AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Una noche de libertad.
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Una noche de libertad.
De nuevo su madre no había tenido ninguna consideración con su nuevo vestido de “evento importante”, no entendía como podía tener tantos y no gustarle absolutamente ninguno... y para colmo tenía que ir a las incontables fiestas de París, era por su bien, claro pero con aquella mujer pegada a ella como una mosca en pleno verano.
Sus ojos azules se repasaban frente al espejo con el vestido ya enfundado, porque no había otra palabra mejor para aquello, era perfecto sí pero sumamente incómodo, de una de las mejores sedas color borgoña, palabra de honor resaltando la bonita piel dorada de la joven y exceptuando aquella cintura con un bonito cinturón ancho fruncido que atrás adornaba la parte baja de su espalda.
Frunció el ceño al ver que no le quedaba nada mal, como todos... pero como siempre, algunas veces no dejaba a la imaginación aquel pronunciado escote y es que estaba hecho aposta, era una joven bonita y con unos atributos físicos agraciados por lo que su madre no podía hacer otra cosa que sacarle partido, casarla y así deshacerse de ella... y es que como decía el refrán “Tiran más dos... que dos carretas”.
Una de las doncellas de la residencia de jovencitas le hizo un elaborado recogido, despejando todo cabello rubio del rostro y tras ponerse obligada por recomendación de su madre, su collar de perlas y los pendientes, se perfumó con su habitual perfume y salió con las demás hacia la fiesta, con Bryanna había seis chicas más, las cuales eran todo lo contrario a ella, no entabló conversación ni relación con ninguna ¿para qué? Todas eran unas remilgadas y aburridas, un muermo en sí...en uno de los carruajes viajaba con dos de ellas que no paraban de parlotear y a lo que la joven entornó los ojos mirando por la ventanilla, observando con desinterés aquel paisaje que se le presentaba de la ciudad parisina.
Si no recordaba mal, la fiesta era en el Palacio Royal y se aseguró que su invitación no la perdiese porque si no el castigo sería innombrable, porque sí, no quería asistir pero dentro podía hacer de las suyas y siempre y cuando aquella mujer con cara de perro no la siguiese, se escabulliría de allí y pasaría al menos un rato a solas, a pesar de ser de noche.
Tras bajar del carruaje, se cogió del vestido de tal manera que no se lo pisase al andar, en la puerta guardias y los mayordomos de turno para pasar lista de invitados, aguardó con visible resignación a que les dejasen pasar y ser nombradas en alto... “Lady Bryanna Lynn Appleby”... y al oír su nombre, su rostro se alzó de tal manera orgullosa, acompañado de su singular sonrisita que no parecía estar tramando algo bastante... bueno. Y como no, un murmullo general hizo mella en su nombre, la conocían a pesar de lo poco que había permanecido en París, pero el suficiente como para que solo nombrarla la gente empezase a temer y entre otras cosas, echarle mentiras encima..cosa que le daba exactamente igual.
Tras unas leves reverencias, se fue retrasando del grupo y así coger camino propio... había bastante gente por lo que suspiró realmente agobiada...y necesitaba un trago, así que buscó algo para beber con la mirada, la bandeja no pasó muy lejos y un par de zancadas llegó hasta ella, la joven que portaba la bandeja se la ofrecía a una gruesa mujer que entre risas iba a tomar la última que quedaba pero Bry fue más ágil y la tomó a la atenta y enfadada mirada de la señora la cual empezó a maldecir en francés y ella no pudo hacer otra cosa que mirarla fijamente y beberse todo el contenido de un golpe ante ella y tras una sonrisa de niña buena, se la entregó para que la tomase... tomando su mano y enredarla en la copa para finalmente irse, dejando escapar una sonrisa de lo más divertida...
-Tomad, seguro que os la rellenan..
¿Qué hacer ahora? Chasqueó la lengua moviéndose al ritmo de la música de fondo, muchos bailaban, otros la miraban curiosos y no tan curiosos pero ella no parecía estar allí, parecía estar sola entre el murmullo bailando consigo misma...una preciosa imagen.
Sus ojos azules se repasaban frente al espejo con el vestido ya enfundado, porque no había otra palabra mejor para aquello, era perfecto sí pero sumamente incómodo, de una de las mejores sedas color borgoña, palabra de honor resaltando la bonita piel dorada de la joven y exceptuando aquella cintura con un bonito cinturón ancho fruncido que atrás adornaba la parte baja de su espalda.
Frunció el ceño al ver que no le quedaba nada mal, como todos... pero como siempre, algunas veces no dejaba a la imaginación aquel pronunciado escote y es que estaba hecho aposta, era una joven bonita y con unos atributos físicos agraciados por lo que su madre no podía hacer otra cosa que sacarle partido, casarla y así deshacerse de ella... y es que como decía el refrán “Tiran más dos... que dos carretas”.
Una de las doncellas de la residencia de jovencitas le hizo un elaborado recogido, despejando todo cabello rubio del rostro y tras ponerse obligada por recomendación de su madre, su collar de perlas y los pendientes, se perfumó con su habitual perfume y salió con las demás hacia la fiesta, con Bryanna había seis chicas más, las cuales eran todo lo contrario a ella, no entabló conversación ni relación con ninguna ¿para qué? Todas eran unas remilgadas y aburridas, un muermo en sí...en uno de los carruajes viajaba con dos de ellas que no paraban de parlotear y a lo que la joven entornó los ojos mirando por la ventanilla, observando con desinterés aquel paisaje que se le presentaba de la ciudad parisina.
Si no recordaba mal, la fiesta era en el Palacio Royal y se aseguró que su invitación no la perdiese porque si no el castigo sería innombrable, porque sí, no quería asistir pero dentro podía hacer de las suyas y siempre y cuando aquella mujer con cara de perro no la siguiese, se escabulliría de allí y pasaría al menos un rato a solas, a pesar de ser de noche.
Tras bajar del carruaje, se cogió del vestido de tal manera que no se lo pisase al andar, en la puerta guardias y los mayordomos de turno para pasar lista de invitados, aguardó con visible resignación a que les dejasen pasar y ser nombradas en alto... “Lady Bryanna Lynn Appleby”... y al oír su nombre, su rostro se alzó de tal manera orgullosa, acompañado de su singular sonrisita que no parecía estar tramando algo bastante... bueno. Y como no, un murmullo general hizo mella en su nombre, la conocían a pesar de lo poco que había permanecido en París, pero el suficiente como para que solo nombrarla la gente empezase a temer y entre otras cosas, echarle mentiras encima..cosa que le daba exactamente igual.
Tras unas leves reverencias, se fue retrasando del grupo y así coger camino propio... había bastante gente por lo que suspiró realmente agobiada...y necesitaba un trago, así que buscó algo para beber con la mirada, la bandeja no pasó muy lejos y un par de zancadas llegó hasta ella, la joven que portaba la bandeja se la ofrecía a una gruesa mujer que entre risas iba a tomar la última que quedaba pero Bry fue más ágil y la tomó a la atenta y enfadada mirada de la señora la cual empezó a maldecir en francés y ella no pudo hacer otra cosa que mirarla fijamente y beberse todo el contenido de un golpe ante ella y tras una sonrisa de niña buena, se la entregó para que la tomase... tomando su mano y enredarla en la copa para finalmente irse, dejando escapar una sonrisa de lo más divertida...
-Tomad, seguro que os la rellenan..
¿Qué hacer ahora? Chasqueó la lengua moviéndose al ritmo de la música de fondo, muchos bailaban, otros la miraban curiosos y no tan curiosos pero ella no parecía estar allí, parecía estar sola entre el murmullo bailando consigo misma...una preciosa imagen.
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Última edición por Bryanna Appleby el Miér Jun 08, 2011 2:35 am, editado 1 vez
Abbey Appleby- Cazador Clase Alta
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Re: Una noche de libertad.
Tic, tac, tic, tac. Se escuchaba por toda la estancia. Gracias al sonido del minutero los segundos pasaban lentamente. El silencio. No se escuchaban nada. Los ojos del mayor tenían la vista fija en el gran reloj de la sala, el más grande de toda la casa. El que había comprado aquel hombre en uno de sus muchos viajes a Inglaterra, allí eran bastante comunes, sin embargo, en Francia causó una gran sensación entre las amistades que lo vieron. No muchos tenían la suerte de adquirir tan preciado objeto dados los tiempos que corrían por aquel entonces.
El reloj continuaba sonando. Un cuarto. Media. Tres cuartos...
Allí no aparecía nadie. Nadie que tuviera que aparecer y ya estaban retrasandose de la hora de salida inicial. El mayor cada vez se impacientaba más, eso no traía nada de bueno.
-- Odette, haz el favor de traerme a Adam -- ordenó así Jonh DuPont, sentado en uno de los elegantes sofas situados en el salón de su grande -aunque no ostentosa- casa. -- Este muchacho, no hace más que darme disgustos -- comentó para si una vez la doncella se hubo ya marchado, en un tono de aparente enfado. Sin embargo, sus palabras no eran ciertas. Únicamente se movían por el enfado momentaneo que tenía en ese instante. Bien sabía él que Adam no era de los que se apuntaban primeros en las listas de la alta sociedad. No le agradaban los eventos más aun así le acompañaba sin poner objeción alguna cuando éste se lo pedía. Sonrió suavemente, aprovechando que todavía no había llegado el susodicho, realmente le debía estar un tanto agradecido pues para él esas fiestas eran de suma importancia. Concretamente, para sus negocios. En ese tipo de reuniones de cuna alta podía relacionarse y, para una persona de su mundo, el tener una "cartera" de conocidos no tenía precio. Y su hijo siempre ejercía una parte importante en todo este asunto, gracias a él y sus correctos modales podía ganarse a alguna que otra familia. Tal vez, alguna que tuviese una bonita muchacha como heredera pues Adam debía reconocer que no era poco agraciado. Salió a su madre, pensó y volvió a sonreir.
-- Odette...un poquito más..por favor.. -- murmuraba el joven, en voz baja -- Señorito, no puede, su padre le está esperando desde hace un buen rato en la sala y no precisamente con una sonrisa -- se escuchó replicar a la muchacha. -- Vale, está bien... -- y sin más Adam se resignó a levantarse de la cama para acudir a esa dichosa fiesta. Como odiaba aquellos días en los que no tenía ganas de hacer absolutamente nada pero le obligaban. Reconocía ser caprichoso, pero así era él.
- Dile a mi padre que me estoy acabando de vestir y ahora bajo, no tardaré nada - le encomendó esa tarea a la joven doncella la cual, aun dudando un poco de que le estuviera diciendo la verdad, únicamente le hizo una pequeña reverencia y se encaminó hacia la sala. Por su parte Adam se desperezó y caminó hasta el baño, le apetecía darse una ducha, más sabía que Odette estaba en razón, hacía ya tiempo que debía de haber estado preparado. Se había quedado dormido.
Así pues únicamente se mojó un poco la cara y lavó sus partes más importantes, obviamente, para que no hicieran un olor indeseable. Él le tenía mucho respeto a la higiene personal y no toleraba un mal olor en su cuerpo, a no ser que fuera irremediable. Abrió el armario. ¿Qué ponerse? como era de lógica su ropa habitual, ligera y holgada no era acorde con una fiesta de la alta sociedad, así pues, eligió uno de los muchos que tenía de etiqueta. Para aquel tipo de ocasiones.
Pantalones y chaqueta grises, a conjunto. Una fina camisa color blanco roto y una corbata del mismo color con rayas gris oscuro, aconjuntada con el cinturon negro que rodeaba su cintura y los finos zapatos, negros, italianos. Todo un maromo, pensó y se echó a reir una vez ya estaba listo mientras se miraba al espejo. El último toque fue el cabello. Algo de gomina en el flequillo y por los lados. Estaba simplemente perfecto, esplendido e incluso a modo de broma se guiñó el mismo un ojo a su reflejo. Ya estaba dispuesto a seducir jovencitas muchachas, seguramente, tendría unas cuantas para elegir. Veríamos si alguna conseguía captar su elección.
- Vaya ¿pero que ven mis ojos? si eres tú Adam, ya pensé que te habias perdido, como la casa es tan grande y tú eres nuevo - fue el comentario de su padre al verle aparecer por la puerta, obviamente, totalmente irónico. Ni la casa era tan grande como para perderse ni él era tan nuevo como para no saber donde estaba cada cosa. Adam rió, fingidamente, poniendole una mueca a su padre el cual simplemente suspiró y se encaminó hacia la salida. - Odette, cuida de la casa por nosotros, volveremos tarde - ordenó cariñosamente a su doncella de más confianza, Odette, y seguidamente ambos -hijo y padre- partieron en el carruaje hacia la fiesta que los esperaba.
"Señor Jonh DuPont", "Señor Adam DuPont" anunciaban sus nombres en lo alto cuando éstos hicieron presencia. La mayoría se voltearon para mirarlos, una situación que para algunos podria resultar incómoda más ellos no hacían demasiado caso a las miradas, sin duda, eran padre e hijo y tenían bastantes cosas en común que, de vez en cuando, salían a relucir.
Durante la primera media hora Adam estuvo junto a su padre en las presentaciones a las nuevas incorporaciones en la alta cuna además de las salutaciones a otras ya anteriormente conocidas. Él, como siempre, estuvo cortés, amable y encantador, todo un conquistador incluso con las señoras de más edad. Ambos eran bastante conocidos, Jonh por su negocio de navieros y Adam por ser su encantador hijo, realmente, todo eran halagos. Por suerte, allí nadie conocía su "parte oscura" ni tampoco el motivo real que le llevó hasta París. Por suerte, en la alta sociedad nadie se había enterado de sus amorios. Una infinita suerte pues aquello habría ocasionado la "destrucción" de su familia, como mínimo, la perdida de varios negociantes a su padre. Añadiendole también, la mala fama que habría tenido él. Por eso su madre le había mandado allí, antes de que eso ocurriera él debía cambiar de actitud.
Cuando por fin pudo estar a solas, lo primero que hizo fue tomar una copa de champan, le gustaba ese sabor acrispado que le producían las burbujas de dicha bebida y la manera en la que se le subían por la nariz. Caminó hasta una de las esquinas de la sala, observando a la gente. Las parejas hablar, las familias relacionandose, las damas cuchicheando. Siempre le gustaba tener una visión general de todo lo que pasaba en la fiesta.
Algo llamó su atención. Una joven.
No era extraño, pues muchas jovenes, de apariencia, habían llamado su atención más esta lo hizo por algo en particular. Estaba sola y, al parecer, bailaba. Adam sonrió divertido, aquello era ligeramente gracioso y además nadie se había percatado de su presencia, en se caso, aprovecharía la oportunidad.
Discreta y silenciosamente se acercó por su espalda. Tomó una de sus manos en un juego de pies, colocando seguidamente la otra sobre su cintura y en un suave giró de muñeca la hizo rotar sobre si misma, acabando así por recostarla sobre uno de sus brazos e inclinando suavemente su cuerpo, haciendo que el de la joven también se inclinara unos centimetros, hacia detrás. Un final de baile ligeramente típico. - ¿Qué le parece? ¿Le gano a su "compañero"? - susurró con su rostro muy cerca del de la muchacha y junto a una sonrisa, enfatizando en la palabra "compañero", en un intento de broma.
El reloj continuaba sonando. Un cuarto. Media. Tres cuartos...
Allí no aparecía nadie. Nadie que tuviera que aparecer y ya estaban retrasandose de la hora de salida inicial. El mayor cada vez se impacientaba más, eso no traía nada de bueno.
-- Odette, haz el favor de traerme a Adam -- ordenó así Jonh DuPont, sentado en uno de los elegantes sofas situados en el salón de su grande -aunque no ostentosa- casa. -- Este muchacho, no hace más que darme disgustos -- comentó para si una vez la doncella se hubo ya marchado, en un tono de aparente enfado. Sin embargo, sus palabras no eran ciertas. Únicamente se movían por el enfado momentaneo que tenía en ese instante. Bien sabía él que Adam no era de los que se apuntaban primeros en las listas de la alta sociedad. No le agradaban los eventos más aun así le acompañaba sin poner objeción alguna cuando éste se lo pedía. Sonrió suavemente, aprovechando que todavía no había llegado el susodicho, realmente le debía estar un tanto agradecido pues para él esas fiestas eran de suma importancia. Concretamente, para sus negocios. En ese tipo de reuniones de cuna alta podía relacionarse y, para una persona de su mundo, el tener una "cartera" de conocidos no tenía precio. Y su hijo siempre ejercía una parte importante en todo este asunto, gracias a él y sus correctos modales podía ganarse a alguna que otra familia. Tal vez, alguna que tuviese una bonita muchacha como heredera pues Adam debía reconocer que no era poco agraciado. Salió a su madre, pensó y volvió a sonreir.
-- Odette...un poquito más..por favor.. -- murmuraba el joven, en voz baja -- Señorito, no puede, su padre le está esperando desde hace un buen rato en la sala y no precisamente con una sonrisa -- se escuchó replicar a la muchacha. -- Vale, está bien... -- y sin más Adam se resignó a levantarse de la cama para acudir a esa dichosa fiesta. Como odiaba aquellos días en los que no tenía ganas de hacer absolutamente nada pero le obligaban. Reconocía ser caprichoso, pero así era él.
- Dile a mi padre que me estoy acabando de vestir y ahora bajo, no tardaré nada - le encomendó esa tarea a la joven doncella la cual, aun dudando un poco de que le estuviera diciendo la verdad, únicamente le hizo una pequeña reverencia y se encaminó hacia la sala. Por su parte Adam se desperezó y caminó hasta el baño, le apetecía darse una ducha, más sabía que Odette estaba en razón, hacía ya tiempo que debía de haber estado preparado. Se había quedado dormido.
Así pues únicamente se mojó un poco la cara y lavó sus partes más importantes, obviamente, para que no hicieran un olor indeseable. Él le tenía mucho respeto a la higiene personal y no toleraba un mal olor en su cuerpo, a no ser que fuera irremediable. Abrió el armario. ¿Qué ponerse? como era de lógica su ropa habitual, ligera y holgada no era acorde con una fiesta de la alta sociedad, así pues, eligió uno de los muchos que tenía de etiqueta. Para aquel tipo de ocasiones.
Pantalones y chaqueta grises, a conjunto. Una fina camisa color blanco roto y una corbata del mismo color con rayas gris oscuro, aconjuntada con el cinturon negro que rodeaba su cintura y los finos zapatos, negros, italianos. Todo un maromo, pensó y se echó a reir una vez ya estaba listo mientras se miraba al espejo. El último toque fue el cabello. Algo de gomina en el flequillo y por los lados. Estaba simplemente perfecto, esplendido e incluso a modo de broma se guiñó el mismo un ojo a su reflejo. Ya estaba dispuesto a seducir jovencitas muchachas, seguramente, tendría unas cuantas para elegir. Veríamos si alguna conseguía captar su elección.
- Vaya ¿pero que ven mis ojos? si eres tú Adam, ya pensé que te habias perdido, como la casa es tan grande y tú eres nuevo - fue el comentario de su padre al verle aparecer por la puerta, obviamente, totalmente irónico. Ni la casa era tan grande como para perderse ni él era tan nuevo como para no saber donde estaba cada cosa. Adam rió, fingidamente, poniendole una mueca a su padre el cual simplemente suspiró y se encaminó hacia la salida. - Odette, cuida de la casa por nosotros, volveremos tarde - ordenó cariñosamente a su doncella de más confianza, Odette, y seguidamente ambos -hijo y padre- partieron en el carruaje hacia la fiesta que los esperaba.
"Señor Jonh DuPont", "Señor Adam DuPont" anunciaban sus nombres en lo alto cuando éstos hicieron presencia. La mayoría se voltearon para mirarlos, una situación que para algunos podria resultar incómoda más ellos no hacían demasiado caso a las miradas, sin duda, eran padre e hijo y tenían bastantes cosas en común que, de vez en cuando, salían a relucir.
Durante la primera media hora Adam estuvo junto a su padre en las presentaciones a las nuevas incorporaciones en la alta cuna además de las salutaciones a otras ya anteriormente conocidas. Él, como siempre, estuvo cortés, amable y encantador, todo un conquistador incluso con las señoras de más edad. Ambos eran bastante conocidos, Jonh por su negocio de navieros y Adam por ser su encantador hijo, realmente, todo eran halagos. Por suerte, allí nadie conocía su "parte oscura" ni tampoco el motivo real que le llevó hasta París. Por suerte, en la alta sociedad nadie se había enterado de sus amorios. Una infinita suerte pues aquello habría ocasionado la "destrucción" de su familia, como mínimo, la perdida de varios negociantes a su padre. Añadiendole también, la mala fama que habría tenido él. Por eso su madre le había mandado allí, antes de que eso ocurriera él debía cambiar de actitud.
Cuando por fin pudo estar a solas, lo primero que hizo fue tomar una copa de champan, le gustaba ese sabor acrispado que le producían las burbujas de dicha bebida y la manera en la que se le subían por la nariz. Caminó hasta una de las esquinas de la sala, observando a la gente. Las parejas hablar, las familias relacionandose, las damas cuchicheando. Siempre le gustaba tener una visión general de todo lo que pasaba en la fiesta.
Algo llamó su atención. Una joven.
No era extraño, pues muchas jovenes, de apariencia, habían llamado su atención más esta lo hizo por algo en particular. Estaba sola y, al parecer, bailaba. Adam sonrió divertido, aquello era ligeramente gracioso y además nadie se había percatado de su presencia, en se caso, aprovecharía la oportunidad.
Discreta y silenciosamente se acercó por su espalda. Tomó una de sus manos en un juego de pies, colocando seguidamente la otra sobre su cintura y en un suave giró de muñeca la hizo rotar sobre si misma, acabando así por recostarla sobre uno de sus brazos e inclinando suavemente su cuerpo, haciendo que el de la joven también se inclinara unos centimetros, hacia detrás. Un final de baile ligeramente típico. - ¿Qué le parece? ¿Le gano a su "compañero"? - susurró con su rostro muy cerca del de la muchacha y junto a una sonrisa, enfatizando en la palabra "compañero", en un intento de broma.
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Última edición por Adam DuPont el Miér Jun 08, 2011 3:40 pm, editado 1 vez
Jean-Luc Tessier- Prostituta Clase Baja
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Re: Una noche de libertad.
Y no pudo ser menos, todo aquel que intentaba acercarse, bastaba una mirada para decirlo todo... no quería a moscones y menos los que se acercaban con aquella mirada de animal perdido, ¿nada interesante con toda la gente que había? Suspiró observando con más atención, ya no podía entrar en aquel centro del salón, ni seguía el ritmo... iba a su manera de un lado y a otro, se tropezaba pero no desistía en bailar sola... nadie seguramente le seguiría el ritmo como ella quisiese así que era mejor ni intentarlo... pero alguien le tomó de la mano al igual que de la cintura, pasó tan deprisa que no pudo reaccionar, golpe bajo...ataque por la espalda, esperando algo...se dejó llevar por aquellos suaves movimientos pero la canción estaba a punto de terminar por lo que ¿cómo iba a acabar alguien la canción se acababa de "sacarla a bailar" ahora?
Le llamó la atención que apenas unos pasos de baile le hicieran querer más, no importaba quién fuese, solo quería al menos pasárselo bien bailando, amaba bailar y era algo que hacía tremendamente bien a pesar de su clase social.
Giró el rostro cuando la pieza de baile acabó encontrándose muy cerca de un rostro masculino, demasiado cerca como dirían las malas lenguas "más de lo permitido que dicta el decoro", Bryanna le sonrió a medias a su pregunta sin moverse un ápice a como habían quedado... no sabía de quién podía tratarse, no lo había visto jamás... pero aquella pequeña broma le hizo reír un tanto.
-Bueno, tampoco puedo decir que le hayais ganado aún, un par de pasos de baile no son suficientes-enarcó una ceja mirando hacia su derecha, clavando sus ojos azules en un grupo de mujeres que se encontraban sentadas y que a tal acercamiento no podían ser más encadalosas y muy poco disimuladas. Bryanna sonrió de forma maliciosa, apoyando su mano en la cintura del joven como en un descuido del ir y venir de los presentes a la fiesta y no separarse de su acompañante, cosa imposible...- Me lo tendreis que demostrar de nuevo-
Volvió a mirarlo a los ojos, apartándose de golpe pero sin soltar su mano, ahora sí que iría al centro de la pista, le gustase a quién le gustase y sin dejarle que contestase, no le hacía falta porque sabría la respuesta y.. su madre estaría contenta, puesto que estaba relacionándose ¿no quería eso? , siempre y cuando se relacionase a su manera..frente a el joven, de fondo empezó el minuet de Boccherini.. antes de empezar a bailar le dedicó una reverencia sin apartar sus ojos de los suyos, guiándose por la música, comenzó a bailar con él a la atenta mirada de muchos... iba a ser un escándalo, un desconocido y la señorita Appleby tomando el centro del salón sin dejar apenas que otros tuviesen su momento de gloria, ahora no...ahora solo le tocaba a ella y a aquel desconocido, quién sabía, a lo mejor hasta iba a ser interesante esa noche.
Tuvieron que acercarse, su mano quedó suspensa para que él la tomase y juntos girar sobre sí mismos, acercándose un tanto, ella lo hizo más de lo debido para comunicarse con él, sin importarle que otros le oyesen hablar.
-Teneis suerte esta noche...señor... lo menos que puedo saber es vuestro nombre ya que vais a derrotar a mi "compañero" ¿Cierto? y tendreis que dar todo de sí mismo si quereis al menos impresionarme, solo teneis esta oportunidad...-le sonrió dando una vuelta en sí misma, esperando a su acompañante...y algo inusual en una jovencita, se intentó colocar ella misma el corset en medio del baile ya que le molestaba un tanto...pasando ambas manos por su estrecha cintura...no podía evitar comportarse a veces de forma tan poco adecuada pero es que... no había otra cosa.
Y no podía estar callada y mucho menos ser discreta, dejó escapar una risa que sonó en todo el salón, contagiándola a algunos.. algunas miradas de reojo de otros, pero ella seguía amoldándose a ese baile a la perfección sin quitar los ojos de aquel que la seguía... aquel joven de gris que parecía disfrutar tanto del baile como ella, pero el inconveniente de siempre: odiaba este tipo de eventos, así que les sacaría todo el partido posible.
-¿Todo lo haceis igual de bien, señor? -sonrió de aquella manera que podía significar todo y nada a la vez.
Le llamó la atención que apenas unos pasos de baile le hicieran querer más, no importaba quién fuese, solo quería al menos pasárselo bien bailando, amaba bailar y era algo que hacía tremendamente bien a pesar de su clase social.
Giró el rostro cuando la pieza de baile acabó encontrándose muy cerca de un rostro masculino, demasiado cerca como dirían las malas lenguas "más de lo permitido que dicta el decoro", Bryanna le sonrió a medias a su pregunta sin moverse un ápice a como habían quedado... no sabía de quién podía tratarse, no lo había visto jamás... pero aquella pequeña broma le hizo reír un tanto.
-Bueno, tampoco puedo decir que le hayais ganado aún, un par de pasos de baile no son suficientes-enarcó una ceja mirando hacia su derecha, clavando sus ojos azules en un grupo de mujeres que se encontraban sentadas y que a tal acercamiento no podían ser más encadalosas y muy poco disimuladas. Bryanna sonrió de forma maliciosa, apoyando su mano en la cintura del joven como en un descuido del ir y venir de los presentes a la fiesta y no separarse de su acompañante, cosa imposible...- Me lo tendreis que demostrar de nuevo-
Volvió a mirarlo a los ojos, apartándose de golpe pero sin soltar su mano, ahora sí que iría al centro de la pista, le gustase a quién le gustase y sin dejarle que contestase, no le hacía falta porque sabría la respuesta y.. su madre estaría contenta, puesto que estaba relacionándose ¿no quería eso? , siempre y cuando se relacionase a su manera..frente a el joven, de fondo empezó el minuet de Boccherini.. antes de empezar a bailar le dedicó una reverencia sin apartar sus ojos de los suyos, guiándose por la música, comenzó a bailar con él a la atenta mirada de muchos... iba a ser un escándalo, un desconocido y la señorita Appleby tomando el centro del salón sin dejar apenas que otros tuviesen su momento de gloria, ahora no...ahora solo le tocaba a ella y a aquel desconocido, quién sabía, a lo mejor hasta iba a ser interesante esa noche.
Tuvieron que acercarse, su mano quedó suspensa para que él la tomase y juntos girar sobre sí mismos, acercándose un tanto, ella lo hizo más de lo debido para comunicarse con él, sin importarle que otros le oyesen hablar.
-Teneis suerte esta noche...señor... lo menos que puedo saber es vuestro nombre ya que vais a derrotar a mi "compañero" ¿Cierto? y tendreis que dar todo de sí mismo si quereis al menos impresionarme, solo teneis esta oportunidad...-le sonrió dando una vuelta en sí misma, esperando a su acompañante...y algo inusual en una jovencita, se intentó colocar ella misma el corset en medio del baile ya que le molestaba un tanto...pasando ambas manos por su estrecha cintura...no podía evitar comportarse a veces de forma tan poco adecuada pero es que... no había otra cosa.
Y no podía estar callada y mucho menos ser discreta, dejó escapar una risa que sonó en todo el salón, contagiándola a algunos.. algunas miradas de reojo de otros, pero ella seguía amoldándose a ese baile a la perfección sin quitar los ojos de aquel que la seguía... aquel joven de gris que parecía disfrutar tanto del baile como ella, pero el inconveniente de siempre: odiaba este tipo de eventos, así que les sacaría todo el partido posible.
-¿Todo lo haceis igual de bien, señor? -sonrió de aquella manera que podía significar todo y nada a la vez.
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Re: Una noche de libertad.
Sonrió y miró fijamente a la muchacha. Le encantaban los retos y ella le había propuesto uno. Se dejó arrastrar con gusto hasta la sala de baile para demostrarle, seguramente, cuanto valía en ello. No le encantaban y no lo negaba, sin embargo, se le daban de maravilla. Según que bailes había que reconocer que eran un total muermo, pero los entretenidos siempre le gustaba bailarlos en caso de que le invitaran o bien observara alguna dulce muchachita ansiosa de bailarlos. Por otro lado, en su mente no siempre estaba el deseo de desflorarlas, puede que la mayoría de veces, pero otras simplemente le gustaba cumplir las ilusiones de alguna que otra jovencita que le resultara interesante. A muchas les hacía una increible ilusión que un hombre las sacara a bailar y se podía ver en sus ojos, o por lo menos, él sabía verlo a la perfección. "Adam, esque tienes un don con las mujeres" algunos de sus compañeros de fiestas se lo comentaban a menudo pues se las llevaba de calle, sin embargo, su contestación siempre era la misma "amigo, solo tienes que saber entenderlas" y así era como él lo creía. Unicamente había que saber entenderlas, entender sus gustos, sus deseos e intentar complacerlos. Saber ver a traves de sus ojos o de su sonrisa. Ser muy observador. Por desgracia para ellos, solían fijarse mas en sus senos que en una bonita sonrisa.
Empezó el baile. Un minuetto, bastante entretenidos, por suerte. No le agradaba demostrar aburrimiento y más si aquello era un reto como se lo había propuesto. Sin embargo, en el caso de que le hubiese tocado una música aburrida no habría podido hacer mucho. Su cuerpo era muy sincero y se movía cuando quería sin hacerle caso a su cerebro. Un dato extraño a mencionar. Un curioso pensamiento que le causó gracia y, de no ser porque en todo momento mantenía una sonrisa e incluso se reia -del propio baile y sus movimientos- se podría haber notado que pensaba en sus propias cosas.
Los pasos eran suaves, distinguidos y a la vez sencillos. Aquel era un baile que a todo buen muchacho de alta cuna le enseñaban desde pequeño. Te movias por instinto. Tus manos se juntaban con la de acompañante, después con otro y así sucesivamente hasta que volvías de nuevo a tu pareja inicial. Realmente, Adam no tuvo que pensarse mucho lo que hacía, únicamente se concentro en bailar y disfrutar de ello, como hacía siempre. Ese era el requisito principal para hacer bien un baile, no preocuparse en lo que hacían los demás o lo que podías estar haciendo tú mal. Simplemente, mover tu cuerpo al son de la música.
Se juntaban y se separaban. Así continuamente y cada vez que estaban cerca escuchaba las palabras de la joven, mirandola con una sonrisa, obviamente, sin dejar de mover su cuerpo. - Debo decirle que usted tampoco maneja el baile nada mal, madame - y volvieron a separarse, mirando ahora a la mujer que le había tocado por acompañante. Juntos de nuevo y las miradas volvieron a cruzarse - Más para saber mi nombre, tendrá que esperar a que acabemos la pieza, no quisiera distraerla.. - susurró especialmente estas últimas palabras justo en el momento en el que pasaba muy cerca de su oido antes de ir hacia otra acompañante.
Un par o tres de minutos más fue lo que duró el baile, finalizando con una elegante reverencia, todos a la vez y continuando con aplausos de aquellos que habían observado el baile, a modo de felicitación. Las costumbres no cambiaban por lo que solían transcurrir siempre así ese tipo de bailes, al minueto Adam le daba un visto bueno.
Notó como algunas gotas de sudor empezaban a aparecer por su frente, había echo algo de ejercicio y allí las lamparas alumbraban y bien que alumbraban que producían el mismisimo calor de un rayo de sol para el joven.
Besó la mano de la muchacha de manera cortés y junto a una sonrisa. Podía notar las respiraciones de ambos algo agitadas tras el movimiento - Si me permite la sugerencia, podriamos ir a acabar nuestra conversación al jardín. Me temo que aquí correré el riesgo de derretirme bajo estos rayos de luz tan intensos - bromeó mirando un tanto pícaramente a los ojos de la joven.
Ahora estarían solos, al aire libre y únicamente con la iluminación de los rayos que produjese la luz de la luna. Un ambiente interesante.
Empezó el baile. Un minuetto, bastante entretenidos, por suerte. No le agradaba demostrar aburrimiento y más si aquello era un reto como se lo había propuesto. Sin embargo, en el caso de que le hubiese tocado una música aburrida no habría podido hacer mucho. Su cuerpo era muy sincero y se movía cuando quería sin hacerle caso a su cerebro. Un dato extraño a mencionar. Un curioso pensamiento que le causó gracia y, de no ser porque en todo momento mantenía una sonrisa e incluso se reia -del propio baile y sus movimientos- se podría haber notado que pensaba en sus propias cosas.
Los pasos eran suaves, distinguidos y a la vez sencillos. Aquel era un baile que a todo buen muchacho de alta cuna le enseñaban desde pequeño. Te movias por instinto. Tus manos se juntaban con la de acompañante, después con otro y así sucesivamente hasta que volvías de nuevo a tu pareja inicial. Realmente, Adam no tuvo que pensarse mucho lo que hacía, únicamente se concentro en bailar y disfrutar de ello, como hacía siempre. Ese era el requisito principal para hacer bien un baile, no preocuparse en lo que hacían los demás o lo que podías estar haciendo tú mal. Simplemente, mover tu cuerpo al son de la música.
Se juntaban y se separaban. Así continuamente y cada vez que estaban cerca escuchaba las palabras de la joven, mirandola con una sonrisa, obviamente, sin dejar de mover su cuerpo. - Debo decirle que usted tampoco maneja el baile nada mal, madame - y volvieron a separarse, mirando ahora a la mujer que le había tocado por acompañante. Juntos de nuevo y las miradas volvieron a cruzarse - Más para saber mi nombre, tendrá que esperar a que acabemos la pieza, no quisiera distraerla.. - susurró especialmente estas últimas palabras justo en el momento en el que pasaba muy cerca de su oido antes de ir hacia otra acompañante.
Un par o tres de minutos más fue lo que duró el baile, finalizando con una elegante reverencia, todos a la vez y continuando con aplausos de aquellos que habían observado el baile, a modo de felicitación. Las costumbres no cambiaban por lo que solían transcurrir siempre así ese tipo de bailes, al minueto Adam le daba un visto bueno.
Notó como algunas gotas de sudor empezaban a aparecer por su frente, había echo algo de ejercicio y allí las lamparas alumbraban y bien que alumbraban que producían el mismisimo calor de un rayo de sol para el joven.
Besó la mano de la muchacha de manera cortés y junto a una sonrisa. Podía notar las respiraciones de ambos algo agitadas tras el movimiento - Si me permite la sugerencia, podriamos ir a acabar nuestra conversación al jardín. Me temo que aquí correré el riesgo de derretirme bajo estos rayos de luz tan intensos - bromeó mirando un tanto pícaramente a los ojos de la joven.
Ahora estarían solos, al aire libre y únicamente con la iluminación de los rayos que produjese la luz de la luna. Un ambiente interesante.
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Re: Una noche de libertad.
El baile transcurrió bien y de forma impecable, el intercambio de pareja le sirvió para conocer cada uno de sus movimientos porque aunque estuviesen ensayados, siempre se podía saber de una persona por los movimientos y gestos, aunque estuviesen medidos por lo del baile pero se te escapaba algo sin darte cuenta y sus ojos azules no dejaban de observarlo, era demasiado curiosa pero no perdía ningún paso... se movía al igual que él, a la perfección..transcurriendo el baile sin nada que pudiese estropearlo, siempre y cuando no fuese ella...que sería lo más obvio, pero estaba tan inmersa en dejarse llevar por la música y en buscar la mirada de su pareja de baile que todos aquellos pensamientos traviesos quedaron apartados a un lado, de momento.
Pero le sorprendió...tanto en como se desenvolvía como en sus palabras, así que le negaba el como se llamase, ¿para no dejarla escapar aún? Interesante, su ceja en cambio no pudo evitar que se arquease acentuando mejor aquella sonrisa que ambos compartían , dando que desear a muchos ya que ¿qué estarían pensando tanto uno como otro? Era de esperar que las miradas se clavasen en los dos, puesto que ellos dos se encontrasen en aquella fiesta y encima compartieran aunque fuese un baile era de lo más alarmante, ya se lo veía venir...seguro que más de uno pensaba que lo iba a malear si estuviese esa noche con ella.
Distraerla. La distraían otras cosas pero tan solo asintió para terminar riendo después... nunca mejor dicho “distracción”, pero era él quién la distraía. Sorprendida por la finalización de la pieza, el revuelo de aplausos se mezcló con las respiraciones...la suya bastante acelerada por lo que suspiró, se detuvo dedicándole una breve reverencia sin quitarle los ojos de encima, había aparecido esa noche como por arte de magia y seguro que no todo acabaría en un minueto, lo presentía...y tuvo que inclinarse lo suficiente a él para oír sus palabras, con el ruido de la fiesta apenas podía oírle, solo oyó lo de “conversación y jardín”.
Asintió una sola vez, tomando su brazo y dejándose guiar hasta llegar a los balcones, acto seguido ir bajando las escaleras de piedra, procurando no tropezarse con el vestido y tomarlo con la mano libre, a cada paso que iban dando hacia el exterior, los murmullos de dentro iban quedando atrás y Bryanna no pudo hacer otra cosa que sonreír de forma breve sin despegar los ojos del frente y su alrededor, siempre y cuando le miraba de reojo esperando el momento perfecto para dirigirse a él, era típico aquello, dos jóvenes que abandonaban la fiesta para estar a solas y entonces, de manera invisible, creó un muro entre ambos, totalmente transparente... nadie había podido sorprenderla, mucho menos le dejaría acercarse tanto si al menos no subía su nombre y si era digno de hacerlo, claro. Y a medias del paseo, suspiró ella sería quién rompería el silencio y saciar su curiosidad, de momento eso.
-Bien, ahora que estamos a solas y que ha acabado la pieza, lo menos que debeis de hacer es decidme vuestro nombre... el mío no lo mantendré en secreto, porque pregunteis a quién pregunteis todo el mundo sabrá quién es Bryanna Lynn Appleby y sí, si quereis podeis acortarme el nombre siempre y cuando pase por mi consentimiento, nada de motes estúpidos puesto que... como lo hagais no llegareis a tener descendencia creo que me expliqué lo suficientemente bien como para que me entendais, puesto que no creo que seais ningún estúpido y sí, es un cumplido.
Como si no hubiese dicho nada, le miró de reojo con ese gesto de niña buena que no podía ocultar esa sonrisa pícara y descarada, a la luz de la luna incluso se le podía ver mejor, aquellos rasgos finos, aquella mirada segura de sí misma al igual que sus pasos. El tiempo fuera no era tan malo como esperaba, por la noche solía hacer algo de brisa pero todo estaba en calma y de cuando en cuando, una suave ráfaga te acariciaba el rostro dejándote con un ligero bienestar... el jardín era bastante grande y disponía de varios bancos, no se sentó no sabía si el quería seguir paseando o sentarse así que lo dejó a elección, Bryanna no había acabado y tenía que finalizar con una de sus ocurrencias.
-Me teneis que dar las gracias, os he librado de aquella jauría...ya me debeis un favor, siempre que os atrevais a concedérmelo...-le guiñó un ojo a pesar de que no estuviese bien visto ese gesto, se mordisqueó un tanto el labio inferior y miró de nuevo al cielo... al menos no estaba aburrida en un rincón oyendo como viejas ricas criticaban a todo ser presente en aquella fiesta lujosa...
Pero le sorprendió...tanto en como se desenvolvía como en sus palabras, así que le negaba el como se llamase, ¿para no dejarla escapar aún? Interesante, su ceja en cambio no pudo evitar que se arquease acentuando mejor aquella sonrisa que ambos compartían , dando que desear a muchos ya que ¿qué estarían pensando tanto uno como otro? Era de esperar que las miradas se clavasen en los dos, puesto que ellos dos se encontrasen en aquella fiesta y encima compartieran aunque fuese un baile era de lo más alarmante, ya se lo veía venir...seguro que más de uno pensaba que lo iba a malear si estuviese esa noche con ella.
Distraerla. La distraían otras cosas pero tan solo asintió para terminar riendo después... nunca mejor dicho “distracción”, pero era él quién la distraía. Sorprendida por la finalización de la pieza, el revuelo de aplausos se mezcló con las respiraciones...la suya bastante acelerada por lo que suspiró, se detuvo dedicándole una breve reverencia sin quitarle los ojos de encima, había aparecido esa noche como por arte de magia y seguro que no todo acabaría en un minueto, lo presentía...y tuvo que inclinarse lo suficiente a él para oír sus palabras, con el ruido de la fiesta apenas podía oírle, solo oyó lo de “conversación y jardín”.
Asintió una sola vez, tomando su brazo y dejándose guiar hasta llegar a los balcones, acto seguido ir bajando las escaleras de piedra, procurando no tropezarse con el vestido y tomarlo con la mano libre, a cada paso que iban dando hacia el exterior, los murmullos de dentro iban quedando atrás y Bryanna no pudo hacer otra cosa que sonreír de forma breve sin despegar los ojos del frente y su alrededor, siempre y cuando le miraba de reojo esperando el momento perfecto para dirigirse a él, era típico aquello, dos jóvenes que abandonaban la fiesta para estar a solas y entonces, de manera invisible, creó un muro entre ambos, totalmente transparente... nadie había podido sorprenderla, mucho menos le dejaría acercarse tanto si al menos no subía su nombre y si era digno de hacerlo, claro. Y a medias del paseo, suspiró ella sería quién rompería el silencio y saciar su curiosidad, de momento eso.
-Bien, ahora que estamos a solas y que ha acabado la pieza, lo menos que debeis de hacer es decidme vuestro nombre... el mío no lo mantendré en secreto, porque pregunteis a quién pregunteis todo el mundo sabrá quién es Bryanna Lynn Appleby y sí, si quereis podeis acortarme el nombre siempre y cuando pase por mi consentimiento, nada de motes estúpidos puesto que... como lo hagais no llegareis a tener descendencia creo que me expliqué lo suficientemente bien como para que me entendais, puesto que no creo que seais ningún estúpido y sí, es un cumplido.
Como si no hubiese dicho nada, le miró de reojo con ese gesto de niña buena que no podía ocultar esa sonrisa pícara y descarada, a la luz de la luna incluso se le podía ver mejor, aquellos rasgos finos, aquella mirada segura de sí misma al igual que sus pasos. El tiempo fuera no era tan malo como esperaba, por la noche solía hacer algo de brisa pero todo estaba en calma y de cuando en cuando, una suave ráfaga te acariciaba el rostro dejándote con un ligero bienestar... el jardín era bastante grande y disponía de varios bancos, no se sentó no sabía si el quería seguir paseando o sentarse así que lo dejó a elección, Bryanna no había acabado y tenía que finalizar con una de sus ocurrencias.
-Me teneis que dar las gracias, os he librado de aquella jauría...ya me debeis un favor, siempre que os atrevais a concedérmelo...-le guiñó un ojo a pesar de que no estuviese bien visto ese gesto, se mordisqueó un tanto el labio inferior y miró de nuevo al cielo... al menos no estaba aburrida en un rincón oyendo como viejas ricas criticaban a todo ser presente en aquella fiesta lujosa...
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Re: Una noche de libertad.
Menuda fiera. Fue instantaneo ese pensamiento cuando, al salir fuera, la joven le habló de aquella manera, sin duda, dejandole claro los puntos en cuestión. Cuando la había visto bailar sola ya se imaginó que no era la tipica dama tímida que no era capaz de hablar más de dos palabras con un hombres sin tartamudear o sonrojarse pues de ese tipo las habia a montones y eran, precisamente, las que se esperaban pacientemente a que algún muchacho las sacara a bailar. Por eso ella había captado su atención, sin embargo, dentro no le había mostrado esa actitud tan atacante como cuando salieron, lanzandosele como si supiera perfectamente las intenciones que Adam tenía con ella. Sin duda no muchos hombres se habrían atrevido a cortejarla. Y por eso serás tan famosa, pensó junto a una pequeña risa que no pudo evitar, disimulandola con el puño cerrado de una de sus manos que la tapaba. Si se daba cuenta de que se reia de ella acabaría abofeteado probablemente con el carácter que se gastaba.
Las mujeres así a Adam le gustaban, simplemente, porque suponían un reto. Las simples únicamente contaban con su físico para encandilar a los muchachos, por otra parte, las del tipo de Bryanna -como había dicho que se llamaba- unicamente encandilaban a unos pocos, los otros, por eso mismo que acababa de decirle ya podrían sentirse ofendidos y marcharse. Al hombre que no le importara el nivel de neuronas que tuviera si no que se preocupara más en la talla de pecho que debía tener era al que no soportoba ese tipo de mujer. El hombre que prefería mandar facilmente a su acompañante que no tener que entablar un "duelo" y ganarse el respeto de la mujer. Tenía amigos como esos y, por ese motivo, sabía bien de lo que iba el tema.
- Sin duda interesante.. - estó no fue nada más que un susurro extremadamente bajo para, únicamente, los oídos de el mismo. Carraspeó ahora que estaba más relajado y más fresco por el aire de allí fuera haciendo una pequeña reverencia - Encantada de conocerla lady Bryanna, espero que así esté bien pues, aunque todavía no quiero tener descendencia soy hijo único y en el futuro creo que me será demandado - volvió a erguirse y sonrió aguantandose de nuevo una carcajada, esta vez sin tener que disimularla pues sabió tragarsela. - Mi nombre es Adam DuPont, no sé si habrá oido hablar de mi o no, en cualquier caso, ya me conoce personalmente - la miró con el mismo toque de picardía que escondían los ojos de ella, pues si de algo sabía, era de miradas ajenas. De como decir algo sin palabra alguna, únicamente con los ojos.
- Ah..y este humilde joven se pregunta.. ¿a caso hay algún favor que pueda necesitar de mi una dama como usted? - preguntó con un cierto toque especial pues él no se quedaba atrás y aquello podía convertirse en un duelo de palabras si la joven así lo deseaba. Él no había empezado - Una mujer tan independiente como es usted ¿qué podría requerir de mi? - se acercó unos pasos para acortar la distancia, sonriendo con interés a la misma vez que la miraba, preguntándole con los ojos sin necesidad de palabras.
¿Jugamos?
Las mujeres así a Adam le gustaban, simplemente, porque suponían un reto. Las simples únicamente contaban con su físico para encandilar a los muchachos, por otra parte, las del tipo de Bryanna -como había dicho que se llamaba- unicamente encandilaban a unos pocos, los otros, por eso mismo que acababa de decirle ya podrían sentirse ofendidos y marcharse. Al hombre que no le importara el nivel de neuronas que tuviera si no que se preocupara más en la talla de pecho que debía tener era al que no soportoba ese tipo de mujer. El hombre que prefería mandar facilmente a su acompañante que no tener que entablar un "duelo" y ganarse el respeto de la mujer. Tenía amigos como esos y, por ese motivo, sabía bien de lo que iba el tema.
- Sin duda interesante.. - estó no fue nada más que un susurro extremadamente bajo para, únicamente, los oídos de el mismo. Carraspeó ahora que estaba más relajado y más fresco por el aire de allí fuera haciendo una pequeña reverencia - Encantada de conocerla lady Bryanna, espero que así esté bien pues, aunque todavía no quiero tener descendencia soy hijo único y en el futuro creo que me será demandado - volvió a erguirse y sonrió aguantandose de nuevo una carcajada, esta vez sin tener que disimularla pues sabió tragarsela. - Mi nombre es Adam DuPont, no sé si habrá oido hablar de mi o no, en cualquier caso, ya me conoce personalmente - la miró con el mismo toque de picardía que escondían los ojos de ella, pues si de algo sabía, era de miradas ajenas. De como decir algo sin palabra alguna, únicamente con los ojos.
- Ah..y este humilde joven se pregunta.. ¿a caso hay algún favor que pueda necesitar de mi una dama como usted? - preguntó con un cierto toque especial pues él no se quedaba atrás y aquello podía convertirse en un duelo de palabras si la joven así lo deseaba. Él no había empezado - Una mujer tan independiente como es usted ¿qué podría requerir de mi? - se acercó unos pasos para acortar la distancia, sonriendo con interés a la misma vez que la miraba, preguntándole con los ojos sin necesidad de palabras.
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Re: Una noche de libertad.
Y pudo oír un susurro que no supo oír pero que no importaba cuando aquella mirada se lo decía, sabía de miradas y aquella tenía tanto que ofrecer pero tanto que ocultar a la vez y eso le gustó a la joven la cual no dudó en relamerse los labios en un gesto visible pero bastante disimulado para ser ella. Esperó reacción de su parte de no dirigirle la palabra y largarse por donde ha venido o por el contrario seguir en su compañía cosa que diría de él, medio sonrió por sus palabras y suspiró, compartía eso de en el futuro serle demandado el papel de madre, su gesto fue tan encantador... arrugó la nariz desechando la idea...debía de estar muy loca para acceder a tal cosa, obligaciones seguramente... así que no había otra, asintió finalmente a la vez que su mano se echaba hacia atrás un mechón de cabello rubio el cual se le había escapado de su sitio...
-Podría decir que encantada de conocerle y visto lo visto creo que me vais a hacer de rogar mucho... que desconsiderado por su parte...-sus labios al acabar la clase, quedaron juntos... cual niña pequeña que no le agrada tal cosa, pero como si hubiese obtenido una recompensa... su sonrisa se hizo un poco más amplia negando enseguida a conocerle- No he tenido el placer de hacerlo hasta esta misma noche, puede decir lo mismo... si estais aquí es que seguro no hayais oído hablar de mí , la mayoría de las cosas, todas verdaderas mentiras...
Se hizo eterno, cuando ella tenía que darle respuesta a semejante pregunta... ¿qué podría ofrecerle? Esperaba que algo interesante y no la misma patraña de siempre, respeto, confianza... no, quería que la sorprendiese pero más que las palabras aquella mirada lo hizo sin tener que despegar los labios. Sonó insinuante, decidido y confiado... era bastante interesante ¿para qué mentir?, pocos hombres había así y mucho más en esa fiesta, le apremió con una leve carcajada sin dejar de sonreírle, se dio cuenta de su acercamiento y ella hizo lo mismo, por lo que el límite del decoro ya era más que sobrepasado... se quitó una arruga del vestido pasándose la mano y se encogió de hombros sin perder aquel tono divertido que había empleado desde el principio.
-Señor DuPont... no me gustaría que fingierais ante mi persona, mostraos tal como seais, no puedo negar que lo que me esteis mostrando no me guste... al contrario, teneis una mirada muy interesante...-sus ojos azules quedaron fijos en él sin apartar un ápice la mirada, hasta se podía decir que ni pestañeó- sé que podeis sorprenderme... estoy segura, será mejor que no me pregunteis y actueis por vos mismo...eso sí... me gustaría saber algo ¿vais a besarme como hacen los adolescentes revolucionados? Porque un besito de estudiante no me conmoverá lo más mínimo...así que os dejo a vuestra elección, no os dije lo qué teneis que hacer... porque ya lo sabeis...-sus dos manos quedaron a la espalda, en medio del jardín bajo el manto de la noche y una agradable pero insinuante charla, el próximo paso ¿cuál sería?, sus labios quedaron entreabiertos, sin perder aquella sonrisa características y con suavidad, empezó a tararear la canción que estaba sonando de fondo... no estarían a más de cinco centímetros del uno del otro, muy, muy cerca... pero no le incomodaba lo más mínimo.
-Podría decir que encantada de conocerle y visto lo visto creo que me vais a hacer de rogar mucho... que desconsiderado por su parte...-sus labios al acabar la clase, quedaron juntos... cual niña pequeña que no le agrada tal cosa, pero como si hubiese obtenido una recompensa... su sonrisa se hizo un poco más amplia negando enseguida a conocerle- No he tenido el placer de hacerlo hasta esta misma noche, puede decir lo mismo... si estais aquí es que seguro no hayais oído hablar de mí , la mayoría de las cosas, todas verdaderas mentiras...
Se hizo eterno, cuando ella tenía que darle respuesta a semejante pregunta... ¿qué podría ofrecerle? Esperaba que algo interesante y no la misma patraña de siempre, respeto, confianza... no, quería que la sorprendiese pero más que las palabras aquella mirada lo hizo sin tener que despegar los labios. Sonó insinuante, decidido y confiado... era bastante interesante ¿para qué mentir?, pocos hombres había así y mucho más en esa fiesta, le apremió con una leve carcajada sin dejar de sonreírle, se dio cuenta de su acercamiento y ella hizo lo mismo, por lo que el límite del decoro ya era más que sobrepasado... se quitó una arruga del vestido pasándose la mano y se encogió de hombros sin perder aquel tono divertido que había empleado desde el principio.
-Señor DuPont... no me gustaría que fingierais ante mi persona, mostraos tal como seais, no puedo negar que lo que me esteis mostrando no me guste... al contrario, teneis una mirada muy interesante...-sus ojos azules quedaron fijos en él sin apartar un ápice la mirada, hasta se podía decir que ni pestañeó- sé que podeis sorprenderme... estoy segura, será mejor que no me pregunteis y actueis por vos mismo...eso sí... me gustaría saber algo ¿vais a besarme como hacen los adolescentes revolucionados? Porque un besito de estudiante no me conmoverá lo más mínimo...así que os dejo a vuestra elección, no os dije lo qué teneis que hacer... porque ya lo sabeis...-sus dos manos quedaron a la espalda, en medio del jardín bajo el manto de la noche y una agradable pero insinuante charla, el próximo paso ¿cuál sería?, sus labios quedaron entreabiertos, sin perder aquella sonrisa características y con suavidad, empezó a tararear la canción que estaba sonando de fondo... no estarían a más de cinco centímetros del uno del otro, muy, muy cerca... pero no le incomodaba lo más mínimo.
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Re: Una noche de libertad.
La gatita -como le había apodado Adam- tenía sin duda agallas. Y no únicamente eso si no que además podía verse un trasfondo parecido a la lujuria que él albergaba en su interior. No sabía quien sería su futuro marido o el hombre con quien compartiria su vida, pero a parte de que éste iba a tener que trabajarsela mucho luego obtendría unos increibles beneficios. Claro que, por el momento, sería él mismo quien iba a disfrutar un poco de ese animalito al que parecía que hacía mucho tiempo que no "sacaban" adecuadamente.
Sus palabras fueron atrevidas. Demasiado. El pedir que se mostrara tal y como era, todo un riesgo. Y en ese momento no se refería precisamente a quedar él expuesto si no a lo que ella pudiera sufrir, sufrir las consecuencias de tales palabras. No se hacía responsable, para nada. De querer hubiese sacado su Adam interior, la parte libre que sacaba en las noches del burdel o, simplemente, con amigos de mucha confianza, sin embargo, no tendría mucha gracia que consiguiese lo que buscaba tan facilmente. O tal vez, no buscaba nada, pero no accedería a sus peticiones con tanta facilidad. Él no sería el que rogaría por un beso.
Una suave carcajada se le escapó de los labios sin disimulo alguno por ocultarla. Sus ojos se mantenían fijos en los de la muchacha y ambos cuerpos estaban a pocos centímetros de distancia al igual que sus rostros. Él se encurbó un tanto más para acortar la distancia, prácticamente, haciendo que sus labios se rozaran más en el último momento se separó y sus pies le llevaron a ponerse detrás de ella. Claro que, fue lentamente, por lo que pudo antes bien contemplarla.
-- Así que..mostrarme tal como soy..¿huh?.. - farfulló en un murmurllo una vez su cuerpo ya estaba detrás del de la joven. Al principio con una cierta distancia más en pocos segundos él la acortó hasta quedar totalmente pegado a ella. Sus manos, sin embargo, no la tocaron. Se mantenían juntas tras su espalda como todo buen caballero - Veo que habeis sabido ver bastante bien en mí, sin embargo... - susurraba más ahora se acercó hasta una de sus orejas, acariciandola suavemente con la nariz - Tal vez pueda ser demasiado..hm..¿alarmante?..para una dama como usted, que le muestre mi yo verdadero.. - sus labios estaban sobre el oído, rozando la piel desde la parte trasera.
Podía notar como algunos encajes del vestido de la muchacha se le marcaban en el pecho de lo cerca que la tenía. Su parte baja cabe decir que también estaba pegada a la parte trasera de ella. Le estaba dando una pequeña muestra de lo que podría llegar a ser, de lo que podría llegar a ocurrir con ella si era quien le animaba a no controlarse.
Puede que ella fuera una gata, una gata salvaje, pero él era un tigre, un tigre agazapado en busca de su presa.
Sus palabras fueron atrevidas. Demasiado. El pedir que se mostrara tal y como era, todo un riesgo. Y en ese momento no se refería precisamente a quedar él expuesto si no a lo que ella pudiera sufrir, sufrir las consecuencias de tales palabras. No se hacía responsable, para nada. De querer hubiese sacado su Adam interior, la parte libre que sacaba en las noches del burdel o, simplemente, con amigos de mucha confianza, sin embargo, no tendría mucha gracia que consiguiese lo que buscaba tan facilmente. O tal vez, no buscaba nada, pero no accedería a sus peticiones con tanta facilidad. Él no sería el que rogaría por un beso.
Una suave carcajada se le escapó de los labios sin disimulo alguno por ocultarla. Sus ojos se mantenían fijos en los de la muchacha y ambos cuerpos estaban a pocos centímetros de distancia al igual que sus rostros. Él se encurbó un tanto más para acortar la distancia, prácticamente, haciendo que sus labios se rozaran más en el último momento se separó y sus pies le llevaron a ponerse detrás de ella. Claro que, fue lentamente, por lo que pudo antes bien contemplarla.
-- Así que..mostrarme tal como soy..¿huh?.. - farfulló en un murmurllo una vez su cuerpo ya estaba detrás del de la joven. Al principio con una cierta distancia más en pocos segundos él la acortó hasta quedar totalmente pegado a ella. Sus manos, sin embargo, no la tocaron. Se mantenían juntas tras su espalda como todo buen caballero - Veo que habeis sabido ver bastante bien en mí, sin embargo... - susurraba más ahora se acercó hasta una de sus orejas, acariciandola suavemente con la nariz - Tal vez pueda ser demasiado..hm..¿alarmante?..para una dama como usted, que le muestre mi yo verdadero.. - sus labios estaban sobre el oído, rozando la piel desde la parte trasera.
Podía notar como algunos encajes del vestido de la muchacha se le marcaban en el pecho de lo cerca que la tenía. Su parte baja cabe decir que también estaba pegada a la parte trasera de ella. Le estaba dando una pequeña muestra de lo que podría llegar a ser, de lo que podría llegar a ocurrir con ella si era quien le animaba a no controlarse.
Puede que ella fuera una gata, una gata salvaje, pero él era un tigre, un tigre agazapado en busca de su presa.
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Re: Una noche de libertad.
Jamás de los jamases permitía que alguien y menos un hombre se acercase tanto, pero sabía que estaba tentando a la suerte, podía pasar cualquier cosa y siempre se adelantaba a los acontecimientos pero en ese mismo instante estaba realmente perdida, por eso quería saber más de ello, saber qué ocurriría y qué era capaz de pasar...
No tuvo que hacerlo ¿qué diantres había sido eso? Le habia rozado los labios, sí... se había atrevido, la estaba poniendo a prueba a su manera, entreabrió los labios como si ella quisiera besarlo pero no fue así porque ambos a la vez se apartaron del otro..como dejando entender cual era el límite y aquel gesto le llamó la atención, de su boca no salió otra cosa que una breve risa , observando cada uno de sus movimientos sin ella moverse, sí, le hubiese cruzado la cara de un tortazo por aquel atrevimiento, porque nadie debía tocarla y no iban a pasar “esas cosas” con un desconocido que seguro que se dedicaba a hacer con todas las damas lo mismo en eventos sociales, muy mal punto a su favor por eso más que nada no se fiaba de él pero este juego era tan sumamente tentador y divertía que quería seguir.
Ella hizo lo mismo, cuando se separó le miró de arriba abajo con total descaro...él no era muy recatado y ella no lo iba a ser tampoco, se parecían en eso y por lo que podía archivar en aquella cabeza loca era que tenía ciertos puntos muy similares a ella misma...
Pero todo cambió cuando lo notó tan cerca de su espalda, podía sentir la presión de su cuerpo y eso en vez de ponerla nerviosa... le hizo mirarle de reojo no muy convencida, no era necesario tanto acercamiento, pero él no parecía tocarla ni lo más mínimo y no tenía intenciones. Esa caricia en su oreja le hizo apretar los labios, su respiración rozaba su cuello y nadie aún había estado tan cerca... nadie y él en apenas ¿cuánto tiempo? Ahora no era momento de calcular pero estaba tan cerca que podía sentir como en cualquier momento todo aquello no quedaría en nada...si no que iría a más.
-Alarmante... vaya, que palabra más exacta para definirme, porque supongo que eso de alarmante lo deciais por mí, será mejor que nos dejemos de hablar de vos, creo que nos ha quedado claro tanto a ti como a mí que eso no es que nos vaya mucho ¿me equivoco? Vaya, vaya... el gatito sabe inspeccionar bien el terreno... y de qué manera, ¿Qué vendrá ahora? ¿Qué pierda la razón y que te suplique con un beso? Oh gatito, creo que tú y yo nos lo vamos a pasar muy bien, tú intentando que yo ceda y yo creyendo que puedo llegar a caer en tus brazos, así no se hacen las cosas... pequeño...
Su tono de voz apenas había sido un susurro, pero eso que notó tras ella... le hizo sonreír de una manera bastante sospechosa, dejando caer ligeramente su rostro hacia el suyo y ambas mejillas quedaron juntas, movió con suavidad la suya para dedicarle la más suave de las caricias...todo el contrario de sus palabras, podía ser una total invitación...
-Veo que tienes lo imprescindible para volver loca a una mujer pero... ¿serás capaz de volverme loca a mí, gatito? No soy como todas y eso ya lo sabes, no me gusta repetirme... aburre tal cosa...-sus caderas se movieron de tal manera que su trasero rozó aquel lugar que él había querido resaltar, el vestido no podía definir el magnífico trasero de la chica, el cual sabía mover de tal manera...como si quisiese acariciar al chico como lo había hecho antes con su mejilla, pero ni siquiera le dio tiempo a reaccionar ante eso, se giró , supuestamente a su merced... le sonrió mirándole a los ojos y se inclinó a su rostro...aprovechando que una de sus manos paseaba por la espalda de su acompañante... hasta quedar apoyada en su nuca y acercarlo lo suficientemente a ella, tocando ambas frentes... era muy tentador, guapo y podía tener lo que quisiera...menos ahora mismo , a ella.
Se inclinó a besarle pero...ella hizo lo mismo, le rozó los labios para desviar el rostro hacia un lado y sonreír riendo bajito por lo bajo, su mano seguía en la nuca y le obligó a caminar hasta que su propia espalda quedó apoyada en un árbol, podía notar la dura y áspera corteza acariciar su espalda desnuda y por ello, dejó escapar un quejido, pero ahora...estaba acorralada ¿o era él? ¿ambos? El juego seguía.
-Sé jugar muy bien, así que intenta hacerlo mejor la próxima vez, gatito...-lo miró a los ojos separando ambas frentes terminando por apoyar la cabeza en el árbol, aún lo tenía por la nuca.
No tuvo que hacerlo ¿qué diantres había sido eso? Le habia rozado los labios, sí... se había atrevido, la estaba poniendo a prueba a su manera, entreabrió los labios como si ella quisiera besarlo pero no fue así porque ambos a la vez se apartaron del otro..como dejando entender cual era el límite y aquel gesto le llamó la atención, de su boca no salió otra cosa que una breve risa , observando cada uno de sus movimientos sin ella moverse, sí, le hubiese cruzado la cara de un tortazo por aquel atrevimiento, porque nadie debía tocarla y no iban a pasar “esas cosas” con un desconocido que seguro que se dedicaba a hacer con todas las damas lo mismo en eventos sociales, muy mal punto a su favor por eso más que nada no se fiaba de él pero este juego era tan sumamente tentador y divertía que quería seguir.
Ella hizo lo mismo, cuando se separó le miró de arriba abajo con total descaro...él no era muy recatado y ella no lo iba a ser tampoco, se parecían en eso y por lo que podía archivar en aquella cabeza loca era que tenía ciertos puntos muy similares a ella misma...
Pero todo cambió cuando lo notó tan cerca de su espalda, podía sentir la presión de su cuerpo y eso en vez de ponerla nerviosa... le hizo mirarle de reojo no muy convencida, no era necesario tanto acercamiento, pero él no parecía tocarla ni lo más mínimo y no tenía intenciones. Esa caricia en su oreja le hizo apretar los labios, su respiración rozaba su cuello y nadie aún había estado tan cerca... nadie y él en apenas ¿cuánto tiempo? Ahora no era momento de calcular pero estaba tan cerca que podía sentir como en cualquier momento todo aquello no quedaría en nada...si no que iría a más.
-Alarmante... vaya, que palabra más exacta para definirme, porque supongo que eso de alarmante lo deciais por mí, será mejor que nos dejemos de hablar de vos, creo que nos ha quedado claro tanto a ti como a mí que eso no es que nos vaya mucho ¿me equivoco? Vaya, vaya... el gatito sabe inspeccionar bien el terreno... y de qué manera, ¿Qué vendrá ahora? ¿Qué pierda la razón y que te suplique con un beso? Oh gatito, creo que tú y yo nos lo vamos a pasar muy bien, tú intentando que yo ceda y yo creyendo que puedo llegar a caer en tus brazos, así no se hacen las cosas... pequeño...
Su tono de voz apenas había sido un susurro, pero eso que notó tras ella... le hizo sonreír de una manera bastante sospechosa, dejando caer ligeramente su rostro hacia el suyo y ambas mejillas quedaron juntas, movió con suavidad la suya para dedicarle la más suave de las caricias...todo el contrario de sus palabras, podía ser una total invitación...
-Veo que tienes lo imprescindible para volver loca a una mujer pero... ¿serás capaz de volverme loca a mí, gatito? No soy como todas y eso ya lo sabes, no me gusta repetirme... aburre tal cosa...-sus caderas se movieron de tal manera que su trasero rozó aquel lugar que él había querido resaltar, el vestido no podía definir el magnífico trasero de la chica, el cual sabía mover de tal manera...como si quisiese acariciar al chico como lo había hecho antes con su mejilla, pero ni siquiera le dio tiempo a reaccionar ante eso, se giró , supuestamente a su merced... le sonrió mirándole a los ojos y se inclinó a su rostro...aprovechando que una de sus manos paseaba por la espalda de su acompañante... hasta quedar apoyada en su nuca y acercarlo lo suficientemente a ella, tocando ambas frentes... era muy tentador, guapo y podía tener lo que quisiera...menos ahora mismo , a ella.
Se inclinó a besarle pero...ella hizo lo mismo, le rozó los labios para desviar el rostro hacia un lado y sonreír riendo bajito por lo bajo, su mano seguía en la nuca y le obligó a caminar hasta que su propia espalda quedó apoyada en un árbol, podía notar la dura y áspera corteza acariciar su espalda desnuda y por ello, dejó escapar un quejido, pero ahora...estaba acorralada ¿o era él? ¿ambos? El juego seguía.
-Sé jugar muy bien, así que intenta hacerlo mejor la próxima vez, gatito...-lo miró a los ojos separando ambas frentes terminando por apoyar la cabeza en el árbol, aún lo tenía por la nuca.
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Re: Una noche de libertad.
Como era de esperar su respuesta fue acorde con su "ataque" sin duda aprendía rápido y al parecer los papeles por cada vez que uno hablaba se invertían. Ahora el era el gatito. No pudo evitar soltar una carcajada ante ese pensamiento. Oh si, era un inofensitvo e inocente gatito, sin duda. Era la comparación más ¿cuca? que le habían echo nunca. Aún así sabía lo que se estaba horneando y la manera en que ella quería provocarle, aquello era como un reto para ver quien pedía el beso primero al otro. Quién conseguía excitar más y hacer mejores movimientos. Por suerte, para él, ella llevaba demasiadas prendas bajo el vestido como para poder notar a la perfección su cuerpo, de no haber sido así, no le hubiese costado demasiado encenderle. Sin embargo, ponía a prueba su mente y autocontrol. No era la primera vez que lo hacía y ganaría costara lo que costara.
A la misma vez que ella le obligaba a caminar sus pies también se movían en esa dirección para acorralarla, mostrando una sonrisa ladina ante el pequeño quejido de la joven. Ella misma se había buscado el que en ese momento estuvieseran así. Colocó una mano a un lado de su cuello, sobre el tronco, y la otra en el otro lado para no dejarla escapar. Dudaba que quisiera escapar.
- ¿Así que gatito, hm? ¿Y tú gatita? - ladeó la cabeza sin quitar esa sonrisa de los labios. No podía evitar que la situación le resultara tremendamente divertida - Es bastante peligroso que me provoque de esta manera, después, no quiero que se sorprenda de lo que pueda ocurrir.. - se acercó lentamente hasta su oido - Quien avisa no es traidor ¿me equivoco? - preguntó en un susurro mordiendo el lóbulo de la muchacha, del lado en que no tenía sus pendientes obviamente y tirando de la carne hacia él.
Se separó unos centímetros, lo suficiente como para poder mirarla a la cara. Una de sus manos se apartó del tronco, deslizandose ahora por su rostro, concretamente hasta su mentón. Lo agarró con un par de dedos, suavemente, sin ejercer presión. - ¿A caso soy el único que juega aquí, gatita? - preguntó sobre sus labios, mirandolos en un intervalo de tiempo más enseguida volviendo sus ojos hacia la trayectoria de los de ella. Se clavaban en ella tanto como los suyos en él.
Por momentos la analizaba, lo que debería estar pensando o lo que realmente se proponía. Era de esas mujeres que no se encontraban habitualmente. Que eran impredecibles como el propio viento y que nunca sabías por donde te podían salir. Sin duda una muy dificil de capturar, tan dificil como lo era el que le capturaran a él. Si, porque todo aquello era puro juego. Más aquella que capturara su corazón lo iba a tener de por vida. De momento no podía pensar en eso ¿existiría la mujer así? le vino un vano recuerdo a la mente, más enseguida se le quitó. Ahora debía concentrarse en su adorable y fiera compañía.
- Oh vamos, saca tus garras ¿eso es todo lo que puedes hacer? - alzó una ceja y paso su lengua por los labios ajenos aprovechando también para relamerse los suyos de la corta distancia que tenían en ese momento. La sonrisa se volvía cada vez más interesante y penetrante. Puramente instintiva tal cual si de un animal se tratara.
A la misma vez que ella le obligaba a caminar sus pies también se movían en esa dirección para acorralarla, mostrando una sonrisa ladina ante el pequeño quejido de la joven. Ella misma se había buscado el que en ese momento estuvieseran así. Colocó una mano a un lado de su cuello, sobre el tronco, y la otra en el otro lado para no dejarla escapar. Dudaba que quisiera escapar.
- ¿Así que gatito, hm? ¿Y tú gatita? - ladeó la cabeza sin quitar esa sonrisa de los labios. No podía evitar que la situación le resultara tremendamente divertida - Es bastante peligroso que me provoque de esta manera, después, no quiero que se sorprenda de lo que pueda ocurrir.. - se acercó lentamente hasta su oido - Quien avisa no es traidor ¿me equivoco? - preguntó en un susurro mordiendo el lóbulo de la muchacha, del lado en que no tenía sus pendientes obviamente y tirando de la carne hacia él.
Se separó unos centímetros, lo suficiente como para poder mirarla a la cara. Una de sus manos se apartó del tronco, deslizandose ahora por su rostro, concretamente hasta su mentón. Lo agarró con un par de dedos, suavemente, sin ejercer presión. - ¿A caso soy el único que juega aquí, gatita? - preguntó sobre sus labios, mirandolos en un intervalo de tiempo más enseguida volviendo sus ojos hacia la trayectoria de los de ella. Se clavaban en ella tanto como los suyos en él.
Por momentos la analizaba, lo que debería estar pensando o lo que realmente se proponía. Era de esas mujeres que no se encontraban habitualmente. Que eran impredecibles como el propio viento y que nunca sabías por donde te podían salir. Sin duda una muy dificil de capturar, tan dificil como lo era el que le capturaran a él. Si, porque todo aquello era puro juego. Más aquella que capturara su corazón lo iba a tener de por vida. De momento no podía pensar en eso ¿existiría la mujer así? le vino un vano recuerdo a la mente, más enseguida se le quitó. Ahora debía concentrarse en su adorable y fiera compañía.
- Oh vamos, saca tus garras ¿eso es todo lo que puedes hacer? - alzó una ceja y paso su lengua por los labios ajenos aprovechando también para relamerse los suyos de la corta distancia que tenían en ese momento. La sonrisa se volvía cada vez más interesante y penetrante. Puramente instintiva tal cual si de un animal se tratara.
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Re: Una noche de libertad.
Era buen rival sin duda, además de cargado de algo muy interesante. De nuevo volvió a recordar que era peligroso que lo provocase, no le decía nada nuevo... a todos los hombres que se le provocaban un tanto cedían ante ti, para que cumpliese cada una de las peticiones de una mujer... pero no quitaba esa maldita sonrisa de satisfacción, de sensualidad...y que bien seguía el juego, como siempre ella sabía bien qué decir, que movimientos realizar para que fuese simplemente perfecto.
Se hizo la sorprendida, incluso entreabrió los labios y se echó a reír negando con la cabeza, eso era una amenaza y a tal amenaza no podía quedarse callada. Y dijo aquella frase , su favorita...una que solía decir mucho y la recordó a ella totalmente.
-Así es, quién avisa no es traidor, pequeño...-apoyó la cabeza en el tronco del árbol, sintiendo como susurraba muy cerca de su oído- También es bastante peligroso provocarme, porque no creas que le dejo a todo el mundo y no, no te sientas afortunado porque cuando quiera puedo parar esto, lo sabes y lo sé- se le quedó mirando a los ojos sonriendo complacida con su pregunta, le había devuelto el mote de gatita y ella no pudo hacer otra cosa que ronronear como tal, ella se consideraba una y si se acercaba de esa manera no iba tan mal desencaminado hasta claro está dar un paso en vano entonces...todo lo logrado se iría al traste.
Sus ojos azules, no dejaban de mirarle fijamente, era de esos hombres que podían volverte loca de atar tan solo por una caricia, la envidia de muchos de su condición y el tesoro más preciado para aquellas que habían probado sus labios, como bien pensó antes seguro no era la primera ni la última a quién le dedicaría esas sensuales caricias, esas palabras arrebatadoras y esa sonrisa que podía insinuártelo todo. No la dejó hablar pues cuando fue a hacerlo, sintió aquella atrayente lengua recorrer sus labios de esa manera tan suave e incitante, maldito minino travieso... su ceño se frunció bastante, parecía que no le había gustado y que en cualquier momento le apartaría de ella... pero lo único que consiguió fue enfurecerla y querer saber más sobre lo que estaba haciendo, el límite estaba establecido.
Le agarró arrugándole la prenda superior, atrayéndole hacia ella más de lo que podía, ambos pechos se tocaron y los de ella se elevaron un tanto, sintiendo la presión del cuerpo del joven sobre el suyo... ladeó el rostro, sin dejar de estar apoyada en su frente. Esa lengua que se había atrevido a lamer lo prohibido, salió de nuevo para relamerse...dando a entender que le había gustado y quería más, no se había quedado atrás con aquel apelativo de minino...pero Bryanna fue más ágil, se inclinó para mordisquear la lengua ajena, succionándola un tanto, haciendo que la suya propia de nuevo la tocase, y mover su boca como si realmente hiciese otra cosa, pura provocación pero sin duda aún no lo había besado, de momento no lo haría...ella no hacía esas cosas.
La provocó con sus palabras sí y se iba a enterar, la mano que la agarraba terminó bajando por su pecho hasta quedar a la altura de su vientre, sonrió traviesa sin dejar de ejercer ese gesto con su lengua, terminando por soltarle y separar su boca de la de él pero no así sus cuerpos, bordeó con dos de sus dedos la cintura, a pesar de estar con la ropa tenía que sentir aquella caricia como poco a poco se hacía más deseada, sin embargo la de su nuca, cambió los papeles... le tomó del cuello de forma firme apretando un tanto, lo suficiente como para que él viese que no había cedido, que aún nadie estaba a merced de nadie, volvió a pegar su frente a la suya, a medida que hablaba sus labios se rozaban y sus ojos no reparaban en otra cosa que no fuese aquello.
-¿Acaso vas a ser tu mi maestro, gatito? ¿Vas a robar mis primeros besos? ¿Y piensas que voy a dejarte?-rió tremendamente divertida y desvió enseguida la cabeza hasta su lóbulo para proseguir allí la conversación a media voz- Sé en lo que piensas... en hacerme mil cosas detrás de uno de esos matorrales, crees que de verdad puedes llegar a ser capaz de ello...-lamió su lóbulo bajando lentamente por todo su cuello sin dejar de hacer presión en su cuello, su respiración era un tanto entrecortada y era obvio el roce de ambos pechos de nuevo- No me sorprendes en absoluto...-susurró mordisqueando en la mitad del recorrido de su cuello, labios suaves, lengua caliente y exquisita que saboreaba la piel ajena en busca de algo más... Bryanna no desistía siempre le gustaba tomar el control...pero que interesante juego...- ¿Y tú sabes hacer algo más gatito, algo que no me espere?.-la mano de la espalda, la subió hasta su nuca de nuevo para ahora tirar del cabello rebelde del chico, el cual quedó arqueado mirando un tanto hacia el cielo, movimiento justo para empezar a explorar aquella zona que era su cuello, a pesar de la brusquedad de sus gestos su boca se movía de forma lenta y sensual...
Se hizo la sorprendida, incluso entreabrió los labios y se echó a reír negando con la cabeza, eso era una amenaza y a tal amenaza no podía quedarse callada. Y dijo aquella frase , su favorita...una que solía decir mucho y la recordó a ella totalmente.
-Así es, quién avisa no es traidor, pequeño...-apoyó la cabeza en el tronco del árbol, sintiendo como susurraba muy cerca de su oído- También es bastante peligroso provocarme, porque no creas que le dejo a todo el mundo y no, no te sientas afortunado porque cuando quiera puedo parar esto, lo sabes y lo sé- se le quedó mirando a los ojos sonriendo complacida con su pregunta, le había devuelto el mote de gatita y ella no pudo hacer otra cosa que ronronear como tal, ella se consideraba una y si se acercaba de esa manera no iba tan mal desencaminado hasta claro está dar un paso en vano entonces...todo lo logrado se iría al traste.
Sus ojos azules, no dejaban de mirarle fijamente, era de esos hombres que podían volverte loca de atar tan solo por una caricia, la envidia de muchos de su condición y el tesoro más preciado para aquellas que habían probado sus labios, como bien pensó antes seguro no era la primera ni la última a quién le dedicaría esas sensuales caricias, esas palabras arrebatadoras y esa sonrisa que podía insinuártelo todo. No la dejó hablar pues cuando fue a hacerlo, sintió aquella atrayente lengua recorrer sus labios de esa manera tan suave e incitante, maldito minino travieso... su ceño se frunció bastante, parecía que no le había gustado y que en cualquier momento le apartaría de ella... pero lo único que consiguió fue enfurecerla y querer saber más sobre lo que estaba haciendo, el límite estaba establecido.
Le agarró arrugándole la prenda superior, atrayéndole hacia ella más de lo que podía, ambos pechos se tocaron y los de ella se elevaron un tanto, sintiendo la presión del cuerpo del joven sobre el suyo... ladeó el rostro, sin dejar de estar apoyada en su frente. Esa lengua que se había atrevido a lamer lo prohibido, salió de nuevo para relamerse...dando a entender que le había gustado y quería más, no se había quedado atrás con aquel apelativo de minino...pero Bryanna fue más ágil, se inclinó para mordisquear la lengua ajena, succionándola un tanto, haciendo que la suya propia de nuevo la tocase, y mover su boca como si realmente hiciese otra cosa, pura provocación pero sin duda aún no lo había besado, de momento no lo haría...ella no hacía esas cosas.
La provocó con sus palabras sí y se iba a enterar, la mano que la agarraba terminó bajando por su pecho hasta quedar a la altura de su vientre, sonrió traviesa sin dejar de ejercer ese gesto con su lengua, terminando por soltarle y separar su boca de la de él pero no así sus cuerpos, bordeó con dos de sus dedos la cintura, a pesar de estar con la ropa tenía que sentir aquella caricia como poco a poco se hacía más deseada, sin embargo la de su nuca, cambió los papeles... le tomó del cuello de forma firme apretando un tanto, lo suficiente como para que él viese que no había cedido, que aún nadie estaba a merced de nadie, volvió a pegar su frente a la suya, a medida que hablaba sus labios se rozaban y sus ojos no reparaban en otra cosa que no fuese aquello.
-¿Acaso vas a ser tu mi maestro, gatito? ¿Vas a robar mis primeros besos? ¿Y piensas que voy a dejarte?-rió tremendamente divertida y desvió enseguida la cabeza hasta su lóbulo para proseguir allí la conversación a media voz- Sé en lo que piensas... en hacerme mil cosas detrás de uno de esos matorrales, crees que de verdad puedes llegar a ser capaz de ello...-lamió su lóbulo bajando lentamente por todo su cuello sin dejar de hacer presión en su cuello, su respiración era un tanto entrecortada y era obvio el roce de ambos pechos de nuevo- No me sorprendes en absoluto...-susurró mordisqueando en la mitad del recorrido de su cuello, labios suaves, lengua caliente y exquisita que saboreaba la piel ajena en busca de algo más... Bryanna no desistía siempre le gustaba tomar el control...pero que interesante juego...- ¿Y tú sabes hacer algo más gatito, algo que no me espere?.-la mano de la espalda, la subió hasta su nuca de nuevo para ahora tirar del cabello rebelde del chico, el cual quedó arqueado mirando un tanto hacia el cielo, movimiento justo para empezar a explorar aquella zona que era su cuello, a pesar de la brusquedad de sus gestos su boca se movía de forma lenta y sensual...
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Re: Una noche de libertad.
Le estaba provocando y demasiado. Sus palabras, sus gestos. El simple echo de que le mirara con esa sonrisa tan convencida y prepotente. Que le diera e entender que nunca podría acercarsele lo suficiente porque era simplemente intocable. Una mujer que muchos habrían intentado conseguir pero que nadie había tocado nunca. Y eso simplemente pudo adivinarlo por una de sus preguntas. ¿Así que primeros besos? Alzó una ceja para si mismo; ¿esa chica no había tenido ni un solo beso en su vida? ¿Tan inalcanzable se creía? Menudos paletos de hombres se le habrían acercado ¡Por favor! Si en ese momento podría robarle un beso. Un buen beso que la enseñara de que estaba echo. De que con él no se jugaba a no ser que quisiera quemarse.
Sí, lo habría echo y se habría quedado sumamente agusto. Sin embargo ¿qué gracia tendría eso? En el fondo ella era lo que deseaba. Deseaba que él la sorprendiera con ese beso para después..¿qué? ¿hacerse la ofendida? ¡por favor! Qué él ya había visto mucho mundo en cuanto a mujeres se refería y no era tan pardillo como para caer en esa trampa. ¿O tal vez no lo era? A lo mejor debajo de esa apariencia de super mujer se encontraba una pajarilla inocente que lo único que quería era echar a volar. Que lo que de verdad quería era que la hiciesen sentir mujer, resumiendo y en pocas palabras.
Agachó un tanto la cabeza y sin poder contenerlo empezó a reirse en suaves carcajadas, entrecerrando a la par sus ojos. Sí, aquella situación le parecía muy divertida. Después de todo hacía tiempo que no se topaba con una mujer así, que posiblemente le provocara tanto sin darse cuenta. Alzó de nuevo el rostro sin quitar la sonrisa y volvió a mirarla. Empezó a acercar su rostro. Cada vez estaba más y más cerca y sus ojos no se apartaron de los de la trayectoria de ella.
- Demasiado fácil.. - susurró y sin más agarró uno de los labios de la chica con sus dientes, estirandolo. Se separó. Sus manos volvieron a los bolsillos del traje y sus labios volvieron a dejar escapar suaves carcajadas tras aquel intento de beso. Podían llamarle loco en ese momento, posiblemente, no entendería el porque se reía tanto. Tal vez ni él mismo pudiera explicar eso. Pero simplemente se sentía contento y su cuerpo necesitaba reirse y así lo hacía. Como siempre nunca se contenía a no ser que fuese verdaderamente necesario.
Sus ojos viajaron de nuevo hacia la chica que yacía contra el arbol. La miró con una sonrisa no prepotente ni altanear, solo divertida y a la vez amable - Oh vamos..¿de verdad crees que si hubiese querido besarte no lo habría echo? - le hizo un repaso de arriba a abajo con la mirada. Bueno vale, a lo mejor ahora si se ponía algo chulesco, pero no podía evitarlo, a veces le salía del alma - Princesa, con unos segundos me hubiese bastado para tomar esos rojizos labios que posees y, posiblemente, no habrías tenido tiempo de "no dejarme" como has mencionado - ladeo la cabeza esta vez sin chulería, solo decía lo que pensaba y sabía que podía haber ocurrido. No era la primera vez que le pasaba además de que tenía confianza en sus capacidades. - Que por cierto, debo decir que son una autentica tentación - rió de nuevo y con una mano se echó el flequillo algo hacia detrás, despeinandoselo.
- ¡Mierda! - farfulló en cuanto recordó donde estaba. ¡Se había olvidado de que no estaba en cualquier parte! Y que por ende su cabello no podía estar así de despeinado - Mira lo que has echo gatita, me has desconcentrado tanto que ya ni me acordaba de donde estabamos - entre alguna que otra carcajada itentaba volver a ponerse el pelo debidamente en su sitio y también intentó elogiarla mediante ese comentario. Puede que indirectamente pero al fin y al cabo no era su problema si no lo captaba. No era fácil que alguien consiguiera desconcentrarle.
Sí, lo habría echo y se habría quedado sumamente agusto. Sin embargo ¿qué gracia tendría eso? En el fondo ella era lo que deseaba. Deseaba que él la sorprendiera con ese beso para después..¿qué? ¿hacerse la ofendida? ¡por favor! Qué él ya había visto mucho mundo en cuanto a mujeres se refería y no era tan pardillo como para caer en esa trampa. ¿O tal vez no lo era? A lo mejor debajo de esa apariencia de super mujer se encontraba una pajarilla inocente que lo único que quería era echar a volar. Que lo que de verdad quería era que la hiciesen sentir mujer, resumiendo y en pocas palabras.
Agachó un tanto la cabeza y sin poder contenerlo empezó a reirse en suaves carcajadas, entrecerrando a la par sus ojos. Sí, aquella situación le parecía muy divertida. Después de todo hacía tiempo que no se topaba con una mujer así, que posiblemente le provocara tanto sin darse cuenta. Alzó de nuevo el rostro sin quitar la sonrisa y volvió a mirarla. Empezó a acercar su rostro. Cada vez estaba más y más cerca y sus ojos no se apartaron de los de la trayectoria de ella.
- Demasiado fácil.. - susurró y sin más agarró uno de los labios de la chica con sus dientes, estirandolo. Se separó. Sus manos volvieron a los bolsillos del traje y sus labios volvieron a dejar escapar suaves carcajadas tras aquel intento de beso. Podían llamarle loco en ese momento, posiblemente, no entendería el porque se reía tanto. Tal vez ni él mismo pudiera explicar eso. Pero simplemente se sentía contento y su cuerpo necesitaba reirse y así lo hacía. Como siempre nunca se contenía a no ser que fuese verdaderamente necesario.
Sus ojos viajaron de nuevo hacia la chica que yacía contra el arbol. La miró con una sonrisa no prepotente ni altanear, solo divertida y a la vez amable - Oh vamos..¿de verdad crees que si hubiese querido besarte no lo habría echo? - le hizo un repaso de arriba a abajo con la mirada. Bueno vale, a lo mejor ahora si se ponía algo chulesco, pero no podía evitarlo, a veces le salía del alma - Princesa, con unos segundos me hubiese bastado para tomar esos rojizos labios que posees y, posiblemente, no habrías tenido tiempo de "no dejarme" como has mencionado - ladeo la cabeza esta vez sin chulería, solo decía lo que pensaba y sabía que podía haber ocurrido. No era la primera vez que le pasaba además de que tenía confianza en sus capacidades. - Que por cierto, debo decir que son una autentica tentación - rió de nuevo y con una mano se echó el flequillo algo hacia detrás, despeinandoselo.
- ¡Mierda! - farfulló en cuanto recordó donde estaba. ¡Se había olvidado de que no estaba en cualquier parte! Y que por ende su cabello no podía estar así de despeinado - Mira lo que has echo gatita, me has desconcentrado tanto que ya ni me acordaba de donde estabamos - entre alguna que otra carcajada itentaba volver a ponerse el pelo debidamente en su sitio y también intentó elogiarla mediante ese comentario. Puede que indirectamente pero al fin y al cabo no era su problema si no lo captaba. No era fácil que alguien consiguiera desconcentrarle.
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Re: Una noche de libertad.
Sabía que lo había tachado como uno de esos jovencitos que podían seducir a cualquier dama. Era guapo, seductor y... sabía bien jugar, por lo que tenía claro una cosa: no iba a decepcionarla en absoluto. Esa mirada penetrante, te podía decir mucho en silencio y eso hizo, no iba a ser tan idiota como cualquier hombre, no iba a cometer el error de muchos otros... y así fue. Se unió a su risa cuando apenas a escasos centímetros él pudiese llegado a besarla, no lo hizo, eso le gustó...le había hecho reír pero aún estaba cerca y podía destruir el castillo de arena que había empezado a construir, ella no dejó que su boca se cerrase puesto que aún la tenía entreabierta por la risa. Perfecto. Aquel gesto de querer poseer sus labios pero tan solo dejando claro aquella intención sin llevarla a cabo, la sorprendió... no esperaba que terminaría haciendo eso, probarla pero no probarla a la vez y se unió de nuevo a la risa, asintiendo con la cabeza y dando su aprobación.
-Exacto, era demasiado fácil... y estais completamente loco al que le conteis como teniendo a escasos centímetros a la señorita Bryanna Lynn Appleby, no habeis aprovechado tal cosa... pero que piensen lo que quieran, desde luego puedo decir que me habeis impresionado...seguro que si hubiese sido otra dama la hubieseis besado con fervor y pasión- alzó el dedo índice puntualizando mejor lo que iba a decir ya que para ella era completamente importante- Por supuesto que podiais haberlo hecho pero no ha sido así, sabiais que era mejor no hacerlo ¿cierto? Y como os haceis desear, desde luego... ahora entiendo muchas cosas seguramente sereis el amante perfecto, sabeis jugar bien vuestras cartas, gatito...-sonrió realmente divertida, poca gente le sacaba sonrisas como esas, más bien...nadie. Se sentía contenta por ello, no sabía como pero ese joven le llamó la atención y no del modo que muchas mujeres, no negaba que fuese atractivo pero no era idiota a como estaba a acostumbrada a tratar.
-Pues qué le vamos a hacer te quedarás con la intriga de como saben mis rojizos labios, ¡que pena! ¿Verdad, gatito? Y te equivocas, soy una tentación toda en sí, no solo mis labios, lo sabes...-le observó atentamente, mirándole a los ojos, le gustaba examinar a la gente y estaba quedándose con todo gesto o movimiento que hacía. Al verle despeinado, sonrió al ver como intentaba por todos los medios peinarse sin resultado, al ver como no podía ni por asomo, abandonó el árbol para al menos intentar ella hacer lo que él no era capaz. Sus dedos pasearon por su flequillo despeinado, lo hizo sin dejar de mirarle a los ojos, su otra mano lo acercó a ella, acortando las distancias que él antes había impuesto.
-Tengo ese don...y creo que más o menos ya estás ¿Ves? Así todo despeinado pensarán que me he aprovechado de ti... que suerte tienes...-dejó de tutearlo de golpe, no sabía porqué pero le había dado bastante confianza, aparte de otras cosas..como por ejemplo haberme encontrado en esa fiesta, seguro que te lo estás pasando mejor que ahí dentro ¿me concedes este baile?-le tomó de la cintura, deslizando su mano por su otro brazo para que se pusieran en posición de baile, solo que claro aquella caricia totalmente insinuante le hizo sonreír de lo más divertida, empezaron a moverse y a mitad del baile, guardaba las distancias como marcaba el decoro pero.. se inclinó para susurrarle algo muy bajito, ahora que estaban casi a oscuras y con la única iluminación de la luna, sus ojos azules incluso parecían brillar- fue demasiado fácil lo de antes pero... ¿y si yo te beso a ti? Los besos robados son los más dulces...quizás quién sabe , ¿es más fácil ahora o más difícil?.-sonrió divertida dejando que sus dientes tomaran como rehén el inferior del joven y tirando éste para terminar por pasar su lengua y probarlo, sin probarlo a la vez.
Sí, ahora parecían que estaban en el baile, a ella le pasaba lo mismo, no sabía a veces donde se encontraban...le había devuelto la misma situación a él.
-Exacto, era demasiado fácil... y estais completamente loco al que le conteis como teniendo a escasos centímetros a la señorita Bryanna Lynn Appleby, no habeis aprovechado tal cosa... pero que piensen lo que quieran, desde luego puedo decir que me habeis impresionado...seguro que si hubiese sido otra dama la hubieseis besado con fervor y pasión- alzó el dedo índice puntualizando mejor lo que iba a decir ya que para ella era completamente importante- Por supuesto que podiais haberlo hecho pero no ha sido así, sabiais que era mejor no hacerlo ¿cierto? Y como os haceis desear, desde luego... ahora entiendo muchas cosas seguramente sereis el amante perfecto, sabeis jugar bien vuestras cartas, gatito...-sonrió realmente divertida, poca gente le sacaba sonrisas como esas, más bien...nadie. Se sentía contenta por ello, no sabía como pero ese joven le llamó la atención y no del modo que muchas mujeres, no negaba que fuese atractivo pero no era idiota a como estaba a acostumbrada a tratar.
-Pues qué le vamos a hacer te quedarás con la intriga de como saben mis rojizos labios, ¡que pena! ¿Verdad, gatito? Y te equivocas, soy una tentación toda en sí, no solo mis labios, lo sabes...-le observó atentamente, mirándole a los ojos, le gustaba examinar a la gente y estaba quedándose con todo gesto o movimiento que hacía. Al verle despeinado, sonrió al ver como intentaba por todos los medios peinarse sin resultado, al ver como no podía ni por asomo, abandonó el árbol para al menos intentar ella hacer lo que él no era capaz. Sus dedos pasearon por su flequillo despeinado, lo hizo sin dejar de mirarle a los ojos, su otra mano lo acercó a ella, acortando las distancias que él antes había impuesto.
-Tengo ese don...y creo que más o menos ya estás ¿Ves? Así todo despeinado pensarán que me he aprovechado de ti... que suerte tienes...-dejó de tutearlo de golpe, no sabía porqué pero le había dado bastante confianza, aparte de otras cosas..como por ejemplo haberme encontrado en esa fiesta, seguro que te lo estás pasando mejor que ahí dentro ¿me concedes este baile?-le tomó de la cintura, deslizando su mano por su otro brazo para que se pusieran en posición de baile, solo que claro aquella caricia totalmente insinuante le hizo sonreír de lo más divertida, empezaron a moverse y a mitad del baile, guardaba las distancias como marcaba el decoro pero.. se inclinó para susurrarle algo muy bajito, ahora que estaban casi a oscuras y con la única iluminación de la luna, sus ojos azules incluso parecían brillar- fue demasiado fácil lo de antes pero... ¿y si yo te beso a ti? Los besos robados son los más dulces...quizás quién sabe , ¿es más fácil ahora o más difícil?.-sonrió divertida dejando que sus dientes tomaran como rehén el inferior del joven y tirando éste para terminar por pasar su lengua y probarlo, sin probarlo a la vez.
Sí, ahora parecían que estaban en el baile, a ella le pasaba lo mismo, no sabía a veces donde se encontraban...le había devuelto la misma situación a él.
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Re: Una noche de libertad.
Rió de nuevo y sin más empezó a bailar junto a ella por aquel lugar al compás de la música que podía escucharse desde dentro del palacio. El sonido no era demasiado claro si no muy bajito, casi como un susurro que nuestras voces hacían desaparecer, pero aún así sabiendo el tipo de baile que era no era dificil seguirlo. Concretamente tocaba uno lento lo que aproximaba ambos cuerpos al moverse, facilitando así el volver a encontrarse como estaban minutos atrás y con la posibilidad de un nuevo beso. Cabe decir que las palabras de la muchacha lo sorprendieron ligeramente ¿así que ahora me retaba? no le había bastado con demostrarle que él no era un muchacho cualquiera que caería rendido a sus pies. El echo de que ella continuara con el juego también le hacía sentirse ciertamente halagado de que ella hubiese puesto su interés en él, teniendo en cuenta el tipo de mujer que era, bien podía haberse ofendido hacia ya rato.
Aquello hubiese sido demasiado aburrido, de nuevo solo y en busca de diversión. Por suerte no había ocurrido y lo mejor era que se concentrara en su hermosa pareja de baile. Una mano se aferraba a su cintura y la otra a su mano, en un rápido movimiento haciendo que el cuerpo de ella se acercara los milimetros que faltaba para que se pegaran. Sonrió y se dispuso a susurrar sobre su oido; que era en ese momento lo que tenía más cerca de sus labios - En ese caso debería informarle de que habría ganado el juego - no se rió pues su voz sonaba algo misteriosa y seria a pesar de que en sus labios permaneciera una sonrisa, claro que eso ella no lo veía. - ¿A caso vais besando por ahí a muchachos? - su cabeza volvió a erguirse hasta quedar frente a la de ella; manteniendo una ceja alzada junto a la pregunta. La respuesta era obvia más no por ello perdía la diversión el que se lo preguntara.
Su mano descendió un poco más hacia abajo, disimuladamente con cada paso que sus pies daban de un lado a otro. Pasos sumamente cortos y lentos acorde con la música que tocaba en ese momento. - ¿Debo considerarme también una tentación? - se acercó un poco más, presionando esa mano de manera que se hiciera presente las partes que en ese momento estaban completamente juntas. Partes un tanto íntimas en ambos casos. - ¿Tanto como para que una mujer tan bella como tú desee robarme un beso? - sus ojos no se apartaban de la trayectoria de los de ella en ningún momento. Y su voz sonaba cada vez más interesante además de más baja, la iba descendiendo a medida que sus rostros acotaban la distancia.
- Gatita, gatita..¿hasta donde eres capaz de llegar? - una sonrisa desafiante apareció de repente en sus labios y la mano descendió un par de centímetros más hasta el trasero de la joven sin poder evitar darle un buen apretón además de pegar esa parte a su entrepierna. ¿Qué sería lo que le tendría preparado a continuación? Ahora era a ella a la que le tocaba mover pieza.
Aquello hubiese sido demasiado aburrido, de nuevo solo y en busca de diversión. Por suerte no había ocurrido y lo mejor era que se concentrara en su hermosa pareja de baile. Una mano se aferraba a su cintura y la otra a su mano, en un rápido movimiento haciendo que el cuerpo de ella se acercara los milimetros que faltaba para que se pegaran. Sonrió y se dispuso a susurrar sobre su oido; que era en ese momento lo que tenía más cerca de sus labios - En ese caso debería informarle de que habría ganado el juego - no se rió pues su voz sonaba algo misteriosa y seria a pesar de que en sus labios permaneciera una sonrisa, claro que eso ella no lo veía. - ¿A caso vais besando por ahí a muchachos? - su cabeza volvió a erguirse hasta quedar frente a la de ella; manteniendo una ceja alzada junto a la pregunta. La respuesta era obvia más no por ello perdía la diversión el que se lo preguntara.
Su mano descendió un poco más hacia abajo, disimuladamente con cada paso que sus pies daban de un lado a otro. Pasos sumamente cortos y lentos acorde con la música que tocaba en ese momento. - ¿Debo considerarme también una tentación? - se acercó un poco más, presionando esa mano de manera que se hiciera presente las partes que en ese momento estaban completamente juntas. Partes un tanto íntimas en ambos casos. - ¿Tanto como para que una mujer tan bella como tú desee robarme un beso? - sus ojos no se apartaban de la trayectoria de los de ella en ningún momento. Y su voz sonaba cada vez más interesante además de más baja, la iba descendiendo a medida que sus rostros acotaban la distancia.
- Gatita, gatita..¿hasta donde eres capaz de llegar? - una sonrisa desafiante apareció de repente en sus labios y la mano descendió un par de centímetros más hasta el trasero de la joven sin poder evitar darle un buen apretón además de pegar esa parte a su entrepierna. ¿Qué sería lo que le tendría preparado a continuación? Ahora era a ella a la que le tocaba mover pieza.
- off:
- Disculpa, me quedó corto :/
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Re: Una noche de libertad.
Al igual que él, sus labios no podían abandonar esa sonrisa incitadora a la par de divertida, el baile era más lento de los que habían bailado esa noche y por consiguiente, tuvo sus labios tan cerca de su oído que de nuevo pudo notar aquel leve susurro... aquella manera de vestir a las palabras en misterio, en un misterio que a ella le resultaba de lo más atrayente. Enseguida, lo miró haciéndose la sorprendida, como si la acusasen de asesina o algo parecido, como no...imitó su gesto, pegando su boca a su oído para que no se le escapase ni un tanto todo lo que tenía que decirle.
-¿Crees que voy besando a muchachos? Mejor dicho ¿a cualquier muchacho?, no tengo que responder a esas preguntas porque ya sabes la respuesta, así que... tenemos varias opciones, puedo besarte y acabar con toda esta tentación, no habrá ganadores...porque seremos ambos, o puede que te quedes sin saber como saben mis labios y yo los tuyos y por lo tanto será el mayor logro que seguro habrás logrado-sonrió dejando escapar una suave risa seguida de un nuevo susurro, Bryanna le volvió a devolver la pregunta- Acaso... ¿vas besando a muchachas, gatito? Quizás esta vez sea diferente y no consigas nada de una dama, tan solo esto... ¿no te parece mejor la recompensa? en vez de ganar el juego...
Fue a separarse para dar la vuelta pero aquella mano había descendido de manera peligrosa, muy peligrosa...tanto que sus manos la tomaron del trasero de una forma suave pero decidida, notando como para él si que era una tentación, ¿cuál fue la reacción de ella? Ronronear, el apodo que le había puesto era más que acertado... en ningún momento dejar de mirarle a los ojos y en ellos pudo ver algo que no lograba descifrar, el deseo.
No había estado en una situación parecida, siempre había jugado...pero para no haberlo estado nunca, era simplemente perfecta en ese terreno, sabía bien como encandilar, esas miradas, esos sutiles movimientos, esa manera de desenvolverse.
Podía parecer difícil ahora dada la situación pero no lo pensó mucho puesto que, a pesar de estar rodeados de árboles, los troncos de éstos le serían de gran ayuda... sus dos manos terminaron de apoyarlas sobre su pecho, pero... ¿no sería mejor...? sí, fue repentino pero se las ingenió de tal manera, que al tenerlo ocupado con aquel gesto, pasó su pierna por detrás de una de las suyas... haciéndole caminar hacia atrás y así perder el equilibrio, para caer sobre la mullida hierba, la caída no fue brusca si no con resultados de los más favorables...ya que la joven cayó sobre él y por lo tanto, terminó sentada sobre su cintura, el gesto de él seguía porque podía seguir tomándola del trasero , ahora...ella estaba allí observándole y de una manera bastante sensual.. lo había acorralado... y le gustó ver que lo tenía a su merced, bajo ella solo que seguro él la sorprendía como siempre.
Se inclinó, lo suficiente como para volver a tener su rostro cerca y bueno, aquel corsé elevó de manera más notable sus pechos , su respiración la tenía un tanto entrecortada y de su boca volvió a salir un excelente ronroneo.
-Oh vaya, nos hemos tropezado...-movió sus caderas de forma tan suave que podía parecer incluso un descuido pero lo hizo aposta...pero con aquella suave brisa, esos mechones rubios sueltos le hacían cosquillas en la piel desnuda que dejaba su vestido, quería sentir como si empre su cabello suelo por lo que se terminó de deshacer el recogido quitándose dos pinzas que lo sujetaban, finalmente quedar suelto y a su aire, dándole un aire de lo más... rebelde.
-¿Dónde quieres que llegue? Porque puedo hacerte muchas cosas ahora mismo y no es por falta de ganas...¿a dónde estás dispuesto a llegar, gatito..?-rozó sus labios sin apartar esa sonrisa, desvió su boca hasta su nariz donde la mordió y volvió a bajar para así morder varias veces su cuello, a la vez que pasaba tan solo una vez su lengua por él... una de sus manos se quedó apoyada a la altura de su cabeza, la otra... le tomaba de la nuca para guiar su cabeza y así hacer sus movimientos más accesibles, dejó escapar una risa al notar que sus caderas no dejaban de realizar ese breve movimiento provocativo.
-¿Crees que voy besando a muchachos? Mejor dicho ¿a cualquier muchacho?, no tengo que responder a esas preguntas porque ya sabes la respuesta, así que... tenemos varias opciones, puedo besarte y acabar con toda esta tentación, no habrá ganadores...porque seremos ambos, o puede que te quedes sin saber como saben mis labios y yo los tuyos y por lo tanto será el mayor logro que seguro habrás logrado-sonrió dejando escapar una suave risa seguida de un nuevo susurro, Bryanna le volvió a devolver la pregunta- Acaso... ¿vas besando a muchachas, gatito? Quizás esta vez sea diferente y no consigas nada de una dama, tan solo esto... ¿no te parece mejor la recompensa? en vez de ganar el juego...
Fue a separarse para dar la vuelta pero aquella mano había descendido de manera peligrosa, muy peligrosa...tanto que sus manos la tomaron del trasero de una forma suave pero decidida, notando como para él si que era una tentación, ¿cuál fue la reacción de ella? Ronronear, el apodo que le había puesto era más que acertado... en ningún momento dejar de mirarle a los ojos y en ellos pudo ver algo que no lograba descifrar, el deseo.
No había estado en una situación parecida, siempre había jugado...pero para no haberlo estado nunca, era simplemente perfecta en ese terreno, sabía bien como encandilar, esas miradas, esos sutiles movimientos, esa manera de desenvolverse.
Podía parecer difícil ahora dada la situación pero no lo pensó mucho puesto que, a pesar de estar rodeados de árboles, los troncos de éstos le serían de gran ayuda... sus dos manos terminaron de apoyarlas sobre su pecho, pero... ¿no sería mejor...? sí, fue repentino pero se las ingenió de tal manera, que al tenerlo ocupado con aquel gesto, pasó su pierna por detrás de una de las suyas... haciéndole caminar hacia atrás y así perder el equilibrio, para caer sobre la mullida hierba, la caída no fue brusca si no con resultados de los más favorables...ya que la joven cayó sobre él y por lo tanto, terminó sentada sobre su cintura, el gesto de él seguía porque podía seguir tomándola del trasero , ahora...ella estaba allí observándole y de una manera bastante sensual.. lo había acorralado... y le gustó ver que lo tenía a su merced, bajo ella solo que seguro él la sorprendía como siempre.
Se inclinó, lo suficiente como para volver a tener su rostro cerca y bueno, aquel corsé elevó de manera más notable sus pechos , su respiración la tenía un tanto entrecortada y de su boca volvió a salir un excelente ronroneo.
-Oh vaya, nos hemos tropezado...-movió sus caderas de forma tan suave que podía parecer incluso un descuido pero lo hizo aposta...pero con aquella suave brisa, esos mechones rubios sueltos le hacían cosquillas en la piel desnuda que dejaba su vestido, quería sentir como si empre su cabello suelo por lo que se terminó de deshacer el recogido quitándose dos pinzas que lo sujetaban, finalmente quedar suelto y a su aire, dándole un aire de lo más... rebelde.
-¿Dónde quieres que llegue? Porque puedo hacerte muchas cosas ahora mismo y no es por falta de ganas...¿a dónde estás dispuesto a llegar, gatito..?-rozó sus labios sin apartar esa sonrisa, desvió su boca hasta su nariz donde la mordió y volvió a bajar para así morder varias veces su cuello, a la vez que pasaba tan solo una vez su lengua por él... una de sus manos se quedó apoyada a la altura de su cabeza, la otra... le tomaba de la nuca para guiar su cabeza y así hacer sus movimientos más accesibles, dejó escapar una risa al notar que sus caderas no dejaban de realizar ese breve movimiento provocativo.
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Re: Una noche de libertad.
Las palabras de la chica fueron rápidas e inteligentes como lo habían sido todas hasta el momento, sin embargo, eso no fue lo que más le impresionó. La repentina y "casual" caida al suelo le desconcertó bastante. De repente se vió con el cuerpo de ella encima suyo a horcajadas y del golpe que se había dado en la cabeza ya no sabía si eran imaginaciones suyas o las caderas se estaban moviendo sobre la zona de su miembro. ¡Pero que atrevida! Aquello había sido visto y no visto y ya la tenía encima, en una posición de lo más sugerente. ¿No pensaría irse airosa de aquello no? Se pregunto para si mismo mientras sus ojos estaban fijos en el rostro de la chica, mirandola pero a la vez no mirandola. Únicamente intentando averiguar que era lo que buscaba. Si buscaba un beso. Si buscaba ganarle. Si buscaba dejarle excitado para después huir y quedar como una ganadora.
No tenía nada en claro. Todas las opciones eran posibles y a la vez él la única que consideraba era la de que él le hiciese sentir lo que era estar con un hombre de verdad allí mismo. Vale que no era el único hombre de la faz de la tierra ni posiblemente el más macho pero seguramente si el mejor con el que ella se habría topado, tal vez, el más atrevido y a la vez menos respetuoso. Había otros que eran fantasticos, si, pero sus modales a la hora de cortejar a una dama aburrirían hasta los muertos, muchos más a los vivos. Y si querías ligarte a alguien tenías que ser rápido, ágil y eficaz. No podías dejar cabos sueltos. Eso era lo que pensaba hacer él, darle a tomar de su propia medicina a esa muchacha consentida.
Ambas manos ahora se posaron en el trasero de la joven, apretando con fuerza toda la nalga que su mano era capaz de alcanzar. Asegurandose de que ella notara el movimiento. - Gatita te estás metiendo en un terreno peligroso.. - susurró junto a un leve gruñido que contrarrestaba con su ronroneo, haciendole a él una fiera que estaba dispuesta a atacar a su presa. Su pelvis no se quedó quieta ante esos sensuales y sugerentes movimientos de cadera ¡claro que no! se movió, una sola vez pero suficiente como para que ella diera un considerable bote hacia arriba. No pretendía ser disimulado ni cortés o nada que se le pareciera. Había encendido una pequeña llama en su interior de la que ahora tendría que hacerse responsable.
Una de sus mano abandonó la parte trasera y fue a parar hasta uno de los mechones de pelo que caía sobre su pecho tras haberse soltado la melena. Ahora el toque de rebeldía y sensualidad estaba ciertamente multiplicado. Estiró el cabello sin contemplaciones hasta que el rostro de ella bajó los suficiente como para estar a su alcance y poder susurrar. - Ya fue suficiente de esta tonteria - sentenció mirandola fijamente a los ojos con un aire sensual y serio tanto en su voz como en su mirada, penetrante, clavandose en la contraria - Te voy a demostrar hasta donde puedo llegar oh sí - los labios se tornaron en una sonrisa maliciosa mientras la miraba, acariciando el mechón de cabello suavemente - Con Adam DuPont, no se juega - la sonrisa se hizo más amplia y fue cosa de segundos el que la mano que acariciaba el cabello fuese a parar a la nuca de la muchacha, con fuerza atrayendo su cabeza y juntando ambos labios.
Sus rostros chocaron con fuerza y Adam no dudó en introducir de golpe su lengua en la cavidad ajena para explorarla profundamente. Cerró los ojos mientras apretaba su mano en la nuca para que cada vez se pegaran más. Estaba siendo un beso fuerte y pasional, vería entonces hasta que punto ella estaba dispuesta a llegar o si no era tan fiera como aparentaba.
La mano que descansaba en la parte trasera dió un último apretón antes de deslizarse por debajo de la falda para tocar la pierna directamente, acariciandola de atrás a delante y a la vez abriendosela más. Acomodaba el cuerpo de ella a su miembro ¿Arriesgado? puede. Ya no había juegos ni insinuaciones. Adam se había lanzado y le estaba demostrando lo que tanto buscaba. Desdeluego, no se arrepentía.
No tenía nada en claro. Todas las opciones eran posibles y a la vez él la única que consideraba era la de que él le hiciese sentir lo que era estar con un hombre de verdad allí mismo. Vale que no era el único hombre de la faz de la tierra ni posiblemente el más macho pero seguramente si el mejor con el que ella se habría topado, tal vez, el más atrevido y a la vez menos respetuoso. Había otros que eran fantasticos, si, pero sus modales a la hora de cortejar a una dama aburrirían hasta los muertos, muchos más a los vivos. Y si querías ligarte a alguien tenías que ser rápido, ágil y eficaz. No podías dejar cabos sueltos. Eso era lo que pensaba hacer él, darle a tomar de su propia medicina a esa muchacha consentida.
Ambas manos ahora se posaron en el trasero de la joven, apretando con fuerza toda la nalga que su mano era capaz de alcanzar. Asegurandose de que ella notara el movimiento. - Gatita te estás metiendo en un terreno peligroso.. - susurró junto a un leve gruñido que contrarrestaba con su ronroneo, haciendole a él una fiera que estaba dispuesta a atacar a su presa. Su pelvis no se quedó quieta ante esos sensuales y sugerentes movimientos de cadera ¡claro que no! se movió, una sola vez pero suficiente como para que ella diera un considerable bote hacia arriba. No pretendía ser disimulado ni cortés o nada que se le pareciera. Había encendido una pequeña llama en su interior de la que ahora tendría que hacerse responsable.
Una de sus mano abandonó la parte trasera y fue a parar hasta uno de los mechones de pelo que caía sobre su pecho tras haberse soltado la melena. Ahora el toque de rebeldía y sensualidad estaba ciertamente multiplicado. Estiró el cabello sin contemplaciones hasta que el rostro de ella bajó los suficiente como para estar a su alcance y poder susurrar. - Ya fue suficiente de esta tonteria - sentenció mirandola fijamente a los ojos con un aire sensual y serio tanto en su voz como en su mirada, penetrante, clavandose en la contraria - Te voy a demostrar hasta donde puedo llegar oh sí - los labios se tornaron en una sonrisa maliciosa mientras la miraba, acariciando el mechón de cabello suavemente - Con Adam DuPont, no se juega - la sonrisa se hizo más amplia y fue cosa de segundos el que la mano que acariciaba el cabello fuese a parar a la nuca de la muchacha, con fuerza atrayendo su cabeza y juntando ambos labios.
Sus rostros chocaron con fuerza y Adam no dudó en introducir de golpe su lengua en la cavidad ajena para explorarla profundamente. Cerró los ojos mientras apretaba su mano en la nuca para que cada vez se pegaran más. Estaba siendo un beso fuerte y pasional, vería entonces hasta que punto ella estaba dispuesta a llegar o si no era tan fiera como aparentaba.
La mano que descansaba en la parte trasera dió un último apretón antes de deslizarse por debajo de la falda para tocar la pierna directamente, acariciandola de atrás a delante y a la vez abriendosela más. Acomodaba el cuerpo de ella a su miembro ¿Arriesgado? puede. Ya no había juegos ni insinuaciones. Adam se había lanzado y le estaba demostrando lo que tanto buscaba. Desdeluego, no se arrepentía.
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Re: Una noche de libertad.
Lo sabía, sabía que se estaba metiendo en un terreno muy peligroso. Pero no le importaba, estaban sobrepasando al extremo, la línea que ella misma había trazado, sin embargo él no se quedaba atrás con sus movimientos, haciéndola reír de aquella forma tan divertida...sin duda él sabría como hacerla disfrutar en todo el amplio sentido de la palabra, se le veía un chico muy fogoso cosa que alguna de sus “conocidas” le habían recomendado.
Y esa sonrisa le recordó demasiado a ella, esperaba de verás que era capaz de hace ¿lo había buscado y encontrado? Estaba por ver...y lo hizo, la atrajo de tal manera que no pudo reaccionar, en cuestión de segundos la estaba besando de una forma apasionada, atrayente... y sus ojos azules no se cerraron hasta que sus labios se tocaron. Su lengua se encaminó buscando la suya y le imitó, haciéndose desear puesto que aquel beso aparte de ser inexperto por su parte, era de lo más atrevido...cualquiera diría que efectivamente era el primero. Jugaba con su lengua sin reparos, acoplaba sus labios, hasta tomar el inferior y succionarlo cuando le dejó hacerlo, pero quería mordisquearle la lengua y lo hizo riendo entre ronroneos...le gustó besarlo y más con aquel impetu, en el que la espera y la rabia se apoderaba de ambos...aquel juego empezaba a hacer efecto en los dos..
Instintivamente, Bryanna no dejaba de moverse, y él no la dejaba tampoco por igual...le demostraba que a pesar de parecer lo que seguramente era: una chica intocable, se sabía defender y muy bien. Las dos manos de ella acariciaban sus costados de forma descendente...buscando tocar la piel bajo la tela....no se andó con rodeós e introdujo ambas acariciando su pecho directamente subiendo y por lo tanto también su ropa... dejando esa parte al descubierto...
Le faltaba el aire y separó sus labios para cogerlo, solo que aquellos ojos azules se tornaron con una mirada agresiva, fiera y de rabia, estaba roja y no por el beso...si no de ira, la había besado y jamás podía pensar que un beso fuera así, no entendía como no lo había hecho antes, pero a la vez sí.. nadie se lo había ganado y él...
Una de sus manos, empezó a bajar muy despacio mientras lo miraba a los ojos y le lamía los labios, a la vez que sus dientes tomaban el inferior para acercar de nuevo su boca a la suya, pero no lo besó...sus uñas acariciaron aquel pecho duro y cálido, no podía negar que ambos se habían encendido pero ella estaba desconcertada, ya no pudo más retraerse, lo había buscado pero bien y ahí la consecuencia...insinuaba arañarle al apretar sus uñas contra la piel pero no llegó a hacerle un rasguño, su mano terminó en el borde de su pantalón el cual bordeó con su dedo índice...la otra mano sin embargo, seguía acariciando con toda la palma su pecho...mirándole a los ojos de forma intensa.
-Vaya, el gatito se ha lanzado a por su presa...pero ésta es muy escurridiza ¿crees que te voy a dejar que me hagas todo lo que estás pensando ahora mismo en esa cabecita tuya?-negó pero le tomó tan fuerte de la camisa que lo hizo sentarse , ahora ambos estaban sentados y la palma que le acariciaba cambió de posición, tras la espalda, subiendo por ella y haciendo lo mismo por esa parte solo que...empezó a reír y lo arañó...dejando escapar un gemido de satisfacción, una de sus cejas se enarcó y se relamió , inclinándose y mordisqueándole la barbilla, pura provocación.
-Conmigo no se juega tampoco mi querido gatito...tendré que demostrártelo al igual.. y hazte el listo y el castigo será mayor..-le tomó de la barbilla para que la mirase, en un gesto muy suave para ser ella y se inclinó dispuesta a besarle pero antes, aquella mano de su espalda salió de su escondite , le cruzó la cara de forma sonora y volvió a atraerle hacia sí con la otra...sonrió satisfecha y lo besó,sin pensarlo...lo besó de una forma necesitada y apasionada, su lengua lo buscó de nuevo y ambos cuerpos, ahora sentados se tocaban sin poder evitarse...no era como los demás y lo sabía, quería dejárselo muy claro...ya que estaba en su vida, no podría dejarle escapar... ambos puro fuego y juego...pero ¿A dónde llegarían?
Y esa sonrisa le recordó demasiado a ella, esperaba de verás que era capaz de hace ¿lo había buscado y encontrado? Estaba por ver...y lo hizo, la atrajo de tal manera que no pudo reaccionar, en cuestión de segundos la estaba besando de una forma apasionada, atrayente... y sus ojos azules no se cerraron hasta que sus labios se tocaron. Su lengua se encaminó buscando la suya y le imitó, haciéndose desear puesto que aquel beso aparte de ser inexperto por su parte, era de lo más atrevido...cualquiera diría que efectivamente era el primero. Jugaba con su lengua sin reparos, acoplaba sus labios, hasta tomar el inferior y succionarlo cuando le dejó hacerlo, pero quería mordisquearle la lengua y lo hizo riendo entre ronroneos...le gustó besarlo y más con aquel impetu, en el que la espera y la rabia se apoderaba de ambos...aquel juego empezaba a hacer efecto en los dos..
Instintivamente, Bryanna no dejaba de moverse, y él no la dejaba tampoco por igual...le demostraba que a pesar de parecer lo que seguramente era: una chica intocable, se sabía defender y muy bien. Las dos manos de ella acariciaban sus costados de forma descendente...buscando tocar la piel bajo la tela....no se andó con rodeós e introdujo ambas acariciando su pecho directamente subiendo y por lo tanto también su ropa... dejando esa parte al descubierto...
Le faltaba el aire y separó sus labios para cogerlo, solo que aquellos ojos azules se tornaron con una mirada agresiva, fiera y de rabia, estaba roja y no por el beso...si no de ira, la había besado y jamás podía pensar que un beso fuera así, no entendía como no lo había hecho antes, pero a la vez sí.. nadie se lo había ganado y él...
Una de sus manos, empezó a bajar muy despacio mientras lo miraba a los ojos y le lamía los labios, a la vez que sus dientes tomaban el inferior para acercar de nuevo su boca a la suya, pero no lo besó...sus uñas acariciaron aquel pecho duro y cálido, no podía negar que ambos se habían encendido pero ella estaba desconcertada, ya no pudo más retraerse, lo había buscado pero bien y ahí la consecuencia...insinuaba arañarle al apretar sus uñas contra la piel pero no llegó a hacerle un rasguño, su mano terminó en el borde de su pantalón el cual bordeó con su dedo índice...la otra mano sin embargo, seguía acariciando con toda la palma su pecho...mirándole a los ojos de forma intensa.
-Vaya, el gatito se ha lanzado a por su presa...pero ésta es muy escurridiza ¿crees que te voy a dejar que me hagas todo lo que estás pensando ahora mismo en esa cabecita tuya?-negó pero le tomó tan fuerte de la camisa que lo hizo sentarse , ahora ambos estaban sentados y la palma que le acariciaba cambió de posición, tras la espalda, subiendo por ella y haciendo lo mismo por esa parte solo que...empezó a reír y lo arañó...dejando escapar un gemido de satisfacción, una de sus cejas se enarcó y se relamió , inclinándose y mordisqueándole la barbilla, pura provocación.
-Conmigo no se juega tampoco mi querido gatito...tendré que demostrártelo al igual.. y hazte el listo y el castigo será mayor..-le tomó de la barbilla para que la mirase, en un gesto muy suave para ser ella y se inclinó dispuesta a besarle pero antes, aquella mano de su espalda salió de su escondite , le cruzó la cara de forma sonora y volvió a atraerle hacia sí con la otra...sonrió satisfecha y lo besó,sin pensarlo...lo besó de una forma necesitada y apasionada, su lengua lo buscó de nuevo y ambos cuerpos, ahora sentados se tocaban sin poder evitarse...no era como los demás y lo sabía, quería dejárselo muy claro...ya que estaba en su vida, no podría dejarle escapar... ambos puro fuego y juego...pero ¿A dónde llegarían?
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Re: Una noche de libertad.
Adam se estremeció por la cachetada recibida y no solo por eso, el arañazo en su espalda no pasó desapercibido. ¡Qué caliente lo estaba poniendo! Por extraño que sonara todo aquello no hacía más que calentarlo, sí, le encantaban esos juegos en la cama. En este caso, en el césped, lugar que lo volvía todo aún más excitante de lo que estaba siendo naturalmente. Correspondió al beso, sin dudarlo ni tener otra opción. Ese beso que pedía a gritos se correspondido de manera agresiva y pasional. Como si ambos labios estuvieran en una lucha enzarzada por ver cual se comía al otro primero. Adam estaba simplemente euforico, aunque no lo pudiese demostrarlo suficiente. Su corazón le latía con suma rapidez. La adrenalina empezaba a subirle por el cuerpo y, cuando le llegara al cerebro, ya no habría vuelta atrás.
¿Sabría ella lo verdaderamente peligrosa que estaba poniendo la situación? Tal vez por su propia inexperiencia en estos temas no tenía idea de lo que podía ser un hombre cuando la lujuria le nublaba la mente. De seguir así, no tardaría mucho en descubrirlo. Y podría llegar a descubrirlo de la manera más agresiva y pasional que una muchacha de su cuna haya sentido jamás para una primera vez. Ese era un dato importante, probablemente, sería su primera vez en aquello. Empezando por el beso y acabando por esas "caricias" que se propinaban mutuamente. Claro que, ya se veía que sabía manejar la situación a la perfección como si estuviese muy experimentada, se notaba que lo había planeado todo en su cabeza, que seguramente se habría informado. O bien tendría muchisima imaginación además de toda esa pasión que escondia y que ahora le estaba enseñando de a poco a poco.
La arañó el muslo. Él no iba a ser menos, así que en cuanto tuvo oportunidad metió ambas manos por debajo de la falda y con una de ellas le arañó uno de los muslos mientras se besaban. Tenía la tentación de tumbarla de golpe más todavía quería esperar para ver lo que era capaz de hacer. Aprovechando esa postura en la que ambos sexos se rozaban para demostrarle cómo le había puesto, para enseñarle que aquello era la realidad y no una fantasía. Él se estaba erectando y sabía que ella no tardaría en chorrear. Él se iba a encargar de eso.
Aquel fue el beso más largo que habían tenido, el segundo de echo, y duró un par de minutos hasta que se separó para coger aire y abrió los ojos, respirando agitadamente sobre los labios ajenos. Relamiendose y relamiendola al mismo tiempo. - No se trata de que me dejes o no; simplemente no tendrás más opción que aceptar - susurró. En ese momento su rostro no mostraba picardía alguna, simplemente sensualidad, tentación, pasión. Las sensaciones que en ese momento se le venían encima - Tu cuerpo lo siente... - una mano viajó por su pierna, acariciandola y lentamente se acercaba a la zona de peligro, no sin antes volver a arañarla. Le gustaba que le "maltrataran" pero él lo devolvía con creces aseguradas.
- Oh y, por si no lo sabías, me encantan los castigos - una suave sonrisa totalmente maliciosa apareció en su rostro tras las palabras antes de volver a besarla. Del impulso que cogió casi acabó por tirarse encima suyo más consiguió mantener el equilibrio suficiente como para quedarse sentados tal y como ella los había puesto. Sin embargo, llevó ambas manos hacia sus nalgas, agarrando cada una con su mano correspondiente y apretandolas de manera que al mismo tiempo su cuerpo también se apretara. Utilizaba la fuerza que tenía y la que no tenía, en ese momento, sentía que podía arrancarle la ropa de un solo movimiento. Quería arrancarsela y dejarla completamente desnuda bajo él. A su merced, para después, enseñarle a base de "golpes" lo que significaba provocarle de esa manera.
¿Sabría ella lo verdaderamente peligrosa que estaba poniendo la situación? Tal vez por su propia inexperiencia en estos temas no tenía idea de lo que podía ser un hombre cuando la lujuria le nublaba la mente. De seguir así, no tardaría mucho en descubrirlo. Y podría llegar a descubrirlo de la manera más agresiva y pasional que una muchacha de su cuna haya sentido jamás para una primera vez. Ese era un dato importante, probablemente, sería su primera vez en aquello. Empezando por el beso y acabando por esas "caricias" que se propinaban mutuamente. Claro que, ya se veía que sabía manejar la situación a la perfección como si estuviese muy experimentada, se notaba que lo había planeado todo en su cabeza, que seguramente se habría informado. O bien tendría muchisima imaginación además de toda esa pasión que escondia y que ahora le estaba enseñando de a poco a poco.
La arañó el muslo. Él no iba a ser menos, así que en cuanto tuvo oportunidad metió ambas manos por debajo de la falda y con una de ellas le arañó uno de los muslos mientras se besaban. Tenía la tentación de tumbarla de golpe más todavía quería esperar para ver lo que era capaz de hacer. Aprovechando esa postura en la que ambos sexos se rozaban para demostrarle cómo le había puesto, para enseñarle que aquello era la realidad y no una fantasía. Él se estaba erectando y sabía que ella no tardaría en chorrear. Él se iba a encargar de eso.
Aquel fue el beso más largo que habían tenido, el segundo de echo, y duró un par de minutos hasta que se separó para coger aire y abrió los ojos, respirando agitadamente sobre los labios ajenos. Relamiendose y relamiendola al mismo tiempo. - No se trata de que me dejes o no; simplemente no tendrás más opción que aceptar - susurró. En ese momento su rostro no mostraba picardía alguna, simplemente sensualidad, tentación, pasión. Las sensaciones que en ese momento se le venían encima - Tu cuerpo lo siente... - una mano viajó por su pierna, acariciandola y lentamente se acercaba a la zona de peligro, no sin antes volver a arañarla. Le gustaba que le "maltrataran" pero él lo devolvía con creces aseguradas.
- Oh y, por si no lo sabías, me encantan los castigos - una suave sonrisa totalmente maliciosa apareció en su rostro tras las palabras antes de volver a besarla. Del impulso que cogió casi acabó por tirarse encima suyo más consiguió mantener el equilibrio suficiente como para quedarse sentados tal y como ella los había puesto. Sin embargo, llevó ambas manos hacia sus nalgas, agarrando cada una con su mano correspondiente y apretandolas de manera que al mismo tiempo su cuerpo también se apretara. Utilizaba la fuerza que tenía y la que no tenía, en ese momento, sentía que podía arrancarle la ropa de un solo movimiento. Quería arrancarsela y dejarla completamente desnuda bajo él. A su merced, para después, enseñarle a base de "golpes" lo que significaba provocarle de esa manera.
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Re: Una noche de libertad.
No se habría atrevido a...? Sí le había arañado y eso, le hizo gruñir por lo bajo...a la vez que gimió de forma acusadora, soltando instantes después una risita. Que situación y eso que se estaba dejando llevar porque no tenía ni idea de lo que hacía, no quería parecer una ingenua pero ¿realmente lo parecería? Solo ella era capaz de salir aireoso de aquello y es que él se lo ponía todo tan fácil pero difícil a la vez que acertaba a cada paso que daba...era excitante y Adam le estaba demostrando que él no se quedaba atrás.
Sus palabras eran de lo más sugerentes, con aquel tono empleado que no hacía otra cosa que desearlo de veras...pero ¿de verdad accedería? Por ahora la respuesta estaba más que clara...Enarcó una ceja cuando casi la roza en aquel sitio en especial... solo que no lo hizo, volvió a insinuarse y por consiguiente ella frunció el ceño.
-Y tú pareces sentirlo también...-susurró con aquel tono provocador, todo era provocación y se preguntaba como había llegado hasta aquello, supuso que a ambos le gustaba el peligro, les obsesionaba ganar de alguna manera demostrar lo que eran capaces... pero al fin y al cabo, Bryanna era inexperta , le siguió el beso... de la misma manera y frenesí con el que él empezaba a enseñarle... sonrió a medias cuando la volvió a tomar de las nalgas y quedó completamente pegada a él. Así que le encantaban los castigos... pues ella sabía muchos, al igual que tortura... mordisqueó su labio inferior para terminar por apartarse y apoyar su frente en la suya, la respiración la tenía entrecortada y su cuerpo no podía hacer otra cosa que buscar el suyo ¿pero qué hacer ahora? No iba a rogarle que la hiciese suya y mucho menos chivarle que era virgen, aunque lo supondría, empezó a entrar en una rabieta, mezclada con aquel deseo que empezaba a sentir por él... nadie nunca le había hecho sentir necesidad de que quisiera tocarlo, pero lo hizo, una de sus manos subió por su pecho, bajo la ropa, hasta el hombro y la otra mano empezó a quitarle la camisa...a lo que iba quedando a su vista lo fue mordisqueando... lamiendo y para que la mirase a los ojos, le tomó de la barbilla con brusquedad... llegó con los labios a la mitad de su pecho. Volviendo a subir lamiendo todo el lugar, y se detuvo en su cuello...mordisqueando de forma más notable en aquel lugar, rugió incluso apretando, un pequeño castigo por ser travieso... succionó y le dejó marca, para después lamer como si fuera ella “el gatito”
-Van a buscarme...lo sé, porque estoy vigilada constantemente, soy mala...-susurró en su oído pegando totalmente su cuerpo más a él si acaso eso se podría- Así que tenemos dos opciones, o lo dejamos aquí y vuelvo a verte para torturarte, o sigues para tener que detenerte...no hay más-enredó sus dedos en su nuca, besando después su mejilla como si fuese inocente pero después su mirada, se clavó en él como una daga afilada...- No me odies...porque más te odio yo a ti por hacerme hacer estas cosas, yo no me dedico a provocar a jovencitos... y mucho menos cederle el puesto que pueda satisfacerme...-se quedó pensativa un instante...el deseo seguía incluso con mayor intensidad en el ambiente- ¿podrías satisfacerme y querer quemarte en el infierno? Porque puedo comportarme realmente mal y te daré la paliza de tu vida...es un hecho pequeño gatito...-
Echó hacia atrás su cuerpo teniendo él una vista de su cuerpo, sus dos manos seguían en la nuca del joven , lo atrajo hacia sí y sonrió , tocándose ambos labios mientras hablaba.
-Hemos sido malos , gatito...vamos a terminar ardiendo en el infierno, sea hoy... o sea mañana o pasado...ya no hay vuelta atrás y yo misma lo sé, solo quiero que pienses en lo que vas a hacer...-lamió sus labios con deseo- Somos una tentación y ahora mismo hacemos la imagen perfecta de ello.-le masajeó el cabello mientras le susurraba y por lo tanto se le erizó la piel al notar la suave brisa que empezaba a cubrirlos...su boca se entreabrió y no habría imagen más sensual que esa, solo que ¿no decía que amaba los golpes, le cruzó la cara, dos golpes y se mordió el labio inferior con la respiración entrecortada.
Sus palabras eran de lo más sugerentes, con aquel tono empleado que no hacía otra cosa que desearlo de veras...pero ¿de verdad accedería? Por ahora la respuesta estaba más que clara...Enarcó una ceja cuando casi la roza en aquel sitio en especial... solo que no lo hizo, volvió a insinuarse y por consiguiente ella frunció el ceño.
-Y tú pareces sentirlo también...-susurró con aquel tono provocador, todo era provocación y se preguntaba como había llegado hasta aquello, supuso que a ambos le gustaba el peligro, les obsesionaba ganar de alguna manera demostrar lo que eran capaces... pero al fin y al cabo, Bryanna era inexperta , le siguió el beso... de la misma manera y frenesí con el que él empezaba a enseñarle... sonrió a medias cuando la volvió a tomar de las nalgas y quedó completamente pegada a él. Así que le encantaban los castigos... pues ella sabía muchos, al igual que tortura... mordisqueó su labio inferior para terminar por apartarse y apoyar su frente en la suya, la respiración la tenía entrecortada y su cuerpo no podía hacer otra cosa que buscar el suyo ¿pero qué hacer ahora? No iba a rogarle que la hiciese suya y mucho menos chivarle que era virgen, aunque lo supondría, empezó a entrar en una rabieta, mezclada con aquel deseo que empezaba a sentir por él... nadie nunca le había hecho sentir necesidad de que quisiera tocarlo, pero lo hizo, una de sus manos subió por su pecho, bajo la ropa, hasta el hombro y la otra mano empezó a quitarle la camisa...a lo que iba quedando a su vista lo fue mordisqueando... lamiendo y para que la mirase a los ojos, le tomó de la barbilla con brusquedad... llegó con los labios a la mitad de su pecho. Volviendo a subir lamiendo todo el lugar, y se detuvo en su cuello...mordisqueando de forma más notable en aquel lugar, rugió incluso apretando, un pequeño castigo por ser travieso... succionó y le dejó marca, para después lamer como si fuera ella “el gatito”
-Van a buscarme...lo sé, porque estoy vigilada constantemente, soy mala...-susurró en su oído pegando totalmente su cuerpo más a él si acaso eso se podría- Así que tenemos dos opciones, o lo dejamos aquí y vuelvo a verte para torturarte, o sigues para tener que detenerte...no hay más-enredó sus dedos en su nuca, besando después su mejilla como si fuese inocente pero después su mirada, se clavó en él como una daga afilada...- No me odies...porque más te odio yo a ti por hacerme hacer estas cosas, yo no me dedico a provocar a jovencitos... y mucho menos cederle el puesto que pueda satisfacerme...-se quedó pensativa un instante...el deseo seguía incluso con mayor intensidad en el ambiente- ¿podrías satisfacerme y querer quemarte en el infierno? Porque puedo comportarme realmente mal y te daré la paliza de tu vida...es un hecho pequeño gatito...-
Echó hacia atrás su cuerpo teniendo él una vista de su cuerpo, sus dos manos seguían en la nuca del joven , lo atrajo hacia sí y sonrió , tocándose ambos labios mientras hablaba.
-Hemos sido malos , gatito...vamos a terminar ardiendo en el infierno, sea hoy... o sea mañana o pasado...ya no hay vuelta atrás y yo misma lo sé, solo quiero que pienses en lo que vas a hacer...-lamió sus labios con deseo- Somos una tentación y ahora mismo hacemos la imagen perfecta de ello.-le masajeó el cabello mientras le susurraba y por lo tanto se le erizó la piel al notar la suave brisa que empezaba a cubrirlos...su boca se entreabrió y no habría imagen más sensual que esa, solo que ¿no decía que amaba los golpes, le cruzó la cara, dos golpes y se mordió el labio inferior con la respiración entrecortada.
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Re: Una noche de libertad.
Los nuevos golpes no hicieron más que añadir excitación a la que ya estaba antes. Todo lo que hacía le excitaba y estaba seguro de que el sentimiento era completo. Ella podría notarlo en su cuerpo, para su suerte, no podía ocultarlo tan bien. Pero él se iba a encargar de descubrirlo le costara lo que le costara. Una vez que estaba en ese estado ya nada le importaba; bien podían encontrarlos allí follando que a él le iba a dar lo mismo. El calentón que la dulce e inocente muchacha le había producido empezaba a llegar a niveles extremos; lo preocupante era como iba a bajarselo. Para que ella se lo bajara necesitaba hacer mucho más de lo que estaba haciendo en ese momento, de echo, en ese momento solo le calentaba, solo hacía que esa montaña subiera ¿ahora se ocuparía también de hacer que bajara?
Se relamió los labios con la cara ligeramente volteada después de la cachetada y poco a poco fue enderezandola hasta quedar frente a la suya. De un apretón en sus nalgas pegó de nuevo ambos cuerpos, asegurandose de que ambos pechos se rozaran con fuerza, escuchandose el ruido del impacto - Oh gatita, ahora mismo no hay explicación lo suficientemente razonable que nos salve de esto - sonrió algo socarrón mordiendo el inferior de ella y bajando por su mentón, hasta la clavicula. Sabía que no podía dejar marcas pero estaba muy tentado; aún le quedaba algo de autocontrol al parecer pues se abstuvo de morder lo suficientemente fuerte como para dejar allí plasmados sus dientes.
Besó ahora la zona subiendo por el cuello de vuelta a sus labios - Volverás para torturarme, lo sé y si no yo mismo me encargaré de hacerlo - susurró mirandola fijamente a los ojos y acariciando una de sus piernas de arriba a abajo mientras la otra salía del vestido, delineando el cuerpo de la muchacha por sobre el vestido - Sin embargo, no te marcharás de aquí hasta hacerte pagar lo que me has calentado - Con brusquedad agarró el borde el bestido y lo estiró hacia abajo, provocando así que uno de sus pechos quedara al descubierto. No pensaba ser para nada delicado en ese momento, si bien lo había estado siendo pero le demostraría esa otra parte. - Te acordarás de mi por un buen tiempo gatita - rió y seguidamente cogió algunos de los mechones de su cabello, tirandolo hacia él hasta que sus rostros estuvieron lo suficientemente cerca como para besarse. Tiró de su pelo con la misma rudeza con la que había tirado de su vestido y porsupuesto no tardó en abordar su pecho.
Lo masajeó al principio con lentitud, subiendo poro a poco hasta concentrarse en el pezón que tomó entre unos de sus dedos. Lo estrujó y estiró hacia él, convinando esa parte con el pecho entero, subiendo la fuerza de su masaje. Sus labios no se separaron en ningún momento y la pasión aumentaba por cada uno que se daban. Aquello no era lo único que tenía pensado, todavía quería hacerla sufrir más.
Se relamió los labios con la cara ligeramente volteada después de la cachetada y poco a poco fue enderezandola hasta quedar frente a la suya. De un apretón en sus nalgas pegó de nuevo ambos cuerpos, asegurandose de que ambos pechos se rozaran con fuerza, escuchandose el ruido del impacto - Oh gatita, ahora mismo no hay explicación lo suficientemente razonable que nos salve de esto - sonrió algo socarrón mordiendo el inferior de ella y bajando por su mentón, hasta la clavicula. Sabía que no podía dejar marcas pero estaba muy tentado; aún le quedaba algo de autocontrol al parecer pues se abstuvo de morder lo suficientemente fuerte como para dejar allí plasmados sus dientes.
Besó ahora la zona subiendo por el cuello de vuelta a sus labios - Volverás para torturarme, lo sé y si no yo mismo me encargaré de hacerlo - susurró mirandola fijamente a los ojos y acariciando una de sus piernas de arriba a abajo mientras la otra salía del vestido, delineando el cuerpo de la muchacha por sobre el vestido - Sin embargo, no te marcharás de aquí hasta hacerte pagar lo que me has calentado - Con brusquedad agarró el borde el bestido y lo estiró hacia abajo, provocando así que uno de sus pechos quedara al descubierto. No pensaba ser para nada delicado en ese momento, si bien lo había estado siendo pero le demostraría esa otra parte. - Te acordarás de mi por un buen tiempo gatita - rió y seguidamente cogió algunos de los mechones de su cabello, tirandolo hacia él hasta que sus rostros estuvieron lo suficientemente cerca como para besarse. Tiró de su pelo con la misma rudeza con la que había tirado de su vestido y porsupuesto no tardó en abordar su pecho.
Lo masajeó al principio con lentitud, subiendo poro a poco hasta concentrarse en el pezón que tomó entre unos de sus dedos. Lo estrujó y estiró hacia él, convinando esa parte con el pecho entero, subiendo la fuerza de su masaje. Sus labios no se separaron en ningún momento y la pasión aumentaba por cada uno que se daban. Aquello no era lo único que tenía pensado, todavía quería hacerla sufrir más.
- off:
- Quedó corto lo siento ToT Espero que el contenido valga la pena.
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