[Flashback]Primer paso en París [priv.]

por **Amadeo VanderHoeven** Mar Mar 01, 2016 8:22 pm

“Aunque su cuerpo estaba en el infierno, su mente quería seguir en el paraíso”

Era extraño pensar que hace un día a esa misma hora muy lejos de allí estaba escribiendo una carta a su misterioso amigo de afuera de las paredes del monasterio, aquel que lleno su mente de sueños, ilusiones e ideas fascinantes de lo que era la vida fuera de aquel sagrado lugar. No odiaba aquel monasterio, desde siempre fue un fiel seguidor en el rebaño de Dios, nunca tuvo la necesidad de dudar sobre el amor de Dios sobre sus creaciones, sobre todo ante aquellos que eran pequeños, Dios perdonaba pero a su vez también podía castigar… entonces se preguntaba cual había sido su pecado. ¿Escapar solo para disfrutar un día de libertad había sido una ofensa tan grande para tener que sufrir aque destino?, no podía pensar otra cosa… apenas puso un pie fuera del monasterio el mundo que tanto deseo conocer se desvaneció ante sus ojos para ser cambiado por un lugar oscuro, pequeño y con un horrible aroma a humedad, no le alimentaron, no le dirigieron la palabra ni siquiera sabía a donde se dirigían.

Viajaron día y noche, se durmió por el agotamiento pero al despertar la tortura fue el simple pensamiento de que todo había sido real, estaba lejos que su amada Italia en un lugar desconocido, no entendía el idioma, solo sabía Italiano y algo de latín, era algo obvio pero esto no evitaba que los hombres le gritaran, cuando le bajaron del transporte donde le llevaban fue para meterlo en un sótano bastante sucio, húmedo de igual forma que el lugar anterior pero aquí habían más chicos, ademas de chicas, entre las edades de 12 a 16.

Por suerte encontró a uno que hablaba Italiano y algo de Francés, lo más claro era que los habían secuestrado… y la razón, según el chico le contó, era para venderlos tal como si fueran mercadería. Algunos tendrían “suerte” y acabarían de sirvientes en hogares, otros trabajando en campos o en construcciones vigilados ya que ese dinero sería para sus captores, también habrían chicos que si demostraban tener algún talento los intentarían llevar devuelta a Italia para volverlos eunucos para cantar en la opera y los que tienen menos suerte acabarían en burdeles donde su destino en realidad era muy incierto.

Y fue como si Dios le diera la espalda, pues en el ultimo lugar fue donde acabo. Una mañana le echaron unos baldes de agua encima para luego vestirle, debía verse presentable y las ropas que le pusieron parecían de otro mundo, la moda veneciana era muy distinta a la francesa… ademas comparando lo asqueroso que era ese lugar lleno de humedad, ratas y cucarachas no parecía que esas ropas provinieran de los mismos captores que le tenían allí encerrado… pero era de esperarse, no puedes vender “cosas” que no estén presentables… porque como personas no les veían.

Le subieron a un transporte que no conocía, no veía carruajes italianos, no sabía diferenciarlos pero era claro que la pomposidad Francesa era evidente, las mujeres iban perfumadas desde la punta de los pies hasta la parte más alta de sus peinados que parecían edificios sobre sus cabezas, vestían vestidos ostentosos y llenos de encajes, dudaba que esas prendas pesaran menos de 5 kilos. En el camino le dieron un sin fin de ordenes que realmente no entendía más que algunas palabras que las sentía como las del latín pero dudaba que tuvieran el mismo significado.

Acabaron por llegar a un edificio que se encontraba al parecer en ese quiebre… aquel que unía los lugares lujosos, elegantes y donde se veían las personas más extravagantes que había visto en su vida a el lugar donde la moda no se diferenciaba mucho a la que portaban las mujeres y hombres en Italia el día que asistían a la misa. Le bajaron he hicieron entrar por una puerta trasera, Amadeo estaba sin duda muy despierto para la hora que era… apenas había salido el sol hace muy poco pero seguía con el horario italiano en realidad. El interior de aquel edificio se asimilada completamente a los vestidos de las mujeres de afuera, llamativo, pomposo pero con un aire bastante adulto, donde el sensual color rojo se apoderaba casi de todo, a la vista se veía como un lugar cálido, cumplía su finalidad a la vista. Sus captores hablaron un largo rato con quien parecía ser el dueño del lugar hasta que se fueron y le dejaron allí en la nada… a medida que avanzaban los minutos aquella persona le examino de pies a cabeza a la vista de algunas chicas y chicos que pasaban por allí… estaba algo nervioso, no entendía sus indicaciones y en realidad solo deseaba escapar pero no sería facil, ademas… si escapaba ¿a donde iria?

por **Micaela Lamberg** Jue Mar 24, 2016 9:39 pm

Había tenido una noche realmente agitada se podría decir, solo recordar me hacia la piel de gallina. Eso sucede cuando encuentras a alguien amable que te hace sentir cosa que nunca habías sentido antes, esa noche fue una de ellas. Se había quedado dormir junto al hombre con el cual paso una noche asombrosa y soñada, se levanto mientras él se vestía ella se pose una bata de seda.
Cuando ambos están listos salen de la habitación y bajan juntos las escaleras, ambos caminan a la salida principal, ella le da un beso en la mejilla de despidida y lo invita a volver si así lo quiere. Bueno después de despedirlo se fue caminando hasta la cocina, mientras caminaba hacia allá se abre la puerta trasera donde uno comerciante traían a un grupo de chicos y chicas, dicho hombre comenzó a hablar con el dueño, ella se detuvo un instante. “Pobres inocentes lo que les espera”pensó hacia adentro mientras miraba a los nuevos integrantes del burdel y se acerco a uno de los chicos, era rubio de cabello ondulado y lo miro por su cara algo la hizo acordarse cuando llego ella a trabajar de cortesana. Hola, bienvenido- Le dice con ternura y amablemente .

por **Amadeo VanderHoeven** Dom Jun 12, 2016 11:33 pm

Quería morir, Dios le había dado la espalda. No sabía si tendría escapatoria, si ese era su castigo… incluso parecía algo completamente planeado. Tenía frió, no dudaba que tal vez se enfermaría y eso no le parecía un mal destino…. Todos decían cosas escalofriantes del burdel y antes de vivirlas prefería morir. No quería observar a la cara a las nuevas persona que le tendrían allí, de alguna manera quería sentirse y ser invisible, por lo que cerró los ojos con fuerza y sin saber cuánto paso a su alrededor solo escucho una voz que parecía dirigirse a él. Abrió los ojos un poco y ya no había nadie más que una chica y él.

Ella hablaba francés, un idioma que poco y nada comprendía, tan solo le observo. No se veía como las religiosas ni de lejos, era una muchacha hermosa, mayor de lo que él mismo era… pero no se veía como una adulta – Ciao… - susurro temeroso mientras ladeaba un poco el rostro, él mismo tenía los ojos rojos por no haber dormido casi nada, estando alerta por lo que podría ocurrir con todo lo que le rodeaba, estaba agotado, pero no se sentía seguro aun para bajar la guardia ante nada- Yo… ehmmm, Amadeo… e tu?- acabo por preguntarle, mientras restregaba sus ojos celestes, estaba de un pálido enfermizo pero de a poco recuperaba su color normal, tal vez porque su corazón se había tranquilizado un poco.

Observo mejor la infraestructura y se paseó un poco sin alejarse mucho de la muchacha – Que… esto, esto lugar?- dijo intentando hablar el idioma de la muchacha pero obviamente no lo hacía nada bien – ¿qué ellos de mí? – le pregunto mientras sentía que no podía contener el llanto, quería volver a su hogar, no entendía que querían ellos de él, ¿Para limpiar?... ¿Para qué más serviría?, era solo un muchacho que nada había aprendido de sexo en el monasterio.

por **Micaela Lamberg** Sáb Jun 25, 2016 2:05 pm

Seguía observando a los al joven que le había llamado la atención, estaba temeroso y angustiado. Solo bastaba ver su rostro y sus ojos rojos del llanto que le estaba provocando el estar en un lugar desconocido y escalofriante para quién pisaba por primera vez el Burdel de Paris. Este era un lugar frio, los colores eran oscuros pero en las noches este cambia, se tornaba luminoso, porque venían los hombres y mujeres más ricos de Paris. Ella había visto ricos donde dejaban buenas cantidades de dinero por una noche inolvidable.
También estaban los que se propasaban sin medida, había de todos y para todos los gustos. Pero ahora solo quería saber sobre el joven que estaba ahí, sin saber que hacía en dicho lugar, lo ve que se acerca a ella. No era francés lo noto cuando la saludo, era italiano. Había estado ya con algunos adinerados italianos por lo tanto entendía algo de su idioma.
Salut- lo saluda con una media sonrisa ya que él no estaba de ánimo en esos momentos pero ya se irá acostumbrando a este lugar y a los clientes. Milagros, un placer conocerte Amadeo- le responde de igual forma al joven que se refregaba los ojos celestes, estaba pálido pero luego comenzó a recuperar su color natural porque su corazón se estaba calmando. Lo observo caminar por el lugar y luego le pregunto que era ese lugar-Es el burdel de Paris- le dice mientras escuchaba las palabras del chico- Vas a trabajar, quizás de barman o cortesano- le dijo sin haber a ciencia cierta de que haría en el burdel pero seguro que sería un cortesano por el porte que tenia, seguro que muchas mujeres pagarían muy bien por una noche con él.

por **Amadeo VanderHoeven** Jue Oct 13, 2016 11:20 pm

No había conocido nunca nada fuera de las paredes del monasterio. Muros gruesos y salones espaciosos con mucho eco para el momento de dar la misa, su único contacto con personas del exterior habían sido un par de cartas, cuando oraban en las capillas y en las misas que se daban todas las semanas. Dudaba haber tenido a una mujer así de cerca en su vida, y eso era mucho decir pues esta estaba solo observándole a una distancia prudente. No entendía la finalidad de ese recinto pero pronto lo descubriría de mala forma - ¿Burdel? – pregunto con calma, en las paredes buscaba algún símbolo sagrado como una cruz, pero no había nada de ee estilo en aquel lugar, solo papel oscuro adornando las murallas, los sacerdotes solían decir que el rojo era el color de la lujuria y en ese lugar parecía abundar desde los sofás a algunos adornos. ¿Cómo lograría regresar a Italia?, solo quería ver el mar… ese había sido su único deseo y ahora estaba sumido en una pesadilla, volvió su mirada a aquella mujer por un momento - ¿Barman?, ¿Cortesano? – oficios de los cuales nunca había escuchado… aunque la última palabra de sonaba conocida se parecía a “cortigiana” que en Italia eran las mujeres u hombres que vivian de su cuerpo, no eran muy bien vistas y los sacerdotes solían decir que si no se arrepentían de sus pecados y buscaban el camino de Dios arderían en el infierno… por su parte jamás creyó en el infierno pero si en la maldad netamente humana – Debo volver… a Italia... – Susurro para sí mismo mientras buscaba por los rincones una forma de salir - ¿Estamos encerrados, Milagros? ¿A ti también te obligaron a venir aquí? -

por **Micaela Lamberg** Lun Oct 24, 2016 10:49 pm

La ambientación del lugar era rojo empezando por las paredes luego los sillones son del mismo color. Había caidel en el centro colgado del techo donde se podía ver los cristales blancos que brillaban con la luz de las velas. Había candelabros de pies por todos lados para iluminar todo el lugar y en el segundo piso también. Estábamos en la sala principal donde estaban otros también. Tendría que explicarle de que se trataría el trabajo que haría en el burdel pero seria de a poco ya que estaba bastante desorientado ya que venía de otras tierras.
Un Barman sirve las bebidas en el bar que esta allá- señala con el dedo el bar que se encontraba a lo largo de una pared donde se podía ver las botellas de vinos, whisky, ron y otras bebidas más. Eran de la más alta calidad ya que venían señores y señoritas de todas las clases sociales. De cortesano es trabajar con tu cuerpo por un dinero que algún cliente haya pagado por una noche, pero quizás alguno pida exclusividad, no lo sé.

Al escuchar sus últimas preguntas, sonreí amablemente porque solo me hizo recordar que estaba allí para ayudar a sus padres con algo de dinero, recordó el campo donde vivió feliz toda su niñez, y que casi no iba a el campo. Al principio estaba contenta de bailar aquí para entretener a los clientes pero solo con uno me he acostado, luego solo baile y baile hasta ahora-
Le dijo sonriendo de medio lado mirándolo a los ojos para luego decirle que tenía razón- Si ya es agobiante hacer todas las noches la misma rutina- solo mira hacia abajo y apoyo su codo sobre la mesa apoyando su cabeza en su mano.

por **Amadeo VanderHoeven** Lun Dic 05, 2016 9:52 pm

“¿De qué te sirve una enorme fuerza si no hay belleza en tu vida? “

Amadeo había pasado toda su vida entre grandes murallas, la palabra de Dios era lo único respetable y a su vez lo único que comandaba su vida. Aprendió a leer y escribir porque vivir en el monasterio le aseguraba que sería una persona culta, su destino estaba ligado a Dios y en cosa de segundos estaba en aquel lugar… donde solían decir que Dios apartaba su mirada ya que todo era profano. Los sacerdotes no dejaban entrar a personas que ejercían la prostitución a las iglesias de Italia… el Vaticano era muy estricto con todo tipo de acto indebido… si se quedaba allí aunque fuera una noche… jamás podría volver con la frente en alto a su hogar.

La chica le explicaba en qué consistía el trabajo en aquel lugar, él no sabía de tragos, de bailar y mucho menos sobre acostarse con “clientes”. Las iglesias solían tener colores claros que intentaran simbolizar la pureza, nulas veces se podía ver el color negro o rojo dominado parte de lo que era la decoración de estos lugares sagrados, pero ahora parecía estar en la iglesia del infierno, donde todos los pecados eran permitidos – SI me quedo aquí iré al infierno… - susurro. No podían pedirle mucho más, había crecido bajo una estricta doctrina donde no sabía mucho del mundo, si sus palabras condenaban al resto de personas que le rodeaban generando un odio en ellos no lo hacía realmente con una mala intención, había crecido rodeado de aquello. Sentía que volvería a llorar pues su cuerpo temblaba de a poco, le habían hecho temer del infierno y de pecar, ¿Pero que podía hacer si Dios le había llevado a aquel lugar?

-Yo no puedo quedarme aquí, debo irme… - además era tan pequeño aun, era solo un niño. ¿Cómo podrían mantener a un niño en ese horrible lugar?. Era una burla para todo lo que había aprendido, el peor de los castigos, pero nadie podía salvarlo, nisiquiera su propia fe, pues ya estaba marcado con tinta que había sido vendido, paso de ser una persona a ser una propiedad y en unas cuantas palabras en un papel parecía haber perdido su alma.

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