AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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The Power To Heal ~ Privado
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The Power To Heal ~ Privado
Curar las heridas y seguir adelante
no es fácil, pero es el camino
no es fácil, pero es el camino
Habían pasado varias semanas desde que mí vida, o como veía la vida y el mundo, había cambiado drásticamente, con un giro totalmente inesperado que me había echo cambiar la percepción de todo cuando me rodeaba. Y no solo eso, sino que además, había hecho que me cuestionara todo en lo que una vez había creído, todo en lo que una vez pensé que eran mitos y leyendas, que no eran verdad y que solamente se ceñían a la ficción… para darme cuenta que, realmente, eran más ciertos de lo que pensaba.
Aunque me había costado asimilarlo más de lo que yo había pensado en un principio, finalmente tomé la opción que era algo que debía de hacer para adaptarme a la nueva realidad que era mí vida, algo que debía de hacer y que de alguna forma tenía que tomar para poder seguir con mí día a día, como si aquello no hubiera cambiado nada. Pero lo hacía, y mucho. Cambiaba todo aquello cuanto había pensado y creído en un principio y me hacía querer averiguar mucho más que lo que sabía.
Le había preguntado a Gael varias cosas aquella noche en la que me dijo que había seres sobrenaturales caminando entre nosotros, camuflándose, haciéndose pasar por personas normales y corrientes cuando no lo eran para nada. Al principio había sentido miedo y había estado incluso aterrorizada, ¿cómo no hacerlo cuando te decían que había vampiros que se alimentaban de la sangre de las personas para vivir? O licántropos que se transformaban en hombres lobo las noches de luna llena y que, además, no eran racionales y que incluso podían matar a sus parejas y seres queridos… si alguien no sentía miedo, cuando descubría aquello, era más frío de lo que se imaginaba.
Miles de preguntas rondaban mí mente y quería darles una respuesta a todas ellas, aunque tenía una fuente muy fiable como era Gael para todo aquello, sentía que en cierta parte no quería preguntarle mucho más sobre el tema. No quería que pensara que me estaba obsesionando con ello cuando no lo era, para nada, simplemente mi curiosidad no dejaba de hacer que pensara en todo aquello mucho más, quería poder averiguar todo lo que podía porque si no lo hacía jamás me quedaría tranquila. Aunque no lo estaría del todo, no sabiendo que había noches que salía de caza y que iba tras aquellas criaturas.
De hecho era ese pensamiento el que me había llevado varios días a la biblioteca para buscar información. Había aprovechado alguna que otra mañana y me había acercado con la intención de obtener más información sobre aquellas criaturas y lo que podían hacer, aunque todo lo que había encontrado mayormente eran puros mitos que quizás no tenía nada que ver con la realidad, y no tenía forma de averiguarlo por mí misma, y preguntarle de nuevo a Gael cada par de días era algo que no contemplaba, porque estaba segura que terminaría por saber lo que estaba haciendo y no quería que lo hiciese.
¿El motivo? Quería ser útil. No había otra forma de definirlo y explicarlo. Cada vez que pensaba que aquel hombre salía, ya fuera solo o acompañado, a cazar aquellas criaturas algo hacía que mi corazón se encogiese y no me dejara dormir tranquila por las noches, pese a que me había dicho que él sabía lo que se hacía y que llevaba cuidado pero, ¿y si un vampiro le mordía qué pasaba? ¿Y si le atacaba un licántropo? Me había dicho que no me preocupara por él, pero era algo que escapaba fuera de mí control y que no podía evitar hacerlo.
Así que como jamás iba a entrar de aquella manera en su mundo porque era algo que no quería, que no me veía capaz para ello, y que seguramente él no me permitiría jamás en la vida… había buscado la manera de, si podía hacer algo en mí mano para ayudar, no lo iba a pensar dos veces. Y ¿qué mejor que aprender formas de curación y remedios que podían serles de utilidad? Principalmente a él pero, si algún día daba la casualidad de que topaba con más cazadores, o conocía a o las personas con las que él cazaba podría perfectamente ayudarles. Solamente en pensar en encontrarme algún día, aunque rogaba porque aquello pasara, a Gael herido por alguna de sus cacerías y que no supiera que hacer… me aterrorizaba. Así que estaba convencida en aprender algo por mí cuenta y si les ayudaba mucho mejor.
Así que como cada mañana durante aquella semana volvía a acudir de nuevo a la biblioteca para seguir buscando información. La primera vez que había ido me había costado mucho encontrar un libro que hablara sobre aquellas criaturas, pero finalmente, había encontrado uno que más o menos daba una definición de lo que andaba buscando. Y, por si fuera poco, sin saberlo había topado realmente con un vampiro en mí vida; mí padre. Entré a la biblioteca y fui directa hacia aquella estantería que estaba algo más alejada de la entrada y más oculta donde encontré el libro, lo cogí y fui a sentarme lo más alejada de las mesas que habían por allí, porque estaba segura de que si me veían con un libro como aquel me tomarían por loca. Llevaba también un par de hojas y una pluma y tinta para apuntar datos que pudieran serme de ayuda. Abrí el libro y pasé aquellas páginas que eran familiares, leyendo las descripciones que había en ellas.
“La boca estaba más roja que nunca; sobre sus labios había gotas de sangre fresca que caían en hilillos desde las esquinas de su boca y corrían sobre su barbilla y su cuello. Hasta sus ojos, profundos y centellantes, parecían estar hundidos en medio de la carne hinchada, pues los párpados y las bolsas debajo de ellos estaban abotagados. Parecía como si la horrorosa criatura simplemente estuviese saciada con sangre.”
“El nosferatu no muere como la abeja que ha punzado una vez. Sólo se hace más fuerte, y, por serlo, tiene aún más poder para el mal. El vampiro que está entre nosotros tiene como persona más fuerza que veinte hombres; su astucia es muy superior a la de los mortales, porque es una astucia que va creciendo con los siglos; tiene la ayuda de la nigromancia que es, como implica la etimología de la palabra, la adivinación por la muerte, y todos los muertos a los que pueda acercarse están a sus órdenes; es una bestia, más que una bestia; de una crueldad demoniaca y carece de corazón”
Pasé aquellas páginas mientras apuntaba algo en las hojas y seguía buscando alguna referencia que me diera más información, una vez obtuviera la suficiente información buscaría algún libro sobre botánica que me fuera de utilidad para lo que realmente quería, algo que llevaría en absoluto secreto sin decírselo a nadie, y veríamos como se lo tomaba Gael cuando se lo contara. No las tenía todas conmigo de que le gustara aquella idea, quizás incluso se enfadaba por ello. Algo que no sabía, y que de momento no quería comprobar.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
- Mensajes : 928
Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: The Power To Heal ~ Privado
Tanto el guerrero como el sanador
tienen papeles muy importantes en la historia;
ya que de no existir el segundo, muchos de los guerreros
no hubiesen podido contar sus hazañas tras la batalla.
tienen papeles muy importantes en la historia;
ya que de no existir el segundo, muchos de los guerreros
no hubiesen podido contar sus hazañas tras la batalla.
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Muchos creían saber el significado de la palabra poder, pero sólo pocos sabían que detrás de ello existen variantes que sin la preparación adecuada, no tendría sentido alguno el seguir en aquel mundo. Muchos lo buscaban, lo deseaban y sin embargo, quien lo tenía, quería deshacerse de él por temor a quienes lo buscaban. Tyler no era ni lo uno ni lo otro; él tenía y sabía que lo peor que se podía hacer en la vida era malgastar aquel Don que les fué otorgado con el primer aliento de vida. Él, que muchos sacrificios había tenido que hacer para la supervivencia de sus seres queridos, así como todo aquel que con el consecuente peligro quisiera acercarse a él más de la cuenta. El peligro y la muerte iban de la mano y Tyler, podría considerarse uno de los brujos que caminaban en la delgada línea que separaba la vida de la muerte, siempre sintiendo aquella abnegación por el que aclama ayuda no para sí, sino para alguien qjeno a la voluntad propia. Eso se llamaba preocupación, preocupación por ver a alguien a quien se quiere o admira caer en desgracia a manos de un ser que no buscaba nada salvo el asesinato.
Se podría decir que Tyler era un hombre que había vivido muchas vidas, aun habiéndo nacido tan sólo una vez, aún sabiendo lo que sabe gracias a sus años de conocimiento, aun a sabiendas de que cualquier cosa que hiciese no ayudase a cambiar al mundo, pero sí que ayudaría a salvar unas vidas que ni mucho menos estaban ligadas con la suya. Él, que era un mero erudito a ojos de cualquier ser humano que se cruzase en su camino, no sentía la necesidad de darse a conocer ni de alardear de su condición, simplemente usándola para el bien ajeno siempre y cuando se precisase de su ayuda. Hace años que supo que no podía salvar a todos y aquello realmente casi le parte el alma, de no ser por su extrema fuerza de voluntad, única en su persona.
Pero no todo era magia, ni todo tenía que ver con guerras y siempre lo supo, así cómo cuando participó en la revolución francesa desde abajo, allí dónde muchos no veían a guerreros sino a sanadores que con fuerza de voluntad, sanaban a los valientes que iban en busca de una verdad justa, una, que jamás llegará a conquistar, pero sí que se puede aliviar al fín y al cabo. sus pasos iban seguros, siempre ayudando a los más jóvenes a ver el mundo desde otra perspectiva, una que los alejase de la vida acomodada en la que habían nacido, haciéndoles pensar por ellos mismos, que todo aquello no eran más que adornos en una vida vacía, porque sin conocimiento, sin causa, no había valor por el que luchar. Y es aquello lo que él les enseñaba principalmente, a adorar cualquier tipo de conocimiento, a valorarlo de un modo que a otras edades era muy difícil de conseguir dadas las raíces.
Mo era un secreto que estuviese la mayor parte del día en la biblioteca, pues prefería estar rodeado de libros, de ese silencio que acompañaba al conocimiento de una mente ansiona por conocer lo desconocido, por aumentar el umbral del saber, que el estar en una casa vacía, cuyas paredes parecían echársele encima. Hacía días en los que una muchacha entraba a horas en los que el resto o bien estaba descansando o estaban mucho más preocupados por trabajar que por hacer cualquier otra cosa, y eso, le hizo fijarse en ella, en la cortesía, en la admiración por esos libros -hasta ahora desconocidos para Tyler, ya que no se había acercado aún hacia ella. Aquel simple revuelo entre libros, aquella pluma que tintineaba veloz al ritmo de la lectura, así como la intención de gusrdar lo leído para su utilidad en otro momento. Ese interés, esa devoción, esa intranquilidad, fué lo que hizo que Tyler se decidiese a acercarse.
- Espero no interrumpir su lectura. - Dijo el hombre de ojos verdes, acercando una taza de leche caliente aderezada con miel que le tendió a la muchacha, con cuidado de no entorpecer su labor. Su voz era profunda, pero melodiosa al tiempo que serena para no hacerla sobresaltar, ni mucho menos para hacer que perdiese el hilo de su tan inspirada investigación. - Es tarde y hace algo de frío, quizás ésto la ayude a permanecer un rato más sin notar el helor nocturno. - Amable y cordial, Tyler le había traído una taza al igual que la suya, ya que tenía un pequeño despacho en la sala principal de la biblioteca, no muy lejos de ella, dónde tenía acceso privado desde hacía algunos años dada su dedicación. - No quisiera molestarla, ni mucho menos interrumpirla, aunque me temo que ya lo hice. - Una suave carcajada salió de los labios de Tyler, que muy lejos de escusarse por la intromisión, parecía querer prestar su ayuda o al menos su consejo por si la muchacha quería encontrar un libro que él supiese de su paradero.
- Mi nombre es Tyler y se podría decir que... - Miró al techo, variando su vista por todo aquel maravilloso lugar. - soy el guardián de éste lugar. - Dijo, aunque en broma, aquella palabra tenía una connotación verdadera en todo el significado de su vida.
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Tyler Fausten- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/05/2011
Edad : 36
Re: The Power To Heal ~ Privado
Si podéis curar, curad; si no podéis curar, calmad; si no podéis calmar,consolad
Llevaría allí mirando aquel libro como alrededor de un par de horas, casi siempre me acercaba por las mañanas a la biblioteca que era cuando más tiempo libre tenía, y cuando había visto que menos gente había también. No me importaba mucho cuánta gente hubiera en la biblioteca, pero me había dado cuenta de que me encontraba mucho más cómoda cuando era poca la gente que había, ya que me daba más libertad para coger ciertos libros y poder leerlos con tranquilidad. Aunque siempre me sentaba en el mismo lugar que cuando acudí el primer día; al fondo, en una mesa tranquila y apartada de las miradas ajenas. Aquello me daba algo más de libertad y, al mismo tiempo, de tranquilidad.
Ojeé de nuevo el libro mientras terminaba de apuntar algo con la pluma en las hojas que había traído, leía y todo lo que suponía y pensaba que era necesario lo apuntaba para luego no olvidarlo. Lo que estaba haciendo, más bien, era como un… glosario. Un apéndice con las descripciones de cada raza, sus atributos, sus debilidades… toda la información que me era útil quedaba escrita en su correspondiente hoja. Tenía varias porque así cada información estaba bien dispuesta y así no se mezclaba con ninguna otra raza. Una hoja para cada raza, o las que necesitase, así todo ordenado sería mucho más fácil. Era una mujer que odiaba el desorden y hasta en eso se transmitía en todo lo que hacía.
Leí de nuevo aquel párrafo sacando la información que necesitaba mientras al mismo tiempo mis labios rozaban la punta de la pluma, sintiendo su leve roce que me producía algo de cosquillas, haciendo que me mordiera el labio siguiendo enfrascada en la lectura. Había encontrado información que era valiosa pero, a su vez, temía que lo que los libros me decían fuera mentira y estuviera sobre una información errónea y equivocada. Temía que todo lo que había sobre las debilidades de las razas fueran puras invenciones y, en ese tema en particular, no le había preguntado a Gael.
Suspiré e igualmente decidí apuntar lo que había encontrado y ya vería la manera de averiguar si era una información válida o era pura invención, aunque me había encontrado lo mismo en un par de libros así que esperaba que fuera todo verdad. Miré lo que estaba escrito y lo repasé para que no hubiera ningún tipo de error, en ese momento estaba por los vampiros y sus debilidades. Moví la pluma de nuevo haciendo que rozaran otra vez mis labios y, tan enfrascada estaba en la lectura, que ni siquiera me di cuenta de que un hombre se había parado ante mí.
Levanté mi vista hacia donde procedía la voz topándome con aquel hombre, de pie justo enfrente, que me miraba mientras llevaba una taza en sus manos y me fijé en que había dejado otra delante de mí en la mesa. En cuanto puse mis ojos de nuevo en él, tras mirar la taza, me di cuenta de que aquel hombre me sonaba de haberlo visto por allí alguna que otra vez, rondando por la biblioteca, mientras yo buscaba libros. Cada día que había ido ahí estaba él, como si fuera fiel a una cita diaria para con aquel lugar. Su tez tenía las facciones muy marcadas, su pelo castaño a la par que su tono de piel, sus ojos verdes que me miraban de forma tranquila y algo curiosa, una barba de un par de días poblaba su mandíbula y unos labios carnosos destacaban sobre ella.
Su voz era profunda pero tranquila y serena que hicieron que sonriera y negara con la cabeza dándole a entender que no me había interrumpido para nada, y me pregunté por qué se habría acercado a dejarme aquella taza del cual desconocía el contenido, pero que me tentaba a cogerla en mis manos y a probar lo que era. No tuve que preguntar pues sus siguientes palabras despejaron mis dudas y le sonreí agradecida por el gesto y por el detalle. Cogí la taza entre mis manos, notando el calor que esta desprendía, y di un sorbo. La leche caliente junto con la miel calmó algo la sed que llevaba y calentó algo mí cuerpo del frío que estaba haciendo.
-Muchas gracias por la taza, se lo agradezco –la dejé al lado de mis hojas y observé de nuevo al hombre, negué con la cabeza sin perder la sonrisa- No se preocupe, no me ha interrumpido ni molestado… de hecho, creo que no me vendría mal parar unos minutos –le escuché reírse y me reí entre dientes por ello, cogí las hojas y las ordené poniéndolas todas juntas mientras se presentaba y decía aquellas palabras que me hicieron enarcar una ceja. ¿Guardián? ¿A que se referiría… exactamente? –Encantada Tyler, soy Naitiri –me presenté igualmente y lo observé durante unos segundos mirándole de forma más fija- ¿Guardián? Quiere decir que, ¿usted es el encargado de… proteger estos libros? –sabiendo lo que había en el mundo sobrenatural, y que también habían hechiceros… ya no sabía si lo estaba diciendo en broma o había algo más tras sus palabras- Entonces podrá ayudarme a buscar algo que necesito –ni siquiera cerré el libro que estaba utilizando, si era lo que decía, sabría perfectamente que esos libros existían aunque quizás dudara de por qué una mujer como yo los estuviera consultando- Digamos que estoy en un… estudio –no sabía realmente cómo decirlo sin que sonara muy loco- Y me gustaría encontrar un libro sobre botánica y herbología para… bueno, creo que sobra decir para qué –sonreí mientras esperaba su respuesta. Quizás había tenido un golpe de suerte al haberse acercado Tyler, pero no iba a dejar pasar la oportunidad de comprobarlo.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
- Mensajes : 928
Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: The Power To Heal ~ Privado
"If i catch the wind".
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La intuición era algo muy peligroso en ocasiones, ya que en muchas de ella fallaba gracias a una buena manipulación, pero existían personas, escasas en el mundo, que por un don tan esencial como el innato, sabían cuando las cosas ocurrían a favor o en contra con la misma facilidad que tenían al respirar. Abrumado, Tyler relajó su expresión, mostrándose quizás más cómodo de lo que debiera para con una extraña, pero sabía, que por muy lejos que pudiese llegar aquella conversación, jamás usaría nada en su contra, ni haría mal uso de cada uno de sus consejos. Como cualquier persona, tenía temor de que le llamase loco o de que comenzase a correr en cuanto le confesase su secreto, pero todo aquello0 se disipó en cuanto la escuchó hablar de aquella forma, como si verdaderamente le interesase aquel tema y más allá de una fascinación mundana, parecía que necesitaba esa información de un modo más explícito y lleno de posibles temores. La magia no sólo servía para hacer cosas magníficas, también servía para causar el mal que muchos ignoraban por completo, atribuyéndole dicha acción a unos demonios que estaban lejos de ser tan simples e interesados por la salud de una simple persona. Aquello iba mucho más allá y por mucho que se intentase hacer lo correcto, siempre cabía la posibilidad de que por un mísero fallo, se invocase cualquier enfermedad o plaga que muy lejos estuviese de ser erradicada.
- Te voy a ser sincero. A veces nos cuesta mucho tiempo y energía el sacar a la luz nuestra naturaleza, es realmente difícil sabiendo de la naturaleza del hombre y para encontrar el camino debemos equivocarnos una y otra vez. - Tyler tomó asiento al frente suyo, no sin antes hacer una fina reverencia que demostraba una vez más su naturaleza noble. Se sorprendía a sí mismo de lo rápido que podían ser a veces las cosas y de cómo cualquier lugar de pronto se convertía en un santuario, capaz de albergar los más intrínsecos secretos que nadie se atrevería a revelar al mundo entero. Mantuvo su taza entre sus manos y con actitud abierta decidió que no era momento de andarse con secretos ni medias verdades, que lo que aquella muchacha necesitaba oír era el más verdadero de los significados, aunque bien pudiesen convertirse -a largo plazo- en una completa pesadilla.
- El conocimiento conlleva peligro y aunque te parezcan simples plantas, éstas pueden hacer que salgas lastimada y no hablo de sus propiedades, sino de para qué y contra quienes los usarás. - Su voz era relajada, como si estuviera contando una de sus infinitas historias, una que contaba a través de la voz de la experiencia. Su mirada coincidía con la de ella, dándole a entender que cada una de sus palabras contenía nada más que verdades constatadas y que sabía de cierto modo el peligro que ella tendrçia que pasar una vez tuviese la información. - No quiero sonar melodramático, ni mucho menos egocéntrico, pero me alegro de que hayamos coincidido, ya que mis conocimientos sobre botánica y cualquier cosa relacionada con la salvaguarda y la sanación son excesivamente altos, tanto, que cualquiera podría buscar mi muerte para que algunos secretos de la naturaleza queden intactos. - Tyler bajó la mirada hacia la taza que tenía sujeta, y con un mero gesto con el pulgar, retiró las pequeñas gotitas que se formaban en su filo gracias a la calidez del contenido. - Si, soy un hechicero, más bien un sabio pues no buso otra cosa que guiar a quien verdaderamente lo necesita, sin inmiscuirme en nada más.- De nuevo, la mirada del brujo viajó desde sus propios dedos, hasta los ajenos, dando un salto hacia los ojos de su acompañante, que parecía ser una jóven muchacha llena de intrigas aunque de corazón noble e indomable. Podía percibirlo, podía notarlo como si le hablase a gritos, aunque obviamente sus labios permanecían sellados mientras el brujo hablaba. - Dime que es sólo para prevenir y te ayudaré, puedo darte a conocer métodos de curación que cualquier persona carente de poderes pudiera llevar a cabo, así como puedo enseñarte ese tipo de magia de protección que te salvaguarde en momentos cruciales, pero entiende, que éstos no pueden ser más fuertes que la magia de un brujo en sí, pero que usada correctamente te daría una clara ventaja.-
Tyler dió un nuevo sorbo a la -ya templada- leche, dejando aquel mero silencio para que ella pudiese asimilar todo, ya que aunque conociese algunos rasgos del mundo en torno a la oscuridad, éstos no serían ni la punta de la pirámide que se esconde debajo de toda la arena del desierto. - Pero discúlpame, no es que pida nada a cambio, pero me gustaría saber más sobre tus inquietudes, tus miedos, tus saberes y porqués, porque así sabré qué es lo que realmente necesitas, ya que el mundo mágico es algo inmenso para la gran mayoría de nosotros, así que no imagino qué debe ser para ustedes. Aun así, créeme que te creo valiente; valiente por buscar el conocimiento, buscar hierbas y no hechizos absurdos que sería lo que muchos ansían encontrar sin éxito alguno, y más que nada, te creo valiente, por buscar el modo de ayudar a otros, aunque sepas con certeza que te traerá muchos problemas. - Tyler permaneció en silencio a la espera de escuchar por segunda vez su voz con aquel tinte exótico que hacía juego con su piel y su noble forma de pensar.
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Tyler Fausten- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 292
Fecha de inscripción : 06/05/2011
Edad : 36
Re: The Power To Heal ~ Privado
Todos los seres a los que se le ha sido otorgada al vida
tienen el don de sanar, irradiando luz y energía
tienen el don de sanar, irradiando luz y energía
El libro que había cogido cuando había entrado en la biblioteca todavía seguía abierto justo delante de mí sin importarme, en lo más absoluto, que él pudiera ver de qué contenido se trataba. Si era lo que decía ser sabría lo que hablaba aquel libro y cuál era su contenido. Además, mis palabras podían dejarlo ver con mayor claridad y nitidez sin ningún tipo de duda. Viendo lo que había cogido, y los libros que quería ver a continuación, si era una persona sumamente lista e inteligente –y no dudaba que así fuera- sabría, sin tener que decirle nada de forma explícita, lo que pretendía con todo ello.
Aunque estaba muy perdida en ese campo y en todos los similares… jamás en mí vida me habría planteado si quiera la posibilidad de que existieran esos seres por el mundo, unos que conocía un poco más dado al glosario que había hecho de ellos recopilando información de los libros que había encontrado. Pero, una cosa era recabar información… y otra muy diferente, querer ser útil para ayudar en su lucha. Físicamente nada podría hacer porque estaba claro que no era una mujer de armas, de carácter sin duda alguna, pero no en algo que conllevara una pelea. No podía exponerme y sabría que no me dejarían hacerlo en el campo de batalla… por lo que solo me quedaba estar en la retaguardia, para ayudar con las posibles heridas.
Aunque era algo que llevaba en secreto, en sumo secreto, no quería que nadie supiera las ideas que últimamente estaba teniendo sobre ayudarle por si, en alguna noche, sufría alguna herida. Pero quería sentirme útil de alguna forma, no podía quedarme quieta y parada ante la idea de saber lo que estaba pasando por las calles, quedándome solamente con la incertidumbre de si estarían bien, y con el malestar de saber que no podía hacer nada por ayudarlos. Lo miré sentarse enfrente de mí y recorrí su rostro con mis ojos, dejando que hablara y prestándole toda la atención a sus palabras.
-No busco hacer un mal uso de sus propiedades, ni mucho menos. Y no voy a hacer, ni pretendo hacer, nada en contra de nadie –parecía que sabía de lo que estaba hablando y agradecía la sinceridad que estaba teniendo conmigo. Lo valoraba con creces y aquella charla sería mucho más directa y sin tener que dar rodeos. Abrí mi boca durante unos segundos ante su siguiente confesión… que alguien, o cualquiera, quisiera matarlo por sus conocimientos denotaba lo poderoso que podría llegar a ser. Cerré la boca pasados unos segundos y entrelacé mis dedos jugando con ellos, sin dejar de mirarle- No pretendo contarle a nadie lo que puedas enseñarme, Tyler, porque esto lo estoy llevando a cabo con el más absoluto secreto. Y sí, coincidido totalmente contigo, me alegro de que hayas traído una taza –la miré, la mía estaba ya medio vacía- de otra forma, quizás me habría vuelto loca buscando algo para lo que quizás no tenga ningún uso posible. –Volví a hacer una pausa y lo miré mordiéndome un labio. Era la primera vez que veía a un hechicero, y encima, había topado con uno que se especializaba por decirlo de alguna manera… en enseñar a la gente. Justo lo que estaba buscando. El hecho de que fuera un sabio querría decir que sabía sobre todos los temas posibles, y a mí solo me interesaba uno- Entonces, creo que ambos hemos dado con la persona idónea –le sonreí- pues lo que yo busco es algo, o alguien, que pueda ayudarme en el tema que necesito. Realmente no buscaba a nadie, pero me has caído de la nada como un ángel, y no puedo rechazar tu ayuda –reí levemente entre dientes, quitando un poco de hierro al asunto y que fuera una charla más amena.
Si lo que él decía era cierto podría ayudarme en lo que estaba necesitando. Podría enseñarme muchas cosas sobre plantas y demás, que a su vez, me servirían para poder ayudar a los demás. No quería ser una sanadora ni una curandera… quería sentirme útil, de alguna forma posible. Lo contemplé y sus ojos se cruzaron con los míos, sus ojos marrones desprendían una energía que era imposible que no sintieras cada vez que te miraba… algo que te hacía mantenerte tranquila, relajada, como si estando a su lado nada malo fuera a pasarte.
Escuché la “condición” que imponía de alguna manera para que me ayudara… y no tenía ningún tipo de inconveniente. Porque lo que buscaba no era lucrarme de lo que iba a aprender, sino que iba a ser totalmente desinteresado… como al igual que él se ofrecía. Otro en su lugar me habría pedido cualquier cosa, y sin embargo, también se ofrecía sin llevarse nada por ello. Cosa que me agradó porque se veía que lo hacía porque realmente le gustaba, le nacía, y quería… no por conseguir algo a cambio. Sonreí cogiendo la taza entre mis manos y acomodándome en la silla, para comenzar a hablar.
-Quizás debería de hacerte un mini resumen del por qué estoy buscando todo esto, y por qué tengo delante de mí un libro que habla sobre mitos y leyendas –eché una rápida mirada al libro, y luego dejé mis ojos sobre los suyos- Hace poco me enteré de que hay seres caminando sobre este mundo, alguien me lo dijo por mí protección y me dijo también a su vez a lo que se dedicaba. Por eso conocía su existencia, porque era un cazador –me mordí el labio, aún no me acostumbraba a ese hecho- A pesar de que le hice muchas preguntas, dado que soy muy curiosa, no fue suficiente y he estado viniendo con regularidad para encontrar más… me he hecho una especie de glosario, que sin duda le faltarán muchos datos, para saber a qué me estoy ateniendo. Quería conocer cómo podían herirte, sus debilidades, a que son inmunes… porque quiero ayudar. Sé que en el campo de batalla solo entorpecería y no me veo luchando –sonreí de lado, divertida al reconocerlo porque era verdad- pero si puedo ayudar con las heridas que traigan de la batalla… haré lo que esté en mí mano. Por eso quería buscar libros sobre botánica… no había caído en ningún hechizo, quizá porque carezco de las habilidades para hacerlo, y pensé que estudiando las plantas, sus composiciones, sus efectos… podría ser de utilizad a la hora de curar heridas –hice una leve pausa y di un trago a la taza- Es justamente lo que has dicho, lo que busco es sanación, salvaguarda… incluso algo que pudiera protegerme a mí también. Esa persona no puede hacerlo y… –me mordí el labio, indecisa… pero él me podría ayudar con eso. Suspiré y decidí seguir, ya había empezado y no iba a contarle las cosas a medias. Bajé mi vista a la taza- He descubierto que mí padre es un vampiro, y me ronda, no sé con qué intenciones… y no puedo pretender que vengan a mí rescate o estén pendientes de mí todos los días, a todas horas –alcé mí vista- Por lo que, básicamente, es lo que busco y necesito. No pretendo hacer ningún mal a nadie, solo… solo pretendo ayudar, si puedes enseñarme a ello te lo agradeceré eternamente, porque la idea de encontrarme con alguien, lo conozco o no, herido de esa forma y saber que no puedo hacer nada me carcome. Mucho más desde que sé lo que hay en el mundo. Esa es toda mí verdad –hice una pausa y me mordí el labio esperando su respuesta- ¿Me enseñarás? Sé que carezco del poder necesario para realizar ciertas cosas pero… todo lo que pueda aprender, será bien recibido.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
- Mensajes : 928
Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: The Power To Heal ~ Privado
"Ella porta la paciencia, el espiritu protector que el combatiente necesita".
···
Había pasión en sus palabras, devoción, verdadera fascinación por saber, aunque sus palabras bien le daban a entender que era todo cuestión de supervivencia, miedo, a que el que la acompaña salga herido, miedo que muchos de los que conocen los secretos han perdido dada la "costumbre" de lidiar con ello. Craso error, ya que ellos eran los más propensos a morir sin darse cuenta del peligro que les acechaba. Tyler dudó, quedó en silencio mientras ella hablaba y daba explicaciones escuetas de por qué lo hacía. No la juzgaría, jamás se le pasaría tal cosa por la cabeza ya que ella es una de las pocas personas conocidas en su larga vida que verdaderamente necesita ese Don llamado protección. Como si fuese su pupila, como si fuese alguien con quien ya había experimentado la delicia de un secreto bien guardado en manos que siempre permanecerían cerradas a la verdad, así es cómo se sentía Tyler con respecto a la muchacha. Sentía como si se conociesen desde hacía tiempo y todo era gracias al aura tan magnífica de ella, que le brindaba el poder de libertad que sus palabras a veces necesitaban con urgencia. Esa conexión era inexistente para algunos brujos, pero había otros que ya con tan sólo un par de palabras dedicadas, ya se sentían vinculados de algún modo con el extraño. Un vinculo que en ninguno de los casos se trataba de error, algo así como ocurre con la buena intuición que la magia otorgaba.
- Tu vida parece muy dura, pero créeme que tan sólo acaba de empezar.- Tyler parecía entrar en lugares que no debía dando aquellos consejos, pero como ya había dicho antes, se trataba de una mera confidencia entre dos extraños, visto desde otra perspectiva. - Te diría que nada es más duro de lo que parece, ni peligroso, pero eso sólo calmaría tu curiosidad, pero no tu necesidad de protección.- Hermano mayor o así podría definirse el modo en el que Tyler se dirigía hacia la muchacha de ojos cafés, cuya intención hacía que Tyler se sintiese extrañamente satisfecho de saber que aún había esperanzas en aquella ciudad.
- El peligro te acecha, pero lo único que debes hacer es aferrarte a la vida cueste lo que cueste. Las bestias se acercan a tí en cuanto saben que estás dudando de ello aunque sea en la forma más nimia de todas. Ellos huelen el miedo y el temor que hay detrás de la gente valiente. No te diré que no lo tengas, sino todo lo contrario. Tan sólo tu fuerte convicción puede hacer frente a todo el peligro que se cruce en tu vida. Instinto lo llaman.- Tyler miró por un segundo su reloj y frunció el ceño mirando a su alrededor. Sabía que era tarde, pero no era aquello lo que le preocupaba sino que allí no podía enseñarle lo necesario, aunque fuese poco, pero prudente para que la portadora no resultase herida en el intento. Las preocupaciones de Tyler iban mucho más allá, ya que a unas malas, ella podría ser acusada de brujería y sabía que había una parte específica de la organización inquisitorial que aún las quemaba en vida.
- Sé de un lugar mejor que podría interesarte; allí podría mostrarte con más facilidad todo lo que con palabras no podría. Es una especie de santuario para mí, así que espero que decidas venir cuando sea que lo prefieras. - Tyler tomó la pluma de la muchacha y una hoja que parecía en blanco y anotó una dirección. - En el santuario tengo todo lo necesario. Te esperaré allí en una hora, ya que debo hacer cosas en el camino. - Él tomó la mano de la muchacha y la acarició con el pulgar; un mero gesto que siempre tenía cuando se trataban de despedidas, además de su acostumbrada y humilde sonrisa. Tyler esperó a que ella acabase, para cerrar finalmente la biblioteca con llave hasta el día siguiente. Se separó del camino de la muchacha, lo cual le llevó a su propia casa, la cual no sentía aún que pudiese llamar hogar. La noche parecía ser extrañamente larga, pero aquello le venía muy bien para así poder administrar el tiempo que requería la información que estaba por darle. Tyler, dejó su cartera y chaqueta a un lado, dejándole a su fiel mayordomo (que más bien parecía un simple hombre mayor con brutal amabilidad en sus rasgos) el encargo de que la dejase entrar cuando ésta llamase a su puerta. La relación del brujo con aquel hombre sin magia era la de dos buenos amigos criados desde la infanica, favores de por medio y lealtad natural pagada por ambos. Tyler guió sus pasos a través de la casa, llegando hacia una de las puertas que daba al otro extremo, abriendose ante él un invernadero que poco tenía que envidiar al del centro de parís, no por lo extenso de su superficie, sino por el hecho de que los que entrasen allí ya se sentirían abrumados por la gran variedad de plantas que había. Se arremangó los puños de su camisa, preparándolo todo para la llegada de Naitiri.
···
Tyler Fausten- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/05/2011
Edad : 36
Re: The Power To Heal ~ Privado
El saber nunca ocupa ni lugar, ni espacio
Ya le había explicado las verdaderas razones de por qué estaba mirando aquel libro y por qué pensaba que él podría serme de utilidad. Había dicho lo que era, o al menos lo había dejado caer, y sabía perfectamente que aquello era lo que estaba buscando. El destino, o la vida, por una vez me daba un poco de tregua y hasta me había concedido lo que estaba buscando y pensando. Tyler había llegado a mí como agua de Mayo, había caído del cielo en el momento en el que más lo había necesitado e incluso sin conocerme de nada me estaba brindando su ayuda… una ayuda que me vendría francamente bien.
Sabía de sobra que yo no era hechicera, que yo no había nacido con magia y que muchas de las cosas –la gran mayoría- que él sabía hacer yo jamás podría hacerle en lo que me restaba de vida. Pero si él podía enseñarme el más mínimo conocimiento sobre plantas, o incluso algún que otro hechizo menor que no requería de demasiada magia incluso hasta podía utilizarlo. Mis razones estaban expuestas y dichas, siempre con la verdad por delante, por que si él había dado el paso de decirme lo que era pese al libro que tenía delante… ¿qué sentido tendría mentirle a la única persona que podía ayudarme?
Me habían dicho que los hechiceros podían leer el aura e incluso reconocer una verdad de una mentira, por lo que él sabría que todo era cierto, que mis ganas de ayudar eran reales, que mi preocupación eran palpables y que mis ganas de aprender eran enormes. Porque así era, todo ese conjunto, todo aquello era por lo que había ido día tras día a la biblioteca, por eso había hecho un glosario que seguramente él llenaría mucho de los huecos en blanco que me había dejado. Agradecí en mí fuero interno que se hubiera acercado a traerme aquella taza, de lo contrario, jamás hubiéramos tenido esta conversación.
Enarqué una ceja cuando me dijo que me vida era dura y no pude evitar soltar una leve risa entre dientes, ¿dura? Esa palabra se quedaba corta en comparación con lo que realmente lo era. Muchas cosas estaban pasando en mí vida, muchos cambios de los cuales no sabía si estaba prepara para afrontar… había tantas cosas, y eran demasiado las cosas, que dura se quedaba en nada. Mí vida había sido mucho más dura de lo que él se pensaba, aunque intuía que lo estaba diciendo por lo que le había dicho de mí padre. Era duro, demasiado.
-Mí vida siempre ha sido dura, y lo único que he podido hacer o que he sabido, ha sido adaptarme a ella y lidiarla como mejor he sabido y podido. Sé que nada es fácil, y sé que hay mucho que me queda por vivir… y si las cosas suceden como creo que van a ser, todo se va a complicar mucho. Lo tengo asumido –ni siquiera quería pensarlo- Mí necesidad de protección jamás desaparecerá, y no solamente por el hecho de mí padre, sino porque hay personas a las que quiero con las que no podría soportar perderlas y que yo no hubiera podido hacer nada por salvarlas, viendo solamente como les pasa algo o, en el peor de los casos, mueren frente a mí –me mordí el labio, el peligro existía y siempre estaría ahí- De ahí que estoy haciendo todo esto. No temo por mí, en verdad, temo por ellos –otra verdad que salía de mis labios. Era lo que más me preocupaba de todo esto, era lo que más miedo me daba.
Sus siguientes palabras me dejaron algo… descolocada. ¿Estaba dejando a entender, que yo podría ser…? Ni siquiera me atreví a pensarlo, ni a nombrarlo, siquiera en mi cabeza. Entendía que me estaba diciendo que, ¿conservara mí humanidad? ¿Qué siguiera siendo humana? No pensaba que pudiera cambiar aquello, de hecho, ni se asomaba por mí cabeza otra idea completamente diferente. En cuanto a ser fuerte… creía serlo, pero no estaba convencida del todo.
-Nunca dejaré ni cambiaré la condición ni lo que soy, si te refieres a eso. Mí vida no quiero que cambie en ese sentido, aunque algo más de suerte no me vendría mal… pero tengo a gente a la que quiero y aprecio, y a alguien que es el motivo principal por el que me levanto cada mañana y sigo luchando –daba gracias porque Alessia se hubiera cruzado en mí camino- Y jamás podría dejarla atrás. Ni ahora, ni nunca. Lucharé con todo lo que tenga aunque sea poco si alguien intenta arrebatarme aquello que más aprecio, y aunque sé que estoy en inferioridad si algún vampiro intentase algo… lucharía con uñas y dientes. Jamás lo dudes, porque mí determinación es tan férrea como la idea de querer ayudar con todo lo que pueda y sepa –había una extraña conexión entre Tyler y yo que me hacía sacar todas las verdades que llevaba dentro, aquellas cosas que no diría a mucha gente, y es que precisamente él me hacía actuar de esa forma. Su tranquilidad que le caracterizaba, su forma pausada de hablar, esa mirada tan penetrante y sabia que desprendía, como si quisiera traspasar tú alma con ella… me hacían actuar de esa forma. No me arrepentía de ninguna de mis palabras, no lamentaba nada de lo que había dicho porque todo era cierto… simplemente, me sorprendía la rapidez con la que esa confianza se estaba fraguando entre nosotros. Como si ya nos hubiéramos conocido en otra vida, y nos hubiéramos encontrado en esta. Era realmente extraño y, al mismo tiempo, hasta adulador. Con él me sentía calmada, tranquila y muy cómoda… como si todo lo que él era lo estuviera proyectando en mí, y era algo alentador.
Le miré de forma fija cuando cogió un trozo de papel y apuntaba en ella con la pluma una dirección, diciéndome que era como un santuario para él y que podía ir cuando quisiera. Sonreí sin poder evitarlo, parecía que había aceptado enseñarme y eso me alegraba como él no llegaba a saber. Podría ser útil, podría ayudar a la gente y ser de alguna forma útil… era lo único que buscaba. Terminó por apuntar y me dijo que me esperaba allí en una hora, por lo que tendría que ir a casa y dejar las cosas, porque no sabía que tan lejos podía quedar de la mía. Su mano tomó la mía y la caricia que me propinó fue como él; lenta y calmada, que hizo que sonriera mientras él se levantaba y se alejaba.
Me levanté de allí recogiendo todo y salí en dirección a casa pensando qué era lo que podría enseñarme, o si yo podría llegar a realizar todo aquello que pensaba y se pasaba por mí mente. Tyler era como ¿mí maestro? Había tenido un maestro una vez y había sido bastante duro y… bueno, era otro tipo de enseñanza la que me hizo aquel hombre. Negué con la cabeza y llegué a casa, dejé todas las cosas y salí de nuevo acariciando a Isis en su cabeza para coger un carruaje y que me llevara a la dirección indicada.
Nada más llegar me quedé observando el lugar durante unos segundos pensando que quizás el hombre se habría equivocado, pero no, era una casa inmensa y suspiré mientras avanzaba hacia la puerta. Cuando toqué en esta lo menos que pensé que vería al otro lado de la puerta, sería a un mayordomo. Mí asombro quedó reflejado en mí boca abierta durante unos segundos… y me hizo pensar, por unos segundos, quién era en verdad Tyler. Debía de ser un hombre bastante famoso, o incluso de alta cuna, venerado en lo que hacía para tener al mayordomo.
Este no se extrañó de que estuviera allí y seguramente así sería, Tyler le habría avisado de mí visita y me dejó pasar para luego conducirme por la casa mientras miraba todo a mí paso, como la mujer curiosa que era, hasta que llegamos a una puerta donde me dejó el mayordomo y me hizo una seña diciendo que su señor estaba dentro. Le sonreí agradeciéndole que me hubiera mostrado el camino y abrí la puerta, lo que encontré a continuación, fue algo que ni siquiera habría pensado.
Plantas, miles y miles de plantas de diferentes tipos, colores, formas reinaban en el lugar. Un invernadero inmenso que hasta me dio un poco de reparo, ¿debía de aprender de toda las plantas? Sería algo duro, pero podría con ello sin duda alguna. Me acerqué hasta donde estaba Tyler con las mangas de la camisa arremangadas, y me planté delante de él con una sonrisa.
-Bien Tyler, ¿o prefieres que te llame maestro? –bromeé divertida mirándole a los ojos, sabiendo que el primer cambio de mí vida iba a comenzar, uno que esperaba fueran muchos- Tú alumna y pupila está lista para que le enseñes todo aquello que sabes –le sonreí mientras juntaba mis manos delante de mí cuerpo, entrelazando los dedos, pensando por qué comenzaríamos primero.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
- Mensajes : 928
Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: The Power To Heal ~ Privado
"El saber lleva cargas, cargas que deben aliviarse de la mejor de las formas".
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Las musas no sólo servían a los eruditos del arte a convertir sus trabajos en obras maestras. Ellas también perseguían a todo aquel que necesitase un empujón a la hora de crear algo, por muy pequeño que ésto fuese, dándole así un toque único y personal a algo que -a primeras- parecía común y corriente. Se podía decir que las musas estaban incluso en la magia, ya que ellas mismas lo eran ayudando a crear cosas que igual podrían cambiar el rumbo del destino. De un grano de arena, siempre puede surgir algo mayor, imposible de parar.
Tyler no pudo evitar sonreír debido al gran entusiasmo que ella profesaba. Cada poro de su piel parecía rezumar buenas vibraciones y eso le dió que pensar al brujo, que entendía que los amigos de la muchacha debían de sentir algo parecido a lo que él lograba intuír, ya que con tan solo su compañía, parecía guiar el buen karma a un destino provechoso. Algunos dirían que la buena suerte nada tenía que ver con aquello, pero podría jurar a ciegas, que aquella muchacha aún en su total vulnerabilidad, no sería una carga para los protectores sino todo lo contrario, dejando que la moneda cayese siempre del lado provechoso. Ella, se podría decir que era un talismán, uno humano, que no necesitaba magia para hacer el bien necesario.
- Tranquila, no te asustes, sé que hay demasiadas cosas pero sólo te enseñaré lo necesario, lo que tu creas que puedes llegar a necesitar. Ten en cuenta que ésto no es un juego y que toda magia tiene sus consecuencias. A mayor beneficio, mayor será la consecuencia y más aún si se trata de alguien sin poderes mágicos.- Tyler habló con un tono calmado pero alegre, nada que ver con la mustia voz que se les quedaba a los viejos profesores con los que compartía sala en el collège de France. A él se le notaba que disfrutaba con la enseñanza. - Maestro es una palabra muy fuerte, tampoco te diré que me consideres como un amigo ya que es una locura si a penas nos conocemos. Pero ten por seguro que mi intención va más allá de una mera charla, espero que con el tiempo y el agrado suficiente, podamos llegar a ser amigos.- Le dedicó una sonrisa sosegada, sacada de la naturalidad que poseía al actuar.
Tyler acercó tres maceteros a la mesa de trabajo, uno cuyas flores eran rojas, otro cuyas flores eran amarillas y otro cuyas flores eran blancas.
Parecería algún tipo de prueba, pero era inútil ya que aquella muchacha no tenía expertos conocimientos en plantas y que más bien sus conocimientos se podrían basar en los textos de cualquier biblioteca. - No sé si las habrás visto en los libros, sus propiedades pueden variar según el ejemplar y de dónde obtuviste el libro, no creo que en alguno de ellos te explique que son las flores que más daño pueden hacer a corto alcance.- Tyler, aún con la sonrisa impuesta en sus labios, las acercó a la muchacha, ya que en la propia mesa había un almirez para machacar las plantas y así ella podría ir practicando para poder llevárselas a casa. - Como ya te dije, hay cosas que podrían significar la victoria o la derrota dependiendo de cómo se hagan y eso quizás transcurre en un segundo. Éstas plantas no matan, tampoco te pueden hacer invulnerable pero pueden ayudar en caso de extrema necesidad.- Tyler quedaba embelesado por el interés de la muchacha al conocer el modo de curar. El modo fácil hubiese sido enseñarle el truco exacto y dejarla marchar, pero ella necesitaba un par de indicaciones más para que su espalda estuviese bien cubierta.
- Las de color blanco, una vez secas y trituradas, tan sólo necesitan ser espolvoreadas en el aire para crear confusión en el enemigo, algo así como una cortina de humo eludiendo el hecho de que no haya humo. Las amarillas, de igual forma trituradas y lanzadas al aire, sopladas quizá, dejarán ciego al enemigo, pero entiende el hecho de que tengan otros sentidos quizás más agudos. Ésto se refiere con dejar ciego, a que la vista les juega una mala pasada, el olor puede desaparecer, el único que no desaparece es el del oído. Y por último la roja que te recomuiendo no utilizar.- La miró con cierta preocupación, por las consecuencias de ésta.- Las rojas, igualmente trituradas, hacen que la propia sangre se envenene casi al instante en el que toque la lengua. Imagina el daño que puede hacerle eso a un vampiro, pero imagina también que aunque el efecto en tí sea más tardío, podrías morir con total seguridad.
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Tyler Fausten- Hechicero Clase Alta
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