Lavándo la tierra de mi interior (Anuar)

Luego de la locura cometida en la fiesta, Soren deseó más que nunca poder meterse bajo la tierra y no poder salir nunca más, de hecho lo hizo, tan pronto como abandonó el consultorio dejando al humano con los dos vampiros, corrió por los tejados hasta el lindero del bosque y una vez allí, cabó tan profundo como pudo, usando sus manos como garras, sintiéndo la tierra húmeda metérsele por dentro de las uñas. Se metió en el agujero y se enterró por completo. Hacía mucho tiempo que no se escondía bajo la tierra, aquel era un recurso que guardaba sólo para los momentos de emergencia cuando el sol le tomaba desprevenido y sin refugio, pero ese era un momento de emergencia ¿no?. Quería escapar de algo más fuerte, maligno y poderoso que los rayos del sol.

Quería escapar de si mismo, del tipo de persona en la que se estaba convirtiendo. Una vez la tierra le cubrió el rostro y cerró los ojos para escuchar solamente los suaves murmullos de los gusanos, lombrizes y cucarrones deslizandose a su alrededor, sintió algo de paz. Una paz efimera por supuesto, lo sabía, pero quería engañarse por un buen rato, por unos días quizás, olvidarse de todo y todos, porque no quería afrontar el desastre que le esperaba al otro lado.

Y así estuvo allí por lo que pareciéron 3 o 4 días, simplemente acostado cuan largo era varios metros bajo tierra, ni siquiera el deseo de beber sangre y el hambre que parecía calarse hasta sus huesos, fue suficiénte incentivo para que saliera de su escondite. Y sólo hacía las 7 de la noche del sábado de la semana siguiente, Soren emergió de la tierra, sacándo una mano primero, removiendo la superficie con las uñas. De haber sido visto por algúna persona, el desgraciado transeunte se habría llevado el susto de su vida, pues Soren parecía más como una especie de zombie recusitando del mundo de los muertos. Se sentó en la tierra y observó el cielo estrellado bajo él, el silencio de la noche lo envolvió, sólo interrumpido por un ocacional grillito o un buho voullertista desde una rama.

Se levantó y sacudió las ropas, pensando en regresar a su casa, pero el pobre Gerard se quedaría en Shock al verle así, sucio y más pálido que de costumbre y sabia muy bien cuan neurótico podría llegar a ser Gerard, así que lo mejor sería darse un baño antes de regresar. No se le ocurrió un mejor lugar que el puerto, no estaba tan lejos y podría cenarse a un delicioso Marinero de paso.

Así fue como Soren resultó en el muelle 15 del puerto, parado en el borde de este, con intención de saltar a las oscuras aguas profundas que lamían la madera del muelle con apacibles olas.

Una semana habia transcurrido ya desde la ultima vez que le habia visto y no podia evitar sentir una presión en el pecho toda felicidad sentida por el encuentro con su hermana se veía sumida ante aquella otra presencia faltante en su vida y no asi erradicada no podia dejar de sentir un minimo grado de felicidad por haberla encontrado asi tan por cuestiones del azar, tan caprichoso era el destino que se le habia arrebatado primero y después la habia dejado caer nuevamente en sus brazos a aquella persona a quien jamás logro darle un no por respuesta y que ahora no era aquella pequeña de catorce años sino una mujer, suspiro ofuscado por haber encontrado a uno y haber perdido al otro aunque fuese momentáneamente ¿y si habia decidido dejarlo? ¿y no quería verlo mas?

Relamió sus labios pensando en ella siempre estaba la posibilidad ¿y si le habían corrido por su culpa? ¿y si no volvia a verlo? Coloco su dedo índice sobre su pecho y el pulgar en la clavícula quizá asi intentando contener su corazón que amenazaban con dar un vertiginoso vuelco de la alegría total al sufrimiento inaudito habia hablado ya con Angeliqué ahora solo quedaba encontrar a Soren, parecía que la tierra lo habia devorado que se habia extinguido sin dejar rastro ¿y si los rayos del sol lo habían alcanzado? ¡¿qué?! No, sus parpados de cerraron con fuerza como si quisiera deshacer sus parpados.

No podia ser eso posible no podia haberse ido y ya ¿sin un adiós? No era inaudito Soren no seria capaz de abandonarle tan vilmente…”el no podría” su mirada se fijo en el suelo y por un segundo pensó que si era verdad, que Soren le habia abandonado a su suerte en aquel mundo de pesadillas, anduvo con lentitud en dirección al puerto hacia tanto que no iba, quería ver las olas romperse contra las paredes de rocas, quería sentir el agua humedecer su rostro y la fresca briza helarle al cuerpo, quería saber que no era lo único malo que ocurria.

Observo sus manos mientras andaba, aquellas manos de un pintor sin futuro, con un pasado que quería olvidar con un presente cambiante, días atrás con la felicidad mas grande rebosando en su interior y ahora con el dolor mas profuso, alzo la mirada una vez por el muelle, observando una figura cerca del borde como si pretendiese brincar, lo observo sin demasiado amago de nada mientras avanzaba pretendiendo pasarle de largo, si quería lanzarse que lo hiciera dejaba de ser su problema.

A unos metros de el le reconoció, sus ojos se abrieron de hito en hito amenazando con perder su orbita ¿planeaba lanzarse? Sus piernas se movieron ajenas a sus pensamientos corriendo hacia el, apenas logrando detenerse para abrazarlo por la espalda, sumir su rostro con su hombro con el rostro compungido habiendo pensado lo peor, sus manos trémulas le sujetaban con firmeza ¿Qué era aquel olor? ¿y ese aspecto? Nego internamente no importaba.

El agua oscura parecía no tener un fondo por debajo, se preguntaba cuantos metros de profundidad tendría, por lo menos 15, considerando el tamaño de los barcos, llevaba mucho tiempo sin nadar también, pero no le preocupaba undirse hasta las profundidades, puesto que bastaría más que eso para extinguir su existencia. Sólo lavar estaría bien. Lavar esa tierra y con esa tierra desprenderse de todas las dudas y malos sabores ocurridos reciéntemente. Dejar que el mar se los llevara en un vil acto de cobardía.

Pero es lo que eres. Y eso nunca cambiará aunque 'pretendas'...

Escuchó los pasos sobre la madera, alguíen corría hacía él, estaba tan concentrado en el apacible movimiento de las olas, que no se preocupó en girárse para ver a la persona, en realidad no necesitaba girarse para saber de quien se trataba, el olor de su sangre era inconfundible, su corazón pareció dar un vuelco en su pecho. Ahora no. Pensó, Anuar era la persona que menos esperaba ver en un momento así, pero ya había pasado varios días bajo la tierra, disfrutando de su soledad, había vuelto al mundo y el mundo le había traido a Anuar envuelto en regalo.

El abrazo se sintió extrañamente cálido, contrario a lo que su mente pensaba, su cuerpo parecía añorar el contacto de esa piel. Se quedó muy quieto y sin decir nada por lo que parecieron largos minutos, a veces no había nada que decir, a veces lo único que importaba era saber que a pesar de todo estaba ahí. Una pequeña lombriz resagada caminó tranquila por el hombro de su gabán entierrado, agena a todo lo que allí se desataba.

- ¿Te encuentras bien? - Exclamó al fin - ¿Obedeciste a Erkki? ¿Estás mejor verdad? - Algunas preguntas sobraban, si Anuar estaba allí, era porque evidentemente había sobrevivido y se había recuperado, pero quería escucharlo de sus labios.

No lo solto ni por un segundo, aspiraba aquel fetido olor a mugre y humedad sin inmutarse demasiado por ello no importaba lo demás sino tenerlo nuevamente con el, sentir su cuerpo falto de calor, escuchar su voz aunque sonaba diferente quizá, los días sin escucharlo habían hecho cambiar su perspectiva, retiro suavemente el rostro al escuchar hablarle, observando el animalillo que reptaba por su hombro retorciéndose sobre su propio cuerpo con movimientos repulsivos, arrugo el puente de la nariz, sujetándolo por la mitad de su viscoso cuerpo y observándolo, moriría de no regresar a su ambiente.

Negó con tranquilidad pensando que hacer con aquella lombriz –estoy mejor…quizá no por ser obediente pero estoy bien- aseguro queriendo evitar decirle que no habia comido demasiado, que habia estado durmiendo de mas y que aquella noche se habia ido de donde Erkki sin decirle nada a este y antes de que cualquier enfermera pudiese haberle llevado algo de comida, de igual forma no se sentía ya desfallecer quizá cuando intentase llevar su cuerpo al limite se percataría que el limite estaba mucho mas cerca de lo que esperaba.

Dejo al animalejo sobre la mano de Soren observándolo con el rostro ladeado, preocupado quizá por ver primera -¿Dónde estabas?- le cuestiono no queriendo sonar como un….novio hostigante, no queriendo lucir como un neurótico o paranoico mas una semana, en una semana no habia tenido contacto alguno con el y ahora habia tanto que contarle, se mordió el interior de la mejilla observando hacia el suelo, como el mar se embravecía ¿habia pensado en saltar realmente? La simple idea le aterraba hubiese saltado detrás de el aunque sabia bien que no habia aprendido a nadar, su mente no lo hubiese razona sencillamente se hubiera lanzado tras de el.

No había obedecido, frunció el ceño al escuchar aquello, Erkki debió haberle obligado, meterle la cuchara en la boca a la fuerza o algo así, después de todo era el tipo de cosas que los médicos hacían con los enfermos testarudos. Anuar parecía más bien féliz o por lo menos tranquilo, había tomado la lombriz que se retorcia asustada entre sus dedos, luego se la había puesto en sus manos, había aún tierra dentro de sus uñas y sus manos lucían de un espantoso color café, la lombriz pareció más agusto allí.

Ante la cuestión, no supo que decir, era extraño tener a alguien que se preocupaba por ti si no te veía en un tiempo, era demasiado extraño no ser sólo él nunca más y compartir su vida con alguien más. Intentó sonreí, pero extrañamente no salió, no sabía porque, siempre le resultaba fácil sonreír cuando estaba con Anuar, pero en esa ocación, los labios simplemente se negaron a ofrecerle una sonrisa al chico. Desbió la mirada hacía el suelo unos momentos antes de hablar.

- Bajo la tierra - Comentó con sinceridad - Literalmente - Agregó haciéndo un gesto con su mano para que observara su ropa entierrada, luego se la llevó al cabello y lo sacudió ligéramente, una nubesita de polvo se perdió en el aire a la par que algunas ramitas caían desde los mechones enrredados y aún más cenizos por la suciedad de su cabello. - Quería... - Se detuvo ¿Que iba decirle? ¿Que había querido escapar de él y se había escondido para no verlo? Tragó saliva - Pensar... - Finalizó observando de soslayo la lombriz en la palma de su mano. - ¿Y tu? -

Le observo con aquel rostro impasible que extrañamente no era ya el suyo sino el de Soren, lucia serio casi distante, intento no inmutarse por aquello no hacerlo visible en sus facciones y bien sabia como fingir como decir lo que no pensaba y no demostrar lo que sentía le era natural toda su infancia habia tenido que hacer aquello. Sus pensamientos se perdieron un poco observándole con curiosidad sin comprender del todo lo que ocurria aunque era ya usual no comprender lo que el vampiro hacia ni porque, no habia explicación factible a aquello.

Su ceja se enarco al escucharle y se alejo unos pasos observándole de pies a cabeza cierto era que su aspecto dejaba a relucir lo que sus labios pronunciaban, pensar, sintió que una mano ajena oprimía su pecho impidiéndole respirar acorde aunque ignorando aquello como si en efecto sus palabras hubiesen pasado desapercibidas –espero te alla servido de algo- aseguro tajante no pudiendo evitarlo .

-yo…- repitió ahora temeroso de lo que debía decirlo, desvió la mirada al mar nuevamente queriendo saltar y ser devorado, queriendo y no asi planeando hacerlo porque ahora, ahora habia un porque ajeno a el por el cual desistir de sus ideas –yo encontré a alguien- le indico ¿Cómo explicarle lo que no sabia? No le habia contado a Angeliqué mas de lo necesario ¿sabia acaso como se la habían arrebatado? Lo dudaba bastante y ahora debía contarle para que comprendiera lo cual no le molestaba en varias ocasiones habia querido decirle mas, las cosas solian tomar un rumbo que no era el deseado.

-¿recuerdas a Angeliqué?- le cuestiono no pudiendo evitar sonreír aun viendo el mar avanzando hasta quedar al borde del suelo, sintiendo como su cuerpo se mecia suavemente por la brisa, hubiese querido seguir hablando pero algo se lo impidió –¿ocurre algo Soren?- le cuestiono girando sobre sus talones para verle ¿Cómo podia ser que su felicidad dependiese tanto de otro? Era aterrador, aterradoramente real.

No estaba muy seguro de que hubiera servido realmente de algo, porque una vez fuera de la tierra, se sentía tan inseguro y tonto como siempre, especialmente en frente de ese chico humano, se quedó sólamente escuchándole, ladeándo ligéramente el rostro y abriéndo mucho los ojos cuando había dicho que había encontrado a alguien. Aquello sonó como si hubiera conocido a otra persona más importante que él, los nervios se manifestaron en su columna vertebral instantáneamente como cientos de hormigas marchando.

Asintió con la cabeza rápidamente ante la mención de Angeliqué, poco sabía de ella más que era su hermana, pero en realidad no sabía muy bien que había ocurrido entre ellos dos o que relación tendrían, porque la hermandad tenía muchas matices y no siempre era del todo agradable. Entonces la pregunta del chico le hizo retroceder un paso instintivamente ¿Que debía decirle?.

La verdad Soren, siempre la verdad. Decir mentiras siempre te ha traido problemas.


No quería mentirle a Anuar, ocultar cosas le había costado mal entendidos con el chico en el pasado y no quería tener más problemas en que pensar, no le gustaba esa sensación de incertidumbre que se formaba en su interior cada que Anuar estaba cerca.

- Es todo - Dice finalmente - Me escondí en la tierra porque... quería escapar de todo - Acepta tragando saliva - Pensaba saltar al mar... para lavar esta tierra y olvidar... - Dejó escapar un suspiro - Estoy sucio y apesto... no quería que me vieras así - Finalizó revolviéndose nervioso, rascándose la nariz con una uña y dejándo un rastro de tierra allí.

Sonrio amargamente negando -¿Por qué te importaba como te viese? Al fin de cuentas todo me incluye a mi- le indico pensando, quería escapar de el lo acababa de decir de pronto el estar ahí no le resulto una buena idea, el haber corrido con ansias y preocupación a abrazarlo resultaba ahora una acción demasiado precipitaba y agobiante al punto quizá de haber sido mejor evitarlo.

Avanzo algunos pasos alejándose de el dejando el borde del muelle libre para saltar –no lograras quitar con agua la suciedad que te cierne- le indico suponiendo que aquello de suciedad era mas bien algun termino que su mente se habia esmerado en tomar por la mugre del cuerpo y que pese a todo no se trataba de ello en realidad, se encogió de hombros cruzando los brazos a la altura de su pecho, abrazándose y resguardándose de la brisa.

-pense que te habia ocurrido algo malo- confeso bajando la mirada sintiéndose tonto de pronto por su preocupación cuando lo que habia sucedido era que se escondia de el, sintiéndose torpe por haber deseado con tantas ansias contarle sobre su buena nueva contarle a alguien que no deseaba asi verle –pero no importa me alegro que estes bien- le indico levantando la mirada, observándolo con la torpeza y tristeza siendo pronunciadas no por sus labios sino por sus orbes.

Suspiro sentandoce sobre el suelo, cerca del borde aguardaría si lo que quería era lavarse y se quedaría ahí hasta escuchar lo contrario porque no podia cambiar ya lo que creía y sentía no habia forma de hacerlo. Ladeo el rostro observando el paisaje con extraña seriedad ¿y si el también necesitaba limpiarse? Dudo unos segundo asomando el rostro, seria una tontería hacerlo, las olas le remolcarían hacia abajo y su falta de conocimiento al nadar le hundirían sin piedad.

Escuchárle hablar, le hizo sentir avergonzado, esta vez no por la situación sino por su propia torpeza, Anuar había entendido sus palabras correctamente, había estado escapando de él, porque 'todo' lo incluía a él también. ¿Le estaba haciéndo daño? Anuar parecía tranquilo sentándose simplemente en el muelle, permitiéndole hacer lo que quisiese, sólo mostrándole su preocupación. ¿Estaba realmente bien? No, claro que no. Se agachó, dejó la lombriz en la madera, se quitó el gabán entierrado, los zapatos y sin decir nada más saltó al agua desde el muelle.

El agua fría se sintió como si cientos de cuchillos estuvieran atravesándole la piel, cerró los ojos y se sumió en la oscuridad, el vaiven de las olas le hizo sentir ingrávido, flotando inerte bajo la superficie, perdiendo noción de los puntos cardinales, sin poder saber hacía que lado quedaba el muelle y hacía que lado se perdía el mar en el horizonte.

No lograras quitar con agua la suciedad que te cierne

Que triste y que real sonaba aquello, que tétrica era la idea de no poder controlar el mundo a su alrededor. Abrió los ojos y observó la aureola brillante de la luna reflejada en la superficie, enviándo su rayo de plata hacías las profundidades, a ese mundo perdido y profundo en el que tantos marineros habían muerto. Soren sintió que la luna alumbraba su interior y que ese lugar oscuro y perdido estaba dentro de si, el mar era como una metafora de los miedos que se escondían lechosos en lo mas profundo de su mente. Y quizo quedarse allí para siempre, bajo el agua, sintiéndo su cuerpo desmadejado siendo arrastrado por las corrientes sin rumbo fijo, morirse de hambre y ser comido por los peces al cabo del tiempo.

Pero era demasiado cobarde como para hacer eso. Además de egoísta.

10 minutos después nadó hasta la superficie y su cabeza asomó por ella, todo el cabello pegándosele al rostro y el rostro tan blanco como la misma luna, resplandeciéndo sin nada de tierra. Una ola le empujó hacía la columna de madera y Soren aprovechó para agarrarse a ella y trepó como una araña, alcanzando finalmente el borde del muelle y posteriormente gateando por él, dejándo un rastro húmedo.

No supo porque, simplemente no pensó y se encontró gateando hasta donde se encontraba Anuar sentado y sus labios mojados se cerraron sobre los del humano, tíbios y tersos, cerrándo los ojos le besó tranquilamente y sin prisas.

No le observo mientras se lanzaba no se inmuto en seguirle con la mirada, sus ojos color de oro se mantenían fijos en la superficie móvil del mar, con las olas rompiendo la pasividad del agua, ondulándola en la superficie meciéndola con suavidad casi como un murmullo una cuna que alguien habia decidido crear para mecer en sus brazos a quien decidiese perder tiempo observando porque en estos tiempos todo lo que uno hacia era perdida de tiempo.

Suspiro de forma prolongada como si la vida se escapase en la acción sintió su cuerpo extrañamente liviano y sus parpados pesados no deseaba mas que regresar a su humilde morada, buscar a Angeliqué debajo de una piedra si era necesario recostarse sobre su regazo y contar, contarle todo lo que a los demás les callaba contarle sus penas pues sabia que ella, ella se preocuparía, ella le ayudaría como mas nadie podia hacerlo, ella quien lo conocía y sabiendo el secreto de su pasado podia entenderle mejor, entenderle como mas nadie podia.

Su mirada se alzo al cielo perdiéndose al instante en aquella basta negrura, perdiéndose en ella y en sus pensamientos “¿Qué haces un aquí?” se cuestiono ladeando el rostro era torpe se percataba de ello, era débil también lo sabia ya pero no era un perro faldero y jamás llegaría a serlo no seguiría a Soren si el no deseaba ser seguido aunque el alma se le rompiese en la acción, apretó la mandíbula y los puños razonando, no quería verle y por eso se habia escondido bajo tierra, una semana una semana en que se habia esperado lo peor, una semana de mal sana preocupación.

Y ahora se sentía como un torpe humano demasiado sensible, se sentía como el ser mas diminuto y el menos apreciado “esque eres torpe y no sabes como quererle” pensó porque la única persona a la que antes habia querido le habia traido como su bracero, exigiéndole cosas, impidiéndole su libertad, apoyo las manos sobre el suelo para levantarse y marcharse, marcharse para permitir que Soren se alejase de todo, de el.

Se levantaba ya cuando los labios de Soren se cerraron sobre los de el, coloco una mano sobre su hombro cerrando los parpados besándole con aquella delicadeza jamás propia en otro hombre y sin embargo tan característica en el, se percato entonces de lo que hacia frunciendo el ceño y alejandose con esfuerzo descomunal –no Soren- murmuro desviando la mirada ¿Cuántas veces ya sus palabras le habían herido? ¿y cuantas veces ya el habia dicho algo que a Soren habia herido? –si tanto daño te hago para esconderte bajo tierra una semana…- le indico callando, queriendo tragar sus palabras y regresar el tiempo, no era un juguete al cual le podia decir un minuto que estaba harto de el y aferrarse seguidamente como si jamás hubiese deseado dejarlo ir, no podia…no quería.

-si tan malo para ti soy no me digas que te escondes de mi y después me beses…no se con quien me has confundido- le indico desviando la mirada, doblando las rodillas y abrazándolas como haría un niño al sentirse desolado estando mas acompañado que en toda su vida ¿Por qué sentía aquel vacio en el pecho? Un espacio antes ocupado y ahora un frio se cernia sobre el “porque es lo que has dado gran hábil ¿y te lo han regresado?” se limito a pensar con aquel rostro sosegado fijo en la marea -¿te has preguntado porque estamos juntos?- le cuestiono no observándolo no queriendo que se percatase de la tristeza en sus pupilas, no recordaba el tiempo que llevaban siendo pareja mas podia asegurar que solo los primeros días habían sido alegres, después habia ocurrido el incidente con Sophia, seguido de el de Gerard y rematando con el de Eric, después la ausencia al parecer propiciada por el mismo, apoyo el mentón sobre sus rodillas mas ausente que presente –yo creía que te quería…- le indico como hablando para nadie –le hable a Angeliqué de ti, tuve miedo de contarle, de que me repudiase por ser diferente, tuve miedo por un segundo de no ser el hermano que ella deseaba pero se lo dije, porque no solo te quiero- suspiro ampliamente y pese a que hablaba de sus sentimientos las palabras salian tan letárgicas como si de cualquier otra cosa estuviese hablando, le volteo a ver sonriendo amargamente se sentía realmente estúpido decirle que le habia extrañado cuando su ausencia se debía a la falta de afán de verle, se inclino hacia el hablando en voz baja tan baja que le fuese imposible al viento arrastrarla.

-si piensas seguir huyendo de mi te lo dejare fácil- aseguro besando su mejilla –pídemelo y me marcho Soren…no ire detrás de ti si lo que quieres es dejarme atrás- aseguro con tranquilidad no planeaba rogarle por que no le dejase, no le reprocharía si lo que fuese que hubiese sentido antes ahora no existía quizá lo que deseaba era seguir bajo tierra de forma figurada, alejado de todo, y todo le incluía irónicamente a el.

[esto quedo tan gay Dios D=]

((Que post tan lindo! moría de sueño y se me quito! ))

Aún no sabía porque lo había besado, quizás simplemente porque lo necesitaba, era demasiado obvio y su mente se negaba a aceptarlo, mientras le besaba, el resto de cosas que le preocupaban parecían disolverse, ese era el poder de los labios de Anuar. Entonces el chico cortó el beso y comenzó a hablar. Soren sintió como si su corazón se estuviera haciéndo pedazos lentamente con cada una de esas palabras, pedazos que resbalaban lentamente por su pecho y se escurrían por sus pies, se sentó en silencio, sólo escuchándole, comprendiendo el dolor que le causaba a ese chico a esa persona por la cual supuestamente sentía algo especial.¿Como era que seguía allí sentado en silencio sin hacer nada?

¿te has preguntado porque estamos juntos?-

Abrió los labios, pero nada salió, la verdad era que nunca se había hecho esa pregunta, estaba con él porque le gustaba demasiado, pero tenía la impresión de que Anuar estaba hablando de otra cosa que él aún no entendía.

–yo creía que te quería…-

Esta vez realmente sintió que los pedazos de su corazón se esparcían por el infinito y se perdían aleatoriamente sólo para dejar un vacío, joder, ¿porque aquello sonaba tan espantosamente aterrador? ¿Porque sentía que al momento siguiente le perdería? y entonces Anuar lo había dicho, sus palabras habían hecho que finalmente la última capa que protegía ese interior delicado y frágil se rompiera para dejarlo completamente al descubierto.

- ¿Eh? - Exclamó torpemente y se llevó el dorso de la mano al rostro, estaba llorando y no se había dado cuenta. ¿En que momento había comenzado a llorar? No lo sabía, pero ahora las lágrimas no paraban, eran extrañamente cálidas y quemaban sus mejillas, sanguinolientas, mezclándose deliberadamente con el agua que aún destilaba de su cabello, comenzó a mover la cabeza frenético y decenas de gotitas se esparcieron por ambos lados - No... no quiero que te vallas- Murmuró entre sollozos. - No quiero seguir escapando de ti... pero tengo miedo -

Hizo una pausa y escondió su rostro entre las manos sintiéndose patético, débil y expuesto, llorando como un niñó, ¿Porqué no podía parar las malditas lágrimas? Vamos Soren ¿Que clase de hombre eres? ¡Deja de llorar y afróntale! ¡Tu propiciaste esto!.

- Es la primera vez que... me descontrolo así en más de 200 años - Murmura entre sollozos, limpiándose una y otra vez, pero las lágrimas seguían calléndo - Esa noche en la fiesta... ¡mandé todo a la mierda! ¡Me escondí en la tierra porque no quiero volver a la universidad y ser regañado y despedido por el director, he destruido mi sueño, lo que quería ser... por lo que había luchado por tanto tiempo, años y años de preparación, de busqueda para descubrir lo que realmente quería hacer con mi existencia y entonces... lo he destruido... - Exclamó con voz entrecortada, mirándose las palmas de las manos - Ya no se quien soy... no se en que me estoy convirtiéndo -

Nego con fiereza apretando los parpados le decía que no se fuera y le explicaba que por su culpa habia dejado de ser lo que pretendía y quería convertirse, le pedia quedarse con el y le echaba en cara el monstruo en que le habia vuelto, se aferro con mayor fuerza a sus piernas queriendo levantarse y asi como habia llegado correr en dirección cualquiera y desaparecer, desaparecer en la inmensidad de la ciudad, para no volver a ser nombrado, para ser olvidado y su memoria llevaba por el viento y los años, como todo lo efímero algun dia terminaría.

Le volteo a ver sorprendiéndose por sus mejillas enrojecidas y las lagrimas de sangre correr por su rostro, las limpio con sus manos con rapidez, besando su frente y después sus labios, abrazándolo y recargando su mejilla en su hombro aferrándose a el y estrechándolo entre sus brazos –lo lamento- murmuro limpiándole las lagrimas aun con su calido y dulce tacto –lamento ser la causa de tus problemas- agrego a pie de renglón sintiéndose en la necesidad de dejar de causarle tantos males, le habia arruinado la búsqueda de que hacer con su existencia lo habia arruinado y nisiquiera habia sido su intención.

Se sintió húmedo, por la cercanía con Soren su ropa habia comenzado a mojarse, su cuerpo a sentirse extrañamente frio –lamento haber cambiado en ti lo que añorabas ser…no era mi intención- aseguro negando porque no lo habia pensado el, jamás llegaría a cambiar por Soren intentaba modular y mejorar algunos aspectos mas siempre consiente de ello y siempre logrando hacerlo por voluntad o dejar de hacerlo, eran tan diferente y aquello hacia todo tan complicado.

Se sento despegándose de el -me dices que me quede, que estas harto de huir pero…tus palabras me demuestras que es mi culpa que estes asi, que es por mi que has cambiado para lo que no deseas ser, me demuestras que sin mi estabas mejor- murmuro alejándose sacudiéndose las manos ensangrentadas contra la tela gris que llevaba por chaleco para protegerse del frio o algun parecido –podria decirte que te ayudare a descubrir que eres pero eso no esta en mis manos…no quiero deformar mas tu alma- le indico sonriendo amargamente de medio lado porque sabia bien donde terminaban sus privilegios y no estaban en ellos manipularle a gusto y placer.

Coloco su mano sobre su mejilla besándole de forma prolongada, moviendo suavemente sus labios sobre los ajenos, abriéndolos y cerrando sin asi pensar siquiera en profundizar el gesto –no puedo soportar la idea de ser la causa de todo lo que te acongoja, pídeme que me marche- le pidió con su frente estrecha contra la de Soren, acariciando su mejilla y rozando sus labios al hablar con su nariz chueca al toparse de frente con la del vampiro -porfavor – le rogo no deseando irse y deseando que no se lo pidiese deseándolo de una forma egoísta porque bien sabia el que mejor estaría sin su compañía, descubriendo que era y que no, y quizá le llevase la vida en eso y cuando supiese Anuar no estaría ya sobre la faz de la tierra quizá mas bien descansando sus restos en polvo.

Se imagino entonces decrepito aguardando un regreso que jamás ocurriría, encontraría a alguien mas que le hiciese una mayor felicidad y no un dolor como lo hacia el.

Aquellas eran lágrimas que habían estado contenidas por mucho tiempo en su interior, no recordaba haber llorado por Anuar antes, porque no lloras por cualquier persona, recordó entonces que había llorado también por Anatole, cuando este había desaparecido dejándole sólo con la carta y la cadena, cadena que ahora también tenía el dije de Anuar. Significaba eso que...¿Lo quería? ¿Que ese sentimiento extraño que no comprendía era realmente amor?. Entonces el chico humano le había envuelto con su calidez y sus brazos y besos le hicieron recordar la razón por la cual había perdido su cordura.

Anuar se disculpaba y él seguía llorando como un tonto, el humano estaba entendiendo todo mal, no, ¡así no era!, pero no tenía fuerzas para hablar, sólo seguía allí con los hombros temblorosos, deseando que ese abrazo nunca terminara. El nuevo beso le tranquilizó y mientras le correspondía las lágrimas finalmente dejaron de caer, entonces sus palabras terminaron por destruir los pedacitos del corazón que aún quedaban esparcidos en algún lugar. ¿Olvidar a Anuar? ¿Como podría pedirle que se fuera?

Has sobrevivido sólo todo este tiempo y podrás seguir sin él, deja de ser tan idiota, desde el primer momento sabías que esto estaba mal. ¿Querías creerte humano y amar? Bien aquí lo tienes, esto es el amor. Duele y destruye, ahora déjale, márchate a otro país y comienza desde 0.

Separó su rostro y se quedó mirándole, detallando su rostro. ¿Porqué se había fijado en un chico como ese en primer lugar? ¿En que momento se había vuelto tan importante como para que lo arriesgara todo por él? Y entonces frente a la espectativa de perderlo para siempre, no volver a besarle ni a hablarle, fue cuando vio las cosas con claridad por primera vez. No era el chico el problema, era él mismo. No sabía como amar a una persona eso era todo.

- He sobrevivido 200 años sólo - Comenzó a decir, la voz volviéndo a ser la de siempre pues ya no lloraba - Nunca he necesitado de nadie, ni me he preocupado por nadie más que por mi mismo... pero sobrevivir y vivir son dos cosas completamente diferentes - Acepta finalmente, llevándose la uña del dedo indice a los labios y mordiéndola nerviosamente - No eres el culpable de nada... soy yo quien no sabe controlarse...yo no se como amar... -

Finaliza desviando la mirada hacía el suelo. Anuar le había hecho más humano, con él había sentido cosas propias de los vivos ¿Estaba evolucionando? ¿A eso era lo que la gente llamaba crecer? Pero es más difícil notar los cambios cuando eres eterno...

Habia sobrevivido 200 años y podia hacerlo un trillar mas, el corazón se le achico y sus ojos se humedecieron y no asi dejaron escapar el llanto tortuoso que su alma decidía tragar y no dejar entrever siquiera, ni una sola lágrima asomaría de sus ojos y este no se compungiría por sus palabras no podia depender tanto de el ¿Cómo sobreviviría entonces no escuchándole? ¿no se alegraría ya si no escuchaba su voz? Era ilógico, ilógica la manera en que una simple sonrisa o algunas palabras vacias podían hacer de su dia el mas bello de todos o en su defecto el mas ruin y deprimente.

Lo abrazo nuevamente empujando esta vez su cuerpo contra el de el, como si quisiera atravesarlo y salir huyendo, se aferro a el como nunca antes lo habia hecho, enterrando prácticamente las uñas a su húmeda camisa estrechándose no por lascivia sino por miedo, miedo de perderle -¿no sabes como amar?- le cuestiono riendo amargamente, su voz sonaba como si estuviese llorando mas las lagrimas no asomaban.

-nadie te enseña como amar, cuando empezamos te dije que aprenderíamos pero amar no es algo que se aprenda- le dijo cerca del oído pensando, suponía que no era asi, se amaba y se demostraba, se sentía, como el aire…pensó entonces ¿estaba diciendo que le amaba? ¿o estaba diciendo que le quería y no sabia pasar a algo mas? Golpeo suavemente su frente contra el hombro de Soren bajándola sin separar su piel de la tela, haciendo asi que el flequillo se alzara.

¿y si su hogar se habia vuelto una persona? El sitio donde mas deseaba estar era cualquier lugar mientras el estuviese…era su mas grande anhelo -¿Qué quieres entonces?- le cuestiono colocando su rostro frente al ajeno, en el movimiento sus cabellos rozaron con las mejillas sanguinolentas de Soren quitando un rastro de aquel carmín liquido, perdiéndose entre sus cabellos opacos –eres todo lo que quiero- murmuro sonriendo de medio lado como si supiese ya el final de todo.

¿No se aprendía? Entonces... ¿Como sabría si lo que hacía estaba correcto o no? ¿Si estaba bien o mal? que cosa más confusa, pensaba recibiéndo más que gustoso su abrazo, se había acostumbrado demasiado a la cercanía de su cuerpo, añoraba ese calor a falta del suyo propio. Todo se aprendía en la vida, se aprendía a leer y a escribir, a pintar, a cabalgar, a convinar la ropa adecuadamente, a manejar armas, se aprendía inclusive a asesinar. ¿Pero no se aprendía amar? ¿Entonces como lo hacían las personas cuando se comprometían y casaban?

De repente, observando la expresión de Anuar y escuchando su voz temblorosa como si las lágrimas estuvieran a punto de salir, se dio cuenta de que se había pasado la mayor parte del tiempo dudando sobre si debía estar o no con él, dándole vueltas al asunto como si hubiera algo que pensar al respecto. La realidad era mucho más simple de lo que parecía, le gustaba el chico, disfrutaba del tiempo a su lado. ¿Porque entonces se había enojado porque quisiera proteger a Gerard? ¿Porqué había él arriesgado tanto para salvarle?

Porque no es un sólo 'me gustas' y lo sabes. Te han gustado muchos humanos a lo largo de los tiempos, pero esto es diferente.

Y ahí estaba el chico diciendo que él era todo lo que quería. Un pintor maravilloso le quería a él y sólo a él. Que sensación tan extraña era aquella de saberse necesitado y querido por alguien de esa manera. Ser aceptado por lo que era.

- Lo que quiero ahora... es volver contigo a tu casa - Dijo finalmente, por primera vez esbozando una sonrisa en la noche - Cambiarme de ropa y pasar contigo el resto de la noche - Sus mejillas adquiriéron el color carmezí tan conocido por Anuar en sus mejillas, ese chico tenía la capacidad de hacerle dudar sobre quien era, que quería y que añoraba, para sólo hacerle desear sentirlo a su lado.

Sonrio al escuchar sus palabras soltándolo con lentitud, aflojando sus ropas para levantarse exhausto ¿de que? No suponía haber corrido demasiado nisiquiera habia hecho un esfuerzo minimo mientras habia estado ahí sentado, quizá no físico era el desgaste y el alivio, apoyo sus manos sobre el suelo levantandoce con algo de esfuerzo estirando la mano hacia Soren una vez de pie, sonriéndole de medio lado –vamos pues- le indico con tranquilidad, Sophia no solia pasar todas las noches en el lugar, aveces no la veía en todo el dia y otras solo entraba y salía por aquel hueco en la puerta que habia hecho para ella, era una extraña compañía.

-puedes pasar tanto tiempo como quieras…solo que veras algunos cambios- le indico encogiéndose de hombros porque en aquella semana de no haberse visto Anuar habia venido todos y cada uno de los cuadros ganando si bien por un costo bastante bajo lo esencial y necesario para dárselo a Soren a fin de cuentas habia perdido su trabajo por su causa egoísta.

Habia vendido ademad la cobija tejida a mano que tenia y algunas baratijas traídas de Rumania como recuerdos de su anterior vida, de el lugar al cual no planeaba regresar mas nunca, por aquellos objetos le habían dado una mejor cantidad y no habia quitado una sola moneda de su lugar, nisiquiera para comprar otro lienzo o algo de comida, quizá habia sacado una moneda para la leche de Sophia pero mas nada, uno y solo uno era el lienzo que permanecía bajo su cama.

Observo el cielo y el mar, en aquel punto en el que unian en una línea infinita como el cielo mismo, suspiro y sonrio observando nuevamente a Soren con la pasividad propia en el y no como se habia mostrado antes, melancólico, triste y casi desesperado, un cuadro por el cual pagaría por observar -¿nos vamos?- le cuestiono.

La voz de Anuar volvía a sonar más como el chico seguro que era y le agradó saber o más bien sentir que la pequeña (¿pequeña?) crisis entre ambos terminaba o quizás sólo se aplazaba para luego erupcionar con más fuerza, porque si algo había aprendido desde que había conocido a Anuar, era que las cosas que no se decían a tiempo se convertían en gigantescas bolas de nieve que rodaban por vertiginosas columnas llevándose todo a su paso.

- Vamos - Dijo poniéndose de pie de un salto, notando la pesadez en el otro ¿debía llevarlo en su espalda? parecía más débil que de costumbre, entonces pareció caer en cuenta e hizo un puchero con frustración - Umm... lo siento... pensaba llevarte en mi espalda como siempre pero... estoy todo mojado - Exclama llevándose ambas manos al pecho donde la camiza y el chaleco yacían más oscuros por la tela empapada - Y mi gabán está enpolvado y entierrado... - Finalizó recogiéndo el gabán del suelo, se pusó el zapato derecho agachándose y perdió el equilibrio para caer sobre su propio trasero pesadamente.

Comenzó a reír por su propia torpeza, sosteniéndose la pansa y dejándo en evidencia sus peligrosos colmillos. Cuando la risa sesó, tomó el zapato izquierdo y se lo colocó aún sentado y luego giró su rostro hacía Anuar - ¿Entonces? ¿Quieres que te lleve a riesgo de mojarte? - Preguntó sintiéndose de mejor humor.

Enarco una ceja ante su torpe movimiento sonriendo y riendo de forma inaudible, era increíble como siendo vampiro parecía tener habilidad de cualquier animal por debajo de un humano , quizá alguna especie de ser subdesarrollado con tres patas en lugar de cuarto o un cerebro diminuto…rio nuevamente por sus ideas poco relevantes y a la vez tan poco agradables para con Soren.

Se inclino hacia enfrente observándole de mas cerca -¿Por qué crees que me molestaría mojarme?- le cuestiono sabiendo que no seria asi y solo porque la humedad significaría su cercanía aunque las veces que antes le habían cargado significaban dos cosas, que estaba malherido o que llevaban prisa y ahora no parecían existir ninguna de ellas y si bien la cercanía en que se encontrarían le agradaba al pensamiento no asi al sentirse liviano contra el, como una doncella que no con todas sus facultades debe ser cargada por algun príncipe o corcel.

-no me importa caminar- aseguro suponiendo a que se debía ese ofrecimiento mas era tan testarudo que no le permitiría llevar a cabo, estaba solo un poco débil no lucia famélico ni enfermo…¿no? Quizá un poco mas sabia bien como no hacer lucir aquello, con unas suaves líneas negras surcándole por debajo de los parpados las horas dormido indicaban lo contrario.

Se erguió y sacudió su camisa semi mojada en algunas zonas, no al grado de gotear mas su piel calida al roce se estremecía por el frio contacto de la tela erizándole la piel, aguardando unos instantes para seguidamente comenzar a andar con tranquilidad, escuchando el oleaje a sus espaldas y sintiendo la frescura del ambiente que en cuanto se adentrasen en la ciudad comenzaría a perderse.

Levantó el rostro una vez se había puesto el zapato, Anuar parecía también mucho más relajado ¿Era todo? ¿No habría nada más que aclarar? mientras se ponía de pie y observaba como Anuar comenzaba a caminar por si solo aunque le hubiera dicho que no le importaba mojarse, se preguntó si habían muchas más cosas por debajo de la mesa entre ambos, sentimientos, pensamientos, experiencias que aún no verbalizaban. Pero era tan difícil poner en palabras todas esas cosas que llevaba callando por centenas...

Nunca tomaba la iniciativa, pero sentía que era el momento de hacerlo, no estaba dispuesto a pederlo sólo por su timidez e incapacidad de aceptar y afrontar lo que sentía, sabía que le costaría tiempo lograr aceptar muchas cosas, pero en el proceso perder a Anuar no era una opción. Después de todo, eran más las cosas buenas que las malas ¿verdad?.

Dio un par de pasos con el gabán puerco doblado bajo su brazo, preguntándose que diría la gente si lo viera empapado y sucio, ¡Ahí va el profesor Kaarkarogf!¿Pero que le ha pasado? Diría una joven estudiante si lo viera en las calles, ¡Dicen que perdió la razón luego de dejar plantada a la duqueza y ha faltado a clases toda la semana! Diría otro. Tragó saliva pensando en las consecuencias que aquello traería y sin decir nada bordeó la delgada cintura de Anuar con su brazo derecho (el que no sostenia el gabán sucio) y saltó rápidamente al techo de madera de deposito de marineros abandonado.

- No quiero que nadie me vea así en la ciudad - Le explicó sin soltarle - Se... que no te gusta mucho, pero por esta vez, creo que tendremos que viajar a mi manera - Murmuró, giró su rostro y le besó la mejilla. Dios, tantas cosas por decir... tantas.

No habia avanzado demasiado cuando sintió el brazo de Soren bordearle la cintura y levantarlo del suelo como se hacia usual ahora, la primera vez que habia ocurrido le llevaba en brazos y recordaba tan poco si acaso el fuerte mareo que habia sentido y el beso que le habia robado…aquello podría haber sido la mayor estupidez de su vida o la que mas felicidad le habia adjudicado.

La segunda vez si mas no recordaba habia sido en la ida al circo, aquella ocasión habia admirado el paisaje desde lo alto aferrándose al cuerpo de Soren deseando realmente poder volar y preguntándose la libertad que un pájaro tenia, de surcar el cielo a su antojo y razón, de no preocuparse por mas nadie, de ir de un mundo a otro, una maravilla.

La tercera vez no la recordaba nisiquiera una vaga imagen mas debía suponer que de aquella forma le habia llevado hasta el hospital donde Erkki, tal cual habían llegado en la primera ocasión, intento recordar mas imagen alguna surco sus pensamientos. Bajo levemente la mirada observando el techo de madera crujir bajo su peso, apoyo los pies con sus centímetros de mas y sujeto el brazo de Soren con los suyos, bien sabiendo que era una acción absurda, que jamás le dejaría caer.

-me gusta tu manera- murmuro sintiendo sus labios sobre su mejilla, sonriendo como un torpe adolescente, virando el rostro para atrapar sus labios en el aire, besándole con suavidad al tiempo que se giraba llevando sus manos a las mejillas de Soren, limpiándolas de cualquier rastro de sangre con delicadeza, cuidando cada movimiento, haciéndolo con esmero. Le sujeto por la cintura asomando su rostro por encima de su hombro, observando -te quedaras conmigo toda la noche…¿cierto?- le cuestiono suponiendo que si seguía haciéndose cargo de Gerard este tampoco habia sabido nada de el en una semana.