Magia en Libertad

por **Willow Osborne** Mar Jul 12, 2016 10:25 pm

12 julio. París, Francia

La cosa esta así. Mi nombre es Willow, soy hechicera y vengo de América. Así es, América… esa tierra que esta cruzando el océano, ese mundo que si bien no es muy diferente al que ahora mis ojos contemplan, es diferente en el sentido de que aquí soy una completa desconocida y eso esta bien porque serlo me hace libre. Aquí en París soy una mujer común y corriente que pasea por las calles, que trabaja y que vive tan bien como le es posible, algo que en América me era imposible; ¿Por qué? Simple. Porque mi apellido es un apellido maldito. Willow Osborne. Ese es mi nombre y si bien no suena nada extraño o peculiar, la historia que ha perseguido a mi familia si lo es.

Todo comenzó hace algunos años en mi lugar natal; Salem, Massachusetts, con una pariente de nombre Sarah. Una mujer que no se tomaba la hechicería con cautela y que cayó en la mira de la iglesia y personas a quienes les aterraba saber que existían seres con poderes sobrenaturales entre ellos, personas que estuvieron dispuestas a armar una cacería de brujas y por supuesto, entre las mujeres juzgadas se encontraba la querida Sarah, esa que llevó a nuestra familia al exilio y las habladurías, esa que nos privó a todos los portadores del apellido Osborne de una vida normal y placentera.

Ha sido precisamente la carga del apellido Osborne lo que me había impedido ser realmente feliz, carga que he abandonado desde el momento en que aborde el barco que me trajo a este nuevo continente, a esta nueva vida que estoy comenzando y que se siente tan bien. Por primera vez puedo salir a la calle sin temor de ser rechazada, juzgada o amenazada de muerte, por primera vez puedo ser realmente yo.

por **Willow Osborne** Sáb Mar 11, 2017 2:24 pm

11 Marzo. París, Francia

Situaciones demasiado fuera de lo común han sido lo único que he experimentado en esta ciudad, situaciones que me impiden olvidarme del todo de mi pasado y que de hecho, me llevan a cuestionarme más sobre el mismo.

Al llegar a este continente pensé que me libraría del todo de mi apellido y la cruz que el mismo me obliga a cambiar. Aquí yo no era una mujer maldita por el apellido Osborne, aquí era una muchacha cualquiera en busca del sentido de su vida. Y vaya que mi vida estaba tomando sentido. Fui capaz de encontrar un trabajo, alquilar un departamento, vivir de manera decente y al mismo tiempo perfeccionar aún más mis artes mágicas. París me estaba dando definitivamente la libertad que siempre soñé, me invitaba con los brazos abiertos a ser cualquier cosa que yo deseara, abandonando mi terrible pasado y la oscura historia de mi apellido, pero como siempre suele suceder, eso era demasiado bueno para ser verdad.

Hace algunas noches, la magia en mi me guió hasta Notre Dame. Una iglesia quizás no era el mejor lugar para estar, aunque a aquellas horas de la noche, ¿Quién se daría cuenta de que una bruja visitaba el sagrado lugar? Creía precisamente que nadie estaría ahí para verme, pero no fue así. En la Catedral me tope con otro brujo, uno que sirve a aquel maldito grupo que mando al exilio a mi familia; la inquisición. Al verlo supe de inmediato que debía escapar de ahí, ponerme a mi misma a salvo, ¡Qué ingenua!, creyendo que uno es capaz de escapar de su destino, el que de manera irónica ha resultado ser aquel inquisidor del que termine separándome apenas pude.

Desde el momento en que vi el destino escrito en los ojos de aquel hombre no he podido estar en paz. Cada vez que pienso en aquella noche, siento la necesidad imperiosa de buscarlo, de exigirle que me explique todo lo que sabe y permitir que el destino siga su curso porque eso sería lo más fácil. Aunque sé que no puedo escapar de mi destino y que seguir mis impulsos es lo mejor, estoy resistiéndome. No quiero acabar acorralada en una situación en la que no tendré el control, no al fin que he podido encontrar la libertad, no ahora que verdaderamente tengo una vida.

por **Willow Osborne** Miér Ago 23, 2017 6:45 pm

23 de agosto

Dicen que el tiempo es un excelente consejero y yo, no puedo estar más de acuerdo con esas palabras; pronunciadas por un hombre ya olvidado que sin querer, ha brindado su sabiduría a aquellos que lo necesitan. A aquellos que toman decisiones apresuradas y tratan de hacer que todo salga bien, gente como yo, que estando tan necesitada de cambio hace suya la primera idea de escape que se le viene a la mente, idea que quizás en muchas ocasiones no es la correcta para la persona, sin embargo, en mi caso, la decisión apresurada que tome resulta ser la apropiada.

Hace ya varios meses que llegue a París y si bien en un principio adaptarme a este sitio tan diferente, resulto algo complicado, ahora me siento como un pez en el agua, al punto que puedo decir que París es mi verdadero hogar, con todo y las dificultades que he experimentado porque decir que mi estancia en esta ciudad no ha tenido sus inconvenientes, sería mentir, sin embargo, las dificultades que he vivido aquí son nada comparas con las que alguna vez tuve que enfrentar en mi ciudad natal. En esta ciudad puedo ser realmente una habitante, no solo la sombra de una. Claro que debe andarse uno con precaución, los inquisidores están por todos lados pero preferiría mil veces enfrentarme a inquisidores que a los aldeanos furiosos de Salem.

Creo que soy la prueba de que las decisiones apresuradas no siempre terminan mal, ya que si uno lo desea de verdad, puede escapar de su pasado y forjarse un nuevo presente, sin olvidarse uno jamás de su procedencia porque eso sería volvernos ingratos y ante la ingratitud, el mundo tomaría represalias.

por **Willow Osborne** Miér Oct 18, 2017 12:28 pm

18 de octubre

París es una gran ciudad, llena de sobrenaturales de los cuales creo que puedo aprender bastante, en especial de aquellos que como yo, practican la magia. Sin embargo, existe algo que le hace falta a París y eso son tiendas en las cuales se puedan conseguir hierbas necesarias para hechizos. No es que la ciudad no tenga esa clase de tiendas, sino que las que existen venden muy pocas cosas ya que los dueños temen ser descubiertos por inquisidores y juzgados como traidores a los humanos; tampoco puedo culparlos por temer, pues sé bien la crueldad de la que son capaces las personas y sobre todo, sé muy bien de lo que son capaces los inquisidores de esta ciudad. Aquí, es bastante común ver ejecuciones publicas y si bien muchas de las personas que enfrentan la muerte, exhibidos como animales, son humanos, muchos otros si forman parte de mi mundo. Por eso es que nunca me detengo en las plazas, porque odiaría tener que ver morir a los míos, además de que las plazas siempre huelen a cadáver.

Volviendo entonces al tema que más me preocupa y me molesta, el de la ineficiencia de las tiendas de herbolaria, confesare que he debido recurrir a una técnica que no me enorgullece para nada… el robo. Si bien robar no es algo que me quite el sueño, tampoco es algo que me agrade, en especial cuando debo robar de lugares como el jardín botánico, el que resulta ser, el único lugar donde puedo conseguir lo que busco y tan frustrada me he sentido por todo esto que he comenzado a creer que sería una excelente idea poner una tienda de herbolaria, después de todo, ¿Qué es lo peor que puede pasar? Si administro bien todo, sé que morir de aburrimiento sería lo peor.

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