BFF - Asura Nanami

por **Hans D'Altrui** Lun Ene 18, 2016 2:31 pm

El 20 de marzo del año 44 a.C., a los cinco días de su asesinato, se celebraron los funerales de César. Los asesinos habían permitido la celebración pública de éstos al cónsul Marco Antonio. En el foro se montó un catafalco con un fondo de telas púrpura, bajo el cual estaba el lecho fúnebre de César con el cadáver a la vista. Junto a él, se había colocado la ropa ensangrentada que vestía el día del asesinato, así como muchos trofeos conquistados en sus campañas militares.

Marco Antonio pronunció un discurso al parecer bastante breve y leyó el testamento de César, algo que hizo enfurecer a la multitud, porque no sólo dejaba un legado importante a los ciudadanos romanos, sino que dejaba legados a algunos de quienes habían sido sus asesinos. Incluso a uno de ellos lo nombraba tutor de su hijo, el joven Octavio (más tarde convertido en el emperador Augusto). Eso ponía de manifiesto la magnitud de la traición. El público, enfurecido, decidió incinerar allí mismo el cadáver de César e incendiar las casas de sus asesinos.William Shakespeare, en su drama “Julio César” construye para Marco Antonio un magnífico discurso, que se ha considerado como uno de los mejores de la historia. Es una pieza maestra de cómo, con un discurso aparentemente favorable a los asesinos, logra volver al público contra ellos.

"¡Amigos, romanos, compatriotas, prestadme atención! ¡Vengo a inhumar a César, no a ensalzarle! El mal que hacen los hombres perdura sobre su memoria. Frecuentemente el bien queda sepultado con sus huesos. ¡Sea así con César! El noble Bruto os ha dicho que César era ambicioso. Si lo fue, era la suya una falta grave, y gravemente la ha pagado. Con la venia de Bruto y los demás, pues Bruto es un hombre honrado, como son todos ellos, hombres todos honrados, vengo a hablar en el funeral de César. Era mi amigo, para mí leal y sincero; pero Bruto dice que era ambicioso. Y Bruto es un hombre honrado. Infinitos cautivos trajo a Roma, cuyos rescates llenaron el tesoro público. ¿Parecía eso ambición en César? Siempre que los pobres dejaban oír su voz lastimera, César lloraba. ¡La ambición debería ser de una sustancia más dura! No obstante, Bruto dice que era ambicioso, y Bruto es un hombre honrado. Todos visteis que en las Lupercales le presenté tres veces una corona real, y la rechazó tres veces. ¿Era esto ambición? No obstante, Bruto dice que era ambicioso, y, ciertamente, es un hombre honrado. No hablo para desaprobar lo que Bruto habló. Pero estoy aquí para decir lo que sé. Todos le amasteis alguna vez, y no sin causa. ¿Qué razón, entonces, os detiene ahora para no llevarle luto? ¡Oh raciocinio! Has ido a buscar asilo en los irracionales, pues los hombres han perdido la razón… ¡Perdonadme un momento! Mi corazón está ahí, en ese féretro, con César, y he de detenerme hasta que torne a mí."

Cuando pensaba continuar este mira en el teatro vació que alguien esta entrando y desea saber quien es así que se detiene, para saber quien ha entrado a un ensayo privado que este tenia en estos momentos.- ¿ Quien anda ahi? - Pregunto para saber quien la persona que decidio entrar, puesto no recordaba tener nada para hoy que no fuera ensayar.

por **Asura Nanami** Jue Ene 21, 2016 6:54 am

Llevaba ya unos meses en la ciudad de París, meses en los que había conocido a diferentes personas que me habían ayudado con mi estancia en la capital francesa. No sólo me habían ayudado, sino que también me habían ayudado sobre todo con una cuestión que me llevaba por la calle de la amargura… y era el idioma. Había estudiado un poco el idioma antes de partir de Okinawa, pero no había sido lo suficiente.

También tenía el apoyo del señor y la señora Ishikawa, quienes eran amigos de mis padres desde que eran pequeños y que mi padre no dudó en pedirles que me ayudaran, cosa que ellos aceptaron de forma gustosa. Había practicado también con ellos y poco a poco me defendía mejor con el idioma.

Poco a poco también iba conociendo más la ciudad, quedándome con los hermosos lugares que más me gustaban y descubriendo otros más que, de momento, habían pasado desapercibidos. Estaba segura que aquella ciudad daría para mucho si sabías buscar en los lugares adecuados. Y esperaba que así fuera.

De momento ya tenía plan para aquel día. El día anterior había escuchado a la señora Ishikawa que dentro de unas semanas estrenarían una obra a la que quería acudir junto con su marido, y fue entonces cuando entró mí curiosidad. Desde que había abandonado mí país no había visto ninguna obra de teatro, aunque sí había pasado por este varias veces. Estaba convencida de que sería muy diferente a las obras que habían allí, en Japón.

Por lo que, aquella mañana, me decidí pasarme por el teatro para ver cómo era. Salí de la casa vestida con un kimono simple, de azul turquesa con flores de cerezo en rosa, y me dirigí donde había visto el teatro. Ya no me resultaba tan incómodo que la gente se me quedara mirando, ya que en lo que llevaba allí no había visto a muchos nipones en la capital… por lo que al principio si me sentía algo cohibida, pero después de unos meses allí aquello había quedado en un muy segundo plano.

Crucé por las calles atestadas de gente hasta llegar a la puerta del teatro. Incluso por fuera era totalmente diferente a los que habían en Japón. Vi que la entrada no estaba cerrada y me apresuré a entrar dentro. Caminé por aquel pasillo de la entrando preguntándome si habría alguien, si estaría abierto al público y si yo podría estar allí dentro… cosa que realmente dudaba. Pero ya había entrado, ahora no iba a dar marcha atrás.

Escuché, de fondo, una voz de un hombre que parecía provenir del escenario y la seguí para ver dónde me llevaba. Las obras en Japón eran más bien tradicionales, donde había diferentes estilos y predominaba el estilo Kabuki; bailaban, cantaban, actuaban… y llevan el rostro cubierto de una máscara. Donde, principalmente, cada máscara representaba a un demonio diferente.

Llegué hasta donde parecía ser el escenario y lo contemplé pensando que en Japón no eran para nada parecidos, este tenía un escenario en e medio y habían asientos a ambos lados y de frente, estando estos un poco inclinados. Miré hacia arriba y me di cuenta de que había un palco arriba también. La voz del joven que estaba en el escenario sonaba más fuerte y solamente me di cuenta de que me había pillado, que sabía que estaba allí, cuando dejó la actuación y preguntó quién andaba. Me giré de golpe sin mirar que justo detrás tenía una butaca y me di un golpe en la rodilla, pegué un pequeño grito por el dolor y comencé a frotarme la rodilla dolorida.

-¡Gomen! –dije asomándome para que viera con quién estaba hablando. En el escenario un joven miraba en mí dirección y me mordí el labio. Seguramente no debería de estar ahí en ese momento –Esto… yo… -no supe que decirle realmente, por lo que me acerqué hasta quedar más cerca de él y lo contemplé- Lo siento… yo…. No he visto a nadie y… -me mordí el labio algo nerviosa- Siento haberte interrumpido… por favor, continúa como si no estuviera –pedí con una leve inclinación de cabeza, para luego mirar a todos lados buscando una salida- ¿La salida? –pregunté pensando que, seguramente, me echaría de allí.

por **Hans D'Altrui** Jue Feb 04, 2016 2:33 pm

Estaba de lo mas emocionado pronunciando su monologo, puesto esto son esenciales en todas escena dramática, ya que es el punto donde le personaje estalla en gran manera la mayoría de las veces. Hans estaba buscando dentro de su personaje decir las palabras con el sentimiento adecuado, pero era interrumpido en estos momentos por una persona que a la verdad no conocia y eso le hacia enojar en gran manera porque se había esforzado mucho en hacer bien este momento. Escucha que la chica dice algo que no teniendo a lo primero, sabia que era un idioma pero no sabia bien de que se trataba y este se baja del escenario para ver quien es la chica que ha entrado al teatro en horas que se esta mayor mente ensayando.- No te preocupes, son cosas que pasan.- Comento mientras se va acercando a la chica.

- La salida cerca, pero ya que haz entrado puedes quedarte.- Dijo sinceramente puesto no estaba demás tener un poco de publico para que le criticara, así sabia si iba por un buen o mal camino.- Puedes quedarte a ver un poco.- Comento.- Siempre y cuando no este muy apurada, señorita.- Afirmo ya cerca de ella, mirándola tiernamente.- Soy Hans, ¿ y tu ? - Pregunto al final a la chica, que no tenia el placer de conocer antes pero ahora lo haría bien. A la verdad siempre perdía la cabeza cuando era interrumpido de sus ensayos, pero la chica se ve tan tierna que no podía ser malo con ella en ninguna manera. Hans se queda mirándola fijamente para ver que dirá la chica y si se anima a quedarse un rato, para ser como la directora invitada en un evento privado.

por **Asura Nanami** Mar Feb 09, 2016 10:36 am

No solamente no se enfadaba conmigo por haberlo interrumpido cuando, estaba claro, que el teatro parecía estar cerrado al público, ya que solamente se encontraba él en el escenario con ropa casual, de calle, sino que además me alentaba para que me quedara a observar lo que estaba haciendo. Me mordí un labio observando al chico ahora que estaba más cerca de mí, y me di cuenta que probablemente fuera algo más joven que yo, pero no mucho.

Su rostro juvenil destacaba junto con el azul turquesa de sus ojos, mientras que su cabello de color dorado resaltaba sobre la pálida piel, haciendo que algunos mechones de su pelo estuvieran algo desordenados en cuanto me fijé más en él. Seguramente ni se había dado cuenta de ello, ya que parecía bastante inmerso en la actuación que estaba representando. Era algo más alto que yo, lo que hacía que tuviera que levantar un poco el rostro para mirarlo a los ojos, era un joven apuesto, sin duda alguna.

Alcé una ceja ante la insistencia a que me quedara, ¿qué podría aportarle yo? No es que entendiera mucho de obras de teatro y representaciones, seguramente las de París no tenían nada que ver con las de Japón… pero igualmente me sentía intrigada en la diferencia entre ambas, y aunque no supiera mucho sobre obras… sí que podía quedarme, tal y como me había pedido.

-Está bien, me quedaré –dije con una sonrisa acercándome un poco más a él cuando comenzó a presentare- ¡Oh! Soy Asura Nanami –le hice una leve reverencia, típica de mí país, y levanté mi rostro para observarlo de nuevo- Siento la interrupción… no sabía que estabas ensayando –miré el libreto que tenía en la mano y me mordí el labio de nuevo. Al parecer tenía un don especial para meteduras de patas, y meterme en sitios donde no debía… pero ya que estaba allí, me había descubierto, y me había pedido que me quedara ¿cómo iba a negarme?- No tengo nada que hacer –le dije sincera- me gustaría ver lo que estás haciendo. ¿Dónde me siento? –pregunté mirando las múltiples butacas que se extendían a lo largo del teatro, estando segura que él sabría cuales eran los mejores asientos.

por **Hans D'Altrui** Miér Feb 10, 2016 1:44 pm

La joven en verdad es de tez clara, un hermoso rostro y una larga cabellera de color castaño claro sino estaba mal. Ademas de dar un aura de ser una persona de lo mas tranquila y sobre todo inocente lo cual hace que este la traje mejor que la principio, puesto pensó era uno de sus compañero que siempre entran solo para desconcentrar a los demás cuando ven lo están haciendo mejor de lo que ellos lo harían.

- Te agradezco que te quedes.- Comento sinceramente.- Un gusto conocerte Azura.- Dijo mientras ve la reverencia que hace, así que la imita porque no sabe si también debía de hacerlo como uno se acostumbra a dar la mano en forma de saludo.- Si estaba ensayando para un personaje que debo hacer en unos días, pero quiero te quedes para que me digas que tan bien hago le personaje.- Dijo sinceramente, puesto algo de publico a pesar de no saber nada puede decir si le parece bien o siente algo con la interpretación que esta haciendo.- Me alegra no tenga nada que hace.- Comento mientras se va alejando.- Tome asiento donde mas crea conveniente, pero le aseguro que sera mejor si lo hace en primera fila.- Dijo amablemente, mientras se va directo hacia el escenario.

Cuando ya esta subido en el escenario mira a su joven invitada, esperando este cómoda.- “Julio César” de William Shakespeare, es lo que estoy haciendo en estos momento.- Confeso.- Espero le agrade lo que sigue de esa parte, que pause.- Comento guiñándole su ojo derecho a la chica para que no se sienta mal, puesto había interrumpido sin saber.

por **Asura Nanami** Lun Feb 15, 2016 10:51 am

Aunque no tenía mucha idea de lo que estaba representando, o iba a representar, decidí quedarme ya que me había invitado, y me sentía mal rechazar su oferta. Además había ido para ver cómo era el teatro… ¿y qué mejor que hacerlo cuando puedes ver el ensayo de una obra? Nada más que estábamos los dos en aquella sala y dudaba que pudiera volver a tener la misma oportunidad, así que tras preguntar dónde sentarme y ver que me recomendaba la primera fila me dirigí hacia allí, sentándome justo en el medio para poder contemplar todo a la perfección.

Antes de que empezara mientras subía de nuevo al escenario me giré para contemplarlo desde donde estaba, y era inmenso. Debía de reconocer que jamás sería capaz de subirme a un escenario, mucho menos cuando todas aquellas butacas estarían ocupadas por una persona… demasiado pares de ojos observándome detenidamente.
Miré de nuevo al chico y asentí con la cabeza.

-Muy bien, te daré mi humilde opinión cuando termines de hacer el papel –le sonreí indicándole que ya estaba lista para empezar cuando oí el título de aquella obra y su autor, haciendo que mi sonrisa fuera más grande. Que no fuera a los teatros no quería decir que no leyera. Amaba los libros, en Japón tenía miles de libros de diferentes autores y de diferentes países. Agradecía que los tradujeran ya que era algo difíciles de encontrar y, aunque no estaba entre mis preferidos de Shakespeare, ahora podía tener una noción sobre qué iba la obra, y podría juzgarlo con más conocimiento de causa.
Sentí cómo los colores se adueñaban de mí rostro al decirme que había interrumpido esa parte, haciendo que bajara los ojos durante unos segundos ya que me sentía algo intimidada. Una vez el sonrojo pasó levanté mí vista y le sonreí de nuevo, dándole a entender que estaba preparada y lista para ver aquel ensayo de esa obra que conocía y del cual podría juzgar mucho mejor.

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