NEŽA NOVAK

Historia

Con pausada lentitud se deslizaban las gotas del espeso líquido carmesí desde la herida abierta en la pálida muñeca hasta la ruinosa y seca boca de lo que en antaño fuese un ser viviente. Vida y muerte, resurrección otorgada por medio de un elixir tan poderoso como viciado. Muchos años atrás ella misma había jurado no hacerlo, por todo lo que aún le importaba prometió dejarle en paz, pero las promesas se debilitaban con el tiempo y sus propias necesidades reclamaban por la satisfacción que solo aquel que yacía en la mohosa y oscura cripta podía ofrecerle. Poco le importaba el sufrimiento ajeno desde que viese cumplidos sus deseos. La sangre corrió un tiempo más, ella se aseguraba de mantener la herida abierta hasta que su propia humedad brindara suavidad a los miembros resecos. – Krištof, vuelve a mí – susurraba con la cálida voz de una amante o una madre – Te necesito… Krištof, vuelve a mí – una mentira disfrazada de verdad ¿o era acaso una verdad matizada de falsedad? Incluso para ella era difícil explicarlo. Le quería y le aborrecía, le necesitaba pero al mismo tiempo procuraba causarle dolor en cuanto lo tenía al alcance de su mano – Krištof, despierta –

Memories… deep in a day of his death:

Su historia empezó muchos siglos atrás y podría haber pasado al olvido como tantas otras de no ser por las maquinaciones y la obsesión por el poder de Oldrich, su padre. Ella nunca llegó a enterarse de como inició todo, no le importaban los detalles de la transformación de su progenitor ni las razones que le impulsaron a arrastrar a la oscuridad a toda su prole humana con él. Deimos, su hermano mayor, Krištof, su mellizo, Dušan su sobrino y ella misma se vieron forzados a tomar el camino de la maldad sin la posibilidad de elegir o decidir al respecto. Podría haberle odiado por ello, bien sabía que en alguna medida sus hermanos lo hacían, pero en su lugar Neža prefirió alargar los brazos y abrazar los beneficios de su nueva existencia. Se parecía en algunos aspectos a Oldrich, el poder la embelesaba y después de verse forzada a tragar la sangre maldita se descubrió formando parte de un grupo superior, una posición de perfección que rayaba con lo divino ¿Cómo indignarse por eso? Era más de lo que jamás hubiese podido desear. El mundo se desplegaba ante sí como un mar de posibilidades infinitas donde ninguna barrera ética o moral podría causarle mella y con solo una norma imperante: la familia primero.

Su marido fue el primer sacrificio, la ofrenda inicial y el símbolo de su perdida humanidad. Su sangre alimentó su cuerpo como la muerte su espíritu. Su cuerpo le ofreció el éxtasis que nunca le había podido dar en el lecho y su último aliento inflamó el ego de la mujer hasta límites insospechados. El amor que sintió en algún momento le pareció entonces pueril y ridículo, nada en comparación con la energía que la expiración traía en sus manos. Podría haberle trasformado pero no se conformaría con aquel pobre despojo ahora. Encontraría nuevos caminos, unos en los que ella y solo ella marcara la pauta, unos en los que buscaría satisfacer el hambre profunda de sus más viles deseos. Y así fue durante lo que viven tres generaciones humanas. El tiempo debería haber insuflado en la rubia un poco de la humildad que tanto necesitaba pero, de hecho, siglo tras siglo solo se fortalecía su soberbia.

Y entonces ocurrió lo impensable. Su mellizo, su más preciado amigo y confidente, su mentor en cuanto a realidad y ancla con las moderaciones necesarias para la supervivencia, decidió abandonarla en medio de la perpetua oscuridad. Y no contento con la dolorosa separación añadió más sal a la herida arrastrando consigo a Dušan. Le entendía, si, aunque no llegase a compartir sus sentimientos. Era demasiado lo que había por ver y experimentar, ella no podía cansarse de observar la luna noche tras noche. Contra su voluntad se vio obligada a ayudarle, a prometerle, a custodiar su morada como el guardián que reniega de su labor pero que inevitablemente cumple con su deber debido a una lealtad tan firme como incomprensible.

Memories… I took a step outside an innocent hear:

Durante mucho tiempo Neža intentó que Deimos llenara el vacío que dejaron Krištof y Dušan. Se volvieron más cercanos, sí, pero el primogénito no era un remplazo apropiado. Tal vez fuese por la cercanía que solo el compartir un vientre puede dar, tal vez fuese por la exagerada atención que Neža siempre consiguió de parte de todos los que la rodeaban, la apabullante seguridad que Krištof emanaba o el que Deimos cargara sobre sí un aura de celos enfermizos por su propia sangre, no importaba, el hecho es que le era imposible complacer completamente a su hermana.

Cinco siglos pasaron hasta que el tedio colmó la paciencia de Neža y, en medio de la irreflexión propia de la vampiresa, decidió poner fin a su hastío aunque aquello significara faltar a su palabra. Y sería justamente Deimos la excusa perfecta. Le acusaría de crímenes ficticios y abominables, se aprovecharía de los celos y el rencor existente entre los dos para despertar a su mellizo, instigaría a Krištof a levantarse por el bien común y luego se sentaría a contemplar la puesta en escena. Su padre, Oldrich, no debía enterarse, so pena de que la ira fuese descargada sobre su lustrosa cabellera. El que se tratase de embustes tampoco importaba, estarían los dos vampiros tan ocupados odiándose uno al otro que no tratarían de esclarecer la situación. Más de ocho siglos de vida no habían bastado para que la mal criada mente de la rubia pudiese observar más allá de sus propios deseos, que pudiese calcular con objetividad las posibles consecuencias de sus actos egoístas. Ahora estaba decidida a despertar del letargo a su hermano y a su sobrino solo para tener algo interesante con que entretenerse sin contemplar el impacto que este acto podría causar en la relación. Además, muy seguramente con el paso de los años conseguiría que Krištof le perdonara la pequeña broma suponiendo, claro, que algún día se enterase de la verdad.

Habilidades/Poderes

Descripción psicológica

Descripción Física

Otros datos