One stage of love and desire (Pivado)

Relucía la bella noche en París, mucho romance, mucha ternura y en algunas partes también mucho sexo. Como la mayoría de las noches me dirigía a una función de teatro pero esta noche haría cierta variación, iría al teatro de París en donde había reservado un excelente palco el día anterior, habría que ver como eran los parisinos en este arte, había que explorar cosa diferentes, y por supuesto probar emociones fuertes.

Al llegar observe mucha gente, la gran mayoría causaba en mi gran repugnancia, sólo un pequeño grupo podríamos hablar de dos o tres causaba en mi un gran deseo, algunos humanos eran exquisitos, de eso estaba segura. Al llegar y hacer mi reservación efectiva me atendieron muy bien y aunque fue excelente me repugnaba el humano que lo hacía, me trajo una copa de vino a la cual hice una cara de completa repugnancia y la rechace, ¿no podían servir sangre en estos lugares?, me quite el abrigo y me puse cómoda, di una rápida mirada a la demás gente sentada en los asientos comunes y aunque no solo habían humanos allí como la mayoría de las veces nada llamaba mi atención lo suficiente, la obra estaba punto de comenzar así que espere atenta.

Al abrirse el telón me extasié, el arte es algo hermoso en todas sus formas. Mientras la obra pasaba no podía concentrarme mucho, había una hermosa chica interpretando algún personaje allí, ni siquiera sabía a quien, era increíble como una mortal me podía desconcertar tanto pero su belleza era alguien a quien no podía dejar de admirar, hasta sentía atracción por esta simple mortal algo que en 3100 años jamás me había pasado, quería que esta obra terminara rápido quería conocerla, en el sentido que yo deseaba así que sólo espere sin dejar de mirarla. Aunque esta función fue tan larga para mi, seguía con esa sonrisa deseosa de un cuerpo tan bello junto a mi, así que me retire de mi palco y salí para esperarla justo afuera de los camerinos, no debía tardar mucho esta exquisitez de señorita.

La noche se me hacia tan larga no veía la hora de salir corriendo sobre los techos mientras mi ropa se desgarra lentamente y el éxtasis llena mi cuerpo como si el mañana jamas fuera a llegar. Un ligero aroma que trae consigo los perfumes baratos y refinados de cada persona que me estará observando esta noche, pero en esta ocasión un aroma mas mortífero y seco destacaba por todos los camerinos. Cuando seguía algo concentrada siguiendo el olor una de mis compañeras golpea con mi banco haciendo que una linea de maquillaje se saliera de su fina definición -- ¿Te encuentras bien? -- Las palabras de la chica desprevenida solo me causaron gracia... -- Tranquila, en esta ocasión no sera una discusión -- Mi mirada picara la observaba de arriba abajo, el tiempo mismo se encara de limpiar la basura.

Cuando la sexualidad era algo que abundaba en esta época nuestro gran director se encontraba teniendo sexo con una de las ilusas chicas que cree que así va lograr llegar muy lejos, a lo que la chica que tropezó conmigo aprovecho para ofrecerme algo de cocaína... Realmente no es que fuera una de las mas adictas pero parece que la noche se iba a tornar extensa y el opio no es que me agrade mucho.

La función comenzó este no era mi estelar, y si hablaba de eso realmente dudo un poco que pueda llegar a ser un estelar pronto. Mi papel es esta obra era secundario pero era esa mujer que todos odian por robarse al hombre con solo amor y lujuria, El olor se hacia mas fuerte.. Frió y con una mirada penetrante desde uno de los asientos ¿Quizás solo ando exagerando un poco y se debe a que estoy siendo observada por obvias razones? ,el mundo me daba un poco de vueltas al hacer un tipo de voltereta que el guion me exigía.

Todo salio según lo planeado la noche fue un éxito y los aplausos y algunos gritos de los indecentes llenaban el lugar, Todo termino con una venia y de camino al camerino algunas rozas de unos admiradores que hoy me ayudaban a estar donde estoy.

La ansiedad de salir corriendo me venció a lo que pedí que alistaran mi carruaje para partir, me vestí rápidamente para salir a despedirme de los camerinos de aquellos a quienes estaban ahí... Quizás debía ser mas descortés de vez en cuando pero esta no seria la ocasión.

Caminaba tras mi última cacería llena de energía y motivada a vivir en su totalidad mis sentidos. Caminaba por las calles de París cuando un letrero luminoso perteneciente a un Teatro llamó mi atención. Al parecer se estaba dando un espectáculo.

Cuando me decidí a entrar, el ambiente me envolvió por completo. Tomé asiento y vi como los actores desempeñaban sus papeles. Muchas de las miradas se centraban en una chica rubia, que acababa de dar una voltereta. Asombrada, me pregunté más acerca de ella. La habilidad y destreza de la muchacha me hizo sentir, por primera vez en mucho tiempo, amor al teatro.

Siempre había admirado esta disciplina, pero desde que soy vampiro, no he disfrutado de una buena puesta en escena. Cuando acabó el acto, salí de la sala, un tanto aburrida, ya que no entendía la historia debido a mi tardía llegada. Salí a tomar el aire y me quedé observando de forma divertida a las prostitutas, chicas jóvenes y bellas que podrían haber llegado a ser buenas esposas de no ser por su clase social. No pude evitar sentir lástima por ellas. Cuando me decidí marchar en busca de algún garito en el que pasar la noche bebiendo vino y aguantando a borrachos, vi salir a la gente que había asistido al espectáculo. ¿Tanto tiempo había estado absorta en mis pensamientos? Me hice a un lado, y seguí por la parte trasera del edificio.
Observé la presencia de un carruaje, al cual me acerqué. Los caballos eran hermosos, ambos totalmente negros. Me acerqué al que estaba situado a la izquierda para poder acariciarlo, saludando antes cordialmente al cochero. Tras unos segundos allí, vi salir a toda prisa a la chica de antes, alborotada e inquieta. Se dirigía hacia el carruaje. La curiosidad me picó y decidí intentar enterarme de a dónde se dirigía la chica, acercándome un poco más al cochero. Desde luego, empezaba a pensar que aquella noche no sería tan aburrida después de todo.

Tras años y años de incansable viaje, al fin me encontraba en mi esperada París. Aquella noche decidí tomarme un descanso, debía de recobrar fuerzas. Había aprovechado mi estancia en Montreuil para alimentarme y podía aguantar esta noche.

A la siguiente luna salí de mi ataúd. Entre mis maletas encontré mi vestido marfil... tantos recuerdos en algo tan insignificante, hacía poco que lo había arreglado y era una de mis mejores galas. Era hermoso y vistoso, pálido como mi piel y elegante, perfecto para esta fría noche. A penas había visto París a mi llegada y tenía demasiado tiempo para buscarle. Lo primero que debía de hacer es conocer el lugar donde estaba, lo imprescindible de París para saber moverme si tenía algún problema. Las calles, bañadas de la blanca y pura nieve era adulterada, corrompida por el deseo y el vicio que se hallaba en cada esquina de la majestuosa y putrefacta ciudad. -El bello centro de París y sus calles... Qué diferente sería de la oscura noche en el brillante verdugo del día.- Pensé para mis adentros  admirando los altos edificios. No me percaté de cuánto había andado hasta que llegué al le grand théâtre de Paris. Muchos entraban al lugar con sus damas, tal vez habría una función. En todos estos años nunca me había parado hacer cosas nuevas, a ver algo diferente, algo humano.  Entré junto aquellos humanos pero no a la gran sala, no. Quería investigar aquel edificio por dentro quería ver algo más. Anduve desde los camerinos hasta la sala de los palcos. Muchos de ellos estaban guardados por hombres, pero el juego con los mortales era demasiado excitante como para no pararme unos segundos. Conseguí hacer creer a un señor que me había perdido puesto que no tenía conocimiento del lugar, este con el pensamiento de aprovecharse de mi me dejó pasar y ver la obra desde su palco.
Cerré los ojos... habían muchas voces, muchos pensamientos, algunos eran inocentes tarareando las música de la obra y otros muchos impuros hacia las bailarinas, ¿admiraciones? ¿hacia una bailarina secundaria? Habían más como yo en aquella sala, estaba segura de ello.
Para cuando abrí los ojos de nuevo aquel verde pretendía cometer acto impuro conmigo, le hice creer junto a una ilusión que ese no era sitio adecuado y que después de la actuación me esperara en la puerta principal.

Antes que me pudiera meter en un lío salí de aquel lugar y para cuando terminó la actuación ya estaba saliendo por la puerta principal colocándome mi capa con la capucha para esconder mi rostro. Cuando vi llegar un carruaje desde lo lejos me escondí tras una esquina de una calle enfrente de la puerta y en la oscuridad esperé. El carruaje era tirado por unos bellos chevaux. Una chica, de pelo prendado en fuego, požiar vlasy en mi lengua, se acercó a los caballos, a su vez aquella bailarina, la aclamada por muchos de la sala, salió. La požiar vlasy curiosa, acercó su oído en silencio hacia la conversación con el cochero. Aquella situación era un tanto graciosa para mi.

Un poco impaciente por el hecho de que estaba tardando más de lo que esperaba, decidí afinar mi oído para ver si podía encontrar a la bella chica por sus pensamientos, mientras escuchaba un montón de mentes estúpidas y vanas, escuche uno muy cerca pero fue tan fugaz que no pude retenerlo, me puse alerta para encontrar aquella persona con prisa. Era la bella chica y estaba segura de que no la dejaría ir sin antes conocerla. Corrí tras ella, al seguir su esencia pude darme cuenta que era un licantropo, su aura y su característico olor no se pueden ocultar así no más. Al llegar a la entrada de el teatro y estar fuera de el justo frente a la entrada, logre tomar su mano para detenerla  – Espere un momento señorita, quisiera felicitarla, es usted muy talentosa ¿lo sabía?. Ah, y por cierto muchos gusto Mi nombre es Evelia Bathory. – añado mientras le extiendo mi mano con cordialidad.

– ¿Esta usted esperando aquel carruaje? – digo señalando el carruaje que acaba de llegar, pues me percato de una chica hablando con el cochero. El carruaje es bastante hermoso por lo que no dude un minuto que esta querida licantropo no era de cualquier calaña, debía venir de una muy buena familia y eso la hacía aún más deseada a mis ojos. – Entonces, ¿le gustaría ir a comer algo? por supuesto yo invito, tómelo a modo de celebración por su gran debut esta noche. – añadí para borrar aquel silencio incomodo. Era cierto que me observaba de manera extraña, ¿la habré podido asustar?, sólo puedo observar la incomodidad que le da estar conmigo, o quizá sólo se hace la difícil, viniendo de una persona con aquel estatus es bastante comprensible.

– Madame, sólo sera una cena y por supuesto usted escogerá el lugar. Si usted gusta iremos en su carruaje y usted le indicara a donde quiere ir, en estos momentos estoy a sus ordenes. – insisto. Me voy acercando al carruaje en su compañía con la intención de que diga que si y me percato que la chica continua hablando con el cochero, es pelirroja y bastante hermosa. – Buenas noches señorita, Mi nombre es Evelia Bathory, ¿esta todo bien? – añado con cortesía y una sonrisa. Observo de inmediato que es una de las mías, un vampiro.

Mis pensamientos son vagos de mi propia corazonada mientras veo como el marco de la puerta se acerca libremente dejando que su fiel luna inunde el lugar con su lucidez, los caballos relinchaban y la presencia de otro ser protegido por la noche se hizo presente - ¿acaso abre cometido algún error? francamente creo que hoy sera una larga noche, quizás algo divertído... Creo que mis acciones no fueron las mas sofisticadas en aquel momento pero francamente no esperaba que un ser de la noche me sorprendiera a mi espaldas.

Inmediatamente retire mi mano que se juntaba con la suya y mis ojos se trasformaron por unos segundos a su esencia misma llenos de sangre y poder, pero todo se calmo al escuchar su voz a lo que deje salir un suspiro... Me parecía sorprendente tan solo el echo de tener admiradores de esta estirpe, seguía estando algo confundida pero no podía dejar atrás los modales -  Es todo un placer saber que una persona como usted puede apreciar lo que hago, ciertamente ve algo que el director no ve claramente por que no me acuesto con el... - Deje salir otro gran suspiro - Mi nombre es Amelia Evans, que extraño su apellido me parece haberlo escuchado en algún otro lado, bueno ciertamente soy la única que pensaba encontrarme en un callejón para no hacer parte de la fiesta de celebración de la noche. Pero tal parece que la reunión a la que he faltado me a pillado justo antes de partir - Digo observando a una chica de un cabello espectacular, ya que seria difícil pasar de ser percibida con aquel bello color.

Aquella dama se encontraba junto con los caballos, realmente era un contraste espectacular y una puesta en escena que prometí enmarcaría en una pintura al llegar a casa, a lo que me voltee para seguir hablando con la señorita Evelia que francamente aun no comprendía como puedo haber salido a mis espaldas - Disculpe si en esta ocasión tengo que rechazar su oferta, ya que la manera en la que me encuentro vestida claramente no es digna de estar cenando fuera de casa... Por otro lado si así lo desea mi carruaje y el señor Rodolfo no tendrá problema en llevarla al lugar que desee si es lo que busca -  Camine junto con ella hasta llegar al carruaje - Rodolfo se que suelo demorarme un poco en salir pero no sabia que te gustaba mas pasar los ratos en compañía - Digo mirando a aquella dama a sus hermosos ojos, a lo que Rodolfo solo se quita su sombrero dejándolo reposar sobre su pecho - Disculpe mi señora, no volverá a suceder.

Para luego dirigirme a ella de nuevo - Parece que no vienes sola y se me hace un poco descortés el espiar a otros, pero bueno parece que para todas la noche se ha vestido del color que no esperaban... Mi nombre es Amelia Evans, es todo un placer conocerte y hacerte saber que para la mañana estarás sobre un lienzo que podrá dejar que el sol adorne tus ojos quizás después de tanto tiempo y si así lo deseas dejare que te quedes con la pintura - Quizás fui algo directa y sensata pero rodeada de tres seres sedientos de sangre y odio, no se sabe que esperar, pero al menos debía hacerle saber que seria ella la chica que me haría pasar la noche en vela pintando sus refinadas características... Claro suponiendo que logre salir de esta.

Cuando el cochero se percató de mis intenciones, empezó a dirigirse a mí, y de alguna forma, notaba que coqueteaba conmigo. Conversaba con él cuando distinguí una sombra encapuchada en una esquina, acechando. Sonreí para mí misma, ya que estaba claro que era un vampiro, una mortal no tendría el valor de estar sola en un callejón devorado por la luz de la noche. Ignorando aquella silueta, igual de curiosa que yo, continué conversando con el hombre hasta que finalmente, la chica del teatro apareció.

No había podido apreciar el olor gracias al incienso y los perfumes de las damas que se encontraban en la sala de espectáculos. Sin embargo, el aroma a licántropo era inconfundible.

-Así que tú también tienes un secreto- murmuré para mis adentros. Ante la mirada extraña del cochero, y queriendo disimular, reí, haciendo creer que me dirigía al animal que seguía acariciando.
Miré hacia arriba, fingiendo buscar estrellas en aquel cielo tan muerto como yo. Intenté agudizar mis sentidos y entonces, oí una voz femenina. Torné un poco la cabeza y vi como otro ser de la noche, otro vampiro, se dirigía a la joven, quien parecía bastante extrañada y perpleja. Supuse que no conocía a la oscura mujer.

Gracias a mis sentidos, conocí sus nombres: Evelia y Amelia. Nunca me gustó escuchar conversaciones ajenas, pero esta era peculiar. Amelia rechazó la invitación a cenar de su admiradora, Evalia. Al escuchar su apellido deduje que era extranjera. ¿Qué habrá venido a hacer aquí en París? En ese momento, mi curiosidad se veía dividida en tres partes: la chica de tez cubierta que seguía observando desde el rincón de la calle; la vampira que parecía mostrar interés por el licántropo; y por supuesto, la chica, Amelia, que había actuado en aquella función, cuya historia me inspiraba tanto deseo conocer.

Observé que ambas chicas se aproximaban a mí. Mi igual, me saludó cordialmente, y yo, le contesté haciendo una reverencia sin dejar de mirar a los azules de sus ojos. Desde luego era hermosa, belleza digna de un vampiro. -Buenas noches, mademoiselle- dije devolviéndole la sonrisa. Ella sabía lo que yo era, pero aún así la misma pregunta seguía rondándome la cabeza: ¿Qué querría un vampiro de un licántropo?
Fijé mis ojos en la otra muchacha, ya que se estaba dirigiendo a mí. Por lo que entendí, ella pintaba y yo le había servido de musa. No pude evitar sentirme halagada, y le dirigí mi mejor sonrisa. A pesar de no conocerla de nada, se dirigió a mí con una extraña cercanía, lo que hizo preguntarme si ya nos habíamos encontrado antes. -Me va a hacer ruborizar- aunque ambas sabíamos que eso no pasaría nunca- es un honor hacer pasar a una dama con tanto talento como usted la noche en vela, haciéndome eterna en su pintura. Desde luego, me encantaría conservar esa obra de la que usted habla.- Tras esto, hice una pequeña reverencia.
Me aparté del hermoso animal que me había acompañado, entrelacé mis manos por la espalda y me acerqué más a las damas, inclinándome, salvando una distancia en la que mi susurro no fue escuchado por el cochero, solo por ellas: -No sé si se habrán dado cuenta, señoras, de que alguien lleva un buen tiempo observándonos- tras, esto, di un paso atrás y señalé con la cabeza sonriendo, al punto donde se encontraba la joven cubierta por la túnica, esperando una presentación, o una explicación por su parte.

Los peones de la noche comenzaban el gentil juego y yo era una observadora aguardando entrar en el tablero.

La dáma vlk fue acorralada por sus admiradoras, más bien por la fascinación y la curiosidad de ambas damas, teniendo una charla con cada una de ellas. Creo que el rechazo hacia la propuesta de cena debió ser algo que le decepcionaría a la primera, Evelia Bathory. Oh... Bathory... un apellido tan familiar para mi... Me pregunto si habría sido familiar de la condesa Isabel Báthory de Ecsed, tuve el placer de conocerla allá por el  1.596. Pero desde luego si eran parientes, la joven Evelia se habría llevado toda la belleza de la familia.  Al igual escuché el nombre de Kim Chessire y Amelia Evans, por el amor de Dios estábamos en París ¿es que acaso nadie era originalmente de Francia? Sé que no está bien el escuchar conversaciones ajenas, que mi comportamiento para una dama de mi clase no fue el más indicado escondiéndome en la oscuridad y más si obviamente son seres de la noche los presentes. Pero no me gusta mostrarme a seres que desconozco; Sin embargo, me agrada observarlos, ver sus auras y comprobar si no suponen un problema para mi, me hace sentir... segura.

Permanecí en las sombras un poco más hasta el momento indicado para salir. Me suponía jocoso el que unas inmortales estuvieran interesadas en una licántropo, dáma vlk en mi lengua materna. Aunque supongo que me equivoqué al pensar en quién estaba interesado en quién. Debía de admitir que la požiar vlasy poseía una cierta belleza, pero ella no fue la que captó toda mi atención con su presencia.

Me reí para mis adentros por este juego de adulaciones y pretensiones que no llevaban a ninguna parte. Unos encuentros extraños por el interés de un peón. Eramos bestias, depredadores que habían rodeador a una peligrosa presa ¿cómo acabaría aquella situación? Desde luego aquella situación me causaba bastante gracia.

Tanto la dáma vlk como požiar vlasy mencionaron mi presencia. No había admirado a la otra dama en todo su esplendor, estaba deseosa de ponerle un nombre como a mis anteriores rosas y siendo de mis tierras no podía evitar el querer presentarme sin dilación, además creo que ambas esperaban mi presencia en el tablero. El gesto de mi querida požiarne fue mi llamamiento para desprenderme de las sombras. Ande hasta abandonar el callejón, guardando las distancias y permaneciendo al otro lado del carruaje.

-Bonne nuit belles dames.- Dije haciendo una leve pero formal reverencia. -Fue descortés por mi parte el observar desde las sombras. Acabo de llegar a la ciudad y estaba conociéndola cuando vi formar este magnífico encuentro, no era mi intención el importunar. Soy un poco desconfiada para los seres que desconozco y me gusta ser consciente de que no hay peligro alguno. Creo que para los tiempos que corren podréis llegar a comprendedme.- Terminado el discurso retiré cuidadosamente la capucha dejando ver mi rostro y mi cabello a aquellas 3 damas. -Mi nombre es Eliska Sykora, es un placer conocerlas - Dije dedicando una sonrisa mientras entrelazaba mis manos ante la falda de mi vestido cubierto por la capa.

Observo como la bella y talentosa chica se tranquiliza un poco, no baja la guardia pero logra tener un poco más de calma – El placer es mío, los hombres suelen ser seres burdos en su mayoría humanos. – digo mientras pienso para mis adentros – Nada más que mortales... – De igual modo la chica era muy bella, sabía defenderse de eso estaba segura, aunque pareciera una niña indefensa. –Amelia... Bonito nombre, claro que debes haberlo escuchado, un apellido con gran historia. – No suelo insistir, y menos a una licántropo, lo que si sabía es que no lo seguiría haciendo y como no me conformo sabía que existiría otra oportunidad para tenerla conmigo – Si lo que le preocupa es su atuendo no tengo inconveniente con ello y por su imagen no se preocupe puede lucir el vestido que usted quiera con el solo hecho de estar en mi compañía. De igual modo señorita Amelia es su decisión sólo es una invitación y usted es libre de escoger. – Añado con desdén, no quería hacer una cacería por lo que ya se daría la oportunidad.

En ese justo momento escucho su comentario acerca de mi compañía – Mi pasatiempo no es espiar a la gente señorita Evans – observo con curiosidad a la chica. Mientras la chica pelirroja sostenía una corta conversación con Amelia, no pude evitar sonreír con su comentario de ruborizarse, quizá Amelia habría querido hacer lo mismo pero por cortesía o por el temor de no solo estar con un vampiro sino con dos. Lo gracioso era que tras el comentario de la bella pelirroja, sabía que los vampiros iban en aumento. Pensé en ir a su encuentro pero tras ver cómo se acercaba hacía nosotras, me contuve, algo que observe es que no dejaba ver su rostro por esa capa que llevaba puesta, quise hurgar en sus pensamientos pero algo en mi me decía que no, así que sólo espere a que se acercara.

Era un poco extraño la forma en que se acercaba, era muy desconfiada o temerosa para ser un vampiro. Al llegar al otro extremo del carruaje se presentó muy cordial, pero a mi modo demostraba su desconfianza demasiado, en alguien así pueden caer muchos problemas. Por lo que pude ver porque no pude ver su mente o bueno porque no quise, era verme a mi en mis primeros siglos como vampiro y eso me hacía tenerle cierto cariño y respeto – No tienes de que preocuparte, no importunas nada. – Le digo mientras pienso en darle un sincero consejo como Árpad hacia conmigo, pues era muy directo por lo que ahora soy tan osada en muchas cosas. – Al pasar el tiempo aprendes a ver el peligro sin atemorizarte, pues después de tantos años de ver  cosas tan aberrantes ya nada te sorprende, te lo digo como consejo. – Espero no haber sonado grosera, no era mi intención  tampoco es que sea un alma caritativa que ayude a cualquiera, simplemente esa chica causaba en mi cierta nostalgia...Observó como se despoja de su capucha y logro ver su ostro, creo que todas y por cierto es muy bella, esta parece ser una reunión de bellas señoritas, sonrió para mis adentros – El placer es mío señorita Eliska, yo soy Evelia Bathory a sus servicios. – hago una reverencia.

Atenciones que jamás había tenido con alguien las hago con ella, pero me recordaba tanto a mí que lograba ponerme algo sentimental, sin duda la ayudaría en lo que fuera podría enseñarle muchas cosas y hasta llevarla a los importante bailes a lo que voy con Árpad, se me había pasado por la cabeza muchos años junto a ella, algo raro pero bello, pues no la veía con el deseo que suelo ver a los demás, a ella la veía con ternura y admiración.

La conversación en la que me encontraba con Evelia se estaba volviendo un tanto incomoda, ya que a nadie supongo que le gusta mencionar acerca de sus problemas laborales… Menos al tener sexo de por medio – No te preocupes francamente son cosas que no estamos en la capacidades de controlar – Me tomo un momento de silencio para observarla de nuevo – Bueno o que quizás yo no pueda controlar - digo con un tono algo sarcástico. Al mencionar sobre su apellido no puedo hacer más que sonreír al respecto ya que parece que había quedado como toda una incompetente al no saber quizás un apellido tan conocido – Me disculpo ante usted al ser toda una incompetente, realmente desconozco realmente la naturaleza de su apellido solo me parece haberlo escuchado antes… De igual manera gracias por el alago ya que no a todo el mundo le parece un nombre apropiado – digo con sinceridad en mis palabras para luego asentir – Gracias Por la invitación os prometo que le avisare a primera hora del día de mañana para si así lo desea poder acordar el encuentro, que por lo que veo deseas con ansias y no seré motivo para opacarte… Pero os ruego que comprendas que en la posición en que me encuentro por el teatro no puedo dejar que se me sea vista en una cena fuera de casa, De igual manera agradecería que me comprendas – Digo agradeciendo su invitación    

Al ver como su sonrisa se hacía presente en aquel momento y el saber que sería el motivo de mi velada no pude más que sonreír realmente era un encuentro extraño… Pero agradable realmente, en aquel momento mi mirada se perdió por un instante para luego regresar en mis cabales - ausgezeichnete Idee – A lo que me tome un momento para fijarme en lo que realmente habia dicho – Disculpen, suelo ser algo distraída al entrar en confianza... Por otro lado me parece una gran idea ¿Te parecería bien que al finalizar la noche me acompañes junto a mi carruaje a poder esculpir tu figura sobre uno de mis lienzos? – Quizás he sido algo confianzuda, luego de voltear a ver los ojos de las damas ahí presentes me es inevitable sonrojarme – Disculpen si he sido atrevida pero mi proposición es artística nada mas – Me quede en silencio unos segundos mientras jugaba a mis espaldas entrelazando mis dedos.

Quizás esto mas que una reunión se había convertido en un indicio de ceremonia antes de la cena, tan solo esperaba que no me quisieran como plato fuerte... La chica se acerco algo temerosa y encapuchada, a lo que me genero cierta desconfianza pues no estaba en la mejor situación para dejar pasar su actitud por alto – Buenas noches, no te preocupes creo que una situación como esta llego a ser una de las que mas te comprende  - Al ver su rostro no pude mas que percatarme que lo mas seguro es que yo fuera de las mas jovenes en este encuentro nocturno en el que me encontraba.

- Sería un placer, señorita Evans- aquella chica era, desde luego exquisita.
Reí ante el comentario. Por supuesto, no había ninguna duda que solo resultaría ser un encuentro con un fin artístico, ya que, a pesar de admitir la belleza y sensualidad de la joven, no me sentía sexualmente atraída por ninguna de ellas.  -Por supuesto, iré en calidad de amiga y estaré encantada de inspirar una pintura suya- le sonreí.


Cuando la joven a la que acababa de delatar, se presentó, retiró su capucha, dejando ver un rostro impecable, y los cabellos rubios, caían con gracia sobre sus hombros. -Un gusto, conocerla, señorita Sykora.

Aquella atmósfera me resultaba un tanto tensa, por lo que me mantuve callada. Evelia había tratado con cierta frialdad a Eliska, lo que me llevó a deducir que aquello fue causado por la señorita Amelia.
Desde luego, cuando dos vampiros quieren algo, lo consiguen. Sólo esperaba que no hubiera un enfrentamiento, y que mucho menos, aquella pobre chica del teatro, se viera involucrada en una lucha de vampiros. La miré con cierta preocupación. No sé por qué, pero me había encariñado con aquella muchacha, y un vínculo nació entre nosotras, al menos a mi parecer.
Miré de nuevo a las muchachas. El silencio era frío, como aquella noche de invierno. Por ello, rompí aquellos segundos callados que me parecieron horas, para añadir: -¿Por qué es de su interés esta dama?, si puedo conocer respuesta- señalé a Amelia dirigiéndome a ambas señortitas, -quiero decir, usted - me dirigí a Eliska- estaba en un rincón observándola, y usted -me dirigí esta vez a Evelia- la esperó en la puerta. Siento si peco de entrometida, pero la curiosidad me ha vencido en mi batalla interna, y opté por perder mis modales para callar aquello que me carcomía por dentro.
¿Por qué había dicho aquello? De nuevo, ser impulsiva y no pensar antes de hablar, me pasó factura. Sólo esperaba que no se me malinterpretasen o tomasen por descarada.