Talk Down «Privado»

por **Ker Ahkbar** Dom Ago 28, 2016 2:24 pm

La taberna en un lunes por la mañana era un lugar para trastornados o depresivos capaces de olvidar cualquiera que fuera su obligación, por lo cual era un lugar perfecto para poner en marcha mi mayor talento; la estafa. Elegí la mesa más alejada para iniciar con mi rutina de trabajo, sin intentar pasar desapercibida ya que mi forma de vestir y el hecho de ser una mujer sin compañía hubieran arruinado cualquier intento, por lo cual tome tal desventaja como mi mayor atributo, extendí las coloridas cartas del tarot sobre la mesa, agrupándolas y desagrupándolas una vez más, como si cualquiera que fuera el resultado no terminará de convencerme, la curiosidad era un enemigo a tener en cuenta, aún más en el estado de ebriedad en el cual se encontraban algunos de los presentes y no pasó mucho tiempo hasta un hombre de al menos unos cuarenta años se acercara a preguntarme que era todo esto y con una sonrisa llena de malicia inicie la función.

Un par de horas más tardes y con varios francos para agregar a mi cuenta estaba terminando la última consulta frente a mí, en la cual un hombre no dejaba de parlotear acerca de si lograría o no llegar a tener una familia y la aprobación de su padre, lo cual me llevaba a un desesperado intento de no rodar mis ojos ante sus tan mediocres aspiraciones; cuando una voz a mi espalda hizo que me diera la vuelta con el ceño fruncido y que mi cliente desapareciera sin pagar, haciendo que todos mis esfuerzos por no demostrar mi descontento fueran en vano.

—Más te vale que pagues por haberme hecho perder un cliente. —Dije con desdén.

por **Cameron D’ Lizoni** Sáb Sep 10, 2016 2:35 pm

Las tabernas no eran su lugar predilecto, sin embargo, no estaba en posición de elegir. Tenía una misión e iría hasta el mismo infierno con tal de cumplir con su cometido. Había escuchado de fuente confiable que allí encontraría un cazador novato de quien podría sacar muy buena información por lo que se limitó a ordenar un trago mientras esperaba en una esquina del lugar. Era lunes, ¿Qué podría pasar?

Ha pasado semanas desde que siquiera un atisbo de sonrisa se asomó en su rostro, sin embargo, cuando vio entrar a la mujer que obviamente era una gitana o interpretaba muy bien su papel, entrar a la taberna y sentarse en una mesa vacía a alardear con un mazo de cartas. Observó durante una larga hora como los ilusos se acercaban a malgastar su dinero en predicciones. Claro que él no creí en esas cosas, irónico viniendo de un hombre que lleva consigo una bestia.

¿Y sí ella podía ayudarlo? Pensó un tanto escéptico, ¿Qué puede hacer una gitana que no haga una hechicera? Reclamó así mismo. No es como que haya desmentido cada principió por el que alguna vez en el pasado vivió, de todos modos. ¿Qué podría perder además de unos francos? Sin tiempo a premeditarlo, se vio caminando en dirección a la gitana. Una sonrisa traviesa surcando sus labios mientras, a su espalda, hacía brillar sus ojos de un amarillo intenso ahuyentando así al pobre infeliz sentado en la mesa. Definitivamente esto sería divertido.

—¿Qué? —respondió con la misma sonrisa en el rostro. Había olvidado lo que sentía divertirse…, había olvidado lo que era ser quien alguna vez fue—. Acabo de hacerle un favor —dice sin una gota de arrepentimiento en su voz.

por **Ker Ahkbar** Sáb Sep 24, 2016 1:39 pm

Fruncí el seño ante tal aseveración, no me importaba en lo más mínimo que le hacía creer al joven frente a mí que podía interrumpir la apoteosis de mi acto sin más. Intenté identificar sus emociones de forma superficial pero a diferencia de mis mediocres clientes de él obtuve resistencia imposibilitándome sentirlas del todo, se manifestaban como una laguna de aguas oscuras y en ese momento era demasiado confuso como para pensar en ello. Eso sólo lograba recordarme cuanto extrañaba Sicilia, donde la mayoría de las personas eran viles y ordinarios humanos, con tanta bestia suelta en Francia se me era casi imposible manipular a quienes me rodeaban y por ende mis ganancias obtenidas gracias al fraude y el engaño se habían vuelto casi nulas. Dicha situación hacia razonable que gritará y maldijera al hombre por el cual había perdido algunos francos, más sin embargo, lo pensé dos veces, y no por cuan peligroso podría llegar a ser puesto que hace mucho tiempo que no le temía a los monstruos disfrazados de humanos, sino porque él parecía un enigma y mi curiosidad clamaba por repuestas.

—Si me has hecho un favor permíteme devolvértelo — Dije con sorna — Toma asiento, veamos que te depara el futuro y que errores fueron cometidos en el pasado.

Sin esperar respuesta, reacomode las cartas, de modo que los arcanos siempre se encuentren mirando al cliente, desde mi punto de vista no hay mejor forma de conocer los secretos de alguien mediante la exploración de su pasado, presente y futuro, y si bien mis anteriores consultas habían sido verbos poco claros dichos al azar, era totalmente lo contrario cuando me interesaba en alguien, y por alguna razón este joven había captado mi atención.

—Dime tu nombre, y comencemos. — Dije mientras arqueaba una ceja, desafiándolo.

por **Cameron D’ Lizoni** Dom Oct 16, 2016 3:03 am

Lugares como este le hacen retornar al pasado, cuando aún eran tiempos simples y no existía nada que no pudiese solucionar. Ha de ser un acto de puro masoquismo, empero, aún haya sucumbido ante la gracia de la oscuridad, no había existido poder en la tierra capaz de discernir lo pertinaz que habitaba tanto en él como en el lobo que al fin y al cabo eran uno mismo.

Sorprendido por como se había apaciguado su humor, sonríe curioso y divertido a la guarda del truco que aquella gitana se atreva a usar en él.
—¿Tan buena considera que es, Mademoiselle? —dice, mas toma asiento frente a ella tomando cada segundo para observarla. Quizás lleve en la sangre el azar pero, ciertamente él también cuenta con algunos trucos bajo la manga y por esta ocasión todos apuntaban en busca de diversión.

Contener aquella expresión de burla resulta prácticamente imposible. Sin embargo, haciendo uso de su buen juicio, el cual a pesar de los sucesos ha sabido refugiarse y sobrevivir, frunce los labios y le observa altivo.
—Cameron —declara con autosuficiencia—. Veamos que tanto puede descubrir con tan solo un nombre.
Le desafía tan descarado como alguna vez supo ser. Se siente vivo, pues por infatil que pueda parecer, con estás clases de tretas que en un entonces solían entretenerle, una de tantas ellas. Consideraba un arte regocijarse en la simpleza de los actos y la ingenuidad. La curiosidad solía guiarle y los restos encender esa chispa en sus ojos; ha pasado, lo que él jura, una eternidad desde que se dio el lujo de experimentar tal cosa y aunque, sus pensamientos no han desviado el curso, sin duda tiene tiempo para una jovial parada.

por **Ker Ahkbar** Sáb Abr 15, 2017 3:39 pm

Inmediatamente entendí que me estaba retando, poniendo a prueba mis trucos e increíbles teorías, sin saber de lo que yo era realmente capaz de hacer y como yo llevaría esos conocimientos a las cartas.

Desde el momento en que pise Italia las cartas se convirtieron en mis mejores amigas, de eso me enseñaron a vivir las mujeres que me criaron como una más del clan, no con mucho amor de por medio pero sí con unas ganas apremiantes de convertirme una versión más joven de todas ellas, lo que ocasionó que aprendiera el arte del fraude, aunque sin saberlo de vez en cuando también usaba aquellas habilidades que me hacían diferente, con el tiempo las perfeccione hasta lograr manipularlas como me venga en gana.

Pero al momento de entrar en sus emociones, no sólo el camino parecía sumamente difícil, sino que allí no había nada, absolutamente nada que lograra desatar sus lágrimas y pedirme clemencia, ese hecho me hizo fruncir el ceño. Era imposible que su pasado estuviera limpio.

— ¿Por qué? — La pregunta salió por sí sola, con más asombro del que pude disimular — Estás limpio, como el pasado de un niño, sin nada más que sentimientos sin resolver por tu madre, pero no llega a un complejo de Edipo.

Pero antes de que él respondiera decidí preguntarle un poco a las cartas, puesto que su pasado no ofrecía mucho, debía buscar en su futuro. Pero antes de llegar a eso vi otras cosas.

—Te diré que has llamado mi atención. Dime ¿Qué se siente percibir las auras? Siempre he querido saberlo se decía que me madre podía hacerlo.

Él tenía varias habilidades, muy útiles a decir verdad, sería un buen estafador si se lo propusiera.

—¿Ves esto? — Dije mostrando una carta con una luna llena en ella — Significa algo muy claro, y sé que tú lo sabes.

por **Cameron D’ Lizoni** Vie Oct 06, 2017 1:08 pm

Sonrió ladinamente ante las preguntas y declaraciones de la muchacha. Limpio, se cuestionó si era tal cosa cierta, después de todo era otro pecador más en el mundo. Sin embargo, al crecer con una madre dulce y devota poco importa el nefasto padre que tiene, los secretos que ocultaba su apellido y guía.

Cameron aprendió a temprana edad el arte de vivir en paz, consciente de las responsabilidades que yacían detrás aguardando por él, las acusaciones de su padre y los reproches de Anne supo a la perfección como sonreír, vivir…, de eso se trataba, lo supo al ver as sonrisas de su madre e incluso luego de descubrir la criatura que su padre tachaba de bestia. Nada tenía el poder de perturbar su mundo o al menos así fue hasta hace poco; la bestia junto a la que ha convivido soltó sus cadenas, y no es que fuera prisionera del hombre sino la furia y sed de sangre que su amo siempre supo controlar. Ahora, permanecía en la superficie la pregunta “¿Quién seguía en control?”

La vengas se abría paso frente a él aun así ¿estaba limpio? Bufó entretenido. Existe una verdad que no conoce, que lo protege desde el anonimato y no falleció junto a su madre, verdad que envió una extraña sensación al dejar caer su mano en las de la gitana, no tan fuerte como la conexión que sentiente hacia Amara, pero sin duda igual a la que percibió la primera vez que conoció a los hermanos Chavanell.

—¿Soy una bestia con suerte, tal vez? —articuló sabiendo que no era falta guardar apariencias con ella—. Digamos que tus cartas tienen razón —tanteó—, ¿no debería seguir el acostumbrado estereotipo? Ya sabes, sangre, luna llena y esa clase de cosas —mofó más entretenido de lo que pretendía.

Desde que recibió la maldición evitó ser parte de manada o cualquier caso que se le asemejase, no tenía el más mínimo interés en formar parte de la guerra que lideraba a las criaturas de la noche y los cazadores, o no lo tuvo hasta que se madre tanto del hombre y la bestia, fue víctima de tal aberración. Sí, estaba limpio, sin embargo, no estaba del todo seguro sobre su futuro. Pero, era Cameron de quien hablábamos, quien a pesar de la rabia y clamor de venganza que lo dominaba conocía a la perfección el secreto de la serenidad. Ha existido lo suficiente junto a la definición de dolor que le ha tocado, como para comprender que incluso a mitad de la oscuridad no todo estaba perdido y es que ser irremediablemente negativo no era lo suyo. Durante noches no pensó en otra cosa que no fuese descuartizar miembro por miembro a los asesinos de su progenitora, tanto que ha podido saborear la sangre en su boca; tan hundido como para olvidar rumbo fijo mas aquí y ahora de frente a los ojos curiosos de la gitana, de vuelta en la tierra que le vio nacer en más de una ocasión, optó por apaciguar la tormenta que se daba lugar en su interior incapaz de ignorar la sensación ante su presencia que se conectaba a la cazadora y los hermanos.

—He podido hacerlo mucho antes de que la luna me persiguiera —dice asintiendo hacia la carta sobre la mesa—. ¿Quieres aprender?

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