La vuelta es siempre una explicación... (Privado)

Bello Paris... había vuelto a mi segundo hogar, desde que había abandonado este tiempo por motivos que me dejaban desdichado a recordar a quienes quería, me ví en la obligación de despegarme de aquellos que amaba y quería, lo bueno de esto es que ya el barco estaba por llegar al puerto... el olor a mar y puerto me eran característicos de esta zona del mundo pues la podredumbre y las gaviotas eran propias de este lugar tan bello...

- Tan lindo este lugar... aunque los ratones digan lo contrario... - dije en voz alta alegrado de casi llegar al puerto, mientras observaba un roedor cerca de mi bastón.

Ya el barco había tocado puerto, la gente que estaba alrededor mio estaba contenta, se notaba que sufrian muchos de mareos al no estar acostumbrados de viajar tanto en alta mar, y no podia quejarme... llevo viajando cerca de 4000 años, ya esas sensaciones había desaparecido en su totalidad de mi cuerpo y mi esencia, más bien recuperaba lo poco que quedaba de humanidad en mi ser...

- Hogar dulce hogar... - respire el aire parisiense, mientras acostumbraba mis piernas acalambradas por los casi 2 días de viaje...

Lo que si me causo una extraña rareza era sentir la presencia de él.. de mi hijo de sangre, a quien había abandonado por mucho tiempo... no sabia en exactitud si era el, pero me causó pena sentir su esencia, sabia que debería responder muchas dudas ante su presencia, pero si volví a París era por el... necesitaba verlo, aunque la indiferencia fuera grande...

Aqui he llegado Hijo... para no irme jamas...

Bella noche... bella luna, pero aun así maldito el desprecio que genera el olvido perpetuo, del abandono solitario y el amor imposible... de almas unidas en el lazo de sangre más solemne, más sexual y desdichado...
Yo sabia que la ira de mi hijo era justificada, nadie debía dejar a su hijo solitario y privado de las experiencias y consejos que necesitan, y yo era culpable de aquella desgracia ingrata... de aquel acto tan humano y morboso que la privación del amor.
Deje a su merced mi cuerpo viejo y cansado de los milenios vividos, su ira la sentía desde la lejanía y no haría caso omiso a ello, mi piel estaba suave como si ya no existiera, mi presencia no existía entre los humanos jóvenes de vida bizarra y cínica, de sus joyas y artilugios pasados en piedras librecambistas de esta sociedad individualista.
Me disculpaba de antemano a mi humilde lector, a el quien leía con innombrable inocencia mis más vivaces experiencias desde la moderna memoria colectiva, de un vampiro a quien sufrió de amor, y hizo sufrir a quien amaba, por arrancar de su culpa como un niño a quien robaba un pedazo de pan...
El precioso, como solía llamar a mi hijo Mikelangelo en mis memorias furtivas, me odiaba en justa paciencia... el sabia que dentro de su fuerza podría destruirme si quisiera, yo ya estaba viejo y podrido de dejar de amar a quien perdí hace dos milenios atrás... y aun mas... hace un año atrás... a mi bella Marthina...

- Hijo mio... vengo como solemne servidor tuyo... ¿porque lastimar a este cuerpo decadente y carente de amor?... - le dije con ojos de cachorro abandonado, de viejo decrepito y solitario.

Me dijo que preferia que fueramos a un bosque cercano, lejanos de la presencia humana a quien tanto escandalo provocaban estos actos de violencia justificada, la cual ellos no entendian en lo más minimo... eran ajenos a la culpable soledad pues sus hijos, a quienes odiaban tener, eran cuidados por amas de llaves como acostumbraba la época, y yo era objeto visible del cambio de la historia, de la deshumanización del ser, donde una criatura que era fruto de la vida de la cual nosotros como vampiros ya no teníamos, era tristemente abandonada de momento que llegaba a este pequeño infierno...

Accedí ofrecido como un macho cabrio a la vida de mi hijo, quien amamanté desde mi metáfora paternal a la desgracia de tener que dejar un amor atrás, en ese mundo donde todos podían descansar... y mi experiencia era de él, de quien cerca de todo sabia que no abandonaría, pero su pena iba mucho más aya, debíamos conversar...

- Te sigo... - le dije en ofrenda a mi deshumana actitud, quien venia sumida en la fatiga emocional más grande, pero estaba ofrecido a aclarar las cosas... y que el entendiera porque la partida de mi presencia mortuoria...

- Debemos conversar hijo mio... - termine en un suspiro ahogado de mi alma carente...

"Sigue los pasos... camina sin mirar atrás, el pasado es pasado y es historia del presente y futuro, sigue esos pasos y tendrás el éxito..."

Los humanos ya no nos miraban como seres extraños, como una trifulca escandalosa entre tumultos cínicos y de cera, inamovibles y maleables entre su ignorancia de una situación que no comprenderían ni comprenderán... algo mas aya de su entendimiento banal y poco experimentado, 100 años era poca vida, suficiente para quien sabia que eso viviría como un humano... a nosotros los vampiros nos destinaba una vida entera de experiencias que después nos dejaba insensibles,a causa de no sentir más, nada más de lo que un ser de carne y hueso pueda sentir...
Él me odiaba... el desdichado, el hijo perdido o el padre perdido, era una disyuntiva metafórica, casi poética y predilecta a una interpretación aristotélica o de una tragedia griega como la de Electra... o de Edipo, el finalmente rey...
Mikelangelo si a mi me llegara a pasar algo estaba en mi testamento que quedaría con una porción de todas mis posesiones... la otra porción quedaría para mi hermanita y mi ama de llaves y mi conductor... las personas que más estuvieron conmigo en los peores momentos, a ellos los valoraba desde el fondo de mi carente corazón.

- ¿Sabes porque me tuve que ir? Mikelangelo van Dort... -

Claramente no sabia el porqué de mi partida, nada más tome lo que tenia a la mano y marché a los confines del mundo a olvidar lo que alguna vez tuve, !!!carecía de aquel corazón¡¡¡

... y aun así sentía lo que era el amor...

- Sentía esa necesidad... esa maldita necesidad de pensar... -

Miraba hacia el bosque, sentía a los licantropos observarnos pero mientras no violásemos sus leyes territoriales nada nos harían, y tampoco se atreverían a atacar a dos vampiros milenarios... ellos sabían porque.
Mis sensaciones eran diversas en este momento, sentía el odio de Mikelangelo como cuando me pidió que lo convirtiera por amor, !!!ese mismo amor que tuve que arriesgar por el para convertirlo¡¡¡
Sabia que debía llenarme de placentera paciencia, un viejo como yo ya no podía darse lujos juveniles de vivir la vida y vivirla... como si un niño jugara con un muñeco de trapo esperando a no crecer jamas...

- Nada es tan simple como parece Mikelangelo... tu lo sabes... al igual que yo. -

Y era cierto... nada era tan simple como parecía.

"Si pudiera devolverte la vida, daría mi vida para verte volar..."

La brisa marina atraía los principios de mi desgracia, aunque siempre fue una buena compañera y siempre lo seria para un viajero revolucionario, en este momento me traicionaba a responder lo que no quería... y me sentía encadenado a la eterna prepotencia de la verdad que debía ser sabida fuera o no negado a decirla. Los bosques frotaban en su esencia las alas que llamaban por hojas, como hablándonos a mi y a mi querido sobre como debíamos respirar y vivir... con calma pero también con mucha fuerza, como las palabras de Mikelangelo hacia mi dolor.

No podía ser sordo ante las quejas sublimes de mi espectador, ni tampoco guerrero de una batalla perdida sin aun lucharla...
¡No podía luchar ante la verdad de mi primogénito!
Y aun así los dos sabíamos que el no me miraba solamente como un padre o su creador... era lo que más me dolía.

- ¿Que puedo ofrecerte más que la verdad de mis palabras? más que el suspiro ahogado de la ventajosa inocencia de volver, sin jamas haberte querido causar daño... Me duele más a mi que a ti tus palabras llenas de odio y rabia entristecida...- Mire enfurecido en el vientre de mi perpetuo dolor al ver y sentir su energía, rodeando mi respiro empobrecido de más palabras, no sabia que decirle... aunque la verdad fuese una, y dudaba que el la supiera pero mi duda era, si seria capaz de entender porqué me fui... y volví solo en el solsticio de los suspiros, cuando ya el alma calma y dispuesta a responder, estaba frente a frente, al dolor que emanaba del bello ángel, que se sintió desolado por su creador.

- ¿Quieres saber la verdad? mi ruiseñor de los cantares nocturnos, de las veladas de otoño y de los pianos de la naturaleza... - Su mano había lanzado algo de tierra, con esa misma rabia solía tocar a escondidas en su mansión donde el, a desconocidas de mi presencia, lo observaba a menudo, en silencio... llorando las lagrimas junto a una copa de sangre de la élite a quien solo con poquísima frecuencia solía admirar, para escuchar una velada de opera a labios callados desde unos maderales añejos en la altura de su humilde morada, sin que el supiera de mi presencia... y jamas lo sabría...

- ¿Quieres saber por qué aquí, abandonado en las tierras olvidadas de los galos, he vuelto a encontrarme con mi querido primogénito? - La mirada en el horizonte era casual... el oleaje resonaba hueco en las piedras, testigos eternos del paso de la historia, de una historia llena de sangre, como nuestros labios... tuyos y míos, donde perdido en el abismo íbamos envejeciendo, a diferencia de las piedras no por fuera... si no por dentro.

¡Eramos unos podridos testigos de la historia en un cuerpo extinto por la olvidada mano de Dios, a quien luche con justicia y valor por los siglos de los siglos!...
- Amen...- Suspiré inconsciente unas súbitas palabras desde mis labios carmesí... hacia el mar que me observaba bella y hermosa, pura y cristalina en el reflejo de la luna que nunca volvió, y nunca volverá...