Il sospiro della notte [Priv.Soren]

La gente solía creer que sin dinero no se podía pasar un buen rato y divertirse, lo cierto era que las personas de las clases más bajas se veían obligadas a trabajar como mulas y los pocos pesos extra que les quedaban debían ser gastados en las necesidades básicas, sin embargo de vez en cuando se encontraba uno con ese tipo de eventos callejeros, en los que los gitanos y otros pobres mercaderes se reunían con cualquier excusa para festejar y armar una fiesta. Todo el mundo se unía al tumulto y no se necesitaba dinero para participar.

El vampiro caminaba por el norte de parís con paso tranquilo, había bebido sangre hacía unos días por lo que no se sentía hambriento, las clases como tutor que había conseguido en el último mes no pagaban demasiado pero siendo él un ser de la noche que no necesitaba comprar comida, podía ahorrar casi todo lo que ganaba, pronto tendría el dinero suficiente para rentar una casa en el sur de parís en los barrios pobres y poder dejar la cabaña abandonada donde se estaba hospedando temporalmente en el bosque.

Se quedó observando el ruidoso evento y comenzó a sentir pena por el chico que intentaba seguir los tonos marcados por la trompeta, el chico parecía estar ebrio y la gente hacía comentarios crueles burlándose porque no podía alcanzar las notas altas. Iba a retirarse pues comenzaba a sentirse asqueado de la actitud de la gente, cuando escuchó una voz clara y melódica que logró calmar el bullicio. De repente todo el mundo se había quedado en silencio escuchando como hipnotizados el canto de un nuevo joven que había tomado lugar la improvisada tarima. Soren se giró y observó embelesado al portador de aquella voz, era un chico joven, que probablemente no llegaba a los 20 años, de cabellos cortos y ondulados rubio oscuro, su expresión era casi angelical mientras cantaba y el Vampiro no pudo evitar quedarse fascinado observándole mientras lo hacía.

Al cabo de un momento el chico bajó del escenario y dejó el lugar aunque la gente seguía pidiendo por otra canción. En silencio, Soren le siguió por las calles por un par de minutos hasta que decidió salir a su encuentro pues se sentía fascinado y curioso respecto al registro de su voz. Además no todas las noches se encontraba uno con un cantante tan talentoso en las calles, normalmente los cantantes de su calibre sólo se podían escuchar en el teatro, lugar al que Soren no podía asistir gracias a su situación económica.

- El registro de tu voz es increíblemente alto – Exclamó acercándose a él en una esquina – Perdona mi atrevimiento, pero hace un rato estuve escuchándote cantar en la tarima ¿Donde has aprendido a cantar? No creo que el nivel que tienes sea natural, se nota que tu voz ha sido entrenada – Agregó con voz amable, no sonreía pero su mirada era tranquila y aprensiva, sin darse cuenta lo estaba tuteando como si fuera uno de sus estudiantes y no un extraño que se encontraba por primera vez en las calles.

- Gusto en conocerte me llamo Soren Kaarkarogf - Respondió al acto cuando el chico había dicho su nombre y se inclinó en una educada venia como era la costumbre de la época. Mientras le escuchaba hablar en silencio se preguntaba que edad tenía, parecía una persona con mucha experiencia y con una visión del mundo acorde con alguien que pasa la treintena, pero su apariencia era escueta, juvenil y casi femenina. No parecía tener más de veinte.

Le sorprendió que admitiera abiertamente que era un castrato. Nunca había conocido a uno en persona aunque por supuesto sabía de la práctica, por lo que siempre creyó que si conocía a alguien así, este intentaría ocultar tal detalle. Le impresionó que le chico hablara de aquello como si fuera algo normal, común, casi como si fuera su destino ser así y no su elección.

- No creo que sólo por una condición física o por que la gente crea que estamos destinados para hacer algo específico, no merezcamos el aprecio y el agradecimiento de otros, tu voz es hermosa y sin importar que seas castrato o no, merece ser alagada - Le explicó, aquel era definitivamente un tema extraño para una conversación con una persona que apenas si acabada de conocer.

- En eso tienes razón, la gente intenta seguir las reglas impuestas por la religión porque creen que es lo designado por Dios y por lo tanto es así como se debe comportarse, sin embargo está en la naturaleza humana reírse de la desgracia ajena, rechazar lo diferente y temer a lo desconocido - Concluyó, como Vampiro podía dar fe de lo que hablaba, físicamente podía lucir como un humano cualquiera, pero guardaba un secreto que lo separaba de los mortales y sabía que de revelarlo, sería rechazado y temido como a cualquier monstruo.

- No se mucho de música la verdad - Continuó con voz amable - En realidad soy historiador de arte y me desempeño como profesor - Agregó consciente de que sus ropas quizás no lucían tan elegantes y limpias como para lucir como un profesor Universitario.