De Lamberti Lorenzo

Lorenzo es un muchacho retraído, callado, pero muy observador. Generalmente no suele empezar una plática, más bien le gusta ser partícipe de alguna, siempre y cuando se le indique que puede interactuar. Es tímido, por tal motivo socializar se le hace algo un poco difícil, porque le falta seguridad en sí mismo. Pocas veces sonríe, pero cuando lo hace, es una sonrisa cordial, sincera y franca.

Como toda persona que pasa por un trance traumático, como el que atraviesa en su día a día, suele tener cambios de humor muy frecuentes. Algunas veces sereno, otras veces intranquilo, algunas más irascible, y otras tantas más llora por cualquier cosa.

Pero todo es debido a la desesperación que le causa sus limitaciones físicas. Trata siempre de ser una persona independiente, pero desfortunadamente, su condición social, le impide comprar u obtener ciertos aditamentos que le harían en la vida un poco más sencilla. Aún así se las ingenia para poder tener algo de dinero, con lo cual poder pagar sus terapias en el sanatorio de la ciudad.

Sufre de dolores constantes en la espalda, en la cintura en el cuello y sobre todo en sus dos piernas, porque debido a la falta de movimiento suelen ponerse rígidas. Las terapias son muy dolorosas generalmente le dejan rendido durante el día.

De cualquier forma trata de ser paciente, de pensar que las cosas algún día poder mejorar, y que Dios le va hacer el milagro de volver a caminar, como cuando era pequeño.



Lorenzo nació en el seno de una familia de escasos recursos. Fue el sexto hijo de una familia de ocho integrantes. Siempre necesitó de las atenciones más básicas que cualquier persona desearía tener en su comunidad, pero esto no limpió que fuese un niño extrovertido y feliz. Tenía muchos  hermanos y hermanas con quienes jugar durante la mayor parte del día.

Mientras no tuvo edad para trabajar, se le permitió jugar todo el día por todos los rincones de su ranchería. Teniendo algunos animales entre ellos algunos cerditos, vacas, y cabras a quienes cuidaban, porque no eran de ellos, sino de un familiar cercano a su padre quien al no tener espacio para tenerlos, los mantuvo ahí. Podían obtener recursos como leche, pero más nada.

Los años fueron transcurriendo y con ellos, las responsabilidades. Su primer trabajo fue como ayudante de panadero. Pero no duró mucho tiempo ahí. El segundo, como limpiador de chimeneas, pero le ocasionó mucha tos y enfermedades respiratorias frecuentes. Se alivió, pero siempre le quedó una tocesilla crónica que jamas se le quitó.

A los diesiceis, fue contratado como cargador en el mercadillo del centro de París. De ahí pasó por ayudante de cocina en un merendero del cuál fue echado por haber sido acusado de robo pero jamás se le pudo comprobar, que el haya sido el autor material del robo de mantequilla. Estuvo a nada de ir a la cárcel pero debido a su corta edad, sólo se le cobró una multa casi imposible de subsanar.

La deuda fue cubierta por un mecenas, que le llevo a su casa para contratarlo como caballerango. Íntegramente el sueldo iba a parar a los mismos bolsillos del amo, pero que de algún modo, había ayudado a no causarles una pena mayor a sus familiares. De ahí obtuvo el gusto por los caballos, a quienes tenía que acicalar darles de comer y pasearlos dentro de una pequeña extensión bordeada por troncos de madera.

Fue una noche de tormenta la que cambió su vida para siempre. Aquella noche había tenido que quedarse a dormir debido a que el amo había tenido una reunión importante con muchos invitados y necesito prácticamente de toda la ayuda posible para salir avante en su reunión.  Dentro del  cobertizo, donde se resguardan los animales, alli colocó un tendido y se echó a dormir plácidamente. No se dio cuenta que un rayo alcanzó un árbol y el árbol cayó encima del techo de donde dormitaba, mismo que también te comenzó a prenderse en llamas.

Los animales asustados comenzar una relación charia moverse por todas partes. Lorenzo alarmado, trató de liberar a todos y cada uno de ellos, pero las llamas habían alcanzado su máximo y era casi imposible sacar a un pequeño potrillo que había quedado huérfano porque su madre había muerto apenas dado a luz. El quiso regresar a rescatarle y lo tomó entre sus brazos, pero desafortunadamente una viga cayó encima de ambos y le impidió realizar su cometido.

Ya no supo más de sí, hasta que despertó en el hospital. Todo se le hacía difuso hoy y no recordaba exactamente las cosas que habían ocurrido, pero lamentablemente, traído graves consecuencias para su persona.  Que sabía que había que ir encima de sus piernas había dejado estragos, quizás para siempre. Se encontró con la terrible noticia de que no podía mover sus piernas, no las sentía. El doctor dio las malas noticias a Lorenzo quien desgarrado lloró y lloró por muchos días, mucho noches y muchos meses. Ya no volvería a caminar.

Lorenzo se convirtió en una sombra. Perdió mucho peso debido a que no quería comer pies prefería la muerte, a que los demás le tuvieran lástima. Una lucha constante entre sus cambios de humor, sus hermanos y su padre quien ya le veían como una carga.

Cierto día, y ahorrando algunas monedas durante muchos meses, su madre le regaló un cuaderno de dibujo y algunas pinturas. Dibuja le dijo: "yo siempre sabido que tienes muy buena mano para esas cosas, podrías divertirte, y hacer lo que tanto te gusta hazlo por favor."

El dibujo le sirvió como terapia tranquilizando sus demonios. Lo que más pintaba, eran paisajes, caballos, o lo que alcanzaba ver desde su ventana. Eran tan buenos, que algunos de sus hermanos los ofrecían en la ciudad a cambio de algunos francos. De este modo pudo ahorrar para hacerse de una silla de ruedas de medio uso. De éste modo, podía salir de casa el mismo a conocer nuevos lugares y clientes para vender sus dibujos. Fue uno de esos clientes que le ofreció las terapias en el sanatorio a un precio justo.

Eran terapias muy dolorosas y desgastantes, pero siempre con la fe y las ganas de intentar reparar el daño causado. El médico nunca le dio esperanzas de recuperación, sin embargo era vital que mantuviera ciertas atenciones hacia sus piernas porque debido a la falta de movilidad, podían comenzar a deformarse. Aún así, el siempre guardaba la esperanza de poder caminar algún día.

Hasta el momento no ha perdido su sueño de poder volver a caminar, ahora se encuentra un poco más tranquilo, y si bien no está resignado, tampoco pierde ese sueño de poder valerse por sí mismo y caminar y correr y volver hacer lo que era antes del accidente.



-Alguna vez tuvo algún roce con alguna mujer, antes de su accidente, pero le abandonó poco después de enterarse que no volvería a caminar.  

-Ha descubierto cierta atracción por el mismo sexo, más lo mantiene en secreto. Cree estar interesado en el médico terapista pero es una mera ilusión, una utopía.

-Frecuentamente sufre de pesadillas.

- Los dolores son tan fuertes, que ha necesitado tomar brebajes especiales para calmarlos.

- Su vida transcurre de la casa al sanatorio y visceversa. Por lo que no tiene vida social.