¡Libertad! (Marienne Liniers) / ¡Revolución!

por **Carlos de Tucapel** Vie Ene 29, 2016 3:03 am

"Cuando los pueblos aprendan a darse la mano en vez de arrancarse los ojos como cuervos hambrientos, cuando los hombres aprendan a respetar el hogar del hermano frente a su familia, solo ese día, habrá paz en el mundo"
Tucapel Aukan - Toqui del Pueblo Mapuche

Había comenzado la verdadera guerra... los españoles habían convencido al parlamento chileno de utilizar toda la fuerza necesaria para acabar con las revueltas del pueblo mapuche y según entendemos, la de cualquier pueblo que se revele ante los negocios de la realeza española.
Solo ayer, frente a la fría lluvia de Temuco, se había fusilado a cuatro hermanos guerreros, dentro de los cuales se encontraba un hermano argentino, quienes venían luchando contra los esbirros españoles desde el Virreinato del Rio de la Plata y contra fuerzas inglesas quienes ya estaban poniendo sus garras en nuestros recursos y las del país vecino.
No pudimos hacer nada al respecto, si bien yo me encontraba de viaje en Francia por asuntos personales, la noticia de la caída de la comunidad Michimalonco me había dejado atónito, mi hermano se encontraba peleando en esas tierras... y si mi madre supiera que algo le paso a mi hermano, se moriría de pena o peor aun, tomaría las armas y lucharía contra el winca opresor.

Tome el primer barco en el puerto de Le Havre hacia América dispuesto a retomar el mando del pacto de los ocho pueblos, unión que se había gestado antes de mi partida al continente viejo, del cual me arrepiento de haber estado.
El pacto de los ocho pueblos era una unión donde eran participe gran parte de la zona sur de América, donde militaba en parte con los Pehuenches y Patagonicos de la zona argentina
Entre ellos estaban:
- Comunidad Araucana del Fuerte Villarica
- Comunidad Araucana del Temucuicui
- Comunidad Picunche del Michimalonco
- Comunidad Pehuenche del Picun Leufu
- Comunidad Pehuenche del Ancatruz
- Comunidad Patagonica del Usuhaía
- Comunidad Huilliche del Curruhuinca
- Comunidad Huilliche del Puel

Todos ellos conformaban según el pacto, los ocho pueblos que lucharían contra la intervención española en el centro sur de Chile y en las fronteras con nuestros hermanos argentinos y patagonicos y era necesario aclararlo puesto que la guerra nos venia encima, como siempre el español atacaba de manera cobarde y sanguinaria, entre ellos nos defenderíamos de peor manera, una con la que el winca no sabría como les llegaríamos.

- Hermanos, la tierra que el winca nos entrega manchada de sangre, se las quitaremos de la misma manera, deben comprender que ahora, más que nunca necesitamos toda la fuerza que la Ñuke Mapu nos da y que sepan que nuestros guerreros sudan la ira de cortar con el hacha de nuestros pueblos sus gargantas inquisidoras, que sepan que vengan los ejércitos enteros, que el español en 200 años aun no nos han podido derrotar y que la vida de nuestros hermanos sera pagada con sangre, cada uno de los españoles desgraciados que violaron a nuestras mujeres y asesinaron a nuestros hermanos, padres o hijos, serán enterrados en las bayonetas de sus armas y puesto frente a cada maldita ciudad winca, ¡prometo con mi vida y la ira que sucumbe ante ella que masacraré a cada español que se cruce en mi camino y sabrán lo que es el dolor y la venganza!

¡Por nuestros hermanos! -

- ¡¡¡Aiaiaiaiaiaiaiaiaiaiaiaiaiaiaiaiaaaaaaaaaaaaa!!! -

Sonaban los tambores de guerra como los gritos encolerizados de un pueblo que había sido diezmado por la avaricia del hombre blanco y con cada grito un español soñaba con su muerte, eramos miles los que estábamos dispuestos a morir por nuestra tierra y yo seria recordado como el terror del hombre blanco, como mi padre fue nombrado como uno de los toquis más sanguinarios de nuestra historia, el gran toqui Tucapel quien siguió la linea de Caupolican, hoy seria yo, con mi sangre roja como la tierra de mis ancestros, es que sacrificaríamos cada grito en un estandarte de guerra. Así habla Nehuen Tucapel... así habla el puma rojo del Temucuicui...

Hoy... comenzaba la revolución.

por **Selene Iriberry** Lun Feb 15, 2016 8:54 am

Cuando me lleve el destino
por otras huellas un día
cuando ansias de andar me alejen
de mis tardes amarillas
Iré cargando bagajes
de tristezas escondidas
y soledad de distancias
hincadas en mis pupilas...!

Autor:

Marienne, había escuchado a su tío hablar con Edmundo, aquel hombre que ademas de su amigo, eran prometidos en secreto. No podía estar mas preocupada, el cordobés, informaba que había llegado un chasqui desde el virreinato de Chile. Ramiro, el hermano mayor de su amado, había huido hacía un poco mas de cuatro año, se decía que había terminado aquerenciado a una mapuche, y que ya tenía dos pequeños. Pero eso no escandalizaba a Marienne, por el contrario, le parecía lo mas normal, - ¿acaso no somos iguales? tienen alma, sangran, sufren, lloran y luchan por lo que les pertenece... yo haría lo mismo - había dicho una noche cuando charlaba con su tio. El hombre, le había sonreído con un dejo de tristeza y bondad, como si le tuviera lastima por pensar de esa manera. Como siempre le había dejado expresar su postura, su opinión, pero mientras fuera en la intimidad de las cuatro paredes de su despacho. El Virrey no se sorprendió, mas le volvió a explicar, que mientras estuvieran sojuzgados por los españoles, los nativos tendrían que soportar el yugo y el desprecio de los extranjeros. - ¿y le parece lógico, moral o ético? ¿usted avala semejante trato salvaje e inmoral? - le había gritado, exasperada por las formas diplomáticas que siempre solía tener padrino, - no, claro que no, y por eso a pesar de las incursiones que arremeten los Tehuelches, en los campos del virreinato, intento no caer sobre ellos, y arreglar los entuertos siempre por la vía diplomática -, se justificó el hombre. Ella refunfuñó, como si estuviera llevando esa conversación en ese momento, aunque aquella discusión hubiera pasado ya hacía años, pero ahora tomaba mayor dimensión y cuerpo, tras las terribles noticias que trajera Edmundo.

Tuvo que sostenerse de un grueso tronco de algarrobo, un antiguo árbol que daba frescura en el patio de la servidumbre, en los fondos de la estancia. Su prometido había partido a Chile, a un lugar llamado Temuco, supuestamente, en busca del cuerpo de Ramiro, quien había sido fucilado por ayudar a mapuches involucrados en una revuelta. Conocía muy bien a Edmundo, él no volvería, no hasta que los responsables de la muerte de su hermano recibieran un castigo. - No, Edmundo, ¿que puedes hacer contra los malditos españoles? ademas, para los mapuches, tú también eres un winca - sollozo.

Faltaban muchas horas para que el sol saliera por el horizonte, cuando un jinete cruzaba las pampas, en dirección a la tierra de los arboles, de la caza, a la Nag Mapu, nadie podría creer que el jinete era una mujer, que corría detrás de un imposible, salvar a quien era dueño de su corazón.

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