Lo que ocultan los rostros y se refelja en los ojos

por **Lusian D'Aramitz** Mar Dic 29, 2015 12:15 am

Los caballos arrastraron con su galope el coche que llevaba dentro la voluntad de los milenios pasados. Sobre los adoquines de las calles el eco de los cascos de sendos caballos y el traqueteo de las ruedas de madera no despertaron a ningún de los aldeanos, pues tardía era la hora y muchos ya al sueño concedían una tregua en la cual ambos salían beneficiados. Sin embargo el cochero no dejaba de azotar las crines de los caballos con las riendas, con claras prisas, corriendo a través de las casas y mansiones, empequeñeciéndose al paso de las bestias y el coche.

El hombre que bajo aquel techo aguardaba se mantenía silencioso, quieto y cauto, escuchando y observando los retazos de sus recuerdos, de la información recopilada durante esos últimos días. Había pasado gran parte de sus noches frente aquella mansión, observando desde la oscuridad las idas y venidas de aquella peculiar familia.

*T & E: De regreso a su tierra natal, observando a la familia que se suponía él debía guiar.

por **Lusian D'Aramitz** Jue Ene 28, 2016 11:30 pm

La celebración con la familia reunida, aquella noche de Navidad era todo lo que cualquier buen miembro e hijo de prestigiosa y reconocido apellido esperaría, pero, jamás se puede esperar que las cosas buenas pasen dentro de un grupo donde solo las desgracias y los males abundan, al menos hasta que el legítimo dueño y heredero restaure el apellido.

El fuego consume todo rápidamente, ahí estaban los progenitores tratando de acallar el ruido de las llamas que no hacían otra cosa que gritar y avanzar a viva voz, el árbol de navidad se había incendiado haciendo estallar los pequeños adornos, el ángel se derretía y los presentes quedaron como cenizas. Todo estaba cayéndose pero aun así la insistencia de todos por controlar aquel infierno era única.

Quién diría que aquellas llamas se cobraría la vida de gente extraña, quien pudo prever que todo esa desgracia no haría más que llamar la atención y maldiciones de la gente ignorante de un poblado que comenzó con rumores falsos sobre la “suerte” o mejor dicho “mala suerte” de aquellos miembros.

Ataques, se dieron por toda la región, ni un niño estaba a salvo y más si tenía aquel apellido.

—No soy culpable de nada, no hice nada, pero aun así me castigan ¿por qué?— pregunta el pequeño con una mirada inocente.

Aquella mujer, acaricia los cabellos del infante con una sonrisa de tranquilidad —Ellos no entienden, pero yo si, siempre te entenderé—

El abrazo del pequeño y la mujer, a lo que los demás ven como algo peligroso para la dama en cuestión por estar cerca de un miembro de la familia llena de malos espíritus. Pero ambos ignoran los comentarios, la indiferencia de ellos ante los sujetos que los miran con malos ojos, con miradas desaprobatorias.

Lástima que ni una buena amistad dure.

La muerte acechaba a aquella mujer, que termino flotando en frío brazo del río, con los ojos cerrados y una apariencia muy apacible. Desde ahí la soledad que embargó al joven fue aun mayor, porque incluso su propia familia lo evitaba, su familia, sus amigos, no tenía a nadie con quien llevarse y todo porque aquella mujer murió.

—Maldita la hora en que me mentiste, maldita la hora en que moriste— no queda nada más que solo el triste recuerdo.

*T & E: Kopenhagen || 25 de Diciembre de 1725 || Mañana de Navidad.

por **Lusian D'Aramitz** Dom Mayo 01, 2016 11:25 pm

La muerte se ha llevado todo aquello que aquel podía aceptar como “brazo amigo” solo se ha quedado la fría soledad que es su eterna amiga en el paso de los días. Las pocas personas comentan lo ocurrido señalando y maldiciendo a aquel joven que solo sigue lo que aquella buena samaritana le ha enseñado. Trata de seguir con su vida pero le es imposible las personas le hacen difícil poder mantener el ritmo habitual, poco a poco las dificultades aumentan tal como su ira y desesperación.

El joven que era ya no es más, odia con todo su ser a aquellos que le han hecho el mal, ha quemado la única casa y refugio que le quedaba junto a los recuerdos de aquella mujer, el fuego lo consume todo así como su corazón. Se aísla completamente de aquellos ignorando los comentarios al internarse en el bosque el lugar que cree más conveniente para él, pero aun así no dejan los de su edad tener la tan clamada vida pacífica incitándolo nuevamente a una tragedia, lástima que ahora el si lo ha cometido en nombre de su odio por las personas.

Las campanas viejas repican así como la sangre que mancha aquellas patas e incisivos mientras devora los corazones e hígados de quien en vida fueron jóvenes como él, haciéndolo todo a su manera sintiéndose un verdadero dios, un ser poderoso que puede llegar a maldecir con la muerte a aquellos que estorben ahora en su paso, a todos aquellos a los que detesta ver y oír.

*T & E: Kopenhagen || 31 de Diciembre de 1725 || Noche Vieja.

por **Lusian D'Aramitz** Jue Feb 02, 2017 9:56 pm

—Señor, hemos llegado— ataviado con una camisa blanca, un pañuelo al cuello verde, mis zapatos italianos a juego con mis tirantes del color de la corteza de un roble y pantalón largo, bajé del carruaje alzándome los calzones por detrás. Todo hecho a medida por mi vecina, lo más parecido a una madre. Bajo la indumentaria, guardaba el Cold dorado de mi abuelo cuyas balas de punta recortada en estrella, cargué con agua bendita del pilón de alguna iglesia ortodoxa. Enseguida me acerqué al mayordomo que flanqueaba la entrada al terreno acotado por una valla de unos dos metros de alto, fácil de escalar para un hombre ágil, intrépido, gallardo y demás adjetivos que definen a mi persona. Anunció mi apellido en alto al tomar la cartulina de papel y sonreí de oreja a oreja sin llegar a enseñar los dientes colocándome el rostro del señor de la casa.

Si había regresado y hora de hacerles pagar a todos ellos lo que me habían hecho. Ya no era el mismo niño de siempre, ahora era un joven mucho mejor. De bienvenida, caminé hasta unas carpas blancas. Allí los invitados mojaban fruta en una de esas fuentes de chocolate que les encanta a los franceses e ingleses. Muy cerca, algunas damas jugaban una partida de dobles al tenis. Todo el mundo parecía estar cómodo y en su ambiente habitual. Pero para mí aquello era una bazofia y me costaba moverme entre el gentío que acaparaba el centro de la fiesta.

*T & E: Kopenhagen || 14 de Octubre de 1730 ||

por **Lusian D'Aramitz** Jue Mar 02, 2017 5:47 pm

Baje por las calles asfaltadas cubiertas de nieve, las personas pasaban junto a mi abrigados ¿por qué? Sus pieles se vuelven hermosas expuestas al frío pero ahí van cubriendo aquellos espectáculos tras telas abrigadas, llegando a la plaza entre por uno de los callejones. Extrañamente las calles estaban algo desiertas. Escuche una extraña música, algo totalmente distinto a todo lo que había escuchado antes…era atrevida, sensual y nada convencional, por supuesto esto despertó mi curiosidad. Al entrar una hermosa mujer de rasgos criollos y acento hispano me cogió del brazo preguntándome si deseaba beber algo, por supuesto que lo deseaba pero solo sonreí antes de dar una respuesta que pueda alejar a mis pequeñas ovejas, opte por una copa de vino.

La muchacha me dejo la copa encima de la mesa que tenía delante, me sonrió y se marchó, yo pensaba que se quedaría conmigo pero entonces comprendí por qué se iba. La música volvió a sonar, pero esta vez era distinta. El baile de aquellas dos criaturas no se hizo empezar, la mujer entregaba su cuerpo al pecado y el hombre lo aceptaba con fuerza y pasión. Nunca había visto nada igual, estaba impresionado por aquellos movimientos, yo también quería aprender aquella extraña danza de las manos de aquella mujer que me miraba sin dejar de sonreírme

“Cuanto atrevimiento encuentro en cada esquina”

Paso de la muchacha concentrado más en su exótico baile, en esos lugares no encuentras ello, y más que nada por la dicha de ver que no recuerdan quien soy. Eso es lo que más alegró en ese momento, saber que podría hacer y deshacer todo sin que ellos supieran quien soy realmente. Con la copa de vino miro a mi alrededor, todo esta cambiado ya no es como antes hay nuevos rostros así como los antiguos que han envejecido desfavorablemente, la mente me incita a presentarme a todos ellos como el hijo prodigo, pero solo estoy de paso, un paso para borrar los pecados y errores de mis antepasados y demostrar a mi querido pueblo que si, efectivamente yo era el zorro demonio.

*T & E: Kopenhagen || 14 de Enero de 1732 ||

por **Lusian D'Aramitz** Vie Jun 02, 2017 9:32 pm

—¿Es lo mejor que pudiste encontrarme?—

solté un suspiró al ver la casa, no era lo que esperaba algo más decente esta desbordaba de lujos excesivos que solo me traen el recuerdo de aquella mujer, su sonrisa, sus deseos egoístas aun puedo escuchar con fuerza despertando mi odio; mis dientes se aprietan tensándose fuertemente al ver mi nuevo hogar que aún tiene su aroma así como el de él. Ellos están tan cerca que me enoja tanto, siento como los colmillos comienzan a brotarse, las garras surgen así como la figura de las patas de mi animal interno si no fuera por él que interrumpe en ese momento estaría transformado antes de tiempo, pero también es gracias a la voz de aquella anciana que buscaba siempre relajar mi odio.

En la noche comencé con mi plan, la primera transformación luego de conocer mi verdadera naturaleza, duele y mucho pero lo soporto hasta que se completa saliendo a los bosques por mi cuenta dejándome ver por uno que otro lugareño para que esparzan rumores; poco a poco se fue haciendo más que un rumor, cuentos e incluso leyendas del nuevo zorro fantasma, zorro demonio, y más títulos que me ponían para hacerlo más atractivo, tanto que hasta cazadores se internaron en el bosque tratando de encontrarme pero solo perdían su tiempo. Aún era joven pero no estúpido.

La recepción estaba tan ahogada en petulantes de mis familias, vecinos y “amigos”, pero al verme llegar todos enmudecieron, quizás porque nadie esperaba que estuviera vivo. Salude como era de esperarse, lastima siento por mis parientes que pensaron que se quedarían con la herencia del abuelo sin saber que yo era el único cabeza de familia que venía a reclamar lo que era suyo y hacerles pagar cada humillación

—Oh querido, llegaste, nos hubieras dicho que vendrías para recibirte como se debe, como es de tus gustos—

—No te preocupes madre, esto es mejor que cualquier otra idiotez que ustedes hagan, además, no veo a mi padre aquí ¿será que estará con alguna puta barata así como tú estás con tu amante de turno?—

Sonreí y en el silencio de la sala mi padre apareció molesto por mis palabras así como la sonrisa de mi madre que auguraba que pronto ella me controlaría, como si pudieran hacerlo.

*T & E: Kopenhagen || 20 de Octubre de 1730 ||

por **Lusian D'Aramitz** Lun Oct 02, 2017 11:02 pm

Los músicos comenzaron de nuevo a tocar para tratar de disipar el momento incómodo que todos estaban pasando, pero nadie podía negar el caos que instauré en aquel momento.

Mi padre trataba de sermonearme pero magistralmente y con una gracia digna de un rey o político lo ignoré caminando a la mesa de bocaditos y comida; y, ni uno de mis familiares me quitaba la mirada de encima, todos querían estar en primera fila deseosos de saber si realmente era el Lusian que todos creían muerto, si era el heredero de la familia o un espejismo creado por haberse sobrepasado con el vino.

La música continuo y cada uno fue volviendo a lo que hace minutos atrás estaban haciendo, conversando, riendo o bailando pero ahora estaban más preocupados y nerviosos de verme de ahí, todos se preguntaban la razón pero nadie se acercaba a preguntarme algo. Eso era lo que me gustaba e todos ellos, su miedo. Tomé algo de comida entre los dedos arruinando el bello pastel de crema y durazno que había enviado a preparar mi querida madre, su mirada y sonrisa era más que obvia en ese momento, pero mi padre la detuvo en silencio.

Nuestras miradas se cruzaron pero no hice caso de ir hacia adentro, era mi recepción y debía disfrutarla como era.

—¡Que apagados que están! Esto necesita más alegría—

Rei y entonces tomé a una de las hijas de una de mis tías, sabía que esa muchacha tonta era hija de ella pero con un amante y la hacía pasar como prima nuestra solo por el apellido. La tomé de la cintura a bailar, su madre trató de impedirlo, pero fui más rápido al llevarla a la pista de baile, los que estaban bailando se sentaron dejándonos a los dos. Ella estaba nerviosa por la mirada de su madre

—Olvídate de esa vieja cascarrabias prima, que lo único que haces es encerrarte para que no le quites los amantes que ella tiene por tu belleza, no le prestes atención y bailemos—

Ante el escandalo de mi tía, mi padre se metió en medio de nosotros llevándome al estudio muy serio y enojado. Pero algo que no sabía mi pader, era mi nueva condición de vulpino y con ellos el desarrollo de mis sentidos.

Ni bien cruzamos por la puerta, el aroma de sexo rancio llegó a mis fosas nasales

—Padre deberías escoger mejor los lugares para follar con tus amantes, el estudio es tan vulgar que no está a tu status—

Pasé y me senté en la silla de mi abuelo que me pertenecía por derechos, pero a mi padre no le gustó para nada verme en esa silla sonriéndole aguardando sus reproches.

*T & E: Kopenhagen || 20 de Octubre de 1730 ||

por **Lusian D'Aramitz** Dom Dic 17, 2017 10:55 pm

Ni la música del jardín pudo ocultar los gritos de mi padre, toda su furia se desató en insulto y reproches por mi aparición repentina ante la fiesta de la familia, diciéndome que no era bienvenido a aquella casa, que yo no tenía derechos ya, que era un desterrado sin valor y que todo le pertenecía a él y a su mujer y que estaba loco al decir que ahí traía a sus amantes.

El seguía y seguía en sus palabras pero yo no lo escuchaba mis oídos estaban en el música y fueron mis manos las que se levantaron moviéndose como si fuera el maestro de la misma llevándola por cada nota, mi padre a ello no le hizo gracia y se acercó pero cuando abrí mis ojos estos estaban en el tono ambarino y mi boca estaba cambiando por la del vulpino que era. Mi padre no supo que hace en ese momento quedándose congelado cuando le gruñí en ese momento.

Traté de calmarme o mi plan se iría por la basura todo.

Nuestras miradas se cruzaron y él estaba temblando y no era para menos, si descubrían que yo el hijo PRODIGO, era la real descendencia de mi abuelo, y que había heredado su condición entonces TODO, todo absolutamente todo me pertenecía hasta el puesto de inquisidor en la iglesia, todo sería para mi. No solo el dinero, ni las propiedades, era todo el poder y estatus que ellos gozaban lo que sería mío pasando ellos a ser mis dependientes eternos; es decir temían que yo los fuera a sacar con una mano adelante y otra atrás.

—Padre, padre, no te exaltes mucho puede hacerle daño a tu corazón, es mejor que salgamos y disfrutemos de la fiesta no querrás arruinar todo a tus invitados, además aún hay más sorpresas como para que esto quede solo en este estudio—

Al pasar junto a él directo a la puerta donde aguardaba mi madre para saber que había pasado.

—Cuando todo esto sea mío lo primero que haré será incendiar esta casa y construir sobre ella mi nuevo hogar—

Mi padre regresó a ver y mis ojos seguían ámbar cambiando a los ojos azules que tenía que eran como los de mi abuelo. El calló de rodillas sudando de nervios, cuando Sali mi madre pasó junto a mi gritando al ver a mi padre de rodillas y todo pálido mientras yo salía al jardín ante la mirada de todos mis familiares.

*T & E: Kopenhagen || 20 de Octubre de 1730 ||

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