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PARÍS, FRANCIA
AÑO 1842

Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.

Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.

¿Estás dispuesto a regresar más doscientos años atrás?



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Mensaje por Darkness Severaux Vie Ago 14, 2015 12:49 am

El tiempo a partir de que la vampiresa comenzó a estar casi siempre a su lado  avanzó deprisa, poco a poco y aún algo renuente, Darkness se fue acostumbrando a su compañía, que al final y muy en lo profundo de su alma le resultaba cálida y reconfortante a su soledad de siglos.
Con mayor frecuencia pronto se volvió su costumbre ir en su búsqueda, acercándose tímidamente cuando la hallaba, siempre con el corazón en la mano implorando temeroso de que esa joven nunca le rechazará una invitación a salir de caza y continuar así con el aprendizaje prometido, lecciones de las que su nueva compañera aprendió demasiado pronto, reflejándose prontamente en sus movimientos y tácticas finamente ejecutadas, de él había aprendido a matar casi al instante y con una limpieza inigualable, toda la torpeza debido a su vista limitada habían quedado atrás, convirtiéndose así en la mejor aprendiz que nunca había tenido.
En sus inicios el antiguo cuidaba de los neófitos que los “Eternos” creaban cada año en determinadas fechas, él, les enseñaba a sobrevivir de la misma manera que había hecho con ella y sin embargo muchos se quedaban a mitad del camino sin encontrar ningún vampiro que  consideraba digno de poseer el Don de la muerte, se decidía  por destruirlos a todos los que sobrevivían con dificultades sin ningún tipo de compasión ni remordimiento, saciaba su sadismo en los gritos agonizantes de los que se quemaban ante sus ojos, desmembrados por sus propias manos.
Quizás si Montserrat hubiese sido creado dentro de los aquelarres que intentaba formar la Secta en distintas partes del mundo, ella sería sin duda alguna una de esas en morir bajo sus manos de forma tan atroz, su debilidad con la que la conoció y su ceguera la hubieran condenado ante sus ojos, cuantas veces antes de perderse en la inconsciencia del sueño diurno vio ese tipo de imágenes en su cabeza con su aprendiz de protagonista, escenas que le aterraban y hacían que su corazón se contrajera, aún Darkness no estaba consciente de cuanto afecto profesaba por esa neófita que logro romper barreras con él, emblandeciéndolo hasta el grado que le resultaba insoportable sus caminatas por las callejuelas de París sino la tenía cerca aunque ambos fuesen en silencio, se había vuelto un hábito procurar de ella y su instinto sobreprotector siempre salía a flote con brusquedad, el vampiro se preguntaba porque no podía ser más amable, sin encontrar respuesta, prefería entonces ir tras de ella como una sombra que de vez en cuando escuchaba con atención la vida de su pequeña aprendiz, sin que ella lo supiera le estaba dando a su instructor lo que le fue ordenado averiguar, ahora él sabía casi todo sobre V y el resto de los caídos, sus paraderos y sus debilidades, asunto que notifico a Cetanu de inmediato con incomodidad, se sentía morir al vr traicionada la confianza por él mismo de la única persona que sin importar sus defectos lo había soportado.
Había noches que la pasaban casi de lleno en la biblioteca, idea del antiguo al ver la mortificación en el rostro de su compañera cada vez que pasaban cerca de una librería abierta a la que pocas veces irrumpían, Severaux odiaba los lugares concurridos ya que su vestimentas oscuras, sus capas largas y su aspecto frívolo eran siempre de llamar la atención de las concurrencias, sin embargo estaba más atento a observar a la vampiresa con atención, le observa deambular por los estantes, palpando las pastas de los libros, tratando de entender las letras grabadas en sus portadas con la yema de sus dedos, sin éxito alguno por descifrarlos, a partir de esas noches, fue el milenario que opto por llevarla a esos lugares cada dos noches y leer en voz alta para ella lo que deseará, descubrió que tenían gustos compartidos y en muy escasas ocasiones debatían sobre sus impresiones y posturas de determinados autores.
Pero su viaje estaba por llegar a su final, Vasili le escribió una nota donde le daba por enterado que su misión con ella había concluido ya que la información recabada por Darkness había sido de mucha ayuda y los primeros pasos a la destrucción de los involucrados ya estaba en marcha, sin saber cómo decirle adiós a su compañera, no se le ocurrió otra idea más que invitarla a un baile en el Palacio Royal, era de esos banquetes a los que la alta alcurnia solía elegir por hipocresía a las personas que convenían a sus intereses, Severaux estaba dentro de estas listas porque para muchos de ellos había diseñado sus imponentes casas o conocían de primera mano que parte de las construcciones que hoy se levantaban en Londres eran obra suya, para algunos sus diseños resultaban exquisitos y adelantados a su época.
Si bien el vampiro tenía aberración por esas celebraciones, estaba dispuesto a hacer un sacrificio por su compañera, un último sacrificio, así que aquella noche para sorpresa de todos los invitados que le saludaban a las puertas educadamente, Darkness estaba con el mejor de sus trajes, con capa más corta de lo habitual y con una rosa roja en el ojal  esperaba pacientemente la llegada de Montserrat –No quiero dejaros…- se decía en su cabeza mientras la penetrante mirada de hielo seguía con sigilo a todo el que subiera por las escaleras –En verdad la extrañaré… no puedo creer esto de mi pero creo que la extrañaré- se dijo con la mirada visiblemente entristecida llevándola al pavimento, cuando un carruaje freno entonces al frente suyo, el cochero bajo rápidamente, abriendo la puerta para alcanzar la mano cuyo dorso lechoso conocía a la perfección.



Última edición por Darkness Severaux el Sáb Oct 03, 2015 9:22 pm, editado 1 vez
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Mensaje por Montserrat Vasari Jue Ago 20, 2015 9:25 pm

¿Cuándo la admiración se puede transformar en amor?, no lo sabía con exactitud y tampoco estaba tan segura si lo que sentía dentro de mi pecho cada vez que lo tenía cerca era aquello, después de todo ¿Cuándo había sido el día que había acertado en los sentimientos que me estremecían?, con seguridad podría responder que nunca, Alessandro, Stefano y Leviathán iban pasado por mis brazos y entre mis piernas creyendo que con ellos encontraría el amor que siempre me fue negado, quizás era la excitación de la juventud, quizás eran las sensaciones que por la edad eran tan intensas, por la maravilla que me encandilo a esos seres, no lo sé, tenía la eternidad por delante para averiguarlo mientras él estuviera a mi lado.
Darkness Severaux era el vampiro al que le debía el nuevo curso de mi senda maligna, a él debía agradecer que podía caminar entre las sombras de mi ceguera y la noche de la eternidad, al principio… quizás no marchaban como yo lo había supuesto, creo que en el fondo le costó en demasía compartir su tiempo y sus madrugadas conmigo, admire en silencio la paciencia que me profesaba aunque yo sabía que en el fondo quería cortarme la cabeza en la menor oportunidad sino fuese por la culpa que le abatía el haberme tratado con brusquedad desde el primer momento en que nos conocimos, pena que con el pasar del tiempo se hacía más notoria en su comportamiento y en el sonido monótono de su voz.
Pero advertí en él que la culpa iba más allá, que quería subsanar de alguna forma lo que fuera que estuviese mortificándolo hacia conmigo, de pronto me cuidaba más de lo habitual durante las caminatas nocturnas que teníamos después de casa, el silencio que nos envolvió a los dos al comienzo era roto en ocasiones con nuestras conversaciones sobre mi vida principalmente, había aprendido que ese hombre era reservado y nada le irritaba más que narrar cosas sobre su pasado, se limitaba a veces a contestarme de forma cortante o contarme de forma muy breve sus viajes y los cambios que él ha visto a lo largo de los siglos, me platicaba muy poco sobre el imperio Carolingio y la edad media, otras veces acepto ir conmigo a las librerías aunque no viera absolutamente nada, podía sentir su presencia intimidante a mis espaldas, no se separaba de mi en ningún momento, por muy poco y supongo que parecería mi sombra, recuerdo haber tomado un ejemplar de algo en mis manos, trate de descifrar el título del libro por los grabados, pero nada funciono, ante él fingí lo mejor que pude mi impotencia contenida en lágrimas aprisionadas en mis pupilas, baje la vista y continúe caminando entre las estanterías acariciando los lomos de todos los tomos hasta que el propio aroma de los humanos pudo guiarme a la salida.
Pensando que el suceso como muchos otros mi compañero los había pasado por alto, volví a reunirme con él la noche siguiente como si nada hubiera pasado, todo siguió tan habitual y sin comentarios al respecto que pensé en cazar con él y después regresar a casa, cuando fue Darkness el que me llevo a una biblioteca cercana, tomo un libro preguntándome con mucha timidez si era de mi agrado, asintiendo con la cabeza nos sentamos en lo más apartado del silencioso lugar y comenzó a leer página tras página para mí por lo que resto de la madrugada hasta el alba, fue la primera vez que escuche su voz fluyendo continuamente –Que hermosa es su voz- pensé antes de caer en manos del sopor, el sonido de su extraño francés combinado con su acento milenario me acompañaron hasta que perdí la consciencia de mi alrededor.
Y ahora esta noche me estaba preparando para asistir con él a un baile importante, era una invitación que siempre le hacían por parte de las clases más altas de la Francia victoriana, amaban de mi maestro sus diseños y sus construcciones, hasta una noche antes supe que él era un reconocido y talentoso arquitecto que había construido gran parte de las edificaciones de Inglaterra y París, incluyendo Notre Dame –Tuve el privilegio de conocer lo que su inteligencia e imaginación son capaces de hacer- le decía a Teobaldo que me ayudaba a colocarme el corset –Tuve tres años para contemplar parte de su obra- media sonrisa de dibujo en mi rostro, al tiempo que el conjunto estuvo listo, un vestido negro de amplias faldas con brillantes violetas incrustados por distintas partes, un corsé ajustado y de escote pronunciado era cubierto por una chalina y un velo que cubría el largo de mi castaño, la zapatillas eran altas o de otra forma dudaba mucho que podría alcanzar al exitoso arquitecto que hoy rompía no sé por qué motivo las barreras de su aberración a las fiestas y los bailes por estar a mi lado, finalmente pinte mis labios de rojo carmín, para salir de la Galería de las sombras en carruaje hacia el palacio Royal.
Mientras iba a bordo solo pensaba en lo bien que me sentía junto a él y cuanto disfrutaba el transcurrir del tiempo a su lado, más de medio año había pasado y esta vez ni siquiera me resulto una carga pesada aún con mi vista dañada a cuestas, me sentía completa pese que el hombre era toda seriedad y de vez en cuando me respondía de manera hosca, cortante o no decía ni media palabra en toda la noche y sin embargo él me buscaba y yo lo aceptaba para andar juntos sin tocarnos, concluí en ese entonces como ahora que asi era su carácter y nada podía hacer al respecto para cambiarlo, tenía que reconocer lo quería demasiado a pesar de su amarga forma de ser, y tenía que reconocer que no sabría que iba hacer sin él si un día se marchaba, si me echaba de su vida como lo hicieron mis creadores, era una idea que no podía sacarme de la cabeza desde que hizo la invitación, el carruaje se detuvo sacándome de mis pensamientos, a juzgar por el bullicio advertía que ya habíamos arribado, la puerta se abrió y Teobaldo me ofrecido la mano para poder descender, de inmediato otra me sostuvo del antebrazo –Bonne nuit Monsieur Severaux- salude educadamente al reconocer su toque, sentí que los colores se me subieron al rostro, la sangre fresca se acumuló en mis mejillas ligeramente –Lamento la demora, espero no haberle hecho esperar demasiado- insistí en disculparme.


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Mensaje por Darkness Severaux Vie Sep 04, 2015 6:56 pm

La vio descender del carruaje que había arribado justo al frente suyo, el cochero estaba firme sosteniéndola de una mano, clamaba a cada momento el escalón delante del otro para que tuviera cuidado, Darkness se aproximó tomándola con firmeza por el antebrazo mientras la contemplaba completamente anonadado, ante su mirada ella era hermosa sin importar lo que se pusiera o dejará de usar, pero esa noche el esplendor de la joven neófita lo dejo sin palabras, sus ojos y sus labios eran tan llamativos como la figura perfecta de la que siempre se inspiró en secreto desde que la conoció para el diseño de sus musas en la ornamenta de un nuevo palacio en Milán que estaba a su cargo, ahora también estaba convencido de que ni las figuras talladas en granito le hacían justicia –Es una lástima que ella…- y el solo hecho de verle en su mente de la forma en que su destino le deparaba le causo horror, se estremeció de solo pensar la brutalidad con que Cetanu y sus seguidores acabarían con ella, no importando lo especial que fuese o lo fuerte que se había vuelto, era una neófita y estaba en desventaja, los siglos eran los siglos sobre los antiguos y además de sabiduría les otorgaba a la mayoría el fortalecimiento de sus habilidades y sus destrezas, solo había alguien capaz de defenderla, pero Mulehim estaba de por medio…. O por lo menos el antiguo era lo único que alcanzaba a excusar para no saltar en su defensa, Severaux no aceptaba aún que en todo ese tiempo no se acordó de The Phantom y el motivo por el que era impulsado a seguir con ella cada noche no se debía específicamente a la amenaza decretada en Londres.

Cuando sus pies alcanzaron el suelo y escucho su voz nombrarle, el vampiro parecía inspirar de alivio, aún ella estaba viva y estaba a su lado, no importaba otra cosa –Ya os he dicho que no debéis disculparos, las damas están excusadas en hacerlo- respondió el antiguo seguido de una reverencia –Soy yo el que debería daros una disculpa por no ir hasta tus goznes y traeros aquí por carruaje propio, me disculpo con vos- sentencio serio, su mano instintivamente se soltó y cual la costumbre que el alguna vez practico tomo su mano y beso su dorso, un roce de sus labios en la piel fueron suficientes para que se apartará de su cercanía, pero al alzar la vista se llevó la sorpresa de que la mujer le correspondía la suave caricia, ella estaba sonrojada inevitablemente y su sonrisa era amplia como siempre, sus ojos donde Darkness podía perderse horas enteras poseían aquella noche un brillo diferente, había en sus orbes la luz cálida de la vida que había intentado destruir por propia mano.

Carraspeo la garganta volviendo a la par la postura de su cuerpo recta e intimidante, volvió ese aire arisco y esa mirada asesina que corrió al buen mozo sin decir ni una sola palabra –Creo que debemos entrar Montserrat- prosiguió con la brusquedad en la voz y en el gesto, casi la jaloneo para llevarla a la horrenda fiesta de la que deseaba nunca haber venido, la vampiresa no dijo nada y como la nieve al ser tocada por el sol de primavera su sonrisa se desvaneció por completo, rasgo que el vampiro no paso por alto –Ya lo hice de nueva cuenta- se dijo, sin prestar gran atención al camino que les aguardaba por delante, ni las fuentes serpenteantes ni los invitados o los niños jugando por los jardines lograron sacarle de su atenta mirada a la joven que iba a su lado de forma casi sumisa y callada -¿Por qué siempre he de empeorar todo con ella? ¿Cómo? ¡Y siendo hoy nuestra última noche!- se reprochó entonces por dentro sin saber que decir por fuera para enmendar su situación, a pesar del tiempo transcurrido a veces le costaba trabajo entender  como era que alguien quisiera estar con él, cuando la mayoría entre mortales e inmortales le esquivaban si es que se lo llegaban a topar por el camino, en ocasiones no encontraba respuesta alguna ante su alegría y sus sonrisas, simplemente no estaba hecho a la idea de que realmente fuera feliz a su lado, e innumerables noches como esa solo se le ocurría pensar que ella fingía para caerle en gracia y no arrancarle la cabeza, al fin la vampiresa si bien no había visto lo que era en verdad el monstruo de Darkness, había conocido una cuarta parte.

No podía concentrarse en el camino que cada vez se iba haciendo más corto hacia la puerta principal, donde un tumulto ansioso esperaba incorporarse a los presentes que hacían suficiente ruido para ahuyentarlo,  pero por lo que quería echarse para atrás y retornar era la amarga sensación que le atormentaba cada vez que su actitud llegaba a lastimarla, para él eso le lastimaba de formas inimaginables –Lo siento- masculló entre dientes –Lamento ser un idiota que os lastima todo el tiempo, no fue mi intención ser…. Brusco con vos- asintió pesarosamente, temiendo su respuesta, quizás por eso su brazo la sostuvo con el doble de fuerzas para evitar que se escapará si ese era el plan final de ella –Estoy nervioso, de acuerdo- confesó una emoción, algo de lo que ni siquiera le gustaba hacer alarde al creer que sus emociones eran solo suyas –Jamás he venido a una reunión de esta naturaleza, al menos desde hace mil años- se detuvo en seco –Vos no tenéis la culpa… si gustáis podemos retirarnos, ya os comprobasteis que quizás no soy la pareja adecuada para asistir a un baile- inquirió en un tono lúgubremente suave, que ni el mismo supo de donde había salido
–La biblioteca es mejor sitio, al menos allí parezco no importunaros-.
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Mensaje por Montserrat Vasari Vie Sep 11, 2015 1:04 am

A pesar de que yo me había acostumbrado ya a sus cambios de humor tan repentinos a veces no lograba entenderlo y eso en el fondo me lastimaba más que pasar sin una sola gota de sangre durante días, su rechazo o su frialdad era peor que la asfixiante agonía del sol o del fuego sobre mi piel, era peor que un castigo impuesto por la Santa Inquisición,  realmente su indiferencia o su pronta brusquedad me lastimaba sin saberlo.

Como siempre y esta noche no sé porque llegue a pensar que sería la excepción, él había vuelto a cambiar de ideas y de acciones, estuve a muy poco de reclamarle la forma tan poco amable en como echo a Teobaldo si no fuera porque él me había llevado bruscamente a los jardines centrales del Palacio por donde supuse que todo el mundo estaba llegando, no me atrevía a decirle ni media palabra, cuando su humor era tan volátil como en esos instantes podía cometer cualquier locura incluyendo dejarme allí sin saber ni cómo demonios regresar, además poco tenía que decir cuando todas las ilusiones las rompía con una facilidad innata, no tenía tacto y ni siquiera sentido común… yo no sé cómo podía seguir soportando estar a su lado, no sabía porque diablos pensaba que una eternidad nos haríamos compañía el uno al otro sin ser nada y al mismo tiempo siendo todo.

A veces echaba por la borda todas mis creencias, en otras tantas tenía una profunda necesidad por saber que era lo que realmente pensaba de mí, pero él no me lo permitía, la única vez que logre ver imágenes confusas casi me mata de una sola mirada, jamás lo volví a hacer pero de algo tenia plena certeza ese hombre había sufrido demasiadas calamidades, lo ví en el único recuerdo tan nítido que por accidente obtuve de manera intacta… era solo un niño y lloraba, suplicaba y temblaba, solo tenía el deseo de volar e irse lejos de su hogar igual que yo lo tuve tantas veces antes de su llegada, ahora eran mínimas las necesidades que pugnaban porque me quitará la vida de una buena vez, ese antiguo había logrado encadenarme a la tierra puesto que no había nada que añorará más que vivir lo suficiente como él para ver los cambios en que la humanidad tenia por siglos, quería ser la historia misma como él.

Conforme avanzábamos escuchaba las fuentes a nuestros costados, podía percibir el aroma de la hierba fresca y de los rosales puestos en lugares estratégicos para la comodidad de sus su majestades o del resto de las familias aristocráticas que pasaban contoneándose con sus vestidos de época para las damas y con el fino porte de los hombres, quise verlo todo, quería ver las fuentes, la gente, los jardines y a Darkness, quería saber cómo había vestido para la ocasión, me pregunte si se habría vestido como siempre, pues cada vez que le veía con el rabillo del ojo, seguía viendo la misma mancha oscura de siempre con su mata de pelo oscuro de lado a lado y su piel blanca, de perfil solo veía su nariz y sus labios tensos, me perdí en aquellos pocos rasgos hasta que se detuvo de golpe.

Mi sonrisa se desvaneció de nuevo, palabras van y palabras venían de sus labios -¿Por qué será tan inseguro a veces?- me pregunte pero ni siquiera me atreví a decírselo por miedo a herirlo, la sorpresa ensombreció mi rostro, jamás creí que fuera a disculparse por su actitud, después de todo nunca lo hacía –No te preocupes ya estoy acostumbrada- pero no por ella significaba que no me doliera el pecho como siempre.

Baje la mirada, aunque no lo veía no deseaba que él se encontrara con mi mirada brillosa, no quería que me viera derramar lágrimas, no quería que descifrará en mi lo que pensé en ese instante, llegue a la conclusión de que si hoy era la despedida sería mejor para ambos, después de todo el no estaba obligado a nada y al paso que íbamos lo más probable es que él terminara dejándome, prefería evitar ese dolor de nueva cuenta de ser preciso –Te entiendo- replique con desanimo –Es decir… yo nunca asistí a un baile tampoco, supongo que en la misma circunstancia estaría en las exactas condiciones que usted, además seguramente tengo dos pies izquierdos y soy más torpe para bailar que para cazar- me encogí de hombros –Mi madre no era muy partidaria de dejarme salir de casa, no es lo mismo soñar con algo así que hacerlo en la vida real…- intente soltarme de su agarre pero no conseguí nada, me tenía sujeta a él como si temiera que me fuera en cualquier momento, cosa que deseaba hacer con mucho fervor –Es como si al ave enjaulada se le abrieran las puertas de donde vivió por toda su vida y no supiera surcar los cielos- inspire antes de continuar –Si el pájaro sobrevive al cielo, serán otros los que le inviten a formar parte de ellos y al ver su torpeza le abandonaran por vergüenza- agregue sin más que dejar de luchar por mi libertad de su brazo –Si le avergüenza tanto estar conmigo públicamente independientemente de su aberración por las fiestas está bien, no importa… en la biblioteca pasará menos penas y nadie le preguntará si soy invidente- asentí –Donde usted quiera ir para mi estará perfecto Monsieur Severaux-explique con media sonrisa y la sensación de tener algo pesado en el estomago vacío.


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Mensaje por Darkness Severaux Mar Sep 15, 2015 8:30 pm

No fue su intención herirla de esa forma, Darkness se sintió desfallecer solo de oír que la calidez de su voz se apagaba conforme cada palabra era expulsada de si, se odio entonces y de haber podido quizás se hubiera infringido dolor por medio de la mente de propia mano, sin embargo reconocía que su comportamiento se debía a que no estaba acostumbrado a recibir tanto afecto por parte de alguien y era precisamente por ello que no sabía cómo responder o reaccionar, por eso siempre atacaba antes de que otro le lastimase, en el fondo ella era una amenaza que con poco le podía destruir, con un simple rechazo lo podía hacer pedazos.

Medito las cosas antes de poder abrir la boca, pero nada salvó un exhalo salió expulsado desde lo más profundo de su garganta, le vio entonces con atención y lo que pareció una mirada fría y sin matices imperando el resto de sus facciones tensas por la seriedad propia de siempre era en realidad unas orbes oscuras llenas de compasión y algo más que Severaux no se atrevía a reconocer aún.

La analogía del pájaro era la misma que él había asimilado siglos atrás, primeramente alguien finalmente había descrito sus sensaciones más profundas  solo porque ella las vivía de la misma forma que él, eso en ocasiones le hacía pensar que esa mujer no estaba a su lado solo por conveniencia, que no quería ser hipócrita como tantos otros solo por mantener sus miembros donde siempre, que no estaba a su lado por miedo –Al contrario Montserrat- dijo al cabo de unos minutos –Yo soy el pájaro que ha salido de la jaula siglos atrás y todo el mundo lo ha rechazado por su rareza, soy yo el que desea protegeros de pasar una terrible vergüenza por venir a mi lado- añadió lentamente, arrastrando la voz de ultratumba - ¿Sabéis?- interrogo brevemente –En algún momento de mi existencia como mortal llegue a pensar en mi como un ave, tal y como tú lo has hecho ahora- prosiguió de inmediato –Pero no por ello significa que vos debéis veros obligada a entenderme- inquirió tratando de mantener todo sentimentalismo a raya, no quería saber más sobre esa extraña sensación en su pecho, no quería seguir pensando en posar su mano en el mentón femenino para levantar su mirada y sin embargo el instinto pudo más y su antebrazo de metal le toco por primera vez el torso de sus manos –No me digáis nada sobre esto, lo os suplico- refiriéndose a su inútil pedazo de extremidad muerta, Severaux durante todo el recorrido por sus enseñanzas nocturnas había cuidado bien de que su pequeño defecto no saliera a relucir, no deseaba que por ello la neófita sintiera lástima ni compasión, su capa era siempre de mucha ayuda para la mirada de propios y extraños –Vamos- insistió con suavidad, retomando el camino hacia el palacio –Hemos hecho demasiadas cosas juntos y creo que poco en realidad os he enseñado del mundo del hombre- seguido de esto, el antiguo llevo con suma delicadeza al a mujer por entre los invitados que quedaban deslumbrados ante la belleza de la acompañante del arquitecto, pero decidió no prestar la atención debida a las habladurías y los cuchicheos que ya se levantaban por todo el lugar, los invitados no podía creer que finalmente Darkness Severaux se había dejado ver en publico después de años de insistencia, nadie supuso que un genio como él, tuviese una presencia tan intimidante que ni las moscas se atrevían a volar ante su presencia.

El hombre por su parte iba narrándole los terrenos por donde pisaban sus pies, hablaba del colorido de la gente y del decorado a las afueras del palacio, esperando que con ello su error fuera enmendado y volviera a sonreír para él.

Entrego las invitaciones al mayordomo revisando su nombre en las listas, Darkness perdía la paciencia con los estúpidos humanos lanzándoles una mirada tan letal que ni siquiera les dio tiempo a reaccionar dejándolo pasar con su hermosa acompañante a un lado.

La orquesta tocaba al fondo melodías tranquilas para acompañar el momento mientras los invitados en el vestíbulo y en el salón degustaban tranquilamente uno que otro bocadillo sencillo o bien tomaran un sorbo de licor de aquí y allá repartido por las personas del servicio que no perecían parar durante toda la jornada, el vampiro seguía describiéndole todo lo que les rodeaba, los vestidos en las mujeres, los trajes en los hombres, las conversaciones y las decoraciones en lo ancho y alto del recinto, le platico como estaba el decorado al gran salón, los grandes candiles que se cernían sobre las cabezas de los presentes, el color de las ceras y la intensidad de sus llamas, le describió las paredes de mármol y la enorme cúpula que trataba de imitar el decorado de la capilla Sixtina, eran querubines juguetones en el cielo azul celeste, eran otros tantos coros más alejados de los mismos seres celestiales portando instrumentos en sus manos regordetas y sonrosadas para toda la eternidad.
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Mensaje por Montserrat Vasari Lun Sep 21, 2015 9:55 pm

Con sus palabras comprendí que no debí haberlo juzgado de aquella manera tan dura, sabía que sufrió en algún momento en su existencia aunque no sabía con seguridad si era la mortalidad lo que le atormentaba, pero de alguien de quien todo era seriedad y palabras cortas no se podía suponer que realmente cargará las cosas que otros como yo que no poseíamos la suficiente entereza para encarar a la vida.

Amarga era la naturaleza de la coincidencia pero se sumaba a otras tantas de las que ambos nos dimos cuenta en su momento y distintas ocasiones durante nuestras aventuras por medio y alto de todo París –Lo siento- susurre apenas en un tono audible para los dos, un sonido agudo que apenas si sobresalía entre los pasos elegantes de los transeúntes a nuestro alrededor –No quise ser tan dura con usted es solo que…- me detuve, no sabía que contraproducente sería si yo le confesará todo lo que sentía al respecto cuando hacía de mi un manojo de nervios gracias a su carácter tan inestable –Es que a veces no le entiendo, dice una cosa para hace otra distinta, no sé distinguir cuando está enojado de cuando no lo está- dije con un último esfuerzo porque la voz no se quebrará ante el espanto, cada vez a su lado añoraba mi vista de vuelta, solo para poder ver su rostro y contemplar con  detenimiento las expresiones que me dieran más pistas de su sentir que su silencio imperturbable, desesperaba por saber si en algo mis palabras le habían mortificado, herido y luego yo con aquello quizás había enterrado la daga todavía más profundo hasta casi matarlo.

Sin atrever a levantar la vista del piso, sabiendo que no podría ver sus ojos marrones me atreví a continuar –Agradezco su intención por protegerme de las habladurías ajenas pero en realidad yo no tengo porque avergonzarme de estar con usted, es decir nos han visto en las callejuelas, en las bibliotecas… en todos lados ¿Por qué entonces aquí en un baile habría de sentirme incomoda?- quise saber pero no obtuve respuesta de su parte –Quizás sea un atrevimiento de mi parte Monsieur, no sé cómo lo consideré pero yo en verdad le digo que me siento a gusto en su compañía- sentí mi sonrojo y la mancha gris bajo mis pies cambio de color y de forma transformándose en la suya cuando mi vista alcanzó la borrosa faz del vampiro, él varias veces insistió que no era muy agraciado y que su presencia tampoco le ayuda demasiado, a veces me decía que muchos rehuían de él por ello y también por su carácter –Esas aves no se han dado el tiempo de conocerlo, si realmente le vieran como yo lo hago dudo mucho que quisieran dejarlo a la deriva- comunique comprensiva –Esa puede ser una razón por la cual me entendí con usted… somos dos aves abandonadas a la buena de dios o del demonio o de quien sea que gobierne las leyes de todo lo que nos rodea- aunque estaba convencida de que nuestro mutuo acompañamiento sería breve y esta noche llegaba a su fin, no sé por qué lo sabía pero allí estaba la idea latente y me dolía darle vueltas, me incomodaba y sin embargo me mantuve callada, hasta que sentí algo extraño sobre mi mano, era metal o fierro… no estaba segura, pero tenía la forma de una mano que tenía vida propia, estuve a punto de soltar un respigo y correr lejos sino fuese que entendí que aquello que acariciaba el torso de mi muñeca izquierda era… parte de él.

El corazón se me hizo pequeño pero no por horror o miedo, fue causa del pensamiento que me embistió como una ola en la arena ¿Qué habría sido de él antes de que el destino se encargara de provocar un choque entre nuestras existencias? ¿Qué tanto había sufrido?, tuve las ansias de echarme a sus brazos y de consolarle no sé de qué manera, de decirle que todo estaba bien… pero nada hice de aquello él me rechazaría, como ahora lo hacía con mis cuestiones si me decidía a decir algo al respecto, me limite a alcanzar con mi otra palma libre de ataduras, aquella extremidad de metal, más fría que nuestra propia piel según me dijeron las yemas de mis dedos conforme la fueron escrutando hasta encontrar su dorso artificial donde finalmente le acaricie brevemente a modo de hacerle ver que lo aceptaba, mi puño se cerró sobre ella largo tiempo a la par que mi sita se volvió hacia la aleación del metal y del mármol de la muerte hasta que él me llevo con una nueva delicadeza hasta las entradas de la fortaleza.

Escuchaba murmullos que eran opacados por la voz fría de Darkness narrándome los colores y las formas de las que nos hacíamos en el jardín dejando volar a la imaginación que completaba el cuadro de lo inexistente y borroso, prestaba atención con fascinación, me colgaba más de él sin ser un estorbo para sus pasos que se detuvieron a la entrada principal, aun fingiendo ver con claridad la verdad era que no sabía que estaba sucediendo, solo escuche a mi maestro gruñir y a los guardias dejarlo pasar conmigo llenos de miedo, empezaba a creer que el vampiro tenía razón respecto a su presencia y su aspecto intimidante.

El bullicio de la gente era demasiado, lo cual me dio a suponer que había concurrencia en demasía, todos humanos, todos los corazones vivían y latían, la sangre tibia desprendía su aroma atrayente y aun así me mantuve bajo control, de alguna manera el antiguo parecía contenerme sin que pudiera explicarme porque, la orquesta tocaba al fondo unas suaves sinfonías que amenizaban la plática de los comensales, hasta que alguien se nos dirigía a todos para agradecer nuestra presencia y anunciado el vals inaugural sin antes mencionar curiosidades sobre el compositor que había perecido ya hacia siglos pero llevaba por nombre Erik Destler, el nombre me resulto familiar e intente recabar en mi memoria el episodio donde lo había escuchado sin obtener ningún resultado, fui sacada de mis memorias cuando sentí que Darkness me dejaba para extenderme la mano, mientras el clarín apenas iniciaba las primeras notas y las cuerdas de los violines marcaban el lento compás junto con el arpa y el triángulo por  breves momentos, hasta que toda la orquesta se unió haciendo del sonido una melodía amable y al mismo tiempo imperiosa.


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Mensaje por Darkness Severaux Dom Sep 27, 2015 7:23 pm


Erik Destler era Mulehim… el rostro del vampiro pareció opacarse ante la impresión de oírle nombrar, su hijo escalaba alto a base de engaños sin entender como era que los hombres caían fácilmente en su juego, ¿cómo era posible que pese a que la partitura fue robada en el momento del incendio en el teatro hace más de un año el deforme gitano tuviera un nombre y un lugar en el mundo mortal?

Observó a su compañera por el rabillo del ojo, su mirada estaba ausente y más vacía que de costumbre, trato de llamarle varias veces por su nombre pero ella estaba inmersa en sus pensamientos de los que él necesitaba entender su contenido, en ocasiones llegaba a arrepentirse el haberle mostrado como bloquear su mente contra propios y extraños, aunque claro estaba en el momento no le importaba en lo más mínimo lo que la dama dejará o no de pensar, seguía en desacuerdo dos meses después en continuar con su aprendizaje, Darkness le consideraba una pérdida de tiempo sabiendo el destino de la vampiresa, además su historia aunque en breves fragmentos recordados una y otra vez parecían no dejarle en diabólica paz, su llanto en ellos era estridente y tenía características en común con los suyos, llegándose a preguntar si en realidad no eran esos recuerdos robados cuando la vampiresa intento hurgar en su mente una lejana noche de Abril pero con él tiempo entendió cuanta era la necesidad de saber lo que pensaba, lo que sentía cada vez que la lastimaba por su carácter violento, necesitaba saber si en realidad estaba bien a su lado y que era aquello que atravesaba su mente cuando leía para ella en la biblioteca o en algún lugar alejado del mundo mortal.

Sin poder hacer nada por sacarle de su mundo interno siguió prestando atención al entorno, escudriñando a cada uno de los presentes detenidamente con una mirada casi asesina, si las miradas matarán más de uno se hallaría en el suelo para ese momento, hombres jóvenes no dejaba de admirar a la mujer a su lado sumamente interesados en ella, todos le sonreían sin saber que ella no veía a ninguno, otros intentaban acercarse pero se detenían en seco al ver al antiguo amenazarles con solo la postura de su cuerpo y la mirada arrogante, parecía arder en celos por dentro sin llegar a reconocerlo del todo.

Cuando la música comenzó a ser desprendida del papel para encarnarse en los sonidos desprendidos del clarín, las cuerdas y la percusión, el vampiro tomo la decisión de invitarle a danzar junto a él como hace siglos no lo hacía, quizás era la única forma que encontró para poder sacudir de encima ciertas miradas incomodas y otras tantas inapropiadas, probablemente era la única forma para anunciar que ella era suya y de nadie más, así que liberando su brazos del fuerte agarre en que lo tuvo sometido desde el momento en que se vieron a la entrada, le extendió su mano con delicadeza -¿Os me permitís este baile?- pregunto para su propia sorpresa de semejante atrevimiento sin timidez de por medio, tomo así la tibia mano de su acompañante llevándola al centro de la pista donde otras parejas más se habían unido a la principal –No os preocupéis de acuerdo, yo os guiare de manera lenta hasta que estéis segura que podéis seguir el compás- le indicaba con voz serena mientras llegaban a un punto apartado del resto del mundo muy suavemente posó su mano en la cintura de la joven y comenzó a guiarla mientras gradualmente la música alcanzó su punto más álgido, danzando sin darse cuenta al mismo tiempo que el resto de las parejas, Darkness escuchaba la melodía en las lejanías, para él, el resto del mundo dejo de existir cuando sus ojos se posaron en los de ella y en su sonrisa traviesa.
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Mensaje por Montserrat Vasari Mar Sep 29, 2015 1:11 pm




Me quede helada ante lo que escuche -¿Pero cómo?- pregunte alarmada –No lo recuerdas, yo no veo nada salvo manchas borrosas… lo voy a echar todo a perder- decía mientras intentaba poner resistencia, nunca en mi vida había bailado por lo tanto conocía lo mínimo de los pasos a seguir en un vals, ¿Y si lo pisaba o si por mi culpa chocábamos con otra pareja?, me negaba rotundamente a ser partícipe del baile pero Darkness con una suavidad distinta me llevo casi a arrastras a la pista, mientras yo en medio de las manchas borrosas de colores iba pasando saliva y con la angustia marcada en cada rasgo de mi rostro –En serio Monsieur Darkness yo no sé bailar- intente advertirle por última vez cuando sentí su mano en mi cadera y una ligera corriente recorrió mi espalda sorpresivamente, era la tercera vez que nos habíamos tocado en ese largo tiempo juntos, resultándome placentero y la vez extraño sentirlo de aquella manera, al ver que no movía ni uno solo de mis brazos para corresponderle, sentí al metal envolver una de mis manos y la otra instintivamente aunque trastabillando en seguir o no, termino apoyada en su pecho y él entonces comenzó a guiarme.

A pesar de la idea que rondo en mi cabeza sobre el desastre que seguramente armaría al no ver absolutamente nada le seguí como su cuerpo me lo pedía, mis pies correspondían a su ritmo que como él me prometió, era suave y lento permitiéndome acoplarme con la música que aumentando su fuerza e intensidad con cada compás que los instrumentos dejaban un reglón del pentagrama atrás y el piano en el fondo se había unido a ellos, era como el vaivén de las olas en las épocas de sol, nosotros nos volvimos en parte de su espuma en algún momento y para mi no existió más que él y su toque, no hubo más melodía que su respiración y no hubo más sensaciones que las experimentadas al lograr seguir su paso tan satisfactoriamente como lo hacíamos en las madrugadas de caza, sin evitarlo una sonrisa amable broto de mis labios sin saber en un momento dado que era correspondida, no me imaginaba ver a mi maestro sonriendo porque jamás lo sentí feliz, pero era maravilloso dibujarlo así en lo más recóndito de mi mente, alce la vista con la esperanza de encontrarme con el tenue color de sus ojos marrones de inusual brillantez entre la bruma borrosa de mi invalidez y allí estaba entonces… él me veía de alguna manera que no alcanzaba a ver con claridad, la sonrisa se hizo más amplia y nunca me había sentido como ahora o para ser sincera desde que le conocí y empecé a compartir tiempo con él la misma sensación de complemento estaba latente, mi vida había tomado un nuevo vuelco gracias a él y por primera vez no parecía estar destinado a la tragedia o el desastre.

El compás siguió y los coros se juntaron con ellos, después llego la parte lenta, donde a todos se nos permitía dar un respiro y descansar del paso violento inspirado por la melodía, fue allí donde le percibí más cerca mío, sonó la manivela y luego volvimos a empezar de nuevo con el melancólico sonido del violín, sentía mi sonrojo ante su cercanía y una felicidad inundaba cada parte de mi alma mientras danzábamos por la hermosa pista que ahora tomaba los colores y las formas de las que Darkness tanto me había hablado, todo era absolutamente perfecto hasta que algo cayó sobre nuestras cabezas haciendo único el momento, mi pareja advirtió con una voz muy distinta a la que siempre le escuchaba que eran pétalos de rosas de todos los colores, el momento y su voz me llevaron a abrazarme a él, recargando mi cabeza en su pecho y mi mano en su hombro, tuve que reconocerlo en ese momento, ya no podía callarlo ni tampoco negarlo por más tiempo, yo estaba perdidamente enamorada de él y esta vez sabía que no era mera confusión, no era impulso y tampoco admiración… no era lo mismo que sentía por él que por quienes creía haber amado antes, a Darkness Severaux yo lo amaba profundamente porque mi corazón se regocijaba al sentirlo cerca  y lloraba al percibirlo distante o lastimado ante su brusquedad hacia conmigo algunas veces –Gracias por cuidarme- le dije sin saber a bien si se había percatado de mi susurro, pero lo que si tenía claro era que sin verlo nunca… le amaba con todo mi corazón y mi alma.


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Mensaje por Darkness Severaux Miér Sep 30, 2015 12:22 pm

El vals siguió y ellos también danzaban a su compás, pronto los dos estaban acorde en sus movimientos y se movían con facilidad, era la primera vez que Darkness guiaba sin dificultades a alguien al bailar, ellos dos, solo Montserrat y él estaban fuera del mundo, ambos disfrutando de su cercanía, de sus gestos en medio de los giros bruscos que la melodía inspiraba, tal parecía que su pareja no estaba ciega que veía y que sonreía al encontrarse con su mirada.

El antiguo sacudió la cabeza pensando que estaba alucinando, nadie le había sonreído de aquella forma desde que su esposa había partido siglos atrás, él no pudo evitarlo y sus labios dibujaron lo que parecía ser el resquicio de una media sonrisa sin grandes tintes de ánimo en ella, tenía la certeza que no lo podía ver y sabia también que no a todos le agradaba su sonrisa, pero entonces el gesto se borró para dar paso a una expresión de desconcierto, algo paso en ella y de pronto la tenía prendida de él mientras continuaba el suave movimiento, era una forma de abrazo que ella le brindaba sin pedir lo mismo de él a cambio, la vampiresa  se había arriesgado demasiado, ella misma sabía que no le gustaba ser tocado por nadie y que cualquiera que osará hacerlo terminaría contra la pared y probablemente con el cráneo destrozado, pero ella no tuvo el mismo destino y eso iba más allá de los impedimentos que los “Eternos” le habían impuesto, iba más allá del conocimiento que tenía sobre lo que Cetanu planeaba hacer con ella, si detuvo todo impulso fue porque esa cercanía le provoco una sensación de profunda calidez, de calma y de amor… de ese profundo sentimiento que no quería reconocer le había atrapado desde que dejo de ser tan hostil con su compañera, el mismo que le impulsaba a protegerla y cuidarla cada noche, la que le inspiraba durante sus noches de insomnio, mientras diseñaba nuevos aposentos para gente adinerada, la amaba tanto como ella jamás le correspondería.

El inmortal tuvo que hacer uso de todo su autocontrol para no detener el compás que ambos llevaban y cumplir su deseo reprimido de mantenerla prisionera en sus brazos, no debía desquiciarse por un gesto de agradecimiento que no significaba nada más que eso tal y como ella se lo había susurrado – No debéis darme las gracias Montserrat, no podía alejarme de vos sabiendo lo vulnerable y expuesta que estabas a merced del malvado- contesto con la desilusión acuestas y la voz entristecida sin dejar de bailar y permitiéndole reposar en su pecho tranquilamente.

Su mente daba vueltas a lo mismo y una lucha interna se lideraba en esos momentos en lo más recodito de su ser, se debatía entre sus sentimientos y su deber, llevando la ventaja lo que le hacía estremecer y ser completamente feliz a su lado, esa voz que le suplicaba de rodillas que no la dejará como hoy lo había planeado, la misma que le preguntaba a gritos ¿Qué harían la noche siguiente sin ella?... nunca podrían volver a verla, nunca la tendrían tan cerca como ahora y menos sentirían esa importancia como persona que ella tenía por él, preocupándose siempre por su bienestar, simplemente no podía soportarlo.  

Inspiro al reconocer cuanto miedo tenía de perderla, de que ella en algún momento pereciera en manos de Cetanu y de pronto sintió que no estaba dispuesto a permitir que nada la tocará y que nada la dañara, si abogaba por The Phantom, bien podía abogar por ella, después  de todo se había comprobado que la vampiresa solo fue víctima de las circunstancia como muchos otros de los muertos en ambas tragedias.

-No podría soportar perderos- pensó reconociendo lo que por tantas noches le quitaba el sueño, estaba vez lo aceptaba sumiso y con la conciencia de que lo hacía –Esto es una locura- gruño para sí mismo –Pero yo… yo… estoy enamorado de ella, perdidamente enamorado de ella y jamás creí que volvería a sentir lo mismo por alguien- su respiración se agitaba de tan solo aceptar sus pensamientos y admitir lo que sentía dejando que fluyera por todo su ser, desbordándose en el caudal de un corazón congelado, la música se detuvo y él mucho antes, la jaló hacia sí y la rodeo en sus brazos tratando de transmitirle todo lo que sentía y no lo decía en palabras –Te amo- dijo sin caer en la cuenta hasta que ella le miró con los ojos llorosos –Lo siento… Montserrat de verdad lo siento- trató de disculparse, temiendo que ella se fuera –Yo… lo que quise… decir… no tenéis que sentir lo mismo por mí, no estáis obligada a absolutamente nada yo… las cosas no cambiarán por ello- espero un momento como intentado buscar que más decir, pero la mente se le quedo en blanco, la soltó entonces bajando la mirada y el silencio se adueñó de él.
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Mensaje por Montserrat Vasari Jue Oct 01, 2015 12:08 am

Me separé de él en un arrebato brusco con el llanto a flor de piel, aunque no le veía y me hubiera gustado hacerlo en ese momento quise encontrarme con ese marrón brillante que se desprendían de sus orbitas, no podía ser cierto lo que escuchaba, él enamorado de mí… de una ciega como yo ¿Cómo podía ser eso posible?... es decir ese hombre todo el tiempo fue duro conmigo, siempre hosco y cortante ¿Podía sentir amor alguien como él?

Y la razón y el corazón me decían que sí, ellos confiaban en la nueva perspectiva que tenían gracias a los ojos de mi alma, un filtro tan claro por donde las emociones de los otros depuraban cristalinas, tanto su estrechez como sus palabras después me habían demostrado lo sincero que había sido, además la lectura de sus palabras me fue de mucha ayuda, gracias a ellas pude sentir que también esta afligido y fuera de sí, tan confundido y temeroso como yo, un estado en el que definitivamente jamás lo había sentido caer.

Lo tome de su mano para guiarlo fuera de la pista, su cabeza, esa mata de cabellos negros que me impedía verle el rostro se levantó de pronto para ver la blancura de su piel, sonreí para intentar tranquilizarlo y por mi oído supe ubicar un lugar donde los comensales no habían llegado a conquistar aún, allí en esa pequeña esquina me detuvo al frente suyo sin querer soltar su mano, eran pocas las veces que no renegaba de mi contacto y era cuando debía aprovecharlo, me encantaba sentir su piel tan dura y fría como la suya aunque no me brindaba las caricias por las que tanto moriría que me propinara.

Mis ojos bajaron a la unión borrosa que hacían frente mis ojos como la primera vez que nos habíamos encontrado en el bosque, solo que en aquella ocasión no le acariciaba con el pulgar como en esos momentos, ni tampoco cubría su dorso con la otra como si entre ellas almacenará un tesoro aún más valioso que todo el oro del mundo –Monsieur Darkness- proseguí con voz suave, buscando una estrategia y el tacto que necesitaba –Es que las cosas simplemente ya no pueden seguir como antes- suspiré con pesar –Porque yo… bueno yo…- no sabía cómo continuar sin decir alguna tontería de las que se me venían a la cabeza en aquel momento –Yo… lo amo también- confesé y el peso que parecía cargar desde que salimos de la pista parecía disiparse poco a poco –Yo… cuando yo le conocía a usted me sentí… rara, era una sensación extraña que en un principio creí por fascinación, luego empecé a arrepentirme por todo lo malo que hice en el afán de autodestruirme, me avergoncé por mi vista y por cosas de mi pasado de las cuales usted ya sabe todas… si es que me prestó atención- tarde en continuar, buscando juntar el valor suficiente para hacerlo –Yo empecé a sentir una necesidad muy por encima de mi voluntad por querer estar cerca de usted, no importando si la noche anterior no me había hablado o apenas me había dirigido la palabra o si me había tratado con brusquedad… solo quería estar con usted, tantas veces sentía que quería saber lo que pensaba y sentía por mí y en desesperación trate de hurgar su mente aunque no fue lo correcto- negué sacudiendo la cabeza de un lado a otro –Podrá pensar que quizás estoy equivocada, que cuantas veces no he confundido mi sentir, yo también lo pensé, pero… pero lo que siento por usted es… amor-  agregue -Y mi padre una vez me dijo que cuando eso llegara simplemente lo sabría.... estoy convencida por vez primera que se de lo que me habló, ahora que estoy junto a usted-mire a las manchas marrones que ni siquiera parecían parpadear, me aferre a su silencio para no dejarme vencer por la timidez –Es algo diferente, sé que si le llegará a pasar algo yo me moriría con usted, una sensación tan fuerte que me impulsaría a dar la vida por usted si es necesario, no podría soportar estar sin usted- lleve su mano a mis labios, me tome mi tiempo antes de darle un beso en ella, cerré los ojos y las lágrimas salieron sin ataduras de mis orbitas.


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Mensaje por Darkness Severaux Jue Oct 01, 2015 12:08 pm

-No podemos estar juntos, no es lo correcto… jamás debí confesaros- contesto Darkness cada vez más inseguro de que todo aquello fuera verdad, de que la mujer al frente suyo sosteniendo su mano no fuese más que una alucinación, una creación de su mente cansada de tanta soledad y bagaje por el paso de dos milenios, ¿Qué sería de ella si Cetanu llegaba a enterarse que la vampiresa le robo a manos llenas el corazón? ¿Qué sería de él y de Mulehim si su misión fracasaba? ¿Si al quedarse a su lado confesará todo lo que estaban planeando en contra de su seres queridos y de ella? ¿Qué pensaría  con él si la dama se llegaba a enterar que fue el quien traiciono su confianza entregándolos a todos en las manos del enemigo?

Tenso su mandíbula mientras sentía su corazón dando vuelcos, bombeando sangre que no había, puesto que cazo muy poco en realidad, era por esto que no quería reconocer sus sentimientos más que el simple hecho de que la impenetrable barrera fuera rota, la situación estaba fuera de todos los planes trazados y tampoco había una manera de revertir lo que se habían confesado, Severaux no sabía que responder ante lo que inundo sus oídos y brumo sus sentidos, no sabia como responder a su gesto o cómo hacer que dejará de sollozar,  ese melancólico estado lo odiaba poseyéndola, le desgarraba el corazón y alma de un solo tajo, el simplemente no podía imaginar que ella podía sentir lo mismo por él y mucho menos profesarlo de una forma tan intensa como le había confesado, su parte racional le decía que se alejará de ella lo más pronto posible antes de que el costo por sus sentimientos fuera demasiado alto pero su corazón y su alma cansados de tanta soledad y rechazo le decían a gritos que opacaban la voz del pensamiento que la necesitaban tanto, que era su vida y lo único que tenia en el mundo como para dejarlo escapar.

Sabía que tenía tomar una decisión por el bien de los dos, se dejaba llevar por la intensidad de sus sentimientos hacia ella o en ese mismo momento maquilaba algo suficientemente hiriente para romperle el corazón y asegurarse que nada pasara entre ellos, si decía lo segundo ella jamás lo perdonaría y si en un futuro antes de su fatal destino se volvían a encontrar por el camino ella no querría ni dedicarle una palabra, además seria la muerte para los dos, por primera vez en su vida no sabía que hacer –Montserrat ¿vos en verdad me amas?- pregunto en susurro, alcanzando su mentón con la aleación de metal –Yo soy muy viejo en todos los aspectos… como inmortal a vos llevo dos milenios de ventaja y como un mortal podría tener la edad suficiente para aparentar ser vuestro padre- inquirió, urgido por levantar su rostro y contemplarlo lleno de ternura  -No podéis amarme después de todo lo que te he hecho, no podéis estar enamorada de este hombre de carácter tan volátil que ni el mismo se soporta… no podéis amar a alguien que resulta una paria entre los suyos- limpio sus lágrimas cuando pudo soltarse de ella y después acarició su mejilla lentamente, le veía repasando cada detalle de su rostro –Te amo Montserrat pero es no…- le interrumpió la joven cuando sus manos se hallaron muy cerca de su rostro.
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Mensaje por Montserrat Vasari Vie Oct 02, 2015 1:27 pm

Estaba convencida de que él sentía lo mismo que yo… pero se negaba a creerlo no sé porque motivos, seguía escuchando su voz, seguía leyendo los sentimientos escritos entre cada silaba de su voz impregnada de dolor y de miedo, yo sabía que él era un hombre que a pesar de su postura firme y segura se escondía un hombre roto, sin alas y con la melancolía acuestas, siempre supuse que lo que decía no era lo que en realidad sentía.

Me sentí aterrorizada cuando él me soltó creí que se iría, después de todo la fiesta, el baile y sus palabras finales tenían el matiz perfecto para una despedida, pero allí permaneció, con su mano en mis mejillas, buscando una mirada que sabía perfectamente que jamás le podría contemplar en su totalidad -¿Por qué no puedo amarlo Monsieur Darkness?- pregunte confundida –A mí no importa lo que la gente diga o el resto de los nuestros piensen… solo quiero estar con usted, no me interesa andar alardeando lo que somos, claro está al menos que se dé la ocasión- asentí sin saber a bien dónde demonios estaba viendo –Además a mí no me da miedo, sé que no le veo pero yo tengo una forma distinta de contemplar las cosas ahora, sé que al menos conmigo no es así, su carácter volátil es el que habla por usted en algunas ocasiones pero no es usted- dije en medio del desespero, sabía que si el decidía irse no habría poder humano que lo hiciese cambiar de opinión ¿Pero que más podría hacer para retenerlo? Nada, absolutamente nada.

Mis manos se alzaron para alcanzar sus mejillas, mi toque fue tímido en un principio, dudaba en seguir o no con aquello pero no me detuve, por el contrario continúe escrutándolo con la yema de mis dedos, conforme lo que iba sintiendo un rostro iba surgiendo en el lienzo de la mente en blanco, pinturas que contrastaban para crear su piel, definir su rostro, sus ojos de contorno redondo, su nariz , su frente amplia, el pliegue mínimo que se dibujaba alrededor de sus ojos, de su boca, reconocí sus labios tensos y pequeños, seguí explorando más  allá de su rostro descubriendo con fascinación su cabello, esa mata de pelos negros que siempre veía de él más que cualquier otra cosa cuando estaba a su lado, lo tenía largo o al menos hasta el cuello y sonreí para él, con la mirada puesta en sus ojos marrones como si pudiera verlo con claridad –Usted es bastante serio- señale con amabilidad, moviendo mis manos de regreso a los costados de su rostro, disfrutando de su piel lisa y helada, era como tocar mármol o una piedra tallada de manera extraordinaria –Creo que usted es perfecto… al menos para mí- baje la cabeza y retiré todo toque de él, me aleje convencida por su inescrutable silencio y su frialdad a lo que había resuelto –Sin embargo, yo tampoco quiero obligarlo a nada, supongo que sus razones tendrá y usted es más sabio que yo por ende conoce lo que es mejor para los dos- replicaba con resignación -Respeto su decisión Monsieur, haga lo que esta noche había planeado hacer, váyase ahora... es libre de... de mí- clame, pero al sentir que no movía ni un musculo fui yo quien se dio media vuelta, quería buscar la salida y fingir que aquello jamás había pasado, me olvidaría de su rostro y de todo lo que con él había sentido esa noche y las anteriores –Adiós- le dije dándole la espalda cuando algo volvió a asirme con fuerza por el antebrazo.


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Una parte de mi pasado..:

Sin ustedes, no seríamos nada. Muchas gracias.:

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Mensaje por Darkness Severaux Sáb Oct 03, 2015 9:21 pm

Cada toque fue para el antiguo una divina sensación de la que no pudo describir con palabras lo bien que se sentía, pensaba detenerla pero tampoco lo hizo al final, se dejó llevar conforme los sentimientos le dictaban, cerrando los ojos para impedir que su mal carácter fuera a intervenir esta vez, el bullicio se oía cada vez más lejano de acuerdo a las sensaciones que en él se iban intensificando, el amor le abrumaba todos y cada uno los sentidos y las caricias nublaron sus pensamientos, por primera vez desde que todo había comenzado su respiración era lenta y llena de paz, su boca estaba tensa pero por momentos parecía dibujar una media sonrisa -¿En qué momento me fui a enamorar de ella?- se preguntaba sin encontrar la respuesta o la imagen que le indicará el momento exacto en que eso había ocurrido y después de todo también resultaba tardío si llegaba a descubrir el acertijo, los sentimientos ya se habían anidado y sembrado en un pasado y ahora en el presente estaban floreciendo sin que él tuviese la fuerza necesaria para poder detener su crecimiento.

Algo se aceleró dentro de él ocasionando que se pusiera aún más pálido de lo normal, era un dolor tan profundo que casi se encorva por su efecto, era el entendimiento que le decía al oído que ya resultaba imposible concebir una vida sin ella, necesitaba todo de su ser para estar completamente satisfecho, era la única que se preocupaba por él y le hacía sentir que le importaba al resto del mundo, era después de muchos siglos lo único que tenía, por lo que comprendió que no estaba dispuesto a perderla, no tenía el valor para destruir su mundo y ese era ella.

La escucho decir lo que pensaba sobre su actitud –No es eso lo que quise decir, yo…- trato de hacerse entender pero Montserrat no lo dejó continuar, también estaba inmersa en su propio dolor y no se daba cuenta de lo que hacía, lo estaba castigando con su pronta lejanía, con el brusco retiro de sus manos en su piel, en su pelo… -Yo soy eso para ella ¿Cómo es posible que después de haberme tocado siga pensando lo mismo?- se decía sin poder creerlo, ni siquiera Cetanu en su momento le había hecho semejante señalamiento –Es tan hermosa, ¿Cómo demonios puedo seguirla lastimando?- negó sin atreverse a volverle la mirada hasta que escuchó la lentitud de sus pasos, le vio dándose media vuelta y alejándose de él diciéndole adiós en un entrecortado y doloroso susurro, todas sus dudas desaparecieron de alguna manera y antes de poder hacer más la detuvo sujetándola por el brazo, vio sus lágrimas caer y con desesperación y delicadeza las limpió de una en una –He muerto todos los días esperando por vos, no permitiré ni una sola muerte más Montserrat… duele y no sabéis cuánto, ya casi no puedo soportarlo- la jaló hacia si volviéndola a estrechar con todas sus fuerzas –Prefiero morirme antes que separarme de vos- susurro a su oído para después tomar su rostro con toda la dulzura que le fue posible, de a poco la guio para que sus labios se apoyaran en los suyos, una sensación tan cálida y embriagadora al contacto le hizo dejarse llevar por lo que le estremecía, sus manos recorrieron su cuerpo con suaves caricias y  jugaron con su pelo, ella le correspondió y continuaron hasta quedarse sin aliento, apenas se separaron breves instantes, pero Darkness no se detuvo, continuo la sesión de besos por el cuello de la joven , sintiéndose especial y correspondido, ella también siguió su juego de besos y caricias, compartiendo así un momento mágico que parecía durar horas, detenidos los minutos y suspendidos en él aire, el mundo desapareció, existiendo solo ellos dos –Lo que sea que suceda en el futuro lo afrontaremos juntos… no dejaré nada os pase, a vos te lo prometo- sentencio, separándose de ella a regañadientes, creyó que no era lugar para comportamiento como ese, así que la tomo de la mano –Vamos- le dijo con voz dulce –Nos espera una eternidad por delante- ella lo siguió, a donde iban esa noche y las que restarán no lo sabía pero de una cosa estaba seguro no dejaría que nadie le arrebatará lo que era suyo, así significará volcarse en contra del rubio, líder de los “Eternos”.
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Mensaje por Leviathán Shadow Jue Oct 22, 2015 11:23 pm

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