Desire Night ~ Privado [+18]

Me quedé observando junto a la ventana las gotas que, a través de la luz de la farola, podía distinguir perfectamente. El repiquetear de estas contra la ventana era el único sonido que se escuchaba en la habitación, hacía una noche horrible. Aparte del frío que hacía aquella noche se le había sumado también la lluvia, creando una atmósfera mucho más fría de lo normal. Coloqué mejor aquella bata que llevaba por encima y froté mis brazos queriendo entrar en calor, ya que notaba algo de frío por el cuerpo. Miré hacia la bañera que había al final de la habitación y me dieron ganas de llenarla con agua caliente, desnudarme y meterme para entrar en calor lo que me quedaba de noche… pero no podía hacerlo, al menos no de momento.

En realidad de lo único que tenía ganas era de irme a casa, darme una ducha y meterme en la cama. Había sido un día horrible, en todos los sentidos. Empezando con que uno de los clientes había intentado propasarse más de la cuenta con una de las chicas, y si no llega a ser porque la Madame había interferido junto con uno de sus ‘amantes’… seguramente la joven habría resultado herida. El hombre había sido sacado a golpes por aquel joven, y se le había negado la entrada de por vida. Aquel incidente le había hecho pensar a la Madam que quizá necesitaría a alguien que estuviera para controlar todo aquello, porque de no haber estado… Mark, creo que se llamaba, quizás la cosa hubiera llegado a mayores.

Me senté en la butaca que había delante de un tocador y comencé a peinar mi pelo intentando entretenerme con algo y que mi cabeza no divagara demasiado. Aunque no podía evitarlo, era como si mi mente intentara traicionarme y viajara a aquel momento hacía ya más de un mes… y mis noches no habían sido lo mismo. ¿Volvería a verlo alguna vez? Esperaba que sí.
Cerré los ojos y dejé el cepillo en el tocador, lanzando un suspiro. Unos golpes en la puerta hicieron que se disiparan aquellos pensamientos, encontrándome con una de las chicas.


-Nai, ¿puedes ayudarme con esto? –sonreí levantándome para abrocharle aquel traje que llevaba, ciñéndole el corsé a su cuerpo. No pasé por alto aquel pequeño morado que tenía en un hombro.
-Diane, ¿no crees que le dejas hacer demasiado? –pregunté pasando mi mano por donde tenía aquel morado, sintiendo cómo suspiraba por el toque y apartaba el hombro.
-¿Y Alessia, no está aquí? –suspiré frustrada por aquello al ver que cambiaba de tema y no me respondía. Se giró para mirarse en el tocador por unos segundos y la evalué con la mirada, pensando si la Madam sabría de aquello. Se notaba que no quería hablar del tema.
-Está en casa, con Isis. La mandé hace un par de horas a casa, le dije que sacara a la perra y que se quedara en casa hasta que llegara. Y si era muy tarde, que se acostara. –Sentí su mirada en mí, y sabía lo que estaba pensando- Es demasiado joven para que ande en un burdel –Diane se encogió de hombros y me dio un beso en la mejilla cuando pasó por mi lado.
-Gracias Nai, me voy que mi próximo cliente espera –la vi salir por la puerta contoneando sus caderas y no pude evitar reírme entre dientes ante aquello. Volví a sentarme de nuevo frente al tocador y suspiré, quería irme a casa, coger a Isis y dormir con ella en la cama calentita. Era como mi peluche personal y me hacía una compañía enorme. ¿Cuánto quedaría para poder irme? Esperaba que no fuera mucho.

Estaban mal. Muy mal. Llevaban una cogorza de campeonato. Él estaba un poco más cuerdo que Gael, solo un poco para qué iba a engañarse. Dejó el dinero sobre la mesa, al paso que se llevaba a su acompañante fuera. No dejó de llover, es más, estaba cayendo la mundial ahí fuera y no tardó en calarse ambos hasta los huesos. Poco les importaba, salieron más que calientes del bar por culpa del alcohol y los chupitos. Su única fijación era terminar en aquel burdel en donde tanto le había prometido.

Entre risas, salieron de la taberna. Lo tomó del brazo con cierta fuerza para que no se cayese y de paso, entre los dos tuviesen ese equilibrio que les llegase a faltar. Sean, enarcó una ceja al ver lo que intentaba, no iba a salir bien, nada bien…si intentaba comprobar lo borracho que estaba, perdería y él mismo detrás. Rió teniendo que taparse la boca para no empezar a echarlo todo.

-Largaaaaaaa lo que tengo entre las patasss -un “jijiji” seguido de una carcajada sin fin. Mejor ponerse serio pero ¿podrían? La vista se acabó nublando, solo podía oír la voz de aquel maldito hombre que lo llevaba a culminar una noche LEGENDARIA -Tíooooooooo ¿serio? Yo ya soy seriooooooo pero me hablas de chocheteees y …vale, seriedá -se quedó muy quieto, frente a la puerta. Teniendo que pasar el brazo por los hombros del hombre para parecer los mejores amigos del mundo y ya de paso, ayudar para que ninguno de los dos no se cayesen.

Aguantó la risa, no supo cómo pero lo consiguió, hasta que la mujer miró hacia otro lado y se le escapó una risita, como un niño travieso. Suspiró , siguiendo a tumbos a Gael y rezar para no caerse por las escaleras. Tuvo que agarrarse a uno de los pies del otro para no pegarse menudo trastazo. Corrió hasta la habitación a donde se dirigió hasta allí, apoyando ambas manos a cada lado de la puerta, observando a las personas que estaban dentro.

Sus ojos azules, recorrieron a cada persona del lugar, estaban nublas pero podía oler el perfume femenino, cosa que hizo relamerse. No se movió de dónde estaba, las saludó con un leve movimiento de cabeza y una risa por las palabras de Gael, maldito embaucador , jodido y malnacido hombre de los mil demonios que le había llevado hasta allí.

-Bueeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeno ¿entonces a quién o qué me toca comerme? Ehhhhh que soy majo, dice el cabrón. Te vas a tirar a la morena a mi costa, hijo de perrraaaaaaa… ¿Y tú qué? ¿piensas hacerme algo o tengo que matar a alguien en esta casa para que me follen? Ohhhhhhh, vale… -se revolvió el cabello, mojado por la lluvia -Venga, que mi amiguito quiere marcha… y no me refiero al cabróooooooooooooooooon este. -se miró hacia su entrepierna, no fue lo único que hizo porque de camino hacia una habitación vacía…se fue quitando la ropa… silbando…

-¿A quéeeeeeeee hemos venido? ¡Vamooooooos! Auuuu Auuuuuuu Auuuuuuuuu -mal... no, lo siguiente.-Señorita... necesito una copa, digo... una bañera. Copas de bañera... necesito algo. -rió tirándose en la cama, riendo como un idiota...

Se incorporó en la cama, intentando no perder el equilibrio, buscando con la mirada a su acompañante y poder dedicarle una leve reverencia, mostrar esos modales de caballero que rara vez le costaba sacar borracha si no era con peleas y más alcohol.


-Señorita... buenas noches -tomó su mano como buenamente pudo y la besó...apenas podía apreciarla, ver cómo era, entrecerró sus ojos azules esperando...un milagro de que al menos pudiese gastarse el dinero y disfrutase, tal y como iba...era de dudar.

Seguía sentada frente al tocador mientras esperaba que las horas pasaran para poder irme pronto a casa, solo quería meterme en la cama y dormir esperando por que el día siguiente fuera uno mucho mejor.
Unos golpes en la puerta hicieron que me girara hacia ella algo extrañada, ya que no esperaba a ningún cliente, pensando que sería alguna de las chicas para decirme que alguien había llegado. Sonreí cuando me encontré con la figura de Lae, una de las compañeras con la que mejor relación tenía.

Me reí negando con la cabeza por sus palabras y la seguí con la mirada hasta que se sentó a mi lado en el tocador, era una de las pocas chicas que había allí que decidía cuándo quería trabajar y cuando no. Sabiendo su historia era algo que bastante lógico y razonable que hiciera eso, y me sorprendía gratamente que la Madam haya aceptado aquel trato. El dinero es el dinero igualmente.


-Tomo nota, Lae. Si veo a alguien guapo no dudes en que la primera en la que pensaré será en ti. Además, eres la que mejor me cae de aquí y… antes que mandárselo a otra, te lo mandaré a ti personalmente. –me reí negando con la cabeza y la miré durante unos segundos por sus siguientes palabras. Parecía que Gael había causado un revuelo entre las demás cortesanas desde aquella vez que vino, y no era la primera que me había preguntado por él. Me reí, entre dientes, ante la idea de que me lo querían quitar y me miré en el espejo- No se los pienso poner fácil y por suerte quién decide es él –guardé un par de horquillas que me habían sobrado y le dejé la cajita cerca a Lae por si quería más.

Hubo un ruido procedente desde el pasillo que hizo que girara mi cabeza hacia la puerta pensando qué narices estaba pasando y quién estaría armando semejante escándalo. Y más aún, que la Madam lo hubiera dejado entrar a no ser que se hubiera emborrachado aquí. Suspiré y negué con la cabeza cuando, de la puerta, escuché una voz que me sonó totalmente familiar.

Lo primero que hice fue enarcar una ceja ante sus palabras que denotaban, demasiado, el estado en el que llegaba y que había sido él quién había echo aquellos ruidos. Lo segundo, fue reírme sin poder evitarlo observándolo mientras se acercaba a mí, me cogía de la cintura y me levantaba de donde estaba, para pasar a besarme e incluso morderme la lengua en el beso. El alcohol, puro y duro, fue lo primero que noté en cuanto me besó explotando en la boca y no pude evitar una muesca de asco, demasiado alcohol para mí gusto. Ahora entendía por qué había entrado de esa manera por la puerta. Miré a Lae cuando se separó y sonreí.


-Te presento al Adonis –no pude evitar reírme y luego caí en la cuenta de que había alguien en la puerta apoyado cuando Gael lo presentó, recorriéndonos con la mirada. Le devolví el saludo y lo contemplé con la mirada recorriéndolo. Rubio, ojos azules,  un poco más alto que Gael... y guapo. Me reí divertida y miré de nuevo a mi amiga- Y aquí tienes a quien buscabas –no pude evitar reírme, si antes me hablaba de aquello… antes pasaba.
Nos dejaron a solas y Gael se acercó de nuevo y me reí, divertida, con sus palabras sin poder evitarlo. Era tan gracioso en ese estado que no podía evitar reírme negando con la cabeza. -¿Ah si? –pregunté sintiendo el mordisco en la oreja, me separé y me senté en el tocador acercándolo donde estaba situándolo entre mis piernas. Agradecí estar en ropa interior solamente con aquella bata ya que así podía pegarlo por completo a mi cuerpo- Pues espero que vengas con la intención de tocarme a mí –recorrí su pecho con mis manos y le quité el abrigo dejándolo a mi lado- Estás completamente empapado –le sacudí su pelo quitándole parte del agua sin dejar de reírme, era totalmente divertido en aquella faceta y me estaba alegrando la noche. No iba a preguntar cuánto había bebido porque a la vista estaba que bastante, y el grito de su amigo me lo terminaba de confirmar. -¿Tú también has venido a hacer, “au, au, au”? –me reí negando con la cabeza, por dios, como lo hiciera no iba a aguantar la risa- ¿Y tú amigo, el espartano? -si iba igual que Gael... Lae tendría diversión para rato.

En ese momento, justo en el que había gritado a los cuatro vientos, como un descosido…lo tendrían que haber echado. Si él mismo se viese, totalmente desatado…se le caería la cara de vergüenza pero ahora, hablaba el alcohol y lo único que le importaba, era pasárselo bien. Al día siguiente, no se acordaría ni de cómo se llamaba, menos de lo que iba a ocurrir en esa habitación en donde ahora mismo…no estaba solo.

La voz femenina, le sacó de su ensimismamiento, de esa risa estúpida que no significaba otra cosa que…estaba totalmente borracho y loco. Suspiró largamente, intentando contenerse, no perder la compostura pero… no fue posible. Se echó a reír de tal manera, a carcajada limpia, sin poder tan siquiera quedarse sentado en la cama…coordinar ni siquiera sostener la mano de la joven y eso… iba mal, muy mal.

Cerró los ojos, lo que provocó que se marease más, tuvo que hacer verdaderos esfuerzos por no quedarse dormido, al menos de momento y asentir a lo de la bañera de agua fría. Alzó el dedo índice como que tenía que decir algo importante…

-Una bañera… quiero una… y me bañas… y me ….una bañera-se levantó, dando tumbos por la habitación hasta divisar el baño y esperar a que la rubia pasase con él. Quiso averiguar de más, dárselas de listo incluso estando borracho. Intentó asomarse a la bañera, estando vacía… buscando un agua inexistente y… se cayó dentro, deslizándose de tal manera que se quedó boca abajo…sin poder hacer otra cosa que romper a reír.

-¡DALE AL AGUA! Necesitamos marcha…ya luego te doy lo tuyo, lo de ella y…¿GAEL? GAAAAAAAAAAAAAEEEEEEEEEEEEEEL, maldito cabronazo, me ha dejado a solas… ah que tengo que estar a solas… perdone usted, señorita…¿tenemos que hacer algo? ¿me lo tiene que hacer a mí? Pues adelanteeeeeeeee, mientras, me duermo un poco y a ver si así, hay agua y esto…funcionaaaa…ay que sueño, que frío… cómo tengo esto

Se llevó la mano a la entrepierna, intentando de algún modo que funcionase pero lo único que atinaba era o a reír, o quedar de un modo aún más patético en la bañera… de ahí no iba a salir, lo veía venir.

-Jodeeeeeer, ¿no ibas a bañarme? Pues vengaaaaaa que hace un frío de la leche y… uy mira…¡está subiendo! -eso creía él pero la realidad…la cruda realidad, era muy diferente…

Todo aquello me parecía tan gracioso a la par que tremendamente surrealista, y no por nada, sino porque jamás había pensado que vería a Gael de nuevo en el burdel… mucho menos en aquellas condiciones, en las que apenas podía formar dos frases sin que arrastrara las palabras por ello. Estaba claro que se había ido de copas aquella noche y aquí estaba el resultado. Bueno, antes de que fuese a otro sitio me alegraba que haya vuelto.

Negué con la cabeza divertida cuando se giró a Lae y le dijo que ahí estaba su Dios y llevé una mano a mí boca para que la risa fuera un poco amortiguada, ¿de verdad había dicho aquello? Sin duda Gael borracho tenía una chispa de diversión que me alegraba ver y disfrutar. Tras quitarle el abrigo y quitarle el exceso de agua que llevaba me mordí el labio por sus palabras arrastrando las palabras y hablando de aquella forma tan particular. Así que estaba más buena, vaya, qué halagador.


-Me alegro que el alcohol no haya nublado ni tu juicio ni tu visión –me dejé coger aferrándome a su cuello hasta que me dejó en la cama, donde dijo aquellas palabras y… no pude evitarlo. No pude controlarlo. La risa salió con más fuerza de lo que había esperado haciendo que mi cuerpo vibrara por ello, riéndome abiertamente por sus palabras y por aquellos fingidos gemidos, sin poder controlarlo en ningún momento sintiendo cómo besaba y mordía mi cuello. Gemí por ello y sonreí divertida cuando la risa cesó y pasé un brazo por su cuello– Me alegro mucho de verte, Gael. Acabas de mejorar mí día solo con eso –la otra mano, libre, comenzó a bajar por su pecho hasta dejarla justo sobre su entrepierna, marcándose por completo- Y algo me dice que te alegras también de verme. Tengo que quitarte esa ropa mojada –mordí su labio mientras comenzaba a desabrocharle el cinturón.

¿Cómo que su amigo no iba a salvarle? ¿Para qué estaban los amigos? Ese hombre que esa noche acababa de conocer, le transmitía una energía muy diferente a cualquier otra persona que se haya cruzado en su camino. ¿Qué exactamente? No lo sabía pero esa cercanía y confianza, no la tenía con cualquiera…y no solo eso ¿Acaso tenía realmente un amigo? De eso no conocía, es más… si pudiese contarlos , lo haría con una sola mano… porque no levantaría ni un dedo.

Estaba dando el cuadro y bien, no era consciente de ello pero tampoco había que ser muy inteligente para saberlo. Acabó metido en una bañera, desnudo y sin agua…riéndose solo pudiendo estar disfrutando con aquella hermosa joven. Apenas pudo apreciarla, la veía borrosa, la voz de la joven la oía lejana cosa que acrecentaba más y más su risa.

La idea de que lo bañase para entrar en calor le agradó, ¿su respuesta? un gruñido por lo bajo y algún que otro resoplido. Intentaba no quedarse dormido a medida que la joven pasaba aquella esponja por su piel… dios, se sentía tan bien, el agua estaba tan caliente ¿o fría? Su piel se habituaba tan bien a cualquier temperatura que era imposible saberlo…al menos lo estaba disfrutando algo era algo…

-Agua… mmm , qué bien…rico… ¿qué? -sus ojos azules, se clavaron en la joven mientras se secaba, o lo intentaba, solo quería echarse en la cama y… ¿dormir? ¿hacer cosas? ¿hablar de la bonita noche que hacía? Negó, mareándose más y reírse como un loco descosido. El consejo de la rubia era bueno, si apoyaba el pie podría al menos no querer echar las cabras delante de la señorita ¿en qué posición le dejaría? Peor que no se le levantase y no, no estaba por la labor…estaba tan ciego a alcohol que solo veía más y más whisky llenar su estómago.

-Bueeeeeen consejo, señorita… muy bueno…y vaya…bonitos ojos -no la miraba a los ojos, la recorría con la mirada, relamiéndose y hacerle un gesto para que se acercase, si se levantaba…se caería. Si iba a hacerlo, tenía que ser cuerdo porque así no iba a dar nada más que un pésimo espectáculo -Shhh… vamos a ver… ven -le hizo un gesto con la mano y antes de que se acercase del todo, pasó el brazo por su cintura, dejándola sobre su regazo y no perder el tiempo en tomar el sujetador con los dientes y tirar…con solo ese tirón, lo dejó a un lado…dejando aquellos pechos al descubierto.

El rubio se acercó, lamiendo entre ambos pechos, subiendo hasta su cuello y dejar un mordisco en el lugar, llegando a su oído, suspirando en el lugar… deslizando la mano por su cintura y atraerla aún más por el final de su espalda.

-No sé cuánto tiempo voy a permanecer despierto así que o haces algo para que se me olvide la mierda que llevo y te dé una de las mejores noches de tu vida -volvió a reír, deslizando los dedos por uno de sus pechos, dejando sentir su tacto, mordiéndose los labios, gimiendo en su oído, moviendo las caderas despacio…dejándose desear…hasta que… se durmiese (¿)

Enarqué una ceja ante su comentario de que veía doble viendo que no podía centrar la mirada y negué con la cabeza, aquello denotaba el grado de alcohol que llevaba en el cuerpo. ¿Cuánto habría bebido? ¿Una botella? ¿Quizás una cada uno? No lo sabía, pero ahí estaba el resultado. Lo miré levantarse diciendo que le quitara todo y… lo siguiente que vi, es como intentaba apoyarse en algo que, evidentemente, no estaba y que solo había visto él en su cabeza y… al suelo. Cayó a peso produciendo un ruido seco y me incorporé en la cama preocupada por si se había hecho algo.


-¿Estás bien? –pregunté observándolo en el suelo sin poder evitar reírme entre dientes, si él iba así no quería imaginar cómo iría su amigo. Mejor lo dudaba, peor era totalmente posible. Lae estaría en las mismas condiciones que yo, seguro. Vi que estaba bien e iba a levantarme a ayudarle cuando, de repente, comenzó a rodar hacía mí y… estallé. Me reí negando con la cabeza ante tal acto mientras lo observaba de rodillas en la cama, riéndome sin poder evitarlo y llevando una mano a mi estómago por el dolor que comenzaba a sentir de reírme tanto. Maldición, había sido tan gracioso que no pude evitar reírme por aquello. Paré cuando oí sus palabras y bajé de la cama para ponerme a su lado de rodillas –No me extraña, ¿habéis dejado sin alcohol el lugar donde estabais? –No esperaba que me respondiera, así que pasé uno de sus brazos por mi cuello para ayudarlo a levantarle –Venga, arriba –me levanté intentando levantarlo a él también pero… fracasé. Me caí riéndome entre dientes porque yo sola no podía y era más pesado de lo que imaginaba- Gael –llamé para que centrara su vista en mí y me escuchara, chasqueando los dedos delante de él- Ayúdame. A. Levantarte –enfaticé cada palabra y, pareció entenderme, porque esa vez no me costó nada y lo dejé tumbado en la cama. Suspiré observándolo y me senté a su lado apoyando un codo en la cama, dejé en su beso en su frente y lo miré- Lo que necesitas es bajar todo el alcohol que llevas encima. Espera –me alejé para llenar la bañera con agua y mojé un paño con el agua fría, volví a su lado y le quité el sudor del rostro. Estaba ardiendo producto de todo el alcohol- ¿Nos damos un baño o… nos quedamos aquí tumbados? ¿Estás mejor? –pregunté dejando una mano sobre su estómago. Caliente también. Iba a ser una mala noche para ellos, sin duda.

Una risita de lo más divertida, parecida a la de una niña pequeña, salió de sus labios cuando oyó aquel halago sobre sus ojos. Si no recordaba mal, era la primera vez que hacían referencia a sus ojos. Volvió a reír, sin más, como un loco desatado ¿qué porqué lo hacía? No tenía ni idea pero ahora mismo, en lo que pensaba no era otra cosa que en pechos, cama y whisky…una combinación difícil de hilar si no estabas medio cuerdo.

-Un paseo…mmm lo que necesito es otro whisky u otro baño, preciosa…-murmuró ocultando su rostro en su cuello, intentando morderla pero no llegar a hacerlo…se estaba quedando dormido en su hombro y si no es por la palabra “vaquero”no hubiese abierto los ojos


-Un vaquero a punto de lanzarse al ruedo…mmmm hueles a frutas y sabes a melocotón…pareces una tarta, rubia hermosa -esa risita que sí, estaba tan concentrado en que no se durmiese que por mucho que luchaba…era imposible mantener los ojos abiertos.

Pasó las manos por la cintura, deslizando la yema de los dedos por el lugar y atraerla hacia sí. Sus labios, los apoyó contra los de la rubia, lamiendo el superior…despacio y morderlo…dibujando finalmente todo el contorno a conciencia, como si su propia boca fuese un pincel que realiza un dibujo a mano alzada.

-Puedes empezar el paseo… estaré aquí, mirándote…fijamente… uhh que sueño, nena -ronroneó, buscando tomarla de las nalgas y él pudiese tumbarse, la admiró desde aquella posición, todo lo buenamente que pudo porque no… la veía borroso y encima ni sentía y menos padecía.

-Joder, mi amigo no está por la labor de…ha podido cerrar los ojos, descansa en paz…sé buena y despiértale, despiértanos y… ayyy que blandita es esta cama…-cerró los ojos, dejando de apretar sus nalgas, intentando mantenerse despierto sin poder evitarlo…


-Quiero un paseo a caballo, mami -esa tono tierno con esa voz varonil no podía sonar más divertido…desde luego necesitaban ambos hombres un buen cubo de agua helada.

Intentaba, por todos los medios abrir los ojos pero más lo intentaba… más sueño tenía…

Realmente no esperaba que me contestara cuánto habían bebido aquella noche, no me hacía falta saber que podrían haber arrasado con el alcohol del lugar donde hubieran estado bebiendo. Pero, conocer exactamente lo que se habían tomado… hizo que negara con la cabeza divertida. Así que, dos ruletas. No tenía ni idea de cuántos chupitos podría llevar cada una, pero estaba claro que bastantes por el estado en que habían llegado ambos.

Por suerte me entendió cuando quise levantarlo y fue mucho más fácil con su ayuda, sintiendo una mano que apretaba mi culo y sonreí divertida, aún le quedaban fuerzas para aquello. Llené la bañera y puse un trapo en su frente pensando que, lo más probable, es que el sueño hiciera pronto su aparición y se quedara durmiendo. No sabía como no había empezado ya a tenerlo, aunque, parecía más animado que antes. Enarqué una ceja por que quisiera que me bañara con él y me dejé llevar tirando de mi brazo.


-El baño era para ti –dije divertida viendo como desataba la bata y sus palabras, provocando que me riera entre dientes, mientras aprovechaba y le quitaba la camisa que llevaba, completamente empapada, y que se adhería a su cuerpo, marcándose su torso por completo, definiéndolos igual que si estuviera desnudo. La dejé en el suelo y lo miré sintiendo su beso estando ya desnuda completamente. Se metió en la bañera y lo contemplé sintiendo cómo me miraba. Soltó aquella frase para que me metiera en la bañera y… reí, de nuevo, como lo había hecho antes. Aquella noche no paraba de reírme con él y no era para menos, ¿Mi Dios? No pude contenerlo y lo observé mordiéndome el labio. Me acerqué hasta la bañera y me metí dentro agradeciendo que el agua estaba templada, apenas me había dejado espacio para meterme así que me puse directamente sobre cuerpo –Hola, mi Dios –murmuré divertida sobre sus labios, acomodándome sobre él- Me pregunto… ¿qué planes tendrá mi dios para mí? –le seguí divertida el juego y mordí su labio inferior subiendo mis manos por su pecho- No me has dado tiempo a desnudarte, ¿qué voy a hacer contigo? –me moví sobre él y lo miré divertida, esperando a ver qué se le ocurría ahora. Esperaba que aquello le ayudara un poco a despejarse.

No podía más. Intentaba tener los ojos abiertos , seguir admirando a aquella hermosa rubia pero no… tenía sueño tanto que ni siquiera podía quedarse en pie ni un segundo. Y no era por falta de ganas, esa chica era preciosa… le encantó acariciarla, e imaginarse cómo sería entrar en ella, moverse como él sabía y dormir plenamente feliz cuando la hubiese hecho cualquier cosa, maldita borrachera.

-Eso intento, preciosa -murmuró incorporándose en la cama, sentado con ella encima. Gimió por lo bajo al notar la mano caliente de la chica tocarlo, buscar que reaccionase y lo hizo. Su miembro se movió inquieto, al igual que sus caderas. Sus manos, se deslizaron por sus caderas, tomando con cierta fuerza sus nalgas y empezar a frotarse contra su sexo.

Rugió contra su boca, ayudando en sus movimientos…se sentía tan bien que no podía dejar pasar aquella oportunidad. Tampoco es que le dejase mucha opción, de un movimiento, la dejó bajo su cuerpo, su boca se lanzó a lamer uno de sus pechos a la vez que su mano derecha, se colaba por su vientre, hasta tomar el sexo ajeno con dos de sus dedos y moverlos a su antojo. No esperó, guió su miembro a su sexo y entró en ella de golpe… un movimiento fuerte y rápido..

Mordía su boca mientras se movía como un diablo dentro de ella, abriéndole las piernas para adentrarse aún más, volverse loco en sus pechos y terminar por volver a girar en la cama y ser ella quien se moviese… no se fiaba de sí mismo, menos cuando le entraron ganas de echarlo todo en medio del acto.

La observó, con los ojos entrecerrados, moviendo las caderas aunque estuviese tumbado, sus manos no dejaban piel de sus pechos por acariciar . Rió, incorporándose en la cama tomando su barbilla y besarla con fiereza, nada tierno, al igual que sus movimientos que no cesaron hasta que llegó al orgasmo. Llegó intensamente, cuando la tomó del cuello…apretando con suavidad y reír de manera sádica.

-El vaquero quiere más, así que o te mueves, te bajas un poco a hacerle una visita o… -buscó su oído, mordisqueándolo, ardiendo en deseos de que hiciera cualquier cosa -O…¿tengo que hacerlo todo? vamos, si eres buena , prometo comerte de pie… tendrás tal orgasmo que no te podrás poner de pie en varios días… y ahora…cabálgame… -mordió su mejilla, sin dejar de moverse…no perdía el ritmo a pesar de estar ella encima…


De sueño, a loco insaciable…vaya vaquero.