AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Siempre volveré a ti ~#Privado +18
2 participantes
Página 1 de 1.
Siempre volveré a ti ~#Privado +18
Las horas pasaban, los días transcurrían uno tras otro, en una procesión sin fin y a la vez que imparable y a pesar de que la vida podía dar mil y una vueltas, a pesar de que las cosas podían cambiar de mil maneras, eran muchas las veces que uno terminaba volviendo al mismo punto de partida, a aquello que ya era conocido, formando un bucle infinito el cual no había manera de romper sin llegar a tener que tomar medidas verdaderamente drásticas. Un leve suspiro se escapó de mis labios y mi mirada se quedó fijada en las distintos ventanales que mostraban las distintas tiendas de la calle comercial, a pesar de que había nacido, me había criado y crecido aquí. A pesar de que conocía prácticamente a la perfección cada local y cada calle y callejuela que conformaba el intrincado mapa de París, había algo que me había traído hasta las calles, a pasearme entre los escaparates sin saber qué buscaba exactamente, pero teniendo la certeza de que había algo que me llamaba. Dejando escapar un suspiro, finalmente paré delante de una tienda que, por lo usual no llamaba lo mas mínimo mi atención pero que, ahora, algo me indicaba que permaneciera quieta aquí.
Era cierto que tenía todo el tiempo del mundo, a la vez que sabía que, teniendo en cuenta mi atuendo, nadie me iba a detectar cómo lo que realmente era; aún así, igual que sentía que estaba a la búsqueda de algo que no sabía que era también sentía que quería que alguien me reconociera a pesar de mis refinadas prendas. Pero... ¿el qué? No creía en el destino, pero si había aprendido a creer en mi instinto y éste se encontraba completamente seguro de las confusas y contradictorias emociones que me plagaban. Tras unos momentos, quieta en el lugar, sin hacer nada, dejé escapar un suspiro exasperado y me dispuse a marcharme del lugar; momento en el que, sin querer, choqué con alguien que salía de la tienda en cuestión y mandándome prácticamente al suelo de no ser porqué, instintivamente, me cogí del brazo de la persona en cuestión. Al sentirme de nuevo estable, me solté del brazo de quién me había tomado y levanté la mirada, dispuesta a disculparme por mi “torpeza” pero mi voz se quedó prácticamente congelada al reconocerle casi al instante.
Podían haber pasado un par de años desde la última vez que le había visto, pero también sabía de sobras que reconocería su rostro fuera dónde fuera y pasara el tiempo que pasara. —¿Ulysses? —musité a la vez que un leve rubor aparecía en mis mejillas y mi corazón se aceleraba mas de la cuenta, algo que achaqué al hecho que no me gustaba actuar torpemente ante alguien que conocía y al alivio momentáneo de haberme topado con alguien conocido en vez de un desconocido. Esbocé una leve sonrisa coqueta y le dediqué una mirada que concordaba perfectamente con la misma a la vez que volvía a poner mi mano sobre su brazo, esta vez en un gesto coqueto y no por instinto— los años te han tratado bien, estás incluso mas atractivo de lo que recordaba —añadí metida completamente dentro del juego de la brillante mariposa que sabía bien que le gustaba a la vez que varios recuerdos de las últimas veces que le había visto surcaban inevitablemente mi mente, haciendo que recordara cada detalle con gran claridad.
Era cierto que tenía todo el tiempo del mundo, a la vez que sabía que, teniendo en cuenta mi atuendo, nadie me iba a detectar cómo lo que realmente era; aún así, igual que sentía que estaba a la búsqueda de algo que no sabía que era también sentía que quería que alguien me reconociera a pesar de mis refinadas prendas. Pero... ¿el qué? No creía en el destino, pero si había aprendido a creer en mi instinto y éste se encontraba completamente seguro de las confusas y contradictorias emociones que me plagaban. Tras unos momentos, quieta en el lugar, sin hacer nada, dejé escapar un suspiro exasperado y me dispuse a marcharme del lugar; momento en el que, sin querer, choqué con alguien que salía de la tienda en cuestión y mandándome prácticamente al suelo de no ser porqué, instintivamente, me cogí del brazo de la persona en cuestión. Al sentirme de nuevo estable, me solté del brazo de quién me había tomado y levanté la mirada, dispuesta a disculparme por mi “torpeza” pero mi voz se quedó prácticamente congelada al reconocerle casi al instante.
Podían haber pasado un par de años desde la última vez que le había visto, pero también sabía de sobras que reconocería su rostro fuera dónde fuera y pasara el tiempo que pasara. —¿Ulysses? —musité a la vez que un leve rubor aparecía en mis mejillas y mi corazón se aceleraba mas de la cuenta, algo que achaqué al hecho que no me gustaba actuar torpemente ante alguien que conocía y al alivio momentáneo de haberme topado con alguien conocido en vez de un desconocido. Esbocé una leve sonrisa coqueta y le dediqué una mirada que concordaba perfectamente con la misma a la vez que volvía a poner mi mano sobre su brazo, esta vez en un gesto coqueto y no por instinto— los años te han tratado bien, estás incluso mas atractivo de lo que recordaba —añadí metida completamente dentro del juego de la brillante mariposa que sabía bien que le gustaba a la vez que varios recuerdos de las últimas veces que le había visto surcaban inevitablemente mi mente, haciendo que recordara cada detalle con gran claridad.
Última edición por Anaïs Favre el Mar Nov 15, 2016 10:36 pm, editado 3 veces
Anaïs Favre- Prostituta Clase Alta
- Mensajes : 25
Fecha de inscripción : 10/02/2016
Re: Siempre volveré a ti ~#Privado +18
Días pasan, noches transcurren todo sigue el rumbo natural que debe seguir con perfecta naturalidad como si no hubiese nada que pudiera alterara ese flujo constante al que llamamos “vida”, pero sépase que incluso en los momentos de calma y mayor paz habrá tormenta porque nada en este mundo es sencillamente apacible, si lo hay solo es signo de no estar vivo y estar a varios metros bajo tierra descansando eternamente con los gusanos e insectos que devoren tu carne en el mayor silencio y calma.
Pero ¿Qué hace que el tiempo se altere, o las personas? La respuesta radica o mejor dicho reside en otras personas, estas que hacen mella en la cabeza de algunos que se han vuelto prácticamente locos y desesperados, entregándose a la búsqueda casi imposible de aquella que ha logrado traspasar barreras, o quizás solo es la vieja añoranza de los cuerpos cálidos y sudorosos, quizás es solo la última.
El cigarro en la mano dejando que se escape aquel halo de calor por junto al humo que exhala, abandona el lugar sonriendo, lleva la misma ropa y armas que la noche anterior, su camino de su grupo se ha separado y para él bien gracias que ello haya ocurrido, para así continuar con aquello que llevaba por días, semanas y meses, aunque sin respuesta alguna, más en aquella mañana sentía el tintineo en su nuca, aquella señal de su “buena suerte” y quizás eso era lo que estaba viendo al ver un vestido ajustado por una faja tan elegante como fina ingresar a un lugar, pero no era la vestimenta lo que llamó la atención si no quien lo usaba.
Un pensamiento fugaz que se ve cruzado con el cigarro al ser arrojado y pisoteado en el suelo de forma despectiva y casi furiosa; se dirige a aquella tienda como si fuera lo más normal para él frecuentar esos sitios, la busca con la mirada encontrándola dispuesta a salir más lo evita con un solo roce, uno que es fulminante a sus planes; su voz no ha cambiado y eso provoca una sonrisa y la mirada maliciosa y llena de lascivia que lo caracterizaba –Disculpe ¿Quién es usted?– Ladea la cabeza mirando a la mujer con una ceja enarcada como si no entendiera lo que le dijera, pero era parte de una elaborada estrategia que se puede reducir a ser considerada como un castigo –¿La conozco, señorita? No lo creo– ríe y antes de que la mujer se vaya le toma de la cintura con fuerza acariciando con sus dedos la tela que se apega de manera sinuosa a la silueta femenina –Claro que te conozco, eres la que hace que me encienda rápidamente, y aun lo sigues haciendo mi pequeña Anaïs–
Suelta una risa soltando a la dama fingiendo que acomoda su corbata como un caballero, aunque de eso no tiene casi nada, por no decir que carece completamente de esa cualidad –Cómo has estado Anaïs? Veo que el tiempo te ha tratado muy bien, mejor que bien diría yo, aunque a mi percepción esas ropas no te queda bien– se acerca peligrosamente y deja un beso fugaz en la frente de ella sonriendo pero más que nada para poder susurrarle aquellas palabras que denotan que se conocen en otras circunstancias y lugares –Prefiero la prenda de tu piel desnuda, solo eso, acompañada por las perlas de sudor de tu cuerpo y los accesorios de tus gemidos y gritos– el susurra es sugerente y se acompaña por un guiño mientras sigue con la treta de la caballerosidad.
La mirada de los pocos clientes se fijan en los dos y por el honor de la dama tiende su mano pidiéndola en compañía –Como pago por casi hacerte caer, te acompañaré a tu casa Anaïs, y puede que hasta tomemos un poco de te– se relame los labios sugerente, todo con el afán de molestarla y verla sonrojada a la única cortesana con la que ha repetido un sin número de noches.
Pero ¿Qué hace que el tiempo se altere, o las personas? La respuesta radica o mejor dicho reside en otras personas, estas que hacen mella en la cabeza de algunos que se han vuelto prácticamente locos y desesperados, entregándose a la búsqueda casi imposible de aquella que ha logrado traspasar barreras, o quizás solo es la vieja añoranza de los cuerpos cálidos y sudorosos, quizás es solo la última.
El cigarro en la mano dejando que se escape aquel halo de calor por junto al humo que exhala, abandona el lugar sonriendo, lleva la misma ropa y armas que la noche anterior, su camino de su grupo se ha separado y para él bien gracias que ello haya ocurrido, para así continuar con aquello que llevaba por días, semanas y meses, aunque sin respuesta alguna, más en aquella mañana sentía el tintineo en su nuca, aquella señal de su “buena suerte” y quizás eso era lo que estaba viendo al ver un vestido ajustado por una faja tan elegante como fina ingresar a un lugar, pero no era la vestimenta lo que llamó la atención si no quien lo usaba.
“Te encontré, desgraciada ahora tendrás que pagarme con tc cuerpo como otras veces lo has hecho”
Un pensamiento fugaz que se ve cruzado con el cigarro al ser arrojado y pisoteado en el suelo de forma despectiva y casi furiosa; se dirige a aquella tienda como si fuera lo más normal para él frecuentar esos sitios, la busca con la mirada encontrándola dispuesta a salir más lo evita con un solo roce, uno que es fulminante a sus planes; su voz no ha cambiado y eso provoca una sonrisa y la mirada maliciosa y llena de lascivia que lo caracterizaba –Disculpe ¿Quién es usted?– Ladea la cabeza mirando a la mujer con una ceja enarcada como si no entendiera lo que le dijera, pero era parte de una elaborada estrategia que se puede reducir a ser considerada como un castigo –¿La conozco, señorita? No lo creo– ríe y antes de que la mujer se vaya le toma de la cintura con fuerza acariciando con sus dedos la tela que se apega de manera sinuosa a la silueta femenina –Claro que te conozco, eres la que hace que me encienda rápidamente, y aun lo sigues haciendo mi pequeña Anaïs–
Suelta una risa soltando a la dama fingiendo que acomoda su corbata como un caballero, aunque de eso no tiene casi nada, por no decir que carece completamente de esa cualidad –Cómo has estado Anaïs? Veo que el tiempo te ha tratado muy bien, mejor que bien diría yo, aunque a mi percepción esas ropas no te queda bien– se acerca peligrosamente y deja un beso fugaz en la frente de ella sonriendo pero más que nada para poder susurrarle aquellas palabras que denotan que se conocen en otras circunstancias y lugares –Prefiero la prenda de tu piel desnuda, solo eso, acompañada por las perlas de sudor de tu cuerpo y los accesorios de tus gemidos y gritos– el susurra es sugerente y se acompaña por un guiño mientras sigue con la treta de la caballerosidad.
La mirada de los pocos clientes se fijan en los dos y por el honor de la dama tiende su mano pidiéndola en compañía –Como pago por casi hacerte caer, te acompañaré a tu casa Anaïs, y puede que hasta tomemos un poco de te– se relame los labios sugerente, todo con el afán de molestarla y verla sonrojada a la única cortesana con la que ha repetido un sin número de noches.
Ulysses Von Harnett- Condenado/Hechicero/Clase Alta
- Mensajes : 46
Fecha de inscripción : 22/05/2015
Re: Siempre volveré a ti ~#Privado +18
Levanté ligeramente una ceja ante sus palabras, no dando crédito a lo que mis oídos oían: no quería pensar realmente en el hecho que, aunque no lo quisiera me hubiera afectado que dijera que no me conocía. Dejando escapar un breve suspiro dolido, retiré mi mano de su brazo e hice ademán de marcharme, sin ser capaz de anticipar cuál iba a ser su próximo momento hasta que me encontré atrapada entre sus brazos mientras sus dedos acariciaban mi cintura, esa acción tan simple bastó para que de forma instintiva e involuntaria mi cuerpo reaccionara a él y me humedeciera los labios de forma imperceptible y mi corazón se aceleraba casi de inmediato, esperando que él no lo hubiera notado, agradecí mentalmente que me soltara para fingir estar acomodándose la corbata. Negando ligeramente con la cabeza, volví a levantar la fachada y a tomar la actitud coqueta cómo si realmente el volver a estar entre sus brazos no me hubiera provocado emociones y reacciones que no quería analizar. Intentando ignorar sus palabras, a pesar de que éstas hicieron que en mi mente se reprodujeran con total nitidez en mi mente, tomé una respiración profunda mientras, sin que yo me diera cuenta, aparecía un leve tono rosado en mis mejillas.
Sin decir nada, acepté su mano antes de disponerme a salir de lugar, sabiendo que, una vez “llegáramos” a mi casa las cosas cambiarían drásticamente. Mordiéndome el labio, le dediqué una sonrisa a la vez coqueta como provocativa. —Me pregunto si realmente lo que desea es tomar el té o lo que realmente desea es otra cosa, la cual se encuentra escondida bajo capas de tela —mi voz sonó suave, tranquila y sugerente, ocultando a la perfección el hecho que, en realidad, una parte de mi anhelaba el estar entre sus brazos, ocultando el hecho de que, realmente, deseara que me tocara. Durante años, había aborrecido el que me tocaran, el llegar a tener cierta intimidad mas allá de lo estrictamente necesario con los clientes, pero eso nunca se había aplicado a él. Sumida en mis pensamientos, y sin apenas decir casi nada en todo el trayecto, a pesar de que era enormemente consciente de su presencia, puesto que en ningún momento me había soltado de su mano.
Nunca antes se me hubiera pasado por la cabeza llevar hasta mi casa a ninguno de mis clientes, no cuando ése era el único lugar en dónde me liberaba a mi misma de lo que era, de lo que me había convertido; pero no lo había pensado mucho en cuando a llevarle a él... no podía evitar sentirme distinta con él, en llegar a saltarme incluso alguna de mis propias normas y en no estar completamente alerta cuando estaba con él. Tras unos pocos minutos mas, finalmente paré delante de la fachada de un pequeño edificio, una casita pequeña que se había convertido en mi hogar. Sin decir nada, saqué la llave y me dispuse a abrir la puerta antes de entrar y cederle el paso—. Bienvenido a mi humilde casa —dije haciendo un ademán hacia el interior, el cual estaba perfectamente amueblado, con muebles de alta calidad que había elegido con todo cuidado con la intención de que armonizara todo con todo. Sin decir nada mas, mi mirada se fijó en él una vez se cerró la puerta de la entrada, mientras me preguntaba mentalmente cuánto realmente tardaría en perder todas y cada una de mis prendas, algo que presentía que tampoco iba a tener que esperar mucho para obtener la respuesta a “esa” pregunta.
Sin decir nada, acepté su mano antes de disponerme a salir de lugar, sabiendo que, una vez “llegáramos” a mi casa las cosas cambiarían drásticamente. Mordiéndome el labio, le dediqué una sonrisa a la vez coqueta como provocativa. —Me pregunto si realmente lo que desea es tomar el té o lo que realmente desea es otra cosa, la cual se encuentra escondida bajo capas de tela —mi voz sonó suave, tranquila y sugerente, ocultando a la perfección el hecho que, en realidad, una parte de mi anhelaba el estar entre sus brazos, ocultando el hecho de que, realmente, deseara que me tocara. Durante años, había aborrecido el que me tocaran, el llegar a tener cierta intimidad mas allá de lo estrictamente necesario con los clientes, pero eso nunca se había aplicado a él. Sumida en mis pensamientos, y sin apenas decir casi nada en todo el trayecto, a pesar de que era enormemente consciente de su presencia, puesto que en ningún momento me había soltado de su mano.
Nunca antes se me hubiera pasado por la cabeza llevar hasta mi casa a ninguno de mis clientes, no cuando ése era el único lugar en dónde me liberaba a mi misma de lo que era, de lo que me había convertido; pero no lo había pensado mucho en cuando a llevarle a él... no podía evitar sentirme distinta con él, en llegar a saltarme incluso alguna de mis propias normas y en no estar completamente alerta cuando estaba con él. Tras unos pocos minutos mas, finalmente paré delante de la fachada de un pequeño edificio, una casita pequeña que se había convertido en mi hogar. Sin decir nada, saqué la llave y me dispuse a abrir la puerta antes de entrar y cederle el paso—. Bienvenido a mi humilde casa —dije haciendo un ademán hacia el interior, el cual estaba perfectamente amueblado, con muebles de alta calidad que había elegido con todo cuidado con la intención de que armonizara todo con todo. Sin decir nada mas, mi mirada se fijó en él una vez se cerró la puerta de la entrada, mientras me preguntaba mentalmente cuánto realmente tardaría en perder todas y cada una de mis prendas, algo que presentía que tampoco iba a tener que esperar mucho para obtener la respuesta a “esa” pregunta.
Anaïs Favre- Prostituta Clase Alta
- Mensajes : 25
Fecha de inscripción : 10/02/2016
Re: Siempre volveré a ti ~#Privado +18
El sol de aquella mañana solo incrementaba el calor de la ciudad incluso en primavera; con frescas brisas que agitaban cabellos junto a los hilos de romances que no existían pero que podía existir ¡por supuesto que sí! El aroma de las flores que comenzaba a cubrir la ciudad trayendo notas en compases difusos que se pierden en los paseos de todas aquellas almas que han decidido dejar su mundo para internarse en la lírica de la fantasía.
La sonrisa de quien toma la ajena entre las suyas llevándose el aroma que despide el cuerpo femenino que es oculto por el cigarro que se deja morir entre los labios del demonio que solo sonríe abiertamente hasta donde mora aquella inocente alma, pobre alma condenada por las cadenas del demonio quien habita tras la máscara y cuerpo de hombre. El cigarro cae cual miga en el camino siendo aplastado por la suela del zapato mientras se acercan más y más al destino deseado. La suave voz solo se conjuga con la dura mirada que le entrega tomando más la cintura fina de la acompañante, como si fuera un juego.
El fin del camino llegó y con ello solo la aventura o desventura de quien se abre paso ante la invitación; soltó una sonrisilla bien digna de su posición para que aquella mujer pudiera escuchar –Tan modesta como siempre, aunque en mi mente solo están otros recuerdos– Cual dueño entra en la casa dejando su abrigo en la entrada, se adentra hasta el salón donde toma asiento con sus pies subidos en la pequeña mesa del centro –Mi pequeña Ana, dime ¿me extrañaste? Al menos veo que no estás con un hombre, puedo ver solo con agitar mi mano, no hay rastros de marido alguno o de amante, será que tu cuerpo no reacciona con ellos como lo hacía conmigo?– ríe cínicamente invitando a la dama a sentarse a horcajadas sobre él –Donde diablos dejé mis modales, oh cierto están con el demonio– ríe mirando el cuerpo de la mujer para ponerse de pie y servirse un trago del licor.
Regresa a su asiento sin dejar de sonreír bebiendo aquel líquido que calienta el cuerpo completamente –Que atrevida Ana, al traer a un hombre a la casa, ¿acaso no tienes miedo que te ataque y termine violando?– se acerca a ella por la espalda recorriendo con los dedos aquellas cuerdas que ciñen su cuerpo –O es lo que querías– sin darle tiempo la toma de la cintura para que le mire, camina unos pasos hacia atrás llevándola contra la pared más cerca arrojando unos cuadros y adornos que estaban cerca, la mira intensamente con esa llama en sus ojos que tanto los caracterizaba a ambos, bebe delante de ella y al terminar la besa dejando que le líquido corra entre ambas bocas llenándose de pasión, su lengua ataca sin dar tregua ni resguardo en la boca ajena, separando un poco solo para que siga en el juego de encontrarse con la lengua los dos.
La sonrisa de quien toma la ajena entre las suyas llevándose el aroma que despide el cuerpo femenino que es oculto por el cigarro que se deja morir entre los labios del demonio que solo sonríe abiertamente hasta donde mora aquella inocente alma, pobre alma condenada por las cadenas del demonio quien habita tras la máscara y cuerpo de hombre. El cigarro cae cual miga en el camino siendo aplastado por la suela del zapato mientras se acercan más y más al destino deseado. La suave voz solo se conjuga con la dura mirada que le entrega tomando más la cintura fina de la acompañante, como si fuera un juego.
El fin del camino llegó y con ello solo la aventura o desventura de quien se abre paso ante la invitación; soltó una sonrisilla bien digna de su posición para que aquella mujer pudiera escuchar –Tan modesta como siempre, aunque en mi mente solo están otros recuerdos– Cual dueño entra en la casa dejando su abrigo en la entrada, se adentra hasta el salón donde toma asiento con sus pies subidos en la pequeña mesa del centro –Mi pequeña Ana, dime ¿me extrañaste? Al menos veo que no estás con un hombre, puedo ver solo con agitar mi mano, no hay rastros de marido alguno o de amante, será que tu cuerpo no reacciona con ellos como lo hacía conmigo?– ríe cínicamente invitando a la dama a sentarse a horcajadas sobre él –Donde diablos dejé mis modales, oh cierto están con el demonio– ríe mirando el cuerpo de la mujer para ponerse de pie y servirse un trago del licor.
Regresa a su asiento sin dejar de sonreír bebiendo aquel líquido que calienta el cuerpo completamente –Que atrevida Ana, al traer a un hombre a la casa, ¿acaso no tienes miedo que te ataque y termine violando?– se acerca a ella por la espalda recorriendo con los dedos aquellas cuerdas que ciñen su cuerpo –O es lo que querías– sin darle tiempo la toma de la cintura para que le mire, camina unos pasos hacia atrás llevándola contra la pared más cerca arrojando unos cuadros y adornos que estaban cerca, la mira intensamente con esa llama en sus ojos que tanto los caracterizaba a ambos, bebe delante de ella y al terminar la besa dejando que le líquido corra entre ambas bocas llenándose de pasión, su lengua ataca sin dar tregua ni resguardo en la boca ajena, separando un poco solo para que siga en el juego de encontrarse con la lengua los dos.
Ulysses Von Harnett- Condenado/Hechicero/Clase Alta
- Mensajes : 46
Fecha de inscripción : 22/05/2015
Re: Siempre volveré a ti ~#Privado +18
Mis mejillas se ruborizaron levemente ante sus palabras y mi corazón latió con fuerza y de forma descompasada. Intentando encontrar las palabras adecuadas, mi mirada se posó en él, moviéndose con total comodidad por mi casa cómo si éste estuviera totalmente acostumbrado a estar aquí, moviéndose cómo si, en realidad, conociera a la perfección dónde estaba cada cosa, cómo si realmente encajara aquí. Ese pensamiento hizo que mi corazón se parara por unos leves segundos antes de que este volviera a latir y mi mente desechara con toda la fuerza que fue capaz la idea estúpida y fugaz de que él encajaba perfectamente en mi vida. Prácticamente obligándome a mi misma, pestañeé de forma coqueta ante sus palabras, forzando a cualquier pensamiento sobre hasta que punto podían ser ciertas sus palabras.
—Parece que te gusta que te lo repita —musité, haciendo mi mayor esfuerzo para parecer la mariposa despreocupada y no dejar translucir hasta que punto me estaba afectando el reencuentro con él— eres el único que me importa o que puede llegar a significar algo para mi —pestañeé de nuevo— probablemente si pudiera enamorarme o amar a alguien, te amaría a ti —cerré los ojos de forma teatral, ignorando cualquier vocecilla de mi subconsciente que me decía que estaba pisando terreno pantanoso y en el que si no tenia cuidado terminaría hundiéndome— pero eso ya lo sabes de sobra. —Dije, sin mirarle, a pesar de que era plenamente consciente de que ya no se encontraba sentado en dónde había estado momentos antes, ya no solo por el que su voz había sonado bastante mas cerca si no que era mas que consciente de su presencia, de su cercanía incluso antes de percibir el movimiento de sus dedos en mi espalda o su brazo rodeando mi cintura. Levantando la mirada, mis ojos se encontraron de nuevo con los suyos, a la vez que en apenas un momento, percibí la pared tras de mi, encontrándome atrapada entre esta y su cuerpo. A pesar de que tanto le conocía, éste siempre encontraba la manera de sorprenderme, una y otra vez.
Cómo si de una llave abriendo una puerta se tratara, el roce de sus labios sobre los míos hizo que éstos se abrieran sin mostrar la mas mínima resistencia, dejando paso tanto al licor que momentos antes él había tomado cómo a su lengua. Dejando escapar un ligero gemido ante la intrusión, mis brazos instantáneamente se envolvieron alrededor de su cuello antes de que mis labios y mi propia entraran en el juego, completamente dispuestos a entablar una lucha. Con mis dedos enredándose en su pelo, profundicé aún mas el beso, intensificando aún más la batalla entre ambas lenguas y pegando, aún mas, mi cuerpo al suyo. Batalla que no cesó hasta que me faltó el aliento, momento en que me retiré levemente, separando mis labios de los suyos simplemente lo justo para respirar—. Dudo que fuera una violación si yo lo consiento —musité, con la voz entrecortada, mientras notaba como cada centímetro de mi piel empezaba a reaccionar a su cercanía, anhelando que sus manos recorrieran cada uno de la misma— sabes perfectamente que no tienes que hacer mucho para hacerme caer bajo tu hechizo y hacer lo que quieras con mi cuerpo —dije antes de que mis labios volvieran a besar los suyos, con ganas, casi con desesperación mientras mis manos empezaban a recorrer lentamente su torso en busca de la manera mas rápida y efectiva de deshacerme de sus ropas deseando fervientemente tocar su piel.
—Parece que te gusta que te lo repita —musité, haciendo mi mayor esfuerzo para parecer la mariposa despreocupada y no dejar translucir hasta que punto me estaba afectando el reencuentro con él— eres el único que me importa o que puede llegar a significar algo para mi —pestañeé de nuevo— probablemente si pudiera enamorarme o amar a alguien, te amaría a ti —cerré los ojos de forma teatral, ignorando cualquier vocecilla de mi subconsciente que me decía que estaba pisando terreno pantanoso y en el que si no tenia cuidado terminaría hundiéndome— pero eso ya lo sabes de sobra. —Dije, sin mirarle, a pesar de que era plenamente consciente de que ya no se encontraba sentado en dónde había estado momentos antes, ya no solo por el que su voz había sonado bastante mas cerca si no que era mas que consciente de su presencia, de su cercanía incluso antes de percibir el movimiento de sus dedos en mi espalda o su brazo rodeando mi cintura. Levantando la mirada, mis ojos se encontraron de nuevo con los suyos, a la vez que en apenas un momento, percibí la pared tras de mi, encontrándome atrapada entre esta y su cuerpo. A pesar de que tanto le conocía, éste siempre encontraba la manera de sorprenderme, una y otra vez.
Cómo si de una llave abriendo una puerta se tratara, el roce de sus labios sobre los míos hizo que éstos se abrieran sin mostrar la mas mínima resistencia, dejando paso tanto al licor que momentos antes él había tomado cómo a su lengua. Dejando escapar un ligero gemido ante la intrusión, mis brazos instantáneamente se envolvieron alrededor de su cuello antes de que mis labios y mi propia entraran en el juego, completamente dispuestos a entablar una lucha. Con mis dedos enredándose en su pelo, profundicé aún mas el beso, intensificando aún más la batalla entre ambas lenguas y pegando, aún mas, mi cuerpo al suyo. Batalla que no cesó hasta que me faltó el aliento, momento en que me retiré levemente, separando mis labios de los suyos simplemente lo justo para respirar—. Dudo que fuera una violación si yo lo consiento —musité, con la voz entrecortada, mientras notaba como cada centímetro de mi piel empezaba a reaccionar a su cercanía, anhelando que sus manos recorrieran cada uno de la misma— sabes perfectamente que no tienes que hacer mucho para hacerme caer bajo tu hechizo y hacer lo que quieras con mi cuerpo —dije antes de que mis labios volvieran a besar los suyos, con ganas, casi con desesperación mientras mis manos empezaban a recorrer lentamente su torso en busca de la manera mas rápida y efectiva de deshacerme de sus ropas deseando fervientemente tocar su piel.
Anaïs Favre- Prostituta Clase Alta
- Mensajes : 25
Fecha de inscripción : 10/02/2016
Re: Siempre volveré a ti ~#Privado +18
Calor, uno profano y arraigado en aquel baile de los dos cuerpos que buscaban desesperadamente juntarse aún más si podía, aun con el estorbo de las prendas de vestir; los labios que se mancillaban entre ellos con las lenguas que no daban tregua alguna a querer cesar o romper aquel momento único, íntimo y pasional que estaban disfrutando, aun con la amenaza de quedarse sin aire. Pero aun así, aún así el encantó terminó rompiéndose con un hilo que los unía y donde la sonrisa de ambos se hacía evidente.
La sonrisa perfecta de confianza se resume en aquel rostro, sus labios se ven empapados en el sabor fuerte del licor mientras la cercanía del cuerpo femenino no hacía otra cosa que aumentar el deseo y las ganas de romper todo el lugar hasta quemarlo junto al cuerpo de ella, pero tenía que soportar esa tortura, aun con aquel demonio que golpeaba su cabeza y cuerpo por querer poseer el alma de la mujer, devorarla y así reírse de aquel engendro del mal. Pero habían otros planes de él para aquel ente. Se alejó de la mujer dándole la espalda para tomar asiento nuevamente, cruzó sus piernas alzando aquella copa con el poco contenido que quedaba, esa sonrisa diabólica no se borraba en ningún momento, al contrario se profundaba a medida que sus ojos devoraban, desnudaban, a la mujer delante de él.
La voz oscura, profunda que sale des las entrañas del infierno resuena como un grave eco por aquel lugar –Tienes razón, Anais, no me cabe la menor duda que podría con solo chasquear mis dedos tenerte junto a mí, atada de por vida, porque solo yo puedo hacer que disfrutes tanto– sus ojos se llenan de ira en un momento para terminar arrojando el vaso vació al suelo donde salta en miles de pedazos –Y es por esa razón que me enojaría saber cuántos hombres han pasado por esos labios, por entre tus piernas, cuantos te han llenado de besos y pasiones, dime Anais a cuantos hombres tuviste que calmar para calmar tu sed de mi– suelta una carcajada de enojo con la mirada profunda sobre los ojos de la mujer –No te cortes, quiero todos los detalles incluso los más sórdidos, quiero saber cuánto te hicieron gemir esos malditos para ver como los mato por haber tocado algo que es mío, porque lo sabes, tú me perteneces Anais, es mejor que te olvides de tener a otro cliente entre tus piernas, porque el único que estará ahí seré yo no en vano estuve buscándote por todos los malditos burdeles– la llama con el índice de su diestra, la invita a acercarse y sentarse sobre sus piernas, mismas que palme para que ella tome el asiento que le corresponde.
La sonrisa perfecta de confianza se resume en aquel rostro, sus labios se ven empapados en el sabor fuerte del licor mientras la cercanía del cuerpo femenino no hacía otra cosa que aumentar el deseo y las ganas de romper todo el lugar hasta quemarlo junto al cuerpo de ella, pero tenía que soportar esa tortura, aun con aquel demonio que golpeaba su cabeza y cuerpo por querer poseer el alma de la mujer, devorarla y así reírse de aquel engendro del mal. Pero habían otros planes de él para aquel ente. Se alejó de la mujer dándole la espalda para tomar asiento nuevamente, cruzó sus piernas alzando aquella copa con el poco contenido que quedaba, esa sonrisa diabólica no se borraba en ningún momento, al contrario se profundaba a medida que sus ojos devoraban, desnudaban, a la mujer delante de él.
La voz oscura, profunda que sale des las entrañas del infierno resuena como un grave eco por aquel lugar –Tienes razón, Anais, no me cabe la menor duda que podría con solo chasquear mis dedos tenerte junto a mí, atada de por vida, porque solo yo puedo hacer que disfrutes tanto– sus ojos se llenan de ira en un momento para terminar arrojando el vaso vació al suelo donde salta en miles de pedazos –Y es por esa razón que me enojaría saber cuántos hombres han pasado por esos labios, por entre tus piernas, cuantos te han llenado de besos y pasiones, dime Anais a cuantos hombres tuviste que calmar para calmar tu sed de mi– suelta una carcajada de enojo con la mirada profunda sobre los ojos de la mujer –No te cortes, quiero todos los detalles incluso los más sórdidos, quiero saber cuánto te hicieron gemir esos malditos para ver como los mato por haber tocado algo que es mío, porque lo sabes, tú me perteneces Anais, es mejor que te olvides de tener a otro cliente entre tus piernas, porque el único que estará ahí seré yo no en vano estuve buscándote por todos los malditos burdeles– la llama con el índice de su diestra, la invita a acercarse y sentarse sobre sus piernas, mismas que palme para que ella tome el asiento que le corresponde.
Ulysses Von Harnett- Condenado/Hechicero/Clase Alta
- Mensajes : 46
Fecha de inscripción : 22/05/2015
Re: Siempre volveré a ti ~#Privado +18
Mi mirada se quedó completamente clavada en él, sorprendida y sin dar crédito a aquello que estaban presenciando mis ojos, sin poder llegar a comprender el motivo por el que había reaccionado tan de repente de ésta manera. Nunca le había importado lo mas mínimo si veía o dejaba de ver a nadie mas ni siquiera había llegado a tener interés en cualquier de los otros clientes, entonces... ¿dónde estaba realmente el cambio? Podía percibir claramente el enojo en el, pero de la misma manera que no alcanzaba a comprender el hecho de que ahora le pudiera molestar a quiénes viera o dejara de ver. Tomando una respiración profunda, le miré, dejando que la actitud coqueta y despreocupada que siempre empleaba desapareciera por completo dando paso a una actitud seria y que no tenía ganas de bromas o juegos. —No veo porqué te podría interesar o preocupar a cuantos veo o con cuantos me acuesto durante el transcurso de una semana, hasta dónde yo se no eres mi marido ni siquiera mi pareja. Si bien puede que contigo las cosas puedan ser ligeramente distintas del resto eso no cambia nada ni te proporciona ningún privilegio o derecho sobre mi —mi mirada llameó ligeramente, siendo éste el único indicativo que su actitud me estaba molestando
—si me tuviste que buscar fue porqué el que se fue fuiste tu, te marchaste y yo seguí adelante ¿o acaso crees que estaba dispuesta a permanecer eternamente en ese lugar bajo las órdenes de alguien que se quedaba parte del dinero que yo ganaba? Lamentablemente no, prefiero ser yo la que elige y decide sobre que trabajos hago y a que clientes veo —no estaba dispuesta a decirle que, en realidad, la cantidad de clientes con los que tenía o seguía manteniendo relaciones sexuales eran mas bien escasos puesto que era y trabajaba mas bien como una acompañante de lujo que como una cortesana— por mucho que te aprecie, me importes y disfrute acostándome contigo eso no es suficiente para exigirme la “exclusividad”, no cuando el único que podría llegar a pedirme la “exclusividad” sería el que pusiera un anillo de bodas en mi dedo y eso dudo que llegue a suceder —negué ligeramente con la cabeza mientras la sombra del dolor que, aún ahora, me causaban las heridas del pasado, del miedo que me inspiraba la noción de “compromiso” relacionado con un futuro matrimonio, del hecho que a pesar de los años que habían pasado de ese acontecimiento el fantasma de ese día nunca perdía la oportunidad de aparecer en el momento en el que pudiera atreverme a abrir la caja de pandora que contenía mis peores recuerdos y pesadillas.
Por un momento, cerré los ojos, con la intención de ocultar hasta que punto me sentía vulnerable ante mis propios recuerdos puesto que a pesar de lo mucho que él pudiera llegar a conocerme había cosas que prefería guardar para mi misma, cosas las cuales no me sentía lista para compartir con nadie. Tras unos minutos en los que el silencio reinó en la pequeña sala de estar, volví a abrir los ojos y mi mirada se clavó en él, ajena a la traidora y silenciosa lágrima que corría rauda por mi mejilla— olvídalo Ulysses —musité en apenas un susurro que resonó en la silenciosa habitación— no puede ser, no puedes tener la exclusividad, no puedo dártela —negué con la cabeza y me giré, dándole la espalda, no quería ver brillar el desprecio en su mirada dirigido hacia mi y no me sentía suficientemente fuerte cómo para enfrentarle ahora mismo, necesitaba tan solo unos minutos para poder recomponerme, para volver a la Anaïs que él quería.
—si me tuviste que buscar fue porqué el que se fue fuiste tu, te marchaste y yo seguí adelante ¿o acaso crees que estaba dispuesta a permanecer eternamente en ese lugar bajo las órdenes de alguien que se quedaba parte del dinero que yo ganaba? Lamentablemente no, prefiero ser yo la que elige y decide sobre que trabajos hago y a que clientes veo —no estaba dispuesta a decirle que, en realidad, la cantidad de clientes con los que tenía o seguía manteniendo relaciones sexuales eran mas bien escasos puesto que era y trabajaba mas bien como una acompañante de lujo que como una cortesana— por mucho que te aprecie, me importes y disfrute acostándome contigo eso no es suficiente para exigirme la “exclusividad”, no cuando el único que podría llegar a pedirme la “exclusividad” sería el que pusiera un anillo de bodas en mi dedo y eso dudo que llegue a suceder —negué ligeramente con la cabeza mientras la sombra del dolor que, aún ahora, me causaban las heridas del pasado, del miedo que me inspiraba la noción de “compromiso” relacionado con un futuro matrimonio, del hecho que a pesar de los años que habían pasado de ese acontecimiento el fantasma de ese día nunca perdía la oportunidad de aparecer en el momento en el que pudiera atreverme a abrir la caja de pandora que contenía mis peores recuerdos y pesadillas.
Por un momento, cerré los ojos, con la intención de ocultar hasta que punto me sentía vulnerable ante mis propios recuerdos puesto que a pesar de lo mucho que él pudiera llegar a conocerme había cosas que prefería guardar para mi misma, cosas las cuales no me sentía lista para compartir con nadie. Tras unos minutos en los que el silencio reinó en la pequeña sala de estar, volví a abrir los ojos y mi mirada se clavó en él, ajena a la traidora y silenciosa lágrima que corría rauda por mi mejilla— olvídalo Ulysses —musité en apenas un susurro que resonó en la silenciosa habitación— no puede ser, no puedes tener la exclusividad, no puedo dártela —negué con la cabeza y me giré, dándole la espalda, no quería ver brillar el desprecio en su mirada dirigido hacia mi y no me sentía suficientemente fuerte cómo para enfrentarle ahora mismo, necesitaba tan solo unos minutos para poder recomponerme, para volver a la Anaïs que él quería.
Anaïs Favre- Prostituta Clase Alta
- Mensajes : 25
Fecha de inscripción : 10/02/2016
Re: Siempre volveré a ti ~#Privado +18
El tiempo se detuvo en el instante en que aquellas palabras se quedaron como eco sobre el salón retumbando cada una de aquellas connotaciones para llenar de ir a quien iban dirigidas; ambos rostros se miraban cual pela campal sin ceder territorio alguno todo con la única esperanza de ganar aquella silencio guerra que ambos habían impuesto. Ambos contendientes parecían estar listos para atacar en cualquier segundo, en el momento menos pensado darían un golpe de gracia para poder acabar con el enemigo, aunque ello podría acabarlos.
La mirada severa se tornó en una suave sonrisa cuando de pronto se puso de pie dispueto a marcharse, caminó en silencio hasta la puerta pero fue entonces que esa sonrisa tomó otro aspecto uno más oscuro y siniestro, cerró la puerta con llave regresando la mirada a la mujer acercándose a ella lo suficiente para que su diestra tomara el mentón de ella y enfrentar cara a cara a ambos –Te tengo que recordar que eres mía, que todo lo que es mio no lo comparto por nada del mundo, o es que quieres que te lo demuestre ahora mismo, porque no tengo problema con tomarte aquí mismo en el piso, además si gritases nadie vendría a socorrerte y si alguien viene solo vería a una puta seduciendo a un cliente– su voz suena pesada y llena de furia –Oh, pero es cierto no eres una puta cualquiera, eres una muy cara, una tan cosotosa que tendía que tener la polla llena de oro para que puedas usarla, ¿verdad? NO, no es verdad, porque tu disfrutabas de mi exclusividad, tu anhelabas que mis manos te tocasen todo el cuerpo desnudo, que mi boca recorra cada rincón de tu piel haciéndote sentir varios placeres, y ni habla cuando follabamos– ríe cínicamente arrojando el rostro de la mujer lejos del suyo.
Vuelve a tomar asiento alzando los pies sobre el enorme sillón mirando a la mujer con burla –Es verdad no puedas dar la exclusividad, ni a mí ni a nadie, por eso es que buscaré una esposa, una mujer en la cual poner un anillo y que me espere cada noche en ese lecho, que me abra sus piernas cada vez para engendrar a mi hijo, y tu pasarás a ser la puta de turno, que me libere la tensión cuando esté trabajando, oh y eso si es que se puede, porque como bien dices puedes tener a cualquier puto hombre entre tus piernas, yo podría estar entre las piernas de cualquier ramera haciéndola gemir y gastando mi dinero, ya que a la que consideraba mía, no lo era realmente, que pena– ríe y lleva su mano al bolsillo del pantalón sacando unos francos y monedas.
El dinero es arrojado a los pies de la mujer con desprecio y odio completo, odio por las palabras que ella dijo, por esa manera tan altanera que la caracterizaba –Desnúdate, por todo este día pago por tus servicios de puta, así que deberás contestar a todo lo que yo te pregunte sin mentir, si lo haces te castigaré, y ya sabes como, lo has probado las habilidades de alguien como yo– se relame los labios al ver el cuerpo de la mujer –Hombres con los que te has revolcado por dinero, dimelo. A.H.O.R.A– demanda chasqueando los dedos para llamar a la mujer.
Estaba tan furioso, tanto así que lo ocultaba con aquella sonrisa aterradora, y en su interior el demonio comenzó a rugir desesperado.
La mirada severa se tornó en una suave sonrisa cuando de pronto se puso de pie dispueto a marcharse, caminó en silencio hasta la puerta pero fue entonces que esa sonrisa tomó otro aspecto uno más oscuro y siniestro, cerró la puerta con llave regresando la mirada a la mujer acercándose a ella lo suficiente para que su diestra tomara el mentón de ella y enfrentar cara a cara a ambos –Te tengo que recordar que eres mía, que todo lo que es mio no lo comparto por nada del mundo, o es que quieres que te lo demuestre ahora mismo, porque no tengo problema con tomarte aquí mismo en el piso, además si gritases nadie vendría a socorrerte y si alguien viene solo vería a una puta seduciendo a un cliente– su voz suena pesada y llena de furia –Oh, pero es cierto no eres una puta cualquiera, eres una muy cara, una tan cosotosa que tendía que tener la polla llena de oro para que puedas usarla, ¿verdad? NO, no es verdad, porque tu disfrutabas de mi exclusividad, tu anhelabas que mis manos te tocasen todo el cuerpo desnudo, que mi boca recorra cada rincón de tu piel haciéndote sentir varios placeres, y ni habla cuando follabamos– ríe cínicamente arrojando el rostro de la mujer lejos del suyo.
Vuelve a tomar asiento alzando los pies sobre el enorme sillón mirando a la mujer con burla –Es verdad no puedas dar la exclusividad, ni a mí ni a nadie, por eso es que buscaré una esposa, una mujer en la cual poner un anillo y que me espere cada noche en ese lecho, que me abra sus piernas cada vez para engendrar a mi hijo, y tu pasarás a ser la puta de turno, que me libere la tensión cuando esté trabajando, oh y eso si es que se puede, porque como bien dices puedes tener a cualquier puto hombre entre tus piernas, yo podría estar entre las piernas de cualquier ramera haciéndola gemir y gastando mi dinero, ya que a la que consideraba mía, no lo era realmente, que pena– ríe y lleva su mano al bolsillo del pantalón sacando unos francos y monedas.
El dinero es arrojado a los pies de la mujer con desprecio y odio completo, odio por las palabras que ella dijo, por esa manera tan altanera que la caracterizaba –Desnúdate, por todo este día pago por tus servicios de puta, así que deberás contestar a todo lo que yo te pregunte sin mentir, si lo haces te castigaré, y ya sabes como, lo has probado las habilidades de alguien como yo– se relame los labios al ver el cuerpo de la mujer –Hombres con los que te has revolcado por dinero, dimelo. A.H.O.R.A– demanda chasqueando los dedos para llamar a la mujer.
Estaba tan furioso, tanto así que lo ocultaba con aquella sonrisa aterradora, y en su interior el demonio comenzó a rugir desesperado.
Ulysses Von Harnett- Condenado/Hechicero/Clase Alta
- Mensajes : 46
Fecha de inscripción : 22/05/2015
Re: Siempre volveré a ti ~#Privado +18
Frío. Un frío intenso que envolvía por completo mi cuerpo en el momento en que sus palabras, como dagas afiladas, hirientes y letales surcaron en el aire. Mi piel tornándose completamente lívida, sintiéndose completamente fría a excepción de la pequeña porción de mi mentón, lugar en dónde, momentos antes él me había tocado. Mis manos empezaron a temblar ligeramente, cerrándose en puños a medida de que la furia empezaba a tomar su lugar haciendo que tomara toda mi fuerza de voluntad para no estallar sin mas. En el momento en que le volví a mirar, mi mirada se encontraba carente de la molestia y de la furia que aún asolaba mi cuerpo, solo la frialdad que me envolvía. —Puedes recoger tu dinero e irte —mi voz sonó gélida a pesar de que tras esa frágil muralla de hielo bullían un sinfín de sentimientos y emociones, unas claras y cristalinas como la furia y la molestia, otras que simplemente me negaba a intentar comprender o analizar en estos momentos— después de hoy no quiero volver a verte... nunca más —por unos escasos segundos, mis propias palabras me zarandearon, pero mi sentido común siguió imponiéndose sobre todo lo demás.
Negué con la cabeza, con lentitud— que decepcionante, creí que me conocías un poco mas, pero ya veo que eres igual que cualquier otro hombre. —Mi mirada glacial se volvió a fijar en él— ¿acaso creías que con pedirme o exigirme los nombres te los iba a dar?¿acaso creías que con amenazarme lo ibas a conseguir? Si es así, deja que te diga algo; no existe fortuna en el mundo que sea lo suficiente cuantiosa para comprar mi voluntad. Cualquiera podrá comprar o pagar por mi cuerpo o mi compañía durante algunas horas, pero nadie; nadie puede comprar mi alma. —El desafío destelló por un momento en mi mirada antes de seguir con mis palabras sin que la frialdad desapareciera de ellas—. Podrás amenazarme con castigarme pero no conseguirás nada con ello. ¿Qué vas a hacer? —le miré fijamente— ¿Golpearme? Para tu desgracia no le temo al dolor físico —negué con la cabeza— ¿Violarme? Llegas tarde para conseguir dañarme con eso —negué de nuevo, con una amarga sonrisa en mis labios ante la palabra— ¿Hacer de mi vida un infierno? Tarde, ya lo es.
Negué de nuevo, observándole en uno de los sillones de mi pequeña sala de estar—. Crees que me conoces, que sabes lo suficiente sobre mi para hablar sobre ello, pero te equivocas puesto que no lo haces. Quizás tenga que vender mi tiempo y mi cuerpo para vivir, pero eso no me convierte ni en un juguete ni una posesión disponible para satisfacer los caprichos del primero que afirme ser mi dueño. —Evitando mirarle, mis pasos se dirigieron con toda la firmeza de la que era capaz en dirección a la puerta de entrada, puerta que él había cerrado, con la firme y clara intención de abrir la puerta en una reivindicación de mi “márchate, no quiero verte”, palabras que repetí en el momento en que mi mano se posó sobre el pomo de la puerta, disponiéndome de nuevo—. Recoge tu dinero y vete —repetí, con toda la frialdad e indiferencia de la que era capaz mientras me disponía a girar la llave en la cerradura para abrir la puerta.
Negué con la cabeza, con lentitud— que decepcionante, creí que me conocías un poco mas, pero ya veo que eres igual que cualquier otro hombre. —Mi mirada glacial se volvió a fijar en él— ¿acaso creías que con pedirme o exigirme los nombres te los iba a dar?¿acaso creías que con amenazarme lo ibas a conseguir? Si es así, deja que te diga algo; no existe fortuna en el mundo que sea lo suficiente cuantiosa para comprar mi voluntad. Cualquiera podrá comprar o pagar por mi cuerpo o mi compañía durante algunas horas, pero nadie; nadie puede comprar mi alma. —El desafío destelló por un momento en mi mirada antes de seguir con mis palabras sin que la frialdad desapareciera de ellas—. Podrás amenazarme con castigarme pero no conseguirás nada con ello. ¿Qué vas a hacer? —le miré fijamente— ¿Golpearme? Para tu desgracia no le temo al dolor físico —negué con la cabeza— ¿Violarme? Llegas tarde para conseguir dañarme con eso —negué de nuevo, con una amarga sonrisa en mis labios ante la palabra— ¿Hacer de mi vida un infierno? Tarde, ya lo es.
Negué de nuevo, observándole en uno de los sillones de mi pequeña sala de estar—. Crees que me conoces, que sabes lo suficiente sobre mi para hablar sobre ello, pero te equivocas puesto que no lo haces. Quizás tenga que vender mi tiempo y mi cuerpo para vivir, pero eso no me convierte ni en un juguete ni una posesión disponible para satisfacer los caprichos del primero que afirme ser mi dueño. —Evitando mirarle, mis pasos se dirigieron con toda la firmeza de la que era capaz en dirección a la puerta de entrada, puerta que él había cerrado, con la firme y clara intención de abrir la puerta en una reivindicación de mi “márchate, no quiero verte”, palabras que repetí en el momento en que mi mano se posó sobre el pomo de la puerta, disponiéndome de nuevo—. Recoge tu dinero y vete —repetí, con toda la frialdad e indiferencia de la que era capaz mientras me disponía a girar la llave en la cerradura para abrir la puerta.
Anaïs Favre- Prostituta Clase Alta
- Mensajes : 25
Fecha de inscripción : 10/02/2016
Re: Siempre volveré a ti ~#Privado +18
Admiraba sentado todo el espectáculo de la mujer con aquellas frías palabras y su expresión de ira, si, esa ira que se estaba desbordándose y alimentando a su demonio interno. Podía sentirlo rugir pidiendo más y más de aquella alma enfurecida, tanto así que en los momentos que la prostituta mencionaba esa palabras del demonio se agitaba con el deseo de engullir su alma llevándola a las profundidades del infierno. Si, era eso lo que faltaba más almas para completar aquel ritual y la mujer se ofrecía como bandeja de plata.
La mirada se clava en la mujer, con parsimoniosa calma se levanta dando pasos pesados y fuerte hasta la entrada, su mano se posa en el pomo de la puerta ajustando con fuerza los dedos de la mujer –¿Eres estúpida acaso?– se lo decía por los ofrecimientos que hacía inconscientemente a su demonio –¿Crees que me iré solo porque tú lo digas?, que según tu yo no te conozco y no sé cuántas tonterías más de las que has soltado, pero ¿crees que es verdad? No seas tonta Anaïs Favre, te conozco mejor que nadie, por eso puedo decirte eso. Cuidado, por donde vas y la furia que vas mostrándome, sabes que no me sienta bien todo lo que estás haciendo y no me culpes por lo que pueda ocurrir después– sonríe tomando la cintura de la mujer atrayéndola a su cuerpo.
En un momento menos pensado, arremete el cuerpo de la mujer contra la puerta, a la que da una patada para cerrarla y así poder sostener el cuerpo de la mujer, se mete entre sus piernas sonriéndole de frente susurrando contra el escote del vestido –Crees que no sé qué odias que los hombres te toquen por lo que te hicieron, que no soportas el que un hombre te toque ni con los dedos mucho menos te folle hasta venirse, crees que no se cuanto lo aborreces y que soy el único al que se lo has permitido porque te has llegado a sentir muy bien por cómo te lo hago, que cada vez que besaba tu piel mientras lo hacíamos tu gemías y suspirabas sintiendo claramente mi lengua y besos en cada rincón de tu cuerpo ¿quieres que te recuerde ello? – mira a la mujer a los ojos fijamente, retándola con la mirada.
Le muestra dos dedos de su diestra chupándolos delante de la mujer para dejar que se adentren entre los pliegues de aquel vestido acariciando los muslos, la cara interna de estos hasta la entrada de su intimidad –¿Quieres saber por qué te pregunto por los hombres que te has revolcado?– susurra sobre los labios de ella en un amague de intentar besarla pero sin hacerlo –Para saber cómo tengo que hacértelo, para saber si tengo que correrme tanto como para borrar lo que ellos dejaron en tu cuerpo, y para que recuerdes que solo yo puedo tocarte de esa manera y que los otros solo serán un remplazo mío, tú dices que tu alma no está en venta, pero ya la has vendido a mí, y si, tú tienes un dueño al cual siempre volver, yo, aunque no te guste, aunque vendas tu cuerpo y tiempo como una puta más, sabes que al final no habrá nadie, nadie mejor que yo para hacerte sentir mujer de verdad– suelta a la mujer acomodándose el traje, como si fuera un caballero más mirándole y riéndose mientras le guiña un ojo, regresando al sofá que estaba minutos antes.
Sentado, calmad y mirando a la mujer mientras se quitaba la chaqueta dejándola en el suelo así como la camisa que abría los puños de las mangas, todo sin dejar de sonreir. Provocando a la mujer
La mirada se clava en la mujer, con parsimoniosa calma se levanta dando pasos pesados y fuerte hasta la entrada, su mano se posa en el pomo de la puerta ajustando con fuerza los dedos de la mujer –¿Eres estúpida acaso?– se lo decía por los ofrecimientos que hacía inconscientemente a su demonio –¿Crees que me iré solo porque tú lo digas?, que según tu yo no te conozco y no sé cuántas tonterías más de las que has soltado, pero ¿crees que es verdad? No seas tonta Anaïs Favre, te conozco mejor que nadie, por eso puedo decirte eso. Cuidado, por donde vas y la furia que vas mostrándome, sabes que no me sienta bien todo lo que estás haciendo y no me culpes por lo que pueda ocurrir después– sonríe tomando la cintura de la mujer atrayéndola a su cuerpo.
En un momento menos pensado, arremete el cuerpo de la mujer contra la puerta, a la que da una patada para cerrarla y así poder sostener el cuerpo de la mujer, se mete entre sus piernas sonriéndole de frente susurrando contra el escote del vestido –Crees que no sé qué odias que los hombres te toquen por lo que te hicieron, que no soportas el que un hombre te toque ni con los dedos mucho menos te folle hasta venirse, crees que no se cuanto lo aborreces y que soy el único al que se lo has permitido porque te has llegado a sentir muy bien por cómo te lo hago, que cada vez que besaba tu piel mientras lo hacíamos tu gemías y suspirabas sintiendo claramente mi lengua y besos en cada rincón de tu cuerpo ¿quieres que te recuerde ello? – mira a la mujer a los ojos fijamente, retándola con la mirada.
Le muestra dos dedos de su diestra chupándolos delante de la mujer para dejar que se adentren entre los pliegues de aquel vestido acariciando los muslos, la cara interna de estos hasta la entrada de su intimidad –¿Quieres saber por qué te pregunto por los hombres que te has revolcado?– susurra sobre los labios de ella en un amague de intentar besarla pero sin hacerlo –Para saber cómo tengo que hacértelo, para saber si tengo que correrme tanto como para borrar lo que ellos dejaron en tu cuerpo, y para que recuerdes que solo yo puedo tocarte de esa manera y que los otros solo serán un remplazo mío, tú dices que tu alma no está en venta, pero ya la has vendido a mí, y si, tú tienes un dueño al cual siempre volver, yo, aunque no te guste, aunque vendas tu cuerpo y tiempo como una puta más, sabes que al final no habrá nadie, nadie mejor que yo para hacerte sentir mujer de verdad– suelta a la mujer acomodándose el traje, como si fuera un caballero más mirándole y riéndose mientras le guiña un ojo, regresando al sofá que estaba minutos antes.
Sentado, calmad y mirando a la mujer mientras se quitaba la chaqueta dejándola en el suelo así como la camisa que abría los puños de las mangas, todo sin dejar de sonreir. Provocando a la mujer
Ulysses Von Harnett- Condenado/Hechicero/Clase Alta
- Mensajes : 46
Fecha de inscripción : 22/05/2015
Temas similares
» ¿Volveré a verte alguna de éstas noches? - Privado
» Siempre es hoy | Privado
» Culpable o no, siempre te lo recordare {Privado}
» La maldición siempre vuelve || Privado
» La vuelta es siempre una explicación... (Privado)
» Siempre es hoy | Privado
» Culpable o no, siempre te lo recordare {Privado}
» La maldición siempre vuelve || Privado
» La vuelta es siempre una explicación... (Privado)
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour