AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Seems like all I really was doing is was waiting for you (Montserrat Vasari)
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Seems like all I really was doing is was waiting for you (Montserrat Vasari)
Darkness era un hombre que amaba todos los lugares que le proporcionaran cierta paz y silencio para poder meditar, para flagelarse aún más o simplemente para recordar rostros y épocas de las que alguna vez disfrutó u odio como estaba acostumbrado a últimos siglos. Normalmente ese tipo de paseos solo los daba cerca del río Támesis en Londres durante unas cuantas décadas aunque cada vez con menos frecuencia. Estaba cansado de hacerlo completamente solo, quizás cualquier otro inmortal en su lugar, el hecho de la soledad seria satisfactorio, fuera un neófito o un antiguo como él, pero Darkness era otro tipo de vampiro, uno que fue educado a amar y buscar la compañía de otro como en el medievo se acostumbraba, y su vida, además, no fue con exactitud un lecho de rosas, había sufrido demasiado, había perdido todo y hasta hace unos meses su pobreza vaciaba a cuenta gotas lo poco que le quedaba de alma.
En ocasiones se preguntaba cual era la razón para que el destino le tejiera una trampa tan gigantesca que al final lo orilló a cometer uno de los peores errores de su vida, de que le servía tener una larga vida si las razones por las que luchaba cada alba cuando era un simple mortal se habían apagado súbitamente. Fue después de su transformación cuando se lleno de libros para que con las vidas ficticias que se relataban entre página y página olvidara las suya, en aquel entonces, intentó convencerse de que en realidad todos los tomos con que fue adornando sus propiedades se debían a la ambición total y certera de adquirir nuevos conocimientos y sin embargo solo el tiempo fue diciéndole que adquirió ese pasatiempo por aburrimiento, confirmándolo cuando compraba enciclopedias o novelas y jamás las abría, todos los libros paraban a las estanterías de su biblioteca en Paris y Londres respectivamente.
Aquella noche cálida que cernía sobre su cabeza lo observa con gran interés como siempre que deambulaba por la laguna y sus arboles aledaños, cuantas veces no fue allí a leer bajo alguna sombra entre la vegetación, recargando su espalda en un fuerte tronco mientras cerraba los ojos antes de empezar con la lectura y disfrutar por unos segundos del aroma a tierra húmeda, que a veces tomaba en el puño de carne hueso. También se concentraba en la serenata de la fauna nocturna que estaba a veces más cerca de él de lo que se pudiera imaginar, toda esa belleza sin embargo no era nada que él pudiese disfrutar hasta ese día en que solo una cosa cambiaba por completo el escenario. Ella.
Montserrat Vasari caminaba a su lado como cada noche desde hacía más de medio año, aún con su ceguera era capaz de pasar con él la mayor parte del tiempo caminado por las aceras o por las librerías, siempre lo hacían y Darkness pensó que por una noche todo podía ser diferente, compartir, un secreto de sí mismo, mostrarle su refugio secreto, su segundo hogar y así, quizás materializar el sueño de tener a alguien a su lado que hiciera de él un ser distinto y de mejor carácter al volátil que poseía.
El vampiro podía sentir la hierba crecida rozar la tela de los pantalones de su traje oscuro como siempre y en su brazo metálico el peso de la delicada figura femenina aferrándose a él como guía. El milenario observó de soslayo a aquella dama de la que nunca pensó llegar a amarla demasiado, contempló sus finos detalles detenidamente, desde su pelo hasta sus labios y cada vez comprendía que aquello que regocijaba en su pecho yacido muerto se debía a algo más allá de lo físico, esa etapa ya había concluido, la quería por lo que era, por su personalidad, que nunca nadie la ha conocido como en realidad es y también porque muy en el fondo adoraba verla sonreír a su lado sin ningún motivo o palabra de por medio entre ambos.
-¿Estáis disfrutando del paseo o deseáis regresar?- preguntó algo inseguro el inmortal sin verle aun al rostro, el no podía descifrar su silencio algunas veces ni tampoco su sonrisa por mucho que le gustara verla hacerlo -Montserrat, mi lady- le llamó pausada y tranquilamente al ver que no obtenía respuesta -Dime, que no me enojare con vos- entonces ella paró en seco, llevó su mirada apagada hacía él y toda sonrisa de su rostro pareció haberse marchado. El susto y la impresión de su rostro le llevó a temer lo peor y por muy poco tira el libro de forraje café que llevaba en su mano izquierda.
En ocasiones se preguntaba cual era la razón para que el destino le tejiera una trampa tan gigantesca que al final lo orilló a cometer uno de los peores errores de su vida, de que le servía tener una larga vida si las razones por las que luchaba cada alba cuando era un simple mortal se habían apagado súbitamente. Fue después de su transformación cuando se lleno de libros para que con las vidas ficticias que se relataban entre página y página olvidara las suya, en aquel entonces, intentó convencerse de que en realidad todos los tomos con que fue adornando sus propiedades se debían a la ambición total y certera de adquirir nuevos conocimientos y sin embargo solo el tiempo fue diciéndole que adquirió ese pasatiempo por aburrimiento, confirmándolo cuando compraba enciclopedias o novelas y jamás las abría, todos los libros paraban a las estanterías de su biblioteca en Paris y Londres respectivamente.
Aquella noche cálida que cernía sobre su cabeza lo observa con gran interés como siempre que deambulaba por la laguna y sus arboles aledaños, cuantas veces no fue allí a leer bajo alguna sombra entre la vegetación, recargando su espalda en un fuerte tronco mientras cerraba los ojos antes de empezar con la lectura y disfrutar por unos segundos del aroma a tierra húmeda, que a veces tomaba en el puño de carne hueso. También se concentraba en la serenata de la fauna nocturna que estaba a veces más cerca de él de lo que se pudiera imaginar, toda esa belleza sin embargo no era nada que él pudiese disfrutar hasta ese día en que solo una cosa cambiaba por completo el escenario. Ella.
Montserrat Vasari caminaba a su lado como cada noche desde hacía más de medio año, aún con su ceguera era capaz de pasar con él la mayor parte del tiempo caminado por las aceras o por las librerías, siempre lo hacían y Darkness pensó que por una noche todo podía ser diferente, compartir, un secreto de sí mismo, mostrarle su refugio secreto, su segundo hogar y así, quizás materializar el sueño de tener a alguien a su lado que hiciera de él un ser distinto y de mejor carácter al volátil que poseía.
El vampiro podía sentir la hierba crecida rozar la tela de los pantalones de su traje oscuro como siempre y en su brazo metálico el peso de la delicada figura femenina aferrándose a él como guía. El milenario observó de soslayo a aquella dama de la que nunca pensó llegar a amarla demasiado, contempló sus finos detalles detenidamente, desde su pelo hasta sus labios y cada vez comprendía que aquello que regocijaba en su pecho yacido muerto se debía a algo más allá de lo físico, esa etapa ya había concluido, la quería por lo que era, por su personalidad, que nunca nadie la ha conocido como en realidad es y también porque muy en el fondo adoraba verla sonreír a su lado sin ningún motivo o palabra de por medio entre ambos.
-¿Estáis disfrutando del paseo o deseáis regresar?- preguntó algo inseguro el inmortal sin verle aun al rostro, el no podía descifrar su silencio algunas veces ni tampoco su sonrisa por mucho que le gustara verla hacerlo -Montserrat, mi lady- le llamó pausada y tranquilamente al ver que no obtenía respuesta -Dime, que no me enojare con vos- entonces ella paró en seco, llevó su mirada apagada hacía él y toda sonrisa de su rostro pareció haberse marchado. El susto y la impresión de su rostro le llevó a temer lo peor y por muy poco tira el libro de forraje café que llevaba en su mano izquierda.
Darkness Severaux- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 72
Fecha de inscripción : 23/04/2015
Re: Seems like all I really was doing is was waiting for you (Montserrat Vasari)
Hoy sentía que la noche sería distinta puesto que Darkness se comportaba un poco extraño. Desde que salimos de su castillo justo al anochecer pude percibir su nerviosismo, quizás quería decirme algo importante o probablemente solo estaba asustado por todas las consecuencias que el enfrentamiento del año anterior había tenido contra de todos los que participamos.
Debía haberme imaginado que aquel asunto no iba a quedar en el olvido, la gente especularía, la superstición y las leyendas en torno a la existencia de nosotros sería algo que nos quedaría como secuelas, pero de allí a llegar a ser perseguidos como unos vándalos era algo muy distinto. Que conociera al hombre que amo bajo esas circunstancias y que él haya sido en un principio espía y verdugo no era algo que estuviese en mis planes, que para ser sincera no tenían ni un solo rumbo, ni una sola esperanza, ni un solo deseo por vivir. Paradójico era que ahora deseara con ímpetu sobrevivir lo que restan de los siglos para estar a su lado.
Ahora ya estaba acostumbrada a la incertidumbre, después de toda aquella historia, además, Darkness era el hombre con el carácter más variable que pude haber conocido nunca, siempre impredecible, siempre un completo misterio, de él, lo único que conocía era su pasado y parte de su presente, su dolor y su silencio… su soledad, pero nunca lo que pensaba o lo que planeaba.
Esta noche no fuimos a la biblioteca por un libro, tampoco fuimos a adquirir nuevos tomos después de cazar por alguna región desolada de los ojos de Dios, simplemente me guió por rumbos que no recordaba en absoluto silencio y con paso apremiante. Escuché a los mortales hablar, los caballos ir de aquí allá arrastrando los vehículos de quienes regresaban a casa. En las aceras la vida acaba por esta noche y para nosotros apenas comenzaba.
Mi piel sentía la calidez del aire y debajo de los zapatos el suelo de piedra, a mi costado podía escuchar la capa de Darkness arrastrarse, percibía su respiración acompasada y uno que otro gruñido, quizás para los que se atravesaban en nuestro camino. Yo no veía más que sombras escasas y borrosas. Trataba de ver el firmamento, era negro azulado y la luna llena presumía de su brilloso esplendor y su tamaño considerable, su luz caía entre los edificios y sus techos, la visión era poco clara pero podía vislumbrarlo, podía imaginarlo.
Poco a poco el paisaje fue cambiando tan drásticamente que de un momento a otro estábamos en algo parecido a un campo abierto. No reconocía el lugar y tampoco el aroma a hierba húmeda o el sonido del agua un poco más allá de donde estábamos -"Agua"— pensé con absoluto detenimiento —" Estamos en la laguna"- y entonces quizás mi expresión cambio un poco y sin disimulo, él me había llevado a uno de sus lugares más íntimos, de esos de los que pocas veces me relataba.
Guarde silencio y sonreí ampliamente, había sido aquel un gesto agradable y como siempre inesperado de su parte, me daba felicidad saber que poco a poco entre nosotros había nacido la confianza y una comunicación casi instantánea, nos habíamos perdonado y yo lo ama con el corazón y el alma entera. Lo sentía tirar de mi mano ligera y delicadamente, su contacto por muy mínimo que fuera me hacia estremecer y su voz también, aunque no fueron las palabras que pensaba escuchar, con ello mi sonrisa se apago deteniéndome en seco -Darkness ¿Como puedes siquiera pensar eso?- busque sus ojos y aún cuando no podía verlos con claridad, el brillo entre el marrón oscuro reflejaba la duda y el miedo, quizás los míos reflejaban lo mismo hasta que escuche un libro caer entre el pasto. Parpadeé, despertando de aquel súbito trance de su mirada, estiré mi mano, acariciando su rostro después —Solo pensaba en lo afortunada que soy por tenerte junto a mí y este gesto tan bello de tu parte- volví a sonreír para él, sintiendo en la palma de mi mano su piel tibia por la sangre que habíamos bebido horas antes -Yo confió ciegamente en ti— susurré.
Me solté de é para poder tomar su rostro con ambas manos, me puse de puntillas y cerré mis ojos lentamente, me acerqué lo suficiente hasta sentir su aliento sobre mis labios y entonces apoye suavemente mis labios sobre los suyos, envolví mis brazos alrededor de su cuello, disfrutando del momento, como lo necesitaba, con ansiaba sus besos y sus caricias -Te amo— hable sobre sus labios que aún parecían negarse a regalarme una respuesta.
Debía haberme imaginado que aquel asunto no iba a quedar en el olvido, la gente especularía, la superstición y las leyendas en torno a la existencia de nosotros sería algo que nos quedaría como secuelas, pero de allí a llegar a ser perseguidos como unos vándalos era algo muy distinto. Que conociera al hombre que amo bajo esas circunstancias y que él haya sido en un principio espía y verdugo no era algo que estuviese en mis planes, que para ser sincera no tenían ni un solo rumbo, ni una sola esperanza, ni un solo deseo por vivir. Paradójico era que ahora deseara con ímpetu sobrevivir lo que restan de los siglos para estar a su lado.
Ahora ya estaba acostumbrada a la incertidumbre, después de toda aquella historia, además, Darkness era el hombre con el carácter más variable que pude haber conocido nunca, siempre impredecible, siempre un completo misterio, de él, lo único que conocía era su pasado y parte de su presente, su dolor y su silencio… su soledad, pero nunca lo que pensaba o lo que planeaba.
Esta noche no fuimos a la biblioteca por un libro, tampoco fuimos a adquirir nuevos tomos después de cazar por alguna región desolada de los ojos de Dios, simplemente me guió por rumbos que no recordaba en absoluto silencio y con paso apremiante. Escuché a los mortales hablar, los caballos ir de aquí allá arrastrando los vehículos de quienes regresaban a casa. En las aceras la vida acaba por esta noche y para nosotros apenas comenzaba.
Mi piel sentía la calidez del aire y debajo de los zapatos el suelo de piedra, a mi costado podía escuchar la capa de Darkness arrastrarse, percibía su respiración acompasada y uno que otro gruñido, quizás para los que se atravesaban en nuestro camino. Yo no veía más que sombras escasas y borrosas. Trataba de ver el firmamento, era negro azulado y la luna llena presumía de su brilloso esplendor y su tamaño considerable, su luz caía entre los edificios y sus techos, la visión era poco clara pero podía vislumbrarlo, podía imaginarlo.
Poco a poco el paisaje fue cambiando tan drásticamente que de un momento a otro estábamos en algo parecido a un campo abierto. No reconocía el lugar y tampoco el aroma a hierba húmeda o el sonido del agua un poco más allá de donde estábamos -"Agua"— pensé con absoluto detenimiento —" Estamos en la laguna"- y entonces quizás mi expresión cambio un poco y sin disimulo, él me había llevado a uno de sus lugares más íntimos, de esos de los que pocas veces me relataba.
Guarde silencio y sonreí ampliamente, había sido aquel un gesto agradable y como siempre inesperado de su parte, me daba felicidad saber que poco a poco entre nosotros había nacido la confianza y una comunicación casi instantánea, nos habíamos perdonado y yo lo ama con el corazón y el alma entera. Lo sentía tirar de mi mano ligera y delicadamente, su contacto por muy mínimo que fuera me hacia estremecer y su voz también, aunque no fueron las palabras que pensaba escuchar, con ello mi sonrisa se apago deteniéndome en seco -Darkness ¿Como puedes siquiera pensar eso?- busque sus ojos y aún cuando no podía verlos con claridad, el brillo entre el marrón oscuro reflejaba la duda y el miedo, quizás los míos reflejaban lo mismo hasta que escuche un libro caer entre el pasto. Parpadeé, despertando de aquel súbito trance de su mirada, estiré mi mano, acariciando su rostro después —Solo pensaba en lo afortunada que soy por tenerte junto a mí y este gesto tan bello de tu parte- volví a sonreír para él, sintiendo en la palma de mi mano su piel tibia por la sangre que habíamos bebido horas antes -Yo confió ciegamente en ti— susurré.
Me solté de é para poder tomar su rostro con ambas manos, me puse de puntillas y cerré mis ojos lentamente, me acerqué lo suficiente hasta sentir su aliento sobre mis labios y entonces apoye suavemente mis labios sobre los suyos, envolví mis brazos alrededor de su cuello, disfrutando del momento, como lo necesitaba, con ansiaba sus besos y sus caricias -Te amo— hable sobre sus labios que aún parecían negarse a regalarme una respuesta.
Montserrat Vasari- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 287
Fecha de inscripción : 15/06/2011
Localización : En cualquier lugar donde viva el arte parisino
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Seems like all I really was doing is was waiting for you (Montserrat Vasari)
"Abrumado" era una palabra demasiado vaga para describirle en aquellos instantes en que tenía a la dama entre sus brazos, pues para él resultaba increíble apenas concebir que después de años, siglos y milenios de soledad pudiese tener alguien a un lado. A veces ponía en tela de juicio que tanto tendría que ver la discapacidad visual de la vampiresa para que aceptase quedarse a su lado, le aterraba pensar que era más la soledad, la confusión que trae consigo la juventud influían sobre ella para mantenerse cerca… demasiado cerca.
El vampiro bufó con inmediatez, negando con la cabeza repetidas veces antes de dar una respuesta a su cuestionamiento, él sabía que la joven no buscaba palabras sino un beso o una caricia fragmentada en distintas partes de su silueta, pero Darkness a veces no podía acostumbrarse del todo a la compañía y las exigencias que esta conllevaba, era falto de costumbre abrirse y mostrar sus emociones.
-No deberíais confiar tanto en mí como decís— repuso este, sintiendo el aliento de su amada aun cerca de los labios carmín —Después de todo lo que os he confesado, de todo lo que he hecho y vos habéis visto, no soy el hombre que sea merecedor de semejante gesto- inspiro con desesperanza -Sabéis pues, de lo que soy capaz—. sentencio.
Pero, pese a sus lógica había algo más que no podría llamarse deseos sino necesidad por salvaguardarla, por corresponder cada gesto con otro nuevo, simplemente con ella la careta del hombre frío estaba demás, se le caía a pedazos cada vez que la estrechaba como en aquellos instantes, acercándola hacia si, repasando sus caderas con delicadeza sobre el vestido siempre negro que ella llevaba puesto, sobre esa tela que aún era la barrera no traspasada por él, para hacerla suya, más suya de lo que ya era y entregarse a ella más de lo que ya había hecho.
La brisa de una noche fresca se interpuso apenas entre sus labios que estaban cercanos, no había sonidos, no había movimientos que denotaran el rasgos de las telas de los ropajes, ese momento estaban en una nada sólida donde el tiempo por primera vez para el milenario no le pesaba, no se sentía…. no lo oía mofarse de su desgracia con cada segundo de la propia y cruda suerte que lo había orillado a ser quien alguna vez inspiro terror a los neófitos por ser un asesino a sangre fría.
—Sois demasiado hermosa Montserrat- susurró al oído de esta que parecía sonreír -Sois demasiado perfecta para mí, siento que no os merezco y sin embargo ya no podría pensar en separarme un solo instante de vos— mientras hablaba sus ojos se perdían en los detalles del rostro femenino -Os necesito a mi lado, no soportaría la idea de perderos… no puedo—.
Buscó una manera de que su frente quedará recargada con la suya, algo complicado pues la diferencia de estaturas era considerable y sin embargo logró ponerse a su nivel, separó una de sus manos de la cadera para posarla con delicadeza y timidez en su mejilla. Tal como ella lo hacia para reconocerlo, él palpó con uno de sus dedos la piel lisa y lechosa que estaba tan fría como la nieve, recorrió la forma de sus labios que se mantenían sellados sin decirle nada a sus palabras, se detuvo un poco allí, reconociendo la piel pintada de carmín y en esa expresión de ternura desprendida de sus ojos marrones, la tomó por la barbilla para guiarla hasta sus labios, donde se unieron en un ósculo con la mezcolanza de la ternura y el amor que fueron correspondidos al instante por la vampiresa.
Pasó tiempo hasta que a falta de aliento se separaron a regañadientes, Severaux puso un mechón del cabello de la joven justo detrás de su oreja, beso su mejilla y un poco más abajo en la base del cuello —Yo también os amo- susurró —Y creo- dijo con más firmeza —Que esta vez ha quedado claro- en su rostro apenas apareció para ella una sonrisa apenas visible, no importaba que ella no la viera con claridad, sabía que la mujer con su habida mente podía imaginarlo, después de todo era la única que lo conocía tal cual era, era la única que pisaba ese lugar, ese que consideraba su santuario por primera vez, era la única a la que al parecer él le importaba y era la única que el amaba con esa pasión que en los tiempos medievo se inculcaban en hombres y mujeres, de cuyos vestigios quedaron plasmados en los cantares y las obras a lo largo de los siguientes, la amaba y por vez primera el sentía que eso estaba bien.
El vampiro bufó con inmediatez, negando con la cabeza repetidas veces antes de dar una respuesta a su cuestionamiento, él sabía que la joven no buscaba palabras sino un beso o una caricia fragmentada en distintas partes de su silueta, pero Darkness a veces no podía acostumbrarse del todo a la compañía y las exigencias que esta conllevaba, era falto de costumbre abrirse y mostrar sus emociones.
-No deberíais confiar tanto en mí como decís— repuso este, sintiendo el aliento de su amada aun cerca de los labios carmín —Después de todo lo que os he confesado, de todo lo que he hecho y vos habéis visto, no soy el hombre que sea merecedor de semejante gesto- inspiro con desesperanza -Sabéis pues, de lo que soy capaz—. sentencio.
Pero, pese a sus lógica había algo más que no podría llamarse deseos sino necesidad por salvaguardarla, por corresponder cada gesto con otro nuevo, simplemente con ella la careta del hombre frío estaba demás, se le caía a pedazos cada vez que la estrechaba como en aquellos instantes, acercándola hacia si, repasando sus caderas con delicadeza sobre el vestido siempre negro que ella llevaba puesto, sobre esa tela que aún era la barrera no traspasada por él, para hacerla suya, más suya de lo que ya era y entregarse a ella más de lo que ya había hecho.
La brisa de una noche fresca se interpuso apenas entre sus labios que estaban cercanos, no había sonidos, no había movimientos que denotaran el rasgos de las telas de los ropajes, ese momento estaban en una nada sólida donde el tiempo por primera vez para el milenario no le pesaba, no se sentía…. no lo oía mofarse de su desgracia con cada segundo de la propia y cruda suerte que lo había orillado a ser quien alguna vez inspiro terror a los neófitos por ser un asesino a sangre fría.
—Sois demasiado hermosa Montserrat- susurró al oído de esta que parecía sonreír -Sois demasiado perfecta para mí, siento que no os merezco y sin embargo ya no podría pensar en separarme un solo instante de vos— mientras hablaba sus ojos se perdían en los detalles del rostro femenino -Os necesito a mi lado, no soportaría la idea de perderos… no puedo—.
Buscó una manera de que su frente quedará recargada con la suya, algo complicado pues la diferencia de estaturas era considerable y sin embargo logró ponerse a su nivel, separó una de sus manos de la cadera para posarla con delicadeza y timidez en su mejilla. Tal como ella lo hacia para reconocerlo, él palpó con uno de sus dedos la piel lisa y lechosa que estaba tan fría como la nieve, recorrió la forma de sus labios que se mantenían sellados sin decirle nada a sus palabras, se detuvo un poco allí, reconociendo la piel pintada de carmín y en esa expresión de ternura desprendida de sus ojos marrones, la tomó por la barbilla para guiarla hasta sus labios, donde se unieron en un ósculo con la mezcolanza de la ternura y el amor que fueron correspondidos al instante por la vampiresa.
Pasó tiempo hasta que a falta de aliento se separaron a regañadientes, Severaux puso un mechón del cabello de la joven justo detrás de su oreja, beso su mejilla y un poco más abajo en la base del cuello —Yo también os amo- susurró —Y creo- dijo con más firmeza —Que esta vez ha quedado claro- en su rostro apenas apareció para ella una sonrisa apenas visible, no importaba que ella no la viera con claridad, sabía que la mujer con su habida mente podía imaginarlo, después de todo era la única que lo conocía tal cual era, era la única que pisaba ese lugar, ese que consideraba su santuario por primera vez, era la única a la que al parecer él le importaba y era la única que el amaba con esa pasión que en los tiempos medievo se inculcaban en hombres y mujeres, de cuyos vestigios quedaron plasmados en los cantares y las obras a lo largo de los siguientes, la amaba y por vez primera el sentía que eso estaba bien.
Darkness Severaux- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 72
Fecha de inscripción : 23/04/2015
Re: Seems like all I really was doing is was waiting for you (Montserrat Vasari)
-No sé mucho de la vida- repuse en seguida, sintiendo su piel contra la mía, frente contra frente –Tu sabes que soy demasiado joven para siquiera estipular un juicio válido Darkness- mis manos se atrevieron a ir más allá de su cuello, quería reconocer su cabello suelto, aquella melena oscura -que de alguna forma en la que solo podía llegar a imaginar—enmarcaba el rostro que mis manos habían visto con claridad –Pero lo que sí sé, es sobre los errores… mírame- dije suplicante –Cada paso errado que di me llevo a la pesadilla que parecía nunca tener fin. Un infierno lleno de confusiones, de oscuridad… de dolor y es quizás por eso, porque yo viví una tortura aunque menor a la tuya, que pudo entenderte, que me hace confiar en ti con los ojos cerrados- sonreí levemente asintiendo convencida –Sé de lo que eres capaz, sí- suspire –Pero por muy terrorífico que parezca, por muy malo quizás, sé que lo usarías en nuestro favor, en nuestra defensa y no en mi contra- inspire –Yo lo sé-.
Yo sabía que no siempre era la persona que aparentaba, creo que era el mal de muchos antiguos, los siglos y la soledad para quien la prefería como cónyuge los obligaba a colocarse la máscara para poder sobrevivir a las avenencias del cambio del tiempo que conoce y evoluciona a pasos agigantados. Alessandro y Stefano de alguna manera también poseían algo similar, pero a diferencia de ellos, mi Darkness había concedido una oportunidad para que ambos alivianáramos las heridas de un pasado, de un doloroso y tortuoso pasado.
-Puedo ver de alguna manera la verdadera persona que hay dentro de ti- le dije en voz baja, como si fuese un instinto el querer guardar ese secreto que supongo, me hacía especial a sus ojos –No eres una persona cruel, actúas de esa manera porque estas tan herido como yo, tu corazón jamás se reparó y por el contrario ha seguido sangrando con el paso del tiempo. Te sientes culpable, te sientes responsable por tu propia suerte y por la de los que te rodearon alguna vez, tanto es tu sufrimiento, tanta es tu sentido de responsabilidad que no permites confiar en ti mismo y por ello tampoco te sientes merecedor de que yo este a tu lado-.
Su silencio fue suficiente para decirme que lo más probable era que mis palabras lo hirieran o por el contrario lo encolerizara, me mordí el labio el labio levemente, tome una respiración profunda mientras miraba hacia lo que vislumbraba borrosamente como sus ojos color marrón –Lo… lo siento- desvié la mirada –Solo quiero que sepas que yo considero que no hay nadie más en este infierno de oscuridad que merezca estar en paz más que tú-. Me aleje de él, mis manos y mi cercanía lo abandonaron, retorne mis pasos hacia donde solo había un abismo oscuro al frente, palpando con las palmas de las manos el sin fin de pastizales –Eres una persona maravillosa, fiel, apasionado como solo los antiguos saben amar- desvié la mirada hacia el borroso y estrellado cielo –No tientes miedo de hacer lo correcto, sin importar las consecuencias que eso implique… y aunque no lo creas eso es algo de lo mucho que amo de ti- guarde silencio. Ni la fauna, ni la brisa me hacían volver a la tierra, a la fastidiosa realidad –Creo- clame llevando cada una de mis manos hacia un costado sobre mi pecho –Que soy yo la que no merece estar con alguien tan admirable como tu Darkness, a veces pienso y considero que no puedo estar a la altura de una cura para tus heridas, a veces me siento tan pequeña, tan inexperta, tan increíblemente idiota en comparación a tu paso por la tierra, creo Darkness que algún día no muy lejano, así como todo los que me han rodeado y he amado te irás… y yo no tendré la fuerza ni las armas para poder retenerte, creo que la pregunta y el miedo debía ser para mí- negué con avidez -¿Qué puede ofrecerte una chica tonta, una neófita, que todo el tiempo se lamenta de su sufrimiento, que se pudre en su queja y su dolor, que odia al mundo sin odiarlo realmente? ¿Qué puedes ver de atractivo en una persona que solo tiene veinte años viviendo a alguien cuya edad empequeñece a la mía ya ha vivido lo que yo únicamente puedo soñar?-.
Yo sabía que no siempre era la persona que aparentaba, creo que era el mal de muchos antiguos, los siglos y la soledad para quien la prefería como cónyuge los obligaba a colocarse la máscara para poder sobrevivir a las avenencias del cambio del tiempo que conoce y evoluciona a pasos agigantados. Alessandro y Stefano de alguna manera también poseían algo similar, pero a diferencia de ellos, mi Darkness había concedido una oportunidad para que ambos alivianáramos las heridas de un pasado, de un doloroso y tortuoso pasado.
-Puedo ver de alguna manera la verdadera persona que hay dentro de ti- le dije en voz baja, como si fuese un instinto el querer guardar ese secreto que supongo, me hacía especial a sus ojos –No eres una persona cruel, actúas de esa manera porque estas tan herido como yo, tu corazón jamás se reparó y por el contrario ha seguido sangrando con el paso del tiempo. Te sientes culpable, te sientes responsable por tu propia suerte y por la de los que te rodearon alguna vez, tanto es tu sufrimiento, tanta es tu sentido de responsabilidad que no permites confiar en ti mismo y por ello tampoco te sientes merecedor de que yo este a tu lado-.
Su silencio fue suficiente para decirme que lo más probable era que mis palabras lo hirieran o por el contrario lo encolerizara, me mordí el labio el labio levemente, tome una respiración profunda mientras miraba hacia lo que vislumbraba borrosamente como sus ojos color marrón –Lo… lo siento- desvié la mirada –Solo quiero que sepas que yo considero que no hay nadie más en este infierno de oscuridad que merezca estar en paz más que tú-. Me aleje de él, mis manos y mi cercanía lo abandonaron, retorne mis pasos hacia donde solo había un abismo oscuro al frente, palpando con las palmas de las manos el sin fin de pastizales –Eres una persona maravillosa, fiel, apasionado como solo los antiguos saben amar- desvié la mirada hacia el borroso y estrellado cielo –No tientes miedo de hacer lo correcto, sin importar las consecuencias que eso implique… y aunque no lo creas eso es algo de lo mucho que amo de ti- guarde silencio. Ni la fauna, ni la brisa me hacían volver a la tierra, a la fastidiosa realidad –Creo- clame llevando cada una de mis manos hacia un costado sobre mi pecho –Que soy yo la que no merece estar con alguien tan admirable como tu Darkness, a veces pienso y considero que no puedo estar a la altura de una cura para tus heridas, a veces me siento tan pequeña, tan inexperta, tan increíblemente idiota en comparación a tu paso por la tierra, creo Darkness que algún día no muy lejano, así como todo los que me han rodeado y he amado te irás… y yo no tendré la fuerza ni las armas para poder retenerte, creo que la pregunta y el miedo debía ser para mí- negué con avidez -¿Qué puede ofrecerte una chica tonta, una neófita, que todo el tiempo se lamenta de su sufrimiento, que se pudre en su queja y su dolor, que odia al mundo sin odiarlo realmente? ¿Qué puedes ver de atractivo en una persona que solo tiene veinte años viviendo a alguien cuya edad empequeñece a la mía ya ha vivido lo que yo únicamente puedo soñar?-.
Montserrat Vasari- Vampiro Clase Media
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Re: Seems like all I really was doing is was waiting for you (Montserrat Vasari)
Dicen que las palabras se las lleva el viento por la poca sinceridad con las que la gente las recita. Cuantas eran las ocasiones en que el antiguo escuchó de viva voz cosas como aquella, venidas de un ser que no tenía ni siquiera la más remota idea de lo que era amar o valorar… palabras solo palabras que en ninguna boca ni en ninguna otra lengua representaron tal sentimiento como aquel.
Quizás, en otro momento, de haber sido otro tiempo Montserrat para aquellas horas habría terminado muerta, nadie podía conocer demás al viejo Darkness Severaux como él mismo, porque eso implicaba el riesgo de que podía ser destruido y él no quería serlo, aun no. Mató a muchos por ello, al sentirse amenazado de sus manos corrieron miles de gotas de sangre y partes de cuerpos desmembrados, así de salvaje era, así de cruel… pero con la vampiresa las cosas se tornaron a otros tintes, por primera vez quería que alguien supiera quien era y quien fue, develar un poco el velo del misterio sin llegar a descubrirse del todo.
A veces le costaba entender como era que esa joven le aceptaba, que pese a todo lo confesado siguiera fielmente a su lado, no le importaba nada más que estar allí y tener paciencia con sus bruscos cambios de humor y de vez en cuando su aire arisco, sin embargo con aquella palabras, él reafirmaba que el dolor los unía, que era la misma lengua en la que los dos se podían entender y era el amor la misma medicina que los intentaba reparar a los dos.
-Montserrat- susurró su nombre -¿Por vos no habéis de merecerme? ¿No os acordáis que fuisteis vos quien salió de la completa oscuridad de tus ojos para acompañarme? ¿La mujer valiente que a pesar de todo se impuso ante The Phantom, mi hijo de sangre?… Vos, la mujer que las inclemencias de las circunstancias te llevaron por este camino de eternidad- pronunció calmado, arrastrando las palabras cual su costumbre -Lo que vos llamáis error es lo que os hizo llegar conmigo… ¿Nunca habéis pensado que la única forma de encontrarnos y permanecer juntos, era, transformándonos en esto?- no pudo ver la reacción de la joven puesto que sus palabras también le habían impresionado. El inconsciente se anunció al consciente de forma rápida y sin meditaciones.
-Quizás…- dijo, irguiendo su figura -Quizás, amada mía, el destino siempre considero que ambos nos merecíamos-.
Quizás, en otro momento, de haber sido otro tiempo Montserrat para aquellas horas habría terminado muerta, nadie podía conocer demás al viejo Darkness Severaux como él mismo, porque eso implicaba el riesgo de que podía ser destruido y él no quería serlo, aun no. Mató a muchos por ello, al sentirse amenazado de sus manos corrieron miles de gotas de sangre y partes de cuerpos desmembrados, así de salvaje era, así de cruel… pero con la vampiresa las cosas se tornaron a otros tintes, por primera vez quería que alguien supiera quien era y quien fue, develar un poco el velo del misterio sin llegar a descubrirse del todo.
A veces le costaba entender como era que esa joven le aceptaba, que pese a todo lo confesado siguiera fielmente a su lado, no le importaba nada más que estar allí y tener paciencia con sus bruscos cambios de humor y de vez en cuando su aire arisco, sin embargo con aquella palabras, él reafirmaba que el dolor los unía, que era la misma lengua en la que los dos se podían entender y era el amor la misma medicina que los intentaba reparar a los dos.
-Montserrat- susurró su nombre -¿Por vos no habéis de merecerme? ¿No os acordáis que fuisteis vos quien salió de la completa oscuridad de tus ojos para acompañarme? ¿La mujer valiente que a pesar de todo se impuso ante The Phantom, mi hijo de sangre?… Vos, la mujer que las inclemencias de las circunstancias te llevaron por este camino de eternidad- pronunció calmado, arrastrando las palabras cual su costumbre -Lo que vos llamáis error es lo que os hizo llegar conmigo… ¿Nunca habéis pensado que la única forma de encontrarnos y permanecer juntos, era, transformándonos en esto?- no pudo ver la reacción de la joven puesto que sus palabras también le habían impresionado. El inconsciente se anunció al consciente de forma rápida y sin meditaciones.
-Quizás…- dijo, irguiendo su figura -Quizás, amada mía, el destino siempre considero que ambos nos merecíamos-.
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Re: Seems like all I really was doing is was waiting for you (Montserrat Vasari)
La visión que tenía sobre lo que nos sucedió, el valle de oscuridad a la que fuimos conducidos de maneras poco amigables, ahora parecía tener un sentido, un porque, incluso esta maldita ceguera parecía tener una buena razón para permanecer con su espesa neblina cubriéndome las orbes.
Todo era un quizás, una posibilidad y dentro de este marco prefería que esto fuese verdad, que todo el sufrimiento antes y después fue para algo, que al final todo tuvo que pasar para llegar hasta este momento en donde ambos estamos aquí, en este lugar solitario y tranquilo haciéndonos la compañía que durante tantos años y tantos milenios los dos anhelábamos en silencio, un silencio destructor que se llevaba parte por parte al infierno del olvido y al tormento de la amargura.
Ese quizás se hacia verdad en sus labios que como siempre arrastraban las palabras al hablar casi en un susurro del cual era difícil diferenciar de su voz real, aunque su figura era rígida y sus facciones severas a lo que la visión de mis manos me habían permitido imaginar, cree una imagen de él y la laguna detrás, con los pocos detalles que había memorizado y por vez primera vi en su gesto algo tan sincero como lo reflejaba sus palabras. Sonreí ante mi fantasía, era hermosa y sin duda lo más real que yo podía llegar a aspirar.
-Amor— le dije dando la espalda, mirando así no sé parte de aquel acogedor y fresco lugar —Tal vez lo pienso, porque me educaron a ser insegura de mi misma— suspire —Tal vez, incluso, soy, en el fondo, más insegura que tu- no sé si emitió un gruñido o si fue una rama seca crujiendo por que algún animal pequeño se haya posado sobre ella —Quizás sin necesidad de que estuviese ciega fisicamente lo estuve toda mi vida por dentro— asentí con pesar —Tu lo sabes bien, sabes que incluso los de tu mismo tiempo, los que han vivido eternidad de siglos puede ser una perfecta paria, alguien del que todavía siguen sorprendidos por la suerte que he tenido y que me ha resguardado la supuesta vida- guarde silencio, alce la vista al cielo, mis manos recorrieron mi angustiado rostro, cerré los ojos permitiéndome más oscuridad —Si tan solo hubiera visto… si tan solo yo…- no termine, me era imposible elaborar aún la estupidez de que sin motivos más fuertes que la propia enseñanza de mi debilidad trate de arrojarme al fuego, que fui demasiado estúpida para siquiera suponer que pese a todo Leviathán me rescataría tragándose su orgullo y luego pensé que quizás fui una malagradecida con él, que tal vez los dos teníamos que considerar muchas cosas, cerrar ciclos, siguiendo cada quien su camino.
—Aun dudo que te merezca- retome la conversación —Pero, tu visión ha logrado que considere las desgracias desde otro punto— abrí los ojos, di media vuelta, dirigiéndome a donde sentía su presencia -Tu necesitabas vivir lo suficiente para poderme encontrar y yo necesitaba vivir para siempre, la única forma de recuperar, quizás, el tiempo perdido que has tenido que esperar-.
Volví a sonreír, centrando mi vista en la mancha oscura que estaba allí, una figura quieta que con sus ojos me atraviesa el pensamiento y el cuerpo —Te amo- dije por ultima vez antes de callar definitivamente y esperar, esperar con ansias alguna respuesta que conociéndolo quizás nunca llegaría.
Todo era un quizás, una posibilidad y dentro de este marco prefería que esto fuese verdad, que todo el sufrimiento antes y después fue para algo, que al final todo tuvo que pasar para llegar hasta este momento en donde ambos estamos aquí, en este lugar solitario y tranquilo haciéndonos la compañía que durante tantos años y tantos milenios los dos anhelábamos en silencio, un silencio destructor que se llevaba parte por parte al infierno del olvido y al tormento de la amargura.
Ese quizás se hacia verdad en sus labios que como siempre arrastraban las palabras al hablar casi en un susurro del cual era difícil diferenciar de su voz real, aunque su figura era rígida y sus facciones severas a lo que la visión de mis manos me habían permitido imaginar, cree una imagen de él y la laguna detrás, con los pocos detalles que había memorizado y por vez primera vi en su gesto algo tan sincero como lo reflejaba sus palabras. Sonreí ante mi fantasía, era hermosa y sin duda lo más real que yo podía llegar a aspirar.
-Amor— le dije dando la espalda, mirando así no sé parte de aquel acogedor y fresco lugar —Tal vez lo pienso, porque me educaron a ser insegura de mi misma— suspire —Tal vez, incluso, soy, en el fondo, más insegura que tu- no sé si emitió un gruñido o si fue una rama seca crujiendo por que algún animal pequeño se haya posado sobre ella —Quizás sin necesidad de que estuviese ciega fisicamente lo estuve toda mi vida por dentro— asentí con pesar —Tu lo sabes bien, sabes que incluso los de tu mismo tiempo, los que han vivido eternidad de siglos puede ser una perfecta paria, alguien del que todavía siguen sorprendidos por la suerte que he tenido y que me ha resguardado la supuesta vida- guarde silencio, alce la vista al cielo, mis manos recorrieron mi angustiado rostro, cerré los ojos permitiéndome más oscuridad —Si tan solo hubiera visto… si tan solo yo…- no termine, me era imposible elaborar aún la estupidez de que sin motivos más fuertes que la propia enseñanza de mi debilidad trate de arrojarme al fuego, que fui demasiado estúpida para siquiera suponer que pese a todo Leviathán me rescataría tragándose su orgullo y luego pensé que quizás fui una malagradecida con él, que tal vez los dos teníamos que considerar muchas cosas, cerrar ciclos, siguiendo cada quien su camino.
—Aun dudo que te merezca- retome la conversación —Pero, tu visión ha logrado que considere las desgracias desde otro punto— abrí los ojos, di media vuelta, dirigiéndome a donde sentía su presencia -Tu necesitabas vivir lo suficiente para poderme encontrar y yo necesitaba vivir para siempre, la única forma de recuperar, quizás, el tiempo perdido que has tenido que esperar-.
Volví a sonreír, centrando mi vista en la mancha oscura que estaba allí, una figura quieta que con sus ojos me atraviesa el pensamiento y el cuerpo —Te amo- dije por ultima vez antes de callar definitivamente y esperar, esperar con ansias alguna respuesta que conociéndolo quizás nunca llegaría.
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Re: Seems like all I really was doing is was waiting for you (Montserrat Vasari)
El antiguo pudo ver la duda en los ojos de aquella joven, en efecto casi siempre lo percibía pero no se atrevía a cuestionar a que se debía, ella tenía razón… él vampiro era tan insegura como ella muy en el fondo. Tenia miedo de perderla ahora que la había encontrado, tenía pavor de recibir por respuesta un rechazo, un adiós. Quizás en su miedo nunca contempló otras posibilidades cual era su costumbre, se odiaba por que sus sentidos se iban cuando la tenía cerca.
Se acercó lentamente, contemplando un poco la figura por las que tantas noches deliraba, por las horas en que soñaba con poseerla alguna día no muy lejano, se centró en sus ojos que parecían destellar de ilusión vaga por algo y se preguntó si podía ser lo suficiente para cumplir las demandas y fantasías de un corazón roto, como ella sin saberlo lo hacía con el suyo.
Inspiró un poco antes de acercarse, su estatura le permitía contemplarla y absorber su aroma que con el aire volaba lejos, más lejos de donde ellos estaban, más allá de sus sentidos, más allá de su mente, de su corazón muerto y de su necesidad de tenerla entre sus brazos. Estiró su mano para alcanzar el rostro de aquella mujer y poner detrás de su oreja un mechón de su pelo que jugueteaba ante sus ojos y acariciaba sus labios. Ella pareció sonreír ante su toque y él en respuesta dejó la palma helada en su mejilla largo tiempo, tratando de memorizar el contacto y el sentimiento que hacia siglos no le invadía, suspiro en un intento vano por decir lo que sentía, aún parecía se sentía incapaz de pronunciar una palabra, no estaba acostumbrado aún a exponerse demasiado.
Se agachó ligeramente para quedar a su altura aún sin separar la mano de su rostro, presionó su frente contra la suya. La miró a los ojos, disfrutando el extraño color verde agua que los iluminaba y un destello distinto a la duda que al parecer nunca había visto antes. El vampiro se puso a pensar en lo paradójico que resultaba saber que tras esa luz solo había una oscuridad infinita que no le permitía contemplar el mundo como ella acostumbraba hacerlo, volviendo a sentirse culpable por haberla abandonado, por haber permitido que su orgullo ganara la batalla.
Cerró los ojos lentamente y solo un segundo más tarde sus labios habían tocado tímidamente los femeninos, poco, en realidad, le importó si alguien los veía, si rompía el cotejo de “amor cortés” estilado en la época, él la necesitaba en ese momento y sino podía expresar en palabras, seguramente un beso podría decir todo lo que ansiaba. Colocó la otra mano en su mejilla, acunando el rostro de Montserrat. Para su sorpresa, ella parecía corresponderle y por un momento aunque no estaba seguro y no quería interrumpir el momento para verificarlo, ella envolvió con algo de dificultad sus brazos alrededor del cuello de Darkness.
El antiguo se separó a regañadientes de su amada, era momento de decir algo de lo mucho que pensaba, de lo que le hizo reflexionar con sus anteriores palabras —Gracias- susurró muy cerca de sus labios —Gracias— continuó sin darle tiempo a cuestionar -Por ser vos quien me dé todo esto. Por querer compartir vuestra vida con alguien como yo, una vida eterna que prometo cuidar hasta que el final de los tiempos nos separé. Te amo, te amo y no os podéis llegar a imaginar cuanto... Espero y sea eso lo queríais escuchar, porque yo, era lo que ansiaba decir, pero no encontraba el momento más idóneo y tampoco deseo ser rechazado...— suspiró, tomo sus manos, llevándolas lentamente hasta sus labios donde deposito un beso sutil en el dorso de ambas —¿Que es lo queréis hacer ahora? ¿Deseáis que nos retiremos?- cuestionó, intentando de negar que el miedo ante un rechazo continuaba tan vivo, como su corazón latiendo por aquella criatura.
Se acercó lentamente, contemplando un poco la figura por las que tantas noches deliraba, por las horas en que soñaba con poseerla alguna día no muy lejano, se centró en sus ojos que parecían destellar de ilusión vaga por algo y se preguntó si podía ser lo suficiente para cumplir las demandas y fantasías de un corazón roto, como ella sin saberlo lo hacía con el suyo.
Inspiró un poco antes de acercarse, su estatura le permitía contemplarla y absorber su aroma que con el aire volaba lejos, más lejos de donde ellos estaban, más allá de sus sentidos, más allá de su mente, de su corazón muerto y de su necesidad de tenerla entre sus brazos. Estiró su mano para alcanzar el rostro de aquella mujer y poner detrás de su oreja un mechón de su pelo que jugueteaba ante sus ojos y acariciaba sus labios. Ella pareció sonreír ante su toque y él en respuesta dejó la palma helada en su mejilla largo tiempo, tratando de memorizar el contacto y el sentimiento que hacia siglos no le invadía, suspiro en un intento vano por decir lo que sentía, aún parecía se sentía incapaz de pronunciar una palabra, no estaba acostumbrado aún a exponerse demasiado.
Se agachó ligeramente para quedar a su altura aún sin separar la mano de su rostro, presionó su frente contra la suya. La miró a los ojos, disfrutando el extraño color verde agua que los iluminaba y un destello distinto a la duda que al parecer nunca había visto antes. El vampiro se puso a pensar en lo paradójico que resultaba saber que tras esa luz solo había una oscuridad infinita que no le permitía contemplar el mundo como ella acostumbraba hacerlo, volviendo a sentirse culpable por haberla abandonado, por haber permitido que su orgullo ganara la batalla.
Cerró los ojos lentamente y solo un segundo más tarde sus labios habían tocado tímidamente los femeninos, poco, en realidad, le importó si alguien los veía, si rompía el cotejo de “amor cortés” estilado en la época, él la necesitaba en ese momento y sino podía expresar en palabras, seguramente un beso podría decir todo lo que ansiaba. Colocó la otra mano en su mejilla, acunando el rostro de Montserrat. Para su sorpresa, ella parecía corresponderle y por un momento aunque no estaba seguro y no quería interrumpir el momento para verificarlo, ella envolvió con algo de dificultad sus brazos alrededor del cuello de Darkness.
El antiguo se separó a regañadientes de su amada, era momento de decir algo de lo mucho que pensaba, de lo que le hizo reflexionar con sus anteriores palabras —Gracias- susurró muy cerca de sus labios —Gracias— continuó sin darle tiempo a cuestionar -Por ser vos quien me dé todo esto. Por querer compartir vuestra vida con alguien como yo, una vida eterna que prometo cuidar hasta que el final de los tiempos nos separé. Te amo, te amo y no os podéis llegar a imaginar cuanto... Espero y sea eso lo queríais escuchar, porque yo, era lo que ansiaba decir, pero no encontraba el momento más idóneo y tampoco deseo ser rechazado...— suspiró, tomo sus manos, llevándolas lentamente hasta sus labios donde deposito un beso sutil en el dorso de ambas —¿Que es lo queréis hacer ahora? ¿Deseáis que nos retiremos?- cuestionó, intentando de negar que el miedo ante un rechazo continuaba tan vivo, como su corazón latiendo por aquella criatura.
Darkness Severaux- Vampiro Clase Alta
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Re: Seems like all I really was doing is was waiting for you (Montserrat Vasari)
Cuanto desearía tener la vista de nuevo solo para contemplarlo por un instante, por ver su rostro o por perderme en el oscuro marrón de sus ojos, pero la realidad era que no podía y tenía que conformarme con mis propias imaginaciones. Poseía sus rasgos en mi memoria que alguna vez fue irrumpida por su presencia, era la única manera que él encontró para confesarme de donde venía y que era lo que pretendía al estar a mi lado en un principio y como sus sentimientos tornaron rápidamente a lo que hoy me confortaban de una manera y en un lenguaje que no cualquiera podía entender, no era hombre fácil de descifrar, como siempre había caído en manos de alguien que figuraba en personificar al misterio mismo.
Reconocía el esfuerzo que hacía al tratar de romper la barrera impenetrable de su existencia y por eso y aunque mucho me doliera respetaba el hecho de que jamás me hubiese dicho ni un te amo por respuesta, para él y su corazón hecho añicos resultaba tan tortuoso como aquel que padece de tortura ante la Santa Inquisición, podía entenderlo pero no acostumbrarme, yo lo necesitaba, lo necesito más de lo que él quizás llegue a suponer, no paro de pensar en el día en quizás él y yo hagamos que nuestros helados cuerpos se conviertan en uno solo, pero eso será con probabilidad muchos siglos a futuro, eso es si sobrevivo a la época latente de cambios y propensa a más revoluciones que cambien el mundo tal y como solía conocerlo con o son vista.
Hasta ese momento y pensando en todo esto no me di cuenta de la cercanía, era tan poco la distancia que sentía me quemaba la piel, el alma, quería acortar todo, abrazarlo y besarlo pero era claro que quizás el no buscaba nada de eso, solo quería como siempre tratar de leer mi mirada o mi mente para que le fuera mucho más fácil entender mis silencios, sin embargo en momento menos insospechado sentí sus labios sobre los míos, al principio tímidos y luego aunque lentamente se sintieron apasionados, cerré los ojos , quería guardar este momento para siempre y congelarlo allí para que cuando lo sintiera lejos, en realidad el estuviese lo más cerca que hasta ese momento nos habíamos permitido, creí que envolviendo mis brazos sobre su cuello -aunque con algo de dificultad debido a su estatura- cerraba ese acto de profundo amor.
Pareció durar para siempre y sin embargo termino demasiado pronto. Él se apartó rápidamente sosteniéndome de tal manera que evitaba volver a acercarme lo suficiente, un miedo infernal comenzó a invadirme , pensando que se apartó de mi en señal de su miedo, su frustración o su vergüenza ante la ruptura de la protocolos de la época, pero en cuanto lo escuché sin poder evitarlo levanté la vista consciente que no podía verlo del todo bien y me pareció que entre esa neblina de mis ojos había algo que no había percibido antes en él. Había un toque de felicidad genuina en sus palabras, sabía que estaba siendo sincero y agradecí a los infiernos o a los cielos que al final fuera yo quien había traído semejante alegría.
—Era todo lo que necesitaba escuchar de ti- suspiré arrojándome a sus brazos sin poder evitarlo, no dije más, mi silencio se hizo más profundo en el mismo instante en que acomodé mi cabeza en su pecho, me gustaba envolverme en su aroma, sentir un calor que en realidad no emanaba de él porque ya no era un ser vivo —¿Que quiero hacer?- proseguí al cabo de unos minutos -Solo pretendo lograr que eso no se acabe nunca- sonreí entonces —Y leer un poco cerca de la laguna- asentí con delicadeza.
Reconocía el esfuerzo que hacía al tratar de romper la barrera impenetrable de su existencia y por eso y aunque mucho me doliera respetaba el hecho de que jamás me hubiese dicho ni un te amo por respuesta, para él y su corazón hecho añicos resultaba tan tortuoso como aquel que padece de tortura ante la Santa Inquisición, podía entenderlo pero no acostumbrarme, yo lo necesitaba, lo necesito más de lo que él quizás llegue a suponer, no paro de pensar en el día en quizás él y yo hagamos que nuestros helados cuerpos se conviertan en uno solo, pero eso será con probabilidad muchos siglos a futuro, eso es si sobrevivo a la época latente de cambios y propensa a más revoluciones que cambien el mundo tal y como solía conocerlo con o son vista.
Hasta ese momento y pensando en todo esto no me di cuenta de la cercanía, era tan poco la distancia que sentía me quemaba la piel, el alma, quería acortar todo, abrazarlo y besarlo pero era claro que quizás el no buscaba nada de eso, solo quería como siempre tratar de leer mi mirada o mi mente para que le fuera mucho más fácil entender mis silencios, sin embargo en momento menos insospechado sentí sus labios sobre los míos, al principio tímidos y luego aunque lentamente se sintieron apasionados, cerré los ojos , quería guardar este momento para siempre y congelarlo allí para que cuando lo sintiera lejos, en realidad el estuviese lo más cerca que hasta ese momento nos habíamos permitido, creí que envolviendo mis brazos sobre su cuello -aunque con algo de dificultad debido a su estatura- cerraba ese acto de profundo amor.
Pareció durar para siempre y sin embargo termino demasiado pronto. Él se apartó rápidamente sosteniéndome de tal manera que evitaba volver a acercarme lo suficiente, un miedo infernal comenzó a invadirme , pensando que se apartó de mi en señal de su miedo, su frustración o su vergüenza ante la ruptura de la protocolos de la época, pero en cuanto lo escuché sin poder evitarlo levanté la vista consciente que no podía verlo del todo bien y me pareció que entre esa neblina de mis ojos había algo que no había percibido antes en él. Había un toque de felicidad genuina en sus palabras, sabía que estaba siendo sincero y agradecí a los infiernos o a los cielos que al final fuera yo quien había traído semejante alegría.
—Era todo lo que necesitaba escuchar de ti- suspiré arrojándome a sus brazos sin poder evitarlo, no dije más, mi silencio se hizo más profundo en el mismo instante en que acomodé mi cabeza en su pecho, me gustaba envolverme en su aroma, sentir un calor que en realidad no emanaba de él porque ya no era un ser vivo —¿Que quiero hacer?- proseguí al cabo de unos minutos -Solo pretendo lograr que eso no se acabe nunca- sonreí entonces —Y leer un poco cerca de la laguna- asentí con delicadeza.
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Re: Seems like all I really was doing is was waiting for you (Montserrat Vasari)
Le otorgó una media sonrisa apenas, beso su frente como única respuesta a sus palabras y luego antes de dejarla ir, volvió a acurrucarla sobre su pecho, sus manos inquietas no hicieron más que envolverle una vez más, una se quedó en su cintura mientras la otro ejecutaba un va y ven de caricias en su pelo, en cada curva que este hacia cuando con el viento se portaba rebelde, aspiro su aroma que para él resultaba aún más embriagador que el de la misma sangre, era un antiguo y aquellos años en que su instinto despertaba con el más mino hedor de aquel liquido carmesí había pasado, dando lugar a que ese aroma a violetas y jazmines lo dejará sin habla, probablemente fue hasta ese momento en que se percató de que si alguna vez hubo dolor la presencia de esa mujer lograba mitigarlo en tiempos en que creyó que nadie más podía lograrlo.
Con toda la fuerza de voluntad que logró reunir en escasos momentos tuvo a bien alejarla de él pero esta vez con menos brusquedad, entendía que era frágil, que su alma podía romperse con un el más simple toque, podía comprender porque en su interior había ocurrido lo mismo al desenmascararse y confesar de alguna forma todo lo que le estaba abrumando. No podía creer que a pesar de que la tuviera tan cerca la sintiera tan lejos con solo separarse de su contacto. Deseaba permanecer a su lado, el anhelo de su alma en vez de enfriar o de congelarse como era su costumbre, se intensifico más al saberla suya y al sentirse correspondido. Ahora sentía como una llamarada fuera de control le consumía el alma, sabiendo que debía tenerla y así era, más sin embargo la ausencia de ella a su lado, le hizo sentir como si todo en realidad se tratase de un sueño nada más.
—Caminemos entonces- dijo el antiguo vampiro pasado unos minutos en que su cuerpo dejó de temblar y que le permitiera recoger el libro que hace unos instantes atrás había caído al suelo -Yo os guiare por mi camino, este camino que espero nunca más volver a recorrerlo completamente solo— la tomo por el brazo, haciendo que este reposara en el suyo, ella no replicó al parecer solo se dejaba llevar. Darkness caminó por entre el pasto que rodeaba la laguna que extrañamente lucía más bella que en cualquier siglo pasado en que había vagado solo por allí, ahora veía los colores perennes de la hierba con claridad y el azul con diferentes tonalidades sirviendo de ante sala a la belleza de las estrellas que ese día parecían brillar con mayor intensidad. Por en cambio los sonidos se hicieron más tenues pues intentaba prestar atención disimulada a cada uno de sus suspiros o incluso al compas de la respiración de su amada, buscaba en el fondo cuidarla y eso era precisamente lo que hacia por aquellos momentos.
En aquel trayecto siguió repasando en su memoria lo que ya había acontecido, recordaba el sabor de sus labios y el contacto de su piel, rememoraba con algo parecido a la ternura que solo él podía definir de esa manera con que percibía cada situación anterior, el suave toque de su mano en sus mejillas, sus brazos deslizándose en su cuerpo y de pronto se sintió liberado, sentía que esta vez podía confesarle todo y la vez nada porque ya no tenía más secretos por revelarle.
La guió por todo el sendero buscando la sombra de un ala, quizás de la frondosa copa de un árbol cerca de la laguna, un rincón donde la luna apenas los importunara pero que les permitiera leer bajo la su luz trémula y cálida -Habéis llegado- anunció él —Estáis cerca de la laguna, unos cuantos pasos os separan de ella, existe un árbol aquí a vuestra espalda, si os parece, podemos quedarnos aquí o continuar un poco más adelante, soy vuestro más humilde servidor… amor mío- pronunció esto con dificultad, volvió a aferrarse al libro al no haber nada más cerca, no quería lastimarle a ella, no quería lastimarse a él mismo, un dolor así, un profundo pesar como ese, un abandono más, una pérdida que agregar a los cuantiosos siglos que llevaba vagando, no podría resistirlo nuevamente.
Con toda la fuerza de voluntad que logró reunir en escasos momentos tuvo a bien alejarla de él pero esta vez con menos brusquedad, entendía que era frágil, que su alma podía romperse con un el más simple toque, podía comprender porque en su interior había ocurrido lo mismo al desenmascararse y confesar de alguna forma todo lo que le estaba abrumando. No podía creer que a pesar de que la tuviera tan cerca la sintiera tan lejos con solo separarse de su contacto. Deseaba permanecer a su lado, el anhelo de su alma en vez de enfriar o de congelarse como era su costumbre, se intensifico más al saberla suya y al sentirse correspondido. Ahora sentía como una llamarada fuera de control le consumía el alma, sabiendo que debía tenerla y así era, más sin embargo la ausencia de ella a su lado, le hizo sentir como si todo en realidad se tratase de un sueño nada más.
—Caminemos entonces- dijo el antiguo vampiro pasado unos minutos en que su cuerpo dejó de temblar y que le permitiera recoger el libro que hace unos instantes atrás había caído al suelo -Yo os guiare por mi camino, este camino que espero nunca más volver a recorrerlo completamente solo— la tomo por el brazo, haciendo que este reposara en el suyo, ella no replicó al parecer solo se dejaba llevar. Darkness caminó por entre el pasto que rodeaba la laguna que extrañamente lucía más bella que en cualquier siglo pasado en que había vagado solo por allí, ahora veía los colores perennes de la hierba con claridad y el azul con diferentes tonalidades sirviendo de ante sala a la belleza de las estrellas que ese día parecían brillar con mayor intensidad. Por en cambio los sonidos se hicieron más tenues pues intentaba prestar atención disimulada a cada uno de sus suspiros o incluso al compas de la respiración de su amada, buscaba en el fondo cuidarla y eso era precisamente lo que hacia por aquellos momentos.
En aquel trayecto siguió repasando en su memoria lo que ya había acontecido, recordaba el sabor de sus labios y el contacto de su piel, rememoraba con algo parecido a la ternura que solo él podía definir de esa manera con que percibía cada situación anterior, el suave toque de su mano en sus mejillas, sus brazos deslizándose en su cuerpo y de pronto se sintió liberado, sentía que esta vez podía confesarle todo y la vez nada porque ya no tenía más secretos por revelarle.
La guió por todo el sendero buscando la sombra de un ala, quizás de la frondosa copa de un árbol cerca de la laguna, un rincón donde la luna apenas los importunara pero que les permitiera leer bajo la su luz trémula y cálida -Habéis llegado- anunció él —Estáis cerca de la laguna, unos cuantos pasos os separan de ella, existe un árbol aquí a vuestra espalda, si os parece, podemos quedarnos aquí o continuar un poco más adelante, soy vuestro más humilde servidor… amor mío- pronunció esto con dificultad, volvió a aferrarse al libro al no haber nada más cerca, no quería lastimarle a ella, no quería lastimarse a él mismo, un dolor así, un profundo pesar como ese, un abandono más, una pérdida que agregar a los cuantiosos siglos que llevaba vagando, no podría resistirlo nuevamente.
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