AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Nothing and everything --> Privado
2 participantes
Página 1 de 1.
Nothing and everything --> Privado
“I stood still, vision blurring, and in that moment, I heard my heart break. It was a small, clean sound, like the snapping of a flower's stem.”
― Diana Gabaldon, Dragonfly in Amber
― Diana Gabaldon, Dragonfly in Amber
Un beso sobre el dorso de la mano, es todo lo que Ren le dejó, y después de aquello... nada, simplemente desapareció, se evaporó como el agua al rayo del sol, ni una carta, ni una visita, ni una sola palabra, ni siquiera una respuesta a los recados que ella le había mandado; a estas alturas Charleen se esperaba lo peor, lo daba por muerto, y es que cualquier cosa era mejor que imaginarse que sin que nada hubiera pasado, él la hubiera rechazado.
Pasó casi un mes, en realidad tres semanas con cuatro días, desde que vio a Ren cuando la dejó en su casa después de aquella cita ¿cita? no, el mismo lo dijo, no contaba como tal.
Marie, su nona, la notaba extraña, se sentaba por horas en el escritorio con una vela delante y miles de hojas, pero no dibujaba nada, mas que trazos sin sentido, líneas que no llevaban a ningún lado o un par de ojos sin rostro, nada parecidos a sus dibujos previos, y cuando no estaba así, estaba en la cocina con una taza de té frío con apenas dos sorbos dados.
¿Él no la buscaba? bien, podría vivir con ello, no ¿a quien engañaba? en realidad, le costaría, mas por el hecho de haberse ilusionado con algo que ni siquiera nació, era demasiado estúpido, lo sabía, pero no había mucho que pudiera hacer. Esa mañana, se despertó decidida a dejarlo atrás, o al menos, a despejar su mente y quitar la imagen de aquellos ojos azules sobre el mar de fuego. Después de tomar el baño que Giselle -una de las mucamas- le preparó, se vistió con unos pantalones que habían sido de su padre, una camisa vieja y se amarró el cabello en un chongo, tenía que despejarse.
La casa de París tenía un jardín frontal justo para llegar a la entrada principal, el cual se encontraba separado de la parte trasera de la casa por una barda, la cual contaba con una reja de hierro que siempre estaba abierta -una costumbre muy mala- Charleen se apresuró a tomar una pala, unos guantes y salir al jardín trasero, se arremangó la camisa y se hincó en la tierra comenzando ha hacer huecos en ella con la pala para poder hacer espacio y plantar unos bulbos de tulipan, estuvo cavando y removiendo tierra un rato, lo suficiente como para ahora traer unos cuantos mechones sobre el rostro, sudor en la frente y tierra en la ropa y en la cara ―Eres una tonta... - musitó antes de cerrar los ojos, dejar la pala y sentarse en el pasto, aquello no funcionaba.
Pasó casi un mes, en realidad tres semanas con cuatro días, desde que vio a Ren cuando la dejó en su casa después de aquella cita ¿cita? no, el mismo lo dijo, no contaba como tal.
Marie, su nona, la notaba extraña, se sentaba por horas en el escritorio con una vela delante y miles de hojas, pero no dibujaba nada, mas que trazos sin sentido, líneas que no llevaban a ningún lado o un par de ojos sin rostro, nada parecidos a sus dibujos previos, y cuando no estaba así, estaba en la cocina con una taza de té frío con apenas dos sorbos dados.
¿Él no la buscaba? bien, podría vivir con ello, no ¿a quien engañaba? en realidad, le costaría, mas por el hecho de haberse ilusionado con algo que ni siquiera nació, era demasiado estúpido, lo sabía, pero no había mucho que pudiera hacer. Esa mañana, se despertó decidida a dejarlo atrás, o al menos, a despejar su mente y quitar la imagen de aquellos ojos azules sobre el mar de fuego. Después de tomar el baño que Giselle -una de las mucamas- le preparó, se vistió con unos pantalones que habían sido de su padre, una camisa vieja y se amarró el cabello en un chongo, tenía que despejarse.
La casa de París tenía un jardín frontal justo para llegar a la entrada principal, el cual se encontraba separado de la parte trasera de la casa por una barda, la cual contaba con una reja de hierro que siempre estaba abierta -una costumbre muy mala- Charleen se apresuró a tomar una pala, unos guantes y salir al jardín trasero, se arremangó la camisa y se hincó en la tierra comenzando ha hacer huecos en ella con la pala para poder hacer espacio y plantar unos bulbos de tulipan, estuvo cavando y removiendo tierra un rato, lo suficiente como para ahora traer unos cuantos mechones sobre el rostro, sudor en la frente y tierra en la ropa y en la cara ―Eres una tonta... - musitó antes de cerrar los ojos, dejar la pala y sentarse en el pasto, aquello no funcionaba.
Charleen Rumsfeld- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 136
Fecha de inscripción : 02/09/2015
Localización : París
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Nothing and everything --> Privado
“Love looks not with the eyes, but with the mind,
And therefore is winged Cupid painted blind.”
― William Shakespeare, A Midsummer Night's Dream
And therefore is winged Cupid painted blind.”
― William Shakespeare, A Midsummer Night's Dream
Incluso había tenido el descaro de ir al burdel, para cerciorarse de lo hundido que estaba en la situación. Ninon había resultado una buena terapeuta, y le ayudó a darse cuenta que el corsario que alguna vez había sido, estaba en su pasado. No es que su corazón y sus ansias dejaran de añorar el océano y la aventura. Pero ya no era el sinvergüenza que alguna vez fue. Ya no era un bribón que va de cama en cama, que saquea y que mata a sangre fría. Algo sustancial había cambiado y si en un principio, cuando regresó a la casa paterna, todo eso le asustó; después de Charleen lo afrontaba con más dignidad. No dejaba de darle algo de miedo, porque era nuevo, diferente, pero también se sentía ansioso, quería saber qué pasaría luego y Dios sabía que la paciencia no era una de sus virtudes.
Había dejado pasar demasiado tiempo y se recriminó por ello. Era tarde… ¿en verdad era tarde? Sólo había una forma de averiguarlo. Pasó horas frente al espejo tratando de encontrar la ropa adecuada, cosa que nunca sucedía. Usualmente se ponía lo primero que veía y había algo en su desfachatez que remarcaba una rara elegancia. Pero esta vez invirtió largo tiempo en su atuendo. Quería verse bien, pero dar la apariencia de que la combinación de ropa había sido el resultado de tomar lo que estaba a la mano, algo al azar. Se puso una corbata color granate que hacía más intenso el tono de su cabello, pero al final se la quitó. Como último toque, se tocó el pecho, donde guardaba algo valioso en el interior de su saco. Estaba listo.
Al arribar a la casa Rumsfeld se sintió nervioso como nunca antes y se repitió mentalmente que no fuera ridículo. Que de peores había salido ileso. Un mayordomo en la entrada lo recibió con sorpresa y Reinout le pidió que no lo anunciara, que sólo le dijera donde estaba ella. Le señalaron el camino y al llegar la vio trabajando en el jardín. Tulipanes, pudo identificar, las flores que tanto orgullo le traían a su tierra. Sonrió y se quedó un momento observándola a la distancia, escondido entre arbustos y árboles frutales. Era sigiloso como buen gato. Hasta que ella, agotada, se dejó caer en el pasto, fue entonces que avanzó para hacerse notar.
—¿Ahora ya hablas sola? —Le dijo, acercándose por detrás y sentándose después junto a ella como si se tratara de cualquier cosa. Miró primero al frente y luego a la chica—. No sabía que la jardinería era una de tus habilidades. Eres toda una caja de sorpresas… —hablaba como si no hubiera pasado casi un mes desde que no la buscaba. Como si todo estuviera normal entre ellos. ¿Por qué algo debía ser diferente? Como acto reflejo se llevó una mano al pecho, ahí donde el bolsillo interior del saco resguardaba algo valioso.
—Oh, vamos, pero no me veas así, ¿no me extrañaste acaso? Yo sí… yo sí me hubiera extrañado —terminó con su usual tono poco serio. Era un buen momento para decir que él sí la había extrañado, pero prefirió que la usual arrogancia bromista se apoderara de sus palabras.
Se peinó el bigote y la miró. Clavó los ojos azules como el mar que tanto añoraba en los de ella. Desiguales como eran las posibilidades que deparaba el futuro a partir de ese momento. Por todos los medios y haciendo uso de toda su fuerza, ocultó con éxito la ansiedad que en ese instante lo dominaba. Le gustaba creer que tenía bajo control toda situación que se le presentaba, pero esta no, esta era distinta. Volátil, incierta. Como si al fin encontrara un oponente de su misma calaña.
Reinout van Bergeijk- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 219
Fecha de inscripción : 09/09/2015
Localización : París
Re: Nothing and everything --> Privado
“And then he gives me a smile
that just seems so genuinely sweet
with just the right touch of shyness
that unexpected warmth rushes through me.”
― Suzanne Collins, The Hunger Games
that just seems so genuinely sweet
with just the right touch of shyness
that unexpected warmth rushes through me.”
― Suzanne Collins, The Hunger Games
Tenía la cabeza agachada, estaba derrotada y hundiéndose en su miseria, por lo que aquella intromisión a su soledad la hizo exaltarse de más, sintió el corazón detenerse y dar un vuelco acelerado al mismo tiempo, conocía esa voz, reconoció ese aroma tan peculiar de sal y tierra, se quedó sin aliento, sus dedos clavándose en la tierra, petrificada y asustada de girar el rostro y ver que aquello, no era mas que producto de su imaginación.
Lo sintió sentarse a su lado y logró respirar nuevamente, con una dificultad y pesadez indescriptible ¿que sucedía? se atrevió a voltear el rostro hacia él, se obligó a hacerlo y enfrentarle, en ese momento un remolino de emociones se adueño de ella, estaba enojada porque sin mas desapareció, estaba alegre de saber que estaba vivo aún, quería abrazarlo y pedirle que nunca mas se fuera, quería llorar mientras lo besaba, quería ponerse de pie y salir corriendo; pero lo mas que pudo hacer, fue mirarlo con una expresión de duda y dolor mezclado.
Las palabras se agolparon en sus labios, deslizándose por su garganta ¿o esas eran las lágrimas? se esforzó por no llorar mas no pudo evitarlo una vez que él le reprochó, el nudo en la garganta se hizo mas grande y los ojos le ardieron de detener las lágrimas saladas, aquel zorro sin vergüenza que venía nuevamente a ella pero con el rabo entre las patas.
Pero de pronto, todo lo que había sentido, aquella vaporera de emociones se calmó y solo dejó un hueco en su pecho ―¿Que si te extrañé? me volví loca por tu ausencia, sentí como perdía la cordura con cada día que pasaba y yo no sabía nada de ti, intenté mantener la compostura pero algo me faltaba ¡me faltabas tú! - desvió la mirada solo para evitar que decifrara sus pensamientos, una ligera sonrisa se dibujó en sus labios, una que enmascaraba lo herida que se sentía ¿acaso no le importaba lo que sintiera? ―Claro... - inclusive ahora no sabía si aquello era real, conocía el carácter bromista de Ren, estaba consciente de su independencia pero ¿a tal grado de no se capaz de admitir que también la había extrañado?
Respiró profundo, no sin sentir que sus pulmones no daban para mas, volvió a verlo con los ojos cristalinos a causa de las lágrimas que pujaban por ser libres ―Me alegra ver que estas bien - la voz se le quebró al final, por mas que intentó permanecer ecuánime, se percató que temblaba ligeramente ―¡Contrólate Charleen! - fijó la mirada en la ajena, en aquellos ojos tan profundos como el mar, tan distintos, tan perdidos ¿acaso había regresado solo para despedirse? ni si quiera se atrevió a preguntar ¿que ganaba con eso?
Sin embargo la curiosidad y la ansiedad la carcomían, tenía que saber, conocer siquiera a donde iría a parar después de esto, de lo contrario, sabía que acabaría en el manicomio ―V-vienes... - re-formuló la pregunta en su mente ―¿Regresarás al mar? - de su respuesta dependía todo ya que ahora, no tenía absolutamente nada.
Lo sintió sentarse a su lado y logró respirar nuevamente, con una dificultad y pesadez indescriptible ¿que sucedía? se atrevió a voltear el rostro hacia él, se obligó a hacerlo y enfrentarle, en ese momento un remolino de emociones se adueño de ella, estaba enojada porque sin mas desapareció, estaba alegre de saber que estaba vivo aún, quería abrazarlo y pedirle que nunca mas se fuera, quería llorar mientras lo besaba, quería ponerse de pie y salir corriendo; pero lo mas que pudo hacer, fue mirarlo con una expresión de duda y dolor mezclado.
Las palabras se agolparon en sus labios, deslizándose por su garganta ¿o esas eran las lágrimas? se esforzó por no llorar mas no pudo evitarlo una vez que él le reprochó, el nudo en la garganta se hizo mas grande y los ojos le ardieron de detener las lágrimas saladas, aquel zorro sin vergüenza que venía nuevamente a ella pero con el rabo entre las patas.
Pero de pronto, todo lo que había sentido, aquella vaporera de emociones se calmó y solo dejó un hueco en su pecho ―¿Que si te extrañé? me volví loca por tu ausencia, sentí como perdía la cordura con cada día que pasaba y yo no sabía nada de ti, intenté mantener la compostura pero algo me faltaba ¡me faltabas tú! - desvió la mirada solo para evitar que decifrara sus pensamientos, una ligera sonrisa se dibujó en sus labios, una que enmascaraba lo herida que se sentía ¿acaso no le importaba lo que sintiera? ―Claro... - inclusive ahora no sabía si aquello era real, conocía el carácter bromista de Ren, estaba consciente de su independencia pero ¿a tal grado de no se capaz de admitir que también la había extrañado?
Respiró profundo, no sin sentir que sus pulmones no daban para mas, volvió a verlo con los ojos cristalinos a causa de las lágrimas que pujaban por ser libres ―Me alegra ver que estas bien - la voz se le quebró al final, por mas que intentó permanecer ecuánime, se percató que temblaba ligeramente ―¡Contrólate Charleen! - fijó la mirada en la ajena, en aquellos ojos tan profundos como el mar, tan distintos, tan perdidos ¿acaso había regresado solo para despedirse? ni si quiera se atrevió a preguntar ¿que ganaba con eso?
Sin embargo la curiosidad y la ansiedad la carcomían, tenía que saber, conocer siquiera a donde iría a parar después de esto, de lo contrario, sabía que acabaría en el manicomio ―V-vienes... - re-formuló la pregunta en su mente ―¿Regresarás al mar? - de su respuesta dependía todo ya que ahora, no tenía absolutamente nada.
Charleen Rumsfeld- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 136
Fecha de inscripción : 02/09/2015
Localización : París
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Nothing and everything --> Privado
“Most of the dandelions had changed from suns into moons.”
― Vladimir Nabokov
― Vladimir Nabokov
Por largos segundos en silencio, mantuvo la vista fija en la de ella. Le gustaban sus ojos y no de una tonta y cursi manera poética, sino de forma real, física y palpable. Le gustaban llanamente por su peculiaridad pero al notar la aflicción reflejada en ellos, sin querer, agachó la mirada. No estuvo seguro, pero algo le decía que él era el ocasionaste de esa reacción y no pudo lidiar con la culpa. Rascó la tierra entre dos tallos de dientes de león y tomó un pequeño guijarro que luego aventó al frente. Sonrió al escucharla, sin poder encararla de nuevo, sólo hasta que ella preguntó, alzó el rostro con ojos abiertos como platos. Azul y rojo, así era él, como el fuego mismo.
«¿Regresarás al mar?» de todas las preguntas que Charleen pudo haberle formulado, esa era la que menos se espera, definitivamente. ¡Oh! Cómo deseaba regresar, no podía mentirse, pero ahora, más que nunca tenía razones de peso para querer quedarse en tierra firme. Logró relajar la expresión, aunque tardó un poco más en saber qué responder.
—¿Querrías que regresara? —Estúpido, estúpido. La respuesta era tan sencilla como «no» y ahí estaba él dándole vueltas al asunto. Pero supuso que en la respuesta de Charleen, él encontraría la suya.
Siempre le había parecido patético el juego del amor. Nunca había tenido necesidad de jugar una partida. Y se creyó a salvo, hasta ese momento. No entendía ese afán de no ser directo, de temer ser herido, de no poder decir las cosas tal cuál eran. Siempre lo había condenado pero ahora veía qué complicado resultaba en realidad formar parte de él. Estar en medio del fuego cruzado y luchar por no ser una baja en la guerra. Lentamente negó con la cabeza.
—No, no tengo planeado regresar. A menos que tú quieras que lo haga —las cosas no eran así. No estaba tratando de decir que de hecho volvería a surcar los siete mares. No. Lo que le estaba diciendo era que se iría, si ella quería que se fuera y la comprendería. No podía ser tan descarado como para regresar un mes después fingiendo que nada había pasado.
Pero es que, ¿qué había pasado en realidad? Las cosas se dimensionaban y redimensionaban de un segundo a otro. A ratos, Reinout creía que aquella velada había sido el inicio de algo más grande. Pero en otros momentos, sentía que había sido algo producto del calor del momento, algo circunstancial a lo que no debía darle mayor importancia. Entonces arrancó uno de los dientes de león y sopló con suavidad, dejando que los finos pétalos como algodón volaran en el aire. Se quedó contemplando su viaje un momento, recordó cómo su madre le decía, cuando era pequeño, que pidiera un deseo cada vez que ella hacía eso. Pero qué iba a pedir ahora si todo lo que quería lo tenía al lado.
—No importa —suspiró. Claro que importaba, pero no debía dejarlo de manera tan evidente—. Cualquiera que sea tu respuesta, me gustaría darte algo —del bolsillo interior de su saco sacó una pequeña cajita desgastada de terciopelo negro. Extendió su mano, con el estuche en la palma—. Es tuyo, si lo quieres. Perteneció a mi madre —declaró.
Sin dejar que ella hiciera algo, abrió finalmente la arqueta. En ella había un camafeo que lucía antiguo, pero no desmerecía en belleza. Era de oro, plata, ónice y turquesa. Tenía en alto relieve el perfil de una hermosa mujer y una R labrada con esmero. Reinout se encogió de hombros y dejó caer la joya, para sostenerla sólo por la cadenita de oro muy fina.
—Ha estado en la familia Ryusch por años. La familia de mi madre. Sé que es algo anticuado, pero… —no tuvo idea de cómo terminar su frase. ¿Pero? Pero quería que ella lo tuviera.
Última edición por Reinout van Bergeijk el Mar Mar 22, 2016 11:30 pm, editado 1 vez
Reinout van Bergeijk- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 219
Fecha de inscripción : 09/09/2015
Localización : París
Re: Nothing and everything --> Privado
“How far should a person go in the name of true love?”
― Nicholas Sparks, The Choice
― Nicholas Sparks, The Choice
El silencio taladró en su cabeza, le sangró los oídos, acabó con su cordura; se sintió envejecer y volverse polvo arrojado al viento, quizás todo eso era exagerado, pero ella jamás había estado en una situación similar, ni siquiera remotamente parecida, no sabía lo que era ir a dormir teniendo en mente a una sola persona, soñar con ella y que el primer pensamiento al despertar fuera el azul de sus ojos, es por eso que todas esas nuevas sensaciones se maximizaban se exageraban, al grado de hacerle creer que el mundo se acabaría en ese instante.
Le dolía la manera en la que la veía, el brillo y emoción tan peculiar del fuego bailoteando en el mar, ahora se encontraba reemplazada por humo y tormenta. Se esforzó por sonreír, pero solo logró una ligera mueca que demostraba mas su tristeza, para su fortuna, Ren desvió la mirada en ese instante.
Una chispa se encendió nuevamente, la sorpresa en el rostro del ex-corsario le devolvió un poco la esperanza, le regresó parte de su vitalidad, quizás, solo quizás, ahora escucharía lo que tanto anhelaba, una negativa rotunda y un por siempre a tu lado pero ¿era ella capaz de hacerlo firmar sentencia? ¿era tan desalmada como para coartar su libertad de esa manera?, el estómago se le hizo nudo, no podía pedirle eso, no podía... y por mas que lo intentó, por mas que se repitió en milésimas de segundo que eso era lo correcto, recibió una repuesta que desmoronó sus ilusiones. Exhaló el poco aire que aun tenía en los pulmones, sintió un hueco en el pecho, se encorvó ligeramente para aminorar esa sensación ¿Querrías que regresara? el preludio a lo peor, aquella interrogante solo la vio como el anuncio de su partida, y si así era ¿donde quedaba la comprensión de Charleen? ¿por que tenía que ser tan egoísta?
Entreabrió los labios, aún debatiéndose en su respuesta ―Si eso es lo que tú deseas - pero ¿y lo que ella esperaba? ―No, me aterra el pensamiento de jamás volver a verte, quiero que te quedes, que te quedes conmigo, que jamás vuelvas a irte - demasiado egoísta, demasiado estúpido; conocía a Ren -o eso creía- y aquella respuesta sería motivo suficiente para perderlo por siempre.
Pero las palabras se quedaron amotinadas en su garganta y en respuesta, obtuvo una ventana abierta, una posibilidad, algo que le brindó la valentía, si lo perdía, al menos no sería por jamás haber hablado. Alzó nuevamente la vista, había temor en su mirada, estaba nerviosa y él no se lo hacía mas fácil.
Lo contempló por segundos, el perfil que le era casi imposible imitar en sus dibujos por que nada era tan perfectamente imperfecto como el modelo real, las arrugas del ceño cada que lo fruncía para hablar de aquella manera tan expresiva, la forma en la que sacudía la nariz para mover el bigote, la curvatura de sus labios que se acentuaba cuando hablaba y se acrecentaba al sonreír; estaba perdida, estúpidamente perdida y eso le restaba cordura, le restaba raciocinio. Respiró profundo y sonrió al mirar las semillas del diente de leon bailar entre ellas, alzándose hacia el cielo y con ellas, su mente voló libremente.
La voz de Reinout la sacó del trance, la regresó a la realidad que quería evadir, a ese momento congelado en el tiempo, giró el rostro hacia él ―¿No importa? no, claro que no, esto es algo efímero, mundano, banal ¿que importa en realidad? - su mente y su pecho eran un hervidero de emociones, pensamientos, palabras arrebatadas y revolcadas ¿que importaba lo que dijera en este momento? pero él le demostró lo contrario, valía y mucho. Abrió los ojos sorprendida cuando el pelirrojo le extendió la mano con la caja y sin permitirle acto alguno, la abrió, su corazón se detuvo ¿por que? ¿por que se lo daba si tenía tanto significado para él? ella sabía cuanto quiso Ren a su madre -finalmente, regresó por ella- y ahora ¿le entregaba aquel tesoro?
No pudo mas, lo miró a los ojos mientras los propios se llenaban de lágrimas, mismas que sin control comenzaron a rodar por sus mejillas ―No quiero que te vayas, que me dejes, pero no soy quien... no soy nadie, para mantenerte atada a un lugar que se, no te hace feliz - su voz era un hilo, agachó la cabeza incapaz de sostenerle la mirada ¿que pensaría de ella? se estaba comportando como una niña estúpida y enamorada, lo admitía, lo estaba ―No soy nada comparado a tu libertad, y es demasiado egoísta de mi parte si quiera pensarlo, pero la verdad, es que no puedo si quiera mantenerme en pie cuando estar lejos de mi - tuvo el valor de alzar la mirada, una sonrisa estúpida dibujada en sus labios intentando aminorar el panorama que otorgaban sus lagrimas rodando sin mesura.
―Esto... yo... - por fin fue capaz de decirlo y ahora respiraba con facilidad, pero no por eso se sentía tranquila; sus manos temblaban y lo notó cuando se llevó la diestra al rostro para enjugarse las lágrimas, comenzó a soltar una risilla nerviosa ―Realmente lamento esto, mi comportamiento... yo... - ¿y ahora que diría? no podía retractarse, no quería, y el silencio por parte del cambiante solo logró devolverle la ansiedad y el nerviosismo.
Le dolía la manera en la que la veía, el brillo y emoción tan peculiar del fuego bailoteando en el mar, ahora se encontraba reemplazada por humo y tormenta. Se esforzó por sonreír, pero solo logró una ligera mueca que demostraba mas su tristeza, para su fortuna, Ren desvió la mirada en ese instante.
Una chispa se encendió nuevamente, la sorpresa en el rostro del ex-corsario le devolvió un poco la esperanza, le regresó parte de su vitalidad, quizás, solo quizás, ahora escucharía lo que tanto anhelaba, una negativa rotunda y un por siempre a tu lado pero ¿era ella capaz de hacerlo firmar sentencia? ¿era tan desalmada como para coartar su libertad de esa manera?, el estómago se le hizo nudo, no podía pedirle eso, no podía... y por mas que lo intentó, por mas que se repitió en milésimas de segundo que eso era lo correcto, recibió una repuesta que desmoronó sus ilusiones. Exhaló el poco aire que aun tenía en los pulmones, sintió un hueco en el pecho, se encorvó ligeramente para aminorar esa sensación ¿Querrías que regresara? el preludio a lo peor, aquella interrogante solo la vio como el anuncio de su partida, y si así era ¿donde quedaba la comprensión de Charleen? ¿por que tenía que ser tan egoísta?
Entreabrió los labios, aún debatiéndose en su respuesta ―Si eso es lo que tú deseas - pero ¿y lo que ella esperaba? ―No, me aterra el pensamiento de jamás volver a verte, quiero que te quedes, que te quedes conmigo, que jamás vuelvas a irte - demasiado egoísta, demasiado estúpido; conocía a Ren -o eso creía- y aquella respuesta sería motivo suficiente para perderlo por siempre.
Pero las palabras se quedaron amotinadas en su garganta y en respuesta, obtuvo una ventana abierta, una posibilidad, algo que le brindó la valentía, si lo perdía, al menos no sería por jamás haber hablado. Alzó nuevamente la vista, había temor en su mirada, estaba nerviosa y él no se lo hacía mas fácil.
Lo contempló por segundos, el perfil que le era casi imposible imitar en sus dibujos por que nada era tan perfectamente imperfecto como el modelo real, las arrugas del ceño cada que lo fruncía para hablar de aquella manera tan expresiva, la forma en la que sacudía la nariz para mover el bigote, la curvatura de sus labios que se acentuaba cuando hablaba y se acrecentaba al sonreír; estaba perdida, estúpidamente perdida y eso le restaba cordura, le restaba raciocinio. Respiró profundo y sonrió al mirar las semillas del diente de leon bailar entre ellas, alzándose hacia el cielo y con ellas, su mente voló libremente.
La voz de Reinout la sacó del trance, la regresó a la realidad que quería evadir, a ese momento congelado en el tiempo, giró el rostro hacia él ―¿No importa? no, claro que no, esto es algo efímero, mundano, banal ¿que importa en realidad? - su mente y su pecho eran un hervidero de emociones, pensamientos, palabras arrebatadas y revolcadas ¿que importaba lo que dijera en este momento? pero él le demostró lo contrario, valía y mucho. Abrió los ojos sorprendida cuando el pelirrojo le extendió la mano con la caja y sin permitirle acto alguno, la abrió, su corazón se detuvo ¿por que? ¿por que se lo daba si tenía tanto significado para él? ella sabía cuanto quiso Ren a su madre -finalmente, regresó por ella- y ahora ¿le entregaba aquel tesoro?
No pudo mas, lo miró a los ojos mientras los propios se llenaban de lágrimas, mismas que sin control comenzaron a rodar por sus mejillas ―No quiero que te vayas, que me dejes, pero no soy quien... no soy nadie, para mantenerte atada a un lugar que se, no te hace feliz - su voz era un hilo, agachó la cabeza incapaz de sostenerle la mirada ¿que pensaría de ella? se estaba comportando como una niña estúpida y enamorada, lo admitía, lo estaba ―No soy nada comparado a tu libertad, y es demasiado egoísta de mi parte si quiera pensarlo, pero la verdad, es que no puedo si quiera mantenerme en pie cuando estar lejos de mi - tuvo el valor de alzar la mirada, una sonrisa estúpida dibujada en sus labios intentando aminorar el panorama que otorgaban sus lagrimas rodando sin mesura.
―Esto... yo... - por fin fue capaz de decirlo y ahora respiraba con facilidad, pero no por eso se sentía tranquila; sus manos temblaban y lo notó cuando se llevó la diestra al rostro para enjugarse las lágrimas, comenzó a soltar una risilla nerviosa ―Realmente lamento esto, mi comportamiento... yo... - ¿y ahora que diría? no podía retractarse, no quería, y el silencio por parte del cambiante solo logró devolverle la ansiedad y el nerviosismo.
Charleen Rumsfeld- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 136
Fecha de inscripción : 02/09/2015
Localización : París
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Nothing and everything --> Privado
“Break your mouth open and speak freedom.”
¿Hace cuánto que conocía a Charleen? Su historia se remontaba a cuando él todavía iba con el mote del zorro demasiado astuto, o de Ren, simplemente Ren. Un nombre sin nacionalidad, corto para que los ignorantes bucaneros pudieran pronunciarlo, anónimo, que lo desnudó de su identidad para poder forjarse otra que, aunque parte de él, jamás fue su verdad. Y ella lo había visto así, sin embargo, no fue hasta su recuentro en París que pudo ver la verdadera magnitud de lo que la joven podía o no significar en su vida. No fue hasta que volvió a ser Reinout que pudo darse cuenta de ello. Y claro que añoraba su libertad, pero comprendió que ésta no siempre significaba hacer lo que se te viniera en gana, sino que a veces, era simplemente poder amar. Y ser amado de vuelta.
Observó el camafeo girar, pendido de la cadena, así que cuando Charleen abrió la boca, fue tomado totalmente por sorpresa. Sostuvo la joya en un puño y la miró con los ojos bien abiertos, sorprendido, sin entender de pronto de dónde venía aquello. Asustado a decir verdad. Reinout podía ser bastante sagaz y un sinvergüenza, pero para asuntos de aquella índole, no era, en definitiva, el más brillante. Echó el cuerpo ligeramente hacia atrás y una sensación desagradable lo invadió tan pronto vio el atisbo de lágrimas asomarse por los ojos dispares de Charleen. ¡Pero si él sólo quería arreglar las cosas! Y parecía que lo había empeorado todo.
No obstante, lo que ella le estaba diciendo, le caló hondo. Pudo comprenderlo. Sus miedos por fin puestos en palabras lidiaban con los propios y respondían a las incógnitas que anidaban en su pecho. Entendió al fin muchas cosas. Era casi como si en el corto periodo desde su renuncia a ser un pirata hasta ese día, hubiera aprendido más que en todos sus años. Madurado de golpe y a la fuerza.
—Hey, hey, hey… —cuando ella comenzó a disculparse, él se apresuró a tomarla de un hombro con la mano libre—. Nada de eso, nada de lamentarlo, yo… yo agradezco… —se rascó la sien. Podía haber saqueado y matado en el pasado, y esto resultaba lo que más trabajo le costaba en la vida; hablar de sus sentimientos, ¡vaya patético que era!—. ¿Es que no lo ves? —Suavizó la voz, serenó el rostro, buscó la mirada ajena con la propia—, tú eres mi libertad ahora, y después de escuchar todo eso, sé que no estoy apuntando al lugar equivocado. Charleen, yo… —las palabras no eran su fuerte, en definitiva, así que se decidió por las acciones.
Tomó la mano ajena y depositó ahí el camafeo que había pertenecido a su madre («puede ser R de Rumsfeld, también» había pensado), luego se inclinó hacia ella. Suave y tiernamente juntó sus labios con los de Charleen. Fue un beso delicado, casto y sincero. Duró lo que tenía que durar y al separarse, en el rostro de Reinout uno podía ver que todas sus preocupaciones habían desaparecido como por arte de magia.
—Charleen —pronunciar su nombre con esa sutileza poco usual en él era importante y se sentía como tal—, te amo. Y valora este momento, porque en verdad me cuesta trabajo decirlo. No porque no lo sienta, sino porque… vamos, nunca voy a dejar de ser un corsario mal hablado —obviamente, su declaración, enorme y verdadera, debía terminar con una broma.
—Por favor, no vuelvas a decir que no puedes compararte con mi libertad. O que eres egoísta; el amor lo es un poco en todo caso. Mi sitio ahora es aquí, a tu lado. Y voy a estarlo hasta que te hartes de mí —le sonrió y le guiñó un ojo el momento previo a tomarla por los hombros y empujarla contra el césped—. Vas a tener que aguantarme algún tiempo más —diciendo eso, volvió a besarla, ahora ambos tumbados en la hierba.
Última edición por Reinout van Bergeijk el Dom Abr 24, 2016 11:53 pm, editado 1 vez
Reinout van Bergeijk- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 219
Fecha de inscripción : 09/09/2015
Localización : París
Re: Nothing and everything --> Privado
“I guess that’s just part of loving people: You have to give things up. Sometimes you even have to give them up.”
― Lauren Oliver, Delirium
― Lauren Oliver, Delirium
Extrañamente, su corazón latía aún con mas fuerza, desbocado y sin control, el pecho comenzó a dolerle ¿no se suponía, que al confesarse todo se calmaría? pero oh, nadie le dijo que la tortura solo comenzaba, venía la agonía de saber si era correspondida, de una forma u otra, de la manera que fuere, siempre que la respuesta apuntara al lado positivo.
Sus manos temblaban y no pudo evitar respirar profundo y contener el aire dentro de sus pulmones cuando la voz de Ren rompió con la atmósfera. De pronto, todo se paralizó, súbitamente su corazón retomó el usual ritmo y sus manos lograron estar juntas sin ser presionadas para mantener el control,
¿agradecía? ¿el que? si bien aquello la dejó colgada en el tiempo, en espera de un indicio si quiera, estaba mas tranquila. Sus ojos, cristalinos aún por el reflejo de las lágrimas, se posaron nuevamente sobre los ajenos, ya no bailaban nerviosos pero se mantenían expectantes.
―¿El que? - quiso preguntar, apresurar la respuesta, sin embargo su voz no salió, ni siquiera creyó haber sido capaz de mover los labios. Agradeció no haberlo hecho, en ese momento, todas las piezas cayeron en su lugar, la neblina que cubría su mente se despejó, la angustia que acongojaba su corazón desapareció, y la sonrisa, esa que permaneció perdida, escondida y asustada, salió en un atisbo, una ligera curva. El sonrojo no se dilató mas y pronto sus mejillas se colorearon de un ligero color carmín que combinaba con el color de la punta de su nariz a causa de contener las lágrimas -en un pésimo intento-
No necesito escucharlo, aunque realmente lo deseaba, conocía a Reinout, a Ren, al zorro demasiado astuto; conocía al corsario y al heredero, y sabía que a ambos, les costaba exactamente el mismo trabajo ser serios, ser honestos con sus sentimientos. Cerro la mano al rededor del camafeo una vez que el cambiante lo deposito en ella ―Reinout... - aquel era un simbolismo de entrega, contrario a lo que ella había penado, el no sentía coartada su libertad ¿podría hacer lo mismo ella? desde antes había llegado a la conclusion de que si él decidía regresar al mar, ella le pediría que la dejase seguirlo.
Aquel beso la tomó desprevenida, y sin embargo, le hizo sentir aliviada. Cerró los ojos con suavidad y correspondió el acto, sin forzarlo, sin medirlo, solo lo vivió.
Ahora todo le parecía irreal, su nombre pronunciado de sus labios como tantas otras veces desde que tenía memoria, pero ahora era diferente, el matiz que tenía iluminaba el momento. Lo miró con sorpresa ¿escucho bien? estuvo a punto de pedirle que lo repitiera, pero echo a reír con suavidad y sin estruendo ―Dejarías de ser tú si no hubiera un cierre como ese - le sonrió con ternura y posó su mano sobre la mejilla ajena, no estaba burlándose, no pretendía en ningún momento hacerlo, pero necesitaba demostrarle que el momento de tensión había terminado.
Se acomodó sobre la hierba en cuanto el cambiante la obligó a echarse para atrás ―Bueno, cuando decidas ser egoísta, llévame contigo - le sonrió tan amplia y sinceramente como estaban acostumbrados, ahora ya nada era extraño, todo parecía estar en su lugar. ―¿Hartarme de ti? no creo que eso sea posible - se aferró al camafeo aun en su puño y rodeo con sus brazos el cuello del pelirrojo ―Tu tendrás que aguantarme, aunque llegue llena de tierra y decida que el café va a la perfección con tu cabellera - respondió el beso, lo hizo como si fuera la primera vez, ahora era con un sentimiento claro, sin duda, con emoción ―Te amo Reinout - pronunció a penas se separó de él, sus brazos le impidieron alejarse, su aliento se mezclaba con el ajeno y la punta de la nariz se rozaba ―Siempre lo he hecho... - y de alguna forma era verdad, solo que ahora, todo tomaba rumbo.
Deslizó sus manos hasta los hombros del cambiante y lo empujó ligeramente hacia atrás, haciendo que ahora fuera él quien quedara de espaldas sobre el pasto; se sentó a su lado y abrió la mano que tenía el camafeo, lo tomó por el broche y se lo colocó al rededor del cuello ―Es muy bello - dijo mientras admiraba como descansaba sobre su pecho ―Gracias - no le dio tiempo de incorporarse, se inclinó sobre él y volvió a besarle, quedando semi recostada sobre su pecho.
Sus manos temblaban y no pudo evitar respirar profundo y contener el aire dentro de sus pulmones cuando la voz de Ren rompió con la atmósfera. De pronto, todo se paralizó, súbitamente su corazón retomó el usual ritmo y sus manos lograron estar juntas sin ser presionadas para mantener el control,
¿agradecía? ¿el que? si bien aquello la dejó colgada en el tiempo, en espera de un indicio si quiera, estaba mas tranquila. Sus ojos, cristalinos aún por el reflejo de las lágrimas, se posaron nuevamente sobre los ajenos, ya no bailaban nerviosos pero se mantenían expectantes.
―¿El que? - quiso preguntar, apresurar la respuesta, sin embargo su voz no salió, ni siquiera creyó haber sido capaz de mover los labios. Agradeció no haberlo hecho, en ese momento, todas las piezas cayeron en su lugar, la neblina que cubría su mente se despejó, la angustia que acongojaba su corazón desapareció, y la sonrisa, esa que permaneció perdida, escondida y asustada, salió en un atisbo, una ligera curva. El sonrojo no se dilató mas y pronto sus mejillas se colorearon de un ligero color carmín que combinaba con el color de la punta de su nariz a causa de contener las lágrimas -en un pésimo intento-
No necesito escucharlo, aunque realmente lo deseaba, conocía a Reinout, a Ren, al zorro demasiado astuto; conocía al corsario y al heredero, y sabía que a ambos, les costaba exactamente el mismo trabajo ser serios, ser honestos con sus sentimientos. Cerro la mano al rededor del camafeo una vez que el cambiante lo deposito en ella ―Reinout... - aquel era un simbolismo de entrega, contrario a lo que ella había penado, el no sentía coartada su libertad ¿podría hacer lo mismo ella? desde antes había llegado a la conclusion de que si él decidía regresar al mar, ella le pediría que la dejase seguirlo.
Aquel beso la tomó desprevenida, y sin embargo, le hizo sentir aliviada. Cerró los ojos con suavidad y correspondió el acto, sin forzarlo, sin medirlo, solo lo vivió.
Ahora todo le parecía irreal, su nombre pronunciado de sus labios como tantas otras veces desde que tenía memoria, pero ahora era diferente, el matiz que tenía iluminaba el momento. Lo miró con sorpresa ¿escucho bien? estuvo a punto de pedirle que lo repitiera, pero echo a reír con suavidad y sin estruendo ―Dejarías de ser tú si no hubiera un cierre como ese - le sonrió con ternura y posó su mano sobre la mejilla ajena, no estaba burlándose, no pretendía en ningún momento hacerlo, pero necesitaba demostrarle que el momento de tensión había terminado.
Se acomodó sobre la hierba en cuanto el cambiante la obligó a echarse para atrás ―Bueno, cuando decidas ser egoísta, llévame contigo - le sonrió tan amplia y sinceramente como estaban acostumbrados, ahora ya nada era extraño, todo parecía estar en su lugar. ―¿Hartarme de ti? no creo que eso sea posible - se aferró al camafeo aun en su puño y rodeo con sus brazos el cuello del pelirrojo ―Tu tendrás que aguantarme, aunque llegue llena de tierra y decida que el café va a la perfección con tu cabellera - respondió el beso, lo hizo como si fuera la primera vez, ahora era con un sentimiento claro, sin duda, con emoción ―Te amo Reinout - pronunció a penas se separó de él, sus brazos le impidieron alejarse, su aliento se mezclaba con el ajeno y la punta de la nariz se rozaba ―Siempre lo he hecho... - y de alguna forma era verdad, solo que ahora, todo tomaba rumbo.
Deslizó sus manos hasta los hombros del cambiante y lo empujó ligeramente hacia atrás, haciendo que ahora fuera él quien quedara de espaldas sobre el pasto; se sentó a su lado y abrió la mano que tenía el camafeo, lo tomó por el broche y se lo colocó al rededor del cuello ―Es muy bello - dijo mientras admiraba como descansaba sobre su pecho ―Gracias - no le dio tiempo de incorporarse, se inclinó sobre él y volvió a besarle, quedando semi recostada sobre su pecho.
Charleen Rumsfeld- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 136
Fecha de inscripción : 02/09/2015
Localización : París
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Nothing and everything --> Privado
“People don't get to choose who they fall in love with. They only get to choose who they stay in love with.”
— Colleen Hoover, Maybe Someday
— Colleen Hoover, Maybe Someday
Con suavidad, de una manera natural, acomodó el cuerpo junto a ella para poder verla. Escuchó con atención lo que Charleen le decía y el alma le hervía como el agua bulle en el hogar a fuego lento. Cuando se separó, le guiñó un ojo, asintió y se peinó el bigote, torciendo una de las finas puntas, con esa usual desfachatez suya. Trataba de no cambiar en nada, sin embargo, algo se sentía significativamente distinto dentro de él. Y era bueno, no podía negarlo. Se sentía bien, cálido. Correcto.
Rio por lo bajo sin agregar mucho más a las palabras de la chica y se dejó hacer cuando fue su turno de recostarse en la hierba. El semblante le iba bien. La naturalidad de aquello. El marco de una situación tan mundana y a la vez tan enorme; no podía ser de oro modo tratándose de él. Echó los brazos hacia atrás, para usarlos como almohada y contempló a Charleen a su lado, con el sol jugando con el peculiar color de sus ojos, mismos que aún poseían vestigios de las traicioneras lágrimas.
Observó luego el camafeo que fuera de su madre descansar sobre el pecho de la joven. Estiró una mano para tomarlo y contemplarlo. Aprovechó para acariciar la piel de Charleen. No fue un acto de lascivia, más bien algo tierno, y necesario. Tenía la necesidad del contacto ajeno y las yemas de sus dedos ardieron cuando cumplió el capricho.
—Te queda bien. Aunque eso ya lo sabía, sino no te lo hubiera regalado —movió el bigote tras el comentario y sonrió—. Puede resultar pesado para el día a día —rio un poco—, mi madre lo guardaba y sólo lo vestía en ocasiones especiales. Sin embargo ahora es tuyo, si quieres utilizarlo como mangual, no te voy a juzgar —se incorporó en su asiento, riendo ante la imagen mental de eso. Cruzó las piernas como los monjes que había visitado en oriente y la observó.
—Lo que te voy a decir es algo incómodo. Nunca se me ha dado eso de las etiquetas… ya sabes, la libertad y bla bla bla, pero, ¿te molestaría si te presento como mi novia? —Sus ojos y su rostro sonreían, pero se entendía que no era una broma. Que era una pregunta muy en serio. Es que en verdad le costaban trabajo todas esas situaciones. Era nuevo a pesar de sus años y aún desconocía mucho de la dinámica.
—Bueno, si quieres —se encogió de hombros. A él no le molestaba la perspectiva de, desde ese día, ser el novio de Charleen, cualquier cosa que esos significara. Aún debía descubrir las implicaciones de todo eso, pero confiaba que la chica le tuviera paciencia. Se había tardado mucho en, por ejemplo, confesarse, así que no debía esperar mucha astucia con ese tema.
Sin duda, Reinout pensó, compensaría todo aquello con risas y aventuras. Y no podía pensar en nadie mejor para acompañarlo en sus locuras que Charleen, aunque éstas, por ahora, se llevaran a cabo en tierra firme. Algún día, cuando su padre lo dejara en paz, la llevaría a navegar los siete mares.
Última edición por Reinout van Bergeijk el Dom Jun 05, 2016 2:06 am, editado 1 vez
Reinout van Bergeijk- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 219
Fecha de inscripción : 09/09/2015
Localización : París
Re: Nothing and everything --> Privado
“You don't love someone because they're perfect,
you love them in spite of the fact that they're not.”
― Jodi Picoult, My Sister's Keeper
you love them in spite of the fact that they're not.”
― Jodi Picoult, My Sister's Keeper
De pronto, todas aquellas situaciones que pasaron tan pesadas en los últimas semanas, parecieron ya no hacer mella sobre sus hombros, se dio cuenta de cuan necesaria se había vuelto la presencia del pelirrojo en su vida. Siempre había sido independiente, aún cuando Theodore vivía, y si bien no quería estar con Ren para quitarse la carga de una vida de negocios, sabía que con él a su lado, con su sentido del humor, con el amor que le brindara, podría con eso y mas, podría enfrentar la decision de su nona, lo ocurrido en la exposición, cualquier cosa que se presentase. No era ser sumisa, dependiente ni mucho menos, era encontrar la fortaleza necesaria en el apoyo, en el cuidado, en el cariño. Le sonrió nuevamente y no pudo evitar sonrojarse al notar cuanto tiempo llevaba viéndolo.
Instintivamente, se acercó un poco mas cuando notó la mano de Ren alzarse hacia ella, su piel se erizo ante el roce y deseó que continuara, que aquello no terminara. No era un deseo carnal, era el ansia de contacto, de alargar aquella sensación electrificante.
No se detuvo a pensar en la rapidez del asunto, ella se sentía en el lugar correcto, nunca fue de creer en el destino, pero quizás, ahora le daba el beneficio de la duda; habían coincidido desde hace años y ahora, regresaban a estar uno al lado del otro, aquello podía ser llamado coincidencia, ella refería dejar que la duda fuera parte de la magia de la situación.
El aire que exhaló fue parte de una risa que apenas nacía, eso era una de las muchas cosas que amaba de él, la facilidad con la que eliminaba las tensiones y convertía cualquier comentario en algo que sacaba una sonrisa. Se llevó la mano al pecho rozando el camafeo, aquello pesaba si, pero no de la manera física que el ex corsario mencionaba, tenía un gran peso sentimental,algo que le valía mas a la cambiante. Alzó la mirada y no pudo evitar reír, reír con fuerza y sin pudor, reír tal cual era ―Eres un exagerado, no pesa demasiado... - agacho la vista para ver la alhaja descansar sobre su pecho ―...solo lo suficiente como para mantener los pies en la tierra en un día de viento - se mordió el labio inferior, mirándolo nuevamente, con una expresión divertida e infantil en el rostro.
Se acomodó nuevamente, se sentó con ambas piernas dobladas a la derecha, apoyando la mano izquierda en el césped, solo para quedar un poco mas cerca de él cuando se incorporó. Lo miró con duda, alzó una ceja sin entender muy bien a donde se dirigía ¿incómodo? podría decir que mil y un cosas pasaron por su cabeza, pero la verdad, su mente quedó en blanco. Ahora estaba segura que Ren quería permanecer con ella, y el tiempo que quisiera ella estaría mas que contenta, así que no podía ser el caso que a los dos minutos el cambiante sintiera ya la presión de estar en una relación... ¿relación?, de pronto un escalofrío recorrió la espina de Charleen, se dió cuenta de que no estaba definido, hasta donde ella sabía, aquel acto podía simplemente ser algo sin precedentes, no por el hecho de que le hubiera dicho te amo significaba que Ren querría una especie de compromiso ¡Oh! la angustia nuevamente, ella no quería presionar, y sinceramente, no sabía como proceder en estos casos.
Nuevamente, la rapidez de su mente, sus suposiciones y miedos a lo desconocido, terminaron por hacerla reír, rió con suavidad y nerviosismo, alimentada por la propia sonrisa del hombre delante de ella. Asintió mientras sus mejillas se sonrojaban.
Sabía cuanto esfuerzo le estaba llevando a Ren decir todo eso, y por ello, sintió que lo amaba mas ―Jamás creí que esa palabra, pudiera ser tan de mi agrado - llevó la diestra al rostro del pelirrojo, acariciando con suavidad la mejilla de éste, sonriendo ante ese acto de ternura que acababa de mostrarle, todos esos detalles, estaban ahora grabados con fuego en la memoria de la morena. Llevó la mano a la nuca de Reinout y acercándose ella a la par, lo haló para encontrarse a medio camino y así poder sellar aquella pregunta y otorgar respuesta en un mismo beso, presionó sus labios a los ajenos, con premura y cariño, a penas segundos que se sintieron como minutos lo suficiente para dejarle claro que desde ese momento, cualquier titulo que quisiera darle llevaba al mismo camino, ella se estaba entregando a él.
Se separó pero no incrementó la distancia entre ellos, dejó su frente pegada a la contraria ―El título que elijas, es el mismo que quiero yo... formalidades que son necesarias en la sociedad en la que vivimos, pero a mi me basta con saber que estarás allí, que me amarás a mi por el tiempo que consideres prudente - con aquello, le dejaba claro que no pretendía ser un grillete, que lo amaría si, que se entregaría a él si, pero que jamás lo obligaría a continuar si no era de su completo agrado... ese era el sacrificio que ella haría, esa era la libertad que le regresaba ―Así que... la cursilería parece si ser tu fuerte - la seriedad con la que comenzó a hablar pronto mutó en el típico tono despreocupado de todas sus conversaciones, natural y nada fingido. Rió con suavidad soltando la nuca del ex corsario solo para que la diestra bajara a encontrarse con aquellas manos ásperas con roce suave que tanto añoraba.
Instintivamente, se acercó un poco mas cuando notó la mano de Ren alzarse hacia ella, su piel se erizo ante el roce y deseó que continuara, que aquello no terminara. No era un deseo carnal, era el ansia de contacto, de alargar aquella sensación electrificante.
No se detuvo a pensar en la rapidez del asunto, ella se sentía en el lugar correcto, nunca fue de creer en el destino, pero quizás, ahora le daba el beneficio de la duda; habían coincidido desde hace años y ahora, regresaban a estar uno al lado del otro, aquello podía ser llamado coincidencia, ella refería dejar que la duda fuera parte de la magia de la situación.
El aire que exhaló fue parte de una risa que apenas nacía, eso era una de las muchas cosas que amaba de él, la facilidad con la que eliminaba las tensiones y convertía cualquier comentario en algo que sacaba una sonrisa. Se llevó la mano al pecho rozando el camafeo, aquello pesaba si, pero no de la manera física que el ex corsario mencionaba, tenía un gran peso sentimental,algo que le valía mas a la cambiante. Alzó la mirada y no pudo evitar reír, reír con fuerza y sin pudor, reír tal cual era ―Eres un exagerado, no pesa demasiado... - agacho la vista para ver la alhaja descansar sobre su pecho ―...solo lo suficiente como para mantener los pies en la tierra en un día de viento - se mordió el labio inferior, mirándolo nuevamente, con una expresión divertida e infantil en el rostro.
Se acomodó nuevamente, se sentó con ambas piernas dobladas a la derecha, apoyando la mano izquierda en el césped, solo para quedar un poco mas cerca de él cuando se incorporó. Lo miró con duda, alzó una ceja sin entender muy bien a donde se dirigía ¿incómodo? podría decir que mil y un cosas pasaron por su cabeza, pero la verdad, su mente quedó en blanco. Ahora estaba segura que Ren quería permanecer con ella, y el tiempo que quisiera ella estaría mas que contenta, así que no podía ser el caso que a los dos minutos el cambiante sintiera ya la presión de estar en una relación... ¿relación?, de pronto un escalofrío recorrió la espina de Charleen, se dió cuenta de que no estaba definido, hasta donde ella sabía, aquel acto podía simplemente ser algo sin precedentes, no por el hecho de que le hubiera dicho te amo significaba que Ren querría una especie de compromiso ¡Oh! la angustia nuevamente, ella no quería presionar, y sinceramente, no sabía como proceder en estos casos.
Nuevamente, la rapidez de su mente, sus suposiciones y miedos a lo desconocido, terminaron por hacerla reír, rió con suavidad y nerviosismo, alimentada por la propia sonrisa del hombre delante de ella. Asintió mientras sus mejillas se sonrojaban.
Sabía cuanto esfuerzo le estaba llevando a Ren decir todo eso, y por ello, sintió que lo amaba mas ―Jamás creí que esa palabra, pudiera ser tan de mi agrado - llevó la diestra al rostro del pelirrojo, acariciando con suavidad la mejilla de éste, sonriendo ante ese acto de ternura que acababa de mostrarle, todos esos detalles, estaban ahora grabados con fuego en la memoria de la morena. Llevó la mano a la nuca de Reinout y acercándose ella a la par, lo haló para encontrarse a medio camino y así poder sellar aquella pregunta y otorgar respuesta en un mismo beso, presionó sus labios a los ajenos, con premura y cariño, a penas segundos que se sintieron como minutos lo suficiente para dejarle claro que desde ese momento, cualquier titulo que quisiera darle llevaba al mismo camino, ella se estaba entregando a él.
Se separó pero no incrementó la distancia entre ellos, dejó su frente pegada a la contraria ―El título que elijas, es el mismo que quiero yo... formalidades que son necesarias en la sociedad en la que vivimos, pero a mi me basta con saber que estarás allí, que me amarás a mi por el tiempo que consideres prudente - con aquello, le dejaba claro que no pretendía ser un grillete, que lo amaría si, que se entregaría a él si, pero que jamás lo obligaría a continuar si no era de su completo agrado... ese era el sacrificio que ella haría, esa era la libertad que le regresaba ―Así que... la cursilería parece si ser tu fuerte - la seriedad con la que comenzó a hablar pronto mutó en el típico tono despreocupado de todas sus conversaciones, natural y nada fingido. Rió con suavidad soltando la nuca del ex corsario solo para que la diestra bajara a encontrarse con aquellas manos ásperas con roce suave que tanto añoraba.
Charleen Rumsfeld- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 136
Fecha de inscripción : 02/09/2015
Localización : París
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Nothing and everything --> Privado
“I loved her very much - more than I could trust myself to say - more than words had power to express.”
— Charlotte Brontë, Jane Eyre
— Charlotte Brontë, Jane Eyre
Con el dedo índice diestro debajo de la nariz y encima del bigote, soltó una risa sincera y breve. Reinout era en esencia un hombre afable. Tenía su carácter que rara vez dejaba escapar, era una situación que dominaba con habilidad envidiable, a bordo de un barco, siendo capitán, era autoritario también, imponía y daba miedo, pero nada de eso suprimía el hecho que era un hombre espontáneo, natural y campechano, básicamente; no obstante, pocas personas lograban arrancarle de un modo tan fácil, una risa como esa.
De aquel franco ademán, quedó el vestigio en su pálido rostro en forma de sonrisa. Una que parecía no ser capaz de desaparecer tras las declaraciones de esa tarde, ahí en la hierba. ¿Acaso existía un mejor escenario? Para ellos, ese era el ideal. Sencillo y natural, como lo eran ellos dos. Cuando la mano de Charleen pasó por su rostro, aturdido y como fuera, pues su tacto lograba aún acelerarle el corazón, la tomó con decisión y plantó un beso en la palma para luego soltarla. Ella fue más rápida, lo tomó por la nuca, donde los cabellos cortos de esa parte de su cabeza se erizaron, y juntó sus bocas.
Al separarse, con la frente descansando en la de ella, la miró con ojos curiosos y atentos. Escuchó y rio brevemente una vez más. Terminó por imponer una distancia mayor entre ellos, para poder verla mejor.
—No digas eso. Es… extraño —se escuchó nervioso, porque de hecho lo estaba. Se encogió de hombros—. O quien sabe, quizá nunca he sacado ese lado cursi mío y tú vas a ser la víctima. Cómo sea… —suspiró y luego carraspeó. Se acomodó en su lugar de modo que quedó con la espalda recta, sentado en el suelo—. Ya que estamos en el mismo entendido, y que yo respeto mucho tu familia… —clavó los ojos, estaba perdido y quería que ella lo encontrara a mitad del camino. Sacudió la cabeza, pensando que, una vez más, estaba comportándose como un tonto.
—Quiero decir. Creo que… que la hija de Theodore Rumsfeld tenga ahora, ya sabes, a un tipo a su lado, aunque ese tipo sea yo, es importante. Mi padre también se alegrará —qué manía tenía últimamente y frente a ella, sobre todo, de darle vueltas al asunto—. Sí, lo que quiero decir es… creo que deberíamos avisarles a nuestras respectivas familias —al fin soltó casi como una tos o una risa. Logró articularlo de manera realmente casual para lo que en verdad era. Formalizarlo, eso era lo que intentaba decir. Echó una mirada de lado a Charleen para ver su reacción, aunque esperaba que pensara igual que él.
Si bien ese era asunto que, a final de cuentas sólo concernía a ellos dos, no se trataban de dos herederos con apellidos cualquiera. Sería un evento importante el simple anuncio, y ya se imaginaba las habladurías y lo que viniera después. Eso era algo que despreciaba de la clase alta, pero de lo que no podía huir, mucho menos ahora.
—Ven —se puso de pie con facilidad y se sacudió el pantalón para luego ofrecer su mano a la chica y ayudarla a imitarlo—. Vayamos adentro, muero de hambre —invitó, aunque no era su casa siquiera. Y aunque previamente había externado sus deseos de hablar con las familias de ambos, en esta ocasión creyó más oportuno que nadie estuviera en casa.
TEMA FINALIZADO.
Reinout van Bergeijk- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 219
Fecha de inscripción : 09/09/2015
Localización : París
Temas similares
» Ven a por mi [Privado]
» Lo que nos dio el mar | Privado
» We are... [Privado]
» Ojo por Ojo [ Privado ]
» Let Me In Into You ~ Privado {+18}
» Lo que nos dio el mar | Privado
» We are... [Privado]
» Ojo por Ojo [ Privado ]
» Let Me In Into You ~ Privado {+18}
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour