AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Encuentros inesperados (Erlend Cannif,Jaehaerys Drage)
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Encuentros inesperados (Erlend Cannif,Jaehaerys Drage)
Ya tenía todo dispuesto para abrir el Herbolario en un par de días; Erlend me había ayudado a decorarlo todo y forrarlo de madera de nogal, así como a montar las trastienda con una mini cocina, y acomodar otra trastienda secreta, que tenía pensamiento de usarla en caso de que el sol me sorprendiese con su presencia. Y ahora iba corriendo de un lado para otro de París, recorriendo los bosques en busca de todas las plantas que necesitase para llenar los recipientes de cristal que tenía puesto en los expositores...y había organizado un pequeño huerto en la parte de atrás de mi cabaña, donde poder cultivar yo misma algunos de los productos que me serían necesarios.
Empezaba a ver que tenía el negocio encauzado; por lo menos algo en mi vida parecía llevar el camino correcto.
Había salido hacia un par de horas, en busca de unos aceites perfumados que poder vender en el Herbolario, cuando al girar una esquina ya llegando a mi local, me tropecé literalmente con un hombre más alto que yo, al que llené de aceite con olor a rosas.
- Lo siento.- tartamudeé avergonzada por haber sido tan torpe, y tratando de evitar reírme ante la imagen de aquel pobre hombre que ahora olería a rosas el resto de su existencia.- Si quiere puede pasar a lavarse un poco a mi herbolario...está aquí al lado.
Fue entonces cuando levante la vista y me constaté de que aquel no era un simple hombre. Sus ojos que me miraban fijamente demostraban su naturaleza inmortal, más no parecía tener la intención de hacerme daño, de modo que me relajé.
- Está por allí.- sonreí mientras señalaba la puerta del "Luz de Velas", tratando de quitarle importancia al accidente.
Desde luego lo que no me pasase a mí, no le pasaba a nadie.
Empezaba a ver que tenía el negocio encauzado; por lo menos algo en mi vida parecía llevar el camino correcto.
Había salido hacia un par de horas, en busca de unos aceites perfumados que poder vender en el Herbolario, cuando al girar una esquina ya llegando a mi local, me tropecé literalmente con un hombre más alto que yo, al que llené de aceite con olor a rosas.
- Lo siento.- tartamudeé avergonzada por haber sido tan torpe, y tratando de evitar reírme ante la imagen de aquel pobre hombre que ahora olería a rosas el resto de su existencia.- Si quiere puede pasar a lavarse un poco a mi herbolario...está aquí al lado.
Fue entonces cuando levante la vista y me constaté de que aquel no era un simple hombre. Sus ojos que me miraban fijamente demostraban su naturaleza inmortal, más no parecía tener la intención de hacerme daño, de modo que me relajé.
- Está por allí.- sonreí mientras señalaba la puerta del "Luz de Velas", tratando de quitarle importancia al accidente.
Desde luego lo que no me pasase a mí, no le pasaba a nadie.
Última edición por Moira Behaviour el Mar Jul 05, 2016 4:32 am, editado 1 vez
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
- Mensajes : 244
Fecha de inscripción : 17/05/2016
Localización : Paris
Re: Encuentros inesperados (Erlend Cannif,Jaehaerys Drage)
Las noches en París son aburridas en ocasiones, ya que la mayoría de los que transitan por sus calles a esa hora son personas sin hogar, prostitutas, alguno que otro niño perdido o en su defecto cualquier ser humano que a pesar de no conocer la existencia de los seres sobrenaturales, se arriesgan a sabiendas de los peligros que puede traer el manto oscuro y siniestro a aquellas horas tan altas.
Pero para Jaehaerys son el único momento en el que puede salir y admirar la belleza de la ciudad Francesa sin morir quemado y reducido a cenizas. En ocasiones si tiene un poco de suerte se encuentra con alguna "doncella" que por azares del destino sale de fiesta y regresa junto a su "caballero" luego de divertirse y con dirección a su morada, lo divertido en esto recae en las dos posibles reacciones que tienen al verlo los distinguidos caballeros que las acompañan, una de ellas es intentar defenderse y que les rompan una pierna o un brazo, la otra que es mas divertida cociste en esconderse atrás de su "doncella" que ahora pasa a volverse la que lleve los pantalones, ella puede defenderse y morir o intentar razonar....y morir.
Pero para suerte de las humanas "limpias" de sangre que había en París, Jaehaerys no tenia nada de ganas aquella noche de alimentarse, ya que pocas horas atrás cuando se levanto de la cama, llamo a una de sus esclavas hipnotizadas, aquellas pobres mujeres que antes vivían con libertad y felicidad por los pueblos, pero que cometieron el error mas grande de sus vidas al adentrarse en la casa de los Drage intentando buscar riqueza y una herencia muy sustanciosa, lo único que encontraron fue a un vampiro de mal humor y con mucha sed, que al principio pensaba en matarlas, pero al final logro controlarse y asegurarse una reserva ilimitada de alimento......Esto por unos cuantos años hasta que quedaran feas y tuvieran que ser sacrificadas.
Las calles hermosas pero un tanto mal iluminadas evitar que Jaehaerys anticiparía lo que le sucedería ya que tuvo un accidente justo al doblar una esquina en la que fue bañado con algún liquido un tanto espeso y con un olor penetrante a rosas, en medio del desastre pudo levantar la vista y notar que justo ante sus ojos se encontraba aquella bella mujer de cabellos divinos y ojos penetrantes, la cual pedía disculpas e intentaba buscar la mejor manera de que el no se molestara, Jaehaerys pudo notar que no se trataba de una humana, ya que las únicas mujeres dueñas de tanta belleza eran las inmortales.
-No te preocupes querida, los accidentes pasan y te tomare la palabra con respecto a lo de tu herbolario y la oportunidad de quitarme esto de la ropa-Todo esto sin apartar la mirada y con una sonrisa dibujándose en sus labios.
Cuando señalo el camino no le quedo mas opción que seguirla, de lo que no tenia duda era de 3 cosas, la primera que el accidente no parecía haber sido tan accidente ya que con los sentidos que desarrollan los vampiros se podría dar cuenta de que alguien se dirigía en su dirección, la segunda era que le resultaba un tanto familiar, como si la hubiera visto en alguna parte alimentándose quizá o en alguna foto, por ultimo que aquel encuentro llegaría a ser algo grandioso si los dos se llegaban a entender del todo.
Pero justo antes de llegar al herbolario, Jaehaerys noto algo que no le agrado para nada, por lo que se puso a la defensiva y justo frente a la hermosa Vampiresa. De las sombras apareció el típico bribón con intenciones de usar la noche como una oportunidad para ganarse la vida de manera deshonesta y sucia, en sus manos tenia una afilada navaja, sus rostro estaba cubierto por una pañoleta negra y en su pecho se podía ver una cruz, lo cual le indico en primera instancia que lo que hacia aquel hombre no era por robar o por dinero....sospechaba algo, y así fue como se acerco a el, con lagrimas en los ojos y fue entonces que lo comprendió todo...era uno de los maridos despechados y ahora viudos.
-Te sugiero amablemente que te vayas, no encontraras venganza aquí, solo muerte-
Jaehaerys se acerco a el de manera rápida, le quito el arma blanca y lo puso contra la pared tomándolo del cuello, para luego susurrarle algo al oído y mirarlo directo a los ojos, luego de eso el hombre se fue tranquilamente. Jaehaerys se volteo y miro a quien era su acompañante disculpándose por lo sucedido y sonriendo mientras le pedía de favor que siguiera guiándolo hasta su herbolario donde se cambiaría.
Pero para Jaehaerys son el único momento en el que puede salir y admirar la belleza de la ciudad Francesa sin morir quemado y reducido a cenizas. En ocasiones si tiene un poco de suerte se encuentra con alguna "doncella" que por azares del destino sale de fiesta y regresa junto a su "caballero" luego de divertirse y con dirección a su morada, lo divertido en esto recae en las dos posibles reacciones que tienen al verlo los distinguidos caballeros que las acompañan, una de ellas es intentar defenderse y que les rompan una pierna o un brazo, la otra que es mas divertida cociste en esconderse atrás de su "doncella" que ahora pasa a volverse la que lleve los pantalones, ella puede defenderse y morir o intentar razonar....y morir.
Pero para suerte de las humanas "limpias" de sangre que había en París, Jaehaerys no tenia nada de ganas aquella noche de alimentarse, ya que pocas horas atrás cuando se levanto de la cama, llamo a una de sus esclavas hipnotizadas, aquellas pobres mujeres que antes vivían con libertad y felicidad por los pueblos, pero que cometieron el error mas grande de sus vidas al adentrarse en la casa de los Drage intentando buscar riqueza y una herencia muy sustanciosa, lo único que encontraron fue a un vampiro de mal humor y con mucha sed, que al principio pensaba en matarlas, pero al final logro controlarse y asegurarse una reserva ilimitada de alimento......Esto por unos cuantos años hasta que quedaran feas y tuvieran que ser sacrificadas.
Las calles hermosas pero un tanto mal iluminadas evitar que Jaehaerys anticiparía lo que le sucedería ya que tuvo un accidente justo al doblar una esquina en la que fue bañado con algún liquido un tanto espeso y con un olor penetrante a rosas, en medio del desastre pudo levantar la vista y notar que justo ante sus ojos se encontraba aquella bella mujer de cabellos divinos y ojos penetrantes, la cual pedía disculpas e intentaba buscar la mejor manera de que el no se molestara, Jaehaerys pudo notar que no se trataba de una humana, ya que las únicas mujeres dueñas de tanta belleza eran las inmortales.
-No te preocupes querida, los accidentes pasan y te tomare la palabra con respecto a lo de tu herbolario y la oportunidad de quitarme esto de la ropa-Todo esto sin apartar la mirada y con una sonrisa dibujándose en sus labios.
Cuando señalo el camino no le quedo mas opción que seguirla, de lo que no tenia duda era de 3 cosas, la primera que el accidente no parecía haber sido tan accidente ya que con los sentidos que desarrollan los vampiros se podría dar cuenta de que alguien se dirigía en su dirección, la segunda era que le resultaba un tanto familiar, como si la hubiera visto en alguna parte alimentándose quizá o en alguna foto, por ultimo que aquel encuentro llegaría a ser algo grandioso si los dos se llegaban a entender del todo.
Pero justo antes de llegar al herbolario, Jaehaerys noto algo que no le agrado para nada, por lo que se puso a la defensiva y justo frente a la hermosa Vampiresa. De las sombras apareció el típico bribón con intenciones de usar la noche como una oportunidad para ganarse la vida de manera deshonesta y sucia, en sus manos tenia una afilada navaja, sus rostro estaba cubierto por una pañoleta negra y en su pecho se podía ver una cruz, lo cual le indico en primera instancia que lo que hacia aquel hombre no era por robar o por dinero....sospechaba algo, y así fue como se acerco a el, con lagrimas en los ojos y fue entonces que lo comprendió todo...era uno de los maridos despechados y ahora viudos.
-Te sugiero amablemente que te vayas, no encontraras venganza aquí, solo muerte-
Jaehaerys se acerco a el de manera rápida, le quito el arma blanca y lo puso contra la pared tomándolo del cuello, para luego susurrarle algo al oído y mirarlo directo a los ojos, luego de eso el hombre se fue tranquilamente. Jaehaerys se volteo y miro a quien era su acompañante disculpándose por lo sucedido y sonriendo mientras le pedía de favor que siguiera guiándolo hasta su herbolario donde se cambiaría.
Jaehaerys Drage- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 20/06/2016
Re: Encuentros inesperados (Erlend Cannif,Jaehaerys Drage)
El vampiro no pareció tomarse mal mi torpeza, pues accedió a acompañarme al local con el fin de lavarse el aceite de la ropa. Quizás cuando se diese cuenta de que no iba a ser tan fácil, su humor cambiase.
Sus ojos no se apartaron ni un momento de los míos, mientras sonreía y me acompañaba hacia la puerta de éste. Sabía que me había reconocido como uno de los suyos, más su mirada escondía algún pensamiento oculto que no conseguía atisbar, aunque destruirme no era, eso seguro.
Andamos en silencio los pocos metros que nos separaban de la puerta del local; más
cuando estábamos a punto de acceder al interior del herbolario, un hombre enmascarado y con un objeto punzante en la mano nos sorprendió. ¿Un atraco? Pues empezaba bien mi negocio, si a los dos días de tenerlo ya me estaban atracando.
Me quedé mirando como aquel pobre hombre se acercaba a nosotros, y ante un rápido movimiento del inmortal, quedó desarmado y empotrado contra la pared. No supe que le susurró al oído a aquel pobre diablo..pero ocurrió algo que no esperaba conociendo nuestra naturaleza; aquel hombre salió caminando tranquilamente como si nada hubiese pasado.
Miré al vampiro confusa; lo normal hubiese sido hincarle los colmillos o arrancarle el corazón; pero aquel ser extraño lo había convencido para que se marchase sin más.
Se disculpó por lo sucedido, aunque no entendía porque disculparse si su actuación había sido digna de un ser con alma, y me instó a continuar con nuestro destino.
Coloqué la mano en el pomo para abrir, más me di cuenta que no me había presentado todavía.
-Mi nombre es Moira.- dije con una dulce sonrisa mientras me giraba y le ofrecía mi mano para presentarme.
Quizás había encontrado a alguien como yo; a alguien que no mataba por diversión y tenía otras formas de alimentarse.
Abrí finalmente la puerta y accedimos al interior. La estancia estaba levemente iluminada, y una barra de incienso olor canela humeaba sobre el mostrador.
-Bienvenido a mi refugio. Espera y traeré unos paños y agua limpia.- dije mientras miraba de nuevo esos ojos hipnóticos, y daba unos pasos hacia la trastienda.
Sus ojos no se apartaron ni un momento de los míos, mientras sonreía y me acompañaba hacia la puerta de éste. Sabía que me había reconocido como uno de los suyos, más su mirada escondía algún pensamiento oculto que no conseguía atisbar, aunque destruirme no era, eso seguro.
Andamos en silencio los pocos metros que nos separaban de la puerta del local; más
cuando estábamos a punto de acceder al interior del herbolario, un hombre enmascarado y con un objeto punzante en la mano nos sorprendió. ¿Un atraco? Pues empezaba bien mi negocio, si a los dos días de tenerlo ya me estaban atracando.
Me quedé mirando como aquel pobre hombre se acercaba a nosotros, y ante un rápido movimiento del inmortal, quedó desarmado y empotrado contra la pared. No supe que le susurró al oído a aquel pobre diablo..pero ocurrió algo que no esperaba conociendo nuestra naturaleza; aquel hombre salió caminando tranquilamente como si nada hubiese pasado.
Miré al vampiro confusa; lo normal hubiese sido hincarle los colmillos o arrancarle el corazón; pero aquel ser extraño lo había convencido para que se marchase sin más.
Se disculpó por lo sucedido, aunque no entendía porque disculparse si su actuación había sido digna de un ser con alma, y me instó a continuar con nuestro destino.
Coloqué la mano en el pomo para abrir, más me di cuenta que no me había presentado todavía.
-Mi nombre es Moira.- dije con una dulce sonrisa mientras me giraba y le ofrecía mi mano para presentarme.
Quizás había encontrado a alguien como yo; a alguien que no mataba por diversión y tenía otras formas de alimentarse.
Abrí finalmente la puerta y accedimos al interior. La estancia estaba levemente iluminada, y una barra de incienso olor canela humeaba sobre el mostrador.
-Bienvenido a mi refugio. Espera y traeré unos paños y agua limpia.- dije mientras miraba de nuevo esos ojos hipnóticos, y daba unos pasos hacia la trastienda.
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
- Mensajes : 244
Fecha de inscripción : 17/05/2016
Localización : Paris
Re: Encuentros inesperados (Erlend Cannif,Jaehaerys Drage)
Tras la mala experiencia vivida por culpa del hombre vengativo y celoso, Jaehaerys siguió su camino junto a la bella mujer, hasta llegar al que parecía ser su herbolario, era un lugar bonito y parecía ser algo reciente por lo que pudo admirar todo su esplendor mientras mas cerca se encontraba. Para cuando llegaron a la puerta, la bella chica justo antes de abrir se presento y pudo saber que el nombre que ostentaba era Moira, por su parte nuestro joven vampiro tomo su mano y la beso para luego mostrar su colmilluda sonrisa y responderle con propiedad.
-Lord Jaehaerys Drage, un placer conocer a tan bella dama Lady Moira-Su presentación podía parecer un poco pomposa y aburrida para todos pero el no dejaba de decirla de esa manera porque consideraba que era un tema importante conocerse bien entre los inmortales que habitaban en París.
Cuando entramos en el establecimiento, pude notar un delicioso olor a Canela, ademas de todo esto, estaba lo suficientemente iluminada como para poder admirar lo hermoso que era por dentro todo, madera de nogal, algo que resaltaba aquellos espacios, ademas de todo lo que podías encontrar en cuanto a hierbas y olor dentro del mismo.
Moira le pidió que esperara en lo que ella se encargaba de buscar lo necesario y útil para que Jaehaerys se pudiera quitar ese olor a rosas de la ropa, y el problema no era el olor, ya que el mismo era de su agrado, si no la sensación pegajosa que producía el que fuera un aceite. Los minutos pasaron y el vampiro decidió quitarse la gabardina y solo dejarse la camisa, todo esto con el fin de aligerar esa sensación en su cuerpo, pero mientras tanto estaba también preguntándose porque tardaba tanto la bella mujer, por lo que decidió desobedecer la orden dictada por ella y se encamino en su búsqueda, sin nada mas que la camisa y una extraña sensación en la mente de cual seria su reacción al verle.
Justo cuando lo gro verla, estaba de espaldas y su vestido de espalda descubierta mostraba aquella piel hermosa de la que disponia, Jaehaerys esperaba poder controlarse, mas sus ganas de acariciar aquella piel le traicionaron, aventurándose...dando un paso al frente y desabotonando su camisa para poder estar justo detrás de ella, de una manera silenciosa, para luego posar la yema de sus dedos sobre aquella fría y firme piel, acariciandola con delicadeza.
-Lamento si te asuste....Moira...es solo que me pareces de lo mas bella y tu piel tan firme y de ese color tan atractivo....-Dio un paso atrás e hizo un ademan de disculpa -Creo que me excedí, perdona si te hice sentir incomoda-
Una vez mas estaba en aquella situación incomoda, frente a una bella mujer inmortal, y con miedo a que sucediera lo mismo que la ultima vez hace 1100 años, siendo herido de gravedad, no solo física si no sentimentalmente y es que después de algo como eso, el se cerro complemente sin la intención de demostrar mas afecto...la pregunta que rondaba en su cabeza era ¿Que tienes...que haces que me altere?....mas no existía respuesta alguna, después de todo ella tenia el aspecto de aquella humana que había visto ya muchos años atrás durante sus viajes, y es que dicen que en el mundo existen 2 o 3 personas iguales a ti.
Por lo que sin miedo a lo que pudiera suceder se acerco finalmente a ella, sin miedo, acercándola a el y acariciando su rostro mientras la miraba a los ojos y sonreía, sin aquella camisa podía verse su piel pálida y tersa, ademas de que al ser mas alto podía disfrutar de una hermosa vista desde arriba de aquella belleza inmortal.
-Lord Jaehaerys Drage, un placer conocer a tan bella dama Lady Moira-Su presentación podía parecer un poco pomposa y aburrida para todos pero el no dejaba de decirla de esa manera porque consideraba que era un tema importante conocerse bien entre los inmortales que habitaban en París.
Cuando entramos en el establecimiento, pude notar un delicioso olor a Canela, ademas de todo esto, estaba lo suficientemente iluminada como para poder admirar lo hermoso que era por dentro todo, madera de nogal, algo que resaltaba aquellos espacios, ademas de todo lo que podías encontrar en cuanto a hierbas y olor dentro del mismo.
Moira le pidió que esperara en lo que ella se encargaba de buscar lo necesario y útil para que Jaehaerys se pudiera quitar ese olor a rosas de la ropa, y el problema no era el olor, ya que el mismo era de su agrado, si no la sensación pegajosa que producía el que fuera un aceite. Los minutos pasaron y el vampiro decidió quitarse la gabardina y solo dejarse la camisa, todo esto con el fin de aligerar esa sensación en su cuerpo, pero mientras tanto estaba también preguntándose porque tardaba tanto la bella mujer, por lo que decidió desobedecer la orden dictada por ella y se encamino en su búsqueda, sin nada mas que la camisa y una extraña sensación en la mente de cual seria su reacción al verle.
Justo cuando lo gro verla, estaba de espaldas y su vestido de espalda descubierta mostraba aquella piel hermosa de la que disponia, Jaehaerys esperaba poder controlarse, mas sus ganas de acariciar aquella piel le traicionaron, aventurándose...dando un paso al frente y desabotonando su camisa para poder estar justo detrás de ella, de una manera silenciosa, para luego posar la yema de sus dedos sobre aquella fría y firme piel, acariciandola con delicadeza.
-Lamento si te asuste....Moira...es solo que me pareces de lo mas bella y tu piel tan firme y de ese color tan atractivo....-Dio un paso atrás e hizo un ademan de disculpa -Creo que me excedí, perdona si te hice sentir incomoda-
Una vez mas estaba en aquella situación incomoda, frente a una bella mujer inmortal, y con miedo a que sucediera lo mismo que la ultima vez hace 1100 años, siendo herido de gravedad, no solo física si no sentimentalmente y es que después de algo como eso, el se cerro complemente sin la intención de demostrar mas afecto...la pregunta que rondaba en su cabeza era ¿Que tienes...que haces que me altere?....mas no existía respuesta alguna, después de todo ella tenia el aspecto de aquella humana que había visto ya muchos años atrás durante sus viajes, y es que dicen que en el mundo existen 2 o 3 personas iguales a ti.
Por lo que sin miedo a lo que pudiera suceder se acerco finalmente a ella, sin miedo, acercándola a el y acariciando su rostro mientras la miraba a los ojos y sonreía, sin aquella camisa podía verse su piel pálida y tersa, ademas de que al ser mas alto podía disfrutar de una hermosa vista desde arriba de aquella belleza inmortal.
Jaehaerys Drage- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 20/06/2016
Re: Encuentros inesperados (Erlend Cannif,Jaehaerys Drage)
Me retiré hacia la trastienda, visible desde el exterior, mientras preparaba un poco de agua caliente con esencia de limón para tratar de enmendar mi patosa actuación. Pensé que los cítricos junto con el agua templada y un paño conseguirían quitar las manchas de aceite.
Me sorprendí no ver a Cèline; quizás me había retrasado más de la cuenta y mi ayudante había terminado su turno de trabajo. Casi mejor, pensé; sin duda habría sido difícil que no se diese cuenta lo sobrenatural de mi invitado.
Dejé al inmortal esperando en mitad del herbolario, mirando con detenimiento toda la decoración de mi modesto negocio. Recordé entonces su introducción, que me había hecho sonreír cuando el vampiro se presentó para después coger mi mano y besarla. Se me antojó curiosa su presentación y sonreí de nuevo.
Quizás no había tan malo quedarme al final en París, y conocer a seres tan parecidos y al mismo tiempo tan distintos a mí.
Estaba ensimismada en mis pensamientos, esperando que aquel fogón diese sus frutos y calentase el pequeño cazo con líquido transparente que no fui consciente de los movimientos del vampiro. Ya tenia casi todo listo; había echado unas gotas de cítricos en un cuenco de metal y estaba terminando se agregar el agua, cuando sentí a Lord Jae (era todo cuanto recordaba de su nombre) a mis espaldas.La proximidad de su cuerpo era patente, y me asusté. ¿Cómo no asustarme cuando en aquel momento me encontraba vulnerable ante un ataque? No pude controlar un pequeño respingo de todo mi ser cuando su contacto se hizo real, acarició sin disimulo la piel desnuda de mi espalda con delicadeza; querría alimentarse de mí,pensé. Pero el vampiro cambio su actitud y dando un paso atrás se disculpó por su atrevimiento y por haberme incomodado. Suspiré con alivio, y me di la vuelta con el cuenco de agua en las manos.
El inmortal se había quitado la gabardina, y solo lucía una camisa abierta donde se podía admirar la desnudez de su torso. Respiré con calma; el vampiro solo se había quitado su ropa manchada, no quería otra cosa..¿o si?
Sus ojos me miraban fijamente, sin perderse un ápice de mi rostro. Era como si quisiese recordar algún detalle de mí.
- No pasa nada, mi señor. Solo me he sobresaltado un poco al no oirlo llegar.- contesté con la voz todavía temblorosa; no quería darle más importancia al asunto, aunque el roce de su mano sobre mi espalda me había hecho sentir vulnerable.
Di unos pasos hacia el exterior de la trastienda, quedándonos a medio metro de ésta. De esta forma la puerta se me antojaba más cerca en caso de tener que salir corriendo.
- Ya tengo el agua para limpiar su ropaje, si me lo permite.- dije ahora más tranquila, y tratando de olvidar el tema ocurrido. Sabía que en nuestra especie los impulsos era complicados de pararlos, y solo había sido un momento de debilidad lo que había hecho que el vampiro se acercase a mí.
Más lo que no me esperaba era lo que sucedió después. El vampiro se acercó a mí, y asiéndome por la cintura, acercó nuestros cuerpos mientras me acariciaba la mejilla con su mano.
Mi entrada en shock fue tal, que el cuenco que llevaba entre mis manos se me cayó al suelo.
- Disculpe, mi señor. - susurré mientras trataba de separar un poco su cuerpo del mío mientras le mantenía la mirada.- Voy a coger un paño para secar el suelo.
Tras lo cual, di unos pasos de espaldas y volví a la trastienda, donde cogí un paño, esperando que el inmortal no me siguiese y poder tener un poco de tiempo para pensar que hacer.
Me sorprendí no ver a Cèline; quizás me había retrasado más de la cuenta y mi ayudante había terminado su turno de trabajo. Casi mejor, pensé; sin duda habría sido difícil que no se diese cuenta lo sobrenatural de mi invitado.
Dejé al inmortal esperando en mitad del herbolario, mirando con detenimiento toda la decoración de mi modesto negocio. Recordé entonces su introducción, que me había hecho sonreír cuando el vampiro se presentó para después coger mi mano y besarla. Se me antojó curiosa su presentación y sonreí de nuevo.
Quizás no había tan malo quedarme al final en París, y conocer a seres tan parecidos y al mismo tiempo tan distintos a mí.
Estaba ensimismada en mis pensamientos, esperando que aquel fogón diese sus frutos y calentase el pequeño cazo con líquido transparente que no fui consciente de los movimientos del vampiro. Ya tenia casi todo listo; había echado unas gotas de cítricos en un cuenco de metal y estaba terminando se agregar el agua, cuando sentí a Lord Jae (era todo cuanto recordaba de su nombre) a mis espaldas.La proximidad de su cuerpo era patente, y me asusté. ¿Cómo no asustarme cuando en aquel momento me encontraba vulnerable ante un ataque? No pude controlar un pequeño respingo de todo mi ser cuando su contacto se hizo real, acarició sin disimulo la piel desnuda de mi espalda con delicadeza; querría alimentarse de mí,pensé. Pero el vampiro cambio su actitud y dando un paso atrás se disculpó por su atrevimiento y por haberme incomodado. Suspiré con alivio, y me di la vuelta con el cuenco de agua en las manos.
El inmortal se había quitado la gabardina, y solo lucía una camisa abierta donde se podía admirar la desnudez de su torso. Respiré con calma; el vampiro solo se había quitado su ropa manchada, no quería otra cosa..¿o si?
Sus ojos me miraban fijamente, sin perderse un ápice de mi rostro. Era como si quisiese recordar algún detalle de mí.
- No pasa nada, mi señor. Solo me he sobresaltado un poco al no oirlo llegar.- contesté con la voz todavía temblorosa; no quería darle más importancia al asunto, aunque el roce de su mano sobre mi espalda me había hecho sentir vulnerable.
Di unos pasos hacia el exterior de la trastienda, quedándonos a medio metro de ésta. De esta forma la puerta se me antojaba más cerca en caso de tener que salir corriendo.
- Ya tengo el agua para limpiar su ropaje, si me lo permite.- dije ahora más tranquila, y tratando de olvidar el tema ocurrido. Sabía que en nuestra especie los impulsos era complicados de pararlos, y solo había sido un momento de debilidad lo que había hecho que el vampiro se acercase a mí.
Más lo que no me esperaba era lo que sucedió después. El vampiro se acercó a mí, y asiéndome por la cintura, acercó nuestros cuerpos mientras me acariciaba la mejilla con su mano.
Mi entrada en shock fue tal, que el cuenco que llevaba entre mis manos se me cayó al suelo.
- Disculpe, mi señor. - susurré mientras trataba de separar un poco su cuerpo del mío mientras le mantenía la mirada.- Voy a coger un paño para secar el suelo.
Tras lo cual, di unos pasos de espaldas y volví a la trastienda, donde cogí un paño, esperando que el inmortal no me siguiese y poder tener un poco de tiempo para pensar que hacer.
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
- Mensajes : 244
Fecha de inscripción : 17/05/2016
Localización : Paris
Re: Encuentros inesperados (Erlend Cannif,Jaehaerys Drage)
Moira finalmente me hizo caso y dejo de trabajar en ese maldito burdel donde a decir verdad odiaba que cada noche fuera y había montado un pequeño herbolario a las afueras de la ciudad al que le presagiaba un buen porvenir.
Esa caza ardillas tenia maña con las plantas, hacia buenos ungüentos para currar heridas y sobre todo traería aquellas plantas que muchos de nosotros usábamos en nuestro día a día.
Paris necesitaba un lugar como ese y yo en parte mantener ocupada a Moira, que tras la conversación mantenida en nuestra cabaña no era la misma.
No negare que quizás era yo el que mas había cambiado de los dos, pero en mi defensa diré que se me antojaba muy difícil ser solo su amigo e intuía que para que ella lograra pasar pagina tenerme día si día también con los ojos oscurecidos frente a sus labios no era ni remotamente la mejor idea.
Ademas llevaba unos días que se le notaba mas alegre al llegar a la cabaña, posiblemente por kyros el amigo que conocí en el bosque y que me parecía un gran tipo.
Un hombre infinitamente mejor que yo para ella, así que como la quería me hice a un lado, a un lado para que al menos ella fuera feliz.
Algo que sin duda empezaba a dar sus frutos pues la distancia entre ambos cada vez se hacia mas patente y eso hacia que ella, ahora se relacionara con mucha mas gente, sobre todo hombres que la cortejaban, pues para que mentir era preciosa.
Ademas yo estaba prometido con el amor de mi vida, Katherine que ahora con el mismo rostro y otra vida tenia como nombre Ariyne. Era cierto que últimamente mis demonios tronaban con demasiada fuerza y frecuencia, presagiando seguramente mi propia autodestrucción. No estaba bien, nada en mi estaba bien en esos días, mas hice lo de siempre, guardar silencio tras los mil escudos que solo yo era capaz de mostrar y sonreír con indiferencia aunque por dentro aquel sarcasmo melancólico no me servia de nada. Al menos por fuera era capaz de dar el pego y simular que me sentía plácidamente feliz.
En el fondo así debería ser, pues juro frente a Odin que amaba a esa loba por encima de todas las cosas pero...
Deje mi montura unas cuadras mas allá pastando sobre la hierba fresca de una zona boscosa que lindaba con la ciudad y camine con paso firme repasando mentalmente aquellas cosas que necesitaba.
Beleño negro para mezclar con la cerveza, sin duda muy usado por los mios antes de entrar en batalla, una planta alucinógena que te da gran ligereza, casi como si pudieras volar.
O la belladona, que causa furia y violencia, no raramente acompañadas de carcajadas delirantes; los alcaloides de esta planta son altamente tóxicos y pueden ocasionar el coma o la muerte, mas yo ya estaba muerto y para que mentir la había usado infinidad de veces como humano para asaltar la misma París que ahora se encontraba bajo mis pies.
Enfrascado en mis pensamientos abrí la puerta del local adentrándome en el con una sonrisa de medio lado dispuesto a interpretar mi papel de amigo borde.
Esa caza ardillas tenia maña con las plantas, hacia buenos ungüentos para currar heridas y sobre todo traería aquellas plantas que muchos de nosotros usábamos en nuestro día a día.
Paris necesitaba un lugar como ese y yo en parte mantener ocupada a Moira, que tras la conversación mantenida en nuestra cabaña no era la misma.
No negare que quizás era yo el que mas había cambiado de los dos, pero en mi defensa diré que se me antojaba muy difícil ser solo su amigo e intuía que para que ella lograra pasar pagina tenerme día si día también con los ojos oscurecidos frente a sus labios no era ni remotamente la mejor idea.
Ademas llevaba unos días que se le notaba mas alegre al llegar a la cabaña, posiblemente por kyros el amigo que conocí en el bosque y que me parecía un gran tipo.
Un hombre infinitamente mejor que yo para ella, así que como la quería me hice a un lado, a un lado para que al menos ella fuera feliz.
Algo que sin duda empezaba a dar sus frutos pues la distancia entre ambos cada vez se hacia mas patente y eso hacia que ella, ahora se relacionara con mucha mas gente, sobre todo hombres que la cortejaban, pues para que mentir era preciosa.
Ademas yo estaba prometido con el amor de mi vida, Katherine que ahora con el mismo rostro y otra vida tenia como nombre Ariyne. Era cierto que últimamente mis demonios tronaban con demasiada fuerza y frecuencia, presagiando seguramente mi propia autodestrucción. No estaba bien, nada en mi estaba bien en esos días, mas hice lo de siempre, guardar silencio tras los mil escudos que solo yo era capaz de mostrar y sonreír con indiferencia aunque por dentro aquel sarcasmo melancólico no me servia de nada. Al menos por fuera era capaz de dar el pego y simular que me sentía plácidamente feliz.
En el fondo así debería ser, pues juro frente a Odin que amaba a esa loba por encima de todas las cosas pero...
Deje mi montura unas cuadras mas allá pastando sobre la hierba fresca de una zona boscosa que lindaba con la ciudad y camine con paso firme repasando mentalmente aquellas cosas que necesitaba.
Beleño negro para mezclar con la cerveza, sin duda muy usado por los mios antes de entrar en batalla, una planta alucinógena que te da gran ligereza, casi como si pudieras volar.
O la belladona, que causa furia y violencia, no raramente acompañadas de carcajadas delirantes; los alcaloides de esta planta son altamente tóxicos y pueden ocasionar el coma o la muerte, mas yo ya estaba muerto y para que mentir la había usado infinidad de veces como humano para asaltar la misma París que ahora se encontraba bajo mis pies.
Enfrascado en mis pensamientos abrí la puerta del local adentrándome en el con una sonrisa de medio lado dispuesto a interpretar mi papel de amigo borde.
Erlend Cannif**- Vampiro Clase Baja
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Re: Encuentros inesperados (Erlend Cannif,Jaehaerys Drage)
Al notar que ella había tirado sus utensilios con los que tenian planeado que se quitara el aceite, ademas de apartarse de los brazos de Jaehaerys como si se sintiera muy incomoda, el vampiro solo pudo quedarse parado en la espera de que ella lograra terminar con sus cosas, ya que ahora habían agregado el agua derramada en el suelo la cual tenia que se limpiada.
Jaehaerys tomo sus cosas y se dispuso a marcharse para no incordiar mas a la joven inmortal, puesto que eso era lo que menos deseaba, se coloco la gabardina, abotono su camisa y acomodo su pantalón para estar listo y presentable, aun cuando de su cabeza no podía sacar el rostro que tenia, la belleza de sus cabellos y aquellos ojos que le incitaban a cometer los mas pasionales actos románticos que el siempre había suprimido. Y la explicación mas lógica era el parentesco que presentaba esta misma inmortal con Daenerys la chica humana que en un pasado había sido su perdición junto con la de un pueblo entero al ser dotada de la juventud eterna y sus ansias de sangre y excesiva fuerza fueran las que en aquella época donde todo era paz y tranquilidad entre vampiros y hombres.....se rompiera.
El terror sembrado por aquella bella damisela, era infundado mas que nada por su deseo intenso de apagar ese ardor en su garganta, pero esto no le quitaba la astucia de la que habia sido dotada cuando nacio siendo humana, ya que durante noches entera lograba seducir a hombres para dejarlos secos, mientras Jaehaerys la buscaba con la unica finalidad de matarla.
Jaehaerys al poco de recordar todo esto pudo salir de sus pensamientos y mente atormentada para por fin dirigirse a la salida, pero vaya sorpresa se dio cuando miro en la entrada con una sonrisa fingida y unos ojos negros a otro vampiro, el cual en principio pensó era la pareja de la jovenmente hermosa Moira, pero luego noto que parecía mas un caballero antiguo que un hombre dedicado a la herbolaria, por lo que le hizo un amago de saludo y se esfumo saliendo de aquel lugar con un rico aroma a canela y en su ropa impregnando el aceite de rosas.
Cuando estaba por doblar la esquina decidió regresar al lugar solo con la finalidad de pedir disculpas, mas se quedo justo frente a la puerta sin atreverse entrar, para posteriormente sentarse en un tejado cercano el cual escalo con facilidad, y estando ahí....se dedico a admirar la luna, pero por momentos mirando al Herbolario por si la mujer salia a buscarle, claro que sus esperanzas no eran muchas ya que podría ser que esta bella dama le odiara mas que nada, que otro sentimiento podría tener luego de ser abordada de tal manera por aquel joven caballero de ojos azabaches.
Jaehaerys tomo sus cosas y se dispuso a marcharse para no incordiar mas a la joven inmortal, puesto que eso era lo que menos deseaba, se coloco la gabardina, abotono su camisa y acomodo su pantalón para estar listo y presentable, aun cuando de su cabeza no podía sacar el rostro que tenia, la belleza de sus cabellos y aquellos ojos que le incitaban a cometer los mas pasionales actos románticos que el siempre había suprimido. Y la explicación mas lógica era el parentesco que presentaba esta misma inmortal con Daenerys la chica humana que en un pasado había sido su perdición junto con la de un pueblo entero al ser dotada de la juventud eterna y sus ansias de sangre y excesiva fuerza fueran las que en aquella época donde todo era paz y tranquilidad entre vampiros y hombres.....se rompiera.
El terror sembrado por aquella bella damisela, era infundado mas que nada por su deseo intenso de apagar ese ardor en su garganta, pero esto no le quitaba la astucia de la que habia sido dotada cuando nacio siendo humana, ya que durante noches entera lograba seducir a hombres para dejarlos secos, mientras Jaehaerys la buscaba con la unica finalidad de matarla.
Jaehaerys al poco de recordar todo esto pudo salir de sus pensamientos y mente atormentada para por fin dirigirse a la salida, pero vaya sorpresa se dio cuando miro en la entrada con una sonrisa fingida y unos ojos negros a otro vampiro, el cual en principio pensó era la pareja de la jovenmente hermosa Moira, pero luego noto que parecía mas un caballero antiguo que un hombre dedicado a la herbolaria, por lo que le hizo un amago de saludo y se esfumo saliendo de aquel lugar con un rico aroma a canela y en su ropa impregnando el aceite de rosas.
Cuando estaba por doblar la esquina decidió regresar al lugar solo con la finalidad de pedir disculpas, mas se quedo justo frente a la puerta sin atreverse entrar, para posteriormente sentarse en un tejado cercano el cual escalo con facilidad, y estando ahí....se dedico a admirar la luna, pero por momentos mirando al Herbolario por si la mujer salia a buscarle, claro que sus esperanzas no eran muchas ya que podría ser que esta bella dama le odiara mas que nada, que otro sentimiento podría tener luego de ser abordada de tal manera por aquel joven caballero de ojos azabaches.
Jaehaerys Drage- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 20/06/2016
Re: Encuentros inesperados (Erlend Cannif,Jaehaerys Drage)
Unos momentos después de entrar a la trastienda buscando algo que me sirviese para recoger el desastre que acababa de formar en medio del local, escuché la campanita de la entrada que me podía indicar dos cosas...o que el vampiro se había marchado sin más, o que algún otro cliente había entrado, y recordando la escena que acababa de dejar atrás se me antojó un desastre inexplicable.
Salí con rapidez de la garita para tratar de solucionar el problema que se me pudiese presentar, más cuan fue mi alegría al ver a Erlend entrar al herbolario. ¿Dónde estaba el otro inmortal? Repasé con la mirada la estancia, pero allí no había nadie más.
Sin poder reprimir el miedo que había pasado pensando que estaba a la merced de aquel vampiro desconocido, corrí la distancia que nos separaba y me lancé a sus brazos en un abrazo reconfortante. Ahora me sentía protegida; a su lado me sentía completa.
Quizás mi subconsciente me había traicionado, y aquel inmortal que se había marchado no era tan peligroso como pensé en un principio. Debería haberme acostumbrado ya a esa galantería de los hombres de nuestra especie, que piensan que cualquier dama puede complacerles. Pero se había marchado sin más, quizás avergonzado por su comportamiento, y por haberme intimidado; me sentí un poco culpable por haber exagerado tanto.
Continué abrazando a Erlend, hasta que me dí cuenta de que aquello podría ser incómodo para él, y me separé un poco, quedándonos a escasos centímetros el uno del otro. Días antes me había dicho de mantener las distancias, de darse a un lado para dejarme conocer a otras personas, y supongo que también sería porque con su enlace tan próximo, a su prometida no le gustaría la relación tan íntima que manteníamos, eso sí, solo como amigos.
- Perdona.- susurré mientras le sonreía ahora más tranquila.- Me alegro de que hayas venido a hacerme una visita. Pasa.
Me hice a un lado para que mi amigo pudiese entrar hasta el interior del herbolario, hasta que llegamos al mojado suelo y ambos nos detuvimos.
- Estoy muy torpe últimamente.- apunté mientras salía de nuevo a la trastienda donde había dejado el paño preparado, y volví al lugar donde se encontraba Erend mientras le sonreía nerviosa. Como se enterase de lo que había sucedido se enfadaría seguro.- Deja que lo recoja y te atiendo en seguida.
Esperaba que no le diese importancia, al fin y al cabo había sido una tontería; pero si me preguntaba no le iba a mentir. Jamás le había ocultado nada, salvo mis sentimientos en algunas ocasiones, y no pensaba mentirle sobre ninguna otra cosa. No a él. Había sido traicionado demasiadas veces como para que su amiga, que era yo, también lo hiciese.
Salí con rapidez de la garita para tratar de solucionar el problema que se me pudiese presentar, más cuan fue mi alegría al ver a Erlend entrar al herbolario. ¿Dónde estaba el otro inmortal? Repasé con la mirada la estancia, pero allí no había nadie más.
Sin poder reprimir el miedo que había pasado pensando que estaba a la merced de aquel vampiro desconocido, corrí la distancia que nos separaba y me lancé a sus brazos en un abrazo reconfortante. Ahora me sentía protegida; a su lado me sentía completa.
Quizás mi subconsciente me había traicionado, y aquel inmortal que se había marchado no era tan peligroso como pensé en un principio. Debería haberme acostumbrado ya a esa galantería de los hombres de nuestra especie, que piensan que cualquier dama puede complacerles. Pero se había marchado sin más, quizás avergonzado por su comportamiento, y por haberme intimidado; me sentí un poco culpable por haber exagerado tanto.
Continué abrazando a Erlend, hasta que me dí cuenta de que aquello podría ser incómodo para él, y me separé un poco, quedándonos a escasos centímetros el uno del otro. Días antes me había dicho de mantener las distancias, de darse a un lado para dejarme conocer a otras personas, y supongo que también sería porque con su enlace tan próximo, a su prometida no le gustaría la relación tan íntima que manteníamos, eso sí, solo como amigos.
- Perdona.- susurré mientras le sonreía ahora más tranquila.- Me alegro de que hayas venido a hacerme una visita. Pasa.
Me hice a un lado para que mi amigo pudiese entrar hasta el interior del herbolario, hasta que llegamos al mojado suelo y ambos nos detuvimos.
- Estoy muy torpe últimamente.- apunté mientras salía de nuevo a la trastienda donde había dejado el paño preparado, y volví al lugar donde se encontraba Erend mientras le sonreía nerviosa. Como se enterase de lo que había sucedido se enfadaría seguro.- Deja que lo recoja y te atiendo en seguida.
Esperaba que no le diese importancia, al fin y al cabo había sido una tontería; pero si me preguntaba no le iba a mentir. Jamás le había ocultado nada, salvo mis sentimientos en algunas ocasiones, y no pensaba mentirle sobre ninguna otra cosa. No a él. Había sido traicionado demasiadas veces como para que su amiga, que era yo, también lo hiciese.
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
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Localización : Paris
Re: Encuentros inesperados (Erlend Cannif,Jaehaerys Drage)
Enfrascado en mis propias ideas pose la mano en el pomo de esa puerta bastante antigua y ligeramente acristalada que cedió con suma facilidad, mas mi sorpresa fue cuando casi a la carrera s me cruce con otro de mi especie que salia de allí dentro tan atarantado como yo mismo entraba.
¿Acaso había abierto ya el comercio?
Ligeramente inquieto por el inoportuno encuentro me adentre en la tienda ladeando ligeramente la cabeza, mas llegándome el olor que Moira desprendía.
Oí sus pasos atarantados, rápidos y como nerviosa se lanzaba a mis brazos, algo pasaba, y mi ceño se frunció ligeramente mientras acariciaba su pelo en un leve intento de calmarla.
-Si que me has echado de menos -susurré bromeando en su oído -tendré que visitarte mas a menudo, en casa no me recibes así.
Cuando se separo de mi sus ojos hablaban por si solos, algo la asustaba, quizás mi reacción pues su piel olía a ese hombre con el que me había cruzado y aunque reconozco que me molesto, yo no era nadie para juzgar que hacia la dama en la trastienda de su propia tienda.
Fue entonces cuando alcanzamos un charco en el suelo, su nerviosismo aumento y con el suyo el mio.
¿acaso la habían tocado sin consentimiento? La idea sobrevoló mi cabeza haciendo que todo mi ser se tensara mientras la caza ardillas tomaba el trapo para limpiar el charco.
Me acuclille a su lado en busca de su mirada perdida y de esas ganas de ocultarme algo que sabia que me molestaría.
-Moira, me he cruzado con un inmortal fuera ¿ha pasado algo que deba de saber?
Esperaba que esa pregunta resultara lo suficientemente ambigua para en el caso de relaciones consentidas no tuviera que contestarme y de lo contrario, aun me daría tiempo de buscarlo y aniquilarlo con mis propias manos.
Busqué sus ojos con los míos, oscurecidos, algo que no pude evitar pues su silencio empezaba a acrecentar todos y cada uno de mis demonios.
-Contesta!! -la increpe finalmente sin despegar mi mirada de la suya mientras mi mandíbula se tensaba y con ella el resto de mi cuerpo. -si te ha tocado juro frente a Odin que ni el ni su estirpe tendrán descanso.
¿Acaso había abierto ya el comercio?
Ligeramente inquieto por el inoportuno encuentro me adentre en la tienda ladeando ligeramente la cabeza, mas llegándome el olor que Moira desprendía.
Oí sus pasos atarantados, rápidos y como nerviosa se lanzaba a mis brazos, algo pasaba, y mi ceño se frunció ligeramente mientras acariciaba su pelo en un leve intento de calmarla.
-Si que me has echado de menos -susurré bromeando en su oído -tendré que visitarte mas a menudo, en casa no me recibes así.
Cuando se separo de mi sus ojos hablaban por si solos, algo la asustaba, quizás mi reacción pues su piel olía a ese hombre con el que me había cruzado y aunque reconozco que me molesto, yo no era nadie para juzgar que hacia la dama en la trastienda de su propia tienda.
Fue entonces cuando alcanzamos un charco en el suelo, su nerviosismo aumento y con el suyo el mio.
¿acaso la habían tocado sin consentimiento? La idea sobrevoló mi cabeza haciendo que todo mi ser se tensara mientras la caza ardillas tomaba el trapo para limpiar el charco.
Me acuclille a su lado en busca de su mirada perdida y de esas ganas de ocultarme algo que sabia que me molestaría.
-Moira, me he cruzado con un inmortal fuera ¿ha pasado algo que deba de saber?
Esperaba que esa pregunta resultara lo suficientemente ambigua para en el caso de relaciones consentidas no tuviera que contestarme y de lo contrario, aun me daría tiempo de buscarlo y aniquilarlo con mis propias manos.
Busqué sus ojos con los míos, oscurecidos, algo que no pude evitar pues su silencio empezaba a acrecentar todos y cada uno de mis demonios.
-Contesta!! -la increpe finalmente sin despegar mi mirada de la suya mientras mi mandíbula se tensaba y con ella el resto de mi cuerpo. -si te ha tocado juro frente a Odin que ni el ni su estirpe tendrán descanso.
Erlend Cannif**- Vampiro Clase Baja
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Re: Encuentros inesperados (Erlend Cannif,Jaehaerys Drage)
Jaehaerys miraba la luna como si no supiera que más podía hacer en aquella noche estrellada y con tanto belleza que era digna de la más grande admiración, puesto que en esas noches de paz y tranquilidad en las que subía a los tejados para perderse completamente en la negrura del firmamento eterno e inexplorado más allá de su superficialidad, se ponía a razonar sobre su existencia y a reflexionar sobre la misma.
El Vampiro es un ser condenado a vivir eternamente, una vana esperanza de permanencia, de inmutabilidad del mundo que lo rodea, le va atrapando, pero poco a poco va descubriendo que no es así, el mundo que conoce evoluciona mucho más rápidamente de lo que él puede hacerlo, añadiendo además, la innegable tristeza y el vacío que provoca la Soledad, y muchos vampiros no son capaces de soportarlo.
¿Cuántos vampiros crees que tienen el valor suficiente para la inmortalidad?.
Para empezar, tienen las nociones más vagas acerca de la inmortalidad, porque al convertirse en inmortales, quieren que todas las formas de su vida sean fijas e incorruptibles: los carruajes hechos en el mismo estilo; vestimentas con el corte mejor; hombres ataviados y hablando del modo que siempre han comprendido y valorado, cuando en realidad, todas las cosas cambian menos el vampiro, todo salvo el vampiro está sujeto a una corrupción y a una distorsión constantes.
Muy pronto, con esa mente inflexible, y a veces incluso con la mente más flexible, esta inmortalidad se transforma en una condena penitenciaria, en un manicomio de figuras y formas que son desesperadamente ininteligibles y sin valor.
Un atardecer, el vampiro se levanta y se da cuenta de lo que ha temido quizá durante décadas: que simplemente no quiere vivir más, que cualquier estilo o moda o forma de existencia que le hiciera atractiva la inmortalidad ha desaparecido de la faz de la tierra, y no queda nada que ofrezca la libertad de la desesperación con la excepción del acto de matar.
Y el vampiro sale a morir, nadie encontrará sus restos, nadie sabrá que ha desaparecido, y muy a menudo nadie a su alrededor, en caso de que aún busque la compañía de otros vampiros, nadie sabrá que él está desesperado, habrá dejado de hablar de él o de cualquier otra cosa hace mucho tiempo…..desaparecerá.
Ese era el concepto erróneo que en ocasiones tenía en la mente, ya que luego de varios cientos de años podía notar como el mundo en su afán por encontrar cosas nuevas en vez de atenerse a mantener las viejas tradiciones se encontraba en una constante revolución tecnológica, teológica, e incluso en los rincones más oscuros de sus seres, sobre los diferentes misterios que el mundo tenia para aquellos que se atrevían una vez más a romper aquellas barreras entre lo que puede ser una leyenda y lo que es en realidad una verdad oculta.
Para cuando su mente pudo aclararse un poco mas y pasar de aquellos pensamientos tan pesimistas, pudo sentir dentro de si que sus acciones con la señorita Moira no habían sido las mas aptas, puesto que a pesar de recordarle a alguien de su pasado, no había razón alguna que pudiera justificar su comportamiento. Jaehaerys tomo una decisión que quizá podría ser fatídica para el puesto que era el máximo sacrificio realizado por un vampiro y este era terminar con su inmortalidad....esperaría hasta que el sol....ese gran y hermoso circulo que en un pasado había calentado con tan hermosos rayos todo su cuerpo se encargara de hacerle un ultimo favor....el de reunirlo con aquella mujer que una vez amo y a la que nunca podría olvidar, quitándose la gabardina y la camisa, peinando su cabello y con una sonrisa en el rostro, una sonrisa de tristeza pero también de alegría puesto que en unas horas podría encontrarse con su amada si es que existía otro plano ademas del terrenal, fue que se mantuvo sentado en aquel tejado cercano al herbolario.
El Vampiro es un ser condenado a vivir eternamente, una vana esperanza de permanencia, de inmutabilidad del mundo que lo rodea, le va atrapando, pero poco a poco va descubriendo que no es así, el mundo que conoce evoluciona mucho más rápidamente de lo que él puede hacerlo, añadiendo además, la innegable tristeza y el vacío que provoca la Soledad, y muchos vampiros no son capaces de soportarlo.
¿Cuántos vampiros crees que tienen el valor suficiente para la inmortalidad?.
Para empezar, tienen las nociones más vagas acerca de la inmortalidad, porque al convertirse en inmortales, quieren que todas las formas de su vida sean fijas e incorruptibles: los carruajes hechos en el mismo estilo; vestimentas con el corte mejor; hombres ataviados y hablando del modo que siempre han comprendido y valorado, cuando en realidad, todas las cosas cambian menos el vampiro, todo salvo el vampiro está sujeto a una corrupción y a una distorsión constantes.
Muy pronto, con esa mente inflexible, y a veces incluso con la mente más flexible, esta inmortalidad se transforma en una condena penitenciaria, en un manicomio de figuras y formas que son desesperadamente ininteligibles y sin valor.
Un atardecer, el vampiro se levanta y se da cuenta de lo que ha temido quizá durante décadas: que simplemente no quiere vivir más, que cualquier estilo o moda o forma de existencia que le hiciera atractiva la inmortalidad ha desaparecido de la faz de la tierra, y no queda nada que ofrezca la libertad de la desesperación con la excepción del acto de matar.
Y el vampiro sale a morir, nadie encontrará sus restos, nadie sabrá que ha desaparecido, y muy a menudo nadie a su alrededor, en caso de que aún busque la compañía de otros vampiros, nadie sabrá que él está desesperado, habrá dejado de hablar de él o de cualquier otra cosa hace mucho tiempo…..desaparecerá.
Ese era el concepto erróneo que en ocasiones tenía en la mente, ya que luego de varios cientos de años podía notar como el mundo en su afán por encontrar cosas nuevas en vez de atenerse a mantener las viejas tradiciones se encontraba en una constante revolución tecnológica, teológica, e incluso en los rincones más oscuros de sus seres, sobre los diferentes misterios que el mundo tenia para aquellos que se atrevían una vez más a romper aquellas barreras entre lo que puede ser una leyenda y lo que es en realidad una verdad oculta.
Para cuando su mente pudo aclararse un poco mas y pasar de aquellos pensamientos tan pesimistas, pudo sentir dentro de si que sus acciones con la señorita Moira no habían sido las mas aptas, puesto que a pesar de recordarle a alguien de su pasado, no había razón alguna que pudiera justificar su comportamiento. Jaehaerys tomo una decisión que quizá podría ser fatídica para el puesto que era el máximo sacrificio realizado por un vampiro y este era terminar con su inmortalidad....esperaría hasta que el sol....ese gran y hermoso circulo que en un pasado había calentado con tan hermosos rayos todo su cuerpo se encargara de hacerle un ultimo favor....el de reunirlo con aquella mujer que una vez amo y a la que nunca podría olvidar, quitándose la gabardina y la camisa, peinando su cabello y con una sonrisa en el rostro, una sonrisa de tristeza pero también de alegría puesto que en unas horas podría encontrarse con su amada si es que existía otro plano ademas del terrenal, fue que se mantuvo sentado en aquel tejado cercano al herbolario.
Jaehaerys Drage- Vampiro Clase Alta
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Re: Encuentros inesperados (Erlend Cannif,Jaehaerys Drage)
Lo malo de conocerse tanto es que Erlend sabía lo que me pasaba solo con mirarme a los ojos, así que no me extrañó que no tardase ni un minuto en preguntarme por lo ocurrido, y en perder la paciencia pensando lo peor mucho menos.
Terminé de recoger lo esparcido por el suelo, dejándolo sobre el mostrador mientras mis manos todavía temblaban por lo sucedido, dudando en que palabras serían las idóneas para explicarle que todo había sido una tontería mía...que quizás habría exagerado. Aunque el miedo seguí instalado dentro de mí.
Me giré hacia él, situado a mi espalda, con los ojos oscurecidos clavados en los míos. Estaba bien, se lo contaría con calma. Suspiré y cogí aire tratando de coger también así la valentía que me faltaba.
- Te lo contaré, pero no te enfades conmigo. Hace un rato iba distraída por la calle con unos aceites de rosas cuando choqué con el inmortal que te acabas de cruzar; me sentí fatal por haberle manchado la ropa y le invité a pasar al herbolario con el fin de que pudiese limpiarse la mancha de la gabardina.- Hice una pausa...lo que venía después no le iba a gustar nada.- Cuando ya estábamos dentro le dije que esperase es esta parte del local mientras yo iba al interior; estaba preparando el cuenco con agua en la trastienda, cuando apareció tras de mí, con la camisa abierta y tocándome la espalda. Me sobresalté, pero la cosa no llegó a más. Salimos aquí de nuevo. Él se disculpó por haberme asustado..pensé entonces que estaba exagerando, y que había sido una tontería sobresaltarme.- hice una pausa; lo que venía ahora le iba a gustar menos todavía.- Pero sin más me cogió de la cintura para acercarme a él, y me acarició la mejilla con su mano. Ahí fue cuando se me cayó el cuenco con agua, y me solté excusándome con buscar un trapo. Supongo que él se fue cuando llegaste tú.
Bajé la vista y cerré los ojos a la espera de un grito merecido; por haberme fiado de un extraño. Mi cuerpo todavía temblaba al pensar lo que me podría haber pasado si Erlend no hubiese entrado..pero no podía hacerle pensar que era vulnerable, así que sacando fuerzas de donde pude, le miré de nuevo a los ojos.
- ¿Ves? Ha sido una tontería.- susurré tratando de autoconvencerme a mí misma mientras me entrelazaba las manos en el regazo para que dejasen de temblar.
Terminé de recoger lo esparcido por el suelo, dejándolo sobre el mostrador mientras mis manos todavía temblaban por lo sucedido, dudando en que palabras serían las idóneas para explicarle que todo había sido una tontería mía...que quizás habría exagerado. Aunque el miedo seguí instalado dentro de mí.
Me giré hacia él, situado a mi espalda, con los ojos oscurecidos clavados en los míos. Estaba bien, se lo contaría con calma. Suspiré y cogí aire tratando de coger también así la valentía que me faltaba.
- Te lo contaré, pero no te enfades conmigo. Hace un rato iba distraída por la calle con unos aceites de rosas cuando choqué con el inmortal que te acabas de cruzar; me sentí fatal por haberle manchado la ropa y le invité a pasar al herbolario con el fin de que pudiese limpiarse la mancha de la gabardina.- Hice una pausa...lo que venía después no le iba a gustar nada.- Cuando ya estábamos dentro le dije que esperase es esta parte del local mientras yo iba al interior; estaba preparando el cuenco con agua en la trastienda, cuando apareció tras de mí, con la camisa abierta y tocándome la espalda. Me sobresalté, pero la cosa no llegó a más. Salimos aquí de nuevo. Él se disculpó por haberme asustado..pensé entonces que estaba exagerando, y que había sido una tontería sobresaltarme.- hice una pausa; lo que venía ahora le iba a gustar menos todavía.- Pero sin más me cogió de la cintura para acercarme a él, y me acarició la mejilla con su mano. Ahí fue cuando se me cayó el cuenco con agua, y me solté excusándome con buscar un trapo. Supongo que él se fue cuando llegaste tú.
Bajé la vista y cerré los ojos a la espera de un grito merecido; por haberme fiado de un extraño. Mi cuerpo todavía temblaba al pensar lo que me podría haber pasado si Erlend no hubiese entrado..pero no podía hacerle pensar que era vulnerable, así que sacando fuerzas de donde pude, le miré de nuevo a los ojos.
- ¿Ves? Ha sido una tontería.- susurré tratando de autoconvencerme a mí misma mientras me entrelazaba las manos en el regazo para que dejasen de temblar.
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
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Localización : Paris
Re: Encuentros inesperados (Erlend Cannif,Jaehaerys Drage)
Escuche la larga explicación que Moira relataba aun con la voz temblorosa, mas haciendo especial énfasis en quitar importancia a lo acontecido con aquel inmortal del que estoy mas que seguro que de yo no entrar por esa puerta, de no haber detectado mi presencia hubiera seguido su cacería con la mujer que aun agachada limpiaba el suelo con miedo.
Era consciente de que de proponermelo aun alcanzaría a ese inmortal, de echo ni siquiera tenia que alcanzarle en ese preciso instante, pues mi sentido del rastreo era tal, que podía detectar a cualquier persona o ser que se encontrara en París.
Me acerque a ella mirando sus profundos ojos claros y tirando de la mano que portaba la bayeta la pegue contra mi pecho.
-Estoy aquí -susurré acariciando su pelo -y lo voy a matar -añadí en mi propia mente para no preocuparla mas de la cuenta.
Conocía su afán por proteger la vida, hasta de la rata mas sucia que pudiera encontrar, y por supuesto justificaría su comportamiento como hace unos minutos había hecho con el fin de que su vida no corriera peligro en mis manos.
-¿Estas mejor? -pregunté sin alejarme un ápice de ella -¿quizás es el momento de probar alguna de esas plantas con las que comercias -apunté tratando de animarla y que pasara el trance.
La idea de que esa mujer de infinita belleza estuviera en la tienda empezaba a no parecerme tan buena idea, mas si durante siglos había bailado en el burdel saliendo viva de eso, supuse que de una tienda con mas motivo.
Me preocupaba por nada, o al menos eso quería pensar, aunque quizás poner un cartel en la puerta que dijera “quien la toque lo mato” ayudaría en mi propósito.
Claro que debería añadir sin su permiso -pensé nuevamente mientras una picara sonrisa escapaba de mis labios.
-¿No tienes nada para un amigo? -pregunté sonriendo -yo tengo un pedido que hacerte ¿tomas nota?
Era consciente de que de proponermelo aun alcanzaría a ese inmortal, de echo ni siquiera tenia que alcanzarle en ese preciso instante, pues mi sentido del rastreo era tal, que podía detectar a cualquier persona o ser que se encontrara en París.
Me acerque a ella mirando sus profundos ojos claros y tirando de la mano que portaba la bayeta la pegue contra mi pecho.
-Estoy aquí -susurré acariciando su pelo -y lo voy a matar -añadí en mi propia mente para no preocuparla mas de la cuenta.
Conocía su afán por proteger la vida, hasta de la rata mas sucia que pudiera encontrar, y por supuesto justificaría su comportamiento como hace unos minutos había hecho con el fin de que su vida no corriera peligro en mis manos.
-¿Estas mejor? -pregunté sin alejarme un ápice de ella -¿quizás es el momento de probar alguna de esas plantas con las que comercias -apunté tratando de animarla y que pasara el trance.
La idea de que esa mujer de infinita belleza estuviera en la tienda empezaba a no parecerme tan buena idea, mas si durante siglos había bailado en el burdel saliendo viva de eso, supuse que de una tienda con mas motivo.
Me preocupaba por nada, o al menos eso quería pensar, aunque quizás poner un cartel en la puerta que dijera “quien la toque lo mato” ayudaría en mi propósito.
Claro que debería añadir sin su permiso -pensé nuevamente mientras una picara sonrisa escapaba de mis labios.
-¿No tienes nada para un amigo? -pregunté sonriendo -yo tengo un pedido que hacerte ¿tomas nota?
Erlend Cannif**- Vampiro Clase Baja
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