AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Cumpliendo las obligaciones [Privado]
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Cumpliendo las obligaciones [Privado]
Teatro || 18:00 horas || Templado
Anuda el nudo de su moño para terminar con el atuendo, no le gusta tener que cumplir con ciertas obligaciones que implicaba el hecho de ser un Duque, un hombre de negocios y alguien al que las mujeres le están pululando como abejas en un panal. Lo último era lo más complicado de todo, porque a veces ser educado era mal interpretado, pero era peor cuando se generaba alguna descortesía, eso de encontrar el punto exacto a Esteban le podía causar el quererse desquiciar, quizá en un momento viera que era mejor tener un hijo, pero por ese instante no se veía como un recto padre de familia.
Hacía un par de noches que había recibido la atenta invitación de una mujer dueña de una compañía teatral para asistir a una de las obras que ella producía, aquello le hizo encender las alarmas, no quería líos, en verdad no los toleraba, era como algo a lo que tenía cierta aversión, lo que le provocaba cierto "picazón". Había mandado a Gastón por una mujer para que fungiera como la respectiva acompañante, aquello haría que la otra retrocediera, era ponerle un alto, aunque de la forma más amable posible.
Cuando el carruaje llegó a su casa, salió de ahí para no perder demasiado tiempo en el camino, no le gustaba llegar tarde, pero sólo el tiempo justo para hablar lo necesario, los saludos cordiales, irse en cuanto la obra terminara, así no habría que dar demasiadas explicaciones, era lo que mejor se le ocurría en aquél momento. -Buenas noches, señorita.- Saludó con una reverencia, mientras tomaba la mano de la mujer dejando un beso en el dorso de su mano. -Debo decir que se ve perfecta, gracias por la compañía.- él generalmente no se encargaba del dinero, era un tema que siempre prefería dejárselo a Gastón, a él todavía le daba un poco de engorro tener que ver todo por su cuenta, después de todo por eso había sirvientes.
-Si gusta después de la velada, le puedo invitar a cenar, no sé de qué vaya a tratar la obra, si se aburre me lo puede decir sin ningún problema.- siempre era demasiado accesible, a pesar de poder permitirse cualquier capricho, prefería tener a todo mundo contento, era una manera de asegurarse de que las cosas saldrían lo mejor posible. No había que decir nada de la confidencialidad, de no hablar demás, era otro tema del que se encargaba su sirviente, así las cosas, todo era más fácil para él.
Esteban Valenzuela- Realeza Española
- Mensajes : 62
Fecha de inscripción : 29/02/2016
Re: Cumpliendo las obligaciones [Privado]
Uno a uno eran atados los cordones del corsé que ajustaba la silueta femenina hasta la muerte, solo que esta vez valía la pena aquel esfuerzo por usar tan ajustada prenda. Horas antes había llegado al burdel un hombre en busca de una joven para su “señor” el cual pagaría el precio que fuera por tener la compañía de la dama durante la noche en un evento algo de clase, lastimosamente la mayoría de mujeres de aquellos antros no comprende la exquisitez del arte que no sea el abrir las piernas y recibir monedas por ello.
Oía todo desde el piso superior, la conversación se volvía poco a poco en algo como una demanda superficial y poco asertiva, reí por el simple hecho de saber lo que haría aquella mujer, le mentiría con alguna de las jovencitas, que sería amaestrada para solo asentir y estar callada, detestaba esa clase de actuación así que opte por tomar la delantera. Me acerqué al muchacho aceptando la propuesta, claro que no debía el saber ni mi nombre real y menos mi dirección, aunque lo pidió para enviar un vestido acorde a la ocasión, cortesía de su señor –No hace falta, tengo mis propios vestidos, no se preocupe su señor no se decepcionará– salí del burdel directo a mi mansión en el centro de la ciudad.
Ahora terminaba de ajustar las cuerdas del vestido todo a juego para mostrar la elegancia de la acompañante que disfruta el arte como cualquier noble de cuna. Sonreí por ello cuando Astrea colocaba unos adornos en mi cabello recogido completamente en una coleta alta, toda la joyería iba a tonos oscuros como los detalles del vestido. Salí antes de la hora prevista en el carruaje, no quería llegar tan tarde y causar una mala impresión al hombre, al cual me lo habían detallado a la perfección, esperaba no perderle de vista o sería una pésima promoción para alguien como yo, aunque he de admitir que aquello era excitante por ser la primera vez que aceptaba a un completo desconocido.
El teatro estaba lleno y pocos se quedaron viéndome al ingresar al edificio, tenía que aparentar ser la joven doncella afable, pasos emitidos de manera parsimoniosa, sin tener que ser tan sensual al caminar, así como el silencio y la sonrisa de saludo. Dado el lugar resultaba sencillo pero no perfectos, uno que otro error cometí sobre todo en la sensualidad al dar los pasos. Era parte de mi realmente ello y por eso sonríe; observé atenta hasta que el “cliente” de la noche hacía su aparición igual que otros, esto será más rápido de lo que creí y más aburrido que ningún otro trabajo
Sus palabras atentas solo tuvieron de mi la educación de la que soy dueña, una reverencia y la sonrisa más sincera y menos coqueta que se puede utilizar, retiré la mano de entre la suyas con actuando de la mejor manera como una dama, me acerque un poco solo para poder susurrarle –No se preocupe señor por el resto de la noche, usted paga la compañía, usted decidirá luego , más, no espere que comente si me es grato o aburrida la obra, no podría decirle con certeza porque de ser ello perdería la actuación de la que estoy haciendo gala con usted esta noche y quedaría todo al descubierto, mejor sería el preocuparnos por quedar contentos ambos en la medida de lo posible– sonreí con la sinceridad que dejaba entre ambos, algo que me gustaba era eso, ser sincera con las personas y no engañarlas en lo que era, aunque en mi nombre, eso era otra cuestión.
Tomé su brazo para poder ingresar bajo la mirada de los curiosos –Mi estadía esta noche con usted es para hacerlo feliz, así que por hoy puede llamarme, Alina o como guste– la mirada de unas mujeres se quedaron sobre el hombre; de él no necesitaba conocer más de lo necesario, porque solo sería un cliente de una noche, aunque dependería de cómo se desarrolle la noche con aquella obra.
Oía todo desde el piso superior, la conversación se volvía poco a poco en algo como una demanda superficial y poco asertiva, reí por el simple hecho de saber lo que haría aquella mujer, le mentiría con alguna de las jovencitas, que sería amaestrada para solo asentir y estar callada, detestaba esa clase de actuación así que opte por tomar la delantera. Me acerqué al muchacho aceptando la propuesta, claro que no debía el saber ni mi nombre real y menos mi dirección, aunque lo pidió para enviar un vestido acorde a la ocasión, cortesía de su señor –No hace falta, tengo mis propios vestidos, no se preocupe su señor no se decepcionará– salí del burdel directo a mi mansión en el centro de la ciudad.
Ahora terminaba de ajustar las cuerdas del vestido todo a juego para mostrar la elegancia de la acompañante que disfruta el arte como cualquier noble de cuna. Sonreí por ello cuando Astrea colocaba unos adornos en mi cabello recogido completamente en una coleta alta, toda la joyería iba a tonos oscuros como los detalles del vestido. Salí antes de la hora prevista en el carruaje, no quería llegar tan tarde y causar una mala impresión al hombre, al cual me lo habían detallado a la perfección, esperaba no perderle de vista o sería una pésima promoción para alguien como yo, aunque he de admitir que aquello era excitante por ser la primera vez que aceptaba a un completo desconocido.
El teatro estaba lleno y pocos se quedaron viéndome al ingresar al edificio, tenía que aparentar ser la joven doncella afable, pasos emitidos de manera parsimoniosa, sin tener que ser tan sensual al caminar, así como el silencio y la sonrisa de saludo. Dado el lugar resultaba sencillo pero no perfectos, uno que otro error cometí sobre todo en la sensualidad al dar los pasos. Era parte de mi realmente ello y por eso sonríe; observé atenta hasta que el “cliente” de la noche hacía su aparición igual que otros, esto será más rápido de lo que creí y más aburrido que ningún otro trabajo
Sus palabras atentas solo tuvieron de mi la educación de la que soy dueña, una reverencia y la sonrisa más sincera y menos coqueta que se puede utilizar, retiré la mano de entre la suyas con actuando de la mejor manera como una dama, me acerque un poco solo para poder susurrarle –No se preocupe señor por el resto de la noche, usted paga la compañía, usted decidirá luego , más, no espere que comente si me es grato o aburrida la obra, no podría decirle con certeza porque de ser ello perdería la actuación de la que estoy haciendo gala con usted esta noche y quedaría todo al descubierto, mejor sería el preocuparnos por quedar contentos ambos en la medida de lo posible– sonreí con la sinceridad que dejaba entre ambos, algo que me gustaba era eso, ser sincera con las personas y no engañarlas en lo que era, aunque en mi nombre, eso era otra cuestión.
Tomé su brazo para poder ingresar bajo la mirada de los curiosos –Mi estadía esta noche con usted es para hacerlo feliz, así que por hoy puede llamarme, Alina o como guste– la mirada de unas mujeres se quedaron sobre el hombre; de él no necesitaba conocer más de lo necesario, porque solo sería un cliente de una noche, aunque dependería de cómo se desarrolle la noche con aquella obra.
Alessa Di Stefano- Prostituta Clase Alta
- Mensajes : 56
Fecha de inscripción : 01/03/2014
Re: Cumpliendo las obligaciones [Privado]
Teatro || 18:00 horas || Templado
-Esteban, tanto tiempo sin verte, se me hace que huyes de mí, ¿Por qué no has ido a la casa a que te presente a mi padre?- aquella voz melosa le hizo abrir los ojos de inmediato, no era posible que ella siguiera pensando que Valenzuela se iría a meter a la boca del lobo, aunque la sonrisa de la fémina de cabellos castaños se borró en cuanto Esteban tomó el brazo de Alina, de nueva cuenta -Rose, lo lamento, de verdad he tenido un poco de trabajo y ahorita es ella la que ha insistido en que debo dejar un poco todo para relajarme y a veces es imposible decirle que no, pero en cuanto podamos nos presentamos en tu casa- el gesto de la mujer no fue nada bueno, pero eso era lo que él quería, que todas se decepcionaran de lo que no podrían obtener de él, no quería casarse, no le daba la gana y lo haría hasta que él quisiera, no cuando las niñas se sintieran quedadas, ni cuando los padres las vendieran como carnadas.
-Debo decir que la obra a mí me parece interesante, aunque no más que la que estamos montando en este momento, deberás disculpar si notas que alguien te mira mal, digamos que las mujeres están un poco necesitadas de los millones, una buena posición y un buen marido que cumpla con cada una de sus obligaciones, por el momento a mí no me interesa cumplir con ellas- la sinceridad de ella hizo que él mismo hiciera lo propio -Me ha dicho Gastón que no aceptaste el vestido, si te he ofendido lo lamento, en muchas ocasiones las mujeres no tienen nada decente, sólo poca ropa, en todos los sentidos- muestra una leve sonrisa, mientras se le queda viendo y la conduce hasta uno de los palcos que ha sido reservado para él -Ya veremos como transcurre la velada, si gustas irte antes, le puedes comentar a Gastón que estará a fuera del teatro, ya sea para llevarte a ti, o llevarnos a ambos a cualquier sitio- disponía de toda su servidumbre para sus acompañantes, era lo mejor que podía hacer en aquél momento por las mujeres así tampoco se levantaban demasiadas sospechas de que ellas se fueran antes, si es que así pasaba.
-No pretendo quedarme mucho después de la obra, no quiero que empiecen con las preguntas acerca de los negocios o que llegue Rose con más escote del que ya muestra- al momento de llegar corre la silla de la señorita para que tome asiento, él hace lo propio a su costado y un mesero se acerca, dejando una botella de vino, Esteban le mira y niega con la cabeza, no pertenecía a su reserva, no la quería, había cosas en las que él podía ser muy exigente y esa era una de esas, no toleraba beber vino que fuera de los que él elaboraba -Hable con su mayor y sabrá el por qué, pero no se le ocurra dejarme sin vino- aquello no era una amenaza del todo, sin embargo, las costumbres en la milicia, en donde él mandaba era obvio que seguían plasmadas en su ser. Se anuncia la segunda llamada y gira para ver a la fémina de cabellos rubios que se puede decir luce exquisita -¿Bebe algo en especial?- pregunta antes de que el mesero, que ya ha caído de su gracia se vaya.
Esteban Valenzuela- Realeza Española
- Mensajes : 62
Fecha de inscripción : 29/02/2016
Re: Cumpliendo las obligaciones [Privado]
El teatro, un lugar que no ha cambiado nada y no lo hará en absoluto, las mismas polillas de siempre se reunían ahí cual intento de buitres en cacería de la presa más importante y jugosa a la cual poder hincarle toda clase de dientes y sorpresas, suspiré pesadamente ante ello porque al final me había librado de todo esas malas vibras que despedían esos entes; pero, no del todo podía quitarlas de encima de mí, sobre todo las de las mujeres que al parecer desean invitarme una copa de cianuro, un buen intento para el final de cualquier obra.
Reí al ver a la mujer y como esta no despegaba sus ojos de mis dedos que acariciaban lentamente el brazo del, importante, hombre, estaba jugando con la paciencia de la dama esperando que estallara y armara un escándalo pero no, solo enojo y decepción en su mirada y el tono de su voz al momento de partir, aunque su mirada pesada seguía sobre ambos, eso hace que me ría más por la osadía y claro, por las palabras de mí, como debería llamarlo ¿cliente?, ¿dueño?, ¿amo?...será solo “el hombre”.
El anuncio a la obra de la noche fue remitida a viva voz por un joven, eso me dio el tiempo necesario –No debería jugar así con los sentimientos de una mujer, puede ser muy peligroso, aunque admito que esta obra que llevamos es más grata que cualquier otra que haya visto, creo que deberíamos pensar que hacer para el segundo acto, quizás explotar más celos o envida, yo opto por los celos son los mejores– la intensidad de todos se podía sentir en el ambiente que se acompañaba con los murmullos de las conversaciones y en todas se preguntaban ¿Quién era esa? –Pero si no es ni la primera y espero que no sea la última en la que desean matarme de mil formas sobre todo si dices que eres alguien importante como para pagar por la dote de la dama y por otras cien más, pero eso no me importa, realmente no creo que solo anden tras tu dinero, que tal ¿tu apellido? ¿el poder engendrar un hijo tuyo? Hay muchas cosas que las mujeres quieren y un hombre les puede dar pero al final– miro a todos lados acercándome a su oído susurrándole el secreto –Esos hombres terminan entre las piernas de las prostitutas para obtener lo que las damitas no pueden dar, que bien que te libras de terminar así– sonreí cubriendo los labios con el dorso de la mano, tal como la etiqueta femenina lo ordenaba, claro que eso solo era para mi diversión.
La educación del caballero no me sorprendió, así que lo acepte de buen grado, no siempre uno se encuentra ese tipo de clientes en la vida, tomé asiento junto a él observando desde aquel lugar a los que estaban en la parte inferior tomando sus asientos, otros frente a nosotros y ahí estaba la joven que hace momentos atrás habíamos visto, me acerco lo suficiente al él sonriéndole como si hubiera dicho algo que pudiera hacer sonrojar a alguien –Es el común ser de las mujeres que realizan la profesión de seudo damas de compañías, pero está bien, todos están acostumbrados a esas mujercitas que son tan falsas como sus orgasmos, pero ya que hablamos de ello, debo confesarle algo señor, a mí, no me falta dinero al contrario– mi rostro tomó una expresión fingida de sorpresa pero con un guiño pido que guarde ese secreto junto a la sonrisa cómplice.
Su reticencia a beber aquel licor me pone a pensar en qué clase de persona se trata él realmente, pero solo sonrío porque al final uno termina descubriéndolo –La noche es joven y nosotros igual, al final no importa cómo o donde termine, pero lo que si se es que por ahora por la obra en sí no me gustaría estar mucho tiempo también, pero, por ver a su amiguita intentar hacer lo que fuera por llamar su atención si lo haría, sobre todo sus reacciones si yo hiciera algo un poco atrevido para ella sobre el cómo seducir a un hombre pero no si ello le pueda traer repercusiones en sus negocios, aunque claro le pagaría si alguno de ellos rompe un contrato con usted– el mozo se acerca a ofrecerme también un poco de vino al que realmente negué, no era el momento para beber.
Quizás más tarde sí, pero no en copa.
Reí al ver a la mujer y como esta no despegaba sus ojos de mis dedos que acariciaban lentamente el brazo del, importante, hombre, estaba jugando con la paciencia de la dama esperando que estallara y armara un escándalo pero no, solo enojo y decepción en su mirada y el tono de su voz al momento de partir, aunque su mirada pesada seguía sobre ambos, eso hace que me ría más por la osadía y claro, por las palabras de mí, como debería llamarlo ¿cliente?, ¿dueño?, ¿amo?...será solo “el hombre”.
El anuncio a la obra de la noche fue remitida a viva voz por un joven, eso me dio el tiempo necesario –No debería jugar así con los sentimientos de una mujer, puede ser muy peligroso, aunque admito que esta obra que llevamos es más grata que cualquier otra que haya visto, creo que deberíamos pensar que hacer para el segundo acto, quizás explotar más celos o envida, yo opto por los celos son los mejores– la intensidad de todos se podía sentir en el ambiente que se acompañaba con los murmullos de las conversaciones y en todas se preguntaban ¿Quién era esa? –Pero si no es ni la primera y espero que no sea la última en la que desean matarme de mil formas sobre todo si dices que eres alguien importante como para pagar por la dote de la dama y por otras cien más, pero eso no me importa, realmente no creo que solo anden tras tu dinero, que tal ¿tu apellido? ¿el poder engendrar un hijo tuyo? Hay muchas cosas que las mujeres quieren y un hombre les puede dar pero al final– miro a todos lados acercándome a su oído susurrándole el secreto –Esos hombres terminan entre las piernas de las prostitutas para obtener lo que las damitas no pueden dar, que bien que te libras de terminar así– sonreí cubriendo los labios con el dorso de la mano, tal como la etiqueta femenina lo ordenaba, claro que eso solo era para mi diversión.
La educación del caballero no me sorprendió, así que lo acepte de buen grado, no siempre uno se encuentra ese tipo de clientes en la vida, tomé asiento junto a él observando desde aquel lugar a los que estaban en la parte inferior tomando sus asientos, otros frente a nosotros y ahí estaba la joven que hace momentos atrás habíamos visto, me acerco lo suficiente al él sonriéndole como si hubiera dicho algo que pudiera hacer sonrojar a alguien –Es el común ser de las mujeres que realizan la profesión de seudo damas de compañías, pero está bien, todos están acostumbrados a esas mujercitas que son tan falsas como sus orgasmos, pero ya que hablamos de ello, debo confesarle algo señor, a mí, no me falta dinero al contrario– mi rostro tomó una expresión fingida de sorpresa pero con un guiño pido que guarde ese secreto junto a la sonrisa cómplice.
Su reticencia a beber aquel licor me pone a pensar en qué clase de persona se trata él realmente, pero solo sonrío porque al final uno termina descubriéndolo –La noche es joven y nosotros igual, al final no importa cómo o donde termine, pero lo que si se es que por ahora por la obra en sí no me gustaría estar mucho tiempo también, pero, por ver a su amiguita intentar hacer lo que fuera por llamar su atención si lo haría, sobre todo sus reacciones si yo hiciera algo un poco atrevido para ella sobre el cómo seducir a un hombre pero no si ello le pueda traer repercusiones en sus negocios, aunque claro le pagaría si alguno de ellos rompe un contrato con usted– el mozo se acerca a ofrecerme también un poco de vino al que realmente negué, no era el momento para beber.
Quizás más tarde sí, pero no en copa.
Alessa Di Stefano- Prostituta Clase Alta
- Mensajes : 56
Fecha de inscripción : 01/03/2014
Re: Cumpliendo las obligaciones [Privado]
Teatro || 18:00 horas || Templado
Gastòn sabe sus gustos de forma casi perfecta, casi porque hay algo que aquél hombre no sabe, por mucho que Esteban le confiese sus secretos, pero eso no importa ahora, tiene el agrado de ir acompañado por la señorita aquella y muestra una sonrisa con la actitud que toma frente a Rose que parece que sus ojos se saldrán de sus órbitas en cualquier momento, pero espera que se mantengan en su lugar el tiempo necesario para que Esteban no tenga que verlo en realidad.
-No juego con los sentimientos de nadie, Alina, simplemente huyo de los que quieren forzar los míos, creo que estoy en mi derecho de proteger también, si no siento nada por ella no lo voy a sentir, peor sería que acepte que me ponga una soga en el cuello cuando nunca podré amarla, es una niña caprichosa que siempre obtiene todo con sólo tronar los dedos, tampoco es que ame y me alegra ello, pero no seré uno de sus caprichos, debe entender que no todo se gana con una sonrisa bonita.- Además de aquellas explicaciones, habían muchas otras, muchos negocios en juego, tal vez Esteban podría crecer en aquél mundo, pero si fuera lo que le interesara podría tener muchas mejores opciones, pero no, la realidad es que no se quejaba de lo que tenía en su haber, era lo suficiente, como para no tener que comprar la fortuna de nadie.
-Mi nombre, mi apellido, mi posición, sí, claro que sí, siempre dejan algo, dejarían mucho, no en París precisamente, pero sí lo suficiente como para que Rose quiera arrancar tus bellos ojos.- Cuando el mesero por fin se va y la pelirroja se acerca a su oreja, Esteban se inclina un poco, para hacer la cercanía mucho más notoria, mientras su mano se posa, en el muslo ajeno, dejando una caricia distraída, si con eso se quitara a la mujer que los mataría con una mirada, lo haría, además de que se divertía, no recordaba cuando se había divertido con una mujer, pero Alina era una buena candidata para que la mantuviera cerca en esta velada y tal vez otras.
-Oh vamos, te puedes divertir todo lo que quieras y no tendrás que pagar absolutamente nada por las consecuencias, después de todo tienes que estar conforme con lo que haces, recibirás tu dinero o lo que gustes como paga, ya sabes lo que busco, que alejes a aquellas que te tienen envidia o celos, ¿Cómo lo hagas? queda en ti.- Toma la mano de la mujer y deja un beso en el dorso de su mano, como cualquier otro caballero lo hubiera hecho, mientras muestra una sonrisa afable. Sus ojos le miran con suma atención, para ser tan joven ya parece conocer aquél mundo y eso en realidad es bastante bueno.
-Señor, disculpe, aquí está el vino.- Responde el mesero al llegar, Esteban mira la botella y asiente con la cabeza, es de los que él fabrica. -Repito mis ofrecimientos, Alina, haremos lo que tú gustes, eres mi acompañante, pero eres tú quien decide que se hace esta noche y de cuántos actos estará diseñada, eres la directora, yo un productor.- Esta expectante ante la siguiente jugada de la fémina que por el momento lo tiene sorprendido, le cree las palabras dichas, debe ser de cuna de oro o la exquisitez en sus movimientos difícilmente podría ser igualada. Anuncian una segunda llamada, mientras las luces se van haciendo cada vez más tenues alrededor de ellos y simplemente muestra una leve sonrisa.
Esteban Valenzuela- Realeza Española
- Mensajes : 62
Fecha de inscripción : 29/02/2016
Re: Cumpliendo las obligaciones [Privado]
Carta blanca, eso era todo lo que necesitaba y aquel hombre me había facilitado el mayor medio de diversión para alguien como yo, eso era de admirar y adorar. Me puse de pie y camine hasta su asiento tomándolo como mío ante las miradas de los espectadores que con ojos atónitos y mandíbulas desencajadas, eran la representación perfecta que esperaba, incluso aquel ruido de azote de puerta y una mujer que faltaba en el palco frente al nuestro –Anotaré a tu amiga y al resto que me quiera arrancar los ojos, en la lista, seguro se llevará bien con las demás claro que para hacerlo tendrá que hacer una larga espera– susurro muy cerca de aquellos labios buscando en tiento un beso, pero no, solo quedo el aire cortado entre los dos.
Dejé que mis dedos jueguen un poco entre sus cabellos sonriéndole sobre los labios, al parecer no debía aparentar mucho para lo que tenía en mente, que bueno,–Temo que al final del día terminaras siendo obligado por una mujer a sentir algo, y ese día terminará mi diversión, porque no te sabes todos los trucos de las mujeres así que terminarás atado a una, espero que si eso pase no arruines momentos como este y que tu amada sea tan comprensible como para acceder a esto– rio y me levanto de sus piernas recargando el cuerpo sobre la baranda del palco –Cariño, todos somos caprichosos, incluso tu solo que quizás aún no te das cuenta, a veces es mejor ser caprichoso que un tonto, pero hay una brecha grande en ser una mimada consentida buena para nada, que solo busca con un hijo tener títulos, mejor que se vaya a donde trabajo ahí podrá usar mejor sus encantos, claro que tendría que tener una pizca de cerebro–
Rodé los ojos cruzando un poco las piernas meditando lo que realmente sería lo que “gusto” realmente me ha planteado de cara ello, oh señor, se ve que no conoce el mundo pecaminoso que se oculta entre las ciudades y por ello, solo sonrío, una sonrisita algo cínica y descarada con la ceja enarcada mirándole de soslayo, como si l e preguntara con aquella mirada “seguro”, pero sé que lo está –Un productor que paga muy bien por esta obra y que esperaba que genera muchas ganancias, bueno si tengo que hacer una mejor obra que la que se exhibe aquí, creo que ahora si aceptaré esa copa de vino– el joven iba a servir pero le niego con la mano acercando a tomar la copa de él.
Volví a sentarme sobre sus piernas bebiendo de su copa para acerarla a los labios de él a que beba también –Espero mi querido productor que en lo que invierta sea de su agrado, y si tiene algo que acotar hable ahora o calle para siempre, de lo contrario será muy tarde– el sabor del vino era único, tenía algo diferente, por ello mojé los dedos con vino para pasarlos por encima de mis labios suavemente y rozar con estos su mejilla para dejar que la lengua lo pruebe mejor –Una vez firmado no hay marcha atrás, tendrá que soportar cada uno de los momentos que le haré pasar, cada acto que tendrá que ver, degustar y que será mejor que no se edite aunque creo que no podrán verse algunas de las escenas que me gustaría. Piénselo bien porque estará condenado por toda esta noche– susurro con la sonrisa en mis labios y siseando aquellas palabras incitadoras y con el doble sentido.
Al “decencia” se había ido, aunque debía recordar el lugar y lo que fui a hacer, o de lo contrario terminaría con otra apariencia a la que entré, incluso dando otros nombres, debía mantener todo hasta recordar el falso que le había dado.
La obra habría empezado
Dejé que mis dedos jueguen un poco entre sus cabellos sonriéndole sobre los labios, al parecer no debía aparentar mucho para lo que tenía en mente, que bueno,–Temo que al final del día terminaras siendo obligado por una mujer a sentir algo, y ese día terminará mi diversión, porque no te sabes todos los trucos de las mujeres así que terminarás atado a una, espero que si eso pase no arruines momentos como este y que tu amada sea tan comprensible como para acceder a esto– rio y me levanto de sus piernas recargando el cuerpo sobre la baranda del palco –Cariño, todos somos caprichosos, incluso tu solo que quizás aún no te das cuenta, a veces es mejor ser caprichoso que un tonto, pero hay una brecha grande en ser una mimada consentida buena para nada, que solo busca con un hijo tener títulos, mejor que se vaya a donde trabajo ahí podrá usar mejor sus encantos, claro que tendría que tener una pizca de cerebro–
Rodé los ojos cruzando un poco las piernas meditando lo que realmente sería lo que “gusto” realmente me ha planteado de cara ello, oh señor, se ve que no conoce el mundo pecaminoso que se oculta entre las ciudades y por ello, solo sonrío, una sonrisita algo cínica y descarada con la ceja enarcada mirándole de soslayo, como si l e preguntara con aquella mirada “seguro”, pero sé que lo está –Un productor que paga muy bien por esta obra y que esperaba que genera muchas ganancias, bueno si tengo que hacer una mejor obra que la que se exhibe aquí, creo que ahora si aceptaré esa copa de vino– el joven iba a servir pero le niego con la mano acercando a tomar la copa de él.
Volví a sentarme sobre sus piernas bebiendo de su copa para acerarla a los labios de él a que beba también –Espero mi querido productor que en lo que invierta sea de su agrado, y si tiene algo que acotar hable ahora o calle para siempre, de lo contrario será muy tarde– el sabor del vino era único, tenía algo diferente, por ello mojé los dedos con vino para pasarlos por encima de mis labios suavemente y rozar con estos su mejilla para dejar que la lengua lo pruebe mejor –Una vez firmado no hay marcha atrás, tendrá que soportar cada uno de los momentos que le haré pasar, cada acto que tendrá que ver, degustar y que será mejor que no se edite aunque creo que no podrán verse algunas de las escenas que me gustaría. Piénselo bien porque estará condenado por toda esta noche– susurro con la sonrisa en mis labios y siseando aquellas palabras incitadoras y con el doble sentido.
Al “decencia” se había ido, aunque debía recordar el lugar y lo que fui a hacer, o de lo contrario terminaría con otra apariencia a la que entré, incluso dando otros nombres, debía mantener todo hasta recordar el falso que le había dado.
Alessa Di Stefano- Prostituta Clase Alta
- Mensajes : 56
Fecha de inscripción : 01/03/2014
Re: Cumpliendo las obligaciones [Privado]
Teatro || 18:00 horas || Templado
Ella sabía qué hacer y Valenzuela no iba a limitarla, pretendía matar varias zorras en ese momento, aunque no lo diría su educación no se lo permitía, le dejaría el trabajo sucio a la mujer que tan bien se movía, como si fuera una pluma en el viento, haciendo lo que mejor sabía, eso era un plus, tal vez obtuviera más dinero que el ofrecido, si lograba su objetivo de la mejor manera posible. Mostró una ligera sonrisa en los labios, mientras miraba a los demás, apenas si prestaba atención a todo, pero era su forma de ser, debía estar en todo, sólo que en ese momento, las manos femeninas intentaban acapararle, haciendo que mirara su rostro, bajando los ojos con descaro hasta perderse en su escote, buscando poder ver más allá.
-Nunca he negado que yo sea un caprichoso de primera, verás que siempre consigo lo que necesito.- Una sonrisa ladina se postra en sus labios para no borrarse por lo que dure aquella obra, mientras que le besa, apenas, rozando ligeramente los labios ajenos, probando los mismos, sujetando el inferior entre sus dientes hasta soltarlo. -Por tu diversión no te preocupes, preciosa, de esa me encargo yo, no creo que la pierdas, no pronto.- Esteban estaba demasiado seguro de que por lo pronto no quería que nadie le amarrara, por tal motivo se mostraba confiado y si se casaba, seguramente sería algo convenido, en donde no dejaría aquellas visitas, después de todo algunos de sus gustos no los podría llegar a hacer con una de las damas de sociedad, que se espantaban por un simple flirteo, no estaba dispuesto a eso y tampoco a reprimirse, después de todo ¿Por qué hacerlo? Dejar herederos no era su principal propósito en esa vida.
-Señorita, yo le pagaré todo lo que usted deseé, siempre y cuando mantenga estas buenas...- Bebió un poco de la copa que la mujer le ofrecía para llevarla a sus labios, relamiendo el mismo, era de sus favoritos, era suyo. Su mano se posó en el trasero ajeno y dio un leve apretón. -Estas buenas obras.- Se rió con cierto descaro, mientras le miraba un momento. Siente como sus labios se posan en su mejilla, muestra una sonrisa, la mirada curiosa de Rose no está, porque ella se ha marchado, seguramente se tumbará en la cama a llorar hasta que encuentre otro hombre de dinero al que estar persiguiendo de forma controladora.
-Pues quiero que me hagas disfrutar de cada uno de esos momentos, de no ser así, tendré que cambiar de actriz, querida Alina, lo cual sería una verdadera pena.- La mano que se posaba en su trasero, subió hasta apoderarse de su cadera, repasó la curvatura de su espalda, para posarse en su nuca y obligarla a besarle, a veces aquél instinto primitivo invadía al Duque, además estaba acostumbrado a que lo que él dijera se hiciera, se relamió los labios para mirarla. -Puedes observar la obra desde aquí.- Le indicó, volviendo a sujetar su cadera, dejando que sus dedos se marcaran en esta.
Esteban Valenzuela- Realeza Española
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Fecha de inscripción : 29/02/2016
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