Donde nuestros pasos nos lleven - Privado

por **Cosmos Baekje** Mar Mayo 17, 2016 10:24 am

Sus clases habían terminado, unas horas antes de lo esperado, porque la persona que debía presentarse, a último momento decidió cambiar de planes, - claro, porque los míos, solos son los de una simple empleada – caviló, mientras caminaba por una de las calles laterales del centro de París. Pensó en cual sería sus planes para ese tiempo libre que tenía a su merced, - ¿regresar a mi apartamento? No, no, eso está fuera de toda discusión - . No le veía la gracia encerrarse entre cuatro paredes, sin otra cosa que pensar en todos los porqué de su vida, o peor aún, los quizás, esos sí que eran mucho peores, aquellos típicos quizá, que la asaltaban cada vez que se quedaba sola, mirando el cielo raso de su habitación.

Suspiró, porque ni aun recorriendo las frías calles de la ciudad, podía dejar de pensar en aquellos malditos quizás – es que… “quizás si mi padre hubiera luchado por reconocerme siendo aún una niña… mi vida sería otra”; pero si me pongo a pensar, “quizás si mis hermanos supieran de mi existencia… me aceptarían y mi vida no sería tan solitaria” – pero para Giuliet, el peor de todos era ese - “quizás, si jamás, mi padre me hubiera hecho saber quién soy en realidad, mi vida seguiría siendo sencilla, pobre, pero sin ilusiones, ni quizás” - se preguntó, tras cruzar una calle y adentrarse, sin querer, a una zona de la ciudad, un tanto más apartada, en la que se apreciaba la falta de iluminación a gas, las pocas farolas que iluminarían aquel lugar, cuando el sol sucumbiera bajo el poderío de la noche.

La joven siguió adentrándose en esos andurriales, cuando quiso darse cuenta de su error, se encontraba pérdida, ¿Cómo salir de aquel lugar? ¿Dónde se encontraba? Fueron las primeras preguntas que llegaron a su mente, su mirada recorrió el sitio a donde sus cavilaciones le habían conducido, - todo por no prestar atención a donde te dirigías – se reprochó, pero todo regaño era inútil, en pocas horas el sol se pondría, y no solo debería temer de los posibles ladrones, o los animales que deambulaban por las calles, ella había descubierto, que junto a los simples humanos, también coexistían otros seres, como aquellos que habían asesinado a su padre y a parte de su familia. Tragó saliva, inspiró profundamente, debía apresurarse, elegir un camino y rogar para que fuera lo bastante seguro para llegar a su hogar.