precavida hubiera regresado de inmediato a donde había gente, pero no Dianthe, quien planeaba vivir aquella noche como si fuese la última.
En el momento en que entraron a la enorme cocina de aquel lugar, los pasos de Vicenzo se detuvieron y los de Dianthe también, quien observó todo a su alrededor antes de posar su mirada en la espalda masculina una vez más.
- ¿Ahora qué? - cuestionó, manteniéndose completamente inmóvil en su sitio.
Akseli Nygard- Vampiro Clase Alta
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Re: Royal Pleasures ▬ Baile de Navidad y Año Nuevo
El fuerte sonido de algo que se rompió estruendosamente interrumpió la conversación de Kharyn y Contessa. Tal fue el susto de la hechicera, que ingresó de inmediato al salón, sin siquiera despedirse de la vampiresa. Vió a una mujer caída, sujetándose el brazo con una mueca de dolor, y a una camarera abriéndose paso entre la multitud de manera apresurada.
—Estoy segura que esa es la mujer que me dió una copa— pensó. Entonces comenzó a acercarse a la mujer que seguía en el suelo, y al notar la sangre que lentamente escocía de su herida comenzó a exclamar —Déjenme pasar, soy curandera—. Sus avisos le permitieron llegar con rapidez hasta la mujer, y en cuanto se arrodilló junto a ella, no pudo evitar ponerse nerviosa; sangre con esa cantidad de vampiros alrededor. —Ya no presiones, solo fuerzas la salida de sangre— le indicó con voz suave a la mujer.
Levantando la cabeza, miró hacia un lado y hacia el otro; debía hacer un torniquete con un pedazo de tela, pero allí no había ido con su usual ropa de entrecasa, que sin dudar rasgaba y usaba de ser necesario.
—Necesito que alguien me ayude a llevarla a una mesa— pidió con tono imperativo, y al instante la pareja de aquella mujer la tomó del brazo sano y obedeció. Una vez sentados en la mesa, la mujer lloraba y se quejaba del dolor, por lo que era necesario calmarla antes de poder atenderla. —Calma, querida. Ten fuerza— le pidió, sujetando su mano, e infundiéndole así más energía. —Suerte para mí que Vigoris es una magia que no deja huellas— pensó la hechicera, cuando la mujer dejó de llorar y simplemente respiró profundo varias veces.
Kharyn tomó una servilleta de tela de la mesa, la enrolló, y luego la ató alrededor del brazo de la mujer para detener el sangrado de una vez por todas. Ella sabía que con magia podría curarla en solo segundos, pero esa no es una opción en aquel lugar, así que no le quedó otra más que recurrir a los viejos métodos humanos.
No lo pensó mucho, levantó la vista y pidió a la pareja de la mujer —Necesito que me traigas vino caliente y una servilleta de tela más grande—. Al principio, el hombre se veía sorprendido y no se movió, por lo que la bruja insistió —¡Apúrate!
Tardó algún tiempo en ir y volver de las cocinas, así que Kharyn se enfocó en mantener a la mujer tranquila, utilizando Vígoris y hablándole dulce y suavemente. Al llegar el vino caliente, la mujer se mostró reacia; tenía razón al temer, gritaría por el ardor, pero era el único método sin-magia de esterilizar la herida.
—Si hubiera otra manera, querida... Pero la verdad es que podrías enfermar si no te limpio esa herida adecuadamente— se explicó la hechicera.
Finalmente logró hacer que ella extendiera el brazo sobre la mesa, y derramó el vino lentamente sobre la herida, haciendo gritar a la mujer y manchando todo el mantel con el líquido purpúreo. Con otra servilleta de tela secó el brazo herido, y finalmente usó la gran pieza de tela que el caballero había conseguido, para vendar la herida por completo. Solo entonces desató el torniquete, y, dándole fuerzas una vez más, dejó ir a la mujer.
—Estoy segura que esa es la mujer que me dió una copa— pensó. Entonces comenzó a acercarse a la mujer que seguía en el suelo, y al notar la sangre que lentamente escocía de su herida comenzó a exclamar —Déjenme pasar, soy curandera—. Sus avisos le permitieron llegar con rapidez hasta la mujer, y en cuanto se arrodilló junto a ella, no pudo evitar ponerse nerviosa; sangre con esa cantidad de vampiros alrededor. —Ya no presiones, solo fuerzas la salida de sangre— le indicó con voz suave a la mujer.
Levantando la cabeza, miró hacia un lado y hacia el otro; debía hacer un torniquete con un pedazo de tela, pero allí no había ido con su usual ropa de entrecasa, que sin dudar rasgaba y usaba de ser necesario.
—Necesito que alguien me ayude a llevarla a una mesa— pidió con tono imperativo, y al instante la pareja de aquella mujer la tomó del brazo sano y obedeció. Una vez sentados en la mesa, la mujer lloraba y se quejaba del dolor, por lo que era necesario calmarla antes de poder atenderla. —Calma, querida. Ten fuerza— le pidió, sujetando su mano, e infundiéndole así más energía. —Suerte para mí que Vigoris es una magia que no deja huellas— pensó la hechicera, cuando la mujer dejó de llorar y simplemente respiró profundo varias veces.
Kharyn tomó una servilleta de tela de la mesa, la enrolló, y luego la ató alrededor del brazo de la mujer para detener el sangrado de una vez por todas. Ella sabía que con magia podría curarla en solo segundos, pero esa no es una opción en aquel lugar, así que no le quedó otra más que recurrir a los viejos métodos humanos.
No lo pensó mucho, levantó la vista y pidió a la pareja de la mujer —Necesito que me traigas vino caliente y una servilleta de tela más grande—. Al principio, el hombre se veía sorprendido y no se movió, por lo que la bruja insistió —¡Apúrate!
Tardó algún tiempo en ir y volver de las cocinas, así que Kharyn se enfocó en mantener a la mujer tranquila, utilizando Vígoris y hablándole dulce y suavemente. Al llegar el vino caliente, la mujer se mostró reacia; tenía razón al temer, gritaría por el ardor, pero era el único método sin-magia de esterilizar la herida.
—Si hubiera otra manera, querida... Pero la verdad es que podrías enfermar si no te limpio esa herida adecuadamente— se explicó la hechicera.
Finalmente logró hacer que ella extendiera el brazo sobre la mesa, y derramó el vino lentamente sobre la herida, haciendo gritar a la mujer y manchando todo el mantel con el líquido purpúreo. Con otra servilleta de tela secó el brazo herido, y finalmente usó la gran pieza de tela que el caballero había conseguido, para vendar la herida por completo. Solo entonces desató el torniquete, y, dándole fuerzas una vez más, dejó ir a la mujer.
Kharyn D' Alis- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 49
Fecha de inscripción : 01/09/2015
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Re: Royal Pleasures ▬ Baile de Navidad y Año Nuevo
Ay no, no, no…
Querer que la tierra la tragara era poco. Una furibunda mirada que atribuía debía ser del jefe de camareros la observaba por detrás. Iban a colgarla por esto y nada iba a evitar la reprimenda que le esperaba. Buscó contener a la dama en el piso que no dejaba de presionarse el espacio donde estaba alojada la herida, y con ello pedazos de la cristalería. El panorama era horrible, unas cuantas miradas indiscretas se atumultuaban en el salón hasta que en medio se abrió paso la dama a la que consideró solitaria tiempo antes, ahora con una disposición totalmente opuesta informando que era curandera.
¡Gracias a Dios! Al menos aquí no eran todos vampiros y parte de la realeza sin afición por prácticas de bien común a la humanidad. Intentó callar sus propios pensamientos apartándose y dándole espacio a la mujer para que le diera las atenciones. Pidió algunas cuantas cosas al marido de la mujer que ahora descansaba en la silla siendo tratada con las primeras atenciones, palideciendo lentamente mientras su vestido manchado con sangre, vino y partes de comida dejaba de ser el impoluto que había sido minutos antes.
Sweet corrió detrás del hombre, era lo mínimo que podía hacer por el error que había cometido. Unas cuantas camareras la miraron con desaprobación en el camino a la cocina pero buscó olvidarlas mientras mantenía la tranquilidad para tomar una jarra de vino y volcarla en la olla donde había descansado el agua antes para darle calor a la bebida. No demoró demasiado y apenas se volteó se encontró frente a si con el jefe de camareras. Entregó el vino al marido de la mujer mientras el jefe terminaba de tomarla por el codo conduciéndola al fondo de la cocina tras bambalinas para escarmentarla por el atrevimiento de herir a un miembro de la realeza.
Bien merecido se lo tenía, pero ¿qué pasaría ahora con ella? Pensó mientras este esperaba que el otro hombre saliera del lugar.
Querer que la tierra la tragara era poco. Una furibunda mirada que atribuía debía ser del jefe de camareros la observaba por detrás. Iban a colgarla por esto y nada iba a evitar la reprimenda que le esperaba. Buscó contener a la dama en el piso que no dejaba de presionarse el espacio donde estaba alojada la herida, y con ello pedazos de la cristalería. El panorama era horrible, unas cuantas miradas indiscretas se atumultuaban en el salón hasta que en medio se abrió paso la dama a la que consideró solitaria tiempo antes, ahora con una disposición totalmente opuesta informando que era curandera.
¡Gracias a Dios! Al menos aquí no eran todos vampiros y parte de la realeza sin afición por prácticas de bien común a la humanidad. Intentó callar sus propios pensamientos apartándose y dándole espacio a la mujer para que le diera las atenciones. Pidió algunas cuantas cosas al marido de la mujer que ahora descansaba en la silla siendo tratada con las primeras atenciones, palideciendo lentamente mientras su vestido manchado con sangre, vino y partes de comida dejaba de ser el impoluto que había sido minutos antes.
Sweet corrió detrás del hombre, era lo mínimo que podía hacer por el error que había cometido. Unas cuantas camareras la miraron con desaprobación en el camino a la cocina pero buscó olvidarlas mientras mantenía la tranquilidad para tomar una jarra de vino y volcarla en la olla donde había descansado el agua antes para darle calor a la bebida. No demoró demasiado y apenas se volteó se encontró frente a si con el jefe de camareras. Entregó el vino al marido de la mujer mientras el jefe terminaba de tomarla por el codo conduciéndola al fondo de la cocina tras bambalinas para escarmentarla por el atrevimiento de herir a un miembro de la realeza.
Bien merecido se lo tenía, pero ¿qué pasaría ahora con ella? Pensó mientras este esperaba que el otro hombre saliera del lugar.
Sweet Von Teese- Prostituta Clase Baja
- Mensajes : 114
Fecha de inscripción : 22/01/2014
Localización : Paris
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