AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Buscando, buscando..encontré la flor más bella (Privado)
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Buscando, buscando..encontré la flor más bella (Privado)
Apenas llevaba unos días en París y ya se me antojaban eternos. Todavía no conocía bien la ciudad, y el único lugar donde me encontraba a gusto era en ese precioso jardín con plantas y árboles exóticos. Podía aspirar el aire puro que me envolvía y recordar las verdes praderas de Rusia. ¡Cuánto la añoraba!
Deambulé por sus senderos, leyendo cada uno de los letreros que explicaban la procedencia de cada planta, mientras me cruzaba con parejas de enamorados que aprovechaban la intimidad del lugar para prodigarse sus furtivas caricias.
Negué con la cabeza. Sabía que no encontraría algo así jamás. No porque no fuese capaz de amar, sino porque una mujer me había hecho tanto daño que no tenía la intención de volver a confiar en otra nunca más. Aquella había sido la razón por la que abandoné mi hogar, a mi gente...porque su recuerdo era tan doloroso que me impedía hasta respirar.
Cansado de andar me senté en uno de los bancos de madera que se encontraban situados en el interior de un pasadizo cubierto de hiedra. Un lugar para dejarse llevar por los sentidos y la calma.
Cerré los ojos mientras meditaba sobre mi siguiente movimiento. Debía buscar algún trabajo si quedarme en la capital francesa era lo que deseaba. Aunque aún no lo tenía claro. ¿Qué me ataba allí y no a ningún otro lugar?
Cuando abrí los ojos ya había anochecido. Me levanté sobresaltado al darme cuenta de que me había quedado dormido y que probablemente estarían a punto de cerrar si es que no lo habían hecho ya.
Salí apresurado hacia la salida deseando que no fuese demasiado tarde, cuando de pronto me choqué con una preciosa mujer que parecía distraída en su paseo.
- Disculpe mademoiselle.- susurré mientras me acercaba a ella esperando no haberle lastimado.- Iba distraído y no me he dado cuenta antes de que vos estabais aquí. ¿Os he causado algún daño?
Unos ojos claros me miraban fijamente mientras le hablaba y entonces conseguí vislumbrar su aura. Aquella dama era una inmortal.
Era una vampiresa preciosa. Con ese tono de piel nacarado que parecía hasta irreal. Sus cabellos largos y ondulados caían sobre sus hombros dotándola de una belleza embriagadora a la vez que letal. Era la más bella flor que había visto en todo el jardín botánico.
Sonreí de medio lado mientras le ofrecía mi mano con la palma hacia arriba esperando recibir la suya.
-Si me permite presentarme…mi nombre es Lev Kanin.- dije mientras la miraba fijamente a los ojos y hacía una reverencia junto a mi saludo.
Deambulé por sus senderos, leyendo cada uno de los letreros que explicaban la procedencia de cada planta, mientras me cruzaba con parejas de enamorados que aprovechaban la intimidad del lugar para prodigarse sus furtivas caricias.
Negué con la cabeza. Sabía que no encontraría algo así jamás. No porque no fuese capaz de amar, sino porque una mujer me había hecho tanto daño que no tenía la intención de volver a confiar en otra nunca más. Aquella había sido la razón por la que abandoné mi hogar, a mi gente...porque su recuerdo era tan doloroso que me impedía hasta respirar.
Cansado de andar me senté en uno de los bancos de madera que se encontraban situados en el interior de un pasadizo cubierto de hiedra. Un lugar para dejarse llevar por los sentidos y la calma.
Cerré los ojos mientras meditaba sobre mi siguiente movimiento. Debía buscar algún trabajo si quedarme en la capital francesa era lo que deseaba. Aunque aún no lo tenía claro. ¿Qué me ataba allí y no a ningún otro lugar?
Cuando abrí los ojos ya había anochecido. Me levanté sobresaltado al darme cuenta de que me había quedado dormido y que probablemente estarían a punto de cerrar si es que no lo habían hecho ya.
Salí apresurado hacia la salida deseando que no fuese demasiado tarde, cuando de pronto me choqué con una preciosa mujer que parecía distraída en su paseo.
- Disculpe mademoiselle.- susurré mientras me acercaba a ella esperando no haberle lastimado.- Iba distraído y no me he dado cuenta antes de que vos estabais aquí. ¿Os he causado algún daño?
Unos ojos claros me miraban fijamente mientras le hablaba y entonces conseguí vislumbrar su aura. Aquella dama era una inmortal.
Era una vampiresa preciosa. Con ese tono de piel nacarado que parecía hasta irreal. Sus cabellos largos y ondulados caían sobre sus hombros dotándola de una belleza embriagadora a la vez que letal. Era la más bella flor que había visto en todo el jardín botánico.
Sonreí de medio lado mientras le ofrecía mi mano con la palma hacia arriba esperando recibir la suya.
-Si me permite presentarme…mi nombre es Lev Kanin.- dije mientras la miraba fijamente a los ojos y hacía una reverencia junto a mi saludo.
Lev Kanin- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 53
Fecha de inscripción : 15/08/2016
Localización : París
Re: Buscando, buscando..encontré la flor más bella (Privado)
Necesitaba un descanso, jamás creí que sentiría esta clase de agotamiento mental que me devora los sesos. Desde lo ocurrido las noches no han ido las mismas y esperar durante el día a que salga la luna jamás fue tan miserable, era la primera vez en décadas que me encontraba junto a semejante soledad; unos días más. Solo unos días más…, me repetía, un poco más y pronto me reuniré con mi hermano.
En cuanto el sol se ocultó pedí que alistaran el carruaje, un pequeño paseo puede que no sienta tan mal. He visitado el Botánico en otras ocasiones y sin embargo ahora, recorrerlo por mi cuenta le da un aire diferente, ordené a mis acompañantes a retirarse tenerlos aquí es una pérdida de tiempo cuando pueden estar ocupándose de asuntos más importante, como si no fuese una perdida a un mayor cuidar a un vampiro…, “¿no es lo que han hecho durante todo este siglo? ¿No es acaso lo que ellos dos han estado haciendo este último siglo?”
Dice la voz en mi cabeza, cada vez más acusadora de lo usual. Dejo escapar un suspiro: —Hoy no —susurro y me dispongo a recorrer el lugar.
En esta ocasión no he optado por usar mis acostumbradas vestimentas, esta noche no he salido de caza, no recorro los callejones en busca de respuesta…, hoy he salido en busca de tranquilidad una que ni siquiera el debate entre sangre y moral me habían quitado cuando di un paso a este mundo. En semanas no recorría esta sensación de tranquilidad en mi piel…, incluso es un mejor escenario para alimentarme que los callejones. Pero aquello no me molesta, me limito a ir de allá hacia acá atrapando el aroma de las flores, contemplando y envidiando como todo lo que pueden necesitar se encuentra justo aquí tan cerca y accesible. El lugar ha de estar desierto ya para la hora que ha de ser, no he de preocuparme por latidos y murmullos exageradamente subidos de tono perturbando mis sentidos…, o es lo que pensé cuando mis oídos captaron un latir más calmado en consideración de la prisa que llevaba propiciando que chocase conmigo, no sé si porque he fallado al advertir sus pasos o el hecho de que me sorprendiera en sobre manera su linaje: un hechicero.
Es increíble que durante mi búsqueda no haya recurrido a uno de ellos, pero ¿cómo hacerlo si son en cuestión el meollo del asunto? La verdad es que los he estado evitando, no muy bien al parecer, al reaccionar le veo frente a mi disculpándose, pronto se presenta y con el designio que veo en su ánimo, aunque dudo de cómo reaccionar, no provoca la fiera en mí.
—Más bien debería ser yo quien le pregunte si se ha hecho algún daño —digo, tranquila. Sé enteramente que se ha dado cuenta de mi naturaleza—. Soy la Baro… —detengo las palabras tan pronto brotan, con las debidas presentaciones por las que he tenido que atravesar he debido aprender a incluir el titulo adjunto a mi nombre aun no sea de mi elección. Hoy no—, Enaylen Chavanell, un gusto —hago una corta inclinación junto a una disimulada sonrisa al recobrar la postura.
En cuanto el sol se ocultó pedí que alistaran el carruaje, un pequeño paseo puede que no sienta tan mal. He visitado el Botánico en otras ocasiones y sin embargo ahora, recorrerlo por mi cuenta le da un aire diferente, ordené a mis acompañantes a retirarse tenerlos aquí es una pérdida de tiempo cuando pueden estar ocupándose de asuntos más importante, como si no fuese una perdida a un mayor cuidar a un vampiro…, “¿no es lo que han hecho durante todo este siglo? ¿No es acaso lo que ellos dos han estado haciendo este último siglo?”
Dice la voz en mi cabeza, cada vez más acusadora de lo usual. Dejo escapar un suspiro: —Hoy no —susurro y me dispongo a recorrer el lugar.
En esta ocasión no he optado por usar mis acostumbradas vestimentas, esta noche no he salido de caza, no recorro los callejones en busca de respuesta…, hoy he salido en busca de tranquilidad una que ni siquiera el debate entre sangre y moral me habían quitado cuando di un paso a este mundo. En semanas no recorría esta sensación de tranquilidad en mi piel…, incluso es un mejor escenario para alimentarme que los callejones. Pero aquello no me molesta, me limito a ir de allá hacia acá atrapando el aroma de las flores, contemplando y envidiando como todo lo que pueden necesitar se encuentra justo aquí tan cerca y accesible. El lugar ha de estar desierto ya para la hora que ha de ser, no he de preocuparme por latidos y murmullos exageradamente subidos de tono perturbando mis sentidos…, o es lo que pensé cuando mis oídos captaron un latir más calmado en consideración de la prisa que llevaba propiciando que chocase conmigo, no sé si porque he fallado al advertir sus pasos o el hecho de que me sorprendiera en sobre manera su linaje: un hechicero.
Es increíble que durante mi búsqueda no haya recurrido a uno de ellos, pero ¿cómo hacerlo si son en cuestión el meollo del asunto? La verdad es que los he estado evitando, no muy bien al parecer, al reaccionar le veo frente a mi disculpándose, pronto se presenta y con el designio que veo en su ánimo, aunque dudo de cómo reaccionar, no provoca la fiera en mí.
—Más bien debería ser yo quien le pregunte si se ha hecho algún daño —digo, tranquila. Sé enteramente que se ha dado cuenta de mi naturaleza—. Soy la Baro… —detengo las palabras tan pronto brotan, con las debidas presentaciones por las que he tenido que atravesar he debido aprender a incluir el titulo adjunto a mi nombre aun no sea de mi elección. Hoy no—, Enaylen Chavanell, un gusto —hago una corta inclinación junto a una disimulada sonrisa al recobrar la postura.
Enaylen Chavanell- Vampiro/Realeza
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Fecha de inscripción : 20/04/2016
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Re: Buscando, buscando..encontré la flor más bella (Privado)
La vampiresa parecía confundida por mi presencia; seguramente no esperaba, debido a las altas horas de la noche, encontrar allí alma alguna, lo cual era buena señal porque no estaría buscando una víctima de la que alimentarse. No podía percibir si habían más visitantes por allí, aunque al menos seguro que no serían seres sobrenaturales, pues la única aura que sentía era la de ella. ¿Sabría ella que yo era un hechicero? Imaginaba que sí, aunque por sus palabras no conseguí vislumbrar ningún deje de intolerancia en su voz.
- Todo está bien entonces.- sonreí de medio lado al escuchar su afirmación. Realmente no me había hecho daño, aunque si hubiese sido el caso tampoco lo habría reconocido.
Me mostró una encantadora sonrisa después de presentarse. Había algo tan inusual en ella que no sabría como describir, a parte de por el hecho de ser inmortal. Pero no era eso, había tratado con muchos inmortales, y el aura de aquella dama era bien distinta.
- Un bonito nombre para una bella dama.- sonreí mientras mis ojos hipnotizados observaban su dulce rostro al tiempo que me aventuraba a dar un paso más hacia ella.- ¿Le importaría si le acompaño en su paseo? No llevo mucho tiempo en París y se agradece la compañía.
Me sorprendí a mí mismo haciendo aquella pregunta inconscientemente. Pero era cierto, no quería marcharme sin saber el porque aquella mujer había llamado mi atención como no lo había hecho ninguna; porque su aura era tan especial como para sentirla distinta. Y sobre todo, porque no había visto un rostro tan angelical desde no sabía cuando.
- Todo está bien entonces.- sonreí de medio lado al escuchar su afirmación. Realmente no me había hecho daño, aunque si hubiese sido el caso tampoco lo habría reconocido.
Me mostró una encantadora sonrisa después de presentarse. Había algo tan inusual en ella que no sabría como describir, a parte de por el hecho de ser inmortal. Pero no era eso, había tratado con muchos inmortales, y el aura de aquella dama era bien distinta.
- Un bonito nombre para una bella dama.- sonreí mientras mis ojos hipnotizados observaban su dulce rostro al tiempo que me aventuraba a dar un paso más hacia ella.- ¿Le importaría si le acompaño en su paseo? No llevo mucho tiempo en París y se agradece la compañía.
Me sorprendí a mí mismo haciendo aquella pregunta inconscientemente. Pero era cierto, no quería marcharme sin saber el porque aquella mujer había llamado mi atención como no lo había hecho ninguna; porque su aura era tan especial como para sentirla distinta. Y sobre todo, porque no había visto un rostro tan angelical desde no sabía cuando.
Lev Kanin- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 15/08/2016
Localización : París
Re: Buscando, buscando..encontré la flor más bella (Privado)
Las facciones en su rostro delatan su origen extranjero, no luce como un francés común y no es que lo único que se encuentre alrededor sean franceses, después de todo París está lleno de visitantes de otras tierras.
Su inesperada petición me hace reconocer que es la segunda vez en tan breve encuentro que consigue sorprenderme. Y es que, ¿cómo ha de querer él adentrarse en la noche junto con alguien como yo? ¿Será acaso esto alguna clase de emboscada? Y si… “¿Nos han encontrado?”
La voz de alerta grita en mi cabeza. No, no puede ser. Mis sentidos jamás se equivocan y ahora me aseguran que no he de sentir amenaza respecto a él, mas aquella certeza, aunque me empuja a sonreír y aceptar su invitación no doma el tono de alerta y el recordatorio de “no confíes en nadie”.
Ahora es la curiosidad quien hace acto de presencia junto a las ansias de un poco de tranquilidad que aparentemente su hasta ahora sonrisa brinda “¿qué puede salir mal?”.
—No veo por qué no —digo a modo de respuesta aceptando, la sensatez jamás ha sido mi fiel compañera y en estos momentos también agradecería la compañía aun cuando mis intenciones al salir de la residencia fuesen distintas. Y, aunque tiendo a precipitarme, me recuerdo no cometer la misma imprudencia que en el Baile, no debo a saltar con preguntas sin saber si la fuente e confiable o no. No debo ser guiada por la desesperación o de otro modo terminaré arrojándome a los brazos del enemigo.
—Yo tampoco soy de Paris —comento invitándole a seguir mi paso— ¿de dónde dice usted que proviene?
Solo una noche, me digo, solo una noche en paz. Incluso los hijos de la noche necesitamos una noche en paz llena de una amena conversación. No permitir que el murmullo de desconfianza y alerta arruinen la noche.
Enaylen Chavanell- Vampiro/Realeza
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Fecha de inscripción : 20/04/2016
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Re: Buscando, buscando..encontré la flor más bella (Privado)
La bella inmortal parecía debatirse entre si aceptar la proposición de pasear en mi compañía por aquel solitario jardín, quizás temerosa de mis inteciones, hecho paradójico donde los haya pues su fuerza y rapidez no era comparable a la mía; o si por el contrario, rechazar mi ofrecimiento y continuar su noche en soledad; quizás era esto lo que la vampiresa deseaba y que yo con mi intromisión había estropeado.
Finalmente aceptó mi compañía y con un suave gesto que me indicó que podíamos continuar con el paseo, inició sus delicados pasos y una conversación que se me antojó propia de dos simples desconocidos que haciendo caso omiso a la extraña naturaleza de su receptor, tratan de pasar una agradable velada.
-Provengo de Nizhni Novgorod, una gran ciudad situada en la parte más europea de la Condeferación Rusa, un emplazamiento hermoso si alguna vez decide visitarlo.- contesté con una tímida sonrisa, al tiempo que continuaba el ritmo de su marcha por aquel camino terregoso. Echaba de menos mi ciudad, mi casa y a mis padres, más sabía que no podría volver allí; no sin sufrir con los recuerdos de aquella mujer que me había robado no solo el corazón, sino también el alma.- Llegué hace unos días a París, y mi intención en breve es coger un barco para partir a las Américas; eso si no encuentro algo o alguien aquí que me invite a quedarme.
Hice una breve pausa mientras colocaba las manos a mi espalda. Realmente no tenía un destino fijo, vagaba sin rumbo o donde mis pasos me llevasen, como sucedía en ese mismo momento. Sin una visión de futuro clara, sin saber que sorpresas me asaltarían durante el camino.
- Y vos mi señora, habéis comentado no ser tampoco de París, ¿puedo preguntarle de donde sois entonces?- añadí mirándola con seguridad a los ojos; dejando que nuestras miradas se cruzasen por un instante para luego continuar con nuestro agradable paseo nocturno.
No sabía que nos depararía la noche, ni siquiera sabía si estaría cometiendo un craso error al dejarme llevar por su belleza y su compañía, más llevaba tanto tiempo viajando solo sin apenas entablar conversación con unos pocos hombres por el camino, que compartir esta velada con la dama se me antojaba como un regalo caído del cielo.
Finalmente aceptó mi compañía y con un suave gesto que me indicó que podíamos continuar con el paseo, inició sus delicados pasos y una conversación que se me antojó propia de dos simples desconocidos que haciendo caso omiso a la extraña naturaleza de su receptor, tratan de pasar una agradable velada.
-Provengo de Nizhni Novgorod, una gran ciudad situada en la parte más europea de la Condeferación Rusa, un emplazamiento hermoso si alguna vez decide visitarlo.- contesté con una tímida sonrisa, al tiempo que continuaba el ritmo de su marcha por aquel camino terregoso. Echaba de menos mi ciudad, mi casa y a mis padres, más sabía que no podría volver allí; no sin sufrir con los recuerdos de aquella mujer que me había robado no solo el corazón, sino también el alma.- Llegué hace unos días a París, y mi intención en breve es coger un barco para partir a las Américas; eso si no encuentro algo o alguien aquí que me invite a quedarme.
Hice una breve pausa mientras colocaba las manos a mi espalda. Realmente no tenía un destino fijo, vagaba sin rumbo o donde mis pasos me llevasen, como sucedía en ese mismo momento. Sin una visión de futuro clara, sin saber que sorpresas me asaltarían durante el camino.
- Y vos mi señora, habéis comentado no ser tampoco de París, ¿puedo preguntarle de donde sois entonces?- añadí mirándola con seguridad a los ojos; dejando que nuestras miradas se cruzasen por un instante para luego continuar con nuestro agradable paseo nocturno.
No sabía que nos depararía la noche, ni siquiera sabía si estaría cometiendo un craso error al dejarme llevar por su belleza y su compañía, más llevaba tanto tiempo viajando solo sin apenas entablar conversación con unos pocos hombres por el camino, que compartir esta velada con la dama se me antojaba como un regalo caído del cielo.
Lev Kanin- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 15/08/2016
Localización : París
Re: Buscando, buscando..encontré la flor más bella (Privado)
Es curioso cómo enterarse de que la estadía de su nuevo acompañante sería corta. Enaylen ha procurado no hacerse de muchos amigos o de ningunos en realidad, no es algo que atraiga su atención ni mucho menos un peso con el anhela cargar, sin embargo, algo de la armoniosidad que percibió en aquel hechicero le hizo sentirse agusta aunque inquieta a la vez, sentimiento cuya confusión siendo sincera le atrajo llena de intriga. Pues, aunque sus comienzos en esta nueva vida fueron bienvenidos, en gran parte y según sus sospechas, a decisiones basadas en las artes antiguas no era capaz de percibir amenaza alguna por parte del caballero; de ser lo contrario entonces ha de haber decidido ignorarlo, insistía en tener aunque sea una noche pacífica.
—Ruso...—el hilo se sus pensamientos viajaron varios años atrás, hasta la última vez que sus pasos llegaron a aquella tierra, escucharle hablar de aquella forma tan solo hizo que sintiera añoranza por la suya propia mientras él enaltecía sus raíces.
Un tanto sorprendida hacia la fluidez con que entablaba conversación con el caballero y como él sin juzgarle por su naturaleza se le unió despertó aun clase confianza a la que no estaba dispuesta a acostumbrarse; no estaba ni en ella ni en sus principios a pesar de todo. Y es que, aunque la existencia de Enaylen jamás haya conocido lo que es una amistad sincera y natural, no es para nada increíble que se le haga difícil de entablar ningún tipo de relación con el mundo exterior al reducido mundo que durante décadas creó.
Empero, aquella noche decidió, aun con la guardia donde debe y siempre ha estado, relajar las facciones y entregarse a tan pacífica que noche.
—Vengo de Italia, mi señor...o es de donde solía venir —dijo con un leve dejo de melancolía en su voz, muchas lunas han iluminado el cielo desde la última vez en que la vampira visitó su tierra de origen e incontables días de pesadillas desde entonces—. América es un destino peculiar…, me atrevo a decir pero, y disculpe mi intromisión, desde mis ojos nada es tan interesante como el Oriente.
Dijo en un suspiro que la llevó sin su permiso a la última vez que estuvo en aquellas tierras lejanas, por razones que desconoce siempre ha sentido cierta atracción hacia aquel destino impulsandola a rememorar sin aviso previo.
Desde su llegada a París, Enaylen no recuerda una noche tan calmada como esta, desde lo sucedido en el último evento al que asistió mucho menos y por razones que no comprendía aún, se sentía en paz junto al aura del hechicero. Guiandola a incluso por fracciones de segundos disfrutar la luna que iluminaba el sendero, la fragancia de las flores y tan peculiar compañía. Sin embargo, tal comodidad no evitó su acostumbrada precaución, limitando los detalles que daba a conocer sobre sí misma mientras conversaban, los años le enseñaron a ser precavida y las circunstancias a mantener su verdadero origen oculto.
—Ruso...—el hilo se sus pensamientos viajaron varios años atrás, hasta la última vez que sus pasos llegaron a aquella tierra, escucharle hablar de aquella forma tan solo hizo que sintiera añoranza por la suya propia mientras él enaltecía sus raíces.
Un tanto sorprendida hacia la fluidez con que entablaba conversación con el caballero y como él sin juzgarle por su naturaleza se le unió despertó aun clase confianza a la que no estaba dispuesta a acostumbrarse; no estaba ni en ella ni en sus principios a pesar de todo. Y es que, aunque la existencia de Enaylen jamás haya conocido lo que es una amistad sincera y natural, no es para nada increíble que se le haga difícil de entablar ningún tipo de relación con el mundo exterior al reducido mundo que durante décadas creó.
Empero, aquella noche decidió, aun con la guardia donde debe y siempre ha estado, relajar las facciones y entregarse a tan pacífica que noche.
—Vengo de Italia, mi señor...o es de donde solía venir —dijo con un leve dejo de melancolía en su voz, muchas lunas han iluminado el cielo desde la última vez en que la vampira visitó su tierra de origen e incontables días de pesadillas desde entonces—. América es un destino peculiar…, me atrevo a decir pero, y disculpe mi intromisión, desde mis ojos nada es tan interesante como el Oriente.
Dijo en un suspiro que la llevó sin su permiso a la última vez que estuvo en aquellas tierras lejanas, por razones que desconoce siempre ha sentido cierta atracción hacia aquel destino impulsandola a rememorar sin aviso previo.
Desde su llegada a París, Enaylen no recuerda una noche tan calmada como esta, desde lo sucedido en el último evento al que asistió mucho menos y por razones que no comprendía aún, se sentía en paz junto al aura del hechicero. Guiandola a incluso por fracciones de segundos disfrutar la luna que iluminaba el sendero, la fragancia de las flores y tan peculiar compañía. Sin embargo, tal comodidad no evitó su acostumbrada precaución, limitando los detalles que daba a conocer sobre sí misma mientras conversaban, los años le enseñaron a ser precavida y las circunstancias a mantener su verdadero origen oculto.
Enaylen Chavanell- Vampiro/Realeza
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Fecha de inscripción : 20/04/2016
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Re: Buscando, buscando..encontré la flor más bella (Privado)
Podría asegurar que la bella dama parecía relajarse durante nuestro paseo nocturno. La conversación entre nosotros empezaba a ser fluida, y aunque ninguno de los dos estaba expresando información comprometida sobre su persona, era una forma de conocerse poco a poco. Sin duda, un esquema más o menos estructurado de como entablar una conversación entre dos desconocidos que pueden convertirse en conocidos.
Dada su naturaleza, sabía que desconfiaba de mi persona, aunque no tenía muy claro el por qué. Sabía que dependiendo del lugar donde vivieses, la relación entre hechiceros y otros sobrenaturales podía ser bien distinta. A mí en particular, mi mentor me había enseñado a ser respetuoso con todos los seres que poblaban la tierra, a ayudarlos si era menester, y jamás dar muerte a ninguno a no ser que fuese necesario.
- Italia es sin duda un destino hermoso, además de que sus gentes son muy peculiares.- apunté desviando la mirada de soslayo hacia la inmortal que seguía paseando a mi lado. Había viajado en alguna ocasión con mi mentor a diferentes ciudades, y Roma había sido una de ellas. Me había sorprendido de cada uno de los monumentos que mantenían intactos a pesar del paso de los siglos, más lo que me sorprendió sobremanera, fue el férreo carácter de sus mujeres.- Debo confesarle, mi señora, que en realidad no tengo fijación por las Américas, mi intención simplemente es poner tierra de por medio con respecto a Rusia, y si a esto puedo añadirle el Océano Atlántico, pues mejor.- añadí con una sonrisa de medio lado, mientras me percataba que a cada paso que dábamos por aquel sendero terregoso me sentía más tranquilo a su lado. De nuevo nuestras miradas se cruzaron antes de continuar nuestro camino.- Si no es demasiada intromisión por mi parte, ¿qué hacéis tan lejos de vuestro hogar?
Reconocía que mi pregunta podía resultar entrometida, pero lo cierto es que me apetecía conocer más de ella. Había algo en aquella mujer que me llamaba muchísimo la atención, algo en su voz que me orillaba a permanecer a su lado. No sentía miedo por lo que me pudiese pasar, sino más bien al contrario. Con ella me encontraba cómodo, con nuestra conversación me sentía alguien normal, y hacía mucho tiempo que no me sentía así con nadie.
Dada su naturaleza, sabía que desconfiaba de mi persona, aunque no tenía muy claro el por qué. Sabía que dependiendo del lugar donde vivieses, la relación entre hechiceros y otros sobrenaturales podía ser bien distinta. A mí en particular, mi mentor me había enseñado a ser respetuoso con todos los seres que poblaban la tierra, a ayudarlos si era menester, y jamás dar muerte a ninguno a no ser que fuese necesario.
- Italia es sin duda un destino hermoso, además de que sus gentes son muy peculiares.- apunté desviando la mirada de soslayo hacia la inmortal que seguía paseando a mi lado. Había viajado en alguna ocasión con mi mentor a diferentes ciudades, y Roma había sido una de ellas. Me había sorprendido de cada uno de los monumentos que mantenían intactos a pesar del paso de los siglos, más lo que me sorprendió sobremanera, fue el férreo carácter de sus mujeres.- Debo confesarle, mi señora, que en realidad no tengo fijación por las Américas, mi intención simplemente es poner tierra de por medio con respecto a Rusia, y si a esto puedo añadirle el Océano Atlántico, pues mejor.- añadí con una sonrisa de medio lado, mientras me percataba que a cada paso que dábamos por aquel sendero terregoso me sentía más tranquilo a su lado. De nuevo nuestras miradas se cruzaron antes de continuar nuestro camino.- Si no es demasiada intromisión por mi parte, ¿qué hacéis tan lejos de vuestro hogar?
Reconocía que mi pregunta podía resultar entrometida, pero lo cierto es que me apetecía conocer más de ella. Había algo en aquella mujer que me llamaba muchísimo la atención, algo en su voz que me orillaba a permanecer a su lado. No sentía miedo por lo que me pudiese pasar, sino más bien al contrario. Con ella me encontraba cómodo, con nuestra conversación me sentía alguien normal, y hacía mucho tiempo que no me sentía así con nadie.
Lev Kanin- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 15/08/2016
Localización : París
Re: Buscando, buscando..encontré la flor más bella (Privado)
Could it be...? Is it peace?
Es increíble cómo incluso los de mi clase, por más invencible que los mortales nos ven, podemos exponernos a los más turbulentos escenarios. Es increible como yo, que siempre he alardeado de ser inmune a tales males he terminado atrapada por mis propias pesadillas y las incontrolables ganas de encontrar paz.
—Digamos que también me apetecía poner distancia de por medio con respecto a Italia, a pesar de ser una tierra con sus encantos —digo con poca expresión en el rostro.
De formas que no comprendo siento una clase de tranquilidad que durante años no experimenté, el fin de mi vida como mortal y el comienzo como la criatura de la noche que soy se vio despedazado en peligrosos fragmentos, haciendo imposible la misión de recuperarlos. Sin embargo, aquí estaba caminando con la última persona que creí fuese posible, sintiéndome de alguna forma la misma chica que recorría las calles de Roma llena de vida, alegre…, alardeante de no conocer preocupación alguna.
Tan solo el atisbo de tal remolino de pensamientos hace que mi cabeza experimente un raro momento de escalofríos, fugaz mas lo bastante tenaz como para hacer creer a mi cuerpo que ciertamente siente tan baja temperatura.
Me ordeno recobrar la compostura lo bastante rápido como para no dar a notar ninguna flaqueza ante mi acompañante. Es la primera noche que mis pensamientos se encuentran en un solo lugar y tenía como misión disfrutarlo pues sé con certeza que una vez él se marche y deba regresar a la realidad, mi realidad, las cosas regresaran a su acostumbrado ritmo de preocupaciones y conspiraciones cuyo único objetivo es verme muerta. Resulta de cierto modo irónico, no deja de decir la voz en mi cabeza, como de todas las personas vengo a terminar estando a solas con un hechicero cuando presuntamente fue la magia el inicio de todas mis adversidades.
No ahora, le siseo a la impertinente vocecilla que se ha convertido en mi única compañera las últimas noches. Y es que temía aceptar por completo que desde los recientes encuentros y las confundibles partidas, esto es lo más cerca a la estabilidad que he experimentado en décadas, aunque el responsable sea del linaje que se encargó de exterminar la vida que alguna vez conocí.
—Disculpeme pero, sería una lástima que nos prive de su presencia en los alrededores —digo sincera y consciente que no habrá una segunda ocasión en la que me vea en la misma situación que estoy ahora: calmada, serena…, aislada por cortos instantes de la realidad que me aguarda fuer de estos muros—, debe perdonarme pero, es usted el primero en esta ciudad que ha demostrado no hallarse escandalizado con mi naturaleza….
Una vez las palabras abandonan mis labios me sorprende, si bien el ser directa y apresurada es una de los tantos defectos que se me han sido señalados, sé que aquellas son las palabras que, además de ser ciertas, son las más tranquilizadoras que he enunciado en los últimos días.
—Digamos que también me apetecía poner distancia de por medio con respecto a Italia, a pesar de ser una tierra con sus encantos —digo con poca expresión en el rostro.
De formas que no comprendo siento una clase de tranquilidad que durante años no experimenté, el fin de mi vida como mortal y el comienzo como la criatura de la noche que soy se vio despedazado en peligrosos fragmentos, haciendo imposible la misión de recuperarlos. Sin embargo, aquí estaba caminando con la última persona que creí fuese posible, sintiéndome de alguna forma la misma chica que recorría las calles de Roma llena de vida, alegre…, alardeante de no conocer preocupación alguna.
Tan solo el atisbo de tal remolino de pensamientos hace que mi cabeza experimente un raro momento de escalofríos, fugaz mas lo bastante tenaz como para hacer creer a mi cuerpo que ciertamente siente tan baja temperatura.
Me ordeno recobrar la compostura lo bastante rápido como para no dar a notar ninguna flaqueza ante mi acompañante. Es la primera noche que mis pensamientos se encuentran en un solo lugar y tenía como misión disfrutarlo pues sé con certeza que una vez él se marche y deba regresar a la realidad, mi realidad, las cosas regresaran a su acostumbrado ritmo de preocupaciones y conspiraciones cuyo único objetivo es verme muerta. Resulta de cierto modo irónico, no deja de decir la voz en mi cabeza, como de todas las personas vengo a terminar estando a solas con un hechicero cuando presuntamente fue la magia el inicio de todas mis adversidades.
No ahora, le siseo a la impertinente vocecilla que se ha convertido en mi única compañera las últimas noches. Y es que temía aceptar por completo que desde los recientes encuentros y las confundibles partidas, esto es lo más cerca a la estabilidad que he experimentado en décadas, aunque el responsable sea del linaje que se encargó de exterminar la vida que alguna vez conocí.
—Disculpeme pero, sería una lástima que nos prive de su presencia en los alrededores —digo sincera y consciente que no habrá una segunda ocasión en la que me vea en la misma situación que estoy ahora: calmada, serena…, aislada por cortos instantes de la realidad que me aguarda fuer de estos muros—, debe perdonarme pero, es usted el primero en esta ciudad que ha demostrado no hallarse escandalizado con mi naturaleza….
Una vez las palabras abandonan mis labios me sorprende, si bien el ser directa y apresurada es una de los tantos defectos que se me han sido señalados, sé que aquellas son las palabras que, además de ser ciertas, son las más tranquilizadoras que he enunciado en los últimos días.
Enaylen Chavanell- Vampiro/Realeza
- Mensajes : 84
Fecha de inscripción : 20/04/2016
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Re: Buscando, buscando..encontré la flor más bella (Privado)
Sonreí de medio lado cuando me percaté de que daba igual la raza a la que perteneciésemos, que no importaba que fuésemos inmortales, licantropos, hechiceros o simples humanos, que cuando algún recuerdo doloroso nos volvía a la mente una y otra vez hasta el punto de atormentar nuestra existencia, terminábamos por tomar la decisión de alejarnos de nuestro querido hogar con la esperanza de volver a rehacer nuestra vida.
-Me parece que puedo hacerme a la idea de lo que siente al separarse de su hogar. Es doloroso, pero en ocasiones necesario.- respondí mirándola a los ojos fugazmente, continuando después nuestro camino común. Imaginé que a pesar de ser una inmortal también debería haberle supuesto un esfuerzo el alejarse de todo lo que conocía, y sin saber muy bien por qué, me sentí de pronto más unido a ella de lo que había estado jamás con nadie.
-Todavía no sé si me marcharé en ese barco o por el contrario decidiré quedarme aquí. Hasta dentro de dos meses no sale el próximo navío que me llevará hasta mi destino; si mientras tanto encuentro un trabajo aquí o alguna razón por la que quedarme, cabe la posibilidad que comience aquí mi nueva vida.- detuve mis pasos al escucharla decir una afirmación en la que parecía querer que me quedase, pero ¿por que? Hasta ella misma parecía sorprendida por su atrevimiento. Busqué su mirada y me aproximé a ella un paso, esperando no intimidarla por mi cercanía. Sonreí levemente ante su confesión.- ¿Y por qué iba a estar escandalizado, mademoiselle? He conocido a muchos inmortales como vos a los que he ayudado, también a algunos licanos. Me guío por el aura de las personas, por sus intenciones para los demás, y si estas son buenas y no veo maldad en ellas, no hago distinción entre especies.
Entendía su confusión; tampoco yo había sido muy bien recibido por muchos humanos que veían en mi la encarnación del mal. Ni qué decir de otros hechiceros que disfrutaban con denunciarse a la inquisición entre ellos.
Sin duda aquel extraño encuentro estaba sorprendiéndonos a ambos por igual, porque si era sincero, jamás me había sentido tan cómodo con una inmortal, y mucho menos con una mujer. Había algo en ella que me inspiraba tranquilidad, que me empujaba a seguir pasando tiempo juntos en ese jardín en lugar de despedirnos en esa fría noche que nuestros caminos se habían cruzado con algún motivo. El destino en ocasiones era de lo más caprichoso, pero si nos había unido allí tal vez sería por algo.
-Me parece que puedo hacerme a la idea de lo que siente al separarse de su hogar. Es doloroso, pero en ocasiones necesario.- respondí mirándola a los ojos fugazmente, continuando después nuestro camino común. Imaginé que a pesar de ser una inmortal también debería haberle supuesto un esfuerzo el alejarse de todo lo que conocía, y sin saber muy bien por qué, me sentí de pronto más unido a ella de lo que había estado jamás con nadie.
-Todavía no sé si me marcharé en ese barco o por el contrario decidiré quedarme aquí. Hasta dentro de dos meses no sale el próximo navío que me llevará hasta mi destino; si mientras tanto encuentro un trabajo aquí o alguna razón por la que quedarme, cabe la posibilidad que comience aquí mi nueva vida.- detuve mis pasos al escucharla decir una afirmación en la que parecía querer que me quedase, pero ¿por que? Hasta ella misma parecía sorprendida por su atrevimiento. Busqué su mirada y me aproximé a ella un paso, esperando no intimidarla por mi cercanía. Sonreí levemente ante su confesión.- ¿Y por qué iba a estar escandalizado, mademoiselle? He conocido a muchos inmortales como vos a los que he ayudado, también a algunos licanos. Me guío por el aura de las personas, por sus intenciones para los demás, y si estas son buenas y no veo maldad en ellas, no hago distinción entre especies.
Entendía su confusión; tampoco yo había sido muy bien recibido por muchos humanos que veían en mi la encarnación del mal. Ni qué decir de otros hechiceros que disfrutaban con denunciarse a la inquisición entre ellos.
Sin duda aquel extraño encuentro estaba sorprendiéndonos a ambos por igual, porque si era sincero, jamás me había sentido tan cómodo con una inmortal, y mucho menos con una mujer. Había algo en ella que me inspiraba tranquilidad, que me empujaba a seguir pasando tiempo juntos en ese jardín en lugar de despedirnos en esa fría noche que nuestros caminos se habían cruzado con algún motivo. El destino en ocasiones era de lo más caprichoso, pero si nos había unido allí tal vez sería por algo.
Lev Kanin- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 53
Fecha de inscripción : 15/08/2016
Localización : París
Re: Buscando, buscando..encontré la flor más bella (Privado)
Cuando cuentas con más tiempo en la tierra del que eres predestinado al nacer, comprendes el valor de las relaciones con el pasar de los años, entendemos que existe una esencia más allá de lo que a simple vista se ve…, aprendes a apreciar las escasas ocasiones en las que encuentras tranquilidad y su voz, y compañía me brindaba una clase de confort que creí haber perdido hace tiempo atrás. Solo había encontrado tal clase de sensación contando incluso mis años mortales, perteneciente a una misma persona, sin embargo, siendo testigo de esos raros y amenos encuentros que no tienden a pasar con frecuencia, la inquietante vocecilla que daba vueltas aterrada encontró calma, no cede a bajar la guardia pues es algo que durante décadas no ha pasado siquiera ante el más eminente de los personajes pero, juega a comparar al caballero Kanin con el único trozo de estabilidad que alguna vez conocí…, el mismo que me sometía a tal agonía y desesperaba, y confundía mis sentidos con tan solo sentirle a kilómetros de distancia.
Le mira de soslayo y permite que cierta sonrisa sutil que reclamaba ser libre ilumine su rostro.
—Es usted sin dudas el primero, lo cual me pone en una posición un tanto críptica. Pone en duda la imagen que tengo respecto a los suyos e incluso demás.
A medida que mis pasos mantenían el ritmo con los suyos temí, incluso, que aquella punzada extranjera que sin pudor se atrevía descaradamente a sentirse grata ante aquella presencia. Punzada cuyo único propósito es obligar a lidiar con pensamientos de los cuales creí ser inmune. Mas, de algún modo, a pesar de mis intentos de evadir lo que he decidido catalogar de agobio por no caer víctima de la imperante verdad que gritaba como irónicamente encontraba calma con quien por mera naturaleza debía repeler.
—Si...—lo pienso un instante empero ya es muy tarde de analizarlo una vez mis labios han decidido expresar lo que me impongo callar—...decide usted hacerse de una vida en París sería un placer poder compartir otra caminata como esta, si es de su agrado.
Me limito a decir, arropada por la reticencia que juega a derrotarse a sí misma. Es la primera vez en mucho tiempo que agradezco no contar con la cualidad humana de denotar rubor natural alguno de mis mejillas debido a la falta de sangre en mis venas.
Le mira de soslayo y permite que cierta sonrisa sutil que reclamaba ser libre ilumine su rostro.
—Es usted sin dudas el primero, lo cual me pone en una posición un tanto críptica. Pone en duda la imagen que tengo respecto a los suyos e incluso demás.
A medida que mis pasos mantenían el ritmo con los suyos temí, incluso, que aquella punzada extranjera que sin pudor se atrevía descaradamente a sentirse grata ante aquella presencia. Punzada cuyo único propósito es obligar a lidiar con pensamientos de los cuales creí ser inmune. Mas, de algún modo, a pesar de mis intentos de evadir lo que he decidido catalogar de agobio por no caer víctima de la imperante verdad que gritaba como irónicamente encontraba calma con quien por mera naturaleza debía repeler.
—Si...—lo pienso un instante empero ya es muy tarde de analizarlo una vez mis labios han decidido expresar lo que me impongo callar—...decide usted hacerse de una vida en París sería un placer poder compartir otra caminata como esta, si es de su agrado.
Me limito a decir, arropada por la reticencia que juega a derrotarse a sí misma. Es la primera vez en mucho tiempo que agradezco no contar con la cualidad humana de denotar rubor natural alguno de mis mejillas debido a la falta de sangre en mis venas.
Enaylen Chavanell- Vampiro/Realeza
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Fecha de inscripción : 20/04/2016
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