Blanco -privado

por **Daniel De Lamberti** Dom Jul 31, 2016 9:28 am

-Me gustaba mas el invierno, cuando veía caer la nieve desde mi ventana.- refunfuñaba en voz baja, mientras avanzaba con algo de prisa entre las pocas personas que aún se mantenían en las congeladas calles de la ciudad. Mover mi silla con aquel clima era casi imposible.
Frotaba mis manos, lanzadoles mi propio aliento en un intento vano de calentarlas, mis dedos estaban agarrotados por lo que realizaba torpes movimientos al intentar controlar la silla, nuevamente.

Sostenía la mochila sobre su espalda donde llevaba sus "preciados tesoros" y prosiguió con seguridad, buscando llegar pronto a un lugar donde poder descansar luego de la agitada tarde que había tenido. Siempre le gustaba dibujar en las plazoletas porque había más gente a la cuál pudiera vender algunos de sus dibujos.

El cielo liberaba señales de una pequeña ventisca de nieve, y eso, para las personas como yo, que trabajaban en la calle, no era nada bueno. Sentía que aquella iba a ser una larga noche, eso sin duda, y claro, si lograba encontrar regresar a casa antes de la que la nieve le nublara todo.
Sentía la injusticia y por supuesto deseaba no pensar en las cosas que merecía y que no, puesto que la razón de encontrarse postrado en esa silla era solo su responsabilidad, y debía afrontarlo sin reproches ni nada.

Cuando se percató de que todos se apresuraban, supo que debía hacer lo mismo, y prácticamente comenzó a moverse lo más rápido que podía por entre la gente, sin prestar demasiada atención a la multitud. Siendo esta misma distracción la que la llevó a chocar contra un joven, a quien arrolló y a quien le tiró las cosas que llevaba en las mano.

- ¡Ah!... lo siento mucho.- le dijo al instante, mientras se frotaba la cabeza con su diestra por el golpe. - No... no te vi.- se excusó sin detenerse a levantar la vista hasta el desconocido, aunque sentía como se enrojecían sus mejillas, y se avergonzaba de sus estúpidas acciones.
<< ¿Como puedes ser tan distraído, Lorenzo >>?.- fue su último pensamiento, antes de liberar un marcado temblor a causa del frío. Esperaba que el joven no estuviera lo suficientemente molesto con el, para perdonarle la distracción. Siempre procuraba ser precavido pero...En fin, siempre había una primera vez.