Nada Personal {Libre}

por **Haniel** Vie Abr 08, 2016 9:58 pm

. Por primera vez en varias semanas, no quería estar para nadie, no quería que nadie me viera, no quería siquiera continuar en este estado entra la vida física y la muerte total. Estaba realmente enfadada, de tal forma que ni yo me soportaba. No quería toparme con nadie “Uff” que eso era realmente sencillo pero el ser ignorada por todos tampoco ayudaba. No después de… ¡ah! La detestaba tanto en ocaciones. Era una mula necia y malparida por nuestra santa madre

“Que dios la tenga en sus santa gloria”

Agrego en mi mente refiriéndome a mi difunta madre. Suspiro por inercia, hay malas costumbres que no se me quitan, los suspiros no son necesarios pero de alguna forma me hace sentir un poco más “viva” si se puede decir.

¿Qué había ocurrido? Mi hermana, mi otra yo, aquella gota de agua idéntica. No importaba que hiciera ella continuaba metiéndose en problemas, hartándome, fastidiándome a propósito. Maldita… pero no, había decidido alejarme y dejar que el coraje que me embolia pasara poco a poco.

Fugaz y sin delicadeza me materialice abanando a paso ligero, ironico pues no tengo peso alguno jeje, dejando que la tierra empolvados por la tierra del camino del cual acababa de bajar en dirección al puerto. ¿Por qué en ese lugar en específico? No, no la había.

Me gustaba cuando el cielo estaba de aquel agradable color anaranjado, por algún motivo me hacía sentir una suave nostalgia por el pasado, me despertaba un calorcito por dentro. Estaba casi sonriendo como una idiota cuando escuchó una voz que llamó mi atención. Me quede observando a aquella muchacha y lo primero que pudo pensar es que era de lo más curiosa, no era que tuviera algo en especial o puede que si, en general las personas me causaban mucha curiosidad, toda aquella que me pudiera ver, todo aquel con quien pudiera interactuar, o podía ser simplemente por la forma en la que había hablado, así que alce una ceja, en realidad, bastante divertida.

por **Eliska Sykora** Miér Abr 20, 2016 8:29 am

El deseado atardecer llegó como un soplo a mi putrefacta vida. El sol muerto de los atardeceres se había convertido uno de mis más pequeños y gratificantes secretos. Acababa de llegar a Paris, mi primera noche y deseaba poder descansar, pero antes deseaba poder admirar qué hermosa podía llegar a ser el aloque cielo pariscense. Salí de la bodega del barco donde me alojé durante la estrella mortal a la que un día amé y con cuidado de que no había presencia de ella salí al puerto.

Paseé durante pocos minutos observando como aquel cielo se teñía con las estrellas y el azabache de mi tortura. Respiré ondo con la esperanza de poder sentir una bocanada real de aire, pero estaba muerta, ya no sentía la misma gratitud que cuando mis mejillas rebosaban latente e intenso carmesí.

Así pues, continué mi caminata hasta ver un pequeño halo de luz blanca, que a medida que avanzaba se hacía más presente la silueta de una joven aprovechando el poco calor que transmitía la muerte del sol. Se veía tan serena, jovial y jocosa - Veo que soportas el peso de una maldición a mi igual- Dije poniéndome a su lado con las manos enlazadas ante la falda de mi vestido cobalto y mirando hacia el cielo en todo momento. -Bueno.. maldición... todo ser sobre la faz de esta tierra sufre de alguna. Amor, despecho, venganza, promesa, deber, muerte, soledad, eternidad,...- Respiré de nuevo profundamente al recordar mi maldición... mi eterna maldición.

-Mi nombre es Eliska, Eliska Sykora, es un placer mi parpadeante amiga. En mi país los que son como tú son llamados duch ("düg") aunque nunca tuve el placer de conocer a ninguno.- acto seguido la miré dedicándole una sonrisa.- ¿Qué hacéis vos en este lugar? Creí que los duch solían rodearse de personas para sentirse acompañados o por si algún ser los llegara a ver -miré hacia mi alrededor- Pero aquí no se haya persona.

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