Alleria E. Morgenstern

Mi nombre completo es Alleria Elsbeth Morgenstern (se pronuncia Aleria, por cierto), aunque todos me conocen como Alleria, y solo Thaddeus, mi hermano, como Elsbeth. Siendo una licántropa, de apariencia represento a una muchacha alemana de 24 años, cuando en realidad tengo unos 49, pero no te atrevas a mencionármelo. Como en toda mi vida, tengo una posición de clase media y mi lugar de origen es Berlín, en Alemania,. Soy, también, tremendamente heterosexual, pues me gustan los hombres bien hechos y derechos. Nada de niñitas lloronas.

Entre mis habilidades se encuentran la transformación, la sanación acelerada, la percepción del aura, al igual que todos los otros atributos que son característicos de los licántropos. Sin embargo, en mí se destacan la memoria fotográfica, la fortaleza y el aullido. Qué bárbaro, ¿no?


Pues soy alta, como de metro setenta y tres, al mismo tiempo soy delgada y de piernas largas y flacas. También soy bastante huesuda, con los pómulos que se me salen para los lados y la mandíbula alargada, pero a pesar de ser flaquísima, estoy bien dotada de busto, de muslos y de músculos en general. Mis ojos son claros, como entre azules y grises, no sé bien, y mi piel es tiernamente blanca. Mi labio superior es más delgado que el inferior y mis dientes son blancos como huesos, más blancos que mi piel. Ah, y siempre me dejo las uñas largas y puntiagudas, para arañar mejor. Al mismo tiempo, cuido mucho mi cabello, el que mantengo siempre largo y algunas veces trenzado. Es color chocolate, muy suave y ligeramente ondulado. Mis manos, a pesar de ser manos de leñadora y arquera, son muy pequeñas –pero hábiles-, al igual que mis pies. Por último, seguramente las muchachas de clase alta envidiarían mi fina cintura, la cual me saqué sin siquiera usar corsé, ¡Já! ¿Qué más? Pocas veces uso vestidos, pues prefiero los pantalones y las botas, aunque de vez en cuando, cuando salgo a cortejar y a buscarme líos, uso vestidos de lana que me quedan espectacular. También, en algunas ocasiones, uso pantalones cortos y ropas masculinas, de modo que se vean las marcas blancas en mi piel que me ha dejado el caníbal de mi hermano cuando corta mi carne, nada más porque disfruto lo horrorizados que se ponen algunos al ver aquellas marcas.


Yo existo con dos vidas. Alleria es una y Elsbeth es otra. Nadie más que Thaddeus conoce a Elsbeth, aunque él también suele ver mucho a Alleria. Pensarán que estoy loca, pero no (bueno quizá sí, por aguantar a alguien como Thaddeus, pero cada quien con su locura); tampoco tengo personalidades múltiples ni doble personalidad ni nada por el estilo: simplemente con mi hermano soy una y con el resto soy otra. Cambio de comportamiento, así de simple. Describiré primero a Alleria y con Elsbeth luego se darán cuenta de lo que hablo.

Yo soy de ideas fijas y de carácter indomable. Hago lo que yo quiera, cuando yo quiera, de la forma que yo quiera y pobre del que me diga lo contrario, porque le pongo una flecha en la garganta. Una vez que me propongo hacer algo, hago todo lo necesario por lograrlo, cueste lo que cueste a quien sea que le cueste. Nunca me doy por vencida ni tiro la toalla y jamás me conformo con menos de lo que deseo conseguir, como también soy de imponer mis ideas sobre los otros. No me gusta tampoco que me lleven la contraria, ni mucho menos que me digan que no a algo. Soy muy activa, siempre me encuentro haciendo algo y gastando energías o de otro modo me aburro y pongo malhumorada; por ello es que soy muy energética y rápida para hacer las cosas. Soy autosuficiente y bastante independiente, no necesito de nadie para sobrevivir y hacer lo que quiera (ni siquiera a mi hermano, con él me quedo porque le estimo, nada más).

Soy extrovertida, jamás me callo lo que pienso y no tengo problemas en decirte las cosas a la cara, incluso cuando sé que no te va a gustar (aunque probablemente sea por eso que te lo diga en un principio). También soy algo enojona y violenta, me gusta mucho gritar y alzar la voz y una de las cosas que más me entretienen es discutir ruidosamente, con los puños, incluso. Cuando me enojo suelo patear y golpear las cosas, a veces romperlas a propósito, otras veces sin darme cuenta ni medir mi fuerza. No me gusta que me digan lo que debo hacer ni cómo, por lo que soy rebelde en ese sentido. ¿Quieres algo? Gánatelo, págamelo o te vas derechito al infierno. También suelo hablar de forma vulgar y sin vergüenza, y no hay tema de conversación que para mí sea un tabú. Además soy mentirosa, engatusadora, manipuladora y muy, muy pecadora. Tengo además una memoria imposible de engañar; recuerdo absolutamente todo porque soy más rencorosa que el mismísimo diablo y, al mismo tiempo, soy vengativa, así que ten mucho cuidado. También soy muy propensa a sentir odio por los demás y de paciencia no tengo nada; además tengo un ego más grande que Notre Dame y una tendencia al sarcasmo también del porte de Notre Dame. En resumidas cuentas, no soy alguien fácil de tratar.

Elsbeth, en cambio, es mi lado opuesto, a quien dejo salir solo con la confianza de mi hermano, de quien he aprendido gran parte de las cosas que sé. Como Elsbeth, a él le soy leal y cariñosa y suelo estar más calmada y centrada, siendo mucho menos saltarina e impaciente como cuando soy Alleria. De este modo aprendí a ser más fría y calculadora como también incondicional. Por él, haría lo que fuera. Al fin y al cabo, él es el alfa y yo nada más soy la omega. Sin embargo, las cosas no siempre son tan óptimas como uno desea, por lo que Thaddeus de todas formas conoce a Alleria en su plenitud.


Como dije, yo soy Alleria Elsbeth Morgenstern, de una familia de leñadores de origen alemán y cuya historia ya ha sido contada. Pero bueno, si quieren escuchar mi propia versión, aquí se las dejo.

Spoiler:

Desde que mi padre Hannes murió es que estamos solos, mi hermano y yo. Bueno y… con los lobos. No importa cuánto o qué haga él, yo sigo al alfa, incluso después de haberme mordido y convertido poco tiempo después de quedar solos. No fue nada terrible, yo ya me había acostumbrado a perder pedazos de carne, los que me sacaba para su cena. Tampoco fue un accidente, yo sabía a lo que me arriesgaba si salía de casa en luna llena. No tuve problema en adaptarme a esta nueva forma de vida: vivir con un hermano mayor que prefiere comer carne humana. Jamás he pensado que sea algo malo pues crecí con ello, estoy acostumbrada y, la verdad, desde un principio creí que era admirable, original y bellamente retorcido de la cabeza. No lo comparto, eso sí, es costumbre suya y de nadie más (hasta donde yo sé). Fue por esto que yo comencé a buscar las “cenas” de Thaddeus; salía sola a los pueblos y ciudades cercanos para traer gente a la casa. Decía mentiras tipo “mi hermano está enfermo, necesita ayuda” y llevaba ya sea hombres o mujeres para que él los cenara. Así fue que comencé a meterme en líos y a meterme con variados hombres también, por lo que cuando tenía unos veinticinco años, quedé embarazada. Nunca supe cuál había sido el hombre que habría sido el padre, pero como poco me importaba, yo nada más seguí haciendo lo de siempre: salir a cazar, a talar y a ligarme con más hombres. Con lo descuidada y bruta que fui, obviamente tuve un aborto espontáneo casi a los tres meses, pero ni una lágrima derramé. Tampoco ha sido esa la única vez que me ha pasado, pues he tenido también otros embarazos, de los que me he preocupado de perder antes del primer trimestre. Si los hubiese tenido, se los hubiese dado a Thaddeus para que lo devorara, pues intenciones de parir no tengo.

Además de eso, no he hecho absolutamente nada notable en mi vida. Donde el alfa va, yo sigo, nada más. Mis ambiciones no suelen ser grandes y, si es que lo fuesen, no son el tipo de cosas que te cambian la vida. Tampoco pretendo hacer mucho más por el momento, aunque eso aún está por verse.


➝ Soy muy, muy buena arquera, de tiros muy precisos y rápidos. Me gusta mucho cazar de este modo.
➝ Nadie aparte de Thaddeus conoce mi segundo nombre y así seguirá siendo. Si algún día mi segundo nombre sale de tus labios, considérate muerto.
➝ Odio a muchas criaturas, pero particularmente a los vampiros.
➝ Mi más grande secreto es que, en el fondo, me aterroriza que Thaddeus me quiera comer por completo algún día.