Haciendo travesuras || Libre

por **Zouleth Bourque** Jue Ene 21, 2016 7:54 am

Estar encerrada en su propia casa le causaba un poco de nauseas inclusive vértigo, Zouleth no era mujer para estar encerrada en cuatro paredes, necesitaba salir, divertirse como toda muchacha de su edad, eso decía ella. Su hermano no se encontraba en casa nuevamente estaba haciendo esos viajes extraños que nadie sabía a donde iba, mientras Baltazar como todo los días se iba sin decir ninguna explicación, esto se tornaba raro, pensaba la cambiante, pero en estos momentos y sin ver a nadie se sentía más sola que nada, tal vez sea su culpa pero ella misma tomó la decisión de estar de esta manera, tal vez fue lo mejor, de todos modos si iba acompañada de uno de los ni caso le hacían, y eso a ella no le gustaba.

Llevaba más de dos días sin salir, y no era porque no tenía ganas, no, su primo, Baltazar le prohíbo salir por un pequeño y nada discreto escándalo que escucho en las ciudades de parís, según los rumores la vieron salir del burdel ¿Y qué? Ella era una persona y sobre todo una mujer liberal que desea divertirse y si ella quiere ir al burdel va y punto, no es necesario que la traten como una niña pequeña. Pero no puedo desobedecer a su primo, él tiene la última palabra en esa casa, pero en estos momentos no está… si sale nadie se dará cuenta ¿verdad? Ya que estar encerrada en su morada es como la misma muerte, tiene que hacer un plan para que nadie se dé cuenta de su huida.

Cruzó sus piernas recargándose en el respaldo de la mecedora, encontrando una postura agradable, necesitaba armar algo y rápido… por supuesto, porque no lo pensó dos veces, creo que estar encerrada por un momento desconecto su inteligencia, ella puede cambiar, que tonta era de verdad. De ese modo y sin atrasarse más tiempo, se desnudó, ya que ella es una mujer que cuida mucha ropa, e inmediatamente cambio en su primera forma, una canina cachorra. Sonrío, y a la vez se auto insulto, estúpida, de verdad de ese modo, salto por la ventana y sin que nade la viera, salto hacia al primer árbol cerca que encontró y así hasta que sus peludas y limpias patas tocaron el césped de la parte trasera de la casa.

A decir verdad, parecía una chiquilla adolecente escapándose de casa, aunque tenga veinticinco años a veces tiene manía de comportarse como tal y otras como la adulta que es y hacer esto, como le han dicho sus nanas, no es apropiado para una señorita de su nivel hacer o decir cosas, vaya con el protocolo, ojala lo envuelvan en una botella y lo arrojen al mar que para Zouleth, no le importa.

Al salir a la calle, comenzó a caminar, no podía convertirse en humano hasta llegar a las lejanías de esté, necesitaba llegar a la cabaña para cambiarse, y estar un rato en ese lugar secreto que ella encontró, aunque no sabía si era tan secreto y con rapidez se dirigió ahí.

por **Éferon Gianetti** Sáb Ene 23, 2016 1:11 pm

Un día ajetreado y una noche libre. La noche libre que tanto estaba deseando que llegase para poder hacer lo que había estado rondando su cabeza durante toda esa semana. Cumplió con toda su clientela hasta el momento. El trabajo le hacía sentir satisfecho y mejor si lo había hecho bien. No era cualquier trabajo pero ¿no hay peores? Se encontraba perfectamente en aquella ciudad, una que le brindó tantas oportunidades en el pasado y que ahora, podría ser su salvación, todo sería cuestión de tiempo.

En su bolsillo, los francos justos para una botella de vino. Lo prefería rojo como la sangre, delicioso e intenso. Le gustaban así las cosas. Esa botella iba a ser toda para él, su más íntima amiga, confidente y amante. Tras comprarla, se dirigió con rumbo a las afueras pues necesitaba aire fresco y por fin un momento de soledad con su botella.

Al día siguiente tendría un dolor de cabeza monumental pero ¿no sería divertido? beber solo en determinadas circunstancias era lo mejor que podías hacer para olvidar ciertas cosas. Ese día era importante a su modo pero no bebía por ello, solo brindaría por esa persona que fue significativa en su vida y poco más.

Caminando por las calles , giró en la última para desaparecer y alejarse de donde venía. Allí sí que reinaba la tranquilidad, solo con los ruidos nocturnos y la conversación de su ahora apreciado vino. Escondía la botella bajo su gabardina y en cuanto no había ojos acusadores, la sacó de su escondite para descorcharla antes de buscar un claro en donde poder disfrutar de ella. No consiguió abrirla, algo se cruzó en su camino, ¿un animal quizás? Parpadeó, entrecerrando los ojos para acostumbrar su vista a la oscuridad y cuando por fin pudo apreciar qué era, suspiró largamente, acercándose sigiloso, con cuidado…no quería asustar aquel minino.

-Pero mira lo que ha traído la noche. Buona notte, piccolo ¿te has perdido o has venido a buscar diversión?¿haciendo …travesuras?-

Se relamió al preguntar lo último, riendo por lo bajo porque acababa de intentar entablar conversación con un felino y aún no había probado gota de alcohol. Se agachó para intentar tener un acercamiento pero sin intentar tocarlo, no lo haría si él no le dejaba.

-Eres precioso… serías un excelente compañero ¿me acompañas? Cuando me la beba entera podrás arañarme toda la cara, eso sí que sería divertido y…vuelvo a hablarte como si me entendieses y menos me contestases… -

Negó con la cabeza, agarrando con fuerza su botella y empezar a caminar, mirando de reojo al felino, lo único que en esa noche se había cruzado en su camino.

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