Nínive Simsek.

Poderes y atributos:
→ Habilidades: Sigilo, sentidos aumentados, buenos reflejos, agilidad, flexibilidad, velocidad y fuerza sobrehumana.
→ Atributos: Garras afiladas, dentadura afiliada, rasgos lobunos (en su forma transformada) y longevidad.
→ Transformación.
→ Sanación acelerada.
→ Percepción del aura.
→ Fortaleza: Capacidad de resistencia extrema al dolor físico.
→ Aullido: Habilidad para aturdir y dejar paralizado, por algunos instantes, a sus enemigos por medio de un aullido ensordecedor. En ese momento, el sonido golpea fuertemente el oído del enemigo y en ocasiones puede llegar a destrozarle los tímpanos o incluso causarle algunas lesiones cerebrales. El aullido también sirve para llamar otros de su misma raza.
→ Telepatía y comunicación con los animales: Habilidad para comunicarse con otros licántropos por medio de la mente (cuando están transformados) y con otros animales que no sean parte de su raza (incluidos los cambiantes). Funciona únicamente a cortas distancias.

Historia:

La familia Şimşek estaba asentada en Mersin un pueblo costero de Turquía desde hacía varias generaciones, siempre dedicados a la siembra de los campos que poseían. No era mucho lo que tenían pero sí suficiente para que el matrimonio pudiera poner comida cada día en los platos de sus seis hijos. Nínive era una de las medianas de la familia, tenía dos hermanas mayores y tres hermanos menores. La idea era que uno de estos heredara las posesiones familiares llegado el momento, tendría que mantener a sus hermanas si es que estas no habían encontrado un esposo o habían tomado los hábitos. La mezcla de culturas hacía difícil para los más pequeños saber con quién les estaba permitido relacionarse y con quienes no. Para Nínive las creencias religiosas nunca fueron una barrera para poder conocer a los demás niños de su colegio pero esto no estaba igual visto por sus padres o por el propio resto de niños. Así aprendió la loba que la religión no unía, separaba; que no era generosa y equitativa, pues solo aceptaba a quienes pensaban como ella estipulaba y sobre todas las cosas, que tenía más poder que cualquier gobernante. Como se puede comprobar, Nínive aprendía rápido y su distaba mucho de la manera de ser que tenían quienes la rodeaban; no aceptaba las cosas porque fuera lo impuesto o le dijeran que era lo correcto, siempre quería ir más allá. Esto fue, entre otras cosas, lo que ya cerca de los quince años hizo que fuera apartada por sus amigos del grupo. Pero antes de todo eso vino la mordedura de aquel lobo…



Noche de luna llena, invierno. El frío azotaba los sembrados sin piedad y apenas tenían nada que llevarse a la boca, el fuego de la chimenea chisporroteaba los últimos resquicios de la leña que les quedaba en la casa. Cuatro de sus hermanos estaban enfermos, así como su madre, y entre los restantes miembros de la familia no daban a basto para cuidarles y atender el fuego. Ese fue el motivo por el que se le encargó a Nínive salir de la casa y recoger en el granero toda la leña que pudiera cargar, todo hubiera ido bien de no ser por aquel cabritillo… Además de los sembrados tenían algunas cabezas de ganado, nada importante, un par de vacas y seis o siete cabras, una de las cuales salió corriendo en cuanto la niña abrió la puerta del cobertizo. Salió corriendo tras ella hasta alcanzar el cercado de la finca y cogerla en brazos para regresar. Lo único que recuerda a partir de entonces es una bestia tan negra como la misma noche y un dolor terrible en la cintura.

Tras ello se despertó, días más tarde, con altas fiebres y con un hambre voraz. Le contaron que sufrió el ataque de un animal salvaje que no se había encontrado en las partidas de caza organizadas tras el ataque. Tenía tan sólo diez años cuando fue contaminada con aquella maldición de la luna. Pero no lo descubriría hasta la siguiente luna llena…



La primera transformación fue la más dolorosa que recuerda de todas las que ha sufrido en sus ochenta y dos años de vida. Aún tiene memorizada la sensación de los huesos romperse y  tomar una forma animal imposible de controlar, el ansia de matar daba igual a quien. Sin embargo no fue ese el motivo por el que abandonó su hogar, supo que tenía que irse de aquel pueblo cuando comenzó a sentir que se le quedaba pequeño, no encontraba motivación ni comprensión en él y eso fue lo que la llevó a viajar por parte del norte de África y toda Europa, hasta acabar asentada en París. Gracias a sus estudios de egiptología pudo encontrar trabajo en uno de los mejores museos que nunca visitó, el Louvre. Tenía cerca de setenta años cuando comenzó a trabajar en ese puesto de directora de arte egipcio y lleva ya más de diez años al mando.


Con una vida mucho más tranquila y mayor consciencia de quién y cómo es, Nínive vive una existencia sin meterse en problemas, con la única condición de alejarse de la sociedad cada luna llena para no acabar con vidas inocentes. Sólo el tiempo dirá lo que la espera el futuro…

Datos de interés:

· Es turca.

· Fue convertida con diez años.

· Ha viajado por el norte de África y toda Europa.

· Habla varios idiomas sin problema.

· Directora del Depto. de Antiguedades Egipcias del Louvre.

· Su nombre significa "madre de los dioses".

Desc. psicológica:

A pesar de lo que pueda ser común en los de su raza, Nínive apenas notó cambio en su personalidad cuando fue transformada. Quizás porque esto ocurrió a la temprana edad de diez años pero la misma niña que era antes, siguió siendo tras la mordida. De pequeña era una niña dicharachera pero bastante selectiva con sus compañías, le gustaba hacer amigos y disfrutar de los juegos en el patio centrar de su casa en Mersin un pueblo costero de Turquía. Con los años, no obstante, y al llegar a la adolescencia su carácter se tornó más cerrado y desconfiado por las burlas que despertaba en los demás el ser diferente. Nadie en realidad conocía su condición lobuna pero siempre había detalles que la hacían destacar entre los demás y eso a sus amigos no les gustaba.


Ya de adulta, alejada de aquel resquicio que era su hogar aprendió a sobrevivir sola, a buscarse la vida para conseguir sus metas y sobre todo a no dejarse pisar por nadie. Nínive, a pesar de su imagen cándida, es una mujer con un carácter y convicciones férreas.  No dará el primer paso para dañarte, pues no considera que el enfrentamiento sea beneficioso para nadie, pero no dudará en defenderse si es atacada o lo es alguien a quien ella valora. Sabe escuchar y suele dar buenos consejos aunque rara vez es capaz de aplicárselos a sí misma pues muchas veces antepone el corazón a la razón. Es igualmente cariñosa y fría, siempre dependiendo de la situación que la rodee. Le gusta sentirse arropada por sus parejas y valorada por sus amigos, aunque llegado el caso de discutir –si la sacan de sus casillas- las palabras saldrán de su boca sin filtro alguno atacando siempre los puntos más débiles del contrario.


Respecto al amor ha sido siempre bastante desconfiada. Una mala experiencia pasada la hizo temer por un corazón roto de nuevo y por ello camina con pies de plomo. Para nada enamoradiza, se necesita tiempo -y sobre todo demostrarla con actos y no solo con palabras- que se la quiere, para que ella se acabe abriendo. Una vez Nínive se enamora no hay nada ni nadie que consiga separarla de ese hombre, salvo él mismo.