[Priv] Confusión entre la multitud [Jeanne de Gauche]

Caminaba rápido sin detenerme, arrastrando mis manos ligeramente por la pared que marcaba el limite de la calle, no podía perderlo. Mi mirada se fijaba en el frente, como si mis ojos pudiesen ver, como si mis ojos me enseñasen a donde ir. Y quizás no debería ir tan rápido..pe..pero se estaba acercando, cada vez más. Podía escuchar sus pasos…veloces, agiles y tenía miedo..si miedo de no poder escapar, de no poder huir, de no poder desaparecer. ¿ No había ningún callejón donde cambiar y desaparecer? No podía encontrarlo, solo tiendas y tiendas... y pared y pared...y los pasos seguían detrás mía...

¿Por que sabía que me seguían con la de gente que había? Simplemente por el hecho de que eran unos pasos que seguían una pauta clara en sus pasos...me.. me iban sonando desde varias calles atrás..y...y además había comprobado que...su…su ritmo aumentaba o disminuía conforme...conforme yo cambiaba el mio. Estaba claro que no sabían..que yo le seguía..bueno no podía... o si, no se...yo solo quería encontrar un no...no...No...No!....

Casi grité del terror y el miedo que sentí por unos segundos al notar como alguien pasaba por mi lado deprisa, unos niños jugando, un animal, alguien con prisas...algo...algo que logró golpearme de tal manera que me alejó de mi punto de referencia de la...de la pared, y en ese momento de desconcierto otra cosa volvía a golpearme haciéndome girar...no...ahogué un grito parecido al chillido de un pequeño ratón al encontrarme perdida...intenté tranquilizarme...controlar los pequeños temblores que surgían por mi cuerpo...me encogí de miedo tapando mi cabeza al escuchar acercarse un carruaje que sentí pasar pegado a mi...sentí el aire que este desprendía este, chocar contra mi y yo muerta de miedo dejé escapar el aire ante la idea de haberme salvado por unos centímetros, al menos...de aquel carro...

Comencé a andar relativamente veloz intentando guiarme por algo, un sonido ...o algo que pudiese referenciarme, intentando volver a un extremo de la calle, siempre con la mirada alta, aparentando ver tan bien como todos los que estaban allí, pe..pero había demasiada gente distraída por allí, demasiados ruido...Nerviosa y asustada como un pequeño roedor que se encuentra ante su final comencé de nuevo a andar al escuchar de nuevo el sonido de esos pasos que ya me resultaban demasiados conocidos...

Caminaba como una chica normal, intentando guiarme por pequeñas motas de luz, pequeñas sombras que atinaba a ver entornando los ojos, demasiadas sombras me temía. Creía que lo había logrado, que había alcanzado la pared, cuando algo o alguien que venía veloz chocó conmigo de frente. Ahogué otro grito y arrugué los ojos mientras intentaba no volver a perder totalmente la situación de donde me encontraba...el sentido...todo...un murmurllo de lo siento salió de mis labios incluso antes de que cada uno acabase de reaccionar ante lo que había ocurrido, ante aquel choque inesperado. Pero la otra persona me empujó con desprecio contra la pared y siguió su camino. Arrugué la cara y frené el golpe contra las manos que me arañé ligeramente. Al menos había encontrado la pared.

Mientras caminaba por la zona comercial perdiendo la mirada entre transeúntes y escaparates, vi como a una joven de cabello rubio se le caía un pañuelo al suelo.

Sin prisa me agaché a recogerlo, éste tenía un tacto áspero, nada agradable al uso.

Al levantar la mirada, la cabellera que asemejaba al sol se encontraba bastante lejos, pensé que quien querría usar un pañuelo así pero luego cambié de opinión pues quizás podría tener algún valor para esa persona y me decidí a devolvérselo.

Había tanta gente que me costaba seguir sus pasos, más aun cuando de golpe empezó a apresurarlos, pero ¡¿qué prisas le habían entrado de pronto a la muchacha?!

Tenía una manera extraña de moverse, pegaba sus manos a la pared. Es que ¿quizás no se encontraba bien y temía perder el equilibrio? así que como ella, apresuré aún más mis pasos.

De golpe chocó contra varias personas y cayó al suelo, justo en ese momento pasaba cerca de donde ella un carruaje con varios caballos atados a él. Abrí los ojos con estupor y eché a correr, había tanta gente que no sabía si llegaría a tiempo antes de que la atropellaran. Pero como si de un milagro se tratara el carruaje pasó y ella volvió a levantarse, entonces frené en seco y respiré aliviada. Al ver que reempendría su camino con más prisas que antes, eché a trotar intentando esquivar a los transeúntes, zigzagueando como podía, cuando la muy torpe volvió a chocar contra Pierre, un hombre lobo con muy malas pulgas, y éste la empujó con desprecio contra la pared, como si se hubiera encontrado con un obstáculo molesto al que había que apartar de su camino.

La ira se apoderó de mí, y cuando ésta venía, causada por un acto injusto, no tenía freno ni palabras. Con pasos decididos llegué a donde ellos y agarré a Pierre y lo estampé contra la pared sonando un golpe sordo al chocar su cabeza contra ella. Un hilo de sangre empezó a emanar de su sien, se echó una mano a la cabeza y lanzó un gruñido mientras se abalanzaba contra mí con furia. Pierre tenía malas pulgas pero también era muy zopenco, por lo que fue fácil darle un puntapié en sus partes no tan nobles. Así que dolorido se marchó refunfuñando.

Al girarme allí estaba ella, la joven de los cabellos dorados, apoyada con sus manos en la pared.

De perfil parecía muy joven, iba con el cabello despeinado y portaba un vestido de color verde, bastante sucio y estropeado, para más escarnio tenía los pies ennegrecidos de andar descalza por la calle. Esta chica no tenía hogar. Sentí una profunda tristeza por ella, tan joven y ya tenía que lidiar con los aspectos más sombríos de la vida, ahora entendía por qué usaba un harapo como pañuelo.

Saqué el pañuelo de mi bolsillo y lo guardé en mi mano, mientras con la otra le toqué el hombro con la intención de que se girara hacia mí.

- Disculpe joven, se encuentra bien?

Me encontraba aún recuperándome del golpe..casi..casi podría decirse que estaba echada sobre la pared. El golpe no había sido tanto como la sorpresa. In..intentaba estabilizar mis sentidos, volver a orientarme y saber más o menos que me rodeaba y ahora mismo no era nada fácil.  Entonces si previo aviso sentí como se me erizaban los pelos y me encogí automáticamente como un pequeño roedor. Los..los pasos, habían vuelto los pasos, estaban muy cerca y..apreté los ojos con fuerza, pero nada se acercó a mi. Los pasos se detuvieron, escuché un golpe. La propia pared tembló bajo mis manos. Me encogí aún más notando que algunos pasos se detenían a nuestro alrededor. Ahora se oía un forjeceo. Alguien se peleaba, al..al lado mio.. Por ..por que!? Yo solo quería seguir mi camino.

Me..me dolían las manos, las sentía arañadas por la tosca piedra de la pared, pero no podía moverme, no podía despegarme de la pared donde me encontraba. La seguridad de saber hacia donde correr..Tampoco podía moverme..estaba asustada, bastante. Esperaba paciente que todo acabase. Y así fue. El forcejeo cesó. Los pasos de los transeúntes volvieron a renaudarse poco a poco. Todo estaba pasando, la tranqui… Me volví a encoger ligeramente como un pequeño ratón, bajé la mirada al suelo. Los pasos … ahí estaban de nuevo..y..y esta vez se acercaban a mi.

Se detuvieron. Cogí aire y retrocedí ligeramente sin despegarme de la pared. Estaba a apenas unos metros de mi. Tragué saliva esperando que hiciese o dijese algo. Mi mirada seguía fija en el suelo, como quien se mira los pies con miedo.  No es que tuviese miedo..pero quien sea po..podría ser.. Un escalofrío recorrió toda mi espalda y me quedé completamente quieta. Es..estaba tocando mi hombro. Sentía el tacto..una mano no demasiado grande..delicada…Y me estaba hablando…cogí aire…voz ligera, con un tono suave, un tono…de mujer. Su voz, sus manos sus pasos…Estaba ante una mujer joven…no llegaría a los treinta años…Delgada, pero decidida. Estaba segura de eso…y de más cosas. No solía fallar. Quizás no viese a través de mis ojos, pero había aprendido como ver con el resto de mis sentidos y podía asegurar que era bastante exacto. Sacudí ligeramente la cabeza saliendo de mis pensamientos.

La misteriosa mujer de los pasos parecía esperar una respuesta, había demasiada gente para escuchar su respiración, no sabía si estaba enfadada, al menos en su voz no lo pareció. Sin llegar a moverme, sin relajarme murmuré muy bajito y tímidamente, tartamudeando algo inevitablemente por el nerviosismo.

-S..si…estoy..bien. So..solo me choqué..Lo..lo siento.

Tragué saliva esperando. Sin elevar la mirada, dejándola aún fingiendo mirar nuestros pies.

Su voz sonó frágil, como si en cualquier momento fuera a romperse. Su pose encogida y con la mirada clavada al suelo denotó lo insegura que era o quizás es que estaba asustada… ¿de quién?, ¿de mí? Entendía que pudiera estar nerviosa por el frenetismo que había vivido pero ya había pasado el peligro y yo no iba a hacerle daño. Me sentí contrariada, fruncí el ceño. Pero luego recordé que sólo era una cría y relajé mi espíritu.

Retiré mi mano lentamente de su hombro, rozando sin querer su suave y delicada piel. Por unos segundos sentí la tensión crecer en mí pero enseguida volví a mi compostura.

Necesitaba que se relajara y que así me mirase a la cara, pero quería que lo hiciese voluntariamente pues no quería forzarla ni dar el paso por ella. Miré hacia el suelo yo también.

- Veo que te gustan mis zapatos -solté con aire jocoso y esbozando una media sonrisa a la vez que movía con gracia los pies-.

Dirigí mi mirada a su rostro, y esperé.

Mi mirada seguía clavada en los pies, o al menos esa era la imagen que quería dar a la mujer que tenía en frente. Porque no veía esos pies, pero eso ella no tenía por que saberlo de momento.. La gente solía despreciar a aquellas personas que teníamos algo distinto al resto, las personas que estábamos estropeadas. O las trataban mal y las echaban y les pegaban... Arrugué la mirada pensándolo. Y si además era una rata de la calle como yo, pues todavía más te miraban no con desprecio no..si no con asco. Te…te repudiaban y pegaban una..una patada para que te fueses…

Volví a sentir..un ..un escalofrío y me encogí un poco más pegándome más contra la pared al notal como la mujer quitaba la mano rozándome. Tra..tragué saliva y cogí aire intentando relajar el pequeño ratoncito que era.. Yo…yo quizás debería…hacerme pequeñita y.. y… salir corriendo… desaparecer entre las callejuelas o cualquier agujero..

Si, eso haría, por…porque además estábamos en silencio…Solo debía concent…me tensé y cesé mis pensamientos al escuchar de nuevo la voz de la mujer que tenía delante. Sus…zapatos? Porque iban a gustarme sus zapa.. Mi..mi mirada…ella creyó que yo…arrugué los ojos y negué suavemente con cierto miedo en cada uno de mis movimientos…

-N..no. No me gustan los zapatos. – Tras decir esto inconscientemente moví mis pies descalzos ligeramente, como en un gesto de reforzar mis palabras. Hacía muchos años que no usaba zapatos… y hoy en día solo me molestaban…en todos los aspectos..

Moví ligeramente la cabeza y la elevé ligeramente, pero mi pelo tapaba y daba sombra a mis ojos impidiendo que pudiesen verse mis…ojos o su color… Intentaba seguir pareciendo…normal. Pe…pero aún no negaba la idea de salir corriendo. – Yo..yo no hice nada.

Me encogí con estas palabras. No sabía muy bien que decir, o hacer. No sabía que quería esa persona de mi y lo único que se me salió fue decir eso y encogerme con mucho miedo…