AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Rivalidad y poder (Nymphea Von Mühlenbrock)
2 participantes
Página 1 de 1.
Rivalidad y poder (Nymphea Von Mühlenbrock)
De rigurosa etiqueta, el joven hechicero se presentaba a las puertas del palacio mostrando la invitación que traía entre las manos enguatadas en una tela tan oscura como el abrigo largo que le cubría hasta las rodillas y del que no quiso despojarse tan pronto se adentro al salón donde la alta alcurnia bailaba con entusiasmo creciente al compás que la orquesta marcaba en cada vals.
A él no le agradaba bailar, de hecho detestaba asistir a ese tipo de reuniones, ni los decorados históricos, el mármol con que los muros estaban forrados o las pinturas lograban llamar su atención, a él solo le interesaba conocer a más hechiceros con ideales tan ambiciosos y de matices negros y carmesí como los suyos, le interesaba el dinero o alguna clase de baratela que pudiese ser una perfecta joya que le permitiera expandir su poder como tanto deseaba. Con un círculo allí y otro más a la orilla, pronto Klarion se había infiltrado con los invitados más distinguidos de la fiesta, observando al resto, allá en la pista con profundo desprecio, su mirada por encima del hombro y su erguida postura daban cuenta de lo prejuicioso y elitista que llegaba a ser, al fin y al cabo un adolescente malcriado.
Durante un rato, pareció ser ajeno a la fiesta de la que ignoraba con exactitud que celebraba, solo sabía que una familia de brujos la había organizado pero de ellos no conocía más que eran personas nobles y de un corazón bastante “débil” para su gusto, apenas si notó cada una de las piezas y percibió el bullicio de la gente alrededor. El sutil sonido de la tela en las faldas de colores diversos en las mujeres al momento de girar en cada compás junto a su pareja le resultó tan fastidioso como el hecho del amor con que se movía cada joven en esa pista, simplemente le resultaba incomprensible aquel sentimiento, aquello solo lograba convencerle cada vez más que esas tonterías sencillamente no eran para alguien con tantos fines a largo plazo como él.
La noche pasaba y cada vez parecía hacerse eterna, cuantas ganas tenía de marcharse pero el hecho de que los anfitriones aún no se presentaban lo detenía, varias veces decidió tomar un poco de agua que a él se le antojaba transformar en vino tinto con toda la discreción que la magia podía ofrecer, nunca se acababa el licor, después de tanto tiempo en su mano este terminaba entibiándose perdiendo toda su esencia y el sabor que le complacía, las sobras las dejaba en el camino como las mujeres a las que invitaba a bailar después de que la aburrición llegaba a carcomer sus adentros.
Cuando invitaba a una nueva muchacha, se dignaba a dirigirles una sonrisa traviesa de la cual era impredecible saber su intención, él no se reverenciaba ante nadie pese al protocolo que dictaba el París victoriano que esa noche lucía despejado en sus cielos y tranquilo en sus aceras, al pensarlo, al recordar el camino que lo había llevado hasta aumentaba las ansias por pisar los exteriores del jardín o de cualquier otro sitio.
Con su aire arrogante, se abrió paso por entre las parejas a golpes intencionados y una chica desconcertada atrás, en medio de la pista y abandonada a media melodía. El rubio inspiró profundamente, como si a la mujer que dejó atrás representará una carga demasiado pesada para él, sin ninguna tipo de dolo o de vergüenza, sonreía victorioso y satisfecho de poder hacer daño hasta que entre todos aquellos distinguió a una joven de la que contemplo sus movimientos con atención por un par de minutos, sintió en su interior una punzada de odio y en su semblante el entrecejo fruncido, supo de inmediato que la aborrecía más que al resto de las mujeres con las que había bailado de mala gana durante la velada, Klarion se encogió de hombros de manera apenas visible y se mostró lo más indiferente que pudo, alejándose de aquella fastidiosa visión -"Vaya puritanas que invitan a las fiestas"- pensó dirigiendo sus pasos hacia un rincón y centrarse en el resto de los rostros que conformaban los nuevos bailarines.
¿Que otra cosa podía arruinar su noche aparte de una visión indeseable?
A él no le agradaba bailar, de hecho detestaba asistir a ese tipo de reuniones, ni los decorados históricos, el mármol con que los muros estaban forrados o las pinturas lograban llamar su atención, a él solo le interesaba conocer a más hechiceros con ideales tan ambiciosos y de matices negros y carmesí como los suyos, le interesaba el dinero o alguna clase de baratela que pudiese ser una perfecta joya que le permitiera expandir su poder como tanto deseaba. Con un círculo allí y otro más a la orilla, pronto Klarion se había infiltrado con los invitados más distinguidos de la fiesta, observando al resto, allá en la pista con profundo desprecio, su mirada por encima del hombro y su erguida postura daban cuenta de lo prejuicioso y elitista que llegaba a ser, al fin y al cabo un adolescente malcriado.
Durante un rato, pareció ser ajeno a la fiesta de la que ignoraba con exactitud que celebraba, solo sabía que una familia de brujos la había organizado pero de ellos no conocía más que eran personas nobles y de un corazón bastante “débil” para su gusto, apenas si notó cada una de las piezas y percibió el bullicio de la gente alrededor. El sutil sonido de la tela en las faldas de colores diversos en las mujeres al momento de girar en cada compás junto a su pareja le resultó tan fastidioso como el hecho del amor con que se movía cada joven en esa pista, simplemente le resultaba incomprensible aquel sentimiento, aquello solo lograba convencerle cada vez más que esas tonterías sencillamente no eran para alguien con tantos fines a largo plazo como él.
La noche pasaba y cada vez parecía hacerse eterna, cuantas ganas tenía de marcharse pero el hecho de que los anfitriones aún no se presentaban lo detenía, varias veces decidió tomar un poco de agua que a él se le antojaba transformar en vino tinto con toda la discreción que la magia podía ofrecer, nunca se acababa el licor, después de tanto tiempo en su mano este terminaba entibiándose perdiendo toda su esencia y el sabor que le complacía, las sobras las dejaba en el camino como las mujeres a las que invitaba a bailar después de que la aburrición llegaba a carcomer sus adentros.
Cuando invitaba a una nueva muchacha, se dignaba a dirigirles una sonrisa traviesa de la cual era impredecible saber su intención, él no se reverenciaba ante nadie pese al protocolo que dictaba el París victoriano que esa noche lucía despejado en sus cielos y tranquilo en sus aceras, al pensarlo, al recordar el camino que lo había llevado hasta aumentaba las ansias por pisar los exteriores del jardín o de cualquier otro sitio.
Con su aire arrogante, se abrió paso por entre las parejas a golpes intencionados y una chica desconcertada atrás, en medio de la pista y abandonada a media melodía. El rubio inspiró profundamente, como si a la mujer que dejó atrás representará una carga demasiado pesada para él, sin ninguna tipo de dolo o de vergüenza, sonreía victorioso y satisfecho de poder hacer daño hasta que entre todos aquellos distinguió a una joven de la que contemplo sus movimientos con atención por un par de minutos, sintió en su interior una punzada de odio y en su semblante el entrecejo fruncido, supo de inmediato que la aborrecía más que al resto de las mujeres con las que había bailado de mala gana durante la velada, Klarion se encogió de hombros de manera apenas visible y se mostró lo más indiferente que pudo, alejándose de aquella fastidiosa visión -"Vaya puritanas que invitan a las fiestas"- pensó dirigiendo sus pasos hacia un rincón y centrarse en el resto de los rostros que conformaban los nuevos bailarines.
¿Que otra cosa podía arruinar su noche aparte de una visión indeseable?
Klarion Svevo- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 33
Fecha de inscripción : 08/11/2014
Re: Rivalidad y poder (Nymphea Von Mühlenbrock)
" - Debes ser una dama de compañía. Nunca le des la espalda al caballero que haya invitado a bailar. Nunca opines más de un 'si' 'no' o 'tal vez'... Una mujer con la boca cerrada vale más. En los negocios de los hombres, la mujeres solo estamos para acompañar y dar buena apariencia."-Se mordió el interior de cachete mientras recordaba las indicaciones de su tía. Aveces solía pensar que si mejor no respiraba y fuera una perfecta muñeca de porcelana fina, fuera la perfecta dama de sociedad que su tía y familia esperaba.
- "Sonreír es lo importante; recuerda que tu futuro esposo va escogerte por tu gracia."-Nuevas indicaciones regresaron a su mente una vez que su pareja de baile comenzó a mirarla detenidamente a los ojos. No sabía con certeza si habría logrado formular la sonrisa delicada que esperaba el caballero o su tía, solo podía sentir como su ceño se fruncía cada vez que intentaba seguir cada uno de los pasos ya acordados antes de la fiesta.
¿Acaso el propósito del festejo no era más que una caza de señorita de buena procedencia? ¿Escogían comparando a unas y a otras? Si era así, ¿Quien los comparaba a ellos? Pues para donde sus ojos fueran a dar lejos de la inquietante mirada del caballero de cabellos rubios que la dirigía, solo había hombres de edad avanzada, otros rechonchos y de mal aspecto y los que nunca podían faltar. De narices largas y aspecto cadavérico. ¿Porcentaje de jóvenes? Casi nulo, o al menos de los jóvenes que no compartieran un gusto por su misma identidad sexual; pues para nadie era un secreto, que la mayoría de los nuevos postulantes ya había tenido experiencia sexuales contrarias a la que la iglesia planteaba como aceptadas por Dios.
La música se detuvo y sus pasos también. No estaba consciente y mucho menos lucida de lo que su cuerpo realizaba, pues tenía a un "director" realizando sus pasos y corrigiendo sus errores antes de que ella tuviera participación en la danza. Su mente se encontraba analizando la escena desde un punto de vista crítico un poco destructivo, pues poco frutos podía sacar del "teatro" que ofrecía cada persona por individual.
- Señorita, ¿Se encuentra bien? La noto distraída.. ¿Desea tomar aire? Puedo llevarla a un lugar más cómodo.-Propuso el bien parecido hombre que bailaba con ella y por cuestiones que escapaban de sus manos, pues era algo propio de su aun juventud, no entendió la propuesta descarada de aquella sonrisa zorruna que le regalaba, pero aun así con toda la inocencia que la caracterizaba, declino la oferta negando con su cabeza para luego darse vuelta y sin despedirse se retiro de lugar hacia el balcón más lejano que se encontraba abierto por la ceremonia.
- ¿Cuanto más tendrá que seguir esto?.-Susurro mientras se quitaba las zapatillas de los pies no sin antes cerciorarse de que no se encontrara nadie por el lugar. Se recostó plácidamente de la baranda y se dedico a mirar el paisaje del pequeño precipicio en el que se encontraba edificado el castillo y los claros de luna que se formaban en los riachuelos. Ella sabía que su lugar estaba ahí, en la naturaleza con la madre Gaia; después de todo, era una hechicera y todas estaban dotadas con la divina esencia de los elementos y representaban la ferocidad de los bosques, vientos, oleajes y montañas. De su boca se escapo una tímida sonrisa al recordar las historia de su madre que relataban los encuentros de esta con los espíritus blancos errantes o protectores de la fauna, bueno, al menos así los denominaba ella. Esa era su meta, vivir como alguna vez su madre había gozado pero aun así, tenía responsabilidades con su familia y padre que la ataban a una vida de lujos y prejuicios sin fin que cada día la moldeaban a volverse dura ante la crítica. ¿Cuando sería que cambiaría de contexto? Su curiosidad la había llevado a límites superiores de cualquier joven de su edad, hasta encuentros con criaturas de la noche y aun podía respirar para contarlo, pero aun así, sentía que a su vida le faltaba un poco más de peligro para sentirse viva porqué a la final, la meta de existir no era más que la búsqueda eterna de los 'Por qué' del universo.
- "Sonreír es lo importante; recuerda que tu futuro esposo va escogerte por tu gracia."-Nuevas indicaciones regresaron a su mente una vez que su pareja de baile comenzó a mirarla detenidamente a los ojos. No sabía con certeza si habría logrado formular la sonrisa delicada que esperaba el caballero o su tía, solo podía sentir como su ceño se fruncía cada vez que intentaba seguir cada uno de los pasos ya acordados antes de la fiesta.
¿Acaso el propósito del festejo no era más que una caza de señorita de buena procedencia? ¿Escogían comparando a unas y a otras? Si era así, ¿Quien los comparaba a ellos? Pues para donde sus ojos fueran a dar lejos de la inquietante mirada del caballero de cabellos rubios que la dirigía, solo había hombres de edad avanzada, otros rechonchos y de mal aspecto y los que nunca podían faltar. De narices largas y aspecto cadavérico. ¿Porcentaje de jóvenes? Casi nulo, o al menos de los jóvenes que no compartieran un gusto por su misma identidad sexual; pues para nadie era un secreto, que la mayoría de los nuevos postulantes ya había tenido experiencia sexuales contrarias a la que la iglesia planteaba como aceptadas por Dios.
La música se detuvo y sus pasos también. No estaba consciente y mucho menos lucida de lo que su cuerpo realizaba, pues tenía a un "director" realizando sus pasos y corrigiendo sus errores antes de que ella tuviera participación en la danza. Su mente se encontraba analizando la escena desde un punto de vista crítico un poco destructivo, pues poco frutos podía sacar del "teatro" que ofrecía cada persona por individual.
- Señorita, ¿Se encuentra bien? La noto distraída.. ¿Desea tomar aire? Puedo llevarla a un lugar más cómodo.-Propuso el bien parecido hombre que bailaba con ella y por cuestiones que escapaban de sus manos, pues era algo propio de su aun juventud, no entendió la propuesta descarada de aquella sonrisa zorruna que le regalaba, pero aun así con toda la inocencia que la caracterizaba, declino la oferta negando con su cabeza para luego darse vuelta y sin despedirse se retiro de lugar hacia el balcón más lejano que se encontraba abierto por la ceremonia.
- ¿Cuanto más tendrá que seguir esto?.-Susurro mientras se quitaba las zapatillas de los pies no sin antes cerciorarse de que no se encontrara nadie por el lugar. Se recostó plácidamente de la baranda y se dedico a mirar el paisaje del pequeño precipicio en el que se encontraba edificado el castillo y los claros de luna que se formaban en los riachuelos. Ella sabía que su lugar estaba ahí, en la naturaleza con la madre Gaia; después de todo, era una hechicera y todas estaban dotadas con la divina esencia de los elementos y representaban la ferocidad de los bosques, vientos, oleajes y montañas. De su boca se escapo una tímida sonrisa al recordar las historia de su madre que relataban los encuentros de esta con los espíritus blancos errantes o protectores de la fauna, bueno, al menos así los denominaba ella. Esa era su meta, vivir como alguna vez su madre había gozado pero aun así, tenía responsabilidades con su familia y padre que la ataban a una vida de lujos y prejuicios sin fin que cada día la moldeaban a volverse dura ante la crítica. ¿Cuando sería que cambiaría de contexto? Su curiosidad la había llevado a límites superiores de cualquier joven de su edad, hasta encuentros con criaturas de la noche y aun podía respirar para contarlo, pero aun así, sentía que a su vida le faltaba un poco más de peligro para sentirse viva porqué a la final, la meta de existir no era más que la búsqueda eterna de los 'Por qué' del universo.
Nymphea Von Mühlenbrock- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 28
Fecha de inscripción : 26/12/2015
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Rivalidad y poder (Nymphea Von Mühlenbrock)
-Vaya, vaya— anunció Klarion con apremió, dando por hecho que no necesitaba presentación, la mayoría de los hechiceros sabían quienes eran los Black y el poder que ejercían mediante su posición.
Salió de su escondite, del rincón que cubrían las cortinas de terciopelo rojo a los muros que daban forma al arco que servía como marco a la puerta de aquel apartado rincón.No era difícil para el hechicero discernir quien era o no uno de los suyos, bastaba con verlos a los ojos para determinarlo. Fue de esa manera como dio con la verdad de aquella mujer, Klarion hasta entonces había tenido una vida interesante que lo dotaban de experiencias, de las cuales, solo ocupaba las que fueran más adecuadas a su fines -Me pregunto si eres una oveja descarriada o una niña asustada— el joven hechicero se ría de la apariencia de la mujer que tenía frente de él. Toda la noche estuvo observándola con detenimiento, la había aborrecido desde que la admiró entre los invitados y pensó que quizás no se la toparía, no después de buscarla discretamente entre su circulo de amistades selectas recién hechas y no distinguir su ingenua mirada entre todas las demás. Fue en esos momentos cuando creyó haberse liberado de una visión tan perturbadora, odiaba a los que tenían poder y no lo usaban para nada más útil que hacer trucos de un simple mago de circo. Pero ella ni siquiera parecía ser capaz de hacer un truco inofensivo y menos después de que sus allegados le confirmaron en aquella interesante charla, el motivo de la celebración —Tan recatada- mencionó con cizaña -Aún no comprendo, como es que la magia es repartida… los ingenuos y encarcelados no deberían merecerla— caminó un poco más desde donde se hallaba, justo a la entrada hacia aquel balcón.
De hecho ese era el propósito por el que había llegado hasta ese rincón apartado, de pronto, el niño inquieto y ambicioso perdió el interés entre sus comensales, pocos eran lo que ofrecían y estaban dispuestas a dar lo que les pedía. Se había cansado de bailar y también de calentar el vino con la copa en mano, estaba esperando a alguien, una persona que pretendía ofrecer un interesante objeto, una reliquia mágica en donde depositar su poder. Pero el hombre aún estaba enfrascado en la conversación de otros magos y en conquista de jóvenes de pieles tersas y miradas traviesas, que en algún momento a Klarion también intentaron embaucarlo, por suerte aquello no funcionó, lo hostigaron tanto que se retiró a un lugar apartado y reírse del pecado de los hombres.
Klarion era quizás, el hombre menos interesado en ese tipo de relaciones, sus ambiciones sin límite consumían todo su tiempo y su energía. Negocios, dinero y poder era lo único que le importaba, no quería líos de faldas, ni amigos hipócritas, en soledad su trabajo era mucho más sencillo de ejecutar.
Se aproximó hacia un costado, sus manos se afianzaron de uno de la piedra que rodeaba aquel sitio, altivo como siempre, sin reparar un solo momento en la mujer que tenía al lado —Los verdaderos hechiceros no estamos para estas estúpidas fiestas, no veo porque participar de una ceremonia donde se ve claramente la dependencia humana y la debilidad de su especie, nosotros somos superiores, tenemos poder y el poder libera— media sonrisa se asomó en su rostro, con la mirada perdida en algún punto del lugar, no era en los jardines, tampoco era en la gente, era en su memoria donde el rostro joven se había impreso permanentemente, era una rivalidad completamente silenciosa —En fin, pequeño cordero…- se encogió de hombros falsamente resignado —No todos nacen para la excelencia en cuanto a la magia hay que referirse—.
Calló, palabras despectivas salieron de los labios de Klarion, gestos de desprecio se dibujaron en su rostro anguloso y de nariz puntiaguda, sus ojos adquirían una tonalidad gris, si, eso era un síntoma de que rivalizaba y odiaba sin conocer como siempre -¿Que esperas? ¡Ve con los simples mortales! y deja este territorio para mi solo— espetó violentamente, acostumbrado a que sus caprichos fueran cumplidos al pie de la letra, a que sus desplantes y reclamos no fueran contestados.
Salió de su escondite, del rincón que cubrían las cortinas de terciopelo rojo a los muros que daban forma al arco que servía como marco a la puerta de aquel apartado rincón.No era difícil para el hechicero discernir quien era o no uno de los suyos, bastaba con verlos a los ojos para determinarlo. Fue de esa manera como dio con la verdad de aquella mujer, Klarion hasta entonces había tenido una vida interesante que lo dotaban de experiencias, de las cuales, solo ocupaba las que fueran más adecuadas a su fines -Me pregunto si eres una oveja descarriada o una niña asustada— el joven hechicero se ría de la apariencia de la mujer que tenía frente de él. Toda la noche estuvo observándola con detenimiento, la había aborrecido desde que la admiró entre los invitados y pensó que quizás no se la toparía, no después de buscarla discretamente entre su circulo de amistades selectas recién hechas y no distinguir su ingenua mirada entre todas las demás. Fue en esos momentos cuando creyó haberse liberado de una visión tan perturbadora, odiaba a los que tenían poder y no lo usaban para nada más útil que hacer trucos de un simple mago de circo. Pero ella ni siquiera parecía ser capaz de hacer un truco inofensivo y menos después de que sus allegados le confirmaron en aquella interesante charla, el motivo de la celebración —Tan recatada- mencionó con cizaña -Aún no comprendo, como es que la magia es repartida… los ingenuos y encarcelados no deberían merecerla— caminó un poco más desde donde se hallaba, justo a la entrada hacia aquel balcón.
De hecho ese era el propósito por el que había llegado hasta ese rincón apartado, de pronto, el niño inquieto y ambicioso perdió el interés entre sus comensales, pocos eran lo que ofrecían y estaban dispuestas a dar lo que les pedía. Se había cansado de bailar y también de calentar el vino con la copa en mano, estaba esperando a alguien, una persona que pretendía ofrecer un interesante objeto, una reliquia mágica en donde depositar su poder. Pero el hombre aún estaba enfrascado en la conversación de otros magos y en conquista de jóvenes de pieles tersas y miradas traviesas, que en algún momento a Klarion también intentaron embaucarlo, por suerte aquello no funcionó, lo hostigaron tanto que se retiró a un lugar apartado y reírse del pecado de los hombres.
Klarion era quizás, el hombre menos interesado en ese tipo de relaciones, sus ambiciones sin límite consumían todo su tiempo y su energía. Negocios, dinero y poder era lo único que le importaba, no quería líos de faldas, ni amigos hipócritas, en soledad su trabajo era mucho más sencillo de ejecutar.
Se aproximó hacia un costado, sus manos se afianzaron de uno de la piedra que rodeaba aquel sitio, altivo como siempre, sin reparar un solo momento en la mujer que tenía al lado —Los verdaderos hechiceros no estamos para estas estúpidas fiestas, no veo porque participar de una ceremonia donde se ve claramente la dependencia humana y la debilidad de su especie, nosotros somos superiores, tenemos poder y el poder libera— media sonrisa se asomó en su rostro, con la mirada perdida en algún punto del lugar, no era en los jardines, tampoco era en la gente, era en su memoria donde el rostro joven se había impreso permanentemente, era una rivalidad completamente silenciosa —En fin, pequeño cordero…- se encogió de hombros falsamente resignado —No todos nacen para la excelencia en cuanto a la magia hay que referirse—.
Calló, palabras despectivas salieron de los labios de Klarion, gestos de desprecio se dibujaron en su rostro anguloso y de nariz puntiaguda, sus ojos adquirían una tonalidad gris, si, eso era un síntoma de que rivalizaba y odiaba sin conocer como siempre -¿Que esperas? ¡Ve con los simples mortales! y deja este territorio para mi solo— espetó violentamente, acostumbrado a que sus caprichos fueran cumplidos al pie de la letra, a que sus desplantes y reclamos no fueran contestados.
Klarion Svevo- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 33
Fecha de inscripción : 08/11/2014
Re: Rivalidad y poder (Nymphea Von Mühlenbrock)
No puedo dar un respingo cuando lo oyó a sus espaldas. Sus reflejos eran tan buenos como era su capacidad de crear ilusiones, pero en ese justo momento que decidía deshacerse de toda la barrera creada por sí misma, era impresionada por lo que parecía un joven con un serio problema de educación. Lo observo escudriñando cada parte de él por lo que se olvidó por completo que no poseía protección en sus pies.
Bajo la luz de la luna, el cabello del hombre hacia juego con los destellos plateados pues aunque este era de cabellos rubios, no eran como los del sol, parecían mas bien hilos blancos y muy delgados con una apariencia frágil que le daban aspecto impoluto. Una nariz larga y bastante prominente porque resaltaba tanto como lo hacían sus ojos azul eléctrico. Había mucho parecido entre sus ojos y su aura, y es que ambos eran severos pues su energía no ocultaba el conflicto cuando chocaba con la suya.
Se irguió por completo sin despegarse de donde estaba, además de que comenzaba a poner la barreras nuevamente para protegerse aunque no se sintiera amenazada, aun así, no quería darle largas algo que podía solucionarse por vía de la imposición como le había enseñado su padre. Como pudo y sin mucho movimiento, arreglo las enaguas de su vestido para que taparan la visibilidad de sus pies mientras se mantenía observándolo callada y este a su vez hablándole como si le diera la orden a un niño. Tuvo que evitar no sonreír, pues no quería que su familia tuviera un enfrentamiento o problema político de algún tipo entre familias por una simple burla al que ahora se encontraba más cerca de ella, por lo que se permitió detallarlo por última vez con más detenimiento encontrando el punto de quiebre que buscaba. La sonrisa pacífica en su rostro fluyo con rapidez como la corriente, pues no tenía duda alguna de lo que había descubierto y aun así se atrevía a pensar que si tal vez de ese rostro tan duro surgiera una sonrisa leve, sería aún más guapo.
- Mortales como tú y yo, mi Señor.-Hizo una pequeña reverencia en saludo pero no se retiró del lugar. Era temeraria y sabía cómo lidiar con ese tipo de situaciones por qué no era la primera vez, además tenía su carácter salvaje y orgullo que no la dejarían retirarse y formaban sus pies como plomos.- Respondiendo a lo anterior, pues supongo de qué tipo de excelencia se refiera, porque para lo que usted tal vez es una debilidad puede que otro encuentre una fortaleza a su... ¿Potencial?.-Se preguntó sin esconder la mordacidad de su tono de voz.- Las fiestas solo son eso, jolgorios con fines económicos realmente y los jóvenes como tú y como yo, somos los bienes a vender para pagarle las deudas a los acreedores.-Aparto un mechón de cabello rojo que empezaba a estorbarle en el rostro.- Que tengamos magia, solo es una pequeña bonificación para satisfacer las necesidades, pero no es a eso lo que quiero llegar, pues por mi parte me exento de todo eso porque yo no tengo precio, pero estoy segura que por lo que se escucha en las tardes de té y en las calles que alguna vez mis pies me han hecho transitar, como el cementerio; tu familia y tu cabeza si lo tiene. ¿Observas la diferencia? Tu lana si tiene precio y uno muy alto.
Bajo la luz de la luna, el cabello del hombre hacia juego con los destellos plateados pues aunque este era de cabellos rubios, no eran como los del sol, parecían mas bien hilos blancos y muy delgados con una apariencia frágil que le daban aspecto impoluto. Una nariz larga y bastante prominente porque resaltaba tanto como lo hacían sus ojos azul eléctrico. Había mucho parecido entre sus ojos y su aura, y es que ambos eran severos pues su energía no ocultaba el conflicto cuando chocaba con la suya.
Se irguió por completo sin despegarse de donde estaba, además de que comenzaba a poner la barreras nuevamente para protegerse aunque no se sintiera amenazada, aun así, no quería darle largas algo que podía solucionarse por vía de la imposición como le había enseñado su padre. Como pudo y sin mucho movimiento, arreglo las enaguas de su vestido para que taparan la visibilidad de sus pies mientras se mantenía observándolo callada y este a su vez hablándole como si le diera la orden a un niño. Tuvo que evitar no sonreír, pues no quería que su familia tuviera un enfrentamiento o problema político de algún tipo entre familias por una simple burla al que ahora se encontraba más cerca de ella, por lo que se permitió detallarlo por última vez con más detenimiento encontrando el punto de quiebre que buscaba. La sonrisa pacífica en su rostro fluyo con rapidez como la corriente, pues no tenía duda alguna de lo que había descubierto y aun así se atrevía a pensar que si tal vez de ese rostro tan duro surgiera una sonrisa leve, sería aún más guapo.
- Mortales como tú y yo, mi Señor.-Hizo una pequeña reverencia en saludo pero no se retiró del lugar. Era temeraria y sabía cómo lidiar con ese tipo de situaciones por qué no era la primera vez, además tenía su carácter salvaje y orgullo que no la dejarían retirarse y formaban sus pies como plomos.- Respondiendo a lo anterior, pues supongo de qué tipo de excelencia se refiera, porque para lo que usted tal vez es una debilidad puede que otro encuentre una fortaleza a su... ¿Potencial?.-Se preguntó sin esconder la mordacidad de su tono de voz.- Las fiestas solo son eso, jolgorios con fines económicos realmente y los jóvenes como tú y como yo, somos los bienes a vender para pagarle las deudas a los acreedores.-Aparto un mechón de cabello rojo que empezaba a estorbarle en el rostro.- Que tengamos magia, solo es una pequeña bonificación para satisfacer las necesidades, pero no es a eso lo que quiero llegar, pues por mi parte me exento de todo eso porque yo no tengo precio, pero estoy segura que por lo que se escucha en las tardes de té y en las calles que alguna vez mis pies me han hecho transitar, como el cementerio; tu familia y tu cabeza si lo tiene. ¿Observas la diferencia? Tu lana si tiene precio y uno muy alto.
Nymphea Von Mühlenbrock- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 28
Fecha de inscripción : 26/12/2015
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Temas similares
» Nymphea Von Mühlenbrock || ID
» Nymphea Von Mühlenbrock || RS<3
» Nymphea Von Mühlenbrock || ID
» A dance with the Devil [Privado] [Nymphea Von Mühlenbrock]
» Ausencia de Montague, Von Mûhlenbrock y Solovyov
» Nymphea Von Mühlenbrock || RS<3
» Nymphea Von Mühlenbrock || ID
» A dance with the Devil [Privado] [Nymphea Von Mühlenbrock]
» Ausencia de Montague, Von Mûhlenbrock y Solovyov
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour