Krištof Novak

Habilidades. Sigilo, sentidos aumentados, buenos reflejos, agilidad, flexibilidad, velocidad y fuerza sobrehumana. 1. Sanación acelerada. Habilidad para sanar rápidamente heridas y contusiones no tan graves (esto no aplica al desmembramiento, si les arrancan un brazo, el brazo no volverá a crecer). El tiempo de recuperación varía según el personaje y la gravedad de la herida o lesión. Cuando se trata de balas de plata o fuego pueden morir si las heridas son muy graves. 2. Percepción del aura. Habilidad para ver las auras de otros seres, cuyos colores indican su humor, identidad y nivel de hostilidad, de este modo saben si están bajo amenaza. Este poder también les permite reconocer a otros vampiros e identificar a los licántropos gracias a su aura colorada y su característico olor. 3. Telepatía. Habilidad para sondear los pensamientos superficiales de cualquier sujeto cercano y escucharlos como escucharía hablar a esa persona. Con el tiempo suficiente, puede enterarse casi de cualquier cosa sobre el sujeto. 4. Ilusión. Capacidad para alterar la relativamente la realidad por medio de alguna ilusión, algo no real para confundir a las personas. 5. Inflingir dolor por medio de la mente. Capacidad que consiste en infringir dolor a una persona. Esto sólo funciona por medio de la concentración mental y el contacto visual.


Autoexigente. Perfeccionista. Estricto. Para Krištof no existen puntos intermedios. Es todo o nada, bueno o malo. Te tratará como quiera tratarte y si tienes un problema con ello, no te preocupes, lo hará desaparecer al instante. Su tono de voz siempre es despectivo. En cuanto abra la boca – algo que no suele hacer con frecuencia – lo hará para señalarte que en su cadena, eres el último eslabón. Confía sólo en sí mismo y en su melliza o, al menos, lo hacía. Nadie es capaz de ser el guardián de toda esa oscuridad que deja tras su andar. Krištof es el comandante de los laberintos, el lugar al que el enemigo ingresa con la esperanza de salir cuerdo o vivo. Lo que no saben es que él ya conoce todas las posibles salidas, que respira sobre sus cuellos para desesperarlos, bloqueando los caminos para arrinconarlos, satisfaciendo su libido con la esperanza que crece cuando lo ven aparecer. Ruegos. ¡Ah! Son la nana para sus demonios, quienes lo han incapacitado para sentir piedad o remordimiento. Es cruel, tan malditamente cruel que haría que empuñes la daga para matar aquello que más amas antes de obligarte a mutilarte. Novak es el felino que juega con su presa antes de darle caza. En el juego del gato y el ratón, siempre es el gato. No hay juego con el que más disfrute que ese. Puede pasar su tiempo manipulando y elogiando antes de quitarse la máscara y revelar que, mientras él tiene siete vidas para malgastar, la tuya se ha terminado.

La traición es su firma. Tiene muchos enemigos por esa razón. Una vez que has sido todo lo útil que puedes ser, Krištof se lava las manos dejándote atrás. Todo lo ve, todo lo escucha y todo lo archiva. Nada y lo que es mejor, nadie, se le escapa. Si te dejo ir mira sobre tu hombro. ¿Nada? Vuelve a mirar. ¿Aún nada? Ah. Ahí está. Has chocado de bruces contra él. Exacto. No hay sitio lo demasiado seguro donde puedas esconderte. Teme del aire que te golpea, de la Luna que te vigila, de las sombras que te cubren. Una vez en su lista negra no hay forma de que salgas de ella, al menos no con todas tus extremidades en su sitio o peor aún, vivo. De sangre fría, se sentará sobre el charco de sangre que él mismo ha provocado al lastimarte para ser el invitado especial mientras la muerte te ronda. Krištof es una trampa andante. Caminas al lado de ella sin saber en qué momento cederá bajo tu peso. Descuida. Para ti, por ti, él no da ningún paso en falso. Recuerda. Es extremadamente perfeccionista. Si te sonríe, si te habla, si te engaña es por que hay una razón tras ello. Si caes es porque así lo ha decidido. Al final son sus manos las que pueden evitar que caigas después que te haya empujado.

Arisco. Inteligente. Intenso. Hipócrita. Egocéntrico. Misterioso. Altanero. Cínico. Perfeccionista. Déspota. Frío. Sombrío. Violento. Mortal. Temerario. Calculador. Perseverante. Malévolo. Misterioso. Vengativo. Rencoroso. Manipulador. Creativo. Sarcástico.


Los cazadores, como Oldrich Novak, nunca se enamoran, pues saben que el amor es una debilidad. Su matrimonio con Helena Vlašic, había sido tan común como cualquier otro. Le había dado tres hijos: Deimos, Neža y Krištof; los dos últimos mellizos. Él se encargó de entrenar al mayor cuando tuvo edad para soportar sus exigencias, pero antes de que sus otros hijos pudiesen unírseles, Oldrich hizo lo impensable: se enamoró de quien debía asesinar. Alexandra, era su nombre. Una mujer convertida en vampiro hacía más de trescientos años, que disfrutaba de los placeres de la carne y veía, en el experto cazador, un trofeo más para degustar y coleccionar. La belleza de la pelirroja, había vuelto loco de obsesión al señor Novak que, cuando ésta le pidió que le entregara a su mujer como prueba de su devoción, no se lo pensó. Una noche, simplemente la dejó entrar a su casa y jugar con ella. Krištof, se escabullía al cuarto de su melliza cuando vio a la mujer en el pasillo. Alexandra le había mostrado los colmillos, sólo para un segundo después, hacer un gesto para que guardase silencio. La llegada de su padre, ordenándole que volviese a su cuarto, fue suficiente para hacerlo salir de trance. Esa noche, sería la última en que el pequeño rubio, estuviese ignorante de los sobrenaturales y viese a su madre.

Los años pasaron, pero Krištof nunca olvidó. Alexandra se había marchado unas noches después de la muerte de Helena, dejando a su padre hundido en su miseria. Oldrich cogió un renovado odio hacia esa especie y, cuando su hijo menor le reclamó sobre lo que había visto, él alegó que había sido obligado por la persuasión; que nunca quiso hacer daño a su mujer. Krištof quería creerle, pero la duda siempre lo mortificó. El tiempo demostró que los mellizos eran imparables. Hacían una excelente dupla en el campo. El rubio amaba a su hermana más que nada y disfrutaba cubriéndole las espaldas, cuando no estaban metiéndose en líos. La camaradería entre ellos, sin embargo, corroía de envidia a Deimos. Odiaba que su padre pusiese interés en éstos últimos, ofreciéndoles elogios por sus estrategias y su rápido actuar. Por esas fechas, Krištof también se enamoró de un miembro de la Santa Inquisición. Neža y él, habían encontrado a Milena en medio de una sangrienta batalla, misma que había estado a punto de vencer. El orgullo de la joven, nunca se lo habría permitido reconocer, pero sin su intervención, habría muerto. Milena se había negado a casarse, pero dos años después, la llegada de un nuevo miembro a la familia le hizo replantearse cuáles eran sus prioridades y; para dicha del rubio, prefirió darle un apellido a su hijo.

Dušan había cumplido los doce años cuando Alexandra volvió a aparecer en sus vidas. Esa noche, Krištof le había llevado a casa de su padre ante su insistencia. Un maldito error de su parte. No importaba que viviesen cerca, ese momento del día era peligroso para cualquier mortal; especialmente para un niño. La escena que les recibió fue brutal. Su melliza, estaba recibiendo sangre de la muñeca de su padre. Como si eso no fuese suficiente prueba, los colmillos alargados de Deimos y Oldrich dejaron en claro qué eran. El cazador instó a su hijo a correr, pero su hermano cerró el paso. – Cuando todo esto termine, me lo agradecerán. – Era la voz de su padre, pero un grito desgarrador de la garganta de su melliza, fue lo que atrajo su atención. – Dušan, no te muevas. – Exigió Krištof. Si actuaban como la presa, ellos actuarían como los predadores que eran. – Luego tú convertirás a Milena. Vivirán por siempre. Seremos más fuertes. – El rubio sabía que poco podía hacer contra dos vampiros, sobre todo con su hijo en medio de la refriega. Sucedió todo muy rápido. El grito de dolor de Dušan se unió al de Neža, cuando Deimos le mordió en la garganta, succionando con fuerza. Antes de que él pudiese hacer algo, fue sometido por su padre, de la misma forma. – Bebe y despierta a tu nueva vida. – Mientras que Krištof se negaba a hacerlo, vio a su hijo acceder. La decisión fue tomada.

Milena murió a manos de su hijo aunque, Krištof se dijo que no había sido su culpa. Su sed era imposible de satisfacer, sería doblemente peor para un niño. Su pérdida lo volvió diferente, quizás mucho antes, cuando Oldrich le cambió a la fuerza. Abrazó su renacer en las tinieblas, asesinando y bebiendo hasta hastiarse. No le importaban las vidas que se perdían en sus manos. Cuidaba de Dušan que, lejos de odiar lo que era, parecía disfrutar con sus nuevas habilidades. Deimos no tardó en ponerlo en su contra. Su hijo prefería seguir al mayor de los Novak, pues éste no le ponía peros cuando se alimentaba. Ese fue el error de Krištof, ver a Dušan como el niño que aparentaba ser y no como el hombre que realmente era. A pesar de que los años pasaban, la mente de su hijo absorbía conocimientos, se hizo viejo. Y una noche, cuando le atrajo una joven vampiresa que sólo podía verlo como un niño, Dušan enloqueció. Mató a varios inocentes durante semanas. Krištof pensó que se le pasaría, que era una rabieta, hasta que se vio obligado a ponerle fin a ello. Aburrido de la vida, de la eternidad que se le presentaba y tras aceptar que su hijo había cambiado, le hizo una petición a su melliza. Los pondrían a dormir para siempre. Ella se aseguraría de que nadie profanara sus tumbas y también, se encargaría de alimentar la tierra para abastecer sus cuerpos lo suficiente. Y así fue, hasta ahora.  


✖ Odia el concepto de eternidad e inmortalidad, por lo que ayudaba a muchos vampiros a desaparecer. Sin el consentimiento de ellos, por supuesto.
✖ Cazar vampiros era su hobbie. No podía ir contra los cazadores, siendo tan débiles.
✖ Se suponía que Dušan y él dormirían por siempre, ahora exige respuestas.
✖ Nunca fue bueno alimentándose, probablemente, eso se puso peor tras pasar más de quinientos años enterrado.
✖ Tiene un enorme halcón tatuado en la espalda, un recuerdo de su vida como cazador. Todos los Novak poseen uno, excepto su hijo.
✖ Dušan tiene doce años aparente, pero la misma edad que él como vampiro. Posee una mente sagaz y retorcida. Harías bien en no confiar en lo que ves.