Diario de Chloe

por **Chloè E. Toussaint** Jue Jun 30, 2016 5:02 pm

No sé muy bien cuánto tiempo llevo aquí. Pude que tan solo horas, puede que días, semanas o incluso meses. Solo tengo una ligera percepción del paso del tiempo por los movimientos que escucho en casa y por las veces que la puerta se abre lo justo para dejarme algo de comida y de agua, pero nada más. He perdido la cuenta de las veces que eso ha ocurrido y ya ni me acuerdo de la última vez que vi la luz del sol. O lo que es peor, me acuerdo perfectamente. Fue la vez que estuve con él, porque a partir de ese día mi vida se convirtió en un auténtico infierno y él en mi Lucifer particular. Soy una deshonra, mis padres me lo han dejado más que claro. No me dirigen la palabra, a no ser que sea para decirme lo decepcionados que están y cómo he arruinado sus planes y sus vidas. Yo no cuento, no soy más que un objeto que alguien les ha robado. Una muñeca rota que ya no sirve para nada y de la que no pueden deshacerse. Esa soy yo. No queda mucho para que el niño nazca y aunque debería ser un momento de felicidad y alegría no lo es. Temo que se parezca a André, si es que ese es su nombre y no me mintió también en eso. No quiero ver a la criatura que nace en mis entrañas. Si no la tuviera…Tal vez, y solo tal vez, todo sería distinto. Ahora lo único que sé con seguridad es que daría lo que fuera por borrar el pasado. Y que soy una completa y absoluta estúpida que se dejó seducir por las primeras palabras bonitas que escuchó.

por **Chloè E. Toussaint** Miér Sep 28, 2016 6:27 am

¿Y ahora qué hago? Mi situación no es mucho mejor que cuando me encontraba encerrada en el almacén de mis padres, en aquel sótano húmedo y sombrío. Ahora el sol ilumina mi rostro, pero me encuentro vagando por las calles de una ciudad que, a pesar de todo, se me antoja extraña. O tal vez sea yo, no lo sé. Deambulo de un lado a otro sin saber muy bien cuáles qué camino tomar. Podría alejarme de todo, pero un cambio de escenario no modificaría la obra. Mis problemas serían los mismos. Y estos están reflejados en el bebé que ahora descansa en su cunita. Mi mayor mal y, sin embargo, no sé si soy capaz de desprenderme de él. Sí, en teoría tenía un plan, uno muy estudiado, pero ahora todo ha cambiado y yo sigo tan perdida como al principio. André no está. Tal vez no vuelva a verlo nunca. Y puede que eso sea lo mejor, que el tiempo me haga olvidar el daño que me hizo, que jugó conmigo y que fui tan estúpida de caer en sus redes. Es algo que no volverá a pasar, no dejaré que nadie más se acerque tanto como para poder volver a destruirme por completo. Resurgiré de mis cenizas, aunque no sé muy bien cómo, y todo cambiará. O al menos eso es lo que deseo, no sé si seré capaz de hacerlo. El primer paso es procurar que alguien se quede con el pequeño, aunque creo que será más difícil de lo que jamás hubiera pensado. Da igual lo que ocurriera entre su padre y yo, reconozco partes de mí en su carita y algo se me remueve por dentro al observarlo. No puedo darle una buena vida, ni siquiera una, pues yo ya no dispongo de ella. Es lo más duro que voy a tener que hacer, me va a terminar por destrozar, pero él tiene que ser feliz. Tengo que darle esa oportunidad y a mi lado no puede ser posible.

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