El retorno de la Orden del Signo de los doce (Solomon Vasari)

por **Lot Vasari** Dom Jun 19, 2016 6:17 pm

El brujo había pasado un sin fin de aventuras, pero ninguna tan difícil y dura como aquella donde la muerte de su hermano estuvo involucrada. A veces se cuestionaba si realmente la magia tenía un fin benéfico, si alguna vez la magia pudo evadir la muerte, hacer al hombre inmortal, era algo difícil porque no siquiera Merlin vivía hasta esos tiempos.

Sus manos tomaron la copa, soltó para sí una sonrisa irónica y tomó un sorbo —¿De que sirve todo el maldito poder del planeta si nada puede ponerle un alto a la muerte?- sopló su tibio aliento contra el cristal —¿De que sirve si incluso los vampiros mueren? ¿De que sirve su poderío si al final también de una u otra forma perecen?—. El siguiente sorbo no fue tan pequeño, fue como si tomará una bocanada de aire antes de meterse al agua de helada de un río a media madrugada. La bebida así como el agua de ese río imaginario lo laceraba por dentro, hasta cierto punto aquel pensar solo era proveniente de los deseos irrevocables del hombre por su autodestrucción, su culpa y su impotencia, representaba el barco que lo dejó a merced de esas aguas heladas. En ellas pensaba que todo el ingenio que le podía permitir crear otra, tarde o temprano no serviría porque al final se volvería a destruir.

Lot no media el tiempo, escuchaba el bullicio y el acre olor a tabaco barato, las sonoras risas de las mujeres y las riñas de los borrachos de la clase baja unas cuantas mesas alejadas de la barra donde había estado plantado todo el tiempo.

Pidió otra copa y mientras el cantinero preparaba su orden, un hombre tomó asiento justo uno después de su banco, el hombre no pidió nada al parecer, Lot lo habría escuchado a pesar de todo el escandaloso bullicio de su interior.

Unos minutos más tarde su copa regresó rebosante de licor barato que no tardó en ingerir despacio, suspiro con fastidio y aburrición, resignándose a cerrar los ojos y obligando a su cerebro a concentrarse en su pena existencial, no quería problemas, no quería peleas, pero ese hombre recién llegado parecía mirarlo fijamente como si fuese a reprenderlo por algo que ni siquiera era de su incumbencia.

—Te lo advierto amigo, ahora no es el mejor momento para fastidiar- dijo tras otro trago -Tengo demasiados problemas y en este momento no busco quien es el culpable, sino quien me la pague— amenazó sin ver al sujeto —No estoy de humor para pegarte y en ultimo momento perdonarte la vida antes de molerte a golpes- asintió con afán y una pizca de ansiedad —Si aprecias tu vida para embriagarte hasta el olvido ¡Deja de mirarme!- azotó el cristal con la madera, volvió la mirada y paro en seco. En su campo de visión esperaba ver a cualquier tipo menos al que tenía por el frente, con su mirada benevolente, y paternal contestando y lamentando su acción en silencio, sin emitir juicio, como era su costumbre.

Lot talló sus ojos sin dar crédito a lo que veía, creía que era producto del vino pero la imagen seguía allí tan nítida y él como si pudiese leer su mente asintió, afirmando que no era el producto de su bebida —¿Como diste conmigo?- su voz sonó temerosa —¿Co..co..como?—.

por **Solomon Vasari** Lun Jun 20, 2016 10:17 am

—Bueno, desde que eres un niño siempre has buscado formas de evadir los problemas que te rodeaban de maneras un poco extrañas- comentó Solomon con tranquilidad —Ciertas cosas nunca cambian hermano mío, los seres humanos tampoco somos la excepción— su mirada paternal con la que siempre lo describían acogía bondadosamente al hombre que temblando sostenía su copa contra la madera de la barra y en el fondo el viejo cazador se sintió impotente de hacer algo por aquella vieja costumbre, el alcohol y la mayoría de los Vasari eran fieles amigos, pero por él era bien sabido que la bebida era una compañera bastante traicionera, primero embelesa, luego apuñala y abandona al hombre al exilio de su propia miseria.

—Y como siempre- mencionó sin que al parecer su interlocutor saliera de su estupor —Tampoco a cambiado en ti la costumbre de amenazar a medio mundo, si este no te sonríe o te mira de una forma esplendorosa— suspiró —Hermano… deja buscar problemas por donde vayas, nada solucionaras con eso, nada nos lo devolverá ¿Me entiendes?- apenas hablo despacio, tomando su tiempo para fortalecerse y no terminar quebrándose frente a Lot, para él era importante que no lo viese así y no tanto por su vanidad sino por dar un poco de valor moral y sentimental al menor de los Vasari que estaba tan roto y lleno de impotencia como él.

Solomon lo sabía, desde aquel fatídico día Lot no regresó a su casa y solo unas cuantas veces acudió a visitar a su sobrina, de la que ni siquiera el propio cazador esperaba que se encariñara por su condición de inmortal, pero se había equivocado y ellos dos se querían como los familiares que eran, por eso la hija de Solomon escribió preocupada el estado en el que veía a su tío, pidiendo encarecidamente que lo buscará en cualquier taberna después de media noche y que lo sacará de allí. Su hija además había declarado que en ocasiones su pareja, Darkness Severaux, cuidaba de él en las sombras, ante esto el cazador se dijo que ya era momento de hacerse cargo el mismo, pero había otra razón por la cual lo necesitaba sobrio y vivo, pero no sabía como comunicarle aún que de nueva cuenta tendría que inmiscuirse a esas aventuras que tanto aborreció el día en que el mayor de ellos falleció.

—Montserrat esta preocupada por ti- dijo al cabo de unos minutos —Ella me pidió que te buscara y te sacara de aquí a como diera lugar, además Severaux esta empezando a cansarse de cuidarte a petición de mi hija, ya sabes… el tipo no es precisamente el hombre más paciente- suspiró volviendo su mirada alrededor del lugar, era tan bullicioso y repleto de riñas que Solomon sintió pena al ver a su hermano sumergido allí, entendiendo finalmente la alarma de su hija -A él no le gustaría verte aquí- negó con pesar, no encontró el momento para hablar sobre lo que le llevaba hasta ahí, no se atrevía abrir la boca, por miedo a que se fuera y lo perdiera otra vez.

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